"El Terrorismo de Estado" Por Graciela Etchevezt.

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“El Terrorismo de Estado” por Graciela

Etchevezt.
Introducción al concepto de Terrorismo:
El concepto de terrorismo refiere al uso de la violencia para obligar a un
gobierno o instituciones de la sociedad a tomar decisiones en favor de quien
ejecuta la acción extorsiva. Se trata de un concepto de fuerte connotaciones
políticas y emocionales, sobre todo si se producen víctimas.
En los últimos años Al Qaeda o el grupo ISIS han impactado la agenda mundial
con sus acciones terroristas. Pero no todo acto violento es un acto terrorista.
Este lleva a cabo una acción política sin importar costos, leyes ni derechos
humanos. El grupo terrorista cree que su causa justifica toda acción, por cruel
que sea.
EL TERRORISMO BUSCA, USANDO EL TERROR, CONSEGUIR
OBJETIVOS QUE NO PODRÍA ALCANZAR POR OTRA VÍA.

El terrorismo de Estado:
El terrorismo de Estado es un tipo especial de terrorismo. Si bien en el siglo
XX, en la Argentina, hubo diversos grupos que llevaron a cabo acciones
terroristas, bajo el terrorismo de Estado no es un grupo extremista o individuo
el que busca imponer una religión o idea por la fuerza. Es el Estado el
responsable de llevar a cabo actos violentos e ilícitos. Estas acciones no son
errores o actos de locura de una agente público sino producto de un plan
sistemático con objetivos al poder.
El Estado, al violar la ley, contradice su propia existencia dado que uno de
los objetivos de la existencia del Estado es la de velar por la seguridad de la
sociedad. Es ésta la que delega en el Estado el monopolio de la violencia
legítima, usándola como instrumento y atributo específico para defensa o
garantía del cumplimento de la ley.
Los cuerpos de seguridad y de justicia pueden usar armas, allanar propiedades
privadas, detener e incluso matar. Los ciudadanos no, salvo situaciones
excepcionales. Esto significa que la sociedad reconoce ese poder como
legítimo siempre que esté regulado por la ley. El terrorismo de Estado es el
ejercicio abusivo del poder (acciones violentas y represivas al margen de la
ley) de forma sistemática por parte de quien debe hacer valer la ley. Incluso en
algunos casos se obstaculiza la actividad judicial para lograr impunidad por su
actividad ilegal.
Quienes utilizan la violencia ilegal argumentan que no se trata de una guerra
convencional por lo que los métodos propios de una guerra (garantías a los
prisioneros, sujeción a normas internacionales, mínimo respeto a los DDHH) no
serían útiles. Al usar acciones que violan la ley, el Estado usa métodos de los
grupos de combate, por ejemplo.
El uso de torturas para obtener información, típico método de la lucha
contrarrevolucionaria o antiterrorista.
El uso de la crueldad y la violencia desmedida es justificado porque permitiría
anticipar acciones terroristas y salvar “posibles víctimas civiles”. Este
argumento lleva a que la sociedad considere aceptables procedimientos que en
otra coyuntura serían inadmisibles. Oponerse al uso de métodos ilegales para
conseguir información sería aceptar la acción terrorista.

EL TERRORISMO DE ESTADO ES LA PEOR FORMA DE VIOLENCIA


POLÍTICA PORQUE VIOLA EL CONTRATO ORIGINAL ENTRE LA
SOCIEDAD Y EL ESTADO. USA LA FUERZA QUE LA SOCIEDAD LE
CONCEDE CONTRE ELLA MISMA.

El terrorismo de Estado en Argentina:


Durante los años sesenta y setenta en América Latina hubo muchos casos de
Terrorismo de Estado a partir de la aplicación de la Doctrina de Seguridad
Nacional que se impartía desde la Escuela de las Américas del ejército de
EEUU. En ella se entrenaron nuestros militares latinoamericanos que
implementaron el terrorismo de Estado en sus países. La excusa fue la
erradicación de la “amenaza comunista”.
En Argentina la violencia se había instalado con el surgimiento de proyectos
revolucionarios que usaban la lucha armada como estrategia política (como
Montoneros o el ERP). A su vez, desde el Estado se organizó una fuerza
paramilitar de derecha (Triple A) para combatir, con métodos ilegales, a las
guerrillas de izquierda. Además, el gobierno de Isabel Perón había sancionado
medidas represivas como el Estado de sitio y encomendado a las FF.AA. el
“aniquilamiento” de la guerrilla (Operativo Independencia) antes del golpe del
24 de Marzo del 76. Predominaba la idea de que una violencia podía terminar
con otra violencia.
EL GOLPE HALLÓ LA JUSTIFICACIÓN PÚBLICA EN EL CLIMA DE
GUERRA CIVIL QUE LAS GUERRILLAS, LAS BANDAS PARAMILITARES
Y LAS FF.AA Y DE SGURIDAD INSTALARON EN EL PAÍS DESDE
PRINCIPIOS DE 1975.
A partir del golpe del 76, la práctica represiva del Estado partía del secuestro
de personas y su traslado a centros clandestinos de detención donde se
los interrogaba bajo tortura. La mayoría de los “desaparecidos” fue
asesinada de diversos modos. Una minoría fue transferida a centros legales
de detención y un pequeño grupo fue liberado. Otras formas represivas fueron
la suspensión de toda actividad política y sindical, limitación de las libertades
públicas, persecuciones y restricciones en el campo cultural.
Tal grado de violencia era inédito en la historia del país. La desaparición
forzada de personas y la apropiación de niños formaron parte de un plan
sistemático para acabar con los opositores. Esto quedó demostrado en el
juicio a las Juntas Militares, bajo el gobierno de Alfonsín, que condenó a los
máximos responsables de aquellos hechos.
Pero el Terrorismo de Estado no fue sólo responsabilidad de las FF.AA. Hubo
grupos civiles que se beneficiaron directamente del modelo político y
económico impuesto. Por ello los militares contaron con el apoyo de sectores
importantes del empresariado y la cúpula eclesiástica. A su vez, gran parte
de la sociedad toleró y hasta acompaño estos hechos denigrantes llevados a
cabo por el Estado. Ese consenso fue condición para la estabilidad del
gobierno que pudo llevar a cabo su objetivo.
Pero también se generó una fuerte corriente opositora, no sólo en círculos
cercanos a las víctimas como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo o
Familiares de detenidos por razones políticas o Abuelas, sino también de
organizaciones de defensa de los derechos humanos como la APDH (Asamblea
Permanente por los DD.HH.). Todos estos grupos fueron fundamentales en la
lucha por la verdad y la justicia cuando se inició la transición a la democracia.

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