Seminario de Deontología Profesional - Clase 1
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Vivimos en un mundo en donde los cambios son constantes y cada vez más acelerados.
Un mundo que ha sufrido transformaciones sociales, culturales y económicas radicales
que afectan al orden global. Los cambios son tan profundos que se habla de mutaciones
estructurales. La globalización, el neoliberalismo, las redes de comunicación han creado
un escenario mundial en el que el individuo se encuentra en un estado de profunda
vulnerabilidad, incertidumbre y contingencia.
Hasta hace algunas décadas atrás las instituciones, como la escuela, la familia y el
trabajo, orientaban a los seres humanos en la realidad. Tal como lo muestran Berger y
Luckmann (1997), las instituciones fueron concebidas para liberar a los individuos de la
necesidad de reinventar el mundo y reorientarse diariamente en él. Ellas eran sustitutos
de los instintos: permitían la acción sin que sea preciso considerar todas las alternativas.
Proporcionaban modelos probados a los que las personas recurren para orientar su
conducta. Al poner en práctica estos esquemas de acción institucionalizados el individuo
aprendía a cumplir con las expectativas asociadas a ciertos roles que gozan de una
aceptación generalizada e incondicional.
Pero, el pluralismo moderno ha socavado ese conocimiento dado por supuesto. El
mundo, la sociedad, la vida y la identidad personal son cada vez más problematizados.
En este contexto emerge la ética con particular fuerza, la pregunta por la forma de vida
buena, por lo que es lícito más allá de lo posible, nos coloca inexorablemente frente al
desafío cotidiano de elegir y de decidir. Debido a que esta decisión afecta a los otros, no
sólo a uno mismo, y a que toda elección significa una renuncia, nos vemos obligados a
justificar nuestra decisión y nuestras elecciones. Muchas veces estas justificaciones las
encontramos en el sentido común, en lo que hemos aprendido en la familia o en la
escuela, en las costumbres o en lo que la sociedad considera bueno. Pero, como lo
dijimos en párrafos anteriores, el aprendizaje social ya no basta en un mundo plural,
diverso y permanentemente cambiante.
La ética se hace cada vez más necesaria ante los complejos dilemas que nos interpelan
diariamente.
Desde esta perspectiva se asume a la ética, no como un saber sólo de expertos -los
filósofos- sino un saber que todos tenemos y que se pone en juego cada vez que nos
preguntamos sobre qué se debe hacer y por qué se lo debe hacer, es decir cuando
reflexionamos sobre la corrección o validez de nuestros actos y decisiones.
"…cuando se advierte que no todos opinan unánimemente sobre lo que "se debe
hacer" surge la duda, la pregunta básica acerca de qué se debe hacer, y -en caso
que se obtenga para ello alguna respuesta- la de por qué se lo debe hacer. Con este
tipo de preguntas se inicia la ética filosófica, que representa la continuación
sistemática de la tematización espontánea: en ella se procura explicitar los
principios que rigen la vida moral, es decir se intenta fundamentar la norma".
Facultad de Humanidades. Profesorado Universitario - Ciclo de Complementación - Modalidad virtual.
Contenidista/autora: María Mercedes Oraisón. 2023.
(Maliandi, 2004 p. 48)
● Ser un saber práctico que se pregunta por lo aceptado socialmente ¿qué debo hacer?
Es decir, por las normas, costumbres, hábitos y valores vigentes en un determinado
grupo social o cultura.
La ética en cambio:
● Es un saber filosófico.
En esta reflexión Maliandi explica que la ética, como disciplina, se mueve a partir de dos
marchas: primero, discutiendo la moral vigente contraponiendo a una afirmación la crítica de
la misma; segundo, buscando fundamentar racionalmente la moral. De esta manera, normas
morales que estuvieron vigentes en algún momento, son puestas en cuestión y abandonadas
cuando se las asume como incorrectas o injustas, y en su reemplazo se elaboran nuevas
normas que satisfacen mejor las exigencias éticas de su tiempo. La pregunta por la validez o
corrección de las normas nos lleva a buscar principios éticos generalizables, o
universalizables. Las distintas filosofías morales ofrecen distintos criterios para descubrir
estos principios, ellas proponen caminos diversos y priorizan cuestiones diferentes.
Como nos muestra Maliandi , las distintas propuestas éticas operan reconstructivamente
haciendo explícito y objeto de análisis críticos nociones e intuiciones morales que todos
tenemos. “La reconstrucción es un proceso sistemático, deliberado por pasar de una
conciencia implícita de reglas que condicionan ciertas prácticas a una conciencia explícita que
pretende tematizar, reflexionar críticamente sobre tales reglas y descubrir su intencionalidad
y validez”.
A partir de la Conferencia (partes 1 y 2) y la lectura del texto de Adela Cortina (1996), les
proponemos que:
Criterios de Evaluación:
Para la evaluación del texto presentado se considerará:
● Argumentación clara desde los aportes sugeridos, acerca de por qué es necesaria
la ética en nuestra vida en general y en el ejercicio de la docencia en particular.
Ambos aspectos tienen que estar presentes.
● Desarrollo de las ideas de manera organizada y coherente.
● Respetar y utilizar normas de citado APA cuando se recuperen ideas o conceptos
del material brindado.
● Realización en el tiempo estipulado y respeto por el límite de palabras máximo.
● CORTINA, A. (2013) Para qué sirve realmente la ética. Barcelona, Paidós, pág. 11.
● MALIANDI, R. (2004) Ética: conceptos y problemas. Bs. As., Biblos, pág. 48.