Unidad 7 - 231026 - 165513

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UNIDAD 7:

CRIMINOLOGIA, DERECHO PENAL Y SOCIOLOGIA CRIMINAL.

La criminología, el derecho penal y la sociología criminal son disciplinas que se


ocupan del estudio delito, pero desde enfoques diferentes.

La criminología se centra en el estudio científico delito, los delincuentes y el


comportamiento criminal. Surgió a principios del siglo XIX como una respuesta
a la necesidad de entender las causas y las consecuencias delito. Busca
identificar patrones delictivos, tomar medidas de prevención y rehabilitación, y
mejorar el sistema de justicia penal.

Por otro lado, el derecho penal es una rama del derecho que se ocupa de los
delitos, las penas y el sistema de justicia penal. Su objetivo principal es proteger
los derechos de los individuos y mantener el orden social a través de la
imposición de sanciones legales a quienes infringen la ley. En el derecho penal,
se establecen normas y procedimientos para determinar la responsabilidad y la
culpabilidad de los delincuentes y se establecen las penas correspondientes.

La sociología criminal se enfoca en el estudio de los factores sociales y


culturales que influyen en la aparición y el desarrollo delito. Examina cómo las
estructuras sociales, las desigualdades económicas, las instituciones sociales y
los procesos de socialización pueden contribuir a la delincuencia. La sociología
criminal busca comprender las causas sociales delito y proponer soluciones
basadas en el cambio social.

ANTECEDENTES. LA PRACTICA MEDIEVAL Y LA PROPUESTA DE


BECCARIA

En cuanto a los antecedentes y la relación con la sociedad feudal y las


propuestas burguesas, podemos mencionar la obra de Cesare Beccaria, un
filósofo y criminólogo italiano del siglo XVIII. En su libro "De los delitos y las
penas", Beccaria criticó duramente las prácticas medievales de tortura y pena de
muerte, argumentando que estas no cumplían con el objetivo de prevención
delito y solo causaban sufrimiento innecesario.

Beccaria propuso la aplicación de penas proporcionales al delito y basadas en la


utilidad social. Sus ideas fueron altamente influyentes en la época de la
Ilustración y reflejaron los valores y las aspiraciones de la creciente clase
burguesa, que buscaba un sistema de justicia más racional, equitativo y
eficiente.
En términos sociológicos, la propuesta de Beccaria se vincula con el cambio de
la sociedad feudal a una sociedad más liberal y capitalista, donde la burguesía
emergente buscaba asegurar la protección de sus intereses y propiedades. Su
enfoque racional y utilitario se alineaba con los principios del pensamiento
liberal de la época, que se centraba en la razón y la utilidad como guías para la
acción.

En resumen, la criminología, el derecho penal y la sociología criminal son


disciplinas interrelacionadas que abordan el estudio delito desde diferentes
perspectivas. La propuesta de Beccaria en el siglo XVIII reflejó los cambios
sociales y las demandas de la creciente clase burguesa en busca de un sistema
de justicia más humano, racional y eficiente.

POSITIVISMO BIOLOGICO. ANALISIS SOCIOLOGICO Y


COMPARACION CON LA ESCUELA CLASICA. ADSCRIPCION Y
ADQUISICION DE LAS CAUSAS DEL DELITO

El positivismo biológico es una corriente criminológica que surgió en el siglo


XIX y sostiene que los factores biológicos y genéticos son determinantes en la
conducta delictiva. Según esta perspectiva, el delito es producto de
características innatas del individuo, como predisposiciones genéticas y
disfunciones cerebrales.

Si realizamos un análisis sociológico del positivismo biológico, podemos


evidenciar que esta teoría se centra en explicaciones individuales delito, dejando
de lado los factores sociales y estructurales que pueden influir en su aparición.
Esta perspectiva reduce la complejidad del fenómeno delictivo a aspectos
biológicos, pasando por alto importantes dimensiones socioculturales y
económicas que podrían estar relacionadas con la comisión de delitos.

Una comparación con los presupuestos de la escuela clásica –la cual se


desarrolló previamente al positivismo- permite identificar algunas diferencias
significativas. Mientras que el positivismo biológico atribuye el delito a factores
innatos del individuo, la escuela clásica se enfoca en la elección racional y libre
de cada persona para cometer un delito, sin dar relevancia al componente
biológico.

En términos de adscripción y adquisición de las causas delito, el positivismo


biológico sostiene que estas características son innatas, es decir, que se nace con
ellas. Por el contrario, la escuela clásica propone que los individuos adquieren el
sentido del deber y la capacidad de tomar decisiones racionales a través del
proceso de socialización y de la interacción con su entorno.
POSITIVISMO SOCIOLOGICO: DETERMINACION SOCIAL DEL
DELITO. ECOLOGIA GENERAL Y HUMANA
Es importante señalar que la visión del positivismo biológico ha sido
ampliamente criticada, ya que enfrenta dificultades en términos de validez
científica y ética. La criminología contemporánea se ha alejado de esta
perspectiva y ha adoptado un enfoque más integral, que considera tanto factores
individuales como sociales en la comprensión delito.

En conclusión, el positivismo biológico y la escuela clásica presentan


diferencias sustanciales en su comprensión de las causas delito. Mientras el
positivismo biológico atribuye mayor importancia a los factores biológicos y
genéticos, la escuela clásica destaca la elección racional y la responsabilidad
individual. La criminología actual se nutre de diversas aproximaciones teóricas
para comprender la complejidad del fenómeno delictivo.

El positivismo sociológico es una corriente criminológica que enfatiza la


influencia de los factores sociales en la determinación delito. A diferencia del
positivismo biológico, que enfoca en factores genéticos y biológicos como
determinantes del comportamiento criminal, el positivismo sociológico se
centra en cómo las condiciones sociales y culturales pueden dar lugar a la
aparición de conductas delictivas.

Según el positivismo sociológico, el delito no se debe a características innatas


de los individuos, sino que es producto de desigualdades económicas, procesos
de marginalización, falta de oportunidades, carencias en el sistema educativo,
entre otros factores socioculturales. Esta perspectiva plantea que la sociedad y
su estructura desempeñan un papel crucial en la producción y determinación
delito.

El positivismo sociológico, en su análisis criminológico, se preocupa por


entender las dinámicas sociales y las estructuras que pueden generar
condiciones propicias para la aparición de conductas delictivas. Analiza las
desigualdades sociales, la pobreza, la exclusión social, la falta de acceso a
recursos y oportunidades, los conflictos y la falta de cohesión social como
factores que pueden contribuir al delito.

A diferencia del enfoque individualista de la escuela clásica, que considera al


individuo como el principal responsable de sus actos criminales, el positivismo
sociológico pone más énfasis en las influencias sociales y estructurales que
llevan a las personas a delinquir. Argumenta que las desigualdades
socioeconómicas, la falta de integración social y la falta de acceso a servicios
básicos pueden aumentar la probabilidad de que una persona se involucre en
actividades delictivas.

En resumen, el positivismo sociológico sostiene que el delito no puede ser


entendido exclusivamente en términos individuales o biológicos, sino que es
necesario analizar las condiciones sociales y estructurales que pueden
determinar su aparición. Esta corriente criminológica resalta la importancia de
abordar las desigualdades y los conflictos sociales como parte fundamental para
la prevención y el combate delito en la sociedad.

La ecología general es el estudio de las interacciones entre los organismos y su


entorno, incluyendo los factores bióticos

(organismos vivos) y abióticos (factores no vivos como el clima, el suelo, etc.).


Se analizan los patrones y procesos que ocurren en los ecosistemas y cómo se
relacionan los diferentes componentes de un ecosistema.

La ecología humana es una rama de la ecología que se centra en el estudio de la


interacción entre los seres humanos y su entorno. Se analizan las interacciones
sociales, económicas y culturales de los seres humanos y cómo afectan a los
ecosistemas y a la biodiversidad.

En cuanto a la concepción delito, es una cuestión relacionada con la


criminología y la sociología. Se refiere a la forma en que la sociedad define y
entiende el comportamiento delictivo, así como las causas subyacentes del
mismo. La

ecología humana puede proporcionar información relevante para comprender


las condiciones sociales y ambientales que pueden influir en la comisión de
delitos.

Es importante tener en cuenta que la ecología humana no se refiere solo a la


interacción entre los seres humanos y el medio ambiente, sino también a las
interacciones sociales y económicas que ocurren dentro de una sociedad. Esto
incluye factores como la desigualdad económica, la falta de acceso a recursos
básicos, la exclusión social, entre otros, que pueden influir en la aparición de
conductas delictivas.

En resumen, la ecología general se centra en el estudio de las interacciones en


los ecosistemas, mientras que la ecología humana se enfoca en las interacciones
entre los seres humanos y su entorno social y económico. La concepción del
delito puede ser analizada desde una perspectiva de ecología humana,
considerando los factores sociales y ambientales que pueden influir en la
comisión de delitos.

LA ORGANIZACION Y ASOCIACION DIFERENCIALES EN LA OBRA


DE SUTHERLAND COMO TEORIA DE DESVIACION. DELITOS DE
CUELLO BLANCO. SUBCULTURAS DELINCUENTES Y DESVIADAS.
En la obra de Edwin Sutherland, se presenta la teoría de la asociación
diferencial como una explicación de la desviación y el comportamiento
delictivo. Según esta teoría, los individuos aprenden a cometer delitos a través
de la interacción con otros individuos que tienen actitudes y comportamientos
criminalmente desviados. La asociación diferencial señala que la delincuencia
es resultado de la exposición a modelos y normas delictivas, en lugar de ser
determinada únicamente por factores biológicos o psicológicos.

Sutherland también desarrolló la idea de la organización diferencial, que


extiende la teoría de la asociación diferencial al ámbito de los delitos de cuello
blanco. Los delitos de cuello blanco se refieren a actividades ilegales llevadas a
cabo por personas de estatus socioeconómico alto, generalmente en el contexto
de sus ocupaciones profesionales. Sutherland argumentó que estos delitos son
aprendidos de la misma manera que los delitos tradicionales, a través de la
asociación con otros individuos involucrados en prácticas delictivas.

La teoría de la asociación y organización diferencial enfatiza la importancia de


los contactos sociales y las influencias contextuales en la adquisición de
comportamientos delictivos. Sutherland sugiere que la exposición a normas y
creencias favorables a la conducta criminal, así como la interacción con
individuos implicados en actividades delictivas, influyen en la probabilidad de
que una persona cometa delitos, ya sean delitos convencionales o delitos de
cuello blanco.

Las subculturas delincuentes y desviadas son grupos o comunidades que


desarrollan normas, valores y comportamientos que se desvían de las normas
sociales y legales establecidas. Estas subculturas suelen surgir en contextos
sociales o económicos desfavorecidos, donde las oportunidades legítimas para
obtener éxito y reconocimiento pueden ser limitadas. En lugar de seguir las
normas convencionales, estos grupos pueden desarrollar sus propias normas y
valores, que pueden impulsar comportamientos delictivos o desviados.
La teoría de las subculturas delincuentes fue desarrollada por el
sociólogo estadounidense Albert Cohen en la década de 1950. Según
Cohen, las subculturas delincuentes se forman como respuesta a la
posición de desventaja y alienación en la que se encuentran ciertos
grupos sociales. Estas subculturas ofrecen a sus miembros un sentido
de pertenencia, identidad y estatus que no pueden obtener a través de
los canales sociales convencionales. Para alcanzar ese estatus, los
individuos pueden involucrarse en actividades delictivas o desviadas
aceptadas dentro de la subcultura.

Aunque la teoría de las subculturas delincuentes ha sido influyente en el


campo de la criminología, también ha recibido críticas. Algunos
argumentos críticos incluyen:

1. Estigmatización y generalización: Al centrarse en las subculturas


delincuentes y desviadas, se corre el riesgo de estigmatizar y
generalizar a los miembros de dichas subculturas. Esto puede perpetuar
estereotipos negativos y crear una imagen distorsionada de los grupos
en cuestión.

2. No todos los comportamientos desviados son delictivos: La teoría de


las subculturas delincuentes tiende a enfocarse en comportamientos
delictivos, dejando de lado otras formas de desviación que pueden no
ser necesariamente ilegales, como el rechazo de normas sociales no
delictivas.
3. Ignora otros factores estructurales: La teoría de las subculturas
delincuentes no suele tener en cuenta los factores estructurales que
pueden contribuir a la formación de subculturas desviadas, como la
pobreza, el racismo, la discriminación y las desigualdades sociales.
Estos factores pueden tener un papel importante en la generación de
comportamientos desviados.

Es importante reconocer que las subculturas delincuentes y desviadas


no son homogéneas y que existen múltiples factores que pueden influir
en la participación en actividades delictivas o desviadas. Al analizar
estas subculturas, es fundamental tener en cuenta la complejidad de los
contextos sociales en los que se desarrollan y evitar la estigmatización o
generalización de sus miembros.

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