La Biografia Del Jesuita Marciel de Lore
La Biografia Del Jesuita Marciel de Lore
La Biografia Del Jesuita Marciel de Lore
Esccrita por el
e P. Dieego de Booroa
1
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
ISBN 978-987-1498-62-8
2
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Índice
3
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
4
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
5
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
6
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
1
Page, 2016a: 26-38.
2
Esta fecha la dan sus últimos biógrafos Storni (1980: 166) y Baptista (2001, III:
2241). Nieremberg (1644: 230) escribe 1560, contradiciendo todos los catálogos del
Paraguay, por otra parte en esta biografía del P. Boroa figura 1570.
3
Del Techo, 2005: 516. Seguramente lo tomo del P. Boroa, quien aquí lo menciona.
4
Del Techo es el único autor que lo llama Marcelo. Mientras que desde Lozano a
Hernández o Leonhardt, lo llaman Marciel, nombre que adopta el P. Storni
(1980:166) y el P. Baptista (2001, III: 2421) y es en definitiva como firma. Fue el P.
7
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Furlong quien lo popularizó como Marciel, aunque a veces también lo llama Marcelo
o Marcial. No obstante el P. Nieremberg (1644: 230-264) en la primera edición lo
llama Marciel, pero en la edición de Bilbao (1889: 376-420) lo inscriben como Mar-
cial.
5
Ibid.
8
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
9
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
10
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
archivado, aunque fue utilizado tanto por los PP. Del Techo como Lozano. Este último
incluso lo cita, pero el original del P. Pastor se perdió (Baptista y Storni, 2001, III:
3065).
9
Nieremberg, 1644: 230-264.
10
Ruiz de Montoya, 1989: 58.
11
Maeder, 1990: 85-89.
11
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Compañía, y el padre Diego de Boroa, en otra que trata del padre Lo-
renzana”12.
En la Biblioteca Nacional de España se encuentra un tomo deli-
cadamente manuscrito que contiene como encabezado: “Este tomo esta
escrito por los mismos Indios del Paraguay de la antigüedad, imitando
la letra de imprenta”, y un exlibris: “Dela librería del Col.o de Jhs de
Cordova”. Está dedicado al general Carlos de Noyelle (1682-1686) y
estampa su firma manuscrita el mismo P. Nicolás Del Techo. Escrito en
latín, no posee título e incorpora una serie de biografías, entre las que
se encuentra “Marcellvs Lorençana. Legionensis”13 con 13 capítulos.
Estas mismas biografías son las que varios años después publicó en dos
partes el jesuita húngaro P. Ladislao Orosz (1697-1773) en las Deca-
des 14 , obra que tuvo muy escasa repercusión al habérsela censurado
luego de su impresión.
El otro historiador de la Compañía de Jesús del Paraguay que
escribió sobre el P. Marciel fue el P. Pedro Lozano (1697-1752). Aun-
que lo hizo parcialmente ya que sus dos tomos concluyen al fin del
mandato del P. Diego de Torres en 1615, pero dedicando no pocas
páginas a la labor del P. Marciel. Reafirmando incluso y entre varias
citas: “el Padre Diego de Boroa, en la Vida Manuscrita del Padre Lo-
renzana, que copió el Padre Eusebio en su segundo tomo de Varones
Claros”15.
Un detalle importante es que el P. Lozano, al contrario del P.
Del Techo, introduce referencias de las obras que consultó, al margen
del texto principal. De tal manera no solo sabemos que tuvo en sus ma-
nos el manuscrito del P. Pastor sino también el del P. Boroa a quien,
cuando se refiere a la biografía del P. Lorenzana, cita por ejemplo de
12
Del Techo, 2005: 516.
13
Biblioteca Nacional de España. Sección Manuscritos. Mss/5931: 120-130.
14
Del Techo y Orosz, 1759: 95-103.
15
Lozano, 1754: 257. También el P. Torres Saldamando (1882: 279) expresa que
Nieremberg “publicó la Vida del P. Marcial de Lorenzana, escrita por el P. Boroa”.
Pero en realidad lo que hizo fue un resumen del texto.
12
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
16
El P. Díaz Taño nació en Las Palmas de Gran Canaria el 17 de mayo de 1593.
Llegó a Buenos Aires en 1622 y después de permanecer en las reducciones guaraníti-
cas fue designado procurador a Europa en 1637 y en 1658. Fue rector de los colegios
de Buenos Aires, Santiago del Estero, Asunción y Córdoba, como también superior de
las misiones, falleciendo en Córdoba el 9 de noviembre de 1677. Por el P. Del Techo
sabemos que en Concepción escribió una gramática y catecismo en lengua gualacho
que no nos ha llegado a nuestro tiempo (Del Techo, 2005: 443).
17
Ibíd.: 653.
18
Del Techo, 2005: 438-439.
19
Furlong, 1944: 129.
20
Relaçion del martirio de los tres P.es Roque de Santa Cruz, als.o Rodrigues y el P.e
Ju.o del Castillo, muertos en la provincia del paraguay en uruguay, escrito por el P.e
Diego de boroa, R.or que de buenos ayres al P.e Julian Lopez procurador general de
indias, fecha 24 de enero de 1629 y llego a sec.a un año despues (Pastells, 1912: 425).
13
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
21
Archivo Histórico de la Provincia Jesuítica de Toledo en Alcalá de Henares
(AHPTSJ, Estante 2, Caja 87, Paraguay (II), doc. 14).
22
En cuanto a la relación del martirio sabemos que el primero que escribió sobre los
mártires del Caaró fue el P. Tomás de Ureña (1628) comunicando la noticia al rector
del Colegio de Santa Fe P. Juan de Cereceda, cinco días después del trágico aconte-
cimiento. Después lo hizo el P. Romero (1628) al gobernador Hernandarias y al pro-
vincial Vázquez Trujillo (1629), que a su vez la copió al general Vitelleschi. También
escribieron los PP. Oreggi (1628) y Boroa (1629). Ninguna de estas biografías se
publicó. La primera relación impresa fue la del Procurador en Indias P. Francisco
Crespo, que lo hizo en Madrid y Lille en 1630, Viena 1631 y Nápoles 1632. En 1633
se imprimió en Sevilla la relación del P. Juan Bautista Ferrufino que tuvo varias edi-
ciones (Page, 2011a: 26-27).
23
ARSI, Paraq. 11. ff. 211-214. Carta al provincial Francisco Vázquez Trujillo,
Asunción, octubre de 1629.
24
Fue recientemente publicada (Page, L. 2016: 130-147).
25
Uriarte, 1914: 258.
26
Antonio de León Pinelo (1738: 840) cita una obra en su capítulo dedicado a la his-
toria de varones ilustres y santos de Indias como: “Carta de la Vida, i muerte del P.
Alonso de Aragon que murió en la ciudad de Asumpcion en el Rio de la Plata, Año de
1629”. También lo hace Nicolás Antonio (1788: 630), escribiendo: “Didacus de Bo-
14
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
roa. Vida del P. Alonso de Aragon”. Finalmente y entre los muchos que citan la obra
del P. Boroa cabe mencionar al bibliógrafo jesuita De Backer (1858: 47) quien tam-
bién menciona esta obra.
27
Santagata, 1757: 514-524.
28
ARSI, Paraq. 11 ff. 263-270v. Carta al general Mucio Vitelleschi, Córdoba, 10
Enero de 1644.
29
Del Techo, 2005: 637-638.
30
Andrade, 1667: 248.
31
IHS Relatio gloriosae mortis P. Christophori de Mendoza. 1935. Bibliothèque
royale des Dues de Bourgogne, nº 3869 (3861-81) (Leonhasdt, 1927: XXXVIII).
15
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
32
Leonhardt, 1929: 553-573.
33
Furlong, 1944: 487 (sin referencia).
34
Storni, 1980: 279.
35
Page, 2011a: 12.
36
ARSI, Paraq. 15. Necrológicas 1598-1702, ff. 2-3v.
37
Page, 2011a: 22.
16
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
incluye la del P. José Francisco de Arce, muerto tres meses después que
aquel.
También son de su autoría las Cartas Anuas parciales que firma
desde las reducciones de Todos los Santos (1614) y de Encarnación
(1619) que se conservan en la Colección de Angelis de Río de Janei-
ro38. Del mismo repositorio hay otras cartas publicadas, tanto por Cor-
tesão como por su continuador Helio Vianna. Ellas son una declaración
sobre la fundación de las reducciones (1634); otra sobre fundaciones en
Paraná y Uruguay (1652); una carta del P. Boroa dirigida al P. Díaz
Taño con noticias del Uruguay (1636)39; Carta Anua al P. Torres de la
misión de Guarambaré (1614); memorial del P. Boroa al P. Garabito
sobre armas de los indios (1652)40; carta del P. Boroa al P. Díaz Taño
(1636), al P. Romero (1636), al rey describiendo la invasión de Raposo
al Tape (1636), a los PP. dando cuenta de las destrucciones de Raposo
(1637), al general sobre el estado de las misiones (1637)41; Memorial
del P. Boroa con varios pedidos al general Vitelleschi (1637); carta a
Felipe IV sobre invasión de portugueses (1639) y aunque sin firmar,
pero con letra del P. Boroa un texto en defensa del uso de armas de los
indios (s/f)42.
Además escribió las sustanciosas Cartas Anuas de su periodo de
gobierno (1632-163443 y 1635-163744). Ambas publicadas en castella-
no, aunque esta última, con sus 347 páginas, además de ser la más ex-
tensa del Paraguay, fue impresa en latín en 1642 por el jesuita belga
38
Astraín, 2005: 81-88.
39
Vianna, 1970: 15, 27 y 147.
40
Cortesão, 1952: 12 y 111.
41
También publicada en la Revista del Archivo General de Buenos Aires (1872: 27-
97). Hace referencia a las reducciones de Santa Teresa, San Cosme y San Damián,
San Miguel, San José, Santo Tomé, Apóstoles, San Carlos, Mártires, Candelaria, San
Cristóbal, Santa Ana y San Joaquín.
42
Cortesão, 1969: 21, 133, 139, 143, 153, 285, 299 y 315.
43
Editadas por Ernesto Maeder (1990).
44
Leonhardt, 1929: 443-768.
17
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
45
Sommervogel, 1890: 1355.
46
Asiento 24.910. “Jebliche dem erwirdigen Patri Generali der Societet Jesu aus der
Provinz Paraquarien von Anno 1635 bis auf den Monath Julij Anno 1637 zuegesendte
schreiben” report from Diego de Beroa, Jesuit provincial of Paraguay, to Mutio Vitel-
leschi, General of the order; dat. Corduba, in the provincie of Tucuman [La Plata], 13
Aug. 1637; a Latin version by Franciscus de Hamal, from the original Spanish, was
printed at Lille in 1642. Paper; XVIIIth cent. Formerly belonging to the Jesuit college
of Mindelheim, in Baviera, and having a book-plate of the arms of Maximilian Philip,
Duke of Bavaria [ob. 1705]. Folio. (Catalogue of additions to the manuscripts in the
British Museum in the years MDCCCLIV-MDCCCLXXV. Volume II. Londres: Printed
by Order of the trustees, 1877, p. 119).
47
Asiento 774. Herliche dem erwirdigen Patri Generali der Societet Jesu aus der Pro-
vinz Paraquarien von Anno 1635 bis auf den Monath Julii anno 1637 zuegesandte
Schreiben: c´est-á-dire: Lettres envoyées du Paraquai en Amérique depuis 1635 jus-
qu´en 1637, par les Rev. Péres Jésuites á leur général. In-fol. vél. (Rel. Orig.) Manu-
scrit de l´époque, d´une trés belle éscriture, 350 feuillets. A la fin se trouve: Die ge-
haltene Provincial Congregation in Tucumannien (Catalogue d'une collection de
livres rares provenant de la Bibliothéque de feu M. Perret… Paris: Librairie Tross,
1860, p. 84).
48
ARSI, Paraq. 11, ff. 123-128. Relación de la persecución que la Compañía ha pa-
decido en el Paraguai desde el fin del año de 1628 asta el de 31. A nro muy Reveren-
do Padre Mutio Vitelleschi Preposito General de la Compa de Jesus. Asunción 17 de
Noviembre de 1634.
49
Ibíd. ff. 258-259. Tanto de una mia pa. el Rey nro S.or en q le doy quenta de las
agresiones de los portugueses y muerte del pe diego de alfano. Para nto Pe General.
Córdoba del Tucumán, 11 de setiembre de 1639. La publica Pastells (1915: 68-71).
18
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
50
La Casa de Recogidas y Huérfanas fue creada en 1604 por iniciativa del obispo del
Paraguay fray Martín Ignacio de Loyola (1550-1606) quien cedió 1.000 pesos para su
fundación. La misma se concretó en una casa de Hernandarias ubicada junto a la igle-
sia de San Francisco, bajo la administración de Francisca quien falleció en 1617
(Massare de Kostianovsky, 2011: 42).
51
Centurión, 1947: 88.
52
El artículo de Estrada (1863, T. I y II) fue publicado varios años después en un libro
que contiene la obra del pensador católico (Estrada, 1901: 593-611).
53
ANCh, Vol. 194 – doc. 1 y 2. “Diego de Boroa se refiere a la actuación de los
jesuitas en Córdoba del Tucumán. Córdoba del Tucumán, 1639”. Córdoba, 13 y 14
de setiembre de 1639.
54
Ibíd, Vol. 190, doc. 9. “Relación que hace el padre Diego de Boroa, Provincial del
Paraguay, sobre la derrota de portugueses en el Carapacaguazú y otros lugares,
Córdoba del Tucumán, 1639”. Este documento no se encuentra en la digitalización
del fondo.
55
Ibíd, Vol. 275, f. 112. “Razones de conveniencia, para que el señor oidor haga
personalmente la visita de las reducciones que la Compañía de Jesús ha hecho y
fundado en las provincias del Paraná y Uruguay.
19
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
20
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
59
Lozano, 1755: 641.
60
Page, 1999 y 2011b.
21
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
61
García Cárcel, 2010: 19.
22
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
62
Alcántara Bojorge, 2009: 69.
23
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
24
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
25
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
del obispo, luego pasa a Córdoba como rector del colegio y más tarde
vuelve a Asunción.
Finalmente en el Libro Tercero se refiere a las virtudes del P.
Lorenzana, su humildad, mortificación, paciencia, fortaleza, prudencia,
pobreza, caridad, obediencia y castidad. Posee una metodología típica
de los encomium griegos, donde primeramente se daba a conocer los
datos biográficos y en una segunda parte las virtudes del biografiado.
Estos antiguos textos fueron descubiertos en el Renacimiento y sus
continuas reediciones se convirtieron no solo en textos admirados sino
también modélicos, cuya lectura se extendió al siglo XVIII. Su proyec-
to consistía en reflejar la vida ejemplar con propósitos morales, sin caer
en el panegírico, o al menos disimularlo.
Varios jesuitas se dedicaron al género biográfico, muchas veces
y en el caso de los mártires, con la intensión de iniciar causas de beati-
ficación y canonización en Roma. Otros con el simple propósito que
esas vidas sirvieran como imágenes despertadoras y relatos vivos, a los
fines de la imitación de heroicas virtudes. Incluso para contar con un
propio menologio. Estas obras nacían de la mrncionada Carta de Edifi-
cación, como la que por ejemplo escribe el P. Boroa del P. D´Aragona,
que eran dirigidas al provincial y este las resumía e insertaba en las
Cartas Anuas. Pero en este caso del P. Lorenzana, es claramente una
obra para llevar a la imprenta. Quizás no era la intensión del autor, que
solo cumplió con el deseo de su provincial, aunque al sucederlo, le tocó
a él enviarla al prepósito general. Pero no tenemos noticias, como en
otros casos, que la obra tendría la intención de pedir autorización para
su publicación.
La obra del P. Boroa contiene un alto valor testimonial, no solo
del historiador que construye historia a través de documentos, sino
también de sus propias vivencias de las que compartió protagonismo.
Sin dudas quizo sacar de un seguro anonimato a este misionero que
había sido su superior, lográndolo a medias, pero gracias a ello hoy
tenemos la posibilidad de ver publicada su obra.
Obviamente no fue escrito para una persona del siglo XXI, pero
los temas que se aluden, las vivencias testimoniales y sobre todo el fer-
26
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
vor que se pone en este tipo de escritos, son suficientes para compensar
la fatiga de un lector de nuestro tiempo.
63
Techo/Orosz, 1759: 215-226.
64
El P. Simón nació en Montilla del Palancar, Cuenca, el 28 de octubre de 1589.
Llegó a Buenos Aires en el referido grupo del P. Romero en 1610. Fue provincial de
Chile (1643-1649), procurador en Europa por la provincia del Paraguay (1651-1658)
y luego provincial (1658-1663). Falleció en Córdoba el 22 de setiembre de 1673
(Storni, 1980: 202).
65
BCS. Cartas Anuas 1658-1660. Estante 11, f. 78-79v.
66
Furlong, 1944: 492 (nota 172).
67
Geoghegan, 1975: 493 y 494.
27
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
68
Storni, 1980: 42. Baptista y McNaspy, 2001: 499.
69
ARSI, Paraq. 4.1 f. 1v. Catalogo Delos Pes. y Hersos. Que pasaron al Paraguay con
el Pe. Jua. Romro. Procurador Gnl. de aquella Provina. Año de 1610.
70
Alegambe, 1676: 169
71
De Backer, 1869: 583.
72
Sommervogel, 1890, I: 1355-1356.
73
AGN, Sala IX, 6-9-3 doc. 113
74
Baptista y McNaspy, 2001: 499
75
ARSI, Paraq. 15. Necrológicas, 1598-1702, ff. 25-42. Fue recientemente publicada
(Lovay, 2016: 118-129).
76
El P. Francisco Rodríguez fue recibido en el colegio de Alcalá de Henares de la
Compañía de Jesús el 16 de marzo de 1567. Era natural de Aranda de Duero de la
provincia de Burgos. Escribe su biógrafo que “era muy hábil y de buen talento en el
28
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
púlpito, con espiritu y facilidad en que se exercitó algunos años: y, habiendo leído en
Plasencia la Sagrada Theologia, fue enviado á Roma para predicar á los Españoles, y
ser juntamente Secretario de la Asistencia de España en tiempos de el P. General
Claudio Aquaviva. Despues de veinte años se volvió á la Provincia, en la qual travajo
loablemente hasta su muerte” (Alcázar, 1710, II: 172).
77
El P. Juan Ponce de León fue recibido en la Compañía de Jesús de la provincia de
Toledo el 22 de agosto de 1579 con 14 años, siendo natural de Marchena e hijo de
don Luis Cristóbal Ponce de león, segundo duque de Arcos, marqués de Zahara, con-
de de Casares, señor del Estado de Marchena, Villagarcía y otros, y de doña María de
Toledo y Figueroa, hija de los terceros condes de Feria, marqueses de Priego. Estuvo
en los colegios de Murcia, Caravaca, Belmonte, Huete donde gobernó un trienio,
Madrid y en la Casa de Villarejo donde fue ministro y ayudante de maestro de novi-
cios, hasta que volviendo a ser rector de la misma falleció en ella el 1º de febrero de
1606 (Alcázar, 1710, II: 582-583).
78
Escriben Nieremberg y Andrade: “Ay en la Capilla del Noviciado de Villarejo de
Fuentes vna Imagen deuotissima de nuestra Señora del Popolo, que por tradició se
sabe que la traxo de Roma San Francisco de Borja, está rica, y curiosamente adorna-
da, y es la Madre de aquel deuoto Nouidiado, Seminario de los lustroso y exemplar en
Religion, y letras, que ha tenido esta Provincia (Alonso de Andrade y Juan Eusebio
Nieremberg (1666), Varones Ilvstres en santidad, letras y zelo de las almas de la
Compañia de Iesvs, T. V, Madrid: Ioseph Fernandez de Buendia:640-641).
29
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
79
Del Techo, 2005: 653. Fue canonizado por Juan Pablo II en 1988 junto a los PP.
Roque González de Santa Cruz y Alonso Rodríguez, con quienes compartió su marti-
rio.
80
El P. Velasco ingresó a la Compañía de Jesús el 9 de mayo de 1577 a los 16 años.
Escribe Alcázar que unos le dan por patria a Madrid y otros a Burgos, criado por su
tía doña Isabel de Osotio (Alcázar, 1710, II: 526).
81
El P. Juan Gregorio (Olite, Navarra, 1585 – Santafé de Bogotá, 1674), efectivamen-
te hizo su noviciado en Villarejo, teniendo como rector al P. Luis de la Palma. Ter-
minó su primer año de Teología y zarpó de Sevilla en la primera mitad de 1610 rum-
bo al Nuevo Reino de Granada, donde completó sus estudios y se dedicó a las misio-
nes populares y fue el primer rector del colegio de Nueva Pamplona. Posteriormente
llevó adelante los colegios de Tunja, Santafé, Mérida y de la universidad javeriana de
Bogotá, donde falleció ciego (Méndez, D, 2001, “Gregorio, Juan. Misionero, predica-
dor, superior”, en Diccionario.)
82
Sus nombres los especifica Lozano (1755: 259), Pastells (1912: 175) y Astraín
(1996: 46). De la provincia de Andalucía el P. Miguel de Sotomayor, el estudiante
Cristóbal Diosdado y los coadjutores HH. Luis de Zayas, Francisco Naranjo y Diego
de Sosa. De la provincia de Castilla los estudiantes Martín de Urtasun, Antonio de
Ureña y Felipe Guevara. De la de provincia aragonesa los PP. Antonio Moranta, Juan
30
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
31
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
32
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
96
Del Techo, 2005: 390.
97
Ibid, 2005: 653.
98
Pastells, al publicar este documento, expresa que fue el más importante que llevó a
Europa el P. Ruiz de Montoya (Pastells, 1915: 68-70).
33
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
99
Page, 2013: 276.
34
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
35
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
36
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
37
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
[64]
38
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Compañía de Jesús del primer siglo español, como Mariana y Nieremberg. El superior
dispuso del financiamiento de Leonor de Mascareñas, doña María y doña Juana de
Austria y comenzaron su residencia definitiva en 1602.
39
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
106
El P. Francisco de Villanueva (Villanueva, Plasencia, 1509 – Alcalá de Henares,
1557) fue de los primeros jesuitas. Era religioso cuando se incorporó a la Compañía de
Jesús en Roma, siendo enviado luego a Coimbra para fundar su colegio. Continuó sus
estudios en Alcalá de Henares, donde fue rector. Ignacio lo envió a Montilla para
procurar el ingreso de Juan de Ávila a la Compañía de Jesús, y a su vez fundar los
colegios de Córdoba, Cuenca y Plasencia (Ruiz Jurado, 2001:)
107
Se refiere al menconado superior de Alcalá de Henares, al P. Millán de Loyola,
sobrino de San Ignacio y al P. Juan Ramírez de Oviedo (1521-1586), notable predica-
dor, discípulo de Juan de Avila recorrió los principales centros jesuitas de la península
y atrajo a muchos a la vida cristiana como a Francisco Suárez.
40
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
cabiendole por feliz suerte las del Paraguay, y Parana a donde fue em-
biado desde la Provincia del Peru cuya colonia era esta missión.
Y si el Collegio complutense es madre deste gran varon [66] el
rector del, que es V.R. es en buena razón su Padre a quien tuvo, y reve-
rencio por tal, por averlo sido V.R. de su espíritu y su maestro en letras
de quien con verdad pudiera yo decir lo que Cesario del que lo era de
aquella su sagrada congregación a no temer ofender con mis palabras a
la humildad y modestia de quien venero, por Padre Y baste dezir que
por serlo del Padre Marciel de Lorençana, y mio, y esse Santo Collegio
Madre de no restituir en nombre de la Provincia este Apostolico varon
que buelve muerto a España a sus Padres que nos le dieron vino para
que le reconoscan, y halle en sus braços paterna, y amorosa acogida, y
digo muerto si muerto se puede llamar el que con su santidad, y exem-
plo nos dexo prendas ciertas que vive a Dios, y a la eternidad. Y assi no
le llamemos muerto sino vivo, y digamos que buelve el Padre Marciel
de Lorençana vivo a su Padre y a su Collegio complutense que es su
Madre para que en sus pechos, y corazones con el calor vital del verda-
dero amor que nunca muere se conserve siempre vivo como se cierto de
conservo en V.R. hasta el día de oy.
Mas para que en los venideros no muera a manos del olvido
imagen propia de la muerte su Santa memoria, y exemplos, y para que
sus virtudes esten siempre vivas, y se conserven en la de nuestros Pa-
dres y Hermanos me puse a escrivir estos apuntamentos ofreciéndolos
a V.R. a quien se quan grata es, y, a sido a la Santa Memoria deste
apostolico varon hablando del con superior aprecio, y aun conservando
sus cartas entre tantas, y tan graves ocupaciones como vi, y oy antes de
salir desse Santo Collegio [66v] Collegio a estas partes creciendo cada
dia mas con nuevas demostraciones de amor, y estima, y juntamente
desseo mostrar agradecimiento no solo á obligaciones propias que son
muy grandes, y a las del Padre Marciel de Lorençana que también lo
fueron pero a las comunes de esta Provincia del Paraguay a quien V.R.
a mostrado siempre especial amor siendo Provincial con darla muy es-
cogidos sugetos, y entre ellos fueron al valeroso martyr Juan del Casti-
41
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
42
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
109
El franciscano Bolaños, nacido en Marchena, Sevilla, aproximadamente en 1539,
falleció en Buenos Aires en 1629. Llegó a Asunción en 1575 junto con 22 francisca-
nos, considerándoselo el iniciador de las reducciones en el Paraguay donde incluso
compuso una gramática guaraní y un catecismo aprobado por el Sínodo de Asunción
43
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
de 1603. Las reducciones las inició en 1580, luego de varias expediciones con Alonso
de San Buenaventura, con quien fundó 14 reducciones.
110
Storni (1980: 76) lo llama Alonso D´Aragona (Nápoles, 1585-Asunción, 1629).
Ingresó a la Compañía de Jesús en Nápoles en 1602, llegando a Buenos Aires en
1617. Profesó su cuarto voto en la reducción de Concepción en 1621. El mismo P.
Boroa escribe una biografía suya en el año de su muerte (ARSI, Paraq. 11, ff. 211-
214).
44
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
111
No tenemos noticias de un tal “Xavier”, supuestamente con el mismo apellido del
belga P. Vaisseau.
112
Se refiere al P. Diego Ransonnier (Borgoña, 1600-San Ignacio de Itatines, 1636),
quien ingresó a la Compañía de Jesús en 1619, llegado a Buenos Aires en 1628 en la
expedición del P. Gaspar Sobrino (Storni, 1980: 234).
113
Ernacio, Hernacio o Ignacio es ampliamente mencionado en los documentos publi-
cados por Cortesão (Jaime, Jesuítas e bandeirantes no Itatim (1596 – 1760). Río de
Janeiro: Biblioteca Nacional, 1952). Pero el P. Hernández aclara que se trata del
francés Nicolás Hénard, fallecido entre los itatines en 1638 (Hernández, 1913, I: 13).
45
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
46
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
47
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
48
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
114
El P. Vázquez Trujillo (Cáceres, 1571-Córdoba (Arg.) 1652) fue electo Procurador
en la Congregación de 1620 que presidió el P. Pedro de Oñate, regresando dos años
después. Ingresó a la Compañía de Jesús del Perú en 1588, siendo enviado a Chile en
1607, donde al año siguiente profesó su cuarto voto. En 1629 es electo provincial,
falleciendo en Córdoba el 24 de agosto de 1652 (Storni, 1980: 298).
115
Gregorio XV estudió humanidades y filosofía con los jesuitas de Roma, siendo
quien canonizó a San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. El procurador trajo
de Europa el Breve Apostólico que autorizaba a los colegios jesuíticos de Filipinas,
Chile, Tucumán, Río de la Plata y Nuevo Reino de Granada, a otorgar grados acadé-
micos.
49
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
LIBRO PRIMERO
Del Nacimiento y Criança del Padre
Marciel de Lorençana y como fue
recibido en la Compañía de Iesus
Capitulo Primero
El Santo y Venerable Padre Marciel de Lorençana Apostol de
los Yndios Paranas, nació en la Ciudad de Leon, cabeça de aquel Rey-
no el año del Señor de mil y quinientos y setenta, fue su Padre Juan
Rodrigues de Lorençana, Cavallero de lo mas noble y principal della,
su madre Doña María Ponçe de Leon de lo mas illustre de aquel Reyno
pusieron al niño por nombre Marciel, por la devocion que aquella muy
noble [74] Ciudad tiene al glorioso martir San Marciel que la honra con
sus Reliquias y con la sangre de sus tres Santos Hijos martires116.
Criandole sus Padres desde sus tiernos años con el cuidado que
a su nobleza convenía; fue muy bien inclinado desde niño, gastando el
tiempo (que los de su edad suelen en juegos) en honestos entreteni-
mientos, de cultivar un pequeño jardín preciandose de criar en el her-
mosas flores, tomando el Señor (que le criara para mucha gloria suya)
116
San Marciel, Marcial o Marcelo fue un centrión romano que supuestamente vivió
en León hacia el siglo III. Confesó su fe cristiana y por ello fue decapitado, al igual
que los mencionados tres hijos de Santa Nona o Nonia, llamados Claudio, Lupercio y
Victorico. Hoy se conserva su parroquia y es uno de los patronos de León.
50
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
esta ocupación por medio para conservar en el, la flor de su pureza en-
sayándole para jardinero de su Yglesia.
Aprendio las primeras letras de los Padres de la Compañía de
Jesus, que poco antes avian entrado en aquella Ciudad, y abierto escue-
las con el resplandor de [ilegible] y exemplo, que en todo el mundo,
salió muy consumado en sus letras humanas, mostrando vivo y despier-
to ingenio; y para que se lograse determinaron sus Padres de embiarle a
la Ynsigne Univesidad de Alcala, a donde florecen mucho las buenas
letras, començo su curso de artes, en que campeó mas su mucha abili-
dad, y fiado en ella, y en el favor que le hazia el Doctor Truxillo117 Co-
llegial mayor (despues Obispo de Leon) se opuso a una veynte y quatro
colegiaturas, que por institución del Santo Cardenal Don Fray Francis-
co Ximenez de Cisneros 118 fundador de la Universidad con riguroso
examen se proveen de los mejores estudiantes logicos, y por ser de los
mas abentajados Marciel alcanço [74v] alcanço este primer premio de
las letras muy estimado por tener escalon a cosas mayores con mucho
gusto suyo y de sus amigos, aspirando a superiores honras, como su
sangre, ingenio, y el amor y favor, que los que mandavan en la Univer-
sidad le prometían.
Pero Nuestro Señor que lo tenía escogido para colegial suyo y
Religioso de la Compañía de su santissimo hijo Jesus le fue previnien-
do para que los favores mundanos no le tachasen sus buenos talentos,
con empleos falsos, destetándole del sabroso pecho de la honra munda-
na, a que le iban ya llevando sus aventajadas partes, ingenio y nobleza,
117
Francisco Trujillo era natural de Sigüenza, fue colegial de San Idelfonso, que en
1586 fundó becas para sustento de seis estudiantes en el colegio de León. Canónigo
de la Iglesia Magistral y partícipe importante en el Concilio de Trento, fue promovido
posteriormente al obispado de León por Felipe II. Fue auspicioso reformador tridenti-
no, celebrando varios sínodos durante su obispado (1578-1592)
118
El cardenal Cisneros (1436-1517), de la orden seráfica, fue a su vez arzobispode
Toledo, primado de España y tercer inquisidor general de Castilla, corona que go-
bernó en dos ocasiones por incapacidad de la reina Juana. Efectivamente en 1499 fue
el fundador de la primera universidad renacentista, humanista y universal, dotándola
no solo de los mejores profesores de la época sino también del marco urbanístico
adecuado.
51
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
52
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
53
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
120
El noviciado de Villarejo de Fuentes, Cuenca, fue fundado por don Juan de Silva
Pacheco y doña Gerónima de Mendoza al donar a la Compañía de Jesús los bienes
necesarios para su edificación en 1501. El edificio contaba además con iglesia dedi-
cada a San José (hoy iglesia de Santa María Magdalena) y escuela de niños. Pertene-
ció a la provincia de Toledo y fue traslado a Madrid (Marín Barriguete, 2003: 519-
558).
121
El P. Antonio Cordese (Olot, Girona, 1518-Sevilla, 1601) fue un importante escri-
tor espiritual con responsabilidades administrativas en la Compañía de Jesús ya que
fue rector del colegio de Gandía, vicerrector de Valencia y provincial de Aragón y
luego de Toledo. Si bien posee una extensa obra escrita, gran parte de ella se conserva
inédita, siendo publicada su Itinerario de la perfección repartido por jornadas, impresa
en 1607 con traducción al italiano en 1627 (Ruiz Jurado, 2001: 952).
54
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
55
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
122
Bartolomé Pérez de Nueros (Calatayud, 1548-Alcalá de Henares, 1614) fue hijo
del abogado fiscal del reino de Aragón Micer Joan Pérez de Nueros y doña Jerónima
de Maynar, quien al fallecer fue en viado a estudiar a Belmonte con su tío. Ingresó a
la Compañía de Jesús en Salamanca en 1564, donde estudió Filosofía y luego Teolog-
ía en Valladolid y Salamanca. Fue profesor de Filosofía en Ávila y de Teología en
Valladolid, además de profesor y rector del colegio de Alcalá. Fue designado provin-
cial de Andalucía (1589-1594) y de Toledo (1608-1612), Asistente de España elegido
por el P. Aquaviva en 1596. Fue uno de los mentores de la Ratio Studiorum y contri-
buyó a publicar las obras de los PP. Alfonso Salmerón y de Gabriel Vázquez (Medi-
na, 2001: 723).
123
El P. Francisco de Benavides fue rector del colegio de Madrid, designado provin-
cial de Toledo en 1608, falleció a los dos meses cuando iba a Roma a la sexta congre-
gación general (Astraín, 1909 3: 206, 657 y 660).
124
Diego de Zúñiga fue elegido junto al P. Esteban Cabello, en la Congregación pro-
vincial del Peú llevada a cabo entre el 16 y 26 de agosto de 1588. Fue convocada por
el provincial P. Juan de Atienza, siendo su secretario el P. Diego de Torres. A su
regreso de Europa en 1592 fue designado provincial. Fue además consultor de la
Inquisición y del virrey, como también activo participante en el Concilio limense
convocado por Santo Toribio de Mogrovejo entre 1582 y 1591. En este cónclave y
56
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
del Peru embiado del Santo Padre Juan de Atiença125 escogido del Se-
ñor para bien del occidente como S. Francisco Xavier para el oriente
con la misma vision de un Yndio que cargando pesadamente sobre sus
hombros le decía, ven y ayudame como lo hizo con gran espíritu y fer-
vor, en desempeño de su milagrosa vocacion repartiendo obreros por
diversas partes de los Reynos del Peru hasta estas mas apartadas Pro-
vincia de Tucuman, y Paraguay, adonde imbio a los apostolicos varo-
nes, el Padre maestro Alonso de Barzana, y Pedro de Añasco; y para
estas nuebas empresas, y para llevar adelante las començadas embio
por socorro al Padre Diego de Zuñiga de muy aventajadas partes de
prudencia, y espíritu; y amada luz es dificultosa de escondersse, y mas
si es grande vinosele a los ojos al Padre Procurador la que entre otras
muchas de virtud y modestia de los Hermanos estudiantes, daba con su
raro exemplo el Hermano Lorençana (con ser muy grande el que siem-
pre dan los nuestros de aquel insigne seminario de virtud [78] y letras
de la Compañía) y determinose sin comunicarlo con el de pedirsele a
nuestro Padre General Claudio Aquaviva de Santa memoria prome-
tiéndose alcançarlo del ferviente zelo que siempre reconoció en aquel
santo general de dar a los Yndios (cuya conversión tuvo muy en el co-
raçon) de lo mejor de las Provincias de Europa, ni le salió en vano su
esperança pues entre otros aventajados sujetos de varias Provincias le
concedió al Hermano Marciel, que estava muy descuydado de lo que
nuestro Señor tenía dispuesto del en seguir dando tantas mayores mues-
tras de su virtud con edificación y admiración de todas, cuantas mayo-
res ocasiones de exercitar su paciencia con achaques y enfermedades,
pues como dize Naziazeno, enferma la carne, medra el espíritu, y el
cuerpo marchito, florece mas el alma, y asi le eran ocasion a sus dolo-
res dexado ya el exercicio de las letras de darse mas al cultivo del espí-
ritu, y a la continua oracion y union con Dios quandoa recibio carta del
57
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
126
El P. Gil González Davila (Segovia, 1532-Madrid, 1596) fue designado visitador
de las provincias de Castilla y Aragón en 1567, mientras era rector del Colegio de
Alcalá. De Castilla fue provincial dos veces, y en medio de estos mandatos fue Asis-
tente de España y luego provincial de Andalucía (Ruiz Jurado, 2001: 1783).
58
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
59
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
127
Juan Sebastián de la Parra (Zaragoza, 1546-Lima, 1621), estudió en Alcalá de
Henares, donde ingresó a la Compañía de Jesús haciendo su noviciado en Villarejo de
Fuentes. A poco de ser designado rector del colegio de Ocaña solicitó y se le aceptó
viajar a las Indias, llegando a Lima en 1581 en la expedición del procurador Baltasar
Piñas. Fue rector de los colegios de Potosí y Lima, alcanzando a ser provincial del
Perú en 1592 hasta 1598, y luego en 1611 hasta 1616. Durante su mandato envió
misioneros a Chile, Quito, Santa Cruz de la Sierra y al Tucumán, siendo su
compañero y secretario el P. Diego de Torres. También puso especial interés en la
evangelización de los africanos esclavizados de las haciendas jesuíticas (Fernández y
Medina, 2001: )
60
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
por Retor de Quito, se pago tanto del exemplo, modestia, y cordura del
Padre Marciel, que no dexo piedra por tocar en orden a persuadirle se
fuese con el a Quito instándole mucho en ellos, y por ventura con el
Padre Mizon al Santo Padre Baltazar Alvarez128, para probar los quila-
tes de su humildad, le dio a entender que le queria llevar para que leye-
se Theologia, pidiendole mostrase voluntad de yr al Padre Provincial
que sin duda solo concedería, muy a la verdad su principal intento era
llevar a su Collegio un exemplar de virtud, y observancia religiosa, que
afervorizase a los demás, que uno tal basta para meter fuego en una
casa por ser ley y regla viva puesta en platica que da fuerça y vigor para
poner en execusion lo escrito como dice S. Agustin. Pero el humilde
Padre que no avia venido a buscar las primeras chatedras ni honorificos
titulos de Maestro a la Religion que estava fundada desde el principio
de su vocación y mucho menos a las Yndias sino solo a emplearse todo
en la solución de los yndios a que Dios le llamava y que estaba fundado
desde el principio de su vocación a la religion como sobre fundamento
solido en la total resignación de si mismo, y de todas sus cosas y ocu-
paciones; en la voluntad del Superior sin que el jamás se ynclinase a
otra cosa que a su gusto, y disposición le respondió que en ninguna
manera pediria cosa alguna, y que el superior que suyo era obedecer a
su voz como a la de Xrispto Señor nuestro persuadiendose, y con razon
[80v] razon, que en entrando por otra pieza en sus ministerios en las
Yndias erraria el fundamento de las virtudes, y perfecta: caridad, y
cumplimiento de la divina voluntad en que tenia puesto la mira; y quan-
to a la lectura dixo, que sus intentos y desseos eran muy contrarios a
puestos tan levantados, de que el se conocía por muy indigno; con esta
respuesta quedo el Padre Diego Torres muy satisfecho y edificado,
128
Baltasar Álvarez (Cervera, 1533-Belmonte, 1580) fue maestro de novicios en Me-
dina del Campo y Villagarcía, procurador en Roma, rector del colegio de Salamanca,
visitador de la provincia de Aragón y director espiritual de Santa Teresa de Jesús.
Siendo provincial de Toledo fue elegido en 1579 provincial del Perú, pero los de la
provincia de Toledo hicieron desistir al general de tal nombramiento. Sus restos fue-
ron llevados en 1598 a Villagarcía donde pronunció una oración fúnebre el P. Rodrigo
de Cabredo, futuro provincial del Perú. Oración que publica el P. Luis de la Puente en
la famosa “Vida del P. Baltasar Álvarez” en 1616. Escribió varias obras espirituales
que influyeron notablemente en el siglo XVI y siguiente.
61
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
como quien siempre tuvo tanto amor a los Yndios, prefiriendo su ense-
ñança a las mas temidas catedras y pulpitos del mundo: Y el Padre
Provincial acercandose ya el tiempo de la partida del Padre Juan Rome-
ro a quien avia dado por compañero a los Padres Juan de Viana y Gas-
par de Monroy y con el Padre Juan de Toledo129, varones de conocida
virtud y exemplo, añadió el tercero al Padre Marciel de Lorençana para
que ayudasse en sus Apostolicas missiones del Paraguay al Padre
Alonso de Barzana, que para nuestro Marciel fue nueva de mucho con-
suelo por la noticia que ya tenía de aquel Santo Varon, y por verse ya
señalado para la conversión de los infieles, puramente y sin medios
humanos de la Santa obediencia, que era la divisa y blason de sus ac-
ciones, y desde luego se començo á aprestar para la Jornada con mucho
aliento y fervor, y nuevos actos de confiança en el Señor que por medio
de los superiores le regia, y governava con tal paternal y amorosa pro-
videncia.
129
Su nombre era Juan Toledano. También fue de la partida el P. Juan de Aguila.
62
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
130
Pues aún no se había fundado San Salvador de Jujuy (19 de abril de 1593). Según
Lozano llegaron a Salta en el mes de marzo de 1593 y al arribar luego a Santiago del
Estero, capital de la provincia del Tucumán, el P. Romero distribuyó a los jesuitas que
vinieron con él y a los que estaban. De tal manera que envió al P. Monroy con el P.
Añasco a los Humaguacas, al P. Viana lo deja en Santiago y al P. Lorenzana con el H.
Aguila, una vez que se les uniera el P. Barzana como superior, irían todos a Asunción
donde estaba el P. Saloni (Lozano, 1754, I: 203-204).
63
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
64
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
los ojos, como modelo y forma de sus acciones, a quien el Santo Padre
recibió con gran gozo y consuelo como a heredero, que avia de ser de
su espiritu y trabajas, en cuya compañía se partio al Paraguay desde la
ciudad de S. Juan de Vera (que esta situada en la iunta y corrientes de
los dos grandes y famosos rios Parana y Paraguay) despues de aver
hecho missiones en ella, y cogido mucho fruto. Por Agosto de mil y
quinientos y noventa y tres, entraron en la ciudad de Assumpcion a
ocho de setiembre, fiesta del nacimiento de la Santissima Virgen nues-
tra Señora, que no fue para los Padres de poco consuelo entra en su
mission con tan buena estrella; alli hallaron al Padre Juan Saloni uno
de los tres Padres que el Santo Joseph de Ancheta milagroso Apostol
del Brasil avia embiado años antes a la conversion de los infieles del
Paraguay [82v] Paraguay a peticion de los que governaban gran lengua
de los Yndios y de fervoroso espiritu, que aunque solo (por aver imbia-
do sus dos compañeros Padre Manuel de Ortega, y Thomas Filde en
mission a las Provincias del Guaira) travajava por muchos, y se lleno su
espiritu de gozo con la llegada de los Padres y toda la cuidad le tuvo
muy grande, y creció mas, luego que començaron a mostrar con su doc-
tina exemplo y predicación el fuego de amor divino, que ardia en sus
pechos y salía embuelto en llamas de abrasadoras palabras por su boca
con grande admiracion de aquella noble ciudad, que los mirava como a
dos Angeles venidos del cielo, y en breve se hizieron Señores de los
coraçones de todos, con gran mudança de sus almas, tanta fuerça tiene
la virtud, y exemplo.
65
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
dir a tan gran necesidad los Padres Lorençana y Saloni. Porque su fer-
vor era tan grande, que aunque tres solos, eran estrechos terminaron la
de la Asumpcion para sus alentados [83] desseos de convertir a su cria-
dor todas aquellas Provincias, y para poderlo hazer siendo forçosa la
salida, juzgaron por menos inconveniente, dejar al Santo viejo solo con
su hermano, que ir uno solo a la mission porque estos primeros Padres
imitadores de la vida Apostolica, y exemplo de missioneros, querian
dar a los venideros en estas primeras missiones principio de otras mu-
chas que despues se hizieron, la forma y el exemplo, que nos dio nues-
tro celestial maestro Xrispto que embió a sus dicipulos con ser en nu-
mero pocos a su primera mission, vinos ante faciem suam de dos en dos
pazeandolos el mismo por su propia persona (como notaran los evange-
listas) para mayor consuelo suyo, consejo y seguridad en los peligros,
ne distituita singularitas (dice S. Pedro Crisologo en el sermon ciento y
setenta y dos) aut negaret ut Petrus aut fugeret ut Joannes, no sea que
viendose uno solo sin el amparo de los ojos del que le sirve de guarda,
niegue a Xrispto como Pedro, o huya del como Juan, y añade la razón
del peligro, cito cadit fragilitas humana quae de se superbe confisa
socios despicit: por que presto y facilmente cae la flaqueça humana que
confiada soberbiamente de si desprecia la seguridad que trae consigo la
asistencia del compañero.
Pusieron luego en camino el Padre Lorençana y Saloni a princi-
pio de Noviembre de aquel año de noventa y tres aun no dos meses
cumplidos de su llegada al Paraguay. Porque el espíritu del Señor que
les movia para la conversion de las almas, no es pereçoso ni sabe dar
largas, y Xrispto Señor nuestro que por su bondad se da por tan intere-
sado en el bien y salvacion dellas solicitando su misericordia nuestras
miserias a tomar carrera de lo alto del cielo a remediarlas, dar priessa a
sus ministros para que buelen por mares y tierras [83v] y tierras lle-
vando la salud en sus alas a las gentes como hizo el Padre Lorençana
pues apenas llegó a Lima passando el occeano, y mar del sur quando se
partio a su mission del Paraguay mas de sietecientas leguas, y poco
66
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
67
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
68
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
(por el poco exemplo que algunos les avian dado) mirando en especial
los muchachos con cautela, y resguardo por donde tomarian huida si les
quisiesen echar la garra para llevarlos a servirse dellos, ya satisfacerlos
del amor de sus nuevos sacerdotes se ivan desatados tras ellos con su-
perior concepto de nuestra Santa Ley por que como los infieles (como
dize S. Gregorio Nizeno) piensan que los que les enseñan son imagines
y perfectos retratos del Dios que les predican tal concepto hacen de
Xrispto, y de la Ley que professan qual esta vida de los Xristiapnos, y
predicadores que tienen por sus dechados, y como algunos destos al
principio fueron muy feos no es maravilla que hassen estos pobrecitos
expantados, y medrosos, ni fue poco que viendo ya, a Xrispto Señor
nuestro bien retratado con hermosura, y agrado de virtud en sus minis-
tros, y sus nuevos maestros trocassen el miedo en [85] confiança si-
guiendoles a donde quiera que ivan, y saliendoles en tropas a recibirles
al camino, ni ay hijo tan confiado que assi se regale con su Padre como
aquellos niños con los que lo eran de sus almas acudiendo a la doctrina
aporfia que todo cedio en grande gloria de nuestro señor, y credito del
evangelio, y en provecho de todos aquellas gentes, por que los niños de
los primeros pueblos salieron tan fieles y buenos dicipulos que pudie-
ron servir de maestros a los siguientes adonde fueron acompañando a
los Padres con tanto amor que ni la autoridad de sus Padres naturales,
ni la instancia de los nuestros fue poderosa a detenerlos, y ya hechos de
dicipulos maestros enseñaban el cathecismo, y cantares devotos, a sus
vecinos en su lengua Guarani que causo una piadosa embidia aun en los
caciques comarcanos, y desseo de que sus hijos no fuessen inferiores a
los que ya lo sabían instando al Padre Lorençana que los llevasse con-
sigo para enseñarles en que vino por darles gusto, y ver el fruto a los
ojos pues dellos quedaron en aquellos pueblos no solo maestros de la
doctrina, pero de la buena vida, y costumbres, movidos del Santo
exemplo de sus Padres espirituales.
Entre otros muchos que baptizo el Padre Lorençana fue un niño
huerfano sobrino de un Capitan y Cacique principal de aquella tierra,
que en el baptismo se llamo Juan, y en amor a los Padres fidelidad y
virtud se aventajo a los demas, y aviendo hecho una, y otra vez instan-
cia para irse con el Padre a la Assumpcion sin alcançarlo del que le
69
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
consolo con decir que en su tierra podía servir mucho a nuestro Señor
enseñando a sus parientes, no obstante esta respuesta no desistio de sus
piadosos intento haciendo nuevas instancias para salir con su preten-
cion con que sus tios vinieron, a entender sus intentos, e indignados le
vinieron a guiar diciendole que como era ingrato, y les desconocía, y
quería dexar aviendole sido Padres y criado como hijo muy querido
mas el niño con mayor animo que sufria su edad les dijo no conozco
otros Padres ni deudos que a estos Santos Padres de la Compañía que
me an enseñado la ley de Dios baptizo el alma, y mostrandome el ca-
mino del cielo, y de mi salvacion, y vosotros no vais conmigo obras de
Padres pues me quereis tan mal, y me pretendeis apartar de los que lo
son de mi alma, y que me dejen en la tierra del demonio sin conoci-
miento de Dios, y a riesgo de perdeme añadiendo otras cosas [85v] co-
sas al proposito, con tanto espiritu y energia, y fuerça que maravillado
el Capitan su tio y los caziques, disintieron de su intento echandole su
bendicion y dándole licencia para que siguiesse al Padre hasta La As-
sumpcion como lo hizo victorioso de sus deudos, y salio tan cuerdo y
devoto, que a falta de Hermano sirvio de portero con satisfacion de
todos escondiendose de sus parientes quando de su tierra ivan a visitar-
le, por que no le sacassen de nuestra casa135, y bolviessen a su patria
que por amor de Dios avia dejado.
135
Desde la llegada de los jesuitas de la Asistencia de Portugal los jesuitas tuvieron
residencia en Asunción. El P. Barzana se había ofrecido a dar los estudios de latini-
dad, en tanto el P. Romero, que se dedicaba los viernes a “cuidar de la Escuela y ex-
plicar a los niños la Doctrina Cristiana” y fue quien instituyó, y él mismo leyó, una
lección de Teología Moral a estudiantes avanzados y clérigos. Pero aparentemente no
era casa propia, pues tanto el Cabildo seglar como el eclesiástico convinieron con el
P. Juan Romero que si decidían radicarse ellos “le compraríaun casa, erigirían Iglesia,
les darían todo lo necesario para su manutención”. Atinadamente el P. Romero les
dijo que esa cuestión era incumbencia del provincial e incluso del general. Pero igual
se compró la casa en un solar de la plaza y se les dio posesión jurídica en 1594, previa
licencia del gobernador Hernando de Zárate en nombre del rey del 28 de enero de ese
año. Y no solo eso sino que los vecinos contribuyeron con indios de sus encomiendas
o esclavos de su servicio para la construcción de una iglesia “con toda la sumptuosi-
dad, de que era capaz este País”, siendo uno de los mayores contribuyentes y a la vez
superintendente de la obra el teniente de gobernador, general Don Bartolomé de San-
doval. Cubierta la mitad de la iglesia le pareció al P. Romero oportuno trasladar el
70
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Santísimo Sacramento para dar inicio a los ministerios el día de Todos los Santos de
ese año El general Aquaviva la aceptó la casa por colegio en 1609 (Lozano, 1754:
240 y 245-247 y Page, 2011c: 294-296). Creada la provincia, el P. Torres amplió la
casa, adquiriendo la propiedad contínua de Diego González Bejarano y otras recibidas
en donación. Incluso el gobernador Hernandarias les cedió tierras en el Paray “para
criar ganados y labranzas”. Igual hizo Roque González de Santa Cruz transfiriendo
“casas y viña” en el pago de Tacumbú. Con este sustento el Colegio quedó fundado
(Lozano, 1755: 129-130).
71
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
72
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
rriendo de ida y buelta ducientas leguas en que gastaron seis meses; por
tierras llenas de pantanos, ya atajados de los Rios, ya cercados, y aisla-
dos de la crecientes de los bañados y lagunas, a riesgo de la vida, atra-
vesando ciénagas caminando por atolladeros, tropeçando caiendo y
levantando a las vezes el agua a los pechos, sin que las muchas aguas
pudiessen apagar ni aun entibiar el fuego de su ardiente zelo que antes
crecia con las crecientes de tantos trabajos, y los pasaba con tanto gozo
y alegria, que me conto persona de credito que les acompaño en toda su
mission como testigo de vista que el Padre Saloni iva todo abrasado y
elevado en Dios, y el Padre Lorençana con tanto gozo peleando con los
atolladeros a pie que brotando el jubilo por la boca contaba aquella [87]
antigua y devota coplita, no ai tal andar como buscar a Xrispto, no ay
tal andar como a Christo, buscar. Buscava el Padre a Xrispto Señor
Nuestro y hallabale en las cienagas, y trabajos; que para el eran deleites
porque donde ay amor, el trabajo no es trabajo, sino dulçura y sabor y
este también les hizo ligera, y dulce una enfermedad que allí tuvo el
Padre Saloni, en que mostro el su paciencia, y el Padre Lorençana su
caridad, y ambos en la falta de lo necesario para su sustento el despre-
cio de si y de las cosas desta vida olvidandose aun del comer, teniendo
por regalo hazer la voluntad de Dios; y por manjar sabroso seducir al
mas á su criador; y por sus jardines de rosas y flores (como el escrivio
al Padre Juan Sebastian136) aquellos pobres Yndios, sacados con dolor
y trabajo de entre la maleça y espinas de los vicios.
Llegavase ya el tiempo de la partida en que mostro nuestro Se-
ñor la paternal providencia con sus siervos, descubriendo al Padre
Marciel por medio de un niño, que le avisó la noche antes que se avian
de embarcar en un Rio de la traición, que con esta ocassion le tenian
armados unos Yndios fieros y crueles, que les querian dar la muerte el
Padre certificado de la verdad con sagazidad y prudencia tomó el ca-
mino por tierra, que estava muy anegada, renovandose los trabajos de la
venida aunque no sin fruto pues bolvieron a confirmar en sus buenos
propocitos a los pueblos que a la yda avian enseñado hasta el Rio
136
La idea está tomada del libro del P. Parra Del bien, excelencias y obligaciones del
estado clerical y sacerdotal, cuyo primer tomo se publicó en Sevilla en 1615 y el se-
gundo en Madrid en 1620.
73
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Xexuy alli les sobrevino otro nuevo peligro, por que la nacion Gaycuru,
gente cruel belicosa, y sangrienta, que esta en frente de la Assumpcion
al Rio Paraguay en medio a la banda del norte se avia revelado y echo
grande estrago, y matança en la gente de las chacaras y heredades de la
Ciudad y señores del Rio, y tierra, tenian tomados todos los passos sin
que pudiessen [87v] pudiessen bajar los Padres sin riesgo de la vida,
pero el Señor que les libro del primer peligro, les libro del segundo
traiendoles a salvamento a la Assumpcion, a donde hallaron ya no solo
al Padre Alonso de Barzana mas tambien al Padre Retor Juan Romero,
que les estava aguardando gozoso y toda la Ciudad, de saber sus apos-
tolicos trabajos, y para descanso dellos cebado ya en su mission, en el
trato sabroso de ganar almas, luego que llegó (repartiendo entre si los
Padres las ocupaciones y ministerios) le cupo uno muy a la medida de
su espiritu humilde recathequisar niños y gran numero de Yndios gua-
ranis fieles, e infieles, en que tuvo materia de exercitar su gran caridad
y paciencia enseñandoles con gran teson y constancia; mejorandose con
el continuo exercicio en la lengua Guarani 137 , perseverando en este
Santo ministerio hasta todo octubre de aquel año que llegó aviso a la
Assumpcion de los Padres Manuel de Ortega y Thomas Filde (que so-
los sin aver otro sacerdote estavan en la Provincia del Guaira, aviendo
carezido antes siete años de cura) como la mies era mucha de tres Ciu-
dades de españoles, y de inumerables infieles y aunque trabajavan so-
bre sus fuerças, corriendo en mission la tierra eran dos solos como dos
gotas de agua en un campo seco y agotado, y que las mismas necesida-
des estavan clamando por mas ayuda, en especial en la ocassion que
137
Al respecto escribe el P. Lozano: “Aviase empleado el Padre Marciel desde la
Quaresma, en que bolvió de la Mission antecedente, en catequizar los niños Guara-
nies Infieles, porque como venia cebado en el trato sabroso de ganar almas, tomó
aquella penosa tarea por descanso; pero con el útil de perfecionarse por el continuo
exercicio en la lengua Guarani: con que yá en esta segunda Mission del Guayrá
podia desempeñar la obligacion de Missionero en todos los ministerios” (Lozano,
1754, I: 250).
74
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
tenian presente de una pestilencia que hazia gran riça en toda la comar-
ca138.
138
Sobre esta primera misión por el río Paraguay, da cuenta el P. Lorenzana al pro-
vincial Juan Sebastián en una carta que transcribe en parte el P Lozano (1754: 229-
231).
139
Villarrica del Espíritu Santo fue fundada por el capitán Ruy Díaz de Melgarejo en
1570. Pero debidoa las continuas invasiones de los bandeirantes debió mudarse en
siete ocasiones hasta su emplazamiento definitivo en 1683.
140
El P. Lozano, refiriéndose a estos acontecimientos, expresa que dieron: “feliz prin-
cipio a los ministerios de misión por el pueblo de Hieruquesaba, situado sobre el
famoso río Paraguay. Pudieran encaminarse con descanso y seguridad navegando en
balsas por el río Jejuí a Mbaracayú” (Lozano, 1754: 250).
141
Mbaracayu, también citado en varias oportunidades por Lozano, hoy es una reser-
va ecológica que alberga las comunidades indígenas de dos parcialidades, la aché y la
guaraní. Según Rui Díaz de Guzmán, en su texto de 1612, escribe que era un pueblo
de indios, ubicado entre Asunción y Ciudad Real en las márgenes del Jejuy y cuyo
nombre lo toma de la cordillera que atraviesa el Paraná. Territorio de grandes yerbales
de donde los jesuitas tomaron semillas que llevaron a las misiones. Maracayu signifi-
ca “viene el quebradero de cabeza” (Díaz de Guzmán, 1835: LV-LVI).
75
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
142
Al igual que Mbaracayu, Ygatimí era otro puerto natural usado por los indígenas.
76
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
143
Ciudad Real del Guayrá fue fundada por Ruy Díaz Melgarejo en 1557 en la mar-
gen izquierda del Paraná en la desembocadura del río Piquirí. Se lo hizo con gente de
la ciudad de Ontiveros. Luego de atacada en dos oportunidades, el bandeirante Anto-
nio Raposo Tavares la arrasó en 1638 y los sobrevivientes se refugiaron en el último
emplazamiento de Santiago de Jeréz en el Itatín.
144
Según Rui Díaz de Guzmán el Ubay o Huibai (río de las cañas bravas) es el Para-
pití, llamado también San Miguel y Condorito, Es un afluente del Paraná ubicado a 12
leguas de Puerto Real, pasando cerca de “Asiento de la Iglesia”, muy caudaloso y
poblado de indios (Díaz de Guzmán, 1835: LXXXI)
77
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
78
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
79
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
80
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
81
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
las Yndias a sus naturales diesse el fin a ella, junto con el de su dichosa
vida, con una muy Santa y regalada muerte primero de henero de no-
venta y ocho, queriendo el bendito Jesus favorecer a su predicador y
fiel siervo, no solo en llenarle en su dia acabado de recibir su santissi-
mo cuerpo, mas también con un tierno y amoroso regalo, pues el divino
niño se paso (como me conto quien se hallo presente) de un altar donde
estava a la cama y lado del Santo Padre a hacerle lado y compañía en
aquella hora de su muerte, trançe apretado aun a los grandes santos para
llevar [92] su bendita alma victoriosa, y triunfante a coronarla de gloria
confirmandose todos tan regalado favor, y milagro en la opinion que
tenían de su santidad, aunque con el justo sentimiento de tan gran per-
dida, de que le alcançó mucha parte al Padre Lorençana quando lo su-
po, renovandosele el sentimiento de su partida de la Assumpcion que
de mas de soledad le doblava los trabajos, por no aver otro predicador,
no solo en nuestra casa pero ni en la Ciudad, y caer sobre el todos los
sermones de la cathedral de su casa y demas conventos147.
Predicava el Padre Marciel muy al alma con notable fuerça de
espíritu y entereza nacida del trato con nuestro Señor, y la oracion, a
que se recogía la tarde antes del sermosn cerrando la puerta a otras
ocupaciones, y la de su aposento a el trato de hombres, negandose a
qualquier persona que se buscasse aunque fuesse de mucha autoridad, y
bien se hechava de ver en las conversiones que hizo de grandes pecado-
res, y en la mudança tan grande de costumbres que hazian sus sermones
que hablava Dios, porque sus palabras no eran compuestas cultas y va-
nas, mas antes llenas de espiritu y tiros reforçados del gran fuego de
amor de Dios, que en su interior ardía en particular mostrava su fuerça
y energia contra los pecados publicos y escandalosos, reprendiendoles
147
Después que los PP. Saloni y Lorenzana Informaran del estado de salud del P.
Barzana, el P. Juan Sebastián de la Parra, recomendó que el P. Barzana regresara a
Perú en la medida que pudiera. Emprendió su viaje en marzo de 1597 hacia Concep-
ción del Bermejo predicando por cuanto lugar pasara. Prosiguió su viaje luego de la
Cuaresma, alcanzando el pueblo de indios de Matará, luego Santiago del Estero, hasta
Jujuy, deteniéndose en cada una de ellos para reponer fuerzas. En agosto alcanzó
Potosí, Juli y finalmente al mes siguiente el Cusco, falleciendo el último día de aquel
año (Lozano, 1754: 285-286).
82
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
83
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
84
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
85
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
86
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
87
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
150
No solo la polación de Villarrica se opuso al traslado sino que también intervino el
gobernador Hernandarias quien intercedió ante el P. Lorenzana y este recurrió al pro-
visor del obispado Rodrigo Ortiz Melgarejo para que le prometiera al gobernador que
regresarían y crearían un colegio o bien se enviarían jesuitas del Brasil, como luego lo
propuso el visitador Esteban Páez, en contra de la opinión de Lorenzana. Recordemos
que en Villarrica los jesuitas tenían colegio e iglesia que el provisor entregó a un
sacerdote secular y por fin, los PP. Ortega y Fields partieron a Asunción a principios
de noviembre de 1599 donde permanecieron aún, dos años y medio (Lozano, 1754:
408-409).
151
El P. Esteban Paez (Madrid, 1566-Lima, 1613) Ingresó a la Compañía de Jesús al
conluir sus estudios en Alcalá de Henares. Fue rector del colegio de Caravaca, visita-
dor de la provincia de Nueva España (México), donde fue provincial (1594-1599).
Como vistador de la provincia del Perú, arribo a Lima el 31 de julio de 1599, rea-
lizándola con el provincial Rodrigo Cabredo. En 1600 ordenó cerrar la casa de Asun-
ción, proponiendo al general Aquaviva que pasara a jurisdicción del Brasil, cuyas
autoridades no aceptaron. Posteriormente visitó la Audiencia de Quito en 1601, y al
año siguiente la de Chile. Con esa visión geopolítica recomendó crear la provincia del
Paraguay (1604) y la viceprovincia del Nuevo Reino de Granada y Quito (1605). Fue
provincial del Perú (1604-1609), periodo en el cual se creó el colegio de Huamanga
(Ayacucho), falleciendo mientras era rector del colegio de San Pablo en Lima (Baptis-
ta, 2001: )
88
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
89
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
90
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
153
Fue en Córdoba, el 30 de diciembre de 1602 (Storni, 1980: 166).
91
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
154
Cuando el P. Lozano se refiere a estos acontecimientos, en vez de nombrar al go-
bernador Pedro de Mercado Peñaloza (1595-1600), se refiere al gobernador Francisco
Martínez de Leya (1600-1602), quien gobernadaba para ese tiempo (Lozano, 1754:
471).
92
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
155
Martín Ignacio de Loyola (Eibar, c.1550-Buenos Aires, 1606), además de ser so-
brino nieto de San Ignacio, fue un navegante y misionero que dio la vuelta al mundo
dos veces, dejando relatos de gran incidencia en su tiempo. En 1594 partió a las Indias
y fue nombrado obispo del Paraguay en 1601, convocando al primer sínodo de la
región que puso énfasis en la mejora de las relaciones laborales de los indígenas, de la
mujer y la evangelización en lengua guaraní, tomándose el catecismo oficial que abía
traducido fray Luis de Bolaños.
93
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
156
El P. José Cataldino (Fabriano, 1571-San Igancio, 1653), si bien era italiano, fue el
segundo jesuita de la provincia del Perú, después de Lorenzana, que llegó al Para-
guay. Ingresó a la Orden después de cursar en el colegio romano de los jesuitas y
ordenarse sacerdote. Cuando lo hizo cambió su nombre de Soccorso por el de Giu-
seppe. Como novicio fue enviado al Perú, llegando a Lima a fines de 1604 en la ex-
pedición del P. Torres. Un año después estaba en Asunción y, creada la provincia del
Paraguay, trabajó con el P. Simón Mascetta en el Guayrá, fundando las reducciones
de Loreto (1610) y San Ignacio (1611). Fue protagonista de las invasiones bandeiran-
tes que trasladaron las reducciones de los ríos Paraná y Uruguay en 1631, fundando la
reducción de San José y alcanzando a ser superior de las misiones entre 1644 y 1646
(Storni, 2001: ) Es interesante resaltar que el P. Cataldino aprende la lengua guaraní
con el P. Lorenzana y a partir de entonces y como señala Lozano que, una vez que “se
vio luego desembarazado del impedimento de la lengua, procuró restaurar, é toda
sarisfaccion, con los Indios el tiempo inculpablemente perdido”. Recién entonces
comenzó una misión con los indios tobatines quienes lo llamaron “pay yequacubo”
(Lozano 1754: 506-507).
94
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
157
Según el P. Lozano (1754: 499-501) remontaron el Paraná en una balsa pequeña
compuesta de dos canoas “ó largos Camellones” trabados entre sí con otros dos palos,
sobre los que “estriba una casilla bien incómoda”. Además agrega que a la “menor
alteración, ó del viento, ó de las ondas, imprimiendo su impulso en la débil maquina,
trastorna la casa con riesgo de los navegantes. Agrega que con aquel percance los PP.
perdieron víveres, libros y ornamentos sagrados.
95
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
amparo hallo en casa con gran gozo de su alma al Padre Thomas Fildi a
quien dejo enfermo de sus años y achaques, y en ausencia suya avia
edificado con su santidad y simplicidad columbina y ministerios segun
sus fuerças aquella ciudad y el Padre Marciel cuyo vivir era trabajar
por Dios bolvió a entablar todos los ministerios de la Compañía, Doc-
trinas, escuela de niños estudios y sermones como al principio y muy
en especial el ministerio y doctrina de los Yndios por ser la primera y
mas principal ocupacion de los de la Compañía en estas partes, como
fin a que la Magestad catholica nos enbia a ellas fundandoles su cofrad-
ía por especial comision del obispo debajo del nombre y amparo de
Jesus con que creció y se aumentó mucho.
Entre otras cosas en que reconoció el Padre Lorençana la divina
providencia despues de su llegada158 , fue ver claramente que lo que
toda la ciudad mirandolo con los ojos humanos juzgó por ierto, fue
acierto, y lo que todos tuvieron por perdida fue ganancia, pues quando
vieron salir la Compañía de su ciudad ya lo juzgaron todo por perdido
con poca esperança de que aquella casa bolviese a poblarse de ai tomo
nuestro Señor ocasion y muy principalmente de la prompta y humilde
obediencia del Padre Lorençana para fundar esta Provincia para tanta
gloria suia, y bien de las almas, por que con el sentimiento de la ida del
Santo Padre escrivio el General Don Antonio de Añasco159 Caballero
158
El PP. Lozano (1754: 504) transcribe una carta de los PP. Lorenzana y Cataldini
dirigida al provincial Esteban Páez donde comunican que llegaron a Asunción el día
13 de diciembre, expresando que lo hicieron con mucha dificultad “perdiendo muchas
de las cosas, que traíamos para esta nueva Casa”, siendo muy bien recibidos por los
vecinos. También escriben que encontraron bien al P. Fields y comenzaron “las Doc-
trinas públicas en las Plazas, abrieron Escuela de niños, y de gramática, como al prin-
cipio, y con especialidad se dio calor al ministerio de doctrinar los indios, por ser el
principal, y aun primario empleo de los Jesuitas en estras partes”. Agregando que el P.
Lorenzana, por especial recomendación del obispo, creó una cofradía bajo la advoca-
ción del “Dulcísimo Nombre de Jesús”
159
Don Antonio de Añasco Melgarejo (Sevilla, 1559) era caballero hijodalgo, llegado
al Río de la Plata con 14 años junto con su tío don Francisco Ortiz de Vergara, luego
gobernador del Paraguay. Contrajo matrimonio en Asunción con doña Ana Ocampo
de Saavedra, dejando una larga descendencia. El gobernador Hernandarias, su cuña-
do, lo nombró Teniente general de la gobernación del Río de la Plata en 1597 y en
1606. Gobernador de las ciudades del Guayrá.
96
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
160
Se refiere al noviciado de San Andrés del Quirinial, cuya iglesia fue proyectada
por Bernini y construida en Roma entre 1658 y 1679.
97
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
161
Ocupaban prácticamente toda la región pantanosa del sudoeste del Mato Groso del
Sur y Bolivia, y sobre todo, en las islas del río Paraguay. Su presencia fue registrada
por viejeros y cronistas desde el siglo XVI, como Alvar Núñez Cabeza de Vaca
(1543). Cuando a principios del siglo XVIII los bandeirantes paulistas descubren oro,
los guatos pasaron a perder gran parte de su territorio.
98
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
muy ufanos y victoriosos contra quien en nada les avia ofendido; y co-
mo la codicia y ansia de esclavos ciega tanto en estas tierras, no ubo
quien se pusiesse de parte de los captivos inocentes ni bolviesse por
ellos, afeando al Capitan y soldados su injusticia y la gravedad de su
pecado, y aviendolo sin duda hecho a solas el Padre Lorencana sin sur-
tir effecto andando ya los esclavos con rotura de mano en mano, se de-
termino de bolver por la causa de Dios y por la justicia, e inocencia de
aquellos pobres Yndios captivos, como lo hizo en sermon en la Cat-
hedral con espiritu, y entrega de un christiano exortando a penitencia
los culpados, y que restituiessen en su libertad los captivos, amenaçan-
doles con la ira de Dios por los agravios e injusticias y sangre inocente
derramada.
Estava oyendo el Pueblo todo el predicador con admiracion y
los que tenían culpa con temor y espanto, y el Padre con esperança del
fruto que pretendia de su sermon, quando el Demonio pesaroso de su
bien incito a un Prebendado thesorero de aquella Yglesia a que repenti-
namente lebantandose y saliendo de su silla con voz alta y desentonada
le mandasse callar, y que se bajasse del pulpito, y se fuesse a su casa
obedecio al punto el humilde y Santo varon, y quitandose el bonete con
grande mansedumbre y modestia sin replicar ni hablar palabra, se bajo,
y fue a casa mostrando no menos su valor, y fortaleza christiana en su-
frir tan grave injuria, que avia mostrado en reprehender tan manifiesta
injusticia, dexando al Pueblo todo atonito y edificado con su profunda
humildad, y paciencia, hablando mas, y con mayor eficacia, callando
que si hablando huviera acabado su sermon, y su silencio reprehendio
tan agriamente el coraçon del atrevido, por aver hecho accion tan in-
digna de la authoridad de su persona y officio, que sirviendole [101v]
sirviendole su misma conciencia de juez el mismo se condeno al punto
y dijo y exclamo contra si mismo con espanto, o que mal he hecho, y si
hizo agraviando no tanto al Padre quanto a la Divina Palabra, y la san-
gre inocente y libertad de los pobres indios indefensos, que sin duda
dando clamores al cielo ante el tribunal de la Divina justicia, que el
Padre defendía la alcançaron y sentencia de muerte contra el, como
mostro el efecto començando el tormento por el que le daba su propia
99
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
conciencia, el tiempo que el vivio hasta que murio, con la pena, y An-
gustia que se deza entender, por tan enorme maldad.
Desde el dia que le enterraron se oyo de noche un grande y es-
pantoso ruido en el coro de la iglesia cathedral de la Assumpcion como
quien se paseava con ruido de cadenas, del coro al pulpito, y del pulpito
al coro dando palmadas, y no falto quien dijesse, que le oyo decir con
voz lastimosa el Padre Lorençana me atormenta. Lo cual todo puso
grande espanto en la Ciudad viendo las demonstraciones, que nuestro
Señor avia hecho en el agravio e injuria, a su ministro y siervo, y movi-
do a compasion de tan lastimosas vozes fue al Padre una persona pia a
pedir perdonase al Thesorero para que cesasse su tormento; Petición
escusada sabiendo todos quan facil era en remitir propios agravios el
santo varon: con este caso crecio en aquella Ciudad el credito, y opi-
nion del Padre Lorenzana, que siempre fue tan grande, y tanto el amor,
y veneracion que le tenían en general, que parecía (digamoslo assi) me-
nos favor que nuestro Señor hazia a este su siervo, la universal accla-
macion, y aplauso, que todos le hazian, y que para ser piedra funda-
mental de aquellas missiones Apostolicas, le faltava la semejança, de
los que fueron de la iglesia, de golpes de persecuciones con que aque-
llas piedras preciossas descubrieron los resplandores de su fineza y va-
lor; pero tenialo guardado para mejor tiempo, que era quando ya se
fundaba de proposito el edificio y [102] Provincia llenandole las medi-
das i senos se su feroroso pecho destas ricas lojas como se vera en el
discurso desta historia162.
Porque demas desto no le fue de pequeño contraste el nuevo
obispo que por muerte de D. fray Ignacio de Loyola (que estimaba,
favorecia y amaba la Compañía y muy especial al Padre Lorenzana
como se dijo) le sucedio en el obispado, y aunque docto i zeloso de sus
ovejas dio en desfavorecer la Compañía, y si bien el Padre le procuro
162
El P. Lozano (1754: 511.512) transcribe una carta del P. Lorenzana al provincial
donde manifiesta que por ese tiempo, los miembros del Cabildo redactaron una in-
formación a la corona y al Conzejo de Indias, con 14 testigos: “probando la utilidad, y
provecho grande espiritual, que esta Ciudad, y Provincia, sentía con el exemplo, y
Doctrina de los Religiosos de la Compañía”, y solicitando sean enviados más jesuitas.
100
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
163
Ciertemante Aresti fue sucesor, pero mucho tiempo después. El sucesor de Loyola
fue el dominico Reginaldo de Lizárraga entre 1607 y 1615. Fray Cristóbal de Aresti
(Valladolid, c. 1570-Potosí, c. 1638) era de la Orden de San Benito. Fue designado
obispo del Paraguay en 1628, arribando a Asunción al año siguiente. En 1631 orga-
nizó el Segundo Sínodo de Asunción, del que se tratará más adelante, visitó las mi-
siones jesuíticas que defendió ante los ataques de los bandeirantes que no pudo conte-
ner, presenciando la destrucción del Guayrá. En 1636 el Papa Urbano VIII lo designó
obispo de Buenos Aires.
101
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
LIBRO SEGVNDO
De la Vida del Venerable Padre Marciel de
Lorençana Apostol del Parana
Llega el Padre Provincial Diego de Torres a la
Assumpcion encargale de las Missiones
de los Guaycurus, Guayra y Parana
Capitulo Primero.
Este era el estado de las cosas de la Assumpcion quando el Pa-
dre Provincial Diego de Torres aviendo gastado año y medio en dar
asiento a las de la Provincia en Chile y Tucuman164, y sus missiones, ya
164
El P. Torres pasó al Tucumán con trece compañeros y tres novicios. En Humagua-
ca encontró al P. Valtorano, en Jujuy fue recibido por el P. Viana y en Santiago del
Estero por los PP. Morelli y Romero. Este último como superior y maestro de novi-
cios partiría a Córdoba. En la que pretendía ser la capital administrativa de la Provin-
cia del Paraguay, ya había residencia e iglesia desde 1599, hallándose allí el P. Dario.
Era el verano de 1608 y se convocó a la Primera Congregación Provincial para tratar
varios asuntos y sobre todo elegir procurador a Europa. Se optó por hacerla en Santia-
go de Chile por encontrarse mayor número de profesos. Partieron para la cordillera,
excepto el P. Lorenzana por residir muy lejos, quedando en P. Dario en Córdoba
como superior de la residencia y maestro de novicios, pues el P. Romero no solo fue
de la partida sino que luego fue elegido procurador y viajó a Europa. Regresaron antes
del otoño a Córdoba y nombraron por superior de ella al P. Viana, a la de Santiago del
Estero al P. Dario, para la de Asunción el P. Griffi y Santiago de Chile, donde se
instalaría provisoriamente el Colegio Máximo de la provincia, al P. Vázquez Trujillo
102
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
103
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
166
Fruto de estas expediciones se fundaron en el Guayrá las reducciones de Nuestra
Señora de Loreto en el Pirapó y la de San Ignacio en Atiguayé. Mientras que entre los
guaycurúes fundaron la reducción de Nuestra Señora María de los Reyes en el lugar
llamado Yasocá.
167
Arapysandu (el que escucha las voces del universo) era el cacique principal de los
Paranás que vivían en una población ubicada a doce leguas del Tebicuary. Junto con
otros caciques que juntaron a los PP. Lorenzana y San Martín fundaron la reducción
de San Ignacio a fines de diciembre de 1609. Al bautizarlo el P. Lorenzana agregó al
suyo el nombre de Tomás, teniendo larga descendencia que habitó en San Ignacio
Guazú.
104
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
105
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
106
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
107
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Parana de mediado de diciembre del año del Señor de mil y seis cientos
y nuebe llevando al Padre Franciscco de S. Martin168 en su compañía.
168
Francisco de San Martín (Toledo, 1581-¿?) ingresó a la Provincia de Toledo en
1599, obteniendo el sacerdocio en Sevilla en 1607, mientras esperaba embarcarse a
América. Llegó a Buenos Aires en 1608 y pasó a Asunción. En 1616 dimite, pasando
al clero secular (Storni, 1980: 261). Compuso una gramática en lengua guaraní (Lo-
zano, 1754: 752), basándose en la obra de Anchieta (1595) y los manuscritos de Bo-
laños, aunque no llegó a publicarse. El P. Torres se refiere a ella expresando “El Pa-
dre S. Martin ha tomado lalengua con tantas veras quela ha reducido a arte, cosa que
hasta agora noseauia acauado de hazer con perfec/perfeccion, yque sera de mucho
provecho” (Leonhardt, 1927: 87-88).
169
Yaguarón se ubica a 48 km de Asunción al pie del cerro homónimo. Comenzó en
1587 como reducción franciscana, siendo fundada por fray Luis de Bolaños y fray
Alonso de Buenaventura. Aún posee la imponente iglesia, costrudia entre 1755 y
1772, cuando ya lo franciscanos no se encontraban en ella.
170
Incluso el párroco de Yaguarón Hernando de la Cueva, quien sumó a varios caci-
ques de su pueblo (Lozano, 1755: 178).
171
Según la Carta Anua del P. Torres del 6 de junio de 1610 expresa: “fueron a la
provincia del Paraná que sera cinquenta leguas de la Assumpcion tierra adentro, serán
los indios como seis mil y como diez y ocho, o veinte mil almas asido siempre gente
muy belicosa, y con todo a domesticado parte della un Padre franciscano descalzo,
gran lengua gran siervo de dios y amigo nuestro”, refiriéndose a fray Bolaños y agre-
108
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
cura de aquel lugar; era tiempo de aguas, y los pantanos y ciénagas es-
tavan tales que era necesario yr el agua a los presos y los Rios tan cre-
cidos que para passarlos en vez de embarcacion por falta della se valie-
ron de un cuero de buey tirado en una soga a nado hasta que finalmente
llegaron al pueblo del Cacique Arapisandu, que viendo los Padres que
avia pedido y deseado en su tierra salió con toda su gente y casa gozoso
a recibirle, y los regalos y mesa esplendida de aquel dia fueron unos
frisoles o havillas sin mas adreço que estar cosidas sin sal pero su polen
tan bien al mortificado Padre y a sus compañeros por estar pisados con
la salsa de S. Bernardo que como el escivio gustaran los grandes Prin-
cipes en los nuebos manjares presiosamente adeçados que se ponen en
sus mesas hallan algún gusto de lo que a ellos sobrava.
Era vispera (quando el Padre llego) del alegre dia del nacimien-
to de Xrispto Señor nuestro, y asi dio luego traça de haber una chosa, o
cabaña pajiza en que celebrar aquella solene fiesta, representando muy
al vivo el portalico y santo pesebre de Belen entretejiendo entre las pa-
jas flores y celebrando en el sus misas, en aquella misteriosa noche y
mañana con muy grande consuelo y jubilo suyo, teniendo a gran dicha,
ofrecer al Padre Eterno la primera misa y sacrificio del cuerpo y sangre
de su unigenito [107v] unigenito hijo en noche y dia, en que el mismo
Señor por la salud del mundo avia nacido en semejante portal consa-
grandole en tan misteriosa fiesta aquella Provincia del Parana a su ser-
vicio, y a los Yndios causó gran consuelo y admiración el oyr el sagra-
do misterio de aquel dia, y en començar a ver las ceremonias santas de
la Iglesia: dos días se detuvo en aquel puesto, y dia del glorioso evan-
gelista S. Juan pasó al pueblo del cacique Abacatu, que con sus vassa-
llos que eran mucho recibió al Padre con muchas muestras de amor, y
su buena acojida le inclino a hacer alto en sus tierras, a donde levantó
una pequeña Iglesia.
A la fama de su venida concurrieron los Caciques comarcanos,
mostrando gran consuelo de verle; trayanle sus presentillos aque co-
gando “fue a introducir y ayudar a los padres un clerigo devoto de la compañía cura
de un pueblo circun vezino y llevo algunos caciques parientes de otrod paranaes”
(Leonhardt, 1927: 44) .
109
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
172
Estos tres últimos párrafos el P. Lozano los trae, transcribiendo una carta del P.
Lorenzana que envió al P. Diego de Torres. Lo hace refutando la versión que corría en
su tiempo que fray Bolaños había reducido estos indios y se los entregó a los PP.
Lorenzana y Boroa, cuando este último ni siquiera había llegado a Buenos Aires (Lo-
zano, 1755: 179-181). Pero el detalle que aquí consta es seguramente obtenido de
boca misma del P. Lorenzana. La carta completa del P. Lorenzana, Lozano la toma de
la Carta Anua del 6 de junio de 1610 (Leonhardt, 1927: 44-47).
110
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
111
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
112
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
173
Estos detalles los escriben los PP. Lorenzana y San Martín, y transcribe el P. To-
rres en la Carta Anua del 5 de abril de 1611 (Leonhardt, 1927: 88-89).
113
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
114
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
La ocasion que tomó nuestro Señor para mover los Yndios Pa-
ranas a recibir la fee fue un sermón muy fervoroso quepor este tiempo
les hizo, el Padre Marciel poniendoles delante de los ojos los bienes
que les venían a su alma por el santo Baptismo, puerta de los sacramen-
tos, la dignidad y hermosura que recibia por la gracia; y por el contrario
la suerte infeliz de los Ynfieles, que como era desgracia y enemistad de
Dios, dicho esto se levantó un niño como de doce años movido de
nuestro Señor, y hincado de rodillas puestas las manos pidió con mucha
ternura al Padre le baptizasse; preguntole que le movia a pedir el bap-
tismo: respondió que mediante el deseava ser hijo de Dios, y ser parti-
cipante de su gloria, y para no morir Ynfiel, que temia mucho las penas
del infierno.
Reconoció el Padre la virtud del Señor, y con jubilo le lebantó
abraçó con mucho amor, y le dixo, que de muy buena gana le baptizaria
que a esso [111] avia venido a su tierra, y esos eran y avian sido sus
mayores deseos sino que sus Padres con su mala vida avian impedido
la consequcion dellos; mas que vista la enmienda daría en el principio a
los baptismos. Cosa maravillosa que a esta palabra el niño no caviendo-
le el gozo en el alma començo a dar delante de todos saltos, y brincos
de placer, y repetía una y otra vez la palabra que le avia dado de bapti-
sarle el Padre celebrando su cercana dicha de ser hijo de Dios por el
baptismo; y aviendose dispuesto para el Domingo siguiente veynte y
ocho de noviembre de mil seis cientos y diez le baptizó con toda la fies-
ta y solenidad posible, y acabado el baptismo restando la Yglesia llena
de gente le dixo Roque (que era su nuevo nombre) ya sois christiano,
decidnos que es lo que an de hacer los buenos christianos, y puesto el
niño junto al altar mayor muy galano con variedad de hermosa plume-
ria a su usança, dixo el credo en alta voz, y acabado le preguntó el Pa-
dre y demás de creer en Dios que mas es necesario para ser salvos:
Respondio que cumplir sus mandamientos, y luego los dixo con aplau-
so de los Ynfieles; y acabados fueron acompañando el nuevo baptizado
hasta la choza del Padre quedando todos no solo consolados, pero muy
movidos, y embidiosos de tanto bien como alcançado Roque por el
Santo Baptismo.
115
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
116
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
117
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
174
El mismo relato en la Carta Anua que firma el P. Torres el 8 de abril de 1614 (Le-
onhardt, 1927: 350).
118
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
el fuego de sus alterados coraçones, y lebanto una llama tal que trataron
de dar sobre el Padre y los nuevamente reducidos, ni fue con tanto se-
creto que la fama no lo diulgasse.
Luego que llego a sus oídos, embio al Rio sus espias, Yndios de
mucho valor a fin de conocer sus intentos mas como la disimulacion y
fingimiento se apropió de pechos infieles (y los Paranas lo eran) miran-
do ya a nuestros Yndios (aunque parientes suyos) como a enemigos
encubrieron dellos con tan grande secreto sus animos enconados contra
el Padre y la maldad que tramavan, y se verá adelantarse, y para cuya
execucion estavan preparando en todos los Pueblos gran cantidad de
vituallas, que les persuadieron con fingida bondad, y muestras de amor
que toda aquella comida era para irse a reducir y juntar con ellos en el
nuebo puesto, deslumbrandoles con tanta astucia y sagacidad diabolica
de sus intentos, que los mensageros lo creieron y fueron muy contentos
a dar las buenas nuebas al Padre que fueron bien [113v] bien recibidas
aunque falsas, y seguros de rebatos prosiguieron en su doctrina y el
Padre trató de hazer ya que tenia Yglesia (aunque pagiza y pobre) una
solene fiesta al santo nacimiento de nuestro creador haciendo su pese-
bre con muchas luces, y el maior adorno que pudo haciendole los niños
paranas una dancita al recién nacido asistiendo todos a missa, y sermon
con grande regosijo muy descuidados de los sobre saltos, y fatigas que
les amenaçaban que veremos en el capitulo siguiente.
119
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
120
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
sin tener noticia del con estar ya de buelta los malhechores, y poco mas
de diez leguas al Parana quedando corridos del engaño, y burla de los
matadores bien cebo de ver el Padre adonde asertava el Demonio este
tiro, mas [114v] mas puestos los ojos y confiança en Dios como solia
sin desmayar un punto junto con mucho animo los caciques, y pueblo:
pusoles delante el inconsiderado atrevimiento de sus parientes los Para-
nas, su crueldad de aver hecho tantas muertes, el peligro de los capti-
vos, el justo enojo del General, y su amenaza sino los restituian a su
libertad, y orden aunque embiava deque por su medio se rescatasen, y
assi les pregunto su aquel mensaje se podia hacer con seguridad de los
embaxadores. Respondieron que si, y que tenían esperança que el Capi-
tan General Tabacambi que le avia asistido, y conocía, no solo no haría
agravado a los que de su parte quessen, pero que les daría los cautivos,
y tres Yndios de mucho valor y brio se ofrecieron luego de ir con la
embajada a quien el Padre dio una carta para el Capitan mas por el au-
toridad que tiene con el Yndio que por aver entre ellos quien la leyesse;
en que le pedia que contentos ya con la mortandad pasada le embiasse
los cautivos que quedavan vivos para que el pudiesse con esso impedir
el paso al español, que sin duda vendría ahaserles guerra con daño su-
ya, y al General escrivio dandole cuenta de la diligencia que avia
hecho, y la esperança que los reducidos tenían de la libertad de los cap-
tivos, aunque el como quien tambien conocía la inclinacion vengativa,
y matadora de los Paranas, no tenia ninguna, y que su merced hiciesse
su oficio de Capitan, que el no se metia en estorvar el castigo de seme-
jantes agravios, y atrevimientos.
Mientras caminava esta carta al Paraguay, los tres Yndios llega-
ron al Rio, dieron su mensaje al Cacique Tabacambi, y todo les salio al
reves de lo que pensaban, pero [~] conforme a lo que esperava dellos el
Padre Marciel. Porque el Capitan les dixo que el no se avia hallado en
aquella guerra (como era verdad), y que los demás Caciques avian
[115] hecho aquellas muertes en bengança de agravios pasados, y que
ya tenían preparada gran cantidad de vino para las fiestas y muertes de
los demas captivos, que ya uian matando como ellos vian que mal po-
dia ya el estorvarlo; y dicho esto se escondió por que no le instasen
mas. Fueron a los demás caciques que respondieron sobervia y atrevi-
121
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
122
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
123
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Yo, Diego (hijo mio) quando vine a vuestra tierra no tube delan-
te de los ojos buscar vuestras haciendas sino vuestras almas para Dios
nuestro criador, y bien sabia que avia entre nosotros muchos Yndios
malos y aviesos que instigados del Demonio avian de procurar de ma-
tarme. Pero quise mas la vida de vuestras almas que dependía de mi
venida, que la de mi cuerpo, y assi creeme hijo que no temo el morir
por amor [116v] por amor de mi Dios y el vuestro y pues yo no temo,
no temas tu decirme mi peligro que temo receloso de hablarme, ruegote
me des cuenta de todo lo que ay sin encubrirme cosa alguna enternecio-
se el Cacique, y con un gran suspiro hechos sus ojos dos fuentes de
lagrimas dixo sollozando como, o con que lengua hablare ya a mi Pa-
dre a quien tanto amo, o que dixe: pues mis parientes los Paranas estan
en sus fiestas y bevidas dando crueles muertes a los cautivos y a nues-
tros mensageros quisieron quitar la vida, que huyendo se escaparon de
sus manos, y les dixeron, y amenaçaron que luego avian de venir a
nuestro Pueblo, y matarse asi y beber en su calavera, y de tu compañero
passandonos a todos a cuchillo por que te admitimos y recibimos en
nuestra tierra, y que en vengança avian de llebarse todas nuestras muje-
res e hijos cautivos al Parana para sus esclavas.
Oyole el Padre sin turbacion alguna, y con mucha serenidad na-
cida de su grandeça de animo, y seguridad en Dios le exorta le dijere la
verdad, si los Yndios reducidos le amavan, o querían mal, y si les ten-
ían de mala gana en su tierra, respondió que todos le querian y estima-
van, y estavan muy contentos de su estada, y que en esto no avia genero
de duda. Pues si esso es assi dixo el Padre si no quereis, y gustais de
tener sacerdotes con vosotros no teneis que temer que Dios nuestro
Señor que nos embio aquí, siendo vosotros malos queriendo aora ser
buenos, y oir su palabra, nos defenderá a nosotros, y a vosotros, y pues
tu eres Cacique principal, ve y habla a los demás Yndios, y animales,
diles el amor que les tenemos, y que no teman, pues tienen a Dios de su
parte. Lebantose luego el buen Yndio muy consolado, y animado, y fue
adonde estaban los demás juntos a darles parte del animo tan alentado,
y [117] esforçado de su Padre Lorençana de que todos se consolaron en
gran manera.
124
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
125
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
126
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
176
Este relato lo cuenta el P. Torres en la Carta Anua del 10 de mayo de 1612, co-
piando una extensa carta del P. Lorenzana que cuenta este suceso (Leonhardt, 1927:
496-502).
127
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
128
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
grandes Caciques avian de obedecerle, que asi lo hacían los [119v.] los
españoles. Y que en lo tocante a sus almas, el Capitan y todos avian de
estar subordinados a el, como a quien estava en lugar de Dios, y que
por ser muy contingente faltad algunas veces del Pueblo su Capitan le
parecia conveniente que en segundo lugar para su defensa nombrasen al
cacique Thomas Arapisandu bien conocido por su valor, a que el Capi-
tan y pueblo aplaudieron con mucho gusto confirmando la eleccion del
Padre.
El dia siguiente quiso hacer prueba el Padre Lorençana de sus
capitanes, y soldados, y dixo al cacique Anangara: Capitan quiero ver
como mandais y governais vuestra soldadesca, hacedme aquí dos es-
quadrones uno de Paranas del Rio, y otro de nuestra Reducion, y aco-
meteos unos a otro, para que perdáis el miedo, y estéis diestro para
quando vengan a vuestras tierras los enemigos, al punto con gran pres-
teça dividieron los Capitanes la gente formando sus esquadrones; qui-
sieronse en distancia conveniente que se pidieran oyr unos a otros,
hicieron sus razonamientos en cada esquadra, deshaciendo las fuerças
del contrario, y engrandeciendo las suias, para dar animo a los solda-
dos: hicieron señal de acometer, y travarse entre unos, y otros una muy
buena escaramuza, en que quedaron vencidos los Paranas del Rio, y los
vencedores les llevaron captivos a todos con las cuerdas de los arcos a
presentar al Padre para sus esclavos, con que con mucho contento del
ensayo se fueran a descansar, y el Padre a prepararse para decir missa,
que ofrecio al Señor para que lo dispusiesse todo a su mayor gloria.
Repasó en este alarde, que no passavan de ochenta los soldados,
y que aunque gente fiel valiente, gloriosa era poco numero, para resistir
a tantos enemigos, y asi les exortó que recogiesen como otros treynta
que andavan esparcidos por las heredades, y oyendolo un Cacique
[120] anciano le dixo que no estuviesse con recelo, por que eran mas
valientes que sus contrarios, y que cada uno valia por muchos dellos,
mayormente decía el viejo al Padre estando tu con nosotros y teniendo
a Dios de tu parte, y ello no, sino al Demonio, no tenemos que temer, y
assi no vendrán, y si vienen moriran todos a nuestras manos, per lo
cierto es que nuestro Señor que queria librar al que con tanta confiança
se avia hechado en las suyas, y aquel Pueblo que tan fiel se mostraba a
129
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
177
El que llevó la noticia fue el P. San Martín. De tal modo que el Teniente de Gober-
nador Santiago de Velasco juntó a los jefes militares a Consejo de Guerra, llegando a
la conclusión que los canoeros no se encaminaban solo a la reducción de San Ignacio,
sino que luego que pasaran por Caazapá, atacarían Corrientes, guarnecida con pocos
soldados, para bloquear el abastecimiento fluvial de Asunción (Lozano, 1755: 205).
178
La reducción de Caazapá se ubicaba a 230 km de Asunción, siendo fundada por
fray Luis de Bolaños en 1607 con el nombre de San José de Tebicuary o de Caazapá.
El nombre de la reducción continuó su vida hasta la actualidad.
130
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
con que hechos señores de los Rios Parana y Paraguay dexavan la ciu-
dad de la Assumpcion acorralada sin comunicación de las ciudades de
abajo, lo qual juntó con el amor y estima grande que aquella ciudad
tenia al Padre apresuró mucho el despacho del socorro.
179
Apellido de origen guaraní, fue alcalde ordinario de Asunción en 1622, se dedica-
ba al negocio de cueros (José Luis Mora Merida (1973), Historia social de Paraguay
1600-1650. Sevilla: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Escuela de Es-
tudios Hispano-Americanos :218)
131
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
edificados y con mayor estima del sacerdote y los españoles con grande
admiracion de ver los Yndios tan rendidos y en llegando al Pueblo, la
confiança y seguridad con que estaban sus mujeres y chusma con no
aver visto español en su vida.
Luego se juntó el General Juan Resquin con sus Capitanes a
consejo de guerra presente el Padre los mas de los votos se inclinavan a
que pues el fin de su venida era librar al Padre del peligro en que estava
si le hallassen vivo y avian tenido suerte de hallarle, se bolviessen con
el pues ellos eran pocos, y los enemigos muchos, y Victoriosos y no se
podía esperar ningun buen sucesso; el General Juan Resquin que ya
conocia de rostro a los Paranas, deseava verse con ellos y tenia por caso
de menos valor a su fama y valor que era mucho, volviese dexandolos
triumphantes, dandoles ocasion muy grande de hacer risa del valor es-
pañol, deste parecer fueron algunos otros, y todos pidieron al Padre que
dixiesse el suyo, hisolo con grande peso de razones por una y otra parte
[121v] parte, pero con grande eficacia, las que inclinavan a libertar
aquellos pobres captivos que tan fielmente, y tantos años les avian ser-
vido a quien actualmente estaban dando crueles muertes sus enemigos
y de la fe, con que se resolvieron todos a una, que convenia yr luego a
verse con el enemigo: pero solo reparaban en su peligro, llebando con-
sigo la gente nuevamente reducida, por que aunque parecian fieles a los
Padres pero al fin eran Paranas parientes de los contrarios, y si en la
refriega los viesen victoriosos era facil aunarse, y acabar con ellos.
El Padre les dixo que estava puesto en prudencia su recelo, que
en cosa que yba tanto no era sobrado, y aunque tenia satisfacion de
aquellos sus hijos en Xrispto; les exorto a que ellos hiciesen prueba,
cala, y cata de ellos, como lo hicieron, con preguntas, y repreguntas,
hallandoles mas firmes y constantes que rocas en el amor de su Padre y
deseo de ser Xcrisptianos, con tan gran brio, y denuedo de pelear, que
quedaron admirados de su fidelidad, y valor, y con resolución de ir lue-
go; volvieronse los Capitanes a su alojamiento pidiendo al Padre fuesse
al amanecer al Real, y hiciesse una platica exortatoria al campo, que
estaba de muy diferente parecer, para que se animassen a la pelea.
132
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
133
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
134
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
se echavan a nado para passar a las islas perecieron no pocos, con que
se acabo la batalla.
De los nuestros ninguno murio, y los heridos fueron pocos, y no
de peligro y tocando a recoger se bolvio nuestro exercito victorioso y
triumphante a la nueba reducion a dar las devidas gracias a nuestro Se-
ñor, por la victoria afirmando todos los Capitanes que desde que se
poblo la Provincia del Paraguay no se avia hecho jornada con tanta
union ni con tan poca perdida nuestra, y onor y credito del español. La
causa era justa, en defensa del evangelio, y en castigo de las injusticias,
y atrocidades que los Paranas avian hecho en la nación Maomma chris-
tiana y benamerita de los españoles, y assi les ayudo nuestro Señor y
hecho la bendición a sus trabajos quebrantando por entonces la sober-
bia, y orgullo de los Paranas, atribuiendo con justa razón despues de
nuestro Señor el buen suceso de la guerra a las oraciones y santos sacri-
ficios del buen Padre Marciel de Lorençana, y a su fe, y confiança con
que les animo a la batalla y a bolver por la honra de dios y nombre
Xrisptiano, y si la victoria del Pueblo de Dios contra el Pueblo gentilico
de Amalic justamente se atribuio a las oraciones de Moises, que mien-
tras Josue peleava el orava, y si el Capitan no desfalecia peleando era
porque el alcançaua de [123v] de Dios la victoria orando como dice S.
Agustin, con justa razon se le atribuia esta que se alcanço en defensa de
la fe, destos Ynfieles enemigos della al Padre Marciel pues no solo
animo a la pelea y al rescate de los captivos inocentes (como vimos) a
imitacionde S. Francisco Xavier contra los Acenos, pero con la eficacia
de su oracion alcanço esta victoria de que nuestro Señor le tenia dadas
seguras prendas, quando exosto el exercito a la jornada teniendo todos
a par de milagro que en tan reñida, y porfiada batalla no hubiese muerto
(como se dixo) ninguno de los nuestros ni español ni Yndio atribuien-
dolo a sus Santas oraciones, y merecimientos queriendo nuestro Señor
honrar al que desconfiado en sus fuerças se valio de las suyas que son
grandes implorando su auxilio, y favor y juntamente fueron muy paga-
dos de la fidelidad y valor de los nuevos hijos que con pelear contra sus
propios parientes lo hicieron valerosamente prevaleciendo en ellos mas
el amor sobre natural que el natural, y la gracia mas que la naturaleça.
135
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
136
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
137
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
parece lo puedo hacer con buena conciencia, por que como nos enseño
Xrispto Señor nuestro con la palabra y exemplo, bonus pastoranimam
suam ponit pro avibus suis, mercenariu autem et qui non et Pastor vi-
det lupum venientem et fugit, et luput rapit et despergit cries. Yo veo
mi Padre mi peligro dudoso, y su buena voluntad obliga a que de nin-
guna manera los desampare en tan grande necesidad, esto dixo el Pa-
dre180 y mejor que lo dixo, lo hizo, y lo cumplió quedando aunque solo,
y entre aquella pobre gente tan desamparado de socorro humano conso-
ladissimo manera por depender como el decia solamente de Dios que es
Padre de misericordia, y de todo consuelo, y que como tal acude en el
mayor desconsuelo y desamparo.
Mientras passava esto en la nueva Reducion, el Parana hizo
gran llanto por sus muertes en la guerra, y duró por mucho días; y luego
que se volvieron a recoger en sus puestos, trataron en sus juntas de
hacer una gran venganza en el Padre Lorençana, y en los que le seguían
haciendo nuebos apercebimientos de guerra, que sabido por el y sus
caciques trataron de pasarse luego al puesto nuevo, que demás de estar
[125v] estar mas lexos de los enemigos era mas fuerte y mas acomoda-
do para escapar la chusma en qualquier aprieto. Assi se hizo con toda
brevedad edificando una pequeña Yglesia que se dedico junto con la
Reduccion a nuestro glorioso patriarca S. Ygnacio181 con cuio nombre
se honrra hasta el dia de oy, cuios favores experimento desde entonces
hasta agora siendo una de las primeras Yglesias que se le dedicaron en
las indias, y aun en todo el mundo (enriquecida desde sus principios del
Padre Provincial diego de torres con una firma del mesmo santo).
A las espaldas de la Yglesia hicieron una pequeña chosa al Pa-
dre toda cubierta de paxas, y esta mudança se hizo a los veinte de
Henero de mil y seiscientos y once con nuevo consuelo de todos, pero
templado con los continuos revatos del enemigo hasta el ultimo de fe-
180
También cita la carta a González Holquin, como todo el relato que la preside, el P.
Lozano (1755: 211).
181
Según el P. Lozano la reducción de San Ignacio Guazú al principio se llamó Ya-
guaracamygtá, pues así se denominaba el sitio donde se levantó “una iglesia capaz” u
“una casa de tapia” para los PP. (Lozano, 1755: 185).
138
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
brero casi al anochecer que vino avisso que la junta de los contrarios
estava dos leguas de la Reduccion. Los Capitanes tocaron luego al arma
pusieron centinelas y espias, pidieron al Padre Licencia para embizarse,
y pintarse afuer de guerra a su usansa antigua, con que decian se ponían
fieros a los enemigos, y tan fieron se pusieron que no los conocía el
Padre de que ellos hacían fiestas y regocijo entre sus trabajos, hacien-
dole toda la noche guarda con grande vigilancia esperando al enemigo
con sus arcos y flechas en las manos.
182
Con ese nombre se lo conocía en la zona andina. Los guaraníes le llamaban
mimbý, siendo un instrumento de viento hecho con una caña o palo con entre tres y
cinco agujeros y una lengüeta en la embocadura. Nació en la zona andina y se expan-
dió por toda Amñeric a del Sur antes de la colonización. Hay variedades del mimbý:
mimbý guasú, mimbý chué y el mimbý tarará que era una bocina o trompeta guerrera.
Pero también hay diversos tipos de bocinas, como la uatapá que era usada para atraer
peces, la guatapý, hecha de caracol grande de mar y la Jombyá, usada por ls tupíes en
la costa atlántica.
139
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
pal por la fee que era el maior y mas honrroso motivo de su persecusion
y con animo imitador de Xavier contra los Badagas se quedo en cuerpo
con un crucifixo en las manos con que les avia hecho el raçonamiento
para hacer rostro el primero a los enemigos, y animas a los suios en el
conflicto como buen Pastor (digno deste nombre cuio oficio hiso con la
obra mexor que lo tenia prometido de palabra) velando de dia y de no-
che sin perdonar trabajo por la conservacion de su revaño, a que obliga
la solicitud Pastoral teniendo a esta causa no solo en poco las comodi-
dades temporales pero abraçandose con todas las incomodidades juntas
de hambre, cansansio, sudores, sobresaltos, trabajos y peligros, que son
la prueva como dice el gran Gregorio del buen Pastor y del mercenario,
o jornalero, que este teme y tiembla en el peligro y vuelve las espaldas
a los lobos, esto es a los que persiguen y acosan su ganado, y aquel sale
en campo en las batallas del señor con las armas de la Justicia y razon
de parte de fieles [126v] fieles convertidos como lo hizo este gran va-
ron este dia ofreciendo liberalmente asi mesmo su vida y sangre por
muro fuerte no solo al exercito Ynfiel que se acercava pero a otro mas
fuerte de enemigos invisibles librando sin perdonar a peligros ni traba-
jos su rebaño de sus garras y infernales gargantas con las armas de su
oracion y confiança en las llagas del Santo Crusifixo que para su con-
suelo, y terror del enemigo tenia en lamano como arma invensible y
victoriosa con mayor confiança en ella que el macabeo en la espada de
Apolino.
Estando ya a punto para la batalla se llevanto un viejo y ani-
mandoles a pelear con valor y brio en defensa de sus mujeres e hijos a
su usança remato a su resonamiento diciendo que sobre todo mirassen y
defendiessen al Padre encareciendoles lo mucho que le devian, y los
que importava su defensa para lo qual en viniendo a las manos le ro-
deasen todos y que si acaso (lo qual el no temia por conocer su gran
valor) les desbaratassen los enemigos, y viesen que acometían al Padre
se pusiesen todos delante para recibir en sus pechos las flechas para que
a el no le tocassen cayendo primero todos ante sus pies muertos para
salvar su vida, con lo qual cobraron nuevos animos a la pelea, y lo que
es mas de maravillar de la fineça de amor de aquella buena gente, las
viejas y mujeres de los caciques que con gran dificultad pudo el Padre
140
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
141
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
encima para coger la vez, y otro encima de la de este (tanta era el ansia
de verse christianos) en que se via el Padre en mucha confusión, y asi
les dixo que mirassen que le estorbavan, que le diesen lugar a que les
pudiesse echar el agua, pusoles encima de la pila de quatro en quatro
cabeça con cabeça en forma de Cruz y assi como se yban baptizando
iban bolando dando saltos de placer con sus armas en las manos aguar-
dar su puesto, y finalmente se baptizaron todos con grandissimo con-
suelo, y jubilo del Padre y de aquellos buenos Yndios en tanto grado
que mas parecía dia de regocijo y grandes fiestas que de batalla.
Mientras passava este devoto, y fervoroso acto en la Yglesia fue
la voz al monte adonde como se dixo estavan las mujeres, de como el
Padre estaba baptizando sus Padres y maridos por el peligro de la gue-
rra aqui fueron las voces y clamores de una piadosa y Santa embidia,
espectaculo verdaderamente de gran devoción y ternura, por que no
sufirendo mas la dilacion salieron todos de carrera del monte hacia la
Yglesia (tan poderoso es el buen exemplo) y lo que muestra mas el
afecto y estima del Santo baptismo, hasta las viejas de setenta, ochenta,
y cien años yban con sus baculos en las manos con tanta ligereza a pe-
dirle que parecian mozas de enteras fuerças que se las dava el que con
su poder hacia correr cojos y mancos, y con fuerça interior alentando su
flaqueza los traza assi para darles la salud eterna, y con ser las mujeres
de su naturaleza tan recelosas, y timidas olvidadas del peligro de la vida
que tan presentetenian [128] tenían solo se acordaban de la del alma.
Llegaron delante del Padre pidiendole con grande afecto que las
baptizase tambien a ellas pues estavan en el mesmo peligro no pudo el
Padre negarselo y hechar las mesmas diligencias que avia hecho con
los varones las baptiso bolviendose luego al monte con grande alegria
de berse y a hijas de Dios por el santo baptismo dando gracias el Padre
Lorençana a nuestro Señor por aver hallado en los confines del mundo
y entre lagente indomita y fiera del Parana no una sino muchas mugeres
fuertes con no ser poco hallar una como dice Salomon por ser tan raras
pero demas precio y valor que el tesoro de las Yndias pues no solo co-
mo se dijo tubieron esfuerço y audacia varonil para juntarse estas nue-
vas Amazonas a consejo de guerra tomando en el valeroso acuerdo de
salir en campo a la pelea a ayudar a los soldados, y recibir si necesario
142
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
143
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
144
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
183
El capitán Diego Ponce de León (Ciudad Real del Guayrá, 1564-Paraguay, 1626)
era hijo de Alonso Riquelme Guzmán y Ponce de León, sobrino de adelantado y go-
bernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca y de Úrsula de Irala, hija del conquistador y
gobernador del Paraguay y Río de la Plata. Era vecino de Corrientes al fundarse la
ciudad en 1588 y su alcalde ese mismo año. También ocupó los cargos de regidor,
procurador general, justicia mayor, capitán de guerra, alférez general de la conquista y
tesorero general.
145
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
tos del enemigo que era dar en ella y matar al Padre fue un caudillo con
alguna de la gente a correr la tierra aunque como los contrarios estaban
tan sobre aviso, no se hizo cosa de consideracion, ni se vieron con el
enemigo ni llegaron a sus tierras.
Quedose el Capitan con el Padre tratando muy de proposito del
orden que traya de llebarle consigo al Paraguay, aqui le respondio que
descuydara desso, por que de ninguna manera yria, que oydo por el le
respondió, que sin falta le avia de llevar, por que a esso mas principal-
mente que a hacer correrias le avia embiado el General con tan poca
gente. El qual y toda la Ciudad le avia mandado que si no queria de
grado, le llevasse por fuerça que no podia dexar de cumplir el orden de
su General, y por si resistiesse intentaron con el Padre Diego Gonzalez
que se lo mandasse con precepto y sensuras, que aunque les respondio
que no podia por ser el Padre Lorençana superior y Rector del Colegio,
pero que no obstante esso mirasse el amor con que le avia embiado su
Ciudad, que estaba en continuo sobre salto y tormento con su peligro y
con mucha resolución, concluyo el Capitan que sin falta avia de cum-
plirlo que su ciudad le mandava.
Vista por el Padre su determinacion de hacerle violencia, y que
se ponia a peligro [130v] a peligro que viniesse a las manos con sus
propios Yndios metiendo la gente dentro de casa, si se resistia, y enco-
mendandolo muy deveras a nuestrro. Señor (que sin duda le comunico
si Santa Luz como se vio por los efectos) tomo por medio persuadir a
sus Capitanes e Yndios principales condessendiessen con el español en
su yda, que el les dava la palabra de bolver volando sin que fuere parte
toda la fuerça del mundo, para detenerle, y aunque se les hizo muy difi-
cultoso y lo sintieron ternisimamente por que el amor siempre se recela
y ninguna cosa le es tan penosa como la ausencia de quien ama, en fin a
mas no poder, vinieron en ello consolandose, con ver que el Padre
dexava su Yglesia con todos sus ornamentos compuesta, y su pobre
chosuela con las alajuelas sin llebarse consigo otra cosa mas que una
amaca, o red que sirve en vez de cama y el ornamento.
Despidiose dellos haciendo tan grande demostracion de senti-
miento y lagrimas que el Capitan y soldados españoles quedaron admi-
rados con tales finezas de amor, ni las mostro menores el Padre Marciel
146
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
de Lorençana que se aparto de sus queridos hijos con tan grande dolor,
y desconsuelo, que entiendo yo que fue uno de los mayores de su vida,
dexo encargado a los Capitanes velassen sobre su pueblo, y guardassen
su Yglesia y la frequentasen todos los días como que el estuviera pre-
sente, y que para tal dia que le señalo le saliesen al camino que sin duda
le encontrarian, con que no se les templo poco su sentimiento entrete-
nido con la esperança de su buelta.
La ocasion de tristeza y lagrimas de los nuebos Xrisptianos Pa-
ranas, se bolvió engozo, y alegria de toda la Ciudad de la Assumpcion
que acudió a pendon herido184, luego que supo que avia llegado aver a
su buen Padre Lorençana que le miravan como a resucitado de muerte
avida y los de [131] casa mostraron con el gozo el amor que tenian a su
superior y Padre cuya venida a aquella Ciudad que de grandissima im-
portancia, por que con ella dio asiento fijo a las cosas de su mission del
Parana, que fue el fin principal que tuvo delante de los ojos en su veni-
da tan contra su voluntad.
El primer paso fue hacer capaces a los Padres de casa de la im-
portancia de aquella misión, de la qual dependía no solo lo que restava
del Parana pero toda la Provincia del Uruguay, que estaba intacta y
llena de millares de Yndios, en quien desde el Principio tubo siempre
puestos los ojos, y que desamparar aquel puesto que tanto le avia costa-
do de conservar hasta entonces; era perder todo, ni avia raçon de desa-
rimarse por entender que el fruto que se havia hecho en aquella mission
era poco en un año poco mas, pues no solo se avia amansado aquella
gente tan briosa y guerrera pero estava ya sugeta y rendida al suave
jugo del evangelio y casi todos Xrisptianos.
Tambien les mostró claramente como el medio que se avia co-
menzado a poner en platica de desnaturalizar los Yndios, trayendoles
hacia el Paraguay no era cosa intentable ni hazadera, pues ni ellos avian
de venir en ello, ni er ajusto venderles tan caro el evangelio que tan de
gracia y barato quiere nuestro Padre S. Ignacio en sus constituciones
segun el consejo evangelico que se les predique, y al General, y Ciudad
184
Locución adverbial. Con toda la fuerza, unión y diligencia para socorrer una nece-
sidad, cuales ver el estandarte o bandera en peligro de que lo ganan los enemigos.
147
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
148
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
149
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
187
Se refiere al río Aguapey, perteneciente a la cuenca hidrográfica del río Uruguay,
con una extensión de 310 km que recorre por la provincia argentina de Corrientes.
Nace de esteros y bañados próximos a la localidad de San Carlos, en el extremo no-
150
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
donde tenia su asiento Mañarimbi que con falsa apariencia de paz supo
los intentos del español por sus espias, que le dieron aviso por sus fue-
gos aque correspondió el con uno muy grande poniendo a su Pueblo y
retirandose aparte mas segura frustrando en gran parte la pretension del
General, que de alli pasando por Yuti, y Casapa dio vuelta a la Asump-
cion volviendose el Capitan Arapisandu, y su gente que se avia acom-
pañado hasta aquellos montes con mucho disgusto y sentimiento, de
que despues de su trabajo, y de sus soldados llebava por fruto quedar
despobladas sus tierras, y la comarca de su Reducion; y lo que era de
mayor cuydado el Parana mas sobrevi que antes, pues avian visto que
con aver hecho tanto esfuerço el español, ellos se quedavan en sus tie-
rras como al principio sin aver llegado al Yacuy ni al Maracanaz y sus
islas, adonde los rebeldes se avian buelto a fortificar.
El Padre Marciel de Lorençana como tan siervo de Dios, aun-
que sentía como era razon el descredito del español, que tanto importa-
va aun para el asiento de la fe en aquellas Provincias, y el peligro en
que quedaba la Reducion mayor que antes, pero en quanto a verle ahu-
yentado los [133v] los Caciques que le tenian dado palabra de reducir-
se, se conformo con la voluntad de nuestro Señor cuya gloria buscava
puramente, y el bien de las almas de aquellos pobres Yndios, el qual se
consiguio aunque por diferente camino, que en sustancia venia a ser el
mismo, mediante la predicacion evangelica, a quien quiso nuestro Se-
ñor dar essa honra y gloria y no a la boca del arcabuz, por que viendo el
Santo y venerable Padre Fray Luis Bolaños que ya tenia hecha la Re-
ducion de Casapa la muchedumbre de gente, que se avia amontonado
entre el Parana y los montes de Yuti, levanto Cruz e hizo Yglesia en
ellos y con su grande espíritu y caudal de lengua juntó, y redujo allí los
Yndios haciendo una muy lucida Reducion que los Padres fray Grego-
rio de Ossuna y fray Alonso Velazquez188 imitadores de su espíritu y
151
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
152
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
153
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
189
La reducción de San Francisco de Yuti fue fundada con indios Paranáes por fray
Luis de Bolaños en 1611. Se ubicó a 10 leguas de Caazapá y tuvo como segundo
doctrinero a fray Alonso Velázquez. Los frayles dejaron la reducción en 1785, que-
dando a cargo del clero secular
154
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
190
Francisco de Alfaro (Sevilla, 1551- Madrid, 1642) fue designado fiscal de la Au-
diencia de Panamá y en 1598 se traslada a la Audiencia de Charcas en calidad de
Oidor, donde se le envomendó recorrer la región del Tucumán, Cuyo, Buenos Aires y
Paraguay para luego elaborar sus famosas Ordenazas de 1612. Alcanzó a ser presiden-
te de la Audiencia de Charcas en 1632 y luego regresó a España. De su primer matri-
monio tuvo a Diego que se incorporó a la Compañía de Jesús, alcanzando a ser supe-
rior de las misiones entre 1637 y 1639, año en que muere mártir en Caazapá.
155
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Cruz tan gran lengua como sabia, que supliri a su lugar obedecio con
puntualidad con muy gran sentimiento de los Yndios a quien consolo
con la esperança de su buelta, y a nueve leguas encontro al Padre Ro-
que Gonzalez a quien instruio aquella noche de lo que avia de hacer en
su ausencia. Llego al Paraguay a donde fue muy bien recibido de aque-
llos señores, como un varon Apostolico, que tanto avia trabajado por
plantar la fe entre los Gentiles, pero quien tuvo un dia alegre y regosi-
jado fue el Padre Provincial Diego de Torres como tan amador de los
Yndios, viendo delante de si a quien tantas veces avia puesto con tanto
animo y valor la vida por ellos y por el Santo Evangelio.
Trató con el Padre Provincial sus intentos, que era acabada
aquella Reducion que tenia entre manos hacer otra mas adelante, dispo-
niendo la entrada a la Provincia del Uruay191 de que se consolo mucho
el Padre pero agradeciendole su fervoroso animo de convertir aquellas
gentes, le dixo como nuestro Padre General Claudio le embiava patente
para que fuesse a Chile a ser Rector192 de aquel Colegio como ya le
avia escrito algunos meses antes, y aunque le avia edificado su propusi-
cion tan humilde diciendo no tenia partes para puesto tan alto, y tan en
los ojos del mundo, y el contento y alegria con que estava padeciendo
entre sus pobres Paranas, pero que no era posible [136v] posible ya que
no fuesse a Chile dexar de ir a la Asumpcion a ser Rector de aquel Co-
legio, y Padre amparo, y escudo de todas las missiones hechas, y que se
avian de hacer, que tenian allí necessidad de su persona, a que el Padre
Marciel de Lorençana con su acostumbrada obediencia, y rendimiento
respondio que estaba a punto para hazer todo lo que le ordenasse, con
mucha puntualidad.
191
Uruguay.
192
El P. Lozano (1755: 318) transcribe una carta del P. Lorenzana donde expresa al P.
Torres: “Lo de Chile es lo que me dá pena: procure V.R. por amor de Dios con toda
eficacia, que se me exima de ello: en realidad de verdad, que será destruicion de aquel
Colegio, y de qualquier otro, á donde me pusieren. En estos Indiezuelos, por ser tan
desamparados, quizá acertaré á servir alguna cosa al Señor, ó á lo menos le deserviré
menos, que en essotras ocupaciones”. El mimo P. Torres escribe en la Carta Anua del
5 de abril de 1611 que el P. Lorenzana “le propuso con tanta instancia, yla falta que
hiciera saliendo de su Mission me obligaron a no sacarle” (Leonhardt, 1927: 87).
156
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
157
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
158
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
193
Gerónimo de Loayza González OP (Trujillo, 1498-Lima, 1575) llegó a Cartagena
de Indias en 1529 y regresó en 1538. Fue designado arzobispo de Lima en 1548 y
convocó al primer Concilio Limense en 1551 a los fines de organizar la Iglesia y
uniformar criterios y textos de catequesis. En 1565 convocó al segundo Concilio que
pone énfasis en la difusión de la doctrina para los naturales. El prelado fue denostado
por los ricos limeños por su rechazo a las encomiendas.
159
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
194
Pedro Fontana de Zárate era natural de Castilla la Vieja (-1635) fue vicario general
de a diócesis del Río de la Plata en sede vacante con asiento en Asunción desde 1598
por cuaretenta años. También fue comisario de la Santa Cruzada y es el que cordó
licencia los jesuitas para establecerse en Buenos Aires.
160
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
161
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
195
Con razón, los encomenderos miraron a los jesuitas como instigadores de la redac-
ción de las Ordenanzas de Alfaro, las que fueron apeladas ante la Real Audiencia.
Para la presentación se mancomunaron las gobernaciones y eligieron procuradores
que defendieran la posición de los encomenderos. Para el Paraguay eligieron a Her-
nandarias, pero este renunció y les concedió la libertad a los indios. La Real Audien-
cia se declaró incompetente y remitió la imputación al Real Consejo de Indias y luego
162
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
arriba, y la ocasion della fue que antes de llegar el Padre Rector del
Parana a su Colegio el Cabildo ecclesiastico, y seglar pidieron al Padre
Diego Gonzalez que dos Padres que tenia la Compañía ocupados en la
misión de los Guaycurus gente feroz y barbara, de quien ya se hizo
mension, y no se aprovechavan del bien que tenían los passasen a los
Pueblos de Guarambare, y Pitu, que eran los mas dellos, o casi todos
Yndios Xcrisptianos extremamente necessitados, pues por falta de sa-
cerdote perecian sus almas, muriendo como bestias, sin [140v] sin doc-
trina y sacramentos, vino en ella el Padre y ya estaba determinado em-
biarlos quando llego el Padre Rector que a estar presente como yo le oy
decir no lo concediera, sin aver tenido respuesta del Padre Provincial y
saber su gusto por la reverencia que siempre tuvo a los superiores, y sus
ordenes, guardandoles en todo el decoro usando rarisima vez y en caso
muy claro de epiqueza que a las vezes no acierta a dar como conviene
el animo demasiadamente inclinado mas a su voluntad que a la de la
obediencia pero executó lo que ya estava concluido y avia con mucha
caridad y liberalidad no solo dos pero tres Padres de ornamentos, y
todolo necesario por el gusto y consuelo que tenia en ayudar aquellos
buenos Yndios, que fueron las primicias de sus missiones del Paraguay,
y para hazerlo se quedó con solos dos Padres en el Colegio el Padre
Diego Gonzalez enfermo, y Padre Thomas Fildi viejo decrepito, to-
mando sobre si el peso de todos los ministerios demas del cuydado de
la casa y missiones.
Con la llegada de los tres Padres que eran muy fervorosas a
aquellos Pueblos començo a recidir la fe de aquellos Xrisptianos, plan-
tada en muchos dellos por el mismo Padre Marciel de Lorençana que
estaba como encubiera entre el polvo y ceniza de muchos pecados y
vicios publicos, y secretos, entablaron la doctrina, y catecismo todos los
días, confessaron los Yndios, que los mas avia muchos años que no lo
avian hecho, disponiendo los mas capazes a la comunion y a gran prie-
sa con la luz de su doctrina y exemplo ivan desterrando la niebla es
cura de la ignorancia y malicia, trabajando incansablemente con grande
aprovechamiento y consuelo de los Yndios, de que pesaroso el demonio
de cuatro años de espera su magestad se inclinó a favor de las Ordenanzas por Real
Cédula del 18 de octubre de 1618 (Lozano, 1755: 304-305).
163
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
164
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
197
La decisión de retirar a los PP. Vicente Griffi y Pedro Romero de los guaycurúes la
tomó Hernandarias, como Protector General de los indios, a los fines que se los reubi-
cara en las doctrinas de Guarambaré y Pitum. Y efectivamente estuvo en contra de
ello el procurador de la ciudad capitán Bernardino Espinola. El P. Griffi fue a esas
doctrinas y el P. Romero fue destinado a San Ignacio con el P. Roque, llegando a la
misma el 20 de mayo de 1612, en momentos que azotaba la población una epidemia
de viruela. Al concluir la peste el P. Roque decidió trasladar el pueblo a “un sitio mas
despejado” y cambiar los “galpones muy grandes, donde vivian juntas muchas fami-
lias” de manera indecente y trazó las viviendas en “quadras al modo de los Españo-
les”, y cada una en casas familiares separadas de las demás, a pesar que no era del
agrado de los guaraníes (Lozano, 1755: 415 y 418). Un detalle de cómo era este “nue-
vo pueblo” y la visita del P. Torres, en Lozano, 1755: 609-619.
165
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
166
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
167
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
199
La segunda Congregación Provincial se llevó a cabo por primera vez en Córdoba,
siendo presidida por el P. Diego de Torres en febrero de 1614. Se eligió por procura-
dor a Europa al P. Juan de Viana, quien regreso en 1617. El P. Marciel en tanto, iba
de camino a Córdoba cuando recibió el título de Comisario de la Inquisición (Lozano,
1755: 642).
168
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
169
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
200
Santiago de Jerez la fundó Ruy Díaz de Melgarejo en 1580 en el Guayrá, siendo
abandonada y refundada por Ruy Díaz de Guzmán en 1593. Parte de sus pobladores,
junto a los de Villarrica y Ciudad Real se instalaron el tercer emplazamento de Villa-
rrica en 1640.
170
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
201
En realidad el comisario de Buenos Aires designó a un marcado antijesuita, el
licenciado Francisco de Zaldivar. Pero pronto le Lima llegó la designación para el
cargo para el P. Marciel (Lozano, 1755: 683).
171
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
202
Martín Javier Urtasun (Pamplona, 1590-Loreto, 1614) ingresó a la Compañía de
Jesús de Castilla en 1607, arribando a Buenos Aires en la mencionada expedición de
1610 (Storni, 1980: 291). La Carta Anua del 22 de abril de 1618 informa sobre la
172
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
curas enfermos apestados era fuerça que faltando el Padre Antonio co-
mo falto, quedare el Padre Simon Maseta solo, a quien persiguió sin
nulo al prebendado con intento de hecharle a puras pesadumbres de
aquellas Reduciones, haziendo y diziendo cosas con tanto descredito
suyo y del evangelio que apenas acudia nadie a la Yglesia, poniendo
aquella misión a punto de deshazerce, que era el yntento del principal
motor el demonio y sus sequaces.
Pero el Señor desbarató sus intentos con su divina Providencia,
y dispuso que o por aviso de alguna persona zelosa que descubrió la
falsedad a los señores Inquisidores, o desuyó viendo en la causa y pape-
les del Padre Diego Gonzalez la pasión, malicia, y violencia del Pueblo
presumiesen lo mismo en la declaracion contra el Padre Lorençana con
que le despacharon bolando por dos vias nuevos recaudos muy honori-
ficos del comisario de aquellas Provincias a tan buen tiempo, que es-
tando las cajas de aquella mission a pique de perderse embió el Padre
Rector a mandar apretadamente al canonigo desistiesse de la comission,
que tenia en interin, la qual no le avia dado el Santo oficio defensor de
la fe Xcristiana perseguir a los missioneros evangelicos predicadores
della sino para ampararlos, y al Padre Antonio mandó no saliesse de
sus Reduciones, que por estar ya en camino, no tuvo efecto y llegó a la
Assumpcion a tan buen tiempo que el Padre Josef Cataldino acabava de
aportar de Cordova a aquel Colegio con orden de que fuesse en mi lu-
gar a Guarambare y yo al Guayra [146v] Guayra a ayudar a los Padres
de aquella mission por la priessa y peligro, que corrian aquellas Reduc-
ciones de mal lograrse y deshazerse no bolviendo prestos los Padres no
dio lugar a estas mudanças, y asi haciendo su viaje con toda diligencia
con su llegada a aquella mission restauraron lo perdido y adelantaron
mucho aquella Xrisptiandad, y el Canonigo dio buelta a la Assumpcion
adonde se castigó nuestros a lo que se puede entender por ingrato y
desconocido al Padre Marciel de Lorençana, que se avia criado y sido
decisión del P. Lorenzana, como rector del colegio de Asunción, de trasladar los hue-
sos del P. Urtasun. Al parecer se encontraban en Loreto y los de San Ignacio los re-
clamaban, agregando el P. Oñate que en la traslación, “hechaba el cuerpo de si un
suavísimo olor que nos causaba grande consuelo y devoción” (Leonhardt, 1929: 154-
155).
173
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
174
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
204
El P. Juan de Salas (Oviedo, 1581-Mártires, 1662) Ingresó a la Compañía de Jesús
en 1607 y en ese mismo año ingresó al Paraguay. Fue superior de guaranies en 1655,
luego de estar en la reducción de La Cruz. Falleció en Mártires donde estuvo muchos
años (Storni, 1980: 255).
175
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
176
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
177
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
205
El P. Pedro de Oñate (Valladolid, 1567-Lima, 1646) estudió en Alcalá de Henares
con el P. Grancisco Suárez. Destimado al Perú, llegó a Lima en 1592. Sucedió al P.
Torres como provincial en 1615, promoviendo los estudios y fortaleciendo las reduc-
178
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
ciones guaraníes y las del Chaco. Al finalizar su mandato en 1623, regresó al Perú
como profesor del Colegio de Lima, donde enseñó moral y fruto de sus enseñanzas
escribió “De contractibus” en tres tomos (1646-1654) para resolver casos de concien-
cia. Se opuso a la mita y a la esclavitud (Fernández G., 2001: )
179
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
206
Francisco González de Santa Cruz (Asunción, 1560-1615) llegó al rango de egene-
ral y a gobernador interino del Río de la Plata y el Paraguay en 1613, hasta que asu-
mió Mateo Leal de Ayala, de quien fue luego teniente de gobernador de Asunción
hasta 1615, ciudad donde fue alcalde ordinario y alférez real. Fue hermano de San
Roque González de Santa Cruz.
180
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
181
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
182
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
liberalmente sulica a los que con mas fuerça les pisavan y hollavan, o
como misteriosas olivas, que aprensadas en el lagar de tribulaciones, y
persecuciones mientras mas aprietan el vrillo, y mas vueltas da mas
abundantemente dice S. Gregorio suelen rendir el oleo secavissimo de
su misericordia como le rendia el Padre Marciel el sirviendole de lego
en la lampara de su ardiente caridad, para dar la luz de doctrina y
exemplo que dio en todos los tiempos, y muy en especial en este va-
liendose de su azeite, y vino como misericordioso samaritano para cu-
rar las llagas de aquel Pueblo mal herido y lastimado, librando la prue-
va de su amor, no en solo palabras como se usa, sino en obras en que
consiste la fineza del verdadero amor.
Acudia el Padre con sus limosnas a los pobres, sin aver puerta
cerrada, ni negarse cosa que uviese en casa a nadie, haziendo bien a
todos los necesitados a la gente honrada en secreto, y a los demás en
publico, y en la porteria del Colegio, con gran liberalidad y caridad,
aunque hiziesse falta en casa, y nuestro Señor pago esta limosna con el
ciento tanto, pues en retorno della y de la entereza y fidelidad con que
se bolvio por la Justicia y lebertad de los Yndios, por cuya causa como
se dixo nos quitaron [152v] quitaron las limosnas pasando mucha nece-
sidad la casa. Por el mismo tiempo el Padre Hernando de Leon Garavi-
to207 hecho sus votos en el noviciado de Lima junto con la liberal oferta
que hizo de si mismo la hizo de sus rentas, y patrimonio muy principal
que tenia en Sevilla para obras pias arrojandolo todo a los pies de
Xrispto Señor Nuestro y el Padre Juan Sebastian verdadero Padre desta
Provincia que estimo siempe en mucho por ocuparse en la conversion
de los Yndios, le enderezó a que de parte de las rentas fundasse el Co-
legio de la Assumpcion para que mejor acudiesen los Padres del a sus
ministerios, y mejor pudiesen ayudar a las missiones de los Ynfieles en
sus necessidades que eran muchas como lo hizo con mucho gusto, y
207
El P. Hernando León Garavito (Arequipa, 1588-Lima, 1660) era de familia muy
rica, estudió en el Colegio de San Pablo en Lima y al ingresar a la Compañía de Jesús
en 1605 hizo renunca de sus bienes a favor del general Acuaviva con lo que se soco-
rrieron varios colegios, entre ellos el de Asunción, por lo que quedó como fundador.
La patente se la otorgó el general el 28 de enero de 1614 (Lozano, 1755, II: 686-688 y
Storni, 1980: 160).
183
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
184
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
185
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
208
Nos referimos a ella en la introducción. Sobre la Casa de Recogidas por ella fun-
dada se explaya el P. Lozano (1755: 246-248).
186
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
187
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
209
La carta Anua del provincial Mastrilli Durán del 12 de noviembre de 1628, al
referirse al Colegio de Asunción, nos informa al respecto que “La Doctrina de negros
la tiene con mucha edificación de él y de toda la ciudad el P. Marciel de Lorenzana;
pero por grave enfermedad sucedió en ella el P. rector de aquel colegio, y después
otros, y esta ahora muy aumentada, por el amor y cuidado con que se les ha acudido,
y las diligencias que se comenzaron el año 27 acerca del asegurar sus bautismos”
(Leonhardt, 1929: 430). El rector era Diego de Boroa.
188
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
nos es de pequeño consuelo, pues los misms que nos persiguen confies-
san por su boca que padecimos por la justicia, y apretandoles al punto
de la raçon, dizen que lo que nosotros decimos, es muy conforme a ella,
y lo cierto y concluiente para el bien y seguridad de sus conciencias, y
de toda la tierra, pero que las Justicias por sus fines no querran execu-
tarlo, no hazer lo que el Rey manda.
Esto decían y no era mala disposición para recibir la verdad el
convencerse della, que fue causa de que amaynasse algo la persecucion,
y se ablandasen los animos de los ciudadanos, dando lugar en su buen
natural y nobleza a la razón, y a reparar en la paciencia y caridad de los
Padres que no les movia mas que la obligación de su oficio, y bien de
las almas: y como las cosas estaban mas quietas y sosegadas tuvo lugar
[156] el Padre Rector de ir avisitar las reduciones conforme a la obli-
gación de su oficio, y orden que tenia del Padre Provincial de hazerlo.
189
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
vaban de noche para cogerlos mas asusalvo: pero nuestro Señor que
quería librar asusiervo le movió todas aquellas noches aque hiziesse
centinela, ni fuera bastante ano averles puesto la divina providencia
[156v] providencia terror, yespanto a los Payaguas divirtiendoles para
que nohiziezen aotros, que captivaron en el mismo tiempo, que quien
era aquel Padre sacerdote que poco antes avia passado en quien no
avian podido hazer presas.
Passó por los Pueblos de Jejuy y los demás hasta Mbaracayu, y
Ciudad Real de Guayra siempre el mismo en el fervor, renovando las
memorias antiguas de sus primeras missiones, de que se trato ya arriba
hasta llegar a nuestras Reduciones de Loreto y S. Ignacio del Pirapó,
que hallo muy lucidas con muy buenas Yglesias ornamentos y musica,
y lo que es mas muy bien doctrinados con mucha policía civil y
Xptiana los Yndios.
En estas reduciones que fueron principio de otras muchas que
despues se fundaron, halló alos Padres Josef Cataldino, Antonio Ruiz y
Simon Maseta, que con espiritu de verdaderos hijos, y missioneros de
la Compañía uian plantando aquella nueba Xrisptiandad sobre el fun-
damento solido de la fe y bueno costumbres: animoles mucho el Padre
Rector allevar adelante aquella empresa, y asufrir con paciencia las
continuas persecuciones, y asaltos no solo de los Portugueses de S. Pa-
blo que infestavan aquella tierra, pero de los españoles de Guayra, que
sobre servirse del Yndio asu voluntad como de esclavo andavan siem-
pre en continuos debates con los Padres que les defendian y bolvian
por su libertad.
Confirmó mucho aquellos nuevos christianos en la fe, respeto, y
reverencia a los Padres y haziendo por su mano limosna a los Yndios y
a sus hijos dexandolos muy consolados, y orden en todo se bolvio [157]
al Paraguay pasando por los mismos pueblos y componiendo de camino
una reñida diferencia en que halló a la ciudad de Guayra, y su cura
dandole a el buenos documentos, de que estaba muy becessitado con
mucha caridad y prudencia, y exortando al Pueblo al debido respeto asu
Cura, ya que viniesen en una cosa justa, que les pedia como lo hizieron
y el Padre llego a su Colegio de la Asumpcion con mucho gusto de
todos.
190
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Este era el estado de las cosas, quando nuestro Señor, que como
misericordioso Padre templa lo dulce con lo amargo, y lo triste conlo
alegre no dexando que sus siervos sean exercitados yperseguidos ala
continua, texiendo misteriosamente lavida de los santos de variedad de
sucessos, prosperos, y adversos, trajo en esta ocasion al Obispo don
Lorenço de Grado210 gran prelado de mucho caudal y zeloso del bien de
su obispado, muy afecto nuestro que no solo bolvió luego los estudios
con grande honra de la Compañía al Colegio mas favoreció a los Pa-
dres que estavan en las missiones con cartas muy regaladas, mostrando
en ellas el gusto que tenia en que le descargassen su conciencia con su
asistencia y trabajos, y en publico y en secreto no perdia ocasion de dar
a entender al pueblo la merced, que nuestro Señor les hacía en tener allí
aquel Colegio de la Compañía que era su consuelo.
En testimonio de que hablaba de veras, pidió instantaneamente
al Padre Rector se encargasse de su conciencia, y aunque se escusava al
principio con humildad y cortesía, el Obispo instó prometiendole de
estar en todo sugeto y obediente como a su Padre espiritual, con que lo
admitio el Padre prometiendole no pedirle por cosa nuestra no de otro
particular, para que assi se hechasse de ver que lo que le aconsejava no
era por otro fin ni motivo que la gloria de nuestro Señor y descargo de
su conciencia; y assi lo cumplió y al Obispo se le lucia en el buen acier-
to de su govierno la prudente dirección del Padre [157v] del Padre
Rector y la Ciudad a exemplo de su prelado començo a mirar con otros
ojos nuestras cosas, y alegrarse con el lucimiento, con que sus hijos se
criavan en nuestros estudios, haciendo alarde de sus buenas avilidades
con ocasión de la llegada aquella Ciudad del obispo de Tucuman Don
Julián de Cortazar a consagrarse haziendoles el Padre Alonso Aragona
que era su maestro una muy erudita y elegante oracion a los obispos, y
los discipulos sus entretenimientos literarios.
210
El doctor Lorenzo Pérez de Grado (Salamanca, ¿?-Cusco, 1627), natural de Sala-
manca, se graduó en cánones en su universidad, donde luego fue profesor hasta que
pasó al Cusco como arcediano de la catedral y subdelegado de la Santa Cruzada. Pos-
teriormente fue designado obispo en Asunción en 1616, aunque no arribó hasta 1618,
consagrándose en Huamanga el obispo fray Agustín de Carvajal. En ese año fue nom-
brado obispo de Cusco, cargo que ocupó entre 1619 y 1627.
191
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Fundose por este tiempo que era el año de diez y ocho para edi-
ficación de la Ciudad y reformacion de la juventud, después de muy
encomendado a nuestro Señor para que cediesse en gloria suya y honra
de la Virgen Santissima, su Congregacion escogiendo de todos los es-
tudiantes solos doze los mas virtuosos, que fuesen comolos fundamen-
tos della adereçandoles en una clase un altar adonde les dixo missa
ycomulgo el Padre Rector yles hizo una muy fervorosa platica decla-
randoles sus obligaciones, y dándoles estima de la merced que la San-
tissima Virgen les hacia en admitirles por especiales hijos, escogieron
como es de costumbre su Perfecto, y oficiales con tanta ternura y la-
grimas, que se echava y a dever el amparo y protección de tan gran
señora, siguiendose grande emulacion de virtud en los demás, que no
eran admitidos hasta mucha prudencia y demas de las frequentes con-
fessiones, y comuniones se exercitavan en muchas penitencias, y algun
rato de racion mental, a que les adestrava su buen maestro, y todos los
demás ministerios andaban alentados, despues de tiempos tan tempes-
tuosos, porque el animoso sufrimiento de las cosas agrias y desabridas
alcança el verdadero contento, y tiene por dexo gusto y alegria.
Mientras el Padre Rector hizo su visita de Guayra los Yndios de
las [158] Reducionde S. Ignacio hizieron una Iglesia muy buena de tres
naves cubierta de tablas de cedro, que la acabó el maestro de la obra,
poco después de llegada, que me obligó a pedirle fuesse a dedicarla al
Señor y su Santo Patron, y a colocar el Santissimo Sacramento para que
diesse la ultima perfeccion aquella reducion quien la avia comenzado,
pues de camino podía hazer su visita en el Parana y aunque la ausencia
larga passada, y la falta que hazia a su Colegio, y al obispo que sentia
mucho su partida le detenían. Pero el amor a aquellos buenos Yndios le
animaron, a que vencidas dificultades fuesse con universal alegría de
todos, y la nueva de que estaba una jornada del Pueblo, causó tanto
alborozo en aquellos sus buenos hijos que hizieron de la noche dia,
unos buscando cavallos en que salirle al camino, otros ensayando dan-
ças, otros apercibiendo sus flautas, y pingollos a su usança antigua,
otros levantando vistosos arcos adornados con sus frutos por donde
meter al Padre que tantos trabajos avia passados en reducirles, y lo que
faltava de grandeza, lo suplio el amor, con que aquellos buenos Yndios
se salieron al camino desalados unos acavallo otros a pie con braços y
192
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
193
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
211
Ubicada en la provincia de Corrientes fue una reducción fundada en 1618 y aban-
donada al poco tiempo.
194
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
dieran a escoger a los del colegio Rector no escogieran otro. Por que
aunque tenia la entereza que pedia su oficio en la observancia regular,
era junta con gran sufrimiento y caridad acudiendo a los suyos sanos y
mucho mas enfermos con amor de madre, y tanta asistencia, como que
no huviesse otra cosa que hazer, y con su exemplo y fervorosa platicas
inflamava los animos de los de casa en el estudio de la perfeccion, y
con sus cartas a los missioneros, y en el tiempo que tuvo las missiones
a su cargo, tuvieron mucho aumento por quel año siguiente de seis
cientos y diez y nuebe visitó las Reduciones el Padre Provincial Pedro
de Oñate y hizo una junta de los Padres missioneros la mayor que hasta
entonces se avia visto en ellas, en la Reducion de S. Ignacio del Parana
en ella se hallaron el Padre Juan Pastor su compañero, el Padre Roque
Gonzalez, Padre Claudio Ruyer, el Padre Pedro Romero, que llegó en
aquella ocassion del Paraguay, y yo, para tratar de la conversión a la fe
de aquellas Provincias del Parana, y del Yguazu, y muy enespecial del
Uruguay, que todas perecian por falta de doctrina y aunque las falta de
obreros era mucha, para tantas empresas, por no averse añadido a los
quatro que estavamos, mas que el Padre Pedro Bosquer 212 , a quien
dexo en Ytapua, y Padre Thomas de Urueña en Yaguapoha, el animo
era superior, yba moción de nuestro Señor que despues de averle pedi-
do su divina luz con missas y oraciones, movio al Padre Provincial
comparecer de los que alli estavamos, a que desde luego se empren-
diesse la conversión del Uruguay, y entrasse a ella el Padre Roque
[160] Gonzalez de Santa Cruz como lo hizo el octubre siguiente, y el
Padre Pedro Romero, a quien detuvo en el Parana con el Padre Thomas
le cupo la reducion de Yaguapoha y los Yndios de Maracanai, y las
islas, y ami con el Padre Bosquer la reducion de Ytapua, y la mission
del Rio Parana arriba y del Yguazu, cuyos sucesos dexo por no ser des-
te lugar, mas de que dado orden en estas missiones el Padre Provincial
fue a la Asumpcion y comunico despacio con Padre Rector sus inten-
tos, a que le animo mucho el Santo Padre con notable gozo de verse
212
Según Storni (1980:77) el belga Pedro De Boschere, quien nació en Hulste, Flan-
des occidental, ingresando a la Compañía de Jesús Flandro-belga en 1607. Diez años
después llegaba a Buenos Aires en la expedición de Juan de Viana y profesa su cuarto
voto en Ebcarnación en 1626, falleciendo en Asunción el 11 de marzo de 1666.
195
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
196
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
197
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
198
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
214
El P. Nicolás Mastrilli Durán (Nápoles, 1568-Lima, 1653) era oficial de caballería
cuando ingresó a la Compañía de Jesús. Posteriormente llegó a Lima en 1592 y ter-
minó sus estudios. Pasó a la doctrina de Juli como superior, luego fue rector en Quito
y Chuquisaca, viajando a Europa como procurador en 1618. A su regreso fue nom-
brado provincial del Paraguay (1623-1629). Luego de su mandato regresó al Perú,
donde fue provincial en dos oportunidades y publicó en Lima dos sermones, uno en
honor a la Inmaculada (1618) y otro sobre la canonización de San Pedro Nolasco
(1632) (Fernandez y Baptista, 2001: )
199
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
200
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
201
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
202
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
codicioso busca las perlas en sus conchas, porque lo que a los ojos
humanos era la horrura, y desecho del mundo a los suios eran joias ri-
quissimas, compradas con el precioso tesoro de la sangre de Xrispto
Señor Nuestro.
Siendo Rector deste Colegio se celebro en ella solene fiesta de
la canoniçacion de nuestro Padre S. Ygnacio y S. Francisco Xavier en
que mostro el Padre Provincial Nicolas Duran, que ya avia llegado de
Chile, y el Padre Lorençana su Padre piedad, liberalidad, y grandeça de
animo en la solemnidad, y variedad de fiestas, con que [165] en nuestra
Yglessia, y estudios se hiço lucida demostración de alegría, y agrade-
cimiento devido a tan grandes Santos en que hubo mucho que ver, y
fuera largo contar, que remito a nuestros anales215.
Tuvo a mucha dicha hallarse en Cordova al feliz, y dichoso
transito desta vida a la eterna del Santo y venerable Padre Juan de Via-
na varon verdaderamente humilde, pobre, y de mucho trato con nuest-
rro Señor gran missionero, y una de las primeras piedras fundamentales
desta Provincia de vida inculpable, e inocencia columbina, conocido
por tal de nuestro Padre General Mutio Vitelleschi quando fue por Pro-
curador desta Provincia y se hallo en su eleccion estimandole y hon-
randole por su gran virtud, y exemplo con que edificó aquella Congre-
gacion general y junta de tan Santos y venerables Padres y las demas
provincias de Europa por donde passo, y mucho mas esta su Provincia
adonde en Cordova, y en Chile con oficio de Rector gozamos todos mas
de cerca de la fragancia de sus heroicas virtudes llevandole nuestro
Señor después de una larga y penosa enfermedad agozar los premios de
sus Apostolicos trabajos ayudandole en aquella hora a la jornada su
antiguo y buen Compañero el Padre Lorençana que con todo su Cole-
gio le asistio con el devido sentimiento a tan gran perdida.
Los demas ministerios se exercitavan con mucho lucimiento
aquellos años y tambien florecieron en gran manera los estudios gene-
215
Ignacio de Loyola fue canonizado junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa
de Jesús e Isidro Labrador, el 12 de marzo de 1622 por Gregorio XV. Las Anuas que
se conservan son las de 1620 del P. Oñate. La siguiente es del P. Mastrilli Durán del
año 1628, pero no se describe tales festejos; por lo que el P. Boroa debe referirse a
una Carta Anua parcial o una Anua perdida.
203
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
rales, que autorizó no poco el obispo Don Julian de Cortazar que esti-
mava y venerava al Padre Rector dando los grados, y a las vezes asis-
tiendo a los actos literarios asi de los seglares, como a los que tenian
nuestros hermanos con tanta satisfacion y muestra [165v] muestra de
ingenio, que pudieran parecer bien en qualquier parte de Europa.
Convocó en aquel Colegio el Padre Provincial Nicolas Duran
después de visitada su provincia y las missiones los Padres a Congre-
gacion al principio del año de veinte y seis, en que se eligió el P. Gas-
par Sobrino216 acudiendo el Padre Rector con mucha caridad y largueza
a los huespedes en su años, y todos nos edificamos mucho en tanto
concurso de la modestia, y religión observancia del Collegio que se
llevava los ojos de todos viendo en los hijos un vivo retrato de su Padre
mostrandolo después no solo en las missiones del Paraguay a donde
alcançaron dos de los de su Colegio Padre Alonso Rodriguez, y Juan
del Castillo la desseada palma del martirio, y el Padre Marcos Marin
con su temprana muerte en la mission de Guaira premio de missionero,
a que se dispuso con los excelentes virtudes, y raro exemplo siendolo
de todo el Collegio sin otros muchos, que actualmente estan felizmente
ocupados no solo en aquel altissimo ministerio de la conversion de las
Provincias infieles. Pero también en Chile, y Tucuman mostrando con
edificacion de todos la buena leche con que se criaron.
Llegó en esta ocasión nuevo gobierno de Roma, y al Padre
Marciel le sucedió el Padre Francisco Vazquez de la Mota217, manda-
216
El P. Gaspar Sobrino (Alagón, 1584-Lima, 1656) ingresó en la Compañía de jesús
de Aragón en 1601. Fue misionero en Chile a donde llegó en 1612 en la expedición
del P. Valdivia, profesando su cuarto voto en Concepción seis años después. Fue
procurador a Europa por la provincia del Paraguay (1626-1628), e inmediatamente de
su regreso fue nombrado viceprovincial hasta 1631 que viaja a Limia, provincial de
Chile (1628-1632 y del Nuevo Reino y Quito (1639-1642) (Storni, 1980: 272).
217
El P. Francisco Vázquez de la Mota (Belmonte, 1579-Córdoba, 1666) ingresó a la
Compañía de Jesús de la provincia de Andalucía en 1596, ingresando a la del
Paraguay en 1607 con el P. Torres, quien lo trajo a Lima tres años antes. Completó
sus estudios en Lima y profesó su cuarto voto en Córdoba en 1614, donde fue rector y
maestro de novicios, alcanzando a ser provincial entre 1655 y 1658 (Storni, 1980:
298). Era sobrino del famoso jesuita Teólogo, exégeta, metafísico Gabriel Vázquez
(1549-1604).
204
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
218
Se refiere al P. Juan Bautista de Horros (Logroño, 1597-Loreto, 1648), quien in-
gresó a la provincia de Castilla en 1614, arribando a Buenos Aires en 1617 con la
expedición del P. Juan de Viana. Pasó a Loreto, donde profesó su cuarto voto en 1634
y falleció años después (Storni, 1980: 143).
205
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
206
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
207
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
con claridad y entereza, significole quan mal le estaba que sus cosas
como era fuerça para defenderse la Compañia y responder a sus oposi-
ciones, com lo llevava a cargo el Padre Procurador saliessen a plaça, y
a visitas de tribunales superiores, y quan bien parecia delante de Dios, y
los hombres la paz, y concordia con religión que tanto le desseva servir,
y tanto le ayudava al descargo de su conciencia, con lo qual y la gracia
que nuestro Señor le dio de hazer paçes las concluio con el Obispo con
mucho gozo, y aplauso de la Ciudad de SanTiago, que por el amor que
siempre a tenido a la Compañia sentía mucho que su Prelado no se la
mostrasse.
Subio a las missiones y pasó a Guaira adonde dexo al Padre
Christoval de la Torre220 su compañero, para mejor entablar las cosas
de la Villa Rica, y de buelta me baje del Yguazu acompañandole en su
visita por el Parana, y Uruguay hasta [168] la Asumpcion adonde con-
cluyó las paces con el Cavildo ecclesiastico en virtud de lo tratado con
el Obispo, volviendo a peticion de toda la Ciudad, que muy a costa suia
avia experimentado la perdicion de sus hijos á admitir los estudios, du-
rando casi dos años la paz, y quietud de aquel Colegio y Ciudad.
En este tiempo mas desocupado de cuydados se dio el Padre
Lorençana mucho a la oracion gastando demás de la ordinaria de la
Compañia casi toda la mañana en el trato con nuestro Señor, y missa
con grande afecto y ternura, y en dar gracias, bolviendo a la tarde a sus
santos exercicios, y lo que le sobrava al estudio de materias morales, a
que era aficionado, y a los ministerios con mucha asistencia. Corriendo
las cosas del Collegio y missiones con feliz progresso y prospero vien-
to; mas como las cosas desta vida sean un mar abierto, e inquieto, de
repente, y en un mismo tiempo se levantaron dos furiosos uracanes, con
que pretendió el infierno dar al través con todas las missiones del Guai-
ra, Parana, y Uruguay. Por que por el mes de noviembre de aquel año
de veinte y ocho el gran hechizero y falso Dios Neczu levantó los ani-
mos de algunos Caciques del Uruguay de su tinte, para que en odio de
220
El P. Cristóbal de la Torre (Villalpando, 1589-Buenos Aires, 1647) ingresó a la
Compañía de Jesús de la provincia de Toledo en 1607, alcanzando la ciudad de bue-
nos Aires tres años después con la primera expedición del P. Juan Romero. Profesó su
cuarto voto en Santiago del estero en 1621 (Storni, 1980: 285).
208
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
221
Fray Osuna era de origen santafesino, nacido en 1584 e hijo de un cofundador de
aquella ciudad. Bolaños lo dejó en su lugar en las reducciones guaraníticas, residiendo
un tiempo en Caazapá y otro en Yuty. Fue guardián del convento franciscano de
Asunción y participó en el rescate de los restos de los mártires del Caaró. Las reli-
quias se llevaron primero a Itatí, donde era doctrinero fray Gamarra y luego a Caa-
zapá, donde a los 67 años falleció fray Osuna. En tanto fray Gamarra se cree que era
guaraní y que trabajó en Itatí, siendo quien recogió datos y circunstancias del martirio
por encargo del obispo Carranza, pues era Comisario de la Santa Cruzada, Vicario y
Juez eclesiástico de San Juan de Vera (Correintes) notario eclesiástico de Asunción y
vicario del convento de la Virgen de Itatí (Salas, 200: 286-293).
209
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
222
El H. Diego Basauri (Villamediana, Palancia, 1590-Asunción 1629), ingresó a la
Provincia del Paraguay en 1609 aún estando en España, pues llegó a Buenos Aires al
año siguiente en la expedición del P. Romero. Profesó sus últimos votos en Asunción
en 1609, donde falleció veinte años después (Storni, 1980: 33).
210
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
211
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
212
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Movido deste zelo Santo mehizo tan grande instancia por la co-
fradia de los negros, que ay muchos en aquella ciudad que fue fuerça
considerarsela honrandose mas della, y de sus morenos que si fuera la
congregacion de cavalleros y Grandes Señores de España, buscandoles
agasajandoles, y tratando con ellos tan familiarmente, juntandoles sus
limosnas para el acrecetamiento de su cofradía, saliendo con ellos en
las pocessiones, haciendoles la doctrina y sus platicas con tantas veras
espiritu y fervor, que ponía Santa invidia a los de casa, y espanto a toda
la Ciudad, muy edificada de tan raro exemplo de caridad y humildad,
viendo aquel gran varon de tanta autoridad, letras y canas tan cevado en
blanquear aquellos negritos, y labarlos con la sangre del cordero por la
feé y sacramentos, ganandoles para el cielo, y dando a aquellos escla-
vos la libertad, y nobleza de hijos de Dios, sin ser parte algunas enfer-
medades que le pusieron a la muerte a desistir de su Santa ocupacion.
El tiempo que le sobrava de los ministerios, y de la oración y
trato con nuestro Señor gastava en responder a casos que le comunica-
ban, en que tenia gran resolucion y acierto, y a las vezes en hazer amis-
tades, y componer desaveniendos conforme a su antigua costumbre, y
en el consuelo de los de casa como prefecto que era de espiritu teniendo
todo el Colegio muy fervoroso unido y obediente que parecía una con-
gregacion de Angeles en la tierra.
213
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
214
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
215
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
216
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
filial confiança con sus una imagen de Xrispto crusificado en las ma-
nos, que siempre solia traer consigo besando con grande afecto sus sa-
grados pies, y manos, abraçandose y viendose y haciendose por afectos
ternissimos de amor una cosa con su dulce Jesus, de cuya fidelidad no
dudó se bolvia amorosos retornos echandole sus benditos braços y
[174] uniendole mas asi, y recibiendo su purissimo y Apostolico espiri-
tu en sus sagradas manos, en que confiadamente se arrojo con fervoro-
sos coloquios al partirse a su amado esposo entrando como nos promete
su santissima vida, y muerte con las laureolas de doctor de tantas gen-
tes, y Apostol del Parana, y de su angelica pureza y con la palma mu-
chas vezes merecida del martirio glorioso y triumphante en el cielo,
acompañandole sin duda como hijos a su Padre muchos exercitos luci-
dissimos de almas bienaventuradas, que por medio de su predicacion,
sudores, trabajo, y peligros en tantos años, en tantas y tan diversas par-
tes, y missiones entre fieles, e infieles avian alcançado su dichoso, y
bien aventurado fin pudiendo en especial los Paranaes como testigos de
vista cantarle la gala y la victoria, con palabras semejantes a las que
San Pedro Crisologo dixo al mismo proposito, ecce regnat et vivit qui
pro Rege suo desideravit occidi. Viva y reine el que por amor de su
Rey se ofrecio tantas vezes a la muerte. O alma dichosa que a los ojos y
vista de los coros, y gerarquias celestiales estrivando en la sangre y
merecimientos de su amado esposo Xrispto Jesus dandole el la mano
subió sobre esos cielos causando a Angeles y hombres admirazion, y
alegria con la hermosura y arreo de sus heroicas virtudes; mas si se
alegro el cielo, dexo triste la tierra en su Santa muerte por que el senti-
miento ternura y lagrimas de los Padres que le asistieron en su dichoso
transito, fueron tantas que ninguno pudo acabar la recomendacion del
alma, aunque provocaron todos viendose forçados del dolor a desistir
de lo començado.
No fue solo en casa este tierno sentimiento, por que el que hiço
la Ciudad [174v] la Ciudad de la Assumpcion en la perdida del Santo
Padre fue el maior que en ella jamas se vio en muerte de Padres natura-
les, ni de otra persona alguna manifestandolo con doble general de to-
das las Yglesias conventos y Parroquias luego que esperó que fue un
Domingo doze de setiembre de mil y seiscientos y treinta y dos a poco
mas de medio dia los sesenta y nueve años de su edad, y quarenta y
217
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
224
El P. Pedro Comentali (Nápoles, 1595-San Ignacio, 1664) ingresó a la Compañía
de Jesús en su ciudad natal en 1611, llegando a Buenos Aires con la expedición del P.
Viana en 1617 y profesando su cuato voto en San Ignacio en 1628, donde varios años
después falleció (Storni, 1980: 67).
218
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
les dio tan feliz principio, sintiendo todos los Padres missioneros la
perdida del que era corona suya, y honra, amparo y defensa de las mis-
siones, y en todas partes fue muy sentida, y llorada su muerte, y quando
lo supo el Padre Provincial Francisco Vazquez Truxillo en Santa Fee
tuvo sentimiento que por un quarto de ora le suspendio el dolor de suer-
te que no hablo palabra, y dixo avia sido uno de los maiores golpes que
avia tenido en su gobierno, y para consuelo de su falta y memoria de
tan Santo Varon quiso hiciesse yo por averle tratado muchos años estos
apuntamientos de su bida y virtudes.
El mismo sentimiento hicieron en el Peru los primeros Padres
[175v] Padres Provinciales desta Provincia como quien tambien avian
descubierto siendo sus superiores los altissimos quilates de sus heroicas
virtudes, y el Collegio de cordova cuyo Rector avia sido, y adonde tuve
la nueva de su muerte, mostró el amor y estima a tal varon celebrando
con lagrimas su dichoso transito, y muy justo y debido, fue tan univer-
sal sentimiento y dolor en perdida tan grande, y tan universal, y de un
tan Santo y Apostolico varon; pues si S. Ambrosio confiessa de si, que
cada vez que moria algun viejo Santo y Venerable por su vida y cos-
tumbres, sentía en su coraçon gran pena y dolor, porque a los mas mo-
ços les faltava para su exemplo guarda y defensa un fuerte muro, no
pudo esta Provincia dexarde sentir la falta de tan venerables canas de
un exemplar de virtudes y de un muro no como quiera sino de fuego de
encendida caridad, que con su calor y llama afervorizava e inflamava a
todos, ni aquella noble ciudad de la Assumpcion pagará con menor de-
mostracion de sentimiento y amor el que le tubo siempre el Padre Mar-
ciel de Lorençana llorando juntamentte su gran perdida y la falta que le
avia de hazer por su santidad y prudencia, y temiendose no con poco
fundamento que por sus pecados se le avia quitado el Señor delante de
los ojos, pues como dize el mismo Santo Doctor no ai maiores indicios
ni mas cierto prenuncios de la ira de Dios, y del castigo y ruina que
amenaça a una Republica, que faltar della un varon tal, de tan grande
exemplo y consejo como era el Padre Marciel de Lorençana, pero el
consuelo de todos fue tener por cierto que si le perdió la tierra, le gano
el cielo, y que las perdidas se trocavan en ganancias propias por su
eterno descanço, y nuestras [176] por su intercession y patrocinio ante
el divino trono, a donde sus premios corresponderán a sus altos mere-
219
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
220
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
221
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
222
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
lada para matarle; con su fervorosa oracion tubo arraya al demonio lue-
go que llegó al Parana al primer sitio, a donde se apareció visiblemente
a los Yndios, mandandoles que le dexassen, persuadiendoles que le
marazen que era un engañador, embustero (como se apunto) y para salir
con su entento finjia que iba del Parana a donde tenia su asiento, solici-
to de su bien, y para mas exasperarlos, añadio tened por cierto que des-
pués deste Padre han devenir los españoles por vuestro mal, y yo lo se
por que voy, y vengo muchas vezes al Paraguay, y luego me buelvo a
este Parana con vosotros por el mucho amor que os tengo, y por esso os
requiero no deis credito a sus palabras, que es un engañador, ni estéis
en su Compañia antes os mando que le dexeis, y huiais del como de
enemigo, y no dandole entero credito los Yndios indignado se desapa-
reció por el aire amenaçandoles con su ira, y grandes castigos, que avia
de embiar sobre ellos, y despues que el Padre iva juntando la gente,
bolvio apareceseles otra vez tirando siempre a su intento de deshacer
aquella Xptiandad a quien se opuso el Padre con las armas de la ora-
cion, suplicando anro Señor como dize en una suya que atasse [179] y
prendiesse aquel enemigo cruel, como lo hizo por las oraciones de su
siervo, que son ataduras, cadenas, y prisiones, con que se ata, y aprisio-
na el fuerte armado desarmandole de sus armas dobles, reprimiendo su
poder no permitiendole el Señor por ruegos de su siervo usar de su po-
tencia y engañar contra aquellos pobres Yndios, ni que pareciesse mas
en forma visible en aquel pueblo, renovándole sin duda el Santo Angel
de la Guarda de la nueva reducion las prisiones y cadanas, y aunque
como el mismo espiritu maligno dejo a los Yndios le permitió el Señor
bolver al Rio Parana a su possession antigua a donde estaba como en-
castillado. Pero fue en vano, pues como se vio quando ya parecía estava
todo perdido, abriendo como con llave maestra las armerias del Cielo
en su defensa se alcanço aquella milagrosa victoria con tanta perdida
suya, y ninguna nuestra y cuando bolvieron, á a segundar estando ya en
otro puesto la nueba Reducion, enbrazando el escudo de la oracion se
opuso como muro a los enemigos haciendoles volver las espaldas, y
aunque porfiadamente intentó el demonio por medio de los Yndios re-
beldes quitarle la vida, o ponerle en huida haziendole dexar la conver-
sion de aquellas gentes, que avia començado, fue en vano; pues antes
bien nuestro esforçado guerrero con la oracion la qual es espanto de los
223
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
224
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
225
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
225
El P. Francisco de Estrada nació en Palencia en 1519 y falleció justamente en
Toledo, un año después que ingresara Marciel (1584). En un viaje conoció a Ignacio
de Loyola cuando se dirigía a Roma e ingresó a la Compañía de Jesús. Fue enviado a
estudiar a París, aunque sus estudios los concluyó en Coimbra y luego se dirigió a
Roma junto a Francisco de Borja. Con los años fue el primer provincial de Aragón,
luego regresó a Roma y predicó en Florencia y Pisa para regresar finalmente a España
en 1564 a la casa profesa de Toledo (C. de Dalmases, “ESTRADA (STRADA), Fran-
cisco de “, en Diccionario
226
Se refiere a Lorenzo IV Suárez de Figueroa y Córdoba (Manilas, Países Bajos,
1559-1607). Fue II duque de Feria en 1571 y I marqués de Villalba desde 1567. Lue-
go del suceso referido arriba, fue designado embajador extraordinario en Roma, luego
en Francia, alcanzando a ser también virrey de Cataluña y de Sicilia. Se casó tres
veces, el matrimonio que menciona acá debe haber sido con Beatriz Álvarez de Tole-
do, hija del duque de Alba, con quien lo hizo en 1581 y recordemos que el P. Marciel
ingresa al noviciado en 1583. (Rubio Masa, Juan Carlos, El mecenazgo artístico de la
Casa Ducal de Feria, Mérida: Editora Regional de Extremadura, 2001)
226
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
no, y aunque se iva siempre a comer al refitorio con los demás de casa
sin admitir casi cosa particular, señaló el Superior al hermano Lorença-
na que le sirviesse en el aposento, y pagado de su modestia, y cordura
preguntole el Duque que de a donde, y quien era, y el hermano le res-
pondió con sal y agrado soy de la Compañia de Jesus, ni conosco otra
patria, Padre ni Madre que a ella; de que quedó el Duque que era
[181v] que era no menos Xcriptiano, y estimada de la virtud, que noble
muy edificado, y maravillado de ver en quan poco tenia las cosas del
mundo, y quan desasido estaba dellas, pues aun no queria tomarlas en
la boca, y siempre quando el mismo estilo, y proposito divirtiendo pla-
ticas, que tocassen a eso, y sintiendo mucho que los que le conocían le
quisiessen engrandecer y estimar por lo que el tenia debajo de los pies,
como lo hizo con Don Luis de Quiñones227 Governador de Tucuman, y
un religioso grave de la orden de S. Agustin, que siendo Rector de la
Assumpcion llegó allí, y començo en presencia suia a engrandecer su
linage, mas el humilde, y prudente Padre barajo la platica torciendola á
otra cosa, y mostrando sentimiento hasta decirle que lo dejasse, de que
el religioso quedó arto admirado, y no menos edificado; y tubo tanto
cuidado de encubrir qualquier lustre, o resplandor de linage, que ningu-
no desta Provincia aun los que le tratamos familiarmente supo que era
de los Ponçe de Leon, hasta que despues de muerto se hallo en los titu-
los de sus ordenes, por que aunque la buena sangre es de estimar, y oro
sobre que asienta bien el esmalte de la virtud, pero como este don natu-
ral es común a buenos, y a malos, pues se hereda y a las vezes es oca-
sion de mas desvanecerse, el Padre Marciel lo tenia por lodo, y todo el
mundo, y sus riquezas por basura para ganar a Xrispto que no se gana
con grandeças de linage, sino con alteça de virtudes, y pureça de cora-
çon, que es la verdadera nobleza del alma, y las joyas, con que se arrea
teniendo como dice S. Gregorio Niseno por riquezas verdaderas la po-
breça, por patria la virtud, por palacio real la casa de Dios, estimando
227
Luis de Quiñones Osorio (Valladolid,¿?-Santiago del estero, 1622), caballero del
hábito de Alcántara, fue juez de la Real Audiencia de Potosí y luego de la de Char-
cas, y gobernador del Tucumán entre 1611 y 1619. Por voluntad testamentaria dejó
bienes para la fundación del colegio jesuítico de La Rioja, en cuya iglesia fue sepulta-
do.
227
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
228
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
229
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
230
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
231
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
232
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
233
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
lo concedió, pues duró solos tres días sy ultima enfermedad de que mu-
rio.
Buena muestra es del espíritu humilde de este verdadero pobre
de espiritu la aplicacion que siempre tubo a la enseñança de pobres, por
que el oficio que siempre apeteció, y buscó fue el doctrinar y enseñar a
la gente ruda, y despreciada Yndios, y negros, y aun muchas vezes en
esta misma ocupacion escogia lo mas humilde y trabajoso de ella, que
es la enseñança del catecismo y primeros rudimentos de la fee a los
infieles, esto decia bien con su espiritu imitador del de Xrispto su de-
chado y maestro que se hallava bien entre niños, y pequeñitos amando-
les, y acariciandolos y defendiendolos de los dicipulos, que los querian
arredrar, y aportar de si, no alcançando aun el misterio, que aquellos
niños eran figura, y simbolo de ellos mismos, de de los nuebos crecien-
tes y que [186v] y que quitarselos era quitarle su gloria: y en esta puso
la suya el Padre Marcial amando buscando, y acariciando estos para
que nuestros indios convertidos a la fee por el evangelio, significados
por aquellos niños, como diçe S. Hilario: estos pequeñitos eran su rega-
lo, y su tesoro, y dilicias como lo mostro en tantas missiones, y correr-
ías, que hizo desde que puso el pie en el Paraguay.
Y aun entre estos pequenitos se apicava mas a los que en todo lo
eran esto es a los mesmos niños, que en todas sus missiones le cobraron
tan grande cariño, y amor que se ivan tras el dexando sus pueblos, Pa-
dres y Madres, como vimos hasta seguirle a la Asumpcion mas de se-
senta leguas sin poder sus deudos apatarlos del Padre, ni es maravilla
que los indios, y sus hijuelos le cobrassen tanto amor, y se le llegassen
tanto siendo como era el Padre Marciel niño evangelico en la humil-
dad; pues la semejança concilia amor, y atrae assi los coraçones, que
naturalmente se juntan los que son entre si semejantes, con que ganava
coraçones de los Yndios, y los reducia a su Criador, y Señor, pudiendo-
se decir del con verdad lo que S. Pablo desi; mihi omnium sanctorum
minimo, data est gratia haec, in gentibus evangelizare investigabiles
divitias Xpti, a mi el minimo de los Santos se me a hecho esta merced,
y gracia singular de que evangelize, y predique a las gentes las inesti-
mables riquezas del tesoro de la redempcion y sangre de Xrispto fren-
queandole los coraçones de los infieles de aquellas Provincias, y parti-
cularmente los Paranas; pues sa natural belicoso, altivo, y sobervio no
234
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
De su Mortificacion. Capitulo IV
Con razon parea, y junta Casiano la humildad y mortificacion
poniendo por prueba del verdadero humilde el tener mortificada y ren-
dida su propia voluntad, ni le faltó esta prueba al Padre Marciel mos-
trando claro en la guerra campal, y continua, que se hiço a si mismo y
atodo lo que la naturaleza apetece, e inclinala vil estima que tenia de si,
y de quanto el mundo ama, y quiere sus riquezas regalos, y honras, y
puestos altos, pues nadie persigue y aborrece lo que mucho estima, y
precia, ni saca espada contra lo que mucho ama, como lo hiço el Padre
tomando tan a pechos la guerra contra si, y contra el mundo no parando
hasta passar a cuchillo por los filos de la continua mortificación, y ab-
negacion, de si mismo todo lo que impedia seguir perfectamente a
Xrispto Señor, nuestro asentando en su coraçon (como muchas vezes
solia decir a los que le tratavamos) que toda nuestra perfeccion no esta
en hacer milagros, ni en profetizar las futuras, ni en la gracia de hablar
[187v] de hablar, ni en la doctrina esquisita ni grande opinion y aplauso
en pulpitos y catedrales, sino en la verdadera mortificacion de las pa-
siones, y desprecio de la honra, y de todo lo que el mundo ama y esti-
ma, y a precio de las deshonras que es la librea de Xrispto Señor Nues-
tro y lo que decia obrava, y hacia pudiendo en verdad decir S. Pablo
que su gloria era la cruz de Xrispto por amor del qual el estaba crusifi-
cado en ella al mundo, tiniendo a el pagandole en la misma moneda de
quien fue perseguido como de enemigo con tal dondes continuos, me-
nosprecios e injurias, muerte, pero de crus, y tan dichosa que no ay co-
da mas feliz en esta vida, fundamento de la bien aventurada.
235
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Para llegar a este grado tan alto, y tan precioso en la vida espiri-
tual, su mayor, y mas intenso oficio fue siguiendo e imitadno a Nuestro
Padre S. Ygnacio cuyas son estas palabras y doctrina, buscar en el Se-
ñor su mayor abnegacion, y continua mortificacion en todas las cosas
posibles con olvido total del mundo, y divorcio perpetuo de todo lo que
el alma, y sigue, y de su propia voluntad, propio amor y gusto negando
su carne y apetitos, como que no fuera suia, ni la conociera aborrecien-
dola como a enemiga y contraria desnudandose de si, de su sentir y
querer Padres parientes, y amigos, desde que dexado el mundo puso los
pies en la casa de Dios haziendo suelta de todo, con tanto animo que
jamas volvió a tomar lo que una vez dexo segun el consejo del Abad
Pahpnuncio a su novicio: dejo su Patria sin bolver mas a ella, y a sus
Padres y deudos, mas que si no les [188] tocaran, y aunque el Padre
Procurador Diego de Zuniga le convido antes de embarcarse, que fues-
se a visitar a sus Padres pues nunca mas los avia de ver; se escusó di-
ciendo que no tenia otra jornada que hecer sino a las Yndias, a donde la
Santa Obediencia le embiava, y no solo no los vió, mas desde que entro
en la Compañia no los tomo mas en la boca, ni escribió, como que no
los tubiera ni conociera antes como se dixo encubrió con especial cuy-
dado la nobleza de su casa, y de todo aquello que en los ojos del mundo
tiene lustre y resplandor.
En la mortificación, y castigacion del cuerpo, fue tan riguroso
antes del perder del todo la salud que hizo cosas (que se dexan) muy
raras, mas admirables, que imitables, demás de los ordinarios cilicios y
disciplinas tan rigurosas, que fue necessario irle a la mano. En todo el
tiempo que vivió en la Compañía, que fueron quarenta y nueve años
nunca bevió ni aun con licencia fuera de las comidas ordinarias sino es
tres vezes que mas era enjaguarse por flemas, que le apretaban la gar-
ganta, siendo esto tanto mas digno de reparo quanto era el Padre fogoso
de su natural, y el Paraguay donde estubo los treinta y nuebe años, tie-
rra de las mas calidas de las Yndias occidentales, a donde los hombres
aun con ese refigerio, y otros, se ahogan de calor, que es grande argu-
mento de su mucha mortificacion, y por la misma causa con afligirle y
congojarle una sotana de paño bastó, que por abrigo le hizieron poner el
hibierno no se pudo acabar con el la dejasse el verano que es la mayor
parte del año en aquel temple por no perder punto de su mortificación.
236
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
237
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
238
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
varon invencible, que con una boca de risa mostraba la estimación, que
havia hecho de su buena suerte.
Las quejas, que dio en tanta incomodidad su desprecio y morti-
ficación fueron escusas de aquel natural olvido, que todos suelen tener
en tales ocassiones, poniendo grande esfuerço en defender el que tomo
a su cargo el acomodarle. Y aunque procuraba deshacer lo que avia
padecido, no era posible encubrirlo, por que claramente se le pudo leer
en el rostro, que le quedo lastimado con conco, o seis llagas, sin algu-
nas otras hinchazones de la cabeça, que los muchos golpes le ocaciona-
ron. Grande fue la edificacion que a todos los Padres causo ver aquel
venerable rostro con los vivos colores, y hermosura de su paciencia;
pero no fue de menos reparo ver el nuevo descuido que tenia el Padre
de su persona y alivio, por que con aver venido de la suerte que hemos
visto no trataba de acomodarse el que tenia por mejor para si lo que le
era mas penoso, caso que obligo a los Padres a quitar algo del mucho
embaraço de la carreta del Padre Marciel, y repartirlo por las demas,
con que llevaron todos un continuo despertador para sufrir con alegre
paciencia las muchas sincomodidades que ocurren en viajes largos,
teniendo delante de los ojos lo que al Padre Lorenzana havia ocassio-
nado tan grande, y tan gustoso sufrimiento, y espiritual gozo en los
desprecios, y olvido de su propia persona.
Era de su natural muy colerico, pero corrigiendo la gracia a la
naturaleza con el exercicio de la mortificacion, dexandole con la [190]
con la viveza y energía necessaria para el pulpito, y negocios muy gra-
ves, que se ofrecian en el gobierno de las almas, y de sus súbditos se
templava de manera que quien le oiesse hablar en una conversacion, y
en el trato ordinario entendiera era flematico, moderando sus acciones
por la razon, y no por la natural inclinacion, su andar, su mirar con los
ojos religiosamente bajos, su hablar tan mirado, y su lengua tan medi-
da, que nadie con razón podía notarle una palabra, tanto mas de estimar
cuanto mas acosado fue de presecuciones, y mas injuriado con palabras
descompuestas, y sin razones, que a las vezes hazen hablar a los mudos,
y salir de raia al mas compuesto, y cuando se vio forçado a responder
como a las vezes lo hizo Xrispto Señor Nuestro le imitó en la modestia,
satisfaciendo con verdad entereça y prudencia, y rara evz en causas
propias, en que fue muy callado y sufrido, sino en las comunes de la
239
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
240
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
241
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
De su Paciancia. Capitulo V.
Nunca perdia de vista el Padre Marciel de Lorençana los Illus-
tres exemplos de Xrispto Señor nuestro y maestro, que lo fue de todas
las virtudes, y muy especial de la humildad, y paciencia por que ella
según el consejo del Apostol corria su carrera puesta la mira en el como
en autor, y consumador de la fee, que teniendo ante si el gozo, y gloria
echó mano de la Cruz, y sus despecios dehonras, y afrentas, a cuyo
exemplo se abraço animosamente con ellas prompto a todo genero de
trabajos, que la divina mano le venían, o por dispensacion suya, o por
madio de hombres no quejandose del Señor por sus pruebas de tribula-
ciones enfermedades, y dolores, ni de ellos por sus injurias, y afrentas,
muestra clara de la excelencia de la virtud, llevando con igualdad de
animo todos los males para grangear mayores bienes, Señor, y dueño
por su paciencia de su y de sus acciones governandose bien en ellas.
Exercitole nuestro Señor mucho con dolores, y enfermedades de
el tiempo de sus estudios en Alcala, siendo necessario al fin de ellos,
que mudasse de temple en Segura, a donde dio [193] tan raros exem-
242
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
243
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
244
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
persecucion delante de los ojos, por que aviendo dicho que es Compañ-
ía inseparable del bien obrar la persecucion e, imbidia añade ubi coepe-
ris rigidam tenere justitiam, in olentiam repercutere, incredulos ad
paccen Domini convocare, ubi coeperis denique a mundanis homini-
bus, surgant odia emulatio laceret. Las fuentes de padecer (dice el San-
to) son defensa exacta de la justicia oposicion a la libertad, insolencia
en el pecar, reprehender los duros y obstigados en sus vicios, y final-
mente hacerse del vando de Xrispto contra el del mundo, y sus sequa-
ces les obliga a tomar las armas, y vengarse de los ministros deste Se-
ñor con persecuciones, injurias, y afrendas, y por cada una destas cosas
en particular fue perseguido este Santo varon, y universalmente siem-
pre por la virtud como publico defensor de ella, con palabras y exem-
plo: y mientras mas enemigo se mostrava del mundo y maior guerra
hacia a los vicios, y pecados, tanto con mas fuerça se la hazia el mundo
a el como se vera en el Capitulo siguiente.
245
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
que una Ciudad tan noble y Xristpna, y que tan obligada estaba al Pa-
dre Lorençana y tanto le amava respetava y quería, mudándose, y
trocándose de repente en contrario le persiguiesse con tantas veras, con
tanto teson y coraje. Porque quien dira quantas, y quan fuertes persecu-
ciones passó y que duros contrastes que embidiado y emulado fue de
los grandes deste mundo? que juzgadas y calumniadas sus cosas y las
de su compañero y religión? que murmurados de chicos y grandes? que
desmedidos desagradecimientos de los que tales y tantos beneficios
avian recibido de el? cosa que duele atravesar el coraçon y sentirse a
paz de muerte ni ay lançadas que assi lastimen y traspassen, como ami-
gos bieltos enemigos; y lo que mas tiernamente sintio el mismo Xrispto
Señor nuestro espejo de paciencia, dicipulos trocados en perseguidores
como lo hizieron muchos de aquella Ciudad sin hazer en el mudança, ni
desquiciar su paciencia tratándole a el y a los de su Collegio como a
contrario de la Republica como se dijo, y como a tales [195v] tales se
tenia por caso de menos valer el hablarles comunicarles o poner los
pies en casa.
Negaron (como vimos) las limosnas que solian darle con ser
mucha su pobreça, decían mal de el, y de los suyos sin limite ni tasa no
acudian a nuestra Yglesia, ni aun a confesarse, sacaron sus hijos de
nuestros estudios, intentaron echarnos con medios muy violentos de los
Pueblos de Yndios del Rio Paraguay arriba, adonde los nuestros avian
ydo por necessidad extrema de sus almas a peticion del mismo cabildo
ecclesiastico, y para hazer este hecho presente el Padre Provincial Die-
go de Torres, y a sus ojos se aunaron ambos cabildos, lo noble y lo ple-
beio a voz de Pueblo y peticion de su procurador, como lo hizieron en
otras ocasiones, y en aquel mismo tiempo contra el Padre Diego Gon-
zalez, que hazia el officio de comissario de la inquisición, haciendole
tan manifiestos agravios de que el Santo tribunal de Lima y el supremo
hizieron la demostracion de sentimiento que se vió, y todo cargava so-
bre el Padre Lorençana como Rector que era del Collegio, y todo lo
llevaba con grande gozo, igualdad, y paciencia, por que el Señor como
dize S. Gregorio Nazianzeno es tan fiel y leal con los suios, que a la
medida y peso de la tribulacion da el gozo, fuerças y aliento para lle-
barla pues quanto la tribulacion, y persecusion es mayor de marca lo es
el gusto de sufrirla, no teniendo por menos cabo la injuria, antes el no
246
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
padecerla por perdida y daño, y mas quien tiene echo el gusto averse
humillado por Xrispto.
Puso en pratica esta doctrina en aquel acto tan insigne de pa-
ciencia que diximos, quando mandado afrentosamente del thesorero de
la Yglesia que dexasse el sermon, bajase del pulpito, y se fuesse a su
cassa obedeció [196] al punto sin turbarse ni aun hablar palabra. No
mostro menos su paciencia en un lançe muy apretado en que se vio con
un Prelado, que de echo contra derecho queria dar por vaco antes del
tiempo determinado por el Santo Concilio Tridentino en la session
veynte y cinco Capitulo quinze un beneficio de un novicio de la Com-
pañía súbdito del Padre suplicole con humildad no lo hiziesse, no le
quiso oyr; bolviole a hazer instancia sin effecto, alegose lo que nadie le
avia de enseñar a el (como que fuera nuebo alegar de su derecho la par-
te ante los juezes y Prelados por destos que sean) salió de su con el eno-
jo en tanto grado, que no solo le trató mal de palabras a grandes vozes,
pero descompusose de suerte, que a no estorvarselo un clérigo que mu-
cho contó, acometiera a poner las manos en el Santo y paciente varon,
que con una fortaleza superior se estuvocomo una roca inmoble, artan-
dose de injurias para el fruta sabrosa, procurando reportarle con pala-
bras compuestas humildes y pacientes, hasta que ultimamente a gritos
le echó mal pareciendo con espanto de los cuerdos de ver tratar tan des-
compuestamente a tan Santa y Venerable persona. Pero con desestima
del vulgo ignorante viéndole despreciado de su prelado aunque con
general edificacion de la Ciudad de vos su humilde paciencia.
Tratando también una vez de la paz, y concordia de la Republi-
ca se llegaron indignados de ello a el unos hombres principales, que
con enojo y saña le trataron mal de palabra; y uno de ellos que avia sido
su dicipulo, le dixo con libertad, que hasta entonces le avian tenido to-
dos por Padre, mas que en adelante le tendrían por padrastro de la Pa-
tria a lo qual por pedirlo la ocassion, y mitiguar los animos enconados
respondio [196v] respondio con el rostro sereno, y con mucha manse-
dumbre, y modestia que el tiempo mostraria el amor que le movia a
tratar de su quietud y quien era Padrastro o Padre y assi fue que por no
seguir su paternal consejo, se destruieron y consumieron unos a otros
gastando haziendos, honras, y aun vidas, conociendo aunque tarde su
ierro. Enojose un hombr contra el Padre, y desflemo su saña con aspe-
247
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
ras palabras, y entre otras le dijo que le avia de sacar la lengua por el
colodrillo, a que le respondió con mucha paz, y sosiego, que alli estaba
aparejados teniendo en mas que la lengua, que ofrecia, la paciencia, con
que se hacia semejante a su criador, pues como diçe S. Chrisostomo,
ninguna cosa haze el hombre mas cercano, y semejante a Dios leban-
tandole a la altissima dignidad de hijo suio como la paciencia.
Levantole otra persona de cuenta, que avia sido también su di-
cipulo un testimonio sin fundamento alguno por su mero antojo afir-
mando que el Padre le avia dicho contra el Governador que entonces
era, unas palabras enconadas, y de pesadumbre indignas de su persona,
que ni las dixo ni las imaginó, y esforçose tanto la materia que el Go-
vernador y parte del pueblo la creió con ofensión suia y de muchos, si
bien la gente cuerda no le dio credito, y como me tocava a mi aclarar la
verdad y bolver por su buen nombre començe a tratar de ello, mas el
humilde y paciente Padre no quiso sino dexar la verdad a Dios y al
mundo haçer so officio que siempre fue calumniar los buenos.
Mucho descubrió la virtud de su paciencia, sufriendo con reli-
giosos que muy a la antigua y a menudo le decia, cuanto se le venia a la
boca y muchas injurias, y afrentas en la plaça a voçes, y tal vez intentó
poner las manos en el provocándole de proposito, a que se vengase, y
[197] descompusiesse respondiendole a el otro tanto que era lo que
desseava, diciendo que si Lorençanilla se vengara por los mismos filos
quedara contento atormentandole su paciencia, y la boca de risa con,
que passava quando el mas se descoponia, que no es nuevo en los que
hacen injurias, como notó S, Juan Crisistomo, sentí fe de que no les
corresponan nihil autem tam eis aqui bus lemur, urere solet quam inve-
rie illatio risa excepta, dice el Santo y al fin la victoria se cantó por la
pavincia, pues cada año por semana Santa via a pedirle perdon, y des-
pues continuava sus denuestos, que tan despacio lo tomó como esto,
recogiendoles el Padre con paciencia, y silencio como piedras precio-
sas de su corona tanto de mas valor y estima, quanto mas trabajada, y
aclamada de variedad de pedacria de su ida a la victoria, que el que
sufre alcança del que le persigue.
Labraronsela al Padre Marciel a golpes y a martilladas de per-
secuciones por espacio de treinta y nueve años con tanta diversidad de
248
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
249
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
250
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
251
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
252
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
253
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
254
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
255
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
todas partes, y ocasiones, de que avia mucho que decir. Pero solo tocare
algunas cosas menudas en que mostro su prudencia en el Parana para
que por la nuestra se conozca al león, y en estos pequeños pedaços del
espejo cristalino de su prudencia se vea todo el entero, y los que alcan-
çava en las mayores.
Cuando el maesse de Campo Juan Resquim contentándose de
hallar vibo al Padre y llevarle a la Assumpcion como pretendia se quer-
ía bolver sin verse con el enemigo que estaba triumphante y matando
[202v] y matando actualmente los captivos inocentes, sabido por el
Padre vio claramente que de su vuelta resultava dexar perdido el Para-
na y toda la tierra a manifiesto peligro, y cerrada totalmente la puerta a
la predicación del evangelio en aquellas Provincias y juzgando sin duda
con luz del cielo, como lo mostro el afecto, era gloria de Dios y bien
universal acometer al enemigo viendo que el general y capitanes y todo
el exercito estaba de contrario parecer, y que tomarse con todos juntos
era no hazer nada, emprendio primero la maior dificultad que era per-
suadioselo al maesse de campo, como lo hizo, y despues a los Capita-
nes llamándolo a su choza, y con su parecer se fue al real haciendo, al
exercito todo punto la exortacion que en su lugar se dijo, conque facil-
mente alcanço el fin que pretendia.
La misma sagacidad tubo en las pruevas que hizo de la fidelidad
de los Yndios nuevamente reducidos que tenia consigo, y en el persua-
dir a los capitanes que le querían llevar por fuerça que no lo hiziessen,
como porfiadamente intentaron, movidos del peligro presente sin mirar
como el Padre mirava lo de adelante, y venidero ques officio de la pru-
dencia, de que se a seguido el fruto que agora vemos y gozamos de la
conversion de tantas gentes, que se deve a su fortaleza y prudencia.
Pues que dire de la mucha que mostro con los mismos indios en
esta y otras muchas ocasiones? con que sagacidad luego que supo que
los del rio querían venir a darle la muerte hizo experiencia de la fideli-
dad de su gente si le amava y tenia de buena gana consigo, que fue el
fundamento de quanto hizo, y efectuo en defensa de aquella nueva
xrisptiandad que plantava, con que razones les exorto a la perseveran-
cia, y fortaleza en lo començado disponiendoles a la [203] defensa na-
tural de sus cassas, mujeres, e hijos, y a la fidelidad a Dios y a su fee
256
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
257
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
258
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
259
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
260
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
261
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
muchos años fue una redecilla, o hamaca, y esta mas podia servir de
tormento que de descanso por el frio que passava en ella el ibierno.
Su comida [206v] fue siempre tan pobre en sus missiones que
como el escrivio a su superior sus banquetes esplendidos, y mangares
regalados, eran unas havillas sin sal, yervas, o raizes insulsas de que se
sustentaban los mismos Yndios, y en la reducion de S. Ygnacio muchas
vezes aun no se alcançava esto y siempre cocidas en agua sin otro ade-
reço un poco de harina de raíz de mandioca, y esse era su sustento, y
por grande regalo, como me conto uno de sus compañeros una calaba-
cilla cozida en agua que un piadoso cacique llamado Aberabai le solia
traer de quando en quando en medio de tanta necessidad y summa po-
breça en que me podia alargar mucho, y dejo por brevedad, no se tenia
ni jactava de pobre el humilde dicipulo de Xrispto antes se confundia y
humillava de lo poco que passava diziendo en una suia a su superior
que no padecia tantas necessidades, y trabajos como el avia pensado, y
desseado experimentando una paternal, y amorosa providencia del Se-
ñor en darle el sustento necessario no contando como el dize por traba-
jo y necessidad no tener pan, carne, ni vino sustento tan necessario para
la vida humana como de hecho no le tenia, ni lo echava de menos, con-
tento con lo que le davan de sus comidillas los infieles, confundiendose
con el exemplo de nuestro Padre S. Ygnacio y sus compañeros que
muchas vezes después de aver predicado en ciudades populosas de
xristiapnos en Italia no hallavan un mendrugo de pan, y de Xrispto
Señor nuestro que en la Ciudad de hierusalem se quedava sin comer, y
sus sagrados apostoles constreñidos de el hambre, y necessidad desgra-
navan las espigas de trigo entre las manos para comerlo crudo sin otro
adreso que todos son palabras del Santo Padre y añade bendita sea esta
bondad infinita [207] que entre estos barbaros infieles ningun dia nos á
dejado sin comer aun en tiempos de hambre antes nos dan de su pobre-
ça con amor, y a las vezes tenemos con que remediar otros pobres que
no es menos maravilla esta del Señor que aver embiado atiguamente
medio pan cada dia a S. Pablo primer ermitaño para su sustento por
medio de un cuerbo.
Quando de las missiones bolvio a la Assumpcion passo grandes
necessidades que aunque ya por averse hecho Collegio podía tener ren-
ta no la tenia, y las alajas, y muchos de los ornamentos los avia reparti-
262
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
263
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
res que por essa causa le perseguían y quitaban las limosnas, y nuestro
Señor fue fiel, como ya se dijo, en remediar sus necesidades con la fun-
dación del Collegio ques rica la pobreça xristiapna, y abastecida su
hambre, y muy opulente su necessidad, y desnudez de todo lo terreno
mas [208] traço nuestro Señor que siempre le quiso pobre en todo en el
afecto, y en el efecto que aviendo durado en esta necessidad de su Co-
llegio muchos años el año de mil y seiscientos, y veinte y dos que vino
de Sevilla un buen socorro y muchos y lucidos ornamentos que el avia
pedido para la Yglesia que siempre se esmero en su adereço y ornato se
mandaron ir a Cordova sin tocarlo, violo pero no lo gozo, gozoso de
que lo gozasen otros.
En Cordova las cosechas fueron tan esteriles que le fue necessa-
rio andar comprando, y mendigando la comida en que passo mucho
trabajo por ser aquel collegio grande, y assi me solia el dezir con gracia
que no lo es pequeña aunque de pocos conocida que parecía le seguía la
necessidad, y penuria a donde quiera que iva y que todo se acabava
luego que llegaba, á alguna parte, y a la verdad seguiale por la buena
acogida que hallava en el, amándola como madre con amor tierno de
verdadero hijo constantemente hasta la muerte reparando en su enfer-
medad no derramasen el agua que sobrava en vaso quando tenia dicien-
do que costava trabajo el traerla de la fuente que estaba lejos: delicade-
za que no estrañará el que se acordase de las tres lentejas que para
exemplo nuestro cuenta Casiano que deslizadas de las manos del cozi-
nero merecieron como desperdicio de cosa sagrada, tan grande peniten-
cia, en todo fue pobre el Padre Marciel sin hallarse cosa ninguna en su
aposento en vida ni en muerte que no diesse testimonio de su pobreça,
ni imagenes, ni relicario, ni laminas, ni libros particulares de su uso, no
escritorio, ni mas que un pequeño crucifixo con que murió, y tomo por
reliquia para su consuelo el Padre Provincial y una estampa pequeña de
papel en una [208v] en una tablilla de Xrispto Señor nuestro coronado
de espinas y atado que tenia siempre delante de si en su mesa, y era su
espejo, y dechado, que yo conservo en memoria de tan gran varon, toto
dignior mundo: mayor que el mundo que despreció, elogio que dio S.
Juan Chrisostomo al pobre evangelico, y le quadra al Padre Lorençana.
264
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
De su Castidad. Capitulo X.
En la virtud de la Castidad fue excelente el Padre Marciel y
bien de dexa entender que quien tan muerto estaba assi, y al mundo era
muy señalado en esta virtud, y que quien era tan dado a la oracion offi-
cio de Angeles era muy aventajado en ella. Medio el primero, y mas
principal que tiene la Compañía conforme a la doctrina de S. Basilio
para alcançar la castidad, y puridad angelica, con la limpiesa de cuerpo,
y mente que nos pide nuestro Padre S. Ygnacio en su regla, y alcanço
el Padre Lorençana con el trato on nuestro Señor, y su humildad con
quien haze esta virtud una hermosa mescla, y composicion pulchra
permixtio humilitatis, et castitatis dize S. Bernardo levantando el Se-
ñor, y en salçando los humildes con la castidad como permitiendo el
vicio contrario suele humillar los soberbios.
El segundo medio para conservar y aumentar a pureza en que
tanto resplandeció fue la guarda vigilante de sus sentidos sabiendo cier-
to que por ellas como por ventanas dan asalto al alma los demonios
embidiosos de la hermosura que de ellas [209] recibe por ser virtud que
le asemeja a los mismos Angeles, y por esso es menester diçe Tertulia-
no que estudie, y vele el que desea ser casto, y mire mucho por la mo-
destia exterior y circunspección de sus acciones por que sirve mucho
para conservarse en la pureza que pide su estado juntando con esto un
trato serio y de veras que incline mas a austero que ablando en las cua-
les palabras parece dibujo este doctor la gravedad y modestia del Padre
Marciel en quien se hallavan vivas, y puestas en practica las reglas que
nuestro Padre San Ygnacio nos dexo escritas de modestia, recato, y
guarda de los sentidos especialmente de los ojos con tanta perfeccion
que dos, o tres años antes que muriesse le oy decir a el mesmo a cierto
proposito que no conocia de vida muger ninguna en el Paraguay que no
lo tengo por menos que lo que Surio quenta de S. Hugon obispo, por
aver estado en la Asumpcion treinta y ocho años, y sido confesor y guía
de las mugeres de aquella Ciudad, que es la mas populosa de estas go-
vernaciones, y en salud, y enfermedades en sus tristezas, trabajos, y
desconsuelos no sabían ni tenían, otro refugio ni otro Padre su trato fue
siempre gravemente manso, y agradablemente conpuesto, y serio, y
junto con darse a amar, en tanto grado que antes del servicio personal
no ubo persona mas amada en aquella Ciudad, se hazia respetar de
265
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
suerte que con aver entrado en ella en la flor de su edad nadie le perdió
respeto en burlas ni en veras con ser la tierra ocasionada, y licenciosa.
Todos tenían muy alto concepto de su santidad y recato, que
mostrava en hablarles de cosas de nuestro Señor, y bien de sus almas
con ser, y gravedad paterna aborreciendo todo trato entretenido, o pala-
ciego [209v] o palaciego sin querer hablar ni responder a ninguna de
aquellas señoras en la lengua natural de los Yndios aunque a las vezes
de malicia por provarle intentaron sacarle a plaça; pero en vano: por no
dar con esso licencia a menos mesura, o trato mas familiar, o sospecho-
so como solia decir: no ponía las manos sobre la cabeça de muger nin-
guna por enferma que estuviesse al decirles el evangelio teniendolo por
indecencia aunque tiene sombra de piedad, y deste recato se siguio que
con aver puesto gente desalmada por aquel tiempo que el Padre era
moço la boca en algunas personas no solo de gran virtud, sino de cono-
cida santidad que vivos, y muertos veneró, y venera por tales hasta el
dia de oy aquella Ciudad pasaciendoles que era capa de sus culpas po-
ner en mala fama, y opinion los virtuosos, y alivio de pecadores tiznar
los frutos, y silaz de ruines decir mal de buenos como diçe S. Geroni-
mo, poniendolos todos de un color, y libre a para que no campeen tanto
sus vicios a fin de poner empacho, o miedo con sagacidad diabolica a
los que avian de reprehender sus excesos; con todo nunca censuraron ni
tocaron en essa materia a este casto sacerdote mirándole como a cosa
superior en tanto grado que al mismo Padre puso en admiracion des-
pues y en su vejez, como yo se lo oy reconociendolo por merced de
nuestro Señor y fue mas de reparar por ser uno de los maiores defenso-
res de la Castidad, y mas declarado enemigo que tuvo el vicio des-
honesto en secreto, y en publico a quien siempre hizo guerra muy al
descubierto, y tener por maña los tocados deste contajio no perdonar a
nadie.
La misma opinión y fama de Santidad, y pureza alcanço aun en-
tre los Yndios de su primera mission como se dixo en [210] su propio
lugar por mucho recato acreditandose en gran manera asi, y a su Reli-
gion, y la predicacion del Santo evangelio como ellos mismos se lo
dixieron después de averle acechado, y mirado, y observado muchos
días con cuidado quedando admirados de la pureça de su vida: y aun
266
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
267
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
que dio tanto espirituales hijos al Padre Lorençana, el qual no solo era
casto pero tenia no se que gracia del cielo de pagar esta virtud a los que
trataba, que conocido de muchos de los seglares desevan que sus muge-
res se confesasen con el Padre y hombre ubo harto principal que lo
tenia sacado por condición, y pacto con si esposa, y otro muy noble que
aviendo quebrado con grande enojo con el Padre Lorençana por no
averle querido confessar no allanandose el a lo que devia con todo es-
timava en mucho que si quiera confessase a su muger dando rarissimo
exemplo de recogimiento [211] mucho numero de casadas y doncellas
que se confesaban con el Santo Padre.
Pues que dire de tantos coros de virgenes purissimas que en to-
do el tiempo que vivio aquella varonil muger la madre Francisca de
Boca Negra se criaron en la casa de su recogimiento siendo el Padre
Lorençana por muchos años el maestro y guía de madre, y hijas, por
una parte con tan gran recato suio que ninguna conocía de rostro como
se dijo sin dar la mas minima nota de si antes mucha edificacion y buen
olor de santidad, y hasta en el modo de hablar assi con ellas, como con
todas las demas mujeres era muy mirado no tratando jamás a ninguna
de hija por parecerle que este lenguaje denota no se que de familiaridad
que no diçe con la seriedad, y gravedad que pide nuestro Padre S. Yg-
nacio en el trato con mugeres, y por otra con tanto aprovechamiento
suio que parecía su casa un retrato del cielo esparciendose la fama de
ella por todas estas Provincias en señandoles el Padre con su exemplo
pudiéndose decir del lo que Theodoreto de Pablo, se ipsum autem
exemplar proposuit, suae castitatis thesaumum nobis revelare coactus.
Quese puso asi mesmo por espejo de pureza y religioso recato mere-
ciendo bien por la alteza deste virtud como por otras el nombre de mar-
tir con que honra S. Ambrosio al qual en demanda de la castidad, y
pureza esta echo siempre rigido executor, y verdugo de sus sentidos
como lo estava el Padre Lorençana que era tan recatado como casto
guardándole nuestro Señor en los peligros, y entre el fuego de tantas
ocassiones de mugeres españolas, e indias, y entre gente desnuda en el
Parana como que no fuera de carne, por que no fiara nada de si estando
siempre en vela [211v] en vela correspondiendo a las mercedes de
nuestro Señor con mas recato mientras mas favorecido era de su mano.
268
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
269
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
270
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Padre Marciel en obedecer [213] mas a Dios que a los hombres pues a
ellos les devia amor y agradecimiento y al superior execucion de su
mandato grangeandose con sy propta obediencia mayortes bienes esto
es la fundacion de la Provincia y conversion, y salvacion de tantas al-
mas como se an salvado por este mundo.
271
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
272
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
273
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
274
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
275
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
276
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
guarde sus reglas [217v] sus reglas, en que esta toda su hermosura, ayre
y gracia; y el salir parecido al que Dios puso por exemplar, y dechado
de la religion, que es su fundador, subiendo por medio de aquella regla
bien guardada al alto grado de perfeccion y santidad, a que llego, que
en la Compañía fue nuestro Padre S. Ygnacio, exemplar de ella: pues,
como dize bien Casiano, necesse est unam quam que viam ad illum
finem secum per trabere sectatorem, ad quem author ipsius, inventor
que percenit. Por donde el Padre Marciel siguiendo sus pisadas por la
observancia regular, y obediencia llego a alcanzar su perfeccion, y
summa de todas las virtudes, que estan cifradas en ella: llevando al que
la alcança simpliei gradu, como dice S. Geronimo por sus pasos conta-
dos a la bienaventuranza sirviendole la regla de senda y camino dere-
cho, y guía cierta hasta llegar a Xrispto, fin y remate de sus desseos.
277
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
278
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
que me halle hablo tan altamente de la caridad con que unos nos debe-
mos amar a otros, y principalmente los superiores tratar a sus súbditos,
que parecia echava llamas de fuego, y a todos nos sacava las lagrimas
de los ojos.
Esto es del Padre Pedro de Oñate que aunque diçe mucho por
aver conocido, y tratado en España, y en la Provincia del Peru varones
muy insignes en santidad, tanto que de algunos de ellos, como son los
Venerables Padres Juan Sebastian, y Diego Martinez, se ha començado
ya a tratar con la sede apostolica de su canonizacion; y en esta Provin-
cia otros de muy alta perfeccion, y merecimientos; con todo no habla
con encarecimiento por que su santidad no fue comun, ni ordinaria,
sino de un orden muy superior para con Dios, y para con los hombres.
Para con Dios un fuego vivo de amor con ansiosos afectos de su servi-
cio, y gloria; y para con los hombres una llama abrasadora, un varon
misterioso, su rostro de asquas vivas con que inflamaba a los que goza-
van de cerca de su fervor, y su aspecto de luz, o llama resplandeciente
con que alumbrava con su exemplo aun a los mas distantes. Todo era
fervor, y espíritu, que le pegava a aquellos con quien trataba, y endere-
çava en el camino de la virtud, aconsejandoles que se exercitasen en
actos de amor de Dios, procurando proceder en todo con espiritu de
amor, y no turbados de temor, como encarga nuestro Padre S. Ygnacio
y deseaba [219v] y deseaba que estuviesse muy valido en los de la
Compañía este Santo exercicio, y que no se quedasse en la theorica
sino que saliesse, a las obras que son las pruebas verdaderas del amor
comunicandole a los próximos, hallando en el todos unas entrañas de
caridad, consejo el ignorante, consuelo el afligido, el inquieto, y desa-
sosegado, paz, y quietud, y los enfermos asi de fuera como de dentro
consuelo, y alivio; los presos patrocinó, los perseguidos refugio; todo lo
componia y templava pudiéndose desir de su caridad, lo que San Epifa-
nio de la sal, que todo lo razonaba, y dava punto.
Quanto era superior, y tenía enfermos, yva a horas extraordina-
rias de la noche a visitarlos para ver si avian menester algo. Con el Pa-
dre Juan Saloni, y Hermano Juan de Aguila hizo officio no solo de
enfermero, sino de piadoso y diligente Padre sirviéndoles por sus ma-
nos, aun en las cosas minimas, A todos visitava muy a menudo, y aun
Hermano que estaba muy enfermo de un dolor agudo y vehemente, que
279
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
le duro tres dias, le velo todas tres noches para su consuelo, y socorro,
durmiendo en el suelo junto a la cama. Y vez ubo que con ser tan varo-
nil acompaño con compassivas lastimas a uno de casa en un dolor in-
tenso que le sacava casi de si, que le hazia llorar forçado de la ve-
hemencia del mal. De quien con verdad podemos dezir con Salomon
que era un fuego encendido de amor; y que en el coraçon deste siervo
de Dios ardia no una sino dos lamparas de fuego una con que ardia en
amor de Dios, y otra en amor del proximos que le servían de alas [220]
volando con la una a Dios nuestro Señor a mandarle sobre todas las
cosas; y con la otra a los proximos para acudirles con una presteza y
diligencia increible en sus necessidades, y trabajos corporales y mucho
mas en los espirituales, para llevarlos a Dios.
Con estas dos alas de fuego, y del Peru, al Paraguay, corriendo
en missiones tantas tierras, y Provincias, como diximos, por el Rio Pa-
raguay, y todos sus Pueblos, y los de Mbaracayu, y por las Provincia
del Guayra y Parana haciendo la costa el amor que es rico, y dándole
copioso viatico de caudal y suficiencia para tan largos caminos, y difi-
cultosas empresas, pantanos, ciénagas, lagunas, y Rios con peligro de la
vida buscando almas, inflamandolas con su zelo en amor de su criador,
y alumbrándolas con la luz de su doctrina, governandolas con grande
prudencia: dandole el Señor la luz que tenia para ganar infieles, hacién-
dose Señor de sus corazones mediante su charidad: ganando en primer
lugar la voluntad a los viejos, y viejas, que con el Yndio Guarani mas
que con otra nacion tienen autoridad, y dominio, y en segundo lugar a
los niños que son el echizo de sus Padres, y tratando a todos con mucha
benignidad; por que la charidad es benigna, regalandoles, y dándoles
quanto tenia, y alzanzaba sin querer pedir, y pretender nada de ellos, a
imitacion del Apostol; y sufriendoles con mucha paciencia como Padre
amoroso a hijos tiernos en la fee; sonbrellevando la altivez y orgullo de
los Yndios Paranas, que es tan grande, que como dice en una suya
[220v] suya al Padre Provincial Diego de Torres tenia por cierto avia
pocas naciones en el mundo que fuesen tan altivos, y soberbios y con
tan poco fundamento por su mucha pobreça, y en sus principios tan
barbaros en el trato, tan inobedientes, y sobre si que haciendo mención
el Padre en la carta de muchos, y grandes trabajos que pasava de inco-
modidades, necessidad y pobreza, diçe que nada desto sentía por traba-
280
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
281
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
282
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
283
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
284
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
285
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
286
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
287
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
288
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
289
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
290
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
291
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Dios, y por los hombres coronando todas las virtudes con la perfecta
caridad ques la corona de todas ellas, [229] y de toda santidad, don so-
bre todo don, y milagro el mayor delos milagros, y fin y remate de las
alabanças deste Santo y Apostolico Varon a quien me sea licito, hablar
concluiendo esta summa de su vida con las palabras que Hilario a
Honorato pidiendo a Marciel lo que le pidio a su Santo maestro dicien-
dole memento itaque amice dei, memento iugiter nostri, deo inco inqui-
natus ad sistis canens illud canticum novum, et sequens agnum quo
qum que valitu illi pedisequus supranobis Patronus oration um nostra-
rum inter pres acceptabilis, et fortis assertos profussas ad te nostras
preces prefer impetra ut conspiratione communi omnes simul que insi-
sis que docuisti eli que tenus obtinere mereamur per dominum nostrum
jesum Xpum, quite in gloriam suam assumpsit, atque cum Patre suo, et
cum spiritu sancto vivit et regnat Deus per omnia secula deculorum
amen. Acuerdate o amigo de Dios continuamente de nosotros, pues
estas como privado suio puro, y sin mancha cantandole el cantar nuevo
de los castos, siguiendolas pisadas del cordero; tu eres su familiar, y
allegado, patron de nuestras oraciones y lengua fiel de nuestros desseos
por ti bien despachados, haciendo juntamtamente officio de fuerte de-
fensor nuestro lleva mas oraciones que por tu medio ofrecemos al Se-
ñor, y alcançanos que con un animo, y un coraçon juntos, y unidos as-
piremos a cumplir segun nuestras fuerças lo que enseñaste como guía
Padre Nuestro y hiciste con tu exemplo por los merecimientos de Je-
suxrispto Señor Nuestro que te llevo a su corte a coronarte de gloria, y
vive y reyna junto con su Padre y el Espiritu Santo por todos los siglos
de los siglos
Amen [229v]
292
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
Fuentes
BNE. Biblioteca Nacional de España.
AGN. Archivo General de la Nación (Argentina).
AHPTSJ. Archivo Histórico de la Provincia de Toledo de la Compañía
de Jesús.
ARSI. Archivo Romano de la Compañía de Jesús.
ANCh. Archivo Nacional de Chile.
BCS. Biblioteca del Colegio del Salvador (Buenos Aires).
Bibliografía
Alcántara Bojorge, Dante A. (2009), “El proyecto historiográfico de
Claudio Aquaviva y la construcción de la Historia de la Com-
pañía de Jesús en la Nueva España a principios del siglo
XVIII”, Estudios de Historia Novohispana, nº 40: 57-80.
Alcazar, Bartholome (1719), Chrono-historia de la Compañía de Jesús
en la provincia de Toledo y elogios de sus varones ilustres, fun-
dadores, bienhechores, Fautores é Hijos Espirituales. Segunda
parte, Madrid: Garcia Infançon impresor.
Alegambe SJ, R.P. Philippo (1676), Bibliotheca Scriptorvm Societatis
Iesv. Roma: Ex Typographia Iacobi Antonj de Lazzaris Varesij.
Andrade, Alonso de (1667), Varones Ilvstres en santidad, letras y zelo
de las almas de la Compañía de Iesvs. T. VI, Madrid: Por Io-
seph Fernandez de Buendia.
Andrade, Alonso de y Juan Eusebio Nieremberg (1666), Varones Ilvs-
tres en santidad, letras y zelo de las almas de la Compañia
de Iesvs, T. V, Madrid: Por Ioseph Fernandez de Buendia.
Antonio, Nicolao (1788), Hispalensi IC, Bibliotheca Hispana nova sive
Hispanorum scriptorum qui ab anno MD. AD MDCLXXXIV.
293
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
294
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
295
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
296
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
297
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
298
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
299
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
http://www.carlospage.com.ar/wp-content/2008/06/Page-La-
dispersi%C3%B3n-de-los-documentos-jesu%C3%ADticos1.pdf
_______ (2011c), “Un intento en defensa del patrimonio jesuítico o una
excusa para extirpar su memoria. El caso de la iglesia jesuítica
de Asunción”, História Unisinos, v. 15 n. 2, Maio/Agosto.
_______ (2016a), “Los primeros misioneros jesuitas entre guaraníes y
la experiencia de las “aldeias” de Brasil”, História Unisinos, 20
(1): 26-38, Janeiro/Abril.
_______ (2016b), “El jesuita portugués Manuel Ortega y el agrupa-
miento de ybyrajáras cristianos en los inicios de la evangeliza-
ción del Guayrá”, Temas Americanistas, nº 37.
Page, Lucía (2016), “La Carta de edificación del P. Alonso D´Aragona
escrita por el P. Diego de Boroa”. IHS. Antiguos jesuitas en Ibe-
roamérica, Córdoba. Volumen 4, Número 1, enero/junio.
Pastells SI, Pablo (1912), Historia de La Compañía de Jesús en la Pro-
vincia del Paraguay (Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú, Bo-
livia, Brasil) según los documentos originales del Archivo Ge-
neral de Indias, T. I. Madrid: Librería General de Victorino
Suárez.
_______ (1915), Historia de La Compañía de Jesús en la Provincia del
Paraguay (Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia, Bra-
sil) según los documentos originales del Archivo General de In-
dias. T. II. Madrid: Librería General de Victorino Suárez.
Revista del Archivo General de Buenos Aires (1872), Tomo IV. Buenos
Aires: Imprenta del Porvenir.
Rodríguez Molero SJ, Francisco (2001), “Palma, Luis de. Superior, es-
critor espiritual”, en Charles E. O'Neill y Joaquín María Domín-
guez, Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Biográfi-
co-Temático. Tomo III. Madrid: Universidad Pontificia de Co-
millas.
300
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
301
Carlos A. Page La biografía del jesuita Marcial de Lorenzana
302