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América sin Nombre, n.

º 23 (2018): 255-268 Modo de citación de este artículo:


DOI 10.14198/AMESN.2018.23.21 Rojo, Grínor. «La dictadura y la postdictadura chilena y su contrarrevo-
ISSN: 1577.3442 / eISSN: 1989-9831 lución cultural». Madurez de la joven poesía mexicana. Alejandro Higashi
Fecha de recepción: 27/03/2018 e Ignacio Ballester (coordinadores). América sin Nombre, 23 (2018):
Fecha de aceptación: 25/04/2018 255-268, DOI: 10.14198/AMESN.2018.23.21
Link para este artículo: http://dx.doi.org/10.14198/AMESN.2018.23.21

La dictadura y la postdictadura chilena y su contrarrevolución


cultural
The Chilean dictatorship and post-dictatorship and its cultural counterrevolution

Grínor Rojo*
Universidad de Chile

Resumen
Este artículo argumenta que el 11 de septiembre de 1973 se dio comienzo a una contrarrevolución en Chile, que esa
contrarrevolución no sólo fue de lo obrado por el presidente Salvador Allende entre 1970 y 1973 sino de lo obrado por
el pueblo chileno desde los años veinte y treinta del siglo pasado y, finalmente, que esa contrarrevolución tiene una arista
cultural importante. Se sostiene, además, que, con posterioridad al término de la dictadura, no ha habido en Chile un
recobro pleno de la democracia sino que la contrarrevolución autoritaria, aunque morigerada en ciertos aspectos, ha
seguido en pie y que consistentemente también ha seguido en pie su perspectiva cultural.
Palabras clave: dictadura, postdictadura, contrarrevolución, cultura.

Abstract
This article contends that September 11, 1973 saw the beginning of a counterrevolution in Chile and that this counter-
revolution was not only based on the actions of President Salvador Allende between 1970 and 1973 but also on the actions
of the Chilean people since the 1920s and 1930s. Lastly, that this counterrevolution has an important cultural edge. It
is further argued that, since the end of the dictatorship, democracy in Chile has not fully recovered but rather that the
authoritarian counterrevolution, although somewhat restrained, has continued to stand and that its cultural perspective
has remained standing as well.
Keywords: dictatorship, post-dictatorship, counterrevolution, culture.

* D
 octor en filosofía por la Universidad de Iowa, Estados Unidos. Profesor universitario, ensayista, crítico cultural y literario, ha
enseñado en las universidades de Chile y Austral de Chile; en Estados Unidos, en las del Estado de California y en Ohio State
University. Ha sido investigador o co-investigados responsable de ocho proyectos FONDECYT desde 1996. Enseña actualmente en
el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Ha publicado unos treinta libros, siendo alguno de
los últimos Ejercicios críticos latinoamericanos. Novela, ensayo y teatro (2010, coautor con Graciela Ravetti y Sara Rojo); Las novelas
de la oligarquía chilena (2011); Clásicos latinoamericanos. Para una relectura del canon, dos volúmenes, siglos xix y xx (2011. Las
novelas de la dictadura y la postdictadura chilena: ¿Qué leer y cómo leer? Vol. I. y Las novelas de la dictadura y la postdictadura chilena:
Quince ensayos críticos. Vol. II (2016). Además, Rojo es autor de varias antologías, ediciones de teatro y crítica, prólogos y de unos
doscientos artículos aparecidos en revistas y periódicos de América Latina, Estados Unidos y Europa.

Este trabajo se publica bajo una licencia de Creative Commons Atribución 4.0 Internacional. 255
http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Grínor Rojo

Sostendré en este artículo que al anti-igualitarismo Chile una capa de intelectuales conservadores, cató-
y regresivismo distributivo de los bienes materiales licos ultramontanos e integristas, en cuyas obras el
durante la dictadura militar chilena corresponde un imaginario que he descrito más arriba se dibuja con
anti-igualitarismo y un regresivismo homólogos en perfecta nitidez. En el siglo xx, esta es la corriente
lo que toca a los bienes culturales. Es decir que sos- que va de un Osvaldo Lira (1904-1996) a un Jaime
tengo aquí que el despojo al pueblo chileno de su Eyzaguirre (1908-1968). Y también es este el caso del
capital material, del que había logrado hacerse en historiador Mario Góngora (1915-1985) y su tesis
cincuenta años de luchas sociales ininterrumpidas spengleriana, según la cual «la nacionalidad chilena
(no pocas veces durísimas, pienso en el segundo ha sido formada por un Estado que ha antecedido a
gobierno de Arturo Alessandri y en los de Gabriel ella» (11)2. Es decir que para este historiador en Chile
González Videla y Jorge Alessandri), es correlativo fue el Estado oligárquico, en construcción desde
al despojo de su capital simbólico, el que ese pue- 1830, el que nos hizo ser lo que somos, mientras
blo había hecho suyo durante el mismo período y, que son «las guerras defensivas u ofensivas las que a
más aún, que uno y otro despojos se combinaron mi juicio han constituido el motor principal» (12).
potenciándose recíprocamente para la generación de Más rebuscada («alambicada», dice Cristián
lo que Tomás Moulian denomina el «Chile actual». Gazmuri) es la reflexión del sociólogo católico Pedro
Podemos pues afirmar hoy, sin temor de equivocar- Morandé acerca de la «identidad» latinoamericana
nos, que el gran horizonte de la dictadura militar chi- y chilena, la que se inicia con su tesis doctoral de
lena, y el de aquellos en cuyo beneficio ella actuaba, 1979, de la que sólo se conoce un resumen titu-
no fue únicamente la demolición de lo obrado por lado Ritual y palabra: aproximaciones a la religiosidad
el gobierno de Salvador Allende en sus tres años de popular latinoamericana, que es de 1980 (hay una
gobierno ni tampoco la sola contención de una crisis reedición de 2007, pero no está del todo clara su
que estaba poniendo en peligro la convivencia nacio- fidelidad respecto del original). Pero es en Cultura y
nal, como lo aseguraba el Informe Rettig de 1991, modernización en América Latina: ensayo sociológico
donde se explicó el asalto al poder por parte de las acerca de la crisis del desarrollismo y de su superación,
fuerzas armadas como el medio penoso al que ellas de 1984, donde nos encontramos con el raciocinio
debieron recurrir para detener los extremismos de completo. Sostiene Morandé en este libro que «la
la época1. El horizonte era más ambicioso y consis- identidad de cada cultura particular depende de
tía nada menos que en un programa de retorno, en la manera que ella exprese u oculte el sacrificio y
todas las esferas de la vida pública, en la económica, de las instituciones que cree para administrarlo»,
en la política, en la social y en la cultural, a un cierto a lo que añade que «América Latina fue desde el
statu quo ante que puede que nunca haya existido en comienzo moderna, sólo que su modernidad no
realidad, pero que para la oligarquía chilena era su fue ilustrada sino barroca, o sea, no de inspiración
cielo añorado y que ella situaba en la primera mitad secular-iluminista sino religiosa y ritual» (79)3. El
del siglo xix. Volver a ser lo que para ese imaginario
oligárquico los chilenos fuimos en aquel entonces,
pues eso es lo que somos y de lo que nunca debimos 2. Como el propio Góngora lo reconoce, su tesis se encontraba
apartarnos: una sociedad respetuosa de los escala- ya presente, en 1928, en la Fronda aristocrática en Chile de
otro spengleriano, Alberto Edwards (1874-1932).
fones, en la que cada uno de sus miembros cumple
3. Para desengaño de sus admiradores, me permito señalar que
disciplinadamente con la función que por ser él/ella Morandé no es original, aunque sí lo sea la aplicación de este
quien es le ha sido asignada por sus superiores. raciocinio al caso de Chile y su haberlo hecho coincidir con
Además de los tecnócratas neoliberales, o sea de la ideología y el imaginario oligárquicos. Ese raciocinio está
los «intelectuales» de la dictadura, según los sobres- en el también antiliberal Octavio Paz, en la tercera de las
tima Moulian, había existido y siguió existiendo en conferencias de Postdata, de 1970 («postdata» a El laberinto de
la soledad, como es sabido) y donde Paz interpreta la matanza
de Tlatelolco, del 68, como un «sacrificio ritual». Escribe:
1. «Este informe se refiere a la situación anterior al 11 de sep- «Lo que ocurrió el 2 de octubre de 1968 fue, simultánea-
tiembre de 1973, y afirma que tal situación y sus consecuen- mente, la negación de aquello que hemos querido ser desde
cias pusieron objetivamente en riesgo los derechos humanos la Revolución y la afirmación de aquello que somos desde la
e hicieron más probables sus transgresiones, pero en ningún Conquista y aun antes. Puede decirse que fue la aparición
caso las justificaron» (16). Rettig es el nombre por el que se del otro México o, más exactamente, de uno de sus aspectos
ha conocido al Informe de la Comisión Nacional de Verdad y […] lo que se desplegó ante nuestros ojos fue un acto ritual:
Reconciliación. un sacrificio […] Para los herederos del poder azteca [alude a

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ser latinoamericano «profundo» se habría mostrado Por increíble que parezca, el planteo antimoderno
por consiguiente a cabalidad en los siglos xvi y xvii, de Morandé ha hecho escuela. Discípulos oficiosos
cuando el «sacrificio» estaba de moda, reuniendo, suyos, como Carlos Cousiño, tal vez menos sofisti-
religando y mestizando (o al revés). Recuérdese, de cadamente que el maestro, han acogido e insistido
paso, que la doctrina del mestizaje es un motivo en sus premisas. Respecto de la hacienda, escribe
recurrente en la cultura de nuestra segunda moder- Cousiño:
nidad, suscrito por gobiernos como el mexicano de
la postrevolución y severamente cuestionado por La relevancia de la hacienda no se limita ni al período
intelectuales de la talla de Antonio Cornejo Polar colonial ni a los aspectos meramente económicos, sino
en la celebración de un mismo «rito sacrificial» a los que se proyecta hasta un pasado tan cercano como
indígenas con los españoles (la santa misa católica el comienzo de los procesos de reforma agraria hacia
constituye el espectáculo religador y mestizador por mediados del siglo xx y concierne al moldeamiento
excelencia, evidentemente, el que reúne a los fieles del ethos cultural latinoamericano […] la hacienda
sin diferencias raciales o de clase), y habría iniciado constituye un caso que se acerca más al modelo de
su fase de ocultamiento, pero como un sol que vol- la dominación señorial, ya que al no ser una insti-
verá a salir cuando se produzca la derrota de la noche tución que no remunera monetariamente el trabajo
iluminista y atea, es decir de la que se introdujo por resulta imposible la extracción de una plusvalía a partir
primera vez en el borbónico siglo xviii. Claro está, de la diferencia entre el valor producido y el costo
se supone que el sol volverá a salir cuando los lati- del trabajo. Pero a diferencia del modelo señorial, el
noamericanos y los chilenos nos hayamos percatado hacendado logra introducir un principio de legitima-
de nuestras malas decisiones y, como consecuencia ción de su dominio directo en virtud de su función
de ello, hayamos recapacitado reencontrándonos con mediadora. Derroche y rango se encuentran, por ende,
nuestra modernidad verdadera, que es la «barroca» íntimamente vinculados en el mundo de la hacienda
del xvi y el xvii. En este y otros de sus escritos, (149 y 155).
Morandé amarra lo dicho con una cariñosa apolo-
gía de la hacienda, esta un elemento integral de su Con ese pie, el que le daba la interpretación ideoló-
argumento proponiéndola como el modelo social gica que de su origen, «rango» y «derroche» le sumi-
más adecuado a nuestra identidad. Explica en Ritual nistraran sus intelectuales orgánicos, la oligarquía
y palabra…: chilena patrocinó el golpe de Estado de septiembre
de 1973 pues estimó que él constituía una oportuni-
El encuentro de las religiones indias y negras con el dad para el retorno a aquello que había empezado a
cristianismo y la modificación subsecuente de las for- perder en las décadas del veinte y del treinta del siglo
mas y niveles de la eficacia simbólica de ambas, influye xx y que continuó perdiendo en las siguientes, pero
ciertamente en la organización social y cultural de que ahora, manu militari, podía recobrar. Cierto,
América Latina. La hacienda es, en nuestra opinión, Morandé ha aclarado posteriormente que su argu-
la estructura social que mejor sintetiza el sincretismo mento contradecía por parejo tanto la modernidad
resultante en lo que se refiere a la organización interna de los desarrollistas como el neoliberalismo de los
del trabajo, al mismo tiempo que introduce relaciones Chicago boys. Un análisis prolijo de sus textos nos
mercantiles entre sus productos, desconocidas para las revela, sin embargo, el anhelo de auxilio recíproco
formas anteriormente existentes del culto. Ella consti- entre sus ideas y la modernidad al estilo Chicago, eso
tuye, en su calidad de síntesis, la «Polis» del nuevo con- al leer él positivamente en el mundo de la hacienda
tinente y mantendrá este carácter aún mucho tiempo la diferencia entre el trabajo no remunerado de los
después de su desaparición como unidad productiva vasallos y el remunerado del señor (es decir, al leer él
de las economías criollas (41-42). positivamente la coexistencia en ese espacio del «sub-
desarrollo» con el «desarrollo», dicho esto con el abo-
rrecido lenguaje de los desarrollistas), en la medida
los políticos del PRI que ordenaron la matanza], la conexión en que el segundo, el «hacendado», es el que, a partir
entre los ritos religiosos y los actos políticos de dominación
desaparece pero, como se verá en seguida, el modelo incons-
de lo producido por sus «inquilinos», establece «rela-
ciente del poder siguió siendo el mismo: la pirámide y el ciones mercantiles» con el mundo extrahacendatario.
sacrificio» (291 y 296). Incluso los referentes europeos de Pero el problema era que la manu militari no
Paz son los mismos a los que recurre el sociólogo chileno: bastaba por sí sola para dar forma a un proyecto oli-
Mauss y Bataille. gárquico estricto (y delirante), como pudiera ser el

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Grínor Rojo

de Morandé y sus seguidores, o astutamente híbrido, rotos que habían tenido la osadía de creerse más de
como el de los Chicago boys. Para que el gran obje- lo que eran.
tivo se cumpliese, según lo que de él esperaban unos Despojo al pueblo chileno de su capital material
y otros, hacía falta una revolución o, mejor dicho, y despojo simultáneo de su capital cultural. Según
una contrarrevolución. La manu militari iba a ser Ricardo Ffrench-Davis, «las remuneraciones, en
imprescindible en los comienzos, eso era algo de el período 1974-1981, promediaron apenas tres
lo que nadie dudaba. Un pueblo ensoberbecido, cuartos del nivel logrado en 1970» y eso «sin haber
poseído por los que ese pueblo pensaba que eran recobrado aún en 1981 el nivel alcanzado once años
derechos que había ganado no por su nacimiento antes» (109). En el mismo sentido, anota este repu-
sino en jornadas de heroica rebeldía, como el chi- tado economista que las cifras de «la distribución del
leno de la Unidad Popular, no iba a permitir que gasto por hogares» indican que el quintil más pobre
se le privara de los mismos si es que no era por la bajó de 7,6 por ciento en 1969 a 5,5 en 1978 y a 4,4
fuerza. No habiendo en estas circunstancias con- en 1988, en tanto que el más rico subía de 44,5 por
diciones para la persuasión, la oligarquía chilena ciento a 51,0 y a 54,9 para los mismos años (315).
concluyó que tenía que abrirle las compuertas a la He ahí el despojo material, a través de un par
brutalidad: de sus mediciones más confiables. E incluso si se
argumenta que las políticas económicas neoliberales
El Estado portaliano de los mercaderes fue siempre consiguieron que a la larga los pobres chilenos fuesen
sustentado por una minoría. Si hubiese habido elec- un poco menos pobres, también es verdad que han
ciones libres, las habrían perdido todas. Portales se dio hecho que los ricos chilenos sean inmensamente más
cuenta que no podría gobernar si el régimen era demo- ricos. Porque el fin último de la dictadura cívico-
crático. Necesitaba un ejército, y como no lo tenía militar chilena no era producir pobres, me interesa
–porque el ejército de entonces era liberal–, armó que eso quede muy claro, aunque sea a contrapelo
uno mercenario, que fue el que triunfó en Lircay. Hay de lo que denuncian las cifras aducidas arriba. El
que contar la historia del ejército tal como es. Desde fin último de la dictadura cívico-militar chilena era
que asesinaron a Manuel Rodríguez, en 1818, hasta producir desigualdad. Reconstruir el ordenamiento
1973, el ejército intervino violentamente masacrando jerárquico tradicional de los habitantes del país a
en veintitrés oportunidades. En Latinoamérica es un través de una reinstalación de las distancias socia-
caso único. No existe otro país donde el ejército haya les a cualquiera fuese el precio. Para eso, el modelo
violentado a su propio pueblo en veintitrés ocasiones Chicago, que propendía a una concentración de la
(Salazar 693). riqueza entre los miembros del quintil más rico, era
funcional. Y también para eso, el enemigo de los de
Antes de que la doctrina de la seguridad nacional Chicago, el Estado, que había sido el ente igualador
pusiera en circulación la idea y la convirtiera en un por excelencia, al distribuir con alguna equidad los
pilar fundamental para los fines del combate contra bienes materiales y, por lo tanto, el factor demo-
el comunismo, ya sabían los militares chilenos lo que cratizador por excelencia de la sociedad chilena,
era pelear una «guerra interna». Las enseñanzas de la debía salir de la cancha. No es que el Estado chi-
Escuela de las Américas eran viejas conocidas suyas leno hubiese dejado de existir, sin embargo. Siguió
y ahora iban a emplearlas en el proyecto de regreso existiendo, pero para adoptar todas las medidas que
de la oligarquía a sus raíces, me refiero al proyecto le facilitaran al mercado un mejor funcionamiento.
que los hijos de esa oligarquía, los que ella había En el ámbito educacional esto mismo resulta
enviado a las universidades Católica y de Chicago, notorio. Se recupera desde el subterráneo de los
remozaron, lustraron, renovaron (por ejemplo, tran- conceptos en desuso el decimonónico de «libertad
sando el aprecio por la hacienda al aprecio por el de enseñanza» para oponerlo al de «Estado docente».
agrobusiness), pero sin alejarse por eso de sus motiva- El concepto de libertad de enseñanza, que a fines
ciones ancestrales. Por arte de birlibirloque, el anti- del siglo xix le sirvió a la Iglesia Católica como ban-
comunismo estadounidense al trasladarse a la tierra dera para mantener su injerencia sobre el aparato
chilena se transculturaba, se acriollaba y se expandía educacional y que tuvo en Abdón Cifuentes (1835-
tornándose en una verdadera campaña antipueblo. 1928) a su más ardiente paladín, reaparece ahora
La batida universal contra los comunistas se trans- pero no o no sólo para servir a la Iglesia sino a todos
formó en Chile, después del 11 de septiembre de aquellos que sentían que sus intereses particulares
1973, en una faena de puesta en su lugar de unos estaban siendo perjudicados por la acción del Estado

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igualador. La nueva (y vieja) sociedad, restaurada en inspiración marxista debe ser rechazada por Chile,
su jerarquía natural, no podía menos que quitarle al dado su carácter totalitario y anulador de la persona
Estado ese papel. Y así se hizo. humana, todo lo cual contradice nuestra tradición
La transformación educacional chilena no se cristiana e hispánica», promete para el porvenir «una
llevó a cabo toda ella en la década del ochenta. Con educación que fomente una escala de valores mora-
anterioridad a las grandes reformas de esa década se les y espirituales propios de nuestra tradición chilena
desmalezó el terreno para lo que vendría más tarde. y cristiana» (9 y 30). Otros documentos posteriores,
La educación era para la dictadura chilena, como del 75 y del 76, por ejemplo, van a ser aún más
lo fue también para sus vecinas y cómplices en el específicos al respecto.
Cono Sur y en toda Latinoamérica, una trinchera Con la «Directiva presidencial sobre educación
clave. Ocupándola se ganaba terreno en la «gue- nacional», de 1979, firmada por Pinochet y publi-
rra contra el comunismo». Había en consecuencia cada junto con una carta al ministro Gonzalo Vial,
que extirparle a la educación chilena no sólo los carta esa en la que el dictador precisa que las obli-
tumores de ese comunismo o de ese marxismo sino gaciones del Estado en la materia se reducen a la
que había que eliminar cualquier práctica o per- educación básica, formadora de «buenos trabajado-
sona que pudiese portar el contagio: deshacer el pro- res, buenos ciudadanos y buenos patriotas», habida
yecto educacional previo (el de la Escuela Nacional cuenta de que el paso a la educación media y a la
Unificada, ENU), que por lo demás nunca llegó a superior «constituye una situación de excepción»,
puerto, expulsar del sistema a los profesores y maes- se cierra esta etapa. Otra, que la continúa y perfec-
tros sospechosos (o desaparecerlos, si así convenía), ciona, es la que se expone en la Constitución del 80,
abolir sus organizaciones gremiales y lo mismo en cuyos incisos 10 y 11 del artículo 19 se refieren a la
lo que toca a las de los estudiantes, reemplazar a cuestión educacional. De allí arrancan las reformas
las autoridades administrativas (el decreto Nº 50, educacionales de los ochenta y de las que Alejandra
del 1º de octubre de 1973, acaba en las universi- Falabella nos ofrece un buen resumen:
dades con los rectores elegidos y los sustituye con
rectores designados), etc. Hasta fueron prohibidos i) incentivar la libre entrada de instituciones privadas
los «centros de alumnos» y los «centros de padres y a la educación (incluidas aquellas con fines de lucro);
apoderados». No contentos con eso, los organismos ii) transferir la administración centralizada de los
represivos del régimen repletaron las universidades establecimientos públicos a los municipios; iii) sus-
y colegios con espías a sueldo. La delación era pro- tituir un financiamiento estable de las escuelas por
movida y recompensada y sus denuncias producían uno competitivo por alumno (voucher) y equiparar el
despidos, cárcel y muerte. subsidio del sector privado al de las escuelas fiscales;
Pero esas fueron sólo, por decirlo así, las exter- iv) cambiar el estatus docente de funcionario público
nalidades de la campaña inicial. También había que a un régimen de empleado que negocia individual-
meter mano en los contenidos. Recortar y fomentar. mente sus condiciones; v) crear una prueba nacional
Recortar en/de los curricula escolares aquellas dis- estandarizada (703).
ciplinas que estimulaban la crítica y, más todavía,
aquellas que les permitían a los estudiantes pensar En un comentario a un libro editado por Juan
por su cuenta y formarse así criterios propios acerca Eduardo García Huidobro, de 1998, el ideólogo de
de su vida personal y social; fomentar en vez de la derecha educacional Harald Beyer, en compañía
eso un curriculum de servidumbre patriótica, que de dos de sus asociadas, ofrece su propio balance de
pusiera el acento en el conocimiento de y respeto las transformaciones de los ochenta:
por los emblemas, las efemérides y las figuras canó-
nicas de la historia de Chile, junto con el cono- Durante el gobierno militar ocurrieron dos reformas
cimiento de y respeto por una agenda religiosa y de gran trascendencia. En primer lugar, se traspasaron
racial que pusiera el acento en el humus hispánico los establecimientos fiscales, que hasta ese entonces
y católico desde el cual los chilenos crecimos y del dependían directamente del gobierno central a través
que los pueblos originarios no participan. El pri- de las Divisiones de Educación Primaria y Secundaria,
mer documento en que esto se explicita parece ser a las municipalidades. Las escuelas fiscales al momento
la Declaración de principios del Gobierno de Chile, de este cambio alcanzaban a algo menos de 6.400 esta-
que es del 11 marzo de 1974, la que, advirtiendo blecimientos y atendían a 2.3 millones de niños, un
de entrada que «la alternativa de una sociedad de 80% del total de niños que asistían a la educación

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básica y media. Las últimas escuelas pasaron al sector universidades privadas y otras seis más entre fines
municipal en 1986. Con el traspaso, los profesores del 89 y marzo del 90.
perdieron su condición de empleados públicos y pasa- Para la derecha política lo que la dictadura hizo
ron a depender del Código del Trabajo que regía a los en educación a principios de la década del ochenta
trabajadores del sector privado. La idea era que sus fue «modernizar» el sistema, eso es lo que queda a
remuneraciones fueran fijadas en cada establecimiento la vista en el comentario que yo cité más arriba de
educacional. Para facilitar el traslado, los profesores Bayer y compañía. En otros de sus pasajes marcados,
fueron indemnizados por el término de contrato con ese mismo texto lamenta que las reformas educacio-
el sector público. nales de la dictadura se hayan desaprovechado en
los años de la inmediata postdictadura. Frases como
Una segunda reforma fundamental fue el modo en que «la nueva forma de asignar los recursos dejaba a
que comenzaron a asignarse los recursos. Hasta 1980 todas las escuelas en igualdad de condiciones», que
estos se entregaban a las escuelas en función de crite- «la idea de dicha reforma era que el control de los
rios históricos que no guardaban ninguna relación con recursos públicos, por así decirlo, quedaba en manos
el desempeño del establecimiento ni con el número de las familias», que «la apertura a establecimientos
de sus alumnos. A partir de ese año, sin embargo, los con fines de lucro, que hasta el día de hoy es fuente
dineros que cada escuela recibía comenzaron a depen- de controversia, hay que entenderla seguramente
der del número de alumnos con los que contaba. Así, como una manera de hacer más dinámica la oferta»
las escuelas empezaron a recibir una subvención por y que «se veía en la competencia por alumnos una
alumno atendido cuyo valor dependía inicialmente del sólida base para elevar la calidad de la educación»,
nivel de enseñanza del que se tratase y acorde al tipo de y varias más, son expresivas de esa nostalgia y esa
educación que se impartiese. De paso, la oferta edu- melancolía.
cacional fue liberalizada, permitiéndose incluso que Con todo ello la contrarrevolución neoliberal
escuelas con fines de lucro optaran al financiamiento logró que la educación dejara de ser en Chile un
público. En Chile existía una tradición de escuelas derecho y se transformara en un bien de mercado.
privadas gratuitas que accedían a financiamiento Consistentemente, la finalidad del esfuerzo educacio-
público y que era de larga data en el país. Todas ellas, nal dejó de ser la formación integral de los jóvenes,
sin embargo, pertenecían a instituciones de la iglesia su desarrollo como sujetos y ciudadanos plenos, y se
o a fundaciones privadas sin fines de lucro y recibían convirtió en un arma para la formación de mano de
incluso un subsidio del fisco por cada alumno aten- obra barata o, como ha dicho Carlos Ruiz Schneider,
dido, generalmente una proporción del gasto fiscal del «mínimo funcional al desempeño productivo»
«implícito» por alumno (204). (104).
En paralelo, en el ámbito que los burócratas reco-
Municipalización de la educación primaria y secun- nocen como de la «cultura» y que no es otra cosa
daria y municipalización del trabajo y el salario de que el género próximo dentro del cual debe incluirse
los profesores, y cambio en la asignación de los la especie «educación», las directrices iniciales se
recursos fiscales de manera de provocar la com- encuentran en un folleto titulado Política Cultural
petencia entre las escuelas asignándoles a éstas los del Gobierno de Chile, de 1974. Contiene ese folleto
subsidios del Estado según la demanda de que eran un discurso xenófobo, con seguridad salido de la
objeto y que presuntamente demostraba su calidad. pluma del «asesor cultural» de Pinochet, Enrique
Las que lograran satisfacer un mayor número de Campos Menéndez (1914-2007). Los tópicos son
clientes recibirían más dinero. Además, subsidios al los consabidos: el argumento a favor de una cultura
sector privado, los que se extienden también al sec- que arraiga en la «tradición occidental y cristiana»,
tor privado con fines de lucro. Quedaba pendiente pero que al mismo tiempo se confiesa férreamente
aún la intervención de las universidades, que se hizo nacionalista y que por eso abomina del «extranje-
un poco después. De las ocho universidades que rismo». A ello el redactor del panfleto le adosa un
existían en Chile en 1981, dos de ellas eran estatales componente (me imagino que este es un gracioso
y nacionales y seis privadas. En 1981 sobreviene el saludo que él les hace a sus patrones militares y, en
desmembramiento de la Universidad de Chile y la particular, a Pinochet) geopolítico.
Técnica del Estado y, por consiguiente, el término Respecto de la estética de la vida cotidiana, junto
de su carácter nacional. Entre octubre de 1988 y con el blanqueamiento de los muros de la ciudad,
noviembre de 1989, se agregan al sistema quince para borrarles las consignas y rayados reminiscentes

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del gobierno anterior, se procede de inmediato a un directa ya se sabe de qué manera/s y la indirecta a
blanqueamiento de la apariencia a los ciudadanos: través de la aplicación de un IVA del 20 por ciento
a los libros, entre otros despropósitos que han sobre-
un instructivo de la Dirección de Educación Secundaria vivido hasta hoy), así como al hecho indesmentible
definió normas sobre presentación personal. Entre las de que buena parte de esos productores chilenos de
regulaciones de carácter estético-higiénico y de segu- cultura estaban en el exilio4.
ridad planteadas por la directora de esa entidad, Irma En el interior, un contraataque temprano a este
Saavedra, figuraban «la total exclusión del pelo largo estado de cosas se descubre en una muestra de 1975
en los varones; un rostro limpio de todo maquillaje, del pintor Guillermo Núñez (1930), en el Instituto
nada de adornos colgados al cuello y la total prohibi- Chileno Francés de Cultura, que duró un día ape-
ción de usar zuecos para concurrir a clases por parte nas y que a Núñez le costó la cárcel y el destierro.
de las alumnas». Más aún, según esta norma, el pelo El motivo de sus infracciones pictóricas eran unos
no solamente debía estar cortado de manera que se pájaros enjaulados. También, en la segunda mitad de
pudiera apreciar fácilmente la limpieza del cuello de los setenta, contra viento y marea, se suceden varios
la alumna, sino que debía «estar cuidadosamente pei- estrenos teatrales indiscretos: Pedro, Juan y Diego,
nado. Nada de chasquillas o mechones en la frente, o del colectivo ICTUS con la colaboración de David
cabelleras al viento». La medida llegó incluso a sugerir Benavente (1941), en 1976; Los payasos de la espe-
que a los ciudadanos chilenos o extranjeros que tuvie- ranza, del Taller de Investigación Teatral (TIT), en el
ran el pelo largo no se les permitiera realizar el trámite que Raúl Osorio y Mauricio Presutic desempeñaron
para sacar carné de identidad y papel de antecedentes la función de «compaginadores», en 1977; ¿Cuántos
(Errázuriz y Leiva 24). años tiene un día?, también de ICTUS pero con
el concurso esta vez de Sergio Vodanovic (1926-
Erradicación del desorden y la suciedad, una metá- 2001), en 1978; y Tres Marías y una Rosa, del TIT
fora que es homóloga a la metáfora médica, la que y David Benavente, en 1979. Dejo constancia aquí
llamaba a extirpar quirúrgicamente el cáncer del asimismo de la formación del Círculo de Estudios de
cuerpo social enfermo. No es raro que con esta con- la Mujer en la Academia de Humanismo Cristiano,
cepción del deber ser (y del deber aparecer) de los en 1977, y de la aparición de la Agrupación Cultural
ciudadanos se hayan producido también en Chile Universitaria (ACU), desde 1977 hasta 1981. Un
actos de violencia contra los productores de cultura y grupo que surge asimismo, en medio de este tem-
sus obras, idénticos a los que se produjeron en Brasil prano afán contestatario, es la Escena de Avanzada o
y Argentina: censura de publicaciones, quema de Colectivo de Acciones de Arte (grupo CADA), que se
libros y galerías de arte, cierre de teatros, destrucción fundó al finalizar la década, en el 79, reuniendo escri-
de películas, destrucción de monumentos y murales, tores y artistas plásticos con una voluntad expresa de
persecución, exilio y asesinato. Todo eso era sucio y intervención ciudadana. Figuras relevantes dentro
había que «limpiarlo» (o, mejor dicho, «extirparlo»). del CADA y excelentes escritores ambos, tal vez los
Un buen recuento de tales delitos puede hallarse en de mayor significación entre aquellos que permane-
el libro de Errázuriz y Leiva Quijada ya citado. cieron en Chile después del golpe, son Diamela Eltit
No voy a detenerme yo, por lo mismo, en una (1949), cuya primera novela, Lumpérica, es de 1983,
revisión pormenorizada de estas aberraciones. Pero sí y el poeta Raúl Zurita (1950), que publica su primer
voy a decir que frente a los múltiples desenfrenos del libro, Purgatorio, en 1979.
régimen chileno en el ámbito de la cultura el ánimo Por otra parte, observo que la visión nacionalista
resistente no decayó. Por ejemplo, a mediados de a lo Campos Menéndez, es decir aquella que abo-
los setenta se suscita un confuso revuelo en torno minaba de los «extranjerismos», se vio cada vez más
a lo que se denominó el «apagón cultural» del país, desafiada desde adentro por otra que era su contraria,
evidenciado este en los bajos resultados de las prue- ya que, en concordancia con la reconexión de Chile
bas estándar de evaluación escolar, que el gobierno con el mundo, había empezado a dárseles cabida a las
admitió y que atribuyó a la politización de los alum- importaciones de cultura. Cultura chatarra envasada,
nos. Pero los opositores recogieron el guante, contra-
atacando con la triste evidencia: el apagón cultural
existía en efecto, pero no obedecía a las causas que 4. La cultura chilena del exilio constituye un capítulo por sí
daba el gobierno sino a la mordaza directa e indirecta mismo, de enorme importancia y que yo no puedo desarrollar
impuesta sobre los productores de cultura (mordaza aquí como corresponde.

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Grínor Rojo

de cuya diseminación, aunque no fuesen los úni- último en el contexto de la guerra fría–, para recu-
cos, los canales televisivos, que habían pertenecido perar el poder por medio de las armas y producir con
a las universidades desde 1958 y al Estado desde ello un vuelco en las bases materiales y simbólicas de
1970, fueron los responsables principales. Se dio la vida nacional. Una contrarrevolución económica y
comienzo de este modo a un proceso que irónica- política que tenía que hacerse a la par con (e incluso
mente se selló con el advenimiento de la democracia podría decirse que para beneficio de) una contrarre-
postdictatorial. Me refiero al traspaso de la televisión volución educacional y cultural.
chilena a los privados, que lo inició Pinochet pero ¿Cuáles fueron sus resultados a corto, mediano
no lo completó y tal vez porque él y sus secuaces se y largo plazo? En el costado de la dictadura, una
daban cuenta del poder de este medio. Se completó tensión permanente entre la «cultura patriótica» y la
durante el gobierno del presidente democratacris- «mediática de importación», que conviven haciendo
tiano Patricio Aylwin (1918-2016) cuando, con el esfuerzos para no estorbarse y en ocasiones también
pretexto de que la mejor política comunicacional para apoyarse. Un programa televisivo como «Sábado
de un gobierno democrático era «no tener política gigante», de don Francisco (Mario Kreutzberger,
comunicacional»5, el canal 9 del Estado fue vendido 1940-), en el Canal 13 de la Universidad Católica,
a la empresa Megavisión. que se inició en 1962 y se mantuvo en la programa-
Pero, como ya lo he señalado, el objetivo pro- ción durante el período dictatorial completo, hasta
fundo de la reformas pinochetistas, de todas las 1992, obteniendo cifras históricas de audiencia (en
reformas pinochetistas, fue un objetivo de clase. 1986 y 1987 llegó a transmitirse durante siete horas
Recomponer las estructuras de sustentación de la seguidas), es un buen ejemplo de dicha convergen-
vida material de los chilenos de acuerdo con un pro- cia. Don Francisco le muestra a los televidentes un
grama económico antiigualitario, y elaborar, a partir país en calma y satisfecho, en el que nada verdade-
de la ejecución de ese programa y con más empeño ramente malo acontece y donde incluso las perso-
aún, el argumento conceptual para un recobro del nas son capaces de olvidarse de sus desavenencias,
apartheid clasista. Cambiar el país, pero, más impor- colaborando en los momentos de crisis al interior
tante que eso, cambiarle la cabeza a la población del de un solo cuerpo patrio, todo ello mientras la
país, haciéndole entender quiénes eran sus superiores dictadura tortura y mata y mientras que al mismo
y por qué, mediante una campaña en cuya plata- don Francisco lo auspician los grupos económicos
forma ideológica se daban la mano el oligrquismo que son los beneficiarios de semejantes desmanes.
con el afán jerarquizador neofascista y con la lógica En el costado de los opositores, por el contrario, el
poco equitativa del modelo económico neoliberal. empeño consistió en asegurar la supervivencia de
El folleto sobre la cultura del 74 lo dice: Chile fue una cultura de la lucidez.
un gran país hasta comienzos del siglo xx, cuando A través de numerosas expresiones, el renaci-
empezó a decaer debido a la formación entonces de miento cultural chileno se consolida en la década del
una sociedad «de masas» y, por consiguiente, debido ochenta. En el teatro, donde debutan nuevos drama-
a «la pérdida del sentido de Nación». El 11 de sep- turgos, Juan Radrigán (1937-2016), Marco Antonio
tiembre de 1973 la oligarquía chilena aprovechó la de la Parra (1952), Ramón Griffero (1954), y algu-
ocasión que le brindaba una coyuntura doméstica nos más; en literatura, donde aparecen libros nuevos
truncada de avance al socialismo, una coyuntura lati- de Eltit y Zurita, así como de otros buenos escritores.
noamericana de agotamiento del modelo económico En narrativa, los libros de Ana María del Río (1948),
populista-desarrollista y una coyuntura mundial de Roberto Rivera (1950), Antonio Ostornol (1954),
reafirmación del dominio estadounidense –esto Ramón Díaz Eterovic (1956) y Carlos Franz (1959);
en poesía, los de Manuel Silva Acevedo (1942),
Elvira Hernández (1951), Verónica Zondek (1953),
5. Una frase del director de la secretaría de comunicaciones y María Inés Zaldívar (1955), Teresa Calderón (1955)
cultura de Aylwin, Eugenio Tironi. En el número 401 de la y Tomás Harris (1956); también en poesía, se inicia
revista Apsi, éste precisa su pensamiento diciendo que «ejercer en los ochenta la corriente poética más importante
la presión, la discriminación, el ocultamiento, el intervencio-
nismo estatal, la manipulación de la opinión pública a través
del Chile contemporáneo a mi juicio, la de la poesía
de los medios de comunicación gubernamentales, aunque se mapuche, con un libro de Leonel Lienlaf (1969), Se
esgrima para ello la ‘defensa de la democracia’ o ‘la difusión ha despertado el ave de mi corazón (1989); y en el cine,
de la obra del gobierno’, sería continuar con la misma política que renace desde las cenizas (entre 1973 y 1978 se
de comunicaciones del pasado» (ctd en Otano 19). habían filmado en Chile apenas dos películas) con los

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La dictadura y la postdictadura chilena y su contrarrevolución cultural

trabajos de Silvio Caiozzi (1944), Cristián Sánchez A esto, a la producción durante la lucha contra
(1951) y Carlos Flores (1944). la dictadura de una identidad y un lenguaje propios,
Pero lo más significativo son las protestas anti- debemos atribuir nosotros el estilo literario de los
dictatoriales que se extienden desde el 82 al 86. últimos trabajos de Kirkwood. Un estilo que se cons-
Protestas que crecen durante aquel primer lustro de truye como una alternativa por un lado al discurso
la década del ochenta hasta transformarse en explo- político de la izquierda sesentera, es decir al lenguaje
siones espléndidas de desobediencia antisistema y de sus predecesores, que a ella le sonaba a perorata
de simultánea prospección de un comienzo nuevo. gastada, y por el otro al discurso de la normatividad
Debe tenerse presente que en 1983 el desempleo científica, según los hábitos de las ciencias sociales
en Chile era del 25 por ciento de la fuerza laboral, latinoamericanas de los mismos años. Para dejar atrás
el PIB había caído en un 15 por ciento y la deuda ambas rémoras, en el crepúsculo de su existencia,
externa era de 17 mil millones de dólares. Ese fue el vemos a Kirkwood atareada en el ensayo de una escri-
aguijón material que sacó a las calles a la multitud de tura que apela a una cuota de significación conno-
los pobladores, de los jóvenes, de las mujeres. Pero tativa que ella sospecha que la denotativa oscurece
no sólo eso, puesto que brilla también en los discur- y que bien pudiera ser la que le está haciendo falta.
sos que estos actores sociales emiten no sólo la frus- Esa escritura pone énfasis en la carga poética que
tración y la ira respecto de los abusos del régimen, Kirkwood siente que habita también en la palabra.
sino el ensayo de un nuevo modo de enfrentarlo. En De ahí sus relatos ejemplares (el de «La mujer de
los manifiestos que desvisten a la diversidad sexual Calibán», por ejemplo, en el que recoge, da vuelta
(Pedro Lemebel: «Hablo por mi diferencia…»), en y pone sobre sus pies la interpretación que ofrece
las publicaciones periodísticas de espíritu alterna- Aníbal Ponce del mito shakespeareano), sus metáfo-
tivo (Apsi, Hoy, Análisis, Cauce, Fortín Mapocho, La ras maestras (los «nudos» de la sabiduría feminista),
Época) e incluso en las pancartas que agitan las y los sus apóstrofes («Usted Señora...», «Ud. patriarca ridí-
protestantes («democracia en el país y en la casa»). culo...», «A Ud. patriarca entre los patriarcas...»), sus
Pasión popular y ciudadana que hace que no sean enumeraciones sin jerarquía ni puntuación («espú-
pocos los que piensan que la sociedad civil se encuen- reas feministas políticas clandestinas»), el abuso de
tra a las puertas lograr por sí misma su liberación. Una los deícticos («acá», «allá»), los paralelismos antité-
liberación de la dictadura, en primer término, pero al ticos de construcción («usted allá», «nosotras acá»),
mismo tiempo de la tutela que sobre las identidades las paranomasias y las rimas internas («perfectas hijas
sociales venían ejerciendo toda suerte de mediadores nacidas madres meciendo niñas»), las parodias sar-
oficiosos. Es en el curso de esta irrupción de una cásticas («que no de rodillas vive el hombre...») y en
energía popular largamente contenida, con una con- general los intertextos de la más variada procedencia.
ciencia y un lenguaje innovadores, que el proyecto Kirkwood fue una mujer de su tiempo, pero no
feminista chileno se rearticula y relegitima. Julieta fue, no pudo ser, una mujer del tiempo que vino
Kirkwood (1936-1985) es su exponente preclara. después. Murió el 8 de abril de 1985, y no llegó
Kirkwood orientó su labor teórica y su práctica por eso a convertirse en testigo del desenlace que
política a partir de una certidumbre doble y que tuvieron sus esperanzas de emplazamiento en Chile
estaba directamente relacionada con la coyuntura de una democracia genuina.
en que le tocó vivir. Llamó a las mujeres chilenas a Sabemos que el documento «Bases de sustenta-
involucrarse en la «lucha por» y en la «conquista de» ción del régimen democrático», suscrito por políticos
(uso sus propios vocablos)6 su identidad genérica, profesionales, pertenecientes a trece de los partidos
que ella sabía que no era un dato «natural», y las de oposición a Pinochet, y una especie de protopro-
alentó a involucrarse en la «lucha por» y la «conquista grama de la que iba a ser posteriormente la coali-
de» un lenguaje distinto, que pudiese significarlas ción de gobierno, la Concertación de Partidos por
acertadamente y que debía surgir en la contienda. la Democracia, se publicó en una inserción pagada
del diario El Mercurio el 11 de septiembre de 1986.
Por su parte, Rafael Otano, en sus Crónica de la
6. El único libro que Kirkwood publicó en su vida es Ser polí-
tica en Chile, las feministas y los partidos. Póstumamente, han
transición (1995) y Nueva crónica de la transición
aparecido varias reediciones de ese libro, con el título Ser (2006), afirma que el «kilómetro cero» del movi-
política en Chile o los nudos de la sabiduría feminista, así como miento transicional fue un «seminario» de estudios
también de sus artículos en colecciones que compilaron Sonia al que convocó el Instituto Chileno de Estudios
Montecino y Patricia Crespi. Humanísticos (ICHEH), un front del Partido

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Grínor Rojo

Demócrata Cristiano, y que con el título «Un sistema usar la frase del presidente Patricio Aylwin, que son
jurídico-político constitucional para Chile» tuvo reformas que han sido hechas «en la medida de lo
lugar en el Hotel Tupahue de Santiago los días 27 y posible». Anoto a propósito el fin del sistema elec-
28 de julio de 1984. Tampoco faltan los que retro- toral binominal en política; en educación, la recu-
traen ese comienzo mítico aún más atrás, a un home- peración por lo menos parcial de la gratuidad; en
naje al patriarca democratacristiano Gabriel Valdés, sociedad, la unión civil entre personas del mismo
en el Círculo Español de Santiago, a principios del sexo; en salud, la ley de aborto por tres causales, todo
83 y al subsecuente «Manifiesto Democrático», sus- eso principalmente durante el segundo gobierno de
crito el 14 de marzo de ese año por gente que iba Michelle Bachelet (1951). Hay que reconocer ade-
desde la derecha republicana hasta una fracción del más que la brutalidad por la libre ya no está, aun
socialismo. cuando eso no signifique que hayan desaparecido
Pero, como quiera que sea, esos fueron los prime- del todo las violaciones de los derechos humanos,
ros adelantos hacia el perfil que Chile iba a mostrar las que son visibles en el trato que se le da al pueblo
a fines del siglo xx y comienzos del xxi. Un Chile en mapuche y en el que se les está dando a los nuevos
que el bullicioso reclamo de los movimientos sociales inmigrantes, sobre todo a los inmigrantes de color.
no contaba ya con el crédito de unos pocos años Sobreviven por otra parte las viejas prácticas
antes y al que retornaban en gloria y majestad los antidemocráticas, y eso porque la desconfianza en la
políticos de oficio, los políticos de la «clase política», capacidad de los ciudadanos para gobernarse parece
declarándose convencidos de que lo mejor que se ser un dogma inamovible, lo que naturalmente con-
podía hacer era pactar con Pinochet. duce a minimizar la participación que éstos debieran
Eso hicieron, pactaron con Pinochet, y no preci- tener en las decisiones que conciernen a la vida en
samente a su pesar. El resultado son casi treinta años común. Puede echársele la culpa a la terca persis-
de postdictadura, en los que lo esencial ha sido no el tencia de los enclaves autoritarios después de dieci-
quiebre sino la continuidad con morigeraciones del siete años de dictadura o a la fuerza de los poderes
statu quo anterior. Sigue en pie en el país el modelo fácticos, empresarios, iglesia, militares, o a la tecno-
económico privatizador y globalizante, en 2018 un cracia neoliberal, que pulula aún por todas partes y
tercio de la fuerza de trabajo está subempleada y sin cuyo discurso es de un individualismo competitivo
protección social ninguna, nuestra Constitución es y antisolidario a toda prueba. Yo tengo para mí, sin
la de 1980 y en el espacio público se le hace el quite embargo, que la contraparte de la desconfianza en
a cualquier discusión política honesta y de fondo, la capacidad ciudadana es la vieja confianza en la
privilegiándose en cambio los «acuerdos», los que, superioridad de las élites.
como ha dicho bien Tomás Moulian, no son sino ¿Por qué extrañarse entonces de que esta misma
«la etapa superior del olvido» (37). lógica sea la que domina en el campo de la cultura?
Provisto de una vasta colección de amortiguado- ¿Que perduren en este campo muchos elementos
res, que alivian o dicen que alivian su impacto lesivo de la ideología y el imaginario que quiso instalar
sobre las condiciones de vida del pueblo y que frenan Pinochet combinados con una democratización
de ese modo el descontento, el modelo neoliberal hecha a medias? Para quien quiera oír noticias más
goza hoy en Chile de una salud aun mejor que la optimistas que las mías, recomiendo el volumen La
que tenía hace treinta años. Correcta me parece, por cultura durante el período de la transición a la demo-
consiguiente, la tesis que afirma que los gobiernos cracia 1990-2005, publicado en 2006 por el Consejo
chilenos de la postdictadura, aparte de no haberse Nacional de la Cultura y las Artes. En la presentación
deshecho del legado del pinochetismo en el área eco- de ese libro, que firma el ministro de entonces, José
nómica, lo han aplicado en áreas que se encontraban Weinstein, y sobre todo en el anexo sobre «políticas
aún vírgenes, abriéndolas así no sólo a la voracidad culturales», el tono es de una autocomplacencia sin
del empresariado doméstico sino también a la de las inhibiciones:
transnacionales y en todo el perímetro de lo que es
rentable (en educación, pienso por ejemplo en las en todas las disciplinas artísticas se detecta un aumento
universidades del grupo estadounidense Laureate, significativo en cantidad y calidad de creaciones y
cuyo arribo a Chile es posterior a Pinochet). obras nacionales. Además, se hace evidente una reno-
También ha habido algunos intentos de reforma, vación de los creadores, que se expresa en miles de
eso es justo consignarlo. Pero con ello hay que con- jóvenes desplegando sus talentos y sus vocaciones y
signar que su profundidad ha sido acotada o, para en un desarrollo de instituciones públicas y privadas

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La dictadura y la postdictadura chilena y su contrarrevolución cultural

comprometidas con la gestión cultural. Hay también Alejandra Costamagna (1970), una novela a la que
más público para las distintas manifestaciones artísti- han seguido otras no menos buenas de autores como
cas, y se experimenta una demanda creciente de arte Nona Fernández (1971), Alejandro Zambra (1975)
y de cultura, especialmente en regiones distintas de la y Álvaro Bisama (1975). También en literatura, la
metropolitana (377)7. mejor poesía chilena reciente es la mapuche y en su
archivo se cuentan autores de la calidad del men-
No pierden la oportunidad de congratularse, asi- cionado Leonel Lienlaf, Elicura Chihuailaf (1952)
mismo, los colaboradores en ese volumen, por el y Jaime Huenún (1967). Por último, el cine chileno
acceso del «público» chileno a la televisión (93,8 por no había conocido un florecimiento como el actual
ciento) y a la radio (90,6 por ciento) y que «El 41,2% a través del trabajo de directores como Pablo Larraín
de la población mayor de 16 años utiliza Internet, (1976), Matías Bize (1979) o Sebastián Lelio (1974).
especialmente como medio de comunicación (mail y Pero la luna tiene también un lado oscuro.
chat)», lo que «entre los sectores de escasos recursos» Por ejemplo, en septiembre de 2013 el Centro de
se da fundamentalmente «gracias a los cybercafés u Microdatos de la Universidad de Chile, dio a cono-
otros lugares públicos (34,5%)» (386). Reconocen, cer un estudio según el cual un 44 por ciento de
sin embargo, que «es preocupante el hecho de que el los chilenos entre los quince y los veinticuatro años
60% de la población se limite a un consumo cultural padece de analfabetismo funcional en lectura de tex-
de pobreza, es decir, a un consumo cultural marcado tos, un 42 por ciento en lectura de documentos y
por la oferta de los medios de comunicación», a lo un 51 por ciento en el área cuantitativa. El informe,
que añaden que «se ha demostrado que estos consu- que encargó la Cámara Chilena de la Construcción,
mos mínimos están asociados a falta de sociabilidad, agregaba que, para poder comunicarles sus recomen-
menor valoración de la diversidad y menor valora- daciones de seguridad a los trabajadores, los managers
ción de la democracia como forma de gobierno» del rubro se habían visto en la obligación de recurrir
(Íd.). Pese a ello, no les parece que constituya una al empleo del dibujo. Mirando esas figuritas dibu-
exageración aseverar que «una primavera cultural se jadas en distintas situaciones era como los obreros
ha instalado en el país en este cambio de siglo» (377). chilenos de la construcción llegaban a enterarse de lo
He ahí la voz oficial. que tenían que saber para evitar accidentes.
Ahora bien, yo no estoy diciendo aquí que esa Otrosí: un estudio de 2017 realizado por
promoción de la cultura por parte de los gobiernos ADIMARK GFK, comprobaba que en Chile hay
postdictatoriales sea falsa. Hay al menos una «cierta» un 52 por ciento de personas que leen libros «menos
cultura que los gobiernos chilenos postdictatoria- de una vez por mes» y un 4 por ciento que honesta-
les han promovido con un entusiasmo musculoso mente declara que no lee «nunca», lo que suma un
y genuino, y me refiero a la que se concreta en los 56 por ciento de «no lectores». Más grave aún es que,
festivales, en las conmemoraciones, en los espec- según un estudio anterior de esa misma Fundación,
táculos masivos de diverso tipo, mientras menos el 24 por ciento de los chilenos mayores de cincuenta
exigentes mejor, y que por lo tanto reditúa política- años, que fueron a la escuela y que allí aprendieron a
mente las inversiones que en ello se hacen. Tampoco leer y escribir, o no aprendieron bien o se les olvidó
afirmo que, al margen de ese interés oficial, no haya y hoy no pueden seguir instrucciones escritas. Del
habido durante esta etapa emprendimientos cultu- mismo modo, una encuesta de 2011 del ya mencio-
rales de valor. Lo más importante de la producción nado Centro de Microdatos de la Universidad de
de Roberto Bolaño (1953-2003), el cuarto gran Chile había mostrado que apenas un 3 por ciento
novelista de la historia de Chile, aparece después de la población del país lograba evaluar críticamente
de la salida de Pinochet de la Moneda (Los detec- o formular hipótesis derivadas de conocimientos
tives salvajes es de 1998). En igual sentido, no me especializados en relación con el tema del texto que
parece desestimable una narrativa más joven, la que leían mientras que el 84 por ciento no lograba una
debuta en 1996 con la publicación de En voz baja, de comprensión adecuada de textos largos y complejos.
Finalmente, cito una estadística de 2018: a nivel
de la enseñanza superior, el promedio que en el área
7. Aclaro que una exposición algo menos consentidora que las de lenguaje obtuvieron los alumnos provenientes
del ministro y el «anexo» es la que en el mismo volumen de los colegios públicos-municipales en la Prueba
oficial firma Bernardo Subercaseaux: «Cultura y democracia» de Selección Universitaria (PSU) de fines del año
(19-29). anterior fue de 474 puntos, cuando el máximo es

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Grínor Rojo

de 850 y el mínimo exigido por las universidades de quienes la forman no lee ni vota. Votan en Chile
del Consejo de Rectores para concederles admisión los que leen, o sea (y esto en el mejor de los casos) el
a sus postulantes es de 500 (los postulantes que pro- cincuenta por ciento más o menos informado y que
venían de colegios particulares subvencionados pro- también es, el cincuenta por ciento de arriba en el
mediaron 508 y los de los particulares pagados 597, ordenamiento de las clases sociales.
reflejándose en ello las diferencias entre las clases Los viejos anarquistas y los viejos socialistas eran
sociales). En la misma prueba, frente a 151 «punta- conscientes del poder que confiere la letra para las
jes nacionales», 117 fueron en matemáticas, 14 en tareas de la emancipación. Libros y sobre todo perió-
historia y 9 en lenguaje y comunicación. Agréguese dicos obreros se publicaron y circularon a fines del
a lo anterior las respuestas dadas a una pregunta de siglo xix y comienzos del xx de mano en mano en
la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), los países del Cono Sur de América, de un lector a
un organismo ligado a la derecha liberal, de agosto otro e incluso de un país a otro, sumergidos en el
de 2012, respecto a «lectura de noticias sobre polí- fondo de los lustrines o de las cajas de herramientas
tica»: el 49 por ciento de los interrogados manifestó y sin que los guardias fronterizos se percataran de
no leerlas; el 38 por ciento, hacerlo algunas veces, y su existencia; los leían los que estaban habilitados
sólo el 13 por ciento frecuentemente. para hacerlo, mientras los otros escuchaban lo que
¿Qué deduzco de todo esto? Deduzco que Chile les transmitían aquellos que habían aprendido a
adolece de un déficit cultural serio y respecto del cual leer. En el Chile de la Unidad Popular, entre 1971
me considero en condiciones de asegurarle al lector y 1973, la Editorial Quimantú publicó por su parte
que es inversamente proporcional al nivel de madu- 12.000.093 libros con 247 títulos diferentes en poco
ración que ha alcanzado la opción privatizadora y más de dos años y de los cuales cuando se produce el
globalizante que se viene implementando en el país golpe de Estado se habían vendido 11.164.000, casi
desde 1973. Un capitalismo que ha acatado el papel todos en los kioskos de periódicos y a un precio que
de segundo orden que le asigna la globalización, cualquier trabajador podía permitirse ¿Por qué, me
limitándose a exportar materias primas y a importar pregunto yo, el progresismo chileno ha renunciado
lo demás, no necesita una población educada. No a esta herencia? ¿Acaso se creyeron el cuento liberal,
le hace falta. Y tampoco genera ese capitalismo una el que les decía que llegamos a este mundo enteros,
cultura ciudadana porque desconfía por principio del autosuficientes, y que por lo tanto no nos hace falta
esfuerzo social. Esto, que para los militares no era un nada más? ¿O es que se creyeron el cuento postmo-
problema, no se solucionó después. Porque, como es derno, más liberal que el liberal, el que opina que
bien sabido, el capitalismo lo permea todo, desde la el «subalterno» puede y debe hablar por y desde sí
extracción minera y el cultivo y cosecha de la fruta prescindiendo de cualquier intermediario?
hasta las relaciones interpersonales en la vida diaria. Tenemos pues perfecto derecho a preguntarnos si
Así, el régimen económico actual de Chile, que exa- no será que los actuales dueños del poder en Chile
cerba hasta el delirio las proclividades degenerativas están resucitando el temor de los viejos, la sospecha
del sistema, funciona, tiene que funcionar, en una de que un pueblo mejor educado y más culto va
estrecha asociación con sus correlatos de cultura o, a dejar de ser el pueblo dócilmente trabajador que
mejor dicho, a través de una asociación que apuesta ellos necesitan para llevar a puerto cualquiera sea su
a la legitimidad tanto como a la creación y recreación proyecto de país. Porque parece que esas personas
del capitalismo gracias la conversión de sus para- siguen pensando en una sociedad ideal compuesta
digmas culturales en materia de sentido común. La por gente que manda y por gente que obedece, la
encuesta CEP de 2012, a la que me referí más arriba, primera habiendo sido educada hasta el máximo de
esa que hablaba de un 49 por ciento de chilenos sus potencialidades para los fines superiores que Dios
que no leían noticias sobre política, informaba en o el destino le fijaron, y la segunda sólo en el mínimo
otro de sus apartados que sólo un 50 por ciento de necesario, o sea, habiendo sido educada sólo para
la población con derecho a voto tenía intenciones los fines inferiores que Dios o el destino les asignó.
de ejercerlo en las elecciones municipales de octu- Y de lo demás…, bueno, que de lo demás se ocupe
bre de 2012. Pues bien, cinco años después, en la la televisión.
elección presidencial de 2017, en primera vuelta se O sea que las conciencias de los «otros» las llene la
abstuvieron el 55 por ciento de los votantes posibles banalización, la superficialización, la estupidización
y en la segunda el 48,8 por ciento. Tenemos pues y el envilecimiento, configurándose de ese modo
una comunidad nacional en cuyo interior la mitad la que es, la que ha sido, entre nosotros, durante

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La dictadura y la postdictadura chilena y su contrarrevolución cultural

los últimos cuarenta años, la estrategia favorita de Errázuriz, Luis Hernán y Gonzalo Leiva Quijada. El
las políticas culturales. Pinochet tuvo una política golpe estético. Dictadura militar en Chile 1973-1989.
cultural, según creo haberlo mostrado en páginas Santiago de Chile: Ocholibros, 2012.
anteriores, la que se movió entre el nacionalismo Falabella, Alejandra. «El mercado escolar en Chile y el
autoritario, con toda la fanfarria de los desfiles mili- surgimiento de la nueva gestión pública: el tejido de
tares, el folklore oligárquico, los saludos a la bandera la política entre la dictadura neoliberal y los gobiernos
y una canción nacional a la que se le repusieron ver- de la centroizquierda (1979 a 2009)». Educação &
sos alusivos a los «valientes soldados de Chile» que Sociedade, 132, (2015): 699-722.
no se habían cantado desde hacía cien años, y la Ffrench-Davis, Ricardo. Entre el neoliberalismo y el creci-
banalidad mediática, la de las «ideologías livianas», miento con equidad. Tres décadas de política económica
como suele decirse, con pretensiones globalizantes y en Chile. Santiago de Chile: Comunicaciones Noreste
orientada esencialmente hacia el consumo. Ltda. y LOM, 2003.
Los años de la postdictadura han visto la ate- Góngora, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de
nuación (no la desaparición) de la primera de esas Estado en Chile en los siglos xix y xx. Santiago de Chile:
dos líneas de cultura y la mantención y expansión Ediciones La Ciudad, s. f.
enfebrecida de la segunda. El resultado es la poca Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
política y la mucha farándula, constituyéndose esta Tomo I: 16. En línea: http://www.derechoshumanos.
última en la norma para quienes administran tales net/lesahumanidad/informes/informe-rettig.htm
asuntos y que suelen ser, muy consecuentemente, Junta Militar. Declaración de principios del Gobierno de
personalidades conspicuas del mundo del espectá- Chile. Santiago de Chile: Gabriela Mistral, 1974.
culo. Bolaño, que como ya dije es el mejor novelista Kirkwood, Julieta. Ser política en Chile, las feministas y los
chileno de fines del siglo xx y principios del xxi, lo partidos. Santiago de Chile: FLACSO, 1986.
manifestó ácidamente: «a veces tengo la impresión Lemebel, Pedro. «Manifiesto (hablo por mi diferencia)».
fatal de que el 11 de septiembre nos ha amaestrado Loco afán. Crónicas de sidario. Santiago de Chile:
de forma irreversible» (82). El autor de Los detecti- LOM, 1996.
ves salvajes sabía de qué estaba hablando. De hecho, Morandé, Pedro. Cultura y modernización en américa
en los periódicos chilenos la sección de «cultura» ya latina: ensayo sociológico acerca de la crisis del desarro-
no existe; lo que existe es una sección de «cultura y llismo y de su superación. Santiago de Chile: Cuadernos
espectáculos». Se entiende así que hoy sea más fácil del Instituto de Sociología. Pontificia Universidad
pasar desde el protagonismo de una teleserie a la Católica de Chile, 1984.
cabeza del ministerio de cultura que hacerlo desde Morandé, Pedro. Ritual y palabra: aproximaciones a
una universidad o desde algún centro de estudios la religiosidad popular latinoamericana. Santiago de
avanzados. El Chile postdictatorial es, ha sido, al fin Chile: Instituto de Estudios de la Sociedad (ISE),
de cuentas, en esto como en todo lo demás, menos 2007.
un desarticulador de los extravíos de la dictadura que Moulian, Tomás. Chile actual: anatomía de un mito.
su seducido discípulo. Santiago de Chile: ARCIS y LOM, 1997.
Otano, Rafael. «La venta de La Época: jaque al plura-
lismo». Apsi 401 (21 de octubre-3 de noviembre,
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Grínor Rojo

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