Genero y Campo y La Economia Del Cuidado

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 52

INSTITUCIÓN COORDINADORA

Instituto de Estudios Ecuatorianos

“Esta publicación, de distribución gratuita, fue auspiciada por Fundación


SWISSAID y MISEREOR

COORDINACIÓN
Stalin Herrera - Belén Valencia

AUTORA

Valeria Recalde, Investigadora y comunicadora, cuyo interés es aportar para


el fortalecimiento y la construcción de la soberanía alimentaria, de las lu-
chas de pueblos indígenas, campesinxs, mujeres y jóvenes rurales. Valeria
cuenta con una licenciatura en Desarrollo y una Maestría en Estudios Agra-
rios de Alimentación y Ambientales. Ha investigado temas como género, de
tierras, ecología política y soberanía alimentaria. Actualmente es comuni-
cadora en el Observatorio del Cambio Rural.

REVISIÓN
Belén Cevallos - Anahí Macaroff

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Katherine Herrera

Instituto de Estudios Ecuatorianos


Calle San Ignacio 134 y Av. 6 de diciembre
oficina 2, Quito - Ecuador
Telefax: (+593) 2 290 40 98
Email: iee@iee.org.ec
Página Web: www.iee.org.ec
PRESENTACIÓN DEL PROYECTO
El material que se presenta a continuación es parte de una apuesta por
construir colectivamente un futuro donde la reproducción de vida y no la
sobreviviencia, sean el eje central.

Apostamos en la creación de espacios de formación política y promoción


de la soberanía alimentaria como estrategia que valora los conocimientos
campesinxs1 y nos ayudan a reflexionar sobre los estrechos vínculos entre
las formas de producir con las maneras en las que nos relacionamos con la
naturaleza y entre nosotrxs. En ese marco, nos interesa analizar: La impor-
tancia de la agricultura familiar y campesina; la soberanía alimentaria como
propuesta campesina para el cambio de sociedad; los límites del modelo de
agricultura en el Ecuador; el rol Estado y política agraria en la transforma-
ción de los mundos rurales; la ecología política; los derechos campesinxs;
las propuestas desde la economía feminista; la relación entre la educación
y la autonomía campesina entre otros temas que nos permitan ir constru-
yendo un proyecto campesinx vinculado a la agroecología que ponga la vida
como prioridad.

En esta apuesta se juntaron las voluntades y experiencias de distintas


organizaciones que han puesto su granito de arena como:

Fundación SWISSAID; MISEREOR; Acción Ecológica, COPISA, Escuela de


formación política y soberanía alimentaria “La Troja Manaba”; Colectivo AR-
TOS, AMUCOM, CONFEUNASSC y el Instituto de Estudios Ecuatorianos.

1 Lenguaje inclusivo. Usamos la x para escribir y la e para leer. Parte del aprendizaje que
nos han impartido desde los distintos lugares de educación, ha sido decirnos que tanto en el
lenguaje escrito como en el hablado al usar el masculino (el, nosotros, vosotros, ellos, todos)
hacemos referencia al conjunto de la humanidad. A lo largo de nuestras vidas, todxs hemos creí-
do que lo realizado por las mujeres no tenía valor ni tenía por qué ser objeto de mención, que la
presencia importante era la masculina y que lo digno de reconocimiento era todo aquello realiza-
do por un hombre. Parte de nuestro aprendizaje es interpelar esta enseñanza y reconocer el valor
de todxs incluso por medio del lenguaje. En ese sentido usamos la x (lx, nosotrxs, ellxs, todxs) en
el lenguaje escrito como una forma integral de incluir a todas las personas (mujeres, hombres y
diversidades sexo-genéricas) en nuestros textos. Y la e (le, nosotres, elles, todes), en el lenguaje
hablado, para nombrar a todas las personas en nuestros relatos. ¡Lo que no se nombra no existe!
¡Por eso invitamos a nombrarnos a todxs! De esta manera incluimos a la diversidad de personas
que somos parte de la humanidad.

6
INTRODUCCIÓN
Alguna vez te has preguntado, ¿Por qué existen diferencias entre los hom-
bres y las mujeres en el campo? ¿Por qué realizan actividades distintas para
la economía de la familia? ¿Qué propuestas de cambio tienen las mujeres?

En esta cartilla titulada “Relaciones de Género en el Campo y la Economía


del Cuidado”, vamos a abordar estas preguntas y muchas más. Hablaremos
sobre cómo se dividen las tareas de trabajo y cómo se determinan la fun-
ción y el valor que tienen las mujeres frente a los hombres en una sociedad.
También exploraremos por qué es importante el trabajo de cuidar, que nor-
malmente llevan a cabo las mujeres.

lEn general, el objetivo de la cartilla es poder cuestionar las estructuras,


como el patriarcado y el capitalismo, que generan violencia y atentan contra
el rol que ocupan las mujeres de sostener el Cuidado de la Vida en el campo.

8
9
TAREAS DE LA CASA Y OTROS ENSAYOS
Las tareas de la casa son
Según ellos
Una coartada
Para no dedicarse a otras cosas más nobles:
Leer, interesarse por la política, cultivarse

(N. Ginzburg)

10
Ejercicio

Tras leer el poema, escribe lo que te hizo pensar o imaginar.

¿Quién crees que narra el poema, un hombre o una mujer?

¿Quiénes son “ellos”?

¿Por qué leer, cultivarse y la política son “tareas más nobles”?

11
Este primer capítulo empieza explicando por qué existen diferencias en el
trabajo que realizan hombres y mujeres. Por ejemplo, trataremos de con-
testar ¿Por qué las mujeres normalmente se ocupan más de las tareas del
hogar que los hombres? Para contestar esta pregunta, iniciaremos con una
reflexión sobre lo que significan las características femeninas y masculinas
a través del concepto de “género”. Luego pasaremos a hablar sobre los es-
tereotipos y finalmente hablaremos sobre los distintos tipos de trabajos que
realizan las mujeres y los hombres.

¡Entonces empecemos!

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE


GÉNERO?
Hace ya algún tiempo que empezamos a escuchar sobre algo llamado “gé-
nero” para hablar sobre cómo son las mujeres y los hombres, pero suele
confundirse con el “sexo biológico”, así que vamos paso a paso.

La mayoría de personas nacen con un sexo definido biológicamente se-


gún sus genitales: vagina o pene. A partir de esto, generan una serie de ex-
pectativas sobre cómo deben ser y comportarse los hombres y las mujeres.
Esas expectativas, que no son exactamente iguales de una cultura a otra,
son lo que entendemos como “género”.

Diferencias sexo género

13
En el grafico anterior, podemos ver las diferencias entre el sexo y el género.
Las diferencias de sexo son biológicas, iguales en todo el mundo y definen
nuestra condición reproductiva. En cambio el género puede variar, depen-
diendo de la cultura, la historia de la sociedad en la que nacimos y la ma-
nera que en qué cada persona se siente. Hasta hace poco, en la televisión y
en los medios de comunicación, comúnmente nos presentan el mundo con
solo dos opciones: “femenino” y “masculino” como los dos únicos géneros.
Ahora eso ha cambiado y se acepta que existen otros géneros y formas de
entender lo femenino y masculino.

Las ideas sobre el género son muy importante porque ejercen una fuerte
influencia en las personas y cómo deben comportarse, qué se espera, qué
se considera apropiado, qué se permite y qué se valora como negativo o po-
sitivo en una mujer o en un hombre (ONU Mujeres). Así, desde que nacemos,
vamos aprendiendo cómo deberíamos ser hombres y cómo ser mujeres. El
problema con el sexo y el género, es que los atributos biológicos (sexo y re-
producción) han servido para construir una idea fija e inamovible de cómo
deberían ser las mujeres y los hombres. A estas ideas fijas las llamamos
estereotipos sobre lo femenino y lo masculino, que su vez construyen roles
de género.

Para entenderlo, vamos a leer una historia:

Ana, es una mujer de origen campesino. Gra-


cias al esfuerzo de Rosi, su madre, fue al co-
legio en la ciudad y luego fue a la universidad.
Los abuelos solían criticar a su madre, diciendo
que eso era plata gastada, porque las mujeres
deben aprender a ser buenas madres, que-
darse en casa y elegir un marido que las cuide.
Pero Rosi era una mujer obstinada y, enseñó a
sus hijas a ser valientes y autosuficientes. Su
tía repetía con saña y en voz baja, pero con la
claridad suficiente para que se escuche: “una
buena mujer no necesita saber leer ni sumar
sino que tienen que aprender a atender a su
marido y cuidar de su casa”.

Ana creció, se gradúo del colegio y conoció a


Manuel, se enamoraron y tuvieron una hija y
un hijo. Ana tenía un puesto de frutas en la

14
feria y Manuel trabajaba en una fábrica. Cuando llego el feriado
bancario en 1999, Manuel se quedó sin trabajo a Ana no le iba
tan mal en la feria los fines de semana y sin el ingreso de Manuel
comenzó a ir también varios días de la semana a vender en la feria
para que el dinero alcance.

Esos días Ana se levantaba muy temprano a preparar la comida


antes de salir a la feria apenas amanecía por lo que Manuel debía
encargarse de que lxs niñxs, que aún eran pequeñxs, prepararlos
para ir a la escuela, llevarles y luego buscarles.

Con la crisis Manuel no conseguía tra-


bajo, cada vez que en un nuevo lugar le
decían que no había trabajo para él le
daban muchas ganas de llorar, pero los
hombres no lloran!. Al poco tiempo ve-
cinos y familiares comenzaron a decirle
a Ana que era una madre y esposa irres-
ponsable porque pasaba el día afuera y
no hacia las tareas del hogar y a Manuel
le llamaban mandarina y le decían que
era un fracasado, que su mujer era quien
traía la plata mientras él hacia “tareas
de mujeres”. Manuel se deprimió y co-
menzó a beber y dejó de ocuparse de lxs
ninxs, Ana ante las críticas de ser mala
madre y esposa trataba de hacerlo todo,
se levantaba tres horas antes que el resto
para dejar la comida de todo el día lista,
trabajaba en la feria y al volver a todavía
quedaban un motón de tareas en la casa
(limpiar, ordenar, lavar la ropa, revisar
los cuadernos de la escuela por si envían
mensajes, etc.) por lo cual era la última
en acostarse. Cada vez más cansada ya
no tenía tan buen ánimo para atender a
sus clientes y a veces se equivocaba en
las cuentas.

15
Ejercicio

Al leer la historia de Ana y Manuel

Qué opinas de la historia: ¿Qué es el sexo y qué es el género?

Ubica en qué momentos puedes ver los estereotipos

1.

2.

3.

4.

16
¿Alguna vez te ha pasado algo similar a esta historia?

Escribe tres estereotipos o prejuicios que limitan tu vida:

1.

2.

3.

En la actualidad, se reconoce que esas supuestas características de los


hombres y las mujeres, no son algo natural o biológico, sino que son este-
reotipos que funcionan fijando a los hombres y a las mujeres en distintos
roles o trabajos dentro de la familia, la comunidad y la sociedad. Así, por
ejemplo, los estereotipos más comunes nos dicen: las mujeres son suaves y
débiles por lo tanto deben hacer trabajos más delicados y menos importan-
tes; mientras que los hombres como son fuertes y duros, entonces deben
hacer el trabajo fuerte e importante.

17
DIVISIÓN DEL TRABAJO POR GÉNERO

En el campo es común observar que la economía de las familias está com-


puesta por el trabajo de los hombres, mujeres, ancianos y niñxs. Todos y to-
das trabajan, pero las tareas suelen estar distribuidas en función del género
de cada integrante. Las familias asignan distintas actividades de acuerdo a
las condiciones, intereses, habilidades, género y edad de sus integrantes. De
modo que cada miembro hace una trabajo específico para lograr la subsis-
tencia de la familia.

Por ejemplo, en Manabí, la finca de doña Susana se dedica a la


producción de maíz seco y duro fundamentalmente. El maíz se
siembra una vez al año, pero exige el trabajo de la siembra, el
aporque, la limpieza y luego la cosecha, lo hace toda la familia. Es
una actividad intensa y muy importante. Durante cuatro meses,
los hombres y los jóvenes en edad de trabajar salen temprano,
pero ella se levanta un poco más temprano para hacer el desayu-
no y preparar las tongas (comida para el almuerzo); algunos días
lleva el almuerzo y se queda trabajando con ellos.

El cuidado de los terrenos, la alimentación y ordeño de las vacas


lo hace su esposo y su hijo mayor, porque es un trabajo más duro
y deben subir a la loma. Ella cuida de la casa, cultiva las éras, el
huerto, además de las flores que adornan el jardín y la casa. Los

18
niños alimentan a las gallinas y dan de comer a un par de cerdos
que se engordan para las fiestas. En la tarde, los hombres llegan a
casa, salen al boli, cuando regresan se bañan comen y ven televi-
sión hasta que se van a dormir. Pero es ella la que prepara la cena,
recoge y lava los platos, vigila las tareas de los hijos, ve la novela
y por la noche sigue trabajando un poco más, cociendo la ropa,
tejiendo o haciendo artesanías.

Así pasa el tiempo y los años. Este es el ritmo promedio de las fa-
milias cada trabajo que hacen los hombres, los niños y las muje-
res es importante para la economía de familia. Pero, a diferencia
de los hombres que juegan boli y descansan viendo la tele, ella
descansa cuando ve la novela, hace las artesanías o vigila la tarea
de sus hijos.

Sin embargo, ciertas divisiones sociales por género implican relaciones y


condiciones de inequidad, desigualdad o discriminación. Entonces, la di-
visión del trabajo por roles de género se vuelven relaciones problemáticas.

TRABAJO PRODUCTIVO Y REPRODUCTIVO

Una de las actividades más importantes donde


influyen estos roles de género, es en el trabajo,
ya que se asignan tareas distintas a los hombres
y a las mujeres.

En el campo, los hombres son quienes ge-


neralmente se emplean en trabajos
asalariados (plantaciones, camarone-
ras, albañilería, etc.) o se encargan de
los cultivos para la venta (papas, maíz,
etc.). Estos cultivos suelen ocupar la
mayor parte de la finca y generar la ma-
yor parte de los ingresos en
dinero. Al mismo tiempo,
junto a la casa de la fin-
ca usualmente está el
huerto, las chacras
o las eras donde las

19
mujeres, con la ayuda de la familia, siembran legumbres, hortalizas y plan-
tas medicinales para la alimentación y el cuidado de la familia. Además, tie-
nen cerdos, pollos y cuyes, que también los alimentan lxs más chicxs y lxs
ancianxs. Estas tareas son conocidas como actividades productivas.

Pero la vida de las familias es mucho


más que las actividades productivas
que realizamos. Al interior de las fa-
milias hay un conjunto de actividades
que permiten sostener la vida diaria y
que implican tanto un esfuerzo físico
como tiempo. Por ejemplo: cuidar en-
fermos, cocinar, lavar la ropa, mante-
ner la casa, criar a lxs guaguas, vigilar
de la educación de lxs jóvenes, hacer el
trabajo colectivo, mantener la comu-
nidad, etc. Estas tareas son conocidas
como actividades reproductivas.

Ambas tareas son fundamentales e implican trabajo, sin embargo, las tareas
reproductivas las cuales son realizadas en su mayoría, por las mujeres, no
suelen ser valoradas ya que en el mundo moderno solo se valora aquel tra-
bajo que implica un ingreso en dinero. El tener dinero y poder comprar, ade-
más de ser una condición para subsistir, también es un símbolo de estatus
y ascenso social. El problema es que sin las tareas reproductivas tampoco
podríamos desarrollar nuestra vidas y aunque no seamos conscientes de la
cantidad de trabajo que implican, alguien las hace.

20
Antes de seguir adelante...

Entonces, cuando pensamos en el Género, queremos mostrar que


son aquellas características que aprendemos desde pequeñxs en
base a lo que la sociedad dicta. Es en base a estas expectativas
sociales, se forman lo que llamamos estereotipos. Las diferen-
cias de género entre lo femenino y lo masculino, definen roles
que pueden ser injustos. Por ejemplo, casi siempre las mujeres, al
igual que los hombres trabajo productivo, pero se encargan solas
del trabajo reproductivo; un trabajo que exige tiempo, esfuerzo y
conocimiento, pero que no es reconocido. El concepto de género
no es algo ni bueno ni malo. Solo que, se puede volver problemá-
tico cuando se prohíbe o se castiga a las personas que quieran
llevar a cabo actividades distintas, o expresar características dis-
tintas a las que espera la sociedad.

21
Ejercicio

Toma un papel, un lápiz y escribe cuáles son las tareas o el trabajo


que hacen las mujeres y los hombres en la familia y en la comu-
nidad:

22
¿Cuáles son las diferencias entre los trabajos que realizan los
hombres en la familia y en la comunidad?

¿Por qué crees que hay esas diferencias?

23
La división del trabajo por géneros no significa que, en ciertos momentos o
contextos, los hombres no realicen trabajos reproductivos (trabajos femini-
zados) y las mujeres trabajos productivos (trabajos masculinizados). Por lo
regular, en el campo, los hombres y mujeres comparten las tareas de la pro-
ducción: la alimentación de los animales, el pastoreo, la siembra, cosecha y
venta de los productos de la finca. Sin embargo, pocos hombres comparten
las tareas de la casa: lavar los platos, lavar la ropa, cuidar de los enfermos,
criar a lxs guaguas, limpieza de la casa, etc. Esto provoca que las tareas de
la casa no sean apreciadas como trabajo, recaigan mayoritariamente en las
mujeres y aumenten las horas reales de trabajo de las mujeres.

En Ecuador, como en el resto del mundo, existe una gran desigualdad en


las horas de trabajo de cuidado que realizan hombres y mujeres, es decir
trabajos que se hacen sin percibir dinero a cambio. Si bien encontramos
diferencias entre el mundo urbano y el rural, para tener una idea general
veamos el siguiente gráfico:

25
Fuente: encuesta específica de Uso de Tiempo - EUT 2012

26
En el gráfico, podemos ver que las mujeres destinan 22 más horas más por
semana que los hombres en: trabajo no remunerado, actividades domés-
ticas, actividades fuera del hogar, cuidado de personas, y actividades para
otros hogares y la comunidad.

Lo importante de este gráfico es que todas estas actividades (aunque no


se intercambien por dinero) tienen también un valor económico, ya que el
trabajo de las mujeres, permite que los hombres puedan salir a trabajar, que
lxs niñxs puedan crecer saludables e ir a la escuela y que lxs ancianxs estén
atendidos. Son las mujeres quienes preparan los alimentos, limpian la casa,
lavan y planchan la ropa, hablan con profesores, apoyan en las tareas de lxs
niñxs, llevan a los enfermos al doctor, pagan cuentas, negocian con arren-
dadores y patrones, etc. Las economistas nombraron el valor que generan
las mujeres a través del trabajo reproductivo como “Economía del Cuidado”.

Este dibujo realizado en un taller con mujeres que participan de un proyecto


de granjas agroecológicas nos muestra los muchos trabajos de la familia y
de las mujeres. Además del cuidado del hogar, en la finca se encargan de los
huertos, cuidan los animales, siembran plantas medicinales y salen a vender
los productos. En las comunidades van a las reuniones comunitarias, de la
junta de agua, de los padres de familia, del cabildo, de la parroquia, van a las
mingas y organizan las fiestas, etc. También, van a los cursos y procesos de
formación de los proyectos.

27
Todas esas actividades y trabajo que realizan las mujeres, corresponden al
trabajo reproductivo que no se paga, ya que ellas no reciben un salario, pero
es importante y tiene un valor inmenso para las familias, las comunidades y
la sociedad en general.

La Economía del Cuidado de las mujeres rurales tiene sus características


particulares. Las mujeres rurales no solo sostienen el trabajo reproductivo
de su propio hogar, sino que cuidan y sostienen la vida de todxs. Histórica-
mente en el principio de la agricultura, fueron ellas las que han descubier-
to, domesticado y experimentado con las plantas buscando entender sus
usos en la alimentación y la medicina. En ese proceso, las mujeres rurales
cuidan de la biodiversidad genética al seleccionar, guardan y siembran las
semillas. Ya que son quienes mantienen y fomentan las huertas familiares,
donde cuidan de una gran diversidad de plantas, su trabajo garantiza la ali-
mentación nutritiva, saludable y diversificada; por eso, también son quienes
defienden la soberanía alimentaria de los pueblos y las que más luchan por
la reforma agraria. Además, las mujeres rurales también tienen un rol en
el Cuidado de los animales, por lo tanto, manejan los abonos y cuidan de
la fertilidad de los suelos, cuidan de las fuentes de agua. Así, al cuidar de la
alimentación y de la reproducción de las fincas, las mujeres rurales cuidan
la Vida de todas y todos.

Entonces, en la división del trabajo


por género, usualmente, los hombres
asumen el trabajo productivo, asala-
riado, remunerado; mientras que las
mujeres realizan el trabajo reproduc-
tivo, doméstico, no remunerado. Esa
diferencia entre el trabajo de los
hombres y de las mujeres gene-
ra una fuerte desigualdad, por-
que el trabajo de las mujeres no
es reconocido ni valorado. Pero
el trabajo de las mujeres tiene
una importancia central para la
vida de las familias y de la sociedad. La
Economía del Cuidado, es una econo-
mía que no se cuenta en dólares, pero
que permite la reproducción de la vida
campesina en su conjunto.

28
Dibujo

Dibuja un reloj y detalla qué actividades realizas durante un día


normal. ¿A qué hora empiezas a trabajar, qué trabajo realizas? ¿A
qué hora descansas? Al finalizar, comparemos los relojes indivi-
duales en parejas (hombre y mujer) y reflexionar sobre las dife-
rencias y similitudes en un día normal. Y cuantas horas dedica
c/u a tareas de cuidado

29
Esta sección explica cómo funcionan dos estructuras sociales fundamenta-
les para entender el mundo que habitamos y entender cómo se combinan
las desigualdades entre ricos y pore con las desigualdades entre hombres y
mujeres. Estas dos estructuras sociales de las que hablamos, son el capi-
talismo y el patriarcado, y funcionan de manera complementaria. Es decir,
una estructura ayuda a la otra a funcionar.

EL PATRIARCADO

Cuando miramos el sistema de orga-


nización social es fácil entender que
hay una jerarquía, unos están arriba y
otros están abajo. Arriba están los que
dominan y abajo están los dominados.
Arriba están las elites y abajo los tra-
bajadores, los indígenas y campesinos.
Pero cuando hablamos de patriarcado
¿de qué estamos hablando?

El patriarcado, es una forma orga-


nización social según la cual los hom-
La palabra patriarcado viene de pa-
bres serian naturalmente superiores a
triarca y padre. Hace referencia a estas
la mujeres y por lo tanto es natural que
figuras de los hombres fuertes que son
sean ellos quienes ejerzan un dominio
la autoridad sobre el resto. La forma
sobre las mujeres. Estamos tan acos-
más simple y gráfica del patriarcado
tumbrados a que esto sea así que ya ni
en el campo es la imagen del patriarca
nos damos cuenta, nos parece natural
dueño de la hacienda y que ejerce un
que los hombres tengan trabajos me-
control sobre el territorio y las personas
jor pagados, que ocupen los puestos
que los habitan (indígenas, campesinxs,
de poder y dirigencia dentro de las or-
mujeres). Estas lógica se repite luego al
ganizaciones, que los hombres tengan
interior de las casa de sus trabajadores
el control político y la última palabra y
conde le padre –al igual que el patriarca
que establezcan las normas al interior
dueño de hacienda- establece el orden
de la familia.
de todas las cosas; es decir para qué
Machismo y patriarcado no son lo se dedica la tierra, cómo se reparte la
mismo aunque están relacionados. El producción, quien va al colegio, cómo
Patriarcado nos dice que lo natural es deben vestir sus hijos e hijas, incluso
que los hombres dominen a las muje- quien se puede casar y quien hereda
res. Pero, como ha sucedido en otros la tierra.

31
casos de dominación de un grupo
sobre otro quienes se encuentran
bajo esa dominación comienzan
a cuestionar que esa sumisión
sea algo natural y plantear sus
derechos. Ahí entra en esce-
na el machismo como una
forma desde la violencia y la
discriminación de mantener
ese dominio sobre las mu-
jeres. De aquí derivan varias
formas de violencia contra
la mujer como: violencia
verbal, violencia psicológica,
violencia económica, violen-
cia física y violencia sexual.

También existe una violencia estructural que muchas veces es más difícil de
ver claramente y que lleva a que las mujeres tengan más dificultades por
ejemplo para acceder a la educación y mejores empleo. También limita el
acceso de las mujeres a recursos como a la tierra, el agua y las semillas.

En el campo ecuatoriano, por ejemplo: aunque se habla de la feminización


de la agricultura y la importancia de las mujeres en la producción de ali-
mentos para la Soberanía Alimentaria es central, solo del 21,71% de las mu-
jeres tienen títulos de tierra; de todas las propiedades de más grandes a
200 hectáreas, solo el 7,86% están en manos de mujeres. Además, solo el
34,31% de las propiedades de menos de una hectárea pertenece a las mu-
jeres (INEC, 2013).

Síntesis

En síntesis: el patriarcado es una estructura que es-


tablece que lo masculino es superior a lo femenino. El
patriarcado ayuda a explicar por qué las divisiones de
género (como la división del trabajo) en la práctica se
vuelven relaciones inequitativas entre hombres y mu-
jeres. Conociendo lo que es el patriarcado, podemos
entender con más facilidad por qué las mujeres en-
frentan varios tipos de violencia.

32
Ejercicio

Describe en tus propias palabras ¿qué es el patriarcado para ti?

Reflexiona sobre tu posición frente al patriarcado ¿Me beneficio


del patriarcado, o no?

¿Qué ejemplos de violencia patriarcal he visto en mi entorno?

33
EL CAPITALISMO

Ahora hablemos del capitalismo; otra estructura que tiene una gran influen-
cia en el campo y en la situación de las mujeres rurales.

El capitalismo es el sistema económico y social que predomina en el


mundo. Este sistema se basa en que unos pocos (clases dominantes) ten-
gan el control de los recursos y los medios necesarios para la producción.
En el campo, esto significa que tierras que antes eran comunitarias pasen a
manos de un hacendado capitalista, quien además tiene el acceso al agua y
el dinero para comprar maquinarias, semillas, insumos. Para hacer producir
esa tierra el hacendado contrata a trabajadorxs que pasan 10hs. trabajando
esos campos. La cosecha es llevada al mercado y el hacendado recibe mu-
cho dinero. Con ese dinero cubre todos los gastos y paga a los trabajadores
un sueldo básico, a pesar de que estos han trabajado muchísimas horas
extras. Luego de pagar sueldos al hacendado capitalista aún le queda más
de la mitad del dinero recibido, ese sobrante es lo que se denomina ganan-
cia. Los capitalistas para lograr que esa ganancia sea cada vez mayor, pagan
cada vez menos y más tarde a sus trabajadores por más horas de trabajado.

¿…Sabías que….?

Para Chayanov, un famoso estudioso del campo, la agricultura fa-


miliar campesina no es parte del capitalismo. Según sus estudios,
la economía en las comunidades y en las comarcas no se basa en
la acumulación de riqueza o de los medios de producción (tierra,
agua, pasturas, bosques, etc.). A las familias indígenas y campe-
sinas les interesa garantizar el bienestar de la familia. Por eso, en

34
lugar de acumular tierras, la reparten a lxs hijxs; en las comunida-
des los cabildos intentan que cada familia tenga suficiente tierra y
agua para poder producir. Hay mucho trabajo colectivo y mingas
para mantener las vías, las escuelas, los sistemas de riego, la casa
comunitaria, la iglesia, se hacen mingas para ayudar a las familias
en las cosechas, en las siembras o en las crisis. Como saben que
las familias dependen de los recursos productivos que disponen,
entonces gestionan y controlan el manejo de los bosques, los pá-
ramos, el agua y la naturaleza misma. Cuando alguien tiene más
que el resto, lo hacen prioste de la fiesta para que devuelva un
poco de lo que le sobra. Esta forma de organizar el trabajo, es una
economía comunitaria, gestiona los recursos comunes e inten-
ta que todos tengan por igual. Así, las comunidades indígenas y
campesinas se mantienen autónomas y por fuera del capitalismo.

Ejercicio

Con un lápiz, lleva las frases a la categoría donde corresponden.


Por ejemplo: Mercado (compra y venta) corresponde a la catego-
ría “Capitalismo”

35
LA ACUMULACIÓN A TRAVÉS DE LA EXPLOTA-
CIÓN DE LAS MUJERES

Como ya dijimos, el sistema capitalista se basa en generar una acumulación


de ganancias y riquezas a partir de apropiarse, de los recursos naturales, la
tierra y las ganancias generadas por el trabajo de los empleados.

Pero como vimos más arriba para que una familia sobreviva hay dos tipos
de trabajo que son imprescindibles, el trabajo productivo y el trabajo repro-
ductivo, es decir todo el trabajo que implican las tareas de cuidado.

Para entender cómo ocurre esto, veamos el siguiente ejemplo:

Luis trabaja en una gran empresa bananera, él sale de su casa a


las 6 am y según su contrato trabaja 8 horas pero muchas veces
el empleador le hace quedarse más tarde. Cuando termina, vuel-
ve a su casa, come, descansa, se baña y duerme 8 horas. Cuando
se puede, los fines de semana juega boli con sus amigos. Así, Luis
trabaja 6 días a la semana todo el año. Aunque muchas veces no
le dan vacaciones correspondientes, casi siempre descansa los
domingos. Su salario apenas le alcanza para sostener pobremen-

36
te a su familia; así que su pareja complementa el ingreso con tra-
bajitos de costura en el recinto.

Pero para que Luis pueda asistir a la hacienda y dedicarle 8 o más


horas, es necesario que alguien haga el trabajo del Cuidado. En
su casa, su esposa Isabel, se encarga de los trabajos domésticos
como cocinar su desayuno, lo que le envía al trabajo para almor-
zar y su cena. Ella lava, plancha y cose su ropa cuando se rompe.
Además, limpia la casa para que cuando él llegue a casa se sienta
a gusto. Isabel también cuida a
los ancianos, es decir al padre
de Luis y a su madre. Además,
vigila de la educación y cuida a
María y Luisito. Les ayuda a ha-
cer las tareas, asiste a las reu-
niones escolares, prepara sus
alimentos y mucho más.

En el campo, las mujeres además se encargan de cuidar la fin-


ca, producir y comercializar alimentos. Luis recuerda que cuando
estaba soltero, esos trabajos los hacían su madre y su hermana.
Ahora, es Isabel quien genera esa fuerza vital para Luis pueda se-
guir trabajando. Si no existiera el trabajo del Cuidado que hacen
las parejas, madres y hermanas, los trabajadores no alcanzarían
hacerlo todo, o no podrían tener familias.

Al leer esta historia podemos ver que el trabajo del Cuidado que hacen las
mujeres presta el servicio gratuito de sostener la vida de las familias y los
trabajadores. Entonces, gracias a que hay alguien más que cuida de los
trabajadores y sus familias, las empresas pueden mantener la precariza-
ción del trabajo. Esto significa que las empresas ofrecen salarios más bajos,
temporales, sin contratos, no se preocupan de los derechos laborales como
salud, afiliación al seguro social, pensión, educación para lxs hijxs, protec-
ción y seguros contra enfermedades o accidentes. Así, en la medida en que
la empresa capitalista no se preocupa del bienestar de sus trabajadores y
el Estado tampoco vela por que se cumplan las leyes laborales, las mujeres
asumen estos trabajos y los costos que implican el cuidado en el hogar. Por
lo tanto, las grandes empresas, además de ganar con el trabajo de sus em-
pleados, también explotan (indirectamente) a la mujer y así logran aumen-
tar su acumulación de ganancias o capital.

37
Por esto, muchas economistas argumentan que criar o “producir” personas
capaces de trabajar en las empresas también es un trabajo y debería ser re-
munerado. Pero, ni las empresas, ni los gobiernos reconocen a la economía
del cuidado como “productiva”. Así el, Patriarcado se articula con el Capi-
talismo, logrando aumentar las ganancias de las clases dominantes a partir
del no reconocimiento del trabajo de las mujeres.

Pero más allá del salario y la productividad, la razón de ser de la Economía


del Cuidado y el trabajo reproductivo, no es la acumulación de riqueza y ca-
pital. La Economía del Cuidado tiene el fin de crear y sostener la vida. En este
sentido el trabajo de la mujeres pone la vida por encima del capital.

Ejercicio

Completa la siguiente tabla.

38
En el capitalismo, los recursos para producir son de propiedad
privada en vez de ser para uso comunitario. El capitalismo es el
sistema económico y social hegemónico que ha llevado a la acu-
mulación excesiva de riquezas pocos hombres y empresas. Final-
mente, el capitalismo funciona en conjunto con el patriarcado,
porque el patriarcado dice que los trabajos femeninos no tienen
el mismo valor que los trabajos masculinos. Economía del Cuida-
do les permite a las empresas bajar los sueldos, no pagar seguro
social, pensión, educación, etc. Y las mujeres son quienes deben
cargar con el trabajo de mantener las familias; de crear y cuidar
la Vida.

39
En este capítulo explicamos por qué el Régimen Capitalista no solo explota
el trabajo de las mujeres, sino que además es un sistema que ejerce enorme
violencia sobre la economía del cuidado, la sostenibilidad de la Vida en el
campo. Pero primero tratemos de entender ¿Cómo funciona el capitalismo
en el campo?

El mecanismo capitalista más antiguo para acumular riquezas en el cam-


po, ha sido el control del trabajo, el acaparamiento de las mejores tierras y
el agua. Cuando la agroindustria se expande, lxs campesinxs pierden sus
tierras y se ven obligados a trabajar para la empresas. La otra forma en
las empresas controlan la producción campesina es vía la agricultura por
contrato. De este modo lxs campsinxs conservan sus tierras no desplazan,
y las empresas ofrecen crédito, semillas, kits agrícolas, asistencia técnica,
insumos, etc. Pero a cambio, los campesinos deben transformar las fincas y
migrar sus modelos diversificados hacia el monocultivos y vender a las em-
presas a los precios que estas dictaminen. En general este modelo, conduce
a las familias campesinas a ciclos de endeudamiento.

¿Qué tiene que ver esto con las mujeres? En el anterior capítulo vimos que el
capitalismo explota el trabajo de las mujeres porque ellas sostienen la vida
de lxs trabajadorxs de empresas a través de la Economía del Cuidado. Ahora
vamos a ver ¿Qué ocurre con la Economía del Cuidado cuando en las familias
campesinas que participan en la agricultura bajo contrato?

Empecemos leyendo un testimonio del Centro


Agrícola de Quevedo:

En Quevedo, la familia de Isabel tiene 4


hectáreas de tierras. En 3 hectáreas, su ma-
rido cultivaba entre 2 y 3 variedades de maíz y
en 1 hectárea, Isabel cuidaba de los animales y
de una huerta donde se cultivan plantas me-
dicinales, hortalizas y árboles frutales. Hace
unos 10 años, con el argumento de lograr la
soberanía en la producción de maíz, el go-
bierno empezó a ofrecer “paquetes” o “kits”
agrícolas con semillas certificadas y agro-
químicos. Muchas familias, incluyendo la
familia de Isabel, decidieron participar por-
que necesitaban un comprador estable, para
no caer en las manos de intermediarios. La

41
familia de Isabel reemplazó las 3 hectáreas de maíz criollo con las
semillas híbridas, que no se pueden guardar para volver a sem-
brar y requieren el uso de ciertos químicos que vienen con el kit.
Al inicio todo iba bien porque el gobierno ponía un precio fijo por
el maíz.

Sin embargo, después de un tiempo el precio del maíz empezó a


variar año tras año. Hasta que, en el 2016, el precio del kit agrícola
fue más alto que la ganancia por la venta del maíz. Muchas fami-
lias, incluyendo la de Isabel, decidieron endeudarse para ampliar
más el cultivo de maíz y ver si se lograba recuperar la pérdida del
año anterior. Isabel accedió a reducir su huerta: talaron los árbo-
les frutales y quitaron el espacio para las hortalizas. El resultado
fue que la economía de Isabel casi desapareció. Ahora tenía que
ir al mercado a comprar hortalizas, plantas medicinales y frutas,
que le costaba dinero a su esposo quien seguía endeudado. Ade-
más, ya no tenía mandarinas ni tanto animales cuando necesi-
taba platita para comprarles los libros de la escuela a sus hijos o
cualquier otra urgencia sino que dependían de dinero de la venta
del maíz que maneja su marido.

Si observamos el testimonio anterior, el capitalismo en el campo que impul-


san las empresas agroindustriales o del agronegocio, produce territorios de
monocultivos y se va comiendo las economías de las mujeres.

El capitalismo en el campo rompe con la diversidad y la autonomía que


permitía la auto subsistencia en épocas de crisis, que estaba garantizada
gracias a la Economía del Cuidado de las mujeres. Por lo tanto, el capitalis-
mo ejerce una presión sobre la vida y violenta la Economía del Cuidado al
despojar a las mujeres de su capacidad de sostener la alimentación, la salud
y el bienestar de las familias campesinas..

Volviendo al patriarcado, los espacios de subsistencia y de Cuidado como


las huertas o fincas diversificadas que cuidan las mujeres, son sub valora-
dos y vistos como inferiores. A los ojos del capitalismo son “improductivas”
porque no generan dinero para las empresas y a los ojos del patriarcado son
una economía inferior; entonces la Economía del Cuidado se sacrifica fácil-
mente. De esta forma, el Capitalismo y el patriarcado en el campo imponen
una forma de violencia estructural en las mujeres, les restan importancia,
les quitan los espacios de producción y las empujan a la dependencia de los
ingresos del hombre o de un bono que entrega el Estado.

42
Ejercicio

Mira la siguiente lista de frases y coloca cada una en la casilla que


corresponde de “opuestos” según la economía capitalista / pa-
triarcal y la economía del cuidado:
- Tareas Productivas
- Tareas Reproductivas
- Trabajos Asalariados (compensación monetaria)
- Trabajos No Remunerados (sin compensación monetaria)
- Horarios Formales (descansa después del trabajo)
- Sin Horarios (puede trabajar todo el día)
- Economía Capitalista (Opera dentro del capitalismo)
- Economía del Cuidado (Opera al margen del capitalismo)
- Acumulación de ganancias
- Reproducción de la Vida
- Crecimiento económico - Bienestar familiar

En conclusión, la agricultura bajo contrato es otra forma en la


cual el capitalismo destruye las fuentes de Cuidado que sostienen
la Vida de lxs trabajadorxs y empobrece a las familias campesinas
al imponer el modelo productivo del agronegocio. Pero sobre todo
empobrece a las mujeres, ya que al perder su economía se vuel-
ven dependientes de los ingresos masculinos.

43
En los capítulos anteriores aprendimos lo que es la división del trabajo por
género, aprendimos sobre el patriarcado y sus formas de violencia. Final-
mente, aprendimos cómo el capitalismo y el patriarcado funcionan para
explotar el trabajo de las mujeres y, como resultado, violenta la Economía
del Cuidado. Este capítulo pone en el centro de la discusión las voces de
mujeres rurales mismas, quienes tienen propuestas para transformar estas
estructuras y relaciones sociales sin explotación y la violencia.

Las mujeres rurales en todo el mundo, van muchísimos años luchando


por construir una nueva forma de relacionarnos entre seres humanos y na-
turaleza; en este sentido, la agroecología es una propuesta que pone en el
centro la reproducción y la producción de la vida por encima del capital.

Ahora, vamos a pensar ¿Por qué la agroecología es importante para las


mujeres campesinas?

La Agroecología es un proyecto político que desafía las jerarquías y las re-


laciones de poder, y nos permite volver a decidir ¿Qué producimos? ¿Cómo
producimos? ¿Con que fin? ¿Para quién? Pero para las mujeres, la Agroeco-
logía ofrece posibilidades políticas que van más allá del modelo de produc-
ción (si usamos químicos y semillas certificadas o no). Para verlo, vamos a
conocer una experiencia que cambió la vida de las mujeres campesinas:

45
Hasta hace unos años, Nabón era uno de los cantones más pobres
del Azuay, con el 86% de pobreza, 80% de migración temporal.
Con la pobreza, venía una altísima violencia sobre las mujeres.
Las mujeres contaban cómo sus parejas que migraban a los Esta-
dos Unidos, controlaban por teléfono
sus vidas. Lo que pueden o no hacer
con las remesas, qué sembrar, qué
vestir, cuándo salir, etc. Hoy la histo-
ria de Nabón es distinta, y las mimas
mujeres cuentan que todo cambio
cuando Amelia Herráez se convirtió
en alcaldesa. Entre los cambios más importantes
fue situar la feminización del campo, no como un
problema, sino como una actor desde donde hay
que trabajar. En función de las mujeres se extendió
el riego parcelario al 90% del cantón, se reforzó la
producción agroecológica, la organización produc-
tiva, la protección del ambiente y se buscó que la
producción resuelva en primera instancia, la sobe-
ranía alimentaria. El hecho no fue menor: mientras
que el riego parcelario aumento la producción del
suelo y el trabajo (antes producían una vez por año
ahora los hacen tres veces al año) la producción
agroecológica fortaleció los huertos fami-
liares, revalorizó el trabajo y el cono-
cimiento de las mujeres. Mientras
que las mujeres fortalecieron
sus huertas, aumentaron su
economía y su autonomía fren-
te al trabajo de los hombres que
migraban; el municipio fortalecía la
organización, promovía la participa-
ción de las mujeres en el presupuesto
participativo, desarrollaba proyectos enfo-
cados en las mujeres (asociaciones
de productoras, cajas comunales,
centros artesanales, etc.). La ad-
ministración del municipio se abrió
totalmente a las mujeres (el 60%
de los directivos eran mujeres).

46
Mama Juana, una dirigente de la comunidad de Shiña recordaba,
que con Doña Amelia el mundo para las mujeres y los indígenas
cambió, no solo porque ella era una mujer, sino porque la eco-
nomía de las mujeres creció, eso permitió que la migración baje y
los hombres vuelvan. Se valorizaba la inteligencia de las mujeres
para producir, pero también para dirigir. En el presupuesto parti-
cipativo se abrían espacios para discutir y poner los intereses de
las mujeres como la salud, la educación y el cuidado de la familia.
¡Era el tiempo de las mujeres! Entonces, ya no es fácil mante-
nernos encerradas en las casas, hoy lo que hacemos también es
político”.

En la experiencia de Nabón podemos ver varios hechos que son de vital im-
portancia para las mujeres en el campo: Fortalecen los espacios de pro-
ducción propios (huertas, parcelas de autoconsumo) y con esto recuperan
su autonomía. Las huertas, las parcelas familiares y la diversificación de la
producción fortalece la agroviodiversidad y el cuidado del ambiente. Dejan
de producir con químicos con lo cual cuidan su salud.

Estos cambios que en apariencia son de la producción logran fortalecer


la autonomía de las mujeres y de las familias campesinas. Si pensamos po-
líticamente, la autonomía de las mujeres, marca el sentido más importante
de la Soberanía Alimentaria y la construcción de la autonomía campesina
frente a la producción agroindustrial. Así se comienza a transformar las re-
laciones entre hombres y mujeres, y entre seres humanos y naturaleza.

Las prácticas agroecológicas no son solo un modelo de producción, sino


que fortalece la economía del cuidado, nos permite mejorar la relación de
las mujeres con su entorno familiar y cuestionar estructuras de poder y do-
minación que se tejen sobre ellas. La agroecología, aunque nos habla de
producir alimentos, nos permite reponer la importancia del trabajo repro-
ductivo frente al trabajo productivo y así desmantelar las jerarquías patriar-
cales y capitalistas.

47
Síntesis

Para finalizar, en esta cartilla, hemos explorado la im-


portancia de entender el género y las diferencias entre
hombres y mujeres, en especial, la división del trabajo
donde usualmente los hombres se encargan del traba-
jo productivo (el trabajo que genera ingresos y es va-
lorado en términos de dinero) y las mujeres del trabajo
reproductivo (el trabajo indispensable para la vida de
las familias pero por el cual no reciben dinero o sala-
rios).

También se ha explicado en qué consiste la Economía


del Cuidado, estas actividades que sin tener un valor,
son indispensables para mantener el trabajo del resto y
su importancia en sostener la vida de lxs trabajadorxs.

Después, explicamos qué es el Patriarcado y el Capita-


lismo, y cómo estas dos estructuras funcionan de ma-
nera conjunta para apropiarse del trabajo de la mujer
rural. Además, exploramos las formas de violencia que
imponen el patriarcado y el capitalismo en las mujeres
rurales, y discutimos las nuevas
formas de acumulación como la
agricultura bajo contrato.

Finalmente, terminamos con una


reflexión sobre la Agroecología
como propuesta para desafiar las
relaciones patriarcales y capita-
listas, y replantear el valor del Cuidado de la Vida para
transformar las relaciones entre hombres y mujeres,
entre seres humanos y la naturaleza.

48
BIBLIOGRAFÍA

Centro Agrícola de Quevedo. (2016). “Resumen del Maíz”. Do-


cumento recuperado de una reunión llevada a cabo el día 30 de
marzo de 2016 en el GADM de Mocache donde se hizo una en-
cuesta a 441 campesinos.

Collins, Jane. (2014). “Un abordaje feminista para superar las ‘ca-
jas negras’ de la cadena de commodities”. Capítulo 1. Standford,
CA: Stanford University Press.

FAO. “Vocabulario de género”. Recuperado el 12 de marzo de 2020


de http://www.fao.org/3/x0220s/x0220s01.htm

Hartman, 1979:97 en Pérez Orozco, Amalia. (2006). “Perspectivas


feministas en torno a la economía: El caso de los cuidados”. Con-
sejo Económico y Social. Página 115.

INEC. (2012) “Encuesta Específica de Uso del Tiempo”.

INEC. (2013). Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria


Continua

De Schutter, Olivier. (2011). “How not to think of land-grabbing:


three critiques of large-scale investmentes in farmland”. The
Journal of Peasant Studies. Vol. 38(2), pp. 249-279.

ONU Mujeres. “Profundicemos en términos de género: guía de


terminología y uso de lenguaje no exista para periodistas, comu-
nicadoras y comunicadores”. Recuperado el 12 de marzo de 2020
de http://onu.org.gt/wp-content/uploads/2017/10/Guia-len-
guaje-no-sexista_onumujeres.pdf

Pérez Orozco, Amalia. (2006). “Perspectivas feministas en torno


a la economía: El caso de los cuidados”. Consejo Económico y So-
cial. Página 112.

Tangona, Natalia. (2020). En las manos de las mujeres. Agencia de


Noticias BiodiversidadLA. Recuperado de <http://www.biodiver-
sidadla.org/Agencia-de-Noticias-Biodiversidadla/En-las-ma-
nos-de-las-mujeres>

49
50

También podría gustarte