La Propiedad y Sus Atributos Desde El Derecho Civil
La Propiedad y Sus Atributos Desde El Derecho Civil
La Propiedad y Sus Atributos Desde El Derecho Civil
DOMINGO
Nombres:
Dahianna Carolina
Apellidos:
Santos Díaz
Matrícula:
BE-1604
Tema:
La propiedad y sus atributos desde el Derecho Civil
Fecha de Entrega:
19 de diciembre de 2020
INTRODUCCIÓN
Antecedentes históricos. -
La propiedad, como derecho de la persona, se define clásicamente como “el derecho de
gozar, de usar y de disponer de una cosa. Usar es servirse de la cosa; gozar es percibir los frutos
naturales y civiles que la cosa produce; y disponer conlleva la facultad materia de destruir la
cosa, y la jurídica de enajenarla.
En República Dominicana la primera concepción legal de este derecho apareció luego de
la proclamación de la Independencia Nacional el 27 de febrero de 1844, en la constitución del 6
de noviembre de ese mismo año. El texto constitucional era el siguiente:
Artículo 21.- Nadie puede ser privado de su propiedad sino por causa justificada de utilidad
pública, previa la correspondiente indemnización a juicio de peritos.
De esta forma, el constituyente de 1844 estableció si bien no una definición del derecho y
sus implicaciones o alcances, un reconocimiento a los nuevos ciudadanos del Estado
Dominicano a la propiedad privada y la garantía de su disfrute al prohibir su expropiación
injustificada y sólo en los casos de utilidad pública.
Luego, el 21 de abril de 1911 se promulga la Ley sobre Terrenos Comuneros que
pretendía regularizar lo que hoy conocemos como la copropiedad, “esta disposición legal es
retenida como el primer esfuerzo legislativo para organizar la división de los terrenos
comuneros, aquellos tenidos mediante acciones y que pertenecen a dos o más personas”.
Posteriormente, durante la intervención norteamericana, se instituye el sistema Torrens y
se inicia la publicación de la Orden Ejecutiva 511, sobre Registro de Tierras.
En tiempo más reciente, y en consecuencia de la modernización de la jurisdicción
inmobiliaria nacional se promulgó el 23 de marzo de 2005, la Ley número 108-05, sobre
Registro Inmobiliario. Con esta ley, sus reglamentos y una posterior modificación, se definieron
las funciones del Registro de Títulos, los tribunales de Tierra, la Dirección de Mensuras
Catastrales, la Dirección de Catastro Nacional y el abogado del Estado, como dependencias del
Poder Ejecutivo.
En este cuerpo legislativo no se encuentra una norma que delimite y establezca el alcance
del derecho propiedad del que son acreedores las personas, a lo más en el podemos encontrar,
por deducción lógica, el reconocimiento a la propiedad privada de que gozan las personas.
El principio III de la susodicha Ley 108-05, establece a que el Estado es el propietario
originario de todos los terrenos que conforman el territorio nacional y de aquellos que ningún
particular pueda probar derecho alguno. La norma establece:
“Principio III. El Estado Dominicano es el propietario originario de todos los terrenos
que conforman el territorio de la República Dominicano. Se registran a nombre del Estado
Dominicano todos los terrenos sobre los que nadie pueda probar derecho de propiedad
alguno”.
Actualmente, nuestra Constitución consagra una concepción moderna y con sentido
social, pero también adhiriéndose a los elementos clásicos del derecho de propiedad. Esta
definición la da la Carta Magna en la norma del artículo 51, el cual establece en sus primeras
líneas textualmente lo siguiente:
“Artículo 51. El Estado reconoce y garantiza el derecho de propiedad. La propiedad
tiene una función social que implica obligaciones. Toda persona tiene derecho al goce, disfrute
y disposición de sus bienes”.
En las subsiguientes líneas la norma del citado artículo se dispone al establecimiento de
los límites y alcance de este derecho, exponiendo por ejemplo, que “ninguna persona puede ser
privada de su propiedad, sino por causa justificada de utilidad pública o de interés social, previo
pago de su justo valor, determinado por acuerdo entre en las partes o sentencia del tribunal
competente, de conformidad con lo establecido en la ley. En caso de declaratoria de Estado de
Emergencia o de Defensa, la indemnización podrá no ser previa”.
En este aspecto, la concepción ha cambiado desde que el constituyente de 1844 plasmó
tal prohibición en la citada norma del artículo 21 de la primera Carta Magna Dominicana. Pues,
como puede apreciarse en un principio el valor del inmueble a expropiar quedaba a cargo de un
perito, más en la actualidad el precio se fija por mutuo acuerdo entre las partes o en su defecto
por un Tribunal competente.
Las líneas del inciso 1 referido se pueden complementar con lo dispuesto en los incisos 4
y 5 de la misma norma, cuando prohíben la confiscación de los bienes de los particulares, sean
personas físicas o jurídicas, por razones políticas y exponen de forma limitativa los casos en que
se puede proceder a tal confiscación. Los textos son los siguientes:
“4. No habrá confiscación por razones políticas de los bienes de las personas físicas o
jurídicas;
5. Sólo podrán ser objeto de confiscación o decomiso, mediante sentencia definitiva, los
bienes de las personas físicas o jurídicas, nacionales o extrajeras, que tengan su origen en actos
ilícitos cometidos contra el patrimonio público, así como utilizados o provenientes de
actividades de tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas o relativas a la
delincuencia transnacional organizada y de toda infracción prevista en las leyes penales”,
Con estas normas constitucionales el derecho de propiedad de los particulares queda
revestido con la debida protección contra las arbitrariedades del poder. Siendo un derecho
fundamental, y uno de los principales en el desarrollo social y económico de las naciones, no se
puede escatimar esfuerzos en su protección contra el poder estatal y el quizás aún más peligroso
poder político.
También esta, entre otras, la garantía que debe proporcionar el Estado a las personas para
el acceso a propiedades inmobiliarias tituladas. Esta garantía constitucional procura la
posibilidad de toda persona a hacerse acreedora de este tipo de derecho como pilar del buen
desarrollo y estabilidad de la vida en sociedad. Así, el inciso 2 de la norma del artículo 51 en
cuestión expone que:
“El Estado promoverá, de acuerdo con la ley, el acceso a la propiedad, en especial a la
propiedad inmobiliaria titulada”
La interpretación doctrinal que se ha hecho del sentido y concepción del derecho de
propiedad que expresó el constituyente de 2010 ha sido que es “el derecho exclusivo de X al uso
de un objeto o bien y, aprovecharse de los beneficios que este bien produzca y a disponer de
dicho bien, ya sea transformándolo, destruyéndolo o transfiriendo los derechos sobre el mismo.
Es decir, a grandes rasgos, el derecho de propiedad implica la exclusión de los no propietarios
del bien del disfrute o aprovechamiento sobre el mismo”.
Asimismo, que “la propiedad es un mecanismo de relación social jurídicamente
construido, un conjunto de reglas legales aplicadas jurídicamente que determinan el acceso y la
exclusión al disfrute de bienes”.
Por otra parte, el Código Civil también aborda el derecho de propiedad en cuento a su
alcance y límites, claro con una concepción propia de la época napoleónica. El código legislativo
aborda, de forma principal, el tema en las normas de los artículos 544, 545 y 546, en donde se
expresan los elementos desarrollados de goce, disfrute y disposición que se han hechos contante
como constitutivos de este derecho. Tales normas expresan:
Artículo 544. La propiedad es el derecho de gozar y disponer de las cosas del modo más
absoluto, con tal de que no se haga de ella un uso prohibido por las leyes y reglamentos.
Artículo 545. Nadie puede ser obligado a ceder su propiedad a no ser por causa de
utilidad pública, previa justa indemnización pericial, o cuando haya discrepancia en la
estimación, por juicio de Tribunal competente.
Artículo 546. La propiedad es una cosa, mueble, o inmueble, da derecho sobre todo lo
que produce, y sobre lo que se le agrega accesoriamente, sea natural o artificialmente.
Los clásicos maestros Mazeaud entendían que “para los redactores del Código Civil, el
derecho de propiedad es el derecho real más perfecto, el que confiere todos los poderes sobre la
cosa que sea su objeto: derecho de gozar y disponer de las cosas de la manera más absoluta; el
propietario es dueño soberano de su bien”.
Claro está, esta definición del legislador napoleónico no es la aceptada actualmente, basta
con ver la concepción constitucional tratada en los párrafos anteriores. En los momentos
actuales, no podemos concebir al propietario como un soberano de su propiedad, pues, existen
limitaciones a este derecho que se han desarrollado para preservar una adecuada convivencia
social sin perturbar otros derechos que son próximo al derecho de propiedad. Para confirmar,
podemos citar:
En el contexto de una sociedad contemporánea, la exclusividad de la explotación y la
capacidad que tiene de asignación de recursos traen como consecuencia que la propiedad no
sea un derecho absoluto, sino que tenga una función social que la limita. Esto por dos motivos:
primero porque, como el individuo no puede garantizar por sí mismo el ejercicio de su derecho
de propiedad, la protección del mismo sólo se puede dar como consecuencia de la existencia del
Estado y los costos sociales que este implica (HOLMES & SUNSTEIN:72).
El segundo motivo es que la propiedad permite la asignación de recursos, lo cual no
necesariamente implica la posibilidad de destruirlos o que todos los recursos sean asignables.
De fecho, la Constitución establece excepciones claras a esto, como son los recursos naturales
(artículos 14), las áreas protegidas (artículo 16), la explotación de los yacimientos mineros
(artículo 17) y los bienes relacionados con el patrimonio cultural (artículo 64), por sólo
mencionar algunos casos”.
En nuestro país los textos constitucionales y legales citados comprenden la base
dogmática y procesal en que se fundan los atributos legales del derecho de propiedad, más no
podemos obviar en la presente entrega las consagraciones jurídicas que se han hecho sobre el
particular en cuestión en los cuerpos legislativos internacionales.
Los acuerdos internacionales, en cualesquiera de sus modalidades, forma parte del bloque
de constitucionalidad de la que se hace acreedora la República Dominicana, por ende, es una
fuente de obligada consulta.
Así, la norma del artículo 21 de la Convención Americana de Derechos Humanos expone
el derecho a la propiedad privada estableciendo más que un concepto del derecho en sí, sino,
exponiendo el derecho de toda persona “al uso y goce de sus bienes” y “que ninguna persona
puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones
de utilidad pública o de interés socia y en los caso y según las formas establecidas por la ley”.
De igual forma, la norma del artículo 17 de la Declaración Universal de Derecho
Humanos expone que “toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente”
y “Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad”.
Inclusive, en el marco internacional encontramos la Convención Internacional sobre
Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus familiares que en la
norma de su artículo 15 presenta una protección especial para los bienes propiedad de los
trabajadores migratorios. El texto de la referida norma del artículo 15 es el siguiente:
Artículo 15. Ningún trabajador migratorio o familiar suyo será privado arbitrariamente
de sus bienes, ya sean de propiedad personal exclusiva o en asociación con otras personas.
Cuando, en virtud de la legislación vigente en el Estado de empleo, los bienes de un trabajador
migratorio o de un familiar suyo sean expropiados total o parcialmente, la persona interesada
tendrá derecho a una indemnización justa y apropiada.
En conclusión, indistintamente del texto legal que lo consagre el derecho de propiedad va
a revestir un sin número de garantías que procurarán su goce efectivo por parte de su titular.
Igualmente, el alcance de este derecho se va a circunscribir en los elemento de goce, uso y
disposición de la cosa inmueble resultando como límites necesarios los que la debida
convivencia social impongan.
EL DERECHO DE PROPIEDAD COMO DERECHO FUNDAMENTAL
El derecho de propiedad es un derecho fundamental establecido en nuestra constitución
en el artículo 51, expresando que: “El Estado reconoce y garantiza el derecho de propiedad. La
propiedad tiene una función social que implica obligaciones. Toda persona tiene derecho al
goce, disfrute y disposiciones de sus bienes”. TC/0399/17. La fundamentalidad de un derecho
reside en su vinculación a todos los poderes públicos, de manera que ni el legislador, ni las
administraciones públicas, ni el Poder Judicial, puedas, con sus actuaciones, vulnerar su
contenido.
GARANTÍA CONSTITUCIONAL DEL DERECHO DE PROPIEAD
INMOBILIARIA, A LA LUZ DE LA LEY 108-05
Anterior a esta disposición constitucional, no existía en nuestro país ningún texto que le
diera esa calidad al derecho de propiedad mucho menos alguna oficina pública con facultad para
recibir todo lo relativo a la transmisión del derecho de propiedad.
Nuestra actual Carta Magna lo consagra en el inciso 13, del artículo 8 según su texto, la
propiedad privada cual que sea su naturaleza, no puede ser tomada por el Estado ni por otras
personas autorizadas por el Estado, sino por causa debidamente justificada de utilidad pública o
interés social y previa justa indemnización.
Según esto, la posibilidad de tomar la propiedad privada en tales casos no corresponde al
antiguo concepto de la expropiación, sino más bien a la figura jurídica de la enajenación o venta
forzosa. La introducción del interés social como justificante de esta enajenación forzosa en
nuestro ordenamiento constitucional data de la reforma del año 1942,
Significa que el Estado puede ordenar la expropiación remunerada no sólo para obras
destinadas a ingresar y permanecer en el patrimonio del Estado, sino también para resolver
problemas en provecho de ciertos grupos o núcleos de la comunidad necesitados de un asiento
territorial para fines de habitación o de trabajo.
El texto constitucional permite que, en los casos de calamidad pública, la indemnización
pueda ser no previa. En los casos ordinarios, la indemnización debe preceder a la enajenación y
deber ser justa, lo que se ha interpretado siempre en el sentido de que corresponda cuando menos
al valor al momento de la expropiación y que sea fijada por tribunales en forma contradictoria.
El mismo texto prohíbe la confiscación general de bienes, adviértase bien que la
confiscación prohibida por la Constitución es la de carácter general; pero no la de ciertos bienes,
lo que sí puede disponerse en los vasos de crímenes y delitos comunes para cuanto haya servido
para la comisión de esas infracciones. Es la confiscación especial que figura en varios casos
previstos por el Código Penal y otras leyes represivas.
DESMEBRACIONES DEL DERECHO DE PROPIEDAD
Se distinguen dos categorías de derechos reales: los derechos reales llamados principales
y los derechos reales denominados accesorios. En la segunda categoría se sitúan algunos
derechos que recaen sobre cosas, pero que son el accesorio del derecho de crédito, en sentido de
que constituyen una garantía de ese derecho de crédito, refuerzan la situación del acreedor de
permitirle cobrar con mayor seguridad.
Los derechos reales accesorios están constituidos por las garantías del derecho de
propiedad, como son la prenda, la anticresis y el derecho de hipoteca. Y los derechos reales
principales son el derecho de propiedad y sus desmebraciones, como son: el usufructo, uso,
habitación, servidumbres reales o servicios prediales, concesiones y la enfiteusis.
DERECHOS REALES PRINCIPALES
Son los derechos que mejor representan el concepto de apropiación de la cosa, y que por
tanto se confunden con la cosa misma. El derecho real principal que le confiere a su titular los
poderes más completos es el derecho de propiedad. Los demás derechos reales principales no
otorgan sino un poder restringido: no confieren sino ciertas atribuciones del derecho de
propiedad; por eso se llama “desmembraciones del derecho de propiedad”.
En casos tales, se ejercen sobre una misma cosa dos derechos concurrentes: el derecho de
propiedad y otro derecho real, de tal suerte que el derecho de propiedad está limitado; de ahí el
nombre de “servidumbre” dado al derecho real que esclaviza a la cosa sobre la cual recae.
EL DERECHO DE PROPIEDAD
Los jurisconsultos romanos no definen el derecho de propiedad, que escapa a toda
definición por su sencillez y extensión, pues es el derecho más completo que se pueda tener
sobre una cosa corporal. Se limitan a estudiar los diversos beneficios que se obtienen de la
propiedad. Tales beneficios se resumen en el usus, el frutus y el abusus.
La propiedad es el derecho de gozar y disponer de un bien, sin otras limitaciones que las
establecidas por las leyes, por lo cual, la propiedad es el derecho real por excelencia que implica
un poder derecho e inmediato sobre las cosas, siendo además, una facultad moral de dar,
disfrutar y disponer de una cosa en provecho propio, con exclusión de los demás.
Por otra parte, y por la misma razón del carácter absoluto de su derecho sobre la cosa, el
propietario puede restringirlo concediendo a otras personas algunas de las ventajas de que goza.
Aquellos a quienes concede esas facultades separadas a la propiedad, poseen derechos
reales sobre la cosa de otro, la que se encuentra en un estado de sumisión a tal respecto, y estos
derechos reales se llaman servidumbres.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL DERECHO DE PROPIEAD
INMOBILIARIO.
Considerando todos los elementos señalados, y conforme la doctrina vigente, los rasgos
que caracterizan la propiedad y la presentan como:
1) Absoluta y oponible frente a todos: otorgándole al propietario los siguientes atributos:
Jus utendi, o derecho de servirse de la cosa
Jus fruendi o derecho de percibir las rentas y sus frutos, si es fructífera la cosa
sobre la que versa el dominio
Jus abutendi o derecho de disponer de la cosa, conservarla, donarla, destruirla o
incluso abandonarla, llegado el caso
Jus vindicando o facultad de reclamar la propiedad de la cosa, junto con tenencia
de la misma, siempre que hubiera sido arrebatada de un modo injusto a su
legítimo propietario
Perpetua e Imprescriptible: En contraste con los derechos reales transitorio como el
uso, la habitación o el usufructo. Esta concepción resalta que la propiedad del bien
depende de la existencia del mismo: la propiedad dura tanto como dura la cosa. Este
carácter de imprescriptible hace que no pueda oponérsele la prescripción cuando ella ha
cumplido con los requisitos legales que le corresponden.
El legislador de la Ley 108-05, conviene en principio la imprescriptibilidad del derecho
de propiedad, al señalar “Todo derecho registrado de conformidad con esta ley es
imprescriptible y goza de la protección y garantía absoluta del Estado”. Ley 108’05 at
al, 2005.
Unitaria y unívoca: Lo que no impide contemplarla como contrapuesta a la posibilidad
de adjudicarle usos y contenidos plurales y distintos.
Lleva implícita la facultad de exclusión y la autonomía frente al Estado.
El derecho de propiedad privada de los bienes materiales, es un derecho fundamental de
primera generación.
Es un derecho eminentemente económico y de dominio privado.
Es un derecho subjetivo, porque implica un ámbito de poder concedido a la misma
persona.
Implica un poder inmediato sobre la cosa, protegido frente a todos,
La propiedad privada lleva naturalmente intrínseca, una función social.
EL USUFRUCTO
El usufructo es el derecho de usar de la cosa de otro, y de percibir sus frutos, sin alterar
su sustancia. Es la más importante de las servidumbres personales, puesto que comprende el jus
abutendi y el jus fruedi.
El propietario de la cosa gravada sólo conserva el jus abutendi, limitado por la necesidad
especial de espectar el derecho usufructuario, y por la ventaja de conservar ciertos productos.
Es un derecho real que confiere a una persona llamada usufructuaria el derecho de usar y
gozar temporalmente de un bien que pertenece a otra persona llamada nudo propietario. Como el
usufructuario no es propietario de la cosa, sino que mantiene una relación que se puede llamar de
copropiedad con el propietario propiamente dicho, está obligado a conservar la cosa. No puede
destruirla ni enajenarla.
El legislador francés lo define como “el derecho de gozar de cosas cuya propiedad
pertenece a otro, como éste mismo; pero conservando la sustancia de aquellas”. Código Civil,
artículo 578. Si el usufructuario puede gozar del bien como el propietario mismo, entonces se
beneficia, para su goce, de todos los frutos que pueda producir la cosa, de los accesorios que
pueda tener, o agregársele a la propiedad, ya sea de forma natural accidental o civil.
El usufructo puede establecerse sobre todas las cosas corporales mobiliarias o
inmobiliarias que figuran en el patrimonio de los particulares, salvo la que se consumen por el
uso, pues el jus utendi se confunde entonces con el jus abutendi. A diferencia de las
servidumbres prediales, el usufructo está considerado como divisible. De ahí resulta que este
derecho puede ser constituido en parte, y que es susceptible de extinción parcial.
LA SERVIDUMBRE
El estado ordinario de la propiedad es el de ser libre, es decir, el de procurar al
propietario todas las ventajas que ella proporciona. Pero mientras que el jus abutendi no puede
pertenecer más que al propietario, otros derechos, tales como el jus utendi, le jus fruendi, están
algunas veces, en todo o en parte, separados de la propiedad, que de este modo está disminuida y
aminorada: entonces se dice que está gravada con una servidumbre.
La servidumbre es un tipo de derecho real, y así lo establece el artículo 637 del Código
Civil Dominicano, es una carga impuesta sobre una heredad, para el uso y utilidad de una finca
perteneciente a otro propietario.
Continúa el 638 “La servidumbre no establece preeminencia alguna de una heredad
sobre otra”. Asimismo, el 639 dice: “Tiene su origen o en la situación de los predios o en
obligaciones impuestas por la ley, o en contrato hecho entre los propietarios”.
En tanto que el artículo 640 del Código Civil Dominicano continúa diciendo: “Los
predios inferiores están sujetos a recibir de los más elevados, las aguas, que de éstos se deriva,
sin que contribuya a ello la mano del hombre. El propietario inferior no puede elevar disques
que impidan que la corriente o descenso de las aguas”.
Se define también la servidumbre como el gravamen impuesto sobre un predio en utilidad
de otro predio de distinto dueño.
La servidumbre se clasifica en: Activa, que se refiere al predio sirviente que sufre el
gravamen. Es el predio dominante que reporta la utilidad, como por ejemplo: un electroducto,
vistas, aguas. Continuas: aquellas cuyo uso es continuo y sin que intervenga la mano del hombre
también los electroductos, las vistas y las aguas. Discontínuas: Son las que requieren de la
intervención del hombre para que sean ejecutadas, entre estas destacan el paso del tránsito.
Asimismo están las servidumbres prediales o personales: estas son las que se construyen
para beneficio de otro inmueble o una o más personas o comunidad. Están también las
servidumbres denominadas aparentes: las cuales tienen como características que se anuncian y
continuamente están a la vista de todos mediante signos exteriores que revelan el uso y
aprovechamiento de las mismas.
Igualmente están las no aparente: estas no presentan ningún indicio exterior sobre su
existencia. Positivas o negativas: La positiva es la que imponen al dueño del predio sirviente la
obligación de dejar a ver alguna cosa o de hacerla por si mismo. Mientras que la negativa
prohíbe al dueño del predio sirviente hacer algo que le resultaría lícito sin la servidumbre.
Legales o voluntarias: Estas son las que pueden establecerse mediante ley u otras normas
del ordenamiento jurídico o por la voluntad de los propietarios.
La servidumbre se caracteriza por la indivisibilidad, que consiste en que esta persiste
incluso luego de la división de los predios. La accesoriedad, que establece que la transferencia de
propiedad del predio, implica también la de la servidumbre y la perpetuidad, que no establece
límites temporal, salvo disposición legal o acuerdo en contrario.
Por ejemplo al visitar una playa pública detrás o al lado de un gran complejo hotelero
privado. Estos caminos, espacios o predios por los que ha accedido a éstas son las servidumbres
del derecho real. La estructura del hotel o complejo hotelero es privado más no la playa, la playa
es pública, de todos por lo que el propietario de estos debe facilitar a quienes deseen disfrutar de
esas aguas hacerlo.
El Derecho Romano, define la servidumbre como “iura in re aliena” que significa
derechos reales sobre cosa ajena.
Sobre el derecho real de la servidumbre incluso hay jurisprudencias dela Corte de
Casación en las que se ha puesto de manifiesto la obligatoriedad de este derecho para el
adecuado convivir, tanto a nivel particular como en sociedad, comunidad.
LIMITES AL DERECHO DE PROPIEDAD
Restricciones que con carácter general recaen sobre todas las facultades dominicales
respecto de una misma categoría de bienes. Pueden clasificarse en limitaciones de utilidad
pública y de utilidad privada. Entre las primeras se encuentran las impuestas por las normas de
Derecho Administrativo Especial (Ej. Materia de Urbanismo) o las previstas en los arts. 389 a
391 C.C. como limitaciones de utilidad privada principalmente se encuentran las relaciones de
vecindad.
Relaciones de vecindad son las restricciones que resultan de la misma naturaleza del
derecho subjetivo de propiedad; es decir, el alcance del poder del propietario según las
disposiciones legales que lo regulan. Los límites más importantes se condensan en la prohibición
de hacer mal uso o abusar de un derecho subjetivo. La protección jurídica del derecho de
propiedad sólo cubre el interés legítimo del propietario; y este interés no puede ir más allá del
punto en que empieza el interés de otro propietario o de la comunidad social. Se habla también
de limitaciones a la propiedad para aludir a las restricciones que resultan de la existencia de los
derechos subjetivos contrapuestos a las facultades dominicales, y que traen causa de algún
negocio jurídico.
CONCLUSIÓN
Después de analizar todo relativo al derecho real propiedad y cada uno de sus atributos,
evolución histórica y demás aspectos que lo han establecido como un derecho fundamental, de
orden constitucional, así como los efectos jurídicos que surgen a través del goce y ejercicio de
todo lo que lo compone, he comprendido que desde el siglo XVIII, la propiedad privada empezó
a considerarse como una parte esencial de los Derechos Humanos, (concretamente de los
derechos económicos, sociales y culturales) o derechos de segunda generación; el derecho de
propiedad, incluido en las constituciones de corte liberal, se constituye en una de las conquistas
sociales de la Revolución Francesa.
A través de la historia se ha contemplado la propiedad desde tres puntos de vista: Las
ideas liberales de la revolución francesa, las ideas socialistas del siglo XIX. Las regulaciones
originadas en estos últimos períodos limitaron el concepto original de propiedad, surgiendo los
conceptos de función social y expropiación por necesidad pública. Un punto importante es que
las ideas socialistas representan una contradicción con las ideas liberales, mientras que el
estatismo es, al igual que el constitucionalismo social, que la origina, una ampliación de los
derechos fundamentales, originando los Derechos económicos, sociales y culturales, aunque en
el aspecto específico de la propiedad, se incluyen limitaciones a su libre ejercicio.