Biografias
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La bicicleta se ha convertido en uno de los medios de transporte de dos ruedas más importantes y de alta gama a
escala mundial. Se caracteriza por ser personal, por ser ecológica y de propulsión humana. Básicamente, se trata
de un objeto que cuenta con dos ruedas en línea que sostienen un cuadro hecho a base de aluminio, dos pedales
que ayudan al ciclista a emitir la fuerza de propulsión, un manillar para controlar la dirección y un sillín para
sentarse y estar cómodos mientras conduces.
Si bien es cierto que los nuevos avances tecnológicos han permitido la creación de vehículos más sofisticados y
que funcionan por medio del uso de motores, las bicis, como popularmente se les ha llamado a las bicicletas,
aún conservan un sitio de honor entre las preferencias del público. Y claro que cada vez son más las que
podemos ver andar en las calles de cualquier ciudad, sobre todo en Europa.
Pero es imposible hablar de ellas y de sus cualidades sin conocer de su origen. Y sí, las bicicletas que han
evolucionado a lo largo de los años tienen muchísima historia por delante. Si quieres conocer cada detalle
relacionado a este importante y valorado objeto, pero también cómo ha llegado a ser lo que es hoy en día,
entonces lee a continuación:
Origen de la bicicleta. ¿Quién la inventó y en qué año se tuvo el primer registro de su existencia?
A Karl Freiherr von Drais se le atribuye la creación de la bicicleta. Y fue en 1817 cuando el mundo vio por
primera vez una bici gracias a la invención de este ciudadano alemán. Pero este primer ejemplar era de madera
y, de cuerdo a los registros históricos, no se le parecía en nada a lo que es actualmente.
Esta máquina, a la que se le llamó también la Draisiana no tenía pedales. Quien quisiera echarse a andar sobre
ella tenía que impulsarse con ayuda de los pies desde el suelo.
Pero claro, esto no pararía allí. Y viendo la utilidad para el ciudadano, empezó en 1839 su primer cambio
importante. Es gracias al herrero Kirkpatrick Macmillan cuando se incorporaron ruedas y pedales. A pesar del
avance que logró el escocés, en esta oportunidad no hubo cadenas para ayudar con la propulsión.
Años más tarde, específicamente en 1861, el francés Pierre Michaux hizo historia. A fin de perfeccionar la
máquina inventada Kard Drais y mejorada por Kirkpatrick Macmillan, incorporó los pedales justo en la rueda
delantera. Sin embargo, no resultó tan exitoso como esperaba porque de esa manera era difícil mantener el
equilibrio.
Para 1879 el inglés James Starley decidió que la rueda delantera sería un poco más grande que la trasera. De
esta manera, creía haber resuelto el problema de la falta de equilibrio y, en parte, lo consiguió.
El tamaño también resultó ser una gran ventaja. Era mucho más pequeña, por lo que si caías al suelo, el golpe
era más suave y menos doloroso. ¿El inventor? John Kemp Starley.
Magistralmente confeccionada, esta nueva actualización era apta para el campo como para la ciudad, aunque
también aportaba muchos beneficios a su propietario.
Representaba (y aún sigue representando) un medio de transporte tan barato como eficaz. Su contribución con
el medio ambiente ha sido uno de los elementos mejor valorados hasta ahora y también se le consideraba una
máquina perfecta, ya que su propietario no necesitaba tener grandes conocimientos de mecánica para repararla
en caso de averías.
Las bicicletas han seguido evolucionando con el pasar de los años. Y actualmente, hay modelos de distintas
formas, tamaños y usos. Si bien fueron creadas como un medio de transporte, hoy por hoy existen diseños
especialmente hechos para la realización de deportes.
Las bicicletas de montaña, bicicletas de ruta y bicicletas de pistas son solo algunas de las decenas de ejemplares
dispuestas en el mercado.
Asia también ha ganado muchísimo con el uso de las bicicletas, siendo China e India los que más la disfrutan
como medio de transporte.
El boom de las bicicletas se vio más que todo en la década de 1890. Pero reaparece para las décadas de 1950 y
1970. Y no ha sido hasta ahora que pareciera estar experimentándose un nuevo auge debido al alto precio de la
gasolina y al afán de los ambientalistas en reducir el uso del automotor por bicicletas para mejorar el medio
ambiente.
1. Bicicleta de montaña:
También es conocida como Montain Bike o MTB. Han sido especialmente diseñadas para recorrer
senderos montañosos, así que han sido provistas de ruedas anchas y de mejor agarre. Cuentan con
manubrios rectos y mucho más altos que las bicis convencionales.
2. Bicicletas de ruta:
Han sido diseñadas para recorridos largos y a toda velocidad por carreteras pavimentadas. A diferencia
de las bicis de montaña, las de ruta tienen ruedas más finas y más grandes. Disponen de manubrios de
tipo drop-bar que ayudan al ciclista a adoptar una postura mucho más cómoda y aerodinámica.
3. Bicicletas urbanas:
Se trata de bicicletas concebidas para andar en la ciudad y soportar sus condiciones. Por eso son
sumamente resistentes y sólidas. Sus ruedas y cuadros están elaborados de buen material para soportar
baches o carreteras inestables. También incluye un guardabarro para proteger la bici de agua de lluvia o
salpicaduras de barro.
4. Bicicletas híbridas:
Lo que más llama la atención es que combina elementos de las bicicletas de ruta con las bicicletas de
montaña. Ideales para quienes están en las ciudades, pero que también disfrutan de recorridos por
cualquier tipo de terreno.
5. BMX:
No son aptas para transporte pero sí para deportes. Se caracteriza por tener un cuadro pequeño y
resistente, perfectos para llevar a cabo acrobacias y saltos. Las de ruedas anchas sirven para terrenos
sueltos, pero las de ruedas finas sin especialmente usadas en pistas o rampas.
6. Bicicletas eléctricas:
También conocidas como bicicletas de pedaleo asistido. Utilizan un motor para ayudar al ciclista a subir
pendientes empinadas o andar por lugares donde el viento sopla muy fuerte en contra. Son útiles para
largos recorridos.
Las bicicletas se han convertido en uno de los mejores inventos de los últimos tiempos. Después de 200 años no
han pasado de moda, por lo que se han convertido en uno de los objetos mejor valorados hasta la fecha.
Heinrich Rudolf Hertz (Hamburgo, Confederación Germánica, 22 de febrero de 1857-Bonn, Imperio alemán, 1 de
enero de 1894) fue un físico alemán que descubrió el efecto fotoeléctrico, la propagación de las ondas
electromagnéticas y las formas para producirlas y detectarlas. La unidad de medida de la frecuencia,
el hercio («Hertz», en la mayoría de los idiomas), lleva ese nombre en su honor. Pertenecía a una familia de
origen judío que se había convertido al cristianismo en 1838.1 Su padre era consejero en la ciudad de Hamburgo.
Ya en su infancia demostró tener unas capacidades fuera de lo común, pues se sabe que leía a los clásicos en
versión original (Platón y tragedias griegas). También leía árabe, y su madre presumía de que siempre era el
primero de la clase.2 No obstante, a pesar de su demostrada capacidad para los estudios, era también muy
aficionado a las actividades prácticas, como la carpintería y el torno, donde también destacaba por su habilidad.
Una anécdota refiere cómo un artesano que le estaba enseñando a usar el torno exclamó, al enterarse de su
nominación a la cátedra: «¡Una lástima, porque este chico habría llegado a ser un buen tornero!». Este gusto por
las cuestiones prácticas influyó en su posterior decisión de dedicarse a la ingeniería en Dresde, Alemania.3 Su
pasión, reconocida por él mismo, era la física, así que se desplazó hasta Berlín para estudiarla con Gustav
Kirchoff y con otros. Con una tesis acerca de la rotación de esferas en un campo magnético, obtuvo
su doctorado en 1880, a los 23 años, y continuó como alumno de Hermann von Helmholtz hasta 1883, cuando lo
nombraron profesor de física teórica en la Universidad de Kiel. En 1885, se trasladó a la Universidad de Karlsruhe,
donde descubrió la forma de producir y detectar ondas electromagnéticas, las que veinte años antes habían sido
predichas por James Clerk Maxwell.
A partir del experimento de Albert Abraham Michelson en 1881 (precursor del experimento de Michelson y Morley,
en 1887), con el que se refutó la existencia del éter, Hertz reformuló las ecuaciones de Maxwell para tomar en
cuenta el nuevo descubrimiento. Demostró experimentalmente que las ondas electromagnéticas pueden viajar a
través del aire libre y del vacío, como habían predicho James Clerk Maxwell y Michael Faraday, construyendo él
mismo en su laboratorio un emisor y un receptor de ondas. Para el emisor, usó un oscilador, y para el receptor,
un resonador. De la misma forma, calculó la velocidad de desplazamiento de las ondas en el aire y se acercó
mucho al valor establecido por Maxwell, de 300 000 km/s. Se centró en consideraciones teóricas y dejó a otros las
aplicaciones prácticas de sus descubrimientos.4 Guglielmo Marconi usó un artículo de Hertz para construir un
emisor de radio, así como Aleksandr Stepánovich Popov hizo lo propio con su cohesor, aparato que adaptó
mediante los descubrimientos de Hertz, para el registro de tormentas eléctricas.[cita requerida]
También descubrió el efecto fotoeléctrico (explicado más adelante por Albert Einstein) cuando notó que un objeto
cargado pierde su carga más fácilmente al ser iluminado por la luz ultravioleta.[cita requerida]
Su brillante carrera quedó truncada. Hacia 1889 comenzó a tener graves problemas de salud y, aunque no
interfirieron con su trabajo, finalmente murió de granulomatosis de Wegener, a los 36 años, en Bonn (Alemania). Su
sobrino Gustav Ludwig Hertz fue ganador del Premio Nobel, y el hijo de Gustav, Carl Hellmuth Hertz, inventó
la ultrasonografía médica.[cita requerida]