CapiÌ Tulo 5 Minda

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Contenidos

SECCIÓN 1 LA ORGANIZACIÓN DEL PENSAMIENTO HUMANO ........................................................ 14

Capítulo 5. Lenguaje y pensamiento .............................................................................................. 2


Lenguaje y Comunicación.................................................................................................. 3
¿Qué es el lenguaje? ......................................................................................................... 4
Comprender el lenguaje como cognición .......................................................................... 6
La ambigüedad en el lenguaje ......................................................................................... 7
La inferencia lingüística ................................................................................................... 8
Memoria .......................................................................................................................... 9
Analogía y metáfora ...................................................................................................... 10
Metáfora conceptual ..................................................................................................... 10
Metáforas cognitivas universales .................................................................................. 13
Relatividad Lingüística y Determinismo Lingüístico ........................................................ 13
La audaz afirmación de Whorf ...................................................................................... 14
Cognición de los colores................................................................................................. 15
Nombrar los objetos comunes ....................................................................................... 17
Sustantivos contables o masivos ................................................................................... 17
Diferencias lingüísticas en la percepción del tiempo ..................................................... 18
Resumen ......................................................................................................................... 19
¿Qué es la creatividad?................................................................................................ 229
Pensamiento creativo .................................................................................................. 230
Pensamiento lateral y vertical ..................................................................................... 230
Produción creativa ....................................................................................................... 231
Medición de la creatividad .......................................................................................... 231
Resumen ....................................................................................................................... 232
Características del razonamiento médico experto ...................................................... 254
Encapsulación del conocimiento .................................................................................. 254
El impacto de la investigación en la enseñanza de la medicina .................................. 256
Resumen ....................................................................................................................... 257

1
Capítulo 5. Lenguaje y pensamiento
Intente pensar en algo cotidiano. Por ejemplo, intente recordar lo que cenó anoche. Cuando lo
recuerde, sea consciente de cómo lo recuerda exactamente. Preste atención a lo que ocurre en su
mente mientras lo recuerda. Intenta hacerlo ahora mismo, sin distracciones, y luego vuelva a leer este
capítulo.
¿De qué se dio cuenta? En primer lugar, ¿recordó lo que comió? Si es así, ¿cómo lo hizo? ¿Cuál fue la
forma del recuerdo? ¿Cómo hizo para buscar la información en su memoria? Probablemente pensó algo
así: "Vale, qué he comido... Ah, sí, he comido arroz y un poco de ese guiso de verduras picante". O tal
vez pensó: "Cena, cena, ¿qué he comido? No estoy seguro de haber cenado". Sea lo que sea lo que haya
pensado, probablemente haya implicado algún tipo de monólogo o narración interior. Probablemente
se hizo la pregunta con su voz interior (que sabe que forma parte de su sistema de memoria de trabajo).
También es probable que haya intentado responder a la pregunta utilizando el lenguaje. El pensamiento
y la compilación que hizo al considerar los diferentes recuerdos también involucraron a su lenguaje.
En otras palabras, la recuperación de sus recuerdos estaba guiada por el lenguaje. Y sus propios
recuerdos también guiaban su diálogo interior. Cada vez que consideraba un posible recuerdo, podía
haber evaluado su validez utilizando algún lenguaje. Y si tuviera que informar a otra persona de los
resultados de esta búsqueda de recuerdos, tendría que utilizar absolutamente su lenguaje. Intente
pensar en algo sin utilizar ningún tipo de lenguaje. Es posible, pero no es fácil. El lenguaje y el
pensamiento están estrechamente relacionados.
Hasta ahora, en este libro he tratado la estructura de las representaciones mentales y cómo esas
representaciones pueden afectar al proceso de pensamiento. Los capítulos sobre la similitud, la
atención, la memoria semántica y los conceptos se ocuparon de este tema. Probablemente tenga una
buena idea de cómo el pensamiento complejo y la cognición dependen en gran medida de tener
representaciones mentales bien formadas. En este capítulo, sin embargo, vamos a examinar mucho más
de cerca cómo funciona esta interacción entre la representación y el comportamiento. En concreto,
este capítulo examinará la interacción entre el lenguaje y el pensamiento.

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Objetivos
Al finalizar este capítulo deberá ser capaz de conseguir lo siguiente
• Ser capaz de definir el lenguaje humano: cuáles son algunas de sus características y
en qué se diferencia de otras formas de comunicación en especies no humanas.
• Comprender el papel del lenguaje en la cognición, especialmente en lo que se refiere
a la memoria, la resolución de ambigüedades y las metáforas conceptuales.
• Comprender la relatividad lingüística y el determinismo lingüístico: ¿cuáles son
algunas de las predicciones de la teoría y cómo se mantienen esas predicciones?

Lenguaje y Comunicación
Queremos entender cómo se utiliza el lenguaje en el pensamiento. La psicología del lenguaje como
comunicación es un buen punto de partida porque el lenguaje parece ser un comportamiento
exclusivamente humano. Y es plausible que nuestro uso del lenguaje en el pensamiento surgiera que
nuestro uso mucho más temprano y primitivo del lenguaje es como comunicación. Por supuesto, otros
animales se comunican entre sí. Por ejemplo, en las abejas se observa una sofisticada comunicación en
las abejas, ya que dependen de un sistema de danzas y contoneos para comunicar la ubicación del
néctar a otras abejas de la colonia (Frisch, 1967). Cuando una abeja regresa de un lugar donde hay
néctar, ejecuta una danza que corresponde precisamente a la dirección en que voló y al tiempo que
estuvo volando. Está comunicando a las demás abejas algo que es necesario para su supervivencia
colectiva. Pero no está pensando. Tiene pocas posibilidades de elegir si hace o no la danza. Lo haría
incluso si no hubiera otras abejas observando. Estamos de acuerdo en que las abejas se comunican y se
comportan, pero no parecen pensar ni utilizar el lenguaje.
Otros animales tienen distintos modos de comunicación. Los pájaros cantores tienen, obviamente, un
sistema bien desarrollado y muy evolucionado de llamadas de apareamiento y cantos de precaución.
Estos cantos son exclusivos de cada especie y requieren la exposición al canto de otras aves para ser
adquiridos. Los perros se comunican con ladridos, gruñidos, aullidos y el movimiento de la cola. Y
cualquiera que tenga un perro sabe que responde al lenguaje humano y a las señales no verbales.
Incluso mi gato responde más o menos a algunas señales verbales y no verbales.
Todos ellos son medios sofisticados de comunicación, pero no los consideramos "lenguaje" per se. A
diferencia del lenguaje humano, la comunicación en estas especies no humanas es bastante limitada y
directa. Las danzas de las abejas sólo tienen una función: señalar la ubicación de la comida. El canto de
los pájaros tiene una función determinada relacionada con el apareamiento y, aunque los pájaros
requieren cierta exposición al canto de otros pájaros, un pájaro sólo puede aprender su propio canto.
Los pájaros muy inteligentes, como el loro gris africano, pueden aprender a imitar el lenguaje de los
humanos, pero no utilizan el lenguaje humano para mantener una conversación casual o anticipar una
respuesta. Incluso los perros, que son capaces de llevar a cabo comportamientos muy complejos, no
son realmente capaces de utilizar la capacidad de comunicación para considerar nuevas ideas, resolver
problemas complejos y contar historias. Se sabe que los grandes simios, concretamente los chimpancés
enanos y los orangutanes, son capaces de aprender sistemas de símbolos complejos. Pero no utilizan el

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lenguaje de forma espontánea para dirigir sus comportamientos del modo en que lo hacen los
humanos. En otras palabras, la comunicación y el "comportamiento similar al lenguaje" de los no
humanos se utilizan principalmente para entablar una comunicación directa o como respuesta a
estímulos externos. El comportamiento similar al lenguaje no humano no está vinculado al pensamiento
como lo está el lenguaje humano. En este sentido, el lenguaje humano es exclusivo y único.
Una de las grandes preguntas que los psicólogos interesados en este campo se plantean es ¿Pensamos
con el lenguaje? Como muchas de las otras preguntas a las que hemos tratado de dar respuesta, ésta
es a la vez trivial y casi incontestable. Por un lado, está claro que pensamos en algo parecido a un
lenguaje natural. Comenzamos este capítulo considerando cómo el lenguaje impulsa nuestro
pensamiento y nos ayuda a navegar por nuestros recuerdos. Planeamos lo que vamos a decir, rumiamos
las cosas que nos han dicho, consideramos alternativas, planificamos acciones y pensamos en cómo
esas acciones afectarán a las cosas que nos rodean. La mayor parte de este tipo de pensamiento tiene
lugar en la conciencia explícita con una gran dependencia de la "voz interior" (una parte del sistema de
memoria de trabajo que se trató en el Capítulo 3). Por otra parte, muchas de nuestras acciones y
comportamientos están influidos por cálculos no conscientes y son el resultado del pensamiento del
Sistema 1 (Evans, 2003, 2008; Evans y Stanovich, 2013). Las decisiones rápidas e intuitivas se toman sin
mucha o ninguna influencia de esa voz interior. En su mayor parte, el influyente enfoque del sistema
dual que analizamos en el Capítulo 1 (también conocido como enfoque intervencionista por defecto)
se basa en la idea de que los procesos no conscientes o intuitivos impulsan muchas conductas de
pensamiento, y que a menudo deben ser anulados por el pensamiento consciente, influenciado por la
lingüística.

¿Qué es el lenguaje?
Evidentemente, está fuera del alcance de este manual responder definitivamente a la pregunta de qué
es y qué no es el lenguaje. No sólo es un tema demasiado amplio, sino que constituye todo un campo
de estudio con sus propios libros de texto. Sin embargo, necesitamos tener una definición básica del
lenguaje humano para entender la interacción entre el lenguaje y el pensamiento.
Al principio de la historia de la psicología cognitiva, el lingüista Charles Hockett describió 13
características de las lenguas humanas (Hockett, 1960). Esta lista de características es un punto de
partida razonable. La Figura 6 muestra la lista completa de las 13 características, junto con una breve
descripción de cada una de ellas. Todas ellas son características del lenguaje humano que sugieren que
se trata un sistema único y muy evolucionado, diseñado para la comunicación con los demás y también
con uno mismo (por ejemplo, el pensamiento).
Veamos algunas de ellas con más detalle. Por ejemplo, el lenguaje es un comportamiento que tiene una
retroalimentación completa. Lo que diceso vocaliza también se oye. Se recibe una respuesta
directamente con lo que quería decir. Según Hockett, esto es necesario para el pensamiento humano.
No hace falta ser muy imaginativo para pensar que esta retroalimentación directa podría haber
evolucionado en la internalización del habla, necesaria para muchas conductas complejas del
pensamiento.

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*Se refiere a la idea de que hablar / oír es el modo que los humanos usan para el lenguaje. Cuando
Hockett definió por primera vez esta característica, no tuvo en cuenta el lenguaje de signos que refleja
la ideología de la oralidad que prevaleció durante ese tiempo -Véase, por ejemplo, Anne-Marie Christin
(1995)-. Desde entonces, esta característica se ha modificado para incluir otros canales del lenguaje,
como táctil-visual o químico-olfativo. (Nota del traductor)
**No todas las especies poseen esta característica. Por ejemplo, para comunicar su estado, las hormigas
reinas producen aromas químicos que ninguna otra hormiga puede producir (ver la comunicación
animal a continuación). (Nota del traductor)
Figura 6. Trece Características del Lenguaje (Hockett, 1960)

El lenguaje también es productivo. Con el lenguaje humano, podemos expresar un número infinito de
cosas e ideas. No hay límite de lo que podemos decir, de lo que podemos expresar o, en todo caso, de
lo que podemos pensar. Pero esto puede lograrse dentro de un sistema finito. Podemos decir cosas que
nunca se han dicho antes, y eso que la lengua inglesa sólo tiene 26 letras. En inglés hay unos 24 fonemas
consonánticos y, según el dialecto y el acento, unos 20 fonemas vocálicos. Incluso teniendo en cuenta
todas las variaciones entre los distintos hablantes y acentos, está claro que se trata de un conjunto muy
limitado de unidades. Sin embargo, la combinación de estas unidades permite expresar casi cualquier
cosa. Los fonemas se combinan en palabras, frases y oraciones según las reglas de la gramática de la
lengua, para producir un sistema extremadamente productivo. Contrasta con el tipo de comunicación
que mantienen las especies no humanas. Los pájaros, las abejas y los caninos son muy comunicativos,
pero la gama de contenidos está muy limitada por el instinto y el diseño.
Otra característica del lenguaje humano es que es algo arbitrario. No es necesario que haya una
correspondencia entre el sonido de una palabra y la idea que expresa. Hay un pequeño grupo de

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excepciones -palabras como "flit" o "bonk"- que suenan como lo que describen, pero es un subconjunto
muy limitado 1. Lo más importante es que nuestro lenguaje no necesita tener una correspondencia
directa con el mundo. Se trata de una comunicación sofisticada, pero no del lenguaje tal y como lo
describiría Hockett. En su mayor parte, los sonidos que utilizamos para expresar una idea no guardan
relación con los aspectos concretos de la misma. En realidad, son símbolos mentales que pueden unir
nuestra información perceptiva y nuestros conceptos.

Comprender el lenguaje como cognición


El lenguaje es un conjunto de comportamientos extraordinariamente complejos. En el fondo, el reto de
entender el lenguaje como un comportamiento cognitivo consiste en intentar comprender cómo los
seres humanos son capaces de producir el lenguaje de manera que una idea o un pensamiento puedan
convertirse en sonidos del habla que luego puedan ser percibidos por otra persona y convertidos de
nuevo en una idea. El lenguaje comunicativo es esencialmente un "sistema de transmisión de
pensamientos". Una persona utiliza el lenguaje para transmitir una idea a otra.
La dualidad lingüística entre las ideas y la forma de expresarlas suele describirse como una relación
entre la estructura superficial de la comunicación y la estructura profunda. La estructura superficial se
refiere a las palabras que se utilizan, los sonidos hablados, las frases, el orden de las palabras, la
gramática, las letras escritas, etc. La estructura superficial es lo que producimos cuando hablamos y lo
que percibimos cuando oímos. La estructura profunda, en cambio, se refiere al significado y la
semántica subyacentes de una entidad lingüística. Son los pensamientos o ideas que se quieren
transmitir y percibir a través de una estructura superficial.
Uno de los retos a la hora de entender esta relación entre la estructura superficial y la profunda es que,
muy a menudo, una correspondencia directa parece esquiva. Por ejemplo, a veces diferentes tipos de
estructura superficial dan lugar a la misma estructura profunda. Se puede decir Esta clase es aburrida o
Esta es una clase aburrida y la estructura profunda subyacente será aproximadamente la misma a pesar
de las ligeras diferencias en la estructura superficial. El lenguaje humano es lo suficientemente flexible
como para permitir muchas formas de decir la misma cosa. El mayor problema viene cuando la misma
estructura superficial puede referirse a diferentes estructuras profundas. Por ejemplo, se puede decir
Los profesores visitantes pueden ser interesantes.
En este caso, una estructura profunda que se desprende de esta afirmación es que cuando su clase la
imparte un visitante -un profesor invitado- es seguro que será interesante porque los profesores
visitantes suelen ser interesantes. Otra estructura profunda que se desprende de exactamente el mismo
enunciado es que asistir a una fiesta o acto en casa de un profesor es seguro que será un evento
interesante porque los profesores visitantes pueden ser interesantes. El contexto que lo rodea lo hace
más fácil, pero también sugiere un reto cuando se trata de asignar la estructura superficial a la
estructura profunda. El reto es cómo resolver la ambigüedad.

1
En los idiomas hablados, la iconicidad toma la forma de onomatopeya (por ejemplo en español, Bang,
pam, pum -disparo-, Guau -ladrido de perro-, toc-toc -tocar una puerta-. (Nota del traductor)

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La ambigüedad en el lenguaje
El lenguaje está lleno de ambigüedad y entender cómo nuestro sistema cognitivo resuelve esa
ambigüedad es un reto increíble. Una vez vi un titular de Associated Press sobre una historia de
agricultores de patatas comerciales. Decía: "Las patatas fritas de McDonald's son el Santo Grial para los
cultivadores de patatas". Puede parecer gracioso, pero la mayoría de nosotros somos capaces de
entender rápidamente la estructura profunda de este asunto. No están friendo el Santo Grial. Más bien,
el titular utiliza el término "Santo Grial" como metáfora de algo que a menudo es inaccesible, pero que
al final es de un valor increíble. Para entender esta frase, tenemos que leerla, construir una
interpretación, decidir si esa interpretación es correcta, activar conceptos sobre el Santo Grial, activar
nuestros conocimientos sobre el uso metafórico de ese enunciado y, finalmente, construir una nueva
interpretación de esta frase. Esto suele ocurrir en unos pocos segundos y se produce casi
inmediatamente cuando se trata de un lenguaje hablado: una hazaña cognitiva impresionante.
A menudo, cuando la estructura superficial conduce a una estructura profunda equivocada, se habla de
oraciones con efecto de camino de jardín La metáfora del camino de jardín proviene de la noción pasear
por un sendero en un jardín que conduce a un callejón sin salida o a un final inesperado o sorprendente.
Y así es como funcionan las oraciones de camino de jardín. El ejemplo más conocido es la frase El caballo
pasó corriendo por el granero se cayó (Bever, 1970). Cuando la mayoría de la gente lee esta frase,
simplemente no tiene sentido. O mejor dicho, tiene sentido hasta la palabra granero. En cuanto lee la
palabra cayó su comprensión de la frase cae en picado. La explicación es que, a medida que oímos una
frase, construimos un modelo mental de la idea. Varias teorías lo denominan análisis sintáctico de
oraciones en serie (Frazier y Rayner, 1982) o satisfacción de restricciones (MacDonald et al., 1994). El
modelo en serie, también conocido como modelo del camino por el jardín, supone que utilizamos
nuestro conocimiento de la gramática para construir un modelo mental de "árbol de oraciones" de la
frase a medida que escuchamos las palabras. Si una palabra no encaja en el árbol conceptual, es posible
que tengamos que construir un nuevo modelo. La teoría de la satisfacción de restricciones sugiere que
utilizamos nuestros conocimientos sobre qué palabras e ideas coocurren y se suceden para llegar a una
comprensión. Si la interpretación más probable no es la correcta, como en el caso de una frase de paseo
por el jardín, este modelo también predice cierta confusión.
En ambas teorías, la cuestión central es que las representaciones se construyen a medida que las oímos.
En cuanto oyes "El caballo corrió" construyes un modelo mental de un caballo que estaba corriendo.
También generas una expectativa o inferencia de que algo podría venir después. Cuando escuchas
pasado generas una predicción de que el caballo pasó corriendo por delante de una cosa, que resulta
ser el establo. Es una idea completa. Cuando oyes la palabra cayó no encaja con la semántica ni con la
estructura sintáctica que has creado.
Sin embargo, esta frase es gramaticalmente correcta y tiene una interpretación adecuada. Funciona
dentro de un contexto específico. Suponga que va a evaluar unos caballos. Le pides a la persona del
establo que haga una carrera con los caballos para ver qué tal corren. El caballo con el que se corrió
más allá de la casa lo hizo bien, pero el caballo con el que se corrió más allá del establo se cayó. En este
contexto, la frase del camino del jardín tiene sentido. Sigue siendo una frase mal concebida, pero es
comprensible en este caso.

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La inferencia lingüística
A menudo tenemos que recurrir a las inferencias, al contexto y a nuestra propia memoria semántica
para hacer frente a la ambigüedad y comprender la estructura profunda. El mismo proceso inferencial
entra en juego cuando interpretamos el significado profundo que hay detrás de frases aparentemente
inequívocas. Generamos inferencias para ayudar a nuestra comprensión y éstas también pueden dirigir
nuestro pensamiento. Por ejemplo, en Estados Unidos un medio de comunicación muy popular es la
cadena Fox News. Cuando la cadena se lanzó a principios de la década de 2000, su eslogan original era
Fair and Balanced News (Noticias justas y equilibradas). No hay nada malo en querer ser justo y
equilibrado: es un atributo admirable en una organización de noticias.
Pero piense por un momento en esta afirmación. Una posible inferencia es que si Fox News es "objetiva
e imparcial", entonces quizás sus competidores son subjetivos y parciales. Puede que no lo diga
explícitamente, pero si hace esa inferencia por su cuenta no dañará la reputación de Fox News. El
eslogan, como muchos eslóganes, es simple en la superficie, pero está diseñado para fomentar
inferencias como ésta.
En 2003, era un becario postdoctoral y asistía a entrevistas en muchas universidades, buscando un
puesto de profesor. Me entrevistaron en muchos lugares de Estados Unidos, lo que tenía sentido
porque nací y crecí en Estados Unidos, fui a la escuela en Estados Unidos y fui me doctoré en Estados
Unidos. Pero, como la mayoría de los futuros académicos, consideré puestos en muchas zonas
geográficas, incluido Canadá. Una de las entrevistas tuvo lugar en marzo de 2003 en la Universidad de
Western Ontario (que es donde trabajo ahora). También fue el mes en el que Estados Unidos lanzó lo
que llamó la campaña de "Shock and Awe" en Irak, que fue el inicio de la acción militar liderada por
Estados Unidos contra el gobierno de Saddam Hussein. No sólo fue un acontecimiento informativo muy
importante, sino que también lo seguí más de cerca de lo que hubiese hecho en otras circunstancias,
porque la campaña comenzó el mismo día en que dejé Estados Unidos y volé a Canadá para mi
entrevista. La guerra comenzó mientras yo volaba, de camino a Canadá. Por un lado, me sentí un poco
incómodo al estar fuera del país y ser entrevistado en una institución canadiense cuando el gobierno
de mi propio país acababa de lanzar un ataque que todavía era controvertido: en particular, el gobierno
de Canadá en ese momento no apoyaba a Estados Unidos. Por otro lado, me dio la oportunidad de ver
la cobertura informativa de este acontecimiento desde una perspectiva no estadounidense.
Recordemos que en 2003, aunque mucha gente recibía las noticias a través de Internet, todavía era
relativamente poco frecuente leer o ver la cobertura de los medios de comunicación de otras partes del
mundo. La mayoría de nosotros recibíamos las noticias a través de los periódicos y la televisión.
Una de las cosas que me sorprendió fue la terminología utilizada por la mayoría de los locutores de
Estados Unidos frente a la utilizada por los locutores de Canadá. En Estados Unidos, los medios de
comunicación se referían al acontecimiento como la Guerra en Irak. En Canadá, los locutores se referían
a ella como la Guerra contra Irak. Ese cambio de una sola letra, de "en" a "contra", supone una
diferencia increíble.
El primer caso, obliga a inferir que Estados Unidos está librando una guerra contra un enemigo que
casualmente está en Irak. La guerra no es contra el país de Irak ni contra los iraquíes de a pie, y de hecho
podría estar ayudando a los iraquíes a luchar una guerra que querían librar de todas formas. Creo que
es exactamente así como los medios de comunicación de Estados Unidos querían que se percibiera esto.
Estados Unidos lo promovió como parte de la gran guerra contra el terrorismo.
El gobierno canadiense no apoyó esta guerra, y los medios de comunicación se refirieron a ella como la
Guerra en Irak, sugiriendo que Estados Unidos había declarado esencialmente la guerra a otro país
soberano. Se podría argumentar que ninguno de los dos términos era exactamente correcto, pero lo

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único que quiero señalar aquí es que la forma en que los medios de comunicación hablaban de la guerra
iba a tener un efecto sobre cómo se percibía.
No era nada raro (en aquella época) que muchos estadounidenses pensaran que se trataba de un
ejercicio militar apropiado que, en última instancia, consistía en luchar contra terroristas
internacionales que casualmente tenían su base en Irak. En otras palabras, Estados Unidos no declaró
la guerra a Irak; la guerra simplemente se estaba librando allí. La forma en que describimos las cosas, y
cómo hablamos de ellas, puede influir absolutamente en la opinión de los demás.

Memoria
La interacción entre el pensamiento y el lenguaje es compleja, y muchos estudios han demostrado que
el uso del lenguaje afecta a la estructura y la naturaleza de las representaciones mentales y al resultado
de muchas conductas de pensamiento. Veamos un ejemplo clásico y muy conocido. Las investigaciones
sobre el testimonio de testigos oculares realizadas por Elizabeth Loftus en los años 70 muestran que el
uso del lenguaje puede afectar al contenido de la memoria episódica (Loftus y Palmer, 1974). En una
serie de estudios, Loftus investigó cómo la memoria puede ser manipulada y afectada por las preguntas
que se hacen. En el ejemplo más conocido, se mostraban a los sujetos vídeos de accidentes de tráfico y
luego se les preguntaba sobre estos accidentes durante un seguimiento. El procedimiento general
podría aproximarse a lo que ocurre cuando la policía entrevista a testigos presenciales sobre un suceso.
El accidente que se mostró a los sujetos era relativamente sencillo. Mostraba dos coches que se
cruzaban en una calle de la ciudad. Después de ver el vídeo, se les pidió que estimaran la velocidad a la
que creían que iban los coches cuando se cruzaron. Pero no se les preguntó con el término "cruzarse".
En su lugar, se les preguntó con una de las cinco palabras: chocaron, se estrellaron, colisionaron,
golpearon o contactaron. En otras palabras, todos los sujetos vieron exactamente el mismo vídeo y se
les preguntó sobre él con la misma pregunta, excepto por el uso de un verbo diferente.
Cuando se pidió a los sujetos que estimasen la velocidad, no es de extrañar que los que fueron
preguntados por la velocidad a la que iban los coches cuando se estrellaron entre sí estimasen
velocidades más altas que los que fueron preguntados por la velocidad a la que iban los coches cuando
chocaron o contactaron. Ese cambio de una sola palabra pareció tener un efecto en la memoria de los
sujetos. Todos los sujetos de Loftus vieron el mismo vídeo y la manipulación del lenguaje no se produjo
hasta después.
Por tanto, la codificación inicial del recuerdo debería haber sido la misma. Pero cuando se recuperaron
los recuerdos y se pidió a los sujetos que hicieran una estimación, el lenguaje utilizado en la pregunta
cambió su estimación. El lenguaje afectó a su pensamiento y a sus recuerdos.
Las preguntas adicionales revelaron que los recuerdos pueden haber sido contaminados para siempre
por esa pregunta inicial. Una semana después, se preguntó a los sujetos si recordaban algún cristal roto.
Lo más importante que hay que recordar en este estudio es que en el vídeo no había cristales rotos. Sin
embargo, los sujetos a los que se les pidió que estimaran la velocidad con el término "estrellaron" eran
significativamente más propensos a recordar falsamente los cristales rotos. Por supuesto, Loftus
argumentó que este tipo de errores de memoria suponen un problema para el testimonio de los testigos
oculares porque el interrogatorio puede afectar a la naturaleza del recuerdo. No es en absoluto
exagerado imaginar que un detective o un policía, incluso sin quererlo, afecte permanentemente el
estado del recuerdo dependiendo de cómo se interrogue al testigo ocular. En otras palabras, en este
ejemplo, el lenguaje tiene claramente un efecto sobre las representaciones mentales que se utilizan
para responder a las preguntas más adelante.

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Analogía y metáfora
El lenguaje también puede utilizarse eficazmente mediante la analogía y la metáfora para guiar la
comprensión. Una buena analogía relaciona conceptos que pueden tener una estructura profunda
similar aunque sean diferentes en la superficie. Por lo general, el oyente o receptor de la analogía tiene
que atender a la estructura profunda para darse cuenta de estas similitudes. En la forma más sencilla,
si uno sabe qué Y es bueno y le dicen que X es análogo a Y, infiere que también hay algo bueno en X.
Vemos ejemplos continuamente. Yo hago analogías cuando doy conferencias. Probablemente usted
hace analogías cuando explicas cosas a la gente. Veamos un ejemplo de una película. La mayoría de la
gente ha visto la película Shrek de principios de la década de 2000, ya sea la película completa o partes
de ella en forma de videoclips o memes en Internet. En una escena, Shrek intenta explicar a Burro por
qué los ogros son complejos y difíciles de entender. Dice que "los ogros son como las cebollas" y luego
explica que "ambos tenemos capas". Ahora me doy cuenta de que hay pocas cosas más molestas que
alguien explicando por qué un chiste es gracioso, pero voy a hacerlo de todos modos para hacer un
punto sobre las analogías. Si no has visto esta escena, puedes encontrarla fácilmente en YouTube.
Cuando Shrek dice "los ogros son como las cebollas", Burro inicialmente no lo entiende y se centra en
la similitud superficial y las cualidades perceptivas de las cebollas. Burro se pregunta si los ogros son
como las cebollas porque huelen mal o porque hacen llorar a la gente. Transfiere las características a
Shrek, pero es divertido porque también son propiedades de los ogros. Sólo más tarde entiende la
analogía que Shrek está tratando de hacer. Que los ogros y las cebollas tienen capas, y que el exterior
puede ser diferente del interior. El chiste funciona porque permite a Shrek hacer su analogía más
profunda al mismo tiempo que Burro hace analogías humorísticas y superficiales.
Más concretamente, consideremos un ejemplo citado a menudo: "Un átomo es como el sistema solar"
(Gentner, 1983). A cierta edad, en los primeros años de la escuela primaria, la mayoría de los niños
tienen algunos conocimientos sobre el sistema solar. Son conscientes de que el sol es grande y se sitúa
en el centro, de que los planetas giran alrededor del sol y de que, posiblemente, alguna fuerza física
permite que exista esta órbita. Presumiblemente, saben menos sobre la estructura atómica, pero saber
que un átomo es como el sistema solar favorece la comprensión de que cada átomo tiene un núcleo y
está rodeado de electrones. Además, alguna fuerza física permite que esta estructura se mantenga.
Estas dos cosas son muy diferentes en la superficie, pero hay similitudes funcionales y profundas que
pueden explicarse y entenderse mediante la metáfora y la analogía. En este caso, la analogía permite
que algunas de las propiedades de un ámbito (el sistema solar) se extiendan a otro ámbito (el átomo).
Al igual que el sol mantiene a los planetas en órbita gracias a la fuerza de la gravedad, el núcleo también
mantiene al electrón con la fuerza de Coulomb.

Metáfora conceptual
El lingüista George Lakoff ha sugerido que las metáforas conceptuales desempeñan un gran papel en
la forma en que una sociedad piensa en sí misma, y en la política (Lakoff, 1987; Lakoff y Johnson, 1980).
Antes he puesto el ejemplo de la guerra en Irak frente a la guerra contra Irak, cada una de las cuales
crea una metáfora diferente. Una es una acción agresiva contra o sobre un país; la otra es un acto
agresivo que tiene lugar en un país. Lakoff sostiene que estas metáforas conceptuales limitan e influyen
en el proceso de pensamiento. Pone el ejemplo de un argumento. Una metáfora conceptual de los
argumentos es que una discusión es como una guerra. Si pensamos en los argumentos de esta manera,
podemos decir cosas como "He derribado sus argumentos" o "Mira cómo este tipo destruye totalmente

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la negación del cambio climático en dos minutos". Es probable que estas afirmaciones surjan de una
metáfora conceptual de los argumentos como una especie de analogía de la guerra. Lakoff también
sugiere otra metáfora de la argumentación: que es un juego de azar. En este caso, la gente podría decir
cosas como: "A veces se gana, a veces se pierde". Lakoff sugiere que existe una interacción entre una
determinada metáfora conceptual y los enunciados y declaraciones producidos, y que esta interacción
está relacionada con la forma en que entendemos el mundo.
También hay otros ejemplos. Por lo general, pensamos en el dinero como un recurso limitado y una
mercancía valiosa. Por analogía, solemos pensar en el tiempo de la misma manera. Por ello, muchas de
las afirmaciones que hacemos sobre el tiempo reflejan esta relación. Podemos decir: "Me estás
haciendo perder el tiempo", "Tengo que calcular mejor mi tiempo" o "Este aparato me ahorra mucho
tiempo". Según Lakoff, decimos las cosas que hacemos porque tenemos estas metáforas conceptuales
subyacentes, y estas metáforas forman parte de nuestra cultura.

Teoría en el mundo real


La teoría de Lakoff ha sido influyente desde que se introdujo en la década de 1980, pero
ha adquirido cierta relevancia renovada recientemente desde la elección en 2016 de
Donald Trump en los Estados Unidos y también debido al apoyo general al populismo en
muchos otros países. Lakoff lleva décadas pensando y escribiendo sobre el lenguaje y
cómo afecta al comportamiento, y su obra más reciente analiza algunas de las formas en
que los medios de comunicación populares, las noticias y las declaraciones de los políticos
pueden moldear nuestra forma de pensar. Ser consciente de estas cosas es importante
porque no queremos que nos engañen o nos embauquen, pero nuestras mentes a veces
nos lo ponen fácil.
Utilizando algunos ejemplos del presidente Trump, Lakoff señala cómo podemos ser
engañados sin darnos cuenta. Y aunque utiliza al presidente Trump como ejemplo
principal, estas cosas pueden observarse en muchos políticos. Sin embargo, Trump ha
hecho de esto una parte central de su estilo de gobierno y de campaña.
Un ejemplo claro es la simple repetición. El presidente Trump repite términos y eslóganes
para que formen parte de su concepto. Fue famoso por decir/tuitear:

Vamos a ganar. Vamos a ganar mucho. Vamos a ganar en el comercio, vamos a ganar en
la frontera. Vamos a ganar tanto que estarán tan hartos de ganar que vendrán a mí y me
dirán: "Por favor, por favor, no podemos ganar más".

Hay siete repeticiones de la palabra ganar en ese discurso, y ha repetido declaraciones


como esa muchas veces desde entonces. También escuchamos y vemos repeticiones de
declaraciones como FAKE NEWS y NO COLLUSION, etc. Lakoff sostiene que la simple
repetición es todo el objetivo. Aunque no se crea al presidente, se asimilan estas palabras
y conceptos. Y a menudo son amplificados por la gente que comenta y retuitea.

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El presidente es experto en controlar la conversación enmarcando personas e ideas.
Parece hacerlo de dos maneras. Una de ellas es el uso de apodos: "Crooked2 Hillary", por
ejemplo, para referirse a la ex candidata presidencial Hillary Clinton. "Crooked" se apoya
en una metáfora cognitiva de la falta de veracidad en la que pensamos que la VERDAD es
RECTA. Llamarla "torcida" y repetirlo puede parecer una tontería, pero sigue teniendo el
efecto deseado de reforzar el concepto de que no es ni veraz ni digna de confianza. Incluso
el eslogan del presidente Make America Great Again está muy cargado de referencias
lingüísticas, dando a entender que fue grande en el pasado, que no lo es ahora, y que las
acciones del presidente la harán grande de nuevo de la forma en que lo fue antes.
Lakoff sugiere que todos deberíamos ser conscientes de cómo estas cosas influyen en
nuestro pensamiento. Puede que no estemos de acuerdo con el presidente, pero según
Lakoff estas repeticiones y el uso de marcos y metáforas crearán asociaciones de todos
modos. Cuantas más veces las oigas, más fuerte será el recuerdo. Y este no es solo el caso
del presidente Trump. El mensaje de Lakoff se aplica a otros líderes, políticos y medios de
comunicación. Si estás leyendo esto en el Reino Unido, en los Países Bajos, en la India o
en Sudáfrica, estos ejemplos pueden ampliarse y es probable que también se apliquen.
Para bien o para mal, el lenguaje influye en nuestra forma de pensar. Hace que reforcemos
algunas representaciones y creemos nuevos recuerdos. Activa esquemas y conceptos.
Hace que hagamos inferencias y saquemos conclusiones. Y hace que podamos ser
coaccionados y engañados. La mejor defensa contra el engaño es saber por qué ocurre y
cómo reconocerlo.

A veces las metáforas pueden mostrar diferencias reales medibles en términos de comportamiento. Un
gran estudio de Kempton (1986) investigó las consecuencias de una metáfora en el mundo real. Utilizó
el ejemplo de los termostatos residenciales, que es un controlador sensible a la temperatura para la
calefacción y la refrigeración del hogar. Razonó que los sistemas de calefacción doméstica son
relativamente sencillos y resultan familiares para la mayoría de las personas que viven en un clima
distinto en verano e invierno. Aunque no sea dueño de su propia casa en este momento, si vive en
EE.UU., Canadá, gran parte del Reino Unido o la UE, es probable que haya crecido en un hogar con un
termostato que permitía ajustar la temperatura. Si vive en un apartamento, o en una residencia
universitaria, es posible que también tenga un termostato que le permita controlar la temperatura de
la habitación. Kempton señaló que muchas personas deben saber cómo funciona el termostato porque
normalmente tienen que ajustarlos varias veces al día o, al menos, varias veces a la semana. (Esto
excluye las versiones actuales de los termostatos que son altamente programables o los llamados
termostatos "inteligentes" que eventualmente aprenden a ajustar la temperatura del hogar
automáticamente). Kempton argumentó que existen metáforas o teorías populares sobre el
funcionamiento del termostato. Se refirió a una de estas teorías populares como la "teoría de la
retroalimentación", que sugiere que el termostato detecta la temperatura y enciende o apaga el horno
para mantener esa temperatura establecida. La otra teoría popular es la "teoría de la válvula", según la
cual el termostato controla la cantidad de calor que sale, como una válvula. Un ajuste más alto libera
más calor. Sólo una de estas teorías es correcta, la teoría de la retroalimentación, pero Kempton

2
Torcida, encorvada (Nota del traductor).

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observó que ambas teorías estaban presentes, a veces en el mismo hogar, y que estas teorías tenían un
efecto en el comportamiento real de ajuste del termostato. Las personas que parecían confiar en la
teoría de la válvula tendían a realizar más ajustes en general y también ajustes más extremos que las
personas que confiaban en la teoría de la retroalimentación. Más ajustes se traducen en un mayor
consumo de energía. En otras palabras, un malentendido sobre el funcionamiento del termostato, tener
una metáfora o analogía equivocada sobre su funcionamiento, puede tener diferencias medibles en
términos de comportamiento y uso de energía.

Metáforas cognitivas universales


Otros autores han sugerido que en muchas lenguas y culturas parecen existir metáforas cognitivas
universales En muchos casos, éstas reflejan una similitud conceptual entre una cosa física y un concepto
psicológico. Por ejemplo, hay muchas metáforas relacionadas con la idea de que la felicidad está
"arriba". Se puede decir que las personas están a tope o bajas de ánimo si no son felices, la música
puede tener un ritmo ascendente, una sonrisa es ascendente, un ceño fruncido es descendente. Todos
estos modismos y afirmaciones proceden de esta misma metáfora. Otros ejemplos reflejan la idea de
que la conciencia está "alta". Se despierta, se baja a dormir la siesta, etc. Otra metáfora común es que
el control es como estar por encima de algo. Puede estar por encima de la situación, está a cargo de las
personas que trabajan bajo su mando, los Rolling Stones grabaron una canción popular llamada Under
My Thumb. Estas metáforas cognitivas son comunes en inglés, pero también lo son en muchas otras
lenguas. Esto sugiere que hay una universalidad en estas metáforas, y una coincidencia entre culturas
entre el lenguaje y el pensamiento.
Una posible explicación de la universalidad de estas metáforas es que todas están ligadas a un estado
físico del ser. La noción de que la conciencia está "arriba" se relaciona fácilmente con la noción de estar
de pie cuando se está despierto. Si dominas a alguien en una confrontación física, puedes encontrarte
literalmente encima de él. Puede que tengas que sujetar a la otra persona. Esta conexión fisiológica
entre estar encima y tener el poder ayuda a explicar por qué este tipo de metáforas son universales y
no están ligadas a un idioma concreto.

Relatividad Lingüística y Determinismo Lingüístico


Las discusiones anteriores ilustran muchas de las formas en que el lenguaje influye en la forma de
recordar las cosas, en la forma de pensar y en la forma de tomar decisiones. En resumen, está claro que
la lengua y el contexto lingüístico influyen en el pensamiento. Una de las versiones de esta afirmación
general es la denominada relatividad lingüística que sugiere que nuestra lengua materna influye en
cómo pensamos y nos comportamos y que habrá diferencias entre grupos de personas en función de
su lengua materna. Es decir, el pensamiento es relativo. Esta relatividad depende en parte de la lengua
materna que una persona haya aprendido a hablar. La forma más fuerte de esta afirmación suele
denominarse determinismo lingüístico y también se conoce a veces como hipótesis Sapir-Whorf, en
honor a Edward Sapir y su alumno Benjamin Whorf. Esta versión fuerte de la hipótesis sostiene que la
lengua determina el pensamiento y puede incluso limitar lo que una persona puede percibir.
En general, tanto la versión fuerte como la débil de esta teoría se atribuyen ampliamente a Whorf
(1956), aunque él se refería a su teoría como relatividad lingüística. Antes de iniciar el estudio de la

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lingüística, Whorf era ingeniero químico y trabajaba como ingeniero de prevención de incendios. Una
historia posiblemente apócrifa sugiere que algunas de sus ideas e interés por la lingüística surgieron
durante la época en que Whorf era ingeniero e inspector de prevención de incendios. Según esta
historia, se dio cuenta de que había empleados que fumaban cerca de bidones de gasolina, que estaban
etiquetados como vacíos. Un bidón de gasolina vacío puede ser muy peligroso debido a los gases, pero
los trabajadores los etiquetaron y conceptualizaron como si estuvieran vacíos. Es decir, estaban
lingüísticamente vacíos, pero no estaban realmente vacíos. Whorf empezó a creer que la lengua
materna de uno determina lo que se puede pensar, e incluso la capacidad de percibir las cosas. Esta
historia puede ser exacta o no, pero no deja de ser un punto interesante sobre la diferencia entre cómo
se describe algo lingüísticamente y lo que esa cosa realmente es. En otras palabras, "vacío" puede no
estar realmente vacío.

La audaz afirmación de Whorf


Una famosa cita dice:

Diseccionamos la naturaleza según las líneas establecidas por nuestra


lengua materna. Las categorías y los tipos que aislamos del mundo de los
fenómenos no los encontramos allí porque miren de frente a todo
observador; por el contrario, el mundo se presenta en un flujo
caleidoscópico de impresiones que tiene que ser organizado por nuestras
mentes, y esto significa en gran medida por los sistemas lingüísticos de
nuestras mentes. Desmenuzamos la naturaleza, la organizamos en
conceptos y le atribuimos significados como lo hacemos, en gran medida
porque somos parte de un acuerdo para organizarla de esta manera, un
acuerdo que se mantiene en toda nuestra comunidad de habla y está
codificado en los patrones de nuestro lenguaje [...] todos los
observadores no son conducidos por la misma evidencia física a la misma
imagen del universo, a menos que sus antecedentes lingüísticos sean
similares, o puedan ser calibrados de alguna manera. (Whorf, 1956: 213–
214; my emphasis)

Whorf parece desafiar la noción de Platón de cortar la naturaleza por las juntas (que se discutió en el
Capítulo 4), lo que significa una forma natural de dividir el mundo natural y los conceptos. Más bien,
Whorf sugiere que los conceptos y las categorías están determinados casi exclusivamente por la lengua
materna de cada uno. Esto se suele considerar como la forma más fuerte de relatividad lingüística. En
este caso, la teoría implica que la lengua materna determina necesariamente el pensamiento, la
cognición y la percepción.

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Cognición de los colores
Sin embargo, esta afirmación de que el lenguaje limita o determina la percepción y la cognición era
audaz, y a mediados del siglo XX resultaba muy provocativa. Antropólogos, psicólogos y lingüistas
empezaron a buscar y examinar la forma de poner a prueba esta idea. Uno de los primeros trabajos fue
un estudio de Berlin y Kay (1969). Estos autores examinaron la distribución de los términos de color en
muchas lenguas diferentes. Pensaron que si el lenguaje limita el pensamiento, las lenguas nativas
pueden limitar los tipos de colores que se pueden percibir y utilizar. Para ello, se fijaron en los colores
que eran monolexémicos, lo que significa que el término tiene un solo significado central. Por ejemplo,
la palabra "rojo" es monolexémica porque sólo tiene un único significado central: "rojo". El término
"rojizo" no es monolexémico porque hay dos unidades de significado principales: "rojo" y el modificador
- "izo". Un término básico de color no puede incluirse en la descripción de ningún otro término de color;
por ejemplo, el índigo no es un término básico, ya que es un tipo de color azul. Los términos básicos de
color no pueden limitarse a una clase limitada de objetos; por ejemplo, el color rubio sirve para el pelo,
la madera y la cerveza, pero no para muchas otras cosas. Los términos básicos de color deben tener una
utilidad general en el lenguaje. Un término básico de color se refiere a una propiedad que puede
extenderse a objetos de muchas clases diferentes.
Lo que Berlin y Kay (1969) encontraron se muestra en la Figura 7. Todas las lenguas contienen términos
para la oscuridad y la luz. El rojo también es bastante común, y en las lenguas que sólo tienen tres
términos, esas lenguas siempre tienen una palabra para el negro, el blanco y el rojo. El rojo es un color
muy destacado para los humanos, ya que es el color de las cosas calientes y de la sangre. A medida que
las lenguas evolucionan, pueden añadirse más términos, pero siguen manteniendo los de etapas
anteriores.

Figura 7. La evolución de los términos del color

El trabajo de Berlin y Kay no argumenta realmente en contra de la hipótesis del determinismo


lingüístico, y sus afirmaciones iniciales han sido debilitadas y criticadas (Saunders y van Brakel, 1997).
Pero su trabajo ha proporcionado una forma muy interesante de ponerla a prueba. Si hay lenguas con
sólo dos o tres palabras para los colores, y si la teoría de la relatividad lingüística es correcta, los
hablantes de esa lengua deberían tener dificultades para categorizar los colores con el mismo nombre
de color. Eleanor Rosch (Heider, 1972) realizó una prueba de este tipo con un grupo indígena de Papúa
Nueva Guinea. Los El pueblo Dani sólo tiene dos palabras para denotar los colores y, por tanto, para

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definir lingüísticamente las categorías de color. Una categoría se llama mili y se refiere a los tonos fríos
y oscuros, como los colores azul, verde y negro. La segunda categoría es mola, que se refiere a los
colores más cálidos o claros, como los colores rojo, amarillo y blanco.
Una de las tareas que utilizó Rosch fue la del aprendizaje de pares asociados. Una tarea de pares
asociados es aquella en la que se pide a los participantes que aprendan una lista de cosas y cada cosa
se asocia con algo que ya conocen. Así, si se les pide que aprendan una lista de palabras nuevas en una
tarea de parea asociados, emparejarían cada palabra nueva con una palabra que ya conocen. La palabra
que ya se conoce sirve como pista de memoria. En la tarea de Rosch, lo que había que aprender eran
las fichas de color Munsell. Algunas de estas fichas de color eran lo que se denomina colores focales.
En otras palabras, estas fichas de color se situaban en el centro perceptivo de su categoría. Fueron
seleccionados como el mejor ejemplo de una categoría de color en un estudio previo con
angloparlantes. Cuando se le pidió que eligiera el "mejor ejemplo", Rosch encontró un acuerdo
generalizado para los colores con mayor saturación. Así, el color central del rojo era la ficha única que
la mayoría de los hablantes de inglés identificaban como el mejor ejemplo de rojo. Otras fichas también
podían llamarse rojas pero no se identificaban como el centro de la categoría o el mejor ejemplo. Y
otras fichas podían ser más ambiguas. Puede que se llamen rojos algunas veces, y que otras veces
parezcan de otro color. Tú mismo puedes elegir los colores focales. Si vas a seleccionar un nuevo color
para el texto en su programa de tratamiento de textos, puede ver una amplia disposición de colores,
pero uno parece destacar como el mejor ejemplo de rojo, el mejor ejemplo de azul, el mejor ejemplo
de verde, etc. En otras palabras, probablemente todos estaríamos de acuerdo en qué tono exacto es el
mejor ejemplo del color verde. Este sería el color central del verde.
En uno de los experimentos de Rosch, se mostraba a los sujetos una ficha y se les enseñaba un nuevo
nombre. Esto se hizo para 16 pares de palabras de color. Rosch pensó que los angloparlantes no
tendrían dificultades para aprender una asociación por pares para un color focal porque ya activarían
el prototipo de una categoría de color existente. En cambio, deberían tener un menor rendimiento en
el aprendizaje de asociaciones por pares para colores no focales porque no tendrían una etiqueta
lingüística que asignar a ese color. Los hablantes de la lengua Dani deberían comportarse de forma
similar, excepto que no deberían mostrar ninguna ventaja para la mayoría de los colores focales. Esto
se debe a que, si opera el determinismo lingüístico, los llamados colores focales no serían especiales de
ninguna manera porque los hablantes de la lengua dani no tienen las mismas categorías. Si opera el
determinismo lingüístico, no deberían tener los mismos colores focales que los angloparlantes porque
tienen categorías de color diferentes. Nuestros colores focales son el centro de nuestras categorías de
color. Cuando se muestra un rojo focal no se debería activar una categoría lingüística existente para los
hablantes de la lengua Dani, por lo que deberían mostrar poca diferencia entre el aprendizaje de los
pares de colores focales y el aprendizaje de los pares de colores no focales. Sin embargo, esto no es lo
que encontró Rosch. Los hablantes de la lengua Dani mostraron la misma ventaja en el aprendizaje de
los colores focales sobre los no focales que los hablantes de inglés. Esto sugiere que, a pesar de que su
lengua sólo tiene dos palabras para denotar las categorías de color, pueden percibir las mismas
diferencias de colores que los angloparlantes. Por lo tanto, esto parece ser una prueba en contra de
una fuerte interpretación de la relatividad lingüística. La lengua de Dani no limitaba la percepción de
sus hablantes. En muchos sentidos, esto no debería sorprender porque la visión del color se lleva a cabo
computacionalmente a nivel biológico. Independientemente de las categorías definidas
lingüísticamente, todos tenemos el mismo sistema visual con una retina llena de fotorreceptores
sensibles a diferentes longitudes de onda.

16
Nombrar los objetos comunes
Trabajos más recientes han seguido poniendo en duda la teoría del determinismo lingüístico. La
investigación de Barbara Malt (Malt et al., 1999) se centró en los enseres y objetos manufacturados y
en las diferencias lingüísticas entre el inglés y el español. A los participantes en el experimento se les
mostraron muchos objetos comunes diferentes, como botellas, recipientes, jarras y tarros. Para los
hablantes del inglés norteamericano, una "jarra" se utiliza normalmente para contener líquidos, tiene
un volumen de unos cuatro litros y un asa. Una "botella" suele ser más pequeña, tiene un cuello más
largo y no tiene asa. Una "jarra" suele ser de vidrio y tiene una boca ancha. Un "tarro" no suele ser de
vidrio, sino de plástico. Los envases tienen formas redondas y cuadradas, y suelen utilizarse para
contener productos no líquidos. Los hablantes de inglés pueden variar en cuanto a los límites exactos
de la categoría, pero la mayoría estará de acuerdo nombrar una botella, una jarra, etc.
Mientras que los hablantes del inglés norteamericano se refieren a las jarras por separado de los tarros,
los hablantes del español suelen etiquetar todas estas cosas con un solo término. En otras palabras, una
botella de vidrio, una jarra y un tarro pueden ser etiquetados con el término "envase". Si el
determinismo lingüístico fuera cierto para los objetos manufacturados, los hispanohablantes deberían
mostrar menos capacidad para clasificarlos en diferentes categorías basándose en la similitud de la
superficie. En otras palabras, si se habla una lengua que sólo tiene un término para todos estos objetos,
se debería minimizar la atención a los rasgos de individualización y, en cambio, se tendería a clasificarlos
como miembros del mismo grupo. Sin embargo, los resultados de Malt no apoyaron esta predicción.
Los sujetos angloparlantes y los hispanohablantes no se diferenciaron mucho entre sí a la hora de
clasificar estos recipientes mediante la similitud global. Es decir, podían tener la misma etiqueta para
todos los objetos diferentes, pero cuando se les pedía que los clasificaran en grupos basados en la
similitud, todos los clasificaban más o menos de la misma manera que los sujetos de habla inglesa. La
etiqueta lingüística no interfirió en su capacidad de percibir y procesar los rasgos superficiales. En
resumen, estos resultados no apoyan la versión fuerte de la teoría del determinismo lingüístico.

Sustantivos contables o masivos


A pesar de los fallos de la teoría del determinismo lingüístico, ya hemos demostrado que el lenguaje
puede afectar a la memoria y la cognición. El lenguaje también afecta a la percepción y la interpretación
en algunos casos. Por ejemplo, consideremos la distinción entre objetos y sustancias. En inglés, como
en muchas lenguas, tenemos sustantivos para referirnos a objetos y sustantivos para referirnos a
conjuntos de cosas o sustancias. Los llamados sustantivos contables se refieren a entidades, objetos y
clases. Podemos decir "un caballo, dos caballos, cinco gatos y 13 pasteles". Por otro lado, los sustantivos
de masa suelen denotar entidades que no se consideran individualmente. Es decir, son una sustancia
más que un objeto. Podemos decir "un montón de hojas", "una pizca de sal" o "un montón de barro".
Aunque la sustancia que denota el sustantivo de masa puede estar formada por objetos individuales,
no nos referimos a los objetos individuales con el sustantivo de masa, sino que nos referimos al conjunto
de ellos como una cosa.
Un estudio de Soja et al. (1991) analizó cuándo adquirimos la capacidad de diferenciar entre objetos y
sustancias. ¿Aprenden los niños a hacerlo mediante la exposición a su lengua materna? Los
investigadores examinaron a niños de dos años que hablaban inglés. A los niños se les mostraron
objetos a los que se les dio un nombre arbitrario. A continuación, se les pidió que eligieran objetos
similares al que se les acababa de mostrar y al que se le había dado un nombre. Por ejemplo, a los niños

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se les podía mostrar un objeto sólido o un objeto no sólido y se les decía "Este es mi blicket3" o "¿Puedes
ver este blicket?". A continuación, se pedía a los niños que ampliaran el concepto preguntándoles
"Muéstrame algo más". Al extender estas palabras a nuevas muestras, los niños de dos años mostraron
una distinción entre objeto y sustancia. Cuando la muestra era un objeto sólido de bordes duros,
extendieron la nueva palabra a todos los objetos de la misma forma, incluso cuando estaban hechos de
un material diferente. Cuando la muestra era una sustancia no sólida, extendieron la palabra a otras
muestras con otra forma de esa misma sustancia, pero no a las coincidencias de forma hechas de
materiales diferentes. Esto sugiere que la distinción puede adquirirse a través del lenguaje, porque
tanto el objeto como el término eran nuevos. Incluso los niños de dos años son capaces de generalizar
según la información lingüística.

Diferencias lingüísticas en la percepción del tiempo


Un último ejemplo de cómo el lenguaje afecta al proceso de pensamiento queda demostrado en un
estudio de Lera Boroditsky (2001). La autora observó que en las distintas lenguas y culturas hay
diferencias en las metáforas que la gente utiliza para hablar del tiempo. Esto está relacionado con las
ideas de Lakoff sobre las metáforas conceptuales (ya comentadas). Los angloparlantes suelen hablar
del tiempo como si fuera horizontal. Es decir, una metáfora horizontal daría lugar a afirmaciones como
"retrasar el plazo" o "adelantar una reunión". Los hablantes de mandarín, en cambio, suelen hablar del
tiempo como si estuviera en un eje vertical. Es decir, pueden utilizar los equivalentes en mandarín de
arriba y abajo para referirse al orden de los acontecimientos, las semanas y los meses.
Cabe señalar que esto no es del todo infrecuente en inglés, especialmente cuando se considera el
tiempo en un calendario orientado verticalmente. De hecho, cuando miro el calendario de Google en
mi smartphone, está organizado en un eje vertical con el comienzo del día en la parte superior y el final
del día en la parte inferior. Aunque sigo utilizando términos como "me he retrasado en este proyecto",
también estoy bastante acostumbrado a pensar en el tiempo en la dimensión vertical. También
tenemos metáforas temporales verticales en inglés, como por ejemplo hacer algo "en lo alto del día".
Dejando a un lado las excepciones, estas metáforas parecen estar lingüística y culturalmente arraigadas
en los modismos y enunciados que se producen.
Para comprobar si la metáfora conceptual y el lenguaje afectan a la capacidad de los sujetos para
comprender la escena, primero se les mostró una presentación para orientarlos hacia la dimensión
horizontal o vertical. A continuación, se les pedía que confirmaran o negaran las proposiciones
temporales. En la Figura 8 se muestra un ejemplo de animación. En la primera, se muestra un ejemplo
de orientación horizontal en inglés: "La bola negra está por delante de la blanca". La segunda muestra
un ejemplo en inglés de una orientación vertical: "La bola negra está encima de la bola blanca”.
Boroditsky razonó que si una orientación activaba una metáfora vertical, y el sujeto hablaba un idioma

3
Término introducido por Nancy Soja en su disertación de 1987 "Ontological Constraints on 2-Year-
Olds' Induction of Word Meanings" del Departamento de Ciencias Cognitivas y del Cerebro del MIT. Se
refiere a un tipo de objeto novedoso con determinadas propiedades que puede ser clasificado por un
humano en ciertos experimentos relacionados con la causalidad y la percepción, por ejemplo, la
activación de un "detector de blicket" (un dispositivo que se ilumina y reproduce música). La palabra
fue utilizada después de Soja por diversos científicos cognitivos, y utilizada desde el año 2000 en
publicaciones de David Sobel y Alison Gopnik del Departamento de Psicología de la UC Berkeley. (Nota
del traductor).

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que fomentaba el pensamiento sobre el tiempo en una dimensión vertical, debería ver facilitado el
procesamiento. Es decir, serías más rápido a la hora de juzgar la proposición temporal. Si se ve una
posición que activa la metáfora vertical, pero se habla un lenguaje que anima a pensar en el tiempo en
una dimensión horizontal, entonces se debería ver un coste y sería más lento a la hora de juzgar la
proposición temporal.

Figura 8. Este es un ejemplo de una dimensión visual horizontal (a la izquierda) y una


dimensión visual vertical (a la derecha). Si se muestra a los sujetos uno u otro antes de hacer
una inferencia temporal, puede facilitar o interferir con la inferencia dependiendo de cómo
el hablante conceptualice el tiempo.

Esto es lo que descubrió Boroditsky. Después de ver una animación orientada verticalmente, los
hablantes de mandarín confirmaban o desconfirmaban más rápidamente las proposiciones temporales
en comparación con cuando habían visto la animación horizontal. En el caso de los angloparlantes, el
efecto fue el contrario. Esto sugiere que las diferencias lingüísticas pueden predecir aspectos del
razonamiento temporal de los hablantes. Estudios posteriores demostraron que esta orientación por
defecto puede anularse. Por ejemplo, Boroditsky entrenó a sujetos de habla inglesa para que pensaran
en el tiempo de forma vertical, dándoles ejemplos de metáforas verticales. En este caso, tras el
entrenamiento, los angloparlantes mostraron el efecto de priming vertical en lugar del anterior
horizontal. Aunque este estudio muestra un claro impacto de la lengua en el pensamiento, no es una
prueba contundente del determinismo lingüístico porque la lengua materna no parece determinar
cómo se percibe el tiempo. En su lugar, los efectos locales del contexto lingüístico parecen hacer la
mayor parte del trabajo.

Resumen
Aunque muchas especies diferentes se comunican entre sí, sólo los humanos han desarrollado un
lenguaje natural amplio, productivo y flexible. Y como el lenguaje proporciona el principal punto de
acceso a nuestros propios pensamientos, el lenguaje y el pensamiento parecen estar completamente
entrelazados.
En el Capítulo 3, afirmé que la memoria es flexible y maleable. Esta flexibilidad puede ser en ocasiones
un inconveniente, ya que los recuerdos no siempre son precisos. Los recuerdos son un reflejo directo

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de los procesos lingüísticos utilizados durante el proceso de codificación y recuperación. Este punto se
demostró en el debate sobre el testimonio de los testigos presenciales y cómo el lenguaje utilizado
durante el interrogatorio puede cambiar el contenido del propio recuerdo. En otras palabras, la
memoria de los acontecimientos se crea y se ve afectada por el lenguaje que utilizamos al describir el
acontecimiento a nosotros mismos y a los demás.
En el Capítulo 4 sobre conceptos y categorías, sugerí que los conceptos podían representarse mediante
definiciones, listas de características o prototipos centralizados. Aunque cada una de estas teorías hace
diferentes afirmaciones sobre lo que se representa, todas ellas asumen que una categoría y un concepto
pueden tener una etiqueta. La etiqueta es lingüística. Aunque el presente capítulo deja claro que
nuestros conceptos no están definidos exclusivamente por un lenguaje, las etiquetas verbales de las
categorías siguen siendo un importante punto de acceso. Accedemos a la información categórica de
muchas maneras utilizando la etiqueta lingüística.
En la sección 2, examinaremos el papel del lenguaje en el razonamiento. En la lógica deductiva, el uso
del lenguaje debe ser preciso para determinar un argumento válido de un argumento inválido. También
estudiaremos el papel del lenguaje en la mediación entre los comportamientos más rápidos y basados
en el instinto que produce el Sistema 1 y los resultados de comportamiento que produce el Sistema 2,
más lento y deliberativo. La capacidad lingüística ayuda a mediar entre estos dos sistemas. Además,
generalmente se considera que el Sistema 2 está basado en el lenguaje. En el Capítulo 9 de la sección
3, que el uso del lenguaje puede influir en la toma de decisiones al proporcionar un contexto o marco.
La misma decisión puede enmarcarse como beneficiosa o como una pérdida potencial. En otras
palabras, el contenido lingüístico y la semántica pueden tener un impacto considerable en el resultado
conductual de las decisiones.

Cuestiones para pensar


• Hemos demostrado que gran parte o casi todo el pensamiento requiere un cierto uso
del lenguaje. ¿Podría decirse que el pensamiento es esencialmente el uso de la propia
voz interior para guiar el comportamiento?
• Los chimpancés son capaces de comunicarse entre sí y pueden aprender a
comunicarse con los humanos mediante símbolos o lenguaje de signos. ¿Qué haría
falta para convencerte de que utilizan un "lenguaje"?
• Las metáforas conceptuales parecen estar presentes en muchas de las cosas que
decimos y escribimos. ¿Crees que las metáforas facilitan o dificultan la comunicación
y la comprensión?
• Los trabajos de Rosch y Malt aportan pruebas sólidas contra el determinismo
lingüístico de Whorf. ¿Cómo serían de diferentes los resultados si la teoría fuera
cierta? ¿Se le ocurren ejemplos en los que el lenguaje parece realmente influir o
determinar la cognición?

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