La Biografia Del Jesuita Marciel de Lore

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Carlos A.

A Page La biograafía del jesuitaa Marcial de L


Lorenzana

L biogrrafía deel jesuitta


La
Maarciel de Lo
orenzana
Preecursor dee las missiones jessuíticas del
d Paragguay

Esccrita por el
e P. Dieego de Booroa

Estuddio introducctorio, edición crítica y notas


Carrlos A. Page
P

1
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Page, Carlos Alberto


La biografía del jesuita Marciel de Lorenzana: precursor de las misiones jesuíticas
del Paraguay : escrita por el P. Diego de Boroa / Carlos Alberto Page. - 1a ed . -
Córdoba : Báez Ediciones, 2017.
302 p. ; 18 x 24 cm.

ISBN 978-987-1498-62-8

1. Historia. 2. Biografías. I. Título.


CDD 920

Título de la obra: La biografía del jesuita Marciel de Lorenzana. Precursor de las


misiones jesuíticas del Paraguay. Escrita por el P. Diego de Boroa
Autor: Carlos A. Page (Estudio introductorio, edición crítica y notas)
© 2017, Carlos A. Page
1º edición, Córdoba, Julio de 2017

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723


Libro de edición argentina – Impreso en Argentina – Made in Argentina

No se permite la reproducción total o parcial, el almacenamiento, el alquiler, la


transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier me-
dio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopia, digitalización u otros medios, sin
el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y
25.446.

Fotografía de tapa: Niños Mbyá de Fernando Allen

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Índice

“El apóstol del Paraná” … 7


Sobre la autoría del presente texto … 10
Más datos sobre la obra y la cuestión del género biográfico … 22
Algunas notas sobre el autor … 27

Vida del Venerable Padre Marciel de Lorençana de la Compañía de Iesus.


Apostol de Parana … 38
Al Padre Luys de la Palma Rector de la Compañía de Iesus del Collegio
de Alcala y a los Padres y Hermanos de aquel Santo Collegio … 38
A los Padres Missioneros de la Compañía de Iesus de la Provincia del
Praguay . Prologo … 42
LIBRO PRIMERO. Del Nacimiento y criança del Padre Marciel de Lorença-
na y como fue recibido en la Compañia de Iesus. Capitulo Primero … 50
De su Noviciado y estudios y como cojió el Señor para las Indias. Capí-
tulo II … 54
Dice su primera Missa, navega al Peru, y es señalado para la mission del
Paraguay Capítulo III … 59
Sale de Lima a su Mission y llega al Paraguay. Capítulo IIII … 62
Va el Padre Marciel a mission el Rio Paraguay arriba. Capítulo V … 65
Prosigue el P. Lorençana su Mission hasta su buelta a la Asaumpcion.
Capítulo VI … 71
Sale otra vez a Mission el P. Lorençana con el Padre Juan Saloni a las
Provincias de Guayra. Capítulo VII … 75

3
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Queda el Padre Marciel de Lorençana por superior de la Assumpcion y


Missiones y el Padre Alonso de Barzana va, y muere en el Peru. Capítulo
VIII … 80
De las obra de caridad en que se exercitava el Padre Marciel, y muerte
del Padre Juan Saloni. Capítulo IX … 83
Sale de la Assumpcion, y va a Cordova. Capítulo X … 88
Buelve el Padre Marciel de Lorenzana al Paraguay, y dase principio a es-
ta Provincia. Capítulo XI … 93
Algunas Persecuciones que se levantaron Contra el Padre Marciel de Lo-
rençana en la Assumpcion. Capítulo XII … 98
LIBRO SEGVNDO. De la Vida del Venerable Padre Marciel de Lorençana
Apostol del Parana. Llega el Padre provincial Diego de Torres a la As-
sumpcion encargale de las Missiones de los Guaycurus, Guayra y Parana.
Capitulo Primero … 102
Va por orden de la Santa Obediencia a Predicar el Santo Evangelio al Pa-
rana, procura el demonio impedirlo. Capítulo II … 108
Da Principio a los Baptismos de los Indios Paranas convertidos por su
predicación. Capítulo III … 114
Hazen guerra los Paranas del Rio a los Maomãs con muerte y Captiverio
de muchos y tratan de matar al Padre Marciel de Lorençana. Capítulo IV
… 119
Nombran los Reducidos Capitan a guerra para defenderse de los Indios
Ynfieles. Capítulo V … 126
Va un Capitan Español de la Assumpcion al Parana pelea con los Rebel-
des, y alcança Victoria con la ayuda de los Reducidos. Capítulo VI …
131
Yntenta el Capitan llevar al Padre Marciel de Lorençana al Paraguay sin
poderlo acabar con el, Tratan los Rebeldes de la uengança. Capítulo VII
… 136
Preparanse los reducidos a la defensa piden el santo Baptismo con gran
fervor para morir Christianos retirasse el enemigo. Capítulo VIII … 139
Embia la ciudad de la Assumpcion por el Padre Marciel de Lorençana
que fue a dar asiento a las cosas de su mision. Capítulo IX … 144

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Buelve el Padre Marciel de Lorençana al Parana y de los trabajos que se


le recrecieron con la yda a la Reducion de un Capitan Español. Capítulo
X … 149
Llama el Padre Provincial Diego de Torres al Padre Marciel de Lorença-
na a la Assumpcion y su buelta al Parana. Capítulo XI … 155
Buelve el Padre Marciel de Lorençana se su mission del Parana a la As-
sumpcion. Capítulo XII … 159
De otra nueva persecusion que se levanto contra la Compañia y el Padre
Marciel. Capítulo XIII … 163
De otras Persecuciones que se levantaron contra el Padre Marciel de Lo-
rençana y la Compañía. Capítulo XIV … 167
De otras nuevas persecuciones que se recrecieron contra el Padre Marciel
de Lorençana y los suyos. Capítulo XV … 171
Dexa la Compañia los Pueblos del Rio Paraguay y dase principio por or-
den del Padre Marciel de Lorençana a la conversión de los Ynfieles del
Rio Parana. Capítulo XVI … 177
Del fervor con que por ese tiempo de las persecuciones acudia a los mi-
nisterios. Capítulo XVII … 183
Visita las Missiones y llega nuevo Obispo al Paraguay. Capítulo XVIII
… 190
Dale principio a la predicación del Santo Evangelio en la Provincia del
Uruguay, y en el Parana por orden del Padre Marciel de Lorençana a la
Reducion del Corpus y de una nueva persecución que contra el Padre se
levanto Capítulo XIX …195
Va a Cordova de Tucuman a ser Rector de aquel Colegio. Capítulo XX
… 200
Buelve el Padre Marciel de Lorençana a la Assumpcion. Capítulo XXI
… 206
De su Santa Muerte y sentimiento universal de toda la Ciudad de la As-
sumpcion. Capítulo XXII … 214
LIBRO TERCERO De las Virtudes del Venerable Padre Marciel de Lorença-
na Apostol de Parana … 221
De su Oracion y trato con Nuestro Señor. Capítulo I … 222
De su Humildad. Capítulo II … 226

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

De lo mucho que mostro su profunda humildad en los desprecios, e inju-


rias. Capítulo III … 230
De su Mortificacion. Capítulo IV … 236
De su Paciencia. Capítulo V … 244
De las persecuciones en que el Padre Marciel de Lorençana mostro su
invencible Paciencia. Capítulo VI … 247
De su Fortaleza. Capítulo VII … 252
De su Prudencia. Capítulo VIII … 255
De su Pobreza evangelica. Capítulo IX … 260
De su Castidad. Capítulo X … 266
De su Obediencia. Capítulo XI … 271
De su Charidad, y Zelo de las almas. Capítulo XII … 279
Del mas Heroico acto de charidad del Padre Marciel de Lorençana, y de
sus Profecias, y milagros que hizo nuestro Señor por su medio. Capítulo
XIII … 287
Fuentes y Bibliografía … 296

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

El P. Lorenzana: “El apóstol del Paraná”


La figura del misionero jesuita Marciel de Lorenzana se convierte
en significativa expresión de un tiempo que lo tiene por protagonista en
la organización de las misiones del Paraguay. Fue el primer jesuita
español enviado desde la Provincia del Perú a las tierras del Guayrá,
donde acompañó a su maestro en lenguas el P. Juan Saloni, activo
sacerdote de la fundadora tríade de misioneros jesuitas portugueses que
formó junto con los PP. Manuel Ortega y Tomás Fields 1 . Llegó a
Asunción en 1593 cumpliendo el ministerio tridentino de las misiones
volantes, que en América tuvieron como fervientes militantes a los
miembros de la Compañía de Jesús. Aquellos que advirtieron la necesi-
dad del agrupamiento indígena para profundizar la evangelización,
siguiendo las Bulas Alejandrinas, además de las experiencias propias y
de otros religiosos. A sus 28 años de edad recorrió las tierras de los
guaraníes y debió haber conocido aquellos dos agrupamientos de
ybyrajáras reunidos por el P. Ortega en las cercanías de Villarrica, donde
también fue testigo de la labor misional emprendida por estos jesuitas en
las ciudades españolas. Las mismas que se negaban a reconocer la
libertad del indígena en una problemática donde los jesuitas ya habían
comenzado a trabajar. Años más tarde y a su regreso a Asunción, esta
experiencia le valió para fundar la primera reducción jesuítica de la
flamante Provincia Jesuítica del Paraguay, la llamada San Ignacio
Guazú.
El P. Marciel nació en León, España, en 15652, siendo hijo de
padres ilustres y nobles, llamados Juan Rodríguez de Lorenzana y María
Ponce de León3. Le habían bautizado con el nombre de Marciel4, por uno

1
Page, 2016a: 26-38.
2
Esta fecha la dan sus últimos biógrafos Storni (1980: 166) y Baptista (2001, III:
2241). Nieremberg (1644: 230) escribe 1560, contradiciendo todos los catálogos del
Paraguay, por otra parte en esta biografía del P. Boroa figura 1570.
3
Del Techo, 2005: 516. Seguramente lo tomo del P. Boroa, quien aquí lo menciona.
4
Del Techo es el único autor que lo llama Marcelo. Mientras que desde Lozano a
Hernández o Leonhardt, lo llaman Marciel, nombre que adopta el P. Storni
(1980:166) y el P. Baptista (2001, III: 2421) y es en definitiva como firma. Fue el P.

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de los patronos de León: San Marcelo, centurión romano cristianizado, y


por ello decapitado allí mismo, donde se conserva su parroquia, edificada
en el sitio en que se supone Marcelo hizo la confesión de su fe.
El joven Marciel fue instruido en primeras letras en el colegio de
los jesuitas de León, fundado en 1571, en tiempos de San Francisco de
Borja. Posteriormente estudió Filosofía a la Universidad de Alcalá de
Henares donde, teniendo sus estudios avanzados, le solicitó al provincial
de Toledo, por entonces el P. Tirso González, que lo recibiera en la
Compañía de Jesús. De tal manera que se lo envió al noviciado de
Villarejo de Fuentes (Cuenca), que era el correspondiente a la provincia
de Toledo en 1583. Cuando el P. Luis de Palma comenzó a leer el curso
de Artes en Cuenca, lo trasladaron como su discípulo. Concluidos
aquellos primeros estudios, continuó con las clases de Teología del
colegio de Alcalá donde tuvo por maestro al P. Francisco Suárez5.
Antes que concluyera sus estudios pasó por Alcalá de Henares el
P. Diego de Zúñiga, procurador en Europa del Perú. Marciel se interesó
en viajar y debió escribir su Indipentae, obteniendo respuesta positiva de
parte del general Aquaviva y del por entonces visitador P. Gil González
Dávila quien en la Casa Profesa de Toledo probó su vocación para ir a
las Indias.
Salvados estos requisitos emprendió viaje a Sevilla con los PP.
Gonzalo de Lira (después visitador y provincial del Perú), Pedro de
Oñate (provincial del Paraguay) y Fernando de Monroy. Llegado a la
ciudad portuaria, se ordenó sacerdote el 21 de diciembre de 1591.
Arribaron a Lima al año siguiente, unos meses después de la muerte del
provincial Atienza. En ese mismo año, el P. Diego de Torres fue
designado rector del Colegio de Quito, e invitó al P. Lorenzana para que
lo acompañara a dar clases de Teología. Pero la excusa fue comprendida
e inmediatamente fue designado a la misión del P. Juan Romero quien,

Furlong quien lo popularizó como Marciel, aunque a veces también lo llama Marcelo
o Marcial. No obstante el P. Nieremberg (1644: 230-264) en la primera edición lo
llama Marciel, pero en la edición de Bilbao (1889: 376-420) lo inscriben como Mar-
cial.
5
Ibid.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

como superior, partió de Lima rumbo al Tucumán. Fue a principios de


1593 y lo hizo junto con los PP. Juan de Viana, Gaspar de Monroy y los
coadjutores Juan Toledano y Juan de Águila.
De allí el P. Lorenzana junto al H. Águila, costeó el río Bermejo
para encontrase con el P. Barzana en la ciudad de San Juan de Vera
(Corrientes), partiendo todos hacia Asunción, y llegando por el mes de
agosto de aquel año, donde se encontraba el P. Saloni. Mientras el P.
Barzana se quedaba en la casa de Asunción, los PP. Saloni y Lorenzana
salieron a misionar por seis meses en los alrededores de la ciudad. Hasta
que al regresar, y de visita el superior Juan Romero, fueron a socorrer a
los PP. Ortega y Fields que estaban en Villarrica en medio de una
epidemia. Esta fue la segunda salida del P. Marciel, esta vez al Guayra,
para noviembre de 1594 y al año siguiente a Villarrica.
Las vicisitudes de aquel tiempo son detalladas en su biografía.
Incluso su salida de Asunción, debido a la decisión del visitador P.
Esteban Páez tomada en 1600, cuando el P. Marciel viajó a Córdoba para
ser parte de la recién creada viceprovincia del Tucumán. Fue en forma
efímera ya que en 1604 el general Aquaviva creó la provincia del
Paraguay designando al frente al P. Diego de Torres, quien recién se hizo
cargo de ella en forma fáctica en 1607. Pero en medio de estos
acontecimientos los jesuitas del Perú querían regresar al Paraguay. De
esta manera el provincial Juan Sebastián envió a los PP. Lorenzana y
José Cataldino hacia 1605, quienes encontraron al P. Fileds, ya anciano y
enfermo.
El P. Torres en su carácter de provincial llegó a Asunción en
1609, ordenando la partida de dos misioneros para el Guayrá y dos para
los guaycurúes. Por su parte el P. Lorenzana salió con el P. Francisco de
San Martín a fin de aquel año, a una misión por el Paraná, donde llegó a
agrupar naturales en la reducción de San Ignacio Guazú.
Los años siguientes fueron de intensa actividad y también duros
para el P. Marciel, que detalladamente se relatan en el texto sobre su
vida. Fue rector del colegio de Asunción, designado en igual cargo en
Chile, aunque no aceptó y quedó en las misiones como superior de ellas.
Estuvo en la II Congregación Provincial y fue designado también

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Comisario de la Inquisición y Visitador de las reducciones, cuando


advirtió de los constantes ataques de los bandeirantes que produjeron el
éxodo de las mismas. Ya enfermo, fue designado rector del Colegio
Máximo de la Provincia, cumpliendo los años de su mandato y
regresando luego a Asunción en calidad de rector. En la oportunidad se
celebró en 1631 el Sínodo Diocesano presidido por el obispo del
Paraguay fray Cristóbal de Aresti, donde el P. Marciel, además de
desempeñarse como consultor, se le encomendó con el P. Diego de
Boroa que se encargaran de imprimir el catecismo y sermones del
Concilio Limense, en lenguas guaycurú y mbayá, traducido por el P.
Roque González6. Poco tiempo después el P. Marciel muere en medio
de una larga agonía, a los 67 años de edad. Escribe el P. Lozano7 que el
P. Lorenzana era “de corazón compasivo, y generoso”. Mientras el P.
Furlong es quien lo considera el fundador de las reducciones guaraníticas
y “apóstol de los indios Paranás”, parafraseando al P. Boroa.

Sobre la autoría del presente texto


La biografía que rescatamos es un testimonio de alguien que
conoció directamente al P. Lorenzan, que compartió aquella difícil ges-
ta que ubicó a los jesuitas más allá de su labor pastoral, en una empresa
en defensa de la libertad de los indígenas. Pero a pesar que es un texto
sin firma, no tenemos duda de adjudicarle la autoría al P. Diego de Bo-
roa.
Seguramente el P. Juan Pastor (1580-1658), considerado el pri-
mer historiador de las misiones del Paraguay8, escribió sobre el P. Mar-
6
Pastells, 1912: 456.
7
Lozano, 1754: 283.
8
Su obra “Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay” la concluyó
en 1649. Posteriormente y con el apoyo de los censores de la provincia la presentó al P.
General Goswino Nickel para su aprobación. Pero no se le permitió imprimirla al
argumentarse en 1654 que si bien “todos dicen mucho bien della”, incluía personas que
aún vivían y “es necesario que se dilate su impresión hasta que mueran”. El P. Justo
Beguiristáin cree que la persona que aún vivía era el obispo Cárdenas y sus partidarios.
El obispo falleció en 1668, diez años después que el P. Pastor y su manuscrito quedó

10
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ciel en su extraviada obra histórica. Inclusive se conocieron en Asun-


ción, cuando aquel fue rector (1622-1626). Pero el que llevó a las pren-
sas por primera vez su biografía fue el P. Eusebio Nieremberg en
16449. ¿De dónde obtuvo la información el famoso exegeta y filósofo
madrileño?. Pues él mismo lo relató al final de su texto: “Escriuio esta
exemplar vida deste venerable varon el Padre Diego de Boroa, Provin-
cial del Paraguay”. Pudo enterarse de este manuscrito a través de la
obra de Ruiz de Montoya, quien en su libro impreso en Madrid en
1639, escribió sobre el: “venerable P. Marciel de Lorenzana, hombre
noble en sangre, pero mucho más en santidad, cuya vida escribió des-
pués de su muerte el P. Diego de Boroa, provincial que es hoy de aque-
lla provincia” 10 . Como también pudo haber consultado las Cartas
Anuas, pues en la correspondiente al período 1632-1634 que firma el
mismo P. Diego de Boroa, el 26 de julio de 1635, se refiere al P. Lo-
renzana en una escueta noticia necrológica. Y el mismo provincial, que
lo conoció, reafirma su autoría de la biografía al justificar que él: “tenía
mucho que dezier y escrito una relación larga de su vida, insignes
obras y eroicas virtudes, pero las ocupaciones no me han dado a aca-
varlo ([… a otro tiempo]) para la primera carta annua, el embiarse-
la”11. Es decir que ya tenía lo que hoy diríamos un borrador y que en
otra oportunidad se lo remitiría completo al general. Como seguramen-
te lo hizo, pues la extensa biografía se encuentra en el Archivo de la
Compañía de Jesús en Roma.
Igualmente el P. Del Techo, en la primera Historia del Para-
guay, impresa en Lieja en 1673, dedicó varias páginas a la actividad del
P. Lorenzana desde su arribo al Tucumán, luego Asunción y Villarrica,
hasta las alabanzas después de su muerte, siguiendo –como él mismo
afirma–, a “Nieremberg, en su obra intitulada Varones ilustres de la

archivado, aunque fue utilizado tanto por los PP. Del Techo como Lozano. Este último
incluso lo cita, pero el original del P. Pastor se perdió (Baptista y Storni, 2001, III:
3065).
9
Nieremberg, 1644: 230-264.
10
Ruiz de Montoya, 1989: 58.
11
Maeder, 1990: 85-89.

11
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Compañía, y el padre Diego de Boroa, en otra que trata del padre Lo-
renzana”12.
En la Biblioteca Nacional de España se encuentra un tomo deli-
cadamente manuscrito que contiene como encabezado: “Este tomo esta
escrito por los mismos Indios del Paraguay de la antigüedad, imitando
la letra de imprenta”, y un exlibris: “Dela librería del Col.o de Jhs de
Cordova”. Está dedicado al general Carlos de Noyelle (1682-1686) y
estampa su firma manuscrita el mismo P. Nicolás Del Techo. Escrito en
latín, no posee título e incorpora una serie de biografías, entre las que
se encuentra “Marcellvs Lorençana. Legionensis”13 con 13 capítulos.
Estas mismas biografías son las que varios años después publicó en dos
partes el jesuita húngaro P. Ladislao Orosz (1697-1773) en las Deca-
des 14 , obra que tuvo muy escasa repercusión al habérsela censurado
luego de su impresión.
El otro historiador de la Compañía de Jesús del Paraguay que
escribió sobre el P. Marciel fue el P. Pedro Lozano (1697-1752). Aun-
que lo hizo parcialmente ya que sus dos tomos concluyen al fin del
mandato del P. Diego de Torres en 1615, pero dedicando no pocas
páginas a la labor del P. Marciel. Reafirmando incluso y entre varias
citas: “el Padre Diego de Boroa, en la Vida Manuscrita del Padre Lo-
renzana, que copió el Padre Eusebio en su segundo tomo de Varones
Claros”15.
Un detalle importante es que el P. Lozano, al contrario del P.
Del Techo, introduce referencias de las obras que consultó, al margen
del texto principal. De tal manera no solo sabemos que tuvo en sus ma-
nos el manuscrito del P. Pastor sino también el del P. Boroa a quien,
cuando se refiere a la biografía del P. Lorenzana, cita por ejemplo de

12
Del Techo, 2005: 516.
13
Biblioteca Nacional de España. Sección Manuscritos. Mss/5931: 120-130.
14
Del Techo y Orosz, 1759: 95-103.
15
Lozano, 1754: 257. También el P. Torres Saldamando (1882: 279) expresa que
Nieremberg “publicó la Vida del P. Marcial de Lorenzana, escrita por el P. Boroa”.
Pero en realidad lo que hizo fue un resumen del texto.

12
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

esta manera: “Boroa in Vita M. S. P. Lorenza. lib. I. cap. 7”. Transcri-


biendo incluso largas y coincidentes citas.
Tampoco es menor el dato que el P. Boroa fue un historiador
que el mismo P. Del Techo lo reconoció con respeto, expresando:
“Escribió muchas cosas de los varones eminentes del Paraguay que me
han servido al escribir la presente obra. Él y el Padre Díaz Taño16 me
impulsaron á componerla”17. Aunque ambos no tuvieron la suerte de
ver publicada alguna obra de su autoría.
Del P. Boroa se han conservado varios manuscritos donde sobre
todo trabaja el género biográfico aunque, como acabamos de señalar,
no llegó a publicar ninguno en su tiempo. Destacada es la relación
sobre los mártires del Caaró, con quienes trabajó en las reducciones,
siendo escrita dos meses después del trágico suceso. Ya lo señaló Del
Techo cuando se refería a ella como “larga y bien escrita historia”18. El
P. Furlong también da cuenta de esta obra de Boroa: “tan extensa y
detallada que constituía un grueso volumen distribuido en cuatro
libros”19. Ninguno de estos historiadores menciona dónde se encuentra
el manuscrito, aunque el P. Pastells lo cita con título y resumen20, pero
tampoco señala el sitio en que se halla. Igualmente el documento con
ese título lo encontramos inconcluso en el archivo jesuítico de Alcalá

16
El P. Díaz Taño nació en Las Palmas de Gran Canaria el 17 de mayo de 1593.
Llegó a Buenos Aires en 1622 y después de permanecer en las reducciones guaraníti-
cas fue designado procurador a Europa en 1637 y en 1658. Fue rector de los colegios
de Buenos Aires, Santiago del Estero, Asunción y Córdoba, como también superior de
las misiones, falleciendo en Córdoba el 9 de noviembre de 1677. Por el P. Del Techo
sabemos que en Concepción escribió una gramática y catecismo en lengua gualacho
que no nos ha llegado a nuestro tiempo (Del Techo, 2005: 443).
17
Ibíd.: 653.
18
Del Techo, 2005: 438-439.
19
Furlong, 1944: 129.
20
Relaçion del martirio de los tres P.es Roque de Santa Cruz, als.o Rodrigues y el P.e
Ju.o del Castillo, muertos en la provincia del paraguay en uruguay, escrito por el P.e
Diego de boroa, R.or que de buenos ayres al P.e Julian Lopez procurador general de
indias, fecha 24 de enero de 1629 y llego a sec.a un año despues (Pastells, 1912: 425).

13
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

de Henares, hoy archivo de la provincia de España21. El P. Boroa fue


quien se encargó de trasladar los restos de los mártires a Concepción,
donde en solemnes honras fúnebres pronunció un elocuente sermón de
alabanza, además de instar a los jesuitas del Paraguay a iniciar ante el
Sumo Pontífice la canonización del ilustre misionero criollo22.
Otro personaje del que escribió el P. Boroa fue el P. Alonso
D`Aragona en 162923; notable misionero quien Alegambe, al describir
su juventud, lo compara con San Luis Gonzaga. Estudió en Nápoles
con quien sería general, el P. Vicente Caraffa, y en Paraguay fue
compañero de misión del P. Roque González. El cacique Ñezú,
responsable de los mártires del Caaró, intentó asesinarlo junto al P.
Francisco Clavijo en la reducción de San Nicolás. Uriarte escribió que
la obra del P. Boroa nunca llegó a imprimirse en su versión
castellana24, aunque aparentemente se publicó en latín “Epistolam de
Vita & Morte Alphonsi Aragonij Societatis Iesu, Collegio Assumptions
diem obiit MDCXXIX”25. Pero no se conoce tal impreso26. Lo cierto es

21
Archivo Histórico de la Provincia Jesuítica de Toledo en Alcalá de Henares
(AHPTSJ, Estante 2, Caja 87, Paraguay (II), doc. 14).
22
En cuanto a la relación del martirio sabemos que el primero que escribió sobre los
mártires del Caaró fue el P. Tomás de Ureña (1628) comunicando la noticia al rector
del Colegio de Santa Fe P. Juan de Cereceda, cinco días después del trágico aconte-
cimiento. Después lo hizo el P. Romero (1628) al gobernador Hernandarias y al pro-
vincial Vázquez Trujillo (1629), que a su vez la copió al general Vitelleschi. También
escribieron los PP. Oreggi (1628) y Boroa (1629). Ninguna de estas biografías se
publicó. La primera relación impresa fue la del Procurador en Indias P. Francisco
Crespo, que lo hizo en Madrid y Lille en 1630, Viena 1631 y Nápoles 1632. En 1633
se imprimió en Sevilla la relación del P. Juan Bautista Ferrufino que tuvo varias edi-
ciones (Page, 2011a: 26-27).
23
ARSI, Paraq. 11. ff. 211-214. Carta al provincial Francisco Vázquez Trujillo,
Asunción, octubre de 1629.
24
Fue recientemente publicada (Page, L. 2016: 130-147).
25
Uriarte, 1914: 258.
26
Antonio de León Pinelo (1738: 840) cita una obra en su capítulo dedicado a la his-
toria de varones ilustres y santos de Indias como: “Carta de la Vida, i muerte del P.
Alonso de Aragon que murió en la ciudad de Asumpcion en el Rio de la Plata, Año de
1629”. También lo hace Nicolás Antonio (1788: 630), escribiendo: “Didacus de Bo-

14
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

que un resumen de la biografía de D´Aragona la publicó su


compatriota, el jesuita Saveiro Santagata en 175727.
También el P. Boroa trazó una biografía sobre el P. Diego de
Alfaro en 164428; hijo del famoso Oidor, quien llegó a ser superior de
las misiones y fue muerto por los bandeirantes en una escaramuza en
los campos de Caasapami. Su cuerpo fue llevado por los indígenas a
Concepción y el Provincial P. Diego de Boroa, en un sermón, afirmó
que debía considerárselo como mártir, contra algunos que pensaban lo
contrario. Lo mismo escribió el P. José Oreggi al Provincial en una
carta consolatoria, y el P. Alegambe en su Catálogo29.
Otro tanto escribió sobre el misionero Cristóbal de Mendoza,
como refiere el P. Andrade al mencionar en su biografía que: “La vida
de este insigne Varon, y esclarecido Martir de Christo, escrivio su Pro-
vincial el Padre Diego de Boroa en la relación que embió de ella al
Padre Mucio Vitelleschi, General de la Compañía, el año de 1636, y
parte trae el Padre Antonio Ruiz de Montoya”30. El original creemos
seguro es el que cita el P. Leonhardt que se encuentra en Brusellas31. El
P. Cristóbal era cruceño alcanzando a ser superior de las misiones
(1625-1630), de las que fundó Natividad en 1625. Acompañó al P. Ruiz
de Montoya en el éxodo de 1631, quedándose en la reducción de Jesús
María de donde al preparar la defensa de Caaguá ante el ataque portu-
gués, fue emboscado por unos indios que le dieron muerte luego de una
larga agonía. Pues el P. Andrade se refiere a la Carta Anua de los años

roa. Vida del P. Alonso de Aragon”. Finalmente y entre los muchos que citan la obra
del P. Boroa cabe mencionar al bibliógrafo jesuita De Backer (1858: 47) quien tam-
bién menciona esta obra.
27
Santagata, 1757: 514-524.
28
ARSI, Paraq. 11 ff. 263-270v. Carta al general Mucio Vitelleschi, Córdoba, 10
Enero de 1644.
29
Del Techo, 2005: 637-638.
30
Andrade, 1667: 248.
31
IHS Relatio gloriosae mortis P. Christophori de Mendoza. 1935. Bibliothèque
royale des Dues de Bourgogne, nº 3869 (3861-81) (Leonhasdt, 1927: XXXVIII).

15
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

1635-1637 que, además de ser publicada, como veremos, fue traducida


y publicada por el P. Leonhardt32.
El P. Furlong33 nos trae la noticia que el P. Diego de Boroa re-
dactó la “Vida de Juan Suárez”, en 1637 y que se encuentra inédita en
el “Archivo Histórico de Madrid”. Pues el biografiado era oriundo de
aquella ciudad, nacido en 1594 y llegado a Buenos Aires en 1622. Fue
superior de las misiones de guaraníes entre 1650 y 1652, falleciendo en
la reducción de Santa María el 21 de octubre de 1675, es decir varios
años después que el P. Boroa34. La biografía del P. Suárez no las pudi-
mos ubicar.
Muchos otros textos escribió el P. Boroa, como los que envió al
general proponiendo una serie de elogios de varios jesuitas que podrían
ser incorporados a la lista de varones insignes de la provincia del Para-
guay. Incluyen 31 nombres que servirían de base para la posterior
“Elogia Patrum Sosietais Jesu Provincia Paraquariae. Menologium
Paraquatiae”, con 18 sacerdotes y un coadjutor 35 . Su autor podría
haber sido el P. Del Techo, pero hay personajes que vivieron después
del biógrafo. Por tanto este menologio del archivo romano, que lleva
por denominación “necrológicas 1598-1702”, deben haberlo escrito
distintos autores que se compilaron en un tomo. El P. Boroa firma las
biografías cortas de los PP. Barzana, Añasco, D´Aragona y Lorenzana,
con un encabezado titulado “Elogia Prov. Paraquariae”36, al que se le
agregaron más biografías. Otro menologio del Paraguay, o mejor dicho
un catálogo de 14 mártires, se encuentra en Barcelona, como indicamos
en otra oportunidad37, escrito posiblemente en 1715, que es la fecha de
fallecimiento del último de ellos: Bartolomé de Blende, aunque no se

32
Leonhardt, 1929: 553-573.
33
Furlong, 1944: 487 (sin referencia).
34
Storni, 1980: 279.
35
Page, 2011a: 12.
36
ARSI, Paraq. 15. Necrológicas 1598-1702, ff. 2-3v.
37
Page, 2011a: 22.

16
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

incluye la del P. José Francisco de Arce, muerto tres meses después que
aquel.
También son de su autoría las Cartas Anuas parciales que firma
desde las reducciones de Todos los Santos (1614) y de Encarnación
(1619) que se conservan en la Colección de Angelis de Río de Janei-
ro38. Del mismo repositorio hay otras cartas publicadas, tanto por Cor-
tesão como por su continuador Helio Vianna. Ellas son una declaración
sobre la fundación de las reducciones (1634); otra sobre fundaciones en
Paraná y Uruguay (1652); una carta del P. Boroa dirigida al P. Díaz
Taño con noticias del Uruguay (1636)39; Carta Anua al P. Torres de la
misión de Guarambaré (1614); memorial del P. Boroa al P. Garabito
sobre armas de los indios (1652)40; carta del P. Boroa al P. Díaz Taño
(1636), al P. Romero (1636), al rey describiendo la invasión de Raposo
al Tape (1636), a los PP. dando cuenta de las destrucciones de Raposo
(1637), al general sobre el estado de las misiones (1637)41; Memorial
del P. Boroa con varios pedidos al general Vitelleschi (1637); carta a
Felipe IV sobre invasión de portugueses (1639) y aunque sin firmar,
pero con letra del P. Boroa un texto en defensa del uso de armas de los
indios (s/f)42.
Además escribió las sustanciosas Cartas Anuas de su periodo de
gobierno (1632-163443 y 1635-163744). Ambas publicadas en castella-
no, aunque esta última, con sus 347 páginas, además de ser la más ex-
tensa del Paraguay, fue impresa en latín en 1642 por el jesuita belga

38
Astraín, 2005: 81-88.
39
Vianna, 1970: 15, 27 y 147.
40
Cortesão, 1952: 12 y 111.
41
También publicada en la Revista del Archivo General de Buenos Aires (1872: 27-
97). Hace referencia a las reducciones de Santa Teresa, San Cosme y San Damián,
San Miguel, San José, Santo Tomé, Apóstoles, San Carlos, Mártires, Candelaria, San
Cristóbal, Santa Ana y San Joaquín.
42
Cortesão, 1969: 21, 133, 139, 143, 153, 285, 299 y 315.
43
Editadas por Ernesto Maeder (1990).
44
Leonhardt, 1929: 443-768.

17
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Francisco de Hamal. Por otra parte Sommervogel45 agrega que de ésta


hay una traducción alemana publicada en Viena en 1729 que se encuen-
tra, o al menos se refiere a ella, un catálogo del British Museum de
1877 46 , aunque también está mencionada en un catálogo francés de
186047.
Dos relaciones se encuentran inéditas en Roma. Una sobre la
persecución que padeció la Compañía de Jesús en el Paraguay entre
1628 y 163148, y otra sobre los ataques portugueses dirigida al P. Ruiz
de Montoya49.

45
Sommervogel, 1890: 1355.
46
Asiento 24.910. “Jebliche dem erwirdigen Patri Generali der Societet Jesu aus der
Provinz Paraquarien von Anno 1635 bis auf den Monath Julij Anno 1637 zuegesendte
schreiben” report from Diego de Beroa, Jesuit provincial of Paraguay, to Mutio Vitel-
leschi, General of the order; dat. Corduba, in the provincie of Tucuman [La Plata], 13
Aug. 1637; a Latin version by Franciscus de Hamal, from the original Spanish, was
printed at Lille in 1642. Paper; XVIIIth cent. Formerly belonging to the Jesuit college
of Mindelheim, in Baviera, and having a book-plate of the arms of Maximilian Philip,
Duke of Bavaria [ob. 1705]. Folio. (Catalogue of additions to the manuscripts in the
British Museum in the years MDCCCLIV-MDCCCLXXV. Volume II. Londres: Printed
by Order of the trustees, 1877, p. 119).
47
Asiento 774. Herliche dem erwirdigen Patri Generali der Societet Jesu aus der Pro-
vinz Paraquarien von Anno 1635 bis auf den Monath Julii anno 1637 zuegesandte
Schreiben: c´est-á-dire: Lettres envoyées du Paraquai en Amérique depuis 1635 jus-
qu´en 1637, par les Rev. Péres Jésuites á leur général. In-fol. vél. (Rel. Orig.) Manu-
scrit de l´époque, d´une trés belle éscriture, 350 feuillets. A la fin se trouve: Die ge-
haltene Provincial Congregation in Tucumannien (Catalogue d'une collection de
livres rares provenant de la Bibliothéque de feu M. Perret… Paris: Librairie Tross,
1860, p. 84).
48
ARSI, Paraq. 11, ff. 123-128. Relación de la persecución que la Compañía ha pa-
decido en el Paraguai desde el fin del año de 1628 asta el de 31. A nro muy Reveren-
do Padre Mutio Vitelleschi Preposito General de la Compa de Jesus. Asunción 17 de
Noviembre de 1634.
49
Ibíd. ff. 258-259. Tanto de una mia pa. el Rey nro S.or en q le doy quenta de las
agresiones de los portugueses y muerte del pe diego de alfano. Para nto Pe General.
Córdoba del Tucumán, 11 de setiembre de 1639. La publica Pastells (1915: 68-71).

18
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Varias veces se ha publicado un soneto atribuido al P. Boroa,


dedicado a doña Francisca Jesusa Pérez de Bocanegra50 y que fue can-
tado en sus exequias por las internas de la Casa de Recogidas y Huérfa-
nas de Asunción por ella fundada. Se lo considera el más antiguo del
Río de la Plata o al menos de Asunción51. Fue publicado por primera
vez en la Revista de Buenos Aires en 1863 por José Manuel Estrada,
quien tuvo en sus manos el texto original que menciona el P. Guevara
publicado por de Angelis sin el soneto52.
En el Archivo Nacional de Chile se hallan tres textos del P. Bo-
roa: dos informes redactados a petición del obispo sobre el envío de
misioneros al Chaco53, una relación sobre la derrota de los portugueses
en la batalla de Carapacaguazú54 y otra solicitando la visita a las reduc-
ciones del señor oidor55.
Entre estos trabajos se encuentran textos perdidos de los que te-
nemos noticias fehacientes de su existencia, como es la biografía del P.
Baltasar Seña (1576-1614) con quien había llegado a Buenos Aires en
1610. El P. Seña lo hizo desde la Provincia de Aragón, compartiendo

50
La Casa de Recogidas y Huérfanas fue creada en 1604 por iniciativa del obispo del
Paraguay fray Martín Ignacio de Loyola (1550-1606) quien cedió 1.000 pesos para su
fundación. La misma se concretó en una casa de Hernandarias ubicada junto a la igle-
sia de San Francisco, bajo la administración de Francisca quien falleció en 1617
(Massare de Kostianovsky, 2011: 42).
51
Centurión, 1947: 88.
52
El artículo de Estrada (1863, T. I y II) fue publicado varios años después en un libro
que contiene la obra del pensador católico (Estrada, 1901: 593-611).
53
ANCh, Vol. 194 – doc. 1 y 2. “Diego de Boroa se refiere a la actuación de los
jesuitas en Córdoba del Tucumán. Córdoba del Tucumán, 1639”. Córdoba, 13 y 14
de setiembre de 1639.
54
Ibíd, Vol. 190, doc. 9. “Relación que hace el padre Diego de Boroa, Provincial del
Paraguay, sobre la derrota de portugueses en el Carapacaguazú y otros lugares,
Córdoba del Tucumán, 1639”. Este documento no se encuentra en la digitalización
del fondo.
55
Ibíd, Vol. 275, f. 112. “Razones de conveniencia, para que el señor oidor haga
personalmente la visita de las reducciones que la Compañía de Jesús ha hecho y
fundado en las provincias del Paraná y Uruguay.

19
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

las labores misionales en Guarambaré, aunque falleció prematuramente.


El P. Lozano incorporó esta biografía en su obra y es él que da la noti-
cia: “Escrivió brevemente la Vida de este siervo de Dios el Padre Die-
go de Boroa, y después el Padre Techo, lib. 4 Historia Paraquariae,
cap. 32. Y el Padre Juan Pastor en la Historia manuscrita, lib. 9. cap.
2. O 16.”56. Aunque Del Techo después no lo incluyó en sus Decades.
De tal manera que no cabe duda que el prolífero P. Boroa fue el
autor de esta obra sobre la vida del P. Lorenzana con quien tenían va-
rias cosas en común, aún antes de llegar al Paraguay. Nos referimos a la
amistad con el P. Luis de Palma57, a quien el P. Boroa dedicó el texto
biográfico, como rector del Colegio jesuítico de Alcalá (1607-1610 y
1630-1633) y a los PP. y HH. de aquel colegio, amén que en su juven-
tud fue su maestro en el noviciado. Pues no solo que el P. Boroa estu-
dió con el P. Palma en Alcalá, sino que también el P. Lorenzana fue su
discípulo, cuando aquel comenzó mucho antes a leer el curso de Filo-
sofía en Cuenca, llegándolo a apreciar y respetar. Ambos, Palma y Lo-
renzana, se trasladaron a Alcalá, donde el primero comenzó como pro-
fesor de Filosofía y el segundo como alumno de Teología del P. Fran-
cisco Suárez, como mencionamos antes. Se conserva una carta del P.
Palma que le envió al P. Boroa alegrándose que el P. Marciel estuviera a
cargo de las reducciones, entre otros comentarios que dan a entender la
amistad que perduraba a través de un epistolado hoy perdido58.
Finalmente y para cerrar definitivamente la hipótesis que el P.
Boroa escribió esta vida del P. Lorenzana nos remitimos nuevamente al
P. Lozano quien comenzó escribiendo: “El Venerable Padre Diego de
56
Lozano, 1755: 781-787.
57
El P. Palma nació entre 1559 y 1560 en Toledo, España. Fue profesor de teología y
filosofía, además de maestro de novicios y rector en varios colegios de la península,
alcanzando a ser provincial de Toledo (1614-1617 y 1624-1627). Fue confesor y
consejero de varios ministros de Felipe II, III y IV. Además que el general Vitelleschi
le confió delicados asuntos de la Compañía de Jesús. Escribió varias reconocidas
obras espirituales. Terminó sus días en el Colegio Imperial de Madrid, donde fue
rector, falleciendo el 20 de abril de 1641. (Rodríguez Molero, 2001: 2960-2961).
58
AGN, S. IX, 6-9-3, Carta del Padre Luis De La Palma al Padre Diego De Boroa
relativa a noticias generales de su lugar de misión, 5 de marzo de 1622.

20
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Boroa, que fue testigo de todo lo acaecido en el Paraguay en estos lan-


ces, y vió después las resultas de los Tribunales, lo escribe en la Vida
que compuso del Venerable Padre Marciel de Lorenzana, y se guarda
manuscrita en el Archivo de esta Provincia”. A continuación y ya es
prueba irrefutable, cita lo que se encuentra escrito en esta publicación:
“Sus palabras formales, en el Lib. 1 cap. 16. son las siguientes: “Tam-
bien miró (el Señor) por el (crédito) del Padre Diego Gonzalez Hol-
guin, porque en Lima echaron de vér aquellos Señores la manifiesta
injusticia, que el Comissario avia hecho al Padre, y á la Compañía,
dexandose llevar de la passion de sus emulos: y por el agravio hecho al
Padre, ofreció uno de aquellos Señores, de parte del Tribunal, satisfac-
ción entera al Padre Pedro de Oñate, que venía de Lima por Provincial
de esta Provincia. Ni fue en Madrid menor la paternal providencia de
aquel fidelísimo Señor, por cuyo amor el Padre avia padecido; porque
el Inquisidor Becerra, del Consejo Supremo de la Inquisicion, que en-
tonces era Fiscal, y hermano del Padre, tuvo noticia del caso sucedido
en el Paraguay, y le propuso en tercera persona á aquellos Señores,
sin decir, que era hermano suyo el agraviado, y todos, con muestras de
indignación, estrañaron la ignorancia…”59.
Más pruebas de la autoría son innecesarias. Solo aclarar que el P.
Lozano se equivocó y en vez de escribir Lib. 1 cap. 16, tendría que haber
puesto Lib. 2 cap. 16, como se verá en el texto transcripto más adelante.
Pero de este extracto surge otro dato y es que indudablemente se hicieron
varias copias, una quedó en el Archivo de la Provincia del Paraguay, otra
copia dice el mismo P. Boroa que enviaría a Roma, donde efectivamente
se encuentra. De la copia que quedó en Córdoba, la sede de la provincia
y señala Lozano, no tenemos noticia y bien sabemos de la dispersión de
aquellos papeles en tiempos de la expulsión60. Igualmente la reproduc-
ción que se conserva en Roma creemos que no es letra del P. Boroa sino
de algún amanuense. Por otra parte las citas del P. Lozano en latín nos
hacen suponer que manejó una versión con la lengua del Lacio.

59
Lozano, 1755: 641.
60
Page, 1999 y 2011b.

21
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Más datos sobre la obra y la cuestión del género biográfico


Los jesuitas promovieron el género biográfico de manera impor-
tante dentro de sus textos históricos, y hasta fue el inicio de importantes
proyectos historiográficos. Esta vocación se alentó por varios motivos,
pero al menos hasta el primer centenario (1640) lo hicieron ante las
continuas y muy duras críticas hacia la Compañía de Jesús que soporta-
ron desde su fundación. Una de ellas y la más sensible fue la de Hiero-
nymo Zahorowski que, en su conocida obra publicada en 1624, denun-
ciaba que los jesuitas querían acaparar dinero y poder para apoderarse
del mundo. Una manera de contrarrestarlas fue redactar su propia histo-
ria, pero tenían la desventaja de ser una Orden nueva, con escaso pasa-
do frente a las otras; por tanto trabajaron en resaltar las cualidades de
sus miembros como modelos de santidad, de virtud y piedad. En este
sentido los mártires de las misiones de América y de oriente fueron
emblemáticas, ensalzando virtudes un tanto narcisistas como afirma
García Cárcel61 y de evidente tono apologético. Aunque tampoco fue la
única Orden que usó este género historiográfico, pero no se puede ne-
gar que era una buena estrategia, donde la biografía se constituyó en el
eje de su historia.
Las Cartas de Edificación eran los primeros escritos que redac-
taban los jesuitas, generalmente testigos o vinculados al fallecido. In-
mediatamente después eran enviadas al provincial quien las resumía o
transcribía textualmente a los fines de incluirla en las Cartas Anuas
como necrológicas u obituarios. Por otra parte los Elogios eran las bio-
grafías con una fecha que se destacaba en la vida del biografiado y
servía, tanto para los menologios como para la recopilación de “Vidas
Ejemplares”. En este sentido el jesuita toledano Pedro de Ribadeneyra
comenzó la tarea en 1594 escribiendo sobre los tres primeros generales.
Con este material el general Aquaviva le encargó al P. Nicolò Orlandi
la redacción de una historia con base biográfica y con una metodología
que se emplearía siempre (incluso en el siglo XIX): enviar una serie de
preguntas formales a las diferentes provincias, para que sean respondi-
das a través de los testimonios de los más ancianos y sus propios archi-

61
García Cárcel, 2010: 19.

22
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vos; tarea en la que quedaría a cargo el que se llamó “historiador de


provincia”. Fue entonces que nació este oficio dentro de la Compañía
de Jesús. Entre las cuestiones solicitadas por el P. Aquaviva destaque-
mos que debían remitir: “Algunas virtudes y acciones especiales de
aquellos que murieron dentro de la Compañía: santidad de vida, muerte
preclara, enlistados los nombres y demás circunstancias”62.
Comenzaron a llegar a Roma centenares de manuscritos, cuyos
destinos en el tiempo fueron variados, pero en general, si bien es muy
rico el acervo documental jesuita existente y disperso por el mundo, la
mayoría de esos documentos desparecieron.
Es de destacar que el P. Alfonso Polanco organizó el archivo,
presidiendo la labor del P. Orlandi, quien no pudo concluir su extensa
tarea, y le sucedieron Francesco Sacchini, el francés Joseph de Jouvan-
cy y Giulio Cordara.
De la región del Paraguay fue la época en que se publicaron las
conocidas obras de los PP. Ovalle, Vasconcelos, Ruiz de Montoya y
Del Techo, no corriendo igual suerte el manuscrito perdido del P. Juan
Pastor (1580-1658), considerado -como dijimos- el primer historiador
de la provincia paraguaya.
Después de esta experiencia vendría un proyecto historiográfico
más complejo, motivado por la celebración del primer centenario de la
Orden (1640), cuyo producto más representativo fue la obra sobre la
provincia Frandro-Belga, aparecida en ese año y dirigida por el P. Bo-
lland, el gran historiador que dio un giro importante a la manera de re-
construir el pasado. Pero las biografías continuaron siendo el eje de
esas historias, aunque ahora se sumaban otros individuos a las vidas de
los generales.
El proyecto historiográfico del Centenario vio sus saludables
frutos en la primera mitad del siglo XVIII. Después comenzó a mermar
la producción debido a las sucesivas expulsiones. Justamente recién se

62
Alcántara Bojorge, 2009: 69.

23
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

reiniciará en el periodo siguiente a la Restauración, con el general P.


Luis Martín, a fines del siglo XIX.
En cuanto al P. Boroa, fue partícipe importante en la construc-
ción de la historia misional y estaba totalmente imbuido en la metodo-
logía del género biográfico. De hecho era uno de los tantos jesuitas que
enviaban sus contribuciones a Roma, sin el ánimo que sean publicadas
sino fundamentalmente a los fines que sean utilizadas por los historia-
dores de la Orden. Como hizo y reconoce el P. Rivanedeyra, que escri-
bió sobre el P. Lorenzana en base a la obra del P. Boroa, aunque desco-
nocemos si este último solicitó licencia para publicarla. Sí sabemos que
la utilizó tanto Del Techo como Lozano, quienes basaron sus historias
en la obra del P. Boroa y, por cierto, en la desparecida del P. Pastor que
citan con frecuencia.
El P. Boroa manifiesta casi al final de su escrito, referido al P.
Lorenzana, que se la encomendó el provincial P. Francisco Vázquez
Trujillo (1629-1633), pues al anoticiarse en Santa Fe del fallecimiento
del respetado misionero: “tuvo sentimiento que por un quarto de ora le
suspendio el dolor de suerte que no hablo palabra, y dixo avia sido uno
de los maiores golpes que avia tenido en su gobierno, y para consuelo
de su falta y memoria de tan Santo Varon quiso hiciesse yo por averle
tratado muchos años estos apuntamientos de su bida y virtudes”. El P.
Boroa estaba en Córdoba y sucedió al P. Vázquez Trujillo en el provin-
cialato (1634-1640), cuando envió a Roma su Carta Anua en 1635, ma-
nifestando al P. General Mucio Vitelleschi (1563-1649) la noticia de la
muerte del P. Lorenzana. Pero es muy escueto en la necrológica, como
mencionamos antes, no así en la del P. Francisco del Valle, fallecido en
el mismo año.
La mayoría de las noticias que brinda fueron vividas práctica-
mente juntos, ya que la labor pastoral de ambos son contemporáneas.
Incluso el propio P. Boroa expresa que: “De lo mas, y mas principal de
esta historia soy testigo de vista por aver sido este Santo Varon muchos
años mi Superior por serlo de las missiones del Paraguay y Parana a
donde me ocupe muchos años en el aiuda de aquellas almas, y los cin-
co ultimos de su vida gozando aun mas de cerca en el Colegio de la

24
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Assumpcion del suave olor de sus illustres exemplos de virtud y santi-


dad”.
Seguramente consultó algunas otras fuentes y cuestiones entre
sus compañeros, un sólido núcleo humano que fueron los que vieron
nacer e hicieron posibles las primeras reducciones y en algunos casos
morir de manos, tanto de los indios como de los bandeirantes y hasta de
los españoles.
El texto sobre la vida del P. Lorenzana, como todos sus escritos,
fue redactado en castellano. Aunque dudamos un tanto, pues el P. Lo-
zano –como dijimos– lo cita en latín: “Vita M. S. P. Lorenzan”, aunque
transcribe en castellano.
La obra se divide en tres partes o libros, en 231 folios o páginas,
siendo prolijamente escritas. Precede una introducción, con una dedica-
toria al rector del Colegio de Alcalá, el P. Luis de Palma, que ambos
conocieron en España, y a los alumnos de aquel establecimiento. Le
sigue el prólogo que dedica a los misioneros del Paraguay, destacando
los nombres de muchos de sus contemporáneos. Incluso mencionando a
sus mártires, de los que resaltamos a los PP. Alfaro, Osorio y Ripari
que fallecieron en la primera mitad de 1639. Por tanto el texto, que no
tiene fecha, no podría haber sido escrito antes de ese año.
El Libro Primero trata sobre el nacimiento e infancia, sus estu-
dios en Alcalá de Henares y luego en el noviciado de Villarejo, su sa-
cerdocio y primera misa. Sigue su viaje a América y su llegada al Perú,
donde se lo destina al Paraguay. Allí tendrá una particular experiencia
con los guaraníes a través del contacto ofrecido por el P. Saloni. Luego
se menciona su cargo de superior del colegio de Asunción, su traslado a
Córdoba y regreso a Asunción, como las persecuciones que sufre por su
defensa de los indígenas y en contra de la encomienda y esclavitud,
como era regla general en la Compañía de Jesús desde la llegada de los
jesuitas portugueses. El Libro Segundo se refiere a la llegada del P.
Diego de Torres a Asunción, y el inicio de las misiones entre los guay-
curús, los guaraníes del Guayrá y del Paraná, lugar este último que fue
su destino y casi pierde la vida. Continúa con la visita a las misiones

25
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

del obispo, luego pasa a Córdoba como rector del colegio y más tarde
vuelve a Asunción.
Finalmente en el Libro Tercero se refiere a las virtudes del P.
Lorenzana, su humildad, mortificación, paciencia, fortaleza, prudencia,
pobreza, caridad, obediencia y castidad. Posee una metodología típica
de los encomium griegos, donde primeramente se daba a conocer los
datos biográficos y en una segunda parte las virtudes del biografiado.
Estos antiguos textos fueron descubiertos en el Renacimiento y sus
continuas reediciones se convirtieron no solo en textos admirados sino
también modélicos, cuya lectura se extendió al siglo XVIII. Su proyec-
to consistía en reflejar la vida ejemplar con propósitos morales, sin caer
en el panegírico, o al menos disimularlo.
Varios jesuitas se dedicaron al género biográfico, muchas veces
y en el caso de los mártires, con la intensión de iniciar causas de beati-
ficación y canonización en Roma. Otros con el simple propósito que
esas vidas sirvieran como imágenes despertadoras y relatos vivos, a los
fines de la imitación de heroicas virtudes. Incluso para contar con un
propio menologio. Estas obras nacían de la mrncionada Carta de Edifi-
cación, como la que por ejemplo escribe el P. Boroa del P. D´Aragona,
que eran dirigidas al provincial y este las resumía e insertaba en las
Cartas Anuas. Pero en este caso del P. Lorenzana, es claramente una
obra para llevar a la imprenta. Quizás no era la intensión del autor, que
solo cumplió con el deseo de su provincial, aunque al sucederlo, le tocó
a él enviarla al prepósito general. Pero no tenemos noticias, como en
otros casos, que la obra tendría la intención de pedir autorización para
su publicación.
La obra del P. Boroa contiene un alto valor testimonial, no solo
del historiador que construye historia a través de documentos, sino
también de sus propias vivencias de las que compartió protagonismo.
Sin dudas quizo sacar de un seguro anonimato a este misionero que
había sido su superior, lográndolo a medias, pero gracias a ello hoy
tenemos la posibilidad de ver publicada su obra.
Obviamente no fue escrito para una persona del siglo XXI, pero
los temas que se aluden, las vivencias testimoniales y sobre todo el fer-

26
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vor que se pone en este tipo de escritos, son suficientes para compensar
la fatiga de un lector de nuestro tiempo.

Algunas notas sobre el autor


Tanto los PP. Del Techo como Lozano, no solo escribieron ex-
tensas referencias sobre la actividad del P. Diego de Boroa, sino que el
primero lo incluyó en sus Decades63. Por otra parte y además de cono-
cerlo en el viaje que hicieron juntos desde la provincia de Toledo, el
provincial Simón de Ojeda64 envió su obituario al general P. Goswino
Nickel en Roma, incluido en la Carta Anua del periodo 1658-1660. Allí
no ahorró palabras, titulando: “Compendio de la vida y actuación del
venerable Padre Diego de Boroa, Provincial del Paraguay”65, aunque
bastante escueto en su contenido. Fue la primera noticia biográfica de
este misionero del que el P. Furlong anotó que una “Vida del P. Boroa
se halla inédita en la Biblioteca Nacional de Madrid. Nos. 18, 577”66.
Pero lamentablemente no la hemos hallado con esa nomenclatura, ni en
los catálogos de los manuscritos y ni siquiera otros la mencionan, como
podrían haberlo hecho, desde los PP. Del Techo, Jarque, Lozano o Char-
levoix hasta Hernández o Astraín. Más curioso es que el mismo P. Fur-
long dejó dos trabajos inéditos para su colección “Escritores Coloniales
Rioplatenses” que tituló: “Diego de Boroa y su “Historia de los varones
Ilustres”, y “Diego de Boroa y su Elogio al P. Roque”. Geoghegan hace
referencia de ellos ubicándolos en el “Archivo Guillermo Furlong SJ”
del Colegio del Salvador67. Pero es del caso que nos informan desde la

63
Techo/Orosz, 1759: 215-226.
64
El P. Simón nació en Montilla del Palancar, Cuenca, el 28 de octubre de 1589.
Llegó a Buenos Aires en el referido grupo del P. Romero en 1610. Fue provincial de
Chile (1643-1649), procurador en Europa por la provincia del Paraguay (1651-1658)
y luego provincial (1658-1663). Falleció en Córdoba el 22 de setiembre de 1673
(Storni, 1980: 202).
65
BCS. Cartas Anuas 1658-1660. Estante 11, f. 78-79v.
66
Furlong, 1944: 492 (nota 172).
67
Geoghegan, 1975: 493 y 494.

27
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Institución que tal archivo no existe y que desconocen el paradero de


esta cuantiosa producción inédita.
El P. Boroa nació en Trujillo, Cáceres, el 25 de julio de 158568,
habiendo sido hijo de Francisco López y Yolanda Álvarez de Boroa69.
El apellido del P. Diego fue en sus inicios llamado por los célebres bi-
bliógrafos de la Compañía de Jesús como Boroa en el caso de la edi-
ción mejorada de Alegambe70, “Beroa ou Boroa” en la segunda edición
de Backer donde interviene Sommervogel 71 y Boroa por el mismo
Sommervogel72. Lo cierto es que firmaba Boroa73, aunque su más re-
ciente biógrafo vuelva a la doble mención de Backer74.
Cuando el P. Furlong se refiere a los escritos del P. Boroa, te-
nemos que agregar que en el mismo legajo del archivo romano, donde
se encuentra la biografía del P. Lorenzana, se encuentra una interesante
carta autobiográfica, que aunque no está firmada ni fechada, pareciendo
inconclusa, es sin dudas del P. Boroa75. De allí extraemos que sus pa-
dres fallecieron cuando contaba con 13 años de edad y estudiaba latín
en Trujillo. Un hermano suyo lo llevó a Alcalá de Henares, donde estu-
diaba Teología y luego ingresaría a la orden cisterciense. El joven Die-
go comenzó a estudiar Filosofía con el P. Nicolás de Almazán SI, a la
vez que era su confesor el P. Francisco Rodríguez SI76, mencionado en

68
Storni, 1980: 42. Baptista y McNaspy, 2001: 499.
69
ARSI, Paraq. 4.1 f. 1v. Catalogo Delos Pes. y Hersos. Que pasaron al Paraguay con
el Pe. Jua. Romro. Procurador Gnl. de aquella Provina. Año de 1610.
70
Alegambe, 1676: 169
71
De Backer, 1869: 583.
72
Sommervogel, 1890, I: 1355-1356.
73
AGN, Sala IX, 6-9-3 doc. 113
74
Baptista y McNaspy, 2001: 499
75
ARSI, Paraq. 15. Necrológicas, 1598-1702, ff. 25-42. Fue recientemente publicada
(Lovay, 2016: 118-129).
76
El P. Francisco Rodríguez fue recibido en el colegio de Alcalá de Henares de la
Compañía de Jesús el 16 de marzo de 1567. Era natural de Aranda de Duero de la
provincia de Burgos. Escribe su biógrafo que “era muy hábil y de buen talento en el

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su autobiografía. Quizás por influencia de su hermano o por su confesa


afición por San Bernardo pensó en un principio ingresar a su Orden.
Pero se decidió por la Compañía de Jesús, y el provincial Julio García
lo envió a la Casa de Probación de Madrid donde se encontraba el P.
Luis de la Palma como maestro de novicios, convirtiéndose en uno de
sus discípulos dilectos. Al poco tiempo se lo trasladó con otros novicios
al noviciado de Villarejo de Fuentes, donde se hallaba el P. Ponce de
León77. El mismo P. Boroa cuenta que era devoto de Nuestra Señora
del Popolo, que se encontraba en un altar de la capilla78, en tiempos en
que se manifestó su vocación por viajar a América siguiendo el ejemplo
misionero del por entonces beato Francisco Javier.
De tal manera que ingresó a la Compañía de Jesús de la Provin-
cia de Toledo el 4 de abril de 1605 e inmediatamente el viceprovincial
P. Lucero lo envió a enseñar Latín en Belmonte, siendo uno de sus
alumnos el P. Juan del Castillo, quien luego fue mártir y santo del Pa-

púlpito, con espiritu y facilidad en que se exercitó algunos años: y, habiendo leído en
Plasencia la Sagrada Theologia, fue enviado á Roma para predicar á los Españoles, y
ser juntamente Secretario de la Asistencia de España en tiempos de el P. General
Claudio Aquaviva. Despues de veinte años se volvió á la Provincia, en la qual travajo
loablemente hasta su muerte” (Alcázar, 1710, II: 172).
77
El P. Juan Ponce de León fue recibido en la Compañía de Jesús de la provincia de
Toledo el 22 de agosto de 1579 con 14 años, siendo natural de Marchena e hijo de
don Luis Cristóbal Ponce de león, segundo duque de Arcos, marqués de Zahara, con-
de de Casares, señor del Estado de Marchena, Villagarcía y otros, y de doña María de
Toledo y Figueroa, hija de los terceros condes de Feria, marqueses de Priego. Estuvo
en los colegios de Murcia, Caravaca, Belmonte, Huete donde gobernó un trienio,
Madrid y en la Casa de Villarejo donde fue ministro y ayudante de maestro de novi-
cios, hasta que volviendo a ser rector de la misma falleció en ella el 1º de febrero de
1606 (Alcázar, 1710, II: 582-583).
78
Escriben Nieremberg y Andrade: “Ay en la Capilla del Noviciado de Villarejo de
Fuentes vna Imagen deuotissima de nuestra Señora del Popolo, que por tradició se
sabe que la traxo de Roma San Francisco de Borja, está rica, y curiosamente adorna-
da, y es la Madre de aquel deuoto Nouidiado, Seminario de los lustroso y exemplar en
Religion, y letras, que ha tenido esta Provincia (Alonso de Andrade y Juan Eusebio
Nieremberg (1666), Varones Ilvstres en santidad, letras y zelo de las almas de la
Compañia de Iesvs, T. V, Madrid: Ioseph Fernandez de Buendia:640-641).

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raguay79. Era rector de aquel colegio el P. Bernardino de Velasco80,


siendo allí donde profundizó su interés por viajar a las Indias. Apro-
vechó la llegada del provincial Bartolomé Pérez de Nueros y por inter-
medio del P. Palma le hizo llegar su inquietud.
Por ese entonces, además de los procuradores del Perú y Japón,
había llegado del Paraguay el P. Juan Romero, quien arribó a Madrid y
donde el P. Palma le habló de la vocación del joven Diego. Pero aquel
fue primero a Roma, quedando la desición en manos del provincial,
quien derivó el tema a sus consultores. Por agosto de 1609 comenzó
desde aquel colegio su tan deseado viaje. Pasó por Villarejo, donde se
le sumó Juan de Humanes y Francisco de Córdoba, de la provincia de
Aragón. Del mismo noviciado partió con el P. Boroa su amigo, el P.
Simón de Ojeda. Otro amigo, Juan Gregorio81, lo hizo tiempo después,
como recuerda el P. Boroa. Encontraron al P. Romero en Madrid, don-
de se acopló el resto de la expedición que partió a Portugal, arribando a
Buenos Aires el 1º de mayo de 1610 con 16 jesuitas de las provincias de
Andalucía, Castilla, Toledo y Aragón82.

79
Del Techo, 2005: 653. Fue canonizado por Juan Pablo II en 1988 junto a los PP.
Roque González de Santa Cruz y Alonso Rodríguez, con quienes compartió su marti-
rio.
80
El P. Velasco ingresó a la Compañía de Jesús el 9 de mayo de 1577 a los 16 años.
Escribe Alcázar que unos le dan por patria a Madrid y otros a Burgos, criado por su
tía doña Isabel de Osotio (Alcázar, 1710, II: 526).
81
El P. Juan Gregorio (Olite, Navarra, 1585 – Santafé de Bogotá, 1674), efectivamen-
te hizo su noviciado en Villarejo, teniendo como rector al P. Luis de la Palma. Ter-
minó su primer año de Teología y zarpó de Sevilla en la primera mitad de 1610 rum-
bo al Nuevo Reino de Granada, donde completó sus estudios y se dedicó a las misio-
nes populares y fue el primer rector del colegio de Nueva Pamplona. Posteriormente
llevó adelante los colegios de Tunja, Santafé, Mérida y de la universidad javeriana de
Bogotá, donde falleció ciego (Méndez, D, 2001, “Gregorio, Juan. Misionero, predica-
dor, superior”, en Diccionario.)
82
Sus nombres los especifica Lozano (1755: 259), Pastells (1912: 175) y Astraín
(1996: 46). De la provincia de Andalucía el P. Miguel de Sotomayor, el estudiante
Cristóbal Diosdado y los coadjutores HH. Luis de Zayas, Francisco Naranjo y Diego
de Sosa. De la provincia de Castilla los estudiantes Martín de Urtasun, Antonio de
Ureña y Felipe Guevara. De la de provincia aragonesa los PP. Antonio Moranta, Juan

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El P. Astraín lo consideró en su momento, y con justicia, el más


“insigne” de los jóvenes que arribaron en aquel tiempo83. Por su parte el
P. Del Techo escribió que por sus virtudes, su compañero el P. Darío, lo
comenzó a llamar “un San Francisco Javier compendiado”84 , por su
escasa estatura; o en palabras del P. Lozano siguiendo al P. Dario como:
“otro Xavier chiquito”85. Pero también el primero no dejó de lado resal-
tar sus virtudes excepcionales, escribiendo que fue: “hombre virtuoso,
austero sobre toda ponderación y acérrimo defensor de los indios”86.
Y en otra parte de su reconocido libro expresó que: “excepto el funda-
dor de la provincia, nadie aventajó; fué digno de que lo comparasen
con los más ilustres hijos de la Compañía”87.
Pasó a Santiago del Estero donde el obispo Trejo lo ordenó sa-
cerdote el 15 de setiembre de 161088. De allí y por indicación del P.
Torres, partió a las misiones itinerantes de calchaquíes, donde trabajó
entre 1610 y 1612. Pues el mismo obispo les había dado a los jesuitas
licencia exclusiva para asistir religiosamente a los calchaquíes. Allí se
encontró con la evidencia de los abusos de los españoles y debió recurrir
a las Ordenanzas de Alfaro que protegían a los indios del Valle. Pero
Juan Calchaquí fue asesinado y los conflictos se intensificaron, mientras
que al P. Boroa se sumó el P. Juan Darío. Llegaron primero a Aconquija
donde había habido una epidemia de viruela y levantaron una capilla.
Luego arribaron a Chicoana, posteriormente a Luracatao donde hallaron
un gran mocadero, Sibchagasta sitio en que los indios hicieron otra igle-
sia y casa, Tucumanahao, Chuchagasta donde se construyó otro templo
más grande que los otras. Continuaron por Samalamao y Tolombón,

de Humanes y Baltasar Seña con el coadjutor H. Diego Basaurigui. Finalmente de la


provincia de Toledo los estudiantes Cristóbal de la Torre, Juan de Albiz, Simón de
Ojeda y Diego de Boroa. Una relación de ese viaje en Page (2007: 51-54).
83
Astraín, 1996: 38.
84
Del Techo, 2005: 220 y Lozano, 1755: 297.
85
Lozano, 1755: 297.
86
Del Techo, 2005: 563.
87
Ibid, 2005: 652.
88
Storni, 1980: 42.

31
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Quilmes, Pichijao y Yocavil, construyéndose capillas en todos ellos, su-


mando 19 templos según el P. Lozano89.
Cuando el P. Diego de Torres decidió trasladar los estudios de
Córdoba a Santiago de Chile, por el problema suscitado con los enco-
menderos, se trasladaron en febrero de 1612 varios docentes y alumnos.
Entre estos últimos y como superior de los que estudiarían Filosofía, se
encontraba el entonces joven Boroa. Al año siguiente el provincial llevó
por compañeros a Asunción a los PP. Francisco del Valle y Diego de
Boroa90. A este último lo destinó a Guarambaré, ubicado en la parte su-
perior del río Paraguay a 50 leguas de Asunción. La región había sido
señalada para su evangelización por el oidor Francisco de Alfaro y los
jesuitas escogidos fueron el italiano Vicente Griffi y el francés Baltasar
Seña91. De ambos, el P. Boroa sentiría profunda admiración. El primero
pasó a la orden franciscana (1621) y el segundo falleció prematuramente
(1614), por lo que fueron sucedidos por los PP. Boroa y Juan de Salas.
Posteriormente fue compañero del P. Roque González de Santa
Cruz, con quien fundó en 1615 la reducción de Encarnación de Itapúa.
Lugar donde en 1619 profesó su cuarto voto con los PP. Romero y el
mismo González92, siendo trasladada a los seis años a la banda norte del
Paraná. Mientras que el provincial Oñate lo designó superior de las re-
ducciones del Paraná y Uruguay, quedándose en Itapúa con el belga Pe-
dro De Boschere93.
El P. Boroa fue partícipe de la fundación de Corpus Christi
(1622) con el P. Romero, quienes llegaron a la región luego de una
epidemia 94 . Entre 1622 y 1624 fue socio del P. provincial Nicolás
Mastrilli Durán95. Posteriormente participó en la fundación de Natividad
89
Page, 2010: 25-54.
90
Lozano, 1755: 436 y 603.
91
Del Techo, 2005: 254.
92
Storni, 1980: 42.
93
Del Techo, 2005: 324.
94
Ibid, 2005: 344.
95
Pastellls, 1912: 127.

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de Acaray (1624) con el francés Claudio Royer, levantando el pueblo en


las tierras que cedió un cacique. En estas dos reducciones el P. Boroa
permaneció poco tiempo, dejando a sus compañeros a cargo.
Al término de aquellos años iniciales en las reducciones, fue
designado rector del Colegio de Asunción (1626-1630), cargo que volvió
a ejercer en sus últimos días (1650-1652), siendo sucedido como superior
de las misiones por su compañero inseparable el P. Roque González.
Luego de esta designación solicitó al provincial que le diera unos meses,
porque quería ir a Iguazú, donde había estado tres años antes. Lo
acompañó el P. Royer, enfrentando a antropófagos que cedieron a su
belicosidad y adoraron la gran cruz que plantaron los PP. como inicio de
la reducción de Santa María del Iguazú (1626)96.
Al poco tiempo comenzaron los alborotos en Asunción en contra
de los jesuitas, quienes fueron arrancados de la casa y el P. Boroa debió
instalarse en una estancia ubicada en las afueras de la ciudad, mientras la
iglesia era saqueada 97 . Posteriormente envió un informe al general
Vitelleschi donde le expuso la persecución que sufrieron por estar en
contra del servicio personal.
Pero también se reavivaron los ataques de los portugueses a las
reducciones con los fines de esclavizar a sus habitantes. El P. Romero
fue enviado al Tape con la posibilidad de proteger la reducción de Jesús
María. Pero mientras la fortalecía, llegaron los portugueses con 1.500
tupíes. Comenzaba la destrucción sistemática de las reducciones de
manos de los bandeirantes paulistas al mando de Manoel Raposo
Tavares. Cuando se encontraban derrotados, el superior Ruiz de
Montoya encabezó el conocido éxodo guaireño de 1632. Por su parte el
P. Boroa requirió la ayuda del gobernador de Paraguay, además de otras
autoridades civiles, pero no lo apoyaron. Inmediatamente escribió un
informe pormenorizado de lo sucedido a Felipe IV 98 , aunque no

96
Del Techo, 2005: 390.
97
Ibid, 2005: 653.
98
Pastells, al publicar este documento, expresa que fue el más importante que llevó a
Europa el P. Ruiz de Montoya (Pastells, 1915: 68-70).

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quedando conforme, en 1637 envió a Europa al P. Antonio Ruiz de


Montoya para que en su nombre expusiera ante la corte los
acontecimientos sufridos, pero sobre todo pidiendo autorización para que
los guaraníes pudieran usar armas para defenderse. De este modo el 21
de mayo de 1640, el rey firmó la cédula que autorizaba aquel pedido y
los guaraníes pudieron hacer frente a los portugueses al año siguiente en
Mbororé, donde éstos fueron finalmente vencidos.
De tal manera que el periodo de su provincialato (1634-1640) fue
conflictivo y no menos agitado. Visitó los colegios de la provincia y
luego se dirigió a las reducciones de guaraníes hasta el Tape. El mismo
P. Boroa en 1638 se encargó personalmente del traslado de los indios de
San Miguel hacia el Uruguay, donde fue recibido con no menor
algarabía. De allí fue hacia el Tape, no dejando pueblo sin visitar, hasta
que encaminó su viaje a Buenos Aires, siempre predicando y
convirtiendo al cristianismo a muchos infieles.
Las Cartas Anuas de una parte de su periodo de gobierno (1632-
1634 y 1635-1637) más otra nutrida correspondencia, son documentos de
consulta indispensables para la historia de estos acontecimientos. A los
que se suman las varias relaciones sobre las vidas de jesuitas como la del
P. Marciel de Lorenzana, admirado misionero de aquellos tiempos.
Un hecho de suma importancia para la universidad y antecedente
remoto fue la carta de respuesta del general Viteleschi que recibió el P.
Boroa el 31 de julio de 1639 en que el general daba su consentimiento
para que en la misma, se estableciera una cátedra de lenguas índicas.
Esto fue reafirmado años después por el general Tamburini quien no
permitió otorgar las órdenes sagradas sin el conocimiento de una
lengua99.
Inmediatamente después de concluido su provincialato fue
designado rector del colegio de Buenos Aires, sucediendo al P. Díaz
Taño. En los primeros meses de 1641 se celebraron en Buenos Aires las
fiestas del primer Centenario de la Compañía de Jesús, como se había
celebrado en Europa el año anterior. En la oportunidad se realizó un

99
Page, 2013: 276.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Auto Sacramental, precedido por máscaras de soldados, carros triunfales


de los estudiantes, música de las reducciones y otras solemnidades. Pero
en el rectorado debe haber estado escasamente un año, o de forma
interina100. Lo cierto es que después fue rector del Colegio de Córdoba
(1641-1644).
Fue por entonces cuando era provincial el P. Zurbano y pasó por
Córdoba fray Bernardino de Cárdenas quien aún no había recibido la
Bula pontificia y quería consagrarse igualmente como obispo del
Paraguay. Los jesuitas de Salta consintieron el pedido con anterioridad,
pero cuando lo solicitó al P. Boroa, éste se negó. El obispo montó en
cólera y fue a Tucumán a verlo, exponiendo la resolución de los jesuitas
de Salta y no la del P. Boroa. Volvió a Córdoba y el rector lo honró
ofreciéndole un acto general de Teología. Cárdenas aprovechó y
nuevamente le exigió al P. Boroa que como rector, redactara un escrito
reconociéndolo como obispo y el P. Boroa nuevamente se negó por ser
una acción fraudulenta. Al llegar a Asunción en 1642, Cárdenas inició
una venganza con consecuencias muy graves para los jesuitas101.
En el periodo de su gobierno en la universidad, los grados los
otorgó el obispo de Tucumán el agustino fray Melchor Maldonado
Saavedra en el día de San Ignacio. También por la época recibieron en
donación la estancia de Alta Gracia por parte de Alonso Nieto de Herrera
que se incorporó a la Orden como coadjutor, junto con su sobrino
(1643) 102 . Se construyó una torre para las campanas de la iglesia del
colegio y un retablo con cuadros, en tanto se levantó posteriormente la
actual iglesia con el dinero que había donado Manuel Cabrera. También
se hizo una galería en el patio y una capilla doméstica103.
Al finalizar su rectorado, se inició en el Colegio la Congregación
Provincial a la que asistieron cuarenta sacerdotes y se eligió por
procurador al P. Juan Pastor. Luego el P. Boroa volvió a las reducciones,
100
Furlong, 1944: 129-130.
101
Page, 2004: 22.
102
Lovay, 2013: 322-328.
103
Page, 2004: 131-132.

35
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

residiendo en la reducción de San Miguel, donde falleció cuatro años


después, el 19 de abril de 1657. En este tiempo debió soportar los
constantes ataques del obispo de Asunción fray Bernardino de Cárdenas
y sus secuaces, teniendo el consuelo de estar en compañía de los indios,
como había sido su deseo para los últimos años.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

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Vida del Ve-


nerable Padre
Marciel de Lo-
rençana de la
Compañía de Iesus
Apostol del Pa-
rana

[64]

Al Padre Luys de la Palma104


Rector de la Compañía de Iesus
del Collegio de Alcala y
a los Padres, y Hermanos
de aquel Santo Collegio.
Ha dado esse Santo Collegio conplutense105 al mundo todo, y en
especial a las Indias orientales, y occidentales varones insignes que con
104
El P. Luis de Palma (Toledo, 1559/1560-Madrid, 1641) fue escritor jesuita que
ocupó diversos cargos en colegios españoles. Estudió en Alcalá de Henares donde
luego fue profesor de Teología y de Filosofía en Murcia. Fue rector de los colegios de
Talavera, Alcalá, Murcia y Madrid, además de inspector de la provincia de Toledo,
maestro de novicios en Villarejo de Fuentes, Alcalá y Madrid. Fue designado dos veces
provincial de Toledo (1614-1617 1624-1627) y superior de la Casa Profesa de Madrid.
Tuvo especial estimación de los generales Aquaviva y Vitelleschi. Predicó en la corte de
Felipe II, siendo confesor y consejero de varios de sus ministros. Pero también lo hizo
en las de Felipe III y sobre todo en la de Felipe IV. En su extensa labor como escritor se
destacan dos obras que resaltan la espiritualidad de su época, como el Camino espiritual
y la Historia de la Sagrada Pasión, con numerosas ediciones y traducciones (Rodríguez
Molero, 2001: 2.960).
105
Alcalá de Henares, ubicado en la antigua provincia de Toledo, tuvo un lugar im-
portante en el periplo de San Ignacio, pues allí comenzó su formación intelectual,
constituyéndose en uno de los primeros centros jesuíticos de la península. Entre los
años 1543 y 1546 se gestó el establecimiento cuyo primer superior fue el P. Francisco
de Villanueva quien comenzó con una era de alumnos, de los más destacados de la

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letras, virtud, y exemplo, y no pocos con su sangre plantaron la fee en


ellas, y propagaron el imperio de Xrispto Señor nuestro enarbolando la
triumphante bandera de su cruz hasta los mismos fines de la tierra.
Podiamos con verdad dezir desse Sagrado Collegio lo que
\\Homilia 29// S. Cesario Obispo de Arles de su monasterio Livinense
dando gracias a nuestro Señor de sus aumentos en todo genero de vir-
tudes, y obras grandes del divino servicio, y exclamar con el, y decir
mudando el nombre. O felix, et beata habitatio Collegii huius, ubi tam
sanctis quotidie, et tam spiritua libus lucris gloria Domini Salvatoris
augetur, et tantis damnis diaboli ne quitia minoratur. Beatum, in quam,
et felix quod licet parvulum, et planum innumerabiles tamen montes ad
celum misisse cognoscitur. O feliz, y dichoso Collegio de adonde se le
recrece a nuestro Salvador tanta gloria y al enemigo comun tanta igno-
minia, y tantas grandes [65] y lamentables perdidas. Dichoso, y mil
vezes feliz pues de su humildad, y pequeñez se an llevado tan grandes,
y empinados montes varones descollados, y excelentes en santidad, y
letras a la Yglesia.
Hoc collegium est quod eximias nutruit alumnos, ac prestantis-
simos per omnes Provincias erogat sacerdotes. Ac si quos accipit filies,
reddit patres, et quos nutrit párvulos reddit magnos, quos velux tirones
excipit Reges facit. Este insigne Collegio, y seminario de letras, y vir-
tud es el que con sus dos fecundos pechos de virtud, y sabiduría cria
robustos y esforçados hijos que reparte liberalmente por todas las Pro-
vincias del mundo dandoselos por sus predicadores, y sacerdotes, y los
que recibe por hijos los buelve a dar por espirituales Padres y los que
cría a sus braços niños pequeños, y tiernos los entrega grandes en todo,
y los que recibio novicios, y bisoños los da Reyes, y sacerdotes Non
omnes quor cumque felix, et beata habitatio ista susceperit charitatis,
et humilitatis pennis ad excelsa virtutum culmina Christo, sublimare
consecuit. Por que es cosa maravillosa digna de la poderosa mano del
omnipotente y como un pacto sagrado que la divina bondad hizo con

Compañía de Jesús del primer siglo español, como Mariana y Nieremberg. El superior
dispuso del financiamiento de Leonor de Mascareñas, doña María y doña Juana de
Austria y comenzaron su residencia definitiva en 1602.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

este dichoso y Bienaventurado Collegio, y sus fundadores nuestro Pa-


dre S. Ygnacio, y su querido dicípulo el Venerable Padre Francisco de
Villanueva106 que desde su fundación muy a los principios de la Com-
pañía fuese una como forma, y molde virtud y santidad que las mesmas
paredes parece la distilan, pegan, e imprimen, y oficina de Santos y
excelentes varones levantado [65v] levantando a los suyos con las lige-
ras alas de la charidad y humildad a la alteça y cumbre de toda virtud y
perfeccion hasta llegar a Xrispto centro del alma, y nido de su descan-
so, y los Villanuevas, Millares, y Ramires107, y otros muchos Santos
Padres desde los sagrarios de sus sepulcros dan vivos clamores con la
santidad de su vida, y exemplos a los de su Collegio á hazer buelo de
águilas caudales a lo alto de la perfeccion siguiendo a los que fueron
delante imitando sus heroicas virtudes, y a no degenerar de las obliga-
ciones de hijos de tal madre y que el aire, y forma muestre claro ser
parto de su vientre, y traslado perfecto de tan perfecto modelo.
Mostró serlo aunque en las partes ultimas del mundo y de lo
descubierto el santo, y venerable Padre Marciel de Lorençana a quien
no solo engendro, y pario en Xrispto en su entrada en el, y en la Com-
pañía el año de mil, y quinientos, y ochenta y tres pero le crió hasta que
descollando entre otros en virtud y letras merecio hacer numero entre
los montes altos que esse Collegio, a ofrecido a la Yglesia. Criole niño,
diole varon perfecto, y sacerdote de las Yndias occidentales entre otros
que embio el año de mil, y quinientos, y noventa, y dos a predicar el
Santo evangelio a los infieles destos dilatados Reynos, y Provincias

106
El P. Francisco de Villanueva (Villanueva, Plasencia, 1509 – Alcalá de Henares,
1557) fue de los primeros jesuitas. Era religioso cuando se incorporó a la Compañía de
Jesús en Roma, siendo enviado luego a Coimbra para fundar su colegio. Continuó sus
estudios en Alcalá de Henares, donde fue rector. Ignacio lo envió a Montilla para
procurar el ingreso de Juan de Ávila a la Compañía de Jesús, y a su vez fundar los
colegios de Córdoba, Cuenca y Plasencia (Ruiz Jurado, 2001:)
107
Se refiere al menconado superior de Alcalá de Henares, al P. Millán de Loyola,
sobrino de San Ignacio y al P. Juan Ramírez de Oviedo (1521-1586), notable predica-
dor, discípulo de Juan de Avila recorrió los principales centros jesuitas de la península
y atrajo a muchos a la vida cristiana como a Francisco Suárez.

40
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

cabiendole por feliz suerte las del Paraguay, y Parana a donde fue em-
biado desde la Provincia del Peru cuya colonia era esta missión.
Y si el Collegio complutense es madre deste gran varon [66] el
rector del, que es V.R. es en buena razón su Padre a quien tuvo, y reve-
rencio por tal, por averlo sido V.R. de su espíritu y su maestro en letras
de quien con verdad pudiera yo decir lo que Cesario del que lo era de
aquella su sagrada congregación a no temer ofender con mis palabras a
la humildad y modestia de quien venero, por Padre Y baste dezir que
por serlo del Padre Marciel de Lorençana, y mio, y esse Santo Collegio
Madre de no restituir en nombre de la Provincia este Apostolico varon
que buelve muerto a España a sus Padres que nos le dieron vino para
que le reconoscan, y halle en sus braços paterna, y amorosa acogida, y
digo muerto si muerto se puede llamar el que con su santidad, y exem-
plo nos dexo prendas ciertas que vive a Dios, y a la eternidad. Y assi no
le llamemos muerto sino vivo, y digamos que buelve el Padre Marciel
de Lorençana vivo a su Padre y a su Collegio complutense que es su
Madre para que en sus pechos, y corazones con el calor vital del verda-
dero amor que nunca muere se conserve siempre vivo como se cierto de
conservo en V.R. hasta el día de oy.
Mas para que en los venideros no muera a manos del olvido
imagen propia de la muerte su Santa memoria, y exemplos, y para que
sus virtudes esten siempre vivas, y se conserven en la de nuestros Pa-
dres y Hermanos me puse a escrivir estos apuntamentos ofreciéndolos
a V.R. a quien se quan grata es, y, a sido a la Santa Memoria deste
apostolico varon hablando del con superior aprecio, y aun conservando
sus cartas entre tantas, y tan graves ocupaciones como vi, y oy antes de
salir desse Santo Collegio [66v] Collegio a estas partes creciendo cada
dia mas con nuevas demostraciones de amor, y estima, y juntamente
desseo mostrar agradecimiento no solo á obligaciones propias que son
muy grandes, y a las del Padre Marciel de Lorençana que también lo
fueron pero a las comunes de esta Provincia del Paraguay a quien V.R.
a mostrado siempre especial amor siendo Provincial con darla muy es-
cogidos sugetos, y entre ellos fueron al valeroso martyr Juan del Casti-

41
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

llo108, y en los oficios de Rector dese Collegio, y del de Madrid ampa-


randola en sus persecuciones muchas, y grandes que continuamente
padece por la predicacion de la fee, y defensa de los Yndios que la re-
ciben para que V.R. entre otras, no le falte esta corona de defensor de-
llos, y de los que predican el evangelio a los infieles alcançando junto
con su Santo Collegio fortaleza a los recien covertidos que actualmente
padecen para perseverar en el bien, y a nuestros obreros evangelicos
para llevar adelante esta obra del Señor tan propia de nuestro instituto
como es la conversion de los gentiles llena de dificultades anejas a la
predicacion evangelica.
[67]

A los Padres Missioneros


de la Compañía de Iesus de la
Provincia del Paraguay
Prologo
Con mucha razon enseño aquel gran Padre de la Yglesia y ma-
estro de la vida religiosa S. Basilio escriviendo a su amigo, \\eppistolas
a S. Gregorio theologum// y fiel compañero San Gregorio Nacianceno
que las virtudes y exemplos de los Santos Padres escritas para la me-
moria de la posteridad no son otra cosa que unas imágenes perfectas
vivas, y animadas formadas al talle, y faccion de la primera y perfectis-
sima imagen de toda justicia, y santidad que es Dios Criador, y Señor
nuestro puestas delante de los ojos de los que aspiran a imitar sus virtu-
des, y a poner por obra sus illustres exemplos. Beatorum hominum vita
memoria prodite ad perscripta (dice el Santo) tam quedam animata
proposita sun vita ad norma divine institia, iis quidem, qui bonorum
operum exemplaria imitari cupiunt; y porque no faltassen exemplares
108
San Juan del Castillo (Belmonte, 1596-Ijuí, 1628) fue uno de los tres mártires del
Caaró junto a Rodríguez y González de Santa Cruz, asesinado por el cacique Ñezú.
Cursó un año de leyes en la Universidad de Alcalá de Henares, donde ingresó a la
Compañía de Jesús, estudiando filosofía en Murcia y partiendo al Paraguay en 1616
para concluir sus estudios en Córdoba y ser enviado a las reducciones guaraníticas
(McNaspy y Baptista, 2001: 532).

42
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

de virtud puso el santo de la mansedumbre a Moisen, de la pureça a


Joseph, de la paciencia a Job, de la justicia y misericordia a David; y
assi de otras virtudes. Y Siempre a sido estilo de Dios proveer al mun-
do de buenos exemplos [68] y en especial a las Religiones sagrada fuer-
te antemuro de la Yglesia, en las quales an resplandecido en todas las
virtudes como estrellas en el firmamento eminentissimos varones, que
an servido de originales illustres de donde an sacado los demás perfec-
tos retratos.
Mas para sacarlos con viveça, y aire es necesario dize S. Basi-
lio, que el mirar no sea de passo, y de corrida, sino con atencion grande
y reparo: ni sea de parar de una simple vista sino que se á de penetrar
hasta lo interior de las obras, y al alma de las virtudes, y mirandolas
una, y otra vez procurar el que las medita afuer de pintar primo, y exce-
lente hasta darles en si, y por imitación hacerlas propias. Oigamos
hablar al Doctor Santo: Quem a ad modum autem pictores cum imagi-
nen est imagine pingut exemplar identidem respectantes lineamenta
eius transferre conantus magno studio ad suum opi fiium, ita, qui sese
meditatur omnibus numeris virtutis absolutum reddere veluti simulach-
ra que dam spirantía, et actuosa sanctorum vitas respicere oportet,
proba que opera eorum sua imitando facere.
Si miramos el clero, y religiones Santas de las Yndias occiden-
tales veremos las Yglesias, y conventos llenos de muy perfectas y aca-
badas imagenes de eminentes varones que con su santidad predicacion
y letras nos lo santificaron los fieles, y dieron la luz del evangelio a los
gentiles, mas merecieron quedar a los venideros, por exemplar, y de
dechado de toda virtud, y santidad, y en estas Provincias del Paraguay
[68v] Paraguay muy particularmente. Lo fueron de la religión serafica
entre otros aquellos dos paranimphos de la fee el Venerable Padre Fray
Alonso de San Buenaventura, y el Santo y Admirable varon fray Luis
Bolaños109 moviendo a los suios y a los demás obreros evangelicos a la

109
El franciscano Bolaños, nacido en Marchena, Sevilla, aproximadamente en 1539,
falleció en Buenos Aires en 1629. Llegó a Asunción en 1575 junto con 22 francisca-
nos, considerándoselo el iniciador de las reducciones en el Paraguay donde incluso
compuso una gramática guaraní y un catecismo aprobado por el Sínodo de Asunción

43
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

participación de sus victorias, y triumphos que merecen su propia histo-


ria.
Ni fue escasa la divina mano en formar imagines perfectissimas
de santidad, y zelo Apostolico de las almas a los de su Compañía de
Jesus a quien llamo para la salvacion de aquestas gentes antes tan fran-
ca, y liberal que para corresponder los hijos a la grandeça de santidad y
exemplo de tan illustres Padres varones verdaderamente Apostolicos,
Profetas poderosos en obras, y palabras a su pobreça evangelica, a sus
peregrinaciones, persecuciones, y trabajos, a su paciencia superior a
ellos, y al fruto sazonado de muchos millares de almas, que en varias
Provincias convirtieron a la fee con su predicacion confirmada con mu-
chos favores al cielo, y grandes, y frequentes milagros, y con la sangre
de muchos que la predicaron, tenemos necessidad segun el consejo de
S. Basilio de mirar, y remirar estos dechados de missioneros de la
Compañía y espejarnos en ellos aspirando y afectando como ingeniosos
hijuelos a ir en los alcances de nuestros Padres, y de correr parejos con
ellos retratando en nosotros sus virtudes, y exemplos dignos de eterna
memoria, y de que la pluma eternize sus memorables hechos en espe-
cial los de los Venerables Padres Alonzo de Barzana, Juan Saloni, Pe-
dro Añasco, Juan Romero superior de la Mission, Juan de Viana, Her-
nando de Monroy, Juan Dario, Marciel de Lorençana y el Venerable
Padre Diego de Torres primer Provincial, y fundador desta Provincia y
los Santos Martires Roque Gonzalez de Santa Cruz, Alonso Rodriguez,
Juan del Castillo, Christobal de Mendoça, Gaspar Ossorio, y Antonio
Ripario, que la illustraron con su sangre, a quienes podríamos añadir
según la doctrina de San Cypriano los Santos Padres Alonso de Arago-
na110 a quien ocasionaron y aceleraron la muerte los enemigos de la fee
para quitarle la [69] Vida, y los Padres Martin de Urtasum, Xavier y

de 1603. Las reducciones las inició en 1580, luego de varias expediciones con Alonso
de San Buenaventura, con quien fundó 14 reducciones.
110
Storni (1980: 76) lo llama Alonso D´Aragona (Nápoles, 1585-Asunción, 1629).
Ingresó a la Compañía de Jesús en Nápoles en 1602, llegando a Buenos Aires en
1617. Profesó su cuarto voto en la reducción de Concepción en 1621. El mismo P.
Boroa escribe una biografía suya en el año de su muerte (ARSI, Paraq. 11, ff. 211-
214).

44
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Juan Vaisseau111 en Guaira, y Diego Ferrer112, y Nicolas Ernacio113 en


los Ytatines a donde fueron asombro de santidad aun a los mesmos in-
fieles, y murieron consumidos a fuerça de trabajos, incomodidad y po-
breça sin alivio humano en tiempo de peste, por no desamparar las al-
mas redimidas con tan caro precio, ni carecer de su gloria y honrra de-
lante de Dios, y de los hombres el Padre Pedro de Espinosa que murió a
manos de Yndios enemigos de los christianos que le mataron a porrazos
conociendo, y sabiendo era sacerdote dando la vida por la obediencia
que le puso en aquel peligro, y por la caridad en cuyos oficios iva ocu-
pado por remediar la pobreça de los Indios del Guayra acosados por los
del Brazil, y el Padre Diego de Alfaro superior de todas las missiones y
comisario del Santo officio que como buen Pastor murió defendiendo
el ganado que Dios y la obediencia le avian encomendado ofreciendo
liberalmente la vida por su bien espiritual, y eterno, que se la quito de
un pelotazo uno de sus enemigos de la fee, y de los templos, que del
Brasil con exercito infestaron las Reducciones del Uruguay este año de
treynta, y nueve aviendo el mismo Padre profetiçado muchas vezes su
dichosa muerte.
Pero no siendo posible a mi corto caudal satisfacer a tantos, y
tales Varones conforme a mi desseo, me he contentado con proseguir la
vida del Padre Marciel de Lorençana que començe por obediencia años
a, y la he acabado entre muchas ocupaciones a fin de poner delante de
los ojos de mis Padres missioneros del Paraguay, Parana, y Uruguay al
que nuestro Señor escogio por modelo de los que andan por missiones
por primer predicador, y Apostol de aquellas gentes pudiendo [69v]
pudiendo decir deste Santo Varon con San Gregorio Nacianseno Auxit

111
No tenemos noticias de un tal “Xavier”, supuestamente con el mismo apellido del
belga P. Vaisseau.
112
Se refiere al P. Diego Ransonnier (Borgoña, 1600-San Ignacio de Itatines, 1636),
quien ingresó a la Compañía de Jesús en 1619, llegado a Buenos Aires en 1628 en la
expedición del P. Gaspar Sobrino (Storni, 1980: 234).
113
Ernacio, Hernacio o Ignacio es ampliamente mencionado en los documentos publi-
cados por Cortesão (Jaime, Jesuítas e bandeirantes no Itatim (1596 – 1760). Río de
Janeiro: Biblioteca Nacional, 1952). Pero el P. Hernández aclara que se trata del
francés Nicolás Hénard, fallecido entre los itatines en 1638 (Hernández, 1913, I: 13).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

nobis numerum Apostolorum novus Apostolus Marcellus, qui cooptatus


est in ordine Apostolorum. //Nat. S. Melesij ep antiocheni\\ Escogiste
Dios por Apostol de los Paranas. Confirmando su elección con las que
del suio da Pablo con prodigios y señales maravillosas, con manifiestos
milagros, y conversiones de gente dura, y rebelde al yugo de Xrispto
pero primero, y principalmente in multa pacientia. Con su invencible
paciencia, y sufrimiento en los trabajos, y otras virtudes para que las
imitemos pidiendo a Vuestras Reverencias humildemente hablando con
las palabras de S. Gregorio Nazianzeno que nos animemos a tener en
nuestras costumbres //epist. 180\\ presente al que creemos lo esta ante
Dios haciendo officio de Padre protector, y abogado, y que cada uno de
nosotros retrate en si mesmo con tanta viveça las virtudes deste Santo
varon y Padre nuestro que quando nos miremos unos a otros veamos y
reconozcamos en nosotros mesmos su imagen y forma. Sirvanos de
modelo de nuestra oracion, y trato continuo con nuestro Señor tan ne-
cessario al oficio de la predicación del Evangelio a los gentiles el suio.
Su observancia de reglas su fervor sin remission, el desprecio de si
mesmo puesto en una perpetua cruz, el aliento a los trabajos verdade-
ramente grandes, su fortaleza invencible en cosas arduas, su claridad
ardiente para con Dios, y los hombres, nunca ociossa de la que deve-
mos tener, aunque nos cuesten las almas lo que le costaron a su dueño
el redimirlas, que fue su sangre y vida pues nos honra el que murió por
ellas en la cruz [70] no solo con el officio, y nombre de salvadores, y la
autoridad y potestad aneja a el diziendo por S. Juan sicut misit me pa-
ter, et ego mito vos //loam cap 20\\; sino también con que las expensa
que nos a de costar esta preciosa mercaduria sean las messmas de traba-
jos, persecuciones, sangre, y Cruz teniendo por cierto que el que ofre-
ciere por liberar las almas del pecado liberalmente su vida como lo hizo
este verdadero imitador de Xrispto Señor nuestro vera como se le pro-
mete al mesmo Señor por Isaias una posteridad de innumerables almas
que se divicen del como de sagrada semilla, como las vio este Aposto-
lico Varon con la conversión de todo el Parana, y Uruguay adonde se
an Baptisado casi cien mil almas que tuvieron su principio en aquel
generoso desprecio que hiço de su vida este verdadero imitador de su
maestro Xrispto teniendo la mira en salvarlas.

46
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Pongo pues esta imagen viva de un perfecto missionero y de to-


das las virtudes que a de tener delante de los ojos a V.R. canonunem
virtutis tabulam, et inscriptionem salutarem ecclesiis, et animabus cur-
tir, ad quam respieiextes vitam, tan quam ad legem dirigant animatam.
//Nacian Nat 8\\ Para hablar con las palabras del gran theologo a seme-
gante proposito para animarnos a la perfeccion que nos representa y
para que esta lei, o regla viva, y animada nos sirva de despertador, y
espuela, para correr a su imitación, y para corregir lo que hallaremos
que nuestra vida desdice de la suia.
Va esta historia dividida en tres libros en el primero se trata
[70v] se trata de su nacimiento, crianza, entrada en la Compañía, su
venida a las Yndias, y a las missiones del Paraguay, y principio que dio
a ellas en el segundo de su entrada a predicar el Santo Evangelio a los
Paranas a donde el planto a costa de grandes trabajos, y peligros evi-
dentes de la vida, de las muchas persecuciones y combates que padecio
por la virtud, y su constancia en ellos, exercitando officio de Rector de
la Assumpsion, y Cordova, y superior de todas las missiones dando
principio a muchas dellas, y su Santa muerte. En el tercero se trata de
sus virtudes, que lo principal en que emos de poner los ojos fijandolos
siempre en esta imagen de toda virtud, y espejo de perfeccion et tan-
quam ipse videat, et videatur pie paremini spiritui. //idem ibidem\\ Mi-
remosle, y creamos que nos mira, y en el hallara el religioso un modelo
de observancia, el sacerdote santidad, y gravedad digna de su officio, el
predicador zelo ardiente el missionero fervor, y ansia insaciable de al-
mas, el que govierna consejo, las Virgenes defensor, los pobres ampa-
ro, los enfermos consuelo, y finalmente omnes eum, qui omnibus factus
est omnia quo lucrare tur omnes. Hallaron todos al que se hizo todo a
todos para ganarlos a todos para Dios, a imitación del Apostol S. Pablo.
De lo mas, y mas principal de esta historia [71] soy testigo de
vista por aver sido este Santo Varon muchos años mi Superior por serlo
de las missiones del Paraguay y Parana a donde me ocupe muchos años
en el aiuda de aquellas almas, y los cinco ultimos de su vida gozando
aun mas de cerca en el Colegio de la Assumpcion del suave olor de sus
illustres exemplos de virtud y santidad, supliendo lo que no vi fiel, y
cierta relación de papeles suios escritos por obediencia, y cartas a sus

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

superiores que es otra razón eficaz que me a movido a escribir estos


apuntamientos de los exemplos, y virtudes deste Apostolico varon, y
fervoroso obrero de Yndios a quien devo amor de hijo a Padre, reve-
rencia de subdito a superior, guia, y maestro, y veneración como a San-
to que lo fue en los ojos de Dios, y en el concepto universal de los
hombres, que le aclamaron por tal, y aunque sus alabanças era devida
otra pluma, y superior estilo el Santo varon se dara por contento deste
humilde que dize con la humildad de su espíritu y la Santa Memoria de
sus hechos, y virtudes en su nativa hermosura no tiene necesidad de
adornos, ni afeites, ni de colores retorico, o palabras cultas, y compues-
tas que le quiten su flor, y gracia. Rerum eius memoria (dize San Gre-
gorio Nacianseno de otro Santo) sufficit ad perfectissima laude tan
quam nativa que dam pulchritudo, que nubius lenosinis super vagua ad
ibita curainfacie floreseit. //de Laudibus Grego. taumat\\ Esta memoria
he desseado se conserve [71v] se conserve viva mediante estos escritos
para gloria de nuestro Señor honrra deste su siervo que tanto hizo della,
y provecho de los presentes, y venideros emulos de sus virtudes, y
exemplos Apostolicos de la conversión de las almas de tantos Yndios
que perecen por la falta de doctrina haziendonos mediante su imitación
instrumentos aptos a tan alto, y divino ministerio, y no menos dificulto-
so que glorioso y honroso conservando el buen olor de edificacion que
este santo varon, y los que le siguieron por la misericordia del Señor an
dado hasta agora no solo en essas Provincias pero en todo el mundo
pudiendo yo dezir con verdad a mis Padres lo que San Cesario Arela-
tense a los suios: ad oriente enim vs quad occidente est ad omnibus
pene locus ubi christiana religio colitur religiosa vestra conversatio ad
christi gloria predicat, //Homil 25\\ y añadir pidiendo con todo rigor de
Justicia en retorno de tan superior opinión lo que el Santo a sus Monjes:
iure vobis exigit vt quod vobis reditur hoc probet que el desempeño de
tan gran fama de santidad, y bondad esta librado en las obras que ellas
solas son paga proporcionada de tan grande obligacion, y deuda. Y aun
a buena razon ha de aver exeso en quien con tan alentado espiritu corre
a la perfeccion religiosa tan necessaria a la predicacion del evangelio a
las gentes que me da a mi animo a proseguir con San Cesario, y dezir
confiadamente a mis Padres missioneros agite que deo auxiliante, quod
semper estis et ita charitatem, mansuetudinem et obedientia custodite

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vt quod universo mundo de vobis creditur [72] Inmaculatis Semper


virtutis operibus augeatur.
Animo mis Padres missioneros a llevar adelante lo començado
exercitando la claridad con Dios amandole de todo corazón, y con esos
pobrecitos Yndios procurando que ellos también intensamente le amen
enseñandoles, y sufriendoles con mansedumbre, tan necessaria para
ganar con essos pequeñuelos a Xrispto perseverando en essa Cruz por
obediencia a imitación suia augmentando cada dia mas, y mas el caudal
con nuevos acrecentamientos para que todos, y especialmente los nues-
tros que atraidos deste suave olor de edificación, y gran genio de almas
vienen destas Provincias, y de las de Europa, y van a tener parte en sus
santos trabajos puedan dezir gozosos con la sabia Reyna veras est ser-
mo que interra mea audici, la verdad de los hechos destas Apostolicas
missiones excede al doble a la fama aunque grande animandose a lle-
varlo adelante para gloria de Dios, y bien de las almas, lustre y horna-
miento de nuestra Compañía y de la Santa sede apostolica renombre
que dio el Papa Gregorio XV a essas Santas Missiones por que iendo el
Padre Francisco Vazquez Truxillo Procurador general desta Provin-
cia114 a besar el pie a su santidad el año de mil y seiscientos y veynte, y
uno, y haciendole relación de la conversión a la fee de essas Provincias
y de los muchos millares de almas que recebian el Santo Baptismo, y
de los grandes trabajos que les contava a los de la Compañía el predi-
carles el Santo evangelio despues de una grande admiración con mues-
tras de estima muy superior dijo, se vere decus et ornamentum totius
societatis 115//Gregorius XV\\ verdaderamente que essas [72v] missio-

114
El P. Vázquez Trujillo (Cáceres, 1571-Córdoba (Arg.) 1652) fue electo Procurador
en la Congregación de 1620 que presidió el P. Pedro de Oñate, regresando dos años
después. Ingresó a la Compañía de Jesús del Perú en 1588, siendo enviado a Chile en
1607, donde al año siguiente profesó su cuarto voto. En 1629 es electo provincial,
falleciendo en Córdoba el 24 de agosto de 1652 (Storni, 1980: 298).
115
Gregorio XV estudió humanidades y filosofía con los jesuitas de Roma, siendo
quien canonizó a San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. El procurador trajo
de Europa el Breve Apostólico que autorizaba a los colegios jesuíticos de Filipinas,
Chile, Tucumán, Río de la Plata y Nuevo Reino de Granada, a otorgar grados acadé-
micos.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

nes son honra, y lustre de la Compañía toda y replicando el Padre Pro-


curador et huius sedis Apostolica santissime Pater, respondió su santi-
dad maxime quidem añadiendo liberalmente essa mayor honra senten-
cia que demas de ceder en alabança del Padre Marciel de Lorençana
que les dio tal felis principio pide a los venideros con la imitación de
tan Santo Padre conserven vivo al fundamento de tan insigne alabança
para que no se desmerescan semejantes favores del vicario de Xrispto
en esta vida, y en la otra la verdadera alabança del Pastor de los pasto-
res a quien representa. [73]

LIBRO PRIMERO
Del Nacimiento y Criança del Padre
Marciel de Lorençana y como fue
recibido en la Compañía de Iesus
Capitulo Primero
El Santo y Venerable Padre Marciel de Lorençana Apostol de
los Yndios Paranas, nació en la Ciudad de Leon, cabeça de aquel Rey-
no el año del Señor de mil y quinientos y setenta, fue su Padre Juan
Rodrigues de Lorençana, Cavallero de lo mas noble y principal della,
su madre Doña María Ponçe de Leon de lo mas illustre de aquel Reyno
pusieron al niño por nombre Marciel, por la devocion que aquella muy
noble [74] Ciudad tiene al glorioso martir San Marciel que la honra con
sus Reliquias y con la sangre de sus tres Santos Hijos martires116.
Criandole sus Padres desde sus tiernos años con el cuidado que
a su nobleza convenía; fue muy bien inclinado desde niño, gastando el
tiempo (que los de su edad suelen en juegos) en honestos entreteni-
mientos, de cultivar un pequeño jardín preciandose de criar en el her-
mosas flores, tomando el Señor (que le criara para mucha gloria suya)

116
San Marciel, Marcial o Marcelo fue un centrión romano que supuestamente vivió
en León hacia el siglo III. Confesó su fe cristiana y por ello fue decapitado, al igual
que los mencionados tres hijos de Santa Nona o Nonia, llamados Claudio, Lupercio y
Victorico. Hoy se conserva su parroquia y es uno de los patronos de León.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

esta ocupación por medio para conservar en el, la flor de su pureza en-
sayándole para jardinero de su Yglesia.
Aprendio las primeras letras de los Padres de la Compañía de
Jesus, que poco antes avian entrado en aquella Ciudad, y abierto escue-
las con el resplandor de [ilegible] y exemplo, que en todo el mundo,
salió muy consumado en sus letras humanas, mostrando vivo y despier-
to ingenio; y para que se lograse determinaron sus Padres de embiarle a
la Ynsigne Univesidad de Alcala, a donde florecen mucho las buenas
letras, començo su curso de artes, en que campeó mas su mucha abili-
dad, y fiado en ella, y en el favor que le hazia el Doctor Truxillo117 Co-
llegial mayor (despues Obispo de Leon) se opuso a una veynte y quatro
colegiaturas, que por institución del Santo Cardenal Don Fray Francis-
co Ximenez de Cisneros 118 fundador de la Universidad con riguroso
examen se proveen de los mejores estudiantes logicos, y por ser de los
mas abentajados Marciel alcanço [74v] alcanço este primer premio de
las letras muy estimado por tener escalon a cosas mayores con mucho
gusto suyo y de sus amigos, aspirando a superiores honras, como su
sangre, ingenio, y el amor y favor, que los que mandavan en la Univer-
sidad le prometían.
Pero Nuestro Señor que lo tenía escogido para colegial suyo y
Religioso de la Compañía de su santissimo hijo Jesus le fue previnien-
do para que los favores mundanos no le tachasen sus buenos talentos,
con empleos falsos, destetándole del sabroso pecho de la honra munda-
na, a que le iban ya llevando sus aventajadas partes, ingenio y nobleza,

117
Francisco Trujillo era natural de Sigüenza, fue colegial de San Idelfonso, que en
1586 fundó becas para sustento de seis estudiantes en el colegio de León. Canónigo
de la Iglesia Magistral y partícipe importante en el Concilio de Trento, fue promovido
posteriormente al obispado de León por Felipe II. Fue auspicioso reformador tridenti-
no, celebrando varios sínodos durante su obispado (1578-1592)
118
El cardenal Cisneros (1436-1517), de la orden seráfica, fue a su vez arzobispode
Toledo, primado de España y tercer inquisidor general de Castilla, corona que go-
bernó en dos ocasiones por incapacidad de la reina Juana. Efectivamente en 1499 fue
el fundador de la primera universidad renacentista, humanista y universal, dotándola
no solo de los mejores profesores de la época sino también del marco urbanístico
adecuado.

51
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

consevandole entre los extrictos literarios sus devociones acudia fre-


quentemente a la Compañía a la Congregacion de Nuestra Señora de la
Anunciata (que en nuestro Collegio de Alcala esta muy florida) y con
las frequentes confessiones, comuniones, y platicas le iba dispuniendo
el Señor para las mercedes que pretendía hacerle, traiendole a su casa,
pero Marciel se iba muy poco a poco en materia de mudar estado: la
uno por desde niño fue prudente y considerado en sus acciones lo otro y
mas principal por que sus pensamientos titubean a muy diferentes fines,
y mas acavaba de entretenerse (aunque honestamente) con otros caba-
lleritos sus iguales, y de salir con ventajas en sus estudios, para campe-
ar y (lucir) con ello, que de ser religiso. Mas nuestro Señor mostrando
mas su bondad y clemencia en seguir al que huie, buscar al que se es-
conde, y llamar al que se haze sordo; busco y llamo a Marciel con su
modo y vocación maravillosa, por que estando dia del glorioso Patriar-
ca S. Benito en escuetas aguardando tiempo para [75] entrar en vicio
sus compañeros le convidaron para ir a la fiesta y sermón que era de un
escogido predicador en el convento de S. Bernardo119.
Enviose comedidamente diciendo, aguardava el maestro pero
ellos instaron a llevarle. Y aunque mas la rehuso asiéndole ver su ami-
go del manteo como por fuerça le llevo a la Yglesia a muy buen tiem-
po, y en buena hora, y dia feliz y dichozo para el por que desde que
començo el predicador a explicar el evangelio de la fiesta, ecce nos
retiquimus omnia et secuti sumus te y lo que sigue del Capitulo diez y
nueve de S. Matheo, començo Nuestro Señor con vozes mayores y mas
fuertes, que las que dava el predicador a llamarle, para que dejadas to-
das las cosas le siguiese, hablándole en lo intimo de su coraçon, para
que dandole libelo de repudio al mundo olvidase su pueblo, y la casa de
sus Padres y hallase y pusiese dibujo de los pies, las vanas esperanças
de las riquesas, deleites honrras y dignidades, que el mundo le prome-
tia, y siguiesse en La Religion de la Compañía desnudo, al desnudo
Jesus, las quales palabras le hablo el Señor con tanta eficacia, y hizie-
ron tanta impresion en su coraçon como que las estuviera oiendo al
119
El convento cistirciense fue fundado por el cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas
en 1613. Las obras comenzaron en 1617 en la antigua Plaza de la Verdura. Hoy es un
museo de arte religioso.

52
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

mismo Xrispto de su boca, resolviendose en aquel punto, con grandis-


sima ternura y afecto de su alma y sin duda con muchas lagrimas, y
firme determinación de obedecer al divino llamamiento, y trocado en
otro varon se bolvió a su casa, y aunque era dificultoso ocultar la llama
del ardiente desseo de su coraçon a sus compañeros, como pretendía
guardando secreto a los misterios y sacramentos, que el Rey celestial
[75v] celestial le comunicó aquel dia, mas la mudança de vida fue tan
grande, que era fácil de conocer que su coraçon estava herido de la
celestial mano.
Dio parte a solo a su confesor (a quien nada deve estar secreto)
de la merced recibida, y de su eficaz llamamiento a la Compañía para
que le guiase y ayudase a conseguir sus intentos. Respondiole el Padre
que por aquel año seria dificultoso; por que el recibo que en Alcala se
haze por la quaresma estava ya concluso, y el Padre Provincial que solo
le podia recibir ausente, y assi que seria fuerça dilatarse la execusion de
sus desseos.
Diole notable cuidado a Marciel esta respuesta por que al passo
que iban creciendo en el sus fervorosos desseos, crecia el poner medios
eficaces a conseguirlos, y asi se determinó escrivir al Padre General
Gonzalez Provincial que era de la Provincia de Toledo, a quien avia
visto en Leon, y sabia que conocia sus Padres dandole cuenta de su
vocacion, y pidiendole con instancia le recibiesse en la Compañía Res-
pondiole el Padre Provincial dandole largas para que lo mirase bien y
mientras el bolvio á Alcala lo tratase con los Padres de aquel Collegio
sirvió esta respuesta de añadir leña al fuego, y abivar mas la llama de
sus ardientes desseos y que como dize S. Gregorio crecen con la dila-
ción, y cobrando fuerças, alcançan con perseverancia lo que pretenden
no sufriendo largas, como le sucedió a Marciel, que de las que le dava
el Padre Provincial tomo ocasión de bolverle a escrivir con mas eficacia
y quando menos pensava se le trajo a Alcala para cumplimiento de sus
desseos; luego que supo su [76] llegada fue a hablarle y lo hizo con
tantas veraz energía y fuerça de razones que le persuadia le recibiesse
luego enterado de la especial vocación con que Nuestro Señor le llama-
ba con todo le mando hablase según nuestro instituto a los Padres con-
sultores, y examinadores que por provar mas su vocación y cumplir con

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

su officio le hizieron varias preguntas, a que respondio con tanta pres-


teça, agudeça y gracia que tuvieron por muchos días que celebrar en el
Colegio de Alcala la biveza de sus respuestas, con que quedaran muy
satisfechos de la firmeça de su vocacion, y el Padre Provincial le reci-
bió con gran gusto, y aprobación de todos a diez y ocho de octubre de
mil, y quinientos y ochenta y tres, dia de San Lucas Evangelista con
gran jubilo y gozo del nuebo novicio, teniendo a gran dicha començar
su nueba milicia con tal patron, tan amador de la cruz de Xrispto su
maestro a quien el començava a seguir en su Compañía.

De su Noviciado y estudios y como le cojió


el Señor para las Indias Capitulo II.
De Alcala fue al noviciado de Villarejo120 gozoso de verse ya en
el puesto seguro de su desseo, y que dexadas todas las cosas del mundo
podía con verdad decir a Xrispto Señor nuestro, ecce nos reliquimus
omnia, et secuti sumus te, que fue la voz de su llamamiento con tal ol-
vido de su patria, amigos, y de sus Padres con ser tan nobles, como que
no los huviera conocido en su vida. Fue su maestro de Novicios el Pa-
dre Juan de Peralta Varon insigne en [76v] en santidad; y de espiritu
muy superior, que demás de la flor de su virginal pureça, quando ylesa
la vestidura blanca de la inocencia bautismal, de quien dezia el Padre
Antonio Cordeses 121 , que era un perfectissimo operario, y un vivo
exemplar de la vida mistica y otros que era un vivo retrato de los San-

120
El noviciado de Villarejo de Fuentes, Cuenca, fue fundado por don Juan de Silva
Pacheco y doña Gerónima de Mendoza al donar a la Compañía de Jesús los bienes
necesarios para su edificación en 1501. El edificio contaba además con iglesia dedi-
cada a San José (hoy iglesia de Santa María Magdalena) y escuela de niños. Pertene-
ció a la provincia de Toledo y fue traslado a Madrid (Marín Barriguete, 2003: 519-
558).
121
El P. Antonio Cordese (Olot, Girona, 1518-Sevilla, 1601) fue un importante escri-
tor espiritual con responsabilidades administrativas en la Compañía de Jesús ya que
fue rector del colegio de Gandía, vicerrector de Valencia y provincial de Aragón y
luego de Toledo. Si bien posee una extensa obra escrita, gran parte de ella se conserva
inédita, siendo publicada su Itinerario de la perfección repartido por jornadas, impresa
en 1607 con traducción al italiano en 1627 (Ruiz Jurado, 2001: 952).

54
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tos Padres y maestros espirituales de Egipto, y como otro Bernardo


señalado en la mas solida, y heroicas virtudes en especial en la oración,
y mortificacion, que sentía de nuestro Padre S. Ignacio, siempre andan
juntas. Este exemplar de santidad puso Nuestro Señor delante como
espejo a nuestros novicios, y en la luz y gracia divina se le asemejó de
manera, que era un retrato suyo aventajandose en todas las virtudes
solidas y perfectas, y en especial en la mortificacion, que campeava
mas en su maestro señalandose Marciel entre los de más en fervor, esta
que al fin de los dos años hizo sus votos con gran consuelo, por eso de
verse ya tanto mas libre de la servidumbre y cautiverio del mundo,
cuanto mas atado con Xrispto y tanto mas cercano y unido con el quan-
to mas ligado con sus votos.
Avia de començar a leer el curso de artes a los nuestros en la
ciudad de Cuenca el Padre Luis de la Palma que por su mucha doctrina
y claro ingenio le aplico la Santa obediencia a la letura (que su falta de
salud no le dejo proseguir) entre estos dicipulos le imbiaron al Herma-
no Marciel de Lorençana que sin perder punto de su fervor, y espíritu
se aventajó mucho en las letras, que fue causa que el Padre Luis de la
Palma le cobrase especial amor descubriendo aun tan a sus principios
(como tan gran maestro en [77] ambas facultades) los quilates altos del
caudal y virtud de su dicipulo.
Acabado su curso con mucha satisfacción le mandaron los supe-
riores ir a nuestro Colegio de Alcala á oir la Theologia y tuvo por ma-
estro en ella a nuestro eximio Doctor Francisco Suarez que no ayudo
poco al Hermano Marciel a aumentar el espiritu que en el noviciado, y
estudio de artes avia adquirido teniendo a gran dicha que en artes y
Theologia le vatessen cabida tales maestros que con su exemplo le en-
señaron no menos la virtud que desde la catedra las letras que es el fin
que ponen muchas reglas a nuestros estudiantes delante de los ojos.
Oyo todos los quatro años deste insigne Doctor que lo era del
mundo, y aunque con salud quebrada salió muy aventajado estudiante
luciendo entre los demas condicipulos, con ser de los grandes ingenios
que en muchos años tuvo aquella Provincia en el discurso deste tiempo
parte por que su salud era corta, y lo mas principal por que su virtud era

55
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

mucha, y muy conocida de todos, le llevaron por su compañero a nego-


cios de mucha importancia dos Padres de los mas graves de aquella
Provincia el uno fue el Padre Bartolome Perez de Nueros122 Retor del
colegio de Alcala (que despues fue Provincial de Toledo y Asistente de
España) que le llevo a Aragon donde el Hermano dexo muy edificados
a los nuestros de aquella Provincia, y no menos a los de fuera por su
religiosa gravedad y modestia; el segundo fue el Padre Francisco de
Benavides 123 (después Provincial de Toledo) que le llevo consigo a
consolar y visitar a la Marquesa de Santa Cruz su madre, que edificada
[77v] edificada mucho de la Religion, recato y compostura de el Her-
mano Lorençana le hizo mas honra y favores de lo que pedia su grado,
pues no era aun sacerdote, pero devido a su virtud, y aun con estas in-
termissiones quedó tan quebrantado de salud, que al fin de los estudios
le mandaron ir de Alcala al seguir de la sierra para que con los ayres
mas puros la bolviese a recobrar, por la grande esperança que los supe-
riores tenian de lo mucho que avia de servir a Nuestro Señor con ellas.
Antes de acabar sus estudios, Marciel pasó por el Colegio de
Alcala a Roma el Padre Diego de Zuniga124 Procurador de la Provincia

122
Bartolomé Pérez de Nueros (Calatayud, 1548-Alcalá de Henares, 1614) fue hijo
del abogado fiscal del reino de Aragón Micer Joan Pérez de Nueros y doña Jerónima
de Maynar, quien al fallecer fue en viado a estudiar a Belmonte con su tío. Ingresó a
la Compañía de Jesús en Salamanca en 1564, donde estudió Filosofía y luego Teolog-
ía en Valladolid y Salamanca. Fue profesor de Filosofía en Ávila y de Teología en
Valladolid, además de profesor y rector del colegio de Alcalá. Fue designado provin-
cial de Andalucía (1589-1594) y de Toledo (1608-1612), Asistente de España elegido
por el P. Aquaviva en 1596. Fue uno de los mentores de la Ratio Studiorum y contri-
buyó a publicar las obras de los PP. Alfonso Salmerón y de Gabriel Vázquez (Medi-
na, 2001: 723).
123
El P. Francisco de Benavides fue rector del colegio de Madrid, designado provin-
cial de Toledo en 1608, falleció a los dos meses cuando iba a Roma a la sexta congre-
gación general (Astraín, 1909 3: 206, 657 y 660).
124
Diego de Zúñiga fue elegido junto al P. Esteban Cabello, en la Congregación pro-
vincial del Peú llevada a cabo entre el 16 y 26 de agosto de 1588. Fue convocada por
el provincial P. Juan de Atienza, siendo su secretario el P. Diego de Torres. A su
regreso de Europa en 1592 fue designado provincial. Fue además consultor de la
Inquisición y del virrey, como también activo participante en el Concilio limense
convocado por Santo Toribio de Mogrovejo entre 1582 y 1591. En este cónclave y

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

del Peru embiado del Santo Padre Juan de Atiença125 escogido del Se-
ñor para bien del occidente como S. Francisco Xavier para el oriente
con la misma vision de un Yndio que cargando pesadamente sobre sus
hombros le decía, ven y ayudame como lo hizo con gran espíritu y fer-
vor, en desempeño de su milagrosa vocacion repartiendo obreros por
diversas partes de los Reynos del Peru hasta estas mas apartadas Pro-
vincia de Tucuman, y Paraguay, adonde imbio a los apostolicos varo-
nes, el Padre maestro Alonso de Barzana, y Pedro de Añasco; y para
estas nuebas empresas, y para llevar adelante las començadas embio
por socorro al Padre Diego de Zuñiga de muy aventajadas partes de
prudencia, y espíritu; y amada luz es dificultosa de escondersse, y mas
si es grande vinosele a los ojos al Padre Procurador la que entre otras
muchas de virtud y modestia de los Hermanos estudiantes, daba con su
raro exemplo el Hermano Lorençana (con ser muy grande el que siem-
pre dan los nuestros de aquel insigne seminario de virtud [78] y letras
de la Compañía) y determinose sin comunicarlo con el de pedirsele a
nuestro Padre General Claudio Aquaviva de Santa memoria prome-
tiéndose alcançarlo del ferviente zelo que siempre reconoció en aquel
santo general de dar a los Yndios (cuya conversión tuvo muy en el co-
raçon) de lo mejor de las Provincias de Europa, ni le salió en vano su
esperança pues entre otros aventajados sujetos de varias Provincias le
concedió al Hermano Marciel, que estava muy descuydado de lo que
nuestro Señor tenía dispuesto del en seguir dando tantas mayores mues-
tras de su virtud con edificación y admiración de todas, cuantas mayo-
res ocasiones de exercitar su paciencia con achaques y enfermedades,
pues como dize Naziazeno, enferma la carne, medra el espíritu, y el
cuerpo marchito, florece mas el alma, y asi le eran ocasion a sus dolo-
res dexado ya el exercicio de las letras de darse mas al cultivo del espí-
ritu, y a la continua oracion y union con Dios quandoa recibio carta del

junto al P. José de Acosta tuvo a cargo la supervisión de los catecismos y doctrinas


(Torres Saldamando, 1882: 46 y 48).
125
Juan de Atienza (Valladolid, 1544-Lima, 1592) fue rector del colegio de San
Ambrosio en Valladolid. Pasó al Perú como rector del colegio de San Pablo de Lima
y pronto fue designado provinicial, cargo que mantuvo hasta su muerte. Participó en
el II Concilio Limense comenzado en 1582 (Fernández y Baptista, 2001: 265).

57
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Padre Procurador en el que le dava cuenta que estava señalado de nues-


tro Padre General para ir en compañía suia a las Yndias recibio esta
obediencia el Hermano con tanto mayor gusto, y alegría espiritual
quanto menos parte tenia en ella, por que entre otras mercedes señala-
das y ventajas que le avia hechonNuestro Señor era una total indiferen-
cia y rendimiento en sus manos y de los superiores que están en su lu-
gar qual lo pide nuestro Padre S. Ignacio, y pone por principio y fun-
damento de la vida espiritual, y por fin y perfeccion de ella teniendo en
todo un querer y no querer con el del Superior que en lugar de Xrispto
nuestro Señor nos govierne.
En el mismo tiempo recibio otra carta del Padre Gil Gonzalez126
visitador [78v] visitador de aquella Provincia en que le mandava fuesse
luego a verse con el a la casa Profesa de Toledo donde estava, y el per-
fecto obediente quiso cumplir con obediencia de ambos superiores fue-
se derecho a Toledo a donde el Padre Visitador examino su vocacion a
las Yndias, informose del si avia pedido ir á aquella Jornada. Respon-
dio el Hermano que no atento a lo qual y a su corta salud le procuro
persuadir se escusase de ir a las Indias, y se quedase en su Provincia
por ventura con fin de no privarla de persona de tantas esperanças si
bien no pierden las Provincias de Europa, dando semejantes sugetos
antes es gloria y honra suya, embiarlos a empleos tan, Apostolicos, de
que teniendo justa estima el Hermano Lorençana dixo que aunque era
verdad, que no le avia pedido, bastava que se lo mandasen, y que antes
iba con tanto mayor gusto, y satisfacción, cuanto el tenia menos parte
en su ida fiando en el Señor que le mandava emprender viaje tan largo,
y tan dificultoso, que le daría caudal y fuerças para hacerle, aunque al
presente se sentía sin ellas por su gran falta de salud teniendo por cierto
lo que bien dixo Tertuliano, que para darse el Religioso por obligado a
obedecer deve hazer mas fuerça la Magestad del divino poder y autori-
dad de quien manda que la comodidad, o aparente utilidad del que obe-
dece, y assi determino de arrojarse en las divinas manos, y navegar por

126
El P. Gil González Davila (Segovia, 1532-Madrid, 1596) fue designado visitador
de las provincias de Castilla y Aragón en 1567, mientras era rector del Colegio de
Alcalá. De Castilla fue provincial dos veces, y en medio de estos mandatos fue Asis-
tente de España y luego provincial de Andalucía (Ruiz Jurado, 2001: 1783).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

el mar tranquilo de la obediencia para llegar por el al puerto seguro de


la divina voluntad.
No se satisfiço del todo el Padre Visitador, antes le bolvió a in-
star, que propusiesse acerca de su ida con tanta eficacia, que como el
Hermano Marciel le bolviesse a responder, que no dezia con su espíritu
[79] el proponer sino el obedecer con obediencia ciega, y seguir a Dios
que le llamara a la conversión de los Yndios, le despidió con sequedad
y no pocas muestras de sentimiento, pero nada aprovecho para que lue-
go no se pusiesse en camino a servirle con los Padres Gonzalo de Lira
que fue Provincial y Visitador del Perú, Padre Pedro Oñate despues
Provincial desta del Paraguay, y Padre Hernando de Monroy varon
santo y gran missionero destas Provincias, allí se ordeno de missa a
veynte y uno de deziembre del año del Señor de mil y quinientos y no-
venta y uno dia de Santo Thome Apostol de los Yndios con singular
providencia divina para que a imitación del nuebo Apostol del oriente
S. Francisco Xavier le tuviesse por exemplar y dechado en sus missio-
nes el nuebo sacerdote que lo avia de ser en las Provincias del occiden-
te.

Dice su primera Missa, navega al Peru, y es


señalado para la mission del Paraguay.
Capitulo III.
Dixo su primera missa con mucha devocion, que le duro toda la
vida preparandose para su peregrinacion, hasta que se llego el tiempo
de darse a la vela el Padre Procurador Diego Zuniga que fue el año de
noventa y dos con muy lucida compañía de varias Provincias de fervo-
rosos y escogidos sugetos, como apunte arriba. En la navegación dio el
Padre Marciel muy gran exemplo de su mucha virtud, y luego le co-
menço nuestro Señor a pagar de contado no solo en los augmentos de
su espiritu, pero en su salud y fuerças [79v] fuerças corporales la libe-
ral, oferta que hizo de si mesmo en las manos de la divina providencia,
cumpliendose con efecto en el lo que avia dicho al Padre visitador de
Toledo, que esperaba de la Santa bondad que le daría fuerças para exe-
cutar lo que le mandasen como en efecto se las dio maravillosamente

59
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

sin intervenir medicos ni medicinas, sirviendole en vez dellos la pronta


y humilde obediencia, tomando Dios a su quenta el darle salud como se
la dio, y que se diese en utilidad suya la resignación en sus manos: y asi
se lo escribió del camino al Padre Luys de la Palma, dandole quenta
destas mercedes que de la liberal mano de Dios avia recibido como a
padre que siempre amo y estimo a mucho.
Llego a Lima aquel mismo año a donde murio santamente dia
de todos los santos el Padre Provincial Juan Atiensa con mucha fama
de santidad: sucediole en el oficio el Padre Juan Sebastian127 varon de
espíritu apostolico que por el celo ardiente de las almas en especial de
la conversion de los yndios de quien siempre se mostro amoroso padre
trato luego de llebar adelante las missiones de Tucuman, y Paraguay
compadeciéndose mucho de la soledad del Padre Alonso de Barzana, y
de sus compañeros de quien tubo aviso quan dispuesta y sasonada esta-
ba la mies que era mucha, y los obreros pocos, y las necesidades espiri-
tuales de la almas que perecian por falta de doctrina grandes, y aun ex-
trema: que el movio a embiar un ynportante socorro de padres, y por
superior de ellos y de toda la misión al Padre Juan Romero de espiritu
fervorozo que con su exemplo y fuerça de palabras quando predicaba
puso en admiración a lo mas; y tratando el padre Provincial de darle
compañeros, y en especial quien le [80] quien le ayudase en las missio-
nes del Paraguay les pareció muy a proposito el Padre Marciel de Lo-
renzana que aunque no avia mucho estava en Lima despues de su lle-
gada de España, ya avia dado grandes muestras de su espiritu, y de lo
que nuestro Señor se quería servir de su trabajos, pero antes de deter-
minarse en ello el Padre, Diego de Torres que vino señalado de Roma

127
Juan Sebastián de la Parra (Zaragoza, 1546-Lima, 1621), estudió en Alcalá de
Henares, donde ingresó a la Compañía de Jesús haciendo su noviciado en Villarejo de
Fuentes. A poco de ser designado rector del colegio de Ocaña solicitó y se le aceptó
viajar a las Indias, llegando a Lima en 1581 en la expedición del procurador Baltasar
Piñas. Fue rector de los colegios de Potosí y Lima, alcanzando a ser provincial del
Perú en 1592 hasta 1598, y luego en 1611 hasta 1616. Durante su mandato envió
misioneros a Chile, Quito, Santa Cruz de la Sierra y al Tucumán, siendo su
compañero y secretario el P. Diego de Torres. También puso especial interés en la
evangelización de los africanos esclavizados de las haciendas jesuíticas (Fernández y
Medina, 2001: )

60
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

por Retor de Quito, se pago tanto del exemplo, modestia, y cordura del
Padre Marciel, que no dexo piedra por tocar en orden a persuadirle se
fuese con el a Quito instándole mucho en ellos, y por ventura con el
Padre Mizon al Santo Padre Baltazar Alvarez128, para probar los quila-
tes de su humildad, le dio a entender que le queria llevar para que leye-
se Theologia, pidiendole mostrase voluntad de yr al Padre Provincial
que sin duda solo concedería, muy a la verdad su principal intento era
llevar a su Collegio un exemplar de virtud, y observancia religiosa, que
afervorizase a los demás, que uno tal basta para meter fuego en una
casa por ser ley y regla viva puesta en platica que da fuerça y vigor para
poner en execusion lo escrito como dice S. Agustin. Pero el humilde
Padre que no avia venido a buscar las primeras chatedras ni honorificos
titulos de Maestro a la Religion que estava fundada desde el principio
de su vocación y mucho menos a las Yndias sino solo a emplearse todo
en la solución de los yndios a que Dios le llamava y que estaba fundado
desde el principio de su vocación a la religion como sobre fundamento
solido en la total resignación de si mismo, y de todas sus cosas y ocu-
paciones; en la voluntad del Superior sin que el jamás se ynclinase a
otra cosa que a su gusto, y disposición le respondió que en ninguna
manera pediria cosa alguna, y que el superior que suyo era obedecer a
su voz como a la de Xrispto Señor nuestro persuadiendose, y con razon
[80v] razon, que en entrando por otra pieza en sus ministerios en las
Yndias erraria el fundamento de las virtudes, y perfecta: caridad, y
cumplimiento de la divina voluntad en que tenia puesto la mira; y quan-
to a la lectura dixo, que sus intentos y desseos eran muy contrarios a
puestos tan levantados, de que el se conocía por muy indigno; con esta
respuesta quedo el Padre Diego Torres muy satisfecho y edificado,

128
Baltasar Álvarez (Cervera, 1533-Belmonte, 1580) fue maestro de novicios en Me-
dina del Campo y Villagarcía, procurador en Roma, rector del colegio de Salamanca,
visitador de la provincia de Aragón y director espiritual de Santa Teresa de Jesús.
Siendo provincial de Toledo fue elegido en 1579 provincial del Perú, pero los de la
provincia de Toledo hicieron desistir al general de tal nombramiento. Sus restos fue-
ron llevados en 1598 a Villagarcía donde pronunció una oración fúnebre el P. Rodrigo
de Cabredo, futuro provincial del Perú. Oración que publica el P. Luis de la Puente en
la famosa “Vida del P. Baltasar Álvarez” en 1616. Escribió varias obras espirituales
que influyeron notablemente en el siglo XVI y siguiente.

61
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

como quien siempre tuvo tanto amor a los Yndios, prefiriendo su ense-
ñança a las mas temidas catedras y pulpitos del mundo: Y el Padre
Provincial acercandose ya el tiempo de la partida del Padre Juan Rome-
ro a quien avia dado por compañero a los Padres Juan de Viana y Gas-
par de Monroy y con el Padre Juan de Toledo129, varones de conocida
virtud y exemplo, añadió el tercero al Padre Marciel de Lorençana para
que ayudasse en sus Apostolicas missiones del Paraguay al Padre
Alonso de Barzana, que para nuestro Marciel fue nueva de mucho con-
suelo por la noticia que ya tenía de aquel Santo Varon, y por verse ya
señalado para la conversión de los infieles, puramente y sin medios
humanos de la Santa obediencia, que era la divisa y blason de sus ac-
ciones, y desde luego se començo á aprestar para la Jornada con mucho
aliento y fervor, y nuevos actos de confiança en el Señor que por medio
de los superiores le regia, y governava con tal paternal y amorosa pro-
videncia.

Sale de Lima a su Mission y llega al Paraguay.


Capitulo IIII.
Salio con el Padre Juan Romero de Lima el Padre Marciel al
[81] principio del año de noventa y tres, dexando al Padre Provincial
Juan Sebastian con esperanças muy bien fundadas, del colmado fruto,
que avia de coger de su mission, y con gran ternura viendo el animo,
con que se partian a tierras tan apartadas y remotas en los fines de lo
descubierto aquellos hijos verdaderos de la Compañía, imitadores del
Apostol de las gentes Pablo obligados y apretados, forçados e impeli-
dos de la caridad de Xrispto Señor nuestro a buscar las riquezas verda-
deras de las almas, de aquellos desamparados Yndios, y infieles que le
costaron su preciosa sangre.
Llego a Potosi a tiempo que ayudó la quaresma a confessar con
grande asistencia y fervor los muchos que acudieron a aquel Colegio en
aquel tiempo santo a buscar su remedio, gente bien necessitada del por
la libertad y licencia, con que muchos viven en aquella Villa, al olor de

129
Su nombre era Juan Toledano. También fue de la partida el P. Juan de Aguila.

62
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

la plata de las minas, y al reclamo de confessores nuebos como suele


acontecer, vio gran concurso de penitentes a quienes hizo no pequeño
fruto.
Despues de Pascua prosiguieron su camino para su misión; muy
semejante al que nuestros primeros Padres de la Compañía hizieron de
Paris a Venecia, porque cada dia por su orden dezia uno dellos la missa,
comulgando los demas, y dadas gracias, al que avia celebrado les toca-
va hazer una platica espiritual a los demás compañeros, animandose a
la empresa començada de la salvación de las almas, distribuiendo lo
restante del dia parte en tratar y conferir sobre lo que se avia dicho en la
platica, parte en oracion y otros exercicios santos y espirituales, con
que se iban encendiendo mas, y mas en el amor de dios nuestro Señor,
y de los próximos, en el desseo de padecer mucho por su causa [81v] su
causa llevando con la frequente oración y meditacion a Xrispto Señor
nuestro por compañero de su camino, aliviando las molestias del con
estos Santos pios, y religiosos coloquios, que son nuebo aliento y celes-
tial preparacion a los que caminan a Dios, y estimulo y aguijon para
inflamar en su divino amor sirviendo las palabras de cada uno de mu-
chos fervorosos peregrinos a su compañero de eslavon, que hiriendo a
vezes sus coraçones llenos del fuego de amor despidian de si llamas en
lugar de çerillas.
En llegando a Salta que son los confines del Peru y Tucuman130
antes de comensar su mission, y exerciatar ministerio alguno ante todas
cosas con un animo y un coraçon por las fiestas de Pentecostes a imita-
ción de los sagrados Apostoles se recogieron a una casa a sus solas a
hazer los exercicios de nuestro Padre S. Ignacio por espacio de quinze
días, disponiendose por medio de la oracion, y trato con nuestro Señor
para alcançar el fuego del divino espíritu, y començar con el la obra tan

130
Pues aún no se había fundado San Salvador de Jujuy (19 de abril de 1593). Según
Lozano llegaron a Salta en el mes de marzo de 1593 y al arribar luego a Santiago del
Estero, capital de la provincia del Tucumán, el P. Romero distribuyó a los jesuitas que
vinieron con él y a los que estaban. De tal manera que envió al P. Monroy con el P.
Añasco a los Humaguacas, al P. Viana lo deja en Santiago y al P. Lorenzana con el H.
Aguila, una vez que se les uniera el P. Barzana como superior, irían todos a Asunción
donde estaba el P. Saloni (Lozano, 1754, I: 203-204).

63
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

dificultosa de la conversion de las almas, y por los efectos se hechó de


ver, quan llenos salian del divino fuego deste mistico senaculo, pues el
Padre Rector Juan Romero con sus compañeros con un nuevo espiritu
y virtud de la divina palabra metieron fuego del divino amor en las al-
mas. Comunicando al Señor junto con el don de oracion, a que se aco-
gieron los demas dones abundantes de su gracia a estos sus ministros,
que elegia por capitanes desta nueba conquista para que con la fuerça y
fervor de su espiritu convirtiessen pueblos, y Provincias enteras, como
de hecho lo hicieron y quentan nuestros anales y el Padre Marciel pro-
siguiendo su camino paso al Rio Vermejo (segun el orden del Padre
Juan Sebastian) en busca del venerable [82] y Santo viejo Alonso de
Barzana dicipulo que fue muy querido del gran Padre y maestro Juan
de Avila131 Apostol de Andalucia, y imitador de su zelo y predicacion,
a quien imbio a las Yndias nuestro Padre S. Francisco de Borja, y
aviendo corrido en varias missiones las Provincias del Peru, y en solo la
del Tucuman bautizado mas de veynte y dos mil Yndios infieles predi-
candoles en onze lenguas que avia aprendido, convirtiendolos a su cria-
dor con su doctrina y exemplo y milagros, para que no quedasse tierra
que no participasse del calor de su espiritu; y que no pissassen sus pies
evangelicos, llego con nuevas de paz a los Yndios Frentones belicosos
y guerreros, amansando y convirtiendo muchos.
Estendiendose en missiones hasta el Parana, y S. Juan de Ve-
ra132 adelante le hallo el Padre Lorençana con grandissimo jubilo de su
alma reconociendo por Padre a quien todos tenian por tal, y por exem-
plar de perfectos missioneros, poniendosele desde aquel dia delante de
131
Juan de Avila (Ciudad Real, 1499 – Montilla, 1569) fue conocido como el “apóstol
de Andalucía”, donde concentró su actividad pastoral. Estudió en Alcalá donde se
ordenó sacerdote y al poco tiempo pretendió viajar a América, pero le retuvo el arzo-
bispo de Sevilla, admirado de sus cualidades. Estuvo preso por la Inquisición y al ser
liberado comenzó su predicación por Andalucía, siendo consultado por santos de su
tiempo. El propio San Ignacio trató de impulsar su ingreso a la Compañía, como otros
tantos ilustres jesuitas (Ruiz Jurado, 2001: 307).
132
Se refiere a San Juan de Vera de las Siete Corrientes, fundada por el adelantado
Juan Torres de Vera y Aragón en 1588, a los fines de constituir un poblado de paso
entre Asunción y Buenos Aires. Este nombre completo se le dio un siglo después. Se
la conocía por Ciudad de Vera o San Juan, por ser el santo protector.

64
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

los ojos, como modelo y forma de sus acciones, a quien el Santo Padre
recibió con gran gozo y consuelo como a heredero, que avia de ser de
su espiritu y trabajas, en cuya compañía se partio al Paraguay desde la
ciudad de S. Juan de Vera (que esta situada en la iunta y corrientes de
los dos grandes y famosos rios Parana y Paraguay) despues de aver
hecho missiones en ella, y cogido mucho fruto. Por Agosto de mil y
quinientos y noventa y tres, entraron en la ciudad de Assumpcion a
ocho de setiembre, fiesta del nacimiento de la Santissima Virgen nues-
tra Señora, que no fue para los Padres de poco consuelo entra en su
mission con tan buena estrella; alli hallaron al Padre Juan Saloni uno
de los tres Padres que el Santo Joseph de Ancheta milagroso Apostol
del Brasil avia embiado años antes a la conversion de los infieles del
Paraguay [82v] Paraguay a peticion de los que governaban gran lengua
de los Yndios y de fervoroso espiritu, que aunque solo (por aver imbia-
do sus dos compañeros Padre Manuel de Ortega, y Thomas Filde en
mission a las Provincias del Guaira) travajava por muchos, y se lleno su
espiritu de gozo con la llegada de los Padres y toda la cuidad le tuvo
muy grande, y creció mas, luego que començaron a mostrar con su doc-
tina exemplo y predicación el fuego de amor divino, que ardia en sus
pechos y salía embuelto en llamas de abrasadoras palabras por su boca
con grande admiracion de aquella noble ciudad, que los mirava como a
dos Angeles venidos del cielo, y en breve se hizieron Señores de los
coraçones de todos, con gran mudança de sus almas, tanta fuerça tiene
la virtud, y exemplo.

Va el Padre Marciel a mission el Rio Paraguay arriba.


Capitulo V.
Luego trataron los Padres del principal fin de su venida que era
ayudar con sus missiones a la gente mas necessitada; y sabiendo que
los pueblos del Rio Paraguay arriba, parte Xrisptianos poco mas que en
solo el nombre; parte infieles lo estavan extremadamente, no dudó
(según era su espiritu) el Padre Alonso Barzana quedase solo en la ciu-
dad con toda la carga de sermones, y ministerios a españoles, y a Yn-
dios cuya lengua guarani aprendio muy presto para que pudiessen acu-

65
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

dir a tan gran necesidad los Padres Lorençana y Saloni. Porque su fer-
vor era tan grande, que aunque tres solos, eran estrechos terminaron la
de la Asumpcion para sus alentados [83] desseos de convertir a su cria-
dor todas aquellas Provincias, y para poderlo hazer siendo forçosa la
salida, juzgaron por menos inconveniente, dejar al Santo viejo solo con
su hermano, que ir uno solo a la mission porque estos primeros Padres
imitadores de la vida Apostolica, y exemplo de missioneros, querian
dar a los venideros en estas primeras missiones principio de otras mu-
chas que despues se hizieron, la forma y el exemplo, que nos dio nues-
tro celestial maestro Xrispto que embió a sus dicipulos con ser en nu-
mero pocos a su primera mission, vinos ante faciem suam de dos en dos
pazeandolos el mismo por su propia persona (como notaran los evange-
listas) para mayor consuelo suyo, consejo y seguridad en los peligros,
ne distituita singularitas (dice S. Pedro Crisologo en el sermon ciento y
setenta y dos) aut negaret ut Petrus aut fugeret ut Joannes, no sea que
viendose uno solo sin el amparo de los ojos del que le sirve de guarda,
niegue a Xrispto como Pedro, o huya del como Juan, y añade la razón
del peligro, cito cadit fragilitas humana quae de se superbe confisa
socios despicit: por que presto y facilmente cae la flaqueça humana que
confiada soberbiamente de si desprecia la seguridad que trae consigo la
asistencia del compañero.
Pusieron luego en camino el Padre Lorençana y Saloni a princi-
pio de Noviembre de aquel año de noventa y tres aun no dos meses
cumplidos de su llegada al Paraguay. Porque el espíritu del Señor que
les movia para la conversion de las almas, no es pereçoso ni sabe dar
largas, y Xrispto Señor nuestro que por su bondad se da por tan intere-
sado en el bien y salvacion dellas solicitando su misericordia nuestras
miserias a tomar carrera de lo alto del cielo a remediarlas, dar priessa a
sus ministros para que buelen por mares y tierras [83v] y tierras lle-
vando la salud en sus alas a las gentes como hizo el Padre Lorençana
pues apenas llegó a Lima passando el occeano, y mar del sur quando se
partio a su mission del Paraguay mas de sietecientas leguas, y poco

66
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

despues de su llegada a la Assumpcion hasta Rio Xexuy133, y de allí


costeando el rio del Paraguay por las tierras de Alira, de Piru, y del fa-
moso cacique Guarambare134, y todas las circunvezinas a estas, y el Rio
del Piray hasta dar otra vez con las orillas del Paraguay en los confines
de la Provincia del Ytati.
Luego que se estendio la fama entre los Yndios de que los Pa-
dres de la Compañía ivan à enseñarles los misterios de nuestra Santa
fee, recibieron muy gran consuelo, porque ya tenían noticia de su Santa
vida y exemplo, y del mucho respeto, y reverencia que les tenia el Te-
niente general de Governador y vecinos de la Assumpcion y assi se
determinaron de recibierles con muy grande honra esmerandose los
caciques y todos los Yndios a competencia saliendoles al camino ade-
reçandoles las calles por donde avian de passar hasta la Yglesia con
muchos arcos vistosos cubiertos de laurel muy agradables a la vista
adornados de variedad de frutas de la tierra, y de pajaros muy hermosos
por la diversidad y vivesa de los colores de sus plumas, y repicando las
campanas salian en procesión rezando los niños el pater noster en cas-
tellano que no le sabían aun en su lengua, y acompañados de los caci-
ques, y pueblo llegavan a la Yglesia a donde hecha oracion davan breve
noticia del fin de su venida a sus tierras que fue comun en casi todos los
133
El río Jejuí Guazú corre en sentido este – oeste, naciendo en la cordillera de Mba-
racayu y discurre a través de los departamentos de Canindeyú y San Pedro, hasta
desembocar en el río Paraguay justo al sur de la ciudad de Antequera.
134
Los tres pueblos deben sus nombres a sus caciques y son ampliamente menciona-
dos por el P. Lozano, especialmente la visita de los PP. Saloni y Lorenzana. El pueblo
de Atira tenía por párroco al Lic. Pedro de Céspedes, mientras la doctrina de Pitum o
Ipane fue administrada por la Compañía de Jesús a instancias del visitador Alfaro y
luego dejada por el P. Torres bajo el cuidado del cura de Atira. El de Guarambaré
debe su nombre al cacique que participó en la rebelión indígena que emprendió con
los caciques Tavaré y Arecayá en 1541. En 1616 Pedro Hurtado de Mendoza visitó el
pueblo y halló a los caciques Pedro Camba y Pedro Guarambaré. Se ubicaban entre el
río Jejuñi y el Aquidabán o Piray, donde los franciscanos San Buenventura y Bolaños
fundaron una reducción para fines del siglo XVI en las márgenes del Aquidabán,
luego de que fueran masacrados por una expedición de Juan de Garay en 1579. El
cacique Guarambaré dio el nombre a la ciudad paraguaya fundada por primera vez en
1538 por Domingo Martínez de Irala. En estas dos últimas doctrinas trabajó el jesuita
P. Vicente Griffi y sobre todo el P. Baltasar Seña (Lozano, 1754, II: 401, 415, 781).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

pueblos que corrieron, correspondiendo [84] bien los Padres a la buena


voluntad que les mostraban los Yndios trabajando de dia y de noche en
su enseñança sin perdonar a su descanço hora, ni tiempo, por que des-
pués de aver tenido su oracion antes del dia en que eran muy puntuales
sacando de ella espiritu, y fuerças para los demas ministerios con los
proximos, y dicho missa, y dado gracias el Padre Juan Saloni atendia
de principal intento a los Xristiapnos començando el dia con un sermon
prosiguiendo con las confessiones y acabando al anochecer con otro.
Yel Padre Marciel se aplico al cathecismo que es, el ministerio mas
trabajoso que tienen las missiones gastando en el todo el dia sin tomar
un punto de descanso, ya instruiendo los Xristiapnos a la confession, ya
disponiendo los infieles al baptismo facilitandoles el aprender las ora-
ciones con ir el delante cantadolas a imitación del Santo Xavier.
Dieron tanto peso con su predicacion a la gravedad y malicia del
pecado mortal que cobrandole horror los indios todo era lamentar su
corta ventura que siendo muchos dellos infieles y parte Xristiapnos no
avian tenido quien les diesse luz desse miserable estado, ni quien les
enseñase la ley de Dios, y la obligación que les corria a los que la reci-
ben aguardandola, y moviendose a dolor, y penitencia los Xristiapnos,
viendo que por muchos y grandes que fuessen sus pecados se les per-
donavan por el sacramento de la Confession con ansia de gozar deste
perdon y barato de la sangre Xrispto, acudian no solo de dia pero aun
de noche importunamente a la choza de los Padres a pedir que les con-
fessasen, y imbiandoles a la Yglesia que se preparasen bolvian luego
[84v] luego una, y otra vez pareciendoles mucha dilacion para salir de
su ruin estado, a dar priesa, a que les fuessen a confessar, y idos unos
venian otros siendo necessario a las vezes passar en vela la noche des-
pués de aver trabajado todo el dia, para acudir a su fee, y devocion, y
muchas, las mas de las confussiones eran generales, o de toda la vida,
por que nunca se avian confessado que era lo mas ordinario, o si lo
avian hecho alguna vez era con falta de fee, y conocimiento de la inte-
gridad, y partes del sacramento de la penitencia.
Visto el amor con que el Padre les acudia, y hecho experiencia
de su recato, y pureça Angelica crecio la estima, y confiança en tanto
grado, que los que antes por el horror, y miedo que tenian al sacerdote

68
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

(por el poco exemplo que algunos les avian dado) mirando en especial
los muchachos con cautela, y resguardo por donde tomarian huida si les
quisiesen echar la garra para llevarlos a servirse dellos, ya satisfacerlos
del amor de sus nuevos sacerdotes se ivan desatados tras ellos con su-
perior concepto de nuestra Santa Ley por que como los infieles (como
dize S. Gregorio Nizeno) piensan que los que les enseñan son imagines
y perfectos retratos del Dios que les predican tal concepto hacen de
Xrispto, y de la Ley que professan qual esta vida de los Xristiapnos, y
predicadores que tienen por sus dechados, y como algunos destos al
principio fueron muy feos no es maravilla que hassen estos pobrecitos
expantados, y medrosos, ni fue poco que viendo ya, a Xrispto Señor
nuestro bien retratado con hermosura, y agrado de virtud en sus minis-
tros, y sus nuevos maestros trocassen el miedo en [85] confiança si-
guiendoles a donde quiera que ivan, y saliendoles en tropas a recibirles
al camino, ni ay hijo tan confiado que assi se regale con su Padre como
aquellos niños con los que lo eran de sus almas acudiendo a la doctrina
aporfia que todo cedio en grande gloria de nuestro señor, y credito del
evangelio, y en provecho de todos aquellas gentes, por que los niños de
los primeros pueblos salieron tan fieles y buenos dicipulos que pudie-
ron servir de maestros a los siguientes adonde fueron acompañando a
los Padres con tanto amor que ni la autoridad de sus Padres naturales,
ni la instancia de los nuestros fue poderosa a detenerlos, y ya hechos de
dicipulos maestros enseñaban el cathecismo, y cantares devotos, a sus
vecinos en su lengua Guarani que causo una piadosa embidia aun en los
caciques comarcanos, y desseo de que sus hijos no fuessen inferiores a
los que ya lo sabían instando al Padre Lorençana que los llevasse con-
sigo para enseñarles en que vino por darles gusto, y ver el fruto a los
ojos pues dellos quedaron en aquellos pueblos no solo maestros de la
doctrina, pero de la buena vida, y costumbres, movidos del Santo
exemplo de sus Padres espirituales.
Entre otros muchos que baptizo el Padre Lorençana fue un niño
huerfano sobrino de un Capitan y Cacique principal de aquella tierra,
que en el baptismo se llamo Juan, y en amor a los Padres fidelidad y
virtud se aventajo a los demas, y aviendo hecho una, y otra vez instan-
cia para irse con el Padre a la Assumpcion sin alcançarlo del que le

69
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

consolo con decir que en su tierra podía servir mucho a nuestro Señor
enseñando a sus parientes, no obstante esta respuesta no desistio de sus
piadosos intento haciendo nuevas instancias para salir con su preten-
cion con que sus tios vinieron, a entender sus intentos, e indignados le
vinieron a guiar diciendole que como era ingrato, y les desconocía, y
quería dexar aviendole sido Padres y criado como hijo muy querido
mas el niño con mayor animo que sufria su edad les dijo no conozco
otros Padres ni deudos que a estos Santos Padres de la Compañía que
me an enseñado la ley de Dios baptizo el alma, y mostrandome el ca-
mino del cielo, y de mi salvacion, y vosotros no vais conmigo obras de
Padres pues me quereis tan mal, y me pretendeis apartar de los que lo
son de mi alma, y que me dejen en la tierra del demonio sin conoci-
miento de Dios, y a riesgo de perdeme añadiendo otras cosas [85v] co-
sas al proposito, con tanto espiritu y energia, y fuerça que maravillado
el Capitan su tio y los caziques, disintieron de su intento echandole su
bendicion y dándole licencia para que siguiesse al Padre hasta La As-
sumpcion como lo hizo victorioso de sus deudos, y salio tan cuerdo y
devoto, que a falta de Hermano sirvio de portero con satisfacion de
todos escondiendose de sus parientes quando de su tierra ivan a visitar-
le, por que no le sacassen de nuestra casa135, y bolviessen a su patria
que por amor de Dios avia dejado.

135
Desde la llegada de los jesuitas de la Asistencia de Portugal los jesuitas tuvieron
residencia en Asunción. El P. Barzana se había ofrecido a dar los estudios de latini-
dad, en tanto el P. Romero, que se dedicaba los viernes a “cuidar de la Escuela y ex-
plicar a los niños la Doctrina Cristiana” y fue quien instituyó, y él mismo leyó, una
lección de Teología Moral a estudiantes avanzados y clérigos. Pero aparentemente no
era casa propia, pues tanto el Cabildo seglar como el eclesiástico convinieron con el
P. Juan Romero que si decidían radicarse ellos “le compraríaun casa, erigirían Iglesia,
les darían todo lo necesario para su manutención”. Atinadamente el P. Romero les
dijo que esa cuestión era incumbencia del provincial e incluso del general. Pero igual
se compró la casa en un solar de la plaza y se les dio posesión jurídica en 1594, previa
licencia del gobernador Hernando de Zárate en nombre del rey del 28 de enero de ese
año. Y no solo eso sino que los vecinos contribuyeron con indios de sus encomiendas
o esclavos de su servicio para la construcción de una iglesia “con toda la sumptuosi-
dad, de que era capaz este País”, siendo uno de los mayores contribuyentes y a la vez
superintendente de la obra el teniente de gobernador, general Don Bartolomé de San-
doval. Cubierta la mitad de la iglesia le pareció al P. Romero oportuno trasladar el

70
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Prosigue el Padre Lorençana su Mission hasta su


buelta a la Assumpcion, Capitulo
VI
No solo los niños se aprovechaban desta fructuosa mission del
Padre Marciel, pero no menos sus Padres ante La enseñança de los
hijos se endereço muy principalmente para ganarlos a ellos a nuestro
Señor, y como con cebo dulce cogerlos con el anzuelo de la divina pa-
labra; fue muy grande el fruto que se hizo, muy principalmente en los
caziques, que a las vezes son los mas necessitados de remedio. Por que
con la mano de su poder suelen recoger ocasiones de escandalo, y per-
dicion en sus casas, viviendo libre y disolutamente en que con su sua-
vidad y eficacia con palabras (y lo que mas mueve) con el exemplo,
pusieron remedio los Padres por que les miravan como a sacerdotes
siervos y ministros de Dios, y como a hombres que en nada mostravan
serlo sino en verlos vestidos de carne, por que en las costumbres no lo
parecian, sino Angeles, admiravanse de ver su caridad, con todos espe-
cialmente con los enfermos; tan pobres [86] que no tenían cosa propia,
y que estavan tan lejos de tomar las suyas, que de su pobreça daban
cuanto tenian liberalmente sin que se lo pidiessen, crecia su dominacion
viendo ante sus ojos su desinteres, en los ministerios, non quezentes
que sua sunt, sed que Iesu Christi, a imitación del Apostol de las gen-
tes, sin otro fin, ni blanco que el bien de sus almas, buscandola con
tantos y tan continuos trabajos, lo cual pesavan, y ponderavan ellos
mismos con grande aprecio y estima de los Padres.

Santísimo Sacramento para dar inicio a los ministerios el día de Todos los Santos de
ese año El general Aquaviva la aceptó la casa por colegio en 1609 (Lozano, 1754:
240 y 245-247 y Page, 2011c: 294-296). Creada la provincia, el P. Torres amplió la
casa, adquiriendo la propiedad contínua de Diego González Bejarano y otras recibidas
en donación. Incluso el gobernador Hernandarias les cedió tierras en el Paray “para
criar ganados y labranzas”. Igual hizo Roque González de Santa Cruz transfiriendo
“casas y viña” en el pago de Tacumbú. Con este sustento el Colegio quedó fundado
(Lozano, 1755: 129-130).

71
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Viose esto tan claramente por que reprehendiendo al Padre Lo-


rençana en uno destos Pueblos a los caziques, pareciendole que no acu-
dian todos los Yndios con la frequencia que deseava al catesismo y
sermones, haciendoles cargo de su desamor, pues aviendo el ido del
cabo del mundo passando mares y tierras, por buscarlos y enseñarles el
camino de su salvacion, ellos reusavan ir de sus casas, o chacaras a la
Yglesia añadiendo que de su pureça y negligencia los pediría nuestro
Señor tanta mas estrecha cuenta quanto mas a mano avian tenido la luz
de la doctrina sin averse aprovechado della. Oyole el cazique con aten-
cion, y despues con amorosa risa respondió, o Padre si supieses quan al
reves passa de lo que as pensado, todos cuantos somos, te amamos, y
reverenciamos como al Padre y ministro de Dios; y acudimos a oirte
con mucho gusto, por que no te podemos negar la verdad que desde el
dia que pusiste los pies en nuestras tierras, os miramos con grande
atención a las manos, observando todas vuestras acciones, vuestros
fines y intentos, y sobre todo limpieça de nuestra vida, y hallamos que
las riquezas que buscais son nuestras almas, que tomais, cosa nuestra, y
nos dais cuanto teneis, y nos enseñais el camino del cielo, criando en
virtud nuestros hijos, y que vuetra vida es pura casta, e inculpable; y
assi no dudéis, que todos emos [86v] emos de acudir a oir de tu boca la
divina palabra no solo los del pueblo pero los de las heredades y chaca-
ras y los mismos montes se veran tras vosotros, atraidos de vuestra
bondad, y assi cumplieron.
Tanta fuerça hizo en esta gente el buen exemplo que es semilla
como dize S. Gregorio a quien se deve el fruto que se coge en los orien-
tes, y piedra sin iman de coraçones que los arrebata y lleva tras si. Y
grande sin duda fue la eficacia de su Santa vida, doctrina, y cuidado
con que instruieron esta gente los Padres echando ellos los solidos fun-
damentos de la fe, y santos sacramentos en especial la confesión. Por-
que años despues andando en mission por estos pueblos hallé muy viva
la memoria, del y destos santos varones, y también doctrinados a sus
dicipulos en los divinos misterios, como que acabaran de salir de su
escuela; y por su amor y reverencia nos hizieron muy buena acogida
gozando de los frutos de sus trabajos, que fueron muy grandes, y muy
conocidos los peligros, que en el discurso de su mission passaron, co-

72
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

rriendo de ida y buelta ducientas leguas en que gastaron seis meses; por
tierras llenas de pantanos, ya atajados de los Rios, ya cercados, y aisla-
dos de la crecientes de los bañados y lagunas, a riesgo de la vida, atra-
vesando ciénagas caminando por atolladeros, tropeçando caiendo y
levantando a las vezes el agua a los pechos, sin que las muchas aguas
pudiessen apagar ni aun entibiar el fuego de su ardiente zelo que antes
crecia con las crecientes de tantos trabajos, y los pasaba con tanto gozo
y alegria, que me conto persona de credito que les acompaño en toda su
mission como testigo de vista que el Padre Saloni iva todo abrasado y
elevado en Dios, y el Padre Lorençana con tanto gozo peleando con los
atolladeros a pie que brotando el jubilo por la boca contaba aquella [87]
antigua y devota coplita, no ai tal andar como buscar a Xrispto, no ay
tal andar como a Christo, buscar. Buscava el Padre a Xrispto Señor
Nuestro y hallabale en las cienagas, y trabajos; que para el eran deleites
porque donde ay amor, el trabajo no es trabajo, sino dulçura y sabor y
este también les hizo ligera, y dulce una enfermedad que allí tuvo el
Padre Saloni, en que mostro el su paciencia, y el Padre Lorençana su
caridad, y ambos en la falta de lo necesario para su sustento el despre-
cio de si y de las cosas desta vida olvidandose aun del comer, teniendo
por regalo hazer la voluntad de Dios; y por manjar sabroso seducir al
mas á su criador; y por sus jardines de rosas y flores (como el escrivio
al Padre Juan Sebastian136) aquellos pobres Yndios, sacados con dolor
y trabajo de entre la maleça y espinas de los vicios.
Llegavase ya el tiempo de la partida en que mostro nuestro Se-
ñor la paternal providencia con sus siervos, descubriendo al Padre
Marciel por medio de un niño, que le avisó la noche antes que se avian
de embarcar en un Rio de la traición, que con esta ocassion le tenian
armados unos Yndios fieros y crueles, que les querian dar la muerte el
Padre certificado de la verdad con sagazidad y prudencia tomó el ca-
mino por tierra, que estava muy anegada, renovandose los trabajos de la
venida aunque no sin fruto pues bolvieron a confirmar en sus buenos
propocitos a los pueblos que a la yda avian enseñado hasta el Rio
136
La idea está tomada del libro del P. Parra Del bien, excelencias y obligaciones del
estado clerical y sacerdotal, cuyo primer tomo se publicó en Sevilla en 1615 y el se-
gundo en Madrid en 1620.

73
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Xexuy alli les sobrevino otro nuevo peligro, por que la nacion Gaycuru,
gente cruel belicosa, y sangrienta, que esta en frente de la Assumpcion
al Rio Paraguay en medio a la banda del norte se avia revelado y echo
grande estrago, y matança en la gente de las chacaras y heredades de la
Ciudad y señores del Rio, y tierra, tenian tomados todos los passos sin
que pudiessen [87v] pudiessen bajar los Padres sin riesgo de la vida,
pero el Señor que les libro del primer peligro, les libro del segundo
traiendoles a salvamento a la Assumpcion, a donde hallaron ya no solo
al Padre Alonso de Barzana mas tambien al Padre Retor Juan Romero,
que les estava aguardando gozoso y toda la Ciudad, de saber sus apos-
tolicos trabajos, y para descanso dellos cebado ya en su mission, en el
trato sabroso de ganar almas, luego que llegó (repartiendo entre si los
Padres las ocupaciones y ministerios) le cupo uno muy a la medida de
su espiritu humilde recathequisar niños y gran numero de Yndios gua-
ranis fieles, e infieles, en que tuvo materia de exercitar su gran caridad
y paciencia enseñandoles con gran teson y constancia; mejorandose con
el continuo exercicio en la lengua Guarani 137 , perseverando en este
Santo ministerio hasta todo octubre de aquel año que llegó aviso a la
Assumpcion de los Padres Manuel de Ortega y Thomas Filde (que so-
los sin aver otro sacerdote estavan en la Provincia del Guaira, aviendo
carezido antes siete años de cura) como la mies era mucha de tres Ciu-
dades de españoles, y de inumerables infieles y aunque trabajavan so-
bre sus fuerças, corriendo en mission la tierra eran dos solos como dos
gotas de agua en un campo seco y agotado, y que las mismas necesida-
des estavan clamando por mas ayuda, en especial en la ocassion que

137
Al respecto escribe el P. Lozano: “Aviase empleado el Padre Marciel desde la
Quaresma, en que bolvió de la Mission antecedente, en catequizar los niños Guara-
nies Infieles, porque como venia cebado en el trato sabroso de ganar almas, tomó
aquella penosa tarea por descanso; pero con el útil de perfecionarse por el continuo
exercicio en la lengua Guarani: con que yá en esta segunda Mission del Guayrá
podia desempeñar la obligacion de Missionero en todos los ministerios” (Lozano,
1754, I: 250).

74
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tenian presente de una pestilencia que hazia gran riça en toda la comar-
ca138.

Sale otra vez a Mission el Padre Lorençana con


el Padre Juan Saloni a las Provincias
de Guayra. Capitulo VII.
[88]
Movió mucho esta necessidad tan grande al Padre Rector Juan
Romero, y con la seguridad que tenia del animo prompto a semejantes
empresas del Padre Lorençana, le embio junto con el al Padre Saloni a
las Provincias del Guaira saliendo de la Assumpcion a tres de noviem-
bre de noventa y quatro con orden de correr en mission todos los pue-
blos hasta la Villa Rica139 que son mas de ducientas leguas dieron prin-
cipio a sus missiones en el pueblo de Cueuquesá140 que estava sobre el
Rio, y pudiendo ir con descanso y seguridad por el Xexuy en balsas
hasta Maracayu141, no quisieron por el propio peligro, y incomodidad,
privar del socorro de su predicación y ministerios a seis pueblos de Yn-

138
Sobre esta primera misión por el río Paraguay, da cuenta el P. Lorenzana al pro-
vincial Juan Sebastián en una carta que transcribe en parte el P Lozano (1754: 229-
231).
139
Villarrica del Espíritu Santo fue fundada por el capitán Ruy Díaz de Melgarejo en
1570. Pero debidoa las continuas invasiones de los bandeirantes debió mudarse en
siete ocasiones hasta su emplazamiento definitivo en 1683.
140
El P. Lozano, refiriéndose a estos acontecimientos, expresa que dieron: “feliz prin-
cipio a los ministerios de misión por el pueblo de Hieruquesaba, situado sobre el
famoso río Paraguay. Pudieran encaminarse con descanso y seguridad navegando en
balsas por el río Jejuí a Mbaracayú” (Lozano, 1754: 250).
141
Mbaracayu, también citado en varias oportunidades por Lozano, hoy es una reser-
va ecológica que alberga las comunidades indígenas de dos parcialidades, la aché y la
guaraní. Según Rui Díaz de Guzmán, en su texto de 1612, escribe que era un pueblo
de indios, ubicado entre Asunción y Ciudad Real en las márgenes del Jejuy y cuyo
nombre lo toma de la cordillera que atraviesa el Paraná. Territorio de grandes yerbales
de donde los jesuitas tomaron semillas que llevaron a las misiones. Maracayu signifi-
ca “viene el quebradero de cabeza” (Díaz de Guzmán, 1835: LV-LVI).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

dios que estavan la tierra adentro, antes atravesaron a ellos; echando


animosamente mano a la cruz los amadores della, teniendo en poco su
descanso los que yban ansiosos a buscar trabajos, que allaron a medida
de su deseo, porque los Rios por ser tiempo de aguas, avian salido de
madre anegando casi toda la tierra en tanto grado, que toda parecia un
gran lago, o por mejor dezir un mar de agua, siendoles nessesario atra-
vesar muchos estanques continuados, y en las tierras mas bajas aze-
quiones, lagunas profundas o, vados encubiertos que apenas podian
pasar a nado sumiendose algunas cavalgaduras, que llevavan sueltas en
las zienagas y tambladeros hasta las orejas, siendoles necessario al Pa-
dre Lorençana y a su Compañero ir peleando con el agua y a nado ya
rompiendo por la maleza hundiendose, caiendo y levantando con mani-
fiesto peligro de la vida (fruta ordinaria de missiones) pero el divino
espíritu, cuyos ministros eran y era su guia les llevava consigo sobre las
aguas, para que lavassen con los de la penitencia y baptismo muchas
almas muy necessitadas deste remedio, como lo hizieron no solo en los
seis [88v] seis pueblos de Yndios, pero en Maracayu puerto celebre por
el beneficio de la yerva; que llaman del Paraguay (golosina y sainete de
tantos vicios) a donde por aver tanto concurso de españoles y Yndios
advenedizos fuera de los naturales tuvieron bien que hazer, despues de
corridos de espacio los demas pueblos, cathequisando los infieles y
Baptizandolos, y dispuniendo los ya Xrisptianos a la confession sacan-
do muchos de mal estado, bolviendo sus amancebamientos en casa-
mientos; en que tuvieran bien que exercitar su caridad por carecer toda
aquella tierra de sacerdote, y el fruto muy copioso correspondio al tra-
bajo que aunque grande, al Padre le parecia no solo pequeño pero muy
ligero y llevadero, que el amor lo aspero y dificultose haze dulce y
suave.
De Maracayu partió con semejantes dificultades a las passadas
al Rio de Yagatimi Puerto del Parana142 grande adonde enfermo el Pa-
dre Lorençana con ocasion de los trabajos passados con falta de los
necesario para su cura, y aun para su vida; pero el Señor acudió a tanto
desamparo con darle luego salud con que pudieron passar a la otra ban-

142
Al igual que Mbaracayu, Ygatimí era otro puerto natural usado por los indígenas.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

da del Parana legua y media de travesia y en medio del Rio estuvieron a


pique de undirse con una furiosa tempestad, de que libres aportaron a
Ciudad Real de Guaira143, y aunque noche salieron todos españoles, e
Yndios a recibirles a la playa con muestras de amor y benevolencia,
estimando tanto mas su llegada, quanto mas necessitados estaban de su
ayuda, por carecer también como los demás pueblos mucho tiempo avia
de sacerdote, que les administrasse los Santos sacramentos, y predicas-
se la palabra divina, compadeciosse mucho el Padre de su desamparo
atendiendo a su [89] remedio por espacio de diez días, no solo con los
ministerios ordinarios de la Compañía de doctrina semones, y confes-
siones pero Baptizando, y casando para que tenia muy amplia facultad
de los Prelados.
De Guaira navegando tres días por el Parana, y entrando por el
Ubay144, aporto a los pueblos de Yndios de sus riberas, que entonces
eran muchos, acudiendo a sus necessidades espirituales mas urgentes,
prometiendo de buelta hazerles mission mas de espacio, y para la fiesta
de la epifania del Señor de aquel año de noventa y cinco aportaron a la
Villarica, no fue con tanto secreto, que no llegasse antes la nueba de su
venida, que causo tanto alboroto, y regosijo en los moradores, que lue-
go salio el teniente de Governador con todo el pueblo a recibirle y
haziendole salva con sus mosquetes y arcabuzes le llevaron con el Pa-
dre Juan Saloni hasta nuestra casa con danças y repique de campanas.
Mas a quien en cupo mayor parte deste goso fue a los Padres Manuel
de Ortega y Thomas Filde con la vista tan deseada de tan Santos y ve-
nerables Padres y los huespedes no lo recibieron menor viendo aque-
llos obreros evangelicos voluntariamente desterrados en lo ultimo del

143
Ciudad Real del Guayrá fue fundada por Ruy Díaz Melgarejo en 1557 en la mar-
gen izquierda del Paraná en la desembocadura del río Piquirí. Se lo hizo con gente de
la ciudad de Ontiveros. Luego de atacada en dos oportunidades, el bandeirante Anto-
nio Raposo Tavares la arrasó en 1638 y los sobrevivientes se refugiaron en el último
emplazamiento de Santiago de Jeréz en el Itatín.
144
Según Rui Díaz de Guzmán el Ubay o Huibai (río de las cañas bravas) es el Para-
pití, llamado también San Miguel y Condorito, Es un afluente del Paraná ubicado a 12
leguas de Puerto Real, pasando cerca de “Asiento de la Iglesia”, muy caudaloso y
poblado de indios (Díaz de Guzmán, 1835: LXXXI)

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

mundo por la salvación de las almas, y mas sabiendo la abundantissima


cosecha que avian hecho aquellos años convirtiendo a nuestra Santa fe
y baptizando muchos millares de Ynfieles, y remediando con los santos
sacramentos los ya Xrisptianos en el pueblo y fuera del con inmensos
trabajos, corredurias y missiones, a que lo mas ordinario yba el Padre
Marciel y muchas vezes con peligro de la vida, de que milagrosamente
le librava nuestro Señor teniendo admirada y edificada aquella Ciudad
y los demas pueblos, assi españoles; como Yndios con su raro exemplo
[90] exemplo y doctrina.
No sabe estar ociosa la charidad apenas llego el Padre Marciel
quando sin dar lugar a su descanso unidas las fuercas de sus tres com-
pañeros hechos por el amor de Dios, y del proximo una alma y un cora-
çon, començó con nuevos alientos la conquista de aquellas almas con
tanto fervor que luego se sintió gran mudança de costumbres en la Villa
Rica, a que ayudaron mucho los sermones, cuias palabras eran como
saetas de fuego dichas con tanta energía y fuerça de espiritu, que troca-
van los coraçones y por la ignorancia que en muchos avia de los miste-
rios de la fe, introdujo (como en la Assumpcion) el uso del catezismo, y
explicacion de la doctrina a los niños, Yndios y gente ruda, y los canta-
res santos y devotos para desterrar los vicios, y por remate de lo mucho
que alli hizo y trabajó. Publico un jubilo acudiendo todos a ganarle con
mucha devocion y afecto, gozando de la ocasion de quatro sacerdotes
juntos los que (como ya se dijo) en muchos años aun no tuvieron uno
lastimandose mucho en su partida, y mucho mas los Padres Manuel y
Thomas, y el Padre Marciel y Saloni en cumplimiento de su palabra
prosiguieron su mission bajando por el Rio Ubay mas despacio cat-
hequizando Baptizando, y confessando aquellos desamparados Yndios
de las riberas de aquel Rio.
Hallaron en uno destos pueblos un gran hechizero ministro del
demonio, de quien temblava toda la tierra en tanto grado que le servian
todos como esclavos a su Señor sin atreverse nadie á contrevenir a su
voluntad, ni a negarle cosa que les pidiesse de sus casas; o hazienda, ni
aun sus hijas para sus torpezas, y con el trato familiar, y comunicacion
con el demonio maestro de toda maldad [90] se avia hecho a sus mañas
tan cruel y sangriento que por darle gusto le avia sacrificado un niño

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

español, y dos Yndios, y lo que pone mayor admiracion y espanto, no


contento con esto el infernal dragon sediento de sangre humana an-
helando siempre por su sobervia al culto adoracion y honrra devida a
solo Dios y ansioso con ambiciosa emulación de hablar en su vil minis-
tro de maldad la fidelidad de Abraham le mandó que a su honra matas-
se, y le sacrificasse dos niños hijos suyos, y el cruel Padre lo hizo im-
piamente si nombre de Padre merece tan inhumana fiera, en quien qui-
zo hazer nuestro Señor ostentacion de la fuerça de su palabra, con la
qual y el trato tan amoroso, y religioso de los Padres se convirtió,
mudó, y trocó en otro hombre haziendo penitencia de sus pecados pi-
diendo publico perdon de ellos, y del escandalo que avia dado con ad-
miracion y espanto de todos viendo mudado bestia tan carnicera, y tan
sangriento lobo en manso cordero; milagro del evangelio.
Como lo fue la mudança de otro Yndio que estando hecho un
leon bramando de coraje y rabia contra un su enemigo, de quien pre-
tendio tomar una cruel vengança por sus manos baptizado y oiendo
(como el dixo) que la Santa Ley que recibia se las atava para no derra-
mar sangre de su proximo mandando perdonar aun los enemigos; per-
dono al suyo con consuelo y edificación de los Padres y aviendo corri-
do todos los pueblos del Rio Ubay, se dispidieron de ellos con gran
dolor de los Yndios, y suyo, y de alli bajaron renovando su mission por
Ciudad Real y Maracayu, y los damas pueblos, y cargados de trabajos y
merecimientos estos dos fieles exploradores y nuebos Apostoles destas
Provincias (titulo honroso que estando en estas missiones [90v] ones
les dio el Padre Barzana) llegaron a la Assumpcion por quaresma de
noventa y cinco, con gozo universal de toda la ciudad, después de aver
corrido mas de quatro cientas leguas, de yda y buelta.
Con la experiencia del fruto destas missiones, y del espiritu y
fervor con que el Padre Lorençana accedia a ellas le pareció al Padre
Retor Juan Romero, que los de cerca a las vezes no menos necessita-
dos, que los mas distantes participasen de la luz de su doctrina y exem-
plo, y que hiziesse mission por todas las chacaras y estancias de la Ciu-
dad, que entonces era hormiguero de gente muy necessitada, y madri-
guera de muchos vicios y pecados, hizolo el Padre con la caridad y
diligencia que en las missiones pasadas, socorriendo a los infieles con

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

el Santo Baptismo bien enseñado y a los Xrisptianos, componiendo sus


excesos con la penitencia en que no ubo poco en que entender; y con-
cluida la mission bolvió a la Ciudad a entrar a la parte en los ministe-
rios á que acudia tanta gente que obligó a hazer Yglesia nueba grande y
capaz, que se començo y acabo en breve, con la piedad y liberalidad de
aquella noble Ciudad, y se dedicó con mucha solenidad, presente el
Padre Juan Romero que dejando las cosas del Paraguay en tan buen
punto como se ha visto llamandole las de Tucuman bajo a Santa Fe,
dexando el cargo de la casa y missiones al Padre Marciel de Lorençana,
con mucha seguridad de su acierto, y prudencia en todo, como ya lo
tenia mostrado la experiencia.

Queda el Padre Marciel de Lorençana por Superior


de la Assumpcion y Missiones y el Padre
Alonso de Barzana va, y muere
en el Peru. Capitulo VIII.
[91]
Quedaron en compañía del Padre Marciel Superior de la As-
sumpcion los Padres Alonso Barzana, Juan Saloni, y Hermano Juan de
Agila145 religiosos de excelente virtud, y el Hermano señalado en la
caridad y humildad virtudes propias de su estado de Coadjutor; y como
fruta madura y sazonada se la llevó el Señor en breve para sí, sirviéndo-
le el Padre con sus propias manos exercitando el nuevo Superior las
mismas virtudes que en el Hermano resplandecían siendo su enfermero,
y consuelo.
El mismo dia del entierro le dio al Padre Alonso de Barzana un
accidente mortal de perlesia146, que le dexo como muerto, sin abla, y
sin sentido por seis horas, caso que juntó en uno con la perdida del
145
El coadjutor Juan de Aguila nació en Carcabuey, Córdoba-España en 1570, ingre-
sando a la Compañía de Jesús de la provincia del Perú en 1590, ingresando al Para-
guay en abril de 1593, falleciendo en Asunción el 14 de diciembre de 1595 (Storni,
1980: 3). El P. Lozano escribió una biografía suya (1754: 264-265).
146
Debilidad muscular acompañada de temblor, debida a la edad o a otras causas.

80
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Hermano lastimo al Padre Lorençana muy en el coraçon, y a toda la


Ciudad por ser el Santo viejo por su santidad, letras, y excelente pulpito
(con que se avía hecho aplauso entre los dos de Sevilla) la onra y credi-
to de toda aquella casa, y oraculo de toda la Ciudad. Pero el Señor que
con repentinos golpes, provó la fidelidad y constancia de su siervo, le
alentó con dar vida y salud al enfermo para que llamasse mas almas a
su criador, con la voz sonora de su predicación. No estava ocioso el
Padre Lorençana alentando mucho los ministerios en especial la buena
criança de los niños en la escuela, y estudiantes en su estudio, de que en
gran parte depende la reformacion de costumbres, en la republica
criandolos con tanta virtud y recogimiento, que davan notable exemplo
en sus casas, y en toda la Ciudad acudiendo a los exercicios de devo-
cion, confesiones, y comuniones, y diciplina aun hasta los muy niños
que no parecian sino novicios Religiosos, y las doctrinas processiones,
y ministerios de los Yndios en tanto lucimiento siendo tan pocos obre-
ros, que ponian en admiracion la Ciudad, y á dicho de los que Gover-
navan, y de todo el pueblo era aquella casa [91v] casa el apoio de la
verdad y justicia, el precio de los pecados, y vicios y el refugio comun
de todos, allando los niños doctrina, los estudiantes las primeras letras,
los ecclesiasticos resolución de sus casos a las vezes graves, que allí se
ofrecen, reduciendo a concordia los desavenidos, haciendo amistades
dificultosas de venzer entre los enemistados, teniendo a raya con su
autoridad y opinion, que era mucha, y con sus consejos los que genera-
ban la republica, y las justicias acudiendo a los enfermos españoles, y
Yndios, en especial a los mas pobres y necessitados, y a las confessio-
nes en el pueblo, y fuera del de dia y de noche con mucha puntualidad
luego que les davan aviso enfervorizando a toda la Ciudad con las fre-
quentes confessiones y comuniones con que se veia notable reforma-
cion de costumbres deponiendose a exortacion del Padre a ganar los
jubileos como lo hacia con mucho fruto y devocion destos ministerios.
Gran parte de la carga cayo sobre el Padre Lorençana, por la
mucha edad del Santo y venerable viejo Alonso de Barzana, que traba-
java en la predicacion y ministerios sobre sus fuerças, salud y edad:
hasta que por orden del Padre Visitador del Peru fue al Cusco, para que
adonde avia dado los felices principios a su predicación Apostolica en

81
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

las Yndias a sus naturales diesse el fin a ella, junto con el de su dichosa
vida, con una muy Santa y regalada muerte primero de henero de no-
venta y ocho, queriendo el bendito Jesus favorecer a su predicador y
fiel siervo, no solo en llenarle en su dia acabado de recibir su santissi-
mo cuerpo, mas también con un tierno y amoroso regalo, pues el divino
niño se paso (como me conto quien se hallo presente) de un altar donde
estava a la cama y lado del Santo Padre a hacerle lado y compañía en
aquella hora de su muerte, trançe apretado aun a los grandes santos para
llevar [92] su bendita alma victoriosa, y triunfante a coronarla de gloria
confirmandose todos tan regalado favor, y milagro en la opinion que
tenían de su santidad, aunque con el justo sentimiento de tan gran per-
dida, de que le alcançó mucha parte al Padre Lorençana quando lo su-
po, renovandosele el sentimiento de su partida de la Assumpcion que
de mas de soledad le doblava los trabajos, por no aver otro predicador,
no solo en nuestra casa pero ni en la Ciudad, y caer sobre el todos los
sermones de la cathedral de su casa y demas conventos147.
Predicava el Padre Marciel muy al alma con notable fuerça de
espíritu y entereza nacida del trato con nuestro Señor, y la oracion, a
que se recogía la tarde antes del sermosn cerrando la puerta a otras
ocupaciones, y la de su aposento a el trato de hombres, negandose a
qualquier persona que se buscasse aunque fuesse de mucha autoridad, y
bien se hechava de ver en las conversiones que hizo de grandes pecado-
res, y en la mudança tan grande de costumbres que hazian sus sermones
que hablava Dios, porque sus palabras no eran compuestas cultas y va-
nas, mas antes llenas de espiritu y tiros reforçados del gran fuego de
amor de Dios, que en su interior ardía en particular mostrava su fuerça
y energia contra los pecados publicos y escandalosos, reprendiendoles

147
Después que los PP. Saloni y Lorenzana Informaran del estado de salud del P.
Barzana, el P. Juan Sebastián de la Parra, recomendó que el P. Barzana regresara a
Perú en la medida que pudiera. Emprendió su viaje en marzo de 1597 hacia Concep-
ción del Bermejo predicando por cuanto lugar pasara. Prosiguió su viaje luego de la
Cuaresma, alcanzando el pueblo de indios de Matará, luego Santiago del Estero, hasta
Jujuy, deteniéndose en cada una de ellos para reponer fuerzas. En agosto alcanzó
Potosí, Juli y finalmente al mes siguiente el Cusco, falleciendo el último día de aquel
año (Lozano, 1754: 285-286).

82
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

en general sin exceder los limites de la razon y prudencia, si bien por


comprehender aun lo que decía en commun muy de lleno al Govenador
que entonces era (no aviendo bastado, para su enmienda el averle avi-
sado a solas el Padre con mucho amor y caridad quitasse la nota y es-
candalo) tomó la doctrina general por particular suya con tan grande
sentimiento que en lugar de enmendarse como deviera le embio un re-
cado muy aspero con su Teniente general [92v] General amenasandole,
que avia de escrivir contra el al General, y Provincial de la Compañía,
al Virey, y al consejo pretendiendo injustamente ciego de su pasión, y
armado de su poder, no solo el no ser reprehendido, pero ni que en ge-
neral se afeasse el vicio en que estava comprehendido a tanto llega la
sobervia de los que mandan no corregida con el temor de Dios, que con
estruendo y ruido de palabras nacido de su ira y furor quieren tapar con
la boca, y amilanar a los ministros de Dios, pero el Padre Marciel le
respondio con la entereza y constancia que su officio pedia que quanto
a escrivir hiciesse su gusto; pero que el no dejaría de cumplir con su
obligación y officio a que le obligava la conciencia, predicando contra
los vicios y pecados publicos en general sin tocar en particular a nadie,
como lo hizo, y el Governador se rindió a la verdad, reconociendo su
culpa, y la santidad, y espiritu superior del Padre por quien Dios habla-
va, y se enmendo quedandole muy devoto, y aficionado en adelante.

De las obras de caridad en que se excercitava el Padre


Marciel, y muerte del Padre Juan Saloni. Capitulo IX
Por la experiencia que en la Assumpcion tenian los españoles, e
Yndios de la puntualidad con que los Padres acuden a los enfermos
dentro y fuera del pueblo, es muy ordinario llamarlos a todas horas de
dia y de noche lloviendo, y ventiscando, o en la fuerça del resistero del
sol, y por ser tierra destemplada, y enferma, se frequenta mucho este
caritativo officio, que fue ocasion a los dos Padres, solos que avia en
casa a uno de la muerte, que fue al Padre Saloni como veremos, y al
Padre Lorençana de ponerle [93] a las puertas della porque como su
caridad era tan grande de lo que menos cuidava era de su salud y vida,
interviniendo salvacion de un alma. Dieronle aviso un dia de verano en

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

la fuerça del calor de medio dia, (que allí es excesivo) de un enfermo


que estava muy lejos fuera de la Ciudad, y por que no muriesse sin con-
fession, fue al punto bolando, y a pie a su choza, confessole, y consolo-
le, pero el fuego era tan grane, que se asoleó, y repostandose en la ca-
ma, resolviendose todo en sudor con manifiesto riesgo de la vida, y
abiertos todos los pozos el sudor fue tan copioso que a gran priesa se le
le iban exalando los espiritus vitales, y desfalleciendo, y a mas andar
acercandose a la hora de su muerte, mas el Señor le dio vida para que
del todo no quedasse dasamparado de tan fervorosos obreros aquella
Ciudad, como quedara por la muerte del Padre Juan Saloni, que estava
cercana con otra ocasion semejante a la pasada, esta de agua aquella de
fuego.
Estaba el obispo de Tucuman Don Fray Fernando de Trejo y
Sanabria148 en aquella ocasion en la Assumpcion consagrando los oleos
Juebes Santo, asistiendole el Padre Lorençana, vinieron de priesa al
coro a llamar al Padre Saloni para confessar un enfermo que estava
muy malo, y aunque estava lloviendo a cantaros, y el Santo y caritatibo
viejo cargado de años, y de canas, vio el peligro, posponiendo su vida
temporal a la eterna de su proximo fue al punto, y llego hecho una sopa
de agua a la casa del enfermo, a donde estubo dos horas confessandole
y dispuniendole a la muerte, que fue causa de la suia, metiendosele
aquel frio y humedad en sus elados huesos de que luego enfermo gra-
vemente, y dentro de pocos dias murio149, iendo a gozar los aventajados
premios de aquel tan heroico acto de caridad, en que ofrecio su vida por
su alma muriendo como buen soldado de la Compañía de Jesus en la
148
El obispo Trejo nació probablemente en San Francisco (Brasil) en 1554 o el Asun-
ción en 1556 y falleció en las cercanías de la ciudad de Córdoba en 1614. Estudió en
Lima e ingresó a la Orden seráfica. Sucedió a Francisco de Vitoria en el obispado del
Tucumán con sede en la ciudad de Santiago del Estero. Organizó tres sínodos en el
Tucumán entre 1597 y 1614, reedificó la catedral y el seminario, y emprendió una
campaña contra el servicio personal.
149
El P. Saloni falleció el 16 de abril de 1599. El P. Lozano (1754: 394- 406) escribió
una extensa relación de su vida, destacando su paso por Brasil y los fructíferos 12
años que estuvo en Paraguay de donde fue superior. Señala que tomó datos de los PP.
Juan Pastor, de las décadas del P. Techo, y de los PP. Sachino y Nieremberg, como
así también “en la Vida del Venerable Padre Marciel de Lorenzana”; es decir, ésta.

84
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

[93v] en la batalla imitador de su Capitan que por la misma causa ofre-


ció la suya al Padre eterno, subiendo a recibir la corona devida a sus
apostolicos trabajos que paso en el Brasil en compañía del segundo
taumaturgo Josef de Ancheta, y en la navegación a esta Provincia en
que el bendito confesor de Xrispto fue captivo y mal tratado de los
hereges por catholico, por jesuita, por la fe y religion siendo el primero
de la Compañía que en la Assumpcion con santidad de vida y doctrina
acredito nuestra religion pasando al Guaira convirtiendo a la fe y bapti-
zando millares de almas.
El sentimiento del Padre Lorençana en su muerte fue igual a la
perdida de tan fiel y santo Compañero que con sus canas authorizaba
aquela casa, con su espíritu la alentaba, y con su prudencia y consejo le
ayudaba en todas ocasiones. El consurso de todo el pueblo al entierro, y
a reverenciar el santo cuerpo fue grande, muy conforme al subido con-
cepto que de su santidad tenia haciendose todos predicadores de sus
virtudes, y a todos exedio el obispo de Tucuman, que celebró sus exse-
quias de pontifical con tantas lagrimas suias, y de todo el pueblo que
nos se pudo acabar el tercer nocturno, y predicando a su cuerpo presen-
te sus heroicas virtudes llegando a ponderar el piadoso Prelado aquel
acto de encendida caridad, que en tan pocos días le había puesto en
aquel ataud, se enternecio tanto, que no pudo proseguir de lagrimas
suias y de todo el pueblo; y aunque el obispo dixo mucho en sus ala-
banças, en nada se alargó, por que como le oy decir al Padre Marciel de
Lorençana, que le conoció intimamente (dexando mas larga relacion de
sus heroicos hechos a nuestros anales) era este gran siervo de Dios, y
fiel hijo de la Compañía varon verdaderamente [94] humilde, que en la
profunda zanja desta virtud como sobre fundamento solido lebantó la
encumbrada torre de la caridad, la cual triunfó en vida y en muerte de
las aguas y tempestades, que apagando el calor natural de su cuerpo
sirvieron de encender mas el fuego de su amor fuerte como la muerte y
vencedor della; pues viendole el rostro se abraço animosamente con
ella, por amor de Dios y del proximo sirviendole las muchas aguas a
esta encendida fragua de rocio para avivar mas la llama, y ayudarle a
subir a su esfera a unirse con el fuego del amor divino, que nunca des-
minuie ni apaga.

85
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Y la santissima Reyna de los Angeles María quizo favorecer a


este su Angel en la puereza y officio, y devoto siervo suio con su pre-
sencia a la hora de la muerte, como me lo contó el Padre Lorençana
(que se hallo presente) del qual regalo agradecido el Santo Sacerdote
pidió a los presentes, que hiziessen con el reverencia a aquella gran
señora que allí estaba que aviendo llebado consigo a la presencia de su
hijo, y descanso eterno, aquella bendita alma en testimonio de su gloria,
y de lo que sus trabajos se avia agradado, quiso honrar con un nuebo
milagro y milagrosa hermosura su Santo cuerpo, por que siendo aun
vivo disfigurado y feo, ya muerto con admiracion de todos, quedo tan
agraciado y hermoso, que mirandole el obispo dixo, dando como haia a
la muerte; Ubi est mors victoria tua Ubi est mors stimulus tuus, pu-
diendo con verdad annadir con S. Bernardo iam non stimulus sed iubi-
lus: cantandole al muerto la victoria, que estaba triumfando de la mis-
ma muerte, cuio aguijon doloroso [~] se havia vuelto en juvilo, en justo
y alegría.
No desmaio el Padre Lorençana viendose solo, antes en esta
ocasion [94v] ocasion mostro mas la fortaleza de su gran espiritu sus-
tentando con fuerca de gigante todo el peso de los ministerios que arri-
ba sea dicho avia entablado que tres o quatro juntos apenas podían con
ello. Tiene grandes fuerças la caridad y todo lo puede el que la tiene,
como dize el Apostol confortado del que lo puede todo, y con la divina
ayuda y de un devoto sacerdote dicipulo suyo (de quien se hablará ade-
lante) tenía fuerças, que se las dava Dios, y tiempo para todo y para
todos como si fuera muchos juntos, recatantole, y redimiendole como
mercaduría preciosa a costa de su salud y vida, de su reposo, sueño y
descanso para tenerle para darse mas al trato con nuestro Señor y bien
de las almas, y dexarse hallar a todas horas sin embaracarse en cosa
alguna temporal, sin querer admitir (aunque liberalmente se lo ofrecían)
un palmo de tierra, ni cultibarle con no tener un maravedi de renta la
casa. Sus posesiones y riquezas eran las almas tan preciosas en sus
ojos, que qual quiera interes y ganancia la tenia por perdida, puestos los
ojos siempre a costa de comodidades y gustos propios en superiores
ganancias, que son eternas, en que consiste el buen logro del tiempo.
No visitava a nadie si la urgente necessidad no le pidiesse, y con una

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

discreta y santa cortesia despedia desde el confissionario toda la noble-


za de la Ciudad, que las Pasquas y fiestas principales venía a visitarles
diciendoles con sal, que no viniesen a embarazarle que daba por recibi-
da la visita.
Con nuebo consuelo y aliento passaba su soledad y trabajos el
Padre Marciel si conforme a su desseo y zelo pudiera sin faltar de la
Assumpcion proseguir sus missiones, y socorrer a tanta gente necessi-
tada extremadamente, y el no poderlo hazer por su soledad le era de
continua martirio, y dolor como lo escrivió con fervorosas palabras, y
varios sentimientos [95] al Padre Provincial Juan Sebastian. Aumentó
su caritativo sentimiento la venida y mensaje de unos Yndios embiados
de los Pueblos del Rio Paraguay arriba que gozaron de su Santa doctri-
na y exemplo en la primera mission, que ia diximos hijos suios en
Xrispto por el evangelio y Santo baptismo que como tales pedian como
de Justicia el pan de la divina palabra, alegando lo que les avia dado
quando tiernamente lloraban su partida, diziendoles que les bolvería a
ver y enseñar y confirmar en la fe, y que esta no estaba cumplida, que
se compadesiesse dellos, y de sus lagrimas, y continuo llanto, con que
siempre estavan suspirando por tanto bien, como con su presencia y
enseñança tubieron sirviendoles de mayor dolor acordarse de su gozo
passado, viendo la dilacion de su desseo y añadieron los niños que bap-
tisaste en los pechos de sus madres, ya grandes claman por ti, como por
verdadero Padre y los maiores cuydados de los maiores en edad, y vie-
jos, a quien enseñaste la fe, es temer no les coja la muerte sin confes-
sion, y a los niños sin baptismo por falta de sacerdote como muchas
vezes acontece. Palabras que enterneciran coraçones de piedra cuanto
mas el amoroso y tierno del Padre Marciel con peticion tan justa y de
hijos queridos primicias de sus trabajos, y missiones, a quien sin duda
huviera acompañado, a su tierra a no hallarse solo, y para poder acudir
a semejantes necessidades, y por el decoro religioso y observancia de
que siempre fue gran zelador juzgo por conveniente llamar a los dos
Padres Manuel de Ortega, y Thomas Fildi que en Guaira (como se
dixo) estaban en mission para que juntos y unidos mejor y mas eficas-
mente pudiessen emplearse en el servicio de Dios, y aiuda de las almas,

87
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

como lo hizieron con gran espiritu y fruto150 hasta el año de seiscientos


y dos, que aviendo llegado el Padre Esteban Paez 151 visitador de la
Provincia del Peru [95v] del Peru a Salta Ciudad perteneciente a esta
Provincia de Tucuman informado del poco numero de Padres, y gran
distancia de lugares y dificultad segun nuestro instituto en el govierno
de las residencias del Paraguay mandó que dexada aquella mission su-
friesse el Padre Marciel de Lorençana luego con sus compañeros a jun-
tase con los demas Padres de Tucuman como se vera en el capitulo
siguiente.

Sale de la Assumpcion, y va a Cordova


Capitulo X.
Recibió este orden del Padre visitador el Padre Marciel y quien
considerará el estado de las cosas de aquella Ciudad y Provincia desti-
tuida de remedio como se apunto, y el copioso fruto que la Compañía
hazia en todo genero de estados sin aver entonces otro predicador de

150
No solo la polación de Villarrica se opuso al traslado sino que también intervino el
gobernador Hernandarias quien intercedió ante el P. Lorenzana y este recurrió al pro-
visor del obispado Rodrigo Ortiz Melgarejo para que le prometiera al gobernador que
regresarían y crearían un colegio o bien se enviarían jesuitas del Brasil, como luego lo
propuso el visitador Esteban Páez, en contra de la opinión de Lorenzana. Recordemos
que en Villarrica los jesuitas tenían colegio e iglesia que el provisor entregó a un
sacerdote secular y por fin, los PP. Ortega y Fields partieron a Asunción a principios
de noviembre de 1599 donde permanecieron aún, dos años y medio (Lozano, 1754:
408-409).
151
El P. Esteban Paez (Madrid, 1566-Lima, 1613) Ingresó a la Compañía de Jesús al
conluir sus estudios en Alcalá de Henares. Fue rector del colegio de Caravaca, visita-
dor de la provincia de Nueva España (México), donde fue provincial (1594-1599).
Como vistador de la provincia del Perú, arribo a Lima el 31 de julio de 1599, rea-
lizándola con el provincial Rodrigo Cabredo. En 1600 ordenó cerrar la casa de Asun-
ción, proponiendo al general Aquaviva que pasara a jurisdicción del Brasil, cuyas
autoridades no aceptaron. Posteriormente visitó la Audiencia de Quito en 1601, y al
año siguiente la de Chile. Con esa visión geopolítica recomendó crear la provincia del
Paraguay (1604) y la viceprovincia del Nuevo Reino de Granada y Quito (1605). Fue
provincial del Perú (1604-1609), periodo en el cual se creó el colegio de Huamanga
(Ayacucho), falleciendo mientras era rector del colegio de San Pablo en Lima (Baptis-
ta, 2001: )

88
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

españoles, y las Provincias de Guaira, y Rio Paraguay arriba sin ningun


sacerdote para indios ni españoles como se dijo los Guaicurus y Para-
nas sin doctrina, y para aiuda desto fuera de algunos Religiosos fervo-
rosos de la orden seraphica, que en la Ciudad y fuera della en su con-
torno trabajavan Apostolicamente, no avia otro refugio, que el que
hallaban en los nuestros jusgara que el Padre movido de su zelo, y del
amor de viña en que tanto avia trabajado y sudado propusiera al supe-
rior para que mejor informado suspendiera la execucion de su orden
mas este perfecto obediente no propuso, ni puso dificultad en la execu-
cion de lo que se le ordenava, antes con obediencia ciega se apresto
luego a la partida.
Vinose a saber en la Ciudad, que tratava de irse con sus compa-
ñeros, y hizieron tales estremos de sentimiento, que bastaran a redir el
mas [96] constante y lo peor era que decian y hacian puestos en animar
a la defensa de sus Padres con resolucion de impedirlos, no solo con
ruegos, caricias, y lagrimas el passo, pero si fuesse menestrer con fuer-
ça nadandoles en barcacion, ni Yndios que vogassen, ni consentir sa-
liessen de casa y mucho menos enbarcarsse, y para no venir a este ex-
tremo, ponían delante de los ojos al Padre Lorençana el amor universal
que todos grandes y pequeño ricos y pobres que acudian a el como
hijos al Padre le tenian la piedad con que avian edificado aquel templo
que querian dejar ya desierto trabajando en el con tanta liberalidad y
amor que para acabarle con la brevedad de su desseo demas de sus
haziendas avian concurrido a la obra con sus propias manos no solo los
varones, pero las mugeres y niños, ni la falta de lo necesario para el
sustento, añadieron puede obligar a la Compañía a desamparar esta
casa y Ciudad, pues no teniendo nada por su pobreça lo tiene todo te-
niendo por suyos los coraçones de todos, que es lo mas, y sus haziendas
que esto menos debido a quienes con tanto amor estan del todo dedica-
dos y ocupados en nuestro bien, que reconocida la Ciudad un año des-
tos de mucha ambre decretó en su cabildo, que en primer lugar del
común se acudiesse con liberalidad a los Padres sin que les faltasse
nada; y ultimamente que si la Compañía buscava almas como le sufria
el coraçon dexar tantos millares fieles, y infieles pueblos y Provincias
enteras sin remedio.

89
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Oió estas razones el Padre Marciel con mucha estima y aprecio


del amor que toda aquella noble Ciudad le mostrava y aunque le obliga-
ron mas con ellas, y le enternecieron, pero no le vencieron, ni avia ra-
zon que en su coraçon hiziesse contrapeso a la Santa obediencia. Antes
poniendose de su parte como solia con sagacidad y prudencia les procu-
ro persuadir la conveniencia de su ida para asentar de una vez, y fixar
aquella mission en que [96v] en que les serviria de fiel procurador, y
que ningun medio podian tomar mas eficaz para desobligar al Padre
Visitador para que no tuviesse afecto la estada de los Padres, como
detenerle contra su orden, y para facilitarlo mas, les dio a entender, que
nos arrancaba de quajo la casa, a que aiudo la forçoza quedaba, por su
vejez, y enfermedad del Padre Thomas Fildi que no se atrevió a embar-
car por razón de ella.
Finalmente se resolvió vencida toda dificultad y estorbo partirse
luego imitando este perfecto obediente Angel de la tierra a los del cielo,
de quien dice David, que hazen y oien la voz de Dios enseñando la
presteza y promptitud de la obediencia, y que oir; hacer; y executar a de
ser toda una que apenas esta dicho, quando hecho, o por mejor decir
antes hecho que dicho y executando que mandado y de la exacta obe-
diencia del Padre me prometa que aunque estava tan bien ocupado en
la convercion de tantas Provincias infieles, y tan desamparados en los
fines de la tierra a imitación de nuestro gran Apostol Xavier a la voz de
la obediencia, que es voz de dios, no hallando embarcacion se hechara
al agua para ir adonde le mandavan. Pero no fue menester, por que ven-
cidos de su contancia y pesuadidos de su buelta, que para mas deslum-
brarlos paso el dia de la Assumpcion152 víspera de su partida todo lo
mejor que tenia en el altar, como quien dexaba prendas, desistieron de
su amorosa porfia, y se partio de la Ciudad con sentimiento universal
de todos cargando grandes y pequeños sobre el al salir de casa y bajar
152
Según el P. Lozano (1754: 461-464), salieron el día de la Asunción (15 de agosto)
de 1602, llegando a la ciudad de Santa Fe donde misionaron. Al arribar a Córdoba, el
P. Ortega hallo una orden para presentarse en el San Tribunal de la Inquisición de
Lima, quedando injustamente arrestado durante cinco meses, y luego en el Colegio de
San Pablo en Lima, hasta que después de un proceso de dos años el tribunal com-
probó su inocencia. Profesó su cuarto voto el 20 de noviembre de 1605 y luego fue
enviado a misionar entre los chiriguanos con el P. Jerónimo de Villarnao.

90
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

al Rio con tantas lagrimas y sollozos que representaran al bivo el sen-


timiento que en semejante ocasion hicieron los de efeso en la despedida
de su Apostol y maestro Pablo lamentando cada uno y mas en especial
los pobres y los desamparados Yndios como mas necessitados de su
ayuda y [97] amparo sin duelos que enternecieran las piedras maior-
mente quando ya se hizo la balsa a la agua, alli fueron las lagrimas de
los hombres, alli los llantos y alaridos de las mugeres, y niños iendo
apriesa por la playa de tropel, siguiendo la balsa hasta que la perdieron
de vista, y con raçon mostraron este sentimiento pues como deze Filon
Hebreo faltarle un varon justo y santo a una Ciudad, es como faltarle la
columna a la casa, o el pilar y firmeza al edificio, o como faltarle al
cuerpo el alma, pues el es el que alcança el rocio de la gracia, y pluvia
abundante de los dones celestiales del Señor y la cura y remedio de
todos los males y pecados y tal era el Padre Lorençana amparo de po-
bres, consuelo de viudas defensor de virgenes recogidas, consejo de
ignorantes, luz de eclesiasticos, y cabeças de la republica, coluna en
que estribava todo lo bueno, y como el alma y vida de aquel cuerpo, y
todo les parecia lo perdian en su ausencia, si bien no fue assi como ve-
remos, y el Padre cuyo coraçon no era de piedra ni diamante, sino de
tierno Padre les hizo compañía en el amor y sentimiento en su partida,
pero sobre todo triunfo y cantó victoria la obediencia.
Navegando por el Rio Paraguay y Parana abajo llego a Santa fe
con prospero viaje, y luego se partio a Cordova con el Padre Manuel
Ortega adonde hallo al Padre Rector Juan Romero que avia llegado de
Salta despues de aver echo su profession de quatro votos en manos del
Padre Visitador, con orden que luego que llegase del Paraguay el Padre
Lorençana la hiziesse aviendo precedido los exercicios, y demas dili-
gencias, y el Padre con grande solemnidad y administracion del Pueblo
de ver aquellas muchas y santas ceremonias hizo su profession dia S.
Andres Apostol153 grande amador de la Cruz que tanto se regalo con
ella hasta morir en sus braços, a quien avia de imitar el nuevo professo
que sus regalos eran [97v] eran morir en ella todos los días y todo el dia
como dice el Apostol, teniendo a dicha tener en su entrada en la Com-

153
Fue en Córdoba, el 30 de diciembre de 1602 (Storni, 1980: 166).

91
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

pañía y en el sacerdocio, y grado de professo tan grandes Apostoles por


exemplares y patrones.
En Cordova, y en San Tiago se aplicó todo como lo tenia de
costumbre al bien de las almas, predicaba con el espiritu que siempre
estrañando algunos su entereza y energía en reprender vicios especial-
mente tocando a agravios de Yndios, de quien fue siempre valiente de-
fensor, y como lo ordinario como dizen a donde ay llaga eseveca la
trementina algunos vecinos encomenderos se sintieron mucho contra el
Padre no teniendo el aprecio que devieran de su doctrina, sirviendoles
por su mala disposicion el agravio de la reprehencion como dice el es-
piritu santo, lo que el vinagre al salitre de inquietud bullicio y desaso-
siego bolviendozeles la triaca en ponzona, creciendo en maldad con lo
que dezian corregirse della, hirviendo sus lenguas en mururacviones y
quexas. Ni tuvo empacho un caballero de los mas principales de la tie-
rra de darlas al Padre Rector Juan Romero contra el Padre Marciel a
quien respondio con seriedad que el Padre Lorençana era sabio, santo,
y docto, y hazia muy bien en reprehender los pecados segun la obliga-
cion de su officio, mayormente con el tiento y prudencia, que lo hacia,
con lo qual, y otros lances que se ofrecieron amainaron velas, y le mi-
ravan con otros ojos, respetandole y venerandole como a Santo en que
les dio mucho exemplo en Santiago el Governador don Pedro de Mer-
cado154, y en su casa con la singular estima y aprecio, que hizieron des-
te gran varon de que se aprovechara el Padre para enderecar a todos en
el camino de su salvación, y poner remedio en el mal estado de los vi-
cios y encomenderos de Yndios avisandoles con religiosa libertad de su
peligro, y ayudandoles a salir del, y dexando otras muchas [98] cosas
del servicio, y gloria de nuestro Señor, en que se ocupó en la governa-
cion del Tucuman el que nunca sabia estar ocioso por ser comunes a los
demas Padres.
Viniendo a su particular escrivio fielmente a nuestro Padre Ge-
neral Claudio Aquaviva de Santa memoria y al Padre Visitador y Pro-

154
Cuando el P. Lozano se refiere a estos acontecimientos, en vez de nombrar al go-
bernador Pedro de Mercado Peñaloza (1595-1600), se refiere al gobernador Francisco
Martínez de Leya (1600-1602), quien gobernadaba para ese tiempo (Lozano, 1754:
471).

92
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vincial del Peru el estado de su mission del Paraguay la necessidad es-


trema de tantas naciones y Provincias; el sentimiento de la Ciudad en
su partida, remitiendo las cartas della bien llenas de quexas y amargos
sentimientos, que movio a los superiores a pia compassion y lastima en
que se mostro el santo zelo del Padre Juan Sebastian, que siempre
apoio y defendio esta mission como quien sabia sin duda con luz del
cielo lo mucho que nuestro Señor avia de ser servido y glorificado en
ella, y que aquella casa del Paraguay savia ser madre y seminario de
todas las missiones, y assi ordenaron al Padre Marciel que volviesse
luego a la Assumpcion y prosiguiese lo que con tanta gloria de nuestro
Señor y bien de las almas avia començado.

Buelve el Padre Marciel de Lorençana al Para=


guay, y dale principio a esta Provincia
Capitulo. XI.
Vino esta orden a muy buen tiempo, porque en la ausencia del
Padre Lorençana llegó a aquella Ciudad por obispo della Don Fray
Martín Ignacio de Loyola155 de la orden serafica, sobrino muy cercano
de nuestro glorioso Patriarca S. Ignacio, y quando supo la partida de los
Padres, y experimento junto con toda la Ciudad la gran falta que
hazian, y el fruto tan colmado que se avia cogido con su estada, y las
ansias, y clamores del [98v] del Pueblo por su buelta escrivio luego una
carta llena de amorosas quexas y sentimientos al Padre Juan Romero
diciendo entre otras cosas, que mas frutos avian cogido el Padre Loren-
çana, y su compañero en aquella Ciudad, y toda la tierra con ser dos
solos, que muchos en el Peru, que le rogava con todo encarecimiento se
les bolviesse luego para ayuda y consuelo suyo, y de todo su obispado,
el qual no ubiera aceptado si supiera se faltava la Compañía, anadiendo

155
Martín Ignacio de Loyola (Eibar, c.1550-Buenos Aires, 1606), además de ser so-
brino nieto de San Ignacio, fue un navegante y misionero que dio la vuelta al mundo
dos veces, dejando relatos de gran incidencia en su tiempo. En 1594 partió a las Indias
y fue nombrado obispo del Paraguay en 1601, convocando al primer sínodo de la
región que puso énfasis en la mejora de las relaciones laborales de los indígenas, de la
mujer y la evangelización en lengua guaraní, tomándose el catecismo oficial que abía
traducido fray Luis de Bolaños.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

que si no venia en tan justa peticion, se avia de quexar al Papa, y al


Rey, y al Padre General.
Fue esta carta de muy gran gusto y consuelo al Padre Rector
Juan Romero, reconociendo la divina providencia, pues llego a tiempo,
en que pudo conceder al obispo lo que pedia, y no fue de menor al Pa-
dre Marciel, viendo //presente\\ el fruto de su obediencia, alcansando su
venida lo que no pudiera su quedada, y ansioso de bolver a emplearse
en la conversión de aquella gentilidad repartio luego a Santa Fe llevan-
do por compañero en lugar del Padre Ortega (que por sus enfermeda-
des no pudo bover) al Padre Joseph Cataldino156, que para el affecto
avia sido embiado de Lima, y tubo a gran dicha comenzar sus missio-
nes (que prosiguia y prosigue hasta agora con mucha gloria de nuestro
Señor) con tal maestros.
Embarcaronse para el Paraguay por octubre de mil y seiscientos
y cinco, y tuvo el Padre Marciel en el Parana un alegre dia y dichoso
encuentro del obispo Don Fray Ignacio de Loyola, que bajaba visitando
su obispado por el Rio de la Plata a buenos ayres, que quando vio cum-
plidos sus deseos, quando menos pensaba fue tanto maior el gozo quan-
to mas repentino y menos esperado y mayor de lo que puede explicar la
pluma. Acarició y regalo al Padre favoreciéndole con una muy honorí-
fica y amplia facultad para si y su compañero firmada y sellada para

156
El P. José Cataldino (Fabriano, 1571-San Igancio, 1653), si bien era italiano, fue el
segundo jesuita de la provincia del Perú, después de Lorenzana, que llegó al Para-
guay. Ingresó a la Orden después de cursar en el colegio romano de los jesuitas y
ordenarse sacerdote. Cuando lo hizo cambió su nombre de Soccorso por el de Giu-
seppe. Como novicio fue enviado al Perú, llegando a Lima a fines de 1604 en la ex-
pedición del P. Torres. Un año después estaba en Asunción y, creada la provincia del
Paraguay, trabajó con el P. Simón Mascetta en el Guayrá, fundando las reducciones
de Loreto (1610) y San Ignacio (1611). Fue protagonista de las invasiones bandeiran-
tes que trasladaron las reducciones de los ríos Paraná y Uruguay en 1631, fundando la
reducción de San José y alcanzando a ser superior de las misiones entre 1644 y 1646
(Storni, 2001: ) Es interesante resaltar que el P. Cataldino aprende la lengua guaraní
con el P. Lorenzana y a partir de entonces y como señala Lozano que, una vez que “se
vio luego desembarazado del impedimento de la lengua, procuró restaurar, é toda
sarisfaccion, con los Indios el tiempo inculpablemente perdido”. Recién entonces
comenzó una misión con los indios tobatines quienes lo llamaron “pay yequacubo”
(Lozano 1754: 506-507).

94
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

quanto [99] se le pudiesse ofrecer en su obispado, prometiéndole (no


sabiendo quan cerca tenia la muerte) daría muy en breve la vuelta para
gozar de cerca de su Santa conversacion y fruto de sus trabajos, dispi-
diendose con tierno sentimiento del Padre que le besó la mano con las
devidas gracias por tantas mercedes y favores.
Muy pereseso estava el comun enemigo del bien de las almas de
ver subir al Paraguay a quien con tanto fervor, y aliento se las sacava de
las uñas, y permitiendolo nuestro Señor para mayor prueba y mereci-
miento de sus siervos levantó una tan terrible tormenta y borrasca en el
Parana con laje tan deshecho que hundió y anego la balsa desamparan-
dola los Yndios, ya con la muerte alsoja dexando al Padre en evidente
peligro de la vida peleando con las furiosas olas que quedavan su furia
en el Padre Marciel, mas cuidadoso de su alma que de su vida, ya con
el agua a la boca; y sin saber nadar y assi se confessó con el Padre Jo-
seph que estava cerca, ya para morir arrojandose confiadamente en las
manos de nuestro Señor que el solo era su esperança, y no le salio vana,
pues esta le sustento sobre las aguas no hundiendose en ellas a lo que se
cree milagrosamente que le sacó a el y a su compañero a paz y a salvo
de aquel peligro, dando animo y fidelidad a un Yndio en su socorro
quando ya estava al parecer sin esperança alguna de remedio resevan-
dole para mayores cruzes y combates, y para salud de muchos pueblos
y Provincias.
Prosiguieron su navegacion157, llego la alegre nueba a la As-
sumpcion de la buelta del Padre Marciel y fuera larga de contar los
regosijos fiestas, albricias, y premios con que fue recibida correspon-
diendo el gozo de la entrada a el dolor de la salida; concurrió toda la
nobleza y pueblo con mayores demostraciones de alegría que si vieran
llegar o resusitar [99v] o resusitar a sus propios Padres; y los que mas
se señalaron fueron los Yndios como mas necessitados de su doctrina y

157
Según el P. Lozano (1754: 499-501) remontaron el Paraná en una balsa pequeña
compuesta de dos canoas “ó largos Camellones” trabados entre sí con otros dos palos,
sobre los que “estriba una casilla bien incómoda”. Además agrega que a la “menor
alteración, ó del viento, ó de las ondas, imprimiendo su impulso en la débil maquina,
trastorna la casa con riesgo de los navegantes. Agrega que con aquel percance los PP.
perdieron víveres, libros y ornamentos sagrados.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

amparo hallo en casa con gran gozo de su alma al Padre Thomas Fildi a
quien dejo enfermo de sus años y achaques, y en ausencia suya avia
edificado con su santidad y simplicidad columbina y ministerios segun
sus fuerças aquella ciudad y el Padre Marciel cuyo vivir era trabajar
por Dios bolvió a entablar todos los ministerios de la Compañía, Doc-
trinas, escuela de niños estudios y sermones como al principio y muy
en especial el ministerio y doctrina de los Yndios por ser la primera y
mas principal ocupacion de los de la Compañía en estas partes, como
fin a que la Magestad catholica nos enbia a ellas fundandoles su cofrad-
ía por especial comision del obispo debajo del nombre y amparo de
Jesus con que creció y se aumentó mucho.
Entre otras cosas en que reconoció el Padre Lorençana la divina
providencia despues de su llegada158 , fue ver claramente que lo que
toda la ciudad mirandolo con los ojos humanos juzgó por ierto, fue
acierto, y lo que todos tuvieron por perdida fue ganancia, pues quando
vieron salir la Compañía de su ciudad ya lo juzgaron todo por perdido
con poca esperança de que aquella casa bolviese a poblarse de ai tomo
nuestro Señor ocasion y muy principalmente de la prompta y humilde
obediencia del Padre Lorençana para fundar esta Provincia para tanta
gloria suia, y bien de las almas, por que con el sentimiento de la ida del
Santo Padre escrivio el General Don Antonio de Añasco159 Caballero
158
El PP. Lozano (1754: 504) transcribe una carta de los PP. Lorenzana y Cataldini
dirigida al provincial Esteban Páez donde comunican que llegaron a Asunción el día
13 de diciembre, expresando que lo hicieron con mucha dificultad “perdiendo muchas
de las cosas, que traíamos para esta nueva Casa”, siendo muy bien recibidos por los
vecinos. También escriben que encontraron bien al P. Fields y comenzaron “las Doc-
trinas públicas en las Plazas, abrieron Escuela de niños, y de gramática, como al prin-
cipio, y con especialidad se dio calor al ministerio de doctrinar los indios, por ser el
principal, y aun primario empleo de los Jesuitas en estras partes”. Agregando que el P.
Lorenzana, por especial recomendación del obispo, creó una cofradía bajo la advoca-
ción del “Dulcísimo Nombre de Jesús”
159
Don Antonio de Añasco Melgarejo (Sevilla, 1559) era caballero hijodalgo, llegado
al Río de la Plata con 14 años junto con su tío don Francisco Ortiz de Vergara, luego
gobernador del Paraguay. Contrajo matrimonio en Asunción con doña Ana Ocampo
de Saavedra, dejando una larga descendencia. El gobernador Hernandarias, su cuña-
do, lo nombró Teniente general de la gobernación del Río de la Plata en 1597 y en
1606. Gobernador de las ciudades del Guayrá.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

principal, y pio, y toda la Ciudad cartas tan apretadas a nuestro Padre


General Claudio con relación de todas las Provincias de Ynfieles desti-
tuidos de todo remedio, que juntas con las del Padre Marciel de quien
nuestro Padre tenia grande opinion, no obstante aver escrito en contra
Padres muy graves de la Provincia del Peru [100] se inclinó a fundar
esta Provincia.
Para hazerlo con mas maduro acuerdo comunicadas las cartas y
encuentro de razones con los Padres Asistentes les encargo suplicassen
a nuestro Señor les diesse asierto y luz de su Santa voluntad; y para
mejor alcancarla se recogio el Santo General a exercicios al Noviciado
de S. Andres160 a donde se tiene por cierto que con divina ilustracion o
revelacion alcanço ser su voluntad la fundacion desta Provincia, pues
como me conto el Padre Bartolome Perez de Nueros Assistente enton-
ces de España como testigo de visita quando me embian esta Provincia,
siendo Provincial de la de Toledo con estar el negocio tan controverso
y dificultoso y remitido y aplazada consulta de los Padres Assistentes
saliendo un dia de oracion mostrando en el semblante y accion alguna
cosa mas que natural y ordinaria le llamo y sin mas consulta le dixo
determinado estoi de fundar la Provincia del Paraguay, como al punto
lo hizo nombrando por su primer Provincial al Padre Diego de Torres,
y la principal causa y motivo para hazerlo y es que fundó la determina-
cion que con divina Ylustracion tomo fue la carta del Padre Lorençana
escrita en ocassion de su salida como el Padre Assistente se lo escrivio
mandole dar de parte de nuestro Padre se bolviesse luego y trabajasse
en la conversion de aquella gentilidad con animo muy cierto y seguro
de compañero por ser esta Provincia hija de oraciones de nuestro Padre
y estar muy animado a ayudarla como el lo haría tambien de su parte, y
dejando a la historia de la Provincia, mas larga narracion y los estorvos
y dificultades que hubo en la execucion demandas y respuestas (no pu-
diendo prudencias humanas resistir al decreto y determinacion divina)
ni mover a nuestro Padre Claudio a inovar en acuerdo tomado con luz
del cielo.

160
Se refiere al noviciado de San Andrés del Quirinial, cuya iglesia fue proyectada
por Bernini y construida en Roma entre 1658 y 1679.

97
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Prosiguiendo mi intento basta dezir que nuestro Padre General


bolvio a escrivir [101v] a escrivir se executasse lo ordenado, con que el
Padre Diego de Torres con onze compañeros doctos y de mucho espíri-
tu, quales convenia fuesen los que Dios escogia por piedras fundamen-
tales desta nueba Provincia entró a fundarla al fin del año de mil y seis
cientos y siete y mientras junto congregacion en Chile eligiendo por
Procurador a Roma al Padre Juan Romero y dio principio a las missio-
nes de Arauco, y Chiloe; y en Tucuman a la mission de Calchaqui, y
asiento a las cosas de la Provincia, llego alegre nueba al Padre Loren-
çana a la Assumpcion y cartas del Padre Asistente de la fundación de la
Provincia que se selebró con accion de gracias y regosijo de toda la
Ciudad, que tuvo tanbien respuesta de nuestro Padre General a las su-
yas con el devido reconocimiento a su buen depacho y felis suerte por
aver conseguido su desseo, y los Padres con mas animo esperando cada
dia nueba ayuda aspiravan a grandes empresas, y a penetrar por lo mas
remoto de las Provincias Ynfieles.

Algunas Persecuciones que le levantaron


Contra el Padre Marciel de Lorençana
en la Assumpcion
Capitulo XII.
En este interin que llegaba el Padre Provincial Diego de Torres
el demonio que no duerme inquieto la tierra con ocasion de una tray-
cion y muertes de españoles que hizieron los Yndios del Rio Paraguay
arriba, y el Tiniente General salió con gente de guerra a castigar los
malechores; y en lugar de hazer guerra a los culpados, la hizo a los in-
nocentes Yndios Guatos161 contra toda razon y justicia, y contra su in-
clinación natural que era noble y clemente a persuassion de gente sin
[101] temor de Dios, y los trajo captivos a la Assumpcion viniendo

161
Ocupaban prácticamente toda la región pantanosa del sudoeste del Mato Groso del
Sur y Bolivia, y sobre todo, en las islas del río Paraguay. Su presencia fue registrada
por viejeros y cronistas desde el siglo XVI, como Alvar Núñez Cabeza de Vaca
(1543). Cuando a principios del siglo XVIII los bandeirantes paulistas descubren oro,
los guatos pasaron a perder gran parte de su territorio.

98
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

muy ufanos y victoriosos contra quien en nada les avia ofendido; y co-
mo la codicia y ansia de esclavos ciega tanto en estas tierras, no ubo
quien se pusiesse de parte de los captivos inocentes ni bolviesse por
ellos, afeando al Capitan y soldados su injusticia y la gravedad de su
pecado, y aviendolo sin duda hecho a solas el Padre Lorencana sin sur-
tir effecto andando ya los esclavos con rotura de mano en mano, se de-
termino de bolver por la causa de Dios y por la justicia, e inocencia de
aquellos pobres Yndios captivos, como lo hizo en sermon en la Cat-
hedral con espiritu, y entrega de un christiano exortando a penitencia
los culpados, y que restituiessen en su libertad los captivos, amenaçan-
doles con la ira de Dios por los agravios e injusticias y sangre inocente
derramada.
Estava oyendo el Pueblo todo el predicador con admiracion y
los que tenían culpa con temor y espanto, y el Padre con esperança del
fruto que pretendia de su sermon, quando el Demonio pesaroso de su
bien incito a un Prebendado thesorero de aquella Yglesia a que repenti-
namente lebantandose y saliendo de su silla con voz alta y desentonada
le mandasse callar, y que se bajasse del pulpito, y se fuesse a su casa
obedecio al punto el humilde y Santo varon, y quitandose el bonete con
grande mansedumbre y modestia sin replicar ni hablar palabra, se bajo,
y fue a casa mostrando no menos su valor, y fortaleza christiana en su-
frir tan grave injuria, que avia mostrado en reprehender tan manifiesta
injusticia, dexando al Pueblo todo atonito y edificado con su profunda
humildad, y paciencia, hablando mas, y con mayor eficacia, callando
que si hablando huviera acabado su sermon, y su silencio reprehendio
tan agriamente el coraçon del atrevido, por aver hecho accion tan in-
digna de la authoridad de su persona y officio, que sirviendole [101v]
sirviendole su misma conciencia de juez el mismo se condeno al punto
y dijo y exclamo contra si mismo con espanto, o que mal he hecho, y si
hizo agraviando no tanto al Padre quanto a la Divina Palabra, y la san-
gre inocente y libertad de los pobres indios indefensos, que sin duda
dando clamores al cielo ante el tribunal de la Divina justicia, que el
Padre defendía la alcançaron y sentencia de muerte contra el, como
mostro el efecto començando el tormento por el que le daba su propia

99
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

conciencia, el tiempo que el vivio hasta que murio, con la pena, y An-
gustia que se deza entender, por tan enorme maldad.
Desde el dia que le enterraron se oyo de noche un grande y es-
pantoso ruido en el coro de la iglesia cathedral de la Assumpcion como
quien se paseava con ruido de cadenas, del coro al pulpito, y del pulpito
al coro dando palmadas, y no falto quien dijesse, que le oyo decir con
voz lastimosa el Padre Lorençana me atormenta. Lo cual todo puso
grande espanto en la Ciudad viendo las demonstraciones, que nuestro
Señor avia hecho en el agravio e injuria, a su ministro y siervo, y movi-
do a compasion de tan lastimosas vozes fue al Padre una persona pia a
pedir perdonase al Thesorero para que cesasse su tormento; Petición
escusada sabiendo todos quan facil era en remitir propios agravios el
santo varon: con este caso crecio en aquella Ciudad el credito, y opi-
nion del Padre Lorenzana, que siempre fue tan grande, y tanto el amor,
y veneracion que le tenían en general, que parecía (digamoslo assi) me-
nos favor que nuestro Señor hazia a este su siervo, la universal accla-
macion, y aplauso, que todos le hazian, y que para ser piedra funda-
mental de aquellas missiones Apostolicas, le faltava la semejança, de
los que fueron de la iglesia, de golpes de persecuciones con que aque-
llas piedras preciossas descubrieron los resplandores de su fineza y va-
lor; pero tenialo guardado para mejor tiempo, que era quando ya se
fundaba de proposito el edificio y [102] Provincia llenandole las medi-
das i senos se su feroroso pecho destas ricas lojas como se vera en el
discurso desta historia162.
Porque demas desto no le fue de pequeño contraste el nuevo
obispo que por muerte de D. fray Ignacio de Loyola (que estimaba,
favorecia y amaba la Compañía y muy especial al Padre Lorenzana
como se dijo) le sucedio en el obispado, y aunque docto i zeloso de sus
ovejas dio en desfavorecer la Compañía, y si bien el Padre le procuro

162
El P. Lozano (1754: 511.512) transcribe una carta del P. Lorenzana al provincial
donde manifiesta que por ese tiempo, los miembros del Cabildo redactaron una in-
formación a la corona y al Conzejo de Indias, con 14 testigos: “probando la utilidad, y
provecho grande espiritual, que esta Ciudad, y Provincia, sentía con el exemplo, y
Doctrina de los Religiosos de la Compañía”, y solicitando sean enviados más jesuitas.

100
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

servir, y ganar sin darle opcion el las buscaba como de proposito,


haziendole disfavores, y dandole de suios (por ventura con buena inten-
ción) no gustando de aquel universal recurso, que toda la Ciudad assi lo
eclesiastico, como lo seglar tenia al Padre y a nuestra casa, juzgando (a
lo que se puede entender) que era debido a sola su persona ni llevaba
bien la fortaleza y constancia, con que el Padre Marciel predicaba, y
condenaba contra su sentimiento el trato de los indios injustamente cap-
tivos que vendían los Guaycurus en la Ciudad, comprandoselos los de
ella que era ocasion a aquella gente barbara, y sangrienta, a maiores
insultos, y matansas, haziendo guerras injustas, a las naciones circun-
vezinas matando y captivando los inocentes por el cebo del rescate,
razon que hizo tanta fuerça al obispo D. Fray Xrisptoval de Aresti163,
su sucesor, años despues que en un sinodo Diocesano, en que se hallo
presente el mismo Padre condeno este trato por illicito, y le prohibio
con censuras; mas bolvieno a su antecesor llego a tanto la punta, y con-
tradiccion que el obispo hazia al Padre, que ya a lo descubierto, en pu-
blico y en secreto tenia como por honrra y estado, opponerse a su doc-
trina, y buenos dictamenes, de que se le recrecieron muchos desprecios
fruto que el mucho deseaba, como adelante se vera; con que acabaron
de enterarse que el alto concepto que antes tenían, de la excellente vir-
tud deste Santo Padre, quando estaba honrrado de todos, era muy inter-
ior, al que [102v] al que merecia por la que mostrava en sus deshonras
y desprecios, y con razon pues la paciencia en ellos es cosa tan divina
que culpa Tertuliano a los Indios por no aver conocido y descubierto la
divinidad de Xrispo Señor nuestro en la paciencia de las injurias, que
ellos le hizieron, no repazando que era mas que hombre el que sufria lo
que no suelen los hombres, y bastante a creer que era cosa mas que
humana, y de casta superior y divina esta virtud, y assi en los que la

163
Ciertemante Aresti fue sucesor, pero mucho tiempo después. El sucesor de Loyola
fue el dominico Reginaldo de Lizárraga entre 1607 y 1615. Fray Cristóbal de Aresti
(Valladolid, c. 1570-Potosí, c. 1638) era de la Orden de San Benito. Fue designado
obispo del Paraguay en 1628, arribando a Asunción al año siguiente. En 1631 orga-
nizó el Segundo Sínodo de Asunción, del que se tratará más adelante, visitó las mi-
siones jesuíticas que defendió ante los ataques de los bandeirantes que no pudo conte-
ner, presenciando la destrucción del Guayrá. En 1636 el Papa Urbano VIII lo designó
obispo de Buenos Aires.

101
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

reconocieron en el Padre creció la estima que del tenian si bien el vulgo


segun es de inconsiderado, e inconstante no alcançando raçones tan
superiores viendo la adverssion de su obispo dio gran baja del alto con-
cepto que del Padre y de los suyos tenia; tanto puede el exemplo de la
cabeça, y tan poco firmeza tienen los juicios de los hombres en quien
ay poco de fiar.
Como en su propia persona nos dio exemplo nuestro celestial
maestro christo para enseñança nuestra, pues los que pocos días antes le
avian, recibido como a su Rey y Mesias a voz de pueblo a sus ojos an-
teponiéndole un omicida y cedicioso con desprecio y clamores le pidio
para la muerte y muerte de cruz [103]

LIBRO SEGVNDO
De la Vida del Venerable Padre Marciel de
Lorençana Apostol del Parana
Llega el Padre Provincial Diego de Torres a la
Assumpcion encargale de las Missiones
de los Guaycurus, Guayra y Parana
Capitulo Primero.
Este era el estado de las cosas de la Assumpcion quando el Pa-
dre Provincial Diego de Torres aviendo gastado año y medio en dar
asiento a las de la Provincia en Chile y Tucuman164, y sus missiones, ya
164
El P. Torres pasó al Tucumán con trece compañeros y tres novicios. En Humagua-
ca encontró al P. Valtorano, en Jujuy fue recibido por el P. Viana y en Santiago del
Estero por los PP. Morelli y Romero. Este último como superior y maestro de novi-
cios partiría a Córdoba. En la que pretendía ser la capital administrativa de la Provin-
cia del Paraguay, ya había residencia e iglesia desde 1599, hallándose allí el P. Dario.
Era el verano de 1608 y se convocó a la Primera Congregación Provincial para tratar
varios asuntos y sobre todo elegir procurador a Europa. Se optó por hacerla en Santia-
go de Chile por encontrarse mayor número de profesos. Partieron para la cordillera,
excepto el P. Lorenzana por residir muy lejos, quedando en P. Dario en Córdoba
como superior de la residencia y maestro de novicios, pues el P. Romero no solo fue
de la partida sino que luego fue elegido procurador y viajó a Europa. Regresaron antes
del otoño a Córdoba y nombraron por superior de ella al P. Viana, a la de Santiago del
Estero al P. Dario, para la de Asunción el P. Griffi y Santiago de Chile, donde se
instalaría provisoriamente el Colegio Máximo de la provincia, al P. Vázquez Trujillo

102
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

de mediado el año de mil y seis cientos y nueve subio al Paraguay, co-


mo a la principal parte de su Provincia el fin de su fundacion, [104] y
blanco de sus fervorosos intentos, adonde hallo al Padre Marciel de
Lorençana con muy gran consuelo suyo por volver a ver como [~] a
quien tanto celebraba la fama por sus hechos y ferforosas missiones,
aumentandosele el goso quando ya por comunicacion y trato halló un
varon al talle y medida de su desseo y del fin principal que nuestro Pa-
dre General Claudio escrivio que toma en fundacion de la Provincia,
que a la conversion de los Ynfieles, y aviendo comunicado entre si los
medios para que llegasse esto a devida execucion concurrió la divina
providencia a los Apostolicos intentos destos dos grandes varones con
que por aquel tiempo se hallasse en la Assumpcion Hernandarias de
Saavedra165 Governador y Capitan General del Paraguay y Rio de la
Plata, Cavallero no menos pio que baleroso, y aunque guerrero muy
celoso del bien de los Yndios, y de su doctrina, y grande amigo del Pa-
dre Lorençana, de quien supo el animo generoso y superior del Padre
Provincial para grandes empresas del bien de las almas en especial de
la conversion de los Ynfieles de aquellas Provincias no acobardandose
a ello el verse en aquella ocasion con pocos Padres pues aunque pocos
por su mucho espiritu equivalian a muchos.
No hablo a sordos el fervoroso missionero por que el Governa-
dor se fue gososo al Padre Provincial y sobre el seguro y confiança
dada le pidio en nombre del Rey quatro Padres para dos missiones. La
primera para Guayra adonde avia summo desamparo, y muchas Pro-
vincias Ynfieles (como se dixo) otros dos para la nacion Guaycuru in-
domita y cruel, concediendoselo el Padre con tener pocos sujetos em-

(Lozano, 1754: 707 y ss). Llegó a la residencia de Asunción el 23 de octubre de 1609


(Lozano, 1755: 123) y recordemos que en ella se encontraban los PP. Loenzana y
Cataldino, quienes solían misionar en el pueblo guaraní de Guarambare.
165
Hernando Arias de Saavedra (Asunción, 1561-Santa Fe, 1634), fue un hidalgo,
conquistador y explorador, primer nacido en América que ocupó el cargo de goberna-
dor (1596-1599, 1602-1609 y 1615-1618), siendo hijo de quien fue gobernador inter-
ino de la misma plaza, Martín Suárez de Toledo y yerno de Juan de Garay. Previa-
mente fue teniente de gobernador de Corrientes, Santa Fe y Asunción. Entre una re-
conocida trayectoria, cabe mencionar la particular deferencia a favor de los naturales.

103
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

biando a la primera a los Padres Joseph Cataldino, y Simon Maseta; y a


los Guaycurus a los Padres Vicente Grifi, y Roque Gonzalez de Santa
Cruz166 dicipulo en letras, y espiritu del Padre Marciel, digno de tan
gran maestro que movido [104v] que movido con el exemplo de su san-
tidad entro en la Compañía con tanto caudal y buen nombre que recibi-
do del Padre Provincial luego le jusgo por apto para una de las mas
dificultosas missiones que la Compañia a hecho en las Yndias, a cuya
excelente virtud tania nuestro Señor y a preparado la corona y palma
del martirio (como adelante se dira) y luego se partieron con gran gusto
del Governador, y la bendición del obispo aviendolos el Padre Loren-
çana aviado de ornamentos y todo lo necesario con grande caridad y
leberalidad; que aunque su pobreça era grande, su caridad era mucha,
quedando por una parte gososo de ver ya cumplido sus desseos de la
conversion de la gentilidad, y por otra embidioso de su buena suerte por
ser su desseo no solo ayudar embiando a quien trabajase, sino de hacer-
lo el personalmente ayudando a ganar almas a su Criador con su sudor
y si fuese necesario a costa de su sangre y de su vida.
Mas el Señor que le tenia escogida en su eterna providencia por
exemplar de missionero y Apostol de los Paranas (que belicosos y so-
bervios avia muchos años sustentavan las guerras contra el español con
valor y orgullo) movio por este mismo tiempo a un Casique Parana
valiente en la guerra, pero de buen natural inclinado al bien llamado
Arapisandu167, que fuesse al Paraguay de paz al Governador Hernanda-
rias de Saavedra, y le pidiese sacerdotes que les predicasen el Santo
Evangelio, y llegó a tiempo que navegava ya al Rio abajo a Buenos

166
Fruto de estas expediciones se fundaron en el Guayrá las reducciones de Nuestra
Señora de Loreto en el Pirapó y la de San Ignacio en Atiguayé. Mientras que entre los
guaycurúes fundaron la reducción de Nuestra Señora María de los Reyes en el lugar
llamado Yasocá.
167
Arapysandu (el que escucha las voces del universo) era el cacique principal de los
Paranás que vivían en una población ubicada a doce leguas del Tebicuary. Junto con
otros caciques que juntaron a los PP. Lorenzana y San Martín fundaron la reducción
de San Ignacio a fines de diciembre de 1609. Al bautizarlo el P. Lorenzana agregó al
suyo el nombre de Tomás, teniendo larga descendencia que habitó en San Ignacio
Guazú.

104
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ayres y tuvo suerte el Casique de hallarle en un puerto quatro leguas de


la Ciudad, a quien dixo que ya dexadas las armas, y el ser antiguo de
sus pasados, querían no solo la paz, pero ser Xrisptianos, y quien les
predicasse la Ley de Dios en sus tierras, Holgose en gran manera el
Governador con enbajada de tanto gusto, y no obstante [105] la priesa
bolvio bolando a la Ciudad llevando consigo al Cacique, fuesse al
Obispo, diole las alegres nuevas de la embajada de los Paranas, suplico-
le con grande instancia que pues la Compañía avia proveido con tanta
voluntad de religioso en tanta penuria dellos a las Provincias del Guai-
ra, y Guaicurues, se sirviese su Señoria de dar sacerdotes al Parana, no
salió a ello el Obispo y obligado el Governador lo fue a comunicar con
el Padre Provincial.
Bolvieron entrambos juntos a animarle y apretarle con la impor-
tancia del negocio, y que perdida aquella ocasion en muchos años no se
ofreceria otra semejante: a que respondia con resolución, que no quería
embiar sus clerigos para que se los matassen y corriesen los Paranas
como solian y añadió que si quería clérigo se avia de dar suficiente es-
tipendio para su sustento, y muy buena escolta de soldados para la se-
guridad de su persona, y dejado aparte el estipendio que era lo que tenia
menos dificultad, lo que mas fuerça le hacia era el temor no le matasen
los Paranas sus clerigos, y no sin fundamento por la noticia cierta que
tenia del natural belicoso dellos, con que muchos años con inquietud de
aquella Ciudad y toda la tierra avian sustentado la guerra haciendo
suertes lastimosas en los españoles, assi por el Rio impidiendo la nave-
gación, como por tierra dando en sus juntas generales, y borracheras
muertes cruelissimas alos captivos, tomando en ellos grandes y peque-
ños hasta los mismos niños nuevos nombres asu usanza al modo que
nosotros en el baptismo acosta de los que matavan con golpes y porra-
zos, que cada uno dellos con inhumana fiereza dava en el que avia de
ser muerto, coziendole sus carnes que comían y repartían a los ausen-
tes, llegando su orgullo a tanto que acometieron con exercito y cercaron
la Ciudad de S. Juan de Vera [105v] de Vera aunque con mal receso,
habiendo resistencia en varios encuentros, y acometimientos a los Capi-
tanes y soldados españoles, matando muchos, quedando las mas veces
victoriosos y ufanos con la mejor parte; y aunque tambien sabia que los

105
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

años antes el mismo Governador Hernandarias juntando las fuerças de


todas las Ciudades por agua y tierra en varios sucessos ya adversos, y
tanto que en la ultima refriega de la otra banda del aguapey tuvieron los
Paranas ya la victoria por suia; y el maesse de campo casi rendido; y a
prosperos por averse mudado la suerte, y quedado el Governador victo-
rioso y parte dellos dada la paz solamente de boca. Pero no avia queda-
do entre ellos español, ni ydo los Paranas a servir de proposito antes la
vida, que la libertad disposicion proxima para qualquier novedad, e
inquietud, que todo junto movia al obispo a pedir condiciones tan apre-
tadas que pusieron al Governador en mucho cuidado especialmente el
dar ecolta juzgando prudentemente, que meter soldados en el Parana no
era embiar paz sino guerra y mas justificada de parte de los Yndios
pues era cierto que no avian de sufrir sus agravios y vendria a ser la
recaida peor que la cayda y la cura mas dificultosa.
Como el Obispo no saliese a cosa que estubiesse a proposito y
al Governador se le hiziesse de mal perder la ocasión que Dios le em-
biava, y como ninguno diesse medio, le dio y hallo el zelo Sagrado del
Padre Provincial, y dixo no quiera el Señor que obra tan heroica y de
tanto servicio suyo se desbarate y mal logre por falta de quien salga a
predicar el Evangelio a los Paranas y de quien se arroje y aventure a los
peligros dela vida que se han propuesto, yo me encargo desta mision
aunque embie a ella el mismo Rector del [106] del Colegio: el Obispo
aprovó la traça y dixo sea en orabuena, vaya el Rector a la misión que-
dando muy gozoso el Cacique Arapisandu y los que le acompañavan
contentos por aver alcançado lo que pretendían, y mucho mas el Go-
vernador por haver hallado salida a cosa tan dificultosa, que la Ciudad
toda que se prometio paz y seguridad con la entrada de los Padres Muy
edificada y grata por tan liberal oferta y por la grande de animo con que
lo hizo el Padre Provincial ygualaba de su amor y zelo, que como dize
S. Gregorio si es grande acometer y emprender cosas grandes estriban-
do mas en Dios, que en las propias fuerças alentadoras con una viva
confiança en el que las daría a los pocos para trabajar como mucho:
pues no teniendo de quien echar mano en la Provincia de siete Padres
que tenia en el Colegio, y el uno dellos que era el Padre Thomas Fildi
enfermo, que de ochenta años sacó los seis a missiones de Ynfieles,

106
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

abraçando en ellas casi todas las Provincias en que después trabajaron,


y trabajan muchos y fervorosos obreros.
No menos mostro lo mucho que hacia en su Rector que era el
Padre Lorençana y el concepto que tenia de su virtud y obediencia,
pues sin averlo comunicado con el, ni aun con nadie de casa se ofrecio
tan liberalmente para esta mission, donde se exponía no solo a trabajos,
pero a peligros manifiestos de la vida con tanta seguridad, como que el
mesmo lo ubiera pedido, ni la esperança fue vana, a que sobre puso y
venció el hecho dela verdad, pues bolviendose a casa de la del obispo
(adonde avia pasado lo referido) y junta la comunidad dexo no ay quien
embiar, ni se atiende por el peligro que haremos quien ya quem mittam,
et quis ibit nobis, y diciendo estas palabras puso los ojos en el Padre
Lorençana fixandolos en el, y en el mismo [106v] mismo punto con
grande fervor y promptitud se hinco de rodillas y dixo imitando al San-
to Profeta Isayas: Ecce ego miteme: con intento deseo se cumpliesse en
el la divina voluntad, y el Padre Provincial, respondió piat in nomine
Domini bagase en el nombre del Señor echándole su bendición, que sin
duda la confirmó el cielo con la suya debida a tan prompta obediencia
que previno la voz del superior con la execucion della teniendo la señal
de la voluntad como pide nuestro Santo Padre Ignacio en su regla por
expreso mandamiento hecho ojos, puestos en los del superior como en
norte para seguirla, y apuntó manos y pies, manos a la obra, y pies al
camino y todo quanta era (con entero rendimiento de voluntad y juizio)
a la execucion promta y perfecta con que ganó la gracia del soberano
Rey a quien le es acepto y de gusto el ministro inteligente y que atiende
por señas presumiendole en premio de su presta obediencia con espe-
ciales favores, gracias y auxilios para tan gran empresa, a que luego se
pacto balda en cinta con grande edificación de los de casa, y admira-
cion de los de fuera; visto el peligro tan claro a que se exponía por el
bien de las almas todos cuydadosos del sucesso, tomada esra resolucion
el Governador prosiguió su camino y el Padre Rector dispuso con bre-
vedad el suio y recivida la bendición del Obispo, y los abraços amoro-
sos del Padre Provincial, y los de casa, se partió de la Assumpcion al

107
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Parana de mediado de diciembre del año del Señor de mil y seis cientos
y nuebe llevando al Padre Franciscco de S. Martin168 en su compañía.

Va por orden de la Santa Obediencia a Predicar


el Santo Evangelio al Parana, procura el
Demonio impedirlo Capitulo. II
[107]
Salió acompañado nuestro missionero y fervoroso conquistador
evangelico hasta Yaguaron169 diez leguas de la Ciudad el General Don
Antonio de Añasco y otros Cavalleros principales de la Ciudad170 con
muchas muestras de amor despidiendose del con abraços y lagrimas
que ahí lo corrian de sus ojos, pareciendoles no le avian de ver mas;
partió el Padre Rector de aquel pueblo dia de la expectación del parto
de la Santissima Virgen Nuestra Santa y fue en su Compañía hasta los
primeros pueblos de Yndios171; por la devoción y afecto que le tenia el

168
Francisco de San Martín (Toledo, 1581-¿?) ingresó a la Provincia de Toledo en
1599, obteniendo el sacerdocio en Sevilla en 1607, mientras esperaba embarcarse a
América. Llegó a Buenos Aires en 1608 y pasó a Asunción. En 1616 dimite, pasando
al clero secular (Storni, 1980: 261). Compuso una gramática en lengua guaraní (Lo-
zano, 1754: 752), basándose en la obra de Anchieta (1595) y los manuscritos de Bo-
laños, aunque no llegó a publicarse. El P. Torres se refiere a ella expresando “El Pa-
dre S. Martin ha tomado lalengua con tantas veras quela ha reducido a arte, cosa que
hasta agora noseauia acauado de hazer con perfec/perfeccion, yque sera de mucho
provecho” (Leonhardt, 1927: 87-88).
169
Yaguarón se ubica a 48 km de Asunción al pie del cerro homónimo. Comenzó en
1587 como reducción franciscana, siendo fundada por fray Luis de Bolaños y fray
Alonso de Buenaventura. Aún posee la imponente iglesia, costrudia entre 1755 y
1772, cuando ya lo franciscanos no se encontraban en ella.
170
Incluso el párroco de Yaguarón Hernando de la Cueva, quien sumó a varios caci-
ques de su pueblo (Lozano, 1755: 178).
171
Según la Carta Anua del P. Torres del 6 de junio de 1610 expresa: “fueron a la
provincia del Paraná que sera cinquenta leguas de la Assumpcion tierra adentro, serán
los indios como seis mil y como diez y ocho, o veinte mil almas asido siempre gente
muy belicosa, y con todo a domesticado parte della un Padre franciscano descalzo,
gran lengua gran siervo de dios y amigo nuestro”, refiriéndose a fray Bolaños y agre-

108
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

cura de aquel lugar; era tiempo de aguas, y los pantanos y ciénagas es-
tavan tales que era necesario yr el agua a los presos y los Rios tan cre-
cidos que para passarlos en vez de embarcacion por falta della se valie-
ron de un cuero de buey tirado en una soga a nado hasta que finalmente
llegaron al pueblo del Cacique Arapisandu, que viendo los Padres que
avia pedido y deseado en su tierra salió con toda su gente y casa gozoso
a recibirle, y los regalos y mesa esplendida de aquel dia fueron unos
frisoles o havillas sin mas adreço que estar cosidas sin sal pero su polen
tan bien al mortificado Padre y a sus compañeros por estar pisados con
la salsa de S. Bernardo que como el escivio gustaran los grandes Prin-
cipes en los nuebos manjares presiosamente adeçados que se ponen en
sus mesas hallan algún gusto de lo que a ellos sobrava.
Era vispera (quando el Padre llego) del alegre dia del nacimien-
to de Xrispto Señor nuestro, y asi dio luego traça de haber una chosa, o
cabaña pajiza en que celebrar aquella solene fiesta, representando muy
al vivo el portalico y santo pesebre de Belen entretejiendo entre las pa-
jas flores y celebrando en el sus misas, en aquella misteriosa noche y
mañana con muy grande consuelo y jubilo suyo, teniendo a gran dicha,
ofrecer al Padre Eterno la primera misa y sacrificio del cuerpo y sangre
de su unigenito [107v] unigenito hijo en noche y dia, en que el mismo
Señor por la salud del mundo avia nacido en semejante portal consa-
grandole en tan misteriosa fiesta aquella Provincia del Parana a su ser-
vicio, y a los Yndios causó gran consuelo y admiración el oyr el sagra-
do misterio de aquel dia, y en començar a ver las ceremonias santas de
la Iglesia: dos días se detuvo en aquel puesto, y dia del glorioso evan-
gelista S. Juan pasó al pueblo del cacique Abacatu, que con sus vassa-
llos que eran mucho recibió al Padre con muchas muestras de amor, y
su buena acojida le inclino a hacer alto en sus tierras, a donde levantó
una pequeña Iglesia.
A la fama de su venida concurrieron los Caciques comarcanos,
mostrando gran consuelo de verle; trayanle sus presentillos aque co-

gando “fue a introducir y ayudar a los padres un clerigo devoto de la compañía cura
de un pueblo circun vezino y llevo algunos caciques parientes de otrod paranaes”
(Leonhardt, 1927: 44) .

109
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

rrespondía al Padre con dadivas de cosillas, que ellos estiman, Y lo


principal con unas entrañas de amoroso Padre diciéndoles que su amor
le avia traido a sus tierras, para enseñarles el camino del cielo, y cono-
cer a su Criador, animandoles a que dexando sus pueblezuelos se junta-
sen todos a un puesto para mejor ser enseñados; corrió luego la vos
hasta el Rio Parana y la novedad llamó los Caciques, que aunque mos-
traron gozo con su vista mas tratándoles del punto principal de su re-
duccion a un lugar, respondieron como los conbidados de la cena cada
uno con su escusa diferente; y los mas convenian en decir que todos
avian de seguir a su principal cacique Tabacambi por su valor, y por ser
su Capitan General del Parana, respetado de toda la tierra, el qual fi-
nalmente que averse con el Padre acompañado de un viejo tio suyo, y
consejero en la guerra, y de mucho de sus vassallos, y aunque también
mostro gusto de ver al Padre tratandole con cortesía; pero claramente
dixo: que ni él no los demas caciques sus sequases yrian a reducirse
allí, y añadió con mucho ser [108] gravedad, y mesura: bien puedes
Padre estar seguro y contento en nuestras tierras, que las yierbas destos
campos no se teniran con tu sangre, por que paso el famoso Tabacambi
cuya vos es temida, por todo el Parana y Uruguay y hasta las orillas del
mar todos están sujetos y obedientes a más mandatos; y prosiguió con
otras bravatas con tanto orgullo y osadía, que el Cid, Hector o Aquiles
no presumieron mas de su valentía172.
Bolviose a su tierra el Cacique, y el Padre Rector desengañado
ya de que los Paranas del Rio por entonces no arrostavan asustarse en
su Reduccion o Pueblo trató con calor de ir juntando y recogiendo los
mas cercanos, para cuyo efecto les repartió una cuñas de hierro que
suplen por hachas con que la nación Guarani hace sus chacaras, o se-
menteras en los montes rotandolos, y secos ya los arboles poniendoles

172
Estos tres últimos párrafos el P. Lozano los trae, transcribiendo una carta del P.
Lorenzana que envió al P. Diego de Torres. Lo hace refutando la versión que corría en
su tiempo que fray Bolaños había reducido estos indios y se los entregó a los PP.
Lorenzana y Boroa, cuando este último ni siquiera había llegado a Buenos Aires (Lo-
zano, 1755: 179-181). Pero el detalle que aquí consta es seguramente obtenido de
boca misma del P. Lorenzana. La carta completa del P. Lorenzana, Lozano la toma de
la Carta Anua del 6 de junio de 1610 (Leonhardt, 1927: 44-47).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

fuego en la fuerça del verano fertilisando la cenisa la tierra, para que


arraygue la mandioca, que es su pan, y se crien bien otras raizes y le-
gumbres, y aunque los Yndios con el amor con que el Padre les tratava,
y con buenas obras se alentaron haciendo un alegre acometimiento alo
que les pedia como medio para la predicacion evangelica, que era jun-
tarse en un puesto. Pero llegando a la execucion sintiendo dificultad
como la tiene en dexar sus antiguas heredades, y trabajar para haser
otras en la nueva población, unos daban largas, otros vencidos de la
dificultad bolvian atrás en su determinación, que no tiene mas firmeza
que esta en el bien la humana inconstacia, ayudandose della el demonio
para estorvar las obras de Dios y bien de las almas, y los mas de los
Yndios davan por escusa la incomodidad del puesto, en que el Padre
estaba de poco agua y cortos montes para sus chacaras, y el prudente
Padre considerado con atencion si tenia algun fundamento halló que no
les faltava razón, y luego trato de remedio.
Iunto [108v] Iunto todos los Caciques, y propuestos los incon-
venientes de pasar adelante en aquel puesto exortoles a buscar otro a
proposito o los cree el punto muchos dares y tomares entre los Yndios
intentando cada uno de los caciques se escogiesse el que le venia mas a
quento: y por poco vinieran a las manos desmintiendose los unos a los
otros, y la junta parara en guerra civil a no ponerse el Padre de por me-
dio que con gravedad e imperio, que le tenia muy grande les mandó
que callassen, y no armasen pendencias, ni sembrassen disensiones
contra el respeto que devian a su persona que representava la de Dios, y
con resolución les dixo que dexados fines particulares y puestos los
ojos en el bien común le llevasen a algun buen puesto de suficientes
montes, tierras, y aguadas que avia de ser el fundamento de todo lo que
para servicio de Dios nuestro Señor, y bien de sus almas y enseñança
de sus hijos avia de hacer y para probarlos, añadió que no haciendolo
era señal que no tenían gusto de que estuviesse en sus tierras y trataría
luego de irse y dexarlos.
Movioles mucho esta resolución: por que ya avian començado a
cobrar amor al Padre mirandole como cosa superior, y no solo se quita-
ron, pero todo lo dexaron a su elección, llevandole a que viese todo los
puestos, y nuestro Señor le deparo uno muy bueno, en que enarbolo el

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

sagrado madero de la Cruz, tomando en nombre del que murió en ella,


possecion de aquella reducción, y de toda la Provincia del Parana; y
aviendoles explicado la veneracion que se le debe, la adoro de rodillas,
y besó el piadoso Padre siguiendole todos; y por evitar nuevas ocasio-
nes de disgusto sabiendo la altivez de los Yndios Paranas que no sufren
ser preferidos unos a otros, no quiso el dividirles las tierras sino que las
sorteasen como lo hicieron con mucha paz, quedando todos contentos
sin ocasión de quedar con el [109] pago que a cada uno cupo por suerte.
Mientras el Padre estava con los caciques tan santamente ocu-
pado en el monte enarbolando la Cruz, se entretubo el pueblo, en adorar
el Becerro, y haciendo el enemigo comun de las suyas, ynstigo a los
Yndios que quedaron en el que quitada ya la mascara y disimulo, que
por no ofender al Padre Rector avia tenido aquellos meses absteniendo-
se de sus borracheras y fiestas gentilicas, se bolviessen a ellos gozando
de la ocasión de su ausencia aunque presente el Padre Francisco su
compañero pintaronse para el efecto, y embijaron sus cuerpos desnudos
y sus rostros poniendose tan fiero que parecían demonios: començaron
la fiesta y borrachera con tanto estruendo, grita, y confuso ruido de bo-
zinas, flautas, a tambores continuando dos días con sus noches sin ses-
sar (que el Padre aumentando el miedo deberse solo entre Barbaros
Ynfieles, y borrachos hechos a matar hombres; que emplumados de
disfraz añadavan desatinados de casa en casa vaziando tinajas, entendió
era ya llegada su hora, y ellos por asegurarle se iban avisitar, y con so-
las con sus diabolicas mascaras (que se lo perdonara el de buena gana)
diziendole no temiesse, añadiendo con un gracioso donaire (que en se-
mejantes ocasiones usan los Paranas) que aquella fiesta hacian de con-
tentos de tenerlos en sus tierras. Pero a la verdad (como el Padre Lo-
rençana escribe en una suya) y a lo que alcanço a entender no fue sino
ardid de graça del Demonio para quitarles la vida en aquella ocasión,
añadió que el Señor que era su fortaleza y cuya gloria se buscava, les
reprimió, y el mismo le dio animo, para que en llegando sabido lo que
avia passado les afeasse y reprehendiesse su atrevimiento, y demasía, y
aunque le oyeron, mas no se enmendaron, ni obedecieron; ni por esso
desmayó un punto, ni bolvio atrás en lo començado que la [109v] que
la fortaleza no tanto se muestra en los sucesos prosperos, quanto en los

112
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

adverssos; antes bien se servian las contradicciones de avivar mas su


fervoroso animo a vencer dificultades, y a meter por camino gente tan
rebelde y sobresi, acariciando los Yndios distantes, y domesticandolos
de cerca con un zelo santo y perseverancia invencible.
Haciales cada dia dos veces la doctrina173 enseñandoles los mis-
terios de la fe, oraciones, y catecismo, disponiendoles Santo Baptismo
especialmente los niños que en breve se hizieron capaces por la mayor
asistencia, y cuidado, que ponía en su enseñança, para que le sirviesen
de ministros de sus Padres por averle salido tan bien esta traça en la
primera misión, pero aun en baptizar los niños adultos se fue con mu-
cho tiento, y mucho mas a sus Padres por que aunque no pocos estaban
ya bien instalados en los divinos misterios, y desseavan ser Xrisptianos,
no quiso el Padre ni avia querido baptisar alguno con aver once meses
que estaba entre ellos sino era en peligro de muerte, y con mucha raçon
y prudencia. Por que ve a los caciques poco constantes en juntarse al
puesto señalado avecindandose, y asementandose en el, y fuera el bap-
tizarlos bolviendose a sus pueblos lejos del Padre sin doctrina, echar
las margaritas de los santos sacramentos a bestias haciendoles christia-
nos de nombre, y en las costumbres gentiles, como con gran descredito
de nuestra Santa Fe, y desestima del Santo Baptismo lo avian hecho
otros sacerdotes en diferentes partes, y con la dilacion, y darselo a des-
sear quería cobrasen mas estima de cosa tan santa, y entendiesen que la
ley nueba que avian se recibir, requería vida nueba diferente de la que
tenían en sugentilidad, estando araigados como estavan en sus costum-
bres gentilicos, ceremonias superticiosas, y borracheras continuas du-
rando en ellas a las veces dos días, otras dia y medio, y quando menos
[110] dia y noche vendiendo por gran favor al Padre aquella sugran
templança (como ellos decían) pues solian gastar antes de su venida
tres días enteros con sus noches, yque por su amor y respeto no bevian
mas que aquello poquito, que para su destemplança lo era pero bien
festejado con sus danças a lo gentil y ruido de instrumentos, y avisados
no se corregían ni emendavan, como ni tampoco los que tenían muche-

173
Estos detalles los escriben los PP. Lorenzana y San Martín, y transcribe el P. To-
rres en la Carta Anua del 5 de abril de 1611 (Leonhardt, 1927: 88-89).

113
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

dumbre de mugeres, o concubinas que eran muchos haciendo poco caso


de las amonestaciones del Padre que junto con su altivez y sobervia
hiciera desmayar almas alentado coraçon; pero esto mismo esforçava
mas este gran varona quien Dios avia escogido por Apostol, desta gente
teniendo firme esperança de su conversión, quando mirado con ojos
humanos, al parecer avia menos esperança della: spe contra spem cre-
dens; que son sus palabras al Padre Provincial Diego de Torres, y pas-
sando los limites a la esperança, creía firmemente que el todo poderoso
avia de ablandar, y contrastar con su divina palabra, y la eficacia de la
sangre preciosa de su hijo aquellos coraçones duros y rebeldes, como
en efeto lo hizo.
Negociava con Dios el Santo misionero lo que no podia acabar
con los hombres osando sin cesar y pidiendo y alcançandoles luz para
que se animasen a cumplir la divina voluntad, de que ya por su predica-
ción tenia noticia y que obrasen lo que oian haciendo obras dignas del
Dios justo y Santo que les predicava dando frutos de justicia, y de la
ingratitud y desconocimiento de aquel Pueblo tomava ocasión de cla-
mar con mas veras y sin cesar al Señor pidiendo mas luz, para mayores
tinieblas, y mayores favores, para mayores necesidades, y como sa-
piença y virtud de la oracion como dice S. Gregorio sea grande la gran-
deça y excelencia de la caridad del que ora, siendo tan encumbrada y
eficaz la de este su fiel ministro, alcanço los rayos de la divina Luz, que
abriendo los ojos a aquella gente [110v] gente, para que mediante sus
fervorosas amonestaciones haciendo ya aprecio de la divina palabra se
mejorasen en sus costumbres deseando de veras salir por el santo bap-
tismo de la esclavitud del Demonio, en que les tenían sus pecados, pi-
diéndole con tanta instancia como se vera en el capitulo siguiente tanto
puede la oración del justo a quien con raçon llamó S. Gregorio Niseno
victoria de males, y del mayor de todos que es el pecado, que enmienda
y corrección de culpas, como lo fue a esta gente ciega con las de sus
errores grangeandoles la luz de la divina gracia.

Da Principio a los Baptismos de los Indios Paranas


convertidos por su predicación. Capitulo. III.

114
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

La ocasion que tomó nuestro Señor para mover los Yndios Pa-
ranas a recibir la fee fue un sermón muy fervoroso quepor este tiempo
les hizo, el Padre Marciel poniendoles delante de los ojos los bienes
que les venían a su alma por el santo Baptismo, puerta de los sacramen-
tos, la dignidad y hermosura que recibia por la gracia; y por el contrario
la suerte infeliz de los Ynfieles, que como era desgracia y enemistad de
Dios, dicho esto se levantó un niño como de doce años movido de
nuestro Señor, y hincado de rodillas puestas las manos pidió con mucha
ternura al Padre le baptizasse; preguntole que le movia a pedir el bap-
tismo: respondió que mediante el deseava ser hijo de Dios, y ser parti-
cipante de su gloria, y para no morir Ynfiel, que temia mucho las penas
del infierno.
Reconoció el Padre la virtud del Señor, y con jubilo le lebantó
abraçó con mucho amor, y le dixo, que de muy buena gana le baptizaria
que a esso [111] avia venido a su tierra, y esos eran y avian sido sus
mayores deseos sino que sus Padres con su mala vida avian impedido
la consequcion dellos; mas que vista la enmienda daría en el principio a
los baptismos. Cosa maravillosa que a esta palabra el niño no caviendo-
le el gozo en el alma començo a dar delante de todos saltos, y brincos
de placer, y repetía una y otra vez la palabra que le avia dado de bapti-
sarle el Padre celebrando su cercana dicha de ser hijo de Dios por el
baptismo; y aviendose dispuesto para el Domingo siguiente veynte y
ocho de noviembre de mil seis cientos y diez le baptizó con toda la fies-
ta y solenidad posible, y acabado el baptismo restando la Yglesia llena
de gente le dixo Roque (que era su nuevo nombre) ya sois christiano,
decidnos que es lo que an de hacer los buenos christianos, y puesto el
niño junto al altar mayor muy galano con variedad de hermosa plume-
ria a su usança, dixo el credo en alta voz, y acabado le preguntó el Pa-
dre y demás de creer en Dios que mas es necesario para ser salvos:
Respondio que cumplir sus mandamientos, y luego los dixo con aplau-
so de los Ynfieles; y acabados fueron acompañando el nuevo baptizado
hasta la choza del Padre quedando todos no solo consolados, pero muy
movidos, y embidiosos de tanto bien como alcançado Roque por el
Santo Baptismo.

115
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Tuvo tanta eficacia lo que vieron al Padre y el buen exemplo


del niño, que luego la fiesta siguiente pidieron al baptismo muchos y
entre ellos quatro niños a quien baptizo, y ellos solenizaron con una
graciosa y alegre dança con sus guirnaldas de flores en la cabeça su
dichosa suerte con una letrilla en su lengua en que decían que su Dios
verdadero, y su Santa Fe era toda su confiança, su esperança y su vida,
a que aplaudieron todos respondiendo y cantando la misma letra aun los
infieles, y se afervorizaron de manera movidos eficasmente de la fuerça
interior y exortaciones del Padre que todos se animavan [111v] anima-
van y exortavan unos a otros a la Fe, y Santo baptismo los Padres a los
hijos, y los hijos a los Padres los maridos a sus mujeres, y las mujeres a
sus maridos, y los hermanos a sus hermanos con tantas veras, y aprecio
del sacramento que ya (como escrivio el mismo Padre contando lo que
paso en su Reduccion estos días) se afrentavan ellos mismos de ser in-
fieles, y que lo fuesen aquellos que bien querían, y cada dia avia quien
de nuebo y de rodillas pidiesse el Santo Baptismo, y el Padre gustava
fuesse con esta publicidad para que todos fuesen testigos de su fe, y
desseo de ser Xrisptianos, expectaculo que lleno el cielo degozo, y la
tierra de admiracion y consuelo.
Entre otros que con gran consuelo suyo baptizo estos dias el
Padre Lorençana uno fue el cacique Arapisandu de quien se dixo avia
ydo a pedir sacerdotes gozando del bien, que deseó, busco, y pidió, que
se llamo Thomas, otro el cacique Añangasá, que tuvo por nombre Die-
go ambos de muy compuestas costumbres sin conocerseles mas que sus
legitimas mugeres, que se baptisaron con ellos muy valerosos por sus
personas en la guerra como se vera adelante, cogiendo el Padre al fin
del año de su misión, y evangelica sementera los frutos saçonados, y
colmados de su paciencia, y longanimidad como el mismo escrivio al
Padre Provincial por estas palabras.
Echamos de ver estos días claramente con no pequeño consuelo
nuestro el cumplimiento de las palabras del Señor por su Apostol San-
tiago, patientes igitur estoze frates usque ad asventum dni, ecce Agrico-
la expetat preciosum fructum terre, patientr ferens donec accipiat tem-
poraneum, et serotinum. Bendito sea el Padre de misericordias, y Dios
de toda consolacion que no mirando a mis grandes pecados despues de

116
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

los trabajos de cultivar esta tierra barbara, y montuosa, que no produce


sino abrojos, ni lleva mas que espinas nos a dado buena cosecha, que-
riendo que veamos con nuestros ojos no solo [112] flores de buenos
deseos, pero el fruto sabroso de buenas obras, ya gustan los Xrisptianos
poco a baptizados de oír la divina palabra, oyen missa no solo las fies-
tas pero cada dia, y las borracheras las veo casi del todo extinguidas,
nosolo en los Xrisptianos, mas aun en los mesmos Gentiles: estas y
otras son las misericordias, que cuenta en su carta que dexo por breve-
dad, y fueron muchas, y muchos los frutos que rindió esta hala cultiva-
da con tanta paciencia, hecha antes eriazo, y selva de vicios y torpezas
encendiendo en ella el divino Labrador el fuego que el vino a empren-
der en la tierra y sus sagrados Apostoles a quien, y, a sus sucessores en
el officio, e imitadores de su vida tenia hecha promesa por Zacharias no
solo de haberles como acha ardiendo en heno, mas como hornos encen-
didos, bolviendo por la boca en lenguas de fuego, para la promulgacion
del evangelio, el que recibieron del divino espiritu embuelto en abrasa-
doras palabras, como en llamas, que consumiesen las espinas de los
inicios y desenbaracessen, y limpiasen la tierra de su malesa, y abrojos,
para que la semilla evangelica diese sazonados frutos: costumbre anti-
gua deste señor que en figura desto puso fuego a la misteriosa zarza
antes de la publicacion de la antigua Ley, como noto S. Pedro Chrisilo-
go, figura de los que sucedió en la precacion de la ley nueva; y esta
maravilla que en este campo, y montuosa selva del Parana hizo la divi-
na mano según la fee deste su siervo imitador del zelo Apostolico, cu-
yas encendidas palabras limpiaron, calentaron, y fomentaron la tierra
fría, y espinosa delos rebeldes coraçones de sus moradores, que junto
con el riego de sus fervorosas oraciones, y lagrimas yel agua del Santo
baptismo la fertiliçaron, para que diesse abundantes y copiosos frutos.
Mas quando el Padre los cogía a manos llenas, vino sobre aque-
lla nueba [112v] planta un torbellino tan furioso que a no estar tan bien
fundada y arraigada diera con ella al traves. Por que quando aguardava
cada dia nuebos aumentos en los ya reducidos, y otros que trataban de
juntarse de nuevo, corriendo las cosas prosperamente y en gran paz, el
enemigo della ardiendo en furor y saña de verse desposeer tan apriesa
de su antigua posecion`para recobrarla, y atajar los pasos al Evangelio,

117
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

inquietó los animos de los Paranas Ynfieles del Rio metiéndoles en


gran recelo, y cuydado dela acepción con que ibra entablando la fe, y
Xpritiandad el Padre Lorençana paraciendoles de haría mala vecindad,
y sería impedimento para perseverar ellos como deseavan en las cos-
tumbres de sus pasados, y en sus vicios y torpesas.
Confirmaronse mas en sus temores, y recelos, y en la determi-
nacion de hazer guerra al Padre y a la fe que predicava, que la ocasion
fue que una de las mujeres gentiles de un Yndio Ynfiel principal y va-
liente del Rio Parana a la fama de los baptismos deseosa de ser chris-
tiana se escapó animosamente con una hija suya, y caminando a pie
diez o doze leguas llegó a la reduccion adonde fue bien recibida del
Padre Lorençana.
Luego que la echo menos el Yndio hecho una furia junto sus pa-
rientes, y armados con sus arcos, flechas, y macanas fueron en su se-
guimiento con animo de sacarla por fuerça del pueblo, y colgarla a ella
y a su hija de un arbol en castigo de averle dexado para hacerse chris-
tiana174. Tubo aviso el Padre desta determinación, y defendio la ovejue-
la, temerosa de las sangrientas garras del lobo con su acostumbrado
valor, ayudandole con mucha fidelidad a la defensa los Yndios
Xrisptianos, de que sentido el infiel se bolvió despechado a su tierra
echando retos [113] y bravatas contra el Padre y la Reducion, leban-
tando el Parana contra el, e inquietando y alborotando los animos ya
sentidos, y recelosos, exortandoles a tomar las armas contra aquel sa-
cerdote y predicador de los tan contrarios asus gustos sino querian por
su mal experimentar el dolor y rabia, que el sentía con la huida de sus
mugeres, y concubinas, y valiendose el demonio como suele de los sui-
os, y aun de la infidelidad, y codicia de los que tienen nombre de
Xrisptianos algunos españoles de las corrientes pesarosos por sus torci-
dos fines de que el Padre estuviesse reduciendo y juntando aquella gen-
te, les dixieron que por su mal avia ydo alli aquel Padre para entregar-
los, y hacerlos servir al español del Paraguay, que por ser materia to-
cante a su libertad para ellos muy odiosa fue echar fue echar a deste en

174
El mismo relato en la Carta Anua que firma el P. Torres el 8 de abril de 1614 (Le-
onhardt, 1927: 350).

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el fuego de sus alterados coraçones, y lebanto una llama tal que trataron
de dar sobre el Padre y los nuevamente reducidos, ni fue con tanto se-
creto que la fama no lo diulgasse.
Luego que llego a sus oídos, embio al Rio sus espias, Yndios de
mucho valor a fin de conocer sus intentos mas como la disimulacion y
fingimiento se apropió de pechos infieles (y los Paranas lo eran) miran-
do ya a nuestros Yndios (aunque parientes suyos) como a enemigos
encubrieron dellos con tan grande secreto sus animos enconados contra
el Padre y la maldad que tramavan, y se verá adelantarse, y para cuya
execucion estavan preparando en todos los Pueblos gran cantidad de
vituallas, que les persuadieron con fingida bondad, y muestras de amor
que toda aquella comida era para irse a reducir y juntar con ellos en el
nuebo puesto, deslumbrandoles con tanta astucia y sagacidad diabolica
de sus intentos, que los mensageros lo creieron y fueron muy contentos
a dar las buenas nuebas al Padre que fueron bien [113v] bien recibidas
aunque falsas, y seguros de rebatos prosiguieron en su doctrina y el
Padre trató de hazer ya que tenia Yglesia (aunque pagiza y pobre) una
solene fiesta al santo nacimiento de nuestro creador haciendo su pese-
bre con muchas luces, y el maior adorno que pudo haciendole los niños
paranas una dancita al recién nacido asistiendo todos a missa, y sermon
con grande regosijo muy descuidados de los sobre saltos, y fatigas que
les amenaçaban que veremos en el capitulo siguiente.

Hazen guerra los Paranas del Río a los Maomãs


con muerte y Captiverio de muchos y tratan de
matar al Padre Marciel de Lorençana
Capitulo IV.
Mientras los reducidos se ocupavan en obra tan Santa como ve-
nerar a su niño Dios recién nacido, los Paranas del Rio, acabado, y ya a
punto su matalotaje en lugar de irse a reducir como falta y fingidamente
prometieron, tocaron al arma con sus atambores de guerra, bocinas,
cornetas, y pingollos, y juntas sus canoas cargados de flechas, lanças y
macanas, fueron en armada, y bogando a toda furia por no ser sentidos,
y saliendo de su Rio al del Paraguay saltando en tierra cercaron de re-

119
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

pente al Pueblo de los Maomãs175 sus enemigos, aliados de los españo-


les, y de mucho nombre de guerreros, cautivando a uno, y passando a
cuchillo con inhumana crueldad a otros sin perdonar a mujer ni a niño a
edad ni sexo escapandoseles muy pocos de las manos con que se bol-
vieron victoriosos, y triumphantes al Parana cargados de captivos y
despojos cantando victoria.[114]
El fin que el Demonio tubo de incitar los Paranas a tan barbara
crueldad fue desbaler con el alboroto de la guerra la nueba Yglesia, que
el Padre Lorençana iva plantando, que estaria muy tierna y en sus prin-
cipios. La ocasión que tomó para moverlo a tomar las armas, fue traer-
les a la memoria en sus juntas, y borracheras (hordinaria cathedra y
escuela deste vil maestro de maldades) los agravios antiguos recibidos
en la guerra mayormente en la ultima refriega en que los Maommas les
mataron algunos caciques, e Yndios principales, hecho que aun les te-
nia atravesado el coraçon, y refrescando sus llagas les instigó a tomar
vengança sabiendo que sus enemigos eran ya menos, y muchos dellos
ausentes, saliendoles como esta dicho su traça a la medida de su deseo,
algunos de los que escaparon fueron bolando a la Assumpcion a donde
fue recibida la nueva con el sentimiento, que cosa tan atroz pedia, y
temiendose el General Santiago de Velasco de la inhumana costumbre
de los Paranas, que avian de sacrificar y matar los captivos en sus bo-
rracheras como lo hicieron. La primera diligencia fue escrivir bolando
una carta al Padre Lorençana en que se dava cuenta del caso, como esta
referido pidiéndole embiasse a decir de suparte a los enemigos, que
entregasen luego todos los captivos sin faltar ninguno, que por uno solo
que faltasse haria guerra al Parana, y los abrasaria a todos.
Llegó este aviso a la nueva Reducion segundo dia de Navidad
que causó en el Padre y los Yndios tanto mayor admiracion y pena
quanto mas descuidados estavan de tan terrible y lamentable sucesso,
175
El P. Lozano al referirse a estos acontecimientos, menciona al pueblo de los Ma-
homas, enemigos de los Parana canoeros, aliados sinceros del español, además de
guerreros valerosos y famosos (Lozano, 1755: 197). Otros los llaman Ohomas o
Hohomas, oriundos de las orillas del Bermejo; siendo perseguidos por los caracarás y
los calchaquíes, en tiempos de la conquista, se pudieron ubicar al norte de los Mepes,
sobre el río de su nombre, al fin del arroyo Batelillo (Martínez, 1917: 101).

120
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

sin tener noticia del con estar ya de buelta los malhechores, y poco mas
de diez leguas al Parana quedando corridos del engaño, y burla de los
matadores bien cebo de ver el Padre adonde asertava el Demonio este
tiro, mas [114v] mas puestos los ojos y confiança en Dios como solia
sin desmayar un punto junto con mucho animo los caciques, y pueblo:
pusoles delante el inconsiderado atrevimiento de sus parientes los Para-
nas, su crueldad de aver hecho tantas muertes, el peligro de los capti-
vos, el justo enojo del General, y su amenaza sino los restituian a su
libertad, y orden aunque embiava deque por su medio se rescatasen, y
assi les pregunto su aquel mensaje se podia hacer con seguridad de los
embaxadores. Respondieron que si, y que tenían esperança que el Capi-
tan General Tabacambi que le avia asistido, y conocía, no solo no haría
agravado a los que de su parte quessen, pero que les daría los cautivos,
y tres Yndios de mucho valor y brio se ofrecieron luego de ir con la
embajada a quien el Padre dio una carta para el Capitan mas por el au-
toridad que tiene con el Yndio que por aver entre ellos quien la leyesse;
en que le pedia que contentos ya con la mortandad pasada le embiasse
los cautivos que quedavan vivos para que el pudiesse con esso impedir
el paso al español, que sin duda vendría ahaserles guerra con daño su-
ya, y al General escrivio dandole cuenta de la diligencia que avia
hecho, y la esperança que los reducidos tenían de la libertad de los cap-
tivos, aunque el como quien tambien conocía la inclinacion vengativa,
y matadora de los Paranas, no tenia ninguna, y que su merced hiciesse
su oficio de Capitan, que el no se metia en estorvar el castigo de seme-
jantes agravios, y atrevimientos.
Mientras caminava esta carta al Paraguay, los tres Yndios llega-
ron al Rio, dieron su mensaje al Cacique Tabacambi, y todo les salio al
reves de lo que pensaban, pero [~] conforme a lo que esperava dellos el
Padre Marciel. Porque el Capitan les dixo que el no se avia hallado en
aquella guerra (como era verdad), y que los demás Caciques avian
[115] hecho aquellas muertes en bengança de agravios pasados, y que
ya tenían preparada gran cantidad de vino para las fiestas y muertes de
los demas captivos, que ya uian matando como ellos vian que mal po-
dia ya el estorvarlo; y dicho esto se escondió por que no le instasen
mas. Fueron a los demás caciques que respondieron sobervia y atrevi-

121
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

damente diciendo, que quien le metia al Padre Lorençana en embiar


por sus esclavos, que eran su despojo, y presa, avida en la guerra, que
le dixiessen que no los querían dar, y que todos sin faltar ninguno avian
de morir cruelmente a sus manos en sus fiestas, y borracheras en ven-
gança de la sangre derramada de sus caciques, y que era un Padre de
burla (entre los Paranas palabra de grande oprobio) un embustero, y
engañados, que no avia venido a sus tierras mas que a juntarlos con
engaños, y entregarlos al español como les avian dicho los de las Co-
rrientes, y levantando la voz los caciques Ynfieles con sobervia altitud,
y enojo bolviendo contra los mensageros, y contra su Padre y sacerdote
le dixieron con desprecio andad y dar en mal hora, que no queremos
dar nuestros captivos, vengan esos españoles a vengar sus esclavos, y
sirvientes, que nosotros no pararemos hasta darles a todos la muerte, y
tambien a V.R. Padre Lorençana, que tan celoso se muestra de su res-
cate sirviendonos de mate su cabeça en que bebamos en nuestras juntas.
No pudieron sufrir los embaxadores, que eran de grande valor y
animo, que en su presencia se hablase con tanto atrevimiento y deses-
tima de su buen Padre a quien tanto reverenciavan, y amavan; y aunque
solos entre tanta muchedumbre de enemigos declarados, y con las fle-
chas y las macanas (que son sus espadas) en las manos distilando san-
gre se opusieron a los Caciques, que les dixieron muy demasiados y
atrevidos aveis estado en palabras contra quien no os lo tiene merecido
pues [115v] por el nosotros gustosos, nuestras mugeres y hijos gozamos
de la libertad que tenemos, y esta tan lejos de entregarnos al español
como vosotros le imponeis falsamente que si el dia de oy no somos sus
esclavos en esta causa, ni el ni su compañero son Padres engañosos, ni
fingidos como decis sino Padres verdaderos, y amorosos que nos aman
y estiman, ya nuestro hijos como las niñas de sus ojos no nos piden
nada no nos lo quitan, antes nos dan quanto tienen, y andan mui solici-
tos en todo lo que nos esta bien en orden a nuestras almas; sin mostrar
cansancio ni fastidio en enseñarnos, y sobre todo su recato honestidad,
y pureça es tan grande, que no aun con sus ojos miran nuestras mujeres,
y solo nos buscan y pretenden para Dios, y por tanto cerrad de poner
nuestra malmiradas lenguas en gente tan Santas y recatada; esto dixo
uno dellos ayudándole los demás, y rebentando de coraje los caciques

122
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

rebeldes escarapelados, e inpacientes dexando palabras, y retos trataron


de matarlos: mas los nuestros tuvieron con divina providencia aviso de
sus intentos, y aviendo visitado, y consolado los captivos que estavan
cruelmente aprisionados, atados, y amarrados a unos palos por pies y
manos, muslos, cintura, y cuello se escaparon con ardid y maña cada
uno de los tres por diferente parte fuera de camino por que no lo siguie-
sen señalando puesto donde se juntassen, y juntos con no poco consue-
lo como quien avia escapado de uñas de fieras llegaron a su Pueblo a la
una de la noche del veninte y nuebe de Deciembre de aquel año dia del
glorioso mártir San Thomas Cantuariense, y por no inquietas al Padre
tan adesora no fueron a su casa, mas dieron luego cuenta a los caciques
como estava de guerra el Parana, y todo lo demas, y del peligro en que
estava aquel Pueblo, y al punto tocaron alarma dandola tan viva con sus
atambores, trompetas, y flautas, que parecía se hundia el Pueblo, y al
son [116] dellas se entró el Cacique Diego Anangara en la choza del
Padre Lorençana, y le dixo con la mayor disimulacion que pudo por no
darle pena, que los mensajeros avian llegado sin los captivos, y quien
lugar dellos avian dado una muy sobervia, y arrogante respuesta, y
aunque no se explicó mas el Yndio el Padre lo penetro todo, y dispi-
diendo al cacique jusgando no era tiempo de hablar con hombres se
entró en la Yglesia a hablar con nuestro Señor en quien tenia este Santo
varon toda su esperança.
Hincado de rodillas lo primero le hizo desde luego liberal oferta
de su vida, y toda su sangre arrojándose totalmente; y aquel su nuebo
rebaño con mucha confiança en sus piadosos, y misericordiosas manos.
Lo segundo le pidio luz, acierto, y prudencia para en tan grande aprieto,
y falta de humano socorro, y consejo acertar con su Santisima y divina
voluntad que era todo su deseo; y en estas fervorosas ofertas y colo-
quios estubo grande rato, en que tuvo prendas de averle oydo nuestro
Señor, y fue sin duda como lo mostró el afecto, y perseverando de rodi-
llas otra vez el mismo cacique en busca suya a la Yglesia, hincose de
rodillas sin atreverse a hablarle hasta que el Padre llamó y haciendole
sentar junto asi con muchas muestras de amor manifestando la confian-
ça que del tenía le dixo estas palabras dignas de su pecho apostolico.

123
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Yo, Diego (hijo mio) quando vine a vuestra tierra no tube delan-
te de los ojos buscar vuestras haciendas sino vuestras almas para Dios
nuestro criador, y bien sabia que avia entre nosotros muchos Yndios
malos y aviesos que instigados del Demonio avian de procurar de ma-
tarme. Pero quise mas la vida de vuestras almas que dependía de mi
venida, que la de mi cuerpo, y assi creeme hijo que no temo el morir
por amor [116v] por amor de mi Dios y el vuestro y pues yo no temo,
no temas tu decirme mi peligro que temo receloso de hablarme, ruegote
me des cuenta de todo lo que ay sin encubrirme cosa alguna enternecio-
se el Cacique, y con un gran suspiro hechos sus ojos dos fuentes de
lagrimas dixo sollozando como, o con que lengua hablare ya a mi Pa-
dre a quien tanto amo, o que dixe: pues mis parientes los Paranas estan
en sus fiestas y bevidas dando crueles muertes a los cautivos y a nues-
tros mensageros quisieron quitar la vida, que huyendo se escaparon de
sus manos, y les dixeron, y amenaçaron que luego avian de venir a
nuestro Pueblo, y matarse asi y beber en su calavera, y de tu compañero
passandonos a todos a cuchillo por que te admitimos y recibimos en
nuestra tierra, y que en vengança avian de llebarse todas nuestras muje-
res e hijos cautivos al Parana para sus esclavas.
Oyole el Padre sin turbacion alguna, y con mucha serenidad na-
cida de su grandeça de animo, y seguridad en Dios le exorta le dijere la
verdad, si los Yndios reducidos le amavan, o querían mal, y si les ten-
ían de mala gana en su tierra, respondió que todos le querian y estima-
van, y estavan muy contentos de su estada, y que en esto no avia genero
de duda. Pues si esso es assi dixo el Padre si no quereis, y gustais de
tener sacerdotes con vosotros no teneis que temer que Dios nuestro
Señor que nos embio aquí, siendo vosotros malos queriendo aora ser
buenos, y oir su palabra, nos defenderá a nosotros, y a vosotros, y pues
tu eres Cacique principal, ve y habla a los demás Yndios, y animales,
diles el amor que les tenemos, y que no teman, pues tienen a Dios de su
parte. Lebantose luego el buen Yndio muy consolado, y animado, y fue
adonde estaban los demás juntos a darles parte del animo tan alentado,
y [117] esforçado de su Padre Lorençana de que todos se consolaron en
gran manera.

124
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Salió el Padre Marciel de la Yglesia como quien se levantava de


la oración del huerto, en que avia estado gran parte de la noche, fue a
dar parte a su compañero de lo que passava, y oydo el peligro tan mani-
fiesto le parecio ser prudencia no poner ariesgo sus vidas, y las de
aquellos pobres Yndios, y que convenia bolverse al Paraguay, y guar-
darse para mejor ocasion, a que respondio el Padre Lorençana, ilustra-
do sin duda con los rayos de la divina luz, que ya avia pedido, y alcan-
çado en su oración, que estaba resuelto de no desemparar aquellos Yn-
dios, pues ellos le querian tener consigo, y que estimava mas la vida de
un alma que la de su cuerpo, ni sabia que escusa podía tener delante de
Dios, yendose a poner en seguro para guardar su vida temporal desean-
do en manifiesto riesgo de condenacion eterna a aquellos que por sal-
varse le querían retener y conservar en sus tierras con tanto aprecio de
su salvación, y de la fe de muchos dellos recibida, que por el exponian
animosamente sus personas, y sus mujeres, y hijos a manifiesto peligro
de muerte, o captiverio.
Con todo al compañero le pareció convenia que si quiera el
fuesse al Paraguay a dar cuenta del peligro, y solicitar el socorro, en lo
qual vino el Padre con gusto, y le embió a decir missa para que se par-
tiesse enamaneciendo, y el solicito pastor no perdia un punto en mirar
por aquel rebaño, que el Señor le avia enomendado, y en el entre tanto
esclareciendo ya el dia junto los Caciques e Yndios principales: pusoles
delante su peligro, la determinacion del enemigo, sus pocas fuerças por
ser pocos y divididos aun en sus Pueblesillos, que si les parecia llebas-
sen sus mujeres e hijos con toda la chusma seis leguas de allí de la otra
banda del Rio [117v] Rio Tebiquari con algunos Yndios que les sirvie-
sen y sustentasen con caza y pesca, a que ofrecio su compañero para
que es consolasse y dixiesse missa y el se quedaría alli con la gente de
guerra a hacer rostro al enemigo, muchos sintieron los Yndios este arbi-
trio, pareciendoles que selava poco de su valor y esfuerço haciendo
estima del de sus contrarios, y asi respondieron que estavan resueltos
de no bolver un pie a tras, ni que mujer mi hijo suyo saliesse de su casa,
y que en ella avian de esperar al enemigo con mucho brio, y viendo que
el Padre que acabava de decir missa se partia al Paraguay hicieron de-
llo amoroso sentimiento pareciendoles era poca confiança en su balen-

125
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tia, mas el Padre lo sazonó todo con su prudencia dexandolos consola-


dos y gustosos diciendo convenia fuese a dar aviso de su peligro.

Nombran los Reducidos Capitan a guerra para


defenderse de los Indios Ynfieles Capitulo. V.
No perdio un punto el animo por verse ya sin compañero el Pa-
dre Marciel antes sintio un nuebo esfuerço para defender aquel rebaño
del Señor, y llamando a todos los Yndios a la Yglesia les consolo, con-
forto, y animó con la divina palabra quedandose solo entre ellos con
mayor confianza, que si tuviera los exercicios de Xerxes en su defensa
(que son palabras suyas) pero tenia los de Dios, y de sus Santos Ange-
les, que son mas fuertes, en quien estribava aunque. Cercado de exerci-
tos de enemigos visibles, e invisibles, muy animado a todo lo que el
Señor se sirviesse hacer de su persona, sive in mortem sive in vitam, y
gozosos todos de supresencia les parecía, y con raçon que en tenerle a
el tenian a Dios, y eran invencibles obrando el Señor segun su fe, y
confiança.
Y el Padre fijo en el divino favor mas que en humanos medios
viendo [118] que el tiempo apretava pareciole aprovecharla bien sin
perder punto en el amparo, y defensa de los que tenia a su cargo, junto-
lo otra vez despues de comer a la doctrina, y despues de averlos ense-
ñado hizo reseña de la gente de guerra y de todos escogió treinta de los
mas belicosos, y valientes a consejo de guerra. Sentaronse todos en el
suelo y el Padre en un banquillo (que ninguna silla avia en el pueblo)
dixoles como el grande amor que les tenia, y desseos de hacerles hijos
de Dios por el Santo baptismo, y la salvacion de sus almas le avian
obligado á quedarse entre ellos solo, con tan claro riesgo de la vida, y
que pues todos le tenían esperando cada cosa el enemigo, convenia ele-
giessen una cabeça y Capitan a guerra, a quien todos obedeciesen por
que estando divididos, y sin orden, facilmente serian vencidos, oyeron-
le los Caciques mirandose unos, a otros, y cada uno decía que el seria
Capitan de su gente, y de sus vasallos, que no se avia de sujetar a otro,
y que ninguno dellos era tan baliente como el, y cada uno se hacia afue-

126
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ra queriendo ser preferido a los demás, y no sugetarse a otro alguno176.

Mas cuidado dio al Padre esta competencia, y guerra civil, que


todo el exercito de los Paranas que aguardava por horas, pues suele ser
el mal interior el mayor riesgo, y peligro, que el que sale a la cara, y
mas difícil de apagar al incendio que se emprende en lo interior de casa
que las llamas que la acometen por defuera, y trepan por el muro, y
como bien trato Plutarco, es guerra en que alçancar victoria es perder la
batalla, y ganancia con mayor perdida, contienda entre hermanos, que
el gozo del vencedor es llanto de su madre, y luto de su familia, y asi
atajo la contienda con su mucha prudencia levantandose en pie, y to-
mando la mano hizo silencio, y les dixo las conveniencias que avia en
elegir una cabeça a quien todos obedeciesen en cosas de la guerra, sin
lo qual no podia a ver orden no concierto, y con [118v] y con el, unidos
pocos valian para muchos, y que aunque conocia que todos eran muy
valientes, y que cada uno dellos podía ser Capitan, no siendo posible
serlo todos escogiesen uno, rindiendose a sus pareceres, por el amor
que le tenían, y que si porfiadamente reusaban hacerlo dexassen ya de
decir mas que le amavan, pues era cierto que ellos mismos con su des-
orden se avian de entregar, assi y a el á la muerte, en manos de los
enemigos, los quales con su discordia, y desunion tenian segura la vic-
toria, acabo de hablar y la altives y sobervia se rindió a la razon y al
amor; y respondieron que aunque les mandava cosa muy dificultosa, y
dellos no usada por no reconocer mas que a un Cacique los Paranas,
tratandose los demás Caciques con igualdad; pero que se hicieses como
el gustava la eleccion que a todo se allanavan por su amor.
Començaron a notar, y el primero dio su nota al Cacique Arapi-
sandu, de quien ya se hizo mención persona de mucho valor y juicio. El
segundo a un Yndio muy baliente y temido llamado Abategui, el terce-
ro que era un Cacique animoso llamado Atuira se dio el voto asi con
admiracion de los demás, mirándose unos a otros con muestras de in-

176
Este relato lo cuenta el P. Torres en la Carta Anua del 10 de mayo de 1612, co-
piando una extensa carta del P. Lorenzana que cuenta este suceso (Leonhardt, 1927:
496-502).

127
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dignación estreñando su altives (que aun a los Ynfieles ofende) previno


el Padre que estava muy alerta no se descompusiesen, con atajarle y
mandarle que nombrasse otro que los demás le escogerian a el, si gusta-
sen a que respondió con saña, y furor y con voz desentonada. Yo soy
Cacique mas valiente que todos, y tengo de ser Capitan y si alguno se
atiene a decir lo contrario salga luego, y prueve con migo sus fuerças, y
al punto dio dos pasos adelante con gran denuedo con su arco y flechas
en la mano, despidiendo centellas de fuego por los ojos de coraje.
Saliole al encuentro el Padre Lorençana con valor muy superior
[119] abrazo para apagar el fuego y deshacer el cisma que el Demonio
pretendía meter por medio deste Cacique, y sus añiados, y mirandole
con rostro grave, y magestuoso, le dixo: en semejantes elecciones los
españoles no se nombran asi mismos, sino otros que como ser su balen-
tia los escogen á ellos, a quienes vos deveis imitar, y essa balentia, y
brio guardaldo para los enemigos en quienes podeis emplear vuestra
flechas; y mandandole con imperio callar, y bolverse a su puesto, obe-
decio al soldado colerico y armado con silencio y rendimiento al que
sin armas lo estaba del arnes fuerte de la constancia y fortaleza divina, a
quien rendidos el y todos los demás con nueva paz y conformidad ele-
gieron por su Capitan al cacique Diego Anangara brioso y valiente, que
al punto començo a dar saltos y brincos como un corzo en medio de
todos con arco y flechas en la mano, y lebantando la voz les dixo:
Con mucha razón aveis puesto en mi los ojos, y elegidome por
vuestro Capitan por que siempre e sido valiente, y esforçado y conoci-
do y estimado de todos por tal, y respetado, y temido en toda la tierra
siendome de continuo la fortuna favorable en mis jornadas, y sino pre-
gunto, dixo hablando con el Pueblo, quien hizo tal asalto: nombrandolo
Anangara? Quien peleó en tal batalla: Anangara, quien alcanço tal vic-
toria: Anangara y no miento en lo que digo que todos sois testigos de
mis hechos, y deveis estar contentos de tenerme por vuestro Capitan, y
en una cosa me puedo y quiero alabar que ha vencido a muchos, pero a
ninguno he quitado la vida haciendoles merced della. Todos le aplau-
dieron con un confuso clamor y ruido quedando muy satisfecho y con-
tentos de su eleccion, que concluido el Padre les explicó las obligacio-
nes del oficio, y que en lo tocante a la guerra todos aunque fuessen

128
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

grandes Caciques avian de obedecerle, que asi lo hacían los [119v.] los
españoles. Y que en lo tocante a sus almas, el Capitan y todos avian de
estar subordinados a el, como a quien estava en lugar de Dios, y que
por ser muy contingente faltad algunas veces del Pueblo su Capitan le
parecia conveniente que en segundo lugar para su defensa nombrasen al
cacique Thomas Arapisandu bien conocido por su valor, a que el Capi-
tan y pueblo aplaudieron con mucho gusto confirmando la eleccion del
Padre.
El dia siguiente quiso hacer prueba el Padre Lorençana de sus
capitanes, y soldados, y dixo al cacique Anangara: Capitan quiero ver
como mandais y governais vuestra soldadesca, hacedme aquí dos es-
quadrones uno de Paranas del Rio, y otro de nuestra Reducion, y aco-
meteos unos a otro, para que perdáis el miedo, y estéis diestro para
quando vengan a vuestras tierras los enemigos, al punto con gran pres-
teça dividieron los Capitanes la gente formando sus esquadrones; qui-
sieronse en distancia conveniente que se pidieran oyr unos a otros,
hicieron sus razonamientos en cada esquadra, deshaciendo las fuerças
del contrario, y engrandeciendo las suias, para dar animo a los solda-
dos: hicieron señal de acometer, y travarse entre unos, y otros una muy
buena escaramuza, en que quedaron vencidos los Paranas del Rio, y los
vencedores les llevaron captivos a todos con las cuerdas de los arcos a
presentar al Padre para sus esclavos, con que con mucho contento del
ensayo se fueran a descansar, y el Padre a prepararse para decir missa,
que ofrecio al Señor para que lo dispusiesse todo a su mayor gloria.
Repasó en este alarde, que no passavan de ochenta los soldados,
y que aunque gente fiel valiente, gloriosa era poco numero, para resistir
a tantos enemigos, y asi les exortó que recogiesen como otros treynta
que andavan esparcidos por las heredades, y oyendolo un Cacique
[120] anciano le dixo que no estuviesse con recelo, por que eran mas
valientes que sus contrarios, y que cada uno valia por muchos dellos,
mayormente decía el viejo al Padre estando tu con nosotros y teniendo
a Dios de tu parte, y ello no, sino al Demonio, no tenemos que temer, y
assi no vendrán, y si vienen moriran todos a nuestras manos, per lo
cierto es que nuestro Señor que queria librar al que con tanta confiança
se avia hechado en las suyas, y aquel Pueblo que tan fiel se mostraba a

129
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

quien tenian en su lugar, divirtió aquellos días a los enemigos de su


intento, en los quales se entretuvieron en sus crueles fiestas, yendo ma-
tando por sus turnos cada dia alguno de los captivos con cruelissimos
generos de muertes, por que a unos empalavan, a otros haspavan, a
otros hicieron pedaços, a otros molían a palos; y los que causavan mas
horror pudiendo preguntar con S. Ambrosio quid crudelitati cum deli-
tijs? Quid cum funeribus voluptatis, despues de sus torpes deleytes abr-
ían abierto a las pobre mugeres captivas sandoles después de la deshon-
ra crueles tormentos, haciendo sus usadas ceremonias chicos y grandes,
poniendose nuevos nombres, a costa de los que en sus cuerpos recibian
los palos, golpes, y heridas segun su usança (como dixe arriba) y para
que participasen los ausentes de la fiesta, cocidas las carnes o asadas las
hicieron polvos, y repartían por toda la tierra para honor de sus borra-
cheras en el vino del maiz nuevo, y ocupado en este, no vinieron a dar
la muerte al Padre como tenían prometido, pareciéndoles les quedava
tiempo para poderlo hacer.
Entre tanto llego el aviso a la Assumpcion del peligro en que
quedava el Padre Rector177 y su reducion a primero de henero de mil
seiscientos y once, estandose celebrando la fiesta de la circuncicion del
Señor en nuestra [120v] nuestra casa, y abreviandose los oficios, el
General junto a los Capitanes, vinieron como estaba a pique de perder-
se toda la Provincia pues el intento de los Paranas, era en matando al
Padre Lorençana, y su gente dar sobre la Reducion del Caasapa178, que
poco antes hecho el Santo y venerable Padre fray Luis Bolaños de la
oden serafica muy devoto de la Compañía y amigo intimo del Padre
Lorençana obrero Apostolico, e incansable de los Yndios, y luego en la
Ciudad de las Corrientes que tenia pocos soldados, y desapercibidos,

177
El que llevó la noticia fue el P. San Martín. De tal modo que el Teniente de Gober-
nador Santiago de Velasco juntó a los jefes militares a Consejo de Guerra, llegando a
la conclusión que los canoeros no se encaminaban solo a la reducción de San Ignacio,
sino que luego que pasaran por Caazapá, atacarían Corrientes, guarnecida con pocos
soldados, para bloquear el abastecimiento fluvial de Asunción (Lozano, 1755: 205).
178
La reducción de Caazapá se ubicaba a 230 km de Asunción, siendo fundada por
fray Luis de Bolaños en 1607 con el nombre de San José de Tebicuary o de Caazapá.
El nombre de la reducción continuó su vida hasta la actualidad.

130
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con que hechos señores de los Rios Parana y Paraguay dexavan la ciu-
dad de la Assumpcion acorralada sin comunicación de las ciudades de
abajo, lo qual juntó con el amor y estima grande que aquella ciudad
tenia al Padre apresuró mucho el despacho del socorro.

Va un Capitan Español de la Assumpcion al Parana


pelea con los Rebeldes, y alcança Victoria
con el ayuda de los Reducidos
Capitulo VI.
La diligencia solicitada del amor al Padre Lorençana, y el peli-
gro hizo con presteça gente nombrando el Tiniente General del Gover-
nador por Capitan de hasta setenta arcabuzeros españoles, y trecientos
Yndios amigos, al General Juan Resquin179 hombre principal, y valero-
so por su persona. Llegaron con mucha brevedad a distancia de tres
leguas de donde estava el Padre Marciel de Lorençana con su gente,
adonde supieron de las espias que tenia puestas el Padre y de un billete
suyo el estado de las cosas con que se alentaron, por que ya le tenian
por muerto, pidió al General que dexando el exercito una legua de dis-
tancia se viniesse [121] con doze soldados de los de mayor brio, expe-
riencia, y consejo, que tuviesse en su exercito, para que se resolviesen
en lo que se avia de hacer entre tanto dispuso su gente para recibir al
Capitan formando un esquadron en media luna, delante los muchachos
con sus arcos y flechas y el Padre con toda la soldadesca detrás con su
Cruz en la mano, y los dos Capitanes de su Reducion a los lados, y un
tiro de escopeta levantaron un grande alarido y se fueron de corrida
hacia al español, parando un poco antes, y poniéndolos arcos y flechas
en el suelo en señal de rendimiento dixieron loado sea Hesu Christo, de
que quedaron maravillados los españoles por ser entonces saturación
bien desusada de los Paranas; llego ultimamente el Padre haciendole
mucha honra el General y los demás, de que quedaron los Yndios muy

179
Apellido de origen guaraní, fue alcalde ordinario de Asunción en 1622, se dedica-
ba al negocio de cueros (José Luis Mora Merida (1973), Historia social de Paraguay
1600-1650. Sevilla: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Escuela de Es-
tudios Hispano-Americanos :218)

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edificados y con mayor estima del sacerdote y los españoles con grande
admiracion de ver los Yndios tan rendidos y en llegando al Pueblo, la
confiança y seguridad con que estaban sus mujeres y chusma con no
aver visto español en su vida.
Luego se juntó el General Juan Resquin con sus Capitanes a
consejo de guerra presente el Padre los mas de los votos se inclinavan a
que pues el fin de su venida era librar al Padre del peligro en que estava
si le hallassen vivo y avian tenido suerte de hallarle, se bolviessen con
el pues ellos eran pocos, y los enemigos muchos, y Victoriosos y no se
podía esperar ningun buen sucesso; el General Juan Resquin que ya
conocia de rostro a los Paranas, deseava verse con ellos y tenia por caso
de menos valor a su fama y valor que era mucho, volviese dexandolos
triumphantes, dandoles ocasion muy grande de hacer risa del valor es-
pañol, deste parecer fueron algunos otros, y todos pidieron al Padre que
dixiesse el suyo, hisolo con grande peso de razones por una y otra parte
[121v] parte, pero con grande eficacia, las que inclinavan a libertar
aquellos pobres captivos que tan fielmente, y tantos años les avian ser-
vido a quien actualmente estaban dando crueles muertes sus enemigos
y de la fe, con que se resolvieron todos a una, que convenia yr luego a
verse con el enemigo: pero solo reparaban en su peligro, llebando con-
sigo la gente nuevamente reducida, por que aunque parecian fieles a los
Padres pero al fin eran Paranas parientes de los contrarios, y si en la
refriega los viesen victoriosos era facil aunarse, y acabar con ellos.
El Padre les dixo que estava puesto en prudencia su recelo, que
en cosa que yba tanto no era sobrado, y aunque tenia satisfacion de
aquellos sus hijos en Xrispto; les exorto a que ellos hiciesen prueba,
cala, y cata de ellos, como lo hicieron, con preguntas, y repreguntas,
hallandoles mas firmes y constantes que rocas en el amor de su Padre y
deseo de ser Xcrisptianos, con tan gran brio, y denuedo de pelear, que
quedaron admirados de su fidelidad, y valor, y con resolución de ir lue-
go; volvieronse los Capitanes a su alojamiento pidiendo al Padre fuesse
al amanecer al Real, y hiciesse una platica exortatoria al campo, que
estaba de muy diferente parecer, para que se animassen a la pelea.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Fue el Padre dixoles missa, predicoles poniendoles delante con


mucha fuerza y viveza las razones que el General, y Capitanes les avia
hecho tomar resolucion de no bolver las espaldas como cobardes, sino
hacer rostro a los enemigos, como valerosos peleando por Dios, y por
sustentar la fe de su unigeto hijo Jesu Xrispto, que se avia començado a
predicar y plantar en aquella Provincia; y defender aquellos nuevos
Xrisptianos y cathecumenos reducidos, que con desseo de recibirla
(siendoles fácil el vivir en paz con solo hacerse de la banda de sus pa-
rientes, que les [122] recibieran a su amistad con los braços abiertos)
avian aresgado sus vidas y por averse puesto en aquella ocassion de
parte del español les ponian en obligacion de defenderlos como vassa-
llos de su Rey y Señor, que por serle fieles, y a ellos leales eran odia-
dos, y perseguidos de sus propios deudos a que se añadia la fidelidad de
vida a sus confederados, y amigos los Maommas que estaban muertos
unos, y otros presos y captivos por serlo y que qualquier muestra de
flaqueza, dandola vuelta era añadir fuerças, brio, y orgullo al enemigo.
Con estas y otras razones todos a una españoles e Yndios con grande
esfuerzo y valor se ofrecieron a la pelea, y muy en particular los recién
reducidos prometiendo hacer su deber, despidiendose todos del Padre
con grande amor pidiendole encarecidamente no cesasse de orar por el
ellos al Señor.
Quedó el Padre Marciel de Lorençana como otro Moises con el
coraçon, y las manos levantadas al cielo en continua oración, especial-
mente en el Santo sacrificio de la missa, suplicando al Señor con gran-
de afecto, y ternura de su alma en cayar manos estava la victoria, mi-
rasse por su Pueblo, y por su exercito en causa tan justificada como era
la defensa de su fe, oyole nuestro Señor por que el campo llego en bre-
ve al Parana, hallaron las casas donde muchos días avian estado dele-
brando sus fiestas, y cruel matança llenas de vino, y vacias de gente
sembradas de cuerpos muertos de los Maommas, por que luego que
supieron por sus espias la ida del español hicieron apriessa carniceria
en ellos, para que con el alboroto de la guerra no se les huviessen, y
ellos se fueron, a esperar al español aun puesto muy fuerte.
En llegando el General con su exercito le presentaron los Para-
nas la batalla con muy buen orden, estando rostro a rostro; y para justi-

133
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ficar [122v] justificar mas su causa, y la de nuestro Señor por quien


peleavan, les requirió el español por medio de un sacerdote muy buen
lengua con la paz exortandoles a que se sujetasen, y rindiessen, y no
peleassen contra los que predicaban la ley de Xrispto, y restituiessen
los Xrisptianos captivos, con que escusarian el rigor de la batalla que
les aguardava. Respondieron que no querian paz sino guerra, y despues
que le matassen a el y a todos los españoles, la tendrían; que no avian
venido a dexar las armas sino a probarlas con ellos peleando, pues a
esso se avian juntado, y que aquellas flechas, y bastones tostados que
traian en las manos eran para matarles a palos a todos sin que bolviesse
ninguno vivo, y otras, libertades semejantes, y concluieron tirandole de
flechasos, con lo qual se començo la batalla. Acometió un exercito a
otro, pelearon balerosamente por un grande rato ganando tierra entram-
bos campos, y los Yndios se esforçavan valerosamente y no menos los
españoles aunque con temos de ser vencidos, y muertos, por que eran
pocos y los enemigos por lo menos mas de mil; y enjuntandose porque
toda su ansia y deseo era veniralas manos sin dexar aprovechar de sus
arcabuces, y lanças a los españoles los mataron a palos con unos garro-
tes largos que llevavan para el proposito. Pero fue el Señor servido que
nuestro exercito peleasse con tanto orden, y concierto sin turbarse
echando siempre el pie adelante, enpleando también sus tiros y flechas,
que hacían mucho daño al enemigo, con todo estava muy dudosa la
victoria, y quiso nuestro Señor por las oraciones de su siervo declararla
por el exercito Xrisptiano Capitaneava el exercito contrario un Yndio
de gentil disposicion mucho animo, y osadia con una diadema en la
frente y una plancha en los pechos muy resplandeciente, adornado con
mucha plumeria [123] con un gran baston en la mano, con que animava
a los soldados a este apunto un buen arcabucero y del tiro se derribo
muerto en el suelo y con su caída se les cayó a todos el animo arrastra-
ron al Yndio Capitan y bolvieron las espaldas.
Con su huyda cobraron mas animo los nuestros, siguieron el al-
cance sin desodenarse arcabuceando y flecheando al enemigo, y como
con la turbacion se hechavan unos sobre otros en las canoas para pasar-
se a la otra banda del Parana, adonde tenían sus mujeres y hijos, y otros

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

se echavan a nado para passar a las islas perecieron no pocos, con que
se acabo la batalla.
De los nuestros ninguno murio, y los heridos fueron pocos, y no
de peligro y tocando a recoger se bolvio nuestro exercito victorioso y
triumphante a la nueba reducion a dar las devidas gracias a nuestro Se-
ñor, por la victoria afirmando todos los Capitanes que desde que se
poblo la Provincia del Paraguay no se avia hecho jornada con tanta
union ni con tan poca perdida nuestra, y onor y credito del español. La
causa era justa, en defensa del evangelio, y en castigo de las injusticias,
y atrocidades que los Paranas avian hecho en la nación Maomma chris-
tiana y benamerita de los españoles, y assi les ayudo nuestro Señor y
hecho la bendición a sus trabajos quebrantando por entonces la sober-
bia, y orgullo de los Paranas, atribuiendo con justa razón despues de
nuestro Señor el buen suceso de la guerra a las oraciones y santos sacri-
ficios del buen Padre Marciel de Lorençana, y a su fe, y confiança con
que les animo a la batalla y a bolver por la honra de dios y nombre
Xrisptiano, y si la victoria del Pueblo de Dios contra el Pueblo gentilico
de Amalic justamente se atribuio a las oraciones de Moises, que mien-
tras Josue peleava el orava, y si el Capitan no desfalecia peleando era
porque el alcançaua de [123v] de Dios la victoria orando como dice S.
Agustin, con justa razon se le atribuia esta que se alcanço en defensa de
la fe, destos Ynfieles enemigos della al Padre Marciel pues no solo
animo a la pelea y al rescate de los captivos inocentes (como vimos) a
imitacionde S. Francisco Xavier contra los Acenos, pero con la eficacia
de su oracion alcanço esta victoria de que nuestro Señor le tenia dadas
seguras prendas, quando exosto el exercito a la jornada teniendo todos
a par de milagro que en tan reñida, y porfiada batalla no hubiese muerto
(como se dixo) ninguno de los nuestros ni español ni Yndio atribuien-
dolo a sus Santas oraciones, y merecimientos queriendo nuestro Señor
honrar al que desconfiado en sus fuerças se valio de las suyas que son
grandes implorando su auxilio, y favor y juntamente fueron muy paga-
dos de la fidelidad y valor de los nuevos hijos que con pelear contra sus
propios parientes lo hicieron valerosamente prevaleciendo en ellos mas
el amor sobre natural que el natural, y la gracia mas que la naturaleça.

135
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Yntenta el Capitan llevar al Padre Marciel de Loren=


çana al Paraguay sin poderlo acabar con el,
Tratan los Rebeldes de la uengança,
Capitulo VII.
Acabada tan felismente su jornada el General Juan Resquin, y
sus soldados intentaron a la despedida otra guerra tal que si la concluie-
ran, ubieran hecho con su venida al Parana, mas daño que los mismos
enemigos, pero como los tiros se asestavan al invencible, y fuerte pecho
del Padre Marciel de Lorençana, no hicieron mas [124] mella en el, que
en un bronce y fino diamante. Hicieronle mucha instancia, para que
visto el peligro grande en que quedaba, que era casi evidente de la vida,
pues los Paranas del Rio avian de que vengar las muertes de los suyos
con la del Padre y de sus hijos, que tanto se avian mostrado en aquella
ocasión, y que en sabiendo que el exercito avia dadola vuelta al Para-
guay era cierto su venida como leones, o tigres hambrientos, e irritados
a la pressa, y que el traza orden del General de la Assumpcion para
llebarle en todo caso como sin falta lo avia de hacer: por tanto se apara-
jarse para irse luego con el.
Estimó el Padre como era justo el amor del Capitan y de su
Ciudad; confesso lo que era verdad que el quedava con manifiesto peli-
gro, y que si se merava solo a su particular, el orden que trajo de llebar-
le era muy conforme a la humana prudencia, mas que mirando el bien
universal como era justo hechavan a perder la tierra, y que todas las
raçones que le avian movido para buscar al enemigo, convencían no
convenir sacarle a el del Parana, y avia una mas que era muy fuerte, la
misma que le avian propuesto vuelta al contrario, de que aquellos bue-
nos Yndios que tenia consigo se avian declarado por amigos del espa-
ñol, y peleando valerosamente contra sus propios parientes y amigos,
por el amor que le tenían, y por conservar la fe, y evangelio en sus tie-
rras, y assi que no era razon desempararlos, que fuera muy grande in-
gratitud a tan grandes demostraciones de amor, dexarlos en evidente
peligro de la vida, y sin esperança del socorro del español, que el au-
sente le daría con dificultad, y se quejarian justamente del diciendo, que
les avia engañado, y empeñadoles con sus enemigos en guerra [124v]
en guerra campal, y tantas muertes; y que les dexava al mejor tiempo,

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

quando lo era de defenderles, y ampararles en el mayor peligro, con


que cantarían victoria los hechiceros del Parana que constamente avian
predicado que solo avian venido los Padres aengañarles.
A esta razon añadió otra fortissima diciendo que el avia bapti-
zado gran parte de aquella gente, que le obligava a dotrinarla, y ense-
ñarla, pues la madre que pare al hijo de derecho divino y natural esta
obligada a darle leche y criarle, y assi que no podía en buena conciencia
dexar aquellos Yndios tan tiernos y noveles en la fe en su mayor nece-
sidad, y que si la execucion de aquel orden tenia mucha dificultas antes
de la jornada, mucho mayor después; y asi les rogava no fuessen ingra-
tos a Dios nuestro Señor, que tan liberal avia sido en ayudarles, y que
finalmente se persuadiesen que no avia desalir de allí sino era atado, o
hecho pedaços, y que considerasen los escandalos que desto se podían
seguir, y el gran castigo que devian temer de la mano de nuestro Señor
siendo cauaa de ellos.
Oydas estas razones dichas con fuerça y espíritu Apostolico se
le rindió el General y soldados edificados en gran manera de aquel
amor tan encendido y abrasado en el divino que ardia en el pecho de
aquel Santo Padre y del gozo, y alegría con que quedaba aguardando la
muerte por Xcrispto, y su evangelio entre aquellos pobres y desempa-
rados Yndios, acompañoles el Padre dos leguas hasta el sitio nuebo
donde tenia levantada la cruz que les pareció muy bueno y muy apro-
posito, para defenderse si venia el enemigo y aviendole exortado se
pasasse allí luego con su gente se despidieron los unos de los otros con
grande ternura. [125]
Escrivio el Padre Rector Marciel de Lorençana al Paraguay al
Padre Diego Gonzalez que estaba en su lugar. Las razones que le mo-
vian para no desamparar aquellos Yndios añadiendo a las de arriba que
quedado desamparada aquella gente con su ausencia acostados y abu-
rridos carian mucho peligro de pasassarse a los enemigos, siendo como
eran muchos de ellos christianos, con lo qual facilmente se harian las
paces, pues eran todos parientes, pero muy acosta de sus almas: y con-
cluiendo la carta dice yo estoi resuelto por lo que a mi toca, aunque
vengan los peligros, que vinieren a no desamparar a estos Yndios ni me

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parece lo puedo hacer con buena conciencia, por que como nos enseño
Xrispto Señor nuestro con la palabra y exemplo, bonus pastoranimam
suam ponit pro avibus suis, mercenariu autem et qui non et Pastor vi-
det lupum venientem et fugit, et luput rapit et despergit cries. Yo veo
mi Padre mi peligro dudoso, y su buena voluntad obliga a que de nin-
guna manera los desampare en tan grande necesidad, esto dixo el Pa-
dre180 y mejor que lo dixo, lo hizo, y lo cumplió quedando aunque solo,
y entre aquella pobre gente tan desamparado de socorro humano conso-
ladissimo manera por depender como el decia solamente de Dios que es
Padre de misericordia, y de todo consuelo, y que como tal acude en el
mayor desconsuelo y desamparo.
Mientras passava esto en la nueva Reducion, el Parana hizo
gran llanto por sus muertes en la guerra, y duró por mucho días; y luego
que se volvieron a recoger en sus puestos, trataron en sus juntas de
hacer una gran venganza en el Padre Lorençana, y en los que le seguían
haciendo nuebos apercebimientos de guerra, que sabido por el y sus
caciques trataron de pasarse luego al puesto nuevo, que demás de estar
[125v] estar mas lexos de los enemigos era mas fuerte y mas acomoda-
do para escapar la chusma en qualquier aprieto. Assi se hizo con toda
brevedad edificando una pequeña Yglesia que se dedico junto con la
Reduccion a nuestro glorioso patriarca S. Ygnacio181 con cuio nombre
se honrra hasta el dia de oy, cuios favores experimento desde entonces
hasta agora siendo una de las primeras Yglesias que se le dedicaron en
las indias, y aun en todo el mundo (enriquecida desde sus principios del
Padre Provincial diego de torres con una firma del mesmo santo).
A las espaldas de la Yglesia hicieron una pequeña chosa al Pa-
dre toda cubierta de paxas, y esta mudança se hizo a los veinte de
Henero de mil y seiscientos y once con nuevo consuelo de todos, pero
templado con los continuos revatos del enemigo hasta el ultimo de fe-

180
También cita la carta a González Holquin, como todo el relato que la preside, el P.
Lozano (1755: 211).
181
Según el P. Lozano la reducción de San Ignacio Guazú al principio se llamó Ya-
guaracamygtá, pues así se denominaba el sitio donde se levantó “una iglesia capaz” u
“una casa de tapia” para los PP. (Lozano, 1755: 185).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

brero casi al anochecer que vino avisso que la junta de los contrarios
estava dos leguas de la Reduccion. Los Capitanes tocaron luego al arma
pusieron centinelas y espias, pidieron al Padre Licencia para embizarse,
y pintarse afuer de guerra a su usansa antigua, con que decian se ponían
fieros a los enemigos, y tan fieron se pusieron que no los conocía el
Padre de que ellos hacían fiestas y regocijo entre sus trabajos, hacien-
dole toda la noche guarda con grande vigilancia esperando al enemigo
con sus arcos y flechas en las manos.

Preparanse los reducidos a la defensa pi=


den el santo Baptismo con gran fervor
para morir Christianos retirasse
el enemigo
Cap. VIII
Antes de amanecer ubo segundo aviso que los enemigos estaban
poco mas de media legua de la Reduccion [126] en el pueblo viejo del
cacique Arapiçandu y algunos indios que estaban en las chacras se re-
cogieron a la Reduccion diziendo avian oido los pingollos182 y vocinas
del contrario, luego se pusieron a punto de guerra escondiendo toda la
chusma en los montes. Pero un niño español que le aiudase a missa al
Padre se mostro tan constante, que aunque el Padre Marciel le rogo se
fuesse a poner en seguro no lo pudo acabar con el y con el animo que le
dava el amor superior a su edad, dixo que quería morir a su lado y el
Padre aviendo embiado el hornamento y adereços de la Yglesia al
mesmo lugar consumio los santos olios, exortando a sus soldados vale-
rosamente por su Patria, por sus mujeres, personas, e hijos, y lo princi-

182
Con ese nombre se lo conocía en la zona andina. Los guaraníes le llamaban
mimbý, siendo un instrumento de viento hecho con una caña o palo con entre tres y
cinco agujeros y una lengüeta en la embocadura. Nació en la zona andina y se expan-
dió por toda Amñeric a del Sur antes de la colonización. Hay variedades del mimbý:
mimbý guasú, mimbý chué y el mimbý tarará que era una bocina o trompeta guerrera.
Pero también hay diversos tipos de bocinas, como la uatapá que era usada para atraer
peces, la guatapý, hecha de caracol grande de mar y la Jombyá, usada por ls tupíes en
la costa atlántica.

139
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

pal por la fee que era el maior y mas honrroso motivo de su persecusion
y con animo imitador de Xavier contra los Badagas se quedo en cuerpo
con un crucifixo en las manos con que les avia hecho el raçonamiento
para hacer rostro el primero a los enemigos, y animas a los suios en el
conflicto como buen Pastor (digno deste nombre cuio oficio hiso con la
obra mexor que lo tenia prometido de palabra) velando de dia y de no-
che sin perdonar trabajo por la conservacion de su revaño, a que obliga
la solicitud Pastoral teniendo a esta causa no solo en poco las comodi-
dades temporales pero abraçandose con todas las incomodidades juntas
de hambre, cansansio, sudores, sobresaltos, trabajos y peligros, que son
la prueva como dice el gran Gregorio del buen Pastor y del mercenario,
o jornalero, que este teme y tiembla en el peligro y vuelve las espaldas
a los lobos, esto es a los que persiguen y acosan su ganado, y aquel sale
en campo en las batallas del señor con las armas de la Justicia y razon
de parte de fieles [126v] fieles convertidos como lo hizo este gran va-
ron este dia ofreciendo liberalmente asi mesmo su vida y sangre por
muro fuerte no solo al exercito Ynfiel que se acercava pero a otro mas
fuerte de enemigos invisibles librando sin perdonar a peligros ni traba-
jos su rebaño de sus garras y infernales gargantas con las armas de su
oracion y confiança en las llagas del Santo Crusifixo que para su con-
suelo, y terror del enemigo tenia en lamano como arma invensible y
victoriosa con mayor confiança en ella que el macabeo en la espada de
Apolino.
Estando ya a punto para la batalla se llevanto un viejo y ani-
mandoles a pelear con valor y brio en defensa de sus mujeres e hijos a
su usança remato a su resonamiento diciendo que sobre todo mirassen y
defendiessen al Padre encareciendoles lo mucho que le devian, y los
que importava su defensa para lo qual en viniendo a las manos le ro-
deasen todos y que si acaso (lo qual el no temia por conocer su gran
valor) les desbaratassen los enemigos, y viesen que acometían al Padre
se pusiesen todos delante para recibir en sus pechos las flechas para que
a el no le tocassen cayendo primero todos ante sus pies muertos para
salvar su vida, con lo qual cobraron nuevos animos a la pelea, y lo que
es mas de maravillar de la fineça de amor de aquella buena gente, las
viejas y mujeres de los caciques que con gran dificultad pudo el Padre

140
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

apartarlas de si y hacerlas ir al monte diciendo avian de morir con el


hicieron su consejo de guerra en su retiro, y se determinaron a que co-
mençada la batalla encargadas las viejas de los niños y de la comida las
moças saliessen ayudar a sus Padre Lorençana en peligro de la vida
saliessen todas a ponerse en medio [127] de las flechas para que se pu-
diesse escapar. Tantas fuerças como estas tiene el amor pues se las dava
tan grandes a unas mujeres flacas que en su vida avian visto ni conoci-
do sacerdote por quien ponían las vidas y verificandose en el amor que
mostraron ser fuerte como la muerte y el del Padre a sus buenos hijos
ser como la acha encendida y abrazadoras llamas que salian con fervo-
rosos afectos de aquel su amoroso y encendido coraçon creciendo tanto
mas quanto mas fuerte soplava el viento de la contradicion sin que las
muchas aguas de tantas tribulaciones como le cercavan fuesen podero-
sas para apagar el fuego del.
Deste paterno amor nacio el desseo grande que tuvo del bien es-
piritual de sus buenos hijos por que viendo el peligro evidente en que
estaban de perder sus vidas, no quiso que pusiesen ariesgo sus almas
por ser muchos dellos Ynfieles, hizoles una platica muy fervorosa en
que aviendoles puesto delante de los ojos el peligro del cuerpo, les
exorto a que mirassen por sus almas, que con mucho dolor y arrepenti-
miento de sus pecados pasados se dispusiessen al Santo baptismo, el
qual les daría de buena gana haciendoles hijos de Dios prometiendo de
cumplir algunas cosas que les propuso, y que el que quisiesse baptizar-
se, y cumplirlas le siguiese a la Yglesia, a donde fue el Santo varon con
paso apresurado siguiendole toda la gente de guerra, animandose los
unos a los otros a recibir tan soberano beneficio antes de la batalla.
Puestos todos en rueda delante del altar dixieron el credo en vos
alta profesando la fe que recibian, y los mandamientos de la ley de
Dios, y de la Yglesia, que propusieron guardar, y la consesion general
después de la qual hicieron fervorosos actos de contricion, y dolor de
sus pecados con sus arcos y flechas en las manos, comenzó el Padre a
darles el Santo [127v] el Santo baptismo, a que acudieron con tan
grandes ansias y fervor, que cada uno quería ser el primero pensando
que no avia tiempo de baptizarlos a todos, antes que viniese el enemi-
go, y quando yba el Padre a beber el agua al uno ponia al otro la cabeça

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

encima para coger la vez, y otro encima de la de este (tanta era el ansia
de verse christianos) en que se via el Padre en mucha confusión, y asi
les dixo que mirassen que le estorbavan, que le diesen lugar a que les
pudiesse echar el agua, pusoles encima de la pila de quatro en quatro
cabeça con cabeça en forma de Cruz y assi como se yban baptizando
iban bolando dando saltos de placer con sus armas en las manos aguar-
dar su puesto, y finalmente se baptizaron todos con grandissimo con-
suelo, y jubilo del Padre y de aquellos buenos Yndios en tanto grado
que mas parecía dia de regocijo y grandes fiestas que de batalla.
Mientras passava este devoto, y fervoroso acto en la Yglesia fue
la voz al monte adonde como se dixo estavan las mujeres, de como el
Padre estaba baptizando sus Padres y maridos por el peligro de la gue-
rra aqui fueron las voces y clamores de una piadosa y Santa embidia,
espectaculo verdaderamente de gran devoción y ternura, por que no
sufirendo mas la dilacion salieron todos de carrera del monte hacia la
Yglesia (tan poderoso es el buen exemplo) y lo que muestra mas el
afecto y estima del Santo baptismo, hasta las viejas de setenta, ochenta,
y cien años yban con sus baculos en las manos con tanta ligereza a pe-
dirle que parecian mozas de enteras fuerças que se las dava el que con
su poder hacia correr cojos y mancos, y con fuerça interior alentando su
flaqueza los traza assi para darles la salud eterna, y con ser las mujeres
de su naturaleza tan recelosas, y timidas olvidadas del peligro de la vida
que tan presentetenian [128] tenían solo se acordaban de la del alma.
Llegaron delante del Padre pidiendole con grande afecto que las
baptizase tambien a ellas pues estavan en el mesmo peligro no pudo el
Padre negarselo y hechar las mesmas diligencias que avia hecho con
los varones las baptiso bolviendose luego al monte con grande alegria
de berse y a hijas de Dios por el santo baptismo dando gracias el Padre
Lorençana a nuestro Señor por aver hallado en los confines del mundo
y entre lagente indomita y fiera del Parana no una sino muchas mugeres
fuertes con no ser poco hallar una como dice Salomon por ser tan raras
pero demas precio y valor que el tesoro de las Yndias pues no solo co-
mo se dijo tubieron esfuerço y audacia varonil para juntarse estas nue-
vas Amazonas a consejo de guerra tomando en el valeroso acuerdo de
salir en campo a la pelea a ayudar a los soldados, y recibir si necesario

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

fuesse en sus pechos las flechas enemigas para reservar la vida de su


sacerdote que tenian en Lugar de Dios pero ya la muere a los ojos sin
mas armas ni defensa que sus esforçados coraçones alentados con vir-
tud divina salieron de sus escondrijos adonde estaban seguras, a la
Yglesia poniendo a riesgo sus vidas dexadas y a las tinieblas de su infi-
dilidad en que avian estado sentadas tantos años para recibir la luz de la
fe de Xrispto y hermosear sus almas con la vestidura preciosa de la
gracia y dexado el viejo vellon de sus vicios y superticiones volvieron
al monte como rebaño de ovejas despues de la trasquila que salian del
baño de las aguas del Santo baptismo blancas puras y sin mancha ufa-
nas con sus hijuelos como con mansos corderitos, ya todos christianos,
y era tanto el fervor y devocion que comunicava el Señor a aquellos
buenos [128v] buenos Yndios y a sus mujeres, en medio de tantos tra-
bajos y peligros, que le sirvio al del oso Pastor de alivio en tan excesi-
vos trabajos de aver baptizado tanta gente junta.
Acabado el baptismo despacho al Paraguay en dos dedos de pa-
pel que acaso hallo estas palabras. Por momentos estamos aguardando
al enemigo, nosotros somos pocos, y ellos muchos, esta gente esta muy
animada a pelear y a morir en defensa de la Ley de Dios: quando este
llegue, es muy posible que este muerto, o captivo en todos hagala divi-
na voluntad; no escrivio mas, quedando el Santo varon tan conforme
con ella y con mas animo y alegría aguardandola muerte que el mas
deseoso de vivir podía aguardar escapar con la vida como quien la es-
peraba mejorada y eterna.
Era ya medio dia y como no acabava de llegar el enemigo, se
determinaron los Capitanes de embiar algunos Yndios, de hecho, por
espias para ver adonde estaban, o que desinio tenian los contrarios,
hicieron sus diligencias, y no hallaron a nadie, mas vieron por sus bajos
el rastro de la gente, y destruido el Pueblo y chacaras viejas del Caci-
que Arapisandu, y robado lo que avia en ellas, con esta nueva volvieron
las espias, pero los Capitanes no asegurandose del todo, volvieron a
embiar de nuevo gente que se certificasse de lo que avia. Bolvieron con
respuesta de que no hallavan al enemigo no mas que los rastros, llama-
ron a los que avian dado el primer aviso de que su venida, y retificaron-
se en que con sus propios ojos avian visto, llamaron tambien a los que

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dieron el segundo y se afirmaron constantamente en que oieron con sus


oydos los pinpollos y bozinas de la gente de guerra. Supuestas estas
averiguaciones que se hicieron delante del mismo Padre Marciel de
Lorençana aviendo hallado [129] rastros destruidas chacaras, afirmán-
dose los Yndios en aver visto y oydo los enemigos me persuado que el
mismo señor omnipotente que puso temor a los Badagas con la presen-
cia de S. Francisco Xavier en el oriente se le puso a los rebeldes en el
Parana, para que bolviessen atras estando ya tan cerca de la presencia
deste Apostolico varon que con tan fervorosa y oficial oracion le estaba
pidiendo por su nueva Yglesia sirviendole de muro inexplicable que tal
es la oración del justo dice Chrysostomo espanto a los demonios, terror
y assombro a los enemigos del Pueblo escogido de Dios como fue dice
el Santo Doctor, la oración de Ezequias que como vallado aseguro su
ciudad, y puso en huyda a los Persas haziendo bolver las espaldas a su
exercito que es lo que sucedio al Padre Marciel con los Paranas arro-
jandose confiadamente en las divinas manos, en las quales es imposible
peligre quien con verdadera confiança de parte en ellas, de que quedo el
Padre muy agradecido a la divina Magestad y a la fidelidad que mostra-
ron los nuevos Xptianos que en la constancia firmeza y valor en defen-
sa de la fe se aventajaron a muchos muy aniguos en ella.

Embia la Ciudad de la Assumpcion por el Padre


Marciel de Lorençana que fue a dar
asiento a las cosas de su mision.
Capitulo IX.
No acabavan de sosegarse las cosas del Parana, antes vino nue-
bo avisso de que el Cacique Mañarimbi que estaba de la otra banda del
Rio Aguapei se quería juntar con los rebeldes para alcançar [129v] al-
cançar su deseada vengança y destruir y grabar de una vez con aquel
presidio, y fuerte de la fe que vayan plantado en su tierras en la Redu-
cion de S. Ignacio, y aunque los della mostraban ygual animo quiso el
Padre probar su firmeza despues de baptizados y assi les dixo estas
palabras.
Hijos muy grande cuydado me dava entre tantos peligros dela
vida veros Ynfieles, y enemigos de Dios, pero ya sois todos Xcrisptia-

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nos e hijos suyos por el Santo Baptismo, y si alguno de vosotros muere


en la guerra, estando arrepentido de sus pecados se yra al cielo, y no
solo esso, pero sereis como los martires, pues solo por sea Xcrisptiano,
y tener sacerdote en vuestras tierras os quieren matar sus mismos pa-
rientes vuelta de amigos enemigos, los quales no desisten de sus inten-
tos y aunque yo, e avisado al Paraguay, no entiendo vendra tan presto
socorro si os parece ire yo bolando a la Ciudad a solicitarlo y traerlo.
Dicho esto enmudecieron todos tristes de tan repentino y no
pensado rezelo, y tomando la mano el Capitan Diego Anangara le dixo
con notable sentimiento; que no querran aventuras con su yda su que-
dada en el Paraguay pues era lo mas cierto que los españoles no le
dexarian volver imitando al Padre con mucha ternura le dixo: es posi-
ble Padre que nos quieras dexar siendo tus hijos que haremos sin ti,
estando tu con nosotros estamos animados, todos somos valientes y
cada uno de nosotros vale por mucho de nuestros enemigos; y por ti
tenemos a Dios por nuestra ayuda si tevas quedamos tristes, desconso-
lados, y cobardes, y nuestro enemigos nos venceran ni tengas recello
que emos de ser vencidos estando tu presente, ten por cierto que emos
de quedar victoriosos y triumphantes. Oyole el padre con una boca de
risa hallando en los nuevos Xrisptianos con esta prueba de su amor en
la [130] obra lo que tantas vezes le decian de palabra, y con muestras
de entrenable amor les volvio asegurar que no les dexaria, y de lo mu-
cho que les amava con que quedaron alegres y contentos, y con muebo
brio y aliento a la defensa.
Entre tanto llego el billete escrito en el rebato a la Asumpcion y
al punto el General embio al Capitan Diego Ponce de Leon183 caballero
muy principal devoto del Padre con quarenta soldados y alguna canti-
dad de Yndios amigos, que llegados a la Reducion, y sabido los inten-

183
El capitán Diego Ponce de León (Ciudad Real del Guayrá, 1564-Paraguay, 1626)
era hijo de Alonso Riquelme Guzmán y Ponce de León, sobrino de adelantado y go-
bernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca y de Úrsula de Irala, hija del conquistador y
gobernador del Paraguay y Río de la Plata. Era vecino de Corrientes al fundarse la
ciudad en 1588 y su alcalde ese mismo año. También ocupó los cargos de regidor,
procurador general, justicia mayor, capitán de guerra, alférez general de la conquista y
tesorero general.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tos del enemigo que era dar en ella y matar al Padre fue un caudillo con
alguna de la gente a correr la tierra aunque como los contrarios estaban
tan sobre aviso, no se hizo cosa de consideracion, ni se vieron con el
enemigo ni llegaron a sus tierras.
Quedose el Capitan con el Padre tratando muy de proposito del
orden que traya de llebarle consigo al Paraguay, aqui le respondio que
descuydara desso, por que de ninguna manera yria, que oydo por el le
respondió, que sin falta le avia de llevar, por que a esso mas principal-
mente que a hacer correrias le avia embiado el General con tan poca
gente. El qual y toda la Ciudad le avia mandado que si no queria de
grado, le llevasse por fuerça que no podia dexar de cumplir el orden de
su General, y por si resistiesse intentaron con el Padre Diego Gonzalez
que se lo mandasse con precepto y sensuras, que aunque les respondio
que no podia por ser el Padre Lorençana superior y Rector del Colegio,
pero que no obstante esso mirasse el amor con que le avia embiado su
Ciudad, que estaba en continuo sobre salto y tormento con su peligro y
con mucha resolución, concluyo el Capitan que sin falta avia de cum-
plirlo que su ciudad le mandava.
Vista por el Padre su determinacion de hacerle violencia, y que
se ponia a peligro [130v] a peligro que viniesse a las manos con sus
propios Yndios metiendo la gente dentro de casa, si se resistia, y enco-
mendandolo muy deveras a nuestrro. Señor (que sin duda le comunico
si Santa Luz como se vio por los efectos) tomo por medio persuadir a
sus Capitanes e Yndios principales condessendiessen con el español en
su yda, que el les dava la palabra de bolver volando sin que fuere parte
toda la fuerça del mundo, para detenerle, y aunque se les hizo muy difi-
cultoso y lo sintieron ternisimamente por que el amor siempre se recela
y ninguna cosa le es tan penosa como la ausencia de quien ama, en fin a
mas no poder, vinieron en ello consolandose, con ver que el Padre
dexava su Yglesia con todos sus ornamentos compuesta, y su pobre
chosuela con las alajuelas sin llebarse consigo otra cosa mas que una
amaca, o red que sirve en vez de cama y el ornamento.
Despidiose dellos haciendo tan grande demostracion de senti-
miento y lagrimas que el Capitan y soldados españoles quedaron admi-
rados con tales finezas de amor, ni las mostro menores el Padre Marciel

146
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

de Lorençana que se aparto de sus queridos hijos con tan grande dolor,
y desconsuelo, que entiendo yo que fue uno de los mayores de su vida,
dexo encargado a los Capitanes velassen sobre su pueblo, y guardassen
su Yglesia y la frequentasen todos los días como que el estuviera pre-
sente, y que para tal dia que le señalo le saliesen al camino que sin duda
le encontrarian, con que no se les templo poco su sentimiento entrete-
nido con la esperança de su buelta.
La ocasion de tristeza y lagrimas de los nuebos Xrisptianos Pa-
ranas, se bolvió engozo, y alegria de toda la Ciudad de la Assumpcion
que acudió a pendon herido184, luego que supo que avia llegado aver a
su buen Padre Lorençana que le miravan como a resucitado de muerte
avida y los de [131] casa mostraron con el gozo el amor que tenian a su
superior y Padre cuya venida a aquella Ciudad que de grandissima im-
portancia, por que con ella dio asiento fijo a las cosas de su mission del
Parana, que fue el fin principal que tuvo delante de los ojos en su veni-
da tan contra su voluntad.
El primer paso fue hacer capaces a los Padres de casa de la im-
portancia de aquella misión, de la qual dependía no solo lo que restava
del Parana pero toda la Provincia del Uruguay, que estaba intacta y
llena de millares de Yndios, en quien desde el Principio tubo siempre
puestos los ojos, y que desamparar aquel puesto que tanto le avia costa-
do de conservar hasta entonces; era perder todo, ni avia raçon de desa-
rimarse por entender que el fruto que se havia hecho en aquella mission
era poco en un año poco mas, pues no solo se avia amansado aquella
gente tan briosa y guerrera pero estava ya sugeta y rendida al suave
jugo del evangelio y casi todos Xrisptianos.
Tambien les mostró claramente como el medio que se avia co-
menzado a poner en platica de desnaturalizar los Yndios, trayendoles
hacia el Paraguay no era cosa intentable ni hazadera, pues ni ellos avian
de venir en ello, ni er ajusto venderles tan caro el evangelio que tan de
gracia y barato quiere nuestro Padre S. Ignacio en sus constituciones
segun el consejo evangelico que se les predique, y al General, y Ciudad

184
Locución adverbial. Con toda la fuerza, unión y diligencia para socorrer una nece-
sidad, cuales ver el estandarte o bandera en peligro de que lo ganan los enemigos.

147
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

de la Assumpcion persuadió en vivas y eficazes razones lo mucho que


convenia fuese en breve su vuelta no solo para el bien espiritual de los
Yndios, sino para el buen estado de toda la Provincia que no tenia segu-
ridad alguna faltando el de su Pueblo, con que los enemigos bolverian a
alçar cabeça y contra victoria, que apuros rebatos le avian hecho huyr y
assi que el estava resuelto a bolverse luego, aunque por ello aventurasse
la vida, que tendria a gran dicha [131v] dicha el darle en tan justa de-
manda, pues asi se avia fundado la primitia Yglesia, ni era justo que los
de la Compañía que viniesen a llevar adelante las missiones de infieles,
viessen tanta covardia en los primeros missioneros, que estimasen mas
su vida temporal, que la eterna de las almas desamparandolas por temor
de perderla, y mas prometiendola christo Señor nuestro mejorada a los
que por su amor y bien de los proximos la pierden pues perderla es ga-
narla; raçones que fueron allanando la constancia de los que tenazmente
impedían su buelta.
No le ayudó poco a facilitarse el Governador Hernandarias de
Saavedra a cuya instancia el Padre fue a esta misión (como se dixo)
que aunque avia acabado el tiempo de su Govierno, el nuebo Governa-
dor Diego Martinez Negron185 le pidió subiesse al Paraguay para que
con su autoridad valor y prudencia sossegasse la tierra, y diere traça y
buen orden en todo, y luego que llegó muy gozoso de saber la venida
del Padre Marciel de Lorençana que avia sido pocos días antes, se vie-
ron y comunicaron con mucho gusto por la estrecha, y antigua amistad,
y por informarse muy de proposito como lo hizo del estado de la gue-
rra, y de su nueva Reducion, y aunque antes avia estado inclinado a que
el Padre lo dexase por averselo propuesto algunas personas y Padres de
casa, visto el peligro de la vida en que estava, y quan cerradas las puer-
tas a los ojos humanos para pasar adelante oyendo al Padre Lorençana
jusgo el buen Cavallero no era bien desamparar su puesto aviendose
mostrado los Yndios tanfieles, y deseosos de tener consigo sacerdote.

Buelve el Padre Marciel de Lorençana al Parana y de


185
Diego Martínez Negrón, murió envenenado en Buenos Aires en 1613, en momen-
tos que ejercía la gobernación del Río de la Plata y del Paraguay. Durante su mandato
se presentó el visitador Francisco de Alfaro para dictar luego sus famosas ordenanzas.

148
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

los trabajos que se le recrecieron con la yda a la [132]


Reducion de un Capitan Español. Capitulo. X.
No tuvo por pequeño fruto el Padre Marciel de Lorençana de su
yda a la Assumpcion el aver persuadido a toda la Ciudad la importancia
de su mission ni le fue de poco consuelo que le dejasen volver en paz
como deseava a trabajar de nuevo en ella y asi libre de recelos tras lue-
go en desempeño de la palabra que dio a los Yndios de bolverse a su
Reducion de S. Ignacio supo antes de su partida como en el Rio avia
cogido el Governador Hernandarias algunos Yndios Paranas de los re-
beldes, y que tratava de ahorcarlos y a su instancia no solo les perdonó
la vida, pero se los entregó libres que llegados a su Reducion embió a
sus casas cargados de dones con mucho agradecimiento suyo y crédito
del Evangelio y estima de su libertador. Luego mandó a percibir al Ge-
neral Don Antonio de Añasco su cuñado con cien soldados para que
fuesen al Parana, y acompañaron al Padre mostrandolo mucho senti-
miento de que la huviessen hecho venir al Paraguay en tan apretada
ocasion, y asi al punto se puso en camino con grande gozo y alegria
llevando consigo a Padre Balthazar Seña186 de muy provada virtud.
Llegando al Pueblo de Yaguaron diez leguas de la Assumpcion
llego juntamente de la nueva Reducion el Capitan Diego Anargara con
algunos otros Caciques con veynte de sus vasallos que venían a llevar a
su buen Padre que en viéndole fueron tantas las demostraciones de con-
tento que hizieron, que los españoles quedaron asombrados de ver tanto
amor y lealtad en gente tan nueba, muy contra lo que ellos avian con-
cebido, de allí se adelantó el Padre con sus Yndios y solos dos soldados
que quiso el General que le acompañasen, y cinco leguas antes de llegar
a la Reducion de S. Ignacio le salieron treynta Yndios a recibirle [132v]
recibirle a caballo escaramuzando con tanta ligereza y gallardia que los
dos españoles con ser Capitanes viejos quedaron maravillados de su
destreça y mas de su amor y voluntad al Padre.
Acresentoseles mucho la admiracion a los Capitanes compañe-
ros del Padre Lorençana viendo la mudança grande que el Señor por
186
El P. Baltazar Seña (Perpiñán, 1576-Guarambaré, 1614) fue un jesuita francés que
ingresó en la Provincia de Aragón en 1608, arribando a Buenos Aires en la expedición
del P. Juan Romero en 1610 (Storni, 1980: 268).

149
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

medio de su Evangelio avia hecho en pechos antes tan crueles, e inu-


manos, y los regocijos y demostraciones de alegría, que en llegando al
Pueblo hizieron universalmente todos, saliendo desalado á recibirle yo
yendo como las viejas le lloraban muy despacio que es el mayor agasa-
jo que hacen a los que bien quieren mesclando lagrimas con alegría que
tan ermanadas andan en esta vida.
Poco despues de la llegada del Padre vino el General a quien
avia dexado en el camino con sus cien soldados sin los Yndios amigos
con orden de correr la tierra, y apeciguarla; y como ya los Capitanes y
soldados de aquella Reducion tenian fama y credito en las cosas de
guerra, trataron con ellos por donde seria bien traçar la jornada, para
que tubiesse el buen efecto que todos desseavan de asentar la paz y
traer a aquella Reducion los Caciques comarcanos, para se hiciese nu-
merosa de que nos recrecieran pequeños bienes a los mesmos Yndios, y
a la Republica de los españoles.
Los caciques le trazaron la jornada maravillosamente como
quien tenia medida la tierra a pasos, y como tan expertos en la guerra, a
que aplaudieron todos los españoles (assi pluguiese a Dios que a la
aprobacion y aplauso se ubiera seguido la execucion por cuya falta se
mal logran muchas buenas trazas) pero hizose todo al revés, y assi fue
el sucesso, dividiose el exercito en dos campos el uno dellos que avia
de aver llegado [133] al Rio Parana segun lo concertado; y vistose con
el enemigo no lo hizo antes se bolvio por la mesma Reducion sin aver
hecho cosa de importancia con mucho descredito del valor español, y
disgusto de los soldados Yndios recien reducidos que avian ydo con
ellos, tanto mas quanto mayor valor reconocieron en los primeros sol-
dados españoles.
El segundo campo fue a las tierras del Cacique Manarimbi y
como yba caminando, los Caciques e indios que estaban apalabrados
para reducirse en S. Ignacio en lugar de recogerlos iban huiendo de
miedo, y retirandose a los montes de la otra banda del Agapey 187 a

187
Se refiere al río Aguapey, perteneciente a la cuenca hidrográfica del río Uruguay,
con una extensión de 310 km que recorre por la provincia argentina de Corrientes.
Nace de esteros y bañados próximos a la localidad de San Carlos, en el extremo no-

150
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

donde tenia su asiento Mañarimbi que con falsa apariencia de paz supo
los intentos del español por sus espias, que le dieron aviso por sus fue-
gos aque correspondió el con uno muy grande poniendo a su Pueblo y
retirandose aparte mas segura frustrando en gran parte la pretension del
General, que de alli pasando por Yuti, y Casapa dio vuelta a la Asump-
cion volviendose el Capitan Arapisandu, y su gente que se avia acom-
pañado hasta aquellos montes con mucho disgusto y sentimiento, de
que despues de su trabajo, y de sus soldados llebava por fruto quedar
despobladas sus tierras, y la comarca de su Reducion; y lo que era de
mayor cuydado el Parana mas sobrevi que antes, pues avian visto que
con aver hecho tanto esfuerço el español, ellos se quedavan en sus tie-
rras como al principio sin aver llegado al Yacuy ni al Maracanaz y sus
islas, adonde los rebeldes se avian buelto a fortificar.
El Padre Marciel de Lorençana como tan siervo de Dios, aun-
que sentía como era razon el descredito del español, que tanto importa-
va aun para el asiento de la fe en aquellas Provincias, y el peligro en
que quedaba la Reducion mayor que antes, pero en quanto a verle ahu-
yentado los [133v] los Caciques que le tenian dado palabra de reducir-
se, se conformo con la voluntad de nuestro Señor cuya gloria buscava
puramente, y el bien de las almas de aquellos pobres Yndios, el qual se
consiguio aunque por diferente camino, que en sustancia venia a ser el
mismo, mediante la predicacion evangelica, a quien quiso nuestro Se-
ñor dar essa honra y gloria y no a la boca del arcabuz, por que viendo el
Santo y venerable Padre Fray Luis Bolaños que ya tenia hecha la Re-
ducion de Casapa la muchedumbre de gente, que se avia amontonado
entre el Parana y los montes de Yuti, levanto Cruz e hizo Yglesia en
ellos y con su grande espíritu y caudal de lengua juntó, y redujo allí los
Yndios haciendo una muy lucida Reducion que los Padres fray Grego-
rio de Ossuna y fray Alonso Velazquez188 imitadores de su espíritu y

reste de la provincia, y zigzaguea hasta desembocar en el Uruguay a la altura de la


localidad de Alvear.
188
Fray Gregorio de Osuna (Santa Fe c.1584-Caazapá, 1641), profesó la orden fran-
ciscana en 1600 y acompañó a Bolaños en la evangelización de los indios, quien le
confió en 1615 la reducción de Caazapá, donde estuvo gran parte de su vida y donde
lo encontró el P. Lorenzana en 1621. Mientras que fray Alonso Velazquez llegó al
Paraguay junto al mencionado obispo Loyola y otros 25 franciscanos españoles.

151
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

santos trabajos la pusieron en la perfeccion que agora esta junto con la


de Caazapa que es mas antigua con gran policia Xrisptiana, y las Ygle-
sias muy lucidas, y bien servidas, y los demas Paranas que quedaron
sobre el Rio los juntaron, y redujeron pocos años despues los de la
Compañía siguiendo las pisadas del Santo Padre Marciel de Lorençana
como adelante se dira.
Pero bolviendo al estado presente todo el animo virtud y valor
del Padre Marciel de Lorençana fue menester para el contraste de las
dificultades y trabajos, que le sobre vinieron con ocasion de la guerra
desta jornada, por que entre los Yndios, que como dixe arriba avian
quedado muy disgustados, y sentido contra el español, que les avia en-
flaquecido sus fueças divirtiendo los Yndios a otra parte, avia diversas
baxillas que no daban poco cuidado al Padre.
Los recelos, de que los Paranas del Rio quedavan mas sobre si,
y mas rebeldes, se cumplieron atreviendose a lo que no avian hecho
hasta [134] entonces llegandose a los Pueblos antiguos y chacaras vie-
jas de los de S. Ignacio, a donde tenían sus comidas arancandoselas, y
destruyendoselas aque se siguio una hambre cruel esparciendose todos
por los campos, montes y Rios, y desbaratandose la doctrina que tanto
trabajo avia costado de entablar, y aunque el Padre como tan amoroso
Santo y prudente les conformava, animava y procurava persuadir la
buena voluntad, que el español les tenia, y que no avia nacido por falta
della el estado en que quedaron las cosas, que templo algo su senti-
miento, con todo siempre se quedavan en su primer queja. A la hambre
se siguo enfermedad de viruelas con que començo a morir gente, y a
crecer la aflicion de los Yndios, y algunos dellos lo que no avian hecho
hasta entonces comenzaron a flaquear y a bambalear de su constancia,
amainandose, y volviendose contra el Padre como autor, y ocasion a su
parecer de sus desdichas hambres, guerras, enfermedades, y muertes, y
pasando los limites de la rezon con yra y despecho, alguno, o algunos
pusieron con savrilega impiedad las manos en su santo y venerable Pa-
dre que la caridad que ardia en su pecho, que es paciente, magnanima,

Llegó al Paraguay en 1595 y colaboró con Bolaños a quien reemplaza en la reducción


de Yuty, donde permaneció hasta 1621 para pasar a Caazapá en reemplazo del P.
Osuna (Durán Estragó, 1987: 235 y 243).

152
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ansiosa de mayores injurias, recivio estas, y otras muchas con grande


igualdad de animo a imitacion de Xrispo señor nuestro que con la pa-
ciencia en sus de nuestos dio exemplo a los que professan ser dicipulos
suyos de la que ande tener en los propios para asemejarse a el en esta
divina virtud, la qual hacia eal Padre Marciel en las adversidades fuer-
te, en las afrentas manso, en perdonar injurias propias, fácil, y en los
trabajos constante que no pararon en estos; por que a los ya referidos se
recrecieron otros originados casi de la misma razon por que quatro Ca-
ciques, que estavan aguardando de la vanda del Rio Aguapei, para que
hiciessen sus sementeras le vinieron a decir despues de la pasada de los
soldados por sus tierras [134v] tierras que les avia mandado el español
que no viniesen a aquella Reducion, y que assi lo cumplirian, otro Ca-
cique del Yabebiri que venia a tratar de reducirse, y otros que avian
venido de hacia el Parana vista la buelta repentina del exercito, la die-
ron ellos a sus tierras.
A esto se añadio; que llegando un Yndio huido del Paraguay
hablo tan mal como quien vnia ostigado de la Ciudad de la Assumpcion
y malos tratamientos del español, a una parcialidad de los recien redu-
cidos que se la llebó consigo a los enemigos, y con ocasion de aquellos
Yndios huydos al Parana dixo un confidente suyo al Padre que no se
espantasse, por que demas de la causa dicha avia otra que el le descu-
briria por el amor que le tenia, que también era causa de la dureza de
los Paranas en reducirse, y de la huida de algunos de los reducidos. Por
que el demonio se les aparecia visiblemente, y les mandava, que no le
recibiessen ni oyesen sus palabras, no obedeciesen, y yo tengo por cier-
to que no era uno solo el que se les aparecia sino muchos permitiendolo
el Señor para mayor corona del Padre y prueba de los escogidos, dados
crudos asaltos a la nueva christiandad, e impediendo por mil caminos,
que se fraguasse aquella Reducion que tanta guerra les avia de hacer, y
de adonde se avia de estender la fe a otras Provincias, pero nuestro Se-
ñor por las oraciones de a que su fiel siervo le tuvo arroya para que no
saliese con su depravada intencion y el Padre sintio muy presente el
divino favor mejorandose las cosas que estavan tan turbadas.
Por que los primeramente reducidos de quien se a hecho men-
sion arriba siempre estuvieron constantes, y firmes, y fuera de qual, o
qual se mostraron hijos amorosos, y no solo ayudaron al Padre a sose-

153
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

gar los inquietos en especial a un hijo de un Cacique muy valiente que


perturbava [135] bava la paz de la Reducion, pero poco a poco fueron
desangañando a sus parientes del Rio con quien tuvieron la refriega,
templando su enojo aque ayudo tambien, el Santo viejo fray Luis Bola-
ños razonando y amansando los que alcançava a ver en su Reducion de
Yuti189, y pasando dias del mismo Rio Parana, y tierra de guerra vinie-
ron algunos a visitar al Padre Lorençana, de quien rescato tres niños de
los captivos Maomomas que ellos mismos trajeron volviendo aficiona-
dos y contentos con los dones que les dava, con lo qual cesando en gran
parte el hibierno aspero yelos rigurosos, y vientos desecho de tantas
tribulaciones juntas, que permitio el señor que afuer de su furioso tor-
vellino acometiessen a aquella nueva Yglesia, poniendola a punto de
deshacerse, batiendola avenida de tantos trabajos juntos con arrebatado
raudal el animo invencible del Padre para que se mostrase mas su forta-
leza y fuesse tanto mas esclarecida su virtud y constancia, quanto los
asaltos del enemigo fueron mas impetuosos soplando el viento favora-
ble del divino espiritu se bolvió la tempestad en bonanza, y el riguroso
frio en apacible primavera.
Por que los Yndios a exortacion del Padre volvieron a habitar
sus casas, y a recogerse de los montes, Rios, pescas, y caças, a donde se
avian esparcido, a cultivar sus heredades, y acudir a la Doctrina, cate-
cismo, missa y sermon como antes, y el Padre que siempre lo fue ver-
dadero de sus hijos les ayudava con nuevo fervor y aliento en lo tempo-
ral y espiritual incansablemente, y a los que bolvian recivia con los
braços abiertos, y una boca de risa disimulando y ocultando sus desde-
nes y atrevimientos, de que quedaron nuevamente reconocidos, y paga-
dos, y satisfechos del entrenable amor que les tenía, y con nuevos pro-
positos de cumplir con sus obligaciones, si bien entre muchos buenos
no [135v] no faltavan en el contorno algunos inquietos, que instigados
del demonio tenian en cuidado al Padre y su Reducion.

189
La reducción de San Francisco de Yuti fue fundada con indios Paranáes por fray
Luis de Bolaños en 1611. Se ubicó a 10 leguas de Caazapá y tuvo como segundo
doctrinero a fray Alonso Velázquez. Los frayles dejaron la reducción en 1785, que-
dando a cargo del clero secular

154
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Llama el Padre Provincial Diego de Torres al Padre


Marciel de Lorençana a la Assumpcion y su
buelta al Parana Capitulo. XI.
Con gran cuidado venia de Chile al Paraguay el Padre Provin-
cial Diego de Torres, por que la ultima nueva que avia tenido de la mi-
sión del Parana era, que el Padre Marciel de Lorençana estaba ya muer-
to, o captivo, y recibio su espíritu un gozo increible quando tuvo cartas
suyas, en que le escrivio que era vivo, y que aunque con grandes traba-
jos contradiciones, y fatigas estava dispuesto a perseverar allí, aunque
fuese con un solo Yndio hasta morir en la demanda, palabras en que se
echava de ver el encendido fuego de su coraçon, y de la solidez de su
espíritu, con que se consolo mucho el Padre Provincial que aviendo
venido desde Santa Fe en compañía del doctor don Francisco de Alfa-
ro190 oidor de la Real audiencia de la Plata, y Visitador General de to-
das estas Provincias, para desagraviar los Yndios, y quitarles el servicio
personal, para lo qual traya gran mano, y con el Governador Diego Ma-
rin Negron llegado a la Assumpcion el Governador Hernandarias y toda
la Ciudad le pidieron instantamente llamasse al Padre Marciel de Lo-
rençana para que se hallase en la junta que se havia de hacer como una
de las personas, que mas luz y experiencia tenia de la tierra.
Llamole a quien respondio que iria como se lo mandava, pero
que sino embiava alguna lengua en su lugar haciendo el ausensia en
aquella [136] ocasion era muy provable perderse la Reducion, por estar
con las revueltas pasadas aquella gente algo inquieta, y los Paranas de
guerra aunque mas sosegados tenian sus reveses, y toda via viva el as-
qua de sus sentimientos, a lo qual bolvio a escrivir el Padre Provincial
que vista aquella se partiesse luego al punto, dexando allí su Compañe-
ro que en el campo le encontraría el Padre Roque Gonzalez de Santa

190
Francisco de Alfaro (Sevilla, 1551- Madrid, 1642) fue designado fiscal de la Au-
diencia de Panamá y en 1598 se traslada a la Audiencia de Charcas en calidad de
Oidor, donde se le envomendó recorrer la región del Tucumán, Cuyo, Buenos Aires y
Paraguay para luego elaborar sus famosas Ordenazas de 1612. Alcanzó a ser presiden-
te de la Audiencia de Charcas en 1632 y luego regresó a España. De su primer matri-
monio tuvo a Diego que se incorporó a la Compañía de Jesús, alcanzando a ser supe-
rior de las misiones entre 1637 y 1639, año en que muere mártir en Caazapá.

155
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Cruz tan gran lengua como sabia, que supliri a su lugar obedecio con
puntualidad con muy gran sentimiento de los Yndios a quien consolo
con la esperança de su buelta, y a nueve leguas encontro al Padre Ro-
que Gonzalez a quien instruio aquella noche de lo que avia de hacer en
su ausencia. Llego al Paraguay a donde fue muy bien recibido de aque-
llos señores, como un varon Apostolico, que tanto avia trabajado por
plantar la fe entre los Gentiles, pero quien tuvo un dia alegre y regosi-
jado fue el Padre Provincial Diego de Torres como tan amador de los
Yndios, viendo delante de si a quien tantas veces avia puesto con tanto
animo y valor la vida por ellos y por el Santo Evangelio.
Trató con el Padre Provincial sus intentos, que era acabada
aquella Reducion que tenia entre manos hacer otra mas adelante, dispo-
niendo la entrada a la Provincia del Uruay191 de que se consolo mucho
el Padre pero agradeciendole su fervoroso animo de convertir aquellas
gentes, le dixo como nuestro Padre General Claudio le embiava patente
para que fuesse a Chile a ser Rector192 de aquel Colegio como ya le
avia escrito algunos meses antes, y aunque le avia edificado su propusi-
cion tan humilde diciendo no tenia partes para puesto tan alto, y tan en
los ojos del mundo, y el contento y alegria con que estava padeciendo
entre sus pobres Paranas, pero que no era posible [136v] posible ya que
no fuesse a Chile dexar de ir a la Asumpcion a ser Rector de aquel Co-
legio, y Padre amparo, y escudo de todas las missiones hechas, y que se
avian de hacer, que tenian allí necessidad de su persona, a que el Padre
Marciel de Lorençana con su acostumbrada obediencia, y rendimiento
respondio que estaba a punto para hazer todo lo que le ordenasse, con
mucha puntualidad.

191
Uruguay.
192
El P. Lozano (1755: 318) transcribe una carta del P. Lorenzana donde expresa al P.
Torres: “Lo de Chile es lo que me dá pena: procure V.R. por amor de Dios con toda
eficacia, que se me exima de ello: en realidad de verdad, que será destruicion de aquel
Colegio, y de qualquier otro, á donde me pusieren. En estos Indiezuelos, por ser tan
desamparados, quizá acertaré á servir alguna cosa al Señor, ó á lo menos le deserviré
menos, que en essotras ocupaciones”. El mimo P. Torres escribe en la Carta Anua del
5 de abril de 1611 que el P. Lorenzana “le propuso con tanta instancia, yla falta que
hiciera saliendo de su Mission me obligaron a no sacarle” (Leonhardt, 1927: 87).

156
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Mas considerando el Padre Provincial que aunque estaba en el


Parana el Padre Roque Gonzalez de tan gran espiritu y lengua, se sigui-
rian muy grandes inconvenientes, de que el Padre Rector no bolviesse a
cumplir su palabra que avia dado a los Yndios de su Reducion de que
bolveria, y se les daría acasion de que se inquietassen mas de lo que
estaban, como arriba se dixo, le parecio que era fuerça que bolviese si
quiera por medio año á asentar y entablar mas las cosas, e introducir en
su lugar al Padre Roque Gonzalez a cuyo cargo avia de quedar todos
que no templó poco al sentimiento de amor de dexar aquellos buenos
hijos, el tener tan buen succesor para llevar adelante la conversion del
Parana.
Detuvose el Padre en el Colegio solamente el tiempo que fue
necesario para cumplir con el fin a que aquellos señores le avian llama-
do, que quedaron muy satisfechos de su gran caudal, y prudencia, y
despidiendose dellos del Padre Provincial y su Colegio se partio luego
al Parana, llego a su Reducion de S. Ignacio con gran gozo y alegria de
todos aquellos buenos Yndios, que se les hacia larga la tardança, y no
menos al Padre Roque Gonzalez que tuvo a gran dicha el tener tal guía
y maestro en oficio tan dificultoso, como la Reducion y converssion de
los Ynfieles que a algunos se les hace tan facil por falta de experiencia,
y aun por la mucha que tenia y aver provado quan ardua cosa sea la
conversion de los infieles [137] aquel nuevo Apostol de los Yndios S.
Francisco Xavier, escrivio a Roma a la Compañía y a los primeros Pa-
dres le ayudasen no solo con sus oraciones, pero tambien con su direc-
cion y advertencia para no errar en negocio tan dificultoso. Las del Pa-
dre Lorençana ayudaron mucho al Padre Roque, y con su buena ayuda
se alentó mucho lo temporal y espiritual de aquella Reducion atendien-
do muy de propósito a la doctrina y ensenança de aquella gente, que
con las guerras rebatos y hambre, aviendo intermitido la entrada en la
Yglesia estava muy necessitada de cultivo.
Despacho el Padre Marciel algunos buenos Yndios de autoridad
y bien hablados con mensages de paz al Parana a los Yndios de guerra
de quien fueron bien recibidos, que le dio animo de imbiar al Padre
Roque Gonzalez al Yabebirí tierra de guerra que fue la primera mission
que hizo el Padre en el Parana, viose con algunos Caciques a quien
ganó la voluntad de suerte que le vinieron acompañando hasta la Redu-

157
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

cion, a quien el Padre Lorenzana agasajo mucho embiandoles conten-


tos a su tierra, que fueron reclamo para que despues dellos viniessen
otros, que regalados de los Padres y de los Yndios reducidos como los
primeros començaron a cobrarse amor y a facilitar la entrada al Parana
a la Compañía que fue poco despues.
Yvase cumpliendo el medio año que tenia de termino el Padre
Lorençana segun el orden del Padre Provincial y reparando, que con el
amor tan grande que era excesivo que le tenían aquellos buenos Yn-
dios, no se le llegavan mucho al buen Padre Roque, aunquede tanto
caudal y lengua como emos dicho, con sagacidad y prudencia fue in-
troduciendo al Padre Roque en los ministerios y govierno de la Redu-
cion destetandoles amados hijuelos del grande amor que le tenían, dis-
poniendose a la [137v] a la partida y quando llegó el tiempo della, allí
fueron las lastimas, allí los llantos, allí traer a la memoria su amor, su
fidelidad hasta pelear con sus mismos parientes sus peligros de la vida
en defederle, el aver dejado sus tierras a su llamado sus heredades y sus
comidas padeciendo hambre, por hacerle compañía, y por oir su doctri-
na y recibir el Santo Baptismo de su mano y otras raçones mescladas
con sollozos y lagrimas bastantes para enternecer, y quebrar un coraçon
de diamante, pero aunque enternecieron el paternal, y piadoso pecho
del Padre Lorençana, pero no le rindieron ni fueron poderosos a que al
punto que llegó el termino no se pusiesse en camino sacrificando el
ternissimo dolor, y sentimiento de dexar aquella su nueva Yglesia a los
pies de la Santa obediencia, a quien tenia sacrificado con perfecto olo-
causto todo su gusto su libertad, y su propia vida, y assi consolandoles
con la quedada del Padre Roque Gonzalez abraçandolos tiernamente se
despidio dellos y de su querida Reducion de San Ignacio del Parana
partiendose al Paraguay.

Buelve el Padre Marciel de Lorençana de su


mission del Parana a la Assumpcion
Capitulo XII.
Bolvió el Padre Marciel de Lorençana del Parana a la Asump-
cion con no menos gloriosa victoria de si mismo por la prompta obe-
diencia de dexar a sus Paranas hijos queridos en Xrispto que illustre

158
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

triumpho del demonio, y de aquella Provincia antes Ynfiel, que dexava


ya sugeta al evangelio plantada la fe, y abierta la puerta para nuevas
[138] conversiones, y conquistas de almas, en quien tenia puesta la mi-
ra para alumbrarlas con la luz de su predicacion y doctrinas.
El goso de su llegada en casa, y en la Ciudad fue ygual al amor
y veneracion que todos le tenían, que era muy grande, aunque halló los
animos de los ciudadanos muy trocados, sentidos, y enconados contra
la Compañia, con ocasión de que aviendo embiado su Magestad (como
se tocó arriba) a su visitador el oydor don Francisco de Alfaro a des-
agraviar los Yndios, y quitarles el servicio personal, para descargo de
las conciencias de sus vasalos, por ser con toda razón, y ley natural, y
divina, y contra lo dispuesto en muchas cedulas de los Reyes catholicos
sus progenitores, y suyas como en execucion dellas lo quito de hecho
por sus nuevas leyes y hordenanzas el Padre Provincial Diego de To-
rres que en esta ocasion se halló en el Paraguay, y los demas de casa
apoiaron como es justo lo determinado y dispuesto poniendose de parte
de la razon y justicia en servicio de ambas Magestades, y credito del
evangelio bien de los Yndios y de los mismos españoles interesados,
que por tan manifiesta injusticia y agravio, estavan en estado de conde-
nacion sin atreverse persona ninguna deciencia y conciencia a confes-
sarlos, ni pedirlo hacer segun el estado de las cosas, como se avia de-
terminado en Lima en una gravissima junta de Theologos por orden del
Arçobispo Loayza193, y en esta Provincia en otra de personas muy doc-
tas y experimentadas.
Con ser esto assi el espititu de discordia enemigo de toda paz
por si y por sus ministros encono los animos de los interesados de suer-
te que trocando al amor en indignación, e yra, no solo negaron las li-
mosnas que solian dar a los nuestros, mirandoles como a enemigos co-
munes de la Republica, mas tratandoles como a tales determinaron no

193
Gerónimo de Loayza González OP (Trujillo, 1498-Lima, 1575) llegó a Cartagena
de Indias en 1529 y regresó en 1538. Fue designado arzobispo de Lima en 1548 y
convocó al primer Concilio Limense en 1551 a los fines de organizar la Iglesia y
uniformar criterios y textos de catequesis. En 1565 convocó al segundo Concilio que
pone énfasis en la difusión de la doctrina para los naturales. El prelado fue denostado
por los ricos limeños por su rechazo a las encomiendas.

159
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

entrar en nuestra casa [138v] casa, ni acudir a nuestra Yglesia, tenien-


dose por caso de menos valer atravesar nuestro umbrales (tanta es la
fuerça de la passion, e interes) obligando, por dar lugar a la yra, al Pa-
dre Diego Gonzalez (a cuyo cargo estaba el Collegio antes de la llegada
del Padre Lorençana) a salirse con los Padres de la Ciudad, a una viña
con harta apretura, y incomodidad, y trabajo y aunque con la llegada
del Parana del Padre se moderaron algo los animos encontrados atentos
a que parte se inclinava; mas viendo el valor y constancia con que se
ponía de parte de la justicia, y verdad en lo determinado por el oydor en
favor de los Yndios, y la fidelidad, y entereza, con que defendia al Pa-
dre Diego de Torres su Provincial y cabeça (en quien todos refundían la
causa de sus enojos) miravanle ya con otros ojos, y pasando los limites
de la raçon y debido respeto dando licencia a la lengua, que como dice
Santiago, es fuego, tantos juntos encendieron una llama, tal que en mu-
chos años no se pudo apagar si bien se templo algo por que un dia de
fiesta predicandoles el Padre Rector les dixo estas palabras dignas de
su espíritu.
Grande es el enojo e indignacion que mostrais contra la Com-
pañía y los Padres deste Colegio, constantemente que son los del varo-
nes muy religiosos y perfectos y de la voluntad que an tenido y tienen
de serviros mirando por el bien de nuestra al mas, si alguno ay que me-
rece nuestro desamor soy yo solo en quien solamente por mis pecados y
faltas caen bien las palabras injuriosas, que por satisfacer nuestra ira
dezis de los demas, y assi os pido humildemente que contra mi solo se
buelvan nuestros enojos pues yo solo soy el que los meresco, esto dixo,
y otras cosas al mismo intento con tanta humildad y espíritu, que sose-
go algo el incendio de la persecucion aunque avia ya cobrado tan gran
fuerça atizado por ministros de satanas [139] que bien fue menester su
valor y pecho, para sufrir con constancia y paciencia los continuos gol-
pes y debates, que eran tantos que le pereció movido de comparacion y
lastima a el licenciado don Pedro Fontana de Zarate194 dean de la cate-

194
Pedro Fontana de Zárate era natural de Castilla la Vieja (-1635) fue vicario general
de a diócesis del Río de la Plata en sede vacante con asiento en Asunción desde 1598
por cuaretenta años. También fue comisario de la Santa Cruzada y es el que cordó
licencia los jesuitas para establecerse en Buenos Aires.

160
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

dral de aquella Ciudad, que le obligava la caridad oir a consolar a los


Padres que estavan puestos como en cerco a las vezes con falta de lo
necesario, sin que nadie por no incirir la ofension del Pueblo osasse
entrar en nuestra casa, y por evitarla el fue rodeando por la puerta se-
glar no atreviendose oyr por la posterior.
Estimó y agradeció el Padre Rector la vista como era justo, pe-
ro suplicole no bolviesse a hazer aquel favor al Colegio por puerta ex-
traordinaria pues no se atrevia a entrar por la comun por temor del Pue-
blo, y lo mismo pidió a otros amigos que acudian por los mismos mie-
dos ahoras, y por partes desusadas asegurandoles del gozo, con que el y
los demás Padres llevavan aquellas persecución tan honrosa, teniendo-
se por dichosos de padecer por la justicia, pues Xrispto Señor nuestro
llama bienaventurados a los que padecen por ella, gloriandose a imita-
cion de S. Pablo en sus tribulaciones en las quales con razón dice S.
Bernardo está no solo como en semilla y esperança mas como en pos-
secion y fruto la gloria segun el gozo con que los verdaderos seguidores
de Xrispto se abraçan con ellas teniendose por tanto mas favorecidas
quanto mas atribulados, y perseguidos como miembros vivos de su ca-
beça. Pues quanto mayores son las persecuciones mas continuas las
pruebas, y esforçados los debates, tanto es mayor y mas suave el gozo
de los siervos de Xrispto que las padecen pareciendoles començan ya á
gustar anos como destellos de la gloria y aun por esso como experimen-
tado dice S. Ambrosio que aviamos de presentar con una santa ambi-
cion el ser perseguidos y [139v] y murmurados, y que el mundo nos
llene de su maldiciones para alcançar en retorno la bendicion de Dios,
en que esta nuestra verdadera felicidad.
Y verdaderamente parece pretendia el Padre Marciel nuebas
persecuciones y combates para exercicio de su paciencia, y su mayor
corona, sino para manifestar mas los subidos quilates de su virtud, por-
que como se a visto en diversas missiones, y en especial en la ultima
dio suficientes muestras della con tanta variedad de persecuciones, pero
las mas fueron de Gentiles y en odio de la fe que traian consigo no poca
honra y gloria: y por esto S. Ambrosio califica, por persecucion mas
realçada la que viene de los Xrisptianos y miembros del mismo cuerpo,
y assi quiso que dellos y en la Assumpcion adonde avia sido tan vene-
rado, honrado, y aplaudido fuesse tan perseguido, como se viera, en lo

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

restante de su historia hasta su muerte, mostrandose siempre tan cons-


tante y paciente en las persecuciones y afrentas, como humilde en las
honras y aplauso, prueba grande de su virtud, Philosophia que alcanço
Seneca aunque gentil diziendo, que el buen piloto se muestra en la tem-
pestad y borrasca y el soldado en el aprieto de la batalla, pues mal co-
noce el animo fortaleza y constancia que oy a sufrir ignominia despre-
cios y afrentas y el odio y ofension popular a quien passa la vida y le
coje la vejez entre aplausos y honras, siguiendole sin dexarle, ni apar-
tarsse del la pia aficion amor, y favores de los hombres; y entonces se
deja creer que uno es virtuoso si en los disfavores y afrentas está tan
constante en sufrir, como aconsejava a otros con sus palabras, lo estu-
vieron, como lo hizo el Padre Lorençana, que mejor obro que hablo
poniendo en pratica [140] lo que muchas vezes aconsejó á otros, te-
niendo por muy cierto lo que enseñó Tertuliano, que aquel solo puede
persuadir esta altisima virtud de la paciencia, que primero la exercita
dando autoridad y eficacia las obras a las palabras por que si al fallo
desmienten, quedan avergonçadas pero en el Padre yvan muy a una en
todas las ocasiones, que nuestro Señor le iva ofreciendo a las manos
que fueron muchas juntas, y dellas mismas y del fin a que tiravan que
era deshazer las missiones, que casi en todas aquellas naciones y Pro-
vincias del Paraguay estavan començadas. Se veya claro que el que las
movia aunque por medio de hombres y Xrisptianos era el enemigo ca-
pital de las almas para impedir su salvacion y remedio.

De otra nueva persecusion que se levanto contra


la Compañía y el Padre Marciel.
Capitulo XIII.
A la persecucion del servicio personal195 que fue como el semi-
nario y origen de las demas, se siguio la de la mission del Rio Paraguay

195
Con razón, los encomenderos miraron a los jesuitas como instigadores de la redac-
ción de las Ordenanzas de Alfaro, las que fueron apeladas ante la Real Audiencia.
Para la presentación se mancomunaron las gobernaciones y eligieron procuradores
que defendieran la posición de los encomenderos. Para el Paraguay eligieron a Her-
nandarias, pero este renunció y les concedió la libertad a los indios. La Real Audien-
cia se declaró incompetente y remitió la imputación al Real Consejo de Indias y luego

162
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

arriba, y la ocasion della fue que antes de llegar el Padre Rector del
Parana a su Colegio el Cabildo ecclesiastico, y seglar pidieron al Padre
Diego Gonzalez que dos Padres que tenia la Compañía ocupados en la
misión de los Guaycurus gente feroz y barbara, de quien ya se hizo
mension, y no se aprovechavan del bien que tenían los passasen a los
Pueblos de Guarambare, y Pitu, que eran los mas dellos, o casi todos
Yndios Xcrisptianos extremamente necessitados, pues por falta de sa-
cerdote perecian sus almas, muriendo como bestias, sin [140v] sin doc-
trina y sacramentos, vino en ella el Padre y ya estaba determinado em-
biarlos quando llego el Padre Rector que a estar presente como yo le oy
decir no lo concediera, sin aver tenido respuesta del Padre Provincial y
saber su gusto por la reverencia que siempre tuvo a los superiores, y sus
ordenes, guardandoles en todo el decoro usando rarisima vez y en caso
muy claro de epiqueza que a las vezes no acierta a dar como conviene
el animo demasiadamente inclinado mas a su voluntad que a la de la
obediencia pero executó lo que ya estava concluido y avia con mucha
caridad y liberalidad no solo dos pero tres Padres de ornamentos, y
todolo necesario por el gusto y consuelo que tenia en ayudar aquellos
buenos Yndios, que fueron las primicias de sus missiones del Paraguay,
y para hazerlo se quedó con solos dos Padres en el Colegio el Padre
Diego Gonzalez enfermo, y Padre Thomas Fildi viejo decrepito, to-
mando sobre si el peso de todos los ministerios demas del cuydado de
la casa y missiones.
Con la llegada de los tres Padres que eran muy fervorosas a
aquellos Pueblos començo a recidir la fe de aquellos Xrisptianos, plan-
tada en muchos dellos por el mismo Padre Marciel de Lorençana que
estaba como encubiera entre el polvo y ceniza de muchos pecados y
vicios publicos, y secretos, entablaron la doctrina, y catecismo todos los
días, confessaron los Yndios, que los mas avia muchos años que no lo
avian hecho, disponiendo los mas capazes a la comunion y a gran prie-
sa con la luz de su doctrina y exemplo ivan desterrando la niebla es
cura de la ignorancia y malicia, trabajando incansablemente con grande
aprovechamiento y consuelo de los Yndios, de que pesaroso el demonio

de cuatro años de espera su magestad se inclinó a favor de las Ordenanzas por Real
Cédula del 18 de octubre de 1618 (Lozano, 1755: 304-305).

163
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

valiendose como de armas de la cudicia de los vezinos encomenderos


(rayz [141] de todos los males y señuelo de toda maldad muy especial
en las Yndias) los quales teniendo los animos enconados por el servicio
personal (como se a dicho) se inquietaron de nuevo parecindoles no les
venian tan puntualmente las mitas de los Yndios a servir por estar allí
los Padres y que se les huian algunos bolviendose a sus casas, y que
deteniendoles mas de los que la ordenança dispone como lo hazian de
ordinario, tenian a los Padres por testigos y fiscales de sus excesos, y
no haciendo caudal del bien espiritual de sus encomendados, como de-
vian y tenian obligacion, ciegos del interes comenzaron a mostrar gran
disgusto de su estada en aquellos Pueblos, y instaron con el Cabildo
ecclesiastico los sacasse de alli.
Escrivioles el Padre Rector que aunque sabia de donde tenia
origen esta inquietud y el poco, o ningun fundamento, que tenian las
quexas procurasen con los Yndios fuessen puntualmente a servir para
no perder lo que mas les importava para bien de sus almas, y aunque
los Padre acudieron con mucho cuidado a lo que se les ordenó, y nunca
los Yndios acudieron mejor ni con mas puntualidad a los encomende-
ros, con todo cada dia crecian mas las quexas, y en esta ocasion llegó a
la Assumpcion visitando el Padre Provincial Diego de Torres el octu-
bre de mil y seicientos y treze y en su compañía el Padre Franciscco
del Valle y yo196.
Sintió mucho se huviesse dexado la misión de los Guaycurus, y
trocandola por tantos ruidos, como era forçoso resultar de encargarse la
Compañia de Pueblos que hazian mita al español, que con el mal abito
y envejesida costumbre encogiendo al Yndio en el Paraguay nunca se
dava por contento y satisfecho de su servicio; y para informarse mejor
del estado de aquella mission llamó a uno de los Padres della embian-
dome [141v] embiandome a mi para que atendiesse a aquellos, y ape-
nas uve salido de la Asumpcion quando el Procurador de la Ciudad que
era un Cavallero de Leon en nombre della siguiendole todos movió una
terrible persecucion contra la Compañia y el Padre Rector por quien
196
Lozano (1755: 603) escribe: “se partió desde el Tucumán por el mes de Septiembre
de este año de 1613, el Padre Provincial Diego de Torres, llevando en su compañía á
los Padres Francisco del Valle, y Diego de Boroa”.

164
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

avia de correr la defensa, no mirando obligaciones de patria y otras


particularidades suyas, que eran no pequeñas ni al conocimiento en lo
natural de su Ilustre sangre, y en lo Religioso de su raro exemplo de
virtud y santidad digno de todo veneracion197.
Hecho publica petición ante el cabildo ecclesiastico sede vacan-
te pidiendo con mucho deshonor, y descredito nuestro sacasse los Pa-
dres de aquellos Pueblos, y quitasse el cargo dellos a la Compañía mos-
trando en la sustancia y en el modo de la piticion su passion, y el Ca-
bildo que ya estaba bien prevenido y amassado por los interesados, de-
termino muy a la medida de su desseo se hiciesse todo lo que pedían, y
de hecho proveió cura y los vezinos trataron con gran calor de aviarle,
y no bastando la autoridad del Padre Provincial que aun estaba presente
y del Padre Rector a meterles por camino ni ruegos ni intercessiones se
eligió juez conservador que amparasse nuestra Justicia, pero la violen-
cia, tumulto, y osadia del Pueblo era tan grande que todo lo atropella-
ron y obligaron a la Compañia á que recorriese al metropolitano y a la
Real audiencia (que como se dira abajo nos amparó en nuestra Justicia).
Mas como Chuquisaca esta de la Asumpcion de ida y buelta ca-
si mil leguas de camino, mientras fue un Padre a estos negocios, y vino
con sentencia en favor, se hizieron en aquella ciudad al Padre Retor y a
la Compañía con mano poderosa y boz de Pueblo tantas injusticias,
agravios, e injurias, que pedia mas larga narración, que la mia que la
tiene [142] coraza, y acorta el deseo de no lastimar a nadie, y los pasara
en silencio, y las demás persecuciones a no verme obligado a manifes-

197
La decisión de retirar a los PP. Vicente Griffi y Pedro Romero de los guaycurúes la
tomó Hernandarias, como Protector General de los indios, a los fines que se los reubi-
cara en las doctrinas de Guarambaré y Pitum. Y efectivamente estuvo en contra de
ello el procurador de la ciudad capitán Bernardino Espinola. El P. Griffi fue a esas
doctrinas y el P. Romero fue destinado a San Ignacio con el P. Roque, llegando a la
misma el 20 de mayo de 1612, en momentos que azotaba la población una epidemia
de viruela. Al concluir la peste el P. Roque decidió trasladar el pueblo a “un sitio mas
despejado” y cambiar los “galpones muy grandes, donde vivian juntas muchas fami-
lias” de manera indecente y trazó las viviendas en “quadras al modo de los Españo-
les”, y cada una en casas familiares separadas de las demás, a pesar que no era del
agrado de los guaraníes (Lozano, 1755: 415 y 418). Un detalle de cómo era este “nue-
vo pueblo” y la visita del P. Torres, en Lozano, 1755: 609-619.

165
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tar, y declarar a los venideros lo uno la inocencia de la Compañía que


manifestaron y declararon después forzados de su conciencia los mis-
mos perseguidores, la otra la virtud y paciencia deste Santo y Apostoli-
co varon piedra del toque de la fineza de su virtud y santidad.
Y en suma digo que fueron tantas las injurias y hechas con tanto
teson y poco acatamiento a la Compañía y sus hijos en especial al Pa-
dre Rector a quien tanto devian viniendose los cabildos ecclesastico y
secular y todo el Pueblo a perseguirnos, que no sin fundamento nos
pudieramos maravillar con el Santo Rey David, y preguntar que por
que y con que ocasion una Ciudad Xrisptiana y noble sin justa causa, ni
mas razon ni color o titulo de su enojo que favorecer los Padres la Jus-
ticia, mandada executar por su Magestad en favor de los Yndios, se
alteró y alborotó todo contra la Compañía de Jesus, si el mismo Jesus
cuya es la Compañía no nos diera por su boca la solucion diciendo que
no es el siervo mas que su Señor, ni el dicipulo a de tener mas esencio-
nes que su maestro y que si le es perseguido siendolo, no es mucho los
eran los que son siervos y dicipulos, cuya honra y gloria es imitar en
eso a su Capitan maestro y Señor dando el mundo por el mismo caso
que persigue a los siervos de Dios, y ministros evangelicos testimonio
claro, que no son suyos ni de subando, pues si lo fueran, los amara y
honrara como a cosa propia, y si los persigue y aborrece es por ser sus
enemigos y contrarios, y contra ellos como a tales se agavillan, y aunan
los del mundo, y a las vezes como en esta ocasion y otras que adelante
se diran lo ecclesiastico y secular juntando como notó S. Pedro Cryso-
logo, el interes, la emulacion, y la embidia a los [142v] que la profesion
diferente y a las vezes particulares tienen muy desunidos, y apartados, y
assi unidos a porfia y competencia buscavan ocassiones de darle pesa-
dumbres, y hazer nuevas demostraciones de sentimiento como se vera
en el Capitulo siguiente.

De otras Persecuciones que se levantaron contra


el Padre Marciel de Lorençana y la Compañía
Capitulo XIV.
Para mayor corona de sus servicios y para que no faltasse tiro
que no hiziesse suerte en su invencible constancia, permitio el Señor

166
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

que el comisario del Santo oficio de buenos ayres, a cuya Jurisdicion


pertenecía entonces la Assumpcion por falta de memoria de cosas que
avia cometido el Padre Diego Gonzalez Holguin198, persona de mucho
espíritu y letras, y por siniestras relaciones de gente apasionada, y
malévola se quexase al Santo tribunal de Lima que le cometio conocer
del caso.
Fue el Paraguay adonde con su poco tiento, y cordura dio ocas-
sion y lugar a los que parte por estar ofendidos del Padre por la entere-
za de su oficio de comissario parte por la enemiga comun de la defensa
de la Libertad de los Yndios, en que se avia señalado mucho el Padre
vengassen (gozando de la ocasion) sus pasiones con informaciones muy
siniestras, atizando el incendio uno de los que se tenia por agraviado,
de natural inquieto y reboltoso, con que los demas vomitaron el fuego
de venganza que ardia en sus pechos, y hecha gran papelada, aunque el
Padre dio a los cargos bastante satisfacion, el comisario que alcançava
poco, y se dejó llevar del viento que entonces corria, mando fuesse a
Lima adonde [143] remitio los papeles, Juzgando avia excedido de su
comission, con que quedara como triumphanda los emulos de la Com-
pañía si bien el Señor que es fiel bolvio por el honor del Padre (como
se vera adelante) mas por entonces se padeció mucho cercados los Pa-
dres por todas partes, y agarrochados como toros en cosio aunque en la
innocencia corderos, y en la mansedumbre y paciencia, con que lleva-
ban tantas persecuciones de nuestros e ynjurias, mansas ovejas, salien-
do con esta ocasion a los negocios al Padre Lorençana sobre quien co-
198
Diego González Hoguín (Cáceres, 1553-Mendoza, 1617), ingresó a la Compañía
de Jesús de la provincia de Toleo en 1571, llegando al Perú en 1581 en la expedición
del P. Piñas, viajando junto al P. Diego de Torres y Santo Toribio de Mogrovejo.
Trabajó en Juli junto al P. Baertonio que preparaba su gramática aymará. Fue enviado
luego a Quito, donde volvió a encontrarse con el P. Torres. Al regresar al Perú fue
rector en Chuquisaca y Arequipa, además de superior de Juli, hasta 1607 en que lo
lleva el P. Torres al Paraguay, año en que publica la gramática y vocabulario de la
lengua del Perú o Quichua. En su nuevo destino reemplazó al P. Lorenzana como
rector del colegio de Asunción, siendo un asérrimo defensor de los indios contra los
abusos de los encomenderos. Fue tiempo en que se lo designó Comisario de la Inqui-
sición en la gobernación del Paraguay, y soportó que un exaltado intentara quitarle la
vida en 1613 y fuera acusado ante el tribunal de Lima. Pero fue absuelto de toda cul-
pa, siendo reemplazado tiempo después por el P. Lorenzana (Baptista, 2001: ).

167
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

mo Rector y mas conocido en la Ciudad cargava el peso de todo con la


misma serenidad de rostro y tan apacible como quanto era muy favore-
cido de todos y con estar el Pueblo hecho un infierno, nuestra casa
(como se lo oy al mismo Padre) era un cielo sereno, y quando venia de
fuera, y entrava por las puertas, le parecia entrar por las de la gloria por
la grande union conformidad y paz que todos tenian entre si unidos con
su cabeça con un mismo sentir y hablar, tanto de mas estima, quanto la
fuerça de la tempestad y borrasca fue mayor y mas fuertes los vientos,
que suelen dividir y apartar por diferentes rumbos y mares aun las naos
bien lastradas, y apercevidas, mas como los Padres todos por su mucha
religión no perdían de vista al farol de su Capitana, y la luz de su supe-
rior y guía, no pudo desunirlos la tormenta quedando siempre un alma y
un corazón como verdaderos dicipulos de Xrispto Jesus y de su Com-
pañía unidos en el como ensu cabeça, que es lo que haze la casa reli-
giosa como dize S. Bernardo, cielo y paraíso, y los que moran en ellas
con esta paz y concordia mas que hombres, dize Nazianzeno, semejan-
tes a los Angeles, o al mismo Dios, cuya honra y gloria es la paz y con-
cordia, y aviendo esta en lo interior de la casa y coraçon de los della,
las persecuciones de los de afuera no dan pena ni espantan, por que no
dañan antes aprovechan y adelantan [143v] adelantan el espíritu, y los
merecimientos, y sin duda con estas ocasiones crecieron mucho los del
Padre Rector y mas quedando solo como quedó haziendo rostro ala
mayor fuerça de la persecucion.
Por que al Padre Provincial Diego de Torres le fue necesario
partirse a Cordova a tener la Congregacion segunda Provincial199 lle-
vando consigo al Padre Diego Gonzalez, y aunque conforme a nuestra
leyes, e instituto avia de ir también el Padre Rector como profeso y
persona de tanto caudal y experiencia (como de hecho yva) y salió de la
Assumpcion aunque con las demostraciones de sentimiento de la Ciu-
dad que la primera vez lamentando su partida, antes a lo que se puede

199
La segunda Congregación Provincial se llevó a cabo por primera vez en Córdoba,
siendo presidida por el P. Diego de Torres en febrero de 1614. Se eligió por procura-
dor a Europa al P. Juan de Viana, quien regreso en 1617. El P. Marciel en tanto, iba
de camino a Córdoba cuando recibió el título de Comisario de la Inquisición (Lozano,
1755: 642).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

entender holgandose della, y de verse ya libres de quien con vida y doc-


trina era juez y censor de sus excesos (que no tienen mas firmeza y
constancia que esto los aplausos y favores humanos) mas estando ya
dos leguas de la Ciudad Rio abajo caminando para Cordova encomen-
dandolo mas a nuestro Señor el Padre Provincial con luz del cielo le
mando que se bolviesse, vino en ella con mucho gusto el verdadero
obediente y amador de la Cruz de Xrispto, y sus oprobios que los miró
de mejor gana de rostro bolviendose al palenque que de espaldas yen-
dose a la Congregacion si bien el no las bolvia sino por obediencia y
por la misma con mucho mas aliento que antes se careó otra vez con
ellos con tanta mayor confianza en dios, quanto mas solo y mas desem-
parado de los hombres.
Luego que el Padre Rector bolvio a la Ciudad, ambos cabildos
juntos y unidos prosiguieron con sus intentos, poniendo nuebo esfuerço
en hecharnos de los Pueblos de Guarambare, y pasando los terminos de
la razon ynjusticia estando como estavamos en possesion, y la causa
ante tribunal superior de hecho y contra derecho enviaron un clérigo
tenido por valiente [144] para que como cura fuesse, y nos quitasse
aquellos Pueblos, y el cargo de las Yglesias y el decir missa en ellos.
Llego al primer Pueblo de Pitu, y los Yndios que sintieron mu-
cho su venida, todos juntos le pidieron instantamente, que pues dios le
avia hecho merced de darles Padres de la Compañía que con su buen
exemplo y doctrina les enseñavan la ley de Dios y si Santo temor, de
que estavan muy consolados y contentos no fuesse el parte para privar-
lo de tanto bien, y assi le exortaron se fuesse a otra parte donde tuvies-
sen necesidad de su ayuda que ellos no la tenían, y como el no quissiese
hazerlo, y les hallasse con espereza y desabrimiento, en ausencia nues-
tra y sin saberlo nosotros, se resolvieron a no acudirle con sus comidas
y presentillos, con que se determino de pasar a Guarambara, a donde yo
residía con el Padre Balthazar Seña de buena memoria.
En llegando se apoderó de la Yglesia sin dexarnos dezir missa
en ella, y aunque facilmente pudieramos remediarlo, mas para evitar
ofensas de nuestros alborotos y escandalos de los Yndios, nos hicimos
afuera dexandole y cediendo como la modestia Religiosa pedia, y en
todo halló medio el amor de aquellos buenos Yndios, que su mayor

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temor era no los desemparassemos, y dexassemos, de que les aseguró


por tener orden de no hacerlo con que se animaron y consolaron, y jun-
tandose todos con grande fervor y alegría en tres días nos hizieron y
acomodaron una nueva Yglesia suficientemente capaz aque acudian a
oir missa y confessasse, que vista por el clerigo, y que era contrastar
con Dios y con el Pueblo que sentía mucho su estada, el mismo de suyo
se fue a la Ciudad de Xerez200 de donde era natural escriviendo a la
Assumpcion que los Yndios le avian tratado mal, en especial los de
Pitu, y que estaban alçados, y lo mismo escrivieron algunos españoles
que yban y venian a sus negocios [144v] negocios y a molestarnos que
fue hechar azeite en el fuego que ardia en la Ciudad sintiendo con
grande estremo averseles mal logrados sus intentos de hecharnos de
allí.
Esforçandose la voz de que los Yndios estaban alçados, embia-
ron un Capitan con soldados para certificarse si avia algun alboroto y si
admitian las ordenanzas del visitador, recelosos de que les aconsejase-
mos lo que mejor les estava a los Yndios, a fin de inclinarles a lo con-
trario, que era la mita y servicio personal que tenia destruido aquellos
Pueblos, llegó el Capitan y los suyos a las Reducciones y visto el buen
agasajo que se les hizo en casa, y la obediencia de los Yndios, que es-
tavan quietos y pacificos, y no pedían mas sino que les cumpliessen lo
que su Magestad mandava se bolvieron en paz desengañados que la voz
de alçamiento avia sido falsa y mas pasion y vengança que verdad, que
pudiera bastar; para que acabasen de quietarse.
Pero no fue assi, por que pareciendoles a los dos caudillos, que
la mayor vengança que podían tomar, y mas afrentosa era quitarnos los
estudios y sacar sus hijos dellos la intentaton, y executaron facilitando-
selo el Provisor, y encargandose el de enseñarlos, dandole la renta ec-
clesiastica del seminario para que en todo fuesse el governable el inter-
os. Executaron lo assi y nuestro Señor lo permitió mostrando su ira
contra aquella Ciudad y contra sus hijos, por que desde entonces co-

200
Santiago de Jerez la fundó Ruy Díaz de Melgarejo en 1580 en el Guayrá, siendo
abandonada y refundada por Ruy Díaz de Guzmán en 1593. Parte de sus pobladores,
junto a los de Villarrica y Ciudad Real se instalaron el tercer emplazamento de Villa-
rrica en 1640.

170
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

menço el estrago de la juventud la libertad y rotura de costumbres, pes-


te de la Republica, y la roña pegada de unos á otros que en muchos
años, y con mucho trabajo y solicitud de la Compañía volviendo des-
pués a tomarlas a su cargo, apenas se pudo curar, tanta fue la fuerça de
su passion que ciegos della cerraron los ojos a su daño por parecerles
cedia en descredito mucho, haziendo mayor [145] mal a su Ciudad que
si fueran sus enemigos mortales.

De otras nuevas persecuciones que le recrecieron al


Padre Marciel de Lorençana y los suyos
Capitulo XV.
Cada dia se le recrecian al Venerable Padre Marciel de Loren-
çana nuevas ocasiones de merecimientos, y de execitar su invicta pa-
ciencia quedo por orden de la Santa Inquisicion por su comisario en el
Paraguay en lugar del Padre Diego Gonzalez201, y por ver las cosas tan
alteradas, que lo mas principal, por que era muy prudente y mirado en
sus cosas, procedió en lo tocante a su oficio con gran tiento, y pruden-
cia sin exceder un punto en su comision, pero como nuestros emulos
quedaron tan orgullosos y ufanos de aver hecho salir ignominiosamen-
te, aunque sin razon el Padre Diego Gonzalez creciendo su osadía en el
logro de sus designios, o ellos o otros a su exemplo que no gustavan,
que ninguno de la Compañia tuviese aquel oficio ni fuesen censores de
sus vidas, supieron componer y fingir con testimonios, o firnas falsas
las cosas de suerte, que el Padre Rector fuesse también depuesto de su
oficio de comisario como lo fue con mucha mayor afrenta en el modo
que el Padre Diego Gonzalez. Pero con tanta reportacion y paciencia
que la afrenta se volvio en honra, gloria, y corona suya, como se dixo
adelante sin averse podido jamás hasta agora saber, ni aun rastrear el
porque, por no aver avido ni aun principio para alcançarlo.
Supo el nuevo comissario por delacion de malsines que el Pa-
dre Antonio Ruiz que estava en las misssiones del Guayra avia usado

201
En realidad el comisario de Buenos Aires designó a un marcado antijesuita, el
licenciado Francisco de Zaldivar. Pero pronto le Lima llegó la designación para el
cargo para el P. Marciel (Lozano, 1755: 683).

171
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

en aquellos Pueblos [145v] Pueblos de una comission, yque della avia


resultado quexas, y con esta ocasión con dobladas armas de comisario y
visitador por el ordinario de aquel partido, se puso en camino con gran-
des azeros publicando amenaças, como sevia contra el Padre y los de-
más missioneros verdaderos discipulos del Señor pocos en numero pero
grandes en virtud, que se dio al Padre Rector mas cuidado que sus des-
precios.
Halló el canonigo la Ciudad del Guayra dispuesta muy confor-
me a su mala voluntad, y torcidos intentos, por que los vezinos y enco-
menderos della con el exemplo de los de la Assumpcion tomaron muy a
pechos y con gran coraje perseguir los Padres de aquella mission, pare-
ciendoles, les eran estorvo para sus intentos de tener a su voluntad y
disposición los Yndios, para servirse todo el año dellos en Mbaracayu
que es el yerbaçal en sus ganancias y grangerias del beneficio de la
Yerba, y para hecharlos de aquellas Reducciones, y de la tierra entre
otros medios tomaron uno diabolico digno de su inventor, metiendoles
la guerra en casa (que es la mas peligrosa) poniendoles mal con los
mismos Yndios que tenían a su cargo y por quien estavan padeciendo
tantas persecuciones y trabajos, y con los que se iban reduciendo de
nuevo poniendoles aversion y horror a los Padres diziendoles que el
amor que les mostravan aquellos sacerdotes era fingido, y engañoso, y
que la prueva era que dezian mucho mal dellos, y escrivian a los espa-
ñoles que fueron a sus tierras a quemarlas en castigo de sus maldades,
añadiendo que abriesen ya los ojos que avian tenido cerrados y miras-
sen de quien sefiavan y a quien tenían en sus tierras, y que los Padres
eran unos ladrones porque el Rey les daría gran suma de dinero, que les
repartiessen, y ellos se alçavan con todo, y al canonigo comisario les
ayudava con muchas veras, y [146] para dar altraves con todo mandó al
Padre Antonio Ruiz fuesse a la Assumpcion y como faltava el Padre
Joseph Cataldino, que estaba en la Congregacion en Cordova y poco
antes avia muerto allí con mucha fama de santidad declarada con seña-
les maravillosas el Padre Martin Vrtarsum202 molido apuros trabajos de

202
Martín Javier Urtasun (Pamplona, 1590-Loreto, 1614) ingresó a la Compañía de
Jesús de Castilla en 1607, arribando a Buenos Aires en la mencionada expedición de
1610 (Storni, 1980: 291). La Carta Anua del 22 de abril de 1618 informa sobre la

172
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

curas enfermos apestados era fuerça que faltando el Padre Antonio co-
mo falto, quedare el Padre Simon Maseta solo, a quien persiguió sin
nulo al prebendado con intento de hecharle a puras pesadumbres de
aquellas Reduciones, haziendo y diziendo cosas con tanto descredito
suyo y del evangelio que apenas acudia nadie a la Yglesia, poniendo
aquella misión a punto de deshazerce, que era el yntento del principal
motor el demonio y sus sequaces.
Pero el Señor desbarató sus intentos con su divina Providencia,
y dispuso que o por aviso de alguna persona zelosa que descubrió la
falsedad a los señores Inquisidores, o desuyó viendo en la causa y pape-
les del Padre Diego Gonzalez la pasión, malicia, y violencia del Pueblo
presumiesen lo mismo en la declaracion contra el Padre Lorençana con
que le despacharon bolando por dos vias nuevos recaudos muy honori-
ficos del comisario de aquellas Provincias a tan buen tiempo, que es-
tando las cajas de aquella mission a pique de perderse embió el Padre
Rector a mandar apretadamente al canonigo desistiesse de la comission,
que tenia en interin, la qual no le avia dado el Santo oficio defensor de
la fe Xcristiana perseguir a los missioneros evangelicos predicadores
della sino para ampararlos, y al Padre Antonio mandó no saliesse de
sus Reduciones, que por estar ya en camino, no tuvo efecto y llegó a la
Assumpcion a tan buen tiempo que el Padre Josef Cataldino acabava de
aportar de Cordova a aquel Colegio con orden de que fuesse en mi lu-
gar a Guarambare y yo al Guayra [146v] Guayra a ayudar a los Padres
de aquella mission por la priessa y peligro, que corrian aquellas Reduc-
ciones de mal lograrse y deshazerse no bolviendo prestos los Padres no
dio lugar a estas mudanças, y asi haciendo su viaje con toda diligencia
con su llegada a aquella mission restauraron lo perdido y adelantaron
mucho aquella Xrisptiandad, y el Canonigo dio buelta a la Assumpcion
adonde se castigó nuestros a lo que se puede entender por ingrato y
desconocido al Padre Marciel de Lorençana, que se avia criado y sido

decisión del P. Lorenzana, como rector del colegio de Asunción, de trasladar los hue-
sos del P. Urtasun. Al parecer se encontraban en Loreto y los de San Ignacio los re-
clamaban, agregando el P. Oñate que en la traslación, “hechaba el cuerpo de si un
suavísimo olor que nos causaba grande consuelo y devoción” (Leonhardt, 1929: 154-
155).

173
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

su maestro, y por perseguidor de aquellos buenos Padres y de los Yn-


dios reducidos, con la picadura de una bibora cuyo veneno difundido
por las entrañas le abrazava hasta que le quito la vida en lo mejor de su
edad, quiera su divina Magestad a ver perdonado su alma.
Quedó corrido el demonio de no aver salido con su intento de
deshazer la misión del Guayrá, e yntento con nuebas fuerça para salir
con lo comenzado de sacar la Compañía de los Pueblos de Guarambare
con tanto mas aliento, quanto veía la priessa, con que se yva disponien-
do la Provincia de los Ytatines para ir en demanda de los chiriguanos
de las cordilleras del Peru, pues su cacique principal Nanduabusu203
avia venido a vernos, y buelto muy contento a su tierra cargado de do-
nes, y bien instruido para que juntasse en un buen puesto los demás
Caciques comarcanos, que hizo con mucha diligencia y ya juntos y las
casas hechas nos avia enbiado a avisar que fuessemos apredicarles el
evangelio, para que ya teníamos licencia del Padre Provincial a fin
pues de desbaratar la uno y la otro, sopló el espiritu maligno con nueva
furia en aquel mas siempre inquieto yvilgo interesado, y novelero (que
nunca halla paz consigo no con otros al que tiene guerra con dios) ani-
mando por aquel tiempo la fama aunque falsa, de que los Yndios [147]
estavan alçados sin poder el Padre Rector que era el que sustentava la
tela sosegarlos, por que entendiessen que avia novedad en ellos, sino
por tomar de ay ocasion (como tienen de costumbre) de hazerles mal y
publicarles guerra adonde a rio buelto (como dizen) ay ganancia de
pescadores, traiendo cada uno quien le sirva en su casa, y llegando en
esta ocasion unos soldados a la Ciudad que bolvian de los Ytatines, y
avian pasado por aquellos Pueblos con voz de que avian hallado unas
minas de plata, que avian ydo a buscar, se levantaron los animos del
teniente general y los vezinos a yr a correr aquellas tierras con exercito
formado, haciendo camino por los Pueblos, en que estavamos, para
castigar los Yndios, si los hallassen inquietos, y enriquecer con las nue-
vas minas y poblar allí si fuesen ricas.
Bien vio el Padre Rector y no otros tambien adonde tirava el
enemigo de las almas, previno al General, que en persona fue a la jor-
203
El cacique Martin Nanduabusu era, según Lozano (1755: 630) el más famoso de la
provincia del Itatin.

174
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

nada mirasse por aquellos Xrisptianos y a nosotros con nuevas instruc-


ciones, y advertencias muy prudentes. Llegó el exercito, fue muy bien
recibido con mucha honra fiestas y regosijos, proveiendoles del Padre
Juan de Salas 204 que estava en mi compañía con mucha libertad y
abundancia de todo lo necessario no solo en el Pueblo, mas para su avio
a las minas, quedando nuestros emulos no solo mudos, pero maravilla-
dos de la mansedumbre y buena crianza de aquellos Yndios de su lar-
gueza en acudirles en sus necesidades, y del adorno y asseo de nuestra
Yglesia salieron contentos con muetras de agradecimiento el General y
el exercito del Pueblo fueron a las minas que se bolvieron en humo, o
sueño después de excessivos gastos, y mientras se detuvieron en prue-
vas y mas pruebas, ensayos y mas ensayos del metal, por la falta de
comida y sobra de trabajo en barvetear penas, se les irian huiendo los
Yndios que avian llevado del Paraguay en su [147v] su ayuda y tam-
bien a las bueltas algunos de los que avian sacado de Guarambare, con
que el exercito se determinó volverse a la Ciudad desesperado de plata,
y con despecho del mal sucesso y de la huida de los Yndios, y hambre
que ya passavan.
Entraron por los Pueblos que estaban a nuestro cargo, adonde
desogaron la furia de su yra representada desde el principio contra no-
sotros, y contra los Yndios irritada de nuebo con el mal successo de su
jornada y temiendo el General no hiziese el exercito alguna demasia
con nosotros, o con los Yndios a sus ojos, se pasó con poca gente rode-
ando por otro camino embiando con el en su lugar un Capitan de los
mas sentidos, e interesados, que aunandose con los soldados todos jun-
tos hizieron mil agravios, injurias y extorsiones a los pobres Yndios,
prendiendo y poniendo en el cepo alguno de los mas principales, para
atemorizar a los demás, quebrantando en ellos todos los terminos y fue-
ro del derecho, acumulandoles cosas no hechas ni pensadas, o ya olvi-
dadas de tiempos passados, exagerando y acriminando delitos a medida
de su enojo, con tanto excesso y demasia que me obligaron en vocalta á

204
El P. Juan de Salas (Oviedo, 1581-Mártires, 1662) Ingresó a la Compañía de Jesús
en 1607 y en ese mismo año ingresó al Paraguay. Fue superior de guaranies en 1655,
luego de estar en la reducción de La Cruz. Falleció en Mártires donde estuvo muchos
años (Storni, 1980: 255).

175
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

decirles estando todos juntos las palabras de Xrispto Señor nuestro en


semejante ocassion, que el mas Santo e inocente dellos alçasse el pri-
mero la piedra, y se la tirasse a aquellos pobres Yndios, a que enmude-
cieron y callaron en quanto a hazerles callar, pero no en quanto a alçar
la mano de molestarlos y hacerles injurias, agravios y violencias, sin
modo ni tassa haziendo poco caso de la justicia clara que alegamos a
favor de los Yndios con la entereça que pidia nuestro oficio.
Llevaronse consigo al Paraguay de hecho y contra todo derecho
[148] toda la gente, que quissieron para servirse della vengando en
aquel Pueblo a nuestro ojos, con mano poderosa, sus temas y senti-
mientos y mucho mas en Pitu, a cuyo amparo acudió el Padre Salas
aunque tarde por la priessa, que los encomenderos validos de las justi-
cias, y por si mesmo se dieron a maltratarlos, y sacarlos a servir, pren-
diendo un Cacique principal que llevaron al Paraguay, y son atender a
sus descargos se le entregaron a un encomendero, para que se ahogasse
en el Rio con una peña al cuello al disimulo por evitar la ofension de
los hombres, no temiendo la de Dios, ante cuyo acatamiento clama la
sangre inocente deste Cacique, y la de otros muchos Yndios en varios
tiempos injustamente derramada, a lo qual ya la persecución tan conti-
nuada de los que con tanto zelo, y espíritu Apostolico les an predicado
la verdad, y defendido en descargo de sus conciencias, la libertad de los
Yndios encargada con tantas cedulas a los Obispos, Governadores, y
Vecinos por la Magestad Catholica, atribuió en gran parte las calami-
dades, trabajos y ruina de aquella Ciudad, y por aver sido el que princi-
palmente y mas de ordinario salía a campaña el Padre Rector Marciel
de Lorençana le cupo siempre la mayor, y mejor parte de los golpes, y
botes de lanza de persecuciones e injurias con un pecho invencible, ni
padecio poco en esta ocassion en la Ciudad, y en la mission le procu-
ramos imitar en algo con llebar nuestros trabajos, y los de los Yndios,
que nos lastimaron mas, con buen animo, y temiendome de lo que su-
cedió, pedí encarecidamente al Padre Rector se compadeciesse de
aquellas pobres y desamparadas almas, y no fuessen bastantes tantos y
tan continuos agravios y persecuciones para que las desamparasemos a
que nos obligava el amor grande, que aquella gente nos tenia, y los mu-
cho que se aprovechavan de la doctrinam y enseñança de la Compania.
[148v]

176
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Dexa la Compañía los Pueblos del Rio Para


guay y dase principio por orden del Padre Marciel de
Lorençana a la conversión de los Ynfieles del Rio
Parana Capitulo. XVI.
Aunque era grande el fruto que se hazia en aquellos Pueblos
como se a dicho, mas el Padre Rector Marciel de Lorençana como
quien tenía tanta experiencia de las cosas de aquella Ciudad, juzgó no
estaba bien a la Compañía tenerlos a su cargo con tan pesada pension
de mita y servicio personal al español, que avia de ser un continuo se-
minario de pleytos, y mas aviendo abierto las puertas en par al evange-
lio en el Parana, a donde y en el Uruguay como se vera adelante con
mas fruto, y menos pleitos podían emplear sus trabajos los de la Com-
pañía y asi poco despues que llegó el exercito a la Assumpcion hizo
dexacion de aquellos Pueblos ante el Cabildo ecclesiastico, dando co-
mo dize S. Pablo, lugar y vado a la yra de aquel Pueblo desconocido
del bien, que se les hazia en tener acargo aquella gente llevando en pa-
ciencia las suertes que hizieron en nosotros con sus agravios, e injurias
satisfaciendose a su sabor cojiendonos en descampado y sin defensa de
la tierra.
Embionos a llamar el Padre Rector a la Assumpcion fui luego
junto con el Padre Juan de Salas cumpliendo mi obediencia con gran
dolor y sentimiento de dexar aquellos buenos Yndios, viendo el grande
que ellos mostravan en nuestra. partida después de avernos costado a
ellos y a nosotros en nuestra contradicciones, trabajos y afanes nuestra
esta de por el bien de sis almas, de qual cabildo ecclesiastico y secular
[149] y sus encomenderos se les dava poco teniendoles sin cura y sa-
cerdote mucho tiempo antes de nuestra entrada, y despues de nuestra
salida de que despechados y aburridos los Yndios sentidos de tantos
agravios y persecuciones, y de averles sacado los Padees que ellos
amavan y respetaban, se esparcieron por cerros y montes arrestando la
perdida de sus Pueblos, sementeras y chacaras, y lo que fue mas de
sentir sus almas no querian de el Señor que se les lograssen a sus en-
comenderos autores desta persecucion los fines de su codicia, que no
les consto poco trabajo y gasto volver a recoger parte, y no toda de este

177
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ganado descarrilado. Al Capitan le executó en castigo de tantas injurias


a la muerte, y llevandole el Santissimo Sacramento por viatico delante
del Pueblo de la Assumpcion con voz alta antes de recibir al Señor por
descargo de su conciencia, y forçado della confessó publicamente su
culpa y lo mal que lo avia hecho pidiendo perdón a la Compañía a
quien avia agraviado, y a los Yndios a quien avia hecho tanto mal, y
sido ocasión de que careciessen de tanto bien como la doctrina de los
Padres y bolviendo el Señor por causa tan justa, y por la verdad de la
Compañía movió al Arçobispo metropolitano de La plata, y a la Real
audiencia que tomassen el amparo y proteccion de nuestra Justicia
mandando el Real acuerdo con justo sentimiento de las demanas, que se
avian usado con la Compañía que se le restituiessen luego los Pueblos
que contra razón y derecho se le aviuan quitado de su doctrina y el Ar-
çobispo escrivió una carta muy honorifica de la Compañía al cabildo
ecclesiastico con estima de su exemplo y doctrina, añadiendo con pala-
bras grandes y de mucho peso, que estrañava en gran manera que tuvie-
sen tan poco aprecio de tanto bien y ventura, como tenian sus doctrinas
con la enseñanza de los Padres que tuviera a la gran dicha y feliz suer-
te, que la Compañía se quisiesse [149v] encargar de hazer otro tanto en
favor de sus ovejas en su Arçobispado ayudandole en esso al descargo
de su conciencia mas no obstante estos recados tan favorables, el Padre
Rector persistió en su determinacion teniendola por acertada, pero sir-
vieron no poco para el credito, y buena opinion de la Compañía que tan
por el suelo estaba en esta rezon en el Paraguay, mirando nuestro fide-
lissimo señor por el buen nombre de los que padecían por su amor y
salvación de las almas.
Tambien miro por el del Padre Diego Gonzalez. Porque en Li-
ma echaron de ver aquellos señores la manifiesta injusticia, que el co-
missario avia hacho al Padre y a la Compañía dexandose llevar de la
passion de sus emulos: y por el agravio hecho al Padre ofreció uno de
aquellos señores de parte del tribunal satisfacion entera al Padre Pedro
de Oñate205, que venir de Lima por Provincial de esta Provincia. Ni fue

205
El P. Pedro de Oñate (Valladolid, 1567-Lima, 1646) estudió en Alcalá de Henares
con el P. Grancisco Suárez. Destimado al Perú, llegó a Lima en 1592. Sucedió al P.
Torres como provincial en 1615, promoviendo los estudios y fortaleciendo las reduc-

178
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

en Madrid menor la paternal providencia de aquel fidelissimo Señor


Por cuio amor el Padre avia padecido. Porque el inquisidor Bezerra del
consejo supremo de la inquisicion, que entonces era su fiscal y herma-
no del Padre tubo noticia del caso sucedido en el Paraguay y le propuso
en tercera persona a aquellos señores sin decir que un hermano suyo el
agraviado, y todos con muestras de indignación estrañaron la ignoran-
cia y malicia del comissario y agravio que se avia hecho al Padre y
entonces declaro que el agraviado era su hermano y de la Compañía de
Jesus tomando muy a pechos se diesse entera sarisfacion, y mientras se
tomava entera resolucion embiaron los señores Ynquisidores al Padre
Diego Gonzalez titulo de comissario de aquellas Provincias, que ya le
hallo muerto, caso que juntandose con las reprehensiones, que antes de
esso avia tenido el comissario delinquente de la Ynquisición de Lima,
por aver axcedido su comission, declaro grandemente la inocencia de
aquel Santo y humilde varon. [150]
Pero bolviendo a la dexacion de los Pueblos del Rio arriba en
lugar de ellos, y los Ytatines (que aun no les avia llegado su dia, y les
llego despues tomandolos a su cargo como al presente los tiene los
nuestros) tenia ya nuestro Señor preparadas como apunté arriba otras
muchas gentes, a quienes por medio de la Compañía quería alumbrar
con la luz de su evangelio por que el Padre Roque Gonzalez de Santa
Cruz prosiguio conforme al orden que tenia en ir ganando a voluntad de
los indios rebeldes del rio Parana y fiado de nuestro Señor con algunos
indios de la reducion de San Ygnacio adonde no avia español alguno,
ni le llevo consigo el Padre Bolvio al Rio hablando a los indios acari-
ciandoles, y de un pueblo a otro se fue empeñando hasta las Yslas, y
subiendo por el Parana grande, no sin peligros y dificultades, que ubo
muy grandes, las vencio con el ayuda de nuestro Señor.
Llegó a una vuelta de Rio llamada Ytapua, a donde hallo un
puesto airoso, y de agradable vista a donde hizo alto, y levantó la Santa
Cruz, y fue recibido de los Yndios, y dexandolos ya mas gratos fue a la

ciones guaraníes y las del Chaco. Al finalizar su mandato en 1623, regresó al Perú
como profesor del Colegio de Lima, donde enseñó moral y fruto de sus enseñanzas
escribió “De contractibus” en tres tomos (1646-1654) para resolver casos de concien-
cia. Se opuso a la mita y a la esclavitud (Fernández G., 2001: )

179
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Assumpcion adonde ya halló de buelta de la jornada al General Fran-


cisco Gonzalez206 su hermano que Governava entonces por el Rey por
muerte del Governador Diego Marin Negron a quien pidio facultad con
licencia del Padre Rector superior de todos para fundar en nombre de
su Magestad en aquel puesto de Ytapua, y otros tres que a el le pare-
ciesse quatro reduciones, la qual le dio muy amplia, y con mucho gus-
to; pidio compañeros al Padre Rector y no teniendoles, y vista la in-
quietud de aquella Ciudad por nuestra estada en la mission de Guaram-
bare, me llamó como se a dicho.
Estando las cosas en tan buena disposicion, dejando al Padre
Juan de Salas en S. Ygnacio con el Padre Francisco del Valle conforme
al orden que llevava, passe a Ytapua para que el Padre Roque Gonzalez
y yo [150v] y yo començassemos aquella Reducion, y se hiziesse otra
en la laguna de Santa Ana a que fue el Padre Roque dos meses y medio
despues quedando yo solo en Ytapua; ya con Yglesia y casa acomoda-
da, y en la laguna levantó el Padre Cruz, e hizo una pequeña Yglesia
con gusto de los Yndios buenos, aunque no sin trabajos y muchas con-
tradiciones del Demonio, y de los rebeldes, y abiessos no valiendonos
ni en la una ni otra Reducion el Padre ni yo de escolta de soldados ni
armas, sin aver tenido en muchos peligros de la vida que en la funda-
cion de esta y otras Reduciones se nos ofrecieron otra guarda que la de
Dios, que es la mas segura, ni otras armas que las de la Santa Cruz que
llevamos en la mano, y de la obediencia de quien ybamos embiando a
predicar el Santo Evangelio, suya es la gloria de averse rendido y suge-
tado a el el brio de los Paranas, y las Provincias del Uruguay que algu-
nos an querido atribuir a las armas con falso fundamento para cuyo
desengaño lo he tocado aquí, dexando mas larga relacion a nuestros
anales con ocasion de la fundacion y principio destas Reduciones, que
por orden y dirección del Padre Rector Marciel de Lorençana se co-
mençaron, pagando el Santo Padre a los Paranas la guerra, que le avian

206
Francisco González de Santa Cruz (Asunción, 1560-1615) llegó al rango de egene-
ral y a gobernador interino del Río de la Plata y el Paraguay en 1613, hasta que asu-
mió Mateo Leal de Ayala, de quien fue luego teniente de gobernador de Asunción
hasta 1615, ciudad donde fue alcalde ordinario y alférez real. Fue hermano de San
Roque González de Santa Cruz.

180
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

hecho deseando beverle la sangre y quitarle la vida con darles sacerdo-


tes, que les dieron la del alma y derramasen la suya por si amor.
Con aver tenido la Ciudad tan buena sofrenada sobre sus dema-
nas con que escribió el Arçobispo, y real audiencia, y por aver cedido la
Compañía devieron sosegarse, pero no lo hizieron ni cessavan persecu-
ciones en la Assumpcion y del cabo del mundo parece le venian a bus-
car a este Santo varon ansioso dellas, y verdadero estimador de la Cruz
de Xrispto: porque un cierto Religioso desdiciendo del afecto que su
Santa Religion tiene ala Compañía y a la criança que tuvo en ella de a
donde fue despidido [151] quedando (como suelen los tales) sentido y
averso que con nombre de muy docto por sus fines, e intento del Peru al
Paraguay, adonde desfogo sus antiguos sentimientos, y enojos contra la
Compañía pretendiendo con esso el aplauso del pueblo honra y prove-
cho, y como halló las voluntades de los vecinos tan enconadas contra el
Padre Rector Marciel de Lorençana juzgó no avia medio mas a propo-
sito para lo que pretendía, y ganar la gracia del pueblo que oponersele,
y apoiar el servicio personal, que la Compañía condenava, como lo
hizo al descubierto haciendo grande de ostentacion de predicador y
docto, con que alcança el ayre popular le trayan en palmas haziendole
mil honras, y llenándole la casa de presentes y regalos.
Sufrió el Padre Retor sus afrentas con su acostumbrada pacien-
cia solo se dolio mucho deber aquel Pueblo engañado, deslumbrado, o
ciego con apariencia de luz falsa del predicador, de cuya infeliz suerte
también se lastimava no poco, y compadeciendose del y de la Ciudad,
novido del zelo de la honra de nuestro Señor, y bien de las almas des-
pues de largo sufrimiento, le embio a decir con uno de casa a solas, que
le pedia mirasse el daño grande que hazia a aquel Pueblo, y asi mismo
con su doctrina a que respondió con gran desprecio y sobervia y pala-
bras desmedidas y descompuestas, que oyo el Padre Lorençana con
mucho ser y paciencia, aunque se vio obligado por no aver aun lo
hiziesse a bolver por la verdad y justicia oponiendose a la mala doctrina
que sembrava aquel Religioso, como lo hizo en nuestra casa una fiesta,
que en acabando el sermon el predicador, el Padre que dezia la missa
pidiendo atencion habló, con tanto espiritu energia, y eficacia, claridad,
y solidez de doctrina, que puso en admiracion al mismo predicador
contrario, que enmudeció de allí adelante, y al Pueblo a quien procuró

181
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

desengañar con modestia y compasión de su [151v] de su mal sin ofen-


sa de nadie, pero todo pasó en aplauso y admiracion del sermon como a
las vezes acontece sin seguirse enmienda de sus excesos, obstinados en
su engaño, como aecrive en una suya el Padre Provincial Diego de To-
rres por estas palabras.
Ya va pasando la dominica in passione, y estan las cosas de la
persecucion de los Yndios como de antes, por que todos se hazen a una
y toman por raçon de estado, no hacen caso de nosotros y que no entre
nadie en casa; pareceme a llegado este negocio a su mayor extremo, y
lo ultimo que puede llegar en demostración de sentimiento, dare buelta
la rueda, yo estoi cierto que tienen ellos mas pesadumbre que nosotros,
non est pax impiis, no tienen paz los malos ni la pueden tener; esto di-
ce, y tanto era mayor la indignacion contra el Padre quanto les parecia
a ellos, que por tener mayor conocimiento de su pobreça y de las cosas
de la tierra devia compadecerse mas dellos y mostrar el amor que les
tenia en ponerse de su parte, siendo verdad que en ninguna cosa mos-
trava mas el amarlos de veras, que en desenganarles y apartarles de lo
que era su perdicion y ruina, como el amoroso Padre que quita de las
manos del hijo enfermo el jarro de agua fría, aunque lo sienta como
sentia este Pueblo sediento del sudor del Yndio, que viviesse quien le
fuesse a la mano, y pusiesse tassa a sus desseos y a su insaciable codi-
cia.

Del fervor con que por este tiempo de las per


secuciones acudía a los ministerios.
Capitulo XVII.
Quien parasse miente la persecucion tan grande y continuada
[152] pudiera pensar que el Padre Marciel de Lorençana y los de su
Colegio harian harto en sufrir conpaciencia sus trabajos, y hazer rostro
a tantos contrarios tan aunados, que con tanto teson y coraje les perse-
guian sin atender a otra cosa, que a recibir los golpes con ygualdad de
animo; pero como eran sarmientos vivos unidos en su vid Xrispto con
los golpes de la podadera (despues de lagrimas de compassion de sus
perseguidores) y con la fuerça de los soles lluvias, y tempestades de
persecuciones daban mas abundantes y sazonado fruto comunicando

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

liberalmente sulica a los que con mas fuerça les pisavan y hollavan, o
como misteriosas olivas, que aprensadas en el lagar de tribulaciones, y
persecuciones mientras mas aprietan el vrillo, y mas vueltas da mas
abundantemente dice S. Gregorio suelen rendir el oleo secavissimo de
su misericordia como le rendia el Padre Marciel el sirviendole de lego
en la lampara de su ardiente caridad, para dar la luz de doctrina y
exemplo que dio en todos los tiempos, y muy en especial en este va-
liendose de su azeite, y vino como misericordioso samaritano para cu-
rar las llagas de aquel Pueblo mal herido y lastimado, librando la prue-
va de su amor, no en solo palabras como se usa, sino en obras en que
consiste la fineza del verdadero amor.
Acudia el Padre con sus limosnas a los pobres, sin aver puerta
cerrada, ni negarse cosa que uviese en casa a nadie, haziendo bien a
todos los necesitados a la gente honrada en secreto, y a los demás en
publico, y en la porteria del Colegio, con gran liberalidad y caridad,
aunque hiziesse falta en casa, y nuestro Señor pago esta limosna con el
ciento tanto, pues en retorno della y de la entereza y fidelidad con que
se bolvio por la Justicia y lebertad de los Yndios, por cuya causa como
se dixo nos quitaron [152v] quitaron las limosnas pasando mucha nece-
sidad la casa. Por el mismo tiempo el Padre Hernando de Leon Garavi-
to207 hecho sus votos en el noviciado de Lima junto con la liberal oferta
que hizo de si mismo la hizo de sus rentas, y patrimonio muy principal
que tenia en Sevilla para obras pias arrojandolo todo a los pies de
Xrispto Señor Nuestro y el Padre Juan Sebastian verdadero Padre desta
Provincia que estimo siempe en mucho por ocuparse en la conversion
de los Yndios, le enderezó a que de parte de las rentas fundasse el Co-
legio de la Assumpcion para que mejor acudiesen los Padres del a sus
ministerios, y mejor pudiesen ayudar a las missiones de los Ynfieles en
sus necessidades que eran muchas como lo hizo con mucho gusto, y

207
El P. Hernando León Garavito (Arequipa, 1588-Lima, 1660) era de familia muy
rica, estudió en el Colegio de San Pablo en Lima y al ingresar a la Compañía de Jesús
en 1605 hizo renunca de sus bienes a favor del general Acuaviva con lo que se soco-
rrieron varios colegios, entre ellos el de Asunción, por lo que quedó como fundador.
La patente se la otorgó el general el 28 de enero de 1614 (Lozano, 1755, II: 686-688 y
Storni, 1980: 160).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

aprovacion de nuestro Padre General Claudio, y de este Colegio como


de una fuente de la fe se á acudido a la predicacion y propagacion della
por todas las Provincias con marcanas ayudando desde la fundacion de
las missiones hasta el dia de oy, no solo a sus necesidades temporales,
pero con muchos Padres que se an ocupado y ocupan en la conversion
de los Ynfieles; y lo que es mas con el zelo, y valor con que siempre a
salido a la defensa de las missiones, e Yndios reducidos pasando por
essa causa casi quantos persecuciones a tenido el Colegio desde sus
principios hasta agora, que an sido muchas y gravissimas, cabiendole la
mayor parte mientras vino el Padre Marciel de Lorençana como ya en
parte se a visto y se dira adelante.
No solo socorria el Padre Marciel las necesidades temporales de
la Ciudad, pero con mas cuidado las espirituales, sustentando en todo
este tiempo los ministerios de la Compañía con mucho espiritu y luci-
miento yendo en todos adelante con su exemplo predicava con [153]
gran fervor enderezando sus sermones como solia al alma, y a la refor-
macion de las costumbres, y a quitar, y derribar pecados publicos, y
escandalosos, oponiendose a ellos con gran entrega y valor assi en
nuestro pulpito desengañando al Pueblo de sus agravios, e injusticias a
los Yndios, como también fuera de casa, a donde le solian pedir predi-
casse; y una fiesta sabiendo que un religioso forastero con nombre doc-
to avia predicado en aquel pulpito doctrina falsa, y escandalosa sobre el
servicio personal de los Yndios con grande aplauso del pueblo que le
oya, con gratissimo y ansioso oydo prurientes auribus, y pagava de
contado el sermón a su falsa Propheta que les enseñaba doctrina falsa,
con muchos regales, pareciole al Padre Marciel estaba obligado a salir
a defender el partido de Dios, y de la verdad, que estaba obligado a
salir a defender el partido de Dios, y de la verdad, que estava tan por el
suelo: predicó desengaños bien fundados con una entereza de Atanasio
diciendo que en aquel lugar adonde se avia predicado contra la verdad y
conciencia, se veya forçado a predicar en apoyo de lo uno y de lo otro,
como lo hizo con tanta doctrina y espíritu, que quedaron todos admira-
dos. Y contra los demás vicios predicava con mucha fuerça, y sus pala-
bras eran vivas, y penetrantes cuchillos de los vicios, con las quales y
con los demas sermones de los de casa, que tuvo aquellos años muy
buenos predicadores se hazian grandes conversiones de almas muy per-

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

didas, y rematadas, y no menos en los confesionarios con mudanças


milagrosas y casos muy raros, que se verán en nuestros anales, de los
quales consta que en solo un año destos, de mas persecuciones se hicie-
ron en nuestro Colegio casi quatro mil confessiones y tres mil comu-
niones siendo a buena quenta mayor el numero en ellos que en los de-
más de paz y quietud.
Era muy frequente en las carceles no solo a visitar y consolar
los [153v] los presos, mas para remediar sus negocios ya intercediendo
con las justicis, ya componiendo las partes.
Mas adonde mostró mucho su caridad, fue en una enfermedad
general, o peste que dio en toda la tierra comenzando por los animales,
y acabando en los hombres, haciendo gran riza y estrago en el Pueblo,
acudiendo el Padre con su Colegio de dia y de noche y a todas horas y
tiempos alentandose a trabajar sobre sus fuerças posponiendo su vida a
la espiritual de las almas con mucha edificación de todos, tanto mas,
quanto mirada con ojos humanos estaban mas desobligados al pueblo,
pudiendo decir con razón lo del salmista. Los que dan mal por bien,
murmuravan de mi por seguir y defender la verdad; pero esso mismo
les esforçava mas para vencer con buenas obras las malas que avian
recibido segun el consejo del Apostol, y el exemplo de Xrispto Señor
nuestro, temiendo por cierto que vengasse del perseguidor, y hazer mal
al que haze mal, es bolver mal por bien, cayendo en la misma culpa, y
maldición; pues entre los mayores bienes se cuenta el ser perseguido,
quando se lleva con la paciencia que lo llevavan los Padres.
Estava hecho ojos el Padre Marciel para evitar ofensas de nues-
tro Señor y mediar como Angel de paz entre los desavenidos en muchas
diferencias, que frequentemente suceden en aquella Ciudad, como esta
mas populosa destas Provincias, y dexando aparte otros muchos casos
notables en esta materia de tantos años, como exercito este oficio que
fuera texer larga historia en estos mas apretados, de que voy hablando
medió entre el Teniente General, que entonces Governava, y un Capi-
tan deudo suyo estando ya desafiados para salir al campo haziendolos
amigos. Compuso una reñida diferencia entre el Pueblo, y un ministro
del Rey de que [154] se avian de seguir nuebas ofensas de nuestro Se-
ñor, aplasó con su prudencia autoridad y consejo un incendio, que se

185
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

avia levantado entre el cabildo secular y el Provisor del Obispo, impi-


diendo no se presentasse una peticion muy sangrienta contra el en el
capitulo sede vacante deshaziendo con su laz una tormenta de escanda-
los, e inconvenientes, que se avian de seguir del pleito: y finalmente
dexado otros casos por brevedad el era Paranimpho de paz y medianero
entre Dios y los hombres, acabando primero con el lo que acabava y
concluia con ellos facilitando la composicion de pleitos desauciados, y
dando fin a cosas que parecían, que nunca lo avian de tener, [~] otro
que el Padre Lorençana se le avia de dar, poniendo nuestro señor la
mano a donde el ponía la suya. La escuela de leer los niños (de que
arriba se hizo mension) conservo muy numerosa y lucida con el cuida-
do que si estuviera muy obligado de sus Padres no mirando al despre-
cio, con que le avian sacado de casa los estudios de latin, que en vez
dellos los avia de moral con maestros muy doctos, que juntó con el Pa-
dre Rector resolvían los casos que allí se ofrecían, que no son pocos
por ser muchos los pleitos.
Vna de las cosas en que mas resplandeció su caridad en esta
Ciudad, fue en sustentar con su direccion, y magisterio espiritual, no
solo en estos tiempos, mas siempre desde sus principios la casa de re-
cogimiento de doncellas, de la madre Francisca de Boca Negra208, mu-
ger varonil, y de gran virtud, valor, y prudencia, y tenida por Santa de
toda la Ciudad, y aun de todas estas Governaciones, adonde se esparció
el olor suavissimo de sus heroicas obras, y virtudes, que sin duda eran
muy aventajadas, pues el Padre Lorençana, que siempre fue su maestro
espiritual y confessor, y era muy parco y mirado en el calificar espe-
cialmente mugeres, decía que era una de las almas mas puras y de vir-
tud mas solida, que entendia avia entre las mugeres santas de su tiempo
[154v] de su tiempo, y lo mismo experimente alguna vez, que trate su
interior confessandola, dando tan raro exemplo ella y su casa que toma-
ra los monasterios mas recogidos tener el nombre de santidad y pureza
que tenían aquella dichosa congregacion de almas puras ocupadas todas
desde la mañana hasta la noche con su maestra en alabar al Señor, por
sus oras, ymitando los Angeles del cielo orando, contemplando, can-

208
Nos referimos a ella en la introducción. Sobre la Casa de Recogidas por ella fun-
dada se explaya el P. Lozano (1755: 246-248).

186
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tando letanias a la Virgen nuestra Señora y a ratos trabajando; y labran-


do para sustentarse, confessando a menudo y comulgando, fortalecien-
do su virginal pureza con el pan y vino que engendra vírgenes, con ad-
miración y asombro del Pueblo, que excitado de tal maravilla se ponian
muchos a espiar, y observar de dia y de noche si avia algun descuydo, y
entre otros el Obispo de Tucuman Don fray Fernando de Trejo, que
vivio mucho tiempo junto a su casa, y con especial cuidado, y vigilan-
cia se quiso satisfacer, si el hecho de la verdad decía con la fama, y
despues de mucha prueva y experiencia dixo, dando muchas gracias a
nuestro Señor, y honra y loor a aquella casa, que los hechos y obras
excedían, y sobre pujavan con grande excesso a la fama, animando y
favoreciendo mucho aquel recogimiento.
Este fruto de bendición, que por muchos años secogió deste
plantel del cielo, en gran parte se devia al Padre Lorençana que era el
principal arrimo en lo espiritual y temporal de la buena madre y sus
doncellas, y el mas continuo y principal maestro que tuvieron en su
espíritu, y el que con mas valor y teson ayudó á aquel fuerte de la Cas-
tidad, no solo con limosnas, pero defendiendole de muchas, y gravissi-
mas contradiciones, que tuvo, que parecia se avian juntado las furias
infernales contra el que no fueron poderosas a deshazerle, como no lo
fueron viniendo esta fuerte y varonil muger oir aun muchos años des-
pués, pero fue la ira de Dios [155] contra aquella Ciudad, como se toca-
ra adelante, a cuya fuerça no ay resistencia.
Aunque en todos los ministerios tendía el Padre las velas de su
fervor mas en el de los Yndios soplava el viento del divino espiritu con
mas fuerça, teniendo mas subida aprecio de su vocación muy cierto que
ninguna cosa ay mas agradable a los divinos ojos que cumplir con el fin
para que el mismo los escogió, y el que su Magestad y nuestros supe-
riores, que están en su lugar, tuvieron en embiarlos a estas partes a su
conversión y enseñanza, ante todo y sobre toda otra ocupación, como el
Padre lo hazia, e hizo siempre dando en la Assumpcion principio a la
fundacion de su cofradía, procurando estuviesse siempre en pie, y muy
lucida accediendo el mismo a su ensenança muchas vezes, y a sus pro-
cessiones, y en grandes concurso a de confessiones de españoles, e Yn-
dios, cuales los suele a ver en aquella Ciudad, ellos eran siempre prefe-
ridos, y nunca jamas dexava al mas pobrecito, y desarrapado Yndio por

187
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

persona ninguna por grave que fuesse, y acudia asus confessiones de


dia y de noche con especialísimo gusto, y reusando los encomenderos
de llamar al Padre por saber sus muchas ocupaciones, los Yndios insta-
ban que le llamasen por que sabemos decian que lo dexará todo, y
vendrá que nos ama, y el amor le hará que se desocupe para acudirnos
aconteciendo tal vez llamarles al cura y decirle que no a el sino al Pa-
dre Lorençana avian llamado, que el solo les amava, que se le llamasen,
que el solo les sabia encaminar a Dios, y al punto en ausentandole yva
una y otra vez aun en sus ultimos años y vejez con mucho gusto y en
todos tiempos y ocasiones le hallavan los Yndios muy al suyo.
Finalmente la ocupación, y desvelos del Padre Rector era acudir
con todos los que tenia a su cargo, para gloria de nuestro Señor, y ser-
vicio suyo al bien universal y particular de todos, grandes y pequeños
españoles, Yndios [155v] Yndios, y negros209 sin tener otro interes que
no era pequeño estos años de la persecucion que llevar a exemplo de
Xristpo Nuestro Señor y maestro en vez de agradecimiento reprehen-
sion como el con mucha estima lo escrivio por aquel tiempo al Padre
Provincial por estas palabras.
Hazenos el Señor una gran merced, y es que teniendo los veci-
nos desta Ciudad tanta estima de los nuestros, que acuden á ellos con
sus dudas, desconsuelos, y pleiyos, y con todo lo demas, que se les
ofrece, y corriendolos nosotros con todas nuestras, fuerças, assi en lo
temporal como en lo espiritual: con todo esso murmuran, y dicen mal
de nosotros, y nuestros delitos son, según ellos preguntando dizen, que
en nada les ayudamos, y favorecemos, y venido a saber en que se fun-
dan, responden que no nos ponemos de su parte en el servicio personal
de los Yndios, sin compadecernos de su pobreça, y que si escrivieramos
a su Magestad en su favor, los Yndios servieran como antes, lo qual no

209
La carta Anua del provincial Mastrilli Durán del 12 de noviembre de 1628, al
referirse al Colegio de Asunción, nos informa al respecto que “La Doctrina de negros
la tiene con mucha edificación de él y de toda la ciudad el P. Marciel de Lorenzana;
pero por grave enfermedad sucedió en ella el P. rector de aquel colegio, y después
otros, y esta ahora muy aumentada, por el amor y cuidado con que se les ha acudido,
y las diligencias que se comenzaron el año 27 acerca del asegurar sus bautismos”
(Leonhardt, 1929: 430). El rector era Diego de Boroa.

188
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

nos es de pequeño consuelo, pues los misms que nos persiguen confies-
san por su boca que padecimos por la justicia, y apretandoles al punto
de la raçon, dizen que lo que nosotros decimos, es muy conforme a ella,
y lo cierto y concluiente para el bien y seguridad de sus conciencias, y
de toda la tierra, pero que las Justicias por sus fines no querran execu-
tarlo, no hazer lo que el Rey manda.
Esto decían y no era mala disposición para recibir la verdad el
convencerse della, que fue causa de que amaynasse algo la persecucion,
y se ablandasen los animos de los ciudadanos, dando lugar en su buen
natural y nobleza a la razón, y a reparar en la paciencia y caridad de los
Padres que no les movia mas que la obligación de su oficio, y bien de
las almas: y como las cosas estaban mas quietas y sosegadas tuvo lugar
[156] el Padre Rector de ir avisitar las reduciones conforme a la obli-
gación de su oficio, y orden que tenia del Padre Provincial de hazerlo.

Visita las Missiones y llega nuevo Obispo al Para=


guay Capitulo. XVIII.
Deseoso el Padre Provincial Pedro de Oñate del buen acierto en
el Govierno de nuestras misiones, quiso que las visitase ensu nombre el
Padre Rector Marciel de Lorençana como persona, que con su mucho
espíritu y experiencia lopodiahazer con tanta satisfacion consuelo de
los Padres y buen asierto de las cosas; tomo el Padre con muchogusto
este trabajo yaviendo dado orden en las cosas de su Colegio dispuso su
viage primero a las Provincias de Guayra camino de mas de ducientas
leguas rio arriba partiendo al principio del año de mil y seiscientos y
diez y siete favoreciendo nuestro Señor, su prompa obediencia con li-
brarle deun manifiesto peligro de la vida, o captiverio; por que la na-
ción Payaguá situada dela otra banda del Rio Paraguay alaparte del
norte estaba por aquel tiempo insolvente victoriosa ysobervia por algu-
nas suertes, que avia hecho en algunos navegantes de aquel Rio de que
son crueles cosarios case desde lafundacion de la Ciudad dela Assump-
cion asolando muchos Pueblos, matando y captivando quantos les vie-
nen a las manos, teniendo por sus delicias bañarlos en sangre humana;
en que se relamian comofieras; y sabiendo por sus espias la yda del
Padre le fueron siguiendo con intento da dar sobre el, y los que le lle-

189
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vaban de noche para cogerlos mas asusalvo: pero nuestro Señor que
quería librar asusiervo le movió todas aquellas noches aque hiziesse
centinela, ni fuera bastante ano averles puesto la divina providencia
[156v] providencia terror, yespanto a los Payaguas divirtiendoles para
que nohiziezen aotros, que captivaron en el mismo tiempo, que quien
era aquel Padre sacerdote que poco antes avia passado en quien no
avian podido hazer presas.
Passó por los Pueblos de Jejuy y los demás hasta Mbaracayu, y
Ciudad Real de Guayra siempre el mismo en el fervor, renovando las
memorias antiguas de sus primeras missiones, de que se trato ya arriba
hasta llegar a nuestras Reduciones de Loreto y S. Ignacio del Pirapó,
que hallo muy lucidas con muy buenas Yglesias ornamentos y musica,
y lo que es mas muy bien doctrinados con mucha policía civil y
Xptiana los Yndios.
En estas reduciones que fueron principio de otras muchas que
despues se fundaron, halló alos Padres Josef Cataldino, Antonio Ruiz y
Simon Maseta, que con espiritu de verdaderos hijos, y missioneros de
la Compañía uian plantando aquella nueba Xrisptiandad sobre el fun-
damento solido de la fe y bueno costumbres: animoles mucho el Padre
Rector allevar adelante aquella empresa, y asufrir con paciencia las
continuas persecuciones, y asaltos no solo de los Portugueses de S. Pa-
blo que infestavan aquella tierra, pero de los españoles de Guayra, que
sobre servirse del Yndio asu voluntad como de esclavo andavan siem-
pre en continuos debates con los Padres que les defendian y bolvian
por su libertad.
Confirmó mucho aquellos nuevos christianos en la fe, respeto, y
reverencia a los Padres y haziendo por su mano limosna a los Yndios y
a sus hijos dexandolos muy consolados, y orden en todo se bolvio [157]
al Paraguay pasando por los mismos pueblos y componiendo de camino
una reñida diferencia en que halló a la ciudad de Guayra, y su cura
dandole a el buenos documentos, de que estaba muy becessitado con
mucha caridad y prudencia, y exortando al Pueblo al debido respeto asu
Cura, ya que viniesen en una cosa justa, que les pedia como lo hizieron
y el Padre llego a su Colegio de la Asumpcion con mucho gusto de
todos.

190
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Este era el estado de las cosas, quando nuestro Señor, que como
misericordioso Padre templa lo dulce con lo amargo, y lo triste conlo
alegre no dexando que sus siervos sean exercitados yperseguidos ala
continua, texiendo misteriosamente lavida de los santos de variedad de
sucessos, prosperos, y adversos, trajo en esta ocasion al Obispo don
Lorenço de Grado210 gran prelado de mucho caudal y zeloso del bien de
su obispado, muy afecto nuestro que no solo bolvió luego los estudios
con grande honra de la Compañía al Colegio mas favoreció a los Pa-
dres que estavan en las missiones con cartas muy regaladas, mostrando
en ellas el gusto que tenia en que le descargassen su conciencia con su
asistencia y trabajos, y en publico y en secreto no perdia ocasion de dar
a entender al pueblo la merced, que nuestro Señor les hacía en tener allí
aquel Colegio de la Compañía que era su consuelo.
En testimonio de que hablaba de veras, pidió instantaneamente
al Padre Rector se encargasse de su conciencia, y aunque se escusava al
principio con humildad y cortesía, el Obispo instó prometiendole de
estar en todo sugeto y obediente como a su Padre espiritual, con que lo
admitio el Padre prometiendole no pedirle por cosa nuestra no de otro
particular, para que assi se hechasse de ver que lo que le aconsejava no
era por otro fin ni motivo que la gloria de nuestro Señor y descargo de
su conciencia; y assi lo cumplió y al Obispo se le lucia en el buen acier-
to de su govierno la prudente dirección del Padre [157v] del Padre
Rector y la Ciudad a exemplo de su prelado començo a mirar con otros
ojos nuestras cosas, y alegrarse con el lucimiento, con que sus hijos se
criavan en nuestros estudios, haciendo alarde de sus buenas avilidades
con ocasión de la llegada aquella Ciudad del obispo de Tucuman Don
Julián de Cortazar a consagrarse haziendoles el Padre Alonso Aragona
que era su maestro una muy erudita y elegante oracion a los obispos, y
los discipulos sus entretenimientos literarios.

210
El doctor Lorenzo Pérez de Grado (Salamanca, ¿?-Cusco, 1627), natural de Sala-
manca, se graduó en cánones en su universidad, donde luego fue profesor hasta que
pasó al Cusco como arcediano de la catedral y subdelegado de la Santa Cruzada. Pos-
teriormente fue designado obispo en Asunción en 1616, aunque no arribó hasta 1618,
consagrándose en Huamanga el obispo fray Agustín de Carvajal. En ese año fue nom-
brado obispo de Cusco, cargo que ocupó entre 1619 y 1627.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Fundose por este tiempo que era el año de diez y ocho para edi-
ficación de la Ciudad y reformacion de la juventud, después de muy
encomendado a nuestro Señor para que cediesse en gloria suya y honra
de la Virgen Santissima, su Congregacion escogiendo de todos los es-
tudiantes solos doze los mas virtuosos, que fuesen comolos fundamen-
tos della adereçandoles en una clase un altar adonde les dixo missa
ycomulgo el Padre Rector yles hizo una muy fervorosa platica decla-
randoles sus obligaciones, y dándoles estima de la merced que la San-
tissima Virgen les hacia en admitirles por especiales hijos, escogieron
como es de costumbre su Perfecto, y oficiales con tanta ternura y la-
grimas, que se echava y a dever el amparo y protección de tan gran
señora, siguiendose grande emulacion de virtud en los demás, que no
eran admitidos hasta mucha prudencia y demas de las frequentes con-
fessiones, y comuniones se exercitavan en muchas penitencias, y algun
rato de racion mental, a que les adestrava su buen maestro, y todos los
demás ministerios andaban alentados, despues de tiempos tan tempes-
tuosos, porque el animoso sufrimiento de las cosas agrias y desabridas
alcança el verdadero contento, y tiene por dexo gusto y alegria.
Mientras el Padre Rector hizo su visita de Guayra los Yndios de
las [158] Reducionde S. Ignacio hizieron una Iglesia muy buena de tres
naves cubierta de tablas de cedro, que la acabó el maestro de la obra,
poco después de llegada, que me obligó a pedirle fuesse a dedicarla al
Señor y su Santo Patron, y a colocar el Santissimo Sacramento para que
diesse la ultima perfeccion aquella reducion quien la avia comenzado,
pues de camino podía hazer su visita en el Parana y aunque la ausencia
larga passada, y la falta que hazia a su Colegio, y al obispo que sentia
mucho su partida le detenían. Pero el amor a aquellos buenos Yndios le
animaron, a que vencidas dificultades fuesse con universal alegría de
todos, y la nueva de que estaba una jornada del Pueblo, causó tanto
alborozo en aquellos sus buenos hijos que hizieron de la noche dia,
unos buscando cavallos en que salirle al camino, otros ensayando dan-
ças, otros apercibiendo sus flautas, y pingollos a su usança antigua,
otros levantando vistosos arcos adornados con sus frutos por donde
meter al Padre que tantos trabajos avia passados en reducirles, y lo que
faltava de grandeza, lo suplio el amor, con que aquellos buenos Yndios
se salieron al camino desalados unos acavallo otros a pie con braços y

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

coraçones abiertos a recibir a su Santo y venerable Padre que con su


vista les llenava de consuelo y alegria metiendolos a todos en lo intimo
de su coraçon, acordándose con ternura de su fidelidad y constancia, y
ellos refrescando la memoria de aquella su encendida caridad, con que
años antes avia ofrecido una y muchas vezes la vida por su amor.
A la entrada del Pueblo, le dio en nombre de todos un niño la
bienvenida en verso español con mucha gracia de adonde le llevamos
por debajo de los arcos festivos muy hermosamente aderesados de lau-
rel frutos, y pajaros de varios colores a la Yglesia celebrandose en esta
ocassion [158v] ocassion el triumpho del amor que aquella su reducion
de S. Ignacio celebró reconocida a su principal Padre y fundador que
les dedico aquel templo con todas las ceremonias de la Santa Yglesia, y
colocó el Santissimo Sacramento por octubre de mil y seis cientos y
diez y ocho con grandes fiestas y regocijos y no fue el menor para el
Padre ver su arovechamiento en la fe y buenas costumbres, a que les
exortó con una fervorosa platica.
Desta Reducion passo al Rio Parana acompañado de los Caci-
ques y sabiendo que en el puesto de Yaguapohá doze leguas de S. Igna-
cio avia començado una reducion el Padre Roque Gonzalez, y que par-
te de los Yndios avian acudido remisamente se passo de largo al Parana
sin verlos en demostracion de sentimiento, y de embarco para la Redu-
cion de la Encarnacion de Ytapua adonde el Padre Roque le estaba
aguardando recibirle ellos Yndios con las demostraciones de alegría,
que uno amoroso y reconocido hijo devia a su Padre que de mas de
serlo de todos lo era suyo y por cuyo medio nuestro Señor se tenia en la
Compañia.
Avia el Padre Roque como adivinado los deseos del Padre Rec-
tor embiado a combocar los Caciques Ynfieles del rio arriba, para que
le tratasse desu reducion, pero aunque vinieron hizieron poco caso de lo
que estos dos Apostolicos varones les dixeron en orden a su reducion:
no avia llegado su hora, ni llego tan presto sin bastar exortaciones, ni
idas y venidas de los que allí estavamos, para desencastillarlo de aquel
fuerte del Demonio, si bien años despues la paciencia, y perseverancia
de la Compañía los vino avencer, como se dira, y como entonces no
avia mas reduciones, quedandose allí el Padre Francisco del Valle, se

193
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

bolvio a bajar con el Padre Roque a Yaguapoha211, adonde exortó a los


Yndios a que hizienssen aquella Reducion y no sin fruto por que luego
trataron de hazer una pequeña [159] Yglesia, y juntarse y para que tu-
viesse efecto, dexó allí al Padre Roque, y el passó a su Colegio por la
reducion de S. Ignacio renovando el goso de su primera yda consolado
y edificado de ver yr creciendo aquella obra del Señor, y de la longa-
minidad y paciencia, con que los Padres esperaban al fruto de sus tra-
bajos que se le dio el Señor tan colmado como avemos el dia de oy
pues dexados los ritos y costumbres de sus pasados vueltos de piedras
en hombres realçados a dignidad de hijos de Dios, muestran serlo en
sus Xcriptianas y compuestas costumbres.

Dale principio a la Predicacion del Santo Evan=


gelio en la Provincia del Uruguay, y en el Parana
por orden del Padre Marciel de Lorençana a la
Reducion del Corpus y de una nueva
persecución que contra el Padre
se levanto. Capitulo.
XIX.
De muy gran gusto lefue al Obispo la llegada del Padre Rector
y la relación que le dio de las missiones, y de los trabajos que los de la
Compañía passavan en reducir aquella gente, y poco despues bajó ala
visita de su obispado hasta el Puerto de Buenos ayres, y en el camino
recibió la nueva de su promocion al del Cuzco con no pequeña perdida
del que dexó, y muy en especial dela Compañía a quien tan deveras
favorecia y amava.
El Padre Rector prosiguió en el govierno de su Colegio, missio-
nes y ministerios almodo dicho con varios sucesos, pero con frutos muy
sazonados de las almas, que nacian como de su raiz y principio del mu-
cho espíritu del Padre [159v] del Padre de quien se derivava a los de-
más de casa que le respetavan y amavan, como a Padre de suerte que
con aver sido esta ultima vez Rector casi onze años continuados, si les

211
Ubicada en la provincia de Corrientes fue una reducción fundada en 1618 y aban-
donada al poco tiempo.

194
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

dieran a escoger a los del colegio Rector no escogieran otro. Por que
aunque tenia la entereza que pedia su oficio en la observancia regular,
era junta con gran sufrimiento y caridad acudiendo a los suyos sanos y
mucho mas enfermos con amor de madre, y tanta asistencia, como que
no huviesse otra cosa que hazer, y con su exemplo y fervorosa platicas
inflamava los animos de los de casa en el estudio de la perfeccion, y
con sus cartas a los missioneros, y en el tiempo que tuvo las missiones
a su cargo, tuvieron mucho aumento por quel año siguiente de seis
cientos y diez y nuebe visitó las Reduciones el Padre Provincial Pedro
de Oñate y hizo una junta de los Padres missioneros la mayor que hasta
entonces se avia visto en ellas, en la Reducion de S. Ignacio del Parana
en ella se hallaron el Padre Juan Pastor su compañero, el Padre Roque
Gonzalez, Padre Claudio Ruyer, el Padre Pedro Romero, que llegó en
aquella ocassion del Paraguay, y yo, para tratar de la conversión a la fe
de aquellas Provincias del Parana, y del Yguazu, y muy enespecial del
Uruguay, que todas perecian por falta de doctrina y aunque las falta de
obreros era mucha, para tantas empresas, por no averse añadido a los
quatro que estavamos, mas que el Padre Pedro Bosquer 212 , a quien
dexo en Ytapua, y Padre Thomas de Urueña en Yaguapoha, el animo
era superior, yba moción de nuestro Señor que despues de averle pedi-
do su divina luz con missas y oraciones, movio al Padre Provincial
comparecer de los que alli estavamos, a que desde luego se empren-
diesse la conversión del Uruguay, y entrasse a ella el Padre Roque
[160] Gonzalez de Santa Cruz como lo hizo el octubre siguiente, y el
Padre Pedro Romero, a quien detuvo en el Parana con el Padre Thomas
le cupo la reducion de Yaguapoha y los Yndios de Maracanai, y las
islas, y ami con el Padre Bosquer la reducion de Ytapua, y la mission
del Rio Parana arriba y del Yguazu, cuyos sucesos dexo por no ser des-
te lugar, mas de que dado orden en estas missiones el Padre Provincial
fue a la Asumpcion y comunico despacio con Padre Rector sus inten-
tos, a que le animo mucho el Santo Padre con notable gozo de verse

212
Según Storni (1980:77) el belga Pedro De Boschere, quien nació en Hulste, Flan-
des occidental, ingresando a la Compañía de Jesús Flandro-belga en 1607. Diez años
después llegaba a Buenos Aires en la expedición de Juan de Viana y profesa su cuarto
voto en Ebcarnación en 1626, falleciendo en Asunción el 11 de marzo de 1666.

195
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ivan cumpliendo su designios en la fundacion de la Reducion de S. Ig-


nacio, aunque bien hechó de ver el prudente varon, que para tantas em-
presas eran menester mas sujetos, y embiar Procurador a Roma, como
se hizo el henero siguiente de seis cientos y veynte en la congregacion
Provincial213 en que se halló edificando mucho con su exemplo y ani-
mado mucho al Padre Provincial y a los Padres congregados al minis-
terio Apostolico de los Yndios, en ella se eligió el Padre Francisco
Vazquez Trujillo que despachado, y dando el Padre Provincial buelta a
la Provincia y ordenen las cosas della bolvió a las reduciones.
Llebamosle al Uruguay, adonde estaba ya con casa y Yglesia el
Padre Roque Gonzalez y alguna gente junta aunque poca, y alli bolvio
a tratar de la conversión de aquella gente, disponiendo las cosas para la
venida de mas Padre y en el Parana se informó como aviendo yo ido
muchas vezes al Rio arriba, y la una dellas hasta lo ultimo navegable
debajo del salto grande de Guayra y hecho una pequena yglesia, y le-
vantado Cruz en el Acaray, y a ver desseo en los Yndios, se prosiguies-
se no se avia hecho por falta de Padres y que los quinientos Yndios que
avia en las primeras diez y seis leguas del rio arriba con sus riachos
aunque les avia exortado muchas vezes, yendo a sus Pueblos se bajas-
sen a reducir a Ytapua [161] a Ytapua según su orden, no lo avian que-
rido hazer, ni se avuan sacado en aquellos años despues de mucho tra-
bajo cien Yndios para las Reduciones de Ytapua y Yaguapoha, con
todo me ordenó bolviesse comolo hize por henero de veinte y dos, y
aunque me recibieron con amor y confianza essa les dio animo a des-
cubrirme su pecho por medio de Xrisptoval Guarié fiscal de Ytapua mi
compañero, diciendo que ellos no reusavan reducirse y tener Padres
antes los deseavan, pero que avia de ser en su tierra, adonde Dios les
avia criado, y que fuesse yo allí de proposito, y harian una buena redu-
cion pues eran muchos, y suficientes para ello.
Hizome mucha fuerça la raçon de los Caciques, y lo mismo el
Padre Roque Gonzalez, con quien lo trate yde todo di cuenta al Padre
Rector Marciel de Lorençana, para que determinasse lo que se avia de-
213
En la oportunidad, siendo provincial el P. Pedro de Oñate y secretario el P. Juan
Pastor se eligió para procurador a Europa al P. Francisco Vázquez Trujillo, quien
regresó a comienzos de 1622 con jesuitas que se distribuyeron en Paraguay y Chile.

196
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

hazer, como quien estava en lugar de Padre Provincial que aviendolo


encomendado mucho a los nuestros juzgo que andava allí su mano, y
assi me ordeno que luego fuesse a dar principio a aquella Reducion
llevando conmigo al Padre Romero; y así se hizo saliendo la fiesta del
espiritu Santo de Ytapua, y aviendo hablado los Yndios y dado a cono-
cer al Padre levantando Cruz y diximos missa dia de Corpus Xrispi de
aquel año, de que tomo nombre la Reducion y una pequeña Yglesia que
edificamos traçando las cosas Dios nuestro Señor de suerte que las mas
de las Reduciones del Parana se fundassen por orden, de quien les dio
principio, que fue el Padre Lorençana, acudiendo también con nueva
liberalidad con lo necesario para su fundacion, con que se Redujeron
allí mas de quinientos Yndios aunque las enfermedades disminieron
después este numero.
Corrian las cosas de las missiones del Guayra, y del Parana co-
mo se ha visto con gran bonança, ylas del Colegio con paz, y sosiego
quando con [161] ocassion de la llegada a la Asumpcion de nuevo
Obispo y Governador se armo una terrible tempestad, y las primeras
olas de la indignacion deste Prelado poco afecto a la Compañía quebra-
ron en el Padre Marciel y de primera instancia luego que llego trato de
quitar de nuestro Colegio la fiesta mas principal suya, y de toda la
Compañia que es la circuncisión procurando se celebrasse en otra Igle-
sia como de echo lo intento traçando una proposición de su catedral a
ella con una imagen de nuestra Señora, que passasse por las puertas de
nuestra Yglesia, a que se añadio missa nueba para reclamo de la gente.
Mas como el Pueblo avia templado ya sentimientos pasados, y siempre
tuvo amor, y estima de la Compañía aunque fueron muchos a la prose-
cion hasta entrar la Ymagen en la Yglesia. Pero luego se bolvieron asa-
lir y a pendon herido se fueron a celebrar la fiesta a nuestra casa, frus-
trando los intentos al Obispo, que hizo grandes demostraciones de sen-
timiento. Levando mal con extremo la frequencia y concurso del Pue-
blo a nuestra casa y el exercicio tan lucido de nuestros ministerios, que
veía en aquel Colegio, con todo genero de gente, dándole en rostro, y
ofendiendole lo que abuena quenta le deviera mucho edificar y consolar
pues todo cedia en servicio de nuestro Señor y suyo y descargo de su
conciencia, pero del bien sacava mal, y de la triaca ponçoña, atribuien-
dolo a fines, e intenciones siniestras reservadas a tribunal superior, re-

197
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

diciendolo a vana ostentacion y querer alçarse con todo, no siendo assi


ni debiendo presumirse tal cosa del Padre Lorençana y sus Religiosos
de tan provada virtud, que tenían a gran merced de nuestro Señor que el
grano de su doctrina y exemplo que es pan y sustento de sus escogidos,
fuesse limpio de polvo y paja con el trillo desta persecución ocassiona-
da [161v] ocasionada de procurar el bien de las almas, como que fuera
nuebo a los de la Compañía ocuparse en doctrina de niños, Yndios, y
negros, y gente ruda y la predicacion confessiones, y comuniones, y
acudir a los enfermos, ya los demas pios exercicios anejos al clericato
que ella profesa de instituto, en que aquel Colegio desde sus principios
se a esmerado mucho.
Demas de esta emulacion sintio mucho que el Governador (con
quien començo a encontrarse casi desde que llegaron al Paraguay)
hallasse entrada en nuestra casa, y que las cosas, en que el se le oponía
no las apoiassen los nuestros, y visto por el Padre Rector Marciel de
Lorençana que cada dia se uia enconando mas por ventura por no estar
bien informado de nuestras cosas, aunque algunas vezes visitandole le
avia dado quenta dellas con mucha humildad, y prudencia, y que el
encuentro entre las dos cabeças avia de ser la ruina de la republica, de-
terminose de irle a satisfacer de lo que nos tocava, y mediar en las pe-
sadumbres con el Governador.
Pero su voluntad enconada, y aversa no dio el lugar que era jus-
to ni a la razón, ni a la persona del Padre digna de toda veneración,
metiendolo todo avozes que dava tan desentonadas, que se oyan de dos
cuadras, y juntandose mucha gente a los gritos del Obispo, aunque apli-
cavan el oído de cerca no oian lo que el Padre respondia, por que toda
su fuerça no estaba en vozes, sino en razones dechas con mucho sosie-
go, modestia y cortesía sin perder el debido respeto a su persona pero
tan fuertes, que viendose con mal pleito el Obispo lo metia avozes, y
almadas sobre el bufete tales que de una quebro sus antojos y ultima-
mente despidió a el Padre con mucho desprecio y falta [161] de urba-
nidad, y respeto diciendole que se fuesse de su casa, y no le bolviesse a
entrar mas en ella, a que respondió con mucha mansedumbre y agrado
el humilde dicipulo de Xrispto (segun me conto quien le acompaño en
aquella ocasión) si ire señor pero Vuestra Señoría me hecha por una
puerta, y yo me entrare por quatro, respuesta blanda que templo segun

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

la promesa del espiritu Santo el animo de aquel Prelado, quedando ad-


mirado, y confundido, y mucho mas viendo, que en llegando a casa le
embio unos muy buenos antejos de cristal en lugar de los quebrados, y
el Pueblo se edifico sobre manera desuhumildad, con que siempre que-
daba victorioso. Con todo no se quietava el obispo por tener dentro del
coraçon el origen de su inquietud, y intentó en secreto alguna novedad
acerca de nuestras Reduciones, trato de quitar los estudios de casa, que-
riendo otra vez acosta de las buenas costumbres, con que ya estaba
vuelta a entablar la juventud, satifacer a su passion buscando diversos
pretextos, que por su breve partida a Cordova a ser Rector de aquel
Colegio como se vera en el capitulo siguiente no se puso por entonces
en execucion hasta a algún tiempo después.

Va a Cordova de Tucuman a ser Rector de aquel


Colegio. Capitulo. XX.
Nombro nuestro Padre General Mucio Vitelesqui por Provincial
desta Provincia en lugar del Padre Pedro de Oñate al Padre Nicolás
Duran214 y al Padre Marciel de Lorençana por Rector del Colegio de
Cordova que es el mas principal de la Provincia a donde tiene sus estu-
dios generales y cria a los sujetos que se an de emplear en las missio-
nes, para que comunicasse a los [162v] a los Hermanos estudiantes su
fervor y espíritu de missionero y aquel encendido zelo de las almas que
ardia en su pecho.
Partio del Colegio de la Asumpcion por el mes de julio de aquel
año de veinte y dos sucediéndole en el oficio de Rector y trabajos con
el obispo que no fueron pocos, el Padre Juan Pastor, a quien honro, y
agasajo al principio por su mucha religión y letras, aunque duro poco,

214
El P. Nicolás Mastrilli Durán (Nápoles, 1568-Lima, 1653) era oficial de caballería
cuando ingresó a la Compañía de Jesús. Posteriormente llegó a Lima en 1592 y ter-
minó sus estudios. Pasó a la doctrina de Juli como superior, luego fue rector en Quito
y Chuquisaca, viajando a Europa como procurador en 1618. A su regreso fue nom-
brado provincial del Paraguay (1623-1629). Luego de su mandato regresó al Perú,
donde fue provincial en dos oportunidades y publicó en Lima dos sermones, uno en
honor a la Inmaculada (1618) y otro sobre la canonización de San Pedro Nolasco
(1632) (Fernandez y Baptista, 2001: )

199
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

porque ninguna cosa violenta dura mucho ni tiene estabilidad ni firme-


za, poco sufre el que poco ama, y ocasiones busca quien quiere apartar-
se de su amigo como dice el sabio.
Llego el Padre Marciel de Lorençana a su Colegio de Cordova
por setiembre de aquel mismo año con muy gran consuelo de toda la
casa, por el subido concepto que todos tenían de su santidad y la fama
de sus missiones, que le hacia mas venerable, y la estima con que le
hablo el Padre Provincial Pedro de Oñate, que aun estaba presente
afirmando ser uno de los varones mas señalados, que avia conocido en
la virtud de la humildad, y caridad, y desta hizo su primera platica ma-
nifestando la lengua de incendios de amor de su abrasado coraçon y
para que mas se amimassen al Apostolico ministerio de los Yndios, le
mando contasse a la comunidad quando se junta después de medio dia
sus missiones, en especial la del Parana que oian con tanto gusto, que a
desseo esperaban el dia siguiente hasta que dio fin a su no menos útil
que gustosa narracion.
Quando llego el Padre Marciel estaba aquel colegio acargo del
Venerable Padre Juan de Viana, varon apostolico, y de grande caudal
de espíritu, y excelencia de virtudes religiosas muy florido no solo en el
numero que era grande, pero mucho mas en la virtud [163] entrenando-
se no menos en ella que en las letras con campear estas en gran manera,
por la ocurrencia que en aquella saçon hubo de muy escogidos inge-
nios, y el Padre Marciel de Lorençana hallando materia tambien dis-
puesta, procuro afervorizar su Colegio con el exericico de las virtudes
solidas, y perfectas, exercitando mas a los que mas se señalavan, para
darles ocasion a nuevos aumentos, levantandoles a subir con mas veloz
carrera al monte alto de la perfeccion, dandoles alguna mas licencia en
ratos extraordinarios para la oración, le dio tan eficaz para alcançarla,
exercitandoles en la mortificacion con gran arte, y magisterio, en espe-
cial en el rendimiento del Juicio, y obediencia ciega que tanto enco-
mienda nuestro Padre S. Ygnacio y a ymitacion suya, y de san Francis-
co de Borja, y Padre Balthazar Alvarez, y de otros grandes maestros de
espiritu desta edad, y las pasadas que exercitavan, a sus dicipulos para
mas ganarlos, en obras al parecer perdidas lo hazia el Padre Marciel,
por que ya enviava aun hermano a un monton de arena, y al tiempo del
exercio corporal a puñados se la hazia pasar aotraparte, prosiguiendo el

200
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Hermano en aquel exercicio con humilde obediencia y silencio, y apro-


vechamiento suyo por muchos días, hasta que se lo mandava dexar.
Ya mandava a otro que de una calle dela puerta arrancasse cada
dia una yerba no mas, y prosiguiesse hasta que veia su rendimiento, y le
mandava otra cosa; y para enterarse mas de la virtud de cada uno a las
vezes ordenava a su ministro exersitasse a los Hermanos en actos re-
pentinos, a donde se muestra mas la fineça de la virtud, y el habito de-
lla, para con esto conocer mejor lo que [163v] lo que tenia a su cargo, y
a los aprovechados adelantarles mas, y a los que no lo eran que ellos
mismos se conociessen, y con esso se animassen mas a vencerse, y su-
jetarse con gloriosa victoria de si mismos.
Demas de las platicas, que quanto la salud le dava lugar hazia a
la comunidad, que eran muy fervorosas, y también en diferente dia a
los Hermanos Coadjutores; de quando en quando especialmente al
principio de los estudios juntava los Hermanos estudiantes, un dialos
artistas, otro los theologos, exortandoles al fervor del espiritu, y adelan-
tarse en las letras, como fiar principal, en que un estudiante de la Com-
pañia debe tener puesta la mira, poniendoles delante de los ojos la obli-
gacion tan grande en que nuestro Señor les avia puesto, no solo por
averlos traido a su casa, pero tambien a esta Provincia tan apostolica en
sus ministerios de la conversion de tantas naciones infieles, para lo qual
tenian necessidad de doblado caudal, y de poner el ombro al trabajo,
echando animos ante la mano a la Cruz de Xrispto Señor nuestro olvi-
dados de lo que por su amor se dejo, trocandolas provincias de Europa
por la pobreça de esta a fin de ganar almas a su criador, que son las
verdaderas riquezas de un hijo dela Compañía
Tomava muy amenudo quenta de la conciencia, como quien sa-
bia bien que es uno de los medios mas eficazes, que nuestro Señor a
dado a la Compañia para su perfeccion, y un arcaduz, o a que dusto
sagrado, por donde la divina mano encamina su abundante riego de
gracias a nuestra Religion. Aconsejavales que parte de sus fervores
[164] y desseo de mortificarse lo empleassen en un constante proposito
y teson de seguir la comunidad, admitiendo que era una santidad muy
segura, y desimulada el seguirla, y cosa de tanta estima y precio, que a

201
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

trueque de alcançarla y abituarse a seguir el comun de la Religion se


devian pasar muchas incomodidades propias.
Metió en tanto fervor a los Hermanos estudiantes del quadrienio
con la observancia de su recogimiento, y retiro en quarto aparte con su
istrutor, y uso de platicas santas en sus juntas (que las vezes afervorizan
mas el animo que las comunes) que podían ser exemplar defervorosos
novicios; y en todo el Colegio estava tan valida la virtud, y el trato de
cosas espirituales, que aun en tiempo de intermission no se oian otras
platicas que de cosas de nuestro Señor, y el colegio parecía un retrato
del cielo, floreciendo en el mucho la observancia de las reglas, frucre-
ciendo mas a los que mas se señalavan en la virtud, y por que entre mu-
chos religiosos observantes y perfectos se ven de ordinario en las co-
munidades grandes por santas que sean algunos imperfectos, y remisos,
a estos corregia en especial su avia noa, o ofension, y despues se amo-
nestados con amor si no avia enmienda se mostraba severo dando peni-
tenciasm aunque las faltas fuesen ligeras, segun lo encarga nuestro.
Padre S. Ygnacio y aconseja S. Buenaventura diciendo, que en este
vigilante cuydado, y menuda correccion consiste el ser, o no ser una
religion observante y perfecta.
Ni por acudir a su Colegio, ni por sus enfermedades, y achaques
que eran muchos, y que rindieran a qualquier hombre robusto dexava
de acudir a los ministerios, por que aunque por causa del dolor [164v]
dolor del pecho no predico mas de un sermón con su acostumbrado
fervor, y espiritu en la profesion del Padre Simon de Ojeda que leya
theologia en su colegio, mas era muy frequente en el consisionario, y
nuestro Señor le deparó una buena ocasion de exercitar su caridad, por
que aquellos años pasaron por Cordova del puerto de buenos ayres ma-
chas tropas de negros traídas de las costas de Angola, y Congo, y como
los mas ivan sin baptizar, o al menos con probable duda si eran
Xrisptianos, y tocados de la peste de viruelas les socorrió en necesidad
tan extrema, saliendo algunas vezes el mesmo, y lo mas ordinario el
Padre Diego de Torres, y otros Padres a buscarlos por las rancherías, y
buhios, para blanquearlos con el agua del Santo Baptismo, arrojandose
los verdaderos obreros del evangelio a buscar aquellas presiosas marga-
ritas encerradas en tan asquerosos, y podridos cuerpos que echos una
llaga olian muy mal a causa de su contagio, con maior ansia que el mas

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

codicioso busca las perlas en sus conchas, porque lo que a los ojos
humanos era la horrura, y desecho del mundo a los suios eran joias ri-
quissimas, compradas con el precioso tesoro de la sangre de Xrispto
Señor Nuestro.
Siendo Rector deste Colegio se celebro en ella solene fiesta de
la canoniçacion de nuestro Padre S. Ygnacio y S. Francisco Xavier en
que mostro el Padre Provincial Nicolas Duran, que ya avia llegado de
Chile, y el Padre Lorençana su Padre piedad, liberalidad, y grandeça de
animo en la solemnidad, y variedad de fiestas, con que [165] en nuestra
Yglessia, y estudios se hiço lucida demostración de alegría, y agrade-
cimiento devido a tan grandes Santos en que hubo mucho que ver, y
fuera largo contar, que remito a nuestros anales215.
Tuvo a mucha dicha hallarse en Cordova al feliz, y dichoso
transito desta vida a la eterna del Santo y venerable Padre Juan de Via-
na varon verdaderamente humilde, pobre, y de mucho trato con nuest-
rro Señor gran missionero, y una de las primeras piedras fundamentales
desta Provincia de vida inculpable, e inocencia columbina, conocido
por tal de nuestro Padre General Mutio Vitelleschi quando fue por Pro-
curador desta Provincia y se hallo en su eleccion estimandole y hon-
randole por su gran virtud, y exemplo con que edificó aquella Congre-
gacion general y junta de tan Santos y venerables Padres y las demas
provincias de Europa por donde passo, y mucho mas esta su Provincia
adonde en Cordova, y en Chile con oficio de Rector gozamos todos mas
de cerca de la fragancia de sus heroicas virtudes llevandole nuestro
Señor después de una larga y penosa enfermedad agozar los premios de
sus Apostolicos trabajos ayudandole en aquella hora a la jornada su
antiguo y buen Compañero el Padre Lorençana que con todo su Cole-
gio le asistio con el devido sentimiento a tan gran perdida.
Los demas ministerios se exercitavan con mucho lucimiento
aquellos años y tambien florecieron en gran manera los estudios gene-

215
Ignacio de Loyola fue canonizado junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa
de Jesús e Isidro Labrador, el 12 de marzo de 1622 por Gregorio XV. Las Anuas que
se conservan son las de 1620 del P. Oñate. La siguiente es del P. Mastrilli Durán del
año 1628, pero no se describe tales festejos; por lo que el P. Boroa debe referirse a
una Carta Anua parcial o una Anua perdida.

203
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

rales, que autorizó no poco el obispo Don Julian de Cortazar que esti-
mava y venerava al Padre Rector dando los grados, y a las vezes asis-
tiendo a los actos literarios asi de los seglares, como a los que tenian
nuestros hermanos con tanta satisfacion y muestra [165v] muestra de
ingenio, que pudieran parecer bien en qualquier parte de Europa.
Convocó en aquel Colegio el Padre Provincial Nicolas Duran
después de visitada su provincia y las missiones los Padres a Congre-
gacion al principio del año de veinte y seis, en que se eligió el P. Gas-
par Sobrino216 acudiendo el Padre Rector con mucha caridad y largueza
a los huespedes en su años, y todos nos edificamos mucho en tanto
concurso de la modestia, y religión observancia del Collegio que se
llevava los ojos de todos viendo en los hijos un vivo retrato de su Padre
mostrandolo después no solo en las missiones del Paraguay a donde
alcançaron dos de los de su Colegio Padre Alonso Rodriguez, y Juan
del Castillo la desseada palma del martirio, y el Padre Marcos Marin
con su temprana muerte en la mission de Guaira premio de missionero,
a que se dispuso con los excelentes virtudes, y raro exemplo siendolo
de todo el Collegio sin otros muchos, que actualmente estan felizmente
ocupados no solo en aquel altissimo ministerio de la conversion de las
Provincias infieles. Pero también en Chile, y Tucuman mostrando con
edificacion de todos la buena leche con que se criaron.
Llegó en esta ocasión nuevo gobierno de Roma, y al Padre
Marciel le sucedió el Padre Francisco Vazquez de la Mota217, manda-

216
El P. Gaspar Sobrino (Alagón, 1584-Lima, 1656) ingresó en la Compañía de jesús
de Aragón en 1601. Fue misionero en Chile a donde llegó en 1612 en la expedición
del P. Valdivia, profesando su cuarto voto en Concepción seis años después. Fue
procurador a Europa por la provincia del Paraguay (1626-1628), e inmediatamente de
su regreso fue nombrado viceprovincial hasta 1631 que viaja a Limia, provincial de
Chile (1628-1632 y del Nuevo Reino y Quito (1639-1642) (Storni, 1980: 272).
217
El P. Francisco Vázquez de la Mota (Belmonte, 1579-Córdoba, 1666) ingresó a la
Compañía de Jesús de la provincia de Andalucía en 1596, ingresando a la del
Paraguay en 1607 con el P. Torres, quien lo trajo a Lima tres años antes. Completó
sus estudios en Lima y profesó su cuarto voto en Córdoba en 1614, donde fue rector y
maestro de novicios, alcanzando a ser provincial entre 1655 y 1658 (Storni, 1980:
298). Era sobrino del famoso jesuita Teólogo, exégeta, metafísico Gabriel Vázquez
(1549-1604).

204
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ronme ir a la Asumpcion y dessee mucho llevar conmigo para consuelo


del Collegio, y missiones al que era Padre de todos, para tener en el
guía, y consuelo, signifiquele mi desseo, mas el obediente Padre aun-
que se hallava mal de salud en Cordova y sabia quan amado era en la
Assumpcion no mostro inclinacion [166] a cosa ninguna quanto a la
disposicion de su persona mas de lo que la obediencia gustase: recurri
al Padre Provincial respondió que si el Padre no lo pedia tenia dificul-
tad en sacar persona tal del Colegio de Cordova adonde era tan impor-
tante su estada, mas el Padre Lorençana aunque se le insto, mostrase
gusto de su ida, respondio que no tenia otro sino el de la obediencia, ni
pediría nada acerca de la disposicion de su persona, aun no abria cosa
para el difícil si el superior se lo mandasse y assi le mando el Padre
Provincial bolviesse al Paraguay de que el Padre quedo consolado, y
los que tanto interesavamos en su yda agradecidos a nuestro Señor y al
Padre Provincial.

Buelve el Padre Marciel de Lorençana a la Assumpcion


Capitulo XXI.
Partio el Padre de Cordova a la Assumpcion a los últimos de
henero de veinte y seis, yendo en su Compañía el Padre Juan de Or-
nos218 con orden del Padre Provincial que fuesse por el rio bermejo a
fin de que hissiese de camino mission en la Ciudad de la Concepcion
del rio bermejo, y tantease la dispusicion de los Yndios Frentones parte
Xrisptianos, y muchos infieles, de cuya necessidad y desamparo se avia
compadecido mucho el año antes pasando por allí, mandandome a mi
que tomasse el camino por Santa Fee, y el Parana, y bolviesse a las
Reduciones en Compañia del Padre Diego de Alfaro, Pablo de Benavi-
des, Juan de Porras, y Pedro de Mola, para que en aquel año se hiziesse
la Reducion del Yguazu, que avia dexado apalabrada, quando baje a la
Congregacion.

218
Se refiere al P. Juan Bautista de Horros (Logroño, 1597-Loreto, 1648), quien in-
gresó a la provincia de Castilla en 1614, arribando a Buenos Aires en 1617 con la
expedición del P. Juan de Viana. Pasó a Loreto, donde profesó su cuarto voto en 1634
y falleció años después (Storni, 1980: 143).

205
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Llegado a Santiago el Padre Lorençana halló a punto para hazer


[166v] hazer el mismo viaje a la Assumpcion a Manuel de Frias Go-
vernador del Paraguay, que avia hecho ausencia de su gobierno por
pleitos muy reñidos, que con el tuvo el Obispo del Paraguay, y llegaron
a gran rompimiento hasta censuras219. Gustó de irse en compañia del
Padre sin poderlo evitar, y despues de aver cumplido su obediencia en
la Ciudad de la Concepcion por donde pasó ayudando lo posible aquel
Pueblo en el bien de sus almas, y hallando poca disposicion para los
intentos del Padre Provincial passo adelante hasta la Assumpcion
adonde avia llegado ya la fama de su ida, que fue mejor, y alboroço en
la Ciudad, que vbo quien dixo, que era digna de dar un hijo de albre-
cias, y aunque su llegada no obstante sentimientos pasados fuera a bue-
na razon aun de mayor gusto, le agui aver sido en Compañia del Go-
vernador, contra quien estava indignado lo ecclesiastico por su obispo,
y gran parte de lo seglar por sus pleitos muy reñidos, y ya estaban en la
Real Audiencia de que de recudida se le avian recrecido a la Compañia
aquellos años de su ausencia muchos disgustos, por sentimientos que
tenia el Obispo por favorecer los de casa al Governador.
Luego que llegó el Padre cargó sobre el toda la Ciudad dandole
sus quexas de aver traido al Governador Manuel de Frias consigo, a
que les satisfizo con la verdad que el no le traía, pero que no pudo evi-
tar que el Governador viniesse en su compañía y que se venia ansuelto
de la descomunion. Pero aumentaron con la llegada de un Juez de la
Real Audiencia contra el Governador capitulado de sus [167] emulos
219
Manuel de Frías (Paraguay, c.1568-Salta, 1627) fue teniente de gobernador de
Santa Fe y luego Buenos Aires, cargos en que se sostuvo desde 1599 a 1612. Hernan-
darias lo envió a España como procurador ante el rey, quien lo designó en 1618 go-
bernador del Paraguay, aunque recién ocuparía el puesto entre 1621 y 1627. Su esposa
era descendiente, no solo de Rui Díaz Melgarejo, sino también de Juan de Garay. De
allí sin duda, que consiguiera las funciones públicas mencionadas. Al referirse aquí a
los plaeitos con el obispo Tomás de Torres, se trata de en una larga disputa, ya que el
clérigo estaba empecinado en reconciliar a Frías con su exmujer Leonor Martel de
Guzmán, de quien estaba separado hacía diez años, a lo que el gobernador Frías se
resistió y en respuesta el obispo lo amenazó y formó bandos, además de excomulgar a
sus contrarios, despreciando los recursos legales invocados en contra de sus desafue-
ros, hasta llegar al punto de que el escándalo trascendiera por todo el Virreinato del
Perú (Centurión, 1961: 56).

206
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

con que se encendio en la Ciudad un fuego tal que la puso a punto de


perderse.
Visto por el Padre Lorençana movido de su Santo zelo y con
desseo de paz y unión, tomola mano en su pasificacion, que puso en
buenos terminos, mas como el demonio enemido de la paz vio la suya y
sus crecidas ganancias en aquellos pleitos, lo turbo todo, por que estan-
do el Padre hablando con el Juez sobre un punto importante del nego-
cio, entro una persona principal contrario al Governador y sin mas ne-
gocio, entro una persona principal contrario al Governador y sin mas
cortesia ni comedimiendo dixo al Padre con voz desentonada y mues-
tras de indignación, que se saliesse de allí, y se fuesse a su casa, y les
dejasse proseguir sus pleitos, a que el Santo y humilde varon no le res-
pondió palabra hallandose el Juez obligado a hazerlo, reprehendiendo
su libertad y desmesura, quedando sobre manera edificado de la pa-
ciencia compostura y silencio del Padre
Mas como nuestro. Señor quería labrar y pulir esta piedra pre-
ciosa de su edificio con semejantes golpes, dio licencia a otros aunque
casi a todos los avia criado desde niños, y sido ellos sus dicipulos para
que le diesen nuevos toques al salir diciendole palabras muy pesadas y
libres, que oyo con mucha paciencia, aunque despues como Xristiapnos
y nobles se reconocieron, entrandosele al Padre por su celda, a quien
recibia con braços y coraçon de amor olvidado de sus injurias.
No dexava el Padre y su Colegio, aun en medio destos ruidos y
mucho mas pasada la furia dellos, de acudir aus ministerios, antes aquel
año se esforço a celebrar el Jubileo de las quarenta [167v] quarenta oras
con mas solenidad y aparato, llamando los músicos de la Reducion de
S. Ygnacio muy diestros en el canto e instrumentos, con que se aumen-
to mas la devocion y concurso, y desde entonces prosiguieron en ir to-
dos los años aquellos niños con grande edificacion de la Ciudad a so-
lemniçar aquella devota fiesta.
Mientras passava aquesta borrasca en el Paraguay, despachado
el Padre Procurador a buenos aires para embarcarse, dio la vuelta el
Padre Provincial por Santiago del Estero haciendo su vista, adonde
halló al obispo del Paraguay, ya electo de Tucuman muy encestillado
en sus sentimientos contra la Compañia y contra el Governador hablole

207
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

con claridad y entereza, significole quan mal le estaba que sus cosas
como era fuerça para defenderse la Compañia y responder a sus oposi-
ciones, com lo llevava a cargo el Padre Procurador saliessen a plaça, y
a visitas de tribunales superiores, y quan bien parecia delante de Dios, y
los hombres la paz, y concordia con religión que tanto le desseva servir,
y tanto le ayudava al descargo de su conciencia, con lo qual y la gracia
que nuestro Señor le dio de hazer paçes las concluio con el Obispo con
mucho gozo, y aplauso de la Ciudad de SanTiago, que por el amor que
siempre a tenido a la Compañia sentía mucho que su Prelado no se la
mostrasse.
Subio a las missiones y pasó a Guaira adonde dexo al Padre
Christoval de la Torre220 su compañero, para mejor entablar las cosas
de la Villa Rica, y de buelta me baje del Yguazu acompañandole en su
visita por el Parana, y Uruguay hasta [168] la Asumpcion adonde con-
cluyó las paces con el Cavildo ecclesiastico en virtud de lo tratado con
el Obispo, volviendo a peticion de toda la Ciudad, que muy a costa suia
avia experimentado la perdicion de sus hijos á admitir los estudios, du-
rando casi dos años la paz, y quietud de aquel Colegio y Ciudad.
En este tiempo mas desocupado de cuydados se dio el Padre
Lorençana mucho a la oracion gastando demás de la ordinaria de la
Compañia casi toda la mañana en el trato con nuestro Señor, y missa
con grande afecto y ternura, y en dar gracias, bolviendo a la tarde a sus
santos exercicios, y lo que le sobrava al estudio de materias morales, a
que era aficionado, y a los ministerios con mucha asistencia. Corriendo
las cosas del Collegio y missiones con feliz progresso y prospero vien-
to; mas como las cosas desta vida sean un mar abierto, e inquieto, de
repente, y en un mismo tiempo se levantaron dos furiosos uracanes, con
que pretendió el infierno dar al través con todas las missiones del Guai-
ra, Parana, y Uruguay. Por que por el mes de noviembre de aquel año
de veinte y ocho el gran hechizero y falso Dios Neczu levantó los ani-
mos de algunos Caciques del Uruguay de su tinte, para que en odio de

220
El P. Cristóbal de la Torre (Villalpando, 1589-Buenos Aires, 1647) ingresó a la
Compañía de Jesús de la provincia de Toledo en 1607, alcanzando la ciudad de bue-
nos Aires tres años después con la primera expedición del P. Juan Romero. Profesó su
cuarto voto en Santiago del estero en 1621 (Storni, 1980: 285).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

la fee, y predicacion evangelica matassen, y coronasen de martirio en


primer lugar al Padre Roque Gonzalez de Santa Cruz superior de los
demás, y al Padre Alonso Rodriguez, que estaba en el caró, y lo execu-
taron a quinze de noviembre, y al Padre Juan del Castillo que estava en
el Yiui pueblo del mismo hechizero, a diez y siete del mismo, con in-
tento de acabar con todos los Padres, y acometiendo a hacerlo [168v] a
hacerlo se lo impidio nuestro Señor con manifiestas maravillas y mila-
gros.
Luego que tuve aviso fui bolando del Paraguay al Uruguay, y
con la ayuda de nuestro Señor, y la fidelidad de los Yndios reducidos
del mismo Uruguay, Parana y del Yguazu, y caridad con que acudieron
los Padres fray Gregorio de Osuna, y frai Juan Gamarra221 de la orden
seraphica muy afectos a la Compañia con la gente de sus reduciones, y
algunos pocos españoles que fueron de las Corrientes a socorrer a los
Padres y animar a los indios, en quatro meses de sosego lo mas de la
tierra, y se atajo el mal que se temia resultando del mucho bien con el
riego de la sangre de los martires, que fertilizó aquella inculta gentili-
dad, para que diesse el fruto tan copioso, que el dia de oy se coge a ma-
nos llenas, en que me remito a su propia historia.
En este interin pasó mas trabajos en la paz el Padre Marciel de
Lorençana a cuyo cargo quedo el Collegio que havia passado en la gue-
rra, y que passamos los que estavamos entre las armas enemigas por
que demas de la solicitud y cuidado del suceso de Uruguay, y aquella
nueva christiandad le enfermaron gravemente muchos del Collegio y

221
Fray Osuna era de origen santafesino, nacido en 1584 e hijo de un cofundador de
aquella ciudad. Bolaños lo dejó en su lugar en las reducciones guaraníticas, residiendo
un tiempo en Caazapá y otro en Yuty. Fue guardián del convento franciscano de
Asunción y participó en el rescate de los restos de los mártires del Caaró. Las reli-
quias se llevaron primero a Itatí, donde era doctrinero fray Gamarra y luego a Caa-
zapá, donde a los 67 años falleció fray Osuna. En tanto fray Gamarra se cree que era
guaraní y que trabajó en Itatí, siendo quien recogió datos y circunstancias del martirio
por encargo del obispo Carranza, pues era Comisario de la Santa Cruzada, Vicario y
Juez eclesiástico de San Juan de Vera (Correintes) notario eclesiástico de Asunción y
vicario del convento de la Virgen de Itatí (Salas, 200: 286-293).

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

uno que fue el Santo Diego Basauri222 hermano coadjutor de grande y


provada virtud, que tenia el Collegio en peso se le murió, y otro herma-
no estuvo cerca desso acudiendoles y a los demas con entrañas de ver-
dadero Padre desplegando las velas de su encendida caridad, y para
mayor prueva de su siervo le embio por este tiempo el Señor una gra-
vissima enfermedad, de que estuvo a la muerte sin tener quien le acu-
diesse en su mayor aprieto, que me obligo [169] a dar la buelta al Cole-
gio con presteça hallandoles ya fuera de peligro, conservandole la divi-
na Magestad la vida para mayores trabajos ocasionados de la entrada
por la villa de S. Pablo del Brasil del Governador del Paraguay, que
passando por las Provincias del Guaira, y las Reduciones que allí tenia
la Compañia fue ocasion de muchos disgustos mostrandose por sus
fines, e intereses y de los vecinos en el trato de la Yerva, muy contrario
a los Padres y los Padres y sus Reduciones aunque estaban todas muy
floridas, y bien doctrinadas, y para santificarse, intento luego que llego
de Guaira a la Assumpcion confessarse en casa antes que yo llegasse
del Uruguay, mas el Padre Lorençana por medio de un confidente le
desengaño con no poco sentimiento suyo mostrando con palabras su
voluntad aversa y enconada.
Llegue del Uruguay, y procure ganarle y aplacarle, y aunque
hiço algunas demostraciones de amistad luego se bolvió a ser el mismo,
y el Padre Provincial Francisco Vazquez Truxillo, que avia sucedido en
el oficio al Padre Nicolás Duran, y llego a la Assumpcion dos meses
despues ayudado de los que estavamos en el Colegio, y de algunas per-
sonas de autoridad de fuera, no dejo piedra por tocar en orden a paz y
amistad, y que desistiesse de sus intentos, y aunque se fue a la mano
algo, mas luego prosegui con su passion adelante, e hizo una gran pape-
lada al consejo, y a la Real Audiencia contra los indios y nuestro deco-
ro, y buen nombre siendo necesario responder a sus calumnias.
Tomó esto a su cargo el Padre Lorençana escriviendo una apo-
logia de muchas ojas muy docta, clara, y erudita con tanta fuerça deza-

222
El H. Diego Basauri (Villamediana, Palancia, 1590-Asunción 1629), ingresó a la
Provincia del Paraguay en 1609 aún estando en España, pues llegó a Buenos Aires al
año siguiente en la expedición del P. Romero. Profesó sus últimos votos en Asunción
en 1609, donde falleció veinte años después (Storni, 1980: 33).

210
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

çon [169v] dezaçon y verdad que hazia evidencia de ellas y de quan


falta y supuesto era el informe, y fue muy aplaudida no escriviendo el
Padre Francisco Crespo procurador General de indias en aquella corte
con grande aprobacion de ella y que avia sido muy importante para
enterar de la verdad a aquellos señores confesores y deshazer las ca-
lumnias del Governador no solo en esta ocassion tomo la pluma el san-
to varon en defensa de la verdad y del partido de los indios y nuestras
Reducciones porque un año despues se le intimaron al Governador de
parte de la Real Audiencia algunas provissiones para meterle por cami-
no en los agravios que hazia alos Padres y a sus misiones de Guayra y
aiudado de sus aliados dio a ellas unas respuestas con mucha pasion en
descredito y daño de los indios y agenas de toda verdad: y para aclarar-
la fue forçoso hazer tres tratados de los quales los dos tomo a su cargo
el Padre Marciel porque en gran parte dependía la respuesta de saber y
estar en los puntos de cosas passadas, y como el Padre estava tan en
ellas dio las respuestas con tanta claridad y eficacia de razones que no
quedava rastro de duda de la calumnia, y se embiaron a la Real Au-
diencia, a donde consto quan sin funadamento avia dado largas a la
execusion de los reales mandatos.
Finalmente en todas las cosas que eran quotidianas y muy apre-
tadas que entres años que hicimos con el Governador en defensa de
nuestras missiones de Guayra y de los Padres que las tenian a su cargo
y los demas lançes que se ofrecieron halle siempre al Padre Marciel por
escudo fuerte de los golpes continuos, que el y los encomenderos inte-
resados descargavan sin piedad ni [170] ni miedo sobre nosotros hasta
que la real audiencia passo remedio en sus excesos con que ubo alguna
mas paz, y quietud en el Paraguay; aunque desta tribulacion se siguio
otra maior por que los del Brasil prosiguieron sus robos talando y des-
truiendo aquellas Reducciones y no pararon hasta obligar a despoblarse
las mismas ciudades de los españoles, lo qual y las graves persecusio-
nes, que passo la Compañia en Guayra y en la Asumpsion pedia mas
larga narracion que dexo para quien tomare mas despacio el contar los
lamentables succesos y destruccion de aquellas provincias del Guayra
en los Annales desta provincia
Avia llegado por este tiempo a la Asumpsion su nuevo obispo
D. fray Xrisptoval de Aresti que con santo zelo y deseo de acertar en el

211
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

gobierno de su obispado, junto sínodo en que quiso que se hallasse el


Padre Marciel de Lorençana para que como tan docto y experimentado
assistiesse por procurador de todas nuestras missiones mostrando en
dezir su parecer y sentencia la mucha luz de doctrina y prudencia que
nuestro Señor le avia comunicado junto con el zelo de la reformacion
del Pueblo, y bien de los Yndios de que siempre era constante defensor,
y a todo lo que se ofrecia del servicio de nuestro Señor y bien de las
almas estava siempre muy prompto. Ni por estas ocupaciones tan gran-
des y de tanto servicio de nuesto señor y de la Compañía, ni por sus
graves y continuos achaques bastantes arendirle en una cama, dexava
de acudir con mucho espiritu y fervor a los ministerios con tanta conti-
nuación, y teson como que tuviera muy robusta y entera salud y ningu-
na otra ocupacion. Porque los primeros [170v] primeros años después
de su buelta al Paraguay predicava con tanto espiritu, y fervor que
orientandole yo un dia en la Cathedral predicar contra el vicio de la
sobervia, parecía que hacia temblar la Yglesia, y se espelucavan los
cabellos, y con la misma energía y eficacia predicava lo ordinario.
En el confissionario no he visto maior teson en obrero alguno
por fervoroso que fuesse por que en el discurso del año jamas se nego a
nadie, a niños, a españoles, Yndios, blancos, y negros, antes a estos
pobres dava mas entrada y en los concursos extraordinarios de jubileos,
y quaresmas, no es posible que fuerças naturales sino es con extraordi-
narias ayudas del Cielo en tan quebrantada salud, bastassen a estar tan
fixo en la silla doze, y catorce horas cada cada dia hasta muy noche,
como soi testigo de muchos años sin dar trabajo al portero de buscarle,
ni mas que avisarle a avia gente que confessar sin negarse ni decir
jamás de no, y el amor paternal con que recibia a los penitentes era
campana que le convocava tantos a la puerta del aposento, que avia
para dos fervorosos obreros, y a los enfermos que le llamavan de fuera
de casa, yva con tanta caridad, y diligencia a los últimos años de su
bida con estar enfermo e impedido, y aunque fuesse de noche como que
estuviera en la fuerça de su juventud, por que en su cuerpo ya casi
muerto florecia gran espiritu que le dava vigor y aliento para trabajar en
sus fines, como quien se acerca ya a su centro, mas que si estuviera en
sus principios.[171]

212
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Movido deste zelo Santo mehizo tan grande instancia por la co-
fradia de los negros, que ay muchos en aquella ciudad que fue fuerça
considerarsela honrandose mas della, y de sus morenos que si fuera la
congregacion de cavalleros y Grandes Señores de España, buscandoles
agasajandoles, y tratando con ellos tan familiarmente, juntandoles sus
limosnas para el acrecetamiento de su cofradía, saliendo con ellos en
las pocessiones, haciendoles la doctrina y sus platicas con tantas veras
espiritu y fervor, que ponía Santa invidia a los de casa, y espanto a toda
la Ciudad, muy edificada de tan raro exemplo de caridad y humildad,
viendo aquel gran varon de tanta autoridad, letras y canas tan cevado en
blanquear aquellos negritos, y labarlos con la sangre del cordero por la
feé y sacramentos, ganandoles para el cielo, y dando a aquellos escla-
vos la libertad, y nobleza de hijos de Dios, sin ser parte algunas enfer-
medades que le pusieron a la muerte a desistir de su Santa ocupacion.
El tiempo que le sobrava de los ministerios, y de la oración y
trato con nuestro Señor gastava en responder a casos que le comunica-
ban, en que tenia gran resolucion y acierto, y a las vezes en hazer amis-
tades, y componer desaveniendos conforme a su antigua costumbre, y
en el consuelo de los de casa como prefecto que era de espiritu teniendo
todo el Colegio muy fervoroso unido y obediente que parecía una con-
gregacion de Angeles en la tierra.

De su Santa Muerte y sentimiento universal de toda [171v]


la Ciudad de la Assumpcion Capitulo. XXII.
Despues de la visita de las Reduciones convoco congregacion
en Cordova el Padre Provincial Francisco Vazquez Truxillo para pedir
socorro de obreros a nuestro Padre General para tanta mies, como cada
dia se uia sazonado, y remedio a su Magestad para la defensa de los ya
reducidos, que con continuos assaltos ivan cautivandolos del Brasil,
desbaratando y destruiendo a sus mismos ojos en su ida a Guaira algu-
nas de las principales reduciones, con esta ocasion fui a Cordova, eli-
giose el Padre Juan Bauptista Ferrufino por Procurador223 mudose el
223
El P. Ferrufino partió de Buenos Aires el 16 de abril de 1634 y regresó con 22
jesuitas el 20 de diciembre de 1636. Dejó testimonio de su viaje el P. Boroa en la
Carta Anua de 1637 (Page, 2007: 65-75)

213
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

gobierno de los colegios por orden de nuestro Padre mandandome que-


dar en aquel Colegio, e ir a la Assumpcion al Padre Diego de Alfaro
que estaba en las missiones del Uruguay, ocupado en la conversion de
aquella gentilidad; y en todos los negocios muy graves que se fueron
ofreciendo en defensa de las missiones, era el Padre Marciel el ayuda y
apoio de los intentos del Superior no obstante que sus enfermedades y
achaques ivan cada dia en mayor aumento, y su vida era una muerte
prolongada con continuos dolores sin aver casi parte alguna de su cuer-
po, que no padeciesse su particular tormento, y tan intensos a las vezes
que le dexavan por muerto alargandole mucho nuestro Señor la vida (a
lo que se puede creer) para mayor merecimiento suyo, y para que el
mas y mas padecer con tan intensos dolores le fuesse ocasion de mas
encendido amor de su dulce Jesus, de quien tantos regalos y favores
recibia en asemejarle assi en el padecer, no siendo parte esto para in-
termitir sus santos trabajos en el bien de las almas pudiendose con ra-
zon [172] decir del Padre Marciel lo que San Hilario Arelatense dixo
de San Honorato; que no dexó de obrar ni las armas de las manos como
valiente soldado aun con el alma en la boca.
Acostumbrava pasar en pie como superior a ellas, las enferme-
dades y dolores prenuncios de la muerte, sirviendo el cuerpo al espiritu
sobre sus fuerças sin afloxar un punto en sus Santos exercicios de mori-
ficación y oración continua, antes como Aguila misteriosa los tres, o
quatro meses antes de su muerte se careó sin cessar con su amado fi-
jandolos ojos en los raios del divino sol Xrispto para renovar la juven-
tud de su vigoroso espiritu, y dejados las plumas viejas de su cansado
cuerpo bolar con las a las nuevas del fuego del amor de su encendida
caridad a lo alto, para gozar de su amado Jesus por quien a menudo
suspirava, avivando y reforçando tanto mas el vuelo, quanto mas batia
las alas de sus fervorosos afectos hacia el lugar de su descanço, y gozo
de su corazon, que eran las moradas eternas, cebando el fuego de su
devoción con recogerse aquellos ultimos meses, tres, o quatro vezes a
hazer los exercicios de nuestro Padre San Ygnacio con estar tan con-
sumido y atormentado de dolores, y con el Santo sacrificio de la missa,
que era la fragua en que ardia su coraçon sin dexar de celebrar dia nin-
guno, por apretado que estuviesse de las enfermedades hasta que el dia
de la natividad de la Santissima Virgen nuestra Señora despues de aver

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

ofrecido aquel santo sacrificio, rendido el cuerpo, aunque fuerte el espi-


ritu, hizo cama.
Al segundo dia mostro el pulso con intercadencias, quan cerca-
na estaba su muerte, pasando aquella noche en que le asistio el Padre
Rector [172v] Rector y la siguiente toda en vela como quien aguardava
presto la voz de su divino esposo, para abrirle al punto, con tanta mas
confiança, y presteza quanto la voz le cogió con los dedos distilando
mirra de mortificación, ya vensida y muerta la muerte entre sus manos
como a semejante proposito dixo S. Gregorio Niseno, faltole al tercer
dia del todo el pulso, y dandole de parte del medico la alegre nueva de
su cercana partida prorumpio luego, el Santo varon con muy grande
gozo, alegría y jubilo de su alma, y agradecimiento a nuestro Señor,
con las alegres palabras del Real Propheta: Laetatus sun in his quae
dicta sunt mihi in domun Dni. Ibimus; alegrado y regosijado siba mi
corazon dijo a los pesentes con tan feliz, y alegre nueva de mi cercana
partida a la casa de mi Señor, señal clara de lo mucho que desseava este
dichoso dia su bendita alma con la lampara de sus buenas obras en la
mano, cebada con el olio de la caridad, que en el tanto resplandeció
echando de si raios de luz de santidad y doctrina, de que es clara señal,
segun S. Gregorio la promptitud, y alegría con que respondió al Señor a
la primera voz sin temor, o sobre salto que es el mas crecido gozo, y
feliz suerte de aquella hora terrible aun a los grandes santos.
Pero no tenía que temer en su muerte, quien envida no avia
hecho por que temer ni de que poderse recelar, sirviendole de escudo
contra los temores de la muerte su buena vida y testimonio de su con-
ciencia, y abundantes dones de gracia, de que recibia de la divina mano
nuevos y crecidos aumentos para aquel aprieto, con los quales se alen-
tava, y esforçava su corazón; y para [173] mas aliento, y consuelo pidio
luego el Santissimo Sacramento por viatico que recibió con muy viva
feé afecto, y ternura, y luego pidió la extremaunción y diciéndole que
allí la tendría a punto para su tiempo insto se la diesen luego, por que
desseava recibir aquel Santo Sacramento quando viesse y supiesse lo
que recibia; y assi se le dieron con mucho consuelo suyo, y aumento de
espiritual alegría y confiança en nuestro Señor, ni esta le quito delante
de los ojos a este humilde varon, que lo acerto a ser hasta el fin, el San-
to y filial temor por sus culpas arrojandose confiadamente a los pies de

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Xrispto Señor nuestro para alcançar el favor y ayuda de sus santissimas


manos, que sabe dar su diestra, y levantar al que postrado la pide, y
viose claramente el exercicio que tenia de estos dos afectos de filial
temor, y humilde confiança, por que diciendole un hermano que buen
matalotaje se llevaba de trabajos y merecimientos, si el Señor se sir-
viesse de llamarle de corrigio con humilde y tierno sentimiento dicien-
do: no me diga esso hermano sino trateme solo de mis pecados y que
me duela dellos, y el que era maestro espiritual de tantos quiso hacerse
discípulo de todos deseando mucho por su devocion y humildad, que
los de casa le ayudassen en aquella ora, y para que mejor lo pudiessen
hacer pidió licencia para que un hermano le fuesse a escrivir un papel
con las palabras siguientes.
Aunque ay muchas y grandes devociones, con que se ayuda a
los que están en la hora de la muerte pido humildemente al Padre Rec-
tor me mande poner la devocion siguiente en una tablilla colgada a la
cabecera de la cama, para que los Padres y hermanos que entraren a
ayudarme me lean despacio, y con consideracion las palabras en ella
contenidas que son [173v] que son las que se siguen. Señor mio Jesu
Xrispto Dios y hombre verdadero, yo creo todo aquello que cree, y tie-
ne la Santa Madre Yglesia catholica y apostholica de Roma, y en esta
feé he vivido, vivo y muerto, y espero salvarme por la sangre y meritos
de mi señor Jesuxrispto Dios y hombre verdadero, pesame de averos
ofendido solo por ser nos quien sois, y os sirviera, y no os ofendiera,
por que sois summo bien, y mereceis de rigor de justicia el summo
amor sobre todas las cosas, mas que ami, y mas que a todo lo criado, y
os suplico que mi amor comienze de vos, y prosiga en vos, y acabe en
vos, y propongo la enmienda de mis graves pecados; esta es la materia
con que me an de ayudar; pero no se entienda que siempre se a de hazer
este discurso sino del sacar oraciones jaculatorias breves llenas de fue-
go del cielo, sino es que la ocasion presente muestre que sea de enfocar
la desconfiança demasiada, o prevenir la demasiada confianza, omnes
iuste nostre sicut pennus merisbuat.
Hasta aqui el papel del Padre en que muestra bien su magisterio
espiritual, y la solidez de su espiritu, y para consuelo suio se lo leieron
muchas vezes los de casa, afervorizandose el buen Padre con estos, y
otros tiernos, y amorosos afectos, ya humillandose y a alentandose con

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

filial confiança con sus una imagen de Xrispto crusificado en las ma-
nos, que siempre solia traer consigo besando con grande afecto sus sa-
grados pies, y manos, abraçandose y viendose y haciendose por afectos
ternissimos de amor una cosa con su dulce Jesus, de cuya fidelidad no
dudó se bolvia amorosos retornos echandole sus benditos braços y
[174] uniendole mas asi, y recibiendo su purissimo y Apostolico espiri-
tu en sus sagradas manos, en que confiadamente se arrojo con fervoro-
sos coloquios al partirse a su amado esposo entrando como nos promete
su santissima vida, y muerte con las laureolas de doctor de tantas gen-
tes, y Apostol del Parana, y de su angelica pureza y con la palma mu-
chas vezes merecida del martirio glorioso y triumphante en el cielo,
acompañandole sin duda como hijos a su Padre muchos exercitos luci-
dissimos de almas bienaventuradas, que por medio de su predicacion,
sudores, trabajo, y peligros en tantos años, en tantas y tan diversas par-
tes, y missiones entre fieles, e infieles avian alcançado su dichoso, y
bien aventurado fin pudiendo en especial los Paranaes como testigos de
vista cantarle la gala y la victoria, con palabras semejantes a las que
San Pedro Crisologo dixo al mismo proposito, ecce regnat et vivit qui
pro Rege suo desideravit occidi. Viva y reine el que por amor de su
Rey se ofrecio tantas vezes a la muerte. O alma dichosa que a los ojos y
vista de los coros, y gerarquias celestiales estrivando en la sangre y
merecimientos de su amado esposo Xrispto Jesus dandole el la mano
subió sobre esos cielos causando a Angeles y hombres admirazion, y
alegria con la hermosura y arreo de sus heroicas virtudes; mas si se
alegro el cielo, dexo triste la tierra en su Santa muerte por que el senti-
miento ternura y lagrimas de los Padres que le asistieron en su dichoso
transito, fueron tantas que ninguno pudo acabar la recomendacion del
alma, aunque provocaron todos viendose forçados del dolor a desistir
de lo començado.
No fue solo en casa este tierno sentimiento, por que el que hiço
la Ciudad [174v] la Ciudad de la Assumpcion en la perdida del Santo
Padre fue el maior que en ella jamas se vio en muerte de Padres natura-
les, ni de otra persona alguna manifestandolo con doble general de to-
das las Yglesias conventos y Parroquias luego que esperó que fue un
Domingo doze de setiembre de mil y seiscientos y treinta y dos a poco
mas de medio dia los sesenta y nueve años de su edad, y quarenta y

217
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

nueve de compañía de los quales empleo gloriosamente casi los treinta


y nueve en las missiones del Paraguay.
Acudio el cavildo esclesiastico, y seglar, religiones y toda la
nobleza del Pueblo hombres y mugeres al entierro, que fue aquella
misma tarde llevando su Santo Cuerpo el Governador del obispado
sobrino del obispo, que estaba ausente, y los superiores de las religio-
nes, hiço el oficio el chantre de la cathedral, Provisor y Vicario general,
con tantas lagrimas y solloços de hombres y mujeres, españoles, Yn-
dios, y negros, que parecía que cada uno avia perdido Padre y madre
todo junto, y en particular, y a puesto en la sepultura, acabado el entie-
rro venciendo la fuerça del amor, y dolor al empacho natural rebento el
sentimiento del pueblo en suspiros y gritos, que los ponían en el cielo
lamentando todos su perdida, y en las casas de muchas personas princi-
pales se oieron aquella noche mas llantos, que si hubiera fallecido el
dueño de cada una dellas, acudió el dia siguiente a la missa con gran
piedad todo el clero, pueblo; y la congregacion de los caballeros segla-
res: trató luego de hacerle sus piadosas honras [175] con missa y vigilia
alegando ser deuda de hijos a Padre que los avia criado, y enseñado
desde sus tiernos años. Dixo la missa el Governador ecclesiastico asis-
tiendo los cavildos y religiones como al primer dia con las mismas
muestras de piedad, ternura y sentimiento, y tan grande aprecio y esti-
ma de su santidad que pidieron reliquias del Santo Padre para su devo-
cion memoria y consuelo.
No tardo mucho en llegar la nueba a su querida Reducion de S.
Ygnacio del Parana a donde el sentimiento de aquellos buenos Yndios
fue tan tierno, y tantas lagrimas que mostraron bien su amor, y el debi-
do agradecimiento a su Santo Padre que les reengendró en Xrispto
haziendoles el Padre Pedro Comental224 y aquellos fieles hijos con mu-
sica de su Reducion, que es excelente por nueve días unas muy solenes
honras, y el Padre Pedro Romero superior de las missiones avisó a to-
das las Reduciones para que hiziessen el devido reconocimeinto a quien

224
El P. Pedro Comentali (Nápoles, 1595-San Ignacio, 1664) ingresó a la Compañía
de Jesús en su ciudad natal en 1611, llegando a Buenos Aires con la expedición del P.
Viana en 1617 y profesando su cuato voto en San Ignacio en 1628, donde varios años
después falleció (Storni, 1980: 67).

218
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

les dio tan feliz principio, sintiendo todos los Padres missioneros la
perdida del que era corona suya, y honra, amparo y defensa de las mis-
siones, y en todas partes fue muy sentida, y llorada su muerte, y quando
lo supo el Padre Provincial Francisco Vazquez Truxillo en Santa Fee
tuvo sentimiento que por un quarto de ora le suspendio el dolor de suer-
te que no hablo palabra, y dixo avia sido uno de los maiores golpes que
avia tenido en su gobierno, y para consuelo de su falta y memoria de
tan Santo Varon quiso hiciesse yo por averle tratado muchos años estos
apuntamientos de su bida y virtudes.
El mismo sentimiento hicieron en el Peru los primeros Padres
[175v] Padres Provinciales desta Provincia como quien tambien avian
descubierto siendo sus superiores los altissimos quilates de sus heroicas
virtudes, y el Collegio de cordova cuyo Rector avia sido, y adonde tuve
la nueva de su muerte, mostró el amor y estima a tal varon celebrando
con lagrimas su dichoso transito, y muy justo y debido, fue tan univer-
sal sentimiento y dolor en perdida tan grande, y tan universal, y de un
tan Santo y Apostolico varon; pues si S. Ambrosio confiessa de si, que
cada vez que moria algun viejo Santo y Venerable por su vida y cos-
tumbres, sentía en su coraçon gran pena y dolor, porque a los mas mo-
ços les faltava para su exemplo guarda y defensa un fuerte muro, no
pudo esta Provincia dexarde sentir la falta de tan venerables canas de
un exemplar de virtudes y de un muro no como quiera sino de fuego de
encendida caridad, que con su calor y llama afervorizava e inflamava a
todos, ni aquella noble ciudad de la Assumpcion pagará con menor de-
mostracion de sentimiento y amor el que le tubo siempre el Padre Mar-
ciel de Lorençana llorando juntamentte su gran perdida y la falta que le
avia de hazer por su santidad y prudencia, y temiendose no con poco
fundamento que por sus pecados se le avia quitado el Señor delante de
los ojos, pues como dize el mismo Santo Doctor no ai maiores indicios
ni mas cierto prenuncios de la ira de Dios, y del castigo y ruina que
amenaça a una Republica, que faltar della un varon tal, de tan grande
exemplo y consejo como era el Padre Marciel de Lorençana, pero el
consuelo de todos fue tener por cierto que si le perdió la tierra, le gano
el cielo, y que las perdidas se trocavan en ganancias propias por su
eterno descanço, y nuestras [176] por su intercession y patrocinio ante
el divino trono, a donde sus premios corresponderán a sus altos mere-

219
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

cimientos: y aunque se dixieron muchas missas, el concepto que tenía-


mos de su santidad, fue tan grande que no nos acomodavamos a ofre-
cerlas por su alma, sino a su aplicacion teniendo por cierto de la bon-
dad, y fidelidad de Dios nuestro Señor a quien sirvió tantos años con
tanto amor, y tantos y tan continuos trabajos y calificados servicios en
la conversion de las almas que el tanto estima y aprecia que de su des-
hecho y mortificado cuerpo hecho un retablo de dolores a sido triump-
hante su dichosa alma al descanço eterno y a la merecida corona de sus
muchas y heroricas virtudes, de que se hara breve suma en los Capitu-
los Siguientes. [176v]
LIBRO TERCERO
De las Virtudes del Venerable Padre Marciel
de Lorençana Apostol
del Parana
Con mucha razon llama el gran Padre de la Yglesia S. Agustin,
al justo huerto, o paraiso, cuya fuente es Xrispto y los ríos que della se
derivan las virtudes, y si le quadra este nombre á qual quier justo, mas
en particular al Religioso que es huerto ameno y paraíso de deleites, en
quien el mismo Dios se entretiene y recrea, dos vezes zerrado con el
muro, y ante muro depreceptos y consejos evangelicos, adornado con el
exercicio de solidas virtudes, y desprecio de riquezas honras, y dela
propia vida, y amor y aprecio ala Cruz de Xrispto guardado con el am-
paro, y protección desu dueño y Señor, uno destos misteriosos huertos,
o jardines de recreo de quien para tanta gloria suia leplanto y transplan-
to a su casa fue el Padre Marciel de Lorençana adornado, y hermoseado
no solo con variedad deflores y excelentes virtudes, que despedían de
su olor suavissimo; pero de crecidas plantas, y arboles cargados de dul-
ces y sazonados frutos [177] de Santas obras, como en el discurso desu
vida se avisto, siendo juntamente huerto, jardín y jardinero no solo de si
mismo, mas de otros muchos de todos estados atendiendo con vigilan-
cia a su cultivo y guarda y aunque la variedad de sus heroicas virtudes
en ramillete, o monton causan alegre vista, despidiendo de si suave olor
y fragancia mas se gozaban y con mayot provecho tratada cada una
depor si excitando los piadosos animos no solo a admiración, y alaban-
ça del Señor autor de todo bien, que como manantial perene y fuente
viva de gracia la derramo con liberal mano en el coraçon de este bendi-

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to Padre fertilizandole y hermoseandole con tanta vanidad deflores


devirtudes, mas tambien con su divino favor y ayuda aun vivo desseo
de imitarlas siguiendo sus passos e ilustres exemplos deperfeccion.

De su Oracion y trato con Nuestro Señor. Capitulo. I


Tenga el primer lugar en este Jardin florido la oracion, fuente
que dio siempre desde la mañana alegre de su noviciado y estudios has-
ta la tarde de su vejez frescura y verdor a las demás virtudes y aunque
fue sellada con el silencio, que por su humildad siempre tubo de las
misericordias que de la divina mano en ella recibia que eran muchas;
pero de sus vertientes se echava de ver el lleno desta fuente, y sus col-
mados y maduros frutos mostravan claro, que tania agua al pie, y estava
plantado par de las corrientes de las aguas; mas su espíritu fue siempre
solido, y solia decir que rezava a nuestrro Señor, no le llevasse por el
camino de extasis y revelaciones [177v], sino por el común y ordinario
que enseña Nuestro Padre S. Ygnacio en el libro de sus exercicios de
oracion practica, y operativa de solidas virtudes con seguridad y sin
peligro de desvanecimientos o tropicos que es la fuente misteriosa y
vena de aguas vivas, que puso el que plantó este paraiso de la Compa-
ñia en medio de ella sellada con la marca, y sello fiel de la Yglesia y
bula Apostolica de su vicario en la tierra dividida en quatro misticos
Rios, pues son las quatro semanas que corresponden a la via purgativa,
y luminativa, y unitiva, conforme a los que enseño S. Bernardo acomo-
dando a este proposito los quatro Rios del Paraiso que nuestro Padre S.
Ygnacio sacó de la verdadera fuente Xrispto de a donde se deriva el
riego a las plantas de este vergel de la Compañia de Jesus, con que ellas
llevan abundantes y saçonados frutos, y si el Padre Marciel los llevó
tan copiosos, fue por el continuo trato con nuestro Señor desde su novi-
ciado, sin dejar de bever del agua de su fuente por grandes que fuesen
las ocupaciones, o por muy apretado que se viesse de sus achaques, no
contentandose con el riego ordinario de los examenes y oracion que los
de la Compañia tienen de regla, pero demás de esso gastava en ella la
mayor parte de la mañana sin otros ratos extraordinarios de dia y de
noche, caminando a largo passo por medio de la meditación y contem-
placion de los divinos misterios en busca de su Dios y ultimo fin, apar-

221
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tandose de si, atropellando con sus quereres y desseos, quebrando lazos


y estorvos de afectos propios, negando del todo su propia voluntad por
cumplir la divina, y con el continuo exercicio de la oración hizo tan
larga jornada este [178] gigante, y corrio por los caminos del Señor con
tan veloz carrera y esforçado aliento sin dar passo atras, que vencidos
ya los impedimientos de la naturaleza sin contradicion alguna de im-
portancia, se llegava a Dios llebandole, y arrebatandole la inclinacion
de su espiritu a el como a su centro, en quien estaba fijo, y descançava
su coraçon unido pasificamente con su amado, con un sosegado sueño
sin turbacion por temor de daño alguno, o amor de cosa destavida, lle-
gando segun la doctrina de Casiano, mediante la contemplacion, y trato
continuo y familiar con Dios; quantum humanae fragilitati conceditur
ad inmobilem tran quillitatem mentis, ac perpetuam nititur puritatem, a
una paz tranquila y perfecta pureça del alma, y quietud de espiritu con
su criador con entera conformidad con su Santissima Voluntad, en cier-
to modo semejante a la de los Bienaventurados sin perturbación inquie-
tud ni pena como se experimentó muchas vezes de que soy testigo con
tantas nuevas adversas como casa dia nos llegavan al Collegio de la
Assumpcion de las Provincias del Guaira (demás de los debates ordina-
rios de la Ciudad que casi eran continuos) ya de papeles y cartas, de los
que mandaban y Governavan en descredito y deshonor de aquellos
buenos Padres parseguidos por defender aquellos pobres Yndios, ya de
agravios que les hacían, ya de testimonios que les levantaban, ya de la
invasion contra tantas y tan lucidas Reduciones, y poblaciones como
por espacio de tres años, de dos en dos, y de tres en tres, fueron destrui-
endo los de la Villa de S. Pablo, y costa del Brasil que las acabaron
todas salvo las dos de Loreto y S. Ygnacio del Pirapo, que recibieron
casi tanto [178v] tanto daño como si las destruieran, conservando su
espiritu entre tantas tormentas, y borrascas de persecuciones, que dura-
ron tres años como un mar pasifico, o un cielo sereno.
De la creacion sacava luz y prudencia para negocios tan arduos
como desenmaraño, y compuso, y para hazer paces, y amistades como
Angel de paz sanando con sus vivas, y eficaces razones llagas encona-
das al parecer incurables de enemistades, y discordias, alcançandoles
paz del autor de ella. Esta le dio en la primera mission sagazidad y pru-
dencia para escapar de entre las manos de los que le tenian armada çe-

222
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

lada para matarle; con su fervorosa oracion tubo arraya al demonio lue-
go que llegó al Parana al primer sitio, a donde se apareció visiblemente
a los Yndios, mandandoles que le dexassen, persuadiendoles que le
marazen que era un engañador, embustero (como se apunto) y para salir
con su entento finjia que iba del Parana a donde tenia su asiento, solici-
to de su bien, y para mas exasperarlos, añadio tened por cierto que des-
pués deste Padre han devenir los españoles por vuestro mal, y yo lo se
por que voy, y vengo muchas vezes al Paraguay, y luego me buelvo a
este Parana con vosotros por el mucho amor que os tengo, y por esso os
requiero no deis credito a sus palabras, que es un engañador, ni estéis
en su Compañia antes os mando que le dexeis, y huiais del como de
enemigo, y no dandole entero credito los Yndios indignado se desapa-
reció por el aire amenaçandoles con su ira, y grandes castigos, que avia
de embiar sobre ellos, y despues que el Padre iva juntando la gente,
bolvio apareceseles otra vez tirando siempre a su intento de deshacer
aquella Xptiandad a quien se opuso el Padre con las armas de la ora-
cion, suplicando anro Señor como dize en una suya que atasse [179] y
prendiesse aquel enemigo cruel, como lo hizo por las oraciones de su
siervo, que son ataduras, cadenas, y prisiones, con que se ata, y aprisio-
na el fuerte armado desarmandole de sus armas dobles, reprimiendo su
poder no permitiendole el Señor por ruegos de su siervo usar de su po-
tencia y engañar contra aquellos pobres Yndios, ni que pareciesse mas
en forma visible en aquel pueblo, renovándole sin duda el Santo Angel
de la Guarda de la nueva reducion las prisiones y cadanas, y aunque
como el mismo espiritu maligno dejo a los Yndios le permitió el Señor
bolver al Rio Parana a su possession antigua a donde estaba como en-
castillado. Pero fue en vano, pues como se vio quando ya parecía estava
todo perdido, abriendo como con llave maestra las armerias del Cielo
en su defensa se alcanço aquella milagrosa victoria con tanta perdida
suya, y ninguna nuestra y cuando bolvieron, á a segundar estando ya en
otro puesto la nueba Reducion, enbrazando el escudo de la oracion se
opuso como muro a los enemigos haciendoles volver las espaldas, y
aunque porfiadamente intentó el demonio por medio de los Yndios re-
beldes quitarle la vida, o ponerle en huida haziendole dexar la conver-
sion de aquellas gentes, que avia començado, fue en vano; pues antes
bien nuestro esforçado guerrero con la oracion la qual es espanto de los

223
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

demonios le avientó de aquella Provincia quedando mediante el la vic-


toria, y campo por suio dexando lebantados en el gloriosos tropheos, la
fee plantada, y ensalçado el triumphante madero de la Cruz en el Para-
na, y con la misma oracion, y filial confiança en Dios lagrimas, y trato
con nuestro Señor, como con riego creció y se arraigo en tierra tan in-
culta de coraçones fieros y barbaros trocandoles [179v] trocandoles de
espinosas cambroneras en huertos amenos y Jardines animados carga-
dos de flores y frutos, pues como dize S. Gregorio Niseno plantat hor-
tos animatos, qui homines convertit: vigat atem quieos consijs et exor-
tationibus germinare, et creceré facit, y por la firmeça que aquellas
nuevas plantas tuvieron siempre en la fee en sus principios con tantas
persecuciones, y contradiciones, y la que an tenido después conservan-
dola, y ayudando a plantarla en el Rio Parana y Uruguay, ezponiendose
muchas vezes a peligro de la vida en Compañia de los Padres que ivan
a predicala; muestra claro quan abundante fue el riego de oraciones y
lagrimas con que la plantó y regó este Apostolico varon. Y aunque en
todo tiempo busco destas armas de la oracion pero con mas continua-
ción, y destreça como valeroso soldado de Xrispto para dar buen fin a
la batalla los últimos años, de su vida gastandola mayor parte del dia y
noche en dulce trato con su amado, y los tres meses antes de su Santa
muerte saboreandose en los vinos de los celestiales deleites, que co-
mençava ya á gozar anticipados. Pues con estar como estaba exausto, y
con un perpetuo martirio de dolores y penas hizo los exercicios espiri-
tuales de Nuestro Padre S. Ygnacio casi continuos los tres meses antes
de su dichoso transito, y aparajandose con ellos como lo hiço S. Carlos
Borromeo, a tan feliz y Santa muerte como tubo.
Ni fue menos devoto en el Santo sacrificio de la missa, que en
la oración antes bien esta se endereçava en gran parte a preparacion
para que el divino misterio continuandola una ora mas desta [180] ordi-
naria hasta que le llamavan a decir missa, que celebrava con tan viva
fee que parecia se derretia en devocion, y afectos, diciendola muy de
espacio, y con tanta reverencia, y ternura que la ponía a quien la oia, y
decían que el Padre Lorençana en la missa todo era estarse regalando
con su Dios, y bien mostraba quan cebado estaba en la dulçura de aquel
de aquel manjar celestial en el esfuerço, que ponia tan sobre sus fuerças
de no faltar dia ninguno de llegar aquella divina messa, aun en los

224
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

grandes peligros, y rebatos de la guerra del Parana alcançando en ella


temor y asombro a los demonios, luz a los gentiles, fee a sus nuevos
Xrisptianos, y paciencia y fortaleza para no desmaiar superior a todos
los trabajos, y peligros, arriesçando a las vezes por sus muchos acha-
ques la salud y la vida a trueque de no dexar de celebrar con tan grande
teson, que en su enfermedad ultima dixo todos los dias missa hasta el
tercer dia antecedente a su dichoso transito fiesta de la natividad de
nuestra Señora que le pusieron en la cama aviendole antes ofrecido al
Padre eterno el sacro santo sacrificio de su unigenito hijo, y suio en
memoria de su Santo nacimiento favor y no el menor que la Santissima
Virgen hiço a este su devotissimo siervo llevandole a los gozos eternos
en compañia de su Santisimo hijo el quarto dia de su octava enprendas
de su materno amor a este su fiel y querido hijo, haciendo demostracion
del y de quan acceptos le fueron sus servicios, y el ministerio apostoli-
co de la conversion de las almas en que se ocupo pues quiso diesse
principio a el, y sus missiones del Paraguay como se dijo el dia de la
natividad [180v] natividad desta soberana Reyna del año de noventa y
tres, y felicissimo fin en la misma fiesta de treinta y dos.

De su Humildad Capitulo. II.


Las vertientes desta fuente perenne de la oración no fueron
aguas perdidas en el Padre Marciel, antes como a tierra baja en sus
ojos, y valle humilde dexando montes y collados sobervios le encami-
nava el Señor las corrientes de sus misericordias, con las cuales no se
engreía, antes se humillava mas, haciendose tanto mas capaz dellas,
quanto mas bajo, y sumido en el abismo de su propio conocimiento,
quanto humilar dize S. Agustin tanto capacior, tanto plenior, colles
enim aquam repellent, valles implentur y con este riesgo crecieron en el
las hermosas plantas de sus heroicas virtudes escondiendolas de los
ojos de los hombres con mucha humildad como con muro, por se esta
la principal, y mas fiel guarda de todas las virtudes, ni ay cosa que assi
robe los ojos de Dios y de los hombres como ver a quien verdadera-
mente es grande en la virtud, pequeño, y abatido en los suios. Era el
Padre Marciel de Lorençana de sangre muy noble de lo mas illustre de
Leon, de los Lorençana, y Ponçes de Leon, mas ningun hombre sober-

225
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vio y vano puso jamas tanto estudio, y cuidado en dar a conocer la


grandeza de su patria y nobleza de su linaje, como el Padre puso en
encubierla embiandole del noviciado de Vallarejo con otros novicios a
la casa professa de Toledo para que sirviesse en ella algunos [181] me-
ses, conoció su virtud el Padre Francisco de Estrada225 cuya celda le
encargaron por su vejez, y achaques, y por provarle el Santo viejo pre-
guntole por su patria, y cuio hijo era, y con ser uno de los Padres mas
graves de la Provincia de quien haze honorifica mension la historia dela
Compañia el humilde novicio se le encubrió con modestia, aunque el
Padre que ya le conocía le riño por mortificarle, y sacó a plaça con ver-
guença suya lo que el avia ocultado, quedando muy edificado, y mos-
trando estima del, el tiempo que acudio a servirle, y a toda la casa en la
cozina enfermeria, y demás oficinas humildes, en que ponía toda su
honra, y nobleza, teniendo en mas ser superior al mundo hablandole,
que estimado del, no teniendo en nada ser conjunto en sangre a los
grandes deste siglo como lo era, sino ser propinquo, y allegado a Dios
que es la verdadera grandeça a que el aspira.
Solia el Duque de Feria226 por el amor entrenable que tenia a la
Compañia quando passava de Madrid a Guadalajara, donde estava ca-
sado con hija del Duque del Ynfantado, y a la buelta a la corte, y iva
aposentar a nuestro Collegio de Alcala, que esta en la mitad del cami-

225
El P. Francisco de Estrada nació en Palencia en 1519 y falleció justamente en
Toledo, un año después que ingresara Marciel (1584). En un viaje conoció a Ignacio
de Loyola cuando se dirigía a Roma e ingresó a la Compañía de Jesús. Fue enviado a
estudiar a París, aunque sus estudios los concluyó en Coimbra y luego se dirigió a
Roma junto a Francisco de Borja. Con los años fue el primer provincial de Aragón,
luego regresó a Roma y predicó en Florencia y Pisa para regresar finalmente a España
en 1564 a la casa profesa de Toledo (C. de Dalmases, “ESTRADA (STRADA), Fran-
cisco de “, en Diccionario
226
Se refiere a Lorenzo IV Suárez de Figueroa y Córdoba (Manilas, Países Bajos,
1559-1607). Fue II duque de Feria en 1571 y I marqués de Villalba desde 1567. Lue-
go del suceso referido arriba, fue designado embajador extraordinario en Roma, luego
en Francia, alcanzando a ser también virrey de Cataluña y de Sicilia. Se casó tres
veces, el matrimonio que menciona acá debe haber sido con Beatriz Álvarez de Tole-
do, hija del duque de Alba, con quien lo hizo en 1581 y recordemos que el P. Marciel
ingresa al noviciado en 1583. (Rubio Masa, Juan Carlos, El mecenazgo artístico de la
Casa Ducal de Feria, Mérida: Editora Regional de Extremadura, 2001)

226
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

no, y aunque se iva siempre a comer al refitorio con los demás de casa
sin admitir casi cosa particular, señaló el Superior al hermano Lorença-
na que le sirviesse en el aposento, y pagado de su modestia, y cordura
preguntole el Duque que de a donde, y quien era, y el hermano le res-
pondió con sal y agrado soy de la Compañia de Jesus, ni conosco otra
patria, Padre ni Madre que a ella; de que quedó el Duque que era
[181v] que era no menos Xcriptiano, y estimada de la virtud, que noble
muy edificado, y maravillado de ver en quan poco tenia las cosas del
mundo, y quan desasido estaba dellas, pues aun no queria tomarlas en
la boca, y siempre quando el mismo estilo, y proposito divirtiendo pla-
ticas, que tocassen a eso, y sintiendo mucho que los que le conocían le
quisiessen engrandecer y estimar por lo que el tenia debajo de los pies,
como lo hizo con Don Luis de Quiñones227 Governador de Tucuman, y
un religioso grave de la orden de S. Agustin, que siendo Rector de la
Assumpcion llegó allí, y començo en presencia suia a engrandecer su
linage, mas el humilde, y prudente Padre barajo la platica torciendola á
otra cosa, y mostrando sentimiento hasta decirle que lo dejasse, de que
el religioso quedó arto admirado, y no menos edificado; y tubo tanto
cuidado de encubrir qualquier lustre, o resplandor de linage, que ningu-
no desta Provincia aun los que le tratamos familiarmente supo que era
de los Ponçe de Leon, hasta que despues de muerto se hallo en los titu-
los de sus ordenes, por que aunque la buena sangre es de estimar, y oro
sobre que asienta bien el esmalte de la virtud, pero como este don natu-
ral es común a buenos, y a malos, pues se hereda y a las vezes es oca-
sion de mas desvanecerse, el Padre Marciel lo tenia por lodo, y todo el
mundo, y sus riquezas por basura para ganar a Xrispto que no se gana
con grandeças de linage, sino con alteça de virtudes, y pureça de cora-
çon, que es la verdadera nobleza del alma, y las joyas, con que se arrea
teniendo como dice S. Gregorio Niseno por riquezas verdaderas la po-
breça, por patria la virtud, por palacio real la casa de Dios, estimando

227
Luis de Quiñones Osorio (Valladolid,¿?-Santiago del estero, 1622), caballero del
hábito de Alcántara, fue juez de la Real Audiencia de Potosí y luego de la de Char-
cas, y gobernador del Tucumán entre 1611 y 1619. Por voluntad testamentaria dejó
bienes para la fundación del colegio jesuítico de La Rioja, en cuya iglesia fue sepulta-
do.

227
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

por verdaderas [182] afrentas los renombres illustres de que tanto el


mundose presia, sciens (dice el Santo) quod nulla versit laus, quo co-
rum qui laudantur, propria non sit. teniendo por cosa llana y asentada,
que todo lo advenedizo, que cae por de fuera no se honra y alabança
propia sino agena, y que en solo la virtud, y desprecio de las cosas del
mundo esta la verdadera honra, y estima en que solo la puso siempre el
Padre Marciel desde novicio, y estudiante como se a dicho, y siempre
fue el mismo huiendo de las cathedras y puestos altos, deseoso siempre
del lugar mas infimo, y de las ocupaciones menos lustrosas, con que le
dispuso el Señor para la mas alta y Apostolica de la conversion de las
almas en las missiones del Paraguay, a que le embio luego la Santa
obediencia y a donde dio illustres exemplos de esta virtud, por que
siempre fue de veras humilde por el interior conocimiento de si mismo,
teniendose en poco, y como el solia decir por cosa vil, y sin provecho,
en que consiste la verdadera humildad, y deseando ser tenido por tal
delante de los hombres, teniendo el apetito natural de ser tenido y esti-
mado no solo enfrenado, y arraia; Pero rendido y sugeto bañados los
ojos del alma de los vaios de aquella soberana luz, con que se veía assi,
y adios fuente y origen de todo bien, y muy en especial de la humildad
y quanto mas tenia desta luz mas bajamente sentia de si, y por esso avi-
sandole estando en la mission del Parana que nuestro Padre General
Claudio le embiava señalado por Rector de Chile, propuso al Padre
Provincial con humildad, y eficacia, diciendo que desacreditaria la
Compañia y perderia por el, el oficio, y la falta que haría a la conver-
sion de aquellos [182v] de aquellos pobres indios, que era su centro; y
por la misma causa reusava bolver a la Assumpcion, de adonde era
Rector y despues que lo fue del Collegio de Cordova, llegando al Para-
guay, recibió una carta, que dezia, venia por Provincial, haciendo pro-
bable esta nueva otra del Padre Nicolas de Almazan228 Assistente de
España, que le prevenia para la carga, que le aguardava, causando en el
228
Nicolás de Almazán (Valladolid, 1553-) era hijo de nobles, de los duques de Me-
dinaceli, estudiando en Alcalá e ingresando a la Compañía de Jesús poco después. Fue
designado ministro en el Colegio de Madrid y luego maestro de novicios en Villarejo.
En 1607 fue designado provincial de Andalucía hasta que la Congregación General de
1608 lo desigó Asistente España, cargo que ocupó en dos oportunidades 1608 a 1615
y 1619 y 1631 (Alcazar, 1719: 283).

228
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

humilde Padre tanto sentimiento, que no solo procuró deshazer aquella


fama diziendo era imposible por ser en todo, y totalmente inepto para
aquel officio pero le dio tanta pena, que fue fama constante en el Colle-
gio, que una enfermedad grave, que por entonces le vino, fue originada
del sentimiento, que tuvo, y temor no fuesse assi, hasta supo que por
sus achaques la dexavan en su amada quietud, y retiro, libre de officios,
y cuydados, como el desseava.

De lo mucho que mostro su profunda humildad


en los desprecios, e injurias. Capitulo III.
Aunque por el desprecio de la honra, de la nobleza de sus pasa-
dos, y de los oficios, y puestos altos dio el Padre Marciel tanta muestra
de quan aventajado era en esta virtud, pero a donde mostro mas quan
consumido era en ella, fue en el sufrimiento de las injurias, deshonrras,
y afrentas muchas, y grandes, que sufrio con igualdad de animo, que es
la piedra del toque de la verdadera virtud de la humildad: verum humi-
lem patientia ostendit, dize San Geronymo, porque de muchos es no
buscar, ni pretender honras, de algunos despreciarlas, rehusarlas, y huir
dellas y de [183] raros el reuhir con paz, y igualdad de animo las des-
honrras, sufrir, y holgarse con las injurias, que es lo summo desta virtud
de la humildad, grado a que llegó el Padre Marciel, descubriendo su
paciencia, y rara virtud, y humildad, como se vio, quando un obispo le
trató con gran desprecio, vilipendio, y falta de decoro despidiendole de
su casa como a hombre vil y baxo sin haverle dado ocasión; y otro Pre-
lado con tanta aspereza, desvio, voces desentonadas, y descompuestas,
que turbaban almas constante; mas el Padre Marciel recibió estos, y
otros muchos tiros en el escudo de su humildad, ninguno mas fuerte,
como dize San Doroteo, pues en el se embotan, quiebran y pierden
fuerça los dardos, y saetas de las palabras injuriosas, y picantes, como
sucedio en estos casos, pues passada la fuerça de aquel repentino enojo
quedaron enseñados, y muy edificados, y con mas estima de su grande
humildad, y sufrimiento, hechos pregoneros della, y de su virtud con
palabras muy honorificas.
Ni fue menos un acto heroico de humildad, que exercitó con un
Governador de aquella provincia, que se dio por agraviado de una res-

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

puesta del Padre Preguntole en un caso tocante a conciencia, si havia


podido haze, como de hecho hizo en Mbaracayú unas nuevas leyes con-
trarias a las reales oredenanças, y el Padre Marciel le respondio la ver-
dad, como devia, diciendo eran injustas, y contra consciencia, en gran
perjuicio de los indios; y apretando mas el gobernador el punto, le bol-
vió a preguntar que si por haverlas hecho, y mandado executar, se iria
al infierno? El Padre le dixo que si iria, sino hazia penitencia, y las re-
tratava, de que se ofendio tanto, que salio a gran priessa del aposento al
patio dando voces acia la porteria para salirse de casa; y el humilde
Padre para aplacarle, y ganarle fue [183v] fue y se echo a sus pies, pi-
diendole perdón de lo que no tenia culpa sino mucho merecimiento,
que obro tanto en aquel caballero, que se sosegó, y entró a oir missa a
nuestra Yglesia, y acabada entro otra vez a pedir perdón de su demasia,
e injusto enojo terminandole en adelante mucho respeto, y reverencia.
Publicó, pocos años despues de su llegada al Paraguay, algunas
veces contra unos pecados publicos, y escandalosos, y hallandose com-
prehendido el Governador y un secretario y confidente, este furioso e
impaciente dandose por agraviado escrivio una carta sin firma al Padre
llena de oprobios, y afrentas, tratandole en ella de ydiota e ignorante, y
sin prudencia, y dandole reglas, y documentos de como avia de predicar
de allí adelante. Calló el humilde predicador sin responder palabra hol-
gandose de ser tenido en poco, conforme a su desseo, y estimado por
ignorante, y loco, como aconseja nuestro Padre S. Ygnacio por parecer
mas a Xrispto Señor Nuestro aunque de paso quien bolviesse por su
siervo, como suele acontecer a los que callan en sus propias injurias,
por que el Padre Alonso de Barzana a cuyas manos vino la carta, o li-
bero con su grande espiritu y caudal le escribió una digna de su persona
y letras, en que demás de reprehenderle sus vicios, y los del Governa-
dor como autores de aquel papel le afeó mucho que siendo el Padre
Lorençana hombre docto, que la Universidad de Alcala le avia recono-
cido por tal, y sus superiores también por las grandes muestras que
siempre avia dado de su ingenio, y doctrina le motejasse el de ignoran-
te, a que el Padre Lorençana siendo siempre el mesmo calló, no solo en
esta ocasion, pero tambien a la censura de un religioso predicador [184]
que le motejo de lo mismo, siendo verdad como es notorio, que podía

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

leer con mucha satisfacion theologia como de hecho se intentó la leies-


se llegado de España a Lima.
Pero a donde se mostro mas su humildad, fue quando exercien-
do el oficio de Comissario de la Santa inquisicion con grande ecaccion,
puntualidad, y prudencia, con siniestras dilaciones de gente apassiona-
da, se lo quitaron publicamente con mucha nota deshonor y afrenta,
como se tocó, yendo un prebendado, que era arcediano de la Yglesia, y
avia sido su dicipulo con grande acompañamiento estrepito y ruido, a
quitarle los papeles y entrando en casa hasta el aposento del Padre que
inocente de lo que passaba se estava reconciliando para decir missa,
tocaron a la puerta con tanta priesa, y continuacion, y poco respeto co-
mo que fueran a prender algún hombre facineroso, sin querer darle lu-
gar, a que se acabase de confessar, aunque se lo rogó, y quitandole con
mucho imperio, y alteivez los recaudos del Santo officio, se bolvió muy
ufano, y como cantando victoria con el mismo acompanamiento que-
dando los perseguidores triumphantes, y el Padre con tanta paz, ser, y
mesura, como que no fuera hombre, o no fuera el sino otro por quien
passavan aquellas injurias; pues ni se quexó ni dio por sentido, antes
quedo muy gozoso y contento por verse humillado, y libre de oficio
que tiene mas de autoridad, que de útil para nuestros ministerios, y solo
dixo que daría por bien empleada su afrenta si della se sacasse que ni a
el ni a otro de la Compañia ocupassen mas aquellos Señres en semejan-
tes oficios, y fueron tantos los exemplos semejantes [184v] semejantes
a estos, que pudieramos contar de su humildad en injurias, y deshonras,
que en tantos años continuos recibio callado y sufriendo, que fuera
alargar mucho este Capitulo. Basta dezir que fueron tantas las ocassio-
nes que á no estar el Padre tan fundado en esta virtud de la humildad, y
á no ser tan señalado en ella y tan animoso a passar de nuestos, perdiera
pie, y bambaleara en la virtud de la paciencia, pues como diçe S. Agus-
tin la prueva de la humildad es el sufrimiento, y alegría en las injurias
nacida de la buena conciencia.
No mostro menos su humildad de las puertas a dentro que en las
plaças, y calles, antes mucho mas dando mas luz de cerca que de lejos
esta evangelica antorcha, y para prueba de que era grande permitió el
Señor, que no solo en lo patente, y descubierto hiciessen prueba de ella,
los uracanes recios de persecuciones, palabradas, afrentas, e injurias,

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

sino que aunque dentro de lalanterna (sic) hubiesse remolinos, y sopla-


sen los vientos, avivando mas su llama para que esparciesse mas su luz
en vez de apagarla, por que haciendo algunas cosas suyas tal viso que
parecían faltas, a quien avisava a los superiores, les pareció reprehen-
derlas, como lo hiçieron estando a la verdad inocente de unas, y concu-
rriendo en otras tales circunstancias, que mas parecia merecia a la ban-
ça por su Santo Zelo, que reprehencion. Pero en las unas, y en las otras
callava como culpado, y sufria como verdadero humilde sin escusarse,
ni quedar del superior por entonces, ni nunca, aun al mas confidente
como me consta de trato muy intimo de muchos años. Dieron gran real-
ce a su humildad algunos de sus súbditos que por su imperfeccion [185]
feccion no recebian los avisos que les dava su Santo Padre juzgando
ellos por apretura grande la diciplina religiosa, y observancia regular;
ocasion frequente a los superiores vigilantes y exactos de passar por la
censura de los imperfectos que a las veçes picaden (sic) el amor al su-
perior que les avisa de sus faltas, diciendo tiene tema con ellos siendo
verdaderamentte cosa dificil como diçe S. Geronimo abijs diligi quos
precedas, carecer de emulos, y ser amado de sus súbditos el que haçe
oficio de superior, y Prelado, si lo exercita como conbiene no dexando-
se llevar de la corriente; y aunque el Padre fue muy querido de los su-
yos, y los mas eran de tanta virtud, que o no davan ocasion de ser re-
prehendidos, o si avia alguna legera falta holgavan como prudentes ser
avisados del Superior: con todo algunos imperfectos que mostraron
bien serlo (puesto mas faltaron después de la Compañia) le dieron
ocassion de mostrar su humildad. Viose esto en especial una noche que
recibió en publico una destas reprehenciones dichas, por que un herma-
no fue a su celda, y con sobra de libertad le dixo Padre Rector buena a
estado la fiesta a todos nos vienen nuestros recuerdos: respondio el
humilde varon con mucha paz y agrado tiene razon hermano aprove-
chandose de la ocassion de su desprecio, otro hermano impaciente y
colerico se descompuso con el siendo su subdito, tratandole muy mal
de palabra, mas el verdadero humilde no dexó de lograr esta ocasion
tan a la medida de su desseo, sufriendole no solo con paciencia, mas
honrandole después mucho, y hablando siempre bien del con edifica-
cion de los que sabian lo que avia passado como en semejante ocassion
hiço el Padre Balthazar Alvarez.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Ni perdia [185v] Ni perdia lance con ofreçerle no pocos de su


humillacion aumentando casa dia el caudal para alcançar la humildad
tesoro seguro de todas las virtudes, y la piedra preciosa que hermosea y
adorna la corona de todas ellas como dice S. Nilo; mas que maravilla
que gozasse de las ocasiones que se le ofrecian de su humillación, el
que con tanto cuidado los buscaba. A los principios, quando pudo por
aver sido superior muchos años, haçia que le pisassen, maltratasen, y
escupiessen con poca estima los niños y muchachos, y quando aprendía
la lengua dava cuenta desa bicion a uno dellos, sus hierros siempre, que
herrase, y por ellos luego tomava una diciplina rigurosa como que fuera
niño de escuela que llevava mal la licion a su maestro, imitando a nues-
tro Padre S. Ygnacio de quien se cuenta lo mismo cuando estudiava
latin en Barcelona.
Siempre se preció deservir, y exercitarse en cosas humildes no
solo cuando era moço, sino aun en su vejez, y ultimos años de su bida,
buscando ocasión de barrer las çeldas de los superiores, que tubo por
aquel tiempo en ausencia suia, como que fuera un fervoroso novicio,
diciendo que aquel era su oficio. Y quando bolvia de Cordova de ser
Rector de aquel Colegio, aunque ya viejo y enfermo por el camino dio
a los compañeros que eran muchos, por ir hasta SanTiago los Rectores
de los colegios, y sus compañeros juntos muy raro exemplo desta
humildad presiandose de siervo de todos con reconocerle por Padre en
llegando a la jornada yva a manear unas mulas mal donadas que lleva-
ba, y iva al monte, o matorrales a traer su hazezuelo de leña, cogia paja,
encendia [186] lumbre y a las vezes yva por agua, a un Hermano que
con caridad le iria a la mano con sal y gracia hallando conveniencias en
que le dejasse acudir aquellos humildes ministerios, que por el conoci-
miento propio con que sentia bajamente de si todo le parecia venirle
muy ancho, y que el era un siervo sin provecho, y por tenerse por tal
rogo en la ultima enfermedad aun Padre pidiesse a nuestro Señor le
llevasse, y diciendole que mirase que su vida era muy necessaia res-
pondio que era inutil para todo, y al Padre Rector dijo algunos días
antes de su enfermedad que avia de suplicar a nuestro señor le diesse
una muerte que se lo llevasse presto para no dar en que entender, y tra-
bajo a los de casa, por el grande desprecio que de si tenia, y por pare-
cerle no merecia nada de los que con el se hacia. Y el Señor le oio y se

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

lo concedió, pues duró solos tres días sy ultima enfermedad de que mu-
rio.
Buena muestra es del espíritu humilde de este verdadero pobre
de espiritu la aplicacion que siempre tubo a la enseñança de pobres, por
que el oficio que siempre apeteció, y buscó fue el doctrinar y enseñar a
la gente ruda, y despreciada Yndios, y negros, y aun muchas vezes en
esta misma ocupacion escogia lo mas humilde y trabajoso de ella, que
es la enseñança del catecismo y primeros rudimentos de la fee a los
infieles, esto decia bien con su espiritu imitador del de Xrispto su de-
chado y maestro que se hallava bien entre niños, y pequeñitos amando-
les, y acariciandolos y defendiendolos de los dicipulos, que los querian
arredrar, y aportar de si, no alcançando aun el misterio, que aquellos
niños eran figura, y simbolo de ellos mismos, de de los nuebos crecien-
tes y que [186v] y que quitarselos era quitarle su gloria: y en esta puso
la suya el Padre Marcial amando buscando, y acariciando estos para
que nuestros indios convertidos a la fee por el evangelio, significados
por aquellos niños, como diçe S. Hilario: estos pequeñitos eran su rega-
lo, y su tesoro, y dilicias como lo mostro en tantas missiones, y correr-
ías, que hizo desde que puso el pie en el Paraguay.
Y aun entre estos pequenitos se apicava mas a los que en todo lo
eran esto es a los mesmos niños, que en todas sus missiones le cobraron
tan grande cariño, y amor que se ivan tras el dexando sus pueblos, Pa-
dres y Madres, como vimos hasta seguirle a la Asumpcion mas de se-
senta leguas sin poder sus deudos apatarlos del Padre, ni es maravilla
que los indios, y sus hijuelos le cobrassen tanto amor, y se le llegassen
tanto siendo como era el Padre Marciel niño evangelico en la humil-
dad; pues la semejança concilia amor, y atrae assi los coraçones, que
naturalmente se juntan los que son entre si semejantes, con que ganava
coraçones de los Yndios, y los reducia a su Criador, y Señor, pudiendo-
se decir del con verdad lo que S. Pablo desi; mihi omnium sanctorum
minimo, data est gratia haec, in gentibus evangelizare investigabiles
divitias Xpti, a mi el minimo de los Santos se me a hecho esta merced,
y gracia singular de que evangelize, y predique a las gentes las inesti-
mables riquezas del tesoro de la redempcion y sangre de Xrispto fren-
queandole los coraçones de los infieles de aquellas Provincias, y parti-
cularmente los Paranas; pues sa natural belicoso, altivo, y sobervio no

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

se rindiera sino a [187] un humilde sirviendoles de exsorcismo eficaz


para auyentar de ellos el espiritu de la sobervia la virtud de la humildad
deste Santo varon que quando los demonios mas lo aborrecen, tanto
mas huien della y la temen, humillandoles el Señor, como a sobervios,
y levantando, y ensalçando en cumplimiento de su palabra al Padre
Lorençana como a verdadero humilde con el oficio Apostholico de pre-
dicador de pobres, y humildes, y conversión de tantas almas, como por
su medio alcançaron su ultimo fin.

De su Mortificacion. Capitulo IV
Con razon parea, y junta Casiano la humildad y mortificacion
poniendo por prueba del verdadero humilde el tener mortificada y ren-
dida su propia voluntad, ni le faltó esta prueba al Padre Marciel mos-
trando claro en la guerra campal, y continua, que se hiço a si mismo y
atodo lo que la naturaleza apetece, e inclinala vil estima que tenia de si,
y de quanto el mundo ama, y quiere sus riquezas regalos, y honras, y
puestos altos, pues nadie persigue y aborrece lo que mucho estima, y
precia, ni saca espada contra lo que mucho ama, como lo hiço el Padre
tomando tan a pechos la guerra contra si, y contra el mundo no parando
hasta passar a cuchillo por los filos de la continua mortificación, y ab-
negacion, de si mismo todo lo que impedia seguir perfectamente a
Xrispto Señor, nuestro asentando en su coraçon (como muchas vezes
solia decir a los que le tratavamos) que toda nuestra perfeccion no esta
en hacer milagros, ni en profetizar las futuras, ni en la gracia de hablar
[187v] de hablar, ni en la doctrina esquisita ni grande opinion y aplauso
en pulpitos y catedrales, sino en la verdadera mortificacion de las pa-
siones, y desprecio de la honra, y de todo lo que el mundo ama y esti-
ma, y a precio de las deshonras que es la librea de Xrispto Señor Nues-
tro y lo que decia obrava, y hacia pudiendo en verdad decir S. Pablo
que su gloria era la cruz de Xrispto por amor del qual el estaba crusifi-
cado en ella al mundo, tiniendo a el pagandole en la misma moneda de
quien fue perseguido como de enemigo con tal dondes continuos, me-
nosprecios e injurias, muerte, pero de crus, y tan dichosa que no ay co-
da mas feliz en esta vida, fundamento de la bien aventurada.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Para llegar a este grado tan alto, y tan precioso en la vida espiri-
tual, su mayor, y mas intenso oficio fue siguiendo e imitadno a Nuestro
Padre S. Ygnacio cuyas son estas palabras y doctrina, buscar en el Se-
ñor su mayor abnegacion, y continua mortificacion en todas las cosas
posibles con olvido total del mundo, y divorcio perpetuo de todo lo que
el alma, y sigue, y de su propia voluntad, propio amor y gusto negando
su carne y apetitos, como que no fuera suia, ni la conociera aborrecien-
dola como a enemiga y contraria desnudandose de si, de su sentir y
querer Padres parientes, y amigos, desde que dexado el mundo puso los
pies en la casa de Dios haziendo suelta de todo, con tanto animo que
jamas volvió a tomar lo que una vez dexo segun el consejo del Abad
Pahpnuncio a su novicio: dejo su Patria sin bolver mas a ella, y a sus
Padres y deudos, mas que si no les [188] tocaran, y aunque el Padre
Procurador Diego de Zuniga le convido antes de embarcarse, que fues-
se a visitar a sus Padres pues nunca mas los avia de ver; se escusó di-
ciendo que no tenia otra jornada que hecer sino a las Yndias, a donde la
Santa Obediencia le embiava, y no solo no los vió, mas desde que entro
en la Compañia no los tomo mas en la boca, ni escribió, como que no
los tubiera ni conociera antes como se dixo encubrió con especial cuy-
dado la nobleza de su casa, y de todo aquello que en los ojos del mundo
tiene lustre y resplandor.
En la mortificación, y castigacion del cuerpo, fue tan riguroso
antes del perder del todo la salud que hizo cosas (que se dexan) muy
raras, mas admirables, que imitables, demás de los ordinarios cilicios y
disciplinas tan rigurosas, que fue necessario irle a la mano. En todo el
tiempo que vivió en la Compañía, que fueron quarenta y nueve años
nunca bevió ni aun con licencia fuera de las comidas ordinarias sino es
tres vezes que mas era enjaguarse por flemas, que le apretaban la gar-
ganta, siendo esto tanto mas digno de reparo quanto era el Padre fogoso
de su natural, y el Paraguay donde estubo los treinta y nuebe años, tie-
rra de las mas calidas de las Yndias occidentales, a donde los hombres
aun con ese refigerio, y otros, se ahogan de calor, que es grande argu-
mento de su mucha mortificacion, y por la misma causa con afligirle y
congojarle una sotana de paño bastó, que por abrigo le hizieron poner el
hibierno no se pudo acabar con el la dejasse el verano que es la mayor
parte del año en aquel temple por no perder punto de su mortificación.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

En la [188v] En la comida no solo era muy parco y abstinente


tomando meramente lo que bastaba para sustentarse, pero en grande
manera mortificado, sin unar de cosa que de cosa que le pudiesse des-
pertar el apetito, ni sal ni vinagre, si echar otra cosa en esta: como se lo
ponían assi lo tomava, y como tenia hecho abito de muchos años de sus
missiones a comer de las raizes y legumbres que le daban los indios, sin
sal, ni aredeço, sin probar otro pan que su harina de raizes de mandioca
de ningún sabor, y de mal olor, y en lugar de vino agua de la fuente.
Vino a perder con el continuo uso de mortificarse el gusto en la comida
en tanto grado, que le oy decir, que para el no avia diferencia de bueno
a malo, dulce, o amargo, y aun un poquito de vino quanto tenia el agua
que tomava por medicina los ultimos años por ser muy enfermo del
estomago lo dexo últimamente con dispendio de su salud por mas mor-
tificarse.
En el sueño se vencia mucho con prolongadas vigilias; su cama
por muchos años era lo que usan los Yndios una hamaca o, red conlga-
da en el aire, pasando en ella los frios rigurosos del hibierno que en el
Parana son grandes, siempre vestido como bien soldado de la milicia de
Xrispto para acudir a las necessidades ocurrentes en especial a los en-
fermos, y quanto por sus enfermedades le obligaron en su vejez a cama
era muy pobre, y todo el tiempo que estuvo en la Reducion de S. Ygna-
cio fundandola, su casa era una choza pajisa tan llena toda de pulgas,
que no avia menester despertador para las continuas velas que hizo en
tiempo de la guerra, por que el [189] Santo mártir Roque me certifico
que su hamaquilla o red que le servia de cama estaba tan llena dellas
que tomo por medio ahogarlas echandola en el agua para que pudiesse
servir y la choza en que vivia el Padre, en que el entro fue necessario
por su muchedumbre quemar el suelo con paja picada y este tormento
continuo y voluntario passo mucho teimpo con alegría este verdadero
amador de la Cruz pudiendose decir del que sugeto, y mortifico tanto su
cuerpo, que le espiritualizó, y le vino a hazer como angelico, y de te-
rreno celestial desatado de los impedimentos enojosos de esta vida,
libre el alma a motivos superiores no moviendose con inclinacion natu-
ral a lo suave deleitable, y honroso, teniendo a raya la voluntad propia
con perpetua abnegación de su mismo, por ajustarse en todo con la di-
vina.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Dio en esta parte de la mortificacion y descuido de si un admi-


rable exemplo en la ocasion, que poco ha tocamos, cuando acabada la
congregacion salio de cordova en compañia de los demás Retores hasta
la Ciudad de Santiago. El puesto en que todo se avian de juntar aquella
primera Jornada, era una heredad deste Collegio ocho leguas distantes
de esta Ciudad. Y como en tropas grandes suele el cuidado repartirse
aprevenciones muchas, aunque forçosas tal vez se olvida de lo mas pre-
cisa. Bien podremos atribuir a esto el descuido que se tubo con el Padre
Marciel de Lorençana que acabava de ser Rector de este Collegio, y en
quien todos junto con el corazon tenían puestos los ojos: cosa que obli-
gava a que el cuidado de acomodar su persona fuesse el primero. Pero
parte por el tropel [189] tropel que dije de envarazos en grandes avios,
y especialmente por singular providencia de aquel Señor, que se rega-
lava en ver el animo y gusto, con que su siervo se abraçava con todo lo
que cedia en su mortificacion, y desprecio, sucedio que en esta ocassion
(como en otras muchas hemos visto) no tubiesse el despacho de su per-
sona mas solicito agente, que su Santo descuido seguiose del buena
ocasión de mostrar el Padre Lorençana el desprecio suyo, y aprecio de
sus trabajos. Quedo la carreta, en que havia de ir cargada tan sin con-
cierto, y tan ocupada que no quedo aun el forçoso espacio para poder ir
su persona: a tanta apretura le redujo su olvido. Pero no tenia necessi-
dad de mas albergue en el mundo el que siempre vivia en el seno dila-
tado de Jesuchristo su celestial maestro. Cual fue el tatamiento que le
hiço aquella se estrecha possada por espacio de toda una noche, y parte
de otro dia, lo mostro bien el sucesso quando llego al Padre Marciel a
la Jornada. Havia ido tan estrechamente acomodado en su mal aliñada
carreta, que las cañas, y arcos de la tolda con los golpes, y vaivenes
hicieron no pequeña suerte en la cabeça y rostro. Para sacar al Padre de
aquella apretura fue forçoso tirarle de los pies, y como arrastrarle con
violencia, que tanta era menester para apartarle de la incomodidad, en
que tan de espacio se avia cebado gustoso, dejando su espiritu sin duda
alguna con mayor dificultad el lugar de su pena que fue la que tubieron
los Padres que tan tiernamente le amaban quando le vieron salir tan
lastimado; quedando no menos sentidos del descuydo, con que al Padre
se avia acudido, que admirados [190] de la graciosa paciencia de aquel

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

varon invencible, que con una boca de risa mostraba la estimación, que
havia hecho de su buena suerte.
Las quejas, que dio en tanta incomodidad su desprecio y morti-
ficación fueron escusas de aquel natural olvido, que todos suelen tener
en tales ocassiones, poniendo grande esfuerço en defender el que tomo
a su cargo el acomodarle. Y aunque procuraba deshacer lo que avia
padecido, no era posible encubrirlo, por que claramente se le pudo leer
en el rostro, que le quedo lastimado con conco, o seis llagas, sin algu-
nas otras hinchazones de la cabeça, que los muchos golpes le ocaciona-
ron. Grande fue la edificacion que a todos los Padres causo ver aquel
venerable rostro con los vivos colores, y hermosura de su paciencia;
pero no fue de menos reparo ver el nuevo descuido que tenia el Padre
de su persona y alivio, por que con aver venido de la suerte que hemos
visto no trataba de acomodarse el que tenia por mejor para si lo que le
era mas penoso, caso que obligo a los Padres a quitar algo del mucho
embaraço de la carreta del Padre Marciel, y repartirlo por las demas,
con que llevaron todos un continuo despertador para sufrir con alegre
paciencia las muchas sincomodidades que ocurren en viajes largos,
teniendo delante de los ojos lo que al Padre Lorenzana havia ocassio-
nado tan grande, y tan gustoso sufrimiento, y espiritual gozo en los
desprecios, y olvido de su propia persona.
Era de su natural muy colerico, pero corrigiendo la gracia a la
naturaleza con el exercicio de la mortificacion, dexandole con la [190]
con la viveza y energía necessaria para el pulpito, y negocios muy gra-
ves, que se ofrecian en el gobierno de las almas, y de sus súbditos se
templava de manera que quien le oiesse hablar en una conversacion, y
en el trato ordinario entendiera era flematico, moderando sus acciones
por la razon, y no por la natural inclinacion, su andar, su mirar con los
ojos religiosamente bajos, su hablar tan mirado, y su lengua tan medi-
da, que nadie con razón podía notarle una palabra, tanto mas de estimar
cuanto mas acosado fue de presecuciones, y mas injuriado con palabras
descompuestas, y sin razones, que a las vezes hazen hablar a los mudos,
y salir de raia al mas compuesto, y cuando se vio forçado a responder
como a las vezes lo hizo Xrispto Señor Nuestro le imitó en la modestia,
satisfaciendo con verdad entereça y prudencia, y rara evz en causas
propias, en que fue muy callado y sufrido, sino en las comunes de la

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Yglesia, o de la Compañia de cuyo honor y buen nombre fue muy zelo-


zo, o cosas tocantes a doctrina sana, o buenas costumbres.
Guardaba siempre el lucido decoro a las personas con quien
hablava que no pocas vezes se le pedían con sus respuestas, pero este
siervo de Dios tenia la honra tan mortificada como lo mostrava en la
igualdad de animo, con que los sufria con tratarle mal muchas vezes
con palabras asperas y desabridas, de que en parte soy testigo en varias
ocassiones del servicio de nuestro Señor, y por dar razon de la verdad,
y bolver por la justicia sufriendo, como sino fuera el el injuriado, o co-
mo que no hablavan con el sino con otro dexando pasar, y caer palabras
injuriosas [191] sin embaraçarce en ellas, tirando a la sustancia de la
razón con que las mas vezs que dava el campo por suio, convencidos de
ella los contrarios; pero a las vezes no movidos a seguirla (tanto ciega
la passion) y á fuerça de mortificación avia alcançado un animo tan de
si, tan sosegado y quieto en las mayores tormentas, como que estuviera
en bonanza; pues años enteros se pasaron en el Collegio de la Asump-
cion con vientos tan furiosos, y el mar tan bravo, y olaje desecho de
tantas y tan graves persecuciones agravios e, injurias, y desprecios per-
sonales suyos, como se a dicho de gente mal intencionada, que parece
inquietaran el coraçon mas sereno: y en medio desta borrasca en oca-
sion que se ofreció me dixo que todo junto no era bastante para inquie-
tar y turbar la paz del suyo, y que solo ver el descuido con que un padre
que tenia la cofradía de los Yndios les acudia, le dava mas pena que
todas las persecuciones.
A todo era superior, y a la misma muerte, que es el ultimo y su-
premo grado de mortificacion, que señala S. Basilio, que este uno tan
desasido de si que tenga perdida la aficion, y cariño aun a la propia vida
aunque viesse de cara la muerteestando dispuesto a ella ofreciéndose
liberalmente a lo que fuesse mayor perfeccion propia, y mayor gloria
divina, como se vio en muchas ocasiones, pues estando en Cordova
acabando de ser Rector de aquel Collegio a donde le iva muy mal de
salud como se dixo, y teniendo en aquella ocasión un achaque que peli-
grava su vida ocasionado del destemple de la tierra sabiendo que el del
Paraguay le era mas benigno, y poniéndole en su mano el ya si gustava,
no quiso pedido [191v] pedido no dar muestras de otro gusto, que el de
la obediencia teniendo en mas no perder punto de perfeccion en su

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

mortificacion e, indiferencia que su salud, y vida. Lo mismo otras veçes


en el predicar y en otros ministerios que exercitó con riesgo de ella, por
sus achaques, pero en especial cuando en sus missiones se puso tantas
vezes a peligro de la muerte a guardándola por momentos, o por la pre-
dicación y dilatación de la fee, o por defensa della, por que no vivia
para si sino para aquel Selor, que avia muerto por el en una Cruz, cuyo
era todo sin ser nada suyo renunciando, y negando asemejarse a el en la
pobreça de espíritu humildad, amor a su Cruz deshonres y desprecios,
por imitar en alguna manera a su criador y señor vistiendose de su ves-
tidura y librea, pues la vistio el por nuestro amor provecho espiritual,
que son palabras y doctrina de nuestro Padre S. Ygnacio gran maestro
desta divina ciencia puestas en practica por este su verdadero hijo y
dicipulo, que lo que obrava y praticava, platicava, y enseñaba en la voz
a los muchos que encaminó y dereço en su espíritu.
No sentia bien de la oracion, que no se endereçava a mortifica-
cion, ni la tenia por segura ni fiava de obrero, que no hermanava en si
estos medios necessarios a la perfeccion, y assi solia decir el Padre Lo-
renzana a los Padres que començavan ministerios, y missiones, que
pusierssen mas los ojos en la mortificacion propia en los desprecios,
humillaciones, y en agradar a nuestro señor, con sus trabajos, que en
grandes convenciones, y aplausos de los hombres, y por averle enco-
mendado el Padre Luis de la Palma en una carta, que a la despedida me
dió [192] para el en el Collegio de Alcala, que como missionero anti-
guo me instruiesse y enderezasse en mis desseos, me llamó en la As-
sumpcion a su aposento antes de la partida a la primera mission del Rio
Paraguay arriba, y me habló muy altamente desta materia, y de la cruz
de Xrispto, y sus gajes que era en lo que avia de poner la mira persua-
diéndome, que de esta rica mercadería avia mucho en las missiones, y
era el thesoro que avia de buscar dexando el fruto de las almas (que a
las vezes no correspondia a los trabajos) a la divina voluntad, y el su-
cesso de la sementera a su providencia que en otra manera faltando la
cosecha de almas, que se avia imaginado pareceria era todo perdido, y
en vez de consuelo se hallaría inquietud, y desasosiego, llamandose un
hombre inconsideradamente a engaño por aver puesto los ojos en lo que
no esta en nuestra mano sino en la de Dios, y otras cosas que por bre-
vedad dexo en que tenia gran magisterio.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Y pues vale bien la consequencia o, convertencia de nuestro Pa-


dre S. Ygnacio que oracion y mortificacion van tan a una, que el que
fuese aventajado en lo uno lo será en lo otro, bien se sigue que en am-
bas cosas fue el Padre Marciel de Lorençana excelente, y si S. Lorenço
Justiniano diçe que merece ser honrado de los mismos Angeles el que
encendido con la ardiente llama del divino amor con esforçado animo,
y aliento no cesa de hazer querra a sus vicios y pasiones trabajando en
arrancarlos con el ayuda de las demas virtudes, no parando hasta re-
formarse, y renovar en si el hombre interior, y exterior cuerpo y alma,
reduciéndolo a la hermosura del primer estado de la inocencia bien me-
rece esta honra el Padre Marciel que no solo llegó a esto por su conti-
nua mortificacion haciendo semejante [192v] semejante a ellos por el
desasimiento de todo lo visible mas traslado en si por imitación la her-
mosura del restaurador de la inocencia, y nuebo y segundo hombre
Xrispto Señor nuestro imitándole en su pureza, en sus desprecios y
afrentas, señalándose y honrandose con ellas como señal y marca de su
Rey y Señor.

De su Paciancia. Capitulo V.
Nunca perdia de vista el Padre Marciel de Lorençana los Illus-
tres exemplos de Xrispto Señor nuestro y maestro, que lo fue de todas
las virtudes, y muy especial de la humildad, y paciencia por que ella
según el consejo del Apostol corria su carrera puesta la mira en el como
en autor, y consumador de la fee, que teniendo ante si el gozo, y gloria
echó mano de la Cruz, y sus despecios dehonras, y afrentas, a cuyo
exemplo se abraço animosamente con ellas prompto a todo genero de
trabajos, que la divina mano le venían, o por dispensacion suya, o por
madio de hombres no quejandose del Señor por sus pruebas de tribula-
ciones enfermedades, y dolores, ni de ellos por sus injurias, y afrentas,
muestra clara de la excelencia de la virtud, llevando con igualdad de
animo todos los males para grangear mayores bienes, Señor, y dueño
por su paciencia de su y de sus acciones governandose bien en ellas.
Exercitole nuestro Señor mucho con dolores, y enfermedades de
el tiempo de sus estudios en Alcala, siendo necessario al fin de ellos,
que mudasse de temple en Segura, a donde dio [193] tan raros exem-

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plos de pacienia en lo mucho, que padecía de sus achaques, que edificó


aquel Collegio, y aunque en el vieja le dio nuestro Señor salud, que le
duro muchos años con que pudo andar y tan largos caminos en sus mis-
siones, mas los trabajos fueron tantos, y tan continuados que al fin la
començo a perder, y de los serenos y naufragios le resulto un corri-
miento que le cogía todo el rostro cargándole a los labios, que de le
hinchavan, y á los dientes, y muelas, que demás del tormento, y dolor e,
impedirle el comer, le obligava a estar distilando dias enteros de aquel
humor picante, y mordaz hasta echarle fuera el corrimiento a fuerça de
dolores, dientes y muelas, a que en el Parana se le allegavan unas calen-
turas, que le afligían no poco, tenia el pecho atormentado, y quebrado,
que le impidia el hablar obligandole el dolor a tener la mano sobre el
para poder arrancar la abundancia de humores, y flemas qruesas, que le
abogavan, e impedían la respiración.
Con los muchos trabajos, y afines que passo en el Parana se
quebró siendo las roturas ambas tan grandes que no fueron poderosos
medios, ni artificios humanos, con que procuramos (aunque tarde por
everlo con su grande mortificacion disimulado mucho tiempo) aliviarle
su mal, y quando le apretava que en muy de ordinario, quedava el inter-
ior vazio con tan grandes y agudos dolores que la fuerça de ellos le pri-
vava a las vezes de sus sentidos, llevarlo lo mas ordinario sus trabajos,
dolores en pie con fortaleça y valor, por no faltar a la comunidad sin
poderse acabar con el que hiciesse cama, ni dexar de acudir a los que
los demás, ni la missa, de adonde [193v] de adonde por estar en pie, y
no poderse ayudar de las manos se le originaban muchos de sus dolo-
res, ni por ellos dejava de ir con todos a las letanias cada dia, y al refi-
torio de adonde algunas vezes rendida la naturaleza al dolor, sin sentido
y medio muerto le llevaron en piso a la cama, y aunque padecía callan-
do pudiera decir con el Santo Job los dolores que padesço me oprimen
y quebrantan las fuerças del cuerpo, y me aprietan hasta privarme de
sentido, y asestando en mi sus tiros las enfermedades, me le an ator-
mentado de suerte que sin dejar miembro sin golpe, y dolor, me an de-
secho, y vuelto en nada. Pero su hablar era callar, y sufrir, hablando, y
enseñando con su silencio, y paciencia hecho maestro della, sirviendole
la enfermedad de escuela, y el lecho de cathedra, y su magisterio era
muy alto, y poco usado de los hombres como somos testigos quantos le

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conocimos, y gozamos de sus insignes exemplos de paciencia, por que


puesto muchas vezes en una garuba de grandes y acervissimos dolores,
que eran bastantes con ser naturalmente muy esforçado, y animoso a
dezarle por muerto, cierto, y los bueltos y turbados, quando bolvia en
si, y en todos sus sentidos gozava de toda aquella junta, y liga de tor-
mentos, no se quexava ni dando muestras de dolor, ni un ay, como que
no fuera el sino otro el paciente.
Solo hablava en su coraçon con nuestro Señor siendo testigos
abonados de los afectos tiernos, y amorosos de el las lagrimas de sus
ojos, y quando el dolor desatava su travada lengua solia decir ay
Xrispto mio, ay Dios mio, ay luz mia: que era el alivio de sus dolores,
que padecia con gran fortaleza de animo: fortior girl [194] quam cum
sanus esset, mas fuerte que sano, dize S. Ambrosio, passandoselos a sus
solas lo mas ordinario, sino es que entrando alguno acaso viéndole pa-
decer, o echando dava aviso, digno discipulo de aquel maestro, y
exemplar de religiosos mortificados deste siglo el Padre Juan de Peral-
ta, que lo fue suio en el noviciado como se dixo, y en cuio espiritu se
tiño que aviendosele vaziado la cuenca de un ojo que se le salto de puro
dolor, no hizo mas sentimiento que si le hubiera caído el pañuelo, como
no lo hacia el Padre Marciel en semejante tormento, y dolor vaziando-
sele muchas vezes lo interior del cuerpo por las roturas dexandole va-
zio, y poniéndole a punto de muerte el volverlo a su lugar con violen-
cia, hubo una ostia viva de dolores el cuerpo postrado y rendido, pero el
amimo vigoroso, y esforçado en prueva de su paciencia.
Y aunque fue mas grande en el sufrimiento de sus enfermedades
y dolores, campeó mas en las injurias, afrentas, persecuciones, y baldo-
nes por medio de los hombres. Unas vezes instigados del demonio jun-
tavan sus fuerças contra el, otras movidos de sus intereses, cual fue la
persecucion que padecio tan continuada por la defensa de la libertad de
los indios, otras por sus pasiones sentidos de su predicacion, y doctrina,
otros por los ministerios, y querer poner paz en la republica, y union
entre los desavenidos, y discordes, otras por bolver por la verdad y jus-
ticia, otras por su Religion, y otros por el buen uso de oficios públicos,
que tuvo y de superior muchos años, y comissario del Santo officio
ocasiones de padecer que juntó tan fielmente al mismo proposito S.
Chromacio que parece tenia al Padre [194v] Padre Lorençana, y su

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

persecucion delante de los ojos, por que aviendo dicho que es Compañ-
ía inseparable del bien obrar la persecucion e, imbidia añade ubi coepe-
ris rigidam tenere justitiam, in olentiam repercutere, incredulos ad
paccen Domini convocare, ubi coeperis denique a mundanis homini-
bus, surgant odia emulatio laceret. Las fuentes de padecer (dice el San-
to) son defensa exacta de la justicia oposicion a la libertad, insolencia
en el pecar, reprehender los duros y obstigados en sus vicios, y final-
mente hacerse del vando de Xrispto contra el del mundo, y sus sequa-
ces les obliga a tomar las armas, y vengarse de los ministros deste Se-
ñor con persecuciones, injurias, y afrendas, y por cada una destas cosas
en particular fue perseguido este Santo varon, y universalmente siem-
pre por la virtud como publico defensor de ella, con palabras y exem-
plo: y mientras mas enemigo se mostrava del mundo y maior guerra
hacia a los vicios, y pecados, tanto con mas fuerça se la hazia el mundo
a el como se vera en el Capitulo siguiente.

De las persecuciones en que el Padre Marciel


de Lorençana mostro su invencible Paciencia
Capitulo VI.
Dexando aparte la guerra que el demonio le hizo siempre como
á enemigo declarado, como se apunto arriba. Vengamos a las persecu-
ciones de los hombres ayudados de su malicia, y hagamos memoria de
los denuestos e, injurias, que recibio de los mismos, [195] Yndios redu-
cidos, que apretados de el hambre y tantas persecuciones se bolvieron
contra el acompañando sus quexas, con malas y descompuestas pala-
bras, refundiendo en el Padre como en origen causa y principio, todas
sus aflicciones y desdichas, persecuciones, hambres, enfermedades, y
muertes poniendo tal vez sus manos sacrilegas en su inocente Pastor, y
manso cordero, que les sufrio como buen Padre ama los hijos con-
solándoles, halagandoles y bolviendo bien por mal.
Subamos un grado mas la persecucion, por que ser perseguido
de los infieles, que hazian concepto que era su enemigo y que les predi-
cava ley totalmente opuesta y contraria a sus costumbres, y ritos de sus
mayores, o de algunos de los nuevamente reducidos, o convertidos apu-
rados de tantos trabajos, no es mucho, mas lo que causa admiración es

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

que una Ciudad tan noble y Xristpna, y que tan obligada estaba al Pa-
dre Lorençana y tanto le amava respetava y quería, mudándose, y
trocándose de repente en contrario le persiguiesse con tantas veras, con
tanto teson y coraje. Porque quien dira quantas, y quan fuertes persecu-
ciones passó y que duros contrastes que embidiado y emulado fue de
los grandes deste mundo? que juzgadas y calumniadas sus cosas y las
de su compañero y religión? que murmurados de chicos y grandes? que
desmedidos desagradecimientos de los que tales y tantos beneficios
avian recibido de el? cosa que duele atravesar el coraçon y sentirse a
paz de muerte ni ay lançadas que assi lastimen y traspassen, como ami-
gos bieltos enemigos; y lo que mas tiernamente sintio el mismo Xrispto
Señor nuestro espejo de paciencia, dicipulos trocados en perseguidores
como lo hizieron muchos de aquella Ciudad sin hazer en el mudança, ni
desquiciar su paciencia tratándole a el y a los de su Collegio como a
contrario de la Republica como se dijo, y como a tales [195v] tales se
tenia por caso de menos valer el hablarles comunicarles o poner los
pies en casa.
Negaron (como vimos) las limosnas que solian darle con ser
mucha su pobreça, decían mal de el, y de los suyos sin limite ni tasa no
acudian a nuestra Yglesia, ni aun a confesarse, sacaron sus hijos de
nuestros estudios, intentaron echarnos con medios muy violentos de los
Pueblos de Yndios del Rio Paraguay arriba, adonde los nuestros avian
ydo por necessidad extrema de sus almas a peticion del mismo cabildo
ecclesiastico, y para hazer este hecho presente el Padre Provincial Die-
go de Torres, y a sus ojos se aunaron ambos cabildos, lo noble y lo ple-
beio a voz de Pueblo y peticion de su procurador, como lo hizieron en
otras ocasiones, y en aquel mismo tiempo contra el Padre Diego Gon-
zalez, que hazia el officio de comissario de la inquisición, haciendole
tan manifiestos agravios de que el Santo tribunal de Lima y el supremo
hizieron la demostracion de sentimiento que se vió, y todo cargava so-
bre el Padre Lorençana como Rector que era del Collegio, y todo lo
llevaba con grande gozo, igualdad, y paciencia, por que el Señor como
dize S. Gregorio Nazianzeno es tan fiel y leal con los suios, que a la
medida y peso de la tribulacion da el gozo, fuerças y aliento para lle-
barla pues quanto la tribulacion, y persecusion es mayor de marca lo es
el gusto de sufrirla, no teniendo por menos cabo la injuria, antes el no

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padecerla por perdida y daño, y mas quien tiene echo el gusto averse
humillado por Xrispto.
Puso en pratica esta doctrina en aquel acto tan insigne de pa-
ciencia que diximos, quando mandado afrentosamente del thesorero de
la Yglesia que dexasse el sermon, bajase del pulpito, y se fuesse a su
cassa obedeció [196] al punto sin turbarse ni aun hablar palabra. No
mostro menos su paciencia en un lançe muy apretado en que se vio con
un Prelado, que de echo contra derecho queria dar por vaco antes del
tiempo determinado por el Santo Concilio Tridentino en la session
veynte y cinco Capitulo quinze un beneficio de un novicio de la Com-
pañía súbdito del Padre suplicole con humildad no lo hiziesse, no le
quiso oyr; bolviole a hazer instancia sin effecto, alegose lo que nadie le
avia de enseñar a el (como que fuera nuebo alegar de su derecho la par-
te ante los juezes y Prelados por destos que sean) salió de su con el eno-
jo en tanto grado, que no solo le trató mal de palabras a grandes vozes,
pero descompusose de suerte, que a no estorvarselo un clérigo que mu-
cho contó, acometiera a poner las manos en el Santo y paciente varon,
que con una fortaleza superior se estuvocomo una roca inmoble, artan-
dose de injurias para el fruta sabrosa, procurando reportarle con pala-
bras compuestas humildes y pacientes, hasta que ultimamente a gritos
le echó mal pareciendo con espanto de los cuerdos de ver tratar tan des-
compuestamente a tan Santa y Venerable persona. Pero con desestima
del vulgo ignorante viéndole despreciado de su prelado aunque con
general edificacion de la Ciudad de vos su humilde paciencia.
Tratando también una vez de la paz, y concordia de la Republi-
ca se llegaron indignados de ello a el unos hombres principales, que
con enojo y saña le trataron mal de palabra; y uno de ellos que avia sido
su dicipulo, le dixo con libertad, que hasta entonces le avian tenido to-
dos por Padre, mas que en adelante le tendrían por padrastro de la Pa-
tria a lo qual por pedirlo la ocassion, y mitiguar los animos enconados
respondio [196v] respondio con el rostro sereno, y con mucha manse-
dumbre, y modestia que el tiempo mostraria el amor que le movia a
tratar de su quietud y quien era Padrastro o Padre y assi fue que por no
seguir su paternal consejo, se destruieron y consumieron unos a otros
gastando haziendos, honras, y aun vidas, conociendo aunque tarde su
ierro. Enojose un hombr contra el Padre, y desflemo su saña con aspe-

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ras palabras, y entre otras le dijo que le avia de sacar la lengua por el
colodrillo, a que le respondió con mucha paz, y sosiego, que alli estaba
aparejados teniendo en mas que la lengua, que ofrecia, la paciencia, con
que se hacia semejante a su criador, pues como diçe S. Chrisostomo,
ninguna cosa haze el hombre mas cercano, y semejante a Dios leban-
tandole a la altissima dignidad de hijo suio como la paciencia.
Levantole otra persona de cuenta, que avia sido también su di-
cipulo un testimonio sin fundamento alguno por su mero antojo afir-
mando que el Padre le avia dicho contra el Governador que entonces
era, unas palabras enconadas, y de pesadumbre indignas de su persona,
que ni las dixo ni las imaginó, y esforçose tanto la materia que el Go-
vernador y parte del pueblo la creió con ofensión suia y de muchos, si
bien la gente cuerda no le dio credito, y como me tocava a mi aclarar la
verdad y bolver por su buen nombre començe a tratar de ello, mas el
humilde y paciente Padre no quiso sino dexar la verdad a Dios y al
mundo haçer so officio que siempre fue calumniar los buenos.
Mucho descubrió la virtud de su paciencia, sufriendo con reli-
giosos que muy a la antigua y a menudo le decia, cuanto se le venia a la
boca y muchas injurias, y afrentas en la plaça a voçes, y tal vez intentó
poner las manos en el provocándole de proposito, a que se vengase, y
[197] descompusiesse respondiendole a el otro tanto que era lo que
desseava, diciendo que si Lorençanilla se vengara por los mismos filos
quedara contento atormentandole su paciencia, y la boca de risa con,
que passava quando el mas se descoponia, que no es nuevo en los que
hacen injurias, como notó S, Juan Crisistomo, sentí fe de que no les
corresponan nihil autem tam eis aqui bus lemur, urere solet quam inve-
rie illatio risa excepta, dice el Santo y al fin la victoria se cantó por la
pavincia, pues cada año por semana Santa via a pedirle perdon, y des-
pues continuava sus denuestos, que tan despacio lo tomó como esto,
recogiendoles el Padre con paciencia, y silencio como piedras precio-
sas de su corona tanto de mas valor y estima, quanto mas trabajada, y
aclamada de variedad de pedacria de su ida a la victoria, que el que
sufre alcança del que le persigue.
Labraronsela al Padre Marciel a golpes y a martilladas de per-
secuciones por espacio de treinta y nueve años con tanta diversidad de

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perseguidores grandes y pequeños, altos y bajos, ecclesiasticos y segla-


res, fieles e, infieles permitiendolo el Señor se la aumentasen combates
y combatientes, y mas padecer y trabajos para aumento y colmo de su
fama y gloria, tanto clarior extentationibus factus, dize S. Ambrosio a
semejante proposito, quanto deficiliora expericulosiora ei sunt intenta
certa mina haziendole tanto mas illustre y glorioso en la victoria, cuan-
to mas duro y reñido fue el combate, y mas valeroso, y esforçado se
mostró en la pelea, certamen forte deditilli ut vinceret. Pusole en un
estrecho palenque y riguroso y apretado lançe nuestro Señor, para por
este medio a puros toques de dolores, enfermedades, persecuciones,
trabajos, y afrentas, descubrir y manifestar a todos [197v] a todos la
virtud heroica, y por su humildad oculta deste su siervo que para honra
de los suios los suele hazer como dize Olimpiodoro, vet queaerum vir-
tus la tebat magis illuminara foras emineat, at que apareat. Para que
tengamos este dechado y exemplar de fortaleza y paciencia en ellos
como gravado y esculpido en las columnas de sus victorias, y trofeos;
vt caracter forma quea fortitudinis dice Didimo tam quam in columna
relinqueretur insculptus, esset quemeta virtutis non solum illius aetatis
hominibus verum etiam prosteris, porque todos los de la Compañía y
mui en especial los missioneros de Yndios huviessen delante de los
ojos su envencible paciencia, a que podemos atribuir en gran parte el
mucho fruto, que hizo en las almos no solo en los españoles, sino muy
en particular a los Yndios siendo la prueba de la verdad de su doctrina
su nunca vencida paciencia, pues dize el espíritu Santo Doctrina viri
per patientia nostra. Y la misma condicion como nota S. Gregorio pi-
dió David hablando del fruto copioso de espirituales hijos de los varo-
nes Apostolicos adhuc multiplicabuntur in senecta uberi et bene pa-
tientes erunt ut anuntient.
Y si estos tienen la necesidad de la paciencia muy especialmen-
te la ba menester el obrero de Yndios, y predicador del Santo Evangelio
a los infieles, y a por su rudeza, y a por la instabilidad con que busca
dos con inmensos trabajos como ovejas perdidas, y descarriadas de los
zelosos pastores por montes cerros y breñas rios y pantanos engañados
de los hechiceros ministros del demonio, o acosados de sus parientes o,
apurados de el hambre, o enfermedades o las veces al mejor tiempo
buelven las espaldas, y que paciencia [198] es menester para sufrir sus

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importunaciones? Oyles sus quexas que largueza en darles cuanto pi-


den? (y piden cuanto ven) en componer sus plaitos y rencillas? en des-
hazer sus imaginaciones, y aprehensiones? Especialmente a los princi-
pios, y en tiempo de enfermedades recelándose de todo cuanto ay, aun-
que sea muy bueno de las comidas diziendo les hazen daño, de las me-
dicinas que son su muerte, y hasta de los sacramentos del Baptismo y
Santo oleo aprehendiendo que les mata que sufrimento para deshacer
sus engaños, y superticiones, componer sus divorcios muy ordinarios, y
consertar sus casamientos, y los que es mas, para recibir mal por bien, y
por beneficios, muchas vezes desagrade cimientos, y reprehensiones,
fruta de la caridad Xrispna; es cierto que es menester muy solida y ro-
busta paciencia, y para otros muchas cosas que dejo, y aun por esso
puso el Señor a su Apostol de las gentes Pablo por maestro y exemplar
de missioneros de infieles y obreros de su viña tan insigne en esta vir-
tud de la paciencia preciandola en tanto que en una de sus epístolas en
primer lugar la que por señal de su Apostolado signa apostolatus mei
facta sunt in omni patientia insignis. Va anteponiendo y prefiriendo
como noto bien Theodoreto la paciencia a los milagros, y con razón
pues la paciencia es virtual propia, y los milagros merced y gracia, y
esta mas poderosa y necessaria para plantar la fee que ellos, en que fue
a imitacion de Pablo muy senalado el Padre Lorenzana especialmente
en el ministerio de los Yndios, dexandonos illustres exemplos para que
le sigamos limitemos.

De su Fortaleza. Capitulo VII.


Muy [198v] Muy conocida de todos fue la grandeza de animo
del Padre Marciel de Lorençana, y su gran fortaleza de que dio bastante
prueba con la paciencia en sus enfermedades afrentas, e injurias, como
se a visto, y su profunda humildad fundamento firme de las virtudes y
muy en especial de la fortaleza, y grandeza de animo, que con razon
hermanó el Santo Propheta David hablando de su en el salmo ciento y
treinta por tener la humildad aneja y aonjunta assi la mayor generosi-
dad, y alteza del coraçon ha mano que es ser superior a todo lo mas alto
y precioso del mundo por el desprecio dello, que se halló junto en el
Padre Marciel en muy subido grado, por que con una paciencia inven-

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cible, y una humildad muy profunda tenia una grandeza de animo, y


fortaleza en todo, constante para acometer cosas grandes para sufrir las
adversas, y concluir y acabar las arduas, y dificultosas del divino servi-
cio.
Començo a mostrar esta fortaleza en el animo con que venció
las dificultades que hubo en su venida a las Yndias atropellándolos to-
das, y lo mismo casi le sucedió en Lima antes de ir a las misiones del
Paraguay en la qual apenas llegado junto con el Padre Saloni con ser
moço y no de mucha experiencia se echo luego a un mar de dificultades
en sus missiones entre infieles e infieles amojandose a los pantanos y
cienagas con tanto animo y constancia, que sumido en ellas caiendo y
levantando yva cantando con el jubilo y alegría que si fuera por grados
y florestas, y con la misma fortaleza venció las dificultades de ríos, y
lagunas hechas mares de asechanzas de enemigos [199] que querían
matar, de naufragios, y peligros claros de la vida en el Parana, y las
demás missiones.
No se mostro menos su fortaleza en sufrir lo adverso que en
acometer lo arduo y dificultoso, pues como dize S. Ambrosio no es
fortaleza pequeña común, y ordinaria la que sale en campo sola en de-
fensa, y amparo del arrio y ornato de toda virtud y juntamente es guar-
da, y apoio de la Justicia, y trae guerra campal y sin treguas contra to-
dos los vicios invencible en los trabajos fuerte y constante en los peli-
gros en que encerro y epilogó el Santo Doctor la fortaleza del Padre
Lorençana que fue causa y origen de sus persecuciones siempre por
defensa de la verdad, o guarda de la Justicia, o por hazer guerra a vicios
y pecados que a estarse en su celda iendose con el pueblo al alma del
agua dexandose llevar de la corriente adoraran en el que de suio muy
amable pero mas lo era Xrispto Señor nuestro que tubo mucha paz has-
ta los treinta años que salió en campaña como el mismo dixo, non veni
pacem mittere sed gladium, y en desembaynar la espada de su palabra
contra los vicios por su predicacion todo el mundo se bolvio contra el
con palabras injuriosas y afrentas sufiendolas con paciencia, y con for-
taleza, y lo mismo le sucedio a este su siervo imitador de sus pisadas, y
valeroso defensor de la verdad, de la verdad, y justicia, y acerrimo per-
seguidor de los vicios peleando en solo no pocas vezes las batallas del
Señor por no aver otro predicador en la Ciudad, y aun aviendolos conta

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

algunos de ellos era menester sacar la espada y jugar las armas de la


divina palabra obligandole a ello la conciencia por ser contra ella y con-
tra Justicia, y verdad lo que para aplaudir al pueblo predicaban apoian-
do el servicio personal de los Yndios siendo [199v] siendo contra toda
ley divina y humana, y mandado quitar por nuestros Catholicos Reyes
oponiéndoseles el Padre haciendoles callar desde el pulpito con fuerça
de verdad espiritu y doctrina, y confusion de los interesados no aviendo
aprovechado la admonicion secreta y amorosa con que intento primero
el remedio.
Contra esta hidra infernal peleo muchos años valerosamente es-
te predicador evangelico sin mostrar flaqueza, temor, o cobardia que
como dize S. Agustin debe estar muy lejos de el varon constante y sa-
bio, no pudiendo caricias, ruegos, ni amenazas, ni retirarse los amigos
ni aunarse los enemigos no otras demostraciones de enojo, y sentimien-
to que hizieron por muchos años, hacer mella en la constancia de su
invencible pecho superior a halagos o, temores humanos ni fueron bas-
tantes a rendir o, ablandar aquel coraçon de diamante siempre firme
mas que roca, ruedas ni garuchas, pudiéndose decir del Padre Marciel
lo que al proposito dixo Tertuliano didicit non respicere vitam quanto
magis victum, que poca fuerça podía hazer hambre ni amenaças a quien
por Dios y la conciencia estaba enseñando a no hazer caso de la propia
vida.
Sustentó guerra campal contra los vicios desde que llego al Pa-
raguay. Por que mucho despues sucedio que aviendo el Governador que
entonces era sintiéndose culpado, y comprehendido furioso e impacien-
te le embio a decir con su Teniente general que estava muy ofendido de
su doctrina y libertad en reprehender, y que avia de quejar del al Padre
Provincial y al General, y al Rey, y al Papa, a que quanto al escrivir
escriviesse a quien gustase pero que no dexaria de hazer su officio por
humanos respetos, o [200] sentimientos y assi lo hiço dando el señor
fuerça a sus palabras con que el Governador corrigio y enmendo su
vida, y venero y respeto en adelante a quien antes temia por sus des-
conciertos.
Noto otro Governador en publico a los religiosos no solo de la
Compañía mas de la orden serafica que con su raro exemplo obras y

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

palabras an sido siempre amparo y defensa de aquellos Yndios en las


Provincias del Paraguay desde los Santos varones fray Alonso de S.
Buenaventura, y su gran dicipulo el santo fray Luis Bolaños hasta aora
diciendo que echavan a perder los Yndios por amarlos y defenderlos
tanto oyolo el Padre Lorençana, con paz, y sosiego, mas como destas y
otras palabras echase de ver demasiado orgullo, y presumcion, y que la
causa era de Dios, y de sus siervos, y de los Yndios tomo la mano de-
lante de toda la Ciudad y con peso, y prudencia, y breves palabras le
hizo callar dexandole corrido, y confeso, y llevandole despues a su cel-
da en buena amistad le hizo capaz de algunas cosas en que estaba mal
informado, y en todas ocasiones defendio las causas de la Compañía y
sus missiones con Obispos, Governadores, y Justicias, y con los veci-
nos, y encomenderos como con partes interesadas, con tanto valor y
prudencia que aunque con la pasion le barajassen y tratavan mal mu-
chas vezes, pero siempre su razón como fundada en verdad, y doctrina
solida quedaba en pie victoriosa y fueron tantos los lançes, y cosas par-
ticulares que de solo ellos, y la paciencia con que los llebo se pudiera
hazer una larga narrazion y de las injurias, palabradas, y afrenta que por
su entereza y constancia sufrió en defença de la verdad logrando las
ocasiones y aprovechándose de ellas creciendo y heciendose cada dia
mayor mientras [200v] mientras ellas mayores mostrando su gran deça
de animo en sufrir y perdonar las injurias, por grandes que fuesen,
haciendo mil honras y caricias a los que mas le avian perseguido, y
injuriado, de que soi testigo; y en especial de una persona de autoridad
que avia sido su dicipulo, y le avia exercitado mucho, le hoi decir que
le amava muy de coraçon, y se holgava de sus acrecentamientos desse-
ando fuesen mayores, con que dava un perfil de oro, y un nuevo ornato,
y hermosura a los demas actos de virtudes que exercitava este siervo de
Dios.

De su Prudencia Capitulo VIII.


No era arrojado ni temerario el generoso animo del Padre Mar-
ciel de Lorençana de que se trato en el Capitulo pasado, pues como dize
S. Agustin, el animo a cosas grandes siempre debe andar pareado con el
tiento y prudencia, que dicta lo que se deve acometer, evitar, y huir

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conforme a la recta razón, en diseçandola con maduro consejo a conse-


guir el fin para que fuimos criados, y perficionando sus acciones como
guía, y maestra dellas y arte de bien vivir, y obrar. En esta virtud fue
tambien muy señalado el Padre Marciel, siendo en los veynte y ocho
años, que lo ordinario asistio en el Paraguay, el oráculo de todos gran-
des, y pequeños, sin averse ofrecido en todo este tiempo casi negocio
ninguno grave, y de importancia que no passase por sus manos.
El Obispo de Tucuman Don fray Fernando de Trejo [201] todo
el tiempo que estuvo en la Assumpcion no sabia menearse sin su conse-
jo. El Obispo del Paraguay Don Lorenço de Grado, ya se dijo la instan-
cia que le hizo, para que con su consejo y prudencia se ayudasse en el
gobierno de su alma, no valiendo el escusarse para no confesarse con
el. Y en el sínodo que se tubo el año de mil seiscientos y trinta y uno en
la Assumpcion fue de tanto peso y autoridad su parecer que en lo mas y
demas importancia que se decreto tuvo gran parte este sabio, y prudente
varon, de quien el Obispo hizo siempre gran caudal. Lo mismo se pue-
de decir de los Governadores y Justicias, y todo el Pueblo, lo noble y lo
plebe (aun en medio de las persecuciones) seguros por la larga expe-
riencia de que no les avia de responder mirando a su gusto, como Pro-
feta falso de los que buscan sus intereses, regalos, o aplausos en sus
respuestas, sino la verdad de que era acérrimo defensor, que aunque
pocos la buscan pidiendo a las vezes parecer y consejo, no con desseo
de acertar, sino para engañoso solaz, escusa, y apoio de hierros, o auto-
ridad de gustos, agravios, e injusticias, y en castigo de no buscarla de
veras no la hallan, y es vano el que la dize por que la verdad amarga,
pero el Padre Lorençana era tesoro y fiel deposito della, pudiéndose
con razon dejar del lo de S. Agustin, testimonium veritati non amicitie
redde bat. Que sus respuestas eran a favor de la verdad, y no del gusto
del que pregunta, y por complacer a amigos, mostrando en esso la ver-
dadera amistad, siendo Dios y la conciencia el primer fundamento de
sus respuestas, y consejo. En la mano siempre el gobernable de la ley
del Señor mirando al mayor [201v] al mayor bien del amigo, que con-
siste la verdadera amistad y a la seguridad de su conciencia, y bienes
eternos; y como su ayuda mirava derecha al norte siempre acertava la
navegacion, por que demás de tener puesta la mira en la razón de doto
nuestro Señor de un vibo, y perspicaz ingenio cultivado con solida doc-

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trina asi escolastica, en que fue muy aventajado, como en la moral,


dando largos ratos a su estudio, estando en todas las materias muy en
los puntos por dificultosos que fuessen, con razones tan fuertes, y bien
fundadas que al mas entendido dava bien en que entender con ellas.
Sobre esto le avia comunicado el Señor conocidamente donde
consejo, siendo mui mirado en darle mui acertado en sus resoluciones,
mui circunspecto en los medios, representando variedad dellos ayudado
de la larga experiencia de tantos años, y trato universal de negocios
varios, y de diferentes estados de personas en orden a alcançar el fin
que se pretendia, confiriendo dellos no solo con los sabios, y doctos,
mas tambien con personas experimentadas, y cuerdas dexando el Juizio
libre de afectos a la razon para determinar con fee a ella sin turbarse ni
entristecerse aunque el efecto no correspondiesse o se frustrase, o salie-
se mal por que desia prudentemente que si miradas todas las cosas con
acuerdo sucediesse lo contrario que se esperava no seria la culpa de la
prudencia, ni se podría reprehender el consejo, sino, o atribuirse a la
incertidumbre, y cortedad de la humana providencia tan sugeta a enga-
ño, o a la inorancia, o a la malicia de quien lo desbarata, o mal logra,
por que los [202] efectos por se contingentes, y depender a las vezes de
causas libres de hombres mal intensionados, no condenar las prudentes
determinaciones y sobre todo recurriendo a la dispusicion superior de la
divinca providencia que como nunca ierra, ni puede errar saca aciertos
de nuestros ierros.
Este recurso fiel a nuestro Señor sabiduria eterna, y fuente de
todo saber era toda su sabiduría y prudencia, que el que sin esta piensa
ser sabio es verdaderamente necio, dándole el Señor tanta luz por este
medio que alcançava las cosas futuras como que las viera, y hablaba
dellos o de los sucesos venideros como que los tuviera presentes: y es-
taba tan a menudo, y hizo reparar tanto que muchos no sin fundamento
(como diremos) entendieron que tenia espiritu de profesia, y por que
fuera largo de contar los casos particulares en que mostro la excelencia
desta virtud, por ser muchos, asi en sus oficios de Rector en Cododoba
y la Assumpcion y en tantos años que como Vice Provincial governo
las missiones con tan superior providencia que sus ordenes, y cartas
dezian que era sabiduría mas que humana, y luz comunicada del Padre
de los hombres, como en los ministerios entre españoles e Yndios en

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todas partes, y ocasiones, de que avia mucho que decir. Pero solo tocare
algunas cosas menudas en que mostro su prudencia en el Parana para
que por la nuestra se conozca al león, y en estos pequeños pedaços del
espejo cristalino de su prudencia se vea todo el entero, y los que alcan-
çava en las mayores.
Cuando el maesse de Campo Juan Resquim contentándose de
hallar vibo al Padre y llevarle a la Assumpcion como pretendia se quer-
ía bolver sin verse con el enemigo que estaba triumphante y matando
[202v] y matando actualmente los captivos inocentes, sabido por el
Padre vio claramente que de su vuelta resultava dexar perdido el Para-
na y toda la tierra a manifiesto peligro, y cerrada totalmente la puerta a
la predicación del evangelio en aquellas Provincias y juzgando sin duda
con luz del cielo, como lo mostro el afecto, era gloria de Dios y bien
universal acometer al enemigo viendo que el general y capitanes y todo
el exercito estaba de contrario parecer, y que tomarse con todos juntos
era no hazer nada, emprendio primero la maior dificultad que era per-
suadioselo al maesse de campo, como lo hizo, y despues a los Capita-
nes llamándolo a su choza, y con su parecer se fue al real haciendo, al
exercito todo punto la exortacion que en su lugar se dijo, conque facil-
mente alcanço el fin que pretendia.
La misma sagacidad tubo en las pruevas que hizo de la fidelidad
de los Yndios nuevamente reducidos que tenia consigo, y en el persua-
dir a los capitanes que le querían llevar por fuerça que no lo hiziessen,
como porfiadamente intentaron, movidos del peligro presente sin mirar
como el Padre mirava lo de adelante, y venidero ques officio de la pru-
dencia, de que se a seguido el fruto que agora vemos y gozamos de la
conversion de tantas gentes, que se deve a su fortaleza y prudencia.
Pues que dire de la mucha que mostro con los mismos indios en
esta y otras muchas ocasiones? con que sagacidad luego que supo que
los del rio querían venir a darle la muerte hizo experiencia de la fideli-
dad de su gente si le amava y tenia de buena gana consigo, que fue el
fundamento de quanto hizo, y efectuo en defensa de aquella nueva
xrisptiandad que plantava, con que razones les exorto a la perseveran-
cia, y fortaleza en lo començado disponiendoles a la [203] defensa na-
tural de sus cassas, mujeres, e hijos, y a la fidelidad a Dios y a su fee

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que avian recibido, en dereçandoles a elegir capitan sosegando los al-


borotos y guerra civil que se començava en su eleccion, y a la obedien-
cia militar despues de elegido, y a tener a raia su furia belica, con que
inprudentemente quisieron ir a pelear con Mañarimbi al Parana. Pero
dexemos la guerra, y otras cosas al parecer maiores para ver la pruden-
cia con que aun en cosas menudas se portava el Padre Lorençana en
orden a la maior de sus empresas que fue el plantar la fee en los Para-
nas gente de su natural tan altiva y sobervia comenzando siempre con
su acostumbrada prudencia a labrar su puerta como diestro hortelano,
endereçando las tiernas plantas que son los niños que con suavidad se
guian derecho a la virtud, usando de su acostumbrado tiento en doblar-
los, que a las vezes si este falta endereçarles, es quebrarlos, con todo
aunque niños le dieron mucho trabajo, y aunque ya Xristiapnos que
fueron los primeros que baptizo el Padre no avia remedio de estar con
quietud, y sosiego en la doctrina, ni aun en la missa, antes como niños,
e hijos de Padres en la altivez, y brio avisando con amor una y otra vez
no avia remedio, ni enmienda por no aver castigo: que es el governalle
de los niños, y aunque via que era necesario, pero con prudencia juzga-
va no era aun tiempo por ser tan en sus principios, y estar las cosas tan
delicadas, y que los Paranas no solo aman a sus hijuelos mas idolatran
en ellos sintiendo por estremo su castigo, finalmente hallo con su mu-
cha luz, y prudencia medio semejante al del Abad Pastor para corregir a
Arsenio, por que se concertó con un niño español que solo tenia consi-
go para que le aiudase a missa, que estando el ausente de la Yglesia
cuando estuviesen los niños [203v] niños en doctrina rezando se pu-
siesse a jugar, y hazer ruido con ellos, y que entrando el derepente le
haria acortar viniendole por que jugaba en la Yglesia lugar sagrado, con
que se corregirian escarmentando en cabeça agena los niños Paranas, y
se quiterian, assi se hizo, y salio muy bien la trasa consiguiendose el
intento, y quedando los niños, y muchachos corregidos, y emendados
por medio tan eficaz, blando y suave atendiendo el prudente padre de
aquellas almas que la leche del amor, y no el vino del rigor era en aquel
tiempo mas a proposito para entroduzir las buenas y xristiapnas cos-
tumbres, por se ellos tan tiernos que no sufrían apretura ni carga en la
feé, y que como a tales devian de ser tratados, enseñando la experiencia
que por no guardarse este tiento se suelen seguir notables daños, a las

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

vezes iremediables, y por esso dize S. Pedro Crisilogo que quanto


maiores, y mas graves son los daños que se temen (aun de pequeños
principios) tanto mas grande debe ser la cautela, y relato en prevenirlos.
No se mostro menos prudente y amoroso este verdadero Padre
de aquellos buenos hijos, o por mejor dezir Madre en destetarlos con
acibar amargo que en criarlos con la dulzura de su leche, pues llegán-
dose ya el tiempo en que según el orden que tenia de la obediencia se
avia de partir con dolor de su corazón a la Assumpcion a cuidar de su
Collegio como Rector y viendo que aunque estava allí el Padre Roque
Gonzalez con ser excelente lengua y de mucho espiritu, y obrero en
todo cabal no se le llegavan los indios ni le mostraban el cariño que
desseava, tomo otra traça a mi ver [204] muy aventajada a la primera,
pues aquella se tomo a costa agena y esta quanto fue de su parte con
perdida propia, y perdida de amor de hijos que le suelen estimar los
Padres con superior aprecio a todos lo demás. Pusose esta amorosa
madre mascara de rigor tomando a su cargo y haciendo por su persona
todo lo que tocava a correccion, reprehension, y castigo aciberando sus
dulces y amorosos pechos con un ttrato seco, y despegado para que con
mas gusto acudiessen al Padre Roque que les avia de sustentar con el
pan de vida de su Santa doctrina, y para que los acariciasse y regalase,
y repartiesse por su mano sin quererles el dar nada, con que tambien
consiguio sy prudente traça el desseado fin en quanto amar al Padre
Roque Gonzalez, mas no en que le perdiesen a el el amor, que es lince
en descubrir coraçones reconociendo amor debajo de mascara de rigor
y dulçura enbuelta en el azibar de sus reprehensiones por sus descuidos
que aunque les hizo se les despegasen algo por retirarseles el Padre de
proposito, mas siempre conservaron con el un afecto ternissimo de
hijos a Padre que les avia engendrado para Xrispto por el evangelio
con tantos afanes y trabajos, en que es fidelissimo y muy pio el Yndio
desta nacion Guarani, que aman aun mas que a sus Padres naturales a
los primeros Padres que les predicaron el evangelio, de que hazen, y
han hecho tan grandes demostraciones de amor (como tenemos expe-
riencia de muchos años) que pueden competir con la nacion mas culta,
y agradecida del mundo, como lo mostraron a la despedida de su buen
Padre con extremos de sentimiento y lagrimas, no queriendo nuestro
Señor que perdiesse el amor de sus hijos en Xrispto el que por su amor

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con pura y recta intencion de su servicio [204v] de su servicio, y mayor


provecho, y utilidad de ellos cuanto es de su parte avia hecho suelta del
liberalmente.

De su Pobreza evangelica. Capitulo IX.


Como los tres votos de Pobreça, Castidad, y obediencia sean los
principales instrumentos y medios para alcançar la perfeccion evangeli-
ca que estriba en ellos a que siempre aspirava el Padre Marciel con
animo alentando esmerose mucho en su cumplimiento y començando
de la pobreça evangelica que es el primero de los votos y fundamento
de la religion como dize Santo Thomas desde su nacimiento a dios por
su entrada en ella diciendo animosamente con S. Pedro ecce nos reli-
quimus omnia hasta su muerte se renunció assi, y a todas las cosas tan
de veras que pudo decir con verdad a Xrispto Señor nuestro lo que se
sigue et secutisumuste; siguiéndole por la imitacion conformandose con
el en su entrada en el mundo desnudo, y pobre en un pesebre para
exemplo y dechado de los que entrar en religion y en su salida del
mundo desnudo en una Cruz sin pegarse a las cosas desta vida conten-
tandose este verdadero pobre no solo con lo preciso y necessario para el
sustento y vestido a que exorta S. Pablo mas holgandose con la falta
dello imitando a los apostoles en la pobreça el que les imitava en el
officio de la predicacion teniéndola por summa riqueza y por medio
necessario y como un amoroso echizo para la conversion de las almas a
su criador y juntarlas y unirlas en una fee (como dize S. Chrisostomo
hablando de las grandes conversiones que hacian los Apostoles) la po-
breça con que vivian visa de angeles dava fuerça a su predicacion, y se
la diera el dia de oy tan grande a los ministros del evangelio añade el
Santo si fueran pobres de espiritu que con ella convirtieran [205] a
Dios el mundo todo entero aun sin milagros sirviendo en vez de mila-
gro para convertirse ver un ministro del Señor tan superior asi que des-
precia, huella y pisa lo que el tanto estima, y con tantas ansias busca, y
el ser el Padre Marciel tan pobre le hizo amable, y admirable a los
hombres, y abrió los coraçones de fieles, e infieles para que siguiesen
su doctrina convirtiéndose a su criador como se vio en su propio lugar.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Desde que llego a la Assumpcion hasta su ida al Parana casi


siempre fuera del tiempo que anduvo en missiones tuvo a su cargo
aquella casa como a superior della sin querer tener granja ni hoza, ni
sementera, no otra heredad que las almaz en cuio cultivo trabajava des-
cuidando de si y del sustento de su casa y aunque por el grande amor, y
afecto que todos le tenían a los principios, y agradecimiento a los que
el, y los suios trabajavan por el bien espiritual de todos le ofrecían
heredades y tierras nunca las quiso admitir, ni aunque para que se fue-
sen a recrear, e intermitir ocupaciones mas serias los de casa le impor-
tunavan recibirse no admitio no solo por no contravenir a las constitu-
ciones que proiben possesiones a las cassas (como lo era aquella enton-
ces) de residencia (aunque permite a los Collegios) sino por estar de-
sembaraçado y desasido de todo lo temporal para vacar mas al Señor y
a las almas, y con esso tenia autoridad el, y sus compañeros en los ne-
gocios del servicio de Dios con los que governavan y con todo el pue-
blo en el pulpito, y en el confissionario, como quien era Superior a
ellos de quien parece hablaba S. Nilo cuando tratando de los varones
apostolicos dixo que hacian tanto fruto en las almas por que teniendo
cuenta con su cuerpo, y no necessario para sustentarse mostravan ser
mas que hombres los que solo vivian con el espíritu superiores a todo
por no tener necessidad de nada y tal era el Padre Marciel: ni por esso
les faltava lo necessario teniéndolo todo por averlo dejado todo como
dize S. Pablo siendo señores por la pobreça de Xrispto no solo [205v]
no solo de las haciendas mas de sus dueños que se entregan y arrojan
asi, y a sus cosas a los pies que de los que lo dejan todo por Xrispto
como este santo varon lo experimento aun en tiempo de mucha neces-
sidad sirviéndole este desembaraço de alas para poder bolar mas ligero
por tantas tierras, y pueblos como corrió en sus missiones por que
jamás dize S. Chrisostomo acometio empresas grandes ni hizo fruto de
consideracion quien se embaraça mucho en aumentos, y comodidades
temporales; ni aspiro por el contrario a cosas pequeñas, y rateras el que
contento con poco no quiere ni buscar nada, y se desebaraçado el animo
de desseos terrenos queda con valor, y brio para intentos grandiosos, y
el que se apura, y gasta la virtud, y vigor del espíritu en exterioridades
viene a quedar sin aliento, y fuerças para las empresas de la salvacion
de las almas que son las que importan, y ocupado en cosas manuales

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

teniendo el coraçon pegado a ellas; y tras el (como suele suceder) se


van las manos que ocupadas en paja y adobes de tierra se etorpeçen, y
marcan, y aviendose de emplear en desatar brutos animales, y darles
libertad, y dignidad de hombres, oficio propio de manos apostolicas,
como dize S. Ambrosio, se embaraçan en cosas agenas de su profession
olvidados de que aun para repartir las limosnas a los fieles se desemba-
raçavan las de los apostoles empleándose en desatar pecadores, y en
predicacion evangelica, como lo hizo el Padre Marciel de Lorençana
contentándose este varon apostolico con mucho menos de lo que avia
menester por no embaraçarse asi, ni ser cargoso a los fieles, y infieles.
[206]
En sus missiones su casa por los caminos eran las sombras que
hacian los arboles sin mas tienda ni pavellon, y quando llovia algun
reparo de paja: en los pueblos a donde hacia alto una choça o cabaña
pagiza en la reducion de S. Ygnacio a donde estuvo mas de espacio
detras de la Yglesia pequeña, y pobre tenia una choza estrecha que yo
vi a donde estaban ambos compañeros juntos, y allí comían, y despa-
chaban los negocios del pueblo por gozarse en la Santa pobreça, y no
ser molesto y cargoso a los Yndios que gustan mucho que el Padre les
de lo que tienen, y sienten en gran manera especialmente a los princi-
pios que les haga trabajar aunque sea en cosas pequeñas, y este verda-
dero pobre de espitiru dandoles lo poco que tenia, no les pedia nada, ni
les mandava cosa de trabajo, con que gano las voluntades a los infieles
en todas sus missiones que celebravan mucho entre si su gran pobreça
dando con estima y espanto noticia dello a los cincunvezinos diciendo-
les este buen Padre lo da todo, y no pide nada, ni lo toma, no lo busca
como era verdad.
Su vestido fue siempre viejo, y remendado con que edifico arto
a los de cassa en la congregación Provincial del año veinte, y a los de
fuera y siempre de lienço de algodon mal teñido, sin ponerse casi nunca
cosa nueva, sino lo peor de cassa, aun unos çapatos nuevos que le da-
van hallaba muchas razones para no ponerselos, sino que le remendas-
sen los viejos, en su vejez le hize tomar una sotana de paño basto que
aunque le abrigo pocos meses de ibierno, le atormento mucho de vera-
no, defendiendo con su espíritu pobre, mudar otra mas ligera. Su cama

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

muchos años fue una redecilla, o hamaca, y esta mas podia servir de
tormento que de descanso por el frio que passava en ella el ibierno.
Su comida [206v] fue siempre tan pobre en sus missiones que
como el escrivio a su superior sus banquetes esplendidos, y mangares
regalados, eran unas havillas sin sal, yervas, o raizes insulsas de que se
sustentaban los mismos Yndios, y en la reducion de S. Ygnacio muchas
vezes aun no se alcançava esto y siempre cocidas en agua sin otro ade-
reço un poco de harina de raíz de mandioca, y esse era su sustento, y
por grande regalo, como me conto uno de sus compañeros una calaba-
cilla cozida en agua que un piadoso cacique llamado Aberabai le solia
traer de quando en quando en medio de tanta necessidad y summa po-
breça en que me podia alargar mucho, y dejo por brevedad, no se tenia
ni jactava de pobre el humilde dicipulo de Xrispto antes se confundia y
humillava de lo poco que passava diziendo en una suia a su superior
que no padecia tantas necessidades, y trabajos como el avia pensado, y
desseado experimentando una paternal, y amorosa providencia del Se-
ñor en darle el sustento necessario no contando como el dize por traba-
jo y necessidad no tener pan, carne, ni vino sustento tan necessario para
la vida humana como de hecho no le tenia, ni lo echava de menos, con-
tento con lo que le davan de sus comidillas los infieles, confundiendose
con el exemplo de nuestro Padre S. Ygnacio y sus compañeros que
muchas vezes después de aver predicado en ciudades populosas de
xristiapnos en Italia no hallavan un mendrugo de pan, y de Xrispto
Señor nuestro que en la Ciudad de hierusalem se quedava sin comer, y
sus sagrados apostoles constreñidos de el hambre, y necessidad desgra-
navan las espigas de trigo entre las manos para comerlo crudo sin otro
adreso que todos son palabras del Santo Padre y añade bendita sea esta
bondad infinita [207] que entre estos barbaros infieles ningun dia nos á
dejado sin comer aun en tiempos de hambre antes nos dan de su pobre-
ça con amor, y a las vezes tenemos con que remediar otros pobres que
no es menos maravilla esta del Señor que aver embiado atiguamente
medio pan cada dia a S. Pablo primer ermitaño para su sustento por
medio de un cuerbo.
Quando de las missiones bolvio a la Assumpcion passo grandes
necessidades que aunque ya por averse hecho Collegio podía tener ren-
ta no la tenia, y las alajas, y muchos de los ornamentos los avia reparti-

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

do liberalmente con los missioneros que despacho antes de salir a la


mission del Parana, siendo la necessidad tanta, que iendo el Padre Ro-
que Gonzalez, y yo llamados del Padre Provincial Pedro de Oñate de
las missiones a la Asumpcion, y caiendo el Padre Roque enfermo gra-
vemente con una resia calentura mandandole con ocasion della se des-
nudasse, no se hallo en la roperia una sabana para darle un sudor, ni la
tenia, ni usava ninguno del collegio los vasos del refitorio eran de cala-
bazo como yo los vi por no alcançar otros, y por conformarse mas con
la pobreça de la tierra como decía el mesmo Padre, el Pan era harina de
mandioca, o unas tortillas que aun para alcançarlas ivan vendiendo los
ornamentos a la Reducion del Yta, y aviandonos el Padre Marciel al
Padre Juan de Salas y a mi para la mission del Parana, el pan regalado
fue un poco de harina de mandioca bien seca por que no se corrompies-
se sin alcançar un pan si quiera que darnos aun a la primera jornada que
hizo con nosotros a la estancia para despacharnos.
La limosna con que solia sustentar la cassa la quito el Pueblo
(como se dixo) de sentimiento por bolver el Padre y su Collegio por la
[207v] por la Justicia de los Yndios, y su libertad condenando el servi-
cio personal, pero eran espantos de niños, que no los tenia deze S. Ber-
nardo quien tiene por riquesa la virtud que es el tesoro de la buena con-
ciencia que hace al hombre rico para siempre, y es cosa de un pecho
xristiapno, quanto, y mas religioso que le cojan por hombre, y rindan a
que haga lo que no deve, pues con poco ai arto para camino tan breve, y
de pocas cosas tiene necesidad el que dessea poco, y como el padre
Lorençana era verdadero pobre, y se contentava con poco despreciava
lo que el mundo juzga por mucho, y teniase por dichoso de passar po-
breça, y necessidad, y con mucha razón que Xrispto Señor nuestro fa-
vorecio tanto esta virtud como maestro, y exemplo della que propuso el
mismo premio a los pobres de espiritu que a los martires que padecen
persecucion por la Justicia, como noto S. Bernardo quid sibi vult, quod
eadem promissio facta est pauperibus et martyribus nisi quia vere mar-
tirij genus est paupertas voluntaria. Que misterio es este dize que igua-
la Dios pobres y mártires sino damos a entender ques un genero de
martirio la pobreça voluntaria, y siendo esto assi con razón estimava el
Padre Marciel su pobreça que no solo era martirio por serlo sino por ser
padecido por la Justicia confessando por su misma boca los perseguido-

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

res que por essa causa le perseguían y quitaban las limosnas, y nuestro
Señor fue fiel, como ya se dijo, en remediar sus necesidades con la fun-
dación del Collegio ques rica la pobreça xristiapna, y abastecida su
hambre, y muy opulente su necessidad, y desnudez de todo lo terreno
mas [208] traço nuestro Señor que siempre le quiso pobre en todo en el
afecto, y en el efecto que aviendo durado en esta necessidad de su Co-
llegio muchos años el año de mil y seiscientos, y veinte y dos que vino
de Sevilla un buen socorro y muchos y lucidos ornamentos que el avia
pedido para la Yglesia que siempre se esmero en su adereço y ornato se
mandaron ir a Cordova sin tocarlo, violo pero no lo gozo, gozoso de
que lo gozasen otros.
En Cordova las cosechas fueron tan esteriles que le fue necessa-
rio andar comprando, y mendigando la comida en que passo mucho
trabajo por ser aquel collegio grande, y assi me solia el dezir con gracia
que no lo es pequeña aunque de pocos conocida que parecía le seguía la
necessidad, y penuria a donde quiera que iva y que todo se acabava
luego que llegaba, á alguna parte, y a la verdad seguiale por la buena
acogida que hallava en el, amándola como madre con amor tierno de
verdadero hijo constantemente hasta la muerte reparando en su enfer-
medad no derramasen el agua que sobrava en vaso quando tenia dicien-
do que costava trabajo el traerla de la fuente que estaba lejos: delicade-
za que no estrañará el que se acordase de las tres lentejas que para
exemplo nuestro cuenta Casiano que deslizadas de las manos del cozi-
nero merecieron como desperdicio de cosa sagrada, tan grande peniten-
cia, en todo fue pobre el Padre Marciel sin hallarse cosa ninguna en su
aposento en vida ni en muerte que no diesse testimonio de su pobreça,
ni imagenes, ni relicario, ni laminas, ni libros particulares de su uso, no
escritorio, ni mas que un pequeño crucifixo con que murió, y tomo por
reliquia para su consuelo el Padre Provincial y una estampa pequeña de
papel en una [208v] en una tablilla de Xrispto Señor nuestro coronado
de espinas y atado que tenia siempre delante de si en su mesa, y era su
espejo, y dechado, que yo conservo en memoria de tan gran varon, toto
dignior mundo: mayor que el mundo que despreció, elogio que dio S.
Juan Chrisostomo al pobre evangelico, y le quadra al Padre Lorençana.

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De su Castidad. Capitulo X.
En la virtud de la Castidad fue excelente el Padre Marciel y
bien de dexa entender que quien tan muerto estaba assi, y al mundo era
muy señalado en esta virtud, y que quien era tan dado a la oracion offi-
cio de Angeles era muy aventajado en ella. Medio el primero, y mas
principal que tiene la Compañía conforme a la doctrina de S. Basilio
para alcançar la castidad, y puridad angelica, con la limpiesa de cuerpo,
y mente que nos pide nuestro Padre S. Ygnacio en su regla, y alcanço
el Padre Lorençana con el trato on nuestro Señor, y su humildad con
quien haze esta virtud una hermosa mescla, y composicion pulchra
permixtio humilitatis, et castitatis dize S. Bernardo levantando el Se-
ñor, y en salçando los humildes con la castidad como permitiendo el
vicio contrario suele humillar los soberbios.
El segundo medio para conservar y aumentar a pureza en que
tanto resplandeció fue la guarda vigilante de sus sentidos sabiendo cier-
to que por ellas como por ventanas dan asalto al alma los demonios
embidiosos de la hermosura que de ellas [209] recibe por ser virtud que
le asemeja a los mismos Angeles, y por esso es menester diçe Tertulia-
no que estudie, y vele el que desea ser casto, y mire mucho por la mo-
destia exterior y circunspección de sus acciones por que sirve mucho
para conservarse en la pureza que pide su estado juntando con esto un
trato serio y de veras que incline mas a austero que ablando en las cua-
les palabras parece dibujo este doctor la gravedad y modestia del Padre
Marciel en quien se hallavan vivas, y puestas en practica las reglas que
nuestro Padre San Ygnacio nos dexo escritas de modestia, recato, y
guarda de los sentidos especialmente de los ojos con tanta perfeccion
que dos, o tres años antes que muriesse le oy decir a el mesmo a cierto
proposito que no conocia de vida muger ninguna en el Paraguay que no
lo tengo por menos que lo que Surio quenta de S. Hugon obispo, por
aver estado en la Asumpcion treinta y ocho años, y sido confesor y guía
de las mugeres de aquella Ciudad, que es la mas populosa de estas go-
vernaciones, y en salud, y enfermedades en sus tristezas, trabajos, y
desconsuelos no sabían ni tenían, otro refugio ni otro Padre su trato fue
siempre gravemente manso, y agradablemente conpuesto, y serio, y
junto con darse a amar, en tanto grado que antes del servicio personal
no ubo persona mas amada en aquella Ciudad, se hazia respetar de

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suerte que con aver entrado en ella en la flor de su edad nadie le perdió
respeto en burlas ni en veras con ser la tierra ocasionada, y licenciosa.
Todos tenían muy alto concepto de su santidad y recato, que
mostrava en hablarles de cosas de nuestro Señor, y bien de sus almas
con ser, y gravedad paterna aborreciendo todo trato entretenido, o pala-
ciego [209v] o palaciego sin querer hablar ni responder a ninguna de
aquellas señoras en la lengua natural de los Yndios aunque a las vezes
de malicia por provarle intentaron sacarle a plaça; pero en vano: por no
dar con esso licencia a menos mesura, o trato mas familiar, o sospecho-
so como solia decir: no ponía las manos sobre la cabeça de muger nin-
guna por enferma que estuviesse al decirles el evangelio teniendolo por
indecencia aunque tiene sombra de piedad, y deste recato se siguio que
con aver puesto gente desalmada por aquel tiempo que el Padre era
moço la boca en algunas personas no solo de gran virtud, sino de cono-
cida santidad que vivos, y muertos veneró, y venera por tales hasta el
dia de oy aquella Ciudad pasaciendoles que era capa de sus culpas po-
ner en mala fama, y opinion los virtuosos, y alivio de pecadores tiznar
los frutos, y silaz de ruines decir mal de buenos como diçe S. Geroni-
mo, poniendolos todos de un color, y libre a para que no campeen tanto
sus vicios a fin de poner empacho, o miedo con sagacidad diabolica a
los que avian de reprehender sus excesos; con todo nunca censuraron ni
tocaron en essa materia a este casto sacerdote mirándole como a cosa
superior en tanto grado que al mismo Padre puso en admiracion des-
pues y en su vejez, como yo se lo oy reconociendolo por merced de
nuestro Señor y fue mas de reparar por ser uno de los maiores defenso-
res de la Castidad, y mas declarado enemigo que tuvo el vicio des-
honesto en secreto, y en publico a quien siempre hizo guerra muy al
descubierto, y tener por maña los tocados deste contajio no perdonar a
nadie.
La misma opinión y fama de Santidad, y pureza alcanço aun en-
tre los Yndios de su primera mission como se dixo en [210] su propio
lugar por mucho recato acreditandose en gran manera asi, y a su Reli-
gion, y la predicacion del Santo evangelio como ellos mismos se lo
dixieron después de averle acechado, y mirado, y observado muchos
días con cuidado quedando admirados de la pureça de su vida: y aun

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

durava el suavissimo olor de su castidad después de muchos años que


anduve en mission por aquellos pueblos.
En el Parana como vimos puso tanta asmiracion su vara com-
postura, y modestia que una de las pruevas mas eficazes de su bondad
que dieron los reducidos a los rebeldes fue decir entre otras alabanças
suias que era tan casto, y puro que aun al rostro no mirava a sus muje-
res pudiéndose decir con verdad deste gran varon que tuvo una pureza
fecunda pues es cierto que tantos hijos como tuvo por el evangelio fue-
ron partos de su pureza evangelica. Pues como enseña S. Geronimo es
premio de la Castidad del sacerdote, y ministro de Dios ser muy fecun-
do en muchedumbre de hijos espirituales multiplicándose en ellos como
en puras, y humildes conchas madres de perlas, qual rocio de la mañana
símbolo de su pureça las margaritas presiosas evangelicas que son las
almas imitando su raro exemplo de recato los que con el mesmo espiri-
tu le siguieron en las missiones de infieles persuadidos como dize nues-
tro Padre General Mutio Vitelleschi en su carta a la Compañía que si
su resplandor no fuese purissimo, y sin macula y tal (que con un Santo
atrevimiento) haga porfia con la puridad angelica, y no siendo de todos
conocido por tal no ay que pensar de poder con nuestros ministerios
hazer tanto [201v] tanto servicio a nuestro Señor, ni ayudar a las almas
como el mundo pide, y se esto habla con todos los de la Compañía a
quien se escrive, mucho mas apretadamente con los missioneros y obre-
ros de Yndios con quien no solo no se hara fruto; mas grande, e irreme-
diable dando su su pureza no es mas clara y fuerte que el cristal de ro-
ca, y mas limpia que los raios del sol, y por esta razon S. Juan Chrisos-
tomo pide mas recato, y exemplo que doctrina en el predicador del
evangelio a gentiles diciendo: si quando cumgentibus disserverimus,
non calum adducamus in medium, fed homines qui cum Angelis de vita
puritate decertent. Mas dize an menester los infieles para convertirse en
hombres que compitan con los Angeles en pureza de vida que de quien
con sutileza de doctrina les diga divinidades y maravillas, o los secretos
movimientos de los cielos, y las estrellas que era también sentimiento
del exemplar de missiones S. Francisco Xavier sacado de la propia ex-
periencia por que ninguna cosa desecredita entre ellos tanto al sacerdote
como e mas minimo descuido en esta materia, ni mas atrae, y admira
que ver hombres vestidos de carne como que no la tuviesen que es lo

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

que dio tanto espirituales hijos al Padre Lorençana, el qual no solo era
casto pero tenia no se que gracia del cielo de pagar esta virtud a los que
trataba, que conocido de muchos de los seglares desevan que sus muge-
res se confesasen con el Padre y hombre ubo harto principal que lo
tenia sacado por condición, y pacto con si esposa, y otro muy noble que
aviendo quebrado con grande enojo con el Padre Lorençana por no
averle querido confessar no allanandose el a lo que devia con todo es-
timava en mucho que si quiera confessase a su muger dando rarissimo
exemplo de recogimiento [211] mucho numero de casadas y doncellas
que se confesaban con el Santo Padre.
Pues que dire de tantos coros de virgenes purissimas que en to-
do el tiempo que vivio aquella varonil muger la madre Francisca de
Boca Negra se criaron en la casa de su recogimiento siendo el Padre
Lorençana por muchos años el maestro y guía de madre, y hijas, por
una parte con tan gran recato suio que ninguna conocía de rostro como
se dijo sin dar la mas minima nota de si antes mucha edificacion y buen
olor de santidad, y hasta en el modo de hablar assi con ellas, como con
todas las demas mujeres era muy mirado no tratando jamás a ninguna
de hija por parecerle que este lenguaje denota no se que de familiaridad
que no diçe con la seriedad, y gravedad que pide nuestro Padre S. Yg-
nacio en el trato con mugeres, y por otra con tanto aprovechamiento
suio que parecía su casa un retrato del cielo esparciendose la fama de
ella por todas estas Provincias en señandoles el Padre con su exemplo
pudiéndose decir del lo que Theodoreto de Pablo, se ipsum autem
exemplar proposuit, suae castitatis thesaumum nobis revelare coactus.
Quese puso asi mesmo por espejo de pureza y religioso recato mere-
ciendo bien por la alteza deste virtud como por otras el nombre de mar-
tir con que honra S. Ambrosio al qual en demanda de la castidad, y
pureza esta echo siempre rigido executor, y verdugo de sus sentidos
como lo estava el Padre Lorençana que era tan recatado como casto
guardándole nuestro Señor en los peligros, y entre el fuego de tantas
ocassiones de mugeres españolas, e indias, y entre gente desnuda en el
Parana como que no fuera de carne, por que no fiara nada de si estando
siempre en vela [211v] en vela correspondiendo a las mercedes de
nuestro Señor con mas recato mientras mas favorecido era de su mano.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Bien lo mostro en aquellos pocos días de su enfermedad que


siendo necessario curarle pidio le echasen unas trensas en las bocas
mangas de la camisa para que no se descubriesse el braço, y siempre
que le llebavan un ladrillo caliente a los pies que era parte de remedio
de su mal no consentía le pusiessen inmediatamente sino sobre la fra-
çada por que no le descubriessen el pie, ni le tocasen al ponerlo, y lo
que admira no menos que el exemplo de aquel Santo y recatado obispo
que estando ya para esperirar no consentio la cercania del rostro de una
piadosa mujer, es, que estando ya muy al cabo acercando la mano, y no
al rostro sino al pie; no mujer; sino hombre y hermano de casa por ver
si tenia ya los pies frios no consentia que le tocase a ellos sin nacer esto
de melindre escrupuloso que en todo fue siempre muy varonil sino de
recato, y observancia religiosa de que fue un bivo exemplar, y dechado.

De su Obediencia. Capitulo XI.


La mayor alabança que con razon, y verdad se puede dezir de la
obediencia del Padre Marciel de Lorençana, es aver llegado al mas alto
grado de perfeccion della segun la doctrina de los santos, y muy espe-
cial de nuestro Padre S. Ygnacio gran maestro desta virtud, de quien
hiço tanto caudal, que quiso que ella fuesse el principal blason de la
Compañía y la divisa, y señal con que los hijos verdaderos della, mas
que por abiso, y nombre se diferenciasen [212] ciasen de otras religio-
nes, y porque cada una segUn su Santo instituto tiene algo en que se
esmera, y aventaja a las demás esto fuesse en la Compañía la obedien-
cia.
En esta virtud se señalo tanto el Padre Marciel que la ventaja
conocid que según la doctrina de Santo Thomas haze ella a la pobreça y
castidad essa misma hazia el en la obediencia en que consiste la perfec-
cion Religiosa a las demas virtudes de su estado, porque ella sola infie-
re en el alma las demás virtudes, e insiertas las conserva.
Nunca parece fue principalmente el Padre Marciel en esta virtud
sino consumado y perfecto mirando siempre con una viveza de fee ver-
daderamente grande en el superior qual quiera que fuesse al mismo
Dios como que tuviera delante de los ojos visiblemente a Xrispto Señor
nuestro acostumbrandose a esto desde su noviciado, y estudios. Pero

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mas mostro su obediencia (como ya se dijo) en su venida a las Yndias


sin averlo pedido partiéndose luego que le avisaron con promptitud, y
alegría, estando muy achacoso, y enfermo sin dexarse vencer de la ins-
tancia del Padre Visitador de Toledo para que propusiesse a nuestro
Padre general su falta de salud resolviendose obedecer a siegas, y fiar
de Dios que le mandava venir a las Yndias, y podia darle fuerças para
executarlo como de hecho se las sio luego, a lo que se cree milagrosa-
mente con que trabajo muchos años, en la conversion de los Yndios
fieles e infieles con tanto teson, y gloria del que le escogio para el ofi-
cio apostolico como se a visto por que el verdadero obediente como
diçe S. Bernardo haçe igual rostro a todo lo que le mandan, abraçando
con generoso [212v] con generoso animo no menos la obediencia que
nunca pensó por dificultosa que sea que la deseo y pidio con grande
instancia.
El mismo espiritu le movio para no mostrar llegado que fue al
Peru voluntad ni inclinacion a puesto ni ocupacion alguna aunque ins-
tantaneamente le pidieron lo hiciesse, respondieron lo hiciesse, respon-
diendo con resolución que el estaba a todo puesto en las manos del su-
perior cuyo era el disponer del, y suyo, obedecer, y no determinarse en
la dispusicion de su persona. Pero mas mostro la fineza de su obedien-
cia en la puntualidad, y fortaleza con que cumplio lo que el Padre Visi-
tador Estevan Paez le mando que recibida su carta despoblase; y des-
emparase la casa de la Assumpcion y la de la Villa Rica, y se fuese a
Cordova en que descubrio su amor cordial a esta Santa virtud pues co-
mo se vio ni promesa, ni amenaças ni ruegos, ni caricias, ni lagrimas, ni
clamores hasta el cielo, con que le servia desalado por la plaia el pueblo
al partirse oblando su corazon mas que si fuera una roca, y lo que es
mas ni el fruto presente que era grande, ni la esperança de la conversion
de Provincias enteras de infieles ya dispuestas, y como mies copiosa
blanqueando a la hoz evangelica, hiço mella en su obediente pecho for-
talecido con la fee y divina palabra que dice melior est obcdienctra
quam victima que es mejor la obediencia que el sacrificio, el qual se
debe posponer a la voz, y voluntad del Señor, pues toda buena obra por
buena que sea se á de dejar por el maior bien que es el cumplimiento de
la voluntad de Dios, haciendo sacrificio no de carnes agenas, sino de la
voluntad, y juicio propio, mostrando la constancia de la obediencia el

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Padre Marciel en obedecer [213] mas a Dios que a los hombres pues a
ellos les devia amor y agradecimiento y al superior execucion de su
mandato grangeandose con sy propta obediencia mayortes bienes esto
es la fundacion de la Provincia y conversion, y salvacion de tantas al-
mas como se an salvado por este mundo.

Esta misma virtud se vio en el Padre quando hallándose en un


puesto con mucha falta de salud, y peligro de su vida y deseando el
superior saber si se inclinava a mudança para embiarle a temple mas
benigno no le pudimos persuadir lo hiciesse diciendo que no era suio,
ni pediria cosa tocante a su disposicion estando prompto a todo lo que
le mandassen por dificultoso que fuesse, ni tenia mas gusto que el de
Dios y del Superior cuio era juzgar la conveniencia de su ida.
Ni menos mostro su obediencia en que mandándole hiziese una
jornada muy arga y dificultosa para acudir al desamparo espiritual de
unos pueblos fue con gran promptitud y alegria con ser el camino muy
trabajoso, y largo pues avia de atravesar mas de cien leguas de montaña
cerrada con falta de agua sin mostrar repugnancia ni dificultad alguna,
con tenerla muy gran, y ser su salud muy corta permitiendo nuestro
Señor para mayor corona suia que el superior no consibiesse peligro
quando le mando hazer aquel camino. Mas como ya el Padre Marciel
avia experimentado que la obediencia era su salud, siendo uno de los
perfectos obedientes de quienes dice Absalon Abad salubre sibi esti-
mant quidquid virtus obedientia jusserit, el Señor se la dio suficiente
para hazer su camino sacándole bien de todos los peligros [213v] los
peligros que se ofrecieron en el.
Notable rendimiento a la obediencia mostro en aquella ocasión
quando el Padre Provincial el año de mil y seiscientos y catorze les
llevava consigo a Cordova a la Congregacion Provincial y le mando
que se quedase en el Paraguay en que concurrieron notables circunstan-
cias pues en pocas oras le ordeno tres, o quatro cosas encontradas apre-
tado del tiempo, ocasion e importancia de negocios graves que tenia
entre manos. Por una parte le inclinaron a dejar al Padre el temor no le
desbaratassen nuestros emulos muchos y poderosos las missiones co-
mensadas ygual al amor que les tenia que era grande y recelandose que

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

en su ausencia le mal lograsen los contrarios tan felices principios co-


mo ya tenian, que una vez desechar seria muy dificultoso volverlas á
endereçar, le mando se quedase, y el Padre obedecio con muy alegre y
prompta obediencia mas haciéndole fuerça el aver començado ya el
vieje y estar dos leguas de la Ciudad Rio abajo aviendose despedido
della y la falta que haría en la Congregacion por ser uno de los mas
aptos ser elegido por Procurador a Roma, y de tanto caudal, prudencia,
y experiencia de missiones, le dixo que no se atrevia a dejarle que se
aprestase a proseguir la jornada a que respondio el Padre Marciel que
allí tenia su breviario. Pero ultimamente vencido del amor de las mis-
siones que tan en el corazon tenia por ser el fin principal desta Provin-
cia previendo con luz del cielo como que lo tuviera presente las borras-
cas que en aquel interin intentaron abatir y derribar aquella nueba plan-
ta (como se dijo le mando se quedase, y lo hiço con mucho gusto te-
niendo [214] teniendo el coraçon tan prompto y fácil a la voz del Señor
que con verdad le podía decir con el Profeta paratum cor meum deus
palatum cor meum, aparajado como diçe S. Bernardo; ad adversa a tan-
tas adversidades, y trabajos como son su quedada le esperaban; para-
tum ad prospera: al bien que salio de ellos con gloria suia, y confusion
de los contrarios; paratum proximis ministrare: quedandose solo con
todos los ministerios a que acudio fervorosamente y finalmente para-
tum ad omnia: aparejado en todo a la voluntad de Dios y dejando al
Padre Provincial edificado y consolado, y a los demas Padres admira-
dos de su vara y pobre obediencia pues no teniendo mas carruaje que
bolver a casa, que el manteo, y Breviario, se despidio bolviendo al Pa-
raguay al palenque, con animo y alegria de verse governar, y regir por
la mano de Dios sin aver mostrado el inclinacion, ni repugnancia o cosa
alguna antes una total indiferencia en las manos del superior.
No son muchos los que llegan a esta perfeccion tan alta y menos
los que alcançan el supremo grado de obediencia hasta la muerte tan
alabada, y premiada en Habraan aun en solo el desseo y afecto guar-
dandos el efecto y execucion para Xrispto nuestro Señor y maestro que
obedeció hasta la muerte, y muerte de Cruz ofreciéndose liberalmente a
ella con solo ver la voluntad de su eterno Padre. Y eta perfeccion llego
aquel verdadero imitador suio el Padre Marciel de Lorençana. Pues
quando el obispo del Paraguay reuso dar los sacerdotes que pedían los

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Paranas temiendo con mucho fundamento no los matase aquella gente


sangrienta y barbara el se ofrecio de rodillas a ir sin guarda ni escolta al
Parana [214v] al Parana a predicarles el Santo evangelio solo con ver
un mirar superior, sin hablarle palabra su voluntad como se dijo y aun-
que el Padre Provincial seguro de su perfecta obediencia con que le
ofrecio, antes de comunicarlo con el, al obispo, y Governador para esta
misión tan ardua y dificultosa, y llena de peligros le embiara a ella cier-
to de la promptitud de su obediencia no quiso privarle del merecimiento
de su libertad oferta, y como al mismo proposito dize S. Ambrosio de
Isaias con cuyas palabras se ofrecio el Padre Lorençana quam eius eius
scire factum expectavit vocem ut cumularet gratiae. Saco su consenti-
miento para que el Señor amontonase en ella abundancia de sus divinos
dones y gracias.
Entendio que también era gusto del Superior que se partiese
luego para su mission, y lo hiço con tanta diligencia, presteça, y alegría
como que fuera a fiestas, y a regosijos. Todos lloraban no pensando
verle mas teniendo por cierta su muerte en aquella gloriosa empresa
solo el se alegrava, y regosijava con la esperança de tan feliz, y dichosa
suerte, ni veia la hora de su partida, y de verse en medio de los peligros
con edificacion de los de casa admirados de su perfecta obediencia que
veian puesta en practica por el Padre Lorençana que como dice S. Ber-
nardo no aguarda a que el Superior mande, contenta con la significa-
cion de su voluntad, ni se ciñe y acerta a los obligatorio, y preciso, ni se
ata a puestos, o lugares ni huie el cuerpo a trabajar, no teme peligros
estendiendose con animo liberal (dize el Santo) in latitudinem charita-
tis a quanto la caridad se estiende que es infinito sin limite ni termino
[215] y con todas estas propiedades se hallo siempre esta virtud en el
Padre Lorençana que le dio animo y valor no solo para acometer em-
presa tan ardua, mas tambien fortaleza y constancia para perseverar en
ella sin ser poderodos ruegos, ni instancias de los amigos, ni retos ame-
naças, acometimientos, y armas de los enemigos ni ver instante la
muerte para volver pie atras ni desistir de lo començado por mas que le
importunaron domesticos y estraños afirmando (como se lo oy decir al
mismo) que sino era hecho pedaços no le sacarian del Parana ni dexaria
el puesto, y Cruz a donde Dios y la obediencia de su Padre y Superior
le avia puesto mostrandose en esto verdadero jesuita discipulo y fiel

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

compañero de Jesus a quien por la obediencia hasta la muerte dio su


eterno Padre como en premio tan honroso nombre sobre todo nombre
como dize S. Bernardo.
La obediencia le metio al Padre Marciel de Lorençana en tan
reñidas y peligrosas batallas, y la obediencia le hizo cantar tantas vezes
tan ellustres victorias. Porque con las demás virtudes como dice S.
Gregorio combatimos nuestros enemigos, mas con la obediencia los
vencemos tomando Dios la causa por suia.
No parece avia ya grado mas alto a donde estenderse las fineças
de la obedicnecia deste Santo varon sino es que digamos, y con poco
fundamento que en la salida tan prompta del Parana resplandecio aun
mas en el la excelencia de la virtud que en su entrada con tan claro pe-
ligro de la vida, pues quando tenia dados tan felizes principios a la con-
version de aquellos gentiles, y allanado ya el paso a las mayores difi-
cultades para [215v] para entrar en el Rio de los Paranas rebeldes, y en
las Provincias del Uruguay a donde principalmente tenia puesta la mira,
y quando las nuevas coronas de la predicación evangelica a las Provin-
cias infieles que tenia delante avian de ser colmo y gloria de sus traba-
jos como deseaba, o del cuchillo lento de su Reducion, y enseñança le
mando el Padre Provincial que dexada la mission fuesse a la Assump-
cion a ser Rector de aquel Collegio y superior de todas las missiones,
cuyo orden executo con puntual obediencia sin dar largas ni escusas, el
mismo dia que le fue ordenado, sintiendo mas que la misma muerte
salir con vida de la batalla, y dejar aquellos buenos hijos que avia en-
gendrado en Xrispto por el evangelio sin mostrar en esta ocasión ni en
otra alguna despues que entro en la Compañía inclinación ni repugnan-
cia a cosa alguna de obediencia sino es a ser Superior que por su
humildad proponia su insuficiencia.
Solia decir que viviera con notable desconsuelo si entendiera
que por atender a su gusto, o disgusto le ponían los superiores en algu-
na ocupacion o, puesto, persuadiendose que por este camino pusiera
estorvo a la divina providencia acerca del govierno de su persona en la
comunicacion de sus divinos dones y gracias, presto siempre a la voz
del Superior y mientras mas venerable por sus canas y officios mas
puntual en los apices desta virtud, ni ay niño tan rendido a su Padre, ni

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novicio fervoroso tan puntual en lo mas menudo de la obediencia, que


el Padre Marciel de Lorençana que parece no menearva pie ni mano
sino al gusto, y voz del superior, y con su licencia mirándole como a la
persona [216] del mismo Xrispto.
Si acontecía alguna vez en lance forçoso salir en Compañía del
Superior parece que se gallerdeava el Santo viejo como quien se iva
honrarselo de acompañarle sin mirar si era moço, o viejo sino solo que
era superior. Y lo mismo quando pedia licencia para lo que avia de
hazer. Y hasta dezia (dexando otras muchas cosas) que un tal varon
venerado y estimado de todos en su vejez hecho una criva de achaques,
enfermedades, y dolores, en ausencia de los superiores quedando varias
vezes en su lugar les iva a menudo a barrer la celda, y limpiar la messa,
y sacudir los libros disiendo a los que con razon se maravillavan de ver
ocupado en cosas tan menudas, y exercicios tan humildes, que era obli-
gacion suia, y que a los superiores qualquier respeto que se les tuviesse
era pequeño, y les era debido por estar en lugar de Dios: y por esa ra-
zon siempre hablava con mucha estima dellos sin quejarse no dar oca-
sion a nadie de menos obediencia antes siempre se ponia de parte della
teniendo en el muy seguras las espaldas el superior, apoiando sus orde-
nes con razones, y guardandole siempre mucho decoro en presenia y en
ausencia.
Quando se ofrecia ocassion de que los seglares querian pedir al
superior alguna cosa que no convenia, o sabia que no podía hazer que-
riéndose valer del para alcançarla, les decía con claridad, que no se po-
dia conceder, persuadiendoles no se la pidiessen queriendo antes el
Padre llevar la mortificacion, y sentimiento natural, que causa el decir
un no negando lo que se pide que cargarlo [216v] que cargarlo al supe-
rior, como a las vezes acontece diciendo que mas valia quedarse desa-
bridos con el, que era persona particular, que con el superior que tiene a
cargo la casa. Y con este espíritu criava a sus subditos quando era supe-
rior, y quando perfecto de espíritu, pareze se le imprimía en los corazo-
nes a los de casa uniéndolos como a miembros con su cabeza, de que
resultava tanta paz, y union, que no parecia sino paraíso la casa; como a
la verdad lo es a donde ay paz, concordia, y unión, como lo experimen-
te aquellos años: haciendolos esta fuertes contra tantos emulos, y con-
trarios, persecuciones, y contradiciones, teniendo todos un alma, y un

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

corazón. Y si alguna vez faltava alguno en esta virtud le iva a la mano


con caridad, y prudencia como acontecio, que aviendose de ir dos Pa-
dres del Collegio y sabido, que se avian descuidado en hablar con me-
nos estima de la que devian de los superiores, el mismo dia de la parti-
da les llamo a su celda, y con mucha caridad les aviso de su falta por
cumplir con la obligacion de su officio y por lo mucho que mirava
siempre por el decoro de los que están en lugar de Xrispto Señor nues-
tro, sintiendo mucho qualquier defecto en esta materia, pues es como
diçe S. Gregorio sacrílego atrevimiento cortar de la orla del vestido del
Xrispto del Señor, quanto mas dar tajos, y revezes en su vida, indicio
grande según S. Basilio de corazon maleado de falta de fee, y esperança
muerta, y de arrogancia, y soberbia; y muy particularmente en la Com-
pañía a donde de flaquear en la obedincia fuera bambolear el [217] edi-
ficio de cuya conservacion era tan zeloso, que en si y en los que le to-
cavan deseaba la suma perfeccion desta virtud que alcanzo con la divi-
na gracia como se a visto, obedeciendo al pensamiento de qualquier
manera, que alcançase era gusto del superior.
En la exacta observancia de las reglas se esmero siempre mucho
siendo su vida regla viva, y practicada guardandola como las niñas de
los ojos sin dar ensanchas, ni epiquerias, ni querer usar de licencias
generales, o exempsiones, y assi era muy ordinario en el pedir licencia
aun para dar medio pliego de papel, y otras cosas muy menudas dicien-
do quando no la tenia, a los seglares con sal, y gracia que pediría licen-
cia con mucha edificacion suya acudiendo al superior con mas puntua-
lidad, que el mas fervoroso novicio a pedirla en que parece se gloriava
el santo varon, y assi decía que no solo no se mortificava en ello, sino
que lo tenia por gloria y honra suia.
Era muy puntual quando avia de escribir alguna carta en pedir
licencia primero, y bolver a registrarla despues de escrita; en dar cuen-
ta, las mas veces, antes de dexar el manteo, quando salía fuera de casa,
adelantándose aun mas de lo que pide la regla. Y siempre fue muy ze-
lador de la observancia regular, dando peso a sus exortaciones para
animar a su guarda, sobre toda otra razon, diciendo es regla, y basta,
reverenciandola como a cosa superior; juzgandole a las vezes por nimio
en esto, aunque a la verdad no ay nimiedad en darle a la imagen todos
los colores, sombras y perfiles que pide el arte; ni en pedir al religioso

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

guarde sus reglas [217v] sus reglas, en que esta toda su hermosura, ayre
y gracia; y el salir parecido al que Dios puso por exemplar, y dechado
de la religion, que es su fundador, subiendo por medio de aquella regla
bien guardada al alto grado de perfeccion y santidad, a que llego, que
en la Compañía fue nuestro Padre S. Ygnacio, exemplar de ella: pues,
como dize bien Casiano, necesse est unam quam que viam ad illum
finem secum per trabere sectatorem, ad quem author ipsius, inventor
que percenit. Por donde el Padre Marciel siguiendo sus pisadas por la
observancia regular, y obediencia llego a alcanzar su perfeccion, y
summa de todas las virtudes, que estan cifradas en ella: llevando al que
la alcança simpliei gradu, como dice S. Geronimo por sus pasos conta-
dos a la bienaventuranza sirviendole la regla de senda y camino dere-
cho, y guía cierta hasta llegar a Xrispto, fin y remate de sus desseos.

De su Charidad, y Zelo de las almas


Capitulo XII.
Todas estas virtudes que en grado tan excelente tuvo el venera-
ble Padre Marciel de Lorençana las endereço como medios para alcan-
çar la alteza de la perfeccion, y santidad, esto es la charidad perfecta,
vida, forma, y hermosura del alma, y de todas las virtudes, sin la qual,
aunque sea aventajado en las demas, ninguno se puede llamar cumpli-
damente perfecto; y consiste, como enseña S. Thomas, en [218] amar a
Dios, quanto es posible que criatura le ame en esta vida mortal, apar-
tando de si todo lo que impide este divino amor.
A este grado tan eminente aspiro desde los principios de su vo-
cacion este varon Santo esforçandose con grande conato, y aliento, por
medio del exercicio de todas las virtudes, a quitar todos los impedimen-
tos, y desarraigar de si todo lo humano, como aconseja S. Basilio, para
hazer entera entrega, y traspaso de si a Dios, ocupado por medio de la
oracion, y trato con su divina Magestad en amarle y cumplir en todo su
santissima voluntad, dedicado totalmente a su servicio, corriendo con
tanta ligereza, y con tan veloz vuelo, que no paro hasta lo mas encum-
brado del monte alto de la perfeccion religiosa; tan unido a la voluntad
divina que como diximos, aun en medio de las maiores borrascas, y
tempestades estava tan sosegado, y quieto, que su coraçon era un mar

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

tranquilo y un cierlo sereno sin perder de vista a Dios, deseando que en


lo prospero, y en lo adverso se cumpliesse su voluntad, estándole en
todo medido y obediente, que es la prueva del verdadero amor siendo
su blanco la mayor gloria de su amado, y su gloria amor sin cessar, di-
bujando la solidez de su amor en aquella profession de su fee, que en-
cendido en caridad hizo escrivir antes de su muerte, en que nos dexo
retratado su amoroso, y desinteresado corazon para con dios, diciendole
con un afecto tierno y filial, que aunaque no tuviera premio, con que
pagar sus servicios, no castigo con que castigar sus pecados, solo por
ser quien es, su summo bien, infinitamente bueno, y merecedor de ri-
gor, de justicia [218v] de justicia de su amor, le amava sobre todas las
cosas, y encendido y abrasado en su amor este fiel y verdadero amante
buelto a su Dios, y Señor le decía muy a menudo; yo os amo mi bien
sobre todo lo que se puede amar, mas que a mi, y mas que todo lo cria-
do, suplico es luz, y vida mia que mi amor comience de vos, prosiga en
vos, y acabe en vos, como fin y blanco de todo mi amor. A donde se ve
claro el amor robusto, puro, y fuerte, con que el Padre Marciel amava a
su Dios, y Señor, y en estos inflamados afectos gastaba gran parte del
dia, y de la noche, uniendo su espiritu con el divino, atándose, y ajus-
tandose con su gusto en que consiste el verdadero amor.
De este acto nobilissimo de amor de Dios nacio en el Padre
Marciel el amor del próximo por el mismo Dios, principio y fundamen-
to sobre Xrispto Señor nuestro fundo su Yglesia, y muy en especial su
collegio Apostolico, y nuestro Padre S. Ygnacio la Compañía emula, y
imitadora de la Apostolica, o por mejor decir, la misma en sustancia; en
que se aventajo tanto este Santo Padre que el Padre Pedro de Oñate
como testigo de vista desde el Colegio de Alcala hasta el Peru, y en esta
Provincia como superior, y Provincial suyo, en una que me escrivio
lastimándose de su muerte dize estas palabras.
Ame dado grandissima pena la muerte de aquel Apostolico va-
ron el Padre Marciel de Lorençana, a quien verdaderamente ninguna
alabanza pude igualar, pudiendo certificar que en dos virtudes, que son
las principales, charidad, y humildad siempre le he tenido, y predicado
donde quiera por varon raro [219] y insigne, y que no he conocido en
mi vida quien en ellas se le aventajasse juntas con una pureza verdade-
ramente Angelica. En la Congregacion Provincial que ay tuvimos, en

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que me halle hablo tan altamente de la caridad con que unos nos debe-
mos amar a otros, y principalmente los superiores tratar a sus súbditos,
que parecia echava llamas de fuego, y a todos nos sacava las lagrimas
de los ojos.
Esto es del Padre Pedro de Oñate que aunque diçe mucho por
aver conocido, y tratado en España, y en la Provincia del Peru varones
muy insignes en santidad, tanto que de algunos de ellos, como son los
Venerables Padres Juan Sebastian, y Diego Martinez, se ha començado
ya a tratar con la sede apostolica de su canonizacion; y en esta Provin-
cia otros de muy alta perfeccion, y merecimientos; con todo no habla
con encarecimiento por que su santidad no fue comun, ni ordinaria,
sino de un orden muy superior para con Dios, y para con los hombres.
Para con Dios un fuego vivo de amor con ansiosos afectos de su servi-
cio, y gloria; y para con los hombres una llama abrasadora, un varon
misterioso, su rostro de asquas vivas con que inflamaba a los que goza-
van de cerca de su fervor, y su aspecto de luz, o llama resplandeciente
con que alumbrava con su exemplo aun a los mas distantes. Todo era
fervor, y espíritu, que le pegava a aquellos con quien trataba, y endere-
çava en el camino de la virtud, aconsejandoles que se exercitasen en
actos de amor de Dios, procurando proceder en todo con espiritu de
amor, y no turbados de temor, como encarga nuestro Padre S. Ygnacio
y deseaba [219v] y deseaba que estuviesse muy valido en los de la
Compañía este Santo exercicio, y que no se quedasse en la theorica
sino que saliesse, a las obras que son las pruebas verdaderas del amor
comunicandole a los próximos, hallando en el todos unas entrañas de
caridad, consejo el ignorante, consuelo el afligido, el inquieto, y desa-
sosegado, paz, y quietud, y los enfermos asi de fuera como de dentro
consuelo, y alivio; los presos patrocinó, los perseguidos refugio; todo lo
componia y templava pudiéndose desir de su caridad, lo que San Epifa-
nio de la sal, que todo lo razonaba, y dava punto.
Quanto era superior, y tenía enfermos, yva a horas extraordina-
rias de la noche a visitarlos para ver si avian menester algo. Con el Pa-
dre Juan Saloni, y Hermano Juan de Aguila hizo officio no solo de
enfermero, sino de piadoso y diligente Padre sirviéndoles por sus ma-
nos, aun en las cosas minimas, A todos visitava muy a menudo, y aun
Hermano que estaba muy enfermo de un dolor agudo y vehemente, que

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

le duro tres dias, le velo todas tres noches para su consuelo, y socorro,
durmiendo en el suelo junto a la cama. Y vez ubo que con ser tan varo-
nil acompaño con compassivas lastimas a uno de casa en un dolor in-
tenso que le sacava casi de si, que le hazia llorar forçado de la ve-
hemencia del mal. De quien con verdad podemos dezir con Salomon
que era un fuego encendido de amor; y que en el coraçon deste siervo
de Dios ardia no una sino dos lamparas de fuego una con que ardia en
amor de Dios, y otra en amor del proximos que le servían de alas [220]
volando con la una a Dios nuestro Señor a mandarle sobre todas las
cosas; y con la otra a los proximos para acudirles con una presteza y
diligencia increible en sus necessidades, y trabajos corporales y mucho
mas en los espirituales, para llevarlos a Dios.
Con estas dos alas de fuego, y del Peru, al Paraguay, corriendo
en missiones tantas tierras, y Provincias, como diximos, por el Rio Pa-
raguay, y todos sus Pueblos, y los de Mbaracayu, y por las Provincia
del Guayra y Parana haciendo la costa el amor que es rico, y dándole
copioso viatico de caudal y suficiencia para tan largos caminos, y difi-
cultosas empresas, pantanos, ciénagas, lagunas, y Rios con peligro de la
vida buscando almas, inflamandolas con su zelo en amor de su criador,
y alumbrándolas con la luz de su doctrina, governandolas con grande
prudencia: dandole el Señor la luz que tenia para ganar infieles, hacién-
dose Señor de sus corazones mediante su charidad: ganando en primer
lugar la voluntad a los viejos, y viejas, que con el Yndio Guarani mas
que con otra nacion tienen autoridad, y dominio, y en segundo lugar a
los niños que son el echizo de sus Padres, y tratando a todos con mucha
benignidad; por que la charidad es benigna, regalandoles, y dándoles
quanto tenia, y alzanzaba sin querer pedir, y pretender nada de ellos, a
imitacion del Apostol; y sufriendoles con mucha paciencia como Padre
amoroso a hijos tiernos en la fee; sonbrellevando la altivez y orgullo de
los Yndios Paranas, que es tan grande, que como dice en una suya
[220v] suya al Padre Provincial Diego de Torres tenia por cierto avia
pocas naciones en el mundo que fuesen tan altivos, y soberbios y con
tan poco fundamento por su mucha pobreça, y en sus principios tan
barbaros en el trato, tan inobedientes, y sobre si que haciendo mención
el Padre en la carta de muchos, y grandes trabajos que pasava de inco-
modidades, necessidad y pobreza, diçe que nada desto sentía por traba-

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

jo, pero si el sufrir sus costumbres, su ingratitud, y inconstancia, y alti-


vez, y por que sus palabras son un retrato de su espiritu prosiguiese con
las mismas de su carta que son las siguientes.
Gran sentimiento dize me causa ver tantos pecados, y offensas
de nuestro Señor sin tener fuerça para reprimirlas, uno se descanssa de
su muger, otro se amançeba, otro toma dos mugeres, otro la muger de
su Hermano. O que caridad! O que humildad! O que fortaleza! O que
prudencia es menester por aca en este ministerio! Y a un hombre se a
de hazer león bravo para reñir las ofensas de Dios, y a cordero manso
para traerlos asi, y no exasperados. Es menester que sea un operario del
evangelio tan señor de si para oponerse a los pecados, y ofensas del
Señor como que estuviera en una Ciudad de xristiapnos muy quieta; y
por otra parte tan humilde, y rendido por lo que toca asi como quien
esta entre barbaros mentirosos, inconstantes, ynfieles, ut non vitupere-
tur ministerium nostrum. En ninguna manera se puede hazer nada sino
se deshaze un hombre de las cosas de aca quamuis habeat mortis res-
ponsum, por que de otra manera los temores, y sobre saltos ordinarios
le inquietaran de [221] suerte que no le dejen hazer nada. Esto dize el
Padre no rendido sino tan fuerte, y animoso que luego añade que con
todo esso no avia experimentado tan grandes, ni tantos trabajos como
pensaba padecer y desseaba passar. Esta caridad tan superior, por quien
exclama en la suya, esta humildad, fortaleza, longanimidad, y pruden-
cia se la dio nuestro Señor que le escogio para este officio Apostolico
muy liberalmente en grado muy superior: retratandose el visio asi, y a
los Paranas infieles que cultivava en estos renglones, y en otros que
referi arriba, en que con las palabras, y comparacion del Apostol San-
Tiago del labrador que con trabajo barbecha, ara, siembra, carpe, y lim-
pia su haza el hiberno aguardando con paciencia el fruto, y cosecha
alegre del verano, dice los trabajos, sudores, y fatigas con que avia cul-
tivado aquel año este criazo, y los frutos sazonados, y sabrosos que iba
ya cogiendo.
Esta misma charidad, que lo sufre todo, le hizo tan sufrido en
tantas persecuciones, injurias, y afrentas por tantos años de todas suer-
tes de personas, no solo indios, sino españoles altos y bajos, seglares
sacerdotes, y Religiosos, siempre padeciendo por la charidad, por vol-
ver por la honra de Dios, y zelar sus ofensas, en secreto y publico, en la

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

celda, y en el pulpito: por cuia causa fue ultrajado de los Governadores


con amenaças y palabras maiores; y de otras justicias, y personas parti-
culares, como se ha visto, y muy en particular por defender pobres, y
viudas, y lo mas ordinario por los Yndios cuya pobreza, y desamparo le
obligava a tomar sus causas, y salir a su defensa; y por esta piadosa y
charitativa proteccion le hizieron bajar del pulpito, y por defender su
libertad natural tantas [221v] tantas bejas y escarnios como se han con-
tado.
Este amor le dava alas para volver quando le llamaban a los
enfermos, yendo a las veces como un viento a pie con los grandes soles
del verano en el rigor de la siesta, y calores excessivos del Paraguaym y
una vez a tan largo passo, y con tanto fervor que le rindio, y puso a
punto de muerte por exalarsele a priessa con el abundante sudor de es-
piritus vitales. Y de los soles, y serenos pasados por el bien de las al-
mas se le originaron aquellos grandes corrimientos que padecio, te-
niendo la vista perdida y medio ciego, bajando a los labios, y dientes,
que le duro el resto de la vida hasta perderlos casi todos con muy inten-
so dolor.
Y esta promptitud, y fervor no le entibio la sangre fría de su
vejez, con que acudia dentro, y fuera de casa, aun con tanta falta de
salud, todas las vezes que le llamavan con mucha puntualidad, y dili-
gencia, como que fuera mozo. Este amor le hazia tan diligente en los
ministerios, y tan zeloso del bien de las almas, que aun siendo superior
era tan continuo en el confesionario, que fuera de las ocupaciones de su
oficio, todo el dia gastava en oir de confession, enseñándole, quanto los
Padres eran pocos, el amor de las almas trazas para hazer por muchos
por que en los jubileos, y fiestas grandes començaba como el me dijo,
ocho dias antes las confessiones, teniendo ya dispuestos los penitentes
de suerte, que la mañana de comunión no uviesse que hazer mas que
reconciliaciones. Y como frequentaban las comuniones, no solo aquella
cassa de doncellas recogidas de que se hablo arriba, que llegavan a se-
tenta, y ochenta, sino otras [222] personas. Todo el año tenia que hazer
desocupandose con esta ocasión de cumplimientos, y visitas escusando-
se con sol y cortesia y quanto se vio ya desocupado de officios no era
menester llamarles el prevenia, y abria la puerta de su aposento, y con-
fesava con tanto teson, que no alzaba de obra, hasta aver despachado

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

todos los penitentes, o si por el concurso extraordinario no podía con-


cluir con todos perseveraba no solo hasta la noche; pero muchas vezes
dos horas despues, como lo vi con edificacion, admiracion, y confusion
mia de ver fervor, y charidad en tantos años de edad y tanta falta de
salud. Este fuego le inflamava de suerte quando predicaba en el amor
de Dios zelando sus ofensas, bolviendose contra los pecados especial-
mente escandalosos, y públicos, que no parecían sino raios de fuego sus
palabras, con que hizo muchas, y grandes conversiones de pecadores,
gente perdida, y rematada, como ya se ha apuntado, de que estan llenos
nuestros annales.
Predico con una temporada contra la codicia y tratos escandalo-
sos y publicos, de que se le siguieron muchos baldones, e injurias, y
contra el vicio deshonesto, reformando en gran manera la rotura y liber-
tad con que se vivia, y a todo se estendia su zelo en especial al bien
comun de la Republica. Tenia tanta efficacia en el decir, y autoridad
con el pueblo por la sanctidad de su vida que estando el gobierno de la
Provincia en elección de votos por privilegio que tiene la Assumpcion
en muerte de Governador mientras se provee otro, entrando los mas
inclinados a uno, y llevando ya escritos sus votos, exortandoles el Pa-
dre en el sermon al mas digno [222v] digno, los rompieron luego, y
eligieron a Hernandarias de Saavedra que juzgaron por tal. Y no es ma-
ravilla hechase llamas por la boca quien se zebava con el fuego divino
espíritu con larga oración, encerrandose el dia antes sin dexarse ver. Yo
le oy los últimos sermones que predico en su vida, y uno dellos en la
fiesta de las quarenta horas exhortando a la virtud, y reprehendiendo los
vicios en especial algunos pecados en aquel tiempo muy validos, y per-
niciosos, que no parecia sino un volcán de fuego del cielo, y se hizo
tanta fuerza que del pulpito le llevaron a la cama medio muerto, y estu-
vo a punto de acabar la vida en tan honrosa demanda, que con tanto
espíritu, y fervor exercito quarenta años, y los veinte y ocho en el Para-
guay, sustentando lo mas del tiempo el solo la tela de los sermones en
la cathedral, y en nuestra Yglesia, y monasterios.
Con este mismo espíritu, zelo, y fervor hacia las platicas a la
comunidad, iendo affectos, palabras, y semblante tan a una, que afervo-
rizaba, e inflamaba los que le oyan. Y bien ubo menester alas, y tan
ligeras como son las del alma, y tan activas como el fuego para acudir

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

un hombre solo, o con uno, o con dos compañeros a tantos ministerios


de predicar, confesar, resolver casos, componer pleitos, hazer amista-
des, visitar los presos, criar los niños en la doctrina, y la juventud en las
letras, y virtud de que fue muy zeloso haciéndolo por su persona, y en-
señando latin muchos años, y sobre todo esto hecho limosnero perpetuo
dando quanto pedian los pobres, y lo poco que avia en casa: en especial
sustentava en gran parte con sus limosnas aquellas [223] devota casa,
defendiendola juntamente de los enemigos de la castidad, pero la cari-
dad todo lo puede omnia potest y no solo acudia a esso, pero sobre todo
a los Yndios prefiriendolos en todo, por aver sido llamado de nuestro
Señor, y embiado del Rey a su conversion. Y por que su necesidad,
pobreza, y desamparo conbidava mas a la charidad pura, y desintereza-
da á aya darles, y ese animo les tuvo siempre.
Favorecio por la misma razon a los negros, pues en Cordova les
acudió quanto sufria la ocupación de su officio, ocupándose en la doc-
trina, y remedio de las tropas apestadas que passaban del Puerto; y dan-
do mano al Padre Diego de Torres que tenia su regalo y dilicias en bau-
tizarlos, y a otros fervorosos Padres para que les cudiessen. Y quando
se vio ya desocupado de govierno en la Assumpcion faltando por su ida
a las misisones el Padre Antonio de Moranta que tenia su cargo la co-
fradia de los negros se opuso a ella con tanto fervor, venciendo con el
las dificultades que le ponían sus enfermedades, y daño que le hacia
platicar y hablar alto, que al fin me huve de rendir a sus ruegos; y el
Santo Padre tomo tan a pechos sus morenos, su enseñança, doctrina, y
augmento de su cofradia, saliendo con ellos en las processiones, con
tantas veras, como que entonces començara a trabajar con admiracion y
edificacion de toda la Ciudad, viendo un tan gran varon tan engolfado
en ayudar a salvar sus esclavos, con grande y subido aprecio de lo que
el mundo tiene debajo de los pies, y como la horrura, y basura que mas
desprecia; pero entre ella hallaba con luz del cielo la dragma perdida, y
entre las cenizas [223v] cenizas, y tierra el tesoro que Dios tiene escon-
dido a los sobervios, para que le busquen, y hallen los humildes, flores
y rosas del campo inculto de la gentilidad que, como el decía, la chari-
dad, y animo a los trabajos de los ministros del evangelio a de coger
entre las espinas, aunque fuesse a costa de sangre: en que el fervoroso,
y charitativo Padre enseño mas con exemplo que con palabras.

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

Del mas Heroico acto de charidad


del Padre Marciel de Lorençana, y
de sus Profecias, y milagros
que hizo nuestrõ Señor
por su medio.
Capitulo XIII.
Dexando otros muchos actos heroicos en que el Padre Marciel
tedio con esforçado buelo las alas de su charidad ardiente, baste por
todos uno, en que hizo la barra el amor bolando tan alto, que no ay mas
adonde subir, pues la misma verdad dice que no ay mayor charidad que
poner uno la vida por sus amigos; y no le falto a nuestro Marciel esta
fineza de amor, pues como vimos no solo se ofreció por la gloria de
Dios, y salvación de las almas a peligro de muerte quando fue a predi-
car el evangelio [224] al Parana pero viéndose con ella cara a cara, con-
jurado los enemigos de la fee en odio de ella, de no parar hasta matarle,
y venir en su cabeça, y haciendole instancia su compañero que se guar-
dase para mejor ocasión, y se pusiesse en cobro, por estar aguardando
ya la venida delos enemigos infieles, y toda la Assumpcion que le pedia
lo mismo, siendo tan claro el peligro, que les obligo, como vimos, a
embiar dos veces Capitanes que le escapasen, y llevassen al Paraguay,
importunandole hasta los Padres del Collegio con cartas a desistir delo
començado; a todos resistió y se opuso diciendo que su fin en sustentar
aquel que lo demas de la saturacion de los reducidos, era y fue desde el
principio hacer del escala para la converssion dela Provincia del Para-
na, y del Uruguay, que estava intacta, y muy poblada y que por fin tan
alto era necessario hazer rostro al enemigo, aunque por ello se aventu-
rase la vida; que assi, dice en una suya, se fundo la Iglesia primitiva: y
no es justo, añade, que los que nos siguieren en la predicación del
Evangelio vean tanta cobardia en los primeros missioneros, ni que los
Indios nuemente convertidos conciban que estimamos las vidas de nrõs
cuerpos mas que las de sus almas.
Concluido finalmente aquel pastor anonimo que el señor le
havia echo entrega de aquel ganado, y que segun doctrina suia el como
buen Pastor debía dar su vida por sus ovejas, y no huir con infiel mer-

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Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana

cenario, y jornalero. Y la ocassion, que como dijo S. Gregorio es la


prueva verdadera del verdadero o falso Pastor, mostro que nuestro
Marciel era Pastor bueno y verdadero [224v] y verdadero pues teniendo
varias veces noticia que los lobos carniceros y sangrientos que se esta-
van relamiendo en la sangre delos captiuos xristiapnos innocentes que
matavan cada dia con inumana fiereza venían adar sobre el y sobre su-
pequeño rebaño, y que ultimamente estavan ya casi sobre el pueblo,
como los que sus labranças avian oído los pingollos, y trompetas de
guerra certificaban, no temió, ni se escondió antes mui señor de si con-
sumio los sacros días, y escondió los sagrados ornamentos como se
dijo, baptizo, pidiendose lo ellos con gran fervor, los que aun eran in-
fieles, y todos los dispuso con actos de amor de Dios, por cuia fee eran
perseguidos, al martirio, sabiendo con un Xrispto en las manos ahacer
rostro a los enemigos, se velvs propugnaculum quddam (como dize al
proposito S. Ambrosio) ante omnes colocamsi paratus ferrum, illum et
mineas spirantem suscupere primus. Salio para oponerse el primero
entre los fieros lobos, y sus corderos echo un castillo, y baluarte de de-
fensa de las flechas enemigas, eria animos valientes, y esforçados el
amor fortem facit vis amoris (dize S. Pedro Crisologo) guía nihil du-
rum, nibil amarum, nibil grave, nibil letbale computar amor verus. Ni
el infierno, ni puntas azeradas, hierro, heridas, penas, ni muertes, pue-
den con el amor. Impenetrabili sest lorica, resquita cuta gladios excu-
tit, periculis insultat, mortem ridet; si amor est vincit omnia. Por que si
es verdadero amor como lo era el del P. Marciel lo avasalla y venze
todo, ofreciéndoles con animo, y constancia la vida por amor [225] de
Dios, y sus ovejas, y defensa de la fee que avia predicado. Cosa rara y
que se halla en pocos. Rem (dize Nacienceno) que nequa quam apud
multos reperiai potest, nec que multa babeat exempla, prelia progrege
depugnata, victorias, quibus in Xpto superasti. Cumpliose esto maravi-
llosamente en el Padre Lorençana alcançando el Santo Crusifixo en la
mano de su fiel ministro y valiente soldado de su Compañía la victoria
mostrandose aquel dia el amor fuerte como la muerte, haciendo tan a
nuestras; santamente rostro al enemigo, que le hizo volver las espaldas,
y huir, quedando en el palenque victorioso, y triumphante del desi, y de
la mesma muerte, y aunque no muerto pero martir, y verdadero mártir
nosolo con la corona de martirio que S. Geronimo da a los castos, y la

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que S. Chrisostomo a los pobres evangelicos, S. Gregorio a los pacien-


tes, S. Agustin a los humildes, S. Bernardo alos mortificados, S. Am-
brosio a los que padecen persecuciones por la Justicia, pasando tantos
martirios cuantas son las persecuciones que padecen mereciendo titulo
no solo de aquellos valientes guerreros, aquien llama S. Gregorio
mártires ocultos: mas también la de mártir al descubierto no solamente
con corona de mártir designado, con que honra Jestuliano a los que ya
estuvieron ofrecidos, señalados, y consagrados al martirio, como lo
estuvo de echo al Padre Lorenzana en el Parana muchas vezes; sufrien-
do allí aquellas manos sacrílegas de algún Yndio, o Yndios que como
se dijo las pusieron en el, maltratandole por la virtud, y ley que predi-
cava, mas tambien por la voluntad tan eficaz que tuvo [225v] que tuvo
de derramar su sangre, pues de hecho se puso, una y muchas vezes en
peligros de la vida por la predicación del evangelio y ultimamente a tan
manifiesto riesgo con que salio solo aun exercito de enemigos fieros, y
crueles, sedientos de su sangre, para blanco de sus flechas, pudiendose
con verdad decir del lo que S. Hilario Arelatense de S. Honorato. Illi a
al martirium tempus, non animum desuisse, que quanto es de su parte
su verdadero Martir, pues no le falto el animo para el martirio; si bien
para mayor merito suio el martirio de sangre se lo troco en otro mas
penoso, y prolongado, sirviendole su determinada voluntad de dar la
vida, y derramar su sangre, y el dolor de no averla derramado de coro-
na, y palma non martirium sola essusio sanguinis consumat (dice S.
Angustin) nec sola datpalmam ex vstio illa flammarum: peruenit non
solum occasu, se el etiam contemptu carnis a el coronam. No privando-
le el sucesso inopinado dela buelta de los enemigos, que no estava en
su mano, de su gloria: pues (como noto bien S. Chrisostomo) martirium
non tantum evertu estimatur, de el etiam propósito. Quedando martir
sin derramamiento de sangre, y sin herida coronado de martirio; re-
servándole nuestro Señor para maestro de semejantes peleas entre aque-
llos que llama el mismo Santo Viuis Martires. Martires vivos, tanti que
precones martirij, viviendo como de milagro padeciendo siempre con-
tinua muerte por Dios siendo pregonero de tan illustre genero de marti-
rio.
Aumentasele a la gloria de mártir (matiz de su pureza angelica).
La haureola, y corona de doctor de las gentes debida segun Daniel al

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que resplandecio como estrella con la luz de su obediencia, y [226]


exemplo alumbro tantos pueblos, y Provincias predicándoles la fee y
verdadera justicia, mereciendo con justo titulo el honroso renombre de
Apostol de los Paranas a quien dio los primeros resplandores del evan-
gelio derivandose de allí al Uruguay, a donde penetro desde aquella
Reduccion de S. Ygnacio el Santo Martir Roque Gonzalez de Santa
Cruz, a quien el desde niño guio, y endereço en su espíritu, con que
alcanço seguir en la Compañia de Jesus hasta derramar a imitacion suia
en testimonio de la fee que predicava su sangre: nueva gloria y corona
de nuestro Marciel, siendo no solo mártir, mas Padre de mártires, doc-
tor, y Padre de Doctores, que siguiendo sus pisadas, y exemplo se em-
plearon en labrar esta viña con muy copiosos, y abundantes frutos; Pues
demas de el Santo Roque hijos suios en Xrispto fueron los Santos mar-
tires Alonso Rodriguez, y Juan del Castillo, y ultimamente el Santo
Padre Cristobal de Mendoça, que con exquisitos tormentos dio la vida
por el evangelio fertilizando aquellos campos esteriles de la gentilidad
estos valerosos guerreros con el riego de su sangre y otros muchos
obreros evangelicos, siguiendo las pisadas, y exemplo de nuestro Vene-
rable y Santo Padre Marciel de Lorençana los hicieron fructuosos, y
fecundos con su sudor, y trabajos, convirtiendo muchos millares de
almas a su criador, contandose en las Provincias del Parana apostolado
deste gran varon, de a donde se estendio a las del Yguazu, y Uruguay,
mas de ochenta mil baptismos, no contandose en esta cuenta mas de
quarenta mil delas provincias del Guayra; que todo cede en maior glo-
ria desde apostolico varon pues tuvo principio en su fortaleza y cons-
tancia.
Ysi alguno (o Santo y Venerable Padre) echare menos en vida
tan llena [226v] tan llena de heroicas virtudes vuestros Milagros, os
podemos decir con Verdad trocando el nombre lo que Hilario a Hono-
rato, o magna, et ínclita Marcele tua gloria? Non indiquit meritum
cuum signis probari: ipsa enim conuersatio tua plena virtutibus, et ad-
mirationis nonutate prescelsa perpetuum quod dam sigrum ministravit.
O gloria y honra superior la tuia (o Marciel) que no tubo necessidad de
autorizarse con milagros sirviendo en vez dellos de un perpetuo, y con-
tinuo milagro tu admirable vida, y virtud heroica.

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Pero ni aun desta gloria quiso privar el Señor a este su humilde


siervo pues era voz, y fama comun, que le avia dotado del espiritu pro-
fetico hablando con admiracion delos de casa de las cosas futuras como
que las viera presentes, y entre otras dio a entender varias vezes la dis-
tribucion de las Reducciones del Guaira mucho antes que los del Brasil
las destruiessen. Aun Padre escrivio al camino sabiendo via aun Colle-
gio los muchos trabajos que en los años siguientes le avia de suceder,
desendiendo muy en particular a casos singulares; sirviéndole el suces-
so puntual de testigo de laverdad, y despertador para haserle repasar en
el cumplimiento della que se ofrecio a jurarlo.
Siendo Rector el Padre Marciel de Lorençana del Collegio de la
Assumpcion dixo muchas vezes a un Hermano (que me lo conto a mi)
algunas cosas que sucedieron muchos años después dela misma suerte,
y con tanta aseveracion, y certidumbre, que si las estuviera mirando no
dependiendo de su voluntad, ni desposicion sino meramente de la de
Dios, y de los superiores. [227]
A un ministro de justicia que contra razon ciego desa passion y
colera mando prender y llevar ala carcel publica a una muger honrrada
viuda y virtuosa, por quien intercedía, sin querer el juez dar nada de si,
profetizo que presto lloveria sobre el tantos males, y aflicciones en cas-
tigo dela inhumanidad que con aquella pobre usaba, sin querer admitir
intersesiones, que le hiciessen abrir los ojos, y sucedio puntualmente
pues nosepaso año entero, quando llovieron sobre el juez tantos traba-
jos perdidas de honra, y hazienda que por poco le costara la vida que-
dando bien abatido, y humillado.
Y dexando otras cosas, muy publico, y celebrado fue en el Co-
llegio de Cordova, siendo allí Rector que mandando sacar miel de un
barril para el gasto de la casa la quaresma (renovando el Señor milagros
antiguos, y aun nuevos pues lo mesmo le sucedio al Santo Joseph de
Ancheta Apostol del Brasil) y con estar tan vazio que andava rodando
por no tener mas que los suelos, y sacar siempre del duro mucho tiem-
po hasta que llego otro de la Ciudad de Santa Fee cesando junto con la
necessidad el milagro.
Pero adonde mas le illustro nuestro Señor fue en el Parana por
ser mas necessario para autorizar, y acreditar con los infieles la predi-

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cacion evangelica. Poco después que llego al Parana atravesando un


gran pantano en orden ala conversion de aquellas gentes, una vivora
terrible, y ponzoñosa salto con impetu y le mordio en el molledo del
braço, acudieron desalados los Yndios, que llevava en su Compañia y
vieron al salto dela besia [227v] bestia contra el Santo varon temiendo-
se como los malteses en Pablo que se avia de caer muerto por ser muy
pozoñosas las vivoras del pantano pero como le vieron pasar adelante
caminando los Paranas tuvieronle, no por Dios, como los isleños a Pa-
blo; pero tuvieronle por fiel siervo, y ministro suyo. Admirados de tan
grande maravilla, y milagro; pues quando le imaginaron muerto devie-
ron caminar vivo, y sin lesion alguna.
Demas desto segun doctrina de S. Gregorio como consta de una
carta suia, que yo he visto escrita al Padre Provincial Diego de Torres,
que era muy comun, y ordinario, atribuiendolo el por su humildad a
imitacion del Santo Xavier alos Santos Evangelios, y sacramento del
baptismo, el dar salud alos enfermos con la imposición de sus manos
ques una de las señales del apostolado reparando mucho los infieles,
que muriendo antes muchos, despues de su llegada, que avia y aun año
era raro el que moria, porque medio del Santo baptismo (dice en la suia
el Padre) o del Santo evangelio, todos sanavan, sirviendose la Mages-
tad de Dios que les fuesse salud no solo del alma, pero del cuerpo, y
assi gustavan que enfermos los visitassemos, los infieles para ser bapti-
zados, y los Xristiapnos para que les digamos un evangelio con que
sienten alivio, y salud. Y es comun habla entre ellos que quando el sa-
cerdote (que era el, ni avia otros) les pone las manos en la cabeça, sien-
ten como un emplastro, o medicina que les cura, y quita la enfermedad.
Mas por el mayor por el mayor de sus milagros quento el aver
domesticado esta gente tan fiera, y inculta y de [228] fieras crueles, y
sangrientas echo hombres, de sobervios humildes, y tratables, de infie-
les fieles Xristiapnos de enemigos de la fee defensores de ella, llevando
a otras Provincias Infieles los predicadores del evangelio que es maior
milagro (dize S. Chrisistomo) que resusitar muertos: est enim longe
mirabilius persuasise animis; quam mortuos ad vitam revocasse. Y
destos hizo tantos, quantos infieles convirtio que fueron muchos. Ni
escriviera estas maravillas el Padre a no hablar con su superior que en
otra manera lo callara como otras cosas; ni lo dixiera, como de hecho

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no lo dixo a otra persona, que al que tenia en lugar de Dios. Ni jamas


tomava en la boca milagros, sino virtudes solidas, y perfectas, sin hazer
ostentacion ni de lo uno, no de lo otro poniendo toda su felisidad en
esconder los divinos dones, pudiendose decir del lo que S. Hilario de
Honorato, inbis tu minimam partem reponebas maius que tibi gaudium
erat quod merita, et virtutes tuas Xptus scriberet quam quod signa
homines adnotarent. Y que maior milagro dize el Santo de su virtud, y
de su humildad profunda quam signo sugere, ocultare virtudes que huir
de ostentaciones, y apariencias, afectando antes con humilde artificio, y
Santa disimulacion una vida comun que singularidades que arrebatan
los ojos delos hombres, y desatan el aplauso popular. Num quam in tuo
ore (prosigue S. Hilario, que no menos parece hablava en su panegirico
de Marciel que de Honorato) Num quam intuo ore nisi pad, nisi casti-
tas, nisi petas, nisi charitas, num quam in corde nisi horum ómnium
fons Xptus habitavit. Quien vio en su boca extasis [228v] extasis, rap-
tos, revelaciones? Quien oio maravillas, y milagros? Nadie por cierto;
mas todos los que gozamos de aquella voz organo del Espiritu Santo
oiamos paz, paciencia, castidad, piedad, unión, concordia, charidad.
Conforme a esta doctrina los milagros del Padre Marciel eran
su desnudez, y pobreça desacida de todo lo visible; su castidad y pureça
angelica, su observancia hasta la muerte su rigurosa penitencia, su
humildad profunda, su paciencia invencible en tantas persecuciones, y
trabajos, su fortaleza incontrastable, vencedora de tantas dificultades, y
imposibles, su grandeça de animo superior a todo lo prospero, y adver-
so, su prudencia mas que humana, su mansedumbre en contrastar tan
graves injurias sin ira, su oracion penetradora de los cielos, su mortifi-
cación, y cruz continua, su charidad con Dios y por Dios pura y desin-
teresada, buscando siempre su mayor gloria, unido perfectamente a el
con feliz descanço en su divina voluntad en todos los sucesos por ad-
versos que fueren, gozando ya de una bienaventurança començada, un
amor a los hombres por Dios sufriéndoles, sola e llevándoles, y traba-
jando tantos años con tan grande teson por el bien de las almas, bus-
candolas con tan grande solicitud, trabajos, fatigas y sudores, enseñan-
dolas con tanto cuidado, guardandolas con tanta vigilancia, defendien-
dolas con tanto valor, y finalmente poniendo el complemento al edifi-
cio, tirando la barva, y echando el resto su amor, ofreciendo la vida por

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Dios, y por los hombres coronando todas las virtudes con la perfecta
caridad ques la corona de todas ellas, [229] y de toda santidad, don so-
bre todo don, y milagro el mayor delos milagros, y fin y remate de las
alabanças deste Santo y Apostolico Varon a quien me sea licito, hablar
concluiendo esta summa de su vida con las palabras que Hilario a
Honorato pidiendo a Marciel lo que le pidio a su Santo maestro dicien-
dole memento itaque amice dei, memento iugiter nostri, deo inco inqui-
natus ad sistis canens illud canticum novum, et sequens agnum quo
qum que valitu illi pedisequus supranobis Patronus oration um nostra-
rum inter pres acceptabilis, et fortis assertos profussas ad te nostras
preces prefer impetra ut conspiratione communi omnes simul que insi-
sis que docuisti eli que tenus obtinere mereamur per dominum nostrum
jesum Xpum, quite in gloriam suam assumpsit, atque cum Patre suo, et
cum spiritu sancto vivit et regnat Deus per omnia secula deculorum
amen. Acuerdate o amigo de Dios continuamente de nosotros, pues
estas como privado suio puro, y sin mancha cantandole el cantar nuevo
de los castos, siguiendolas pisadas del cordero; tu eres su familiar, y
allegado, patron de nuestras oraciones y lengua fiel de nuestros desseos
por ti bien despachados, haciendo juntamtamente officio de fuerte de-
fensor nuestro lleva mas oraciones que por tu medio ofrecemos al Se-
ñor, y alcançanos que con un animo, y un coraçon juntos, y unidos as-
piremos a cumplir segun nuestras fuerças lo que enseñaste como guía
Padre Nuestro y hiciste con tu exemplo por los merecimientos de Je-
suxrispto Señor Nuestro que te llevo a su corte a coronarte de gloria, y
vive y reyna junto con su Padre y el Espiritu Santo por todos los siglos
de los siglos

Amen [229v]

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