Resumen Descripciones, Russell

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DESCRIPCIONES, BERTRAND RUSSELL.

En este texto, trataremos varias cuestiones acerca del lenguaje bajo el punto de vista de
Russell, que se centra sobre todo en las descripciones.

1. TIPOS DE DESCRIPCIONES.

Al comenzar el texto, Russell distingue entre dos tipos de descripciones: descripciones


definidas y descripciones indefinidas.
Las descripciones indefinidas se presentan de la forma: “un tal y tal”. Este tipo de
descripciones no apuntan a ninguna concreción en la realidad. Lo podemos ver claramente
con el ejemplo: “Me encontré con un hombre”. En este ejemplo, no está definido con qué
hombre me encontré. En estas descripciones, Russell hace una serie de aclaraciones y
distinciones cuando nos habla de significatividad y verdad. Nos dice que los enunciados
pueden ser significativos pero esto no implica que sea verdadero, es decir, cuando decimos:
“Me encontré con un unicornio”, tenemos en cuenta que este enunciado es falso, puesto que
los unicornios no existen en la realidad (para Russell, la correspondencia empírica es muy
importante), pero es significativo porque tenemos en el imaginario la idea de unicornio como
animal fantástico. Entonces, llegados a este punto, Russell aclara que es el concepto el que
entra en la proposición, es decir, la proposición contiene unicornio como un concepto pero no
como un constituyente, puesto que es considerado como un objeto irreal.
Las descripciones definidas tienen la forma “el tal y tal” e incluyen siempre objetos
definidos y no conceptos, como pasaba en las indefinidas y se caracterizan por su unicidad.
La unicidad es una característica muy importante, ya que es lo que diferencia las
descripciones definidas de las indefinidas y se refiere a que las descripciones definidas
muestran un atributo único. Los objetos definidos son objetos siempre determinados y únicos
en el mundo real. Russell en este punto también aclara que para que sean verdaderas estas
proposiciones, las que contienen descripciones definidas, tienen que corresponderse con la
realidad.

2. LÓGICA Y GRAMÁTICA.

Cuando habla de descripciones, Russell hace una distinción importantísima entre


lógica y gramática y hace una crítica a la mayoría de lógicos que consideran que, por
ejemplo, las proposiciones “Me encontré con Juan” y “Me encontré con un hombre”, son de
la misma forma. Russell apunta que son proposiciones totalmente diferentes, ya que la
primera nombra a una persona efectiva, una persona que se corresponde con la realidad, por
lo tanto, esta proposición sería siempre verdadera, mientras que la segunda es una descripción
indefinida y por tanto contiene la función: “Me encontré con x y x es humano” y no siempre
es verdadera. En la primera hablamos de la existencia de la proposición pero en la segunda
no. Además, según Russell, la gramática no tiene en cuenta el sentido de la realidad como
hemos visto en los ejemplos anteriores, al igual que muchos lógicos al considerar la
existencia de objetos irreales. Para Russell, la lógica sólo se debe ocupar de objetos reales, al
igual que lo hace por ejemplo la zoología.

3. EXISTENCIA E IRREALIDAD.
Al hablar de lógica y gramática, Russell introduce el concepto de existencia y apela a
la diferencia que existe entre una proposición o un nombre que proviene de la literatura o de
la imaginación, a un nombre de la realidad. Para ello, pone el ejemplo de Hamlet y Napoleón.
Hamlet es un personaje que solo existe en los pensamientos y en la imaginación de
Shakespeare, pero no en el mundo real (pero los pensamientos y la imaginación del autor sí
pertenecen al mundo real), mientras que Napoleón es una figura histórica que sí que proviene
de la realidad. Para Russell, solo existe un mundo, el mundo real.
Sin embargo, en cierta manera, Russell nos permite hablar de objetos irreales en la
medida en la que lo hagamos siguiendo la forma: “x es irreal”. Esta proposición va a tener
significado cuando x sea algo definido o indefinido. Russell habla también de descripciones
que no describen nada. Este último caso se da en proposiciones de descripciones indefinidas
que toman como concepto un objeto irreal. Por ejemplo: “un unicornio”. Esta proposición no
describe nada, ni siquiera un objeto irreal, puesto que no lo define, no lo determina y por
tanto, sería totalmente falsa.
En cuanto a la definición de existencia, se aplica en descripciones ambiguas. Russell
lo explica haciendo distinción entre dos proposiciones. No es lo mismo la proposición:
“Sócrates es un hombre” que “Sócrates es humano”, aunque sí son equivalentes. Y para ello,
hay que distinguir los tipos de “es”. El primer “es” expresa la relación existente entre
Sócrates y humano, mientras que el segundo “es” expresa identidad. La relación de identidad
se establece entre un objeto nombrado y un objeto nombrado de forma antigua, cuya
existencia sólo podrá darse cuando esté incluido en proposiciones verdaderas que tengan la
forma de descripción ambigua: “x es un tal y tal donde x es un nombre”.

4. DISTINCIÓN ENTRE NOMBRE Y DESCRIPCIÓN DEFINIDA.

Cuando Russell define las descripciones definidas, hace énfasis en la importante


distinción entre nombre y descripción definida. Un nombre es un símbolo simple que aparece
sólo como sujeto, que señala directamente a un individuo y que tiene significado por sí
mismo, y un símbolo simple es aquel que no contiene partes (letras aunque sean separadas)
que funcionan como símbolos. Sin embargo, una descripción sí contiene distintas partes que
son símbolos a su vez y que tienen su significado ya fijado. Por ejemplo, en la frase: “Scott es
el autor de Warveley”, aunque ambos se apliquen al mismo objeto, Scott es considerado un
nombre y el autor de Warveley una descripción definida, ya que tiene distintas partes que
funcionan como símbolos.
Sin embargo, los nombres también pueden usarse como descripciones. Lo vemos
claramente con el ejemplo: “Scott es Sir Walter”. Estos dos nombres se aplican a la misma
persona y esta proposición, en vez de nombrar, describe a Scott como la persona que tiene el
nombre de Sir Walter.
Hay que tener en cuenta que los nombres no pueden ser verdaderos o falsos y, por
tanto, afirmar la existencia de algo o alguien, por el simple hecho de que nombran algo que
existe (ya decíamos en el apartado anterior que no se puede nombrar nada ni describir nada
que no exista), al contrario de las descripciones, que sí contienen un valor de verdad o de
falsedad.
Por último, hay que considerar que en el lenguaje natural estamos constantemente
hablando de nombres, pero para Russell, los verdaderos nombres son los pronombres
deícticos, los nombres como símbolos simples son en realidad descripciones encubiertas.

5. ANÁLISIS DE LAS PROPOSICIONES CON DESCRIPCIONES DEFINIDAS.

Russell hace un análisis de las proposiciones definidas en cuanto a su valor de verdad.


Para ello, usa el ejemplo de: “El autor de Warveley era escocés”. Tenemos que considerar que
“el autor de Warveley” significa el valor de x para el que x escribió Warveley. Por tanto,
sabiendo esto, Russell hace un análisis de la proposición siguiendo tres pasos. En primer
lugar, esa proposición significa que “x escribió Warveley” no es siempre falsa. Esto nos lleva
a que si “x e y escribieron Warveley” son idénticos, es siempre verdadera, ya que las
descripciones definidas tienen que presentar siempre el carácter de unicidad. Y por último, si
“x escribió Warveley y x es escocés”, es siempre verdadera. Estas tres proposiciones se
consideran juntas para describir lo que describen, puesto que las tres están implicadas por la
proposición “el autor de Warveley era escocés”.

6. OCURRENCIAS PRIMARIAS Y SECUNDARIAS.


Russell apunta en última instancia que, cuando las descripciones aparecen en
proposiciones, aparece una distinción muy necesaria entre ocurrencias primarias y
secundarias. Las ocurrencias primarias son aquellas que aparecen en descripciones que no
describen nada y por tanto, la proposición sería falsa. Las ocurrencias secundarias se dan en
proposiciones que son verdaderas al convertir una posible proposición falsa a través de la
negación. Para entender esto, utilizamos el ejemplo de: “El actual rey de Francia es calvo”.
Esta proposición es falsa porque en primer lugar, el actual rey de Francia no existe en la
realidad (Francia es una república), por lo tanto, toda descripción posterior es nula, puesto
que no describe nada. Aquí nos encontramos con las ocurrencias primarias. Pero, si decimos:
“El actual rey de Francia no es calvo”, nos encontramos con una secundaria y la proposición
se convierte en verdadera puesto que estamos negando toda la proposición.

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