Artes Contextuales
Artes Contextuales
Artes Contextuales
en
América Latina,
imagen y conocimiento
en
América Latina,
imagen y conocimiento
Universidad Autónoma
del Estado de México
Maestra en Administración
Susana García Hernández
Directora de Difusión y Promoción
de la Investigación y los Estudios Avanzados
studios visuales
en
América Latina,
imagen y conocimiento
1. Comunicación visual
2. Percepción visual
3. Imagen
ARTES CONTEXTUALES
Estudios visuales en América Latina,
imagen y conocimiento
Libro sometido a sistema antiplagio y publicado con la previa revisión y aprobación de pares doble ciego
externos, uno de ellos forma parte del Sistema Nacional de Investigadores, nivel C. Expediente de obra
322/01/2022, Dirección de Difusión y Promoción de la Investigación y los Estudios Avanzados, adscrita a
la Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Este libro es producto del proyecto de investigación 6225/2020CIB, del Cuerpo Académico Arte como
Conocimiento.
Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Esta obra queda sujeta a una licencia Creative Commons Atribución-No comercial-Sin
derivadas 4.0 Internacional. Puede ser utilizada con fines educativos, informativos o culturales, ya que
permite sólo descargar sus obras y compartirlas, siempre y cuando den crédito, pero no pueden cam-
biarlas de forma alguna ni usarlas de manera comercial. Disponible para su descarga en acceso abierto
en: ri.uaemex.mx
Hecho en México
Contenido
9 Introducción
Álvaro Villalobos Herrera
23 Capítulo I
Efectos de una labor estallada, crítica
a lo expandido en las artes visuales
Álvaro Villalobos Herrera
55 Capítulo II
Problematización del campo y objeto
de los Estudios Visuales Latinoamericanos
José María Aranda Sánchez
91 Capítulo III
Apuntes para la invención, la imagen
y el arte como conocimiento
Janitzio Alatriste Tobilla
135 Capítulo IV
Gráfica actual y migración en Latinoamérica
José Luis Vera Jiménez
169 Capítulo V
Imaginación emancipatoria. El cuerpo precario
desde la fotografía y la escritura de dos artistas
latinoamericanas
Cynthia Ortega Salgado
200 Autores
Introducción
C
ada día tienen más importancia las investigaciones sobre el arte que
implementan metodologías y métodos útiles para generar cambios
en sus procedimientos de producción, desarrollos y definiciones. De
ahí que las variantes para comprenderlo sean cada vez más complejas.
De modo tradicional, a través del tiempo, se ha inscrito al arte dentro de la
producción simbólica de conocimientos sensibles y se le ha dado un lugar en
el gran espectro de las culturas, pues éste tiene una función catalizadora del
pensamiento, toda vez que registra los modos de presentar y representar
ideologías, así como acciones de comunidades específicas, desde los ámbitos
de creación.
Las teorías de la comunicación connotan al arte de la capacidad para
vincular de manera icónica formas y objetos con significados que detonan
imágenes mentales en quienes las transmiten y perciben. Por ello, los sujetos
involucrados en la comunicación pueden establecer relaciones de semejanza
con imágenes preexistentes en su imaginario y pueden crear otras a partir
de los signos que las componen.
La rapidez con la que suceden permutas y fluctuaciones en los mo-
dos de pensar el arte, así como la aparición de teorizaciones y estudios son
muestra de la extensa gama de posibilidades que se tienen para abordar los
estudios sobre la imagen. La mayoría de estos acercamientos ponen en tela
de juicio verdades que se declaraban absolutas sobre los significados del
arte, la imagen, los estilos, los movimientos artísticos y las tendencias, que
ahora sabemos cambian vertiginosamente.
Los giros conceptuales, argumentados por la crítica del arte y la his-
toria derivados de los giros culturales, presentan lecturas que revelan la
importancia de la imagen como ente representativo de significación de situa-
ciones y objetos reales, simbólicos e imaginarios en función del mismo arte,
así como de los medios informativos que en la presente era de la informática
9
digital se involucran y explotan los usos de la imagen indiscriminadamente.
Por medio de esta incursión, en diversos temas relativos a la producción ar-
tística y de imaginarios visuales se indagan y analizan críticamente hechos y
documentos, así como obras artísticas para el propósito de este libro.
El objetivo principal es el acercamiento crítico al arte actual en distintas
manifestaciones, así como sus relaciones con la imagen y la visualidad, en el
marco de los estudios visuales del contexto latinoamericano, con el fin de
producir conocimientos útiles para el ámbito académico, científico y huma-
nístico a nivel inter, multi y transdisciplinario.
El arte, en términos generales, constituye el espacio aglutinador de la
producción creativa de las personas; focaliza y representa el pensamiento y
las sensibilidades derivadas de las relaciones sociales con el mundo mate-
rial, además de su universo simbólico. Del arte emergen las imágenes como
entes representativos de significaciones contenidas en objetos y situaciones
que motivan al intelecto humano a desarrollar acciones discursivas, muchas
veces identificadas por las teorías estéticas. El carácter discursivo que detona
el arte sirve a los estudios visuales como campo ideológico, útil para analizar
la vida social de las imágenes derivadas de la producción y relacionadas con
campos disciplinares como el dibujo, la gráfica, la fotografía, el cine, los me-
dios de comunicación y la producción en las artes visuales en sus diferentes
vertientes: pintura, escultura y performance, entre otras. Las teorías sobre la
visualidad contemporánea plantean diversas posibilidades de exploración
de la producción de imaginarios, a partir de la interdisciplina, la multidiscipli-
na y la transdisciplina, e incluso desde la indisciplina. Desde estas áreas se
desbordan las fronteras del conocimiento para producir relaciones entre el
arte y los demás campos de la vida con las que los artistas e investigadores
de la imagen nos vemos involucrados.
La investigación que produjo este libro respondió a los propios procesos
de creación relacionados con el ámbito académico de la Facultad de Artes de
la Universidad Autónoma del Estado de México, donde muchos de los progra-
mas, teorizaciones y ejercicios prácticos abordan el arte actual y la producción
de imágenes, desde sus acepciones de lo contemporáneo, lo contextual y lo
expandido. Estas jerarquías denotativas corresponden muchas veces a la tem-
poralidad de las obras producidas, así como a los contextos específicos en los
que son expuestas, connotadas por las mismas necesidades de producción
de los artistas, tanto en los talleres y en las aulas de clase, como en la vida
profesional. Estas tres categorías implican relaciones que surgen de la amplia-
ción de las fronteras entre el arte y la vida, e involucran otras denominaciones
Introducción 11
En los capítulos posteriores se analizan postulados de otros autores
pertenecientes a importantes corrientes de pensamiento mismas que dan
sustento conceptual a los estudios visuales y a lo que, en este particular cam-
po de reflexión, se denomina visualidad contemporánea. Esta última acepción
está constituida por el torrente de teorizaciones ideológicas que provienen de
diferentes disciplinas y facilitan el entendimiento de las creaciones artísticas
actuales. Para avanzar en nuestras deliberaciones se tomó como referencia
el contexto latinoamericano, que nos permite vincular la producción de obras
artísticas, pensamientos y reflexiones, y las posibles incidencias en los di-
ferentes ámbitos de la educación, la pedagogía de las artes visuales y los
estudios de la cultura visual.
En términos metodológicos se aborda la importancia de la imagen,
incluida la que se genera a través de la producción artística como ente repre-
sentativo y de significación, que en muchos casos siguen los paradigmas del
pensamiento y acción que han marcado derroteros clásicos en la formación
artística. Esto a través de valorar las experiencias emergentes propias de la
Academia: desde el cubículo de los profesores-investigadores, las disertacio-
nes con alumnos en el salón de clase, y la producción de obras en talleres de
artistas o en contextos de producción por medio de intervenciones a lugares
específicos. Dentro de las distinciones y acepciones teóricas que pueden dár-
sele a los estudios visuales se encuentra uno de sus principales sentidos teóri-
cos: visualidad como fenómeno discursivo y de generación de conocimientos
útiles para la producción de imaginarios. Estos últimos toman posturas ideo-
lógicas de todo tipo y, en algunas ocasiones, posturas políticas, inclusive a
veces toman sentido bajo los paradigmas de las teorías de la comunicación a
través de enunciados que implican formas de presentación y representación
de la imagen, en los modos clásicos de entenderla, de comprenderla y perci-
birla desde las artes visuales, panorama donde muchas formas de pensar la
imagen estaban siempre excluidas.
En el segundo capítulo, José María Aranda Sánchez aborda a los es-
tudios visuales propiamente dichos. Toma como referencia la producción
discursiva aplicada a la región. El objetivo es claro: problematizar los estudios
visuales latinoamericanos en cuanto a su campo y su objeto de conocimien-
to. Analiza cuatro textos publicados entre 2016 y 2019 en la revista Artefacto
Visual de la Red de Estudios Visuales Latinoamericanos y, a partir de ellos,
realiza una muestra estructurada y crítica del compendio de más de cincuen-
ta y dos artículos sobre el análisis de las diversas prácticas e intervenciones
con la imagen, mediante un análisis específico acerca de las políticas de la
Introducción 13
Susan Buck-Morss al preguntarse por qué los estudios visuales son el foco
de nuestra atención e insinuó que esta pregunta no sólo puede responderse
desde las novedosas condiciones que proporciona la compleja cultura glo-
bal, sino que hay que abordarla desde diferentes perspectivas y, por supues-
to, pasarla por el tamiz de las aproximaciones teóricas con que se relaciona
la imagen.
El autor aborda las reflexiones de Ana Torres sobre la violencia en
México, ejemplificada en las obras de Teresa Margoles; retoma las “fractu-
ras de la memoria” planteadas por Nelly Richard, en Chile; replica los argu-
mentos de Joaquín Barriendos, quien subraya la trascendencia del estudio
de la visualidad y de las culturas visuales en y desde América Latina para
no seguir repitiendo los programas de estudio, las guías curriculares y las
competencias departamentales del entorno académico europeo y angloa-
mericano estadounidense, en el contexto local. La solicitud de Barriendos es
importante porque delata en profundidad que los regímenes visuales euro-
centrados son eminentemente discriminatorios y excluyentes, a la vez que
son derivados del ímpetu neocolonial impuesto por los poderes hegemóni-
cos, implementados durante la modernidad y desarrollados hasta la fecha.
Una de las preguntas centrales en investigaciones académicas versa
en torno a los límites de los estudios visuales y el funcionamiento de la ima-
gen como parte de su objeto de conocimiento. Está basada en las complica-
ciones para establecer relaciones con las demás disciplinas. Por ello, surgen
importantes cuestionamientos sobre el abordaje de categorías como “la
matriz colonial del poder”, y las consiguientes “colonialidades epistémicas
del ser y del saber”, argumentadas por autores del contexto latinoamericano
como Aníbal Quijano, Walter Mignolo y Santiago Castro-Gómez.
Aranda enfatiza la importancia del uso de estas matrices epistemoló-
gicas para comprender los estudios visuales en América Latina. Los usos de
la imagen en el arte y las manifestaciones sociales realizadas con estrategias
artísticas en las que la imagen juega un papel importante se ven ejemplifi-
cados en los casos de las obras de artistas latinoamericanos, sobre todo de
las regiones ampliamente invisibilizadas por la hegemonía del conocimiento
eurocentrado. Enfocar la visualidad de la región latinoamericana implica
tratar los comportamientos de la imagen en situaciones específicas como las
derivadas de condiciones sociales, políticas y económicas, propias de esta
particular zona geográfica y cultural.
Lo anterior supone el despliegue de desplazamientos constantes de
los marcos teóricos y metodológicos necesarios para entender el desarrollo
Introducción 15
Se propone la perspectiva triádica para abordar el conocimiento de
la psique, aclarando que el psicoanálisis no es de ningún modo psicología,
o en todo caso psicología y psicoanálisis son dos teorías distintas sobre la
psique1. Según Alatriste, la importancia de ambas teorías como herramientas
para abordar los estudios de arte, imagen y estudios visuales, basada en
la semiótica y el psicoanálisis, proporciona términos constitutivos para la
comprensión del mundo, de modo que una imagen nunca es sólo eso, sino
que es el resultado de un proceso cognitivo que convoca por lo menos tres
momentos: la imagen como proceso sensible, cualitativo, inefable y real; la
imagen como proceso reactivo, imaginario, matérico y formal; y finalmente,
la imagen como proceso reflexivo, epistemológico, simbólico y cultural.
El autor, a grandes rasgos, argumenta, que las tres dimensiones onto-
lógicas de la semiótica de Peirce (primeridad, segundidad y terceridad) suce-
den de manera reflexiva y automática en los procesos de significación cuya
base está centrada en las teorías sígnicas que las implican. Estas categorías
están sustentadas en su capítulo como relaciones isomórficas mediante la
organización de las informaciones desde una metodología psicoanalítica.
Así, la organización triádica semiótica respecto al psicoanálisis tiene
diferente composición en su corpus organizativo de conceptos e ideas, pero
la misma estructura analítica. El autor argumenta que lo Real, lo Simbólico y
lo Imaginario son las dimensiones psicoanalíticas lacanianas más útiles para
argumentar la comprensión de los fenómenos que circundan el acontecer
social en el mundo a la manera del efecto espejo y reflejo, donde lo Real del
psicoanálisis lacaniano es el equivalente del Ello, que constituye al sujeto en
su esencia, pero está fuera de su comprensión por la imposibilidad de viven-
ciarlo y experimentarlo. Por su parte, el Yo se presenta como equivalencia de
lo Imaginario lacaniano que genera en el individuo una subjetividad singular.
Por último, presenta la categoría del Superyó, analogada con lo Simbólico
para demarcar el ámbito cultural colectivo de los sujetos, pero a la vez para
determinar una singularidad también subjetiva de los mismos normada con
y dentro de estamentos sociales.
El autor organiza las informaciones necesarias para el análisis de la
imagen en tres áreas donde la creación artística es el objeto de estudio real
de la imagen: los estudios visuales son el carácter Imaginario de la imagen,
1
La psicología conserva como elemento de comprensión el factor biológico traducido en la pre-
misa de sobrevivencia del sujeto, mientras que el psicoanálisis concibe a la psique sin el condi-
cionamiento del factor indispensable para la anterior; de ahí que Sigmund Freud denomine al
psicoanálisis como una metapsicología.
Introducción 17
Cuando la producción de imaginarios se acerca a la producción de
conocimientos específicos, se propone descifrar la competencia de la misma
imagen dentro de los procesos heurísticos que pueden distinguirse como
formas de pensamiento y labor en las que se apoya la conciencia para rea-
lizar actividades mentales exigentes y complejas. De ello se deduce que, de
cualquier aproximación de los estudios sobre la imagen, deviene una aten-
ción especial sobre los tres grandes campos que constituirán los objetos de
estudio en torno a la imagen: imagen y creación, imagen y cultura e imagen
y conocimiento.
Por su parte, en el cuarto capítulo, José Luis Vera Jiménez aborda e in-
tegra la producción gráfica actual referente a la migración. Destaca esta prác-
tica en el ámbito artístico latinoamericano de los últimos años, sobre todo a
partir de la observación de las obras de reconocidos creadores como las ar-
gentinas, Mirta Kupferminc y Graciela Sacco, recién fallecida; los mexicanos
Ana Rojas, José Hugo Sánchez, Dianna Frid y Carlos Amorales; los peruanos
Lin Belaunde Morla y Claudia Martínez Garay; los venezolanos Francisca Ani-
nat y Juan José Olavarria. De la misma manera, aborda la gráfica de Frances
Gallardo, de Puerto Rico; los cubanos Alexis Leyva Kcho y Sandra Ramos; la
brasileña Rivane Neuenschwander y la colombiana Ana González Rojas. El
abanico de posibilidades de esta producción de imágenes no es tan extenso
comparado con el listado de artistas gráficos vigentes en la región. Aun así,
la selección de obras y artistas obedece consecuentemente al tema de la mi-
gración, que hace parte de la historia y las conformaciones culturales, tanto
locales como internacionales.
Vera Jiménez centra la crítica de las imágenes de estos artistas en la
visualidad contemporánea, en función de sus tendencias poéticas, la deriva
y el uso de procesos técnicos adecuados a la realidad actual en comparación
con los procesos y técnicas tradicionales. No pasa por alto la observación
a las prácticas visuales callejeras heredadas de las corrientes neográficas
con función comunicativa; en sí, su crítica se basa en el concepto estéticas
migratorias proporcionado por la artista Mieke Bal, mediante un postulado
que destaca las categorías, migrante, territorio y viaje. Este capítulo describe
el panorama general de la producción gráfica de los últimos diez años en
Latinoamérica, a partir de cuestionar la naturalización de los procedimientos
gráficos en cuanto a su discurso artístico, fundamentado principalmente en
la técnica del estampado. Vera Jiménez propone que la contemporaneidad
de la producción gráfica está basada en su interrelación con los fenómenos
culturales de la realidad social. Se refiere principalmente a la vigencia de la
Introducción 19
primordial en sus desplazamientos de investigación y documentación a una
corriente específica o medio particular que articula la idea de lo gráfico para
revelar y ejemplificar las interconexiones que tienen con otros medios de
producción en las artes visuales.
El quinto y último capítulo, a cargo de Cynthia Ortega Salgado, abor-
da en el marco de las visualidades el tipo de manifestaciones artísticas que
aparecen reiterativamente en espacios de exhibición y circuitos editoriales
de diferentes lugares de América Latina, relacionadas con la producción
fotográfica. En el capítulo se establecen relaciones formales y conceptuales
entre la producción de imaginarios visuales desde el punto de vista de los gé-
neros relacionados con los otros campos del conocimiento relevantes para
la producción artística.
Este propósito se cumple desde el señalamiento de posiciones cruciales
y urgentes para esta época, contenidos en las propuestas emergentes de los
diferentes feminismos de la región. Este capítulo versa sobre la imaginación
emancipatoria y el cuerpo precario desde la fotografía y la escritura de dos ar-
tistas latinoamericanas: la chilena Paz Errázuriz y la brasileña Clarice Lispector.
Para ello, la autora analizó algunas de las obras pertenecientes a una explora-
ción conceptual particular contenida en las imágenes de la serie fotográfica El
infarto del alma de Errázuriz y el cuento “El búfalo” de Lispector. Centró su aten-
ción en sólo una parte de la producción de estas dos artistas que han marcado
un hito en la historia de una visualidad que enfoca la fotografía y la literatura
latinoamericanas del siglo XX.
Las reflexiones de Ortega Salgado parten del concepto precariedad, no
sólo en su condición de pobreza, austeridad y miseria, sino como procedi-
miento de resistencia motora de la creación, capaz de producir extrañamien-
tos que luego trastocan los marcos de lectura y comprensión y, posterior-
mente, generan intervalos de comunicación sensorial entre los cuerpos y las
vidas de las personas, pero sobre todo establecen lazos afectivos importan-
tes para las relaciones sociales. Ortega analizó el fenómeno sociocultural de
lo precario con relación a las alianzas visuales que ocasionaron las capturas
fotográficas dirigidas a los pacientes del hospital psiquiátrico Doctor Philippe
Pinel, en Putaendo2. En el análisis destacan las influencias visuales que pro-
porciona el contexto geográfico, tanto como las referencias literarias aborda-
das para lograr los objetivos pretendidos.
2
Localizado en el sector de Sahondé, a tres kilómetros de distancia de la Plaza de Armas de esta
bella población chilena. Pertenece a una comuna de la provincia de San Felipe, empotrada en la
Quinta Región del país austral.
Introducción 21
Capítulo I
23
investigación que involucren sucesos prácticos y útiles para acercar a los
artistas a comunidades específicas. De manera tradicional, el arte se veía
lejano a las voluntades del público, de los agentes externos a éstas y a las
conciencias de los creadores. El modo de creación convencional tiene que
ver con las obras que son producidas para satisfacer particularidades de los
artistas en su taller, sin mediaciones ni intervenciones externas, tanto en
la concepción como en la producción. En cierto modo, el desbordamiento
también está relacionado con la capacidad del arte para proporcionar cono-
cimientos que provienen no sólo de la creación artística, sino de las relacio-
nes conceptuales establecidas, por medio de las obras, con otros campos de
conocimiento con los que comparte asociaciones formales y contextuales.
Una característica que permite establecer relaciones entre el arte y
otras disciplinas es que el primero ya no es considerado una actividad ex-
clusivamente sensitiva y emocional, que atiende las acciones prácticas de un
sujeto, dentro de los ritos que dan origen al desarrollo de su proceso crea-
tivo. El arte, en general, se concibe como una actividad humana compleja
que integra saberes del universo sensitivo y cognitivo, tanto del artista como
de los receptores. Es decir, la obra es el resultado del comportamiento y las
reflexiones de los demás sujetos de la sociedad con los que se relacionan los
artistas, en aras de producir conocimientos derivados del quehacer artístico:
nuevos entes denominados interdisciplinarios y transdisciplinarios.
En los proyectos de investigación académica sobre arte y visualidad se
buscan salidas prácticas por medio de modos expresivos relacionados con
los lenguajes de los que se sirven los creativos para hacer efectiva la comu-
nicación visual. Una de las relaciones más importantes del arte y el uso de la
imagen en sus diferentes etapas de investigación con relación a otros cam-
pos es la dependencia y conexión con los fenómenos sociales y culturales de
los lugares donde surge la visualidad. El arte, en su esencia, conserva una
conexión con el contexto sociocultural en el que se desarrolla. Ahora más
que nunca, la incidencia de los procesos sociales y comunitarios está siendo
valorada por los artistas; de ello derivan múltiples formas de lectura del arte.
Quizás las más útiles surgen del torrente discursivo que proyecta dispositi-
vos relacionales con términos, metodologías y métodos, proporcionado por
las otras disciplinas que lo abordan, pero también con la indisciplina norma-
tiva en la que se desenvuelven los artistas.
En función de la indisciplina, muchos artistas utilizan el poder de lo ex-
perimental para desplazarse formal, técnica y conceptualmente en múltiples
dimensiones. De esos desplazamientos derivan las relaciones que establecen
Desde la filosofía, las nociones de estética tienen una larga tradición en los
discursos académicos, sobre todo en los que han sido difundidos tradicional-
mente a través de la historia del arte derivada del pensamiento occidental y
publicada internacionalmente en libros y enciclopedias, así como en los me-
dios informativos digitales actuales. Las nociones sobre estética que se estu-
dian en las academias de arte tradicionales1 fueron sacadas de las filosofías
y las historias clásicas, derivadas de una noción de mundo y de pensamiento
eurocentricas. De ahí que la noción de arte contemporáneo devenga de las
aportaciones realizadas por los filósofos de la posmodernidad, especialmen-
te Lyotard, Derrida, Deleuze y Baudrillard, influenciados por el materialismo
dialéctico. Por supuesto, para entender el término desde la filosofía no se
puede dejar de lado a Hal Foster y a Giorgio Agambem.
La noción de estética de Lyotard se reconoce por una condición deriva-
da del Ánima mínima (1995), útil para entender las relaciones entre el imagi-
nario del receptor y los objetos artísticos que se encuentran a su alcance. Se
trata de una propuesta de conexión entre la estética, la política y la psicología
mediante el establecimiento de las relaciones del deseo por el arte; por medio
de ellas se entienden que un sujeto al aproximarse a los objetos que consi-
dera artísticos, entra en contacto con ellos y al hacerlo aviva el ánima mínima
que poseen. Los objetos, ahora considerados artísticos, emiten vibraciones
sensoriales básicas que el sujeto capta y que, al introducirlas en su entendi-
miento, por medio de sus sentidos externos, extrae de ellas el gozo, placer o
enfado, generándose así una experiencia estética.
1
Incluida la que proporcionó los recursos conceptuales y materiales para esta investigación.
Intencionalidades artísticas
Actualidades y anacronismos
Actualmente la crítica del arte tiene sus propias dinámicas de producción dis-
cursiva en torno a la creación, la distribución y la aceptación de las obras, ya
que está dirigida a públicos cada vez más especializados. La crítica de arte se
produce consciente de las segregaciones y estratificaciones clasistas, tanto
de las obras como de los artistas y de los lenguajes que utilizan los críticos
y curadores. Estos últimos se disputan los lugares privilegiados para hablar
en las revistas, catálogos y publicaciones culturales, en la pugna por escalar
en el ranking nacional e internacional de tal o cual artista. Así, llegan inclusive
a ocupar cargos directivos en las instituciones de prestigio. Por eso, en los
medios artísticos, curatorial y de la crítica son frecuentes las denominaciones
insider y outsider, para referirse a las obras y creadores que están y los que
no están comentados por los circuitos de legitimación. En principio, las leyes
y políticas constitucionales de repúblicas como la mexicana contemplan la
cultura y patrimonio artístico como un derecho público al que toda persona
Como quiera que sea, a quienes vivimos del lado Este del Océano Atlántico,
en tierras americanas, abajo del Río Bravo, entendemos las dinámicas tota-
litarias que utilizan las publicaciones eurocentradas y los eventos de renom-
bre internacional como la Bienal de Venecia en Italia, la Documenta de Kasell
en Alemania o la Manifesta de la Unión Europea, para expandir su hegemonía
de pensamiento. Estos eventos como otros del mismo corte y talante están
organizados de manera que pueden dejar fuera (out) a porcentajes altos de
artistas de diferentes localidades, incluidas las periferias de Europa, con el
favor de la más elevada cúpula de representantes de la hegemónica casta
que los dirige. Aunque esos eventos crean tendencias en los movimientos
artísticos actuales, en América Latina tenemos poca vergüenza y seguimos
pensando que ir hacia lo comercial es la única dirección en la que debemos
avanzar. Muchos de los condicionamientos del arte, con tinte universalista,
de las últimas décadas delatan que contratan a los críticos para enfilar las pu-
blicaciones internacionales especializadas hacia lo comercial. Sin embargo,
esta crítica no está encaminada a seguir esos derroteros, pero hay que dar
cuenta de que existen para prevenir y anunciar los cambios de paradigmas
que naturalmente se dan en el arte.
En la última década de este siglo, las publicaciones internacionales
se apoyan en internet para anunciar la emergencia de un arte llevado a los
límites de lo inimaginable, el arte de frontera o el arte sin fronteras. Un arte
en el que las esencias de pensamiento y la acción trascienden lo formal y
Fuentes de consulta
E
l objetivo principal de este trabajo es problematizar el objeto de conoci-
miento de los estudios visuales Latinoamericanos (EVL), con base en una
observación y análisis de un conjunto de textos publicados en la revista
Artefacto Visual, de la Red de Estudios Visuales Latinoamericanos.
Una posible entrada para considerar un “nuevo” campo es plantear
algunas preguntas básicas como las que acostumbran los administradores
o los bibliotecarios: ¿de dónde sacó su nombre?, ¿cuáles son sus revistas y
principales libros?, ¿dónde se enseña y qué textos se requieren?, ¿en qué se
diferencian de sus vecinos más cercanos? Y, finalmente —con mucho tacto―
¿es el campo una nueva disciplina o una iniciativa que existe entre varias dis-
ciplinas? No me dedicaré a responder estas interrogantes, pero las menciono
toda vez que los EVL estarían en dificultad para responder sensatamente a
ellas, lo que nos remite a pensar en el tema de la burocratización de algunos
estudios que se han institucionalizado; aunque su desmarque, autenticidad
y pertinencia aún están en suspenso.
A pesar de que la problematización ocupó un lugar primordial en toda la
obra de Michel Foucault no ha recibido la atención de otras categorías, como
las de vigilar y castigar, o saber-poder que estuvieron presentes desde La Ar-
queología del saber (Foucault, 1970), y más adelante, con un mayor desarrollo
en Historia de la Sexualidad (1984), donde expone: “La problematización moral
de los placeres” y aborda la cuestión con cierto detalle.
La problematización reclama la práctica de la crítica como una onto-
logía de la actualidad, sin embargo, no busca ofrecer una fundamentación
55
alterna, en tanto analítica de la verdad, orientada hacia descubrir las posibili-
dades del conocimiento y sus límites insalvables, sino que se encuadre en el
proyecto de explicitar la constitución histórica de focos de experiencia, a fin de
dilucidar ontológico-políticamente la actualidad y problematizar su contin-
gencia, así como las posibilidades de franqueamiento de lo supuestamente
“universal y necesario”.
Se busca la articulación entre formas del saber dentro de los EVL; las
matrices normativas de comportamiento de quienes se presentan como
autores que producen textos dentro de este campo, así como los modos de
existencia virtual para sujetos posibles, es decir, que las prácticas relativas a
la producción de textos se encuentran personalizadas y para ello tiene que
suponerse un sujeto, pero más que un sujeto consciente y plenamente dis-
tanciado de su objeto de estudio, se considera un sujeto plenamente implica-
do. Esto significa que la oposición sujeto-objeto cartesiana queda superada,
con la condición de que el cognoscente logre “construir” su objeto de estudio
con el rigor necesario. Finalmente encontramos la superposición de las tres
dimensiones, cuyo desmontaje establece el objetivo de la problematización.
Esto supone comprender que el pensamiento artístico resintió una in-
flexión del acento crítico, el cual, negando toda intención de universalidad se
aleja de una aspiración fundante-normativa. Es decir, en lugar de plantearse
como una epistemología que pudiera dar cuenta de las condiciones de posi-
bilidad del conocimiento, al estipular las formas correctas de conocer, cuan-
do a una ética dirigida por la búsqueda de imperativos categóricos1, norman
las formas moralmente “buenas” de actuar. La crítica de Foucault aplica a
través del cuestionamiento de un asumido carácter “necesario” de las formas
de pensamiento y de los modos de acción de las subjetivaciones en sus rela-
ciones consigo y hacia los otros (Raffin, 2015). Este punto nos compete direc-
tamente a quienes aspiramos a contribuir en el afianzamiento de los EVL, en
la medida que aceptamos sin crítica que nuestro objeto sea la cultura visual,
sin cuestionar, o al menos preguntarnos: ¿tiene que ser así?, ¿no conlleva
riesgos o problemas epistemológicos?, ¿sólo es asunto de aceptar y seguir?
La problematización se ubica en un sistema del pensar como experien-
cia, implica mostrar por qué se produce de manera contingente el paso de
una determinación a otra, en este caso, de los no-problemas a los cuestio-
namientos argumentados. Tales cambios no están concebidos de antemano,
sino que únicamente el investigador puede generar y en buena medida crear.
1
A la manera en que Kant concebía al espacio y al tiempo.
2
El enunciado es una función de existencia que pertenece en propiedad a los signos y con base
en la cual se puede decidir, en consecuencia, por el análisis o la intuición, si casan o no, según
qué reglas se suceden o se yuxtaponen, de qué son signo, y qué especie de acto se encuentra
efectuado por su formulación.
3
Es resultado de un conjunto de enunciados que dependen de un mismo sistema de formación.
Se constituye en las formaciones discursivas y adquiere poder en el sujeto que lo hace objeto
de deseo.
5
Desde sus orígenes, hay una declaración y varias interrogantes acerca de cómo puede enten-
derse esa condición de surgir en el entrecruce de disciplinas consolidadas como la historia del
arte y la literatura, con los nuevos enfoques de la imagen y la visualidad. Por ello es que se trata
de un problema a problematizar y no una verdad para aceptar.
6
Traducción propia.
7
Afectos: se trata de estados, ya sea agradables o penosos, localizados en el eje placer-displacer,
ligados a los avatares de las pulsiones. También es aquello que se padece y afecta, por lo general
informe, indecible y muy personal y sólo puede expresarse con las palabras de un discurso
preexistente. Al nombrar los afectos, el discurso los “fabrica” y los aisla en la indeterminación
de la vivencia.
8
Como puede ser la angustia, según la filosofía de Kierkegaard. Sin duda es un afecto, pero espe-
cial, mismo que en Lacan nos confronta con lo Real.
9
Así se designa el rebasamiento o salto de los límites tradicionalmente establecidos: así habla-
ríamos del arte “fuera de sí” para indicar cómo la literatura se acopla con la música o la visuali-
dad, expandiendo su ámbito y dejando de lado la “pureza” de ciertas prácticas artísticas.
10
Según Mitchell, se trata de un redescubrimiento poslingüístico de la imagen como un complejo
juego entre la visualidad, los aparatos, las instituciones, los discursos, los cuerpos y la figuralidad.
11
Se advierte el énfasis de Foster para señalar que no cualquiera puede interpretar lo que ve y
mira.
12
Traducción propia.
13
Aquí es importante tener en cuenta las llamadas artes de la memoria.
14
Etapa histórico-social en que la civilización entra a un periodo asociado con el capitalismo tar-
dío o multinacional, que coloniza la integridad del orbe. Se identifica por un poder hegemónico
fuerte: el estadounidense; con el espacio posmoderno como lógica cultural, según la domina-
ción capitalista; con estandarización de todo, desde sentimientos y bienes de consumo, lenguaje
y espacio edificado; desconfianza en ideas clásicas de verdad, razón, identidad y objetividad, así
como progreso. Concibe el mundo como contingente, y puede verse como una sobreposición
en los lindes de las crisis.
15
Que serían parte de los fundamentos de los Estudios Visuales Latinoamericanos.
Y ese giro que inició a fines de los ochenta obligó a que la Academia dejara de
pensar lo afro como desaparecido y entenderlo como presencia activa, con-
llevó un examen de cómo se fueron dando, cambian, circulan y se reprodu-
cen las categorías racializadas actualmente. Un referente clave fue el trabajo
de Alejandro Frigerio Negros y blancos de Buenos Aires: repensando nuestras
categorías raciales (2006). Es posible, y eso es lo que interesa subrayar aquí,
que esa labilidad de las categorías y percepciones racializadas en favor de
la blanquitud fueron captadas también por otras investigaciones, ya desde
inicios del siglo XX.
En los primeros años de la década actual ciertos trabajos trataron con
las categorías racializadas desde fuera del campo afro, con la falta de diálogo
con especialistas o académicas del campo afro, que en muchos casos afectó
los enfoques. También llama la atención un estudio aparecido en 2013 de
Pablo de Grande y Agustín Salvia, en cuanto a discriminación por color de
piel en el ámbito laboral de Buenos Aires, que arroja cifras muy evidentes
en cuanto al altísimo nivel de racismo social. En 2016 se publicó en Estados
Unidos y en inglés un libro coordinado por Paulina Alberto y Eduardo Elena
centrado en el tema racial en Argentina, siglos XX y XXI. Allí se incluyen estu-
dios de poblaciones indígenas, afro y asiáticos, y se trabaja la configuración
racializada del discurso peronista y sus representaciones concomitantes, la
literatura o la cocina, en una compilación hasta antes impensable (Lambor-
ghini, Geler y Guzmán, 2017).
Estas breves referencias sólo buscan fortalecer la reflexión que estoy
exponiendo, en la medida que permiten comprender que la exclusión de la
negritud, por un lado, ya se está investigando académicamente y con mu-
cho interés y, por otro lado, se trata de un problema mayor, es decir, una
cuestión tanto estructural como hegemónica que tendría que considerarse,
no en términos de alguna sugerencia de buena voluntad o incluso como lla-
mado a la conciencia, sino en el sentido de preguntarnos qué tanto alcance
tiene una reflexión comprometida y hasta crítica en la transformación de
las condiciones sobre las cuales se mantiene y afianza la matriz de domina-
ción. Es decir, aceptar las limitaciones que una observación puede tener y
no pronunciar arengas y gritos de denuncia sin comprender que se trata de
un tema político de antagonismo social, donde la colonialidad se sostiene al
lado del capitalismo y la discriminación en razón de raza-clase. Por lo que
Reflexiones finales
91
un esfuerzo se intenta llevar al plano de realidad de lo humano, de modo que
estos apuntes son una documentación de este esfuerzo.
Intento, entonces, producir realidad del fenómeno de la imagen impli-
cándolo en cinco distintas dimensiones problemáticas de nuestra realidad
producida y compartida en colectivo:
• La imagen y el conocimiento.
• La imagen y el logocentrismo.
• La imagen y la política.
• La imagen y su pedagogía.
• La imagen y el tiempo.
Conocimiento
Quizá este concepto sea el más difícil de abordar, sobre todo por la gran can-
tidad de presupuestos que se tienen con relación a él. Es posible afirmar que
el conocimiento es un valor moderno, que desde los inicios de la modernidad
se ligó a una concepción de espíritu que transformó la noción medieval de
éste. El espíritu medieval construido desde las ideas de San Agustín se com-
prendía relacionado con la fe: una suerte de convicción que se manifestaba
sin ningún tipo de duda, emanada de un apego incondicional a la idea del
dios cristiano. El espíritu medieval, entonces, será representado por la fe.
El espíritu moderno se ha mezclado con ideas y conceptos de Santo
Tomás de Aquino, quien acentuará la relación con lo sagrado basada en el
conocimiento de la religión, más que en su creencia incondicional. Este giro
hace posible, paradójicamente, desde la misma religión cristiana la incorpo-
ración de un espíritu que busca y no sólo que se satisface dentro de su propia
creencia. Es la puerta al pensamiento crítico y científico, aunque en aquellos
momentos, entre el siglo XII y XV, no podemos de ningún modo afirmar que
se presenta de forma evidente. La modernidad marca al conocimiento como
un valor, pero aunque quizá conserva el nombre y su condición valiosa, sus
procedimientos y concepciones han sufrido transformaciones.
Un buen resumen de los procesos que la función del conocimiento ha
sufrido en el devenir de nuestro paradigma moderno de cultura lo plantea
Herman Parret en su texto Semiótica y Pragmática (1999). Parret propone que
son tres los grandes paradigmas de conocimiento: un conocimiento ontoló-
gico, ubicado en un autor emblemático como sería Aristóteles, en donde el
conocimiento se dirige al objeto y lo asume como existente previa e indepen-
dientemente del sujeto, de modo que éste último lo que hace es descubrir
las cualidades del objeto.
Un segundo paradigma de conocimiento es la propuesta de Kant,
donde el acento del conocimiento ya no es el objeto sino un sujeto cognos-
cente quien, desde un dispositivo mental, incorpora sus herramientas de
comprensión a un fenómeno que de principio se asume también existente
e independiente al observador, sólo que esa cualidad inmanente completa
queda fuera de la comprensión del sujeto. Así, el conocimiento será lo crea-
Investigación
El mapa que se podría plantear para una reflexión podría tener ciertas cua-
lidades que le otorguen flexibilidad y permitan adaptarlo como herramienta
conceptual a un espectro amplio de recorridos de investigaciones. En princi-
pio, no deberá entenderse como un método pues no es un camino estable ni
una receta repetible para obtener un resultado esperado.
Tampoco será útil si se considera un formato o protocolo que implique
tomar siempre una acción similar ante circunstancias distintas: no se trata de
cubrir aspectos o llenar casillas, sino de adquirir conceptos que nos permitan
reflexionar sobre las particularidades de los procesos y flexibilizar el mapa
ampliándolo hacia una pertinencia cada vez mayor e, incluso, enriquecerlo
con la posibilidad de sugerir espacios que hasta ese momento―todavía en
su papel de mapa—, no se consideren.
Por último, esta sugerencia de atlas no operaría si lo consideramos en
términos de una temporalidad lineal. No es de ningún modo una secuencia
sincrónica, pues no implica que un primer o segundo abordaje de cada as-
pecto clausure la posibilidad de reconstruir algún punto ya trabajado. Este
mapeo conlleva cubrir el recorrido del territorio y de las distintas dimensio-
nes que lo conforman como un proceso de investigación, realizarlo en lo más
posible bajo una estrategia que apunte hacia una lógica integral.
La afinidad de esta sugerencia topológica con el paradigma de co-
nocimiento, que plantea Parret como semiótico, nos propone una revisión
del proceso que Peirce sugiere para todo acto de pensamiento humano,
perspectiva que además será congruente con esquemas sugeridos por otros
autores como Humberto Maturana, Jacques Lacan, Edgar Morin, Heinz Von
Foerster, Paul Watzlawick o Michel Foucault.
Fenómeno
Objeto de estudio
Metodología
Método
Referencias
El conocimiento
No es difícil pensar que el conocimiento también sea uno de los ámbitos don-
de la escritura opera como legitimador de un conjunto de saberes. Es reco-
nocido por todos que el libro es el gran instrumento del saber, aun en nues-
tra época digital los productos de y para el conocimiento son realizados con
la escritura. El conocimiento representa el conjunto de estrategias humanas
elaboradas para hacer frente a lo que llamamos mundo, al menos a partir
del sentido común, pero éste, de ningún modo representa conocimiento,
más bien sería el conjunto de prejuicios naturalizados que aparentemente
se comparten entre los miembros de una comunidad, la afirmación de estos
prejuicios resulta justo de una ausencia de reflexión y por supuesto investi-
gación. Charles Sanders Peirce se acerca semióticamente a este fenómeno
cuando nos propone en su teoría del objeto, desde el signo, su separación
La imagen
Imagen y conocimiento
Reflexionar sobre las relaciones entre arte y política sin duda propone un
recorrido temporal muy amplio para este nexo. Desde las formas de difusión
ideológica en la imagen religiosa hasta Hans Hacke o Santiago Sierra, y pasar
por el muralismo mexicano. Sin embargo, en ese recorrido, incluso a vuelo
de pájaro, es fácil constatar que hablamos de cosas muy distintas, tanto si
el punto de análisis son las formas y su sintaxis, como si nos desplazamos y
analizamos desde los aspectos ideológicos tanto de una concepción del arte
como de la política misma.
El propósito de esta reflexión es plantear las diferencias entre un arte
político explícito que quizá sea mejor llamarlo arte partidista y un arte político
contemporáneo que se enfoca en el propósito de poner en crisis la noción
de poder. Sería posible situar ese arte partidista a inicios del siglo XX con
una continuidad que quizá podríamos cortar en los años sesenta del siglo
anterior, contextualizado en los conflictos sociales del año 1968 en diversas
latitudes, mientras que el arte político contemporáneo enfocado, no en las
posturas ideológicas, sino en un plano general del conflicto de la relación
con el poder de diversos grupos sociales, quizá sea posible plantearlo como
posterior a las luchas sociales del 68.
Como parte de este cambio paradigmático en la relación entre política
y arte, considero que un texto fundacional para esta nueva perspectiva es
la obra de Walter Benjamin quien, pese a que en consenso se le ubica como
Educación a distancia
Educación digital
La función del representamen dentro del triángulo semiótico opera como de-
tonante del signo, se constituye como un proceso afectivo de choque entre
dos entidades, una consciencia y algo que se infiere externo a esa conscien-
cia. El representamen rompe una estabilidad en una entidad mental, como
Peirce lo refiere en su texto de 1894 Qué es un signo. Ahí comenta sobre el
rompimiento de una estabilidad, por ello el carácter afectivo de la función del
representamen. Sin duda, para la educación y la posibilidad de producir una
estrategia educativa emergente ese detonante ha sido la crisis sanitaria que
enfrentamos a nivel mundial, aquí es oportuno aclarar algo: un representa-
men, como motivo para desencadenar una semiosis, puede producir en su
constitución como signo diversas representaciones de modo que el mismo
representamen daría origen a distintos objetos e interpretantes. La crisis por
la pandemia, sin duda, ha sido representamen de diversas realidades como
signos emergentes en nuestra vida semiótica, uno de ellos es la educación.
A nivel del detonante de este signo es que podemos encontrar ya los
primeros conflictos para la estabilización de esta reciente realidad educativa.
Hay en ella un contenido angustiante, mórbido, paranoico. Nos encontramos
Al abordar el campo del objeto es pertinente recordar que esta función se-
miótica se refiere a la noción de realidad que un signo construye al producir
la representación. En la función de objeto esa realidad tiene como caracte-
rística que se refiere al aspecto más tangible de ella, como son el espacio y el
tiempo. Esos ámbitos también presentan conflictos dentro de la experiencia
que ahora vivimos, es común la queja entre profesores de que se sienten
totalmente abrumados en sus tiempos, parece que el trabajo se ha multipli-
cado y el profesor tiene la sensación de ocupar todo su tiempo en el trabajo.
De distinto modo, los alumnos experimentan algo similar pues están
saturados de actividades. La educación digital ha producido un efecto insóli-
to: al transgredir las nociones básicas del pensamiento humano ―el tiempo
y el espacio—, los aprioris kantianos, nuestra experiencia de vida se distor-
siona, hemos tenido que cambiar los espacios y los tiempos en los que habi-
tualmente desarrollábamos nuestra labor docente, nos encontramos dando
clases en espacios de intimidad que daban contexto a otro tipo de vivencia,
lo mismo ocurre con los estudiantes, ellos toman clase y hacen ejercicios y
actividades en tiempos y espacios totalmente distintos a los que normalmen-
te destinaban a ello.
La noción contemporánea de tiempo y espacio plantea que ambas no-
ciones se refieren a un fenómeno común: el espacio es tiempo y viceversa.
Subjetividad y tiempo
Tiempo y pérdida
Tiempo y cotidianidad
Tiempo y memoria
El tiempo para el sujeto en su acción más obvia es, sin duda, la memoria.
Un proceso que claramente contribuye a la construcción de cada uno de
nosotros, como diría Roger Bartra (2014). Aunque no tenemos certeza sobre
el fenómeno de la consciencia en el humano, es posible pensar que la me-
moria juega un importante papel en ella. Son nuestros recuerdos, nuestras
historias y las de nuestros semejantes lo que constituye nuestro acervo de
archivos y dispositivos de memoria, misma que actúa como evidencia de lo
vivido, de lo que quizá ya no somos pero que sí hemos sido. Pero es pru-
dente en estos tiempos de conectividad, como los llamaría Franco Berardi,
deslindar la idea de memoria de su desplazamiento contemporáneo hacia
una función de las máquinas digitales. La memoria no es de ningún modo
Fuentes de consulta
Bartra, R. (2014). Antropología del cerebro: Conciencia, cultura y libre albedrío. Fondo de
Cultura Económica, México.
Benjamin, W. (2003). La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica. Ítaca,
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Márquez, I. (2015). Una genealogía de la pantalla: del cine al teléfono móvil. Anagrama,
Barcelona.
135
iconografías, etc.—, lo que de alguna manera deviene en cierto tipo de
identidad del territorio donde se generan, pero cuya orientación se
dirige más hacia la producción de imágenes decorativas o comerciales.
3. Propuestas que tienen como principio de formulación la revisión de
procesos y técnicas tradicionales, su experimentación, y la emergencia
de nuevos procesos técnicos, donde, en una especie de enlace entre
tradición y contemporaneidad, se actualizan los discursos sobre temá-
ticas y fenómenos actuales, estableciendo asimismo un puente entre
poéticas personales y fenómenos sociales actuales.
4. Propuestas gráficas derivadas de prácticas visuales callejeras, herede-
ras de las corrientes neográficas, que plantean una función comuni-
cativa y de denuncia partir de impresos artesanales o mecánicos, con
una marcada tendencia a constituirse como herramientas críticas de
situaciones político-sociales.
5. Propuestas que parten de la interpelación del propio medio gráfico, ya
sea desplazando los procesos técnicos a los conceptos, acciones o fun-
ciones inherentes a éstos o, en su extremo, negando estos procesos,
ampliando el concepto de gráfica no sólo a un tipo de imagen, sino a
su interrelación con otros medios.
1
Reproducción, repetición y reivindicación. Multiplicidad en el arte emergente español. Mayo
2010-0ctubre 2011. Itinerante por: Instituto Cervantes (Viena, Austria); Brukenthal National Mu-
seum (Sibiu, Rumanía); International Centre of Graphic Arts (Ljublana, Eslovenia); AKADEMIJA (Bel-
grado, Serbia); Nuevo Museo de Arte Contemporáneo (Zagreb, Croacia).
[…] con cierta claridad se observa que la globalización está generando des-
igualdades y desequilibrios traducidos en relaciones asimétricas y jerárquicas
entre las culturas y los pueblos, y que las contradicciones que la caracterizan
explican en buena medida el fenómeno de los flujos migratorios actuales. Sin
embargo, pese a las diversas teorías que intentan explicarlos y al gran cúmulo
de estudios que sobre las migraciones se vienen realizando durante los últi-
mos años, el grado de desarrollo teórico alcanzado responde parcialmente a
la complejidad del tema, toda vez que las migraciones son transiciones espa-
ciales y sociales a la vez, difíciles de precisar, sobre las que como se ve, hay am-
bigüedad a la hora de construir una definición, y también por su complejidad
y la diversidad de factores que en dicho fenómeno intervienen (2005, p. 74).
-Crónicas Migrantes. Historias comunes entre Perú y Venezuela. Museo de Arte Contemporáneo de
Lima, Perú. 12 de septiembre, 2020-2 de febrero, 2021.
-Construyendo puentes en épocas de muros. Arte Chicano Mexicano/ De los Ángeles a México. Expo-
sición virtual, Centro Cultural Tijuana (CECUT).
La información completa sobre estas exposiciones se encuentra en las fuentes de consulta al
final de este capítulo.
A casi 20 años de distancia de estas obras, Ana Rojas (México, 1979) elabora
la presencia colectiva del migrante como masa fantasmal que se integra al
paisaje, conformando un escenario donde ambos parecen enclaustrados,
deteniendo el tiempo en el momento preciso del viaje que parece conducir
a ningún lado: “el momento de su tránsito por el desierto el migrante se ca-
racteriza por una ambigüedad topológica que lo mantiene en un suspenso
ambivalente de continua expulsión que oscila entre el lugar del que proviene
y el lugar al que se dirige” (Castañeda, 2016, p. 105).
Esta fijación del desplazamiento a través de imágenes gráficas de gran
formato se resuelve con la combinación de varias técnicas y tiene como base
la estampación xilográfica sobre tela y el reúso de las mismas figuras en diver-
sas composiciones, lo que enfatiza su interminable recurrencia, su anonimato
y donde, esta vez, las pisadas y los zapatos son elementos iconográficos que
poéticamente se muestran como impronta, como elemento identificatorio de
lo gráfico, similar a algunos elementos abstractos ―emanados de plantas o
accidentes— de los caminos del migrante.
Si la función de las imágenes de Sacco era generar un diálogo con los propios
transeúntes-espectadores en relación a la presencialidad, en el caso de Rojas
su función es mostrar lo extraño y molesto que resultan esas presencias, en
una realidad que no termina nunca.
El video En camino, de las artistas Mirta Kupferminc (Argentina, 1955)
y Mariana Sosnowski, inicia también con la imagen de los pies en movimien-
to de un personaje sujeto/atado a un árbol desarraigado, que al ampliarse
se replica por arriba con otras imágenes similares en movimiento, que da
paso a diversos personajes que se mueven hacia todos lados. Se muestra
en particular un personaje femenino cargando una maleta, objeto que será
protagonista de una narración que parte de la evocación de la migración
forzada del pueblo judío, pero que se vuelve actual y representativa de todos
los desplazamientos forzados que acontecen hoy.
Tal narrativa del viaje obligatorio, creada bajo una estética de ilus-
tración animada (estilización, caracterización fantástica de personajes) es
elaborada a partir de estampas tradicionales realizadas principalmente en
abarcan desde el papel que tiene que encarnar el migrante como extraño,
invasor, símbolo de la maldad que no se comprende, hasta su relación con
el espacio: el territorio abandonado que tiene una nueva significación, y el
enfrentamiento con un territorio nuevo que jamás será comprensible del
todo, por lo que el migrante estará en una condición fronteriza, tanto mental
como geográfica (2016).
Testigo de esta migración3, como habitante de la frontera entre México
y Estados Unidos, José Hugo Sánchez (México) ha desarrollado durante varias
décadas una contrapropuesta a este imaginario negativo sobre la migración.
Su obra gráfica ―que requiere expandirse en objetos tridimensionales o en
3
Según reporta el periódico El País, con fecha 20 de octubre del 2021: “más de 1.7 millones de
personas fueron detenidas en la frontera (entre México y Estados Unidos), siendo los mexicanos
el grupo que más cruces realizó entre octubre de 2020 y septiembre de 2021”. Georgina Zerena,
“Las claves del fin del ‘Quédate en México’: más de 5.000 afectados y temor por una mayor ola
migratoria”. El País. Tomado de: https://elpais.com/noticias/inmigrantes-latinoamericanos/
Figura 12
Figura 15 A
Figura 18
Figura 18 A
Figura 19
Fuentes de consulta
169
riesgo de una criminalización constante de la protesta ante los derechos ci-
viles coartados, la pauperización de la población, las constantes noticias de
guerra, las catástrofes naturales, etc. Este contexto dificulta que los cuerpos
se presenten en el espacio público con libertad de ejercer el derecho a la pro-
testa o ponerse en la línea; exponerse a la línea de fuego, ya que los cuerpos
que protestan están expuestos a morir o a ser heridos.
Si no hay tiempo de saber el nombre del cuerpo que da un paso al
frente, o bien de tener un cuerpo frente al que ejercer un duelo, entonces
ese cuerpo no importa. Judith Butler se pregunta quiénes son las corporali-
dades que importan y que tienen un derecho a una vida vivible. Es común
ver en la calle, y cada vez más, a ciudadanos que parecen caminar desnudos
por la ciudad, cargando casi nada material, usando solamente un pantalón,
una playera y un par de zapatos. No se conoce su destino y tampoco se sabe
si cuentan con los recursos para sobrevivir o comer.
Hay una necesidad creciente de cooperación y de ayuda que nos re-
cuerda que ese cuerpo precario, en realidad está más cerca de lo que cree-
mos de nuestro cuerpo y la manera en que es afectado es proporcional a
nosotros, pues la relación del cuerpo con sus condiciones de vida es extática
e implica estar fuera de uno mismo (Butler, 2017, p. 149). Estos ciudadanos
desnudos se ponen en la línea de fuego cargando pertenencias emocionales,
se dejan afectar por el entorno y parecen no tener un itinerario. ¿No son es-
tas vidas dignas de vivir?, ¿cómo son afectadas por la pandemia?, ¿gozan de
servicios de salud?, ¿tienen una familia que dependa de ellos?, ¿viven en esta
ciudad?, ¿están de paso?
A través de pequeños gestos, algunas personas intentamos ayudar:
una sonrisa, una moneda o un poco de comida nos acercan a ellos porque
queremos entrar en contacto y establecer otro tipo de relación. Iniciamos
una especie de alianza que “lleva consigo su propia localización” (Butler,
2017, p. 77), un lugar común desde donde podemos ver al otro como igual,
cuyos efectos y daños llegan también a mí. Este espacio de unión es com-
partido por las asambleas y por la singularidad de los cuerpos que caminan
juntos, que bailan o que entonan una canción. Se trata de una unidad que
moviliza a dos volviéndolos uno: “soy una asamblea general o un ensamblaje
(assemblage)” (Butler, 2017, p. 73).
La filósofa norteamericana argumenta la importancia de las alianzas al
afirmar que: “Mi cuerpo, por tanto, no actúa en solitario cuando interviene
en la política. De hecho, la acción emerge del entre” (Butler, 2017, p. 81). ¿Qué
podría significar el entre? Es un espacio imaginario que reúne dos voluntades:
Es común escuchar frases como “trabajar como burros”, “vivir como animales”,
“alimentarse como puercos” que son asociaciones normalizadas. De forma
1
Susan Sontag en su libro Regarding the pain of others, publicado en 2003, dice que a la mayoría
de los hombres les gusta la guerra porque hay alguna gloria o alguna necesidad de pelear.
2
Cabe mencionar que Donna Haraway realza un agenciamiento digno de mencionarse entre la
orquídea Ophrys apifera y una abeja casi extinta que pertenece al género Eucera y que la polini-
zaba. En este caso, la forma de la flor es: “una idea del aspecto que tenía la abeja para la abeja
macho […] tal y como lo interpretó la planta […], la única memoria de la abeja es una pintura
hecha por una flor que agoniza” (Haraway, 2020, p. 114). Es fascinante cómo la planta hace un
memorial de la idea que tiene un insecto sobre otro. E incluso si lo interpretamos para nosotros
mismos, lo único que nos queda de la abeja hembra es la imagen que la flor ha creado para la
mirada de la abeja macho. ¿No es esta una prueba contundente de capacidad de transmisión,
memoria y simulación?
[…] una realidad a representar ―y ante la cual habría que medir los grados de
su adecuación, y de su escándalo moral— sino más bien un procedimiento a
explorar: un procedimiento que fundamentalmente produce extrañamientos,
distanciamientos, modulaciones de una rareza que toma distancia de muchos
de nuestros repertorios imaginarios y nuestros marcos culturales (qué es la
pobreza, qué es una comunidad, qué es lo humano por su contraste con lo
animal) y se vuelve herramienta para indagar ciertos desplazamientos en el
modo en que organizamos y hacemos inteligibles cuerpos, vidas y lazos (Giorgi,
2016, p. 54).
Un hombre se ve a través del Otro, una mujer se ve a través del Otro, una
mujer se ve a través de los animales. Neruda dice de su perro: “pero me mira-
ba, con la mirada que me reservó toda su dulce, su peluda vida”. Por su parte,
María Gainza escribe en su novela Nervio óptico:
3
En el citado cuento de Lispector, la protagonista se encuentra tan cerca de la reja de la jaula
que en un punto: “le pareció que era ella la que estaba enjaulada y un coatí libre la examinaba”.
Se intercambian en su imaginación los roles.
4
“Estoy en agonía: quiero la mezcla colorida, confusa y misteriosa de la naturaleza. Lo que unió
plantas y algas, bacterias, invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, concluyendo
al hombre con sus secretos”.
[…] una red de relaciones con otros no-humanos, cosas y objetos. Ese parece
ser un principio o regla de visibilidad de los cuerpos en comunidad, que traza
una sintonía entre los materiales y las operaciones críticas: se trata, como se
advertirá, de la interrogación cultural que apunta al desmontaje de la matriz
individualista por la cual una vida se presupone dueña de sí, autosustentable y
aislada (De Mauro, 2018, p. 20).
5
Se puede equiparar el concepto de cuidado con el de atención de Simone Weil, que dice “La ‘fuer-
za’ de la atención entraña por eso mismo una gran promesa racional: la de la equitativa dignidad
de los seres humanos, independientemente de su campo de actividad” (Janiaud, 2010, p. 41).
[…] vemos que desaparecen entre el hombre y las cosas las puras relaciones
de un pensamiento dominador y un objeto o un espacio totalmente instalados
ante él. Vemos aparecer la relación ambigua de un ser encarnado y limitado
con un mundo enigmático que vislumbra, que ni siquiera deja de frecuentar,
pero siempre a través de las perspectivas que le ocultan tanto como le revelan,
a través del aspecto humano que cada cosa adopta bajo una mirada humana
(Merleau-Ponty, 2020, p. 42).
6
lea […] la aún menos comunicativa, más pasiva, completamente atemporal, fría y volcánica
poesía de las rocas; cada una de ellas una palabra hablada desde tiempos inmemoriales por la
misma tierra, en la inmensa soledad y la aún más inmensa comunidad del espacio (Le Guin en
Haraway, 2020, p. 194).
¿Por qué tantos escritores clásicos muestran indiferencia para con los anima-
les, los niños, los locos, los primitivos? Porque están persuadidos de que hay
un hombre consumado, destinado a ser “dueño y poseedor” de la naturaleza,
como decía Descartes, y por lo tanto capaz por principio de penetrar hasta el
ser de las cosas, de constituir un conocimiento soberano, descifrar todos los
fenómenos, y no sólo los de la naturaleza física sino también los que nos mues-
tran la historia y la sociedad humanas, explicarlos por sus causas y por último
encontrar en algún accidente de su cuerpo la razón de las anomalías que man-
tienen al niño, al primitivo, al loco, al animal alejados de la verdad (2020, p. 44).
Fuentes de consulta
200
Miembro de la REVIP: Red de Estudios Visuales, Investigación y Producción y
del Cuerpo Académico Arte como Conocimiento de la Facultad de Artes de la
Universidad Autónoma del Estado de México. Coautor de los libros: Evalua-
ción en la profesionalización de las artes visuales, y Ediciones como estrategia
legitimadora del arte contemporáneo. Autor del artículo “Revistas científicas
de arte ¿es posible?” publicado en la revista indizada Ornitorrinco tachado y
de viñetas ilustrativas de distintas secciones de la Revista Espacios Públicos.
Autores 201
studios visuales
en
América Latina,
imagen y conocimiento
Departamento de Producción
y Difusión Editorial de la SIEA
―
Bogotá, Colombia 1963,
Aproximaciones críticas a los naturalizado mexicano
estudios visuales en en 2003.
América Latina
José María Aranda Sánchez
Álvaro Villalobos Herrera Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de
Alejandro García Carranco
Artes de la Universidad Autónoma del Estado de
México. Maestro en Artes Visuales y Doctor en
Estudios Latinoamericanos por la . Escultor
Consulta éste y otros títulos en el vínculo de la egresado de la Facultad de Artes , Universi-
Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados del
dad Distrital de Bogotá. Profesor de asignatura
Repositorio Institucional:
del Posgrado de la Facultad de Artes y Diseño
ri.uaemex.mx
- . Su obra consiste en investigaciones y
performances que vinculan problemas sociales
De venta en la librería universitaria:
Leona Vicario 201, Barrio de Santa Clara, y políticos con el arte. Exhibe con regularidad y
50090, Toluca de Lerdo, México. publica artículos en revistas especializadas, capí-
tulos de libros y libros. Es miembro activo de comi-
Universidad Autónoma
del Estado de México
y Estudios Avanzados
Universidad Autónoma
del Estado de México
y Estudios Avanzados