Gestalt Adolescentes

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Resumen capitulo de M.

McConville “De la familia al self: la psicoterapia del desarraigo”

En la etapa de desarraigo el adolescente se tiene que poder apoyar al mundo adulto pero
no a su familia entonces es importante que exista una o más figuras adultas donde la
adolescente se pueda apoyar como ser individual, donde pueda tomar ejemplo donde
encuentre un espacio de comprensión y confianza; si esto no pasa de forma natural, el
objetivo principal del proceso terapéutico va a ser que el terapeuta se convierta en este
adulto de confianza, un espacio cómodo y seguro de comprensión y apoyo.
A través de esta relación de confianza con un adulto extraño a su familia el adolescente
puede tomar ejemplo, sentirse sostenido y valorado y comenzar así el proceso de
desarrollo de su self centrado.
El terapeuta en primera instancia tendrá que enfocarse en desarrollar una conversación
espontánea, hay que revalorar la conversación porque encontrar las palabras correctas
puede ser muy significativo para apoyar en la elaboración de experiencias dolorosas y
reorganizar las informaciones en forma clara y ordenada porque los adolescentes
necesitan de orden mental ya que viven en la confusión.
Una “conversación ordinaria” puede ser muy importante para elucidar los detalles de las
temáticas y aportar más claridad en la visión del entorno del chico/a.

Obviamente no hay que descuidar la vivencia personal del terapeuta cuáles son los
problemas inconclusos de su adolescencia, cuál es la relación que tiene acerca de la
jerarquía, de la autoridad, de la exploración sexual, la relación con los pares, la rebelión
hacia la autoridad.
Como en todas las relaciones terapéuticas, en relación están dos seres humanos, y todo
lo que conlleva el descubrirse más o menos sensibles a ciertos temas, con las historias y
con el carácter del paciente. Esto es válido con los clientes adultos, pero vale aún más
con los adolescentes porque puede determinar el setting terapéutico. La postura del
terapeuta va a tensarse entre la tendencia, como adulto y terapeuta, entre ser un amigo y
entonces ponerse en una postura más indulgente a la rebelión o ser más parte del mundo
de los adultos y entonces encarnar un rol más autoritario y severo.
El adolescente tiene un precario sentido del self y los primeros encuentros son
fundamentales para crear una relación de confianza entonces, en particular si el
adolescente es difícil, se va defendiendo con varias estrategias y se podría llegar a
percibirlo como manipulador.
Es normal la tendencia a desacreditar la experiencia del adolescente porque todo esto
dificulta nuestro trabajo, pero es importante establecer una relación colaborativa, por esto
tenemos que ponernos, que colocarnos en el lugar del adolescente al menos como inicio
de la relación terapéutica.
Las estrategias de protección del chico tendrán la tendencia a polarizar la relación para
invalidarla. Las estrategias más comunes son la ira, el silencio y la provocación y el
terapeuta podría sentir y manifestar juicio, rechazo o dejarse jalar generando asi una
polaridad que no permitirá el campo terapéutico.
La primera estrategia es la ira. Si hablamos de una ira abierta y evidente es más fácil,
pero si la ira no es reconocida por el adolescente el principal objetivo del terapeuta es
volverla más explícita; De hecho, hasta que no salga a la superficie no se puede construir
una relación terapéutica. La necesidad de extraerla es fundamental.
La ira, de todas formas, puede ser una manera de hacer contacto con otro ser humano.
entonces no es necesario que desaparezca.
La indicación es no ir interpretando, pero preguntando hasta que él cliente nos cuente
cuáles son las razones. La postura más adapta del terapeuta es la escucha, la validación.
Recordamos que el tema es generar conexión

El silencio es más difícil, probablemente el cliente se siente manipulado y controlado y el


silencio es su defensa. El peligro es generar una lucha de poder porque, si se genera, la
terapia se puede dar por terminada. La forma mejor de acercarse para evitar la
polarización es instaurar un diálogo más superficial, mejor si en presencia de sus padres y
paulatinamente acercarse más al diálogo íntimo, esto puede llevar varios encuentros.
El terapeuta tiene que mantenerse centrado, respetuoso y paciente.

La tercera estrategia es la provocación que corresponde a un intento de generar una


relación con una autoridad en donde el cliente se pueda seguir sintiendo prisionero.

En la relación terapéutica con adolescentes es importante generar una relación


interpersonal y es relevante que el chico sienta de tener aprecio y que el terapeuta sea
dispuesto entender lo que se esconde atrás de actitudes negativas y desafiantes.
Recordamos que el adolescente carece de autoestima y muy importante que pueda
descubrirse, adentro de la relación con el terapeuta, inesperadamente aceptado o
valorado.
La relación terapéutica se tiene que convertir en un espacio de confianza, respecto y
apoyo para fomentar el desarrollo desde el self emergente pero, al mismo tiempo,
necesitamos saber poner límites, inducir a adaptaciones, ser fiel a nuestros valores, poder
decir que llevando todo desde el cariño y el respeto.
De hecho la mayoría de los clientes adolescentes son aquellos que no han recibido
límites, que no ha recibido cariño, estructura o que por varias razones no han beneficiado
de estos recursos familiares.
Es importante que el terapeuta confronte sin pero cambiar el campo terapéutico
rindiéndolo polarizado, sin generar luchas de poder.
Hay que llegar de forma paulatina el chico a examinar su comportamiento de una manera
más objetiva y para llegar ahí necesita que el campo terapéutico no marque diferencias
muy notorias y que el diálogo también con controversia se implícitamente un lugar donde
haya contacto.

5 puntos importantes
• En la relación terapéutica con adolescentes es importante generar una relación
interpersonal basada en la escucha autentica y el cariño donde las emociones y el
contacto sean las protagonistas.
• El terapeuta tiene que mantener presente a si mismo que su historia personal
influye en la interpretación de estrategias y actitudes negativas o dañinas del
chico. Poe esto tiene que aprovechar de la relación para seguir explorándose a si
mismo también, con humildad, para mantenerse emocionalmente centrado durante
el trabajo.
• Es muy relevante que el chico sienta de tener aprecio y que el terapeuta sea
dispuesto a entender lo que se esconde atrás de actitudes negativas y
desafiantes.
• Es importante que el terapeuta confronte sin, pero, cambiar el campo terapéutico
rindiéndolo polarizado, sin generar luchas de poder.
• El objetivo del terapeuta es primariamente convertirse en un adulto de confianza,
un espacio cómodo y seguro de comprensión y apoyo exterior a su familia.

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