ORACIONES
ORACIONES
ORACIONES
ORACIÓN YO PECADOR
Yo confieso ante Dios Todopoderoso,
y ante ustedes hermanos que he pecado
mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre
Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes
hermanos,
que intercedan por mí ante Dios, Nuestro
Señor. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Pésame, Dios mío, y me arrepiento de
todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí y por
el cielo que perdí, pero mucho más me
pesa porque pecando ofendí a un Dios
tan bueno y tan grande como tú. Antes
querría haber muerto que haberte
ofendido, y propongo firmemente no
pecar más y evitar todas las ocasiones
próximas de pecado. Amén.
ORACIONES DE LA MAÑANA
Procura levantarte cada día a una hora
fija y temprano. Así tendrás tiempo para
todo.
Te levantarás con prontitud, fervor y
modestia:
Hecha devotamente la señal de la Cruz
y, después de haberte vestido y
arreglado (pues estarás en presencia de
Dios especialmente al ofrecer tu día),
puedes rezar las siguientes oraciones, y
mejor si lo haces de rodillas, delante de
alguna imagen.
Por la mañana, al medio día y por la
noche reza el "Angelus" o el "Regina
Caeli""
Rezar cada cierto tiempo alguna
jaculatoria te mantendrá en presencia de
Dios y te evitará caer en pecado.
Señor Dios Omnipotente, que nos has
permitido llegar al principio de este día,
guárdanos hoy con tu poder, para que no
caigamos en pecado, antes bien, todos
nuestros pensamientos, palabras y obras
se dirijan a cumplir tu Santa Ley.
Padre Nuestro, Ave María, Credo.
Señor Dios del Cielo y de la tierra
dígnate dirigir, santificar, guiar y gobernar
en este día nuestros corazones y
nuestros cuerpos, nuestros sentidos,
palabras y acciones según tu Ley y por el
camino de tus mandamientos, para que
aquí y en la eternidad merezcamos, por
tu favor, ser salvados y libres. ¡Oh,
Salvador del mundo!, que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
Encomiéndate a la Santísima Virgen,
diciendo:
¡Oh Virgen y Madre de Dios! Yo me
entrego por hijo tuyo, y en honor y gloria
de tu pureza, te ofrezco mi alma y
cuerpo, mis potencias y sentidos y te
suplico me alcances la gracia de no
cometer jamás pecado alguno. Amén.
Madre aquí tienes a tu hijo. – Madre aquí
tienes a tu hijo. – Madre aquí tienes a tu
hijo. En ti Madre mía dulcísima he puesto
toda mi confianza, jamás quedaré
confundido. Amén.
Ave María.
Angel de Dios que eres custodio mío; ya
que la soberana Piedad a Ti me
encomendó, ilumíname, guíame, rígeme
y gobiérname en este día. Amén.
ORACIONES DE LA NOCHE
Así como nuestro primer pensamiento
del día debe ser para Dios, también debe
serlo el último. No se te pase nunca por
alto la oración de la noche, antes de
acostarte.
Dios mío, Jesucristo: Te doy gracias por
todos los beneficios que has dispensado
en este día. Te ofrezco mi sueño y todos
los momentos de esta noche y te pido
me conserves en ella sin pecado. Por
esto me pongo dentro de tu santísimo
Costado y bajo el manto de mi Madre, la
Virgen María. Asístanme y guárdenme
en paz los santos Ángeles y venga sobre
mí tu Bendición.
Examina ahora brevemente tu
conciencia, meditando sobre los puntos
siguientes:
Pensamientos:
¿Consentí voluntariamente en algún mal
pensamiento…., en el deseo o
complacencia de alguna cosa impura?
Palabras:
¿Pronuncié malas palabras…,
juramentos…, murmuraciones…,
mentoras…,?
¿Tuve conversaciones deshonestas?
Obras:
¿Omisión de la Misa en días de
precepto? ¿Desobediencias…,
impaciencias…,m hurtos…,? ¿Malas
miradas o acciones impuras…?
¿Excesos en comidas o bebidas…,
juegos y diversiones…? ¿Cómo he
cumplido mis deberes?
Pide perdón a Dios de todo corazón y di
con dolor:
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío; por ser Tú quien eres, Bondad
infinita, y porque te amo sobre todas las
cosas, me pesa de todo corazón de
heberte ofendido; también me pesa
porque puedes castigarme con las penas
del infierno.
Ayudado de tu Divina Gracia, propongo
firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que
me fuere impuesta.
Padre Nuestro, Ave María, Credo.
Angel de Dios, ángel de Dios: ya que la
soberana Piedad a Ti me encomendó,
ilumíname, rígeme, guardame y
gobiérname en esta noche. Amén.
Visita, Señor, esta habitación y ahuyenta
de ella todas las asechanzas del
enemigo. Estén aquí tus santos Ángeles,
que nos guarden en paz, y Tú danos tu
Santa Bendición, por los méritos de
Cristo Nuestro Señor. Amén.