Edo2 DGG
Edo2 DGG
Edo2 DGG
Ecuaciones Diferenciales II
1.1. Referencias sobre las ecuaciones diferenciales ordinarias de primer y segundo orden . 1
Ejercicios propuestos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.8.1. Caso n = 1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
Ejercicios propuestos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
i
ii ÍNDICE GENERAL
3.3. Teoremas de existencia y unicidad local para sistemas de primer orden y ecuaciones
de orden superior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Ejercicios propuestos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
4.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
4.8. Un resultado sobre dependencia continua de soluciones respecto de valores iniciales . 113
5.6. Consecuencias sobre SDO de primer orden y EDO de orden n > 1. . . . . . . . . . . 136
8.1. El espacio de las soluciones de un sistema diferencial lineal homogéneo de primer orden185
8.7. Determinación de una solución particular para un sistema diferencial lineal no ho-
mogéneo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
9.3. Determinación de una matriz fundamental para un sistema diferencial lineal ho-
mogéneo de coficientes constantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
En este curso, Ecuaciones Diferenciales II, de la misma forma que en Ecuaciones Diferenciales
I, únicamente vamos a tratar ecuaciones diferenciales ordinarias y sistemas diferenciales ordinarios
de primer orden, pero este curso se concibe con un carácter más teórico que el anterior. Haremos
un análisis cualitativo de estas ecuaciones y sistemas diferenciales. Dividimos la asignatura en dos
partes. La primera está dedicada a los teoremas fundamentales y la segunda parte se centra en
los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales. No obstante, los sistemas y ecuaciones diferenciales
lineales se presentarán en el tema 2, de la primera parte de la asignatura, pues ellos representan
un caso muy importante de ecuaciones a los que se les puede aplicar los teoremas de existencia y
unicidad global que veremos en ese tema.
Recordemos muy brevemente algunas cuestiones sobre ecuaciones diferenciales de primer orden
y de segundo orden vistas en el curso anterior.
donde F representa una función de tres variables definidas en cierta región A de R3 y donde t 7→ x(t)
representa la función incógnita. Una ecuación como (1.1) se dice que está escrita en forma implı́cita.
Si la primera derivada x0 (t) aparece despejada o se puede despejar sin restricciones, tendremos
una ecuación del tipo
donde la función f estará definida en una región D del plano R2 (generalmente conexa). Diremos que
esta ecuación está escrita en forma explı́cita o normal. De forma abreviada escribimos x0 = f (t, x).
1
2 Introducción y conceptos básicos
Salvo en algún caso especial (ecuaciones exactas) estas son las ecuaciones que se han tratado
en la primera parte de la asignatura del curso anterior.
Una solución de la ecuación (1.2) es una función x : I → R, donde I es un intervalo (no dege-
nerado) en R, que verifica:
i) x es derivable en I,
También se dice que x es una solución de la ecuación (1.2) en el intervalo I o que x es solución de
x0 (t) = f (t, x(t)), t ∈ I.
Casos especiales estudiados en el curso anterior (escribiremos todas las ecuaciones en forma
abreviada):
• Ecuaciones del tipo x0 = ϕ(at + bx + c), donde a, b y c son constantes. Por ejemplo:
x0 = sen(t + 2x − 1). El cambio de función incógnita y(t) = at + bx(t) + c las tranforman
en ecuaciones autónomas.
• Ecuaciones homogéneas: x0 = f (t, x) con f homogénea de grado 0. Por ejemplo:
x2 −t2 0
x0 = x+t 0
t−x y x = 2tx . En casi todos los casos se pueden escribir ası́: x = ϕ(x/t). El
cambio de función y(t) = x(t)/t las tranforman en ecuaciones de variables separables.
Algunas reflexiones relevantes sobre las ecuaciones de primer orden, vistas en el curso anterior, y
que conectan con temas que vamos a estudiar en este curso:
1. Defectos de los métodos de resolución. Salvo en el caso lineal, los métodos que se vieron
en el curso anterior para la resolución de estas ecuaciones planteaban en muchos casos si
con ellos se obtenı́an todas las soluciones. En ciertas ecuaciones de variables separables, de
Bernoulli, de Riccati, . . . se vieron que esto no estaba asegurado (generalmente por el problema
de dividir por 0). En este curso podremos dar herramientas matemáticas (ver tema 4) para
confirmar que, en la mayorı́a de los casos, estos métodos proporcionan todas las soluciones.
De hecho, en algunos ecuaciones, como en las ecuaciones de Riccati, el método siempre da
todas las soluciones de la ecuación.
4. Infinitas soluciones. En las ecuaciones diferenciales resueltas en el curso anterior se vio que
todas tienen infinitas soluciones (no prolongables) por lo que podemos plantearnos si esto
sucede con todas las ecuaciones de primer orden x0 = f (t, x). En este curso podremos probar,
como consecuencia de los resultados que se verán en el tema 5, que esto sucede con todas
4 Introducción y conceptos básicos
las ecuaciones diferenciales sin más que exigir que la función f sea continua en un dominio
“razonable”. Las funciones f asociadas a las ecuaciones vistas en el curso anterior, bajo las
hipótesis que allı́ se establecieron, son todas continuas en ciertas regiones de R2 .
De hecho, la continuidad es esencial como se pudo ver en las ecuaciones más simples que
existen: ecuaciones x0 (t) = g(t), donde g : I → R es una función conocida. En este caso, decir
que x : I → R es solución de x0 (t) = g(t) equivale a decir que x es una primitiva de la función
g en I ¿Existen tales primitivas? Si g es continua en I, el primer teorema fundamental del
Cálculo, asegura que g posee primitivas en I; de hecho, posee infinitas y dos de ellas sólo se
diferencian en una constante (en esto último es fundamental que I sea un intervalo). Pero,
como consecuencia del teorema de Darboux, si g es una función que no verifica la propiedad de
los valores intermedios en el intervalo I, la ecuación diferencial x0 (t) = g(t) no tiene solución
en el intervalo I. Concretamente:
(
1 si t ∈ Q
x0 (t) = g(t), donde g(t) =
−1 si t ∈ / Q.
no posee ni una sola solución.
Ahora bien, lo que es natural para una ecuación explı́cita deja de serlo para una implı́cita. Si,
en condiciones muy generales, las EDOs explı́citas poseen infinitas soluciones, no sucede lo
mismo con las ecuaciones propiamente implı́citas. Esto se puede comprobar inmediatamente
con los dos ejemplos siguientes:
(x0 )2 + x2 = −1 y (x0 )2 + x2 = 0.
La primera ecuación no tiene soluciones y la segunda sólo tiene una solución definida en cada
intervalo de R: la función nula. Sin embargo, ambas ecuaciones son de la forma F (t, x(t), x0 (t)) =
0, donde F : R3 → R es continua en R3 . En el primer caso F (t, x, y) = y 2 + x2 + 1 y en el
segundo F (t, x, y) = y 2 + x2 .
x(t) = 0 I=R
x(t) = − t12 I = (−∞, 0), I = (0, ∞)
1
x(t) = 1−t2
I = (−∞, −1), I = (−1, 1), I = (1, ∞)
1
x(t) = − 1+t 2 I = R.
Los intervalos indicados son maximales; al menos, está claro que las expresiones de las so-
luciones no tienen sentido en intervalos mayores. La cuestión queda más clara si esbozamos
sus gráficas (figura 1.1). Obsérvese que los intervalos de las soluciones anteriores son abiertos
y, en el caso en que uno de ellos tiene un extremo finito α, la solución se comporta en ese
extremo de la siguiente forma: lı́mt→α x(t) = ∞ o lı́mt→α x(t) = −∞.
1
xHtL =
1 - t2
1
xHtL = 0
-2 -1 1 2
1 1
xHtL = - xHtL = -
t2 t2
1 1
xHtL = xHtL =
1 - t2 1 - t2
Por este mismo motivo sucede que si x : I → R e y : J → R son dos soluciones de x0 = f (t, x)
tales que existe un punto
( t0 interior a I ∩ J donde x(t0 ) = y(t0 ) y consideramos la función
x(t) si t ≤ t0
definida por z(t) = en el intervalo I ∩ J, resulta que z es derivable en el
y(t) si t ≥ t0
punto t0 y, además, z es solución de la ecuación diferencial.
y
x
y
t0
El que las gráficas de las soluciones de la mayorı́a de las ecuaciones diferenciales de primer
orden no se corten está muy relacionado con el hecho de que, en condiciones muy generales,
un problema de valor inicial (problema de Cauchy), donde aparece una ecuación diferencial
x0 (t) = f (t, x(t)) acompañada de una condición del tipo x(t0 ) = x0
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0
verifica que existe un intervalo I 3 t0 tal que (P ) tiene una única solución x : I → R. Veremos
en el tema 3, como consecuencia de un teorema más general, que es suficiente con que (t0 , x0 )
sea un punto interior de D, f : D → R sea continua en D y exista la función derivada parcial
∂f
∂x : D → R y sea continua en D.
No obstante, hay casos especiales en los que (P ) posee más de una solución, de hecho, infinitas
soluciones (pasamos de una a infinitas, no hay término medio). Un ejemplo tı́pico, donde se
da esta situación, es (
x0 = 3 x2/3
(P ) .
x(0) = 0
El método de variable separables (en este caso la ecuación es autónoma) da para la ecuación
diferencial una solución constante (la nula) y una familia de soluciones, dependiente de un
parámetro C ∈ R, dada por xC (t) = (t + C)3 .
Además de la función nula, (P ) tiene como solución la función definida por x(t) = t3 en
cualquier intervalo abierto I 3 0 (por pequeño que sea).
Pero, de hecho, tal problema tiene infinitas soluciones definidas en R y en cualquier intervalo
◦
I tal que 0 ∈ I . Concretamente las soluciones definidas ası́:
3
(t − α)
si t ≤ α
x(t) = 0 si α ≤ t ≤ β donde α, β ∈ I y α < 0 < β.
(t − β)3 si t ≥ β
Pasemos ahora a recordar algunas cuestiones importantes vistas sobre las ecuaciones dife-
renciales ordinarias de segundo orden. En forma explı́cita, estas son de la forma
donde f : D → R, siendo D ⊂ R3 . Se suelen escribir de forma abreviada como x00 = f (t, x, x0 ). Por
ejemplo: x00 = t + sen(x + x0 ).
Entre ellas, sin lugar a dudas, las más importantes son las ecuaciones lineales, que en forma
explı́cita y abreviada son de la forma
donde las funciones a, b y c son conocidas. En la teorı́a que se vió en el curso pasado la única
hipótesis usada sobre las funciones a, b y c fue la continuidad de las tres en un intervalo I. Por
ejemplo, basta con esta condición para asegurar que todas las soluciones están definidas en I.
Por ejemplo: x00 − 3x + tx = sen t. Cuando la función g es nula se dice que la ecuación es homogénea.
Si bien todas las ecuaciones lineales de primer orden se saben resolver, salvo cálculos de pri-
mitivas, no sucede lo mismo con las lineales de segundo orden; es más la mayorı́a son irresolubles.
Un ejemplo muy significativo es la simple ecuación homogénea x00 = tx , conocida como ecuación
de Airy, que aparece en el estudio de la difracción de la luz. No sólo no se sabe resolver (lo mismo
sucede con la ecuación x00 + tx = 0); es más, está demostrado que no posee soluciones elementales,
tal como sucede con muchas ecuaciones de Riccati, por ejemplo, x0 = t + x2 . Obsérvese además que
se trata de una ecuación homogénea. Las únicas ecuaciones lineales de segundo orden estudiadas
en el curso anterior que se saben resolver son
a b
Las ecuaciones de Euler: x00 + x0 + 2 x = g(t), donde a, b ∈ R. Estas últimas mediante un
t t
cambio de variables se transforman en ecuaciones de coeficientes constantes.
De hecho, la resolución de una ecuación diferencial lineal pasa por resolver la ecuación homogénea
asociada x00 + p(t)x0 + q(t)x = 0 y por encontrar una solución (particular) de la ecuación completa.
En el caso de las ecuaciones lineales de coeficientes constantes, la resolución de la homogénea
x00 + px0 + qx = 0 se basa en el estudio de la ecuación caracterı́stica: λ2 + pλ + q = 0 (ecuación de
segundo grado en λ).
Además, se probó que si somos capaces de encontrar una solución de una ecuación diferencial
lineal homogénea, que no se anule, podremos encontrar otra solución linealmente independiente de
la anterior y, por tanto, las demás soluciones, como sucede con las ecuaciones de Riccati. De hecho
existe una relación muy estrecha entre las ecuaciones lineales de segundo orden homogéneas y las
ecuaciones de Riccati.
Los comentarios anteriores refuerzan la idea de que se necesita dar una teorı́a que nos de la
mayor información posible sobre las soluciones y ciertos aspectos cualitativos. A destacar que los
resultados establecidos en el curso anterior para ecuaciones diferenciales lineales de segundo orden
se basaron esencialmente en un teorema de existencia y unicidad global para este tipo de ecuaciones;
concretamente:
Este resultado esencial no pudo demostrarse en el curso pasado, pero se probará, con mayor
generalidad, en el tema 2.
Las gráficas de las soluciones de una ecuación diferencial lineal de segundo orden
A diferencia de las soluciones de una EDO explı́cita de primer orden: x0 = f (t, x), sucede que
las gráficas de las soluciones de una ecuación lineal de segundo orden se suelen cortar y, además, los
cortes son transversales (no pueden ser tangenciales como consecuencia del teorema de existencia y
unicidad global), todo lo contrario de lo que sucede con las ecuaciones de primer orden. Recordemos
el caso de x00 + x = 0. Las funciones x1 , x2 : R → R, definidas por x1 (t) = cos t y x2 (t) = sen t
son soluciones de la ecuación diferencial (una base del espacio de soluciones). Obsérvese que sus
gráficas se cortan en infinitos puntos y los cortes son tranversales (no tangenciales). Véase que los
cortes no pueden ser tangenciales pues esto estarı́a en contradición con el teorema de existencia y
unicidad global (1.1).
1
!5 Π !4 Π !3 Π ! 3 Π !Π ! Π Π
Π
3Π
3Π 4Π 5Π
2 2 2 2
!1
donde t 7→ x(t) representa la función incógnita y F : A → R siendo A ⊂ Rn+2 . Tal ecuación se dice
que está escrita en forma implı́cita.
Esta claro que usamos x(i) para notar la derivada de orden i de la función x. Sin embargo, para
las tres primeras derivadas es usual notar estas derivadas por x0 , x00 y x000 respectivamente.
10 Introducción y conceptos básicos
(1.4) x(n) (t) = f (t, x(t), . . . , x(n−1) (t)) donde f : D → R, siendo D ⊂ Rn+1 ,
en forma abreviada: x(n) = f (t, x, . . . , x(n−1) ). Diremos que esta ecuación está escrita en forma
explı́cita o normal. Estas son las ecuaciones que vamos a estudiar.
Para n = 2 tenemos las EDO de orden dos, vistas en el curso anterior (sin duda las más
importantes):
x00 (t) = f (t, x(t), x0 (t)).
Por ejemplo, x00 = xx0 − t log x + 1. Esta no es lineal y aquı́ la función f, definida por f (t, x1 , x2 ) =
x1 x2 − t log x1 + 1, está definida en D = R × (0, ∞) × R
Por ejemplo, x000 = −3t sen(x) + x00 − 13. En esta la función f, definida por f (t, x1 , x2 , x3 ) =
−3t sen x1 + x3 − 13, está definida en D = R4 .
se dice que la ecuación es autónoma. Por ejemplo, la ecuación de segundo orden x00 = −xx0 + 1 es
autónoma.
Una solución de la ecuación (1.4) es una función x : I → R, donde I es un intervalo (no dege-
nerado) en R, que verifica:
i) x es n veces derivable en I,
También se dice que x es una solución de la ecuación (1.4) en el intervalo I o que x es solución de
Se conoce como problema de Cauchy o problema de valores iniciales, asociado a una ecuación
diferencial de orden n, a un problema del tipo
(
x(n) (t) = f (t, x(t), . . . , x(n−1) (t))
(P )
x(t0 ) = α0 , . . . , x(n−1) (t0 ) = αn−1 .
Aparecen n condiciones adicionales en las que se imponen unos valores para x y sus n − 1 pri-
meras derivadas en un mismo punto t0 , que obviamente estará en el intervalo de definición de la
(las) solución (soluciones). Una solución de (P ) es una solución de la ecuación que verifica tales
condiciones.
Ası́ un problema de valores iniciales, asociado a una ecuación diferencial de segundo orden es
de la forma (
x00 (t) = f (t, x(t), x0 (t))
(P )
x(t0 ) = α0 , x0 (t0 ) = α1 ,
que es el tipo de problema considerado en el caso lineal para el que se dió un importante resultado
de existencia y unicidad global.
Para cada instante de tiempo t, x(t) indica el ángulo de separación (medido en radianes) de la
posición del péndulo con la vertical, la derivada x0 (t) representa la velocidad instantánea y x00 (t) la
aceleración instantánea.
Supongamos un péndulo que en el instante inicial (t0 = 0) su posición es de 45o grados respecto
de la vertical y está quieto (lo sostenemos en ese momento con la mano), por lo que su velocidad
inicial es nula. El modelo matemático que describe esta situación es el problema de condiciones
iniciales. ( g
x00 (t) = − sen(x(t))
(P ) L
x(0) = π/4, x0 (0) = 0.
Al soltar el péndulo, este se moverá y su trayectoria vendrá dada unı́vocamente por una única
función t 7→ x(t). Dicho de otra forma, parece lógico que tal problema (P ) posea una única solución
en un intervalo de tiempo I. Véase que si sólo fijamos la posición inicial pero no concretamos la
velocidad inicial, la trayectoria no tiene porqué ser única. Para cada valor de la velocidad inicial
habrá un movimiento distinto.
En condiciones muy generales, existe al menos un intervalo para el que un problema de valores
iniciales posee una única solución definida en ese intervalo. La confirmación de ésto la tendremos en
el tema 3. En muchos casos estos intervalos pueden ser pequeños y desconocidos (teoremas locales)
y en otros son conocidos a priori y de tamaño considerable, como en el caso lineal de segundo orden
(teoremas globales).
12 Introducción y conceptos básicos
En estos aparecen más de una función incógnita (por eso son sistemas); todas ellas son funciones
de una solo variable (por eso se llaman ordinarios), todas están relacionadas relacionadas entre sı́
(no funcionan de forma independiente) y el mayor orden de derivación que aparece para cada una
de ellas es el primero. Sólo se estudiarán los SDO de primer orden en forma explı́cita, es decir,
aquellos en las que las primeras derivadas vienen despejadas.
Por tanto, si notamos por x1 , . . . , xn las n > 1 funciones incógnitas y por t la variable indepen-
diente, los sistemas a estudiar son de la forma
0
x1 (t) = f1 (t, x1 (t), . . . , xn (t))
.. ..
(S) . .
x0 (t) = f (t, x (t), . . . , x (t)),
n n 1 n
Forma abreviada:
0
x1 = f1 (t, x1 , . . . , xn )
.. ..
. .
x0 = f (t, x , . . . , x ).
n n 1 n
Este último se usa en Biologı́a, en modelos de poblaciones, para dos especies que se encuentran
en un determinado hábitat (lugar de condiciones apropiadas para que viva un organismo, especie
o comunidad animal o vegetal). Para cada instante de tiempo t, x(t) representa el número de
individuos de una especie, las presas, presentes en el instante t, mientras que y(t) indica el número
de individuos de otra especie, los depredadores, presentes en ese instante de tiempo.
Se supone que los depredadores se alimentan de las presas, mientras que estas no se alimentan de
los depredadores (posiblemente sólo de vegetales existentes en el hábitat). Con estas suposiciones,
el modelo anterior, en su primera ecuación, está expresando que, en ausencia de depredadores
(no aparecerı́a el segundo sumando, es decir, podrı́amos suponer β = 0), las presas crecerı́an a
un ritmo constante, es decir, mediante el modelo malthusiano x0 = αx, que harı́a que las presas
crecieran exponencialmente (esto no es real), mientras que la presencia de depredadores (β > 0 )
hace disminuir el número de presas en proporción directa al de depredadores y presas presentes.
La segunda ecuación indica que en ausencia de presas (no aparecerı́a el segundo sumando, es
decir, podrı́amos suponer δ = 0), los depredadores decrecerı́an a un ritmo constante (decrecerı́an
exponencialmente) pues tendrı́amos y 0 = −γy, mientras que la presencia de presas (δ > 0) hace
aumentar el número de depredadores en proporción directa al de presas y depredadores presentes.
Parece natural que una solución para un sistema (S) sea una n-upla (x1 , . . . xn ) de funciones
(conjunto de n funciones ordenadas):
x1 : I → R, . . . , xn : I → R
donde I es un intervalo en R, para las que se verifican las relaciones especificadas; es decir:
i) Cada xi es derivable en I,
ii) (t, x1 (t), , . . . , xn (t)) ∈ D para cada t ∈ I,
iii) x0i (t) = fi (t, x1 (t), . . . , xn (t)) para cada t ∈ I y cada i = 1, 2, . . . n.
En este caso es más cómodo decir que (x1 , . . . xn ) es una solución del sistema (S) en el intervalo I.
Es decir, se estudian soluciones (x1 , . . . xn ) del SDO de primer orden (S) de las que se conocen sus
valores x01 , . . . x0n en un mismo punto t0 , punto que debe pertenecer al intervalo donde la solución
es válida. Obviamente, una solución para (P ) es una solución del sistema (S) que verifica además
las condiciones especificadas.
En el tema 3 probaremos que en condiciones muy generales existen intervalos I tales que un
problema como (P ) posee una única solución definida en I. En algunos casos especiales (como en
el caso lineal) podremos probar la existencia y unicidad en intervalos que a priori se conocen.
Tenemos la necesidad de una notación muy simple para un SDO de primer orden, análoga al
caso de una ecuación diferencial de primer orden x0 (t) = f (t, x(t)) y esto se va a conseguir con una
14 Introducción y conceptos básicos
notación vectorial.
Una solución de un sistema es un conjunto de n funciones ordenadas, lo que no lleva de forma na-
tural a considerar una solución como una función vectorial x : I → Rn , t 7→ x(t) = (x1 (t), . . . , xn (t)),
cuyas componentes son la n funciones incógnitas: x1 , . . . , xn .
Las n funciones fi que aparecen en el sistema, definidas todas en cierta región D ⊂ Rn+1 dan
lugar a una función vectorial f : D → Rn de componentes las funciones fi ; es decir, f = (f1 , . . . , fn ).
Con estos elementos podemos escribir el sistema de ecuaciones de una forma vectorial ya que
0
x1 (t) = f1 (t, x1 (t), . . . , xn (t))
.. ..
(1.5) . . t∈I ⇐⇒
x0 (t) = f (t, x (t), . . . , x (t)),
n n 1 n
(x01 (t), . . . , x0n (t)) = (f1 (t, x1 (t), . . . , xn (t)), . . . , fn (t, x1 (t), . . . , xn (t))), t∈I ⇐⇒
(x01 (t), . . . , x0n (t)) = f (t, x1 (t), . . . , xn (t)), t∈I ⇐⇒ x0 (t) = f (t, x(t)), t ∈ I.
En la última expresión estamos identificando Rn+1 con R×Rn , es decir, (t, x(t)) indica (t, x1 (t), . . . , xn (t)).
De esta forma resulta que (x1 , . . . , xn ) es una solución del sistema (1.5) en el intervalo I si, y
sólo si, x : I → Rn , x = (x1 , . . . , xn ), verifica para cada t ∈ I lo siguiente:
La notación anterior es análoga al caso escalar (n = 1) y para distinguir diremos que la primera es
una ecuación diferencial escalar de primer orden y esta última es una ecuación diferencial vectorial
de primer orden. No obstante, considerando n ≥ 1, la notación x0 (t) = f (t, x(t)) lo mismo indica
una EDO de primer orden que un SDO de primer orden. En ambos casos tenemos f : D → Rn
siendo D ⊂ R × Rn y x : I → Rn .
A lo largo de este curso mostraremos que todo lo que se puede probar para el caso escalar
(n = 1), se puede probar de forma análoga, con un poco más de esfuerzo, en el caso vectorial
(n > 1).
Observación: Los elementos de Rn+1 , notados por (t, x1 , . . . , xn ), podrı́an notarse como (t, x),
entendiendo que (t, x) ∈ R × Rn , es decir, que x notarı́a (x1 , . . . , xn ) ∈ Rn . Entiendo que esto es
un abuso de notación que podrı́a confundir al alumno pues estamos notando, por un lado, como
x1 , . . . , xn a las funciones incógnitas y, por otra parte, como (x1 , . . . , xn ) a los puntos de Rn . De
cualquier forma, es el mismo abuso de notación que se llevó a cabo en el curso anterior con las
EDO de primer orden. Cada notación que se use para ecuaciones diferenciales tiene sus ventajas e
inconvenientes.
Cualquier EDO de orden n > 1 se puede interpretar como un SDO de primer orden. Esto es muy
usual en el enfoque hamiltoniano de la Mecánica Fı́sica, donde se trabajan en general con EDO de
segundo orden. Esta interpretación es muy importante pues nos permitirá unificar la teorı́a ya que
con una notación vectorial, como la vista en la sección anterior, podremos indicar cualquier EDO
de orden n ≥ 1 y cualquier SDO de primer orden. La idea es introducir tantas nuevas funciones
incógnitas como se necesita para reducir el orden de derivación n al primero.
En general, en el caso de una EDO de 2o orden x00 (t) = g(t, x(t), x0 (t)), al considerar como
primera función incógnita x1 la propia x y como segunda función incógnita x2 su función derivada
(x1 = x, x2 = x0 ), resulta que si x : I → R es solución de la ecuación, entonces x1 y x2 son derivables
en I y verifican en cada t ∈ I el SDO de primer orden
(
x01 (t) = x2 (t)
x02 (t) = g(t, x1 (t), x2 (t)).
es decir, el par (x1 , x2 ) = (x, x0 ) es solución del sistema en el intervalo I. Recı́procamente, si (x1 , x2 )
es solución del sistema en I, entonces x = x1 es solución de la ecuación en I.
16 Introducción y conceptos básicos
Análogamente, para una EDO de tercer orden x000 (t) = g(t, x(t), x0 (t), x00 (t)), al considerar las
funciones incógnitas x1 = x, x2 = x0 , x3 = x00 , la ecuación se transforma en el SDO de primer
orden
0
x1 (t) = x2 (t)
x02 (t) = x3 (t)
x0 (t) = g(t, x (t), x (t), x (t)).
3 1 2 3
(E) x(n) (t) = g(t, x(t), x0 (t) . . . , x(n−2) (t), x(n−1) (t))
Véase que el orden n de la EDO coincide con el número de funciones incógnitas del SDO
(dimensión del sistema).
La misma correspondencia biunı́voca establecida anteriormente entre (E) y (S) se tendrı́a para
los problemas de Cauchy asociados (seguimos suponiendo n > 3 para visualizarlo mejor):
(
x(n) (t) = g(t, x(t), . . . , x(n−1) (t))
(P )
x(t0 ) = x01 , . . . , x(n−2) (t0 ) = x0n−1 , x(n−1) (t0 ) = x0n
x01 (t) = x2 (t), x1 (t0 ) = x01 ,
.. ..
. .
(Q)
x0n−1 (t) = xn (t), xn−1 (t0 ) = x0n−1
x0 (t)
= g(t, x1 (t), . . . xn (t)), xn (t0 ) = x0n .
n
Véase que en el sistema asociado a una ecuación de orden n > 1 como (E)
0
x1 = f1 (t, x1 , . . . , xn )
.. ..
. .
x0 = f (t, x , . . . , x ).
n n 1 n
Teniendo en cuenta que cualquier SDO de primer orden admite una notación vectorial, resultará
que las ecuaciones de primer orden, los sistemas de primer orden y las ecuaciones de orden n > 1
podrán ser estudiados de una forma común, y muy cómoda en cuanto a notación, mediante una
ecuación diferencial escalar-vectorial de primer orden x0 (t) = f (t, x(t)), donde f : D → Rn y
D ⊂ R × Rn , siendo n = 1 en el caso de una ecuación diferencial de primer orden y n > 1 tanto
en los SDO de primer orden como en las ecuaciones diferenciales de orden superior. La notación
escalar-vectorial puede resultar inicialmente algo más dificultosa que la escalar, pero resulta que la
única diferencia matemática entre ambas estará simplemente en tener que usar una norma en Rn ,
en el caso de n > 1, en lugar del valor absoluto que se usa en R. Obviamente esto exigirá usar la
derivada y la integración de una función vectorial.
A continuación vemos otros ejemplos de ecuaciones para visualizar mejor los sistemas asociados
y, de paso, las formas vectoriales asociadas. Todos estos los escribiremos en su forma abreviada.
La forma vectorial del sistema resultante es x̄0 = f (t, x̄), donde x̄ = (x1 , x2 ), x̄0 = (x01 , x02 ) y
f = (f1 , f2 ) : R3 = R × R2 → R2 viene dada por f1 (t, x1 , x2 ) = x2 y f2 (t, x1 , x2 ) = x1 − t sen(x2 ).
Ejemplo 1.2. Sea la ecuación de tercer orden: x000 = x00 + 3t cos(x) − t2 xx0 + 1.
18 Introducción y conceptos básicos
0
x1 = x2
2
x0 = x3
x0
= x3 + 3t cos(x1 ) − t2 x1 x2 + 1.
3
La forma vectorial del sistema resultante es x̄0 = f (t, x̄), donde x̄ = (x1 , x2 , , x3 ) y f =
(f1 , f2 , f1 ) : R4 = R × R3 → R3 viene dada por f1 (t, x1 , x2 , x3 ) = x2 , f2 (t, x1 , x2 , x3 ) = x3 y
f3 (t, x1 , x2 , x3 ) = x3 + 3t cos(x1 ) − t2 x1 x2 + 1.
Rb Rb Rb
Con la notación extendida tendrı́amos a g(t) dt = ( a g1 (t) dt, . . . , a gn (t) dt).
La definición dada y estos convenios permiten trasladar automáticamente casi todas las propie-
dades conocidas en el caso escalar. Ası́, por ejemplo, tenemos:
1. g continua en [a, b] ⇒ g integrable en [a, b] (recuérdese que g continua equivale a cada com-
ponente de g lo sea).
3. (Linealidad de la integral )
Rb Rb Rb
a) Si g y h son integrables en [a, b] también lo es g + h y se verifica a (g + h) = a g + a h.
Rb Rb
b) Si g es integrable en [a, b] y α ∈ R también lo es αg y se verifica a αg = α a g.
Para nosotros lo más relevante será la generalización del teorema fundamental del Cálculo.
II) (Regla de Barrow) Si G : I → Rn es una función derivable en I y G0 (t) = g(t) para cada
t ∈ I (G primitiva de g en I), entonces, para cada a, b ∈ I se verifica
Rb Rb
a g= a G0 = G(b) − G(a).
Observaciones: Recuérdese que el que una función vectorial sea derivable equivale a que cada
una de sus componentes sea derivable. En el apartado II) el que exista una primitiva G de g está
garantizado por el punto I) del teorema.
Teniendo en cuenta que ahora la integral de una función vectorial es un elemento de Rn , parece
lógico que usemos una norma k . k : Rn → R+ en lugar del valor absoluto | . | : R → R+ . En Rn
hay muchas normas, pero las más usadas son la norma euclı́dea k . k2 y las normas k . k1 y k . k∞ ,
definidas ası́:
Xn n
X
k x k2 = ( | xk |2 )1/2 , k x k1 = | xk |, k x k∞ = máx | xk |, x = (x1 , . . . , xn ) ∈ Rn .
k∈{1,...,n}
k=1 k=1
Demostración. El punto II) se sigue fácilmente del punto I). El caso a < b se sigue inmediatamente
Rb
de I). Con el convenio establecido para las integrales a g cuando a > b se tiene
Rb Ra Ra Ra Rb
k a gk = k− b gk = k b gk ≤ b kgk = | a k g k |.
I)
Para el punto I) se advierte que la prueba para cualquier norma de Rn no es simple, pues
hace uso del criterio de integrabilidad de Lebesgue para ver que k g k es integrable y del teorema
de Riemann (la integral como lı́mite de sumas) para probar la desigualdad. Aquı́ sólo hacemos la
prueba para las normas k . k1 y k . k∞ , que realmente son las normas que nos interesan, y en estos
casos las pruebas son muy simples.
Caso k . k1
Al ser g integrable en [a, b], lo es cada componente gi y, por tanto, también | gi |. Como la suma de
funciones integrables también lo es, resulta que la función t 7→ k g(t) k1 es integrable en [a, b].
Rb Rb
Por otra parte, usando las definiciones y la propiedad | a gk | ≤ a | gk | para cada función escalar
gk , se tiene:
Rb Rb Rb Rb Rb
k a g(t) dt k1 = k ( a g1 (t) dt, . . . , a gn (t) dt) k1 = | a g1 (t) dt| + · · · + | a gn (t) dt|
Rb Rb Rb Rb
≤ a |g1 (t)| dt + · · · + a |gn (t)| dt = a (|g1 (t)| + · · · + |gn (t)|) ds = a k g(t) k1 dt.
Caso k . k∞
Al ser g integrable en [a, b], cada componente gi es integrable en [a, b] y, por tanto, también lo
−g|
es | gi |. Como el máximo de funciones integrables también lo es (pues máx{f, g} = (f +g)+|f2 ),
resulta que la función t 7→ k g(t) k∞ es integrable en [a, b]. Por otra parte,
Rb Rb Rb Rb Rb
k a g(t) dt k∞ = k ( a g1 (t) dt, . . . , a gn (t) dt) k∞ = máx{| a g1 (t) dt|, . . . , | a gn (t) dt|}
Rb Rb
≤ máx{ a |g1 (t)| dt, . . . , a |gn (t)| dt}.
Ahora bien, para cada k ∈ {1, . . . n} se tiene | gk (t) | ≤ k g(t) k∞ para cada t ∈ [a, b] y, en conse-
Rb Rb
cuencia, a | gk (t) | dt ≤ a k g(t) k∞ dt. Por tanto,
Rb Rb
k a g(t) dt k∞ ≤ a k g(t) k∞ dt.
En esta sección solo vamos a recordar algunos importantes resultados vistos en el curso de
Análisis Matemaático IV, que van a ser esenciales en los dos próximos temas. De camino vamos a
fijar unas notaciones, distintas a las del curso anterior, más apropiadas para esta asignatura.
El teorema del punto fijo de Banach proporciona una prueba elegante y no excesivamente
laboriosa (hay otras pruebas) de los teoremas de existencia y unicidad, aparte de que posee otras
muchas aplicaciones, por sı́ solas muy interesantes. En este resultado sólo intervienen espacios
métricos completos (la completitud es esencial) y cierto tipo de aplicaciones llamadas contractivas.
En este contexto, es usual notar por T a las aplicaciones y, por comodidad, por T x la acción de
T sobre un punto x, en lugar de T (x).
Recordemos que un espacio métrico completo es un espacio métrico (X, d) en el que cada sucesión
de Cauchy es convergente.
Por otra parte, si (X, d) es un espacio métrico y T : X → X es una aplicación, se dice que T es
contractiva, respecto a la distancia (métrica) d, cuando existe una constante α ∈ [0, 1) tal que
Teorema 1.4 (Teorema del punto fijo de Banach). Sean (X, d) un espacio métrico completo
(no vacı́o) y T : X → X una aplicación contractiva con la distancia d, es decir, existe α ∈ (0, 1)
tal que d(T x, T y) ≤ α d(x, y) para cada x, y ∈ X. Se verifica lo siguiente:
II) (Obtención del punto fijo) Para cada x0 ∈ X la sucesión de iterantes (iteradas) (xn ), defi-
nidas por xn = T xn−1 , n = 1, 2, . . . converge hacia el punto fijo x̂ en (X, d).
III) (Estimación del error cometido al tomar una iterante) Si x̂ es el punto fijo de T y xn son
las iterantes del punto II), se verifica:
αn
d(xn , x̂) ≤ d(x0 , x1 ) n = 1, 2, . . . .
1−α
Véase que el resultado no sólo da existencia y unicidad de punto fijo sino que, además, propor-
ciona un método iterativo para aproximarse a ese punto fijo. Elegido cualquier elemento x0 ∈ X,
vamos determinando las iterantes (iteraciones) paso a paso, es decir, cada una a partir de la anterior:
x1 = T x0 , x2 = T x1 , x3 = T x2 , ... xn = T xn−1 , . . .
x1 = T x0 , x2 = T 2 x0 , x3 = T 3 x0 , ... xn = T n x0 , . . . .
El punto III) da una estimación del error cometido al tomar una iterante xn en lugar del
punto fijo en términos de la constante de contractividad α y del error cometido entre las dos
primeras iterantes. Esta estimación confirma lo que se asegura en II) pues, al ser α < 1, se tiene
lı́mn→∞ αn = 0 y, por tanto, lı́mn→∞ d(xn , x̂) = 0.
En esta asignatura solo necesitamos los resultados de los dos primeros apartados del teore-
ma (1.4).
Evidentemente, el teorema (1.4) se puede aplicar, como caso particular, a los espacios de Banach
(V, k . k) (espacios vectoriales normados que son completos respecto de las correspondientes métricas
inducidas). De hecho, para el teorema de existencia y unicidad global, que veremos en el próximo
tema, sólo se necesita la versión en espacios de Banach; no ası́, para la prueba del teorema de
existencia y unicidad local (tema 3), donde sı́ se hace necesaria la consideración de espacios métricos
que no son normados, por la necesidad de tener que trabajar con conjuntos que no tienen una
estructura de espacio vectorial.
Observación: En ciertos textos aparece el teorema del punto fijo de Banach suponiendo que
(X, d) es un espacio métrico completo, C es un subconjunto cerrado en (X, d) y T : C → C es una
aplicación contractiva con la distancia d o bien suponiendo que (V, k . k) es un espacio de Banach,
C es un subconjunto cerrado en (V, k . k) y T : C → C es una aplicación contractiva con la distancia
inducida por la norma k . k, para asegurar que T tiene un único punto fijo en C. Evidentemente
esto se obtiene del teorema 1.4 y del hecho de que si (X, d) es un espacio métrico completo y C es
un conjunto cerrado en (X, d), entonces el espacio métrico (C, d) también es completo.
Teorema 1.5 (Segundo teorema del punto fijo de Banach). Sean (X, d) un espacio métrico
completo (no vacı́o) y T : X → X una aplicación tal que para algún k ≥ 1 es T k contractiva con
la distancia d. Se verifica lo siguiente:
II) (Obtención del punto fijo) Para cada x0 ∈ X la sucesión de iterantes (xn ), definidas por
xn = T xn−1 = T n x0 , n = 1, 2, . . . , converge hacia el punto fijo x̂ en (X, d).
Posiblemente la prueba del resultado anterior se propuso como ejercicio en la asignatura Análisis
Matemático IV. Exponemos aquı́ una prueba.
1) Le aplicamos el teorema (1.4) al operador T k para ası́ obtener que ∃ ! x̂ ∈ X tal que T k x̂ = x̂.
La idea es probar que el punto fijo de T k es el único punto fijo de T .
2) (Existencia del punto fijo para T ) Comprobamos que T x̂ = x̂ usando la existencia y unicidad
de punto fijo para T k y viendo que T x̂ también es un punto fijo para T k .
1)
En efecto, T k (T x̂) = T (T k x̂) = T x̂. Por tanto, T x̂ es un punto fijo para T k , pero T k sólo
posee un punto fijo, que es x̂. En consecuencia, T x̂ = x̂.
3) (Unicidad del punto fijo para T ) Comprobamos que @ x 6= x̂ tal que T x = x usando la unicidad
del punto fijo obtenido para T k .
En efecto, supongamos que x ∈ X verifica que T x = x. Entonces T 2 x = T (T x) = T x = x.
Por tanto, T 3 x = T (T 2 x) = T x = x. Procediendo de esta forma, llegamos a que T k x = x. En
consecuencia, x es un punto fijo para la potencia T k y esto nos lleva a que x = x̂.
24 Introducción y conceptos básicos
De esta forma hemos probado el punto I). Para la prueba de II) procedemos de la siguiente forma.
Dado cualquier x0 ∈ X, probemos que lı́mn→∞ T n x0 = x̂ usando la parte II) del teorema 1.4
aplicado al operador T k .
En efecto, teniendo en cuenta que x̂ es el único punto fijo de T k , tenemos, que para cada y0 ∈ X
es decir,
lı́m T mk+j x0 = x̂ cualquiera que sea j ∈ {0, . . . , k − 1}.
m→∞
Sea ahora n cualquier natural tal que n > k. Al dividir n entre k sale como cociente un número
entero m y un resto j ∈ {0, . . . , k − 1}, es decir n = mk + j y ası́ T n x0 = T mk+j x0 . Evidentemente,
cuando n → ∞ se verifica que m → ∞, pues m = n−j k , y recı́procamente, pero cuando m → ∞ se
tiene lı́mm→∞ T mk+j x0 = x̂. Por tanto, debe verificarse
lı́m T n x0 = x̂.
n→∞
Aunque esto parece lógico y es intuitivo, quizás requiera una prueba, que se puede llevar a cabo sin
más que usar la definición de convergencia en un espacio métrico. Una prueba serı́a la siguiente:
Como para cada j ∈ {0, . . . , k − 1} se verifica lı́mm→∞ T mk+j x0 = x̂ resulta que para cada j y
cada ε > 0 existe un natural m̄j , que dependerá de ε y de j (véase que para cada j tenemos una
sucesión distinta) tal que d(T mk+j x0 , x̂) < ε si m > m̄j . Como el número de j ∈ {0, . . . , k − 1} es
finito, entonces se puede elegir un natural m0 , que sólo dependa de ε (m0 = máx{m̄0 , . . . m̄k−1 }),
tal que
m > m0 ⇒ d(T mk+j x0 , x̂) < ε cualquiera que sea j ∈ {0, . . . , k − 1}.
Como
n−j
m= > m0 ⇐⇒ n − j > km0 ⇐⇒ n > km0 + j,
k
entonces dado ε > 0, tomando n0 = km0 + k resulta que
n−j
n > n0 ⇒ n > km0 + j para cada j ∈ {0, . . . , k − 1} ⇒ m = > m0
k
para cada j ∈ {0, . . . , k − 1} ⇒ d(T n x0 , x̂) = d(T mk+j x0 , x̂) < ε
En los próximos temas usaremos el resultado anterior sobre ciertos espacios de funciones con-
tinuas. Recordemos los espacios de funciones continuas que aquı́ necesitamos y de paso fijemos las
notaciones. En general, si I es un intervalo (no degenerado) en R, se nota por C(I, R) al espacio
C(I, R) = {x : I → R, x continua en I}
Estos tienen estructura de espacio vectorial real con las operaciones usuales de suma de funciones
x + y y producto de un número real (escalar) por una función λx. En estos espacios el elemento
nulo es la función nula.
Si el intervalo I es compacto, I = [a, b], podemos definir sobre ellos la llamada norma del
máximo, también llamada norma infinito (recibe muchos nombres distintos).
Ası́, en el caso n = 1 (caso escalar) y notando por | . | el valor absoluto en R, tenemos la norma
k . k∞ : C([a, b], R) → R+ dada por
k x k∞ = máx |x(t)|.
t∈[a,b]
En el caso n > 1 hay que considerar una norma k . kRn en Rn (podrı́a ser la norma euclı́dea),
en lugar del valor absoluto en R y tenemos la norma k . k∞ : C([a, b], Rn ) → R+ definida por
k x k∞ = máx k x(t) kRn .
t∈[a,b]
En estos casos, las expresiones dadas tienen sentido pues la aplicación [a, b] → R+ , t 7→ k x(t) kRn
es continua en el compacto [a, b].
Sin más que usar la definición de convergencia y la definición de la norma k . k∞ , se obtiene que
la convergencia xm → x en [C([a, b], Rn ), k . k∞ ] equivale a la convergencia uniforme, en el intervalo
[a, b], de la sucesión de funciones xm : [a, b] → Rn hacia la función x : [a, b] → Rn , definida de la
siguiente forma:
(CU): Para cada ε > 0 existe un m0 ∈ N (que sólo depende de ε ) tal que k xm (t)−x(t) kRn < ε
para cada cada t ∈ [a, b] y cada m > m0 .
Teniendo en cuenta que en Rn dos normas son equivalentes, se puede comprobar fácilmente que
la condición (CU ) no depende de la norma k . kRn elegida.
A continuación vemos un ejempo muy interesante de aplicación del teorema del punto fijo de
Banach, en una ecuación integral, que va a ser muy ilustrativo, pues en él vamos a usar ideas que
se van a exponer en los próximos temas en un contexto teórico y más general.
En esta ecuación la función incógnita viene indicada por x : [−1, 1] → R, t 7→ x(t). Se trata
26 Introducción y conceptos básicos
de una ecuación integral porque la función incógnita aparece bajo el signo de la integral (aunque
también aparece fuera de ella). Una solución de esta ecuación puede ser una función x integrable
en [−1, 1].
Está claro que para una función x continua en [−1, 1] tal ecuación integral tiene sentido y nos
planteamos si, efectivamente, posee alguna solución x : [−1, 1] → R continua. En el caso de que
exista también nos interesarı́a saber si hay algún tipo de unicidad.
Para estudiar estas cuestiones, véase que la ecuación integral se puede escribir ası́:
Z t
2
x(t) = s4 cos3 (s + x(s)) ds + et , t ∈ [−1, 1].
0
Esto nos lleva a considerar el espacio vectorial C([−1, 1], R) y la aplicación (operador)
T : C([−1, 1], R) → C([−1, 1], R), x 7→ T x
donde T x : [−1, 1] → R, t 7→ T x(t), es la función definida por
Z t
2
T x(t) = s4 cos3 (s + x(s)) ds + et .
0
Efectivamente, la función T x está bien definida y es continua en [−1, 1] pues, de hecho, es derivable
y con derivada continua, como consecuencia del teorema fundamental del Cálculo. Por tanto, el
operador T está bien definido.
De esta forma, una función x ∈ C([−1, 1], R) es solución de la ecuación integral si, y sólo si, es
un punto fijo de T .
A la vista de esto, intentaremos aplicarle el teorema 1.4 al operador T . De ser ası́, tendrı́amos
que T posee un único punto fijo en C([−1, 1], R) y, por tanto, podrı́amos asegurar que la ecuación
integral posee una única solución x : [−1, 1] → R que es continua en [−1, 1].
El espacio C([−1, 1], R) es un espacio vectorial real y, al ser [−1, 1] un intervalo compacto en R,
hemos visto en el teorema 1.6 que tal espacio de funciones es un espacio de Banach (y, por tanto,
un espacio métrico completo) con la norma
k x k∞ = máx | x(t) |.
t∈[−1,1]
Por tanto, si probamos que T es contractiva con k . k∞ , es decir, existe α ∈ (0, 1) tal que
k T x − T y k∞ ≤ αk x − y k∞ para cada x, y ∈ C([−1, 1], R),
tendremos probado la existencia y unicidad de solución. Además, con la norma usada, la conver-
gencia de las iterantes (xn ) = (T xn−1 ) hacia el punto fijo (la única solución de la ecuación integral)
equivale a la convergencia uniforme de la sucesión de funciones xn : [−1, 1] → R, n = 1, 2, . . . , hacia
la solución x : [−1, 1] → R.
Consideramos la función derivable ϕ(u) = cos3 (u) y le aplicamos el teorema del valor medio para
obtener
| ϕ(a) − ϕ(b) | = | ϕ0 (c) || a − b | ≤ 3| a − b | para cada a, b ∈ R
y, por tanto,
cos3 (s + x(s)) − cos3 (s + y(s)) ≤ 3| x(s) − y(s) | ≤ 3k x − y k∞ cualquiera que sea s ∈ [−1, 1].
En consecuencia,
t
| t |5
Z
3
| T x(t) − T y(t) | ≤ 3k x − y k∞ s4 ds = 3k x − y k∞ ≤ k x − y k∞ para cada t ∈ [−1, 1],
0 5 5
y, en definitiva,
3
k T x − T y k∞ ≤ k x − y k∞ para cada x, y ∈ C([−1, 1], R).
5
Esto prueba que T es contractiva con constante α = 3/5 < 1.
El ejemplo anterior ha sido preparado para que la constante de Lipschit α salga menor que 1,
siendo ası́ T contractiva con k . k∞ ; pero cualquier pequeña variación sobre el ejemplo anterior, por
ejemplo colocar un 2 delante del signo integral, nos llevarı́a, siguiendo el mismo razonamiento, a
un final no deseado, pues saldrı́a T lipschitziana con constante L > 1. En esos casos, habrı́a que
recurrir al teorema 1.5 como veremos en el siguiente tema.
Ejercicios propuestos
posee una única solución (x1 , x2 ) definida en el intervalo I = (0, ∞). ¿Se puede asegurar que existe
una única solución x : I = (0, ∞) → R para el problema de valores iniciales
(
x00 + t sen(x0 ) − t2 − x log(t) = 0
x(1) = 1, x0 (1) = π ?
3. Considérese el siguiente sistema de ecuaciones diferenciales de segundo orden en las funciones incógnitas
xey:
4
x00 =
1 − x2 − (y 0 )2
00
y = 1 − sen(txy),
Compruébese que introduciendo dos nuevas incógnitas (¿cuáles?), el sistema anterior resulta equiva-
lente a uno de primer orden con cuatro funciones incógnitas.
(
n n x0 (t) = f (t, x(t))
4. Sean x : [a, t0 ] → R e y : [t0 , b] → R dos soluciones del problema de Cauchy (P ) ,
x(t0 ) = x0
donde f : D ⊂ R × Rn → Rn . Compruébese que también es solución de (P ) la función z : [a, b] → Rn
definida por (
x(t) si t ∈ [a, t0 ]
z(t) = .
y(t) si t ∈ [t0 , b]
28 Introducción
5. Sean a, b ∈ R con a < b. Pruébese que la ecuación funcional 2(t − x(t)) + sen(x(t)) = 0 tiene una
única solución continua x : [a, b] → R.
6. Demuéstrese, usando el teorema del punto fijo de Banach, que la ecuación integral
Z t
x(t) − arctan(t) − s2 sen(sx(s)) ds = 0
0
tiene una única solución continua x : [0, 1] → R.
Hemos visto en el tema anterior que el problema correspondiente a un SDO de primer orden se
puede escribir de una forma vectorial, análoga a la del caso escalar (EDO de primer orden), y que
cualquier EDO de orden n > 1 se puede interpretar como un SDO de primer orden, de manera que
los resultados para este tipo de ecuaciones se obtienen de los resultados para sistemas. Todo esto
permite unificar los tres casos bajo una misma notación, escrita correctamente ası́:
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P ) donde f : D → Rn , D ⊂ R × Rn , n ≥ 1 y (t0 , x0 ) ∈ D.
x(t0 ) = x0
Hay dos tipos de teoremas sobre existencia y unicidad de soluciones: teoremas globales y teo-
remas locales. Los primeros son más satisfactorios pues permiten asegurar existencia y unicidad
de solución x : I → Rn en un intervalo I conocido, que puede ser “grande,” pero, a pesar de sus
importantes aplicaciones (el caso más relevante será el caso lineal ), son los que menos aplicabilidad
29
30 Teoremas de existencia y unicidad global
Las pruebas que llevaremos a cabo para probar los teoremas globales y locales estarán basadas
esencialmente en el teorema del punto fijo de Banach 1.5. Para el caso global usaremos este teorema
en un espacio de Banach, concretamente en un espacio de funciones continuas y en el caso local
tendremos que usarlo en un espacio métrico completo.
Un problema de Cauchy (P) se puede escribir de forma equivalente como una ecuación integral
cuando la función f es continua. Este resultado es esencial para el estudio de tales problemas y se
usará, no sólamente en este tema, sino en el resto de los temas de la primera parte de la asignatura.
Sea I un intervalo en R tal que t0 ∈ I y x : I → Rn una función cuya gráfica está contenida en D
(I) x : I → Rn es solución de (P ).
Observaciones:
1. La expresión (2.1) representa una ecuación integral en la función incógnita x : I → Rn .
2. Llama la atención que en el punto (II) se supone que x es continua en I cuando x debe ser
derivable para que sea solución de la ecuación diferencial; pero sucede que la condición de
que x verifique la ecuación integral (2.1) va a implicar que x sea derivable en I.
Prueba de (I) ⇒ (II). Como x : I → Rn es continua (de hecho, es derivable), su gráfica está
contenida en D y la función f es continua en D, entonces la función
ϕ f
g : I −→ D −→ Rn
s 7→ (s, x(s)) 7→ f (s, x(s))
está bien definida y es continua en I (es composición de las funciones continuas ϕ y f ). Por tanto,
es integrable en cada subintervalo compacto de I y, en consecuencia, usando que x es solución de
la ecuación diferencial, se tiene que la función x0 también es continua en I y verifica
Z t Z t
0
x (s) ds = f (s, x(s)) ds para cada t ∈ I.
t0 t0
Rt
Usando la regla de Barrow y la condición inicial, tenemos t0 x0 (s) ds = x(t) − x0 y ası́ se obtiene
(II).
es derivable en I y, además, G0 (t) = g(t) = f (t, x(t)) para cada t ∈ I. Por tanto, como
Z t
0
x(t) = x + f (s, x(s)) ds = x0 + G(t),
t0
resulta que x es derivable en I y verifica x0 (t) = f (t, x(t)) para cada t ∈ I. Por otra parte, es obvio
t
que x(t0 ) = x0 , pues t 0 f (s, x(s)) ds = θ ∈ Rn , y ası́ x : I → Rn es solución de (P ).
R
0
La ecuación integral (2.1) nos lleva a interpretar una solución de esta ecuación como un punto
fijo para un operador T , que serı́a deseable que estuviese definido para cualquier función continua
x : I → Rn , por la expresión
Z t
0
(2.2) T x(t) = x + f (s, x(s)) ds para cada t ∈ I,
t0
Para que la expresión de T x(t) en (2.2) tenga sentido se necesita, en principio, que todas las
gráficas de las funciones continuas x : I → Rn se encuentren en la región D, dominio de la función
f , para que se puede llevar a cabo la composición s 7→ f (s, x(s)). Como graf(x) ⊂ I ×Rn es evidente
que esto sucede si D ⊃ I × Rn . Los conjuntos de la forma D = I × Rn se conocen como bandas
verticales y son muy usuales como dominios de definiciones de funciones f asociadas a ecuaciones
diferenciales. Además, suponiendo que f es continua en D, al ser la función I → Rn , s 7→ f (s, x(s))
32 Teoremas de existencia y unicidad global
continua en I, el teorema fundamental del Cálculo nos confirma que la función T x es derivable en
el intervalo I y, por tanto, T x ∈ C(I, Rn ), es decir, que el operador T está bien definido.
Teniendo en cuenta que el TPF de Banach también da un método de aproximación al único punto
fijo, mediante las iterantes (iteradas) de T , conviene ver cómo serı́an estas iterantes. Recordemos
que en el teorema del punto fijo (tanto en la versión 1.4 como en la más general 1.5), para cada
x0 ∈ X la sucesión de iteradas (xm ), definidas por xm = T xm−1 , m = 1, 2, . . . converge hacia el
punto fijo x̂ en el espacio (X, d). Por tanto, teniendo en cuenta la expresión de T en (2.2), fijada una
función continua x0 : I → Rn , que usualmente se toma la función constante dada por la condición
inicial, esto es t 7→ x0 (t) = x0 , la sucesión de iterantes viene dada por
Z t
xm (t) = x0 + f (s, xm−1 (s)) ds , m = 1, 2, . . .
t0
Las funciones anteriores son las llamadas aproximaciones sucesivas o iterantes de Picard asociadas
al problema (P ). 1 Compárense las expresiones de las iterantes con la expresión de la ecuación inte-
gral (2.1). En este contecto resulta conveniente cambiar la notación de las iterantes. Las notaremos
por ϕm en lugar de xm y de esta forma tenemos
Z t
(2.3) ϕ0 (t) = x0 , ϕm (t) = x0 + f (s, ϕm−1 (s)) ds , m = 1, 2, . . . .
t0
A continuación vamos a ver dos ejemplos de problemas de Cauchy escalares asociados a ecua-
ciones diferenciales lineales. En estos casos no hay problema para definir las iterantes asociadas y
vamos a determinar tales iterantes comprobando, en cada caso, que convergen puntualmente hacia
la única solución del problema.
(
x0 (t) = x(t)
Ejemplo 2.1. Consideremos el problema de Cauchy (P )
x(0) = 1
1
Realmente fue Liouville, en 1838, quien introdujo el método de las aproximaciones sucesivas, pero este resultado
lo genaralizó Picard en 1890 y actualmente el método y los resultados se atribuyen a Picard, llamándose usualmente
método de las iterantes de Picard. En estas fechas aún no se conocı́a el teorema del punto fijo de Banach.
Sabemos que tal problema posee una única solución definida en R que es la función definida
por x(t) = et (función exponencial).
t t2 tm
ϕm (t) = 1 + + + ···
1! 2! m!
ya que supuesto probado lo anterior para m, tenemos para m + 1 lo siguiente:
Z t Z t
s s2 sm
ϕm+1 (t) = 1 + ϕm (s) ds = 1 + 1+ + + ··· ds
0 0 1! 2! m!
t2 t3 tm+1 t t2 t3 tm+1
= 1+t+ + + ··· = 1 + + + + ··· ·
2 · 1! 3 · 2! (m + 1)m! 1! 2! 3! (m + 1)!
Ası́ pues la sucesión de iterantes converge puntualmente en R hacia la única solución del problema
(P ). Además, es bien conocido que la sucesión (ϕm ) converge uniformemente hacia la función
exponencial en intervalos compactos.
(
x0 (t) = t + x(t)
Ejemplo 2.2. Consideremos el problema de valor inicial (P )
x(0) = 1
Sabemos que tal problema posee una única solución definida en R. Las soluciones de la ecuación
homogénea asociada x0 = x son las definidas por x(t) = C et . Buscando una solución particular
por el método de Lagrange o, mejor en este caso, por el método de los coeficientes indeterminados,
se encuentra xp (t) = −t − 1, por lo que las soluciones de la ecuación diferencial lineal son las dadas
por xC (t) = C et −t − 1. Imponiendo la condición inicial x(0) = 1 se obtiene que la única solución
de (P ) es la definida por x(t) = 2 et −t − 1.
34 Teoremas de existencia y unicidad global
A la vista de los dos ejemplos anteriores nos planteamos si lo sucedido en estos se va a verificar
con cualquier problema de valor inicial. La respuesta es en general negativa; lo que sucede es que
el caso lineal es muy especial y ya probaremos que esto se verifica en todos los problemas lineales.
Por otra parte apreciamos que, en cuanto se complica un poco la ecuación, aún en el caso lineal,
el cálculo de las iterantes resulta tedioso y posiblemente sea muy difı́cil encontrar una expresión
general de la iterante ϕm , por lo que no estamos convencidos del valor práctico del método de las
aproximaciones sucesivas. Escepticismo justificado porque realmente las iterantes tienen un valor
más teórico que práctico.
Como nuestro objetivo es aplicarle el teorema del punto fijo al operador T, para obtener la
contractividad de T, o de una potencia T k , no es suficiente con la continuidad de f en D. Hay
que exigirle a f una condición de Lipschitz especial (antes de Lipschitz se habı́an usado ciertas
condiciones sobre algunas derivadas parciales de la función f , que eran más restrictivas que las
condiciones de Lispchitz) .
Para una mejor comprensión empecemos por el caso escalar (n = 1). En este caso f posee dos
variable: t y x y vamos a usar una condición de Lipschitz que sólo afecta a la segunda variable.
Definición 2.1. Sea D ⊂ R2 . Una función f : D → R, (t, x) 7→ f (t, x), se dice que es lipschitziana
en D (o que satisface una condición de Lipschitz en D) respecto de la segunda variable x cuando
existe una constante L > 0 tal que
(2.4) | f (t, x) − f (t, y) | ≤ L | x − y | para cada par de puntos (t, x), (t, y) ∈ D.
En tal caso se dice que L es una constante de Lipschitz para f en D respecto a la segunda variable.
Observemos que en este caso la condición anterior, al referirse únicamente a una de las variables,
no implica la continuidad de f en D; en todo caso implica que para cada t la función de una sola
variable x 7→ f (t, x) (la sección ft ) es uniformemente continua en cierto conjunto. El siguiente
ejemplo clarifica esto.
(
x si t < 0
La función f : R2 → R definida por f (t, x) = verifica tal condición de Lipschitz
0 si t ≥ 0
con contante L = 1 pues
(
| x − y | si t ≤ 0
| f (t, x) − f (t, y) | = ≤ |x − y| para cada (t, x), (t, y) ∈ R2 ,
0 si t ≥ 0
pero no es continua en los puntos (0, x0 ), si x0 6= 0. Por ejemplo, si x0 = 1, (−1/n, 1) → (0, 1) en
R2 pero f (−1/n, 1) = 1 → 1 6= f (0, 1) = 0.
Cuando existe ∂f
∂x , hay una relación muy estrecha, y muy útil, entre la condición de Lipschitz
definida y la acotación de esta derivada parcial, que más adelante se verá (sección 2.8).
La definición análoga para el caso n > 1 sólo exige cambiar el valor absoluto | . | por una
norma en Rn . Evidentemente, hay infinitas normas en este espacio, pero todas son equivalentes y
la definición que damos es invariante frente a normas equivalentes.
(2.5) k f (t, x) − f (t, y) k ≤ L k x − y k para cada par de puntos (t, x), (t, y) ∈ D.
En tal caso se dice que L es una constante de Lipschitz para f en D respecto a la segunda variable.
Obsérvese que sólo cambian las constantes de Lipschitz (estas dependen de la norma elegida),
pero al no exigı́rsele a estas contantes condición alguna, el carácter lipschitziano se mantiene.
En general, se pueden unificar las dos definiciones dadas considerando n ≥ 1 y suponiendo que
k . k indica el valor absoluto | . | en el caso n = 1.
Para facilitar la escritura, cuando f verifique una condición de Lipschitz como las anteriores
escribiremos f ∈ Lip(x, D), es decir, que notamos por Lip(x, D) al conjunto de todas las funciones
que son lipschitzianas en D respecto de la segunda variable x (escalar o vectorial).
En la sección 2.8 estudiaremos ciertas relaciones de la condición Lip(x, D) con las derivadas
parciales de f respecto a las variables x1 , . . . , xn , siendo x = (x1 , . . . , xn ), con el fin de aplicar
fácilmente los teoremas de existencia y unicidad a una gran mayorı́a de ecuaciones diferenciales.
Ahora, lo que sı́ viene bien es dar una definición análoga para funciones escalares de más de dos
variables, ya que las componentes de una función vectorial f son de este tipo y vamos a caracterizar
la condición de Lipschitz de f mediante la de sus componentes. No olvidemos que una ecuación
diferencial, propiamente vectorial, representa un sistema diferencial de primer orden o una ecuación
diferencial escalar de orden n > 1 y en estas aparecen funciones escalares de este tipo.
(2.6) | f (t, x) − f (t, y) | ≤ L k x − y k para cada par de puntos (t, x), (t, y) ∈ D.
En tal caso también se dice que L es una constante de Lipschitz para f en D respecto a la
segunda variable y escribiremos f ∈ Lip(x, D).
De la misma forma que en la definición 2.2, se comprueba que esta definición no depende de la
norma k . k elegida en Rn .
Prueba de la implicación ⇒ Al ser f ∈ Lip(x, D) existe una constante L > 0 tal que
k f (t, x) − f (t, y) k∞ ≤ L k x − y k∞ para cada par de puntos (t, x), (t, y) ∈ D.
Por tanto, para cada k ∈ {1, . . . , n}, se verifica
| fk (t, x) − fk (t, y) | ≤ k f (t, x) − f (t, y) k∞ ≤ L k x − y k∞
y, ası́, fk ∈ Lip(x, D).
Puesto que vamos a usar el teorema del punto fijo de Banach en el espacio de funciones continuas
C(I, Rn ) y necesitamos una norma en este espacio con la que sea de Banach, se hace estrictamente
necesario considerar el intervalo I compacto, es decir I = [a, b], pues en este caso podemos considerar
la norma k . k∞ definida por k x k∞ = máxt∈[a,b] k x(t) kRn . De ahı́, que en la siguiente versión del
teorema aparezca esta condición. En la próxima sección se generalizará al caso en que I es cualquier
intervalo no degenerado.
Teorema 2.2 (Teorema de existencia y unicidad global). Sea n ≥ 1 y supongamos las tres
siguientes condiciones:
Observaciones:
1.- En los casos t0 = a y t0 = b obtenemos unas soluciones muy especiales, algo distintas a las de
los demás casos, pues las soluciones no están definidas en intervalos que contienen al punto t0
en el interior. Se conocen como soluciones laterales. En el caso t0 = a tendrı́amos una solución
lateral a la derecha y, en el caso t0 = b, una solución lateral a la izquierda.
2.- Al estar f definida en una banda vertical, en este caso D = [a, b] × Rn , y ser f continua en D,
las iterantes están bien definidas en el intervalo [a, b].
3.- En los apuntes de Ecuaciones Diferenciales I aparece una prueba de este resultado en el caso
n = 1, distinta a la que vamos a llevar aquı́, aunque ambas pruebas tienen ciertos puntos
coincidentes. En ella la prueba se lleva a cabo en las tres siguientes etapas:
i) La sucesión de iterantes converge uniformemente en [a, b] hacia una función continua
x : [a, b] → R. En este punto se usa el criterio de Weierstrass para la convergencia uni-
forme de series funcionales.
ii) Tal función continua, limite uniforme de las iterantes, es solución del problema (P ).
iii) La unicidad del problema (P ).
Este esquema puede recordar al que seguimos en la prueba del teorema del punto fijo de Ba-
nach 1.4 (¿coincidencia?).
38 Teoremas de existencia y unicidad global
Notemos I = [a, b]. Vamos a esquematizar la prueba que vamos a llevar a cabo, destacando los
pasos esenciales, ası́:
2.- Esto nos lleva a considerar el espacio de funciones continuas C(I, Rn ), que es un espacio vectorial
real, y el operador integral
T : C(I, Rn ) → C(I, Rn ), x 7→ T x,
3.- A la vista de lo establecido en los puntos anteriores, para probar el teorema en todos sus puntos
serı́a suficiente con poder aplicarle el teorema del punto fijo de Banach 1.4, o bien el teorema
1.5, al operador T , considerando el espacio C(I, Rn ) con la norma
(2.8) k x k∞ = máx k x(t) kRn (habrá que fijar una norma k . kRn en Rn ),
t∈I
ya que con esta norma el espacio es completo y la convergencia ϕm → x en este espacio equivale
a la convergencia uniforme en el intervalo I de la sucesión de funciones ϕm : I → Rn hacia la
función x : I → Rn (véase que en esto es fundamental que I sea compacto).
Definitivamente, según los teoremas de puntos fijos referidos, será suficiente con probar que T,
o bien una potencia T k , es contractiva con la norma k . k∞ .
Para probar la contractividad de T k respecto a esta norma, resulta esencial la tercera hipótesis
del teorema: la condición de Lipschitz de f respecto de la variable escalar-vectorial x.
Una vez visto el esquema de la prueba (muy fácil de recordar) vamos a pasar a la parte técnica,
que consiste en probar la contractividad de T k , para algún k ≥ 1, respecto de la norma k . k∞ .
Necesitamos fijar inicialmente una norma k . kRn en Rn , que en el caso n = 1 se supone (y ası́ se
hará siempre) que es el valor absoluto | . |. De hecho, para lo que vamos a ver ahora, es indiferente
la norma elegida.
Nuestro objetivo es probar que existe k ∈ N para el que existe una constante α ∈ (0, 1) tal que
(CC) k T k u − T k v k∞ ≤ α k u − v k∞ para cada u, v ∈ C(I, Rn ),
donde k . k∞ es la norma definida por (2.8).
La condición de Lipchitz (III) nos asegura la existencia de una constante L > 0 tal que
(CL) k f (t, x) − f (t, y) kRn ≤ L k x − y kRn para cada par de puntos (t, x), (t, y) ∈ D.
Fijemos entonces un t ∈ I para estimar adecuadamente k T u(t) − T v(t) kRn . En principio tenemos
Z t Z t Z t
0 0
T u(t) − T v(t) = x + f (s, u(s)) ds − x + f (s, v(s)) ds = f (s, u(s)) − f (s, v(s) ds.
t0 t0 t0
Recordemos que, según lo conocido para el caso n = 1 y lo probado en el teorema 1.3 para el
caso n > 1, para una función g : J → Rn (J intervalo en R) que sea integrable en el intervalo de
extremos c y d, siendo c, d ∈ J cualesquiera (podrı́a ser c ≥ d), se verifica
Rd Rd
k c g(s) ds k ≤ | c k g(s) k | siendo k . k una norma en Rn .
Aplicando esto a nuestro caso, junto con la condición de Lipschitz (CL) tenemos
Z t Z t
k T u(t) − T v(t) kRn ≤ k f (s, u(s)) − f (s, v(s)) kRn ds ≤ Lk u(s) − v(s) kRn ds
t0 (CL) t0
Z t
(2.9) ≤ Lk u − v k∞ 1 ds = L| t − t0 | k u − v k∞ .
t0
| t − t0 |2
(2.12) k T 2 u(t) − T 2 v(t) kRn ≤ L2 k u − v k∞ para cada u, v ∈ C(I, Rn ) y t ∈ I.
2
Comprobemos (2.11). En efecto, si t > t0 se verifica
Z t Z t Z t
(t − t0 )2 | t − t0 |2
| s − t0 | ds = | s − t0 | ds = (s − t0 ) ds = = .
t0 t0 t0 2 2
Si t < t0 se verifica
Z t t0 t0
(t0 − t)2 | t − t0 |2
Z Z
| s − t0 | ds = | s − t0 | ds = (t0 − s) ds = = .
t0 t t 2 2
| t − t0 |k
(2.13) k T k u(t) − T k v(t) kRn ≤ Lk k u − v k∞ para cada u, v ∈ C(I, Rn ) y t ∈ I.
k!
de la misma forma que hemos obtenido (2.12) a partir de (2.9). En efecto, supuesto (2.13), se tiene
La comprobación de que
t
| t − t0 |k+1
Z
| s − t0 |k ds =
t0 (k + 1)
es análoga a la vista para obtener (2.11).
Una vez probada por inducción la estimación (2.13), de la misma forma que obtuvimos (2.10)
de (2.9), se sigue:
(b − a)k
(2.14) k T k u − T k v k∞ ≤ Lk k u − v k∞ para cada u, v ∈ C(I, Rn ),
k!
(L(b−a))k
de forma que cada potencia T k es lipschitziana con constante de Lipschitz αk = k! .
define una norma en el espacio C(I, Rn ) y se puede probar que existen K > 0 tales que T es
contractiva con k . kB,K .
El objetivo en esta sección es obtener un resultado como el del teorema 2.2 para cualquier
intervalo I de R, no necesariamente compacto, pero hemos visto que la prueba del teorema anterior
no funciona si I no es compacto. La idea es obtener tal generalización a partir del resultado ya
probado para el caso I compacto, mediante una condición de Lipschitz más general que la usada
en el punto (III) del teorema 2.2.
(2.15) | f (t, x) − f (t, y) | ≤ L(t) | x − y | para cada par de puntos (t, x), (t, y) ∈ D.
La definición anterior se puede adaptar a otras situaciones en que D no es una banda vertical,
pero es un conjunto conexo en R2 considerando el intervalo I, proyección de D sobre el eje t. Por
ejemplo, si D = R × [0, ∞) es I = R y si D = (0, ∞) × (0, ∞) es I = (0, ∞). No obstante, casi
siempre se usa en el caso de bandas verticales.
De la misma forma que vimos con la condición de Lipschitz, la definición anterior se puede
extender al caso vectorial (n > 1) y a los casos de funciones escalares de más de dos variables de la
siguiente forma:
I) Se dice que la función vectorial f : D → Rn , (t, x) 7→ f (t, x), satisface una condición de
Lipschitz generalizada en D respecto de la variable vectorial x ∈ Rn , cuando existe una una
función L : I → R+ continua en I tal que
II) Se dice que la función escalar f : D → R, (t, x) 7→ f (t, x), verifica una condición de Lipschitz
generalizada en D respecto de x ∈ Rn , si existe una función continua L : I → R+ tal que
En los dos casos descritos en la definición 2.5 estamos dando una condición más general que la
condición de Lipschitz, pues obviamente f ∈ Lip(x, D) ⇒ f ∈ LipG(x, D).
Teorema 2.3 (Teorema de existencia y unicidad global). Sea n ≥ 1 y supongamos las tres
siguientes condiciones:
El teorema 2.3, también conocido como teorema de Picard-Lindelöf, generaliza el del teore-
ma 2.2. No obstante, su prueba se va a basar en el resultado de este teorema.
t0 ∈ I1 ⊂ I2 ⊂ · · · Im ⊂ Im+1 ⊂ · · · y ∪∞
m=1 Im = I.
((Im ) es una sucesión expansiva de intervalos). Para ilustrar mejor lo afirmado anteriormente y
convencernos, en parte, de que este resultado es válido, describimos a continuación intervalos con
esta propiedad en varios ejemplos significativos, que pueden adaptarse fácimente a otros casos.
I=R t0 = 0 Im = [−m, m]
I = [0, ∞) t0 = 2 Im = [0, m + 2]
1
I = (0, ∞) t0 = 1,5 Im = [ m , m + 1]
1 1
I = (−1, 1) t0 = 0 Im = [−1 + m+1 , 1 − m+1 ]
1
I = (1, 4] t0 = 3 Im = [1 + m , 4]
Al ser Im compacto, la condición (III) implica que para cada m se verifica f ∈ L(x, Dm ). Por
otra f es continua en cada Dm . Por tanto, se puede hacer uso del teorema 2.2 en cada banda Dm
para asegurar que el problema (P ) posee una única solución definida en Im , que llamaremos xm .
Dada la unicidad de cada xm , como solución de (P ) definida en Im , se tiene que xm+1 restringida
a Im coincide con xm , de manera que la función
x : I → Rn , t 7→ x(t) = xm (t) si t ∈ Im
Recuérdese que en el caso n > 1 la función x es derivable en I si, y sólo si, lo es cada componente.
44 Teoremas de existencia y unicidad global
De forma casi inmediata, podemos aplicarle el teorema de existencia y unicidad global a una
ecuación diferencial lineal de primer orden para obtener el resultado ya conocido del curso anterior
y, además, la convergencia puntual de las iterantes hacia la solución, justificando lo que se obtuvo
en los ejemplos 2.1 y 2.2.
tiene una única solución definida en el intervalo I (x : I → R). Además, las iterantes de Picard
asociadas a (P ) convergen puntualmente en I hacia la única solución de (P ) (si I es compacto la
convergencia es uniforme).
(
x0 (t) = tx(t) + log(t)
Ası́, el problema (P ) tiene una única solución x : (0, ∞) → R.
x(1) = e
Demostración. Aquı́ la ecuación diferencial x0 (t) = a(t)x(t) + b(t) = f (t, x(t)) es tal que la función
verifica lo siguiente:
(III) f verifica | f (t, x) − f (t, y) | = |a(t)| | x − y | para cada (t, x), (t, y) ∈ D, y, por tanto, f ∈
LipG(x, D), ya que la función L : I → R, t 7→ L(t) = |a(t)|, es continua en I.
Veamos ahora un simple ejemplo de aplicación del teorema 2.3 en una ecuación diferencial de
primer orden, no lineal, que es de variables separables.
La ecuación es del tipo x0 (t) = g(t)h(x(t)), donde g : (−1, 1) → R, definida por g(t) = 1
1−t2
y
h : R → R, por h(x) = | sen x|, son continuas en sus respectivos intervalos.
Con la teorı́a vista en el curso anterior para las ecuaciones de variables separables, únicamente
en el caso de que sen(x0 ) 6= 0, podemos asegurar que tal problema posee una única solución en
cierto intervalo abierto I, tal que 0 ∈ I ⊂ (−1, 1), a priori desconocido. Esta solución viene dada,
implı́citamente, por la ecuación
Z x Z t
1 1
ds = 2
ds.
x0 | sen s| 0 1−s
Obsérvese que los cálculos para la resolución de (P ) son complicados y más aún con el valor
absoluto de por medio. Supuesto que calculemos esas integrales, después tendrı́amos que intentar
46 Teoremas de existencia y unicidad global
conocer explı́citamente la solución obtenida (lo que, en general, no está asegurado) para poder
indagar sobre un intervalo de definición de tal solución.
En el caso de que sen(x0 ) = 0 tenemos una solución constante, x(t) = x0 , válida en I = (−1, 1)
pero no tenemos asegurada la unicidad de solución. Ası́, si x0 = π, tenemos la solución constante
x(t) = π.
El teorema 2.3 permite obtener fácilmente más información. Es más, podemos tratar, con el
mismo esfuerzo, un problema con una condición inicial genérica: x(t0 ) = x0 , donde t0 6= ±1.
| sen x |
f : Dk → R, (t, x) 7→ f (t, x) = g(t)h(x) =
1 − t2
está bien definida y es continua en Dk .
Veamos que f ∈ LipG(x, D) usando directamente la definición y el teorema del valor medio. Si
(t, x), (t, y) ∈ Dk se verifica:
1 1 1 1
| f (t, x) − f (t, y) | = 1−t2
| sen x | − 1−t2
| sen y | = 1−t2
| sen x | − | sen y | ≤ 1−t2
| sen x − sen y |
1 1
= = 1−t2
| cos z | | x − y | ≤ 1−t2
| x − y |,
Por tanto
| f (t, x) − f (t, y) | ≤ L(t) | x − y | para cada (t, x), (t, y) ∈ Dk ,
1
donde la función L : Ik → R, t 7→ L(t) = es continua en Ik . En consecuencia, f ∈ LipG(x, Dk ).
|1−t2 |
Véase que la función L no está acotada en los intervalos Ik y, por tanto, no podemos asegurar que
f ∈ Lip(x, Dk ).
(P ) 1 − t2
x(t ) = x
0 0
Observación: En el ejemplo anterior hemos solventado el problema que planteaba el valor absoluto
usando la desigualdad | a | − | b | ≤ | a − b |. Precisamente, usando esta desigualdad se comprueba
trivialmente que si una función f satisface una condición de Lispchitz (Lipschitz generalizada) la
función | f | satisface la misma condición. Esto puede resultar útil en algunos casos.
Después de los ejemplos anteriores, se plantea la siguiente cuestión (que se deja como ejercicio):
Sin más que tener en cuenta la expresión vectorial de un sistema diferencial de primer orden,
visto en 1.4, y las caracterizaciones de la continuidad y de la condición de Lipschitz generalizada
de una función vectorial vı́a sus componentes (proposición 2.2), obtenemos de forma inmediata el
siguiente resultado de existencia y unicidad global para este tipo de sistemas.
Corolario 2.3.2 (Teorema de existencia y unicidad global para sistemas). Sea n > 1 y
supongamos las tres siguientes condiciones:
En tal situación, para cada t0 ∈ I y cada (x01 , . . . , x0n ) ∈ Rn el problema de valores iniciales
0 0
x1 (t) = f1 (t, x1 (t), . . . , xn (t)), x1 (t0 ) = x1 ,
.. .. ..
(P ) . . .
x0 (t) = f (t, x (t), . . . , x (t)), x (t ) = x0 ,
n n 1 n n 0 n
Los sistemas diferenciales lineales de primer orden serán objeto de un estudio muy especial,
junto con las ecuaciones diferenciales lineales, en la segunda parte de esta asignatura. Se trata del
tipo de sistema más significativo donde se puede aplicar el resultado 2.3.2 y, por tanto, el teorema
de existencia y unicidad global 2.3. El resultado que vamos a obtener aquı́ será fundamental para
todo el estudio teórico que se llevará a cabo en la segunda parte de esta asignatura.
Recuérdese (caso n = 1) que una ecuación diferencial lineal de primer orden es una ecuación
del tipo x0 (t) = a(t)x(t) + b(t), donde las funciones a y b se suponen conocidas y definidas en un
intervalo I. La teorı́a que se vió en el curso pasado sobre ellas solo suponı́a que estas funciones
fuesen continuas en I.
Sea n > 1. Un sistema diferencial lineal de primer orden en las funciones incógnitas x1 , . . . , xn
es de la forma
0
x1 (t) = a11 (t)x1 (t) + · · · + a1n (t)xn (t) + b1 (t)
.. ..
. .
x0 (t) = a (t)x (t) + · · · + a (t)x (t) + b (t),
n n1 1 nn n n
de forma abreviada
0
x1 = a11 (t)x1 + · · · + a1n (t)xn + b1 (t)
.. ..
. .
x0 = a (t)x + · · · + a (t)x + b (t),
n n1 1 nn n n
donde las funciones aij y bi , que son conocidas, se suponen, generalmente, continuas en un intervalo
I. Como veremos a continuación, esta continuidad será la única condición a exigir para obtener el
resultado deseado.
En la segunda parte de la asignatura los sistemas lineales serán escritos en una forma vectorial-
matricial muy manejable.
En el ejemplo anterior todas las funciones aij y bi , i, j ∈ {1, 2, 3}, son continuas en R.
El próximo resultado nos asegura que, para cada t0 ∈ R y cada (x01 , x02 , x03 ) ∈ R3 hay una única
solución (x1 , x2 , x3 ) del sistema, definida en R, que verifica x1 (t0 ) = x01 , x2 (t0 ) = x02 , x3 (t0 ) = x03
Corolario 2.3.3 (Teorema de existencia y unicidad global para sistemas lineales). Sea
n > 1. Si I es un intervalo en R y las funciones aij , bi : I → R son continuas en I, para cada
i, j ∈ {1, . . . n}, entonces, para cada t0 ∈ I y cada (x01 , . . . , x0n ) ∈ Rn el problema de valores
iniciales
0
x1 (t) = a11 (t)x1 (t) + · · · + a1n (t)xn (t) + b1 (t), x1 (t0 ) = x1 ,
0
.. ..
. .
x0 (t) = a (t)x (t) + · · · + a (t)x (t) + b (t), x (t ) = x0,
n n1 1 nn n n n 0 n
En primer lugar obsérvese que estas funciones están definidas en la banda vertical D = I × Rn .
En segundo lugar, al ser las funciones akj , bk continuas en I, cada fk es continua en D.
Veamos ahora que cada fk ∈ LipG(x, D). En efecto, para cada (t, x) = (t, x1 , . . . , xn ), (t, y) =
(t, y1 , . . . , yn ) ∈ D se verifica:
n
X
| fk (t, x) − fk (t, y) | = | ak1 (t)(x1 − y1 ) + · · · + akn (t)(xn − yn ) | ≤ | akj (t) | | xj − yj |.
j=1
Aplicando el resultado del corolario 2.3.2, se obtiene que el problema de valores iniciales pro-
puesto tiene una única solución (x1 , . . . , xn ) definida en el intervalo I.
Como advertimos este será el resultado fundamental sobre el que construiremos, en la segunda
parte de la signatura, la teorı́a de sistemas diferenciales lineales. Pero, además, en el tema corres-
pondiente a sistemas diferenciales lineales de coeficientes constantes, haremos también uso de que
las iterantes de Picard asociadas al problema anterior convergen puntualmente en I hacia la única
solución.
50 Teoremas de existencia y unicidad global
En la sección 1.5 vimos que cualquier EDO de orden n > 1 se puede interpretar como un SDO de
primer orden, de manera que de los resultados que veamos para SDO de primer orden se obtendrán
los correspondientes resultados para EDO de orden n > 1 como consecuencias casi inmediatas.
Recuérdese que en una EDO de 2o orden x00 (t) = g(t, x(t), x0 (t)) , al considerar las funciones
incógnitas x1 = x, x2 = x0 , la ecuación se transforma en el SDO de primer orden
(
x01 (t) = x2 (t)
x02 (t) = g(t, x1 (t), x2 (t)),
En general, para reducir de n a 1 el orden de derivación en una ecuación de orden n
(E) x(n) (t) = g(t, x(t), . . . , x(n−1) (t))
se introducen n − 1 nuevas funciones incógnitas. Si notamos x1 = x, las nuevas funciones incógnitas
son x1 , x2 = x0 , . . . xn−1 = x(n−2) , xn = x(n−1) y resulta que si x es solución de (E) en el intervalo I
la n-upla (x1 , . . . xn ) es solución en el intervalo I del SDO de primer orden
x01 (t) = x2 (t)
0
x (t) = x3 (t)
2
..
(S) .
x0n−1 (t) = xn (t)
x0 (t)
= g(t, x1 (t), x2 (t), . . . , xn (t)),
n
(donde, para entender mejor la notación, hemos supuesto n > 3) y recı́procamente, si (x1 , . . . xn ) es
solución de (S) en el intervalo I, la primera componente x = x1 es solución de (E) en I. Podrı́amos
resumir esto ası́:
x es solución de (E) en I ⇐⇒ (x1 , x2 , . . . xn ) = (x, x0 , . . . , x(n−1) ) es solución de (S) en I.
La misma correspondencia biunı́voca establecida anteriormente entre (E) y (S) se tiene para los
problemas de valores iniciales asociados y esto es justamente lo que vamos a usar en la prueba del
siguiente resultado:
Por tanto, podemos aplicar el resultado del corolario 2.3.2 al problema asociado (Q) y podemos
asegurar que (Q) tiene una única solución (x1 , x2 , . . . xn ) definida en I. Entonces x = x1 es solución
de (P ) definida en I y esto prueba la existencia. Si y : I → R fuese solución de (P ), entonces
(y1 , y2 , . . . yn ) = (y, y 0 , . . . , y (n−1) ) serı́a solución de (Q) en I y, por la unicidad de solución de (Q),
se tendrı́a y = x y esto prueba la unicidad de solución para (P ) en el intervalo I.
Una de las aplicaciones más relevantes del resultado anterior se encuentra en las ecuaciones
diferenciales lineales de orden n > 1, que serán estudiadas en la segunda parte de la asignatura.
En el tema 1 mencionamos las ecuaciones lineales de segundo orden, estudiadas en el curso pasado,
que son de la forma
x00 (t) = a(t)x0 (t) + b(t)x(t) + c(t),
en forma abreviada x00 = a(t)x0 + b(t)x + c(t). Por ejemplo, x00 = tx0 − 3x + sen t o la ecuación de
Airy: x00 = tx, que es irresoluble. En la teorı́a que se vió en el curso pasado sobre estas ecuaciones
la única hipótesis impuesta fue la continuidad de las tres funciones a, b y c en un intervalo I. De
hecho, esta teorı́a se basó en un teorema de existencia y unicidad global, que entonces no se pudo
probar, pero que ahora resulta ser una consecuencia inmediata del corolario 2.3.4, como vamos a
ver.
Demostración. Como las funciones a, b y c son continuas en un intervalo I, podemos escribir nuestra
ecuación como x00 (t) = g(t, x(t), x0 (t)), donde g definida por g(t, x1 , x2 ) = a(t)x2 + b(t)x1 + c(t) está
definida y es continua en la banda vertical D = I × R2 .
donde L(t) = máx{| a(t) |, | b(t) |}. Al ser L continua en I, se verifica que g ∈ LipG(x, D) y queda
ası́ probado el resultado como consecuencia del corolario 2.3.4.
Veamos una aplicación del corolario 2.3.4 a una ecuación de segundo orden que no es lineal ;
esta ecuación fue introducida en la sección 1.2.
g
Ejemplo 2.4. La ecuación del movimiento del péndulo ideal x00 (t) = − sen(x(t)).
L
Se recuerda que en esta ecuación g representa la gravedad y L el la longitud del péndulo (barra
rı́gida). En 1.2 describimos x(t), interpretamos x0 (t) como la velocidad instantánea y x00 (t) como la
aceleración intantánea. Allı́ veı́amos, de forma intuitiva, que problemas como
( g
x00 (t) = − sen(x(t))
L
x(0) = π/4, x0 (0) = 0
deberı́an tener una única solución. Ahora podremos demostrar esto y de forma más general.
La ecuación puede ser escrita ası́: x00 (t) = f (t, x(t), x0 (t)), donde f : R × R2 → R viene definida
por f (t, x1 , x2 ) = − Lg sen x1 . Obviamente f es continua y usando el teorema del valor medio
comprobamos fácilmente que f ∈ Lip(x, R × R2 ) donde x = (x1 , x2 ). En efecto,
g g
| f (t, x) − f (t, y) | = | f (t, x1 , x2 ) − f (t, y1 , y2 ) | = | − L sen x1 + L sen y1 |
g g g
= L| sen y1 − sen x1 | ≤ L | y1 − x1 | ≤ Lk x − y k∞ .
En los ejemplos vistos en las secciones anteriores, en los que hemos aplicado los correspondientes
teoremas de existencia y unicidad, hemos podido comprobar que las funciones implicadas son de
Lipschitz o de Lipschitz generalizadas usando únicamente las definiciones de estos conceptos o, a lo
más, usando el teorema del valor medio para funciones de una única variable. Pero no siempre es fácil
comprobar estas condiciones ası́ y necesitamos de algún método que nos facilite la comprobación
de las condiciones de Lipschitz. En esto juega un papel esencial las derivadas parciales, cuando
existen, y los teoremas de valor medio conocidos para funciones de una o más variables. Realmente
se trata de generalizar lo que hemos llevado a cabo en los ejemplos mencionados. Dado que las
condiciones de Lipschitz serán utilizadas en los dos próximos temas, los criterios que vamos a ver
son muy interesantes dada su gran aplicabilidad.
Teniendo en cuenta los resultados de las proposiciones 2.1 y 2.2, basta con estudiar estos criterios
para funciones escalares de dos o más variables, es decir para funciones del tipo
La función f : R2 → R, definida por f (t, x) = | x |, confirma que puede suceder que f ∈ Lip(x, D)
sin necesidad de que exista ∂f
∂x en D. Concretamente, no existe esta derivada parcial en los puntos
del eje de abscisas.
Téngase siempre en cuenta que f ∈ Lip(x, D) ⇒ g = |f | ∈ Lip(x, D), de forma que puede
suceder que los criterios que veamos no se puedan aplicar a la función g pero sı́ a la función f .
estas derivadas y la condición de Lipschit generalizada con el hecho de que estas derivadas estén
dominadas por funciones que no dependen de la variable x.
2.8.1. Caso n = 1.
Proposición 2.3. Sean D ⊂ R2 y f : D → R, (t, x) 7→ f (t, x), una función tal que se verifica:
Demostración. Únicamente tenemos que usar la definición de ∂f∂x (t, x) y la definición de la condición
de Lipschitz. Por hipótesis, f ∈ Lip(x, D), es decir existe una constante L > 0 tal que
Si (t, x) ∈ D tenemos
∂f f (t, x + h) − f (t, x)
(t, x) := lı́m .
∂x h→0 h
Por hipótesis se entiende que para h suficientemente pequeño (| h | < δ para cierto δ > 0) los puntos
(t, x + h) pertenecen a D. Al no suponer D abierto, se interpreta que en algún caso esto podrı́a
suceder únicamente para h > 0 o bien para h < 0. Por tanto, usando la condición de Lipschitz, se
tiene
∂f f (t, x + h) − f (t, x) f (t, x + h) − f (t, x) L|h|
(t, x) = lı́m = lı́m ≤ lı́m =L
∂x h→0 h h→0 h h→0 | h |
∂f
y, ası́, ∂x está acotada en D por la constante L.
Proposición 2.4. Sea f : D → R, (t, x) 7→ f (t, x), una función tal que
Demostración. La base de la prueba es la aplicación del teorema del valor medio para funciones de
una sola variable, que únicamente es válido en intervalos. Precisamente esta es la necesidad de que
D sea convexo. Es aconsejable hacer algunos dibujos de la región D (en unos casos convexo y en
otros no) para entender mejor el razonamiento. En efecto, sea L > 0 tal que
∂f
∂x (t, x) ≤ L para cada (t, x) ∈ D
y sean (t, x1 ), (t, x2 ) ∈ D tales que x1 < x2 . Por la convexidad de D, resulta que para cada x tal
que x1 < x < x2 se verifica que el punto (t, x) pertenece a D, ya que el punto (t, x) pertenece al
segmento que une los puntos (t, x1 ) y (t, x2 ) (dibújese un sencillo conjunto no convexo donde esto
no se verifique).
Por tanto, la sección ft : [x1 , x2 ] → R dada por ft (x) = f (t, x) está bien definida. Dado que
existe ∂f 0 ∂f
∂x (t, x) en cada (t, x) ∈ D, la función ft es derivable y ft (x) = ∂x (t, x) para cada x ∈ [x1 , x2 ].
Ası́, ft es continua en [x1 , x2 ] y derivable en el interior, por lo que, usando el teorema del valor
medio, existe x̄ tal que x1 < x̄ < x2 y tal que
es decir, ∂f
f (t, x1 ) − f (t, x2 ) = ∂x (t, x̄)(x1 − x2 ).
Por tanto,
∂f
| f (t, x1 ) − f (t, x2 ) | = ∂x (t, x̄) | x1 − x2 | ≤ L | x1 − x2 |.
La condición anterior se da obviamente si (t, x1 ) = (t, x2 ) y, por tanto, f ∈ Lip(x, D).
Observación: De la prueba anterior se extrae que una constante de Lipschitz L adecuada es una
cota de | ∂f
∂x | en D. Una buena constante de Lipschitz es
∂f
L = sup ∂x (t, x) .
(t,x)∈D
Es obvio que de las proposiciones 2.3 y 2.4 se obtiene la siguiente caracterización de la condición
de Lipschitz, muy útil en la práctica.
∂f
f ∈ Lip(x, D) ⇐⇒ ∂x es acotada en D.
Dado que una función continua sobre un conjunto compacto es acotada, se verifica lo siguiente:
∂f
Observación: Si K es un conjunto convexo y compacto en R2 y existe ∂x y es continua sobre K,
entonces f ∈ Lip(x, K).
Ası́ pues, sobre regiones convexas y compactas la mayorı́a de las funciones satisfacen esa con-
dición de Lipschitz. Lo anterior es muy interesante pues es una situación que se da con frecuencia.
En el próximo tema, en el teorema de existencia y unicidad local necesitaremos que se verifique una
condición de Lipschitz en un intervalo cerrado y acotado de R2 .
56 Teoremas de existencia y unicidad global
Consideremos la función definida por f (t, x) = | t | sen2 x, que aparece al estudiar la ecuación
de variables separables x0 = | t | sen2 x. Si consideramos f : D = [−1, 1] × R → R, el conjunto D es
convexo y existe ∂f ∂f ∂f
∂x : D → R siendo ∂x (t, x) = 2| t | sen x cos x y, por tanto, ∂x (t, x) ≤ 2. Esto nos
confirma que f ∈ Lip(x, D) y podemos tomar como constante de Lipschitz L = 2.
Sin embargo, no podemos asegurar que sea f ∈ Lip(x, R2 ) pues, en este caso, ∂f ∂x (t, x) ≤ 2|t| =
L(t) y la función L, que solo depende de la variable t y es continua en R, no está acotada en R. No
obstante, el próximo resultado nos va a confirmar que f ∈ LipG(x, R2 )
I) f ∈ LipG(x, D).
(2.18) | ∂f
∂x (t, x) | ≤ L(t) para cada (t, x) ∈ D.
∂f
Al ser D una banda vertical, tiene perfecto sentido considerar ∂x (t, x) en el caso en que D no
sea abierto y (t, x) ∈ D sea un punto de la frontera de D.
Demostración. I) ⇒ II). Por definición de la condición f ∈ LipG(x, D) existe una función continua
L : I → R+ tal que
| f (t, x) − f (t, y) | ≤ L(t)| x − y | para cada (t, x), (t, y) ∈ D.
Por tanto, si (t, x) ∈ D se tiene
∂f f (t, x + h) − f (t, x) | f (t, x + h) − f (t, x) | L(t)| h |
(t, x) = lı́m = lı́m ≤ lı́m = L(t).
∂x h→0 h h→0 |h| h→0 |h|
II) ⇒ I). Recı́procamente, supongamos que se verifica la condición (2.18) donde L : I → R+ es
una función continua. Vamos a seguir un razonamiento análogo al llevado a cabo en la prueba de
la proposición 2.4, usando el teorema del valor medio para funciones de una sola variable. Además,
en este caso, dada la forma especial de la región D = I × R → R (que es convexa) resulta aún más
simple la prueba.
Ejemplo 2.5. Para cada λ ∈ R consideremos la ecuación diferencial (escrita en forma abreviada)
x x
x0 = − cos2 ( ) + λ t2 arctan(t + x).
t t
Para cada λ ∈ R tenemos una ecuación diferencial distinta (podemos decir que λ es un parámetro
dentro de la ecuación), pero podemos estudiar conjuntamente todos los casos, en cuanto a existencia
y unicidad de soluciones. Cuando λ = 0 la ecuación es homogénea y, consecuentemente, mediante
el cambio de función incógnita y(t) = x(t)/t se transforma en una ecuación de variables separables
y, por tanto, en principio la ecuación se puede resolver. Sin embargo, si λ 6= 0 la ecuación es
irreconocible y, posiblemente, sea irresoluble.
En cualquier caso, la ecuación es de la forma x0 = f (t, x), donde la función f está definida en
la banda vertical D = (−∞, 0) × R o bien en la banda D = (0, ∞) × R por
x x
f (t, x) = − cos2 ( ) + λ t2 arctan(t + x).
t t
Podemos considerar ambos casos a la vez notando D = I×R y siendo I = (−∞, 0) o bien I = (0, ∞).
Véase que existe la función derivada parcial ∂f
∂x : D → R definida por
∂f 1 2 x x 1
(t, x) = + cos( ) sen( ) + λt2
∂x t t t t 1 + (t + x)2
∂f 3
(t, x) ≤ + |λ|t2 = L(t),
∂x |t|
Por tanto, se verifican las tres hipótesis del teorema de existencia y unicidad global 2.3, ya que f
es continua en la banda D. En consecuencia, cualquiera que sea el valor del parámetro λ, podemos
afirmar, considerando el caso D = (0, ∞) × R, que para cada t0 > 0 y cada x0 ∈ R el problema de
valor inicial (
x0 = xt − cos2 ( xt ) + λ t2 arctan(t + x)
(P )
x(t0 ) = x0
posee una única solución definida en (0, ∞). Por ejemplo, el problema homogéneo
(
x0 = xt − cos2 ( xt )
(P )
x(1) = 2π
Análogamente, considerando D = (−∞, 0) × R, podemos afirmar que para cada t0 < 0 y cada
x0 ∈ R el problema (P ) tiene una única solución x : (−∞, 0) → R.
58 Teoremas de existencia y unicidad global
Demostración. La prueba es análoga a la llevada a cabo para el caso n = 1 haciendo uso únicamente
∂f
de las definiciones de ∂x k
y de f ∈ Lip(x, D). Si k . k es una norma en Rn , por ejemplo, k . k = k . k∞
o k . k = k . k1 , la condición f ∈ Lip(x, D) afirma que existe una constante L > 0 tal que
(I) D es convexo en R × Rn .
∂f
(II) ∂xk es acotada en D para cada k ∈ {1, . . . , n}.
Observaciones:
1.- El conjunto D no tiene porqué ser abierto; de hecho, hay casos muy importantes en que nece-
sitamos aplicar el resultado anterior a un conjunto D que es convexo pero no abierto (véanse
los corolarios 3.1.3 y 3.1.5). Sobre un abierto A tal que A ⊃ D tiene sentido considerar todas
∂f
las derivadas parciales ∂x k
: A → R. Tal como veremos en la prueba, se exige la continuidad
de estas derivadas parciales sobre A, para obtener la diferenciabilidad de ciertas funciones.
2.- Se puede dar una prueba más simple que la que vamos a exponer, si exigimos que todas las
derivadas parciales ∂f ∂f ∂f
∂t , ∂x , . . . ∂xn existan y sean continuas en A (o bien f sea diferenciable
1
∂f ∂f
en A) y, además, las derivadas ∂x1 , . . . ∂xn sean acotadas en D. Pero esto es algo restrictivo y
∂f
descartarı́a algunos buenos ejemplos, donde se podrá usar este resultado sin que exista ∂t .
Por una parte, al ser D convexo en R × Rn los conjuntos Dt son convexos en Rn para cada t. 2
En efecto, sean x, y ∈ Dt y λ ∈ (0, 1). Al ser x, y ∈ Dt resulta que (t, x), (t, y) ∈ D y, como D
es convexo, se verifica que λ(t, x) + (1 − λ)(t, y) = (t, λx + (1 − λ)y) ∈ D. Pero esto confirma que
λx + (1 − λ)y ∈ Dt , y, por tanto, Dt es convexo.
Por otra parte, el que A sea abierto en R × Rn implica que cada At es abierto en Rn .
y, consecuentemente,
∂f ∂f
|f (t, x) − f (t, y)| ≤ | ∂x (t, z)| |x1 − y1 | + · · · + | ∂xn
(t, z)| |xn − yn |.
1
Como z ∈ Dt se tiene que (t, z) ∈ D (realmente z depende de t pues depende de la función ft , pero
esto no supone ningún inconveniente pues lo importante es que (t, z) ∈ D).
Los resultados y razonamientos seguidos en los tres resultados anteriores se adaptan, de forma
más simple, al caso D = I ×Rn (banda vertical) para obtener criterios para la condición de Lipschitz
generalizada de una función escalar
Además, puesto que el resultado para el caso n = 1 (proposición 2.5) fue probado con todo
detalle, se deja como ejercicio la prueba de la siguiente caracterización.
I) f ∈ LipG(x, D).
II) Para cada k ∈ {1, . . . , n} existe una función Lk : I → R+ , continua en I, tal que
∂f
(2.19) | ∂x k
(t, x) | ≤ Lk (t), para cada (t, x) ∈ D.
Veamos a continuación un par de ejemplos de aplicación del resultado anterior y, de paso, dos
nuevos ejemplo de aplicación del teorema de existencia y unicidad global. En el primero aparece
una ecuación diferencial de segundo orden y en el segundo un sistema diferencial de primer orden
con dos funciones incógnitas. En ambos casos se usa la notación abreviada.
La ecuación está escrita en forma abreviada y no es lineal, pues no es de la forma x00 = a(t)x0 +
b(t)x + c(t). La ecuación se puede escribir de la forma x00 = f (t, x, x0 ), donde f está definida en la
banda vertical D = [0, ∞) × R2 (D no es un conjunto abierto en R3 ) mediante la expresión
√
f (t, x1 , x2 ) = | t | log(1 + t2 ) + 2 tx1 − sen3 (π + 2t − tx2 ).
∂f
Existen las derivadas parciales ∂xk , k ∈ {1, 2}, y son continuas en D; concretamente,
∂f √ ∂f
(t, x) = 2 t, (t, x) = 3t sen2 (π + 2t − tx2 ) cos(π + 2t − tx2 ).
∂x1 ∂x2
Puesto que f también es continua en D, por el resultado del corolario 2.3.4 (teorema de exis-
tencia y unicidad global para ecuaciones diferenciales de orden n > 1) podemos asegurar que para
cada t0 ≥ 0 y cada α, β ∈ R el problema de valores iniciales
( √
x00 = log(1 + t2 ) + 2 tx − sen3 (π + 2t − tx0 )
x(t0 ) = α, x0 (t0 ) = β
segundo y adaptar los resultados vistos a estas notaciones. Ası́ en el caso n = 2, notarı́amos por f
y g a las dos funciones asociadas al sistema, en lugar de f1 y f2 y usarı́amos ∂f ∂f ∂g ∂g
∂x , ∂y , ∂x , ∂y .
No obstante, en este primer ejemplo, vamos a reescribir el sistema con la notación general. El
sistema es
x01 = t4 x1 − cos2 (tx2 ) + 13
x1
x02 = − t 3 x2 + t 5
1 + x21
caso particular de (
x01 = f1 (t, x1 , x2 )
x02 = f2 (t, x1 , x2 ),
donde las funciones f1 y f2 están definidas en la banda vertical D = R × R2 por las expresiones
x1
f1 (t, x1 , x2 ) = t4 x1 − cos2 (tx2 ) + 13 f2 (t, x1 , x2 ) = − t 3 x2 + t 5 .
1 + x21
∂f1 ∂f1
(t, x1 , x2 ) = t4 (t, x1 , x2 ) = 2t cos(tx2 ) sen(tx2 )
∂x1 ∂x2
∂f2 1 − x21 ∂f2
(t, x1 , x2 ) = (t, x1 , x2 ) = −t3 ,
∂x1 (1 + x21 )2 ∂x2
y son continuas en D. Ahora, acotamos adecuadamente estas derivadas por funciones continuas
que sólo dependen de la variable t, de la siguiente forma:
∂f1 ∂f1
(t, x1 , x2 ) = t4 (t, x1 , x2 ) ≤ 2| t |
∂x1 ∂x2
∂f2 ∂f2
(t, x1 , x2 ) ≤ 1 (t, x1 , x2 ) = | t |3 .
∂x1 ∂x2
Puesto que estas cuatro funciones (una de ellas es constante) son continuas en R, le aplicamos el
resultado de la proposición 2.8 a cada fi para obtener que f1 , f2 ∈ LipG(x, D), siendo x = (x1 , x2 ).
De esta forma, usando el resultado del corolario 2.3.2 (teorema de existencia y unicidad global
para sistemas) podemos concluir que para cada t0 ∈ R y cada x01 , x02 ∈ R el sistema posee una única
solución (x1 , x2 ) definida en R, que verifica x1 (t0 ) = x01 y x2 (t0 ) = x02 .
Ejercicios propuestos
3. Determı́nese para qué puntos (t0 , x0 ) ∈ R2 se puede asegurar que el correspondiente problema de valor
inicial ( √
x0 = t + 1 − et x + sen2 (π + 2t − 2x)
x(t0 ) = x0
posee una única solución definida en el intervalo [−1, ∞). ¿En que casos esta solución es lateral?
4. Pruébese que, cada uno de los siguientes problemas de Cauchy, tiene una única solución en el intervalo
indicado.
x3 log t
(
0
x = x0 = (3t2 + 1) cos2 x + et | sen(x − t) |
a) 1 + x2 I = (0, ∞). b) I = R.
x(1) = π x(π) = 13
Estos resultados, de tipo local, son menos satisfactorios que los resultados de tipo global vistos
en el tema anterior, pues en ellos se va a asegurar la existencia y unicidad de solución en algún
intervalo, en principio desconocido y que suele tener longitud muy “pequeña”; pero tienen la gran
ventaja de que se pueden usar en casi todas las ecuaciones diferenciales. Además, daremos métodos
para determinar intervalos donde se puede asegurar la existencia y unicidad de solución.
Todos los resultados que veremos en este tema se obtendrán a partir de un resultado (teore-
ma 3.1), que es conocido como teorema de existencia y unicidad local de Picard. La prueba de
este resultado es análoga a la del teorema 2.2 (primer teorema de existencia y unicidad global),
con ciertas diferencias esenciales, usando el teorema del punto fijo de Banach en un determinado
espacio métrico completo.
Recordemos las tres hipótesis que se necesitan para poder asegurar que un problema como
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0
posee una única solución definida en un intervalo I, a priori conocido. Estas son:
(II) f : D → Rn es continua en D.
65
66 Teoremas de existencia y unicidad local
esté bien definido. La condición de Lipschitz fue clave para probar que una potencia de este operador
es contractiva con la norma del máximo (k . k∞ ), lo que nos permitió asegurar que T tiene un único
punto fijo y esto equivale a que (P ) tenga una única solución x : I → Rn .
Iniciemos nuestras consideraciones con el caso escalar (n = 1), es decir con ecuaciones diferen-
ciales de primer orden, dada su simplicidad y mayor intuición. Se pueden dar simples ejemplos de
ecuaciones de primer orden que muestren que las hipótesis (I) y (III) son esenciales para obtener
el resultado del teorema global, en el sentido, de que son ejemplos donde fallan (I) o (III) y el
resultado no es válido.
(
x0 = x2
Ejemplo 3.1. (P )
x(0) = 1
que nos hace intuir que (P ) no tiene solución definida en un intervalo que contenga estrictamente
a J = (−∞, 1). Efectivamente, cuando veamos el resultado fundamental del tema 4 podremos
1
demostrar que es ası́. Concretamente, probaremos que x(t) = 1−t es la única solución del problema
(P ) definida en el intervalo (−∞, 1) y, por tanto, no existe solución de (P ) definida en un intervalo
que contenga estrictamente a (−∞, 1).
◦
(I’) La función f está definida en un subconjunto D de R2 tal que D 6= ∅. Generalmente D es
un conexo en R2 y en muchos casos D es, además, una banda vertical.
(II) f : D → R es continua en D.
∂f
(III’) Existe la función derivada parcial ∂x : D → R y es continua en D.
Obsérvese que las condiciones (II) y (III’) se verifican cuando f ∈ C 1 (D, R).
Podemos hacer un repaso de ecuaciones de primer orden vistas en el curso anterior y apreciar
que muchas están en esta situación; en concreto, la mayorı́a de las ecuaciones de variables separables
y de las ecuaciones de Bernoulli y todas las ecuaciones de Riccati, como se muestra en los siguientes
ejemplos:
x0 = t(x − ex ), la ecuación logı́stica: x0 = ax − bx2 y, en, general, las ecuaciones de variables
separables x0 = g(t)h(x) donde g ∈ C(I, R) y h ∈ C 1 (R, R).
Supongamos la situación dada por las condiciones (I’), (II) y (III’). Al ser ∂f
∂x continua en D esta
función es acotada en cualquier conjunto compacto K contenido en D. Si, además, este subconjunto
K es convexo, tenemos, por la proposición 2.4, que f ∈ L(x, K).
El conjunto compacto y convexo que más se parece a una banda vertical es un intervalo compacto
en R2 , es decir, el producto cartesiano de dos intervalos compactos en R; dicho de otra forma: un
rectángulo con lados paralelos a los ejes de coordenadas. Teniendo en cuenta el punto (t0 , x0 ), que
aparece en la condición inicial del problema de Cauchy, un conjunto apropiado serı́a un rectángulo
centrado en ese punto, es decir,
◦
Si (t0 , x0 ) ∈ D existen intervalos como los anteriores contenidos en D. Ası́ la función f es
continua y lipschitziana respecto de la variable x en Q. El único problema es que Q no es una
banda vertical y, por tanto, no podemos asegurar, usando el teorema global, la existencia de solución
definida en el intervalo I = [t0 − a, t0 + a]. De hecho, en general, no sucede que exista solución
definida en I.
El ejemplo 3.1 nos confirma la última afirmación. En este caso f ∈ C 1 (R2 , R) y si tomamos el
rectángulo centrado en (0, 1) de dimensiones a = 2 y b = 1, resulta que (P ) no tiene solución en el
intervalo I = [−2, 2] ya que la solución obtenida anteriormente para (P ) solo tiene sentido en [−2, 1)
y, como vimos, no puede prolongarse de forma continua a un intervalo que contenga estrictamente
a (−∞, 1). De hecho, (P ) no tiene solución definida en un intervalo que contenga estrictamente a
J = (−∞, 1). Hay que buscar un intervalo I = [t0 − h, t0 + h] contenido en [t0 − a, t0 + a] donde
se pueda asegurar la existencia y unicidad de solución. ¿Cómo conseguimos este intervalo? Esto es
lo que veremos en la siguiente sección, pero antes veamos lo que, de forma análoga, aparece en el
caso n > 1.
es usual que las funciones implicadas fi y g estén definidas y sean continuas en un subconjunto
◦
D de R × Rn , tal que D 6= ∅, y exista un abierto A ⊂ D tal que, para cada k ∈ {1, . . . , n}, las
funciones derivadas parciales respecto de las variables xk , estén definidas y sean continuas en A.
En muchos casos D es abierto (A = D) y las funciones son de C 1 (D, R).
Por tanto, razonando de la misma forma que en el caso de ecuaciones de primer orden, pero
usando ahora el resultado de la proposición 2.7, se verifica que si Q es un subconjunto de A que es
compacto y convexo, entonces cada una de estas funciones es de Lip(x, Q), donde x = (x1 , . . . , xn ),
ya que las derivadas parciales citadas son acotadas en Q.
De esta forma, al escribir el sistema o la ecuación de orden n en forma de una ecuación diferencial
de primer orden vectorial x0 (t) = f (t, x(t)), con f : D → Rn , tenemos que f ∈ C(Q, Rn ) ∩ Lip(x, Q),
exactamente igual que en el caso escalar (n = 1).
Suponiendo que tenemos un problema de valor inicial con condición x(t0 ) = x0 , tal que (t0 , x0 ) ∈
A, consideramos
donde la bola cerrada B(x0 ; b) se toma con una norma k . k en Rn . Esto generaliza lo del rectángu-
lo 3.1 usado en el caso escalar.
Anteriormente hemos visto cómo en la mayorı́a de los casos, al estudiar un problema de Cauchy
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0
(k . k indica el valor absoluto en el caso n = 1), según vimos en (3.1) y en (3.2). Pero con esto no
tenemos asegurado que (P ) tenga solución definida en el intervalo [t0 − a, t0 + a].
Al ser kf k : D → R+ , (t, x) 7→ kf (t, x)k, una función continua sobre el conjunto compacto Q,
kf k alcanza en Q un máximo absoluto y, por tanto, la expresión máx(t,x)∈Q kf (t, x)k tiene sentido
y, además,
máx kf (t, x)k < ∞.
(t,x)∈Q
El elegir M como M ≥ máx(t,x)∈Q kf (t, x)k tiene como finalidad indicar que no es necesario
calcular máx(t,x)∈Q kf (t, x)k, lo que en general puede acarrear muchos cálculos (aun en el caso
n = 1). Es suficiente con encontrar una constante M tal que kf (t, x)k ≤ M para cada (t, x) ∈ Q,
lo que es mucho más cómodo, como veremos en algunos ejemplos. Por supuesto, una vez elegidos
los datos a y b, la elección de h = mı́n{a, b/M } donde M = máx(t,x)∈Q kf (t, x)k proporciona el
intervalo I de mayor longitud.
El primer gran paso para probar el teorema de existencia y unicidad local es asegurarse que al
tomar el intervalo I indicado en (3.4) con la elección de M dada en (3.3), las iterantes de Picard
están bien definidas en el intervalo I y tienen sus gráficas en el paralelepı́pedo Q y, lo que es más
importante, cualquier posible solución x : I → Rn del problema (P ) también tiene la gráfica en Q.
Para asegurar esto será suficiente con imponer que f sea continua en Q (aquı́ no es necesaria la
condición de Lipschitz). Ese es el contenido del siguiente resultado.
Se verifica lo siguiente:
(obsérvese que la función s 7→ f (s, ϕ1 (s)) es continua en I por ser ϕ1 continua en I). Esta verifica
una estimación como la obtenida anteriormente para ϕ1 y, por tanto, también tiene la gráfica en
Q. Mejor comprobamos esto para cada iterante ϕm por inducción sobre m.
En efecto, ya hemos visto que es cierto para m = 1. Supongamos que la iterante ϕm−1 : I → Rn
está bien definida y tiene la gráfica en Q. Entonces, usando el mismo razonamiento que en el caso
m = 1, tenemos que
Z t
n 0
ϕm : I → R , t 7→ ϕm (t) = x + f (s, ϕm−1 (s)) ds
t0
ϕ es continua en [t0 , t0 + h] y verifica que ϕ(t0 ) = 0 < b < ϕ(t1 ). Por tanto, por el teorema de
Bolzano, existe al menos un t∗ ∈ (t0 , t1 ) tal que ϕ(t∗ ) = b, es decir, k x(t∗ ) − x0 k = b.
Evidentemente, puede existir más de un punto t∗ en las condiciones anteriores. Por tanto,
consideramos
t̄ = ı́nf{t∗ ∈ (t0 , t1 ) : k x(t∗ ) − x0 k = b}.
Este ı́nfimo existe pues se toma sobre un conjunto no vacı́o y acotado inferiormente por t0 .
1
Véase en el ejemplo 3.1, tomando
Rt el rectángulo Q centrado en (0, 1) de dimensiones a = 2 y b = 1, que la iterante
ϕ1 : [−2, 2] → R, ϕ1 (t) = 1 + 0 ϕ20 ds = 1 + t, no tiene su gráfica contenida en Q.
72 Teoremas de existencia y unicidad local
Por otra parte, el ı́nfimo se alcanza al ser ϕ continua, es decir, k x(t̄) − x0 k = b. En efecto,
llamemos A al conjunto sobre el que se toma el ı́nfimo. Existe una sucesión (t∗m ) en A tal que
t∗m → t̄ y, como ϕ es continua en t̄, se verifica que ϕ(t̄) = lı́mm→∞ ϕ(t∗m ) = b.
(En la figura de abajo intentamos reflejar, en el caso n = 1, el razonamiento que estamos siguiendo.)
Observaciones: En la prueba anterior, para el caso n = 1, hemos obtenido en el punto I), con
mayor precisión, para cada una de las iterantes ϕm , la siguiente estimación:
donde M e I son los indicados en (3.4) y en (3.3). Esta desigualdad es equivalente a la doble
desigualdad:
x0 − M | t − t0 | ≤ ϕm (t) ≤ x0 + M | t − t0 | para cada t ∈ I.
Por tanto, se verifica
x0 − M (t − t0 ) ≤ ϕm (t) ≤ x0 + M (t − t0 ) si t ≥ t0
0 0
x + M (t − t0 ) ≤ ϕm (t) ≤ x − M (t − t0 ) si t ≤ t0 .
Lo mismo sucede para las posibles soluciones x : I → R del problema (P ) (caso n = 1), pues
una vez visto en el punto II) que sus gráficas están incluidas en Q, al ser f continua en Q, se tiene
Z t
0
x(t) = x + f (s, x(s)) ds para cada t ∈ I,
t0
y ası́ obtenemos para las soluciones una estimación análoga a la obtenida en (3.5) para las iterantes.
Ası́ pues las iterantes y soluciones definidas en el intervalo I = [t0 − h, t0 + h], no sólamente
tienen sus gráficas contenidas en el rectángulo Q, las tienen dentro del subconjunto de Q formado
por la “pajarita” P .
tiene su gráfica en R2 . Las funciones f asociadas a estas ecuaciones diferenciales son continuas
en R2 pero f ∈ / Lip(x, R2 ), es más, f ∈
/ LipG(x, R2 ). Sin embargo, si consideramos el rectángulo
Q = [−a, a] × [1 − b, 1 + b], el resultado anterior nos dice que cualquier posible solución de estos
74 Teoremas de existencia y unicidad local
problemas definida en un intervalo I = [−h, h], siendo h uno de los valores indicados en (3.4), tiene
su gráfica contenida en Q. Pero resulta que, en cada caso, la función f , además de ser continua
en Q, verifica que f ∈ Lip(x, Q). Esto nos va a permitir razonar de forma análoga al caso en que
f ∈ C(D, R) ∩ Lip(x, D) y D es una banda vertical de base compacta y ası́ poder probar que cada
uno de los problemas anteriores tiene una única solución definida en I = [−h, h]. Eso es lo que nos
afirma el siguiente resultado.
(I) f es continua Q.
Entonces, existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h], siendo 0 < h ≤ a, tales que (P ) posee una única
solución x : I → Rn . Esto sucede si
b
0 < h ≤ mı́n{a, }, siendo M ≥ máx k f (t, x) k.
M (t,x)∈Q
Observación: Como hemos visto en los preliminares de este tema, generalmente la función f
también es continua en D, pero la condición de Lipschitz, que se suele verificar en el paralelepı́pedo
Q, generalmente no se verifica en D. Esta condición de Lipschitz en Q resulta esencial en la prueba.
1.- Sabemos, según el teorema 2.1, que al ser f continua en Q, una función x : I → Rn , con gráfica
contenida en Q, es solución de (P ) si, y sólo si, x es una función continua en I que verifica la
ecuación integral
Z t
0
(3.6) x(t) = x + f (s, x(s)) ds, t ∈ I.
t0
El objetivo inicial es probar que la ecuación integral (3.6) posee una única solución continua
x : I → Rn con la gráfica contenida en Q y, consecuentemente, (P ) tiene una única solución
x : I → Rn con la gráfica contenida en Q.
2.- Según el resultado de la proposición 3.1, la elección del intervalo I implica que cualquier po-
sible solución x : I → Rn del problema (P ) tiene la gráfica contenida en Q. En consecuencia,
tendrı́amos probado que (P ) tiene una única solución x : I → Rn .
La condición f ∈ Lip(x, Q) resulta esencial para probar que la ecuación integral (3.6) tiene una
única solución con gráfica contenida en Q como veremos en el punto 6.
3.- A diferencia del teorema global, lo expuesto en el punto 1 nos lleva a trabajar en un subconjunto
propio del espacio de funciones continuas C(I, Rn ), concretamente:
Por tanto, al considerar la norma k . k∞ en C(I, Rn ), dada por k u k∞ = máxt∈I ku(t)k, se tiene:
C = {x ∈ C(I, Rn ) : k x − x0 k∞ ≤ b}
es decir, que C coincide con la bola cerrada en el espacio vectorial normado [C(I, Rn ), k . k∞ ] de
centro la función constante I → Rn , t 7→ x0 , y radio b.
está bien definida y verifica que T x ∈ C, de manera que podemos considerar la aplicación
T : C → C, x 7→ T x.
5.- Según los puntos anteriores, la prueba de la existencia y unicidad se reduce a probar que la
aplicación T tiene un único punto fijo en C.
76 Teoremas de existencia y unicidad local
El conjunto C no tiene estructura de espacio vectorial, pues es una bola en un espacio vectorial
normado. Podemos entonces considerar sobre C(I, Rn ) la distancia inducida por la norma k . k∞ ,
es decir,
d∞ (x, y) = k x − y k∞ .
Sabemos que el espacio [C(I, Rn ), d∞ ] es un espacio métrico completo. Por otra parte sabemos
que si (X, d) es un espacio métrico completo y C es un subconjunto cerrado en (X, d), entonces el
espacio métrico (C, d) también es completo. En nuestro caso C es una bola cerrada en el espacio
[C(I, Rn ), d∞ ] y, por tanto, es un conjunto cerrado en ese espacio. En consecuencia (C, d∞ ) es
un espacio métrico completo. Teniendo en cuenta el teorema del punto fijo de Banach, serı́a
suficiente con probar que una potencia T k es contractiva con la distancia d∞ para asegurar que
existe un único x ∈ C tal que x = T x y ası́ finalizar la prueba de la existencia y unicidad.
6.- Exactamente igual que en la prueba del teorema de existencia y unicidad global 2.2, haciendo
uso de que f ∈ Lip(x, Q), se prueba que, efectivamente, existe k ∈ N tal que T k es contractiva
con la distancia d∞ .
7.- Finalmente, según la proposición 3.1, la elección del intervalo I, nos confirma que las iterantes
de Picard ϕm : I → Rn , m = 1, 2, . . . , asociadas al problema (P ) están bien definidas en el
intervalo I y tienen sus gráficas contenidas en Q, de manera que cada ϕm ∈ C. Estas iterantes
son exactamente las iterantes del operador T (generadas a partir de la función constante t 7→
ϕ0 (t) = x0 ) y como la convergencia ϕm → x en este espacio equivale a la convergencia uniforme
en el intervalo I de la sucesión de funciones ϕm : I → Rn hacia la función x : I → Rn , se tiene
ası́ la convergencia uniforme de las iterantes hacia la única solución de (P ).
Observación: Una vez que veamos el teorema de existencia local de Peano en el tema 5, se
podrá obtener otra prueba, casi inmediata, del teorema de existencia y unicidad local 3.1, salvo lo
concerniente a la convergencia uniforme de las iterantes, usando también el resultado fundamental
sobre unicidad del tema 4 y el resultado de la proposición 3.1.
Existen versiones laterales del teorema local, análogas a las del teorema 3.1, en las que única-
mente se cambia el conjunto usado en ese teorema:
Q = [t0 − a, t0 + a] × B(x0 ; b)
por otros donde la base no es un intervalo compacto centrado en el punto t0 , sino un intervalo
compacto de extremo el punto t0 . Concretamente:
por Q = [t0 , t0 + a] × B(x0 ; b), para obtener una única solución x : [t0 , t0 + h] → Rn ( h ≤ a)
del problema (P ): solución lateral a la derecha del problema (P ).
En estas versiones laterales las hipótesis de f sobre Q son las mismas y M y h se construyen de la
misma forma. Las pruebas son fieles adaptaciones de la prueba que se lleva cabo para el teorema
3.1.
Antes de ver las versiones para sistemas de primer orden y ecuaciones de orden n > 1, que se
obtienen de forma inmediata del teorema 3.1, veremos algunos ejemplos de aplicación del teorema
local en el caso n = 1, es decir, en ecuaciones de primer orden. En este caso merece la pena destacar
el siguiente resultado, consecuencia inmediata del teorema anterior.
tiene una única solución x : I → R. Además, las iterantes de Picard asociadas al problema con-
vergen uniformemente en I hacia esta solución.
◦
El valor de h y, por tanto, el intervalo I, depende del punto (t0 , x0 ) elegido en D. Si un punto
(t0 , x0 ) no es interior a D, cabe la posibilidad de aplicarle una versión lateral del teorema de
existencia y unicidad local.
Véase que el resultado anterior se puede aplicar a cada punto de D en el caso tan usual de D
abierto en R2 y f ∈ C 1 (D, R).
Demostración. Solo tenemos que llevar a cabo un razonamiento que ya hemos usado en más de
◦
una ocasión. Dado (t0 , x0 ) ∈ D, existen rectángulos Q = [t0 − a, t0 + a] × [x0 − b, x0 + b] tales que
Q ⊂ D (de hecho, si a = b, Q es una bola cerrada de centro (t0 , x0 ) y radio a con la norma k . k∞ ).
Sea Q uno de esos rectángulos. La función f es continua en Q. Por otra parte, al ser ∂f ∂x continua
en D, esta función es continua en el compacto Q y, por tanto, acotada en Q. Como Q es convexo,
se sigue de la proposición 2.4 que f ∈ Lip(x, Q). Se puede aplicar entonces el teorema 3.1 y ası́ se
obtiene el resultado del corolario.
La ecuación es de la forma x0 = f (t, x), donde f , dada por f (t, x) = x2 − tx + 1/t, está definida
en los abiertos y conexos D1 = (−∞, 0) × R y D2 = (0, ∞) × R, que, además, son bandas verticales.
Sean I1 = (−∞, 0) e I2 = (0, ∞). La función f es continua en cada una de las bandas Dk = Ik ×R
y, además, existe ∂f ∂f
∂x : Dk → R y es continua en Dk , siendo ∂x (t, x) = 2x−t. De hecho, f ∈ C (Dk , R).
1
Véase que ∂f∂x no es acotada en Dk , por lo que f ∈ / Lip(x, Dk ). Por otra parte no existe una
función continua L : Ik → R+ tal que | ∂f ∂x (t, x) | ≤ L(t) para cada (t, x) ∈ Dk , por lo que, usando
el resultado de la proposición 2.5, podemos asegurar que f ∈ / LipG(x, Dk ). Por tanto, no podemos
usar el teorema de existencia y unicidad global y, consecuentemente, no podemos asegurar que, dado
(t0 , x0 ) ∈ Dk , el problema (
x0 = x2 − tx + 1/t
(P )
x(t0 ) = x0
posea una única solución definida en Ik .
Sin embargo, como cada Dk es abierto en R2 y ∂f ∂x es continua en Dk , sı́ podemos asegurar que
para cada (t0 , x0 ) ∈ Dk existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h] ⊂ Ik , con h > 0, tales que (P ) tiene
una única solución x : I → R (solución local) y, además, la convergencia uniforme en el intervalo I
de las iterantes hacia la solución de (P ).
tenga una única solución definida en I = (0, ∞), pero vamos a determinar un intervalo compacto
I = [1 − h, 1 + h] ⊂ (0, ∞) donde se puede asegurar existencia y unicidad de solución, eligiendo
un rectángulo adecuado que esté contenido en D2 y usando el teorema de existencia y unicidad
local 3.1. Para esto podemos tomar el rectángulo de dimensiones 1/2 y 1 centrado en el punto (1, 0),
es decir, Q = [ 12 , 23 ] × [−1, 1] (véase que no se puede tomar a ≥ 1). Tenenos asegurado que f es
continua en Q y f ∈ Lip(x, K). Calculemos un valor M tal que M ≥ máx(t,x)∈Q | f (t, x) |.
1 1 3 9
| f (t, x) | ≤ x2 + | t | | x | + = x2 + t | x | + ≤ 1 + 2 +2= 2
|t| t
Con esta elección de M tenemos mı́n{a, b/M } = 2/9 y, por tanto, para cada h tal que 0 < h ≤
2/9 el problema (P ) posee una única solución definida en I = [1 − h, 1 + h]. En concreto, eligiendo
h = 2/9, el intervalo resultante es I = [ 97 , 11
9 ]. Obsérvese que la longitud del intervalo obtenido es
pequeña.
(
x0 = x2
Ejemplo 3.3. (P )
x(0) = 1
Este ejemplo, usado como un buen ejemplo de justificación en el que no se puede usar el
teorema de existencia y unicidad global, se considera ahora para justificar que no por aumentar las
dimensiones a y b del rectángulo elegido se aumenta el valor de h = mı́n{a, b/M }. Muchas veces
el efecto es el contrario, ya que al aumentar los valores de a y b suele aumentar el valor de M y
usualmente h = Mb . En general estaremos tentados en aumentar el valor de a ya que h ≤ a.
2
Tenemos pues a nuestra disposición cualquier intervalo compacto en R centrado en el punto (0, 1).
Si consideramos el rectángulo Q = [−2, 2] × [0, 2], centrado en (0, 1) y de dimensiones a = 2 y b = 1,
se obtiene:
En este caso hemos podido calcular de forma inmediata máx(t,x)∈Q | f (t, x) |, pero, en general,
esto no es necesario pues basta con calcular un valor M tal que | f (t, x) | ≤ M para cada (t, x) ∈ Q.
Si se nos ocurre disminuir el valor de b, por ejemplo, b = 1/2, en este caso el valor de h también
disminuye, en relación al caso b = 1, pues sale h = 2/9 < 1/4.
En general, el defecto del teorema de existencia y unicidad local 3.1 es que, en la mayorı́a de
los casos, proporciona intervalos de longitud muy pequeña, donde se asegura existencia y unicidad
de solución (una excepción a esto la podemos ver en el problema propuesto en el ejercicio 4). Esto
se podrá ir comprobando a medida que se vean más ejemplos. El ejercicio 1 da un ejemplo muy
simple de un problema que tiene una única solución definida en el intervalo intervalo (− π2 , π2 ) y, sin
embargo, el mayor intervalo que proporciona el teorema 3.1 es I = [− 21 , 12 ].
(
x0 = t − x1/3
Ejemplo 3.4. (P )
x(0) = 2
Nos planteamos si existe algún intervalo I tal que (P ) tenga solución, y solamente una, definida
en I y, en tal caso, determinar I.
Comprobemos que f ∈ / LipG(x, D) usando la definición pues en este caso no se puede usar
el criterio dado en la proposición 2.5, ya que no existe la función derivada parcial ∂f 2
∂x : R → R;
de hecho no existe ∂f
∂x (t, x) si x = 0. Por reducción al absurdo, supongamos que f ∈ LipG(x, D).
Entonces, existe una función continua L : R → R+ tal que
es decir,
|y 1/3 − x1/3 | ≤ L(t)|x − y| para cada (t, x), (t, y) ∈ R2 .
Tomando x = 0 y cualquier y > 0, la condición anterior nos dice que
1
≤ L(t) para cada y > 0,
y 2/3
1
lo que es absurdo pues lı́my→0+ y 2/3
= +∞.
Ası́ pues tenemos que recurrir al teorema de existencia y unicidad local 3.1. Véase que no
podemos usar directamente el corolario 3.1.1 pues no existe la función derivada parcial ∂f 2
∂x : R → R.
Sin embargo, para nuestro objetivo podemos considerar el abierto A = R × (0, ∞) ya que el
punto (0, 2) ∈ A y sı́ existe ∂f ∂f 1
∂x : A → R, (t, x) 7→ ∂x (t, x) = − 3x2/3 , y es continua en A.
Serı́a entonces suficiente con elegir un rectángulo Q = [−a, a] × [2 − b, 2 + b] tal que Q ⊂ A; por
ejemplo, tomando a = b = 1, tenemos que Q = [−1, 1] × [1, 3] ⊂ A. Véase que no podemos elegir
una valor de b que sea mayor o igual a 2.
Si consideramos el caso a = b = 1 en√ el que Q = [−1, 1]×[1, 3], tenemos que para cada
√ (t, x) ∈ Q
3 3
se verifica |f (t, x)| ≤ |t| + |x| ≤ 1 + 3 y, ası́, M = máx(t,x)∈Q |f (t, x)| ≤ M = 1 + 3. Por tanto,
1/3
Igual que en el ejemplo anterior, podemos comprobar aquı́ que no por aumentar las dimen-
siones a y b del rectángulo elegido (más concretamente el valor de a) se aumenta el valor de
h = mı́n{a, b/M }. Por ejemplo si tomamos a = 2 y b = 1, el rectángulo
√ es Q = [−2, 2] × [1, 3] y,
procediendo de la misma forma que en el caso anterior, sale M = 2 + 3 3 y ası́ h = 1√
3 ≈ 0, 29.
2+ 3
Puede verse que a medida que aumentamos el valor de a (tómese a = 100) sale un valor de h
más pequeño.
√
Ejemplo 3.5. Consideramos la ecuación de Bernoulli: x0 = x t − 1 + x3 .
Este ejemplo se propone para ilustrar que hay puntos donde se puede usar la versión usual y otros
puntos donde únicamente se puede usar una versión lateral, concretamente, soluciones laterales
√ a la
derecha. Véase que el conjunto D = [1, ∞)×R, donde está definida la función f (t, x) = x t − 1+x3
no es abierto en R2 , pero, a pesar de esto, existe la derivada parcial ∂f∂x en cada punto de D y la
función
∂f ∂f √
∂x : D → R, (t, x) 7→ ∂x (t, x) = t − 1 + 3x2
∂f
es continua en D (sin embargo, no existe ∂t (t, x) si (t, x) es un punto de la frontera de D).
En los puntos de la frontera de la D, los de la forma (1, x0 ), no se puede usar la versión usual
del teorema local, pero se puede usar la versión lateral a la derecha del teorema local, ya que
los rectángulos de la forma Q = [1, 1 + a] × [x0 − b, x0 + b] están contenidos en D y en ellos es
f ∈ C(Q, R) ∩ Lip(x, Q), pues la derivada parcial ∂f∂x es continua en el compacto y convexo Q. En
consecuencia, para cada x0 ∈ R existe un intervalo del tipo I = [1, 1 + h] tal que el problema
( √
x0 = x t − 1 + x3
(P )
x(1) = x0
tiene una única solución definida en I = [1, 1 + h] (solución lateral a la derecha del problema (P )).
En este caso, para determinar un valor de h se procede exactamente igual que con la versión usual
del teorema, es decir, considerando 0 < h ≤ mı́n{a, Mb }, siendo M ≥ máx(t,x)∈Q |f (t, x)|.
(
x0 = 3 x2/3
Ejemplo 3.6. (P )
x(0) = 0.
Este ejemplo, correspondiente a una ecuación autónoma, es un ejemplo muy conocido y fue
◦
visto en el tema 1. Vimos que en cualquier intervalo I, tal que 0 ∈ I , el problema (P ) tiene infinitas
soluciones definidas en I. Ası́, para cada h > 0, en el intervalo I = [−h, h], además de la solución
82 Teoremas de existencia y unicidad local
De suponer que existe L > 0 tal que | f (t, x) − f (t, y) | ≤ L | x − y | para cada (t, x), (t, y) ∈ Q
bastarı́a con tomar los puntos (t, x) = (0, n1 ) (con n suficientemente grande) y (t, y) = (0, 0) para
llegar al absurdo de que 3n1/3 ≤ L para cada n mayor que cierto n0 .
De otra forma, véase que no existe ∂f∂x (t, 0) y en cualquier Q tenemos puntos de la forma (t, 0).
Podemos, entonces, considerar el rectángulo Q0 = {(t, x) ∈ Q : x > 0} para el que existe ∂f 0
∂x : Q → R
∂f 2
siendo ∂x (t, x) = x1/3 . Pero obsérvese que esta derivada parcial no está acotada en Q0 . Por tanto,
f∈ 0
/ Lip(x, Q ) y, consecuentemente, f ∈ / Lip(x, Q).
Ası́ pues, la condición de Lipschitz es esencial para conseguir la unicidad de solución local.
(
x0 = −t x1/3
Ejemplo 3.7. (P )
x(0) = 0.
La finalidad de este ejemplo es comprobar que puede que no se verifiquen las hipótesis del
teorema local 3.1 y, sin embargo, sı́ se verifiquen los resultados de ese teorema. De hecho, es más,
en este ejemplo se puede comprobar que para cada Q = [−a, a] × [−b, b] se tiene que f ∈ / Lip(x, Q).
Sin embargo, en cada intervalo I = [−h, h] la función nula es la única solución de (P ) definida en
I y, además, las iterantes de Picard asociadas a (P ) convergen uniformemente hacia esta solución.
Es trivial comprobar que todas las iterantes asociadas a (P ) coinciden con la función nula y,
por tanto, convergen uniformente hacia la solución nula en cualquier intervalo I.
Ası́ pues, las hipótesis que aparecen en el teorema de existencia y unicidad local 3.1 son sufi-
cientes, pero no son necesarias, para que se verifiquen los resultados enunciados en ese teorema.
Lo mismo sucede con el teorema de existencia y unicidad global.
Corolario 3.1.2 (Teorema de existencia y unicidad local para sistemas). Sea n > 1.
Consideremos el problema de valores iniciales
0 0
x1 (t) = f1 (t, x1 (t), . . . , xn (t)), x1 (t0 ) = x1 ,
.. .. ..
(P ) . . .
x0 (t) = f (t, x (t), . . . , x (t)), x (t ) = x0 ,
n n 1 n n 0 n
También se podrı́an dar versiones laterales análogas, tal como especificamos en la sección an-
terior.
En muchos casos se podrá aplicar el siguiente resultado, consecuencia del corolario anterior y
de la proposición 2.7.
Corolario 3.1.3. Sea n > 1 y supongamos que se verifican las siguientes condiciones:
(I) D es un abierto en R × Rn .
Entonces para cada (t0 , x01 , . . . , x0n ) ∈ D, existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h], con h > 0, tales
que el problema de valores iniciales (P ) posee una única solución (x1 , . . . , xn ) definida en I.
84 Teoremas de existencia y unicidad local
No obstante, hay situaciones donde no se puede aplicar directamente el resultado del corola-
rio 3.1.3, bien porque D no sea un abierto o bien porque no exista alguna derivada parcial definida
en D, pero sı́ existen y son continuas las derivadas parciales en un abierto A tal que A ⊂ D.
Una situación como esta la tenemos en el problema que aparece en el ejercicio 7. En estos casos,
procediendo de una forma análoga a la prueba anterior, es decir, usando el corolario 3.1.2 y la pro-
posición 2.7, se puede concluir un resultado de existencia y unicidad para cada punto (t0 , x0 ) ∈ A.
En cualquier circunstancia, el objetivo es verificar las hipótesis del corolario 3.1.2.
Una cuestión importante: en cualquier caso, para hallar un intervalo donde (P ) posee una
única solución, hay que escribir el problema (P ) en forma vectorial y aplicarle el resultado del
teorema 3.1, donde se indica cómo determinar intervalos que cumplen este objetivo. Ilustramos esto
en el siguiente ejemplo, que está en la situación reflejada en el corolario 3.1.3 y más concretamente
en la observación posterior.
Ejemplo 3.8. (
x01 = x22 − t2 − 1, x1 (0) = 1,
(P )
x02 = x21 − x1 x2 + t, x2 (0) = −1.
Aquı́ las dos funciones f1 y f2 están definidas en la banda vertical abierta D = R × R2 por las
expresiones
f1 (t, x1 , x2 ) = x22 − t2 − 1, f2 (t, x1 , x2 ) = x21 − x1 x2 + t.
En los casos i = 1, k = 2 e i = 2, k ∈ {1, 2}, no existe una función continua L : R → R+ tal que
∂fi
| (t, x1 , x2 ) | ≤ L(t) para cada (t, x1 , x2 ) ∈ D,
∂xk
por lo que, según el resultado de la proposición 2.8, podemos asegurar que f1 , f2 ∈ / LipG(x, D),
donde x = (x1 , x2 ). Por tanto, no se le puede aplicar el teorema de existencia y unicidad global
(corolario 2.3.2) al problema de valores iniciales (P ) y, consecuentemente, no se puede asegurar que
(P ) posea una única solución (x1 , x2 ) definida en R.
No obstante, se le puede aplicar a (P ) el resultado del corolario 3.1.3, para concluir que existen
intervalos I = [−h, h] para los que el problema (P ) tiene una única solución definida en I.
Vamos a determinar uno de estos intervalos, para lo que necesitamos escribir (P ) en forma
| f1 (t, x1 , x2 ) | ≤ x22 + t2 + 1 ≤ 4 + 1 + 1 = 6,
| f2 (t, x1 , x2 ) | ≤ x21 + | x1 | | x2 | + | t | ≤ 4 + 4 + 1 = 9.
Abordamos ahora el caso de una ecuación de orden n > 1. Siguiendo el procedimiento estándar
de considerar el SDO de primer orden asociado y aplicarle el resultado correspondiente para siste-
mas, se obtiene:
Entonces, existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h], siendo 0 < h ≤ a, tales que (P ) tiene una única
solución definida en I (x : I → R).
Demostración. Basta con recordar la correspondencia entre soluciones de la ecuación y del sistema
asociado y que en este último las funciones fi , con i ∈ {1, . . . , n − 1} son continuas en Rn+1 y de
86 Teoremas de existencia y unicidad local
Lip(x, Rn+1 ). De esta forma, procediendo como en la prueba del teorema global para ecuaciones de
orden n > 1 (corolario 2.3.4), sólo se necesita imponer las condiciones apropiadas a fn = g y usar
el corolario 3.1.2.
En muchos casos se podrá aplicar el siguiente resultado, consecuencia del corolario anterior y
de la proposición 2.7, cuya prueba se obtiene razonando de forma análoga a la prueba del corola-
rio 3.1.3.
Corolario 3.1.5. Sea n > 1 y supongamos que se verifican las siguientes condiciones:
(I) D es un abierto en R × Rn .
Entonces, para cada (t0 , α1 , . . . , αn ) ∈ D, existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h], h > 0, tales que
el problema de valores iniciales (P ) tiene una única solución definida en I.
De forma análoga al caso vectorial y a los sistemas, aquı́ también se pueden dar versiones
laterales del corolario 3.1.4 para obtener soluciones laterales.
Una cuestión importante: Si estamos en las condiciones del corolario 3.1.4, para obtener un
intervalo I = [t0 − h, t0 + h] tal que (P ) posea una única solución x : I → R, se hace necesario
escribir la ecuación como un SDO de primer orden, con las condiciones iniciales correspondientes,
para tener el problema (Q) asociado, escribir (Q) en forma vectorial y aplicarle el resultado del
teorema 3.1, donde se indica cómo hallar estos intervalos, tal como hemos hecho en el ejemplo 3.8.
Un intervalo I ası́ obtenido, en el que (Q) tendrı́a una única solución (x1 , . . . , xn ), implicarı́a que
x = x1 serı́a la única solución de (P ) definida en I. De hecho, si nos piden existencia, unicidad
y determinación de un intervalo adecuado, posiblemente sea más práctico considerar directamente
el problema (Q) asociado y su correspondiente forma vectorial para usar el teorema 3.1. Vemos a
continuación un par de ejemplos para ilustrar esto. El primero es más simple que el segundo.
La función g, definida por g(t, x1 , x2 ) = 2x1 − | cos t | + x22 , está definida y es continua en
son continuas en D, por lo que está asegurada, por el corolario 3.1.5, la existencia de intervalos
I = [−h, h] en los que (P ) posee una única solución.
No podemos asegurar que el problema tenga una única solución definida en I = R, pues, aunque
D es una banda vertical y g es continua en D, resulta que g ∈ / LipG(x, D), como consecuencia del
∂g
resultado de la proposición 2.8, ya que la función derivada parcial ∂x , que no depende de la variable
2
t, no está acotada en D y, por tanto, no existe una función continua L : R → R+ tal que
∂g
| (t, x1 , x2 ) | = 2| x2 | ≤ L(t) para cada (t, x1 , x2 ) ∈ D.
∂x2
Ası́ pues, no se puede usar el teorema de existencia y unicidad global 2.3.4 para asegurar que I = R.
Para obtener un intervalo I = [−h, h] en el que (P ) posee una única solución, debemos considerar
el problema asociado:
(
x01 = x2 , x1 (0) = 1,
(Q) 0
x2 = 2x1 − | cos t | + x2 ,
2
x2 (0) = 0.
Para la obtención de I para (Q) procedemos de la misma forma que en el ejemplo 3.8, escribiendo
(Q) en forma vectorial.
(
x̄0 = f (t, x̄)
(Q) donde x̄ = (x1 , x2 ), f : D → R2 f = (f1 , f2 ), t0 = 0 y x0 = (1, 0),
x̄(t0 ) = x0
y las funciones f1 y f2 vienen definidas por f1 (t, x1 , x2 ) = x2 y f2 (t, x2 , x2 ) = 2x1 − | cos t | + x22 .
y ası́ podemos tomar M = 6. En consecuencia, h = 1/6 y obtenemos I = [−1/6, 1/6] como intervalo
válido. En definitiva, (P ) posee una única solución definida en I = [− 61 , 16 ].
Observación: En el ejemplo anterior la cota obtenida para |f1 | ha sido inferior a la de |f2 |, pero
hay ejemplos donde sucede lo contrario, de forma que en ellos M se toma como una cota de |f1 |.
Es decir, en general, no se puede asegurar que un intervalo adecuado sea I = [t0 − h, t0 + h], donde
h = mı́n{a, b/M } y M ≥ máx |g(t, x1 , x2 )|.
(t,x1 ,x2 )∈Q
(
x00 = |t| + sen3 (x + tx0 ) − x2
Un ejemplo de lo dicho anteriormente es tomando a = b = 1
x(0) = 1, x0 (0) = 6.
y otro caso lo vemos en el siguiente ejemplo.
Sin embargo, sı́ se puede aplicar el teorema de existencia y unicidad local para ecuaciones de
orden n > 1 (corolario 3.1.4.)
1. D no es abierto
∂g ∂g
2. Si bien existe ∂x : D → R, no existe la derivada parcial ∂x en los puntos de la forma (t, 0, x2 )
2 √ 1
ya que la función ϕ : [0, ∞) → R dada por ϕ(x) = x no es derivable por la derecha en x = 0.
Por ejemplo, esto sucede si tomamos a = 3 y b = 1 pues en este caso, Q = [−3, 3] × [1, 3] × [−5, −3]
(obsérvese que no podemos tomar b = 2 pues, aunque el paralelepı́pedo Q = [−3, 3]×[0, 4]×[−6, −2]
está contenido en D, no lo está en A y, de hecho, g ∈
/ Lip(x, Q)).
∂g ∂g
Las funciones ∂x son acotadas en cualquiera de estos Q. Esto se puede comprobar direc-
1 ∂x2
tamente o bien usando que son funciones continuas sobre un conjunto compacto. Puesto que Q es
un conjunto convexo, se verifican todas las hipótesis de la proposición 2.7 y podemos asegurar que
g ∈ Lip(x, Q).
Obsérvese que al ser g ∈ C(Q, R) ∩ Lip(x, Q) el resultado del corolario 3.1.4 (teorema de existen-
cia y unicidad local para ecuaciones de orden n > 1) nos afirma que existen intervalos I = [−h, h],
con h ≤ a, tales que el problema propuesto (P ) tiene una única solución x : I → R.
Siguiendo con el problema asociado (Q) tenemos que f ∈ C(Q, R2 ) ∩ Lip(x, Q) en cualquiera
de los paralelepı́pedos Q indicados anteriormente y ası́ existen intervalos I = [−h, h] tales que
el problema propuesto (Q) tiene una única solución (x1 , x2 ) definida en I. Considerando Q =
[−3, 3] × [1, 3] × [−5, −3], correspondiente al caso a = 3 y b = 1, uno de estos intervalos I viene
dado por
1
h = mı́n{3, M } donde M ≥ máx k f (t, x1 , x2 ) k∞ .
(t,x1 ,x2 )∈Q
En consecuencia, h = 1/5 y obtenemos I = [−1/5, 1/5] como intervalo válido. Ası́ pues, (Q)
tiene una única solución (x1 , x2 ) definida en I = [−1/5, 1/5]. Por ende, x = x1 es solución de (P )
en ese mismo intervalo. De existir otra solución y : I → R para (P ) entonces (y1 , y2 ) = (y, y 0 ) serı́a
otra solución de (Q) en I, contradiciendo la unicidad. En definitiva, el problema (P ) tiene una
única solución definida en I = [− 15 , 51 ].
Observación: Véase que en el ejemplo anterior la cota obtenida para |f1 | ha sido superior a la
de |f2 | = |g|.
90 Teoremas de existencia y unicidad local
Ejercicios propuestos
1. Compruébese que el mayor intervalo( que proporciona el teorema de existencia y unicidad local de
0
x = 1 + x2
Picard para el problema (P ) , donde se asegura existencia y unicidad de solución, es
x(0) = 0
I = [− 21 , 21 ] y, sin embargo, (P ) posee una única solución en el intervalo (− π2 , π2 ).
2. Respóndase razonadamente si los dos problemas de valores iniciales
( (
x0 = 2x3 − tx + 1/t x0 = cos3 (tx) log t − tx + 1/t
(P ) (Q)
x(1) = 0 x(2) = 0
poseen solución y, además, única, definida en el intervalo (0, ∞). Si para alguno de ellos no se puede
asegurar solución válida en (0, ∞), determı́nese un intervalo donde sı́ se puede asegurar existencia y
unicidad de solución.
3. Compruébese que el teorema de existencia y unicidad global no se puede aplicar al problema de Cauchy
( √ √
x0 = t + x
x(3) = 1
Estúdiese si existen intervalos I tales que el problema tenga una única solución definida en I y, además,
las iterantes de Picard converjan uniformemente hacia tal solución. En caso afirmativo, hállese uno de
estos intervalos.
4. Pruébese que el siguiente problema
(
x0 = 1 − t2 sen(x3 )
x(0) = 0.
tiene una única solución definida en el intervalo I = [−10, 10].
5. Compruébese que, para cada h > 0, el problema
( √
x0 = 23 3 x
x(0) = 0.
tiene infinitas soluciones definidas en el intervalo I = [−h, h]. ¿Qué hipótesis del teorema de existencia
y unicidad local 3.1 no se verifica?
6. Establézcase un resultado de existencia y unicidad de soluciones para el modelo presa-depredador de
Lotka-Volterra (
x0 = αx − βxy
y 0 = −γy + δxy
donde α, β, γ y δ son constantes no negativas, x representa las presas e y los depredadores.
◦
7. Pruébese que existen intervalos I, siendo 1 ∈ I , tales que el problema
x0 = arctan(|t|x + y), x(1) = 0
y 0 = x + √y, y(1) = 2
t
tiene una única solución definida en I y hállese uno de estos intervalos. ¿Se puede asegurar que
I = (0, ∞)?
8. Para cada uno de los siguientes problemas de valores iniciales, estúdiese si existen intervalos I tales
que el problema tenga una única solución definida en I y, en caso afirmativo, hállese uno de estos
intervalos.
x00 = 1 − √x0 + x
(
x00 = |t| − (x0 )3 + sen(x + x0 )
(P ) (Q) t
x(0) = 1, x0 (0) = 0, x(1) = −1, x0 (1) = 2.
9. Determı́nese para qué puntos (t0 , x01 , x02 ) de R3 se puede asegurar que el problema de valores iniciales
( √
x01 = x2 − log(1 + x21 ) + t, x1 (t0 ) = x01 ,
x02 = 1 + x31 + tx1 x2 , x2 (t0 ) = x02 ,
◦
posee una única solución (x1 , x2 ) definida en algún intervalo I, tal que t0 ∈ I . Hállese un intervalo I,
en estas condiciones, para el caso (t0 , x01 , x02 ) = (1, 0, −1) ¿Se puede asegurar que I = [0, ∞)?
( x
x00 = 2 + λx2 − arctan(x + tx0 )
10. Para cada valor λ ∈ R se considera el problema de valores iniciales (Pλ ) t
x(1) = 0, x0 (1) = 1.
◦
Pruébese que existen intervalos I, con 1 ∈ I , tales que (Pλ ) tiene una única solución x : I → R ¿Existe
algún valor del parámetro λ para el que se pueda asegurar que (Pλ ) posee una única solución definida
en I = (0, ∞) ?
11. Pruébese que el problema de Cauchy
(
x01 = x3/5
2
, x1 (0) = 1,
x02 = x1/3
1
, x2 (0) = 1,
◦
tiene una única solución definida en algún intervalo I tal que 0 ∈ I y esta solución puede aproximarse
uniformemente por las iterantes de Picard. Determı́nese uno de estos intervalos y las dos primeras
iterantes.
Tema 4
4.1. Introducción
Tengamos como referencia el resultado del teorema de existencia y unicidad local 3.1 para un
problema de Cauchy
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P ) donde f : D → Rn , D ⊂ R × Rn y (t0 , x0 ) ∈ D.
x(t0 ) = x0 ,
En éste se asegura que si existe Q = [t0 − a, t0 + a] × B(x0 ; b) ⊂ D, tal que f ∈ C(Q, Rn ) ∩ Lip(x, Q),
entonces existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h] tales que (P ) posee una única solución definida en I.
93
94 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
También podemos usar el conocido teorema de existencia y unicidad local para ecuaciones de
variables separables, visto en el curso anterior, el cual proporciona además la forma de obtener esta
única solución. En los intervalos en los que se puede aplicar tal resultado, la solución viene definida
implı́citamente por la ecuación
Z x Z t
1
2/3
ds = ds,
1 3s 1
ecuación que es equivalente a x = t3 , y, por tanto, en esos intervalos la única solución es la definida
por x(t) = t3 .
Véase que la solución obtenida es también solución del problema (P ) en el intervalo R, pues
obviamente verifica la ecuación diferencial en todos los puntos de R, pero en este intervalo no es la
única solución. De hecho, (P ) posee infinitas soluciones x : R → R y, en general, infinitas soluciones
x : J → R, definidas en cualquier intervalo J ) (0, ∞). Veamos esto.
Puesto que la función nula u(t) = 0 es una solución constante de la ecuación diferencial y verifica
que u(0) = x(0), la función y : J → R, definida por
(
0 si t ≤ 0
y(t) = 3
t si t ≥ 0,
ecuación que es equivalente a x = (t+C)3 , y, por tanto, tenemos soluciones del tipo x(t) = (t+C)3 .
De esta forma, si J = (−a, ∞), con a > 0, para cada α tal que −a < α < 0 tenemos la solución
xα : J → R de (P ) dada por
3
(t − α) si t ≤ α
xα : J → R, t 7→ xα (t) = 0 si α ≤ t ≤ 0 .
3
t si t ≥ 0
Podrı́amos intuir que la situación anterior se ha dado porque la ecuación diferencial x0 = 3 x2/3
posee soluciones (de hecho, infinitas) cuyas gráficas se cortan. La gráfica de la única solución
constante de la ecuación, la función nula, es cortada por las gráficas de infinitas soluciones de
la ecuación. Todos los cortes se realizan en el eje de abcisas. Obsérvese que en el intervalo I =
[0, ∞) todas ellas coinciden con la expresión de la única solución local de (P ) y restringidas a
I = (0, ∞) todas tienen sus gráficas contenidas en A = R × (0, ∞). Más adelante, usando el
resultado fundamental de este tema, se podrá comprobar que en la región A se verifica cierta
propiedad de unicidad, que vamos a definir en la próxima sección.
Figura 4.1: Una única solución de (P ) definida en el intervalo I, pero infinitas soluciones definidas
en los intervalos J = (−a, ∞).
Precisamente, la situación vista anteriormente nos hace ver la dificultad que se tiene al resolver
la ecuación x0 = 3 x2/3 . Esta situación es la que podrı́a darse con otras ecuaciones diferenciales y
es el problema que se plantea con ciertos métodos de resolución de ecuaciones, vistos en el curso
anterior, en los que no se tiene la certeza de que proporcionen todas las soluciones.
ecuaciones de Bernoulli
ecuaciones de Riccati
dependen esencialmente del hecho de que las gráficas de las soluciones no se corten.
¡Cuidado! Esto del corte de gráficas de soluciones va referido únicamente a ecuaciones dife-
renciales de primer orden. Pero observemos que lo sucedido con la ecuación x0 = 3 x2/3 podemos
expresarlo diciendo que esta ecuación tiene distintas soluciones: x : I → R, y : J → R, tales que
x(t0 ) = y(t0 ) para algún t0 ∈ I ∩ J y esto sı́ tiene sentido para cualquier ecuación diferencial
vectorial x0 (t) = f (t, x(t)), con f : D → Rn y n > 1.
Ası́ pues, la pregunta clave es: ¿bajo qué condiciones sobre la función f podremos asegurar, que
la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) no posee dos soluciones distintas x : I → Rn , y : J → Rn
que coincidan en un punto de I ∩ J? Esto es lo que vamos a estudiar en las próximas secciones.
96 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
Se dice que (P ) tiene la propiedad de unicidad global en una región D ⊂ Ω (se supone (t0 , x0 ) ∈ D)
cuando sucede que si x : I → Rn e y : J → Rn son dos soluciones de (P ), con gráficas contenidas
en D, resulta que x(t) = y(t) para cada t ∈ I ∩ J.
(
x0 = 3 x2/3
Según vimos, el problema (P ) no tiene la propiedad de unicidad global en Ω = R2
x(1) = 1
pero ya veremos que tiene tal propiedad en D = R × (0, ∞).
El objetivo principal de este tema es probar que una gran clase de ecuaciones diferenciales
x0 (t)
= f (t, x(t)) posee la propiedad de unicidad global en ciertas regiones D ⊂ Ω y que en muchos
casos es D = Ω. Por otra parte, vamos a dar condiciones muy manejables sobre la función f para
asegurar esa propiedad.
Las condiciones f ∈ C(D, Rn ) y f ∈ Lip(x, D) son suficientes para obtener tal propiedad de
unicidad de la ecuación x0 (t) = f (t, x(t)) en la región D, pero la condición f ∈ Lip(x, D) es muy
exigente si el conjunto D no es compacto y convexo y buscamos una condición más flexible que
implique el mismo resultado. Esta es la condición de Lispchitz local.
◦
Véase que si (t0 , x0 ) ∈ D, dado un entorno U de (t0 , x0 ), existe otro entorno U 0 del mismo punto
tal que U 0 ⊂ U ∩ D y, por tanto, si f ∈ Lip(x, U ∩ D), se verifica también que f ∈ Lip(x, U 0 ).
Por tanto, cuando D es abierto en R × Rn , resulta que f ∈ LipLoc (x, D) si, y sólo si, para cada
(t0 , x0 ) ∈ D existe un entorno U de (t0 , x0 ), tal que U ⊂ D y f ∈ Lip(x, U ).
Cualquier entorno U de (t0 , x0 ) posee subconjuntos del tipo Q = [t0 − a, t0 + a] × B(x0 ; b). De
hecho, usando las normas k . k∞ en Rn+1 y en Rn se tiene que B((t0 , x0 ); a) = [t0 −a, t0 +a]×B(x0 ; a).
Este tipo de conjuntos se usó en el teorema de existencia y unicidad local 3.1 y también aparecerá
en el próximo tema, en el teorema de existencia local de Peano.
Obviamente, podemos dar una definición análoga a 4.3 para funciones escalares f : Ω → R,
siendo Ω ⊂ R × Rn y n > 1.
Demostración. Usando la proposición 2.1 la implicación ⇒ es inmediata, pues se puede tomar para
cada fi el mismo entorno que se tiene para f . La simple prueba de la implicación ⇐ consiste en
tomar U = ∩ni=1 Ui como entorno de (t0 , x0 ), siendo Ui los entornos correspondientes a las fi . Como
U ∩ D ⊂ Ui ∩ D, se verifica fi ∈ Lip(x, U ∩ D) para cada k y, ası́, f ∈ Lip(x, U ∩ D).
En el tema anterior dimos criterios muy útiles para saber cuándo una función escalar verifica
una condición de Lipschitz usando derivadas parciales. Estos criterios (proposiciones 2.4 y 2.7) nos
permiten ahora, de forma casi inmediata, dar unos criterios análogos para determinar si una función
escalar verifica una condición de Lipschitz local. Obviamente, usando la proposición 4.1, estos nos
servirán también para las funciones vectoriales f = (f1 , . . . , fn ) usando las funciones escalares fi .
Recordemos los dos resultados mencionados anteriormente, donde solo se distingue entre el caso
n = 1 y el caso n > 1.
∂f
Para n = 1 : Si D es convexo en R2 y f : D → R es tal que existe ∂x : D → R y es acotada
en D, entonces f ∈ Lip(x, D).
(I) n ≥ 1 y A un abierto en R × Rn .
(II) f : A → R, (t, x) = (t, x1 , . . . xn ) 7→ f (t, x1 , . . . xn ), una función tal que, para cada k ∈
∂f
{1, . . . , n}, existe la función derivada parcial ∂x k
: A → R y es continua en A.
Demostración. A abierto implica que para cada punto (t0 , x0 ) ∈ A existe una bola cerrada B =
∂f
B((t0 , x0 ); r) tal que B ⊂ A. Cada función ∂xk
es continua en B y, al ser B un conjunto compacto
∂f
en R × Rn , es ∂x k
acotada en B. Al ser B convexo esto implica, usando los resultados mencionados
del tema anterior, que f ∈ Lip(x, B). Como B es entorno de (t0 , x0 ) se tiene finalmente que
f ∈ LipLoc (x, A).
Véase, según la prueba dada, que en el resultado anterior es fundamental que A sea un conjunto
abierto (al menos en el caso n > 1). Si A no fuese abierto, al tomar un punto (t0 , x0 ) ∈ A,
que estuviese en la frontera de A (es decir, que no fuese interior a A) y una bola cerrada B =
B((t0 , x0 ); r), es posible que el conjunto B ∩ A no fuese compacto y, por tanto, no podrı́amos
∂f
asegurar que las derivadas parciales ∂x k
fuesen acotadas en B ∩ A. O bien, podrı́a suceder que
el conjunto B ∩ A no fuese convexo y, en este caso, las acotaciones de las derivadas parciales no
garantizan que sea f ∈ Lip(x, B ∩ A).
Sin embargo, en el caso n = 1 se pueden dar situaciones, usuales, en que, no siendo D abierto,
la condición de que exista ∂f
∂x : D → R y sea continua en D, implica que f ∈ LipLoc (x, D). Esto
sucede, por ejemplo, cuando D es convexo y cerrado o cuando D es cualquier banda vertical (ver
ejercicio 1).
Las proposiciones 4.1 y 4.2 nos dan un criterio, usando derivadas parciales, de cuando, una
función vectorial f : A → Rn , f = (f1 , . . . , fn ), definida en un abierto A, verifica f ∈ LipLoc (x, A).
Ahora podemos apreciar más claramente la diferencia existente entre una condición de Lipschitz
y una condición local de Lipschitz. Obviamente, tanto en el caso vectorial como escalar, se tiene
f ∈ Lip(x, D) ⇒ f ∈ LipLoc (x, D). Sin embargo f ∈ LipLoc (x, D) ; f ∈ Lip(x, D). Efectivamente,
la proposición 4.2 permite dar muchos ejemplos de funciones localmente lipschitzianas que no son
∂f
lipschitzianas: cualquier función escalar con las derivadas parciales ∂xk
continuas en el abierto D
pero alguna de ellas no acotada en D (la acotación de cada derivada parcial es condición necesaria
para la condición de Lipschitz). Casos como éstos hay muchos; por ejemplo:
Nuestro objetivo fundamental en este tema es probar que si f ∈ C(D, Rn ) ∩ LipLoc (x, D),
entonces la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) posee la propiedad de unicidad global en la región
D. Para conseguir esto necesitamos obtener previamente ciertos resultados, por sı́ mismos muy
interesantes.
El primer resultado clave para conseguir nuestro objetivo es establecer una relación entre la
condición de Lipschitz local y una condición de Lipschitz sobre conjuntos compactos, que en ciertos
importantes casos dará lugar a una caracterización de la condición local de Lipschitz.
(I) f es continua en D,
Demostración. Damos una prueba por reducción al absurdo. Sea k . k una norma en Rn y supon-
gamos que existe un conjunto compacto K en R × Rn , tal que K ⊂ D y f ∈ / Lip(x, K).
f∈
/ Lip(x, K) implica que para cada m ∈ N existen puntos (tm , xm ), (tm , ym ) ∈ K tales que
Vamos a usar una muy conocida caracterización de los conjuntos compactos en Rk y, en general
en espacios métricos, vı́a sucesiones; la llamada compacidad secuencial.
Caracterización de la compacidad. Un subconjunto K es compacto en Rk (en general, en un
espacio métrico) si, y sólo si, es secuencialmente compacto, es decir, cuando cada sucesión en K
tiene una subsucesión que converge hacia un punto de K.
Aplicando el resultado anterior a la sucesión ((tm , xm )) tenemos que existe una subsucesión
((tmj , xmj )) de ((tm , xm )) y un punto (t0 , x0 ) ∈ K, tal que (tmj , xmj ) → (t0 , x0 ) en R × Rn . Como
los puntos ((tmj , xmj )) y ((tmj , ymj )), al ser subsucesiones de las iniciales, también verifican la
condición (4.1), para una mejor comprensión de lo que sigue, notemos a estas subsucesiones como
las sucesiones iniciales.
(4.2) tm → t0 en R y lı́m k xm − x0 k = 0.
m→∞
lı́m k xm − ym k = 0.
m→∞
0 ≤ k ym − x0 k ≤ k ym − xm k + k xm − x0 k,
100 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
se concluye que lı́mm→∞ k ym −x0 k = 0 y, de esta forma, también se verifica que (tm , ym ) → (t0 , x0 ).
Como (t0 , x0 ) ∈ D, la condición LipLoc (x, D) implica que existe un entorno U de (t0 , x0 ) tal que
f ∈ Lip(x, U ∩ D), es decir, existe L ∈ R+ tal que
Esto supone una clara contradicción con (4.1) si tomamos un natural m tal que m > m0 y m >
L.
Demostración. La implicación ⇒ se sigue del teorema anterior (en este caso no hace falta que sea
D abierto). La implicación ⇐ es casi trivial pues al ser D abierto, para cada (t0 , x0 ) ∈ D existe
una bola cerrada B centrada en (t0 , x0 ) y contenida en D. Como B es un compacto, por hipótesis,
f ∈ Lip(x, B) y ası́ f ∈ LipLoc (x, D).
Observación: Véase que si D no es abierto, podrı́a existir algún punto (t0 , x0 ) ∈ D tal que D ∩ B
no es compacto para cualquier bola cerrada B centrada en (t0 , x0 ). De esta forma, la implicación
⇐ en el resultado anterior no se verificarı́a necesariamente. Si D es cerrado, entonces D ∩ B sı́ es
compacto.
En esta sección vamos a obtener un resultado de gran interés, que nos permite, bajo ciertas
condiciones, comparar dos soluciones de una ecuación diferencial. Este va a ser esencial para probar
el teorema de unicidad global y también un teorema de dependencia continua, que veremos en la
última parte de este tema.
Antes de enunciar el lema de Gronwall, para motivar la necesidad de tratar una desigualdad
como la que aparece en ese lema, vamos a plantear incialmente el problema referido sobre la
comparación de soluciones.
(se harı́a de la misma forma en el primer caso sustituyendo la función L por una constante).
y por tanto
Z t
k x(t) − y(t) k = k x(t0 ) − y(t0 ) + f (s, x(s)) − f (s, y(s)) ds k
t0
Z t
≤ k x(t0 ) − y(t0 ) k + k f (s, x(s)) − f (s, y(s)) k ds .
t0
Teniendo en cuenta que la condición de Lipschitz generalizada se verifica en la región D y que las
dos soluciones tienen sus gráficas contenidas en D, se obtiene:
Z t
(4.4) k x(t) − y(t) k ≤ k x(t0 ) − y(t0 ) k + L(s)k x(s) − y(s) k ds , para cada t ∈ I.
t0
Llegado aquı́ nos encontramos con el problema de que lo que queremos estimar, la expresión
k x(t) − y(t) k, aparece en ambos miembros de la desigualdad (4.4), es decir, es como si esta fuese
una inecuación integral en la función incógnita u(t) = k x(t) − y(t) k, pues tenemos:
Z t
u(t) ≤ u(t0 ) + L(s)u(s) ds , para cada t ∈ I.
t0
Véase que la función u, igual que la función L, es una función continua y no negativa en el intervalo
I. Pues bien, este problema lo resuelve el lema de Gronwall.
102 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
Entonces, se verifica:
Z t
u(t) ≤ k exp v(s) ds para cada t ∈ I.
t0
Para no perder el hilo de lo que estamos haciendo, antes de probar el lema de Gronwall, acabemos
nuestro razonamiento. Se sigue de los razonamientos anteriores y del lema de Gronwall el siguiente
importante resultado:
Observación: En el caso II) queda implı́cito que el intervalo I está contenido en el intervalo J,
base de la banda vertical.
Rt
Prueba del lema de Gronwall. Definimos w : I → R+ por w(t) = k + t v(s)u(s) ds .
0
La hipótesis (4.5) nos dice que u(t) ≤ w(t) para cada t ∈ I. Según esto, el resultado estarı́a probado
si demostramos que
Z t
w(t) ≤ k exp v(s) ds para cada t ∈ I,
t0
Para probar lo anterior es suficiente con ver que la función g es derivable en I − y en I + y verifica
que g 0 (t) ≥ 0 y g 0 (t) ≤ 0 respectivamente en I − y en I + . Lo bueno de trabajar en estos intervalos
es que podemos eliminar los valores absolutos que acompañan a las integrales.
Véase +
R t que al ser u y Rvt continuas en I , por el teorema
+
fundamental del Cálculo, las funciones
t 7→ t v(s) ds y t 7→ t v(s)u(s) ds son derivables en I . En consecuencia,
0 0
Rt Rt Rt
− v(s) ds − v(s) ds − v(s) ds
g 0 (t) = w0 (t)e t0
− w(t)v(t)e t0
= v(t)(u(t) − w(t))e t0
.
Por hipótesis, u(t) − w(t) ≤ 0 para cada t ∈ I + y, por tanto, g 0 (t) ≤ 0 para cada t ∈ I + , como
querı́amos comprobar.
En consecuencia,
Rt Rt Rt
v(s) ds v(s) ds v(s) ds
g 0 (t) = w0 (t)e t0
+ w(t)v(t)e t0
= v(t)(w(t) − u(t))e t0
≥ 0, para cada t ∈ I − .
Observaciones:
1) En la mayorı́a de los textos aparece el lema de Gronwall suponiendo que t0 es el extremo inferior
del intervalo I, es decir I = [t0 , . . . ), y, en ese caso, se pueden eliminar los valores absolutos que
aparecen en (4.5) y en el resultado.
2) En algunas versiones más generales del lema de Gronwall se tiene una desigualdad del tipo
Z t
u(t) ≤ ϕ(t) + v(s)u(s) ds para cada t ∈ I.
t0
Dejamos como ejercicio (ver ejercicio 16) el caso en que ϕ es continua, estrictamente positiva
y monótona creciente en I, pues este se puede probar usando la versión ya probada (proposi-
ción 4.3) y supone una generalización de ésta en el caso k > 0.
104 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
3) Podemos dar la siguiente interesante interpretación del lema de Gronwall. Supongamos, para
mayor comodidad, que t ≥ t0 . La hipótesis (4.5) puede ser escrita en este caso como la inecuación
integral en la incógnita u:
Z t
(II) u(t) ≤ k + v(s)u(s) ds, t ≥ t0 ,
t0
Sabemos que u es una solución continua de (EI) si, y sólo si, es solución del problema
(
u0 (t) = v(t)u(t), t ≥ t0
(P )
u(t0 ) = k.
Pero (P ) es un problema de valor inicial asociado a una ecuación Rlineal homogénea y sabemos
t
que la única solución de (P ) es la función definida por u(t) = k exp( t v(s) ds). Por tanto, lo que
0
dice el lema de Gronwall es que si una función continua no negativa u verifica R t (II), entonces u
está dominada por la única solución de la ecuación (EI), pues u(t) ≤ k exp( t v(s) ds). Ası́ pues,
0
esto nos da una idea de que la estimación obtenida para la función u en el lema de Gronwall es
muy precisa.
El resultado del teorema 4.2 nos proporciona, de forma inmediata, un primer resultado de
unicidad global que es el siguiente:
Demostración. Sea k . k una norma en Rn y sea L una constante de Lipschitz para la condición
f ∈ Lip(x, D). Si x : I → Rn e y : J → Rn son dos soluciones de la ecuación diferencial con gráficas
contenidas en D y existe t0 ∈ I ∩ J tal que x(t0 ) = y(t0 ), entonces, aplicando la parte I) del teorema
anterior, se verifica
Entonces, la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) tiene la propiedad de unicidad global en D.
Γ1 = {(t, x(t)) ∈ R × Rn , t ∈ J}
es un conjunto compacto en R × Rn . Esto se puede probar fácilmente de varias formas. Una de ellas
es comprobando que Γ1 es secuencialmente compacto en R × Rn . Otra forma: al ser x : J → Rn
continua en J, la función J → R × Rn , t 7→ (t, x(t)) también es continua y la imagen de esta función
coincide con gráfica de x. Como una función continua transforma compactos en compactos y J lo
es en R, entonces Γ1 es compacto en R × Rn .
De esta forma f ∈ C(K, Rn ) ∩ Lip(x, K). Como las gráficas de x|J e y|J están contenidas en K
y x(t0 ) = y(t0 ), usando el resultado de la proposición 4.4, tenemos que x(t) = y(t) para cada t ∈ J.
Teniendo en cuenta que el razonamiento anterior se puede aplicar a cualquier intervalo compacto
J tal que t0 ∈ J ⊂ I, concluimos que x(t) = y(t) para cada t ∈ I (sin más que tomar como J el
intervalo compacto de extremos t0 y t).
Del teorema de existencia y unicidad local 3.1 y del teorema de unicidad global 4.3, se sigue
inmediatamente el siguiente resultado:
Sea D ⊂ Ω tal que (t0 , x0 ) ∈ D y tal que f ∈ C(D, Rn ) ∩ LipLoc (x, D). Se verifica lo siguiente:
◦
I) (Existencia y unicidad local) Si (t0 , x0 ) ∈ D existen intervalos I = [t0 − h, t0 + h], con h > 0,
tales que (P ) tiene una única solución definida en I.
◦
Demostración. Si (t0 , x0 ) ∈ D existen a > 0 y b > 0 tales que Q = [t0 − a, t0 + a] × B(x0 ; b) ⊂ D.
Como f ∈ C(D, Rn )∩LipLoc (x, D) y Q es un compacto contenido en D, entonces, por el teorema 4.1,
se verifica que f ∈ Lip(x, Q) y, por tanto, f ∈ C(Q, Rn ) ∩ Lip(x, Q). Ası́ se verifican las hipótesis
del teorema de existencia y unicidad local y, en consecuencia, se obtiene el punto I).
El punto II) es inmediato teniendo en cuenta que la ecuación verifica la propiedad de unicidad
global en la región D.
Observación: En la prueba del punto I) se puede prescindir del teorema 4.1 si observamos que
cualquier entorno del punto (t0 , x0 ) contiene conjuntos como Q.
Las hipótesis del teorema de unicidad global 4.3 son muy manejables si tenemos en cuenta
los criterios dados en las proposiciones 4.1 y 4.2 para la condición f ∈ LipLoc (x, D). Según estos
resultados, si n > 1, D un abierto en R × Rn y f : D → Rn , f = (f1 , . . . , fn ), es tal que existen
∂fi
las funciones derivadas parciales ∂x k
: D → R y son continuas en D, para cada i, k ∈ {1, . . . , n},
entonces, f ∈ LipLoc (x, D). Por tanto,
Esto da una idea del gran número de ecuaciones diferenciales a los que se le puede aplicar el
teorema 4.3. No obstante, la condicion f ∈ C 1 (D, Rn ) es más que suficiente.
(
x0 = 3 x2/3
Ejemplo 4.1. (P )
x(1) = 1.
Vimos que, a pesar de que este problema posee una única solución (x(t) = t3 ) en ciertos
intervalos I, sin embargo posee infinitas soluciones definidas en R y, en general, infinitas soluciones
x : J → R, definidas en un intervalo de la forma J = (−a, ∞), siendo a > 0. El problema se da
cuando la gráfica de x(t) = t3 corta al eje de abscisas (gráfica de la solución nula de la ecuación
diferencial), pues recuérdese que todas las soluciones construidas coinciden con la solución x(t) = t3
en el intervalo I = (0, ∞) (véase figura 4.1).
Se intuye que también es cierto que x(t) = t3 es la única solución del problema (P ) definida en
I = (0, ∞). Probemos esta afirmación, para lo cual solo tendremos que probar que si y : (0, ∞) → R
es solución de (P ), su gráfica está contenida en D = R × (0, ∞), es decir, y(t) > 0 para cada
t ∈ (0, ∞).
En primer lugar obsérvese que la función y es monótona creciente en el intervalo I (esto sucede
con todas las soluciones de la ecuación diferencial x0 = 3 x2/3 ) pues y 0 (t) ≥ 0 para cada t ∈ I. Por
tanto, y(t) ≥ 1 > 0 para cada t ≥ 1.
Por otra parte, al ser y continua en el punto t = 1 y ser y(1) > 0, existe un intervalo J = (1−δ, 1]
tal que y(t) > 0 para cada t ∈ J. De esta forma, y(t) > 0 para cada t ∈ (1 − δ, ∞).
De existir algún punto t ∈ I tal que y(t) < 0, por el teorema de Bolzano, existirı́a un punto
t1 ∈ I tal que y(t1 ) = 0. Veamos que la función y no puede anularse en ningún punto de I y de
esta forma tendremos probado que y(t) > 0 para cada t ∈ I.
Por reducción al absurdo, supongamos que existe un punto t1 ∈ (0, 1 − δ] tal que y(t1 ) = 0 y
consideramos t̄ = sup{t ∈ I : y(t) = 0}. Este supremo existe pues tal conjunto no es vacı́o y está
acotado superiormente por 1 − δ. Como la función y es continua, también se verifica que y(t̄) = 0,
es decir, t̄ = máx{t ∈ I : y(t) = 0}. De esta forma, y(t) > 0 para cada t > t̄, es decir, la gráfica de la
función y restringida a (t̄, ∞) está contenida en D, lo mismo que sucede con la función x definida
por x(t) = t3 . Como en D la ecuación diferencial tiene la propiedad de unicidad global, entonces
y(t) = t3 para cada t ∈ (t̄, ∞). Como ambas funciones son continuas, entonces y(t̄) = t̄3 , pero como
t̄ > 0, se verifica que y(t̄) 6= 0, lo que supone una contradicción.
De esta forma hemos probado que la función definida por x(t) = t3 es la única solución de
(P ) definida en el intervalo (0, ∞). Como las soluciones de la ecuación diferencial son funciones
continuas, está claro que, entonces, x(t) = t3 es la única solución de (P ) definida en el intervalo
cerrado [0, ∞).
Todo lo anterior también explica que los empalmes de gráficas de soluciones de la ecuación
diferencial sólo se puedan llevar a cabo en puntos del eje de abscisas.
108 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
Vamos a mostrar algunas importantes aplicaciones del teorema de unicidad global 4.3 en ecua-
ciones diferenciales de primer orden.
En el siguiente ejemplo veremos una doble aplicación de este teorema, que puede ser adaptada
a muchos otros ejemplos. Por una parte se va a demostrar que el problema propuesto tiene una
única solución en un intervalo conocido, de longitud infinita y distinto de R y, por otra parte,
se va a probar que el problema no tiene solución definida en un intervalo mayor (que contenga
estrictamente al anterior). Es decir, va a servir tanto para proporcionar unicidad en un intervalo
como para negar la existencia en otro intervalo.
(
x0 = x2
Ejemplo 4.2. (P )
x(0) = 1
Este ejemplo se usó en la sección 3.1 del tema anterior como una buena referencia para motivar
el teorema de existencia y unicidad local. De hecho, es un caso donde no se puede aplicar el teorema
de existencia y unicidad global 2.3, debido a que la función f : R2 → R, f (t, x) = x2 , no verifica
una condición de Lipschitz generalizada en R2 respecto de la variable x.
1
Vimos en 3.1 que la función dada por x(t) = 1−t es la única solución del problema definida en
cierto intervalo. Por otra parte, comprobamos que es solución de (P ) en el intervalo I = (−∞, 1).
Esto lleva a cuestionarnos lo siguiente:
Obsérvese que se ha probado que (P ) tiene una única solución definida en (−∞, 1) a pesar de
que no se puede usar el teorema de existencia y unicidad global en la banda (−∞, 1) × R. Esto
confirma, como más de una vez se ha advertido, que las condiciones de este teorema son suficientes
para asegurar la existencia y unicidad de solución, pero no son necesarias.
Los razonamientos seguidos en el ejemplo anterior pueden llevarse a cabo en otras muchas
situaciones (véanse los ejercicios 2 y 3).
Otra interesante aplicación del teorema de unicidad global, que será muy útil para ciertos
ejercicios sobre soluciones no prolongables (tema 6), se puede ver en los ejercicios 4 y 5.
Otra de las buenas aplicaciones del teorema de unicidad global es la que nos permite probar, de
forma muy simple, que en la mayorı́a de las EDO de primer orden vistas en el curso anterior, los
métodos de resolución estudiados proporcionan directamente todas las soluciones de la ecuación.
Esto sucede con todas las ecuaciones de Riccati, la mayorı́a de las ecuaciones de Bernoulli y la
mayorı́a de las ecuaciones de variables separables.
En primer lugar, desarrollemos esta idea en el caso de ecuaciones de variables separables con
soluciones constantes, que son las que, inicialmente, plantean dudas sobre el método.
El problema surge cuando h se anula en algún punto. Casos como los que hemos visto anterior-
mente: x0 = 3x2/3 y x0 = x2 y otros como
x0 = 3t2 x(x − 1)(x + 2)
o como la ecuación logı́stica (usada en modelos de población):
x0 = ax − bx2 , donde a, b ∈ R, siendo b 6= 0.
Esta última (igual que x0 = 3x2/3 y x0 = x2 ) es también una ecuación de tipo Bernoulli. Las dos
primeras ecuaciones tienen una solución constante, la tercera tiene tres y la cuarta tiene únicamente
dos soluciones constantes. En todos los casos anteriores se tiene g, h : R → R.
En general, en casos como éstos, el método usado para intentar determinar todas las soluciones
de x0 = g(t)h(x), suponiendo sobre g y h las condiciones impuestas anteriormente, es el siguiente:
1. Se calculan los valores x0 ∈ K donde la función h se anula (los ceros de la función h). Para
cada uno de estos x0 se tiene una solución constante t 7→ x(t) = x0 , que será válida en
cualquier intervalo donde esté definida la función g y, por tanto, en J.
2. Se determinan los intervalos maximales Km ⊂ K donde h no se anula.
3. Entonces, una función derivable x : I → R, con gráfica contenida en una región Dm = J ×Km ,
es solución de la ecuación diferencial si, y sólo si, existe una constante C tal que x viene
definida implı́citamente en I por la ecuación
Z Z
1
dx = g(t) dt + C,
h(x)
donde la primitiva de g se toma en J y la de 1/h se toma en Km .
110 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
Si tenemos la seguridad de que las gráficas de las soluciones de la ecuación no se cortan, entonces
el método anterior proporciona todas la soluciones de la ecuación diferencial, pues una solución que
no sea constante, debe tener necesariamente su gráfica en una de las regiones Dm indicadas en el
punto 3. Esto es lo que sucede con las ecuaciones
x0 = x2 , x0 = 3t2 x(x − 1)(x + 2) y x0 = ax − bx2 .
En efecto, véase que en las tres ecuaciones de arriba, escritas como x0 = f (t, x), se verifica que f ∈
C 1 (R2 , R) y, por tanto, f ∈ C(R2 , R) ∩ LipLoc (x, R2 ). De esta forma, las tres ecuaciones diferenciales
tienen la propiedad de unicidad global en R2 y, ası́, las gráficas de dos soluciones no pueden cortarse.
En general, lo acontecido para las dos ecuaciones diferenciales anteriores, se da en las ecuaciones
de variables separables siguientes:
Como segundo ejemplo, vemos el caso de las ecuaciones diferenciales de Riccati. Estas son de
la forma: x0 = a(t)x2 + b(t)x + c(t) donde las funciones a, b y c se suponen que están definidas y
son continuas en cierto intervalo J.
En el curso anterior se vió un método de resolución cuando se conoce una solución particular
xp : J → R. Concretamente, el cambio de función incógnita (cambio de variables) dado por
1
y(t) =
x(t) − xp (t)
transforma la ecuación de Riccati en una ecuación diferencial lineal (hay una correspondencia
biunı́voca entre las soluciones de ambas ecuaciones). Los métodos conocidos para la resolución de
una ecuación lineal proporcionan todas las soluciones. Por tanto, si tuviésemos la certeza de que las
demás soluciones x : I → R (I ⊂ J) de la ecuación de Riccati no coinciden en ningún punto t ∈ I
con la solución xp , entonces el método dado mediante el cambio de función incógnita proporcionarı́a
todas las soluciones de la ecuación con gráficas contenidas en D = J × R.
Efectivamente, esto sucede pues al escribir la ecuación de Riccati como x0 = f (t, x), la función
f , definida por f (t, x) = a(t)x2 + b(t)x + c(t), está definida y es continua en D = J × R. Por otra
∂f
parte, como D es una banda vertical y existe la derivada parcial ∂x : D → R y es continua en D,
entonces f ∈ LipLoc (x, D).
Dejamos el caso de las ecuaciones de Bernoulli como ejercicio. En este caso, no en todas las
ecuaciones de Bernoulli x0 = a(t)x + b(t)xα el método conocido proporciona directamente todas
las soluciones. Esto depende del valor de α ∈ R. Estúdiese el caso α > 0 (ejercicio 6)).
Este es un criterio, posiblemente el más simple que se conoce, con el que se puede asegurar
unicidad de solución y que puede ser útil en ciertos casos en los que no se puede hacer uso de
una condición de Lipschitz o, más exactamente, del teorema de unicidad global. La versión que
vamos a exponer tiene el defecto de que sólo es aplicable a ecuaciones diferenciales de primer orden
x0 (t) = f (t, x(t)), donde f está definida en un dominio que es un producto cartesiano de intervalos
(un intervalo en R2 ), pero tiene la ventaja de dar una unicidad lateral, que permite estudiar por
separado una unicidad lateral a la izquierda o una unicidad lateral a la derecha.
I − = {t ∈ I : t ≤ t0 }, I + = {t ∈ I : t ≥ t0 },
Observaciones.
proposición se pueden escribir de una forma equivalente a una condición que sı́ es extrapolable
al caso vectorial usando el producto escalar en Rn y suponiendo f definida en paralelepı́pedos
Q− = [t0 − a, t0 ] × B(x0 ; b) y Q+ = [t0 , t0 + a] × B(x0 ; b). Esta versión vectorial del criterio de
unicidad de Peano tiene una prueba simple, pero no la vamos a exponer aquı́.
Demostración. En ambos casos la idea de la prueba es suponer que hay dos soluciones x e y definidas
en el intervalo I − (I + ), considerar la función g : I − (I + ) → R, definida por g(t) = (x(t) − y(t))2 y
probar que g es la función nula. Para esto, véase que g(t) ≥ 0 para cada t, g(t0 ) = 0 y g es derivable
en I. Por otra parte para cada t ∈ I − (I + ) se verifica:
g 0 (t) = 2(x(t) − y(t))(f (t, x(t)) − f (t, y(t)).
En el caso I), la condición de que para cada t ∈ I − la sección ft sea creciente en K implica que
g 0 (t) ≥ 0 para cada t ∈ I − , por lo que g es creciente en I − y, ası́, 0 ≤ g(t) ≤ g(t0 ) = 0, es decir,
g(t) = 0 para cada t ∈ I − . Por tanto, x(t) = y(t) para cada t ∈ I − .
Análogamente, en el caso II), la condición de que para cada t ∈ I + la sección ft sea decreciente en
K implica que g 0 (t) ≤ 0 para cada t ∈ I + . Por tanto, g decreciente en I + y, ası́, 0 ≤ g(t) ≤ g(t0 ) = 0,
para cada t ∈ I + , lo que implica que x(t) = y(t) para cada t ∈ I + .
(
x0 = −t x1/3
Ejemplo 4.3. (P )
x(0) = 0.
Según vimos en el tema anterior (ejemplo 3.7), en este caso no se cumplen las hipótesis del
teorema de existencia y unicidad local 3.1 y, sin embargo, sı́ se verifican los resultados de ese
teorema. Resulta que para cada Q = [−a, a] × [−b, b] se tiene que f ∈ / Lip(x, Q) y, sin embargo,
vimos que en cada intervalo I = [−h, h] (y, más generalmente, en cualquier intervalo I 3 0) la
función nula es la única solución de (P ) definida en I y, además, las iterantes de Picard asociadas
a (P ) convergen uniformemente hacia esta solución.
Ratifiquemos aquı́ la unicidad de la solución nula usando el criterio de unicidad de Peano (de
hecho, el razonamiento que seguimos en el tema 3 es una adaptación de la prueba que hemos llevado
a cabo para este criterio).
En esta caso, f está definida en R×R y resulta que la función R → R, x 7→ x1/3 es creciente. Por
tanto, para cada t ∈ I − = [−h, 0] la sección R → R, x 7→ −tx1/3 , es creciente, lo que proporciona
la unicidad de la solución nula en I − , y para cada t ∈ I + = [0, h] la función R → R, x 7→ −tx1/3 ,
es decreciente, lo que da la unicidad de la solución nula en I + . En consecuencia, la función nula es
la única solución del problema definida en I = I − ∪ I + , ya que si x : I → R fuese solución de (P ),
obviamente, también lo serı́an x : I − → R y x : I + → R.
Hay casos donde sólo se puede utilizar la proposición 4.5 para obtener una unicidad lateral,
como sucede con la ecuación diferencial x0 = x1/3 . En este caso, en cada problema de valor inicial
asociado a esta ecuación sólo se tiene asegurado, mediante el criterio de Peano, la unicidad de
solución a la izquierda.
en cualquier intervalo I 3 0, pero sólo podemos asegurar que sea la única solución de (P ) definida
en I − . De hecho, el problema tiene infinitas soluciones definidas en I + , supuesto I + no degenerado
(véase ejercicio 5 del tema 3).
muy parecido a los anteriores, no se le puede aplicar ni el punto I) ni el punto II) del criterio de
Peano. Pero esto es coherente con el hecho de que este problema tiene infinitas soluciones definidas
en cualquier intervalo I 3 0 y, más concretamente, en I − y en I + .
Ya advertimos en la sección 4.4 que el lema de Gronwall tiene muchas aplicaciones en ecuaciones
diferenciales, aparte de la que hemos usado en la sección 4.5 para obtener el teorema de unicidad
global. Existe una aplicación del lema de Gronwall a un problema de gran interés, como es el de
la dependencia continua de soluciones respecto de valores iniciales. El estudio de este problema en
toda su generalidad nos llevarı́a a dedicarle un tema especial, después del tema 6. Pero, dado que
no podemos llevar esto a cabo, por falta de tiempo, aprovechamos la parte final de este tema para
exponer uno de los resultados sobre dependencia continua, que se deduce muy fácilmente del lema
de Gronwall y, más concretamente, del teorema 4.2.
Supongamos que estamos estudiando un determinado suceso fı́sico. Es muy frecuente que su
comportamiento venga dado por un problema de valores iniciales (problema de Cauchy) asociado
a una ecuación diferencial o un sistema de ecuaciones diferenciales ordinarias:
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0 .
En este caso partiremos de un dato inicial x(t0 ) = x0 , que posiblemente tenga un cierto error
(muchas veces hay imposibilidad de hacer coincidir medidas experimentales con datos reales). Por
error de medición podrı́amos tomar como valor inicial, en el instante t = t0 , el valor x0 en lugar
del valor y 0 , pero eso sı́, con k x0 − y 0 k “pequeño” (x0 muy “próximo” a y 0 ). ¿Qué relación existirá
entonces entre una solución x del problema (P ) y una solución y del problema
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(Q) ?
x(t0 ) = y 0 ,
114 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
suponiendo que se ha tomado como condición inicial x0 = 0 en lugar de y0 = 10−6 (el primero será
considerado al final de esta sección en el intervalo [0, ∞)).
El estudio de esta cuestión en intervalos acotados cae dentro de lo conocido como “dependencia
continua de soluciones” y en intervalos no acotados da lugar a la llamada teorı́a de la estabilidad
para ecuaciones diferenciales. Un estudio en profundidad de la dependencia continua, suponiendo
hipótesis muy generales, necesitarı́a de resultados que vamos a ver en los dos próximos temas; pero
aquı́ podemos dar un resultado, que si bien no es muy general sı́ incluye casos muy importantes y,
además, tiene una prueba muy simple.
En el siguiente resultado suponemos las mismas hipótesis que aparecen en el teorema de exis-
tencia y unicidad global de Picard-Lindelöf, con la salvedad de que exigiremos que el intervalo I
sea acotado y f ∈ Lip(x, I × Rn ), de forma que tendremos asegurado que cualquier problema de
valor inicial tiene una única solución definida en I.
I) Dado cualquier ε > 0 existe δ = δ(ε) > 0 tal que, si y 0 ∈ Rn verifica que k x0 − y 0 k < δ,
entonces la solución y : I → Rn del problema (Py0 ) verifica que
El resultado anterior se puede aplicar a todos las ecuaciones y sistemas diferenciales lineales.
Demostración. Vimos en el primer apartado del teorema 4.2 (estimación de la diferencia entre dos
soluciones) que si x : I → Rn e y : I → Rn son dos soluciones de una ecuación diferencial x0 (t) =
f (t, x(t)) con gráficas contenidas en D y en la región D se verifica que f ∈ C(D, Rn )∩Lip(x, D), con
constante de Lipschitz L, entonces, fijado cualquier punto t0 ∈ I, se tiene la siguiente estimación:
En el caso que estamos tratando aquı́ cualquier función x : I → R tiene su gráfica en D = I ×Rn
y, por otra parte, estamos suponiendo que el intervalo I es acotado. Sean a y b los extremos de
este intervalo. Entonces, si x : I → Rn e y : I → Rn son dos soluciones de la ecuación diferencial
x0 (t) = f (t, x(t)), se verifica
En la estimación anterior tomemos como punto t0 ∈ I justo el que aparece en las condiciones
iniciales de los problemas (P ) y (Pv ). Ası́, si x : I → Rn es la solución de (P ) y para un y 0 ∈ Rn es
y : I → Rn la solución de (Py0 ), se tiene
ε
Por tanto, dado ε > 0, basta tomar δ = eL(b−a) > 0 y, de esta forma, si k x0 − y 0 k < δ se verifica
que k x(t) − y(t) k < ε para cada t ∈ I. Esto prueba la primera parte del teorema.
donde x : I → Rn es la solución de (P ).
(
x0 = x
Ejemplo 4.4. P )
x(0) = 0
donde aparece una simplı́sima ecuación diferencial lineal. Comprobemos que no se cumple el primer
apartado del teorema anterior en el intervalo I = [0, ∞).
es la definida por y(t) = y0 et y, por tanto, verifica que lı́mt→∞ |x(t) − y(t)| = ∞. En consecuencia,
para cualquier ε > 0 que elijamos, existe t̄ ∈ I (que depende de ε) tal que
|x(t) − y(t)| > ε para cada t > t̄.
Por tanto, para cualquier y0 > 0, por pequeño que sea (por ejemplo, y0 = 10−6 ), la solución y del
problema (Py0 ) no verifica que
|x(t) − y(t)| < ε para cada t ∈ [0, ∞).
Sin embargo, siendo δ > 0, basta con tomar y0 = 2δ para que se verique que |x(0) − y(0)| < δ. Por
tanto, no existe δ > 0 para el que se verique que, siendo |x(0) − y(0)| < δ, sea |x(t) − y(t)| < ε para
cada t ∈ [0, ∞).
Véase que si el intervalo I fuese acotado, por ejemplo, I = [0, b) o I = [0, b], bastarı́a con tomar
δ = ε/eb para que se verificase |x(t) − y(t)| < ε para cada t ∈ I.
Ejercicios propuestos
y supongamos que f : D → R, (t, x) 7→ f (t, x), es una función tal que existe la derivada parcial
∂f
∂x : D → R y es continua en D. Compruébese que f es localmente lipschitziana en D respecto de la
segunda variable.
(
x0 = 2tx2
2. Demuéstrese que el problema de valor inicial tiene una única solución definida en
x(1) = −1,
I = (0, ∞), pero no posee solución definida en [0, ∞).
(
x0 = −x + tx3
3. Pruébese que el problema de valor inicial tiene una única solución definida en
x( 21 ) = 1,
I = (− 21 , ∞), pero no posee solución definida en R.
(
x0 = t(x2 − 4) log(1 + x2 )
4. Compruébese que cualquier solución x : I → R del problema verifica que
x(0) = 1
0 < x(t) < 2 para cada t ∈ I
5. Dado el problema de valor inicial (
x0 = x2 ex − t2 x
(P )
x(0) = −1
◦
a) Compruébese que (P ) tiene alguna solución x : I → R, siendo I un intervalo tal que 0 ∈ I .
b) Demuéstrese que si x : I → R es solución de (P ), entonces x(t) < 0 para cada t ∈ I.
c) Compruébese que cualquier solución de (P ) es una función estrictamente creciente.
6. Sea la ecuación de Bernoulli x0 = a(t)x + b(t)xα , donde α > 0 y las funciones a y b son continuas en el
intervalo J. ¿Para qué valores de α podemos asegurar que, exceptuando la función nula, las soluciones
de la ecuación son de la forma x : I → (0, ∞) (soluciones positivas) o bien x : I → (−∞, 0) (soluciones
negativas)(I ⊂ J)? Compruébese que para estos valores de α el método de resolución visto en el curso
anterior, proporciona todas las soluciones de la correspondiente ecuación de Bernoulli.
7. Sean x : I → R e y : J → R dos soluciones de la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) con gráficas
contenidas en una región D ⊂ R2 tal que f es continua en D y localmente lipschitziana en D respecto
de la segunda variable. Supongamos que en un punto t0 ∈ I ∩ J se verifica que x(t0 ) < y(t0 ). ¿Es
cierto que x(t) < y(t) para cada t ∈ I ∩ J?
(
x0 = −(x − 1)1/3
8. Pruébese que el problema de valor inicial (P ) tiene una única solución definida
x(0) = 1,
en el intervalo I = [0, ∞) y, además, las iterantes de Picard (aproximaciones sucesivas) asociadas a
(P ) convergen uniformemente a esta solución. ¿Se puede usar el teorema global de Picard-Lindelöf
para obtener este resultado?
9. Consideremos el sistema diferencial autónomo:
(
x01 = g1 (x1 , x2 )
x02 = g2 (x1 , x2 ),
donde las funciones g1 y g2 ∈ C 1 (R2 , R). Supongamos que x = (x1 , x2 ) : R → R2 es una solución del
sistema para la que existen dos puntos t0 , t1 ∈ R, con t0 < t1 , tales que x(t0 ) = x(t1 ). Pruébese que la
función x es periódica de periodo p = t1 − t0 , es decir, x(t + p) = x(t) para cada t ∈ R.
Generalı́cese el resultado anterior a cualquier sistema diferencial ordinario de primer orden autónomo.
118 Resultados de unicidad para ecuaciones diferenciales
10. (Resultado de unicidad global para ecuaciones diferenciales de segundo orden) Sea g ∈ C 1 (R3 , R) y sean
x : I → R e y : J → R dos soluciones de la ecuación diferencial x00 (t) = g(t, x(t), x0 (t)). Supongamos
que existe un t0 ∈ I ∩ J tal que x(t0 ) = y(t0 ) y x0 (t0 ) = y 0 (t0 ). Pruébese que x(t) = y(t) para cada
t ∈ I ∩ J.
11. Sean n > 1, D = R × Rn y g : D → R, (t, x) 7→ g(t, x), una función continua en D y localmente
lipschitziana en D respecto de la variable vectorial x. Sean x : I → R e y : J → R dos soluciones del
problema de valores iniciales
(
x(n) (t) = g(t, x(t), . . . x(n−1) (t))
x(t0 ) = α1 , x0 (t0 ) = α2 . . . x(n−1) (t0 ) = αn ,
(Indicación: véase primero para el caso n = 1 usando el valor absoluto y después adáptese el razona-
miento anterior al caso n > 1.)
5.1. Introducción
El objetivo principal de este tema es demostrar que con la única hipótesis de continuidad de
f sobre una región razonable (como la que se usó en el teorema de existencia y unicidad local) se
puede asegurar que un problema de Cauchy
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P ) 0
donde f : D → Rn , D ⊂ R × Rn y (t0 , x0 ) ∈ D,
x(t0 ) = x ,
posee al menos una solución x : I → Rn , donde I es un intervalo, a priori desconocido, que puede
ser de longitud muy pequeña. Se tratarı́a, pues, de un teorema de existencia local que se puede
aplicar a casi todas las ecuaciones diferenciales, en el que no se asegura la unicidad de solución.
Este resultado fue probado por Giuseppe Peano en el año 1890, si bien Cauchy, con anterioridad,
habı́a ya obtenido ciertos resultados parciales (en algunos textos al resultado se le conoce como
teorema de Cauchy-Peano).
También existe un teorema de existencia global, en el que se asegura que (P ) posee al menos una
solución en un intervalo compacto I, a priori conocido. En este sentido es más satisfactorio que el
teorema local, pero tiene la desventaja de que su aplicabilidad es muy limitada pues en él se exige
que la función f esté definida y sea continua y acotada en la banda vertical I × Rn . Curiosamente,
el teorema global se puede obtener como consecuencia de las distintas versiones que veremos del
teorema local.
Se conocen diversas pruebas del teorema de existencia local de Peano. Parece ser que la prueba
original es técnicamente muy complicada y algo farragosa. Cada prueba conocida tiene sus pros y
contras.
119
120 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
Una de las pruebas más “elegantes” matemáticamente, usa un teorema de punto fijo, concreta-
mente el teorema del punto fijo de Schauder. No debe sorprender esto pues ya vimos en la seción
2.1 del tema 2, que es suficiente con la continuidad de la función f en una región adecuada, para
que una solución de (P ) sea un punto fijo de cierto operador T . Es decir, desde este punto de
vista, tendrı́amos una prueba del teorema de Peano análoga a las que vimos para los teoremas de
existencia y unicidad. Pero, a diferencia del teorema del punto fijo de Banach, usado en el tema
2, que tiene una prueba simple, el teorema del punto fijo de Schauder (en el que se considera un
subconjunto C cerrado, acotado y convexo de un espacio de Banach E = (V, k . k) y una aplicación
T : C → C continua tal que T (C) es compacto en E) tiene una prueba excesivamente laboriosa
y complicada, que requiere de herramientas matemática aún no conocidas por el alumno y que,
además, se basa en el teorema del punto fijo de Brouwer en Rn (de hecho, el teorema del punto
fijo de Schauder es una generalización del teorema del punto fijo de Brouwer). La prueba de este
resultado ni siquiera se ve en cursos básicos de Análisis Funcional.
Nosotros seguiremos aquı́ una prueba más clásica, la que suele venir en la mayorı́a de los textos,
debida a Tonelli (1925), basada en conceptos y resultados por sı́ mismos interesantes, como son los
conceptos de poligonales de Euler y de soluciones ε-aproximadas. Eso sı́, necesitaremos usar otro
clásico teorema del Análisis Matemático, que es el teorema de Ascoli-Arzela. Este teorema también
es necesario para la prueba del teorema de Peano usando el teorema del punto fijo de Schauder.
En principio, tengamos una idea intuitiva de las poligonales de Euler en el caso n = 1, para
después formalizar esa idea y generalizarla al caso n ≥ 1.
Este es un método clásico de aproximación a una solución que se basa en la idea de que la
gráfica de una solución x : I → R de una ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t) es una curva tal que
para cada t ∈ I la pendiente de la recta tangente a la curva en el punto (t, x(t)) es f (t, x(t)).
Consideremos el problema de valor inicial escalar (la ecuación es una EDO de primer orden)
dado por
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P ) donde f : D → R, D ⊂ R2 y (t0 , x0 ) ∈ D.
x(t0 ) = x0
Una solución x : I → R de (P ) es una solución de la ecuación cuya gráfica pasa por el punto del
plano (t0 , x0 ). En principio no conocemos esta solución pero sı́ conocemos la pendiente de la recta
tangente a su gráfica en ese punto, que es x0 (t0 ) = f (t0 , x0 ), de manera que conocemos esa recta
tangente, cuya ecuación es x = x0 + f (t0 , x0 )(t − t0 ).
Por tanto, p(t) = x0 + f (t0 , x0 )(t − t0 ) = x(t0 ) + x0 (t0 )(t − t0 ) es una buena aproximación de
x(t) cuando t es muy próximo a t0 , ya que por la definición de derivada en un punto, o bien de
diferencial en un punto, se tiene
Supongamos que D es todo el plano o es una región adecuada, para que tenga sentido lo que
vamos a hacer a continuación.
Sean I = [t0 , t0 + h], h > 0, y Π = {t0 < t1 < . . . < tm = t0 + h} una partición de I.
Partiendo del punto (t0 , x0 ) trazamos un segmento a la derecha de t0 de pendiente f (t0 , x0 ) hasta
llegar a un punto (t1 , x1 ) relativamente próximo a (t0 , x0 ). Después, partiendo de (t1 , x1 ) trazamos
otro segmento de pendiente f (t1 , x1 ) hasta llegar a un punto (t2 , x2 ) relativamente próximo a (t1 , x1 )
y, ası́, operamos sucesivamente, hasta llegar a un punto de abscisa t0 +h. Estos segmentos dan lugar
a una poligonal (lı́nea quebrada) (véase la figura de abajo). El primer segmento serı́a la gráfica de
la función indicada anteriormente; es decir,
De forma análoga,
y, ası́, sucesivamente.
(
x0 si t = t0 ,
p(t) =
p(ti ) + f (ti , p(ti ))(t − ti ) si ti < t ≤ ti+1 , i ∈ {0, . . . , m − 1}.
Si f está definida en R2 o en una región D tal que D ⊃ [t0 , ∞) × R, la función p está bien
definida, pero, en cualquier otro caso, necesitamos que (ti , p(ti )) ∈ D para cada i ∈ {0, . . . , m − 1},
pues se necesita evaluar f en los vértices (ti , p(ti )) de la poligonal para que p esté bien definida en
todo el intervalo I.
Como vemos, esta poligonal aproxima en el primer subintervalo [t0 , t1 ] los valores x(t) de una
solución de (P ) por los valores que se obtienen de la tangente a la gráfica de la solución en el punto
(t0 , x0 ). En los demás subintervalos x(t) se aproxima por los valores que dan ciertos segmentos.
La definición de la poligonal de Euler se adapta obviamente al caso vectorial (n > 1). En este
caso f (ti , p(ti )) es un vector de Rn y (t − ti ) sigue siendo un escalar, por lo que es más conveniente
escribir (t − ti )f (ti , p(ti )) en lugar de f (ti , p(ti ))(t − ti ). Ası́, en general para n ≥ 1 tenemos lo
siguiente:
122 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
un intervalo I = [t0 , t0 + h], con h > 0, y una partición Π = {t0 < t1 < . . . < tm = t0 + h} de I,
la poligonal de Euler asociada a (P ) y a la partición Π, es la función p : I → Rn definida por
(
x0 si t = t0 ,
(5.1) p(t) =
p(ti ) + (t − ti )f (ti , p(ti )) si ti < t ≤ ti+1 , i ∈ {0, . . . , m − 1}.
Para que la definición sea consistente D debe ser una región adecuada y no cualquiera en R×Rn .
En el caso D ⊃ [t0 , ∞) × Rn la definición no plantea problemas.
Conviene examinar algunas propiedades que poseen estas poligonales con el fin de justificar, en
la siguiente sección, el concepto de solución ε-aproximada de una ecuación diferencial. Véase que
1. p es continua en I.
2) ϕ es continua en I.
Observaciones:
1.- Véase que la condición 2) no se sigue de la condición 3), por lo que es conveniente imponerla
en la definición.
En el próximo resultado se asegura la existencia de soluciones ε-aproximadas sin más que exigir
que la función f sea continua en cierta región. La hipótesis que suponemos en este resultado serán
las mismas que aparecerán en el teorema de existencia local de Peano y parte de ellas nos recuerdan
a las establecidas en el teorema de existencia y unicidad local 3.1 y, más precisamente, a las de la
proposición 3.1 (resultado anterior al teorema 3.1).
124 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
En tal situación, para cada ε > 0 existe una solución ε-aproximada ϕε del problema (P ),
respecto de la norma k . k, definida en el intervalo I. Tal solución ε-aproximada es una poligonal
de Euler asociada a (P ), cuya gráfica está contenida en Q, que verifica la condición
Observaciones:
1) Véase que el valor de h y, por tanto, el intervalo I = [t0 , t0 + h] es el mismo para todos los ε > 0;
es decir, todas las ϕε están definidas en el mismo intervalo.
2) Por otra parte, la constante M que aparece en la condición (5.2) es la misma para todas las
soluciones ε-aproximadas ϕε . La condición (5.2) afirma que todas las funciones ϕε son lips-
chitzianas en I, pero, además, existe una constante de Lipschitz que sirve para todas (condición
de Lipschitz uniforme).
Véase que una función p : I → Rn tiene la gráfica contenida en Q si, y sólo si, p(t) ∈ B(x0 ; b)
para cada t ∈ I, es decir, si, y sólo si,
Veamos que p está bien definida debido a que los vértices (ti , p(ti )) ∈ Q.
Véase que
y, por tanto, k p(t) − x0 k ≤ M h ≤ b. Es decir, según (5.3), el primer segmento de la poligonal está
dentro de Q. De esta forma, (t1 , p(t1 )) ∈ Q ⊂ D y tiene sentido f (t1 , p(t1 )).
Ahora se tiene
Procediendo de esta forma, en general para t ∈ (ti , ti+1 ] tiene sentido definir p(t) = p(ti ) +
(t − ti )f (ti , p(ti )). En definitiva, la elección adecuada de h nos confirma que la poligonal está bien
definida y tiene su gráfica contenida en Q.
Teniendo en cuenta lo anterior y las propiedades de las poligonales, vistas en la sección anterior,
verificamos que p cumple las condiciones 1), 2) y 3) de la definición 5.2. Además, p(t0 ) = x0 .
Por tanto, sólo queda probar la condición 4) de la definición de solución ε-aproximada; pero, es
de suponer que tal condición no lo va a verificar cualquier poligonal. Será necesario tomar una
partición adecuada de I, que dependerá del valor de ε.
En efecto, veamos que dado ε > 0 existe una partición Π ≡ {t0 < t1 . . . < tm = t0 + h} del
intervalo I tal que la correspondiente poligonal p verifica
Tenemos que p0 (t) = f (ti , p(ti )) para cada t tal que ti < t < ti+1 . Por tanto, para cualquier
t ∈ I r{t0 , . . . tm } existirá i tal que t ∈ (ti , ti+1 ) y ası́ k p0 (t)−f (t, p(t)) k = k f (ti , p(ti ))−f (t, p(t)) k.
Ahora parace razonable que se use la continuidad uniforme de la función f sobre Q ya que
necesitamos
k p0 (t) − f (t, p(t)) k = k f (ti , p(ti )) − f (t, p(t)) k ≤ ε
y esto nos lleva a comparar los valores de f en dos puntos de la gráfica de la poligonal, que son
puntos de Q.
Ası́, dado ε > 0, consideramos el δ > 0 dado por la condición anterior y tomamos una partición
Π = {t0 < t1 . . . < tm = t0 + h} tal que
δ
ti+1 − ti < mı́n{δ, M } para cada i = 0, 1 . . . , m − 1.
En efecto, sea t ∈ I r {t0 , . . . tm }. Tenemos que t ∈ (ti , ti+1 ) para algún i y, por tanto
y esto prueba que p es una solución ε-aproximada del problema (P ), respecto de la norma k . k.
Veamos ahora que la poligonal anterior, de hecho cualquiera, verifica la condición (5.2). Es decir,
para cualquier partición Π ≡ {t0 < t1 . . . < tm = t0 + h} la correspondiente poligonal p verifica
Puesto que p(t) = p(ti ) + (t − ti )f (ti , p(ti )) para cada t ∈ [ti , ti+1 ], se verifica
se tiene
k p(t) − p(s) k = | t − s | k f (ti , p(ti ) k ≤ M | t − s |.
Sean ahora s, t ∈ I, pero s ∈ [ti , ti+1 ] y t ∈ [tj , tj+1 ], siendo i < j (no resta generalidad suponer
que s < t). Comparemos los valores de p(s) y p(t) usando todos los nodos tk que hay entre los
puntos s y t mediante la propiedad triangular de la norma y usando las desigualdades (5.5) y (5.6).
En efecto:
p(t) − p(s) = (p(t) − p(tj )) + (p(tj ) − p(tj−1 )) + . . . + (p(ti+2 ) − p(ti+1 )) + (p(ti+1 ) − p(s))
y, por tanto
Queda pues probada la condición (5.2) en todos los casos y, por tanto, el teorema.
En el siguiente resultado, con el fin de probar el teorema de existencia local, vamos a generalizar
la conocida expresión integral de un problema de Cauchy, cuando la función f es continua. Recor-
demos que siendo x : I → Rn una función con gráfica en D y f continua en D, según el teorema 2.1,
x : I → Rn es solución de (P ) si, y sólo si, x es una función continua en I que verifica la ecuación
integral Z t
x(t) = x0 + f (s, x(s)) ds, t ∈ I.
t0
Supongamos que f es continua en D. Sea ε > 0 y consideremos cualquier intervalo del tipo
I = [t0 , t0 + h], con h > 0. En tal situación, si ϕε : I → Rn es una solución ε-aproximada del
problema (P ), respecto de la norma k . k, entonces se verifica
Z t
0
ϕε (t) − x + f (s, ϕε (s)) ds ≤ ε(t − t0 ) para cada t ∈ I.
t0
Demostración. En primer lugar véase que la condición afirmada en el lema tiene sentido al ser ϕε
continua en I, graf ϕε ⊂ D (por ser solución ε-aproximada) y ser f continua en D. De esta forma
la función que aparece bajo el signo integral, s 7→ f (s, ϕε (s)), está bien definida y es continua en I
y, por tanto, integrable en cada subintervalo [t0 , t].
Notemos por ϕ a la función ϕε . En primer lugar vamos a ver que si ϕ ∈ C 1 (I, Rn ), lo que afirma
el lema es casi inmediato, usando la regla de Barrow.
Rt
En efecto, al ser ϕ0 continua en I, existe t ϕ0 (s) ds para cada t ∈ I y, por la regla de Barrow,
0
se verifica Z t
ϕ0 (s) ds = ϕ(t) − ϕ(t0 ) = ϕ(t) − x0 .
t0
R ti
La condición ϕ ∈ C 1 (([ti−1 , ti ], Rn ) nos afirma que para cada i existe ti−1 ϕ0 (s) ds y, además,
Z ti
ϕ0 (s) ds = ϕ(ti ) − ϕ(ti−1 ).
ti−1
128 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
Por tanto,
k
X k Z
X ti
ϕ(t) − x0 = ϕ(tk ) − ϕ(t0 ) = [ϕ(ti ) − ϕ(ti−1 )] = ϕ0 (s) ds.
i=1 i=1 ti−1
Por otra parte, usando la aditividad de la integral respecto a los intervalos de integración, tenemos
Z tk k Z
X ti
f (s, ϕ(s)) ds = f (s, ϕ(s)) ds.
t0 i=1 ti−1
En consecuencia,
Z t k Z
X ti k Z
X ti
0
0
ϕ(t) − x + f (s, ϕ(s)) ds = ϕ (s) ds − f (s, ϕ(s)) ds
t0 i=1 ti−1 i=1 ti−1
Xk Z ti
ϕ0 (s) − f (s, ϕ(s)) ds
=
i=1 ti−1
k
X Z ti k
X
0
≤ k ϕ (s) − f (s, ϕ(s)) k ds ≤ ε(ti − ti−1 )
i=1 ti−1 i=1
= ε(t − t0 ).
A partir de ahora, para probar el teorema de existencia local de Peano, vamos a seguir una idea
parecida a la que se lleva a cabo en otra prueba del teorema de existencia y unicidad de Picard, en
el caso escalar, distinta a la que se vió en el tema 3 (véase apuntes de ED I). En ella se demuestra en
primer lugar, que la sucesión de iterantes converge uniformemente en el intervalo compacto hacia
una función continua y, posteriormente, se prueba que el lı́mite uniforme es solución de la ecuación
integral, equivalente al problema de Cauchy, y por tanto, solución del problema propuesto. Ahora,
en lugar de iterantes vamos a considerar soluciones ε-aproximadas, más concretamente poligonales
de Euler, aunque más adelante veremos que el procedimiento no funciona exactamente igual.
Veamos, en primer lugar, que, bajo las mismas hipótesis del teorema de existencia de soluciones
aproximadas, si una sucesión “adecuada” de poligonales de Euler converge uniformemente, el lı́mite
uniforme es solución del problema de Cauchy (P ). Para esto necesitaremos el resultado del lema
anterior.
Lema 5.2. Supongamos las mismas hipótesis del teorema de existencia de soluciones aproxima-
das 5.1.
Sea (εk )∞
k=1 una sucesión de numeros reales positivos tales que lı́mk→∞ εk = 0.
Para cada k sea ϕk : I = [t0 , t0 + h] → Rn una poligonal de Euler, que sea solución
εk -aproximada del problema de Cauchy (P ).
Como ϕ(t0 ) = lı́mk→∞ ϕk (t0 ) = x0 , entonces para t = t0 la igualdad anterior es evidente. Fijemos
entonces un punto t > t0 . Como ϕk es una solución εk -aproximada del problema de Cauchy (P ),
graf (ϕk ) ⊂ Q y f es continua en Q, usando el resultado del lema anterior (aquı́ Q representa el
papel de D en el lema anterior), se verifica:
Z t
0
ϕk (t) − x + f (s, ϕk (s)) ds ≤ εk (t − t0 ).
t0
es decir,
Z t
lı́m ϕk (t) − x0 + f (s, ϕk (s)) ds = θ,
k→∞ t0
Por tanto, la prueba finaliza una vez que probemos que para cada t > t0 se verifica
Z t Z t
(5.7) lı́m f (s, ϕk (s)) ds = f (s, ϕ(s)) ds.
k→∞ t t0
0
Para probar la condición (5.7) solo tenemos que probar que la sucesión de funciones gk : I → Rn
definida por gk (s) = f (s, ϕk (s)) converge uniformemente en I hacia la función g : I → Rn , definida
por g(s) = f (s, ϕ(s)) pues, entonces, esta convergencia
Rt uniforme
Rt se tendrá en cada subintervalo de
I de extremos t0 y t y, por tanto, lı́mk→∞ t gk (s) ds = t g(s) ds.
0 0
Fijado ε > 0, la continuidad uniforme de f sobre Q asegura la existencia de un δ > 0, que sólo
depende de ε, tal que
y, por tanto,
y, ası́, usando la condición(5.8), obtenemos que dado ε > 0 existe k0 ∈ N, que sólo depende de ε,
tal que
k gk (s) − g(s) k = k f (s, ϕk (s)) − f (s, ϕ(s)) k < ε para cada k > k0 y cada s ∈ I,
2.- (ϕk ) es uniformemente acotada en I cuando existe C ∈ R+ tal que k ϕk (t) k ≤ C para cada
k = 1, 2, . . . y cada t ∈ I.
3.- (ϕk ) es (uniformemente) equicontinua en I cuando para cada ε > 0 existe δ > 0, que sólo
depende de ε, tal que
Por otra parte, las definiciones anteriores se adaptan al caso de una familia de funciones F =
{ϕ : I → Rn }. Esta familia puede ser finita, infinita numerable o infinita no numerable. Ası́:
3.- F es (uniformemente) equicontinua en I si para cada ε > 0 existe δ = δ(ε) > 0 tal que
Obsérvese lo siguiente:
ii) La equicontinuidad de (ϕk ) o, más generalmente de F, afirma que cada función de la sucesión,
o de la familia, es uniformemente continua en I pero, además, se puede elegir un δ que no
dependa de la función elegida (existe una uniformidad respecto de k ∈ N o respecto de
f ∈ F). Por tanto, cuando F es una familia finita, la equicontinuidad de F en I equivale a
que cada f ∈ F sea uniformemente continua en I.
La definición 5.4 se adapta al caso de una familia de funciones F y, de la misma forma, se tiene
que si F satisface una condición de Lipschit uniforme en I, entonces F es equicontinua en I.
En la versión del teorema de Ascoli-Arzela que exponemos a continuación, aparece como hipóte-
sis la acotación puntual de una sucesión de funciones, pero existen otras versiones donde se exige
la acotación uniforme (no obstante, en su aplicación a la prueba del teorema de existencia de
Peano apareceráa una sucesión que es uniformemente acotada). Esta acotación puntual junto con
la equicontinuidad nos va a asegurar la existencia de una subsucesión que converge uniformemente.
132 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
Existe una versión más general del teorema anterior, con una prueba análoga, donde se considera
una sucesión ϕk : K → Rn , k = 1, 2, . . . , donde K es un conjunto compacto en un espacio métrico
(X, d), aunque en ciertos textos se le impone a la sucesión que sea uniformemente acotada en K
en lugar de puntualmente acotada.
Supongamos que existen a > 0 y b > 0 tales que Q = [t0 , t0 + a] × B(x0 ; b) ⊂ D y f es continua
en Q.
Entonces, (P ) tiene al menos una solución definida en el intervalo I = [t0 , t0 + h], donde
Demostración. Con todos los resultados previos la prueba de este teorema resulta muy simple. Se
esquematiza la prueba en cinco simples etapas.
1. Sea (εk ) una sucesión de números reales positivos tal que lı́m εk = 0 (por ejemplo εk = 1/k).
k→∞
Por el teorema 5.1, sobre existencia de soluciones ε-aproximadas, para cada k = 1, 2, . . . existe
ϕk : I → Rn solución εk -aproximada de (P ) respecto de la norma k . k; concretamente, una
poligonal de Euler asociada a (P ), tal que graf(ϕk ) ⊂ Q y que verifica:
kϕk (t) − ϕk (s)k ≤ M |t − s| para cada s, t ∈ I y para cada k ∈ N.
2. La condición anterior, que es una una condición de Lipschitz uniforme para la sucesión de
funciones (ϕk ), implica que esta sucesión es equicontinua en el intervalo I.
5. Cada ϕkm es una poligonal de Euler, que es solución εkm -aproximada de (P ) y lı́m εkm = 0.
m→∞
Por tanto, se sigue del lema 5.2 que ϕ es solución de (P ) en el intervalo I.
Planteamos una cuestión muy interesante relacionado con las poligonales de Euler, que propo-
nemos como ejercicio. Supóngase que
1. Un problema de Cauchy (P ) está en las condiciones del teorema local de Peano anterior, I es
un intervalo donde se asegura la existencia de solución para (P ) y x : I → Rn es una solución
de (P ).
¿Podemos asegurar que sucesión (ϕk ) converge uniformemente hacia la solución x en el intervalo
I?
En general, la repuesta es negativa; de hecho, ni siquiera se puede asegurar que la sucesión (ϕk )
converja uniformemente en el intervalo I. De hacerlo, según el lema 5.2, lo harı́a hacia una solución
de (P ), pero esta solución podrı́a ser distinta a la dada.
Ahora bien, si (P ) posee una única solución definida en I, la respuesta a la cuestión planteada
es afirmativa; es decir, se verifica lo siguiente:
Véase la analogı́a de todo esto con el teorema de existencia y unicidad local de Picard. En este
se tiene la existencia y unicidad de solución en los mismos intervalos que aparecen en el teorema
local de Peano y se tiene, además, la convergencia uniforme de las iterantes de Picard hacia la única
solución.
Se deja la prueba de la proposición 5.1 como ejercicio. Se sugiere una prueba por reducción al
absurdo usando el teorema de Ascoli-Arzela (ver ejercicio 13).
134 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
b
I = [t0 − h, t0 ], donde h = mı́n{a, } y M ≥ máx k f (t, x) k.
M (t,x)∈Q
Versión usual del teorema de existencia local de Peano. Considerando ambas versiones
laterales se obtiene fácimente una versión del teorema de existencia local de Peano análoga a la
vista, en el tema 3, para el teorema de existencia y unicidad local de Picard.
Corolario 5.3.1 (Versión centrada del teorema de existencia local de Peano). Sean
n ≥ 1 y k . k una norma en Rn . Sea el problema de valor inicial
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P ) 0
donde f : D → Rn , D ⊂ R × Rn y (t0 , x0 ) ∈ D.
x(t0 ) = x ,
b
h = mı́n{a, } y M ≥ máx k f (t, x) k.
M (t,x)∈Q
Véase que los intervalos I, donde se aseguran existencia de solución para (P ), son exactamente
los mismos que se vieron en el teorema de existencia y unicidad local 3.1.
b
h1 = mı́n{a, } y M1 = máx k f (t, x) k.
M1 (t,x)∈Q1
b
h2 = mı́n{a, } y M2 = máx k f (t, x) k.
M2 (t,x)∈Q2
es solución de (P ).
Observación: Observemos que, según la prueba anterior, de las dos versiones laterales se pueden
obtener soluciones del problema (P ) definidas en intervalos del tipo I = [t0 − h1 , t0 + h2 ], no
necesariamente centrados en el punto t0 .
Teniendo en cuenta las hipótesis que hemos usado en las versiones del teorema local de Peano,
es evidente que estos resultados se pueden aplicar en gran cantidad de casos. Por ejemplo, de la
versión centrada 5.3.1 se obtiene inmediatamente el siguiente resultado:
Con las veriones laterales se puede precisar mucho más en casos en los que el conjunto D, donde
está definida y es continua la función f , no es un abierto de R × Rn pues, en ciertos casos, no será
necesario que el punto (t0 , x0 ) sea interior a D. Esto puede verse claramente en situaciones como
las siguientes, que se corresponden a ecuaciones diferenciales de primer orden (n = 1).
En el primer caso, las tres versiones vistas del teorema de Peano permiten aplicar los resultados
de existencia a cualquier punto (t0 , x0 ) ∈ D = [α, β] × R. En los casos en que t0 = α se podrá usar
la versión lateral a la derecha, cuando t0 = β se podrá utilizar la versión lateral a la izquierda y
cuando α < t0 < β se podrá usar la versión centrada (o bien las dos laterales).
Sin embargo, en el segundo caso, en que D = [0, ∞) × [0, ∞) a los únicos puntos de la frontera
de D a los que se les podrı́a aplicar una versión lateral (en este caso la versión a la derecha) son
los puntos de la forma (0, x0 ) con x0 > 0. No se puede aplicar ninguna versión a los puntos de la
forma (t0 , 0) con t0 ≥ 0, salvo en casos excepcionales donde la función f se pueda extender de forma
√ √adecuada Ω ⊃ D y se diesen otras circunstancias. Por ejemplo, la ecuación
continua a una región
0
diferencial x = t + x se encuentra en la situación descrita en el punto 2, pero se puede probar,
con la idea anterior, que para todos los puntos (t0 , 0) con t0 ≥ 0, el correspondiente problema tiene
al menos una solución lateral a la derecha (véase también el ejemplo 6).
136 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
Como consecuencia inmediata del resultado 5.3.2, se tiene el correspondiente resultado para
SDO de primer orden.
tiene al menos una solución (x1 , . . . , xn ) definida en algún intervalo del tipo I = [t0 − h, t0 + h],
donde h > 0.
En puntos (t0 , x01 , . . . x0n ) de la frontera de D cabrı́a la posibilidad de obtener una versión lateral.
Tal como vimos en el teorema de existencia y unicidad local para sistemas, bajo las hipótesis
del resultado anterior, para determinar un intervalo I = [t0 − h, t0 + h] donde (Q) posee solución,
habrı́a que escribir el problema (Q) en forma vectorial y aplicarle el resultado del corolario 5.3.1,
donde se indica cómo hallar estos intervalos.
es fn = g y, para cada k ∈ {1, . . . , n − 1}, la función fk viene definida por fk (t, x1 , . . . , xn ) = xk+1
y, por tanto, es continua en R × Rn , se obtiene, como consecuencia, del corolario anterior y de la
correspondencia biunı́voca entre las soluciones de la ecuación y el sistema, el siguiente resultado:
Corolario 5.3.4 (Teorema de existencia local para ecuaciones de orden n > 1). Si
◦
n > 1, D ⊂ R × Rn y g : D → R es continua en D, entonces, para cada (t0 , α1 , . . . , αn ) ∈ D, el
problema de valores iniciales
(
x(n) (t) = g(t, x(t), . . . , x(n−1) (t))
(P )
x(t0 ) = α1 , . . . x(n−1) (t0 ) = αn
tiene al menos una solución x definida en algún intervalo del tipo I = [t0 − h, t0 + h], con h > 0.
Tal como vimos en el teorema de existencia y unicidad local para ecuaciones de orden n > 1,
para obtener un intervalo I = [t0 − h, t0 + h] tal que x : I → R sea solución de (P ), se hace necesario
escribir la ecuación como un SDO de primer orden, con las condiciones iniciales correspondientes,
para obtener el problema (Q) asociado, escribir (Q) en forma vectorial y aplicarle el resultado
del corolario 5.3.1. Un intervalo ası́ obtenido, en el que (Q) tiene una solución (x1 , . . . , xn ), es un
intervalo donde x = x1 es solución de (P ).
Tal como sucede con el teorema de existencia y unicidad local 3.1, las distintas versiones del
teorema de existencia local de Peano dan existencia de soluciones definidas en intervalos general-
mente “pequeños,” si bien hay casos excepcionales donde se pueden obtener, con estos resultados,
existencia en intervalos que se conocen a priori y de tamaño considerable. Por ejemplo, un caso es
el dado por el problema (
x0 (t) = 1 + t3 sen(x1/3 (t))
(P )
x(0) = 1.
Nos preguntamos: ¿tiene el problema (P ) alguna solución definida en el intervalo [−10, 10]? A priori
no cabe esperar que el teorema local nos pueda responder a esta cuestión. Sin embargo, véase que la
ecuación es de la forma x0 (t) = f (t, x(t)), donde f : R2 → R, dada por f (t, x) = 1+t3 sen(x1/3 ), está
bien definida y es continua en R2 . Por tanto, para aplicar el resultado del corolario 5.3.1 podemos
considerar cualquier rectángulo Q = [−a, a] × [1 − b, 1 + b] con a > 0 y b > 0. La particularidad que
tiene f es que verifica
|f (t, x)| ≤ 1 + |t|3 , para cada (t, x) ∈ R2
y véase que en la expresión de la derecha no aparece la variable x. Por tanto, |f (t, x)| ≤ 1 + a3 para
cada (t, x) ∈ Q y ası́
máx |f (t, x)| ≤ M = 1 + a3
(t,x)∈Q
y véase que la cota M no depende aquı́ del valor de b. En consecuencia, el resultado 5.3.1 afirma
que el problema (P ) tiene al menos una solución definida en el intervalo I = [−h, h] donde
b b
h = mı́n{a, } = mı́n{a, }.
M 1 + a3
En consecuencia, serı́a suficiente con tomar a = 10 y b = a(1 + a3 ) = 10010 para que sea h = 10
y ası́ poder asegurar que el problema (P ) tiene al menos una solución x : [−10, 10] → R. Además,
el razonamiento anterior sirve para asegurar que para cualquier a > 0, (P ) posee al menos una
solución definida en el intervalo I = [−a, a], eligiendo en rectángulo Q = [−a, a] × [1 − b, 1 + b] con
b = a(1 + a3 ).
Véase que, en el ejemplo anterior, la función f, definida por f (t, x) = 1+t3 sen(x1/3 ), es continua
y acotada en cada banda vertical del tipo D = [−a, a] × R y, más generalmente, en cualquier banda
[α, β] × Rn .
Existe un teorema de existencia de tipo global, que, curiosamente, se obtiene de las dos versiones
laterales del teorema de existencia local de Peano, razonando como en el ejemplo anterior. Para
obtener este resultado, hay que exigirle a f una condición adicional a la continuidad; justamente,
la acotación. Concretamente, para obtener solución definida en el intervalo I debe ser f continua
y acotada en la banda vertical I × Rn e I compacto.
138 Teoremas de existencia de soluciones para problemas de valores iniciales
La idea esencial de la prueba de este resultado es que, si I = [α, β], para un punto del interior
de la banda D habrı́a que usar las dos versiones laterales del teorema de existencia local de Peano
(considerando, en cada caso, un paralepı́pedo adecuado) para obtener soluciones de (P ) definidas
en [α, t0 ] y en [t0 , β] y a través de estas una solución definida en [α, β]. Para un punto de la frontera
de D es suficiente con una de las versiones laterales. Para todo esto resulta esencial la acotación de
f en D. Obviamente la continuidad de f se necesita para usar las distintas versiones del teorema
local. Se deja la prueba como ejercicio.
Ejercicios propuestos :
(
x0 = 1 − t x1/5
1. Pruébese que el problema de valor inicial (P ) posee una única solución definida en
x(0) = 0,
algún intervalo del tipo I = [−h, h] y determı́nese uno de estos intervalos. ¿Se puede usar el teorema
local de Picard-Lindelöf para concluir este resultado?
(
x0 = 13 − t4 cos(x1/3 )
2. ¿Se puede deducir del teorema local de Peano, que el problema de Cauchy
x(0) = 0,
posee al menos una solución definida en el intervalo I = [−5, 5]? Razonar la respuesta.
3. Pruébese que el problema de valores iniciales
( √
x00 = 13 + 3 x0 + x − t2 log(x0 )
x(0) = −1, x0 (0) = 1
posee al menos una solución.
4. Estúdiese si existen intervalos I para los que el problema
(
x00 = 1t − x1/3 + sen3 (x + x0 )
x(1) = 0, x0 (1) = 1.
tiene solución definida en I y, en caso afirmativo, determı́nese uno de estos intervalos. ¿Se puede
asegurar unicidad de solución en algún intervalo I 3 1?
(
x0 = 12 (t + x)
5. Hállese la poligonal de Euler, definida en el intervalo I = [0, 1], asociada al problema (P )
x(0) = 2,
y a la partición π = {0 = t0 < t1 < . . . < t6 = 1} que divide al intervalo I en cinco subintervalos de
la misma longitud (ti+1 − ti = 0, 2). Compruébese que (P ) posee una única solución definida en I y
compárese los valores de la poligonal con los de esta solución en los puntos ti .
6. Determı́nese para qué puntos (t0 , x0 ) ∈ R2 el problema de valor inicial
( √ √
x0 = 1 + t + 1 − x
x(t0 ) = x0 ,
posee al menos una solución (si procede en algún caso indı́quese si sólo se puede asegurar solución
lateral). Pruébese que en los casos t0 > 0 y x0 = 1 hay al menos una solución lateral (Indicación para
este último caso: extiéndase de forma continua a la banda [0, ∞) × R la función asociada a la ecuación
diferencial y aplı́quese el teorema local de Peano al problema correspondiente a esta extensión).
7. Dese una prueba distinta del teorema de existencia y unicidad local de Picard (salvo lo concerniente
a la convergencia de las iterantes) usando el teorema de existencia local de Peano y otros resultados
vistos en teorı́a.
8. Pruébese el teorema de existencia global de Peano 5.4.
t5
x0 = 7 +
9. Compruébese que para cada a > 0 el problema de Cauchy 1 + x2/3 posee al menos una
x(0) = −13
solución x : [−a, a] → R.
(
x0 = 1 − t cos(x5 )
10. Pruébese que el problema tiene una única solución definida en I = [0, 100].
x(0) = π
11. (Comparación entre soluciones y soluciones ε-aproximadas) Sea el problema de valor inicial
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P ) donde (t0 , x0 ) ∈ D ⊂ R × Rn y f ∈ C(D, Rn ) ∩ Lip(x, D),
x(t0 ) = x0 ,
con constante de Lipschitz L > 0 y sea ε > 0. Supongamos que ϕε : I → Rn es una solución ε-
aproximada de (P ) definida en el intervalo I = [t0 , t0 + h] y sea k . k una norma en Rn .
a) Compruébese que, para cada t ∈ I, se verifica
Z t
ϕε (t) = x0 + f (s, ϕε (s)) ds + E(t), donde E es una función tal que k E(t) k ≤ ε(t − t0 ).
t0
b) Pruébese, haciendo uso de la versión del lema de Gronwall vista en el ejercicio 16 del tema
anterior, que si x : I → Rn es solución de (P ), se tiene la siguiente estimación del error cometido
al tomar ϕε en lugar de x :
k x(t) − ϕε (t) k ≤ ε(t − t0 )eL(t−t0 ) para cada t ∈ I.
Prolongaciones de soluciones.
Soluciones maximales.
El teorema de existencia y unicidad de Picard y las distintas versiones del teorema de existencia
local de Peano, obtenidos en los temas 3 y 5, constituyen resultados locales en el sentido de que
sólo aseguran existencia o bien existencia y unicidad de solución para un problema de Cauchy
definida en algún intervalo. Pero es posible que este intervalo sea poco satisfactorio dado su pequeña
longitud. Entonces, es natural plantearse la posibilidad de prolongar esta solución para obtener otras
soluciones definidas en intervalos de mayor longitud.
Los dos siguientes problemas de valores iniciales, relativos a una misma ecuación de variables
separables, nos muestran que en general no podemos ser muy optimistas y que podemos tener
situaciones muy diversas.
(
x0 = 2tx2 1
(P1 ) x : (−1, 1) → R, x(t) = .
x(0) = 1 1 − t2
(
x0 = 2tx2 1
(P2 ) x : R → R, x(t) = − .
x(0) = −1 1 + t2
En cada caso la función dada es la única solución del problema definida en el intervalo señalado,
como consecuencia del teorema de unicidad global 4.3, ya que la función f : R2 → R definida por
f (t, x) = 2tx2 verifica que f ∈ C(R2 , R) ∩ LipLoc (x, R2 ) al ser f ∈ C 1 (R2 , R).
Obsérvese que en el primer caso la función dada no se puede prolongar de forma continua.
De hecho, como consecuencia del teorema de unicidad global, el problema (P1 ) no tiene solución
definida en un intervalo que contenga estrictamente al intervalo I = (−1, 1). Sin embargo, en el
problema (P2 ), donde, en comparación con (P1 ), sólo se cambia la condición inicial, la solución está
definida en R. Aunque aún no hemos dado una definición formal, apreciamos que ambas soluciones
no se pueden prolongar y, en ese sentido, ambas son maximales.
En las definiciones que exponemos a continuación nos referiremos siempre a una ecuación dife-
rencial escalar-vectorial x0 (t) = f (t, x(t)), donde f : D → Rn , D ⊂ R × Rn y n ≥ 1, o a un problema
141
142 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
Observaciones:
1. Ası́ pues, cuando hablamos de prolongación estricta nos referimos al concepto usual de pro-
longación o extensión de funciones, pero, la prolongación debe ser, además, una solución de
la ecuación diferencial o del problema de Cauchy.
2. Podemos suponer que una solución x : I → Rn es una prolongación (no estricta) de sı́ misma
si admitimos como concepto de prolongación de x : I → Rn una solución y : J → Rn de la
ecuación (o del problema) tal que I j J e y|I = x. De esta forma, en el conjunto de todas las
prolongaciones de x : I → Rn estarı́an todas sus prolongaciones estrictas (si es que existen) y
ella misma.
3. Obsérvese que las soluciones dadas de los problemas (P1 ) y (P2 ) no son prolongables (son
maximales).
En el caso de un problema de Cauchy (P ) es de gran interés dar un concepto de prolongación
lateral, a la derecha o a la izquierda, en el siguiente sentido:
I ⊂ J, I + = {t ∈ I : t ≥ t0 } & J + = {t ∈ J : t ≥ t0 }, y|I = x.
I ⊂ J, I − = {t ∈ I : t ≤ t0 } & J − = {t ∈ J : t ≤ t0 }, y|I = x.
La prolongación estricta de una solución se podrı́a dar únicamente por un lado. Ası́, para el
problema (P1 ) la solución x : I = (−1, 12 ] → R, x(t) = 1−t 1
2 , es estrictamente prolongable a la
derecha (de hecho tiene infinitas prolongaciones estrictas a la derecha), pero no es prolongable
a la izquierda, pues no tiene prolongaciones estrictas a la izquierda. Una prolongación estricta a
1 + = [0, 1 ] & J + = [0, 1), pero
la derecha de x es y : J = (−1, 1) → R, y(t) = 1−t 2 . Aquı́, I 2
I − = J − = (−1, 0].
◦
Proposición 6.1. Sean I un intervalo tal que t0 ∈ I y x : I → Rn una solución no prolongable
de un problema (P ). Consideremos
I − = {t ∈ I : t ≤ t0 }, I + = {t ∈ I : t ≥ t0 }.
Entonces:
Demostración. Veamos solo la prueba de I) pues la de II) es análoga. Por reducción al absurdo,
supongamos que existe y : J → Rn , solución de (P ), que es una prolongación estricta a la derecha
de x : I + → Rn . Entonces
I + ⊂ J, I+ J + = {t ∈ J : t ≥ t0 }, y|I + = x.
I = I− ∪ I+ I − ∪ J + = I.
b
también es solución de la ecuación diferencial y, por tanto, del problema (P ). Como y|I + = x,
resulta que xb : Ib → Rn es una prolongación estricta de x : I → Rn , lo que contradice que esta
solución no sea prolongable.
Para el estudio de soluciones no prolongables de una ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) es
más conveniente, tanto desde el punto de vista teórico como práctico, estudiar las soluciones no
144 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
La ventaja de lo anterior es que, en muchos teoremas que se verán en este tema, será suficiente
con obtener resultados relativos a soluciones laterales a la derecha no prolongables a la derecha.
Los correspondientes a soluciones laterales a la izquierda serán análogos. Estos resultados laterales,
por sı́ mismos, son de gran interés, pero, además, usando la proposición anterior, nos permitirán
obtener resultados para soluciones maximales de un problema (P ) o de una ecuación diferencial.
El estudio lateral es más versátil y da mayor información. Esta idea se llevará a cabo en todo el
tema salvo en el primer resultado de la siguiente sección.
El lema de Zorn nos va a permitir asegurar que si (P ) tiene alguna solución, entonces tendrá
al menos una solución no prolongable. El teorema de Peano nos da, obviamente, condiciones muy
generales en las que podemos asegurar que (P ) tiene al menos una solución, lo que unido al lema
de Zorn, nos permite asegurar la existencia de soluciones maximales.
Lema de Zorn. Sea F un conjunto no vacı́o y una relación de orden parcial en F. Supongamos
que F con esa relación es inductivo (inductivamente ordenado con ), es decir, cualquier cadena
en (F, ) posee una mayorante (cota superior) en F. Entonces existen elementos en F que son
maximales respecto de .
Se recuerda que una relación (binaria) de orden parcial es la que cumple las condiciones
reflexiva, antisimétrica y transitiva y que una cadena C en (F, ) (una cadena en F respecto de )
es un subconjunto de F totalmente ordenado mediante , es decir, donde dos elementos cualesquiera
de C son comparables con la relación .
El lema de Zorn es la base del siguiente resultado, donde no se exige condición alguna a la
función f y al punto (t0 , x0 ) que aparecen en el problema (P ).
Observaciones:
1. En algún caso podrı́a suceder que la solución x : I → Rn no fuese prolongable. En este caso,
la solución y coincidirı́a con x. Por esa razón, en el enunciado no decimos que y : J → Rn sea
prolongación estricta de x.
2. El resultado anterior no asegura que (P ) tenga solución maximal; lo que afirma es que, en el
caso de que tenga solución, entonces sı́ tiene al menos una solución maximal.
Demostración. Por comodidad, a las posibles soluciones y : J → Rn del problema (P ) las notaremos
como un par (J, y). En nuestro caso, dada la solución (I, x) de (P ) consideramos la familia de
funciones
F = {(J, y) : (J, y) es solución de (P ), J ⊇ I, y|I = x},
es decir el conjunto de todas las soluciones de (P ) que son prolongaciones de (I, x). No se exige que
sean prolongaciones estrictas pues podrı́a ser que la solución (I, x) no fuese prolongable. De esta
forma (I, x) ∈ F y, ası́, F 6= ∅.
(J1 , y1 ) (J2 , y2 ) si J1 ⊆ J2 , y2 |J = y1 ,
1
Se trata de una relación de orden parcial (verifica las propiedades reflexiva, antisimétrica y
transitiva) pero, en general, no es de orden total, pues dos elementos de F no son necesariamente
comparables con . Véase el ejemplo de la solución x : I = [0, ∞) → R, x(t) = t3 del problema
(P3 ). Las función y1 : (−13, ∞) → R, y1 (t) = t3 , y la función
(
0 si t ≤ 0
y2 : R → R, y2 (t) = 3
t si t ≥ 0
son soluciones de (P3 ) y ambas son prolongaciones estrictas de (I, x), pero no son comparables con
la relación . El hecho de que la relación dada no sea, en general, de orden total es lo que nos lleva
a utilizar el lema de Zorn.
Obviamente, nuestro objetivo es probar que F posee elementos maximales respecto de , pues
un elemento (J, y) ∈ F, que sea maximal respecto de , es una solución de (P ), que es prolongación
de (I, x) y que no admite prolongación estricta y, por tanto, no es prolongable.
Según el lema de Zorn, para probar lo anterior sólo habrı́a que probar que cualquier cadena en
(F, ) posee una mayorante en F.
En efecto, sea C = {(Ji , yi ), i ∈ Λ} una cadena en (F, ), es decir, dados (Ji , yi ), (Jk , yk ) ∈ C se
verifica que (Ji , yi ) (Jk , yk ) o bien (Jk , yk ) (Ji , yi ). Queremos ver que existe (J, y) ∈ F tal que
1.- En general, la unión de intervalos no tiene porqué ser un intervalo, pero, en este caso, J sı́
lo es. En efecto, dados s, t ∈ J con s < t, existen i, k ∈ Λ tales que s ∈ Ji y t ∈ Jk . Como C
es una cadena, Ji ⊂ Jk o bien Jk ⊂ Ji . En cualquier caso los puntos t y s están en un mismo
intervalo, supongamos Ji . Entonces, el segmento [s, t] está contenido en Ji y, por tanto, en J,
lo que prueba que J es un intervalo.
Todo esto prueba que (J, y) está bien definido y es solución del problema (P ). Como cada
(Ji , yi ) es una prolongación de (I, x), también (J, y) es una prolongación de (I, x). En defi-
nitiva, (J, y) es un elemento de F y, obviamente, es una mayorante de la cadena C, es decir,
(Ji , yi ) (J, y) para cada i ∈ Λ, tal como se ha definido (J, y).
La prueba anterior justifica que a las soluciones no prolongables se les llamen también maxima-
les, pues, de hecho, son maximales respecto de la relación de orden (muy natural) establecida en la
prueba.
Observaciones:
1. La existencia en todos los casos se refiere a que (P ) posee al menos una solución no prolongable
con gráfica contenida en D.
2. Podemos destacar el punto 1) del teorema, pero los resultados dados en 2) y 3) dan mayor
precisión y pueden usarse tanto en puntos interiores a D como en ciertos puntos que no sean
interiores a D (en el caso en que D no sea abierto).
Demostración. Este resultado se sigue de las tres versiones conocidas del teorema local de Peano y
del teorema 6.1, pero en los dos últimos casos habrı́a que usar también la proposición 6.1. Veamos
cómo se procede en el caso 2). La prueba del caso 3) serı́a análoga.
En el caso 2), tenemos, según el teorema local de Peano 5.3, que el problema (P ) tiene al menos
una solución lateral x : I = [t0 , t0 + h] → Rn , siendo h > 0. El teorema 6.1 asegura que existe una
solución y : J → Rn de (P ) que es prolongación de la anterior y que no es prolongable. Ası́ I ⊂ J
e y|I = x.
La aplicación del teorema 6.1 a la solución x : I = [t0 , t0 +h] → Rn no afirma que la prolongación
y : J → Rn sea una solución lateral a la derecha. Por esta razón consideramos J + = {t ∈ J : t ≥ t0 }
y, según la proposición 6.1, la función y : J + → Rn sı́ es solución lateral a la derecha de (P ) no
prolongable a la derecha.
1) Si existen a > 0 y b > 0 tales que Q = [t0 , t0 + a] × B(x0 ; b) ⊂ D, entonces (P ) tiene una
única solución lateral a la derecha que no es prolongable a la derecha.
2) Si existen a > 0 y b > 0 tales que Q = [t0 − a, t0 ] × B(x0 ; b) ⊂ D, entonces (P ) posee una
única solución lateral a la izquierda que no es prolongable a la izquierda.
◦
3) Si (t0 , x0 ) ∈ D, el problema (P ) tiene una única solución maximal.
Observación: La unicidad en todos los casos se refiere a que (P ) posee una única solución no
prolongable con gráfica contenida en D.
Demostración. La existencia, en cada caso, se obtiene del teorema anterior, al ser f continua en D.
148 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
Para la unicidad haremos uso del teorema de unicidad global 4.3 que nos afirma que al ser
f ∈ C(D, Rn ) ∩ LipLoc (x, D) el problema (P ) tiene la propiedad de unicidad global en D; es decir,
que si x : I → Rn e y : J → Rn son dos soluciones de (P ), con gráficas contenidas en D, resulta que
x(t) = y(t) para cada t ∈ I ∩ J.
En este caso conviene probar en primer lugar el punto 1). El punto 2) será análogo y el punto 3)
se obtendrá como consecuencia de los dos anteriores haciendo uso de la proposición 6.1. En efecto:
Más adelante (sección 6.6) probaremos que, en el caso anterior, los intervalos de definición de
tales soluciones maximales son abiertos.
Obsérvese que si f ∈ C(R2 , R) ∩ LipLoc (x, R2 ), lo que sucede si f ∈ C 1 (R2 , R), entonces las
gráficas de las soluciones maximales de la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) cubren todo el
plano R2 y no poseen puntos de corte; es decir, forman una partición de R2 .
6.3.1. Objetivos
1) Cómo son los intervalos de definición de las soluciones maximales de la ecuación diferencial
x0 (t) = f (t, x(t)) (los llamados intervalos maximales).
2) El comportamiento de estas soluciones maximales en los extremos de estos intervalos maximales,
especialmente en el caso en que estos extremos sean finitos.
En este estudio resulta esencial ciertas propiedades topológicas del conjunto D, o de un subcon-
junto adecuado de D, como, por ejemplo, que sea compacto o abierto o cerrado o una banda vertical.
Si, además, la función f verifica alguna propiedad adicional, posiblemente podremos obtener mayor
información. Esto sucede cuando
La condición adicional f ∈ LipLoc (x, D), aparte de ser usada para la unicidad de las soluciones
maximales (según hemos visto en el teorema 6.3), también puede aportar información muy valiosa
en el estudio citado, como puede verse en los ejemplos 6.3 y 6.4 y en la sección 6.7.
En general, se sigue del teorema de existencia y unicidad global 2.3, el siguiente resultado, cuya
prueba se deja como ejercicio.
En muchos casos podremos usar un número finito o infinito de veces el teorema de existencia
local de Peano (versión lateral a la derecha) para ir obteniendo soluciones laterales a la derecha de
un problema (
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0
cada vez definidas en intervalos cerrados de mayor longitud; pero, no por esto, podremos alcanzar
un intervalo de definición de longitud prefijada, como muestran muchos ejemplos conocidos.
◦
En efecto, sea f : D → Rn continua en D y (t0 , x0 ) ∈ D. Si (t0 , x0 ) ∈ D o bien existen a > 0
y b > 0 tales que Q = [t0 , t0 + a] × B(x0 ; b) ⊂ D, entonces, el teorema de existencia local de
Peano, afirma que el problema (P1 ) = (P ) tiene al menos una solución ϕ1 definida en un intervalo
I1 = [t0 , t0 + h1 ], para cierto h1 > 0.
◦
Sean t1 = t0 + h1 y x1 = ϕ1 (t1 ). Si (t1 , x1 ) ∈ D o existen a > 0 y b > 0 tales que Q1 =
[t1 , t1 + a] × B(x1 ; b) ⊂ D, entonces el problema de valor inicial
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P2 )
x(t1 ) = x1
tiene al menos una solución ϕ2 definida en un intervalo I2 = [t1 , t1 + h2 ], para cierto h2 > 0. Sea
t2 = t1 + h2 . Como ϕ1 (t1 ) = ϕ2 (t1 ), entonces la función
(
ϕ1 (t) si t0 ≤ t ≤ t1
x : [t0 , t2 ] → Rn , definida por x(t) =
ϕ2 (t) si t1 ≤ t ≤ t2 ,
es solución de (P ) y es una prolongación estricta a la derecha de ϕ1 : I1 → Rn .
El procedimiento anterior puede parar en una cierta etapa m en el momento en que el punto
correspondiente (tm , xm ), donde xm = x(tm ), se encuentre en la frontera de D, si es que D tiene
frontera. Pero en otros muchos casos el proceso es infinito, como sucede cuando f es continua en
D = [t0 , ∞) × Rn . Pero no por ser el proceso infinito se tienePgarantizado alcanzar un intervalo de
definición de longitud prefijada, pues es posible que la suma ∞ k=1 hk sea finita y de valor pequeño.
(
x0 = x2
Véase el caso de (P ) . Aquı́ f es continua en R2 , el proceso es, por tanto, infinito
x(0) = 1
pero la única solución lateral a la derecha, no prolongable a la derecha, del problema (P ), que
1
es x(t) = 1−t , está definida en el intervalo [0, 1) (esto se puede confirmar usando el teorema de
unicidad
P∞ global 4.3, tal como razonamos en el ejemplo 4.2 de la sección 4.6). En este ejemplo serı́a
h
k=1 k < 1.
Siguiendo con un caso escalar, cabe también la posibilidad de que una solución x : [t0 , t1 ) → R
de (P ) no prolongable a la derecha oscile para t → t1 (se supone t1 < ∞), como es el caso de la
1
función dada por x(t) = a + sen t−t .
1
Veamos aquı́ dos resultados, de pruebas relativamente simples, que serán usados en las próximas
secciones. El primero de ellos se podrı́a denominar como “Prolongación por continuidad ” y afirma
lo siguiente:
Proposición 6.3. Sea x : [t0 , t1 ) → Rn , siendo t1 < ∞, una solución de la ecuación diferencial
x0 (t) = f (t, x(t)), con gráfica contenida en D ⊂ R × Rn y sea f : D → Rn una función continua
en D. Supongamos que se verifican las dos siguientes condiciones:
(II) (t1 , x1 ) ∈ D.
(
x(t) si t0 ≤ t < t1
Entonces, la función y : [t0 , t1 ] → Rn , definida por y(t) = es solución de
x1 si t = t1 ,
la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) y, por tanto, es una prolongación estricta a la derecha
de la solución x : [t0 , t1 ) → Rn .
Observación: véase que decir que x : [t0 , t1 ) → Rn es una solución de la ecuación diferencial
x0 (t)
= f (t, x(t)) equivale a decir que x es solución lateral a la derecha de un problema de Cauchy
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0 .
Demostración. Sea I = [t0 , t1 ]. Puesto que x es continua en [t0 , t1 ), dada la definición de la función
y, se tiene que y es continua en I. Por otra parte, dado que x es derivable en [t0 , t1 ), también lo es la
función y en ese intervalo y, además, para cada t ∈ [t0 , t1 ), es y 0 (t) = x0 (t) = f (t, x(t)) = f (t, y(t)).
Lo único que habrı́a que probar es que la función y es derivable en el punto t = t1 y, además
verifica que y−0 (t ) = f (t, y(t )). Esto se puede probar de diversas formas, entre ellas las que usan
1 1
resultados conocidos sobre derivabilidad de funciones y : I → R adaptadas al caso escalar-vectorial
y : I → Rn . Pero, preferimos evitar esto, llevando a cabo una prueba que usa una ecuación integral,
muy familiar para nosotros.
entonces serı́a derivable en cada punto de I y, además, y 0 (t) = f (t, y(t)) para cada t ∈ I.
Veamos entonces que la función y verifica tal ecuación integral. En efecto, al ser x : [t0 , t1 ) → Rn
solución de x0 (t) = f (t, x(t)), con su gráfica contenida en D, y f continua en D, se tiene que
Z t
x(t) = x(t0 ) + f (s, x(s)) ds, para cada t ∈ [t0 , t1 ).
t0
152 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
Proposición 6.4. Sea x : [t0 , t1 ) → Rn , siendo t1 < ∞, una solución de la ecuación diferencial
x0 (t) = f (t, x(t)), con gráfica Γ contenida en D ⊂ R × Rn y sea f : D → Rn una función continua
en D y acotada sobre Γ. Entonces se verifica:
Véase que el punto 1) nos dice que las funciones x : [−π, 0) → R definidas por x(t) = sen(1/t) o
x(t) = 1/t no podrı́an ser soluciones de una ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) si f es continua
en D y acotada en la gráfica de x.
La prueba del punto 1) es muy simple. Al ser f acotada sobre la gráfica de la solución
x : I = [t0 , t1 ) → Rn , existe una constante C ∈ R+ tal que k f (s, x(s)) k ≤ C para cada s ∈ I.
La condición anterior nos dice que la función x es lipchitziana en el intervalo I, ya que la constante
C no depende de los puntos elegidos, y, por tanto, al ser t1 < ∞, existe lı́mt→t− x(t) en Rn .
1
Observaciones:
1) Según el primer punto del resultado anterior, el que la función f sea continua en D y aco-
tada sobre la gráfica de x : [t0 , t1 ) → Rn , siendo t1 < ∞, descarta el que se pueda dar que
lı́mt→t− k x(t) k = ∞ o que la función x oscile cuando t → t− 1
.
1
3) Para el caso t1 = ∞ el resultado anterior no es válido como puede verse con la simple ecuación
x0 (t) = 1.
Este procedimiento se repetirá en la sección 6.6 donde la situación únicamente cambia en que la
gráfica de la solución está contenida en un conjunto abierto donde f es continua. De forma análoga
se podrá razonar si la gráfica está contenida en un conjunto cerrado o en una banda vertical, donde
f es continua (ver ejercicios 21 y 22).
2) Al ser I = [t0 , t1 ], podemos considerar el punto (t1 , x1 ) = (t1 , x(t1 )). Tenemos (t1 , x1 ) ∈ Γ ⊂ K
◦
y K = K = K ∪ Fr(K) (la frontera de un conjunto A la notamos por Fr(A) o bien ∂A).
◦
Si (t1 , x1 ) ∈ K existen a > 0 y b > 0 tales que Q = [t1 , t1 + a] × B(x1 ; b) ⊂ K y, como f es
continua Q, por el teorema de existencia local de Peano (versión lateral a la derecha), el problema
de valor inicial (
x0 (t) = f (t, x(t))
(P1 )
x(t1 ) = x1
tiene al menos una solución y : [t1 , t1 + h] → Rn para cierto h > 0. Como x(t1 ) = y(t1 ), entonces la
función (
x(t) si t0 ≤ t ≤ t1
z : [t0 , t1 + h] → Rn , definida por z(t) =
y(t) si t1 ≤ t ≤ t1 + h,
es solución de (P ) y es una prolongación estricta a la derecha de x : [t0 , t1 ] → Rn , lo que es una
contradicción. En consecuencia, debe suceder que (t1 , x(t1 )) ∈ Fr(K).
Evidentemente, razonando de forma análoga, se puede obtener una versión lateral a la izquierda
del teorema anterior. En esta se supone que x : I → Rn es una solución lateral a la izquierda de
(P ), no prolongable a la izquierda , y existe un conjunto K compacto en R × Rn tal que Γ ⊂ K ⊂ D
y f es continua en K (Γ gráfica de x). Entonces:
1
Ejemplo 6.1. Consideremos la ecuación diferencial x0 = √ .
1+ 9 − t 2 − x2
Obsérvese que no puede ser a = −3 pues entonces x(a) = 0 y esto no es posible ya que x es
estrictamente creciente y x(0) = 0. Por la misma razón no puede ser b = 3.
Pocas veces nos encontraremos con un ejemplo como el anterior, es decir, con una ecuación
diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) donde el conjunto de definición D (conjunto conexo maximal) sea
compacto, pero la versiones laterales son más versátiles y podrı́an ser usadas en casos donde D no
es compacto. Esto sucede en el siguiente ejemplo.
√ √
Ejemplo 6.2. Consideremos la ecuación diferencial x0 = 1 + x2 2 − t + et 1 − x.
Para el razonamiento que vamos a seguir podemos considerar, en general, una ecuación diferen-
cial x0 = f (t, x) donde f está definida en D = (−∞, 2] × (−∞, 1], f es continua en D y, además,
f (t, x) > 0 para cada (t, x) ∈ D.
Véase que D es un conjunto cerrado pero no es acotado, por lo que no es compacto. La obser-
vación de que f (t, x) > 0 para cada (t, x) ∈ D es fundamental, pues esto nos permite asegurar,
igual que en el ejemplo anterior, que cualquier solución x : I → R de la ecuación diferencial es
estrictamente creciente en su intervalo de definición I, pues x0 (t) = f (t, x(t)) > 0 para cada t ∈ I.
◦
El teorema 6.2 asegura que si (t0 , x0 ) ∈ D, el problema de valor inicial
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P )
x(t0 ) = x0 ,
◦
tiene al menos una solución x : I → R no prolongable. Además t0 ∈ I . Veamos que se puede
dar información sobre el intervalo I + = {t ∈ I : t ≥ t0 } (que no es degenerado) y sobre el
comportamiento de la solución en el extremo derecho de ese intervalo.
Puesto que f es continua en K, podemos usar el teorema 6.4 y asegurar que I + = [t0 , b] y que
(b, x(b) ∈ Fr(K). Teniendo en cuenta la forma de la frontera de K (tiene cuatro lados) y que la
solución es estrictamente creciente, esto último nos lleva a lo siguiente:
El caso estudiado en la sección anterior es el más simple. Para obtener resultados análogos
cuando la gráfica de una solución no prolongable está contenida en un conjunto abierto o en una
banda vertical o en un conjunto cerrado, donde la función f es continua, necesitamos usar el concepto
de punto lı́mite de la gráfica de una solución y un importante resultado, relacionado con estos, que
es el conocido lema de Wintner. De hecho, el concepto de punto lı́mite, muy intuitivo, se tiene para
cualquier función no necesariamente solución de una ecuación diferencial.
Definición 6.3 (Puntos lı́mites). Sean n ≥ 1 y x : [t0 , t1 ) → Rn una función tal que t1 < ∞.
Sea x1 ∈ Rn . Se dice que (t1 , x1 ) es un punto lı́mite de la gráfica de x (para t → t1 ), cuando existe
una sucesión (sm ) en el intervalo [t0 , t1 ) tal que (sm , x(sm )) → (t1 , x1 ) en R × Rn .
sm → t1 en R y x(sm ) → x1 en Rn .
Pueden darse tres situaciones distintas para una función x : [t0 , t1 ) → Rn con t1 < ∞, en relación
a los puntos lı́mites.
1) Que exista lı́m x(t) = x1 en Rn .
t→t1
En este caso, teniendo en cuenta la caracterización del concepto de lı́mite vı́a sucesiones,
resulta que (t1 , x1 ) es el único punto lı́mite de la gráfica de x para t → t1 .
Ası́ x : [−π, 0) → R, x(t) = t sen 1t , verifica que lı́m x(t) = 0 y, consecuentemente, (0, 0) es el
t→0
único punto lı́mite de su gráfica para t → 0.
2) Que x no tenga lı́mite en el punto t1 , pero que su gráfica sı́ posea puntos lı́mites para t → t1 .
Esto suele suceder cuando una función oscila cuando t → t1 , como sucede en los casos
En el primer caso todos los puntos de la forma (0, x1 ), con −1 ≤ x1 ≤ 1 son puntos lı́mites
de la gráfica para t → 0. En el segundo caso todos los puntos del eje de ordenadas son puntos
lı́mites de la gráfica para t → 0.
Observación: Hay funciones x para las que no existe lı́m x(t) y tienen un número finito de
t→t1
puntos lı́mites.
3) Que la gráfica de x no tenga puntos lı́mites para t → t1 .
En ese caso se encuentran funciones como las siguientes:
1 1
x : [−1, 0) → R, x(t) = t y x : [−2, 0) → R, x(t) = t2
.
Los tres casos anteriores, podemos englobarlos en dos situaciones distintas: funciones cuyas
gráficas poseen algún punto lı́mite para t → t1 y funciones que verifican lı́mt→t1 | x(t) | = ∞.
¿Puede haber otras posibilidades? Vamos a ver que no.
Previamente dejemos claro lo que, en general, significa lı́mt→t1 k x(t) k = ∞ para una función
x : I = [t0 , t1 ) → Rn con t1 < ∞. Puesto que la función ϕ : I → R, t 7→ ϕ(t) = k x(t) k, es una
función de una variable real, tal concepto significa lo siguiente:
Para cada M > 0 existe un δ > 0 tal que si t ∈ (t1 − δ, t1 ), entonces k x(t) k > M.
158 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
lı́m k x(t) k = ∞ si, y sólo si, para cada sucesión (sm ) en el intervalo [t0 , t1 ) tal que sm → t1 ,
t→t1
se verifica lı́m k x(sm ) k = ∞.
m→∞
i) lı́m k x(t) k = ∞.
t→t1
Véase que la situación ii) recoge el caso de que existiese lı́m x(t) = x1 en Rn .
t→t1
Demostración. Lo primero es comprobar que las situaciones i) y ii) son incompatibles. Si Γ tiene
a (t1 , x1 ) como punto lı́mite para t → t1 , existirı́a una sucesión (sm ) en el intervalo [t0 , t1 ) tal que
sm → t1 y lı́mm→∞ x(sm ) = x1 en Rn . Por tanto existirı́a lı́mm→∞ k x(sm ) k y serı́a finito y esto es
incompatible con que lı́mt→t1 k x(t) k = ∞.
La negación de lı́mt→t1 k x(t) k = ∞ implica la existencia de una constante M > 0 tal que para
cada δ > 0 existe al menos un s ∈ (t1 −δ, t1 ) tal que k x(s) k ≤ M. Para cada m = 1, 2, . . . , tomando
1
δ = 1/m, debe existir sm ∈ (t1 − m , t1 ) tal que k x(sm ) k ≤ M.
De esta forma tenemos una sucesión (sm ) en el intervalo [t0 , t1 ) tal que sm → t1 y tal que la
sucesión (x(sm )) es acotada en Rn .
Al ser (x(sm )) acotada en Rn , el teorema de Bolzano Weierstrass asegura que existe una sub-
sucesión de (x(sm )) que converge en Rn . Por tanto, existe una subsucesión (smk ) de (sm ) y un
x1 ∈ Rn tal que
smk → t1 en R y x(smk ) → x1 en Rn
El resultado anterior es válido para cualquier función x : [t0 , t1 ) → Rn , siendo t1 < ∞, pero,
cuando x es solución de una ecuación diferencial, que reúne unas condiciones muy generales, po-
demos obtener mucha más información sobre tal función cuando su gráfica poseee un punto lı́mite
para t → t1 . Esta información la da un importante resultado, conocido como lema de Wintner.
Teorema 6.5 (Lema de Wintner). Sea x : [t0 , t1 ) → Rn , siendo t1 < ∞, una solución de la
ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)), con gráfica Γ contenida en D ⊂ R × Rn y sea f : D → Rn
una función continua en D. Sea (t1 , x1 ) un punto lı́mite de Γ (para t → t1 ) y supongamos que se
verifica la siguiente condición:
(CW): Existe un entorno U de (t1 , x1 ) tal que f es acotada en U ∩ D.
Entonces lı́m x(t) = x1 .
t→t1
Véase que un entorno del punto lı́mite (t1 , x1 ) no tiene porqué estar contenido en D, de ahı́ que
en la condición de Wintner (CW) se considere U ∩ D, para que ası́ tenga sentido decir que f es
acotada en U ∩ D.
El lema de Wintner nos dice que, en muchas situaciones, será imposible que una solución
x : [t0 , t1 ) → R de una ecuación diferencial de primer orden tenga un comportamiento como el que
se da en las funciones
que oscilan para t → 0 y tienen infinitos puntos lı́mites para t → 0, pero no tienen lı́mite en ese
punto.
Hay dos casos muy importantes donde se verifica la condición de Wintner (CW):
En el primer caso, posiblemente el más relevante, existe una bola cerrada B de centro (t1 , x1 )
contenida en D. Como esta bola es compacta y f es continua en ella, entonces f es acotada en
B = B ∩ D. En el segundo caso, consideramos una bola cerrada B de centro (t1 , x1 ). Al ser D
cerrado, el conjunto B ∩ D es compacto y, ası́, f acotada en B ∩ D, al ser continua en ese conjunto.
Véase la analogı́a que existe entre el lema de Wintner y el primer punto de la proposición 6.4.
En este último se exige f continua en D y f acotada sobre la gráfica de la solución para concluir
la existencia de lı́mt→t1 x(t) en Rn . En el lema de Wintner se exige la continuidad de f en D, pero
la acotación de f en un entorno reducido del punto lı́mite, para concluir también la existencia de
ese lı́mite. La acotación de f en ese entorno no tiene porqué implicar la acotación de f sobre la
gráfica.
Si bien la prueba de la proposición 6.4 es fácil, la prueba del lema de Wintner es muy técnica
y laboriosa. Veamos esta prueba.
Como f es acotada en D ∩ U , existe M > 0 tal que k f (t, x) k ≤ M para cada (t, x) ∈ Q ∩ D.
En efecto, tal suposición nos lleva a que existe un ε > 0 (podemos suponer ε ≤ b) tal que para
cada δ > 0 existen puntos t0 ∈ (t1 − δ, t1 ) que verifican k x(t0 ) − x1 k ≥ ε.
Por otra parte, como (t1 , x1 ) es un punto lı́mite de Γ para t → t1 , existen puntos t00 ∈ (t0 , t1 )
tales que k x(t00 ) − x1 k < ε/2.
Sea A = {t ∈ [t0 , t00 ) : k x(t0 ) − x1 k ≥ ε}. Este conjunto no es vacı́o (pues t0 ∈ A )y está acotado
superiormente. Por tanto, existe t∗ = sup A. Veamos que t∗ pertenece a A y, ası́, t∗ < t00 .
En efecto. Sea (tm ) una sucesión en A tal que tm → t∗ . Como la función v : [t0 , t00 ) → R, t 7→
v(t) = k x(t) − x1 k es continua, entonces v(tm ) → v(t∗ ) y, dado que v(tm ) ≥ ε para cada m, resulta
160 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
Por otra parte, si t es tal que t∗ < t ≤ t00 , se verifica que k x(t) − x1 k < ε ≤ b y, por tanto,
(t, x(t)) ∈ Q. Además, como t∗ , t00 ∈ [t0 , t1 ), se tiene que (t, x(t)) ∈ D y, en definitiva, (t, x(t)) ∈
D ∩ Q ⊂ D ∩ U. Por tanto, se verifica
Por otra parte, k x(t00 ) − x(t∗ ) k ≥ k x(t∗ ) − x1 k − k x(t00 ) − x1 k > ε − ε/2 = ε/2.
De estas dos ultimas afirmaciones se llega a que existe un ε > 0 tal que ε < 2M δ para todo δ
que satisface 0 < δ ≤ a, lo cual es absurdo, quedando ası́ probado el lema.
1) I = [t0 , t1 ), siendo t1 ≤ ∞.
i) lı́m k x(t) k = ∞,
t→t−
1
ii) Γ tiene al menos un punto lı́mite para t → t1 y cualquier punto lı́mite está en la frontera
de A.
i) I = [t0 , ∞) ii) I = [t0 , t1 ) con t1 < ∞. iii) I = [t0 , t1 ] (t1 < ∞).
Veamos que no se puede dar situación iii). Para esto seguimos un razonamiento análogo al que
se usó en la prueba de la segunda parte del teorema 6.4.
Por reducción al absurdo, supongamos que I = [t0 , t1 ] y sea x1 = x(t1 ). Como (t1 , x1 ) ∈ Γ ⊂ A
◦
y A es abierto, entonces (t1 , x1 ) ∈ A. Por tanto, existen a > 0 y b > 0 tales que Q = [t1 , t1 + a] ×
B(x1 ; b) ⊂ A y, como f es continua Q, por el teorema de existencia local de Peano (versión lateral
a la derecha), el problema de valor inicial
(
x0 (t) = f (t, x(t))
(P1 )
x(t1 ) = x1 ,
tiene al menos una solución y : [t1 , t1 + h] → Rn para cierto h > 0. Como x(t1 ) = y(t1 ), entonces la
función (
x(t) si t0 ≤ t ≤ t1
z : [t0 , t1 + h] → Rn , definida por z(t) =
y(t) si t1 ≤ t ≤ t1 + h
es solución de (P ) y es una prolongación estricta a la derecha de x : [t0 , t1 ] → Rn , lo que es una
contradicción. Esto prueba el punto 1).
2) Supongamos que t1 < ∞. Según el resultado de la proposición 6.5, si t1 < ∞, para cualquier
función x : [t0 , t1 ) → Rn se verifica una de las dos siguientes opciones (que son excluyentes)
i) lı́m k x(t) k = ∞.
t→t1
Veamos que, en la situación ii), si (t1 , x1 ) es un punto lı́mite de Γ entonces (t1 , x1 ) ∈ Fr(A).
◦
En efecto, como (t1 , x1 ) está en la adherencia de Γ y Γ ⊂ A, entonces (t1 , x1 ) ∈ Ā = A ∪ Fr(A).
◦
Supongamos que (t1 , x1 ) ∈ A. En este caso existe un entorno compacto U del punto (t1 , x1 ) tal
que U ⊂ A. Como f es continua en A, entonces f es acotada en U ∩A = U y estamos en condiciones
de aplicar el lema de Wintner 6.5 y asegurar que lı́mt→t1 x(t) = x1 . Como, además, (t1 , x1 ) ∈ A y
f es continua en A, podemos aplicar el resultado de la proposición 6.3 y afirmar que la función
(
x(t) si t0 ≤ t < t1
y : [t0 , t1 ] → Rn , definida por y(t) =
x1 si t = t1 ,
es solución de (P ) y, por tanto, es una prolongación estricta a la derecha de x : I → Rn , lo que
contradice que x no es prolongable a la derecha.
◦
En definitiva, no es posible que (t1 , x1 ) ∈ A y, en consecuencia, (t1 , x1 ) ∈ Fr(A).
Razonando de forma análoga a la prueba anterior, se tiene una versión lateral para soluciones
laterales a la izquierda x : I → Rn no prolongables a la izquierda en la que se obtiene:
1) El intervalo I es abierto.
2) Si I tiene un extremo finito α, entonces lı́m k x(t) k = ∞ o bien cualquier punto lı́mite de Γ
t→α
para t → α está en la frontera de A.
◦
n
( t0 ∈ I y sea x = x(t0 ). Entonces x : I → R es una solución no prolongable
0
Demostración. Sea
x0 (t) = f (t, x(t))
del problema (P )
x(t0 ) = x0 .
ii) I − = (a, t0 ] y, si a > −∞, entonces lı́m k x(t) k = ∞ o bien cualquier punto lı́mite de Γ−
t→a+
para t → a está en la frontera de A.
Existe un caso muy especial de conjunto abierto, que es muy habitual en las ecuaciones dife-
renciales, este es A = R × Rn , que tiene la particularidad de que no tiene frontera.
i) El intervalo I es abierto.
ii) Si I 6= R, en cada extremo finito α de I se verifica lı́m k x(t) k = ∞.
t→α
i) f es continua en A,
ii) x : [t0 , b) → Rn es solución de la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) con gráfica contenida
en A
iii) y f es acotada sobre la gráfica de esta solución,
Los dos siguientes ejemplos ilustran lo que se afirma en cada uno de los apartados del resultado
anterior. Son dos conocidos casos de EDO de primer orden de variables separables, el segundo de
ellos autónoma, que se pueden ver en los apuntes de Ecuaciones Diferenciales I (el primero ya se
expuso en el tema 1).
x0 = 2tx2 x0 = cos2 x.
En ambos casos la ecuación diferencial x0 = f (t, x) es tal que f está definida y es continua en
R2 . En el primer caso f no es acotada en R2 pero en el segundo f sı́ es acotada en R2 . Véanse
las gráficas que se obtienen por el método de variables separables. Todas ellas son maximales y en
cada una de ellas se refleja lo que se afirma en los puntos I) y II) del resultado anterior.
Para más información véase que en ambos casos la ecuación diferencial tiene la propiedad de
unicidad global en R2 pues R2 es abierto y f ∈ C 1 (R2 , R), por lo que las gráficas no pueden cortarse
y por cada cada punto del plano pasa una y solo una gráfica de una solución maximal de la ecuación
diferencial. Por otra parte, a la ecuación autónoma, pero no ası́ a la otra, se le puede aplicar el
teorema de existencia y unicidad global de Picard-Lindelöf 2.3.
Para acabar vamos a ilustrar los resultados vistos en esta sección con tres ejemplos.
En los dos primeros nos va a resultar muy útil el teorema de unicidad global, pues con él
podremos obtener mayor información.
tales primitivas (Mahematica no las puede calcular) resultarı́a muy difı́cil, si no imposible, obtener
explı́citamente las soluciones para poder examinar sus intervalos de definición y el comportamiento
en los extremos.
t 2
La función f definida por f (t, x) = (t+2)2 (3 − x) log(2 + x ) está definida en la banda vertical
A = (−2, ∞) × R, a la que pertenece el punto (0, 1), que aparece en la condición inicial. Véase que
A es un conjunto abierto y f es continua en A.
Sea x : I → R la solución maximal del problema (P ) y sea Γ su gráfica. Según el corolario 6.6.1,
el intervalo I debe ser abierto y si α es un extremo finito de I, entonces lı́mt→α | x(t) | = ∞ o bien
cualquier punto lı́mite de Γ para t → α se encuentra en la frontera de A. En este caso I tendrá al
menos un extremo finito pues debe ser I ⊂ (−2, ∞) y Fr(A) = { (t, x) ∈ R2 : t = −2}.
En este ejemplo y en otros análogos, para el estudio de las soluciones maximales resulta muy
útil el hecho de que la ecuación diferencial tenga la propiedad de unicidad global. En efecto, puesto
que f ∈ C(A, R) ∩ LipLoc (x, A), el teorema de unicidad global 4.3 nos asegura que la ecuación
diferencial posee la propiedad de unicidad global en todo A.
Sabemos que las ecuaciones de variables separables pueden tener soluciones constantes. En este
caso, la ecuación tiene una única solución constante, la dada por y : (−2, ∞) → R, y(t) = 3. Esta
es solución de la ecuación diferencial pero no lo es del problema (P ). Como la solución maximal
x : I → R verifica que x(0) = 1 < 3 = y(0), entonces, la propiedad de unicidad global nos afirma
que las gráficas de x e y no pueden cortarse. Concretamente debe suceder que x(t) < 3 para cada
t ∈ I, pues si existiese un punto t ∈ I tal que x(t) ≥ 3, el teorema de Bolzano (propiedad de los
valores intermedios) nos asegurarı́a que al menos existe un punto s ∈ I tal que x(s) = 3 y, entonces,
x(s) = y(s). Pero la propiedad de unicidad global implicarı́a, en este caso, que x(t) = 3 para cada
t ∈ I, lo cual no es posible.
Para estudiar mejor la solución maximal x : I → R y llegar a obtener mayor información vamos
a considerar los intervalos I + = {t ∈ I : t ≥ 0} e I − = {t ∈ I : t ≤ 0} (que no son degenerados al
ser 0 un punto interior de I) ya que las correspondientes restricciones x : I + → R y x : I − → R son
soluciones laterales de (P ) no prolongables en un sentido lateral y este estudio lateral da mayor
información, como veremos a continuación (no siempre hay que recurrir a estas soluciones laterales).
En efecto, en el caso b < ∞, el teorema 6.6 da también la opción de que Γ+ tenga al menos un
punto lı́mite para t → b, pero en tal situación cualquier punto lı́mite debe estar en la frontera
de A. Obsérvese que un punto lı́mite serı́a de la forma (b, x1 ) y, al ser b > −2 es imposible que
(b, x1 ) ∈ Fr(A) = {(−2, x), x ∈ R}.
En cualquier caso debe verificarse que lı́m | x(t) | = ∞ o bien cualquier punto lı́mite de su
t→a+
gráfica Γ− para t → a está en Fr(A).
Por tanto, existe al menos un punto lı́mite de Γ− para t → a y cualquier punto lı́mite debe
estar en la frontera de A, pero esto lleva a que debe ser a = −2. Por tanto, I − = (−2, 0). Al ser la
solución monótona en este intervalo (x no puede oscilar para t → −2) lo que sucede es que existe
lı́m x(t) = x1 , siendo 1 < x1 ≤ 3, de forma que (−2, x1 ) es el único punto lı́mite de Γ− para
t→−2
t → −2.
I = (−2, ∞), existen los lı́mites : lı́m x(t) = x1 , lı́m x(t) = x2 , siendo 1 < x1 , x2 ≤ 3.
t→−2 t→∞
Ası́ pues, en este caso, la solución maximal está definida en el mayor intervalo posible.
Véase, también, que, de una forma indirecta, hemos probado que el problema (P ) tiene una
única solución definida en I = (−2, ∞), a pesar de que no podemos usar el teorema de existencia
166 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
No siempre se puede conseguir un resultado tan satisfactorio como en el caso anterior. Véase que
el razonamiento seguido para x : I −→ R no serı́a el mismo si consideramos un problema ligeramente
modificada del anterior como el siguiente:
Ejemplo 6.4.
1
x0 = (3 − x) log(2 + x2 )
(P ) |t + 2|
x(0) = 1.
Sin embargo, ahora x : I −→ R es estrictamente creciente, en lugar de decreciente, y esto nos lleva
a una situación muy distinta a la del caso anterior. Ahora no podemos afirmar que sea I − = (−2, 0].
Puede darse el caso I − = (a, 0], con a > −2, pero, en este caso, se verificarı́a que lı́mt→a+ | x(t) | = ∞,
ya que los puntos de la forma (a, x1 ) no están en la frontera de A. Teniendo en cuenta que x : I −→ R
es estrictamente creciente, lo que exactamente sucederı́a es que lı́m x(t) = −∞.
t→a+
En el caso I − = (−2, 0] podrı́a darse que lı́m x(t) = −∞ o bien lı́m x(t) = x1 , con x1 ∈ R
t→−2+ t→−2+
pero x1 < 1.
2) Si a > −2 se verifica lı́m x(t) = −∞. Si a = −2 o bien existe lı́m x(t) = x1 ∈ R, siendo
t→a+ t→−2+
x1 < 1, o bien lı́m x(t) = −∞.
t→−2+
Véase que en este caso no podemos deducir que el problema (P ) tiene una única solución definida
en I = (−2, ∞).
Ejemplo 6.5. Completemos el estudio realizado en el ejemplo 6.2 sobre la ecuación diferencial
√ √
x0 = 1 + x2 2 − t + et 1 − x.
Las soluciones de la ecuación son estrictamente crecientes. Por esta razón, no podı́amos asegurar
que sucediera lo mismo con x : I − → R. Ahora bien, en este caso la gráfica Γ− de esta solución está
contenida en abiertos A, tales que A ⊂ D y, por tanto, f es continua en A. Uno de esto abiertos es
A = (−∞, 2) × (−∞, 1) (el interior de D). Con mayor precisión, podemos afirmar que Γ− r (t0 , x0 )
◦
está contenida en el abierto (−∞, t0 ) × (−∞, x0 ), pero es más aconsejable tomar A = D, que tiene
la frontera más alejada de Γ− .
2) Si a > −∞ se verifica lı́m x(t) = −∞, pues la, opción de que los puntos lı́mites de Γ− para
t→a+
t → a+ estén en la frontera de A no puede darse. En este caso, un punto lı́mite es de la forma
(a, x1 ), siendo (a, x1 ) un punto de la adherencia de Γ− , pero no es posible que tal punto esté
en la frontera de A, pues x : I − → R es creciente y, por tanto, Γ− ∩ Fr(A) = ∅.
6.7.1. Introducción
Muchas importantes ecuaciones diferenciales son autónomas. Por ejemplo, las ecuaciones logı́sti-
cas: x0 = ax − bx2 , donde a, b ∈ R r {0}, usadas, entre otras cosas, en modelos de poblaciones.
Ası́ el modelo de población de crecimiento limitado (dado por Verhulst) viene dado por la ecuación:
r
x0 = x(M − x).
M
En el curso anterior se vió cómo intentar resolver una ecuación x0 = g(x) suponiendo únicamente
que la función g es continua en el intervalo J.
En principio, una ecuación como ésta puede tener soluciones constantes. De hecho, la función
definida por x(t) = a es una solución constante de x0 = g(x) si, y sólo si, se verifica que g(a) = 0.
Ası́ pues, cada posible cero de la función g proporciona una solución constante. Hay ecuaciones
autónomas sin soluciones constantes, como x0 = 1 + x2 . Otras ecuaciones autónomas, como la
ecuación x0 = cos2 x, tienen infinitas soluciones constantes.
168 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
Sabemos que, en general, el método de variables separables plantea dudas a la hora de obtener
las soluciones de la ecuación que no son contantes. Según vimos en el tema 4, en casi todos los
casos se verifica que una solución no constante se obtiene implı́citamente de una ecuación del tipo
Z
1
(6.1) dx = t + C, donde C ∈ R,
g(x)
pero muchas veces el cálculo de una primitiva G de 1/g puede ser imposible o muy complicado
(véase el ejemplo 6.6) y en los casos en que se puede determinar G puede suceder que no sepamos
despejar x de la ecuación G(x) = t + C para obtener expresiones explı́citas de las soluciones. Esto
nos llevarı́a a desconocer el comportamiento de las soluciones. Hay ocasiones en los que, después
de muchos cálculos, se obtienen expresiones explı́citas de las soluciones, pero son expresiones tan
complicadas que resulta difı́cil analizarlas.
Nuestro objetivo es ver que, sin necesidad de realizar cálculos de primitivas, se puede obtener
una descripción muy completa del comportamiento de las soluciones maximales de la ecuación
x0 = g(x), sin más que suponer cierta condición muy general sobre la función g. En el caso de que
la ecuación tenga soluciones constantes, el conocimiento de estas proporcionará mucha información
sobre el resto de las soluciones maximales.
Para simplificar un poco, vamos a suponer una condición algo más restrictiva que la condición
de Lipschitz local, pero que la verifican la mayorı́a de las ecuaciones autónomas. Supondremos
que J es un intervalo abierto y que g ∈ C 1 (J, R) . Véase que las ecuaciones autónomas citadas
anteriormente cumplen este requisito, siendo J = R, pero no lo cumplen ecuaciones autónomas
√
como x0 = 3x2/3 , x0 = x1/3 , x0 = x.
Veremos a lo largo de esta sección que justamente la propiedad de unicidad global va a ser
esencial para obtener la mayor parte de los resultados. Pero, además, esta nos servirá, según el
teorema 6.3, para asegurar la unicidad de soluciones maximales para problemas de valores iniciales.
Ası́ pues, como consecuencia inmediata de los teoremas 4.3 y 6.3 y del corolario 6.6.1 tenemos:
Obsérvese que, en general, para una EDO de primer orden x0 (t) = f (t, x(t)), el razonamiento
anterior no funciona pues x0α (t) = x0 (t + α) = f (t + α, x(t + α)) = f (t + α, xα (t)), pero no tiene
porqué suceder que sea f (t + α, xα (t)) = f (t, xα (t)). Compruébese que esto falla con la ecuación de
variables separables x0 = 2tx2 o con la ecuación lineal homogénea x0 = 2tx.
Como ilustración del resultado anterior considérese la ecuación autónoma x0 = 1+x2 y dibújense
las gráficas de sus soluciones, que son las funciones xα definidas por xα (t) = tan(t + α), siendo
α ∈ R. Véase también el caso de la ecuación x0 = 3x2/3 , considerada en los temas 1, 3 y 4.
Para el siguiente resultado será esencial que la ecuación tenga la propiedad de unicidad global,
por lo que se imponen las hipótesis mencionadas en la sección anterior.
Por tanto, x e y son dos soluciones de la ecuación autónoma que verifican x(t0 ) = y(t0 ). Se sigue
del punto 1 del teorema 6.7 (propiedad de unicidad global) que x(t) = y(t) para cada t ∈ I y, ası́,
la función x es constante en I.
El punto 2) se sigue del 1). En efecto, sea x : I → R solución de x0 = g(x). Si existe t0 ∈ I tal
que x0 (t0 ) = 0, entonces x es constante en I. En caso contrario, si x0 (t) 6= 0 para cada t ∈ I, como
la función x0 es continua en I (en cualquier caso x0 tiene la propiedad de los valores intermedios,
según el teorema de Darboux ), debe suceder que x0 (t) > 0 para cada t ∈ I o bien x0 (t) < 0 para
cada t ∈ I. En el primer caso es x estrictamente creciente en I y en el segundo es estrictamente
decreciente.
170 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales.
Véase que el resultado anterior no es válido para cualquier ecuación autónoma, como puede
comprobarse con la solución x(t) = t3 de la ecuación x0 = 3x2/3 , que se tuvo de referencia en el
tema 4. Tampoco es válido, en general, para ecuaciones de variables separables, como muestra el
caso x0 = 2tx2 , ya citado en varias ocasiones.
Proposición 6.8.
1) Sea x : [t0 , ∞) → R una solución de la ecuación x0 = g(x) tal que existe lı́m x(t) = a,
t→∞
siendo a ∈ R. Si g es continua en a, entonces g(a) = 0, es decir, la función constante dada
por y(t) ≡ a es solución de la ecuación x0 = g(x).
2) Sea x : (−∞, t0 ] → R una solución de x0 = g(x) tal que existe lı́m x(t) = b, siendo b ∈ R.
t→−∞
Si g es continua en b, entonces g(b) = 0, es decir, la función constante dada por y(t) ≡ b
es solución de x0 = g(x).
Véase el significado geométrico del resultado anterior. En el supuesto de que la gráfica de una
solución tenga una ası́ntota horizontal, esta ası́ntota es la gráfica de una solución constante de la
ecuación diferencial. Con este resultado ya empezamos a vislumbrar que el conocimiento de las
posibles soluciones constantes de una ecuación autónoma puede dar información relevante sobre las
otras soluciones.
Demostración. Veamos únicamente la prueba del punto 1), ya que la del punto 2) es análoga.
Como lı́mt→∞ x(t) = a ∈ R y g es continua en a, entonces lı́mt→∞ g(x(t)) = g(a) y, por tanto,
lı́m x0 (t) = g(a),
t→∞
es decir, para cada ε > 0 existe t1 > t0 tal que
g(a) − ε < x0 (t) < g(a) + ε, para cada t > t1 .
Veamos que g(a) = 0 por reducción al absurdo. Si suponemos que g(a) > 0, tomando ε = g(a)/2,
tenemos que g(a)/2 < x0 (s) para cada s > t1 y, por tanto, para cada t > t1 , se verifica
Z t Z t
g(a)
2 ds < x0 (s) ds, es decir, ϕ(t) = g(a)
2 (t − t1 ) + x(t1 ) < x(t).
t1 t1
Como lı́m ϕ(t) = +∞, entonces, lı́m x(t) = +∞, llegando ası́ a una contradicción.
t→∞ t→∞
Si suponemos que g(a) < 0 procedemos de una forma análoga tomando ε = −g(a)/2. En este
caso tenemos que x0 (s) < g(a)/2 para cada s > t1 y, por tanto, para cada t > t1 , se verifica
Z t Z t
g(a)
x0 (s) ds < 2 ds es decir, x(t) < ϕ(t) = g(a)
2 (t − t1 ) + x(t1 ).
t1 t1
Como lı́m ϕ(t) = −∞, entonces, lı́m x(t) = −∞, llegando ası́ a una contradicción.
t→∞ t→∞
En esta seccción vamos a concluir los resultados fundamentales para ecuaciones autónomas
usando lo obtenido en las proposiciones 6.7 y 6.8 y el teorema 6.6 sobre soluciones maximales con
gráficas en conjuntos abiertos. Para facilitar las pruebas de los resultados vamos a suponer que
g ∈ C 1 (R, R).
Teorema 6.8 (Teorema fundamental). Supongamos que g ∈ C 1 (R, R). Sea x : I → R una
◦
solución no prolongable de la ecuación x0 = g(x) y sea t0 ∈ I . Se verifica lo siguiente:
1) El intervalo I es abierto.
Veamos únicamente la prueba del punto 2), ya que la del punto 3) es análoga.
i) I + = [t0 , ∞),
Como g ∈ C 1 (R, R) se sigue de la proposición 6.7 que las soluciones de x0 = g(x) son constantes o
estrictamente monótonas. Si x es constante no hay nada que probar. Si x es estrictamente monótona,
al ser acotada en I + = [t0 , ∞), existe lı́m x(t) = a, siendo a ∈ R. Como g está definida en R,
t→∞
entonces g es continua en a y, usando la proposición 6.8, se verifica que g(a) = 0, es decir, la función
constante dada por y(t) ≡ a es solución de la ecuación x0 = g(x).
Teorema 6.9. Sea la ecuación diferencial autónoma x0 = g(x), donde g ∈ C 1 (R, R). Se verifica
lo siguiente:
3) Las soluciones maximales con gráficas comprendidas entre las gráficas de dos soluciones
constantes, están definidas en R.
Para probar el punto 2), supongamos que la ecuación tiene al menos una solución constante,
definida por y(t) ≡ c, y sea x : I → R una solución no prolongable de x0 = g(x). Como g ∈ C 1 (R, R)
las soluciones de x0 = g(x) son constantes o estrictamente monótonas. Si x : I → R fuese constante,
entonces I = R y ası́ el intervalo no es acotado.
Supongamos entonces que x es estrictamente monótona. Como I es abierto, para probar que I
no es acotado, tenemos que demostrar que no es posible que sea I = (a, b), siendo a, b ∈ R.
Por reducción al absurdo, supongamos que I = (a, b), donde a, b ∈ R. En tal situación debe
suceder que
lı́m |x(t)| = ∞, lı́m |x(t)| = ∞.
t→a t→b
Al ser x : I → R sobreyectiva existe un (único) t0 ∈ I tal que x(t0 ) = c y, por tanto, x(t0 ) =
y(t0 ), siendo x e y soluciones distintas de la ecuación. Esto contradice la propiedad de unicidad
global de la ecuación x0 = g(x), que se verifica por ser g ∈ C 1 (R, R), y, en definitiva, no es posible
que sea I = (a, b).
En el resultado anterior, en los puntos 1) y 2), hemos supuesto que la ecuación autónoma tiene
soluciones constantes. Planteamos ahora: ¿que se puede afirmar si la ecuación autónoma no tiene
soluciones constantes?
Siendo g ∈ C 1 (R, R), la propiedad de unicidad global de la ecuación x0 = g(x) nos dice que si
existe una solución x : I → R tal que x(I) = R, entonces, la ecuación no puede tener soluciones
constantes. El siguiente resultado, cuya prueba se deja como ejercicio, viene a ser un recı́proco de
lo anterior.
El resultado anterior se puede ilustrar viendo que todas las soluciones maximales de la ecuación
x0= 1 + x2 , dadas por xc (t) = tan(t + c), son sobreyectivas. En este caso, todas ellas están definidas
en intervalos abiertos y acotados.
Como conclusión, podemos decir que los resultados que hemos visto en esta sección vienen a
confirmar que, si una ecuación autónoma posee soluciones constantes y sabemos determinar estas
soluciones, entonces podemos conocer la forma de los intervalos de definición de las soluciones
maximales y el comportamiento de éstas en los extremos de estos intervalos (tanto si los extremos
son finitos o infinitos).
Para corroborar ésto y para ilustrar y clarificar los resultados vistos en esta sección, acabamos
el tema exponiendo un significativo ejemplo de ecuación autónoma.
Puesto que g(x) = 0 ⇐⇒ x = 0 ó x = 5, la ecuación tiene dos, y solo dos, soluciones constantes:
las funciones definidas por y1 (t) = 0 y y2 (t) = 5.
Consideremos los dominios D1 = R × (5, ∞), D2 = R × (0, 5), y D3 = R × (−∞, 0). Como la
ecuación diferencial tiene la propiedad de unicidad global, las gráficas de las soluciones no constantes
no pueden cortar a las gráficas de las soluciones constantes y, por tanto, cada una de ellas está
contenida en alguno de los dominios Dk , k ∈ {1, 2, 3}.
El problema es que no sabemos calcular una primitiva como la anterior (véase el resultado que da
el programa Mathematica en el cálculo de esa primitiva). Pero, veamos que, aplicando la teorı́a que
hemos visto para ecuaciones autónomas, podremos llevar a cabo una descripción muy completa del
comportamiento de las soluciones maximales.
Para precisar mucho más sobre el comportamiento de las soluciones maximales haremos uso
del teorema fundamental 6.8. Para esto resulta esencial ver si estas soluciones son estrictamente
crecientes o estrictamente decrecientes y esto va a depender del dominio Dk en las que tienen sus
gráficas. Para este objetivo resulta esencial estudiar el signo de la función g.
Se verifica:
Sea x : I → R una solución de la ecuación con gráfica en D1 . Esto significa que para cada t ∈ I
se verifica x(t) > 5 y, por tanto, x0 (t) = g(x(t)) > 0.
i)
Por tanto, las soluciones que tienen sus gráficas en D1 son estrictamente crecientes.
Ahora sea x : I → R una solución maximal de la ecuación con gráfica contenida en D1 y fijemos
un punto t0 ∈ I. Al ser x creciente en I se verifica 5 < x(t) ≤ x(t0 ) para cada t ≤ t0 y, por tanto,
x es acotada en I − = {t ∈ I : t ≤ t0 }. El apartado 2) del teorema 6.8 nos confirma entonces que
I − = (−∞, t0 ], existe lı́m x(t) = b, siendo b ∈ R, y la función constante y(t) ≡ b es solución de
t→−∞
x0 = g(x). Pero la única posibilidad de que esto último suceda es que sea b = 5, pues la solución
constante y(t) ≡ 0 no puede ser ası́ntota horizontal de la gráfica de x para t → −∞.
Por tanto, x no es acotada en I + y ası́, en el caso de que sea I + = [t0 , ∞), se verificarı́a
lı́m x(t) = +∞, pues x es estrictamente creciente. En general podemos afirmar que I + = [t0 , t1 ),
t→∞
siendo t1 ≤ ∞ pero, en cualquier caso, sea t1 finito o no, se concluye que lı́mt→t1 x(t) = +∞.
I = (−∞, t1 ), siendo t1 ≤ ∞.
x es estrictamente creciente en I.
I = R.
x es estrictamente decreciente en R.
Este caso es análogo al caso 1, pero intercambiando los comportamientos de las soluciones en
I− e I +.
x es estrictamente creciente en I.
Ejercicios propuestos :
tiene una única solución maximal. Estúdiese cómo es el intervalo de definición de esta solución maximal
y su comportamiento en los extremos finitos de este intervalo.
10. Hállense los intervalos de definición de las soluciones maximales de la ecuación diferencial
π
x0 = sen2 (x1/3 ) + 1.
1 + t2
t
x(2) = 1
posee una única solución maximal x : I → R y, además, x(t) > 0 para cada t ∈ I. Demuéstrese que
I = (a, ∞), donde 0 ≤ a < 2, y estúdiese el comportamiento de la solución maximal para t → a.
12. En los dos siguientes casos hay que probar que el problema de Cauchy propuesto tiene una única
solución en el intervalo indicado. La idea es usar la teorı́a de soluciones no prolongables, el teorema
de unicidad global y el reconocimiento de ciertas soluciones constantes (las dos ecuaciones son recono-
cibles). Véase que en ninguno de los casos se puede usar el teorema de existencia y unicidad global de
Picard-Lindelöf 2.3 para afirmar tal resultado.
( (
x0 = t(x − 2) log(1 + x2 ) x0 = −(x2 log(t) + t3 x)
a) I = R. b) I = [1, ∞).
x(0) = 1 x(1) = e
(
x0 = tx sen2 (x)
13. Demuéstrese que el problema tiene una única solución x : R → R.
x(π) = 1
14. Compruéebese que el problema de valor inicial
( √ √
x0 = x2 t + t x
x(2) = 1
tiene al menos una solución no prolongable x : I → R. Pruébese que el intervalo I es de la forma
I = [0, b), siendo 2 < b ≤ ∞, y, en el caso b < ∞, estúdiese el comportamiento de esta solución cuando
t → b.
15. Pruébese que el problema de valor inicial
(
x0 = x2 ex − tx
x(0) = −2
tiene una única solución maximal y esta solución está definida en un intervalo abierto del tipo I =
(a, ∞), donde a < 0. Estúdiese el comportamiento de la solución cuando t → a+ en el caso a 6= −∞.
16. Sea f : D → Rn una función continua y acotada en un abierto D ( R × Rn . Compruébese que si
x : I → Rn es una solución no prolongable de la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)) (con gráfica
contenida en D), entonces, si el intervalo abierto I tiene un extremo finito α, existe lı́mt→α x(t) =
x1 ∈ Rn y (α, x1 ) está en la frontera de D.
17. ¿Qué se puede afirmar sobre los intervalos de definición de las soluciones no prolongables (x, y) del
sistema (
x0 = log(t)(x + y)3
?
y 0 = tx + 1 + y 2
Pruébese que el sistema posee una única solución maximal para cada condición inicial dada.
18. a) Sea g : D ⊂ R3 → R continua en D. Una solución x : I → R de la ecuación de segundo orden
x00 = g(t, x, x0 ), o de un problema de Cauchy asociado (P ), se dice que es no prolongable o
maximal, cuando no existe otra solución y : J → R tal que J % I e y|I = x. Compruébese que
esto sucede si, y sólo si, (x, x0 ) : I → R2 es solución maximal del sistema asociado a la ecuación
(o del problema de Cauchy asociado).
(
x00 = (xx0 )2 − 2x − 3x0
b) Sean α, β ∈ R. Compruébese que el problema de valores iniciales
x(0) = α, x0 (0) = β
tiene una única solución maximal, que está definida en un intervalo abierto.
178 Prolongaciones de soluciones. Soluciones maximales
19. Sea g : R3 → R una función continua y acotada en R3 . Pruébese que todas las soluciones maximales
de la ecuación diferencial de segundo orden x00 = g(t, x, x0 ) están definidas en R.
Indicación: Compruébese que si (x1 , x2 ) es una solución del sistema diferencial asociado a la ecuación,
definida en un intervalo acotado I, entonces las funciones x2 y x1 son lipschitzianas en I, y, por tanto,
son acotadas en I .
20. Soluciones con gráficas en conjuntos cerrados. Sea x : I = [t0 , t1 ) → Rn , con t1 < ∞ una solución
de la ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)). Se sabe que la gráfica de esta solución está contenida en
un conjunto cerrado de R × Rn en el que f es continua. Pruébese lo siguiente:
a) Si x es acotada en el intervalo I, existe lı́m− x(t) = x1 ∈ Rn .
t→t1
Indicación: para obtener la opción iii) utilı́cese el resultado del ejercicio anterior.
22. Consideremos una ecuación diferencial x0 (t) = f (t, x(t)), donde la función f : D → Rn está definida
y es continua en la banda vertical D = [a, ∞) × Rn . Estudiénse los intervalos de definición de las
soluciones maximales de la ecuación y sus comportamientos en los extremos finitos de esos intervalos.
Demuéstrese que si f es continua y acotada en D, entonces todas las soluciones maximales de la
ecuación están definidas en el intervalo I = [a, ∞).
23. Realı́cese una descripción de todas las soluciones maximales de la ecuación diferencial x0 = x−x3 (esto
incluye la forma de los intervalos de definición y el comportamiento de las soluciones en los extremos
de estos intervalos).
24. Dada la ecuación diferencial x0 = 5x2 − x3 − 6x, se pide:
a) Pruébese que existe una única solución x : [0, ∞) → R de la ecuación diferencial que verifica
x(0) = 4. Pruébese que existe lı́mt→∞ x(t) y calcúlese este lı́mite.
b) Demuéstrese que existe una única solución x : R → R de la ecuación que verifica x(0) = 1.
Pruébese que existen lı́mt→−∞ x(t) y lı́mt→∞ x(t) y calcúlense estos lı́mites.
c) ¿Es cierto que todas las soluciones no prolongables de la ecuación diferencial están definidas
sobre intervalos intervalos abiertos no acotados?
25. Pruébese que todas las soluciones maximales de la ecuación x0 = arctan(x2 + x) están definidas en R
y son constantes o estrictamente monótonas. Para cada una de ellas calcúlense los lı́mites:
Las ecuaciones y los sistemas diferenciales lineales han sido referidos en los dos primeros temas
de esta asignatura y las ecuaciones lineales de primer y segundo orden han sido tratadas en el
curso anterior. En lo que sigue usaremos notaciones abreviadas para estas ecuaciones y sistemas.
Recordemos inicialmente algunas cuestiones vistas en los temas 1 y 2.
x0 = a(t)x + b(t).
Suponiendo que las funciones a, b y c son continuas en un intervalo I, se tiene que para cada t0 ∈ I
y cada α, β ∈ R, el problema de valores iniciales
(
x00 = a(t)x0 + b(t)x + c(t)
x(t0 ) = α, x0 (t0 ) = β
tiene una única solución x definida en el intervalo I. Este resultado, que ha sido probado en el co-
rolario 2.3.5, como consecuencia del teorema de existencia y unicidad global de Picard-Lindelöf 2.3,
fue la base para llevar a cabo toda la teorı́a que se vió en el curso pasado. De hecho la teorı́a se
basó esencialmente en el estudio de las ecuaciones homogéneas, que son aquellas donde la función
c es nula en I. El conjunto de soluciones de una ecuación lineal homogénea tiene una estructura
algebraica muy especial; concretamente es un espacio vectorial de dimensión igual a 2.
179
180 Introducción a las ecuaciones y sistemas diferenciales lineales
Si bien todas las ecuaciones lineales de primer orden se saben resolver, salvo cálculos de pri-
mitivas, no sucede lo mismo con las lineales de segundo orden; es más la mayorı́a son irresolubles.
Un ejemplo muy significativo es la simple ecuación x00 = tx, conocida como ecuación de Airy,
que aparece en el estudio de la difracción de la luz. Las únicas ecuaciones lineales de segundo or-
den, estudiadas en el curso anterior, que se saben resolver son las de coeficientes constantes y las
ecuaciones de Euler.
fueron introducidas en el tema 2 y, como consecuencia del corolario 2.3.4, se tiene el siguiente
resultado:
Cuando las funciones ai son constantes en I se dice que la ecuación diferencial es de coeficientes
constantes.
Los sistemas diferenciales lineales de primer orden fueron introducidos en la sección 2.6 del
tema 2. Siendo n > 1, un sistema diferencial lineal de primer orden en las funciones incógnitas
x1 , . . . , xn , escrito en forma abreviada, es de la forma
0
x1 = a11 (t)x1 + · · · + a1n (t)xn + b1 (t)
.. ..
(S) . .
x0 = a (t)x + · · · + a (t)x + b (t).
n n1 1 nn n n
Probamos en el corolario 2.3.3, como consecuencia del teorema de existencia y unicidad global de
Picard-Lindelöf, que si I es un intervalo en R y las funciones aij y bi son continuas en I, para cada
i, j ∈ {1, . . . n}, entonces, para cada t0 ∈ I y cada (x01 , . . . , x0n ) ∈ Rn el problema de valores iniciales
0
x1 = a11 (t)x1 + · · · + a1n (t)xn + b1 (t), x1 (t0 ) = x1 ,
0
.. ..
(P ) . .
x0 = a (t)x + · · · + a (t)x + b (t), x (t ) = x0 ,
n n1 1 nn n n n 0 n
El sistema (S) se dice homogéneo cuando todas las funciones bi son nulas en I. Si el sistema
(S) no es homogéneo, entonces el sistema
0
x1 = a11 (t)x1 + · · · + a1n (t)xn
.. ..
(SH ) . .
x0 = a (t)x + · · · + a (t)x ,
n n1 1 nn n
El sistema (S) se dice que es de coeficientes constantes cuando todas las funciones aij son
constantes en I (las funciones bi no tienen porqué ser constantes).
Llevaremos a cabo un estudio teórico sobre SDO lineales de primer orden y EDO lineales de
orden n > 1 análogo al que se vió en el curso pasado para EDO lineales de segundo orden.
Siguiendo el enfoque de esta asignatura, la teorı́a sobre ecuaciones diferenciales de orden n > 1
se obtendrá de los resultados sobre sistemas diferenciales de primer orden.
Vamos a ver que existe una importante estructura algebraica para el conjunto de soluciones
de un SDO lineal homogéneo y, por tanto, para una EDO lineal homogénea.
Resulta muy cómoda y útil una expresión vectorial-matricial de un SDO lineal de primer orden,
mejor que la expresión vectorial que se ha usado en el resto de la asignatura para los sistemas. Véase
que el sistema (S), que está escrito en forma abreviada, puede ser escrito matricialmente ası́:
x01 a11 (t) . . . a1n (t) x1 b1 (t)
.
.. = ... ..
.. . .
. .
. . . + .
x0n an1 (t) . . . ann (t) xn bn (t)
y la función matricial A : I → Mn (R) dada por A(t) = (aij (t)), donde Mn (R) representa el
conjunto de las matrices cuadradas de orden n formada por números reales, podemos escribir el
sistema (S), en forma abreviada, de la siguiente forma tan simple:
x0 = A(t)x + b(t),
notación que es similar a la de una ecuación lineal de primer orden: x0 = a(t)x+b(t). De esta forma,
si t0 ∈ I y x0 = (x01 , . . . , x0n ) ∈ Rn el correspondiente problema de valores iniciales (problema de
Cauchy) (P ) puede ser escrito ası́:
(
x0 = A(t)x + b(t)
x(t0 ) = x0 .
No perdamos nunca de vista que aquı́ n indica el número de ecuaciones y el número de funciones
incógnitas que aparecen en el sistema diferencial.
Por otra parte, la forma correcta de escribir el sistema diferencial es x0 (t) = A(t)x(t) + b(t) o
bien x0 = Ax + b, pero la forma abreviada es muy usual en la bibliografı́a, aunque aquı́ no merezca
182 Introducción a las ecuaciones y sistemas diferenciales lineales
mucho la pena esta notación abreviada. Por seguir la notación más extendida usaremos la forma
abreviada.
Definición 7.1. Se dice que una función matricial A : I → Mn (R), t 7→ A(t) = (aij (t)), es
continua en t ∈ I si cada función escalar aij : I → R, i, j ∈ {1, . . . , n}, es continua en t ∈ I. Se
dice que A es continua en I cuando es continua en cada punto de I.
Véase que, con esta definición, el teorema de existencia y unicidad global para SDO lineales de
primer orden (corolario 2.3.3) puede reescribirse de la siguiente forma, tan simple:
Este resultado es el pilar sobre el que se desarrolla todo la teorı́a que veremos en el próximo
tema.
Como consecuencia del resultado anterior (o como caso particular de la proposición 6.2 ) se
verifica:
al referirnos a sus soluciones estaremos considerando soluciones x = (x1 , x2 ) : (0, ∞) → R2 , que son
maximales, pues obsérvese que I = (0, ∞) es el mayor intervalo donde las dos funciones A y b están
definidas y son continuas.
Resulta conveniente dar una definición de función matricial derivable y algunas propiedades
relacionadas con esta definición, que no van a ser probadas, pero cuyas pruebas se siguen fácilmente
de las análogas y bien conocidas propiedades para funciones escalares.
Definición 7.2. Una función A : I → Mn (R), t 7→ A(t) = (aij (t)), se dice derivable en t ∈ I si
cada aij es derivable en t. En tal caso, la derivada se denota por A0 (t) y se define como la matriz
A0 (t) = (a0ij (t)). Se dice que A es derivable en I cuando lo es en cada punto t ∈ I.
La prueba de este resultado se sigue de las definiciones de derivadas de una función matricial y
de una función vectorial, de cómo se lleva a cabo el producto de matrices y de la conocida propiedad
sobre la derivada de un producto de funciones escalares.
Tema 8
En las primeras secciones de este tema estudiaremos los sistemas diferenciales lineales de primer
orden y posteriormente estudiaremos las ecuaciones diferenciales lineales de orden n > 1 basándonos
en el estudio realizado sobre sistemas.
El estudio de los sistemas diferenciales lineales de primer orden se basa esencialmente en el co-
nocimiento de los espacios de soluciones de los sistemas diferenciales lineales homogéneos asociados.
Empezemos pues tratando los sistemas diferenciales lineales homogéneos.
Sabemos que un sistema diferencial lineal homogéneo de primer orden se puede escribir, en
forma abreviada, ası́:
(SH ) x0 = A(t)x
donde A : I → Mn (R), siendo I un intervalo en R. Este sistema tiene una particularidad, que
no tiene un sistema no homogéneo; y es que posee una solución trivial : la función vectorial nula
x : I → Rn , t 7→ x(t) = 0Rn (donde 0Rn es el elemento nulo de Rn ). Por otra parte, supongamos
que I es un intervalo maximal (respecto a la relación de inclusión) donde la función matricial A es
continua en I. Tal como advertimos en el tema anterior, al referirnos a las soluciones del sistema
lineal x0 = A(t)x, estamos considerando soluciones x : I → Rn , que, por tanto, son maximales.
Véase que, si la función matricial A es continua en I, estas soluciones verifican que x ∈ C 1 (I, Rn ).
C 1 (I, Rn ) es un espacio vectorial real de dimensión infinita con las operaciones usuales:
185
186 Los espacios de soluciones de los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales
El siguiente resultado, sobre el que se basa el resto de la teorı́a, nos afirma que el conjunto de
soluciones de (SH ) tiene una importante estructura algebraica en relación a la de C 1 (I, Rn ).
Obsérvese que n es exactamente el orden de las matrices A(t), es decir, es el número de funciones
incógnitas del sistema diferencial (lo que en algunos textos llaman dimensión del sistema).
(
x01 = 2tx1 − 3x2
Ası́, el sistema diferencial lineal homogéneo: , que puede ser
x02 = x1 log(1 + t2 ) + x2 cos(t)
escrito en forma vectorial-matricial como
!
2t −3
x0 = A(t)x, siendo A(t) = ,
log(1 + t2 ) cos(t)
El que el conjunto de soluciones sea un espacio vectorial es un hecho relevante pero de una
comprobación inmediata. Hemos visto que, al ser A continua en el intervalo I, el conjunto de
soluciones del sistema diferencial es un subconjunto del espacio vectorial real C 1 (I, Rn ). Por tanto,
basta con comprobar que si x e y son soluciones y λ es un número real, entonces x + y y λx también
son soluciones del sistema (véase que esto no sucede con un sistema lineal no homogéneo).
Para probar que este subespacio vectorial es de dimensión finita y además su dimensión es
exactamente n, fijamos un punto t0 ∈ I y consideramos la base canónica {e1 , . . . en } de Rn . Para
cada k ∈ {1, . . . n} consideramos el problema de Cauchy
(
x0 = A(t)x
(Pk )
x(t0 ) = ek .
Como A es continua en I, cada (Pk ) posee una única solución ϕk : I → Rn . Vamos a probar que
{ϕ1 , . . . ϕn } es una base del espacio de soluciones del sistema x0 = A(t)x y ası́ quedarı́a probado el
teorema.
Sea x0 = ϕ(t0 ). Como {ϕ1 (t0 ), . . . ϕn (t0 )} = {e1 , . . . en } es una base en Rn , existen c1 , . . . cn ∈ R
tales que x0 = c1 ϕ1 (t0 ) + · · · + cn ϕn (t0 ).
Sea ψ : I → Rn la función dada por ψ = c1 ϕ1 +· · · +cn ϕn . Como las funciones ϕk son soluciones
del sistema, la función ψ también es solución y, en consecuencia, tanto ϕ como ψ son soluciones en
el intervalo I del problema de Cauchy
(
x0 = A(t)x
(P )
x(t0 ) = x0 .
Pero, según el teorema de existencia y unicidad global, este problema solo tiene una solución definida
en I. En consecuencia, ϕ = ψ y ası́ tenemos que ϕ = c1 ϕ1 + · · · + cn ϕn .
El resultado anterior nos dice que para resolver el sistema homogéneo x0 = A(t)x es suficiente
con conocer n soluciones: ϕ1 , . . . ϕn , linealmente independientes, pues, entonces, cualquier solución
del sistema es de la forma
Resulta conveniente una expresión más simple de la solución general (8.1) de un sistema lineal
homogéneo y esto se consigue mediante el uso de funciones matriciales.
Sea {ϕ1 , . . . ϕn } un sistema fundamental de soluciones del sistema x0 = A(t)x, donde la función
matricial A : I → Mn (R) es continua en el intervalo I. Consideremos las componentes ϕik de cada
ϕk y usemos la notación columna ϕk = (ϕ1k , . . . , ϕnk )T . Tenemos que cualquier solución x : I → Rn
del sistema x0 = A(t)x viene dado por una expresión del tipo
x1 (t) ϕ11 (t) ϕ1n (t) c1 ϕ11 (t) + · · · + cn ϕ1n (t)
. .
.. + · · · + cn ... = ..
x(t) = . = c1 =
. .
xn (t) ϕn1 (t) ϕnn (t) c1 ϕn1 (t) + · · · + cn ϕnn (t)
ϕ11 (t) . . . ϕ1n (t) c1
. .
.. .. ...
= . .
.
ϕn1 (t) . . . ϕnn (t) cn
| {z }
= Φ(t)
siendo Φ : I → Mn (R) la función matricial que tiene por columnas las funciones vectoriales
ϕ1 , . . . ϕn , lo que representaremos por
Lo anterior, aparte de dar una expresión muy simple de las soluciones de x0 = A(t)x, motiva
las siguientes definiciones:
1) Una matriz solución del sistema es una función matricial Φ : I → Mn (R) cuyas n columnas
son soluciones del sistema.
2) Una matriz fundamental del sistema es una función matricial Φ : I → Mn (R) cuyas n colum-
nas forman un sistema fundamental de soluciones del sistema.
Según hemos visto en (8.2), si Φ es matriz fundamental del sistema x0 = A(t)x, el conjunto de
soluciones del sistema viene dado por
Obsérvese que una matriz solución y, por tanto, una matriz fundamental, es una función deri-
vable en el intervalo I.
Proposición 8.1. Una función matricial Φ : I → Mn (R), derivable en I, es matriz solución del
sistema x0 = A(t)x si, y solo si, verifica
Demostración. Sea Φ : I → Mn (R), derivable en I, y sea Φ(t) = (ϕ1 (t) | · · · | ϕn (t)). Véase que
Φ0 (t) = (ϕ01 (t) | · · · | ϕ0n (t)) y A(t)Φ(t) = (A(t)ϕ1 (t) | · · · | A(t)ϕn (t)).
Φ0 (t) = A(t)Φ(t) ⇐⇒ (ϕ01 (t) | · · · | ϕ0n (t)) = (A(t)ϕ1 (t) | · · · | A(t)ϕn (t))
⇐⇒ ϕ0j (t) = A(t)ϕj (t) para cada j ∈ { 1, . . . , n}.
Ası́ pues Φ0 (t) = A(t)Φ(t) para cada t ∈ I si, y solo si, cada ϕj : I → Rn , j ∈ {1, . . . , n}, es solución
de x0 = A(t)x y esta es la definición de que Φ = (ϕ1 | · · · | ϕn ) sea matriz solución del sistema
x0 = A(t)x.
Prueba del teorema. Únicamente la implicación i) ⇒ ii) no es trivial, pero se obtiene fácilmente del
teorema de existencia y unicidad global 7.2.
Prueba de iii) ⇒ i)
Si existe t0 ∈ I tal que det Φ(t0 ) 6= 0, entonces {ϕ1 (t0 ), . . . ϕn (t0 )} es un conjunto linealmente
independiente en Rn . Pero esto implica que {ϕ1 , . . . ϕn } es linealmente independiente en C 1 (I, Rn ),
pues si λ1 ϕ1 + · · · + λn ϕn = θ, con λj ∈ R, entonces λ1 ϕ1 (t0 ) + · · · + λn ϕn (t0 ) = 0Rn y, en
consecuencia, λ1 = · · · = λn = 0. Por tanto, Φ es matriz fundamental de x0 = A(t)x.
Prueba de i) ⇒ ii)
Por reducción al absurdo, supongamos que existe algún t0 ∈ I tal que det Φ(t0 ) = 0. Esto viene
a decir que {ϕ1 (t0 ), . . . ϕn (t0 )} es un conjunto linealmente dependiente en Rn . Por tanto, existen
λ1 , . . . λn ∈ R, no todos nulos, tales que λ1 ϕ1 (t0 ) + · · · + λn ϕn (t0 ) = 0Rn , donde 0Rn es el elemento
nulo de Rn .
Observación: En relación a la prueba anterior, véase que es evidente que si {ϕ1 (t0 ), . . . ϕn (t0 )} es
linealmente independiente en Rn , entonces {ϕ1 , . . . ϕn } es linealmente independiente en C 1 (I, Rn ),
pero, en general, que {ϕ1 , . . . ϕn } sea linealmente independiente en C 1 (I, Rn ) no implica que
{ϕ1 (t0 ), . . . ϕn (t0 )} sea linealmente independiente en Rn . Sı́ lo es (ası́ se ha visto en la implicación
i) ⇒ ii)) cuando las funciones ϕi son soluciones de un sistema diferencial lineal homogéneo.
Según el teorema anterior, si Φ es matriz solución del sistema lineal x0 = A(t)x, basta con
comprobar que det Φ(t0 ) 6= 0 para algún t0 ∈ I, para poder asegurar que Φ es matriz fundamental
de x0 = A(t)x.
Corolario 8.2.1. Para una matriz solución Φ solo caben las dos siguientes posibilidades:
Resulta ahora de gran interés la siguiente cuestión. Evidentemente podemos elegir distintas
bases del espacio de soluciones de un sistema diferencial lineal homogéneo y, por tanto, distintas
matrices fundamentales del sistema. ¿Que relación existe entre dos matrices fundamentales de un
mismo sistema? La respuesta a esto nos la da el siguiente resultado, que nos dice que la diferencia
entre ambas viene dada por una matriz constante no singular.
Proposición 8.2. Sea Φ una matriz fundamental del sistema x0 = A(t)x. Una función matricial
Ψ : I → Mn (R) es matriz fundamental de x0 = A(t)x si, y solo si,
Demostración. Sea C ∈ Mn (R) tal que det C 6= 0 y sea Ψ(t) = Φ(t) C para cada t ∈ I. Veamos que
Ψ es matriz solución de x0 = A(t)x usando los resultados de las proposiciones 7.1 y 8.1. En efecto,
como Φ es derivable en I, entonces Ψ también es derivable en I y, para cada t ∈ I, se verifica
Como det Ψ(t) = det Φ(t) det C, el teorema 8.2 asegura que det Ψ(t) 6= 0 para cada t ∈ I y, por
tanto, Ψ es matriz fundamental de x0 = A(t)x.
Además, det C 6= 0 ya que det Ψ(t) = det Φ(t) det C y según el teorema 8.2 se verifica que
det Ψ(t) 6= 0.
Una de las aplicaciones del teorema 8.2 es la que permite dar la expresión de la solución de un
problema de valor inicial en términos de una matriz fundamental del sistema.
Supongamos que Φ es una matriz fundamental del sistema lineal homogéneo x0 = A(t)x. En tal
caso, sabemos que todas las soluciones del sistema son de la forma
x : I → Rn , x(t) = Φ(t)c, donde c ∈ Rn .
Por tanto, entre estas debe estar la solución de (P ). Veamos que se puede determinar fácilmente la
constante c ∈ Rn que hace que x(t) = Φ(t)c sea la solución de (P ).
Al ser Φ fundamental, por el teorema 8.2, se tiene que, para cada t ∈ I, la matriz Φ(t) es
invertible. Por tanto, podemos definir
.
Φ−1 : I → Mn (R), t 7→ Φ−1 (t) = (Φ(t))−1 .
Si imponemos que la función definida por x(t) = Φ(t)c verifique la condición inicial x(t0 ) = x0 ,
entonces x0 = Φ(t0 )c y, al ser Φ(t0 ) invertible, tenemos c = Φ−1 (t0 ) x0 . En consecuencia, la solución
del problema (P ) es la función
La cuestión es ¿Existe alguna matriz fundamental con esa propiedad? La respuesta es afirmativa
y además solo hay una.
Para una matriz solución Φ : I → Mn (R) de x0 = A(t)x, vamos a ver que se puede calcular
el determinante de Φ(t) en cada punto t ∈ I sin más que conocer el valor del determinante en
un punto de este intervalo. En esto va a intervenir de forma esencial la traza de la matriz A(t).
Recuérdese que para una matriz cuadrada A ∈ Mn (R), AP = (aij ), la traza de A es la suma de los
elementos de la diagonal principal de A, es decir, tr(A) = ni=1 aii .
El resultado que vamos a ver, debido a Jacobi, pero también otorgado a Abel y Liouville, tendrá
como consecuencia, para ecuaciones diferenciales lineales homogéneas de orden n > 1, la llamada
fórmula de Abel-Liouville sobre el wronskiano, que en el caso n = 2 se vió en el curso anterior.
Obsérvese que este resultado también confirma el resultado del corolario 8.2.1, que nos dice que
para una matriz solución Φ solo caben dos opciones: ó det Φ(t) 6= 0 para cada t ∈ I ó det Φ(t) = 0
para cada t ∈ I.
Demostración. En primer lugar obsérvese que la formula (8.4) tiene sentido pues al ser la función
matricial A continua en I, la función escalar a : I → R, t 7→ a(t) = tr(A(t)) también es continua en
I y ası́ tienen sentido las integrales que aparecen en (8.4).
Teniendo en cuenta que la función escalar det Φ : I → R es de C 1 (I, R), vamos a probar que
pues, en tal caso, la función escalar y : I → R, t 7→ y(t) = det Φ(t), es solución de la ecuación
diferencial lineal homogénea y 0 = a(t)y y, por tanto, fijando un punto t0 ∈ I, se tiene
Rt
tr(A(s)) ds
y(t) = y(t0 )e t0
para cada t ∈ I,
Para probar (8.5) necesitamos saber cómo se deriva la función det Φ : I → R. Se puede hacer
una derivación por filas o por columnas que da lugar a la suma de n determinantes. En lo que sigue,
para una mejor visualización, consideramos n ≥ 3.
ϕ011 ϕ012 ... ϕ01n ϕ11 ϕ12 ... ϕ1n ϕ11 ϕ12 ... ϕ1n
ϕ21 ϕ22 ... ϕ2n ϕ021 ϕ022 ... ϕ02n ϕ21 ϕ22 ... ϕ2n
(det Φ)0 = .. .. .. + .. .. .. + · · · + .. .. ..
. . . . . . . . .
ϕn1 ϕn2 ... ϕnn ϕn1 ϕn2 ... ϕnn ϕ0n1 ϕ0n2 ... ϕ0nn
Notemos por d1 , d2 , . . . dn a los n determinantes anteriores. El objetivo es probar que para cada
i ∈ {1, 2, . . . n} se verifica
di (t) = aii (t) det Φ(t) para cada t ∈ I, donde A(t) = (aij (t)),
ya que, entonces, (det Φ)0 (t) = ni=1 (aii (t) det Φ(t)) = tr(A(t)) det Φ(t).
P
Para verlo mejor, probemos que d1 (t) = a11 (t) det Φ(t) y de forma análoga se hace la prueba de
los otros casos.
Para calcular ϕ011 , ϕ012 , . . . ϕ01n , que son las n funciones que aparecen en la primera fila del deter-
minante d1 , vamos a usar que cada ϕj es solución del sistema homogéneo
x01 a11 a12 . . . a1n x
1
x0 a
21 a22 . . . a2n x2
2
. = . .. .. . .
.. .. . . .
.
x0n an1 an2 . . . ann xn
Que ϕ1 = (ϕ11 , ϕ21 , . . . , ϕn1 )T sea solución del sistema anterior implica
n
X
0
ϕ11 = a11 ϕ11 + a12 ϕ21 + . . . a1n ϕn1 = a1k ϕk1
k=1
y, análogamente, de que ϕ2 , . . . , ϕn sean soluciones del sistema se siguen las siguientes igualdades:
n
X n
X
ϕ012 = a1k ϕk2 , ... ϕ01n = a1k ϕkn .
k=1 k=1
Para que se verifique el teorema de existencia y unicidad global y, además, podamos usar todo
lo visto en secciones anteriores sobre sistemas lineales homogéneos, en lo que sigue supondremos
siempre que I es un intervalo en R y que A : I → Mn (R) y b : I → Rn son continuas en I.
(SH ) x0 = A(t)x.
Proposición 8.4. Si VH es el espacio vectorial de las soluciones del sistema homogéneo (SH )
(dim VH = n < ∞) y xp : I → Rn es una solución del sistema no homogéneo (S), el conjunto de
soluciones de (S) viene dado por
{x : I → Rn , x = xh + xp , donde xh ∈ VH }.
La prueba del resultado anterior es igual de simple y, además, análoga, a la del caso escalar
x0 = a(t)x + b(t). (Obsérvese que la diferencia de dos soluciones del sistema no homogéneo es una
solución del sistema homogéneo asociado.)
Lo que nos dice este resultado es que si conocemos las soluciones del sistema homogéneo asociado
y una solución particular del completo (no homogéneo), entonces se conocen todas las soluciones
del sistema completo. Ası́ si {ϕ1 , . . . , ϕn } es un sistema fundamental de soluciones del sistema
x0 = A(t)x y xp es una solución del sistema no homogéneo (S), entonces, las soluciones de (S) son
las funciones definidas ası́:
Ası́ pues, para resolver el sistema no homogéneo solo se necesita una matriz fundamental del
sistema homogéneo asociado y una solución particular del no homogéneo.
En la próxima sección obtendremos una expresión de todas las soluciones del sistema no ho-
mogéneo en términos de una matriz fundamental del sistema homogéneo asociado.
Según se ha visto en la sección anterior, si se conoce una matriz fundamental Φ del sistema
homogéneo asociado, para resolver el sistema no homogéneo solo se necesita conocer una solución.
Vamos a ver que para obtener una solución también se necesita Φ.
El método que vamos a seguir es una generalización del que se usó en ecuaciones diferenciales
lineales de primer orden: x0 = a(t)x + b(t) y en ecuaciones diferenciales lineales de segundo orden:
x00 + p(t)x0 + q(t)x = f (t), el cual se conoce como método de variación de los parámetros o conjetura
de Lagrange. De hecho, en este caso, el método va a resultar análogo, y casi tan simple, al que se
vió para las ecuaciones diferenciales lineales de primer orden, mucho más fácil que el que se llevó
a cabo en las ecuaciones de segundo orden.
Sabemos que si Φ es matriz fundamental del sistema homogéneo asociado (SH ) las soluciones
de (SH ) vienen dadas por x(t) = Φ(t)c, donde c ∈ Rn . En el siguiente resultado vamos a ver que
hay soluciones del sistema no homogéneo muy parecidas, donde se cambia la constante c por una
función derivable.
Demostración. Procediendo de la misma forma que en el caso escalar x0 = a(t)x + b(t), vamos a
probar la conjetura de Lagrange, determinando al mismo tiempo una función c y, por tanto, una
solución particular. De hecho, en la práctica, para obtener una solución particular y no recordar
fórmulas, se recomienda seguir el mismo procedimiento que vamos a llevar a cabo en esta prueba.
x0p (t) = Φ0 (t)c(t) + Φ(t)c0 (t) = (A(t)Φ(t))c(t) + Φ(t)c0 (t) = A(t)xp (t) + Φ(t)c0 (t).
Por tanto, xp es solución del sistema x0 = A(t)x + b(t) si, y solo si, se verifica que Φ(t)c0 (t) = b(t)
para cada t ∈ I.
Ahora bien, como Φ es una matriz fundamental, el teorema 8.2 asegura que, para cada t ∈ I,
la matriz Φ(t) es invertible y, en consecuencia, xp , definida por xp (t) = Φ(t)c(t), es solución de
x0 = A(t)x + b(t) si, y solo si, se cumple lo siguiente:
Como la función ϕ : I → Rn definida por ϕ(t) = Φ−1 (t)b(t) es continua en I, por el teorema
fundamental del Cálculo existen funciones c verificando la condición anterior, concretamente
Z
c(t) = Φ−1 (t)b(t) dt
196 Los espacios de soluciones de los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales
Corolario 8.3.2. Si Φ es matriz fundamental del sistema lineal homogéneo x0 = A(t)x, el con-
junto de soluciones del sistema no homogéneo x0 = A(t)x + b(t) viene dado por las funciones
x : I → Rn definidas por
Z
(8.8) x(t) = Φ(t)c + Φ(t) Φ−1 (t)b(t) dt, donde c ∈ Rn .
Sabemos que en las condiciones en las que hemos trabajado en las dos secciones anteriores:
A : I → Mn (R) y b : I → Rn continuas en I, se verifica que, para cada t0 ∈ I y x0 ∈ Rn , el
problema de de Cauchy (
x0 = A(t)x + b(t)
(P )
x(t0 ) = x0
Vamos a ver cómo se obtiene una expresión de la solución de (P ) en función de una matriz
fundamental del sistema homogéneo asociado.
Supuesto que Φ es matriz fundamental de x0 = A(t)x, para determinar una solución particular
del sistema no homogéneo, en este caso es conveniente tomar en la expresión precedente a (8.7),
n −1
R t cualquier primitiva de la función ϕ : I → R , t 7→ ϕ(t) = Φ (t)b(t), sino la dada por P (t) =
no
t0 ϕ(s) ds pues ésta tiene la propiedad de que P (t0 ) = 0Rn . En este caso, la solución particular
que se obtiene viene dada por
Z t
(8.9) xp (t) = Φ(t) Φ−1 (s)b(s) ds.
t0
Puesto que cualquier solución de x0 = A(t)x + b(t) es de la forma x(t) = Φ(t)c + xp (t), ahora resulta
muy fácil determinar la constante c ∈ Rn que hace que x verifique la condición inicial: x(t0 ) = x0 .
En efecto, x(t0 ) = x0 ⇐⇒ Φ(t0 )c = x0 ⇐⇒ c = Φ−1 (t0 )x0 y, por tanto, la solución del
problema (P ) viene dada por la expresión
Z t
(8.10) x(t) = Φ(t)Φ−1 (t0 )x0 + Φ(t) Φ−1 (s)b(s) ds.
t0
Usando (8.10) vamos a obtener una expresión más adecuada de la solución de (P ) en la que
aparece la llamada función de Green asociada al sistema homogéneo. En efecto, véase que la solución
particular obtenida en (8.9) se puede escribir ası́:
Z t
xp (t) = Φ(t)Φ−1 (s)b(s) ds.
t0
Demostración. Tenemos que comprobar que si Φ y Ψ son dos matrices fundamentales del sistema
homogéneo x0 = A(t)x entonces Ψ(t)Ψ−1 (s) = Φ(t)Φ−1 (s) para cada t, s ∈ I.
En efecto, según la proposición 8.2, existe C ∈ Mn (R) con det C 6= 0 tal que Ψ(t) = Φ(t)C
para cada t ∈ I. Por tanto, para cada t, s ∈ I se verifica
En consecuencia la función G solo depende del sistema homogéneo asociado y por esto, recibe
el nombre de función de Green asociada al sistema lineal homogéneo x0 = A(t)x.
Véase que una ventaja de esta función es que sirve para cualquier otro sistema diferencial lineal
x0 = A(t)x + f (t), que tiene el mismo sistema homogéneo asociado que x0 = A(t)x + b(t). Ası́, si f
es continua en I, la solución del problema
(
x0 = A(t)x + f (t)
(Q)
x(t0 ) = x0
Esta expresión solo difiere de (8.12) en que se cambia la función b por la función f , pero G es la
misma en ambos casos.
En general, la misma función de Green G nos sirve para determinar soluciones particulares de
los sistemas x0 = A(t)x + b(t) y x0 = A(t)x + f (t).
Rt
Fijado un punto t0 en el intervalo I, la función xp (t) = t G(t, s)b(s) ds es solución del sistema
Rt 0
x0 = A(t)x + b(t) y la función xp (t) = t G(t, s)f (s) ds es solución de x0 = A(t)x + f (t).
0
En el curso anterior se usó, por ciertas razones técnicas, la siguiente expresión general
x00 + p(t)x0 + q(t)x = b(t)
para las ecuaciones diferenciales lineales de segundo orden. Por lo mismos motivos vamos a expresar
una EDO lineal de orden n > 1 de la siguiente forma:
en la que siempre supondremos que a1 , . . . , an , b ∈ C(I, R), siendo I un intervalo en R. Igual que
vimos con los sistemas, usando el teorema de existencia y unicidad global para ecuaciones de orden
n (teorema 7.1), se comprueba que la ecuación tiene soluciones definidas en el intervalo I y sucede
que si J es un intervalo tal que J & I y x : J → R es una solución de esta ecuación, entonces x
tiene una única prolongación x̂ : I → R que es solución de la ecuación. Por tanto, trabajaremos en
intervalos I, maximales respecto de la relación de inclusión, en los que las funciones ai y b están
definidas y son continuas. De esta forma, al referirnos a las soluciones de la ecuación diferencial
lineal estaremos considerando soluciones x : I → R que, por tanto, no son prolongables.
La idea principal en estas dos últimas secciones es aplicar todo lo visto en las secciones anteriores
para sistemas diferenciales lineales de primer orden al sistema asociado a esta ecuación para ası́
obtener los resultados deseados para ecuaciones.
Una vez más, todo el estudio gira alrededor de la ecuación homogénea asociada, por lo que
empezaremos con el estudio de una ecuación diferencial lineal de orden n > 1 homogénea:
Esta ecuación tiene la particularidad de que tiene una solución trivial, que es la función nula.
Obsérvese que, para cada t ∈ I, la matriz A(t) tiene en la diagonal principal los valores: 0, . . . 0 , −a1 (t)
(y por encima de ellos todos los valores son iguales a 1) por lo que tr(A(t)) = −a1 (t). Este tipo de
matrices son conocidas como matrices de Frobënius.
por lo que podemos aplicarle a (S) todo lo visto para SDO lineales homogéneos sin más que suponer
que las funciones ai son continuas en I.
Véase que las soluciones x de (E) verifican que x ∈ C n (I, R). Si consideramos el operador
Una función x ∈ C n (I, R) es solución de la ecuación (E) si, y solo si, Lx = θ (función nula),
por lo que el conjunto de soluciones de la ecuación (E) coincide con el núcleo del operador L y, por
tanto, es un subespacio vectorial de C n (I, R). Notemos por VE al conjunto de soluciones de E.
Como el sistema (S) asociado a (E) tiene n funciones incógnitas y A : I → Mn (R) es continua
en I, el teorema 8.1 nos dice que el conjunto de soluciones del sistema (S), que notamos por VS , es
un espacio vectorial (subespacio de C 1 (I, Rn )) de dimensión igual a n .
La relación existente entre las soluciones de (E) y de (S) nos dice que
está bien definido. El comportamiento lineal de las derivadas implica que este operador es lineal.
Por otra parte, es fácil ver que T es biyectivo. En efecto:
Una base del espacio de soluciones de la ecuación anterior recibe el nombre de sistema fun-
damental de soluciones. Por tanto, si {x1 , . . . , xn } es un sistema fundamental de soluciones, las
soluciones de la ecuación vienen dadas por las funciones de la forma
Como se puede ver esto generaliza lo que se vió en el curso anterior, en el que se probó que si
p, q ∈ C(I, R), el conjunto de soluciones de la ecuación diferencial x00 + p(t)x0 + q(t)x = 0 es un
espacio vectorial de dimensión igual a 2.
La relación existente entre las soluciones de la ecuación (E) y el sistema (S) y el hecho de que
la aplicación T dada en (8.14) sea un isomorfismo llevan directamente al siguiente resultado:
Proposición 8.7.
1) {x1 , x2 , . . . , xn } es un conjunto de n soluciones de la ecuación diferencial lineal homogénea
(E) si, y solo si, Φ : I → Mn (R), definida por
x1 x2 ... xn
x0 x02 ... x0n
1
(8.16) Φ= .
.. .. ..
. .
(n−1)
x(n−1)
1
x (n−1)
2
. . . x n
es una matriz solución del sistema diferencial lineal homogéneo asociado (S).
La segunda parte del resultado anterior se sigue de que, al ser la aplicación T, definida en
(8.14), un isomorfismo, entonces {x1 , . . . , xn } es linealmente independiente en VE si, y solo si,
{T x1 , . . . , T xn } es linealmente independiente en VS .
Las dos relaciones establecidas en el resultado anterior son fundamentales para aplicarle a
las ecuaciones diferenciales lineales muchos de los resultados vistos en secciones anteriores sobre
sistemas lineales.
La función escalar que resulta de considerar el determinante de una función matricial Φ como la
definida en (8.16) recibe el nombre de wronskiano y es una herramienta muy útil para las ecuaciones
diferenciales lineales homogéneas. No obstante es un concepto que puede definirse para un conjunto
de n funciones ϕi ∈ C n−1 (I, R).
Para una mejor visualización de la expresión del wronskiano en la definición anterior hemos
ϕ (t) ϕ2 (t)
supuesto n ≥ 3. En el caso n = 2 tenemos W (ϕ1 , ϕ2 )(t) = 1 .
ϕ01 (t) ϕ02 (t)
En general este concepto es útil para estudiar la independencia lineal de las funciones ϕ1 , . . . , ϕn ,
pero es especialmente útil cuando estas funciones son soluciones de una EDO lineal de orden n > 1.
Los resultados más relevantes sobre el wronskiano se obtienen de forma inmediata de los resul-
tados que hemos visto sobre matrices soluciones y matrices fundamentales de SDO de primer orden
homogéneas y de la relación establecida en la proposición 8.7 entre soluciones de la ecuación (E) y
matrices soluciones del sistema asociado (S). Estos van a generalizar los que se vieron en el curso
anterior para el caso n = 2.
En primer lugar, del teorema 8.2 (caracterización de las matrices fundamentales) se sigue el
siguiente resultado:
202 Los espacios de soluciones de los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales
x(n) + a1 (t)x(n−1) + · · · + an−1 (t)x0 + an (t)x = 0 (se supone cada ai ∈ C(I, R)).
Ahora, del teorema 8.3 (fórmula de Abel-Liouville-Jacobi sobre el determinante de una matriz
solución) obtenemos:
x(n) + a1 (t)x(n−1) + · · · + an−1 (t)x0 + an (t)x = 0 (se supone cada ai ∈ C(I, R))
y t0 ∈ I, entonces
Z t
W (x1 , . . . , xn )(t) = W (x1 , . . . , xn )(t0 ) exp − a1 (s) ds , para cada t ∈ I.
t0
Demostración. Sea x̄0 = A(t)x̄ el sistema diferencial lineal homogéneo asociado a la ecuación.
Sabemos que tr(A(t)) = −a1 (t) para cada t ∈ I. Por otra parte, como x1 , . . . , xn : I → R son n
soluciones de la ecuación, se tiene que
x1 ... xn
. ..
Φ= .
. .
x1(n−1) . . . xn(n−1)
es una matriz solución del sistema x̄0 = A(t)x̄. Por tanto, aplicándole a Φ la fórmula de Abel-
Como se indicó al inicio de la sección anterior, expresaremos una EDO lineal de orden n > 1
ası́:
(E) Lx = b, (EH ) Lx = θ,
Este resultado es muy importante, pero tiene una prueba casi trivial, que es análoga a las ya
conocidas sobre ecuaciones de primer orden y segundo orden.
204 Los espacios de soluciones de los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales
Demostración. La clave está en usar la linealidad del operador L y las formas de expresar las
ecuaciones (E) y (EH ) en función de L.
Por una parte, se tiene que si x = xh + xp , donde xh es solución de (EH ) y xp es una solución
de (E), entonces Lx = Lxh + Lxp = θ + b = b, y, por tanto, x es solución de (E).
Ası́ pues, conociendo las soluciones de la ecuación homogénea y una solución particular de la
completa (no homogénea), conocerı́amos todas las soluciones de la ecuación completa. En conse-
cuencia, resulta esencial saber cómo se puede determinar una solución particular de la completa.
Para conocer una solución xp de (E) también se necesita conocer las soluciones de (EH ) y existe
un método general, conocido como método de variación de los parámetros o conjetura de Lagrange,
que, como debe ser, supone una generalización de lo conocido para ecuaciones de primer orden y
segundo orden. En este caso vamos a obtener el resultado a partir de lo que vimos para sistemas
diferenciales lineales no homogéneos en las secciones 8.7 y 8.8.
Obsérvese que la función vectorial b̄ : I → Rn viene dada por b̄(t) = (0, 0, . . . , b(t))T .
Sabemos que si Φ es una matriz fundamental para el sistema lineal homogéneo asociado
donde
es una matriz fundamental del sistema homogéneo (SH ). Por tanto, usaremos esta matriz funda-
mental para obtener una solución particular del sistema (S) mediante la expresión (8.19).
donde g(t, s) = G1n (t, s) indica el elemento de la matriz G(t, s) que está en la primera fila y en la
última columna. Por tanto, teniendo en cuenta la expresión (8.20) de la función G, se tiene que
g(t, s) es el producto de la primera fila de Φ(t) por la última columna de Φ−1 (s).
Puesto que
1 1
Φ−1 (s) = adj(Φ(s)T ) = adj(Φ(s)T )
det Φ(s) W (x1 , . . . , xn )(s)
en la expresión de g(t, s) aparecerá, en el denominador, el wronskiano W (x1 , . . . , xn ) del sistema
fundamental de soluciones {x1 , . . . , xn } elegido para la ecuación homogénea asociada (EH ).
La determinación de la última columna de la matriz Φ−1 (s) es muy laboriosa y, para visualizar
mejor el procedimiento, vamos a ver lo que se obtiene en el caso n = 2. En este caso se tiene la
siguiente expresión de la función G:
! !−1 ! !
x1 (t) x2 (t) x1 (s) x2 (s) 1 x1 (t) x2 (t) x02 (s) −x2 (s)
G(t, s) = =
x01 (t) x02 (t) x01 (s) x02 (s) W (x1 , x2 )(s) x0 (t) x0 (t)
1 2
−x01 (s) x1 (s)
y, por tanto,
1 1 x1 (s) x2 (s)
g(t, s) = G12 (t, s) = (−x1 (t)x2 (s) + x2 (t)x1 (s)) = .
W (x1 , x2 )(s) W (x1 , x2 )(s) x1 (t) x2 (t)
Por tanto, para el caso n = 2 hemos obtenido, de una forma distinta, el mismo resultado que
se obtuvo en el curso anterior. Concretamente:
Procediendo de la misma forma que en el caso n = 2 (pero con mayores dificultades de cálculo)
se obtiene el siguiente resultado para el caso n > 2.
206 Los espacios de soluciones de los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales
donde
x1 (s) x2 (s) ... xn (s)
x0 (s)
1
x0 (s)
2
... x0n (s)
1 .. .. ..
g(t, s) = . . . .
W (x1 , x2 , . . . , xn )(s)
x(n−2)
1
(s) x2(n−2) (s) . . . x(n−2)
n (s)
x1 (t) x2 (t) ... xn (t)
Vimos en la proposición 8.6 que la función de Green G, de un sistema diferencial lineal ho-
mogéneo, dada por G(t, s) = Φ(t)Φ−1 (s), no depende de la matriz fundamental Φ que se elija.
En consecuencia, la función g, que viene definida por g(t, s) = G1n (t, s), no depende del sistema
fundamental de soluciones {x1 , x2 , . . . , xn } que se elija para la ecuación lineal homogénea (EH ).
A esta función g se le conoce como la función de Green asociada a la ecuación lineal homogénea
(EH ).
La ventaja de esta función de Green es clara. La misma función sirve para obtener una solución
particular de la ecuación diferencial lineal Lx = b como para obtener una solución particular de
la ecuación Lx = f . Ası́ pues, la mayor parte del trabajo para la resolución de dos ecuaciones
diferenciales lineales no homógeneas, que tengan la misma ecuación homogénea asociada, es común
a ambas.
Ejercicios propuestos
1. Compruébese que las funciones definidas por ϕ1 = (e2t , −e2t ) y ϕ2 = (3te2t , (1 − 3t)e2t ) son dos
soluciones, definidas en R, del sistema diferencial lineal
(
x01 = 5x1 + 3x2
x02 = −3x1 − x2
a) Determı́nense, razonadamente, todas las soluciones del sistema.
b) Hállese una matriz fundamental del sistema y, usando ésta, determı́nese la solución del problema
de valores iniciales: x1 (0) = 1, x2 (0) = 2.
a) Pruébese que existe una, y sólo una, matriz fundamental canónica Φ en el punto t0 del sistema
diferencial homogéneo x0 = A(t)x (es decir, una matriz fundamental Φ tal que Φ(t0 ) = In , donde
In es la matriz unidad).
b) Para cada x0 ∈ Rn exprese en función de Φ la solución x : I → Rn del sistema x0 = A(t)x + b(t)
que verifica x(t0 ) = x0 .
3. Supongamos que A : R → Mn (R) y b : R → Rn son continuas y periódicas, de periodo p, en R.
a) Pruébese que si x es solución del sistema diferencial x0 = A(t)x + b(t), entonces, x es periódica
de periodo p si, y sólo si, x(0) = x(p).
b) Pruébese que que si Φ es una matriz fundamental del sistema homogéneo asociado, entonces Ψ,
definida por Ψ(t) = Φ(t + p) también es matriz fundamental del mismo sistema.
4. Para cada t ∈ R calcúlese det Φ(t), donde Φ : R → Mn (R) es la matriz fundamental canónica en t0 = 0
del sistema (
x01 = 2tx1 + x2
x02 = x1 log(1 + t2 ) + x2 cos(t)
5. Sean ϕ1 , . . . , ϕn ∈ C 1 (I, Rn ) tal que det(ϕ1 | · · · | ϕn )(t) 6= 0 para cada t ∈ I. Pruébese que existe un
único sistema diferencial de primer orden, lineal y homogéneo que tiene a {ϕ1 , . . . , ϕn } como sistema
fundamental de soluciones. Determı́nese este sistema diferencial.
6. Sea x0 = A(t)x un sistema diferencial lineal homogéneo, donde A : R → M2 (R) es continua en R.
a) Compruébese que las funciones ϕ1 , ϕ2 : R → R2 definidas por ϕ1 (t) = (1, t), ϕ2 (t) = (t, t2 ) no
pueden ser, ambas, soluciones del sistema.
b) Compruébese que las funciones definidas por ϕ1 (t) = (4t2 , −t) y ϕ2 (t) = (4t, (t + 1)3 ) no pueden
ser, las dos, soluciones del sistema en el intervalo R. ¿Pueden ser soluciones del sistema en algún
intervalo I ( R?
7. a) Sea A : I → Mn (R) continua en I y sean ϕ1 , . . . , ϕm : I → Rn m soluciones (m ≤ n) del
sistema diferencial lineal homogéneo x0 = A(t)x. Pruébese que si, para algún t0 ∈ I, los vectores
ϕ1 (t0 ), . . . , ϕm (t0 ) son linealmente independientes en Rn , entonces, para cada t ∈ I, los vectores
ϕ1 (t), . . . , ϕm (t) son linealmente independientes en Rn .
b) Compruébese que las funciones ϕ1 , ϕ2 : R → R3 definidas por ϕ1 (t) = (e2t , 1, e−t ), ϕ2 (t) =
(1, et , cos t) no pueden ser, ambas, soluciones de un sistema homogéneo x0 = A(t)x, si A : R →
M3 (R) es continua en R.
(
x01 = a11 (t)x1 + a12 (t)x2 + b1 (t)
8. Sea el sistema diferencial (S) donde las funciones aij y bi son
x02 = a21 (t)x1 + a22 (t)x2 + b2 (t),
continuas en R. Se sabe que las funciones dadas por ϕ1 (t) = (t + et , 3t2 + t + 1), ϕ2 (t) = (et − 1, 3t)
y ϕ3 (t) = (et , t) son tres soluciones del sistema (S) definidas el intervalo I = R. Determina, de forma
razonada, todas las soluciones del sistema (S).
9. a) Sean el intervalo I = [t0 , ∞) y una función matricial A : I → Mn (R) continua en I. Pruébese que
una condición necesaria para que todas las soluciones del sistema diferencial lineal x0 = A(t)x
sean acotadas en I es que exista una constante C ∈ R tal que
Z t
tr(A(s)) ds ≤ C para cada t ≥ t0 .
t0
b) Compruébese que en el caso de que el sistema lineal sea de coeficientes constantes, es decir,
A(t) = A ∈ Mn (R) para cada t ∈ I, entonces la condición anterior equivale a que tr(A) ≤ 0.
c) Compruébese que el sistema diferencial lineal del ejercicio 4 posee soluciones que no son acotadas
en el intervalo I = [0, ∞).
10. Caracterı́cense las ecuaciones diferenciales lineales homogéneas x(n) + a1 (t)x(n−1) + · · · + an (t)x = 0,
tales que el wronskiano de n soluciones cualesquiera de la ecuación es una función constante en I (se
supone I intervalo y ai ∈ C(I, R), i ∈ {1, . . . n}).
208 Los espacios de soluciones de los sistemas y ecuaciones diferenciales lineales
11. Sean ϕ1 , . . . , ϕn ∈ C n (I, R) tales que el wronskiano W (ϕ1 , . . . , ϕn )(t) 6= 0 para cada t ∈ I. Compruébe-
se que W (ϕ1 , . . . , ϕn , x)(t)
=0
W (ϕ1 , . . . , ϕn )(t)
es una ecuación lineal homogénea de orden n, en forma explı́cita, que tiene a {ϕ1 , . . . , ϕn } como sistema
fundamental de soluciones (se puede probar que es la única ecuación lineal con esta propiedad).
12. Hállese, si es posible, una ecuación diferencial lineal homogénea de segundo orden que tenga a las
funciones definidas por ϕ1 (t) = t, ϕ2 (t) = t2 como sistema fundamental de soluciones en el intervalo
I = (0, ∞). ¿Pueden ser ϕ1 y ϕ2 soluciones, válidas en R, de una ecuación del tipo x00 +p(t)x0 +q(t)x = 0
con p y q continuas en R?
13. Se sabe que las funciones definidas por x1 = t, x2 (t) = 1 + t, x3 (t) = t + et y x4 (t) = t(1 + et ) son cuatro
soluciones, definidas en R, de la ecuación diferencial x000 + a(t)x00 + b(t)x0 + c(t)x = d(t), donde las
funciones a, b, c y d son continuas en R. Determı́nense, si es posible, todas las soluciones de la ecuación
diferencial.
Un sistema diferencial lineal de primer orden con coeficientes constantes (véase tema 6) puede
escribirse en forma vectorial-matricial y abreviada, como
es decir, es un caso particular de los sistemas x0 = A(t)x + b(t), vistos en los dos temas anteriores,
donde la función matricial A : I → Mn (R), t 7→ A(t), es constante. La forma correcta de escribir el
sistema es x0 (t) = A x(t) + b(t).
Una ecuación diferencial lineal de orden n > 1 y de coeficientes constantes, en forma abreviada,
es de la forma
x000 − 3x00 + x0 + 5x = et .
Recuérdese que en el curso anterior las ecuaciones diferenciales lineales de segundo orden con
coeficientes constantes, usualmente escritas como x00 + px0 + qx = b(t), constituı́an un caso muy
especial de ecuaciones resolubles, debido a que es fácil resolver la ecuación homogénea asociada,
x00 + px0 + qx = 0, sin mas que determinar las soluciones de la ecuación caracterı́stica asociada:
λ2 + pλ + q = 0 (ecuación de segundo orden en λ).
209
210 Sistemas y ecuaciones diferenciales lineales con coeficientes constantes
Resulta que las ecuaciones y sistemas diferenciales lineales de coeficientes constantes son esen-
cialmente los únicos casos que se saben “resolver,” pero su resolución no está exenta de muchos
y tediosos cálculos y, en muchas ocasiones, especialmente cuando la función b no es nula (caso no
homogéneo), nos podemos encontrar con cálculos insalvables, como pueden ser ciertas primitivas.
Hemos visto en el tema anterior que el estudio y resolución de un sistema diferencial lineal de
primer orden x0 = A(t)x + b(t) depende esencialmente del conocimiento del sistema homogéneo
asociado: x0 = A(t)x (lo mismo sucede con las ecuaciones diferenciales lineales) y de la obtención
de una matriz fundamental para este sistema. Por otra parte, el estudio de las ecuaciones lineales
se deduce de los resultados para sistemas lineales.
x0 = A x donde A ∈ Mn (R),
correctamente escrito como x0 (t) = A x(t). Como consecuencia del teorema de existencia y unicidad
global, podemos afirmar que las soluciones maximales de este sistema homogéneo están definidas
en R y, por tanto, son funciones x : R → Rn .
El objetivo principal de este tema es obtener una matriz fundamental para el sistema anterior.
Si comparamos el sistema x0 (t) = A x(t) con la simple ecuación diferencial lineal de primer
orden de coeficiente constante: x0 (t) = a x(t), donde a ∈ R, podemos tener una buena referencia.
Sabemos que las soluciones maximales de esta ecuación son todas las funciones de la forma
De esta forma, todas las soluciones se generan mediante la solución Φ(t) = eat = eta (base del
espacio de soluciones, de dimensión 1). Siguiendo una terminologı́a usada en sistemas, podrı́amos
decir que la matriz de orden 1, dada por Φ(t) = (eta ) es fundamental para x0 (t) = a x(t).
Las soluciones maximales del sistema homogéneo x0 (t) = A x(t) son de la forma
Obsérvese que tA es una matriz cuadrada cada t ∈ R. La pregunta obvia es: ¿qué sentido tiene
la exponencial de una matriz cuadrada?. Sabemos que si a ∈ R se verifica
∞
a a2 ak X 1
ea = 1 + + + ··· + + ··· = ak .
1! 2! k! k!
k=0
Intentando imitar lo anterior para una matriz cuadrada A, de orden n, estarı́amos tentados en
definir la exponencial de A como
∞
1 1 1 X 1
eA = In + A + A2 + · · · + Ak + · · · = Ak ,
1! 2! k! k!
k=0
donde A0 representa la matriz unidad In . Pero esta suma infinita representarı́a un lı́mite en el
espacio de las matrices Mn (R) con respecto a alguna topologı́a. ¿Existe tal lı́mite?
Mn (R) es un espacio vectorial real de dimensión n2 y, por tanto, podrı́amos considerar una
norma k . k en Mn (R) y plantear si el anterior lı́mite existe en el espacio vectorial normado
[Mn (R), k . k]. Ası́, una sucesión de matrices cuadradas (Ak ) converge a una matriz A cuando
lı́mk→∞ kAk − Ak = 0. Al ser el espacio de dimensión finita, todas las normas son equivalentes. De
esta forma, si el lı́mite anterior existe con una norma también existe con cualquier otra y viceversa.
No obstante, para probar que el lı́mite planteado en la definición de exponencial existe es necesario
usar un tipo de norma matricial que tenga en cuenta el producto de matrices AB y el producto de
una matriz por un vector Av de la siguiente forma:
Lo más usual y cómodo es considerar las normas matriciales subordinadas a las normas vecto-
riales k . k1 y k . k∞ . Estas, para una matriz A = (aij ) vienen dadas por
n
X n
X
kAk1 = máx |aij |, kAk∞ = máx |aij |.
j∈{1, ... ,n} i∈{1, ... ,n}
i=1 j=1
La primera se calcula tomando el máximo por columnas y la segunda tomando el máximo por filas.
En lo que sigue, mientras no haya confusión, notaremos a estas normas matriciales subordinadas
igual que las normas vectoriales.
La ventaja de usar las normas matriciales definidas en (9.3) es que de forma muy simple, usando
la definición y las propiedades i) y ii), se obtienen las siguientes propiedades:
Para llegar a justificar la definición de exponencial de una matriz necesitamos también los
conceptos de convergencia y convergencia absoluta de series en un espacio vectorial normado y
cierta relación entre estos conceptos.
212 Sistemas y ecuaciones diferenciales lineales con coeficientes constantes
Proposición 9.1. En un espacioP de Banach (V, k . k) las series absolutamente convergentes son
convergentes. Además, si la serie k vk es absolutamente convergente en (V, k . k), se verifica
k ∞
P P∞
k=1 vk k ≤ k=1 kvk k.
Obsevaciones:
1) Se puede dar un resultado más completo que el anunciado en la proposición anterior. Sucede
que la completitud de un espacio vectorial normado caracteriza la propiedad anterior; es decir,
el recı́proco también es cierto. Concretamente: un espacio vectorial normado donde cada serie
absolutamente convergente es convergente, es un espacio completo.
Demostración.
P Suponemos que E = (V, k . k) es un espacio vectorial normado completo y que la
serie k vk es absolutamente convergente en E.
Al ser el espacio completo, para probar que laPserie es convergente en E, será suficiente con
probar que la sucesión de sumas parciales (Sm ) = ( m
k=1 vk ) es de Cauchy en E, es decir, que dado
ε > 0 existe N ∈ N tal que kSn − Sm k < ε para cada m, n > N .
Para la segunda parte, es suficiente con tener en cuenta que, para cada m ∈ N, se obtiene
P∞
k m
P Pm
k=1 vk k ≤ k=1 kvk k ≤ k=1 kvk k < ∞
∞ m
X 1 k . X 1 k
B = A = lı́m A (esto indica un lı́mite en el espacio de matrices).
k! m→∞ k!
k=0 k=0
Proposición 9.2.
1) Si Θ es la matriz nula (la que tiene todos sus elementos iguales a 0), entonces eΘ = In ,
donde In es la matriz unidad.
La prueba de la propiedad 3) se sigue fácilmente de las dos anteriores. En efecto, como cualquier
matriz A conmuta con −A, entonces
In = eΘ = eA+(−A) = eA e−A .
Para probar el resultado fundamental de este tema, que es el que proporciona una matriz
fundamental para un sistema x0 = A x, nos basta con la definición de exponencial de una matriz
cuadrada, con el hecho de que eΘ = In y con el teorema de existencia y unicidad global de Picard-
Lindelöf. Curiosamente, por primera vez, vamos a hacer uso de este último teorema en la parte que
asegura la convergencia de las iterantes de Picard hacia la solución de un problema de valor inicial.
Teorema 9.1. Dada A ∈ Mn (R), la función matricial Φ : R → Mn (R), t 7→ Φ(t) = etA , es una
matriz fundamental para el sistema diferencial lineal lineal homogéneo de coeficientes constantes
x0 (t) = A x(t).
Observaciones:
1) Puesto que la función matricial Φ(t) = etA verifica Φ(0) = eΘ = In , resulta que Φ es la matriz
fundamental canónica del sistema x0 (t) = A x(t). en el punto t0 = 0.
2) Como una matriz fundamental es una matriz solución y Φ es matriz solución de x0 (t) =
A(t)x(t) si, y solo si, Φ0 (t) = A(t)Φ(t) para cada t, se sigue del resultado anterior que
d tA
(9.4) (e ) = A etA , para cada t ∈ R.
dt
Como se puede ver lo anterior imita la famosa fórmula de derivación de una exponencial real.
Demostración. Es suficiente con probar que Φ es matriz solución de x0 (t) = A x(t) ya que Φ(0) =
eΘ = In y, por tanto, det Φ(0) = 1. Al ser det Φ(0) 6= 0, el teorema 8.2 (caracterización de las
matrices fundamentales), nos confirma que, entonces, Φ es matriz fundamental de x0 (t) = A x(t).
Por tanto, tenemos que probar que cada columna ϕj de la función matricial Φ = (ϕ1 | · · · | ϕn )
es una solución del sistema x0 (t) = A x(t) y, para esto, vamos a usar el teorema de existencia y
unicidad global de Picard-Lindelöf.
(
x0 (t) = A x(t)
Para cada x0 ∈ Rn el problema (P ) tiene una única solución x : R → Rn ,
x(0) = x0
que puede ser obtenida mediante las iterantes de Picard asociadas a (P ) (las iterantes convergen
puntualmente en R a la solución de (P )).
(
x0 (t) = f (t, x(t))
Recordemos que para un problema de Cauchy (P ) las iterantes vm : I → Rn
x(t0 ) = x0
vienen definidas por
Z t
0
vm (t) = x + f (s, vm−1 (s)) ds , m = 1, 2, . . . , donde v0 (t) = x0 .
t0
Sabemos que, para cada t ∈ R, se verifica lı́mm→∞ vm (t) = x(t), donde x : R → Rn es la solución
del problema (P ). Calculemos entonces estas iterantes para ası́ determinar la solución de (P ).
Z t Z t
v1 (t) = x0 + A v0 (s) ds = x0 + A x0 ds = x0 + tA x0 = (In + tA)x0
0 0
Z t Z t Z t
0
v2 (t) = x + 0
A v1 (s) ds = x + A(x + sA x ) ds = x + tA x + ( s ds)A2 x0
0 0 0 0
0 0 0
t2 t2
= x0 + tA x0 + A2 x0 = (In + tA + A2 )x0
2 2
Z t Z t
s2 t2 t3
v3 (t) = x0 + A v2 (s) ds = x0 + (Ax0 + sA2 x0 + A3 x0 ) ds = x0 + tA x0 + A2 x0 + A3 x0
0 0 2 2 3!
t t2 t3
= (In + A + A2 + A3 )x0 .
1! 2! 3!
........................................
Lo anterior nos permite ver una ley de recurrencia. En general, se comprueba fácilmente por in-
ducción sobre m que, para cada m, se verifica
m
1 1 1 X 1
vm (t) = In + (tA) + (tA)2 + · · · + (tA)m x0 = (tA)k x0 = Am (t)x0 ,
1! 2! m! k!
k=0
Pm 1 k
donde Am (t) = k=0 k! (tA) .
Como, para cada t ∈ R, la sucesión de matrices (Am (t)) converge a la matriz exponencial etA ,
entonces
lı́m vm (t) = etA x0 (lı́mite en Rn ) para cada t ∈ R.
m→∞
Observación: En la prueba anterior hemos usado los problemas de Cauchy (P ) con condiciones del
tipo x(0) = x0 para obtener que la función matricial definida por Φ(t) = etA es matriz fundamental
del sistema x0 (t) = A x(t). De haber considerado problemas de Cauchy con condiciones genéricas
216 Sistemas y ecuaciones diferenciales lineales con coeficientes constantes
x(t0 ) = x0 , los cálculos de las iterantes hubiesen sido análogos y se habrı́a obtenido que la función
matricial
es una matriz fundamental para el sistema x0 (t) = A x(t). De hecho esta es la matriz fundamental
canónica en el punto t = t0 , resultado que se podrá comprobar más adelante.
En esta prueba no solo usaremos el resultado del teorema anterior; también utilizaremos varios
resultados del tema 8.
Dadas dos matrices cuadradas A y B consideremos el sistema diferencial lineal homogéneo con
coeficientes constantes:
es una matriz fundamental para tal sistema; de hecho es la matriz matriz fundamental canónica en
el punto t0 = 0 pues Φ(0) = In .
también es una matriz fundamental del sistema (9.6), ya que, si esto sucede, como Ψ(0) = In , debe
suceder que Ψ = Φ (unicidad de la matriz fundamental canónica) y, ası́,
y, en particular, eA+B = eA eB .
El que que Ψ = Φ se sigue del resultado de la proposición 8.2, que nos asegura que debe existir
C ∈ Mn (R), con det C 6= 0, tal que Ψ(t) = Φ(t) C para cada t ∈ R y, en particular, para t = 0 se
verifica que In = Ψ(0) = Φ(0)C = C.
Para probar que Ψ, definida por (9.7), es matriz fundamental de (9.6) serı́a suficiente, según el
teorema 8.2, probar que Ψ es matriz solución de (9.6) ya que det Ψ(0) 6= 0.
Para probar esto usaremos de nuevo el teorema 9.1, concretamente la expresión (9.4), que nos dice
que para cualquier matriz cuadrada A se verifica
d tA
(e ) = A etA , para cada t ∈ R.
dt
Teniendo en cuenta cómo se deriva un producto de dos funciones matriciales derivables, tenemos
d tA tB d d
(9.9) Ψ0 (t) = (e e ) = (etA )etB + etA (etB ) = AetA etB + etA BetB .
dt dt dt
Obsérvese que hasta ahora no se ha usado que las matrices A y B conmuten. Veamos que si A y B
conmutan también lo hacen las matrices etA y B, es decir:
En efecto, como A y B conmutan, para cada k ∈ N se verifica que Ak B = BAk y, por tanto, para
cada m ∈ N se cumple
m m m
X 1 k k X 1 k X 1 k k
(9.11) t A B= t BAk = B t A .
k! k! k!
k=0 k=0 k=0
Sea k . k una norma matricial subordinada a una norma vectorial. Como, para cada t ∈ R se verifica
m
X 1 k k
Am (t) = t A → etA en [Mn (R), k . k] para m → ∞,
k!
k=0
entonces Am (t)B → etA B y BAm (t) → BetA en [Mn (R), k . k]. De esta forma, tomando lı́mite
para m → ∞ en la expresión (9.11), se obtiene etA B = BetA .
y, de esta forma, se obtiene (9.8) y ası́ Ψ es una matriz solución de (9.6), como se querı́a probar.
x : R → Rn , t 7→ x(t) = etA x0 .
Por tanto, entre estas funciones debe estar la solución de (P ). Veamos que se puede determinar
fácilmente la constante c ∈ Rn que hace que x(t) = etA c sea la solución de (P ). Para obtener la
expresión de tal solución vamos a usar las propiedades 2) y 3) referidas en la proposición 9.2. De
hecho, la propiedad 2) ha sido probada en la sección anterior.
Si imponemos que la función definida por x(t) = etA c verifique la condición inicial x(t0 ) = x0 ,
entonces et0 A c = x0 y, al ser et0 A invertible, tenemos c = (et0 A )−1 x0 = e−t0 A x0 y ası́ la expresión
de la solución viene dada por x(t) = etA e−t0 A x0 , para cada t ∈ R.
218 Sistemas y ecuaciones diferenciales lineales con coeficientes constantes
Como las matrices tA y −t0 A conmutan, entonces etA e−t0 A = etA−t0 A = e(t−t0 )A y, en conse-
cuencia, la solución del problema (P ) es la función
Véase que en este caso, a diferencia del caso general (8.3), evitamos el cálculo de inversas de
matrices para la determinación de las soluciones de (P ). Este mismo resultado se hubiese obtenido
en la prueba del teorema 9.1 de haber considerado problemas de Cauchy con condiciones iniciales
x(t0 ) = x0 .
Procediendo de la misma forma que en el caso homogéneo y usando lo visto en las secciones 8.7
y 8.8, para la determinación de una solución particular de un sistema no homogéneo, se comprueba
fácilmente que si A ∈ Mn (R) y b : I → Rn es continua en el intervalo I, entonces, para cada t0 ∈ I
y cada x0 ∈ Rn , la función x : I → Rn definida por
Z t
(9.14) x(t) = e(t−t0 )A x0 + e(t−s)A b(s) ds
t0
(
x0 (t) = A x(t) + b(t)
es la solución del problema de Cauchy
x(t0 ) = x0 .
Ejercicios propuestos