Adornadas Capítulo 1

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¿Qué pasa por tu corazón cuando recuerdas a mujeres fieles que impactaron tu vida con el

evangelio?

¿Has impactado la vida de otra mujer con el evangelio de Cristo?

¿Qué ves en las mujeres jóvenes que te rodean? ¿Ves una oportunidad para influir en sus vidas
positivamente transmitiéndoles tus conocimientos en cualquier área, pero sobre todo en sus vidas
espirituales como creyentes?

Enlista habilidades, dones y talentos que Dios te ha dado y con los que puedes contribuir a la vida
de al menos otra mujer.

Elisabet, la madre de Juan el bautista. (Lucas 1:5-7, 13)

“Me imagino a la anciana Elisabet que, después de décadas de infertilidad y anhelos no


concedidos, esperaba un hijo de manera sobrenatural… y le abría su corazón y su hogar a María de
Nazaret… para impartir fe y sabiduría a la virgen adolescente, en cuyo vientre crecía
milagrosamente un bebé que un día sería nuestro Salvador.

Poquísimo se registra de su conversación, pero lo que se ha preservado para nosotros habla de la


belleza del evangelio manifestada en la vida de mujeres que caminaban en compañía la una de la
otra. Mujeres cuyas vidas estaban adornadas por la presencia de Cristo y que adornaban el
evangelio y lo hacían creíble para la próxima generación a través de su humilde y gozosa
obediencia.”

Rut y Noemi

Otra historia bíblica que nos muestra lo poderosa que es la influencia de una mujer en otra, es la
de Rut y Noemi. Es algo difícil de encontrar en nuestros tiempos, una relación de amor y
protección entre una suegra y su nuera, de manera que en el libro de Rut 1:8-22 encontramos
una manifestación de compromiso por el impacto del testimonio que Noemi dio a Rut: a donde tu
vayas yo iré, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, será mi Dios.

Y qué tal con las historias de mujeres como la servicial Dorcas (Hechos 9:36-42) o la reina Esther.

La reina Esther.

Analogía de reinas en nuestro hogar.

Existía una reina. Vasti (Ester 1:10)

Fue destituida por su desobediencia (Ester 1:11, 15, 17, 19)

Es necesario cultivar virtudes que adornen nuestra vida para nuestro Rey.

Ester era una mujer de hermosa figura y de buen parecer, pero vemos en la Palabra que estas
cualidades no eran suficientes para entrar a la presencia del rey, sino que debía cumplir un tiempo,
siendo procesada, antes de recibir la corona que la embestía como reina. (Ester 1:12-18)

Entre las cualidades, de Ester, vemos que era temerosa de Dios, conocía el valor del ayuno y la
oración y era valiente, además que era una mujer de influencia y sabiduría. (Ester 4:15)
Proverbios 31:30

1ª Pedro 3:3-4

En estos tiempos somos dadas a buscar la belleza exterior, usamos técnicas, productos para
mejorar nuestro aspecto, o hasta filtros digitales, y centramos nuestro valor en los “likes” de
nuestras publicaciones en redes sociales donde exhibimos nuestra belleza exterior, pero olvidamos
o hacemos muy poco por la belleza del interior. Debemos encontrar el equilibrio en esta área.,
porque somos templo del Espíritu de Dios y nuestro exterior debe reflejarlo. La preparación de
Ester incluía no sólo los tratamientos de belleza, sino el entendimiento del papel que iba a tomar
en caso de ser la elegida por el rey, ella tenía la posibilidad de ser reina y eso era una gran
responsabilidad, en sus manos estaba no solo su vida, sino la vida del pueblo judío.

Proverbios 11:22

“Dios nos ha colocado aquí en la tierra como embajadoras del evangelio de Cristo. Y nuestro
llamado como Sus seguidoras es hacer que Su amor y Su verdad sean visibles y creíbles —y
hermosos— a los escépticos que nos observan.

Porque lo ven en nosotras. Porque ven cómo nos transforma.

Su amor nos hace hermosas. Nos adorna.

Y, a través de nosotras, adorna Su evangelio”

Pero, tristemente —como tú y yo sabemos bien—, no siempre funciona de esa manera.

Podemos decir que amamos a Jesús, pero por alguna razón las personas no siempre ven Su belleza
reflejada en nuestras actitudes y acciones.

No siempre ven en nosotras el poder transformador de Su amor.

En cambio, con demasiada frecuencia, ven mujeres tan abrumadas, preocupadas, banales o sin
amor como las mujeres del mundo. Si somos sinceras, así nos vemos muchas veces a nosotras
mismas.

Pero anhelamos ser mucho mejor. Realmente, queremos que nuestra vida refleje el evangelio de la
mejor manera, aun cuando estamos:

• sumamente ocupadas con el trabajo y la vida familiar, con poco tiempo para nuestra oración
personal y lectura de la Biblia.

• preocupadas y frustradas por un hijo que se está alejando de Dios.

• sufriendo la soledad de un matrimonio sin amor con un esposo que está distante.

• inmersas en una rutina superficial en la que nos levantamos, preparamos café, miramos
televisión y hacemos cualquier cosa sin mucha trascendencia.
• o quizás estamos atrapadas en una de esas tediosas y deprimentes temporadas de la vida
cuando la motivación a seguir adelante es casi imposible de reunir

Pero ¿cómo lo hacemos mejor? Esa es la cuestión, ¿verdad?

¿Cómo hacer para adornar el evangelio y dejar que este nos adorne

en medio de nuestra realidad terrenal y agonizante?

Con ayuda.

¡Mucha ayuda!

La buena noticia es que esta tarea de dejarnos adornar por el evangelio y de mejorar la manera en
que otros nos perciben no es algo que debemos hacer por nosotras mismas. En su gracia, Dios nos
ha dado su Santo Espíritu y Su Iglesia para ayudarnos a cumplir lo que nos ha encomendado.”

Mujeres mayores, mujeres más jóvenes, mujeres de la misma edad; todas nos necesitamos
mutuamente si queremos adornar el evangelio y mostrar su belleza en nuestra vida. Y esa realidad
nos lleva otra vez a Tito 2 y el tema central de este libro. Porque este importante pasaje nos

ofrece un manual básico de cómo y por qué todo esto funciona. Nos presenta una imagen de
sabiduría generacional que fluye hacia corazones inexpertos, de donde puede regresar en un
proceso continuo de cuidado y consejo piadoso.

De mujer a mujer.

Día tras día.

De una vida a otra.

Este es el buen y maravilloso plan de Dios. El modelo bíblico de ancianas que viven el evangelio y
enseñan a las mujeres jóvenes a hacer lo mismo, de mujeres jóvenes que reconocen el valor de las
ancianas en sus vidas —de mujeres que juntas adornan el evangelio— es vital para que todas
crezcamos sanas. Vivir como mujeres de Tito 2 nos permite cumplir el propósito para el cual fuimos
creadas. Ayuda a nuestras familias e iglesias a florecer y a la belleza del evangelio a resplandecer
en este mundo.”

Imagínate un vasto campo de atletas —unas mayores, otras jóvenes, unas más maduras, otras
menos experimentadas— y a ti y a mí junto a ellas. Todas necesitamos nuestra propia relación
personal con Dios y Su Palabra, por supuesto, pero no corremos solas. Dios pretende que nuestras
vidas se intersecten con las de otras, para llevarnos a cada una adelante bajo el fuerte, victorioso y
bello estandarte de Cristo.

Cuando las mujeres se apoyan unas a otras a vivir el amor transformador de Dios, todo el cuerpo
de Cristo —la novia de Cristo— se embellece más.

TITO 2:3-5
Estas palabras fueron escritas originalmente por mano del apóstol Pablo para un joven pastor
llamado Tito, que luchaba al frente de una iglesia en la isla de Creta. El Imperio romano, que
gobernaba Creta, comenzaba a estar bajo el reinado tirano del despiadado emperador, Nerón.

Solo imagínate cómo se sentirían las amenazas maníacas de Nerón dentro de las iglesias
principiantes de esos días, especialmente cuando su gobierno oficialmente prohibió el cristianismo
en todo el imperio.

¿Crees que es difícil ser cristiana en estos días? Trata de verte como una especie en extinción. Trata
de pensar en que, si este joven movimiento revolucionario ha de sobrevivir, deben trazarse planes
tanto para propagar como para profundizar su influencia. No puede ser solamente una orden
religiosa o un sistema teológico; el evangelio tiene que empapar y penetrar tanto el corazón y la
vida de las personas y las familias.

que ningún emperador, ninguna persecución, ninguna injuria puedan ser capaces de sacudir a la
Iglesia de Cristo de sus fundamentos. Ninguna cantidad de presión, temor o fatiga pueda diluir la
Iglesia a tal punto de que pierda su luz: su distintivo, su vitalidad y su influencia en el mundo.

Estas eran algunas preocupaciones de la carta de Pablo a Tito. Los cristianos se preguntaban:

• ¿Cómo debemos pensar y actuar los cristianos en momentos como estos?

• ¿Cómo podemos evitar ser engañados por falsas doctrinas y falsos maestros?

• ¿Cómo podemos transmitir nuestra fe a la siguiente generación, en lugar de ver cómo se


extingue?

• ¿Cómo puede la Iglesia no solo sobrevivir, sino también prosperar en un mundo que es hostil a
nuestra fe?

• ¿Cómo podemos cumplir con eficacia nuestra misión de alcanzar a un mundo corrupto con la
belleza del evangelio de Cristo?

¿Te suena familiar? Esas preguntas aún tienen vigencia.

vivimos en una cultura decadente y engañosa que amenaza a la Iglesia de Cristo con sus encantos,
así como con sus acusaciones y ataques. Necesitamos que nos ayuden a reflejar el evangelio en
nuestra vida de una manera tan hermosa que otros vean en nosotras el poder transformador de
Cristo y sean atraídos a conocerlo y seguirlo. Y (¿nos atrevemos a decirlo?) necesitamos que nos
ayuden a mantener Su evangelio tan atractivo para nosotras, que quienes decimos creer en Él,
realmente confiemos en Él, lo obedezcamos y experimentemos el poder, la paz y el gozo que Él
promete, incluso mientras vivimos como peregrinas en esta tierra.

Todas necesitamos saber cómo adornar la enseñanza del evangelio de Cristo en nuestra manera de
vivir, y necesitamos ayudarnos las unas a las otras a hacer lo mismo. Y eso es exactamente lo que
Tito 2 establece.

Con su conciso resumen de las cualidades de carácter, que deleitan el corazón de Dios y atraen el
corazón de quienes nos rodean, este pasaje nos ofrece un plan de estudios atemporal a pasar de
generación a generación. Permite a las mujeres mayores saber qué es lo más importante que
deben enseñar a otras y a las más jóvenes qué deben aspirar ser. Dios puede usar tu vida y tu
ejemplo, por imperfectos que sean, para lograr sus propósitos aquí en la tierra.

se trata de vivir la vida para la cual Él te ha creado y te ha llamado, allí mismo donde te
encuentras.

Mujeres de todas las edades, que son más hermosas a medida que el evangelio de Cristo adorna
nuestras vidas.

Adornamos el evangelio con nuestra manera de vivir.

Y hacemos todo juntas, paso a paso… como Tito 2 enseña.

Si es que aún no las tienes, ora a Dios por que te conduzca a mujeres sabias que te influyan
positivamente en tu vida espiritual y también por mujeres que se inician en el camino de la fe, a
quiénes Dios te conduzca para que puedas ayudar a crecer.

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