Especiales 2
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Especiales 2
EN LAS aulas
DOSSIER
Lacensura
en la literatura
infantil y juvenil
durante la
última dictadura
Por Josefina Oliva
U
na de las principales armas que utilizó el golpe de Estado de 1976 para derribar
toda idea contraria al régimen fue un mecanismo de censura en la cultura que se
reflejó en persecuciones y torturas a autores, prohibiciones de circulación de libros,
canciones y otras expresiones; editoriales cerradas y bibliotecas vaciadas. Desde los mandos
militares se pensaba que una de las principales formas de aniquilar al enemigo “subversivo”
era instalar un plan de control allí donde se forjaran las ideas. Por eso la cultura y la educa-
ción fueron el blanco adoptado por la denominada Operación Claridad.1
Esa ambición de acallar a toda una sociedad también se dejó ver en la literatura infantil y
juvenil, en donde, como se verá más adelante, se puso un especial énfasis no solamente en
la circulación de las obras sino en sus autores y editoriales.
“¿Qué les podía molestar a los militares de un cuento para chicos?” es una pregunta recurrente.
Y tiene varias respuestas. En primer lugar, hay que mencionar que cada texto, sea de ficción o de
historia, poesía o manual, forma parte de la producción cultural de una época. En ese sentido, los
años 70 marcaron un periodo de lucha y resistencia que se dejaba ver en las creaciones de
carácter cultural y que se oponían al discurso del poder de la dictadura. En segundo lugar, también
por aquellos años se vislumbraban los cambios que darían un vuelco en la literatura infantil, depo-
sitados en el lenguaje, en la transformación de las atmósferas en las cuales transcurren las histo-
rias, en una nueva relación con el lector y en el humor y la parodia como forma de criticidad. La fan-
tasía, los finales abiertos, las preguntas, el color, las líneas de los dibujos que se salían de una figura
“real”, eran capaces de abrir nuevos interrogantes en los chicos, y esto no convenció a los dicta-
dores de turno. Justamente lo que menos vieron en las nuevas obras fue literatura. A través de cada
historia se suponía un arma sospechosa, difusora de ideas peligrosas, que atentaban contra los
valores de “la moral, la familia y la patria” que se pretendían imponer.
Uno de los antecedentes del cambio en la literatura infantil fue la obra de María Elena Walsh,
quien desde los años 60 implementó una narrativa en la cual primó la invención, la poesía, el
humor y lo lúdico, privilegiando el placer y el disfrute de sus destinatarios. Aunque no puede
dejar de mencionarse la importancia que otorgó al campo el escritor y titiritero Javier Villafañe.
La forma de narrar comenzó a ser otra, a través de la cual las historias salían de los con-
vencionalismos ligados a una literatura “escolar”, en donde el lector es ligado más que
nada a un niño alumno.2 La fantasía, la musicalidad, los juegos de palabras establecieron
diferencias que alcanzarían un gran florecimiento en 1980.
De la mano de Laura Devetach, Gustavo Roldán, Elsa Bornemann, Ema Wolf, Graciela Mon-
tes, Graciela Cabal, entre otros, las nuevas puertas del género estuvieron caracterizadas por
una renovación en el lenguaje que fue desde palabras inventadas, el uso de onomatopeyas o
el cambio de significados hasta una particular relación del autor con el lector, que dejó de colo-
car a este último en el lugar de la figura débil, que le cuesta entender “algunas cosas” y al
que una generación de literatura infantil más tradicional subestimó.
Reivindicando siempre el lugar de la fantasía, los autores comenzaron a crear
los cuentos en lugares que podían ser cercanos a los chicos –no como
sucedía en los cuentos de hadas- como el monte chaqueño, en el caso
de Roldán, las provincias de Devetach o los barrios de Montes. De esta
manera se dio al género una relación especial entre ficción y lugares
habituales, entre la historia contada y figuras coloquiales.
Los cambios que se produjeron en ese momento son explicados por Gra-
ciela Montes de esta manera: “En general veníamos de la literatura, es
decir que éramos lectores, y, cuando escribíamos, teníamos ilusiones de
literatura y no de escuela. Hacíamos entrar en el imaginario otro tipo
de historias. Nos negábamos a las moralejas, nos gustaba urticar. No
éramos solemnes, recurríamos al humor. Y usábamos otro tipo de len-
guaje. Un lenguaje cercano, menos neutro y más propio, más vital.
Como éramos lectores de literatura, solía haber intertextos, un cierto
diálogo con la literatura argentina y mundial que nos precedía; ese
vínculo con la literatura adulta resultaba bastante novedoso…”.3
1. Para los alcances de la censura en la cultura en general ver Delgado, Merbilhaa, Príncipe, Rogers, Pujol “Censura cultural y dictadura” en: Raggio, Salvatori (coord.) La última
2. Arpes Marcela, Ricaud Nora, Literatura infantil argentina: Infancia, política y mercado en la constitución de un género masivo, Buenos Aires, La crujía, 2008. Pág. 17.
3. Machado Ana María y Montes Graciela, Literatura infantil. Creación, censura y resistencia, Buenos Aires, Sudamericana, 2003.
4. Véase Invernizzi Hernán y Gociol Judith, Un golpe a los libros. Represión a la cultura durante la última dictadura militar, Eudeba, Buenos Aires, 2003, páginas 107 a 119.
5. No se puede dejar de mencionar a todos aquellos profesores, bibliotecarios, libreros que hicieron posible que algunos libros siguieran rodando. Así como a aquellos lectores
que buscaron escondites como taparrollos, o pozos en los fondos de sus casas para impedir la destrucción de ejemplares.
6. Laura Devetach no deja de hacer esta salvedad. En una charla que brinda en 2006, a los 30 años del golpe dijo que “cuando La torre de cubos se publicó nuevamente en
1984, encabecé el libro con un epígrafe que hoy recuerdo especialmente porque con el paso de los años tiene más significados. Y no dejo pasar ninguna oportunidad para rei-
terar mi agradecimiento y orgullo frente al mundo docente y de la comunidad que se apropió del libro y lo hizo circular en hojas de mimeógrafo. Destaco esto porque no eran épo-
cas de fáciles fotocopias. El epígrafe decía: “A todas las maestras y todos los maestros que hicieron rodar estos cuentos cuando no se podía, ¡muchas gracias!”.
7. El testimonio pertenece a la charla que dio Devetach y que fue citada anteriormente.
El caso del El nacimiento,… no tuvo tanto que ver con los animales y el humor sino con
una genuina forma de explicarle a los chicos cómo llegan los bebes a este mundo. Claramente,
en la tapa se indica que se trata de una “Guía sexual infantil”, y en la misma se describe
con una simpleza reflejada en la ilustración en blanco y negro, con finas líneas, cómo son las
relaciones sexuales y cómo es que “crece la barriga”.
Quizás a los censores les haya molestado que se muestre el cuerpo humano desnudo y
hayan considerado “un agravio a la moral y a la familia” que a los chicos se les explique que
no es necesario estar casados para traer hijos al mundo. Como se lee en la introducción del
texto: “sin chocar a los padres, permite una información liberadora y apropiada para dismi-
nuir los prejuicios sociales y religiosos”.
Autores perseguidos
La prohibición de la circulación de un ejemplar anticipaba muchas
veces una censura más amplia. El decreto Nº 1937 que censuró a
Niños de hoy de Álvaro Yunque, el 25 de agosto de 1978, derivó
después en la prohibición de Nuestros muchachos, bajo
el decreto 2607 del 78, y El amor sigue siendo niño,
a través del boletín Nº 135 de la SNEP (9/10/78) por
el cual se informaba que no debía circular en las biblio-
tecas escolares. 9
Arístides Herrero Gandolfi, bajo el seudónimo de
Álvaro Yunque, fue autor de más de sesenta libros,
entre los que se encuentra un gran número para chi-
cos. Se supone que varios debieron ser corridos de
las estanterías. Narrador, dramaturgo, ensayista y
poeta, el autor nacido en 1889, había sido perse-
guido, censurado y encarcelado durante la dictadura
8. Según diferentes listados –actuales, no se han hallado referencias oficiales- a Ayax Barnes le censuraron La línea, un libro que realizó en 1974 junto con su compañera Bea-
triz Dourmec, y que cuenta la historia de todo lo que un “hombrecito” puede hacer con una línea. Según se lee en la contratapa de una reedición del sello Ediciones del Eclipse,
de 2003, poco tiempo después de haber recibido el Premio Casa de las Américas, con la primera edición de 1975, “algunos decretaron que era sumamente peligroso y le
prohibieron andar por ahí de mano en mano”. Sus ilustraciones las encontramos en un gran número de libros de la época, como en la serie de Polidoro del Centro Editor de Amé-
9. Como muchos otros de sus libros, estos tres fueron editados por Plus Ultra.
11. Invernizzi y Gociol, ob. cit. p. Más información sobre el contenido de este libro en las pp. 142 a 147.
Cinco dedos (Colectivo Libros para Niños de Berlín. Editorial de La Flor. Buenos Aires,
1975) es otro de los libros censurados por decreto. Es fácil imaginar los motivos por los cua-
les decidieron censurarlo: se trata de una mano roja contra una mano verde. Allí donde apa-
recía el rojo aparecía el alerta de los militares.
Al principio los cinco dedos de la mano roja se llevan muy mal, se critican, se hacen la vida
imposible. Hasta que vienen los cinco dedos de la mano verde y los maltratan. Les pegan, los
persiguen y pretenden que el resto haga todo lo que ellos desean. Los dedos rojos se unen
para hacerle frente a la mano verde. Se dan cuenta de que juntos se pueden ayudar y
luchar contra los otros. Y así los vencen. “Cinco dedos bien unidos... hacen un buen puño”,
es el texto que forma parte de tapa y contratapa de este libro que fue prohibido por el decreto
269/77: “Por tener finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatorio a la tarea de cap-
tación ideológica propia del accionar subversivo”.
Y hay más historias de colores que no gustaron al poder de turno. El pueblo que no quería
ser gris –con texto de Beatriz Dourmec e ilustraciones de Ayax Barnes- es la historia de “un
rey grande en un país chiquito. En el país chiquito vivían hombres, mujeres y niños. Pero el rey
nunca hablaba con ellos, solamente les ordenaba…”. Un día ese rey ordenó que todo el pue-
blo pinte su casa de gris y todos lo hicieron, “todos menos uno; uno que estaba sentado
mirando el cielo, y vio pasar una paloma roja, azul y blanca”, y decidió pintar de esos colores
su casa. Poco a poco el resto de los habitantes del pueblo fue imitando esa actitud, hasta que
finalmente todo el pueblo dejó de ser gris.
La resolución Nº 437/76 del día 6/10/76 y según el decreto del poder ejecutivo Nº
1888/76 prohibió la circulación del libro de Dourmec, al mismo tiempo que la de La ultra-
bomba, otra historia que cayó pesada a la dictadura. En este segundo cuento, “patrón
Palanca” construye la ultrabomba con residuos de petróleo para hacer volar a un pue-
blo entero junto al rey. Pero el piloto que debía arrojar la gran bomba se retracta en el
momento justo: al ver que se trataba de “chicos y gente que trabaja”, dijo: “No
veo al enemigo…”, y en cambio se dirigió hacia el rey y le dijo: “La bomba te
la tiro a vos”. Tanto El pueblo… como La ultrabomba, cuentan historias de
reyes que abusan de su poder, de autoridades que no tienen en cuenta el
lugar del otro, que no respetan los derechos del pueblo, un pueblo que a la
vez se opone y se une para derrocar a las jerarquías. Ambos libros fue-
ron editados por el sello Rompan Fila ediciones, dirigido por Augusto
Bianco, un escritor italiano radicado en Argentina. Hoy el sello no
existe pero es importante recordar que a esos dos títulos se sumó
otro muy especial: El cuento de la publicidad y otros libros para adul-
tos.
Enciclopedias prohibidas
Además de libros escolares, se prohibieron algunas enciclo-
pedias. La historia siglo a siglo contada a los niños de Procopio
Rosetti venía del exterior y fue retenida en la aduana a partir de
una nota que el director general de la Dirección de Defensa nacio-
nal, teniente coronel Ricardo Román, despachó al subsecreta-
rio del Interior, coronel José Ruiz Palacios. La enciclopedia iba a ser dis-
tribuida en la Argentina por Ediciones Paulinas, pero la disposición hizo que cinco mil
ejemplares quedaran en la aduana.
Muchos puntos cronológicos resaltaban en la enciclopedia de una manera no adecuada
12 Además del dato de la Resolución 1106 proporcionada por Un golpe…, Nilda Eloy lo confirmó en una de las muestras de Libros que muerden, realizada en el galpón de La
Grieta, dijo: “El libro rojo del cole también estuvo censurado”. Por otra parte, según los datos que se encontraron en Internet –en la página:
http://www.lafogata.org/02argentina/9argentina/cartilla.htm -consultada en febrero de 2009- el libro fue prohibido por la circular Circ nº 18/83 que llegó a una escuela de la
localidad de Trelew. La misma circular habría prohibido al Atlas Marín de Geografía e Historia, otro de los títulos mencionados por Eloy en dicha muestra.
Listas infinitas
Otros libros que fueron prohibidos pero de los que no se encuentran demasiados datos
son el texto escolar Tu y yo, La tacita azul (Editorial Progreso) y Los zapatos voladores de
Margarita Belgrano, uno de los cuentos de la colección los Cuentos del Chiribitil, otro proyecto
del CEAL. Hay que mencionar también a Jacinto de Graciela Cabal (Editorial Sudamericana.
Buenos Aires, 1977) y por supuesto, a El principito de Antoine de Saint Exupery, presente
en muchas de las listas de los libros prohibidos que sobrevivió a la censura, se cree, que
por la gran cantidad de ediciones y universalidad del mismo.
La censura que llevó a cabo la última dictadura fue salvaje y demencial, a tal punto que
se desconocen sus límites y parece imposible aunar una lista de obras prohibidas. Un incal-
culable número de textos de todo tipo han dejado de circular desde ese entonces.
Otros tantos han tenido la suerte de que algún librero o lector los conserve en sus biblio-
tecas, o escondidos en los lugares más insólitos a pesar de la amenaza del ojo inquisidor.
Aunque lo peor de la censura haya pasado, es importante no olvidar los alcances y ries-
gos que ella puede producir en cualquier momento de la historia. Así lo afirma Laura Devetach:
“Hoy no se mata por eso, pero a muchos de nosotros se nos va la vida tratando de ver
claro, resistiendo, porque no queremos aceptar lo inaceptable para el ser humano.
Resumiendo: me interesa señalar que estamos mejor en el sentido de que se abrieron
puertas y aparecieron textos que hacen bellamente otras propuestas. Pero que no han dejado
de existir en el seno de la comunidad educativa, artística, en la sociedad toda, prejuicios, fun-
damentalismos y polarizaciones en relación a lo diferente en líneas generales y, por supuesto,
también en las cuestiones culturales y de lectura”. 14
Nota: El desarrollo de este dossier no se podría haber hecho sin el material que conforma la muestra Libros
que muerden realizada por el grupo La Grieta en el año 2006, para los 30 años del golpe, y que aún sigue
girando por distintos lugares de la ciudad, así como de otras provincias. La muestra consistió en recupe-
rar los libros que estuvieron censurados para que vuelvan a leerse. Muchos de ellos afortunadamente fue-
ron encontrados. Día a día sigue creciendo, aunque aún quedan muchas piezas por hallar.
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1. ¿Qué está prohibido?
Proponerle a los chicos imaginar que son miembros del gobierno y que tienen que discutir y decidir
acciones deben estar prohibidas. Que justifiquen el por qué de cada elección.
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2. ¿Está prohibido caminar sobre las manos?
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Leer el cuento “Caso Gaspar” (fragmento), en Un elefante ocupa mucho espacio. Elsa Bornemann.
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Ilustraciones de Ayax Barnes. Editorial Librerías Fausto. Buenos Aires, 1975.
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-¡Cuidado! ¡¡¡Un loco suelto!!! –gritaron a coro al ver a Gaspar. El muchacho las escuchó divertido
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y siguió atravesando la avenida sobre sus manos, lo más campante.
-¿Loco yo? Bah, opiniones…
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Pero la gente se aglomeró de inmediato a su alrededor y los vehículos lo aturdieron con sus bocina-
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zos, tratando de deshacer el atascamiento que había provocado con su singular manera de caminar.
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En un instante, tres vigilantes lo rodearon:
-Está detenido –aseguró uno de ellos, tomándolo de las rodillas, mientras los otros dos se comu-
nicaban por radioteléfono con el Departamento Central de Policía.
¡Pobre Gaspar! Un camión celular lo condujo a la comisaría más próxima, y allí fue interrogado
por innumerables policías:
-¿Por qué camina sobre las manos? ¡Es muy sospechoso! ¿Qué oculta en sus guantes?
¡Confiese! ¡Hable!
Ese día, los ladrones de la ciudad asaltaron los bancos con absoluta tranquilidad: toda la policía
estaba ocupadísima con el “Caso Gaspar –sujeto sospechoso que marcha sobre las manos”.
A pesar de que no sabía qué hacer para salir de esa difícil situación, el muchacho mantenía la calma
y -¡sorprendente!- continuaba haciendo equilibrio sobre sus manos ante la furiosa mirada de tan-
tos vigilantes. Finalmente se le ocurrió preguntar:
-¿Está prohibido caminar sobre las manos?
Sobre el cuento:
Aquí proponemos reflexionar sobre el cuento, algunas preguntas ¿Por qué pensás que Gas-
par camina con las manos? ¿Por qué lo detienen por caminar con las manos? ¿Por qué es sospe-
choso? ¿Quién dice que es sospechoso?
¿Conocen alguna ley que determine la prohibición de caminar con las manos?
¿Saben ustedes quiénes elaboran las leyes en nuestra sociedad? ¿Por qué hay que hacer leyes?
¿Cuales conocen?
3. Lo prohibido
Retomar las discusiones en torno a la selección de prohibiciones realizada en el primer momento
y debatir sobre el por qué de la elección de las mismas. Relacionar con el cuento. Comparar con
las prohibiciones realizadas en nuestra sociedad.
El sentido de la prohibición: ¿Quiénes prohíben? ¿Qué está prohibido en nuestra sociedad? ¿Por
qué? ¿Qué está bien prohibir? ¿Qué está mal? ¿Todos los ciudadanos cumplen con las leyes?
4. La censura
Explicar a los chicos qué se entiende por censura, cómo fue la censura cultural en la Argentina durante
la última dictadura militar. Retomar el tema de la sanción de las leyes y las consecuencias del no
respeto y resguardo de las mismas por parte del Estado.
-¿Se puede saber para qué haremos huelga?- gruñó la foca, coleteando nerviosa de aquí para allá.
-¡Al fin una buena pregunta! –exclamó Víctor entusiasmado, y ahí nomás les explicó a sus compañeros
que ellos eran presos… que trabajaban para que el dueño del circo se llenara los bolsillos de dinero…
que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para divertir a la gente… que se los forzaba a imi-
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tar los hombres… que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que patatán. (Y que
patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres que los animales
querían volver a ser libres… Y que patatán fue la orden de huelga general…).
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-Bah… Pamplinas… -se burló el león-. ¿Cómo piensas comunicarte con los
Qué
hombres? ¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?
–Sí –aseguró Víctor-. El loro será nuestro intérprete –y enroscando la trompa
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en los barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera. Enseguida,
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abrió una tras otra las jaulas de sus compañeros.
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Al rato, todos retozaban en torno a los carromatos. ¡Hasta el león!
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Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles
de los animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa rodante.
El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas... (los animales nunca supieron
si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su auxilio:
—¡Los animales están sueltos! —gritaron a coro, antes de correr en busca de sus látigos.
—¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas! —les comunicó el loro no bien los domadores
los rodearon, dispuestos a encerrarlos nuevamente.
—¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro delegado, el elefante!
—¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas! —y los látigos silbadores ondularon amenazadoramente.
—¡Ustedes a las jaulas! —gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron sobre ellos y los encer-
raron. Pataleando furioso, el dueño del circo fue el que más resistencia opuso. Por fin, también él
miraba correr el tiempo detrás de los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de las boleterías, las encontró cerradas por grandes
carteles que anunciaban: CIRCO TOMADO POR LOS TRABAJADORES. HUELGA GENERAL DE ANI-
MALES.
Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres:
—¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego! ¡Mantengan el equilib-
rio apoyados sobre sus cabezas!
—¡No usen las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren! ¡Rujan!
—¡BASTA, POR FAVOR, BASTA! —gimió el dueño del circo al concluir su vuelta número doscientos
alrededor de la carpa, caminando sobre las manos—. ¡Nos damos por vencidos! ¿Qué quieren?
El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el discurso que le
había enseñado el elefante:
—...Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es justo, y que patatín y que patatán...
porque... o nos envían de regreso a nuestras selvas... o inauguramos el primer circo de hombres
animalizados, para diversión de todos los gatos y perros del vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito aquel fin de semana: en el
aeropuerto, cada uno portando su correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el pico en
el caso del loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la puerta de embarque con
destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: en uno viajaron los tigres, el león, los
orangutanes, la foca, el osito y el loro. El otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabe-
mos que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...
SIDE 87.803/77
Origen: Seg. Fed.
Memorando: S.S.F. “dap.” Nº 262
Decreto 1774/73
Legajo Nº 2791L
nte la vigencia
to 31 55 /7 7: 23 de la Co ns titu ción Nacional dura
Dice el decre t.
r Ejecutivo por el ar
conferidas al Pode
Visto las facultades el acta del 24 de m
arzo de 1976
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del estado de sit fijado por la Ju dignidad del
qu e un o de los objetivos básicos an a, de la tra dic ión nacional y de la
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amor”, ambos de
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la so cie da d ar gentina concretada
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Que actitud es
nutren y los principa
les destina ta rio que los violentos.
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damentos cu ltu de disgrega ció garantizar a la
la ex ist en cia de formas cooperantes l es ta do de sit io fue la necesidad de
corrobora de mbres.
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usas que sustentar estras tradiciones
Que una de las ca do a vivir co n nu ción, el secuestro de
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familia arge nt ia de la Corte Su as del Poder Ejecu
rm e lo ha ad m itido la jurisprudenc n de nt ro de las facultades privativ
Que confo itorial se encuentra
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Por ello, el Pr es ión en tod o el ter sentiehl, ambos
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Art. 1- Proh ann y “El nacimien
Elsa Isabel Bornem correspondientes.
mucho espacio” de nse los ejemplares micilio en Santa
es Lib re ría Fa us to” y se cués tre
de “E dic ion es Lib rería Fausto” con do
de “Edicion mino de diez días
clausura por el tér
Art. 2- Dispónese la as, inherente a
pit al Fe de ra l. re ali za ció n de las tareas administrativ
Fe 1715, Ca la
terior no impedirá
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Art. 3 – Lo dispues
Fausto”. presente decreto.
“Ediciones Librería cu mp lim ien to a lo dispuesto en el
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deral dará inmediat
Art. 4- La Policía Fe - Ha rq uindeguy.
se, etc . Vid ela
Art. 5- Comuníque
1.4- Boletín Nº 142, julio de 1979, realizado por el cual el Ministro de Educación
de la Provincia de Santa Fe prohibió el uso de La torre de cubos en las escuelas de
educación primaria. Extraído de Nogal Rossana “Literatura para chicos y
memorias: colección de lecturas” en: Jelin, Kaufman (comps.) Subjetividad y
figuras de la memoria, S. XXI, Buenos Aires, 2006.
“Que el análisis de la obra “La torre de cubos” se desprenden graves falencias como la sim-
bología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético,
ilimitada fantasía, carencia de estímulos espirituales y trascendentales. Que algunos de los cuen-
tos narraciones incluidos en el libro, atentan directamente al hecho formativo que debe presidir
todo intento de comunicación, centrando su temática en los aspectos sociales como la crítica a la
organización del trabajo, a la propiedad privada y al principio de autoridad enfrentando grupos
sociales, raciales o económicos con base completamente materialista, como también cuestionando
la vida familiar, distorsiones y giros de mal gusto, lo cual en vez de ayudar a construir, lleva a la
destrucción de los valores tradicionales de nuestra cultura.”
2. Recortes y censura
Fragmentos como el siguiente pertenecen a la edición de Dulce de Leche de Carlos Joaquín Durán
y Noemí Beatriz Tornadu de 1974 que debieron ser modificados en las ediciones posteriores.
Éste es uno de los casos de la censura “por partes”, “recortada”, ya que si bien no se prohibía la
circulación de la obra, se exigía la modificación o la extracción de diversas partes de un libro.
- Indentificar las ideas que sustentaron la censura de las producciones literarias durante la última dictadura militar
- Analizar las distintas formas que adquirió la censura e indagar en el impacto social de las mismas.
- Reflexionar sobre los derechos de los ciudadanos a la libre expresión y a la educación.
1. Leer el análisis del informe de la DIPBA de los cuentos del libro “Un elefante ocupa mucho espacio”.
Leer el cuento:
¿Qué derechos reclaman los animales del circo? ¿Por qué hacen huelga? Relacionar el derecho a la libertad trabajado en el cuento
y el decreto de censura que prohibió la circulación del mismo elaborado en 1977. Reflexionar sobre los derechos vulnerados y los
derechos que se reclaman.
Invernizzi Hernán y Gociol Judith, Un golpe a los libros. Represión a la cultura durante la última
dictadura militar, Eudeba, Buenos Aires, 2003.
Machado Ana María y Montes Graciela, Literatura infantil. Creación, censura y resistencia, Bue-
nos Aires, Sudamericana, 2003.
COMITÉ DE REDACCIÓN:
Mercedes Maiztegui
Macarena Ordenavía
Samanta Salvatori
DISEÑO:
Carina Cerruti
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