La Definición de Un Nuevo Mundo

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Latinoamérica: La definición de un “nuevo” mundo

LAna Paula Alanís Sámano


atinoamérica se ha formado a través de un proceso histórico complejo que ha involucrado la
interacción de diversas culturas, lenguas y tradiciones, desde los modos de vida de los indígenas
y oriundos de la región hasta las maravillas y el avance científico del “nuevo” mundo.
Rememoremos la época precolombina, con la presencia de civilizaciones como los aztecas, incas
y mayas, más en específico acerca de la llegada, el cambio y el choque sociocultural con la
llegada de los colonizadores europeos en el siglo XV.
El objetivo de este ensayo es identificar los orígenes y los primeros momentos en el
nacimiento de América Latina. La estructura que aborda el texto contiene un marco conceptual e
histórico en los inicios del nuevo mundo, e incluso con su impacto sociopolítico en Europa
principalmente. En este ensayo analizaremos sobre el impacto que ha generado el choque
cultural entre dos continentes y el cómo ha repercutido en la actualidad; si nos ha traído más
beneficios que tragedias y si ha valido la pena crear o inventar tal vez, la idea que hemos
concebido como Latinoamérica.
Nuestro continente ha experimentado una serie de transformaciones después de Colón y
demás conquistadores que han moldeado la zona hasta su identidad actual. La influencia de la
colonización por parte de España y Portugal ha dejado profunda huella en la cultura, la lengua y
la sociedad de Latinoamérica. La lucha por la independencia de colonias importantes como la
Nueva España, la colonia del Brasil, el Perú y posteriormente Nueva Granada y el Río de la
Plata; han contribuido a la configuración actual de Latinoamérica como una región rica en
diversidad y complejidad, pero además tenemos más factores como la diversidad étnica y
cultural de los habitantes en cada época y los procesos políticos y económicos que atravesó la
sociedad latinoamericana.
El término América Latina o Latinoamérica se origina a partir de una conjunción de
contextos sociales, políticos y económicos, que se van moldeando a causa del acelerado paso del
expansionismo estadounidense, los intentos de reconquista por parte de la corona española en el
siglo XIX y la idea de un proyecto para la creación de un imperio en territorio americano
impulsado y soportado por Francia y su líder, Napoleón III. “La denominación América Latina
fue empleada por primera vez y de manera alterna y simultánea por Francisco Bilbao y Torres
Caicedo en 1856 y no cómo lo quiere el mito en 1860 por los ideólogos de Napoleón III” (Torres
Martínez, 2016).
Es cierto que autores napoleónicos ya habían empleado el término pero nunca
profundizaron en el significado de la palabra, y a pesar de nuestra opinión, es importante
reconocer que existe una visible influencia francesa ante la designación del título Latinoamérica,
pero más que nada napoleónica en la elaboración y aceptación del término. Las causas para crear
esta denominación caen sobre la idea de eliminar lo que conocemos como Hispanoamérica o
América Española, buscando una identidad compartida por las colonias que no tenga un vínculo
con sus orígenes ni con el pensamiento progresista que fomentaba Estados Unidos.1
Durante mucho tiempo se pensó que fue en 1836 cuando Michel Chevalier

empleó por primera vez el término América Latina en la introducción de Lettres

sur l’Amérique du Nord, donde su objetivo era crear una «América Latina» para

contrarrestar el término «América hispánica» que se utilizó desde los días de la

colonización hasta mediados del siglo XIX (Torres Martínez, 2016).

En el primer texto, el autor ya comienza a abordar y dibujar su propia representación y visión de


América Latina, pero es hasta Des Intérêts matériels en France que se puede observar algo
mucho más elaborado cuando afirma que “la Civilisation moderna tiene una doble raíz que es
complementaria y contradictoria a la vez: la tradición romana y la tradición germánica” (Torres
Martínez, 2016).
En una conferencia dictada en 1856 en París intitulada Iniciativa de la América. Idea de
un Congreso Federal de las Repúblicas, Bilbao adelanta la idea que domina entonces a las élites
hispanoamericanas: la existencia de dos razas, de dos culturas y dos civilizaciones que quieren
dominar al mundo cada una a su manera y por su propio método. Se trata de la cultura
sajona/materialista versus la cultura latina/espiritual.
Retomando la tradición romana y germánica, Bilbao nos dice que la solución podía
encontrarse en medio de ambas tradiciones, ya que según él, esto se trataba de proyectos
sociopolíticos compatibles. A pesar de esto, el pensamiento de Bilbao ya estaba influenciado con

1
. Esto explica paralelamente por qué en España se continúe hasta hoy en día empleando los términos «Iberoamérica» y
«América Hispánica», así mismo se explica el rechazo por parte de los países latinos a llamar a los Estados Unidos simplemente
«América» o America (en inglés).
el pensamiento de Chevalier, quien deja de usar el término América Latina ya que pensaba que
solo denotaba y recordaba las injusticias y manchas de la Europa en la época colonial.
Como ya dijimos, paralelamente a Bilbao, José María Torres Caicedo realiza otro tipo de
análisis con el que defiende fuertemente el título de América Latina del expansionismo
estadounidense incluso más que de las ideas conservadoras de Europa (en específico Francia).
A partir de 1860 Torres Caicedo comienza a utilizar y difundir la expresión

América Latina con el apoyo firme, sostenido y sistemático de la Francia

bonapartista. Con el tiempo Torres Caicedo se transforma en el principal

propagandista de la política pan latinista de la Francia imperial en el continente

americano (García San Martín, 2013).

Aunque luego de indagar sobre las causantes provenientes de Europa, descubrimos que la
idea de América Latina ya estaba rondando en la mente de líderes, caudillos y personajes del
continente como Simón Bolívar, Domingo Faustino Sarmiento, José Martí y José Vasconcelos;
esto porque todos veían a Estados Unidos como un territorio separado dentro del continente,
distinto de la América anglosajona, pero América Latina en concreto tiene que ver con regiones
más sureñas, propias de las zonas hispánicas ibéricas o latinas.
Debido a la rapidez y premura con la que se desarrolló el decenio de 1860 en todo

el continente americano, dos términos tenderán a fortalecerse de manera

acelerada; por un lado la expresión America (en inglés) para referirse a la parte

del continente de tradición y origen sajón; por otro lado «América Latina», para

referirse a la parte del continente que no es la America sajona. Lo latino se

desarrolla y fortalece pero de manera mal orientada según este autor (García San

Martín, 2013)

Esto solo nos da una idea del origen del término, pero ahora nos damos cuenta de que
América Latina no puede explicarse de manera sencilla, y la verdad tampoco nos fijamos en el
trasfondo que hay detrás de esta significante. Así que para responder esta interrogante tendríamos
que relacionar la conceptualización de la latinidad con la historia más que con la geografía o la
cultura. La idea de Latinoamérica buscaba desafiar y limitar el concepto de Panamérica en el que
se basaba la Doctrina Monroe, pues entre sus objetivos estaba el impedir que los Estados Unidos
impusieran su dominio sobre todo el continente y acabaran definitivamente con los proyectos
coloniales europeos.
Los hechos y la realidad sobre el concepto de América Latina nunca han convencido ni
han sido de gran agrado en muchas partes del continente, un ejemplo de esto son las
comunidades indígenas que de latino no tenían nada, o también los territorios franceses que
nunca llegaron a pertenecer a ninguna región de América; es aquí donde vemos partes del
territorio donde el impacto del concepto es interesante. El concepto abarca principalmente esa
ideología liberal republicana que siempre se había anhelado, pero al mismo tiempo con orden y
progreso; la adaptación a las circunstancias por las que pasó América Latina hizo que la
población encontrara una identidad en común entre los países que son parte de la
conceptualización, así, siguiendo esta idea debemos reconocer que el concepto de Latinoamérica
se originó más como una defensa del pensamiento estadounidense y no con un propósito propio
de la región.
El arrebato, la conquista, la masacre y la inquisición por parte de los europeos, no solo
fue una huella con sangre inolvidable, sino también un auténtico robo hacia las tierras, las
creencias y el idioma de todo un continente. Hemos visto al repasar la historia que los pueblos
indígenas han sido violentados desde que fueron despojados de la autoridad que tenían antes de
la conquista y se les obligó a respetar el reinado impuesto. La idea de “unificar los mundos” o
“civilizar” fue proclamada como el objetivo de cualquier virreinato, pero esto implicaba la
pérdida de una soberanía establecida por los colonos y un entendible desprecio hacia los
conquistadores como sus nuevos soberanos.
Me gusta mucho lo que dice (Stavenhagen, 1986) “la gran cantidad de obstáculos que
enfrentan las comunidades indígenas en la actualidad se debe a que hasta el día de hoy, los
pueblos indígenas han sido excluidos sistemática y socialmente en el proceso de toma de
decisiones políticas.”
Teniendo esto en cuenta, vemos que los ideales que representaba el nombre
Latinoamérica se están perdiendo. Siento que con lo visto a lo largo del ensayo, nos damos
cuenta de que con el paso del tiempo los valores del concepto se van perdiendo cada vez más por
lo que temían los autores del origen de la palabra, el expansionismo estadounidense. Este
pensamiento ha impregnado una admiración por nuestro hermano mayor del norte; y pensémoslo
así, la globalización nos ha traído muchas cosas buenas como una economía interdependiente
entre naciones, la comunicación internacional de alta rapidez y la extensión de los derechos
humanos; pero en cuanto al pensamiento social e incluso a la cultura de cada país, creo que se ha
visto modificado nuestro sentido de pertenencia hacia nuestras propias raíces al ver que las
potencias mundiales tiene cosas que a nuestro alrededor no encontramos, por lo que empezamos
a hacer aún más grande la brecha entre el primer y el tercer mundo.
Creo que la idea predominante de una cultura nacional propia parece estar desapareciendo
gradualmente en Latinoamérica, lo cual está dando lugar a una creciente identidad multicultural,
diversa y plural en las sociedades de nuestra parte del continente. Pero así como puede ser de
favorable la transformación, también puede haber factores que la alteren y que tome un camino
hacia una dirección completamente contraria y a mi parecer, negativa.
Comprender la nueva cara de la cultura latinoamericana pone en un arduo desafío a los
principales protagonistas de la política y la cultura en América Latina. Algunas naciones han
enfrentado este desafío con una mente abierta, adaptable y respetuosa hacia las costumbres de
otros y también respetando las propias. Sin embargo, hay otros que aún siguen siendo muy
tradicionalistas y elitistas sobre su propia cultura. Debemos entender que es preferible ser
flexibles con las demás culturas y ser parte del intercambio que caracteriza a nuestra región, pero
no debemos caer en falsas expectativas ni perder de vista el punto de lo que significa
Latinoamérica: el mestizaje y la permuta colectiva entre los países parte de esta área.
Referencias Bibliográficas

García San Martín, Á. (2013). Francisco Bilbao, entre el proyecto latinoamericano y el gran

molusco. Latinoamérica. Revista de estudios Latinoamericanos., 56, 141-162.

Stavenhagen, R. (1986). Cultura y sociedad en América Latina: Una revaloración. Estudios

sociológicos, IV (12), 445-457.

Torres Martínez, R. (2016). Sobre el concepto de América Latina ¿Invención francesa? Cahiers

d’études romanes [En ligne], 32, 89-98. https://doi.org/10.4000/etudesromanes.5141

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