INFAC 2014 Lipidos y Riesgo Cardiovascular.
INFAC 2014 Lipidos y Riesgo Cardiovascular.
INFAC 2014 Lipidos y Riesgo Cardiovascular.
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* DHD: dosis diarias definidas (DDD) por 1.000 habitantes y día. Mide el número promedio de personas que han recibido una DDD de un medicamento
(dosis total diaria utilizada en su indicación principal en adultos) por mil habitantes y por día. Una utilización de 20 DHD en un año puede ser interpretada
como si cada día de dicho año un promedio de 20 de cada 1.000 habitantes hubiesen recibido una DDD del medicamento.
Este elevado consumo podría ser debido, en parte, a un tratamiento del riesgo cardiovascular (RCV) centrado en el control
de niveles de lípidos y en el uso de medicamentos. Deberíamos reflexionar sobre si estamos dedicando el esfuerzo suficien-
te a las intervenciones sobre los cambios de estilos de vida (los crecientes índices de obesidad y diabetes parecen indicar
lo contrario). También podría ser debido al seguimiento de recomendaciones internacionales, como las del ATP III (Adult
Treatment Panel III), no siempre suficientemente sustentadas en la evidencia, que han llevado a incrementar el consumo de
fármacos en aras a lograr objetivos de colesterol-LDL (c-LDL) cada vez menores. Recientemente la American Heart Asso-
ciation (AHA) ha abandonado la recomendación de alcanzar unos niveles de lípidos determinados.
Es obvio que la elaboración de recomendaciones es un tema delicado con gran repercusión poblacional, que requiere una
cuidadosa valoración de la evidencia disponible (así como identificar aquellos aspectos donde hay una ausencia de evi-
dencia), y ser conscientes del escaso porcentaje de ensayos clínicos independientes (con los inevitables sesgos que ello
conlleva), y de la existencia de conflictos de interés. Además requiere una adecuación a las características de la población a
la que se aplican las recomendaciones, evitando la medicalización de individuos sanos de bajo riesgo, en los que la relación
beneficio/riesgo del tratamiento puede mostrarse menos favorable.
El objetivo de este INFAC es resumir las principales recomendaciones para el tratamiento farmacológico del manejo de lípi-
dos que se recogen en la «Guía de Práctica Clínica sobre el manejo de lípidos como factor de riesgo cardiovascular»3 que
actualiza la guía de 2008 de la Comunidad Autónoma del País Vasco4.
La actualización de la guía se ha elaborado siguiendo la metodología GRADE. En este boletín se incluye una selección de
referencias bibliográficas que han sido claves para la elaboración de las recomendaciones. Las preguntas seleccionadas de
la actualización de la GPC a las que se da respuesta son las que se recogen en la Tabla 1.
Tabla 1. Preguntas sobre el tratamiento farmacológico de los lípidos como factor de riesgo
cardiovascular
¿Cuál es la dosis de estatinas que hay que utilizar para el tratamiento en prevención secundaria?
¿Está indicado el tratamiento combinado de estatinas con otro fármaco en pacientes de riesgo cardiovascular alto
o en prevención secundaria?
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Aunque está demostrado que el descenso del c-LDL está asociado a una disminución del riesgo de eventos coronarios,
todos los estudios se han realizado con una dosis concreta de estatina, sin fijarse una cifra objetivo de c-LDL (es decir, sin
ajustar la dosis en función del c-LDL). No existen estudios que evalúen la eficacia de intervenciones diseñadas para alcanzar
cifras de c-LDL concretas en la prevención de eventos cardiovasculares ni en prevención primaria ni en secundaria. Sí se
han identificado metaanálisis que calculan la reducción del riesgo de ECV por cada mmol (1 mmol = 38,5 mg) que se reduce
el nivel de c-LDL, tanto cuando se compara el tratamiento con estatinas frente a placebo como cuando se compara el tra-
tamiento con estatinas a dosis bajas frente a dosis altas5-8. Así se ha calculado que las estatinas reducen la mortalidad por
todas las causas en torno a un 9% y la morbimortalidad cardiovascular en torno a un 20% por cada mmol/L de reducción de
c-LDL, independientemente del riesgo basal6. Sin embargo, estos resultados se han obtenido de simulaciones matemáticas
o modelizaciones, y no de ensayos clínicos diseñados con este fin.
Guiar el tratamiento de pacientes por niveles objetivo de c-LDL llevaría a aumentar la dosis de estatinas e incluso a utilizar
otros tratamientos en combinación con las estatinas en aquellos pacientes que no consigan alcanzar dichas cifras, con el
posible aumento de efectos adversos producidos por estos tratamientos.
Tanto en prevención primaria como en prevención secundaria de eventos cardiovasculares no se recomienda guiar
el tratamiento con el objetivo de alcanzar determinados niveles de c-LDL3.
En prevención primaria, la promoción de estilos de vida saludable a través de la dieta y la actividad física y el abandono del
tabaco deben permanecer como actividades preferentes.
Los resultados de una revisión sistemática Cochrane7 muestran que en prevención primaria las estatinas, al cabo de 5 años,
reducen de forma moderada la mortalidad total [NNT= 96 (64 a 244)], así como los eventos coronarios y cardiovasculares,
los ictus y las revascularizaciones.
Por otra parte, los resultados del metaanálisis del grupo Cholesterol Treatment Trialists’ (CTT) Collaborators6, concluyen que
la evidencia apoya el beneficio de las estatinas en prevención primaria. Según este metaanálisis, que incluye pacientes tanto
en prevención primaria como secundaria, las estatinas reducen el riesgo de eventos vasculares mayores (infarto de miocardio
no fatal, muerte coronaria, ictus, o revascularización coronaria) independientemente de la edad, sexo o nivel de c-LDL basal.
Esta reducción se observa también en los grupos de riesgo de ECV < 10% y < 5% en 10 años. Sin embargo, este análisis ha
sido criticado9 ya que esta reducción se produce a expensas fundamentalmente de la reducción en revascularizaciones (35%
de los eventos vasculares mayores). Así en las personas con un riesgo < 10% a los 10 años el NNT para prevenir un infarto o
un ictus es de 167. Además en la población de riesgo < 20% en 10 años no se redujo la mortalidad por todas las causas6,9.
Otra cuestión que se ha criticado de los ensayos incluidos en estos metaanálisis tiene que ver con aspectos de seguridad.
En muchos de los grandes ensayos clínicos con estatinas hubo una primera fase de «incorporación» en la que todos los
participantes recibían estatina; los que presentaban efectos indeseados (por ejemplo, mialgias) o los que eran malos cumpli-
dores, no llegaban a ser aleatorizados, de manera que los ensayos se hicieron en poblaciones seleccionadas. Además, los
efectos adversos graves tampoco se recogieron siempre de forma adecuada.
Por lo tanto, en las personas de RCV bajo el beneficio es escaso, lo cual, unido a la posibilidad de efectos adversos a largo
plazo, hace que la relación beneficio/riesgo probablemente no sea tan favorable.
En la actualización de la guía, considerando los resultados de la calibración a 10 años de las tablas REGICOR10, se ha redu-
cido del 20% al 15% el nivel de RCV a partir del cual se recomienda intervenir farmacológicamente. Se sigue manteniendo
el 10% como el nivel de riesgo a partir del cual se debe considerar iniciar la intervención farmacológica con estatinas, previa
actuación sobre otros factores de riesgo. En los pacientes con riesgos próximos a los umbrales de tratamiento o que nos
planteen dudas acerca de la idoneidad del tratamiento con estatinas, es importante valorar la presencia de otros factores de
riesgo cardiovascular no incluidos en la ecuación (antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular temprana, obesi-
dad,…), así como los valores y preferencias del paciente. Es importante que las decisiones clínicas sean compartidas con
los pacientes y ser sensibles a sus preferencias.
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En las personas entre 40 y 75 años con niveles de riesgo coronario > 15% según la ecuación de REGICOR, se
recomienda establecer medidas de prevención primaria con estatinas a dosis bajas-moderadas. La indicación de
tratamiento farmacológico debe ir precedida y/o acompañada de recomendaciones en el estilo de vida cardiosaludable.
En las personas entre 40 y 75 años con niveles de riesgo coronario entre el 10 y el 15% según la ecuación de REGICOR, se
recomienda considerar medidas de prevención primaria con estatinas a dosis bajas-moderadas. El inicio del tratamiento
debe realizarse tras intervención sobre otros factores de riesgo cardiovascular (obesidad, HTA, tabaquismo).
En las personas entre 40 y 75 años con niveles de riesgo coronario entre el 10 y el 15% según la ecuación de REGICOR
y ante la presencia de otros factores de riesgo cardiovascular no modificables (antecedentes familiares de muerte
coronaria prematura, antecedentes familiares de hipercolesterolemia familiar, evidencia preclínica de arteriosclerosis),
se recomienda establecer medidas de prevención primaria con estatinas a dosis bajas-moderadas.
En pacientes con cifras aisladas de colesterol superiores a 320 mg/dl y/o a 240 mg/dl de c-LDL, se sugiere establecer
medidas de prevención primaria con estatinas a dosis bajas-moderadas.
En personas con niveles de riesgo coronario < 10% según la ecuación de REGICOR, se recomienda no iniciar
tratamiento con estatinas.
En los pacientes que teniendo indicación de tratamiento con una estatina en prevención primaria no las toleren, se
recomienda insistir en las medidas no farmacológicas y reducir la dosis o cambiar de estatina.
El beneficio de las estatinas en prevención secundaria está bien establecido. Las estatinas en dosis moderadas disminuyen
la mortalidad total y la mortalidad cardiovascular, así como los eventos CV.
El tratamiento intensivo con estatinas (bien con dosis más altas o con las estatinas más potentes), reduce de forma más
intensa los niveles de lípidos. Sin embargo, no se dispone de comparaciones directas entre las distintas estatinas para cono-
cer su potencia relativa con respecto a variables clínicamente relevantes como la disminución de eventos CV o la mortalidad
o las posibles diferencias de seguridad entre distintas estatinas11.
Con respecto a las estatinas de incorporación más reciente, rosuvastatina y pitavastatina, no hay ensayos realizados en
prevención secundaria. En ensayos en pacientes con insuficiencia cardiaca no se han mostrado diferencias frente a placebo
en reducción de eventos coronarios o de mortalidad3.
Los fibratos han demostrado reducir el riesgo de eventos CV mayores12, sobre todo debido a que reducen el riesgo de even-
tos coronarios. También reducen las revascularizaciones coronarias, pero no el ictus o la muerte cardiovascular. Su beneficio
relativo frente a estatinas es menor.
El uso combinado de estatinas y ezetimiba muestra reducciones adicionales de los niveles del c-LDL frente a estatinas en
monoterapia. Sin embargo, no ha mostrado reducir la progresión de la estenosis aórtica13 ni hay resultados sobre reducción
de morbimortalidad cardiovascular en prevención secundaria.
Los suplementos de ácidos grasos omega-3 no han mostrado reducir los eventos cardiovasculares en prevención secun-
daria cardiovascular. Tampoco han mostrado reducir la mortalidad por todas las causas14.
En prevención secundaria se recomienda utilizar estatinas que han demostrado reducción de morbimortalidad
cardiovascular: simvastatina, atorvastatina y pravastatina.
En pacientes en prevención secundaria y con intolerancia a las estatinas, se recomienda reducir la dosis o cambiar a
otra estatina.
Si persiste la intolerancia a estatinas a pesar de las medidas anteriores, se recomienda que se utilicen fibratos.
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Las estatinas a dosis más altas o las estatinas más potentes reducen de forma más intensa los niveles de lípidos. Sin embar-
go, la reducción de niveles lipídicos es una variable de resultado intermedia y la decisión sobre qué dosis de estatina utilizar
debería basarse en resultados orientados al paciente, en variables clínicamente relevantes.
En prevención secundaria, cuando en los ensayos clínicos se han comparado estatinas a dosis altas (atorvastatina 80 mg,
simvastatina 80 mg) frente a dosis bajas-moderadas (atorvastatina 10 mg, simvastatina 20 mg, pravastatina 40 mg, lovasta-
tina 5 mg), no han demostrado reducir la mortalidad por todas las causas o la mortalidad cardiovascular5,15. Sí han demos-
trado reducir eventos cardiovasculares15,16. En el subgrupo de pacientes con síndrome coronario agudo sí se ha observado
reducción de mortalidad por todas las causas, así como de mortalidad cardiovascular con el tratamiento intensivo15. No se
conoce la duración óptima del tratamiento a dosis intensivas como para hacer una recomendación de cuándo disminuir la
dosis de estatina3.
Por otra parte, las dosis altas de estatinas se han asociado con mayores tasas de abandono por efectos adversos16. La
miopatía, la rabdomiolisis o el aumento de transaminasas son más frecuentes con dosis altas de estatinas. También se han
asociado a un incremento de nuevos casos de diabetes17. Las estatinas a dosis moderadas (simvastatina 40 mg, atorvas-
tatina 10-20 mg o pravastatina 40 mg) tienen un mejor perfil de seguridad, se toleran mejor, y han demostrado reducir los
resultados clínicos, incluida la mortalidad total. Una estrategia centrada en el paciente supone la utilización de estatinas a
dosis moderadas en la mayoría de los pacientes y un enfoque de decisiones compartidas en el caso de aumentar a dosis
intensivas según la tolerancia. Actualmente no hay evidencia suficiente que apoye el uso generalizado de estatinas a dosis
intensivas en los pacientes con enfermedad coronaria estable.
En pacientes en prevención secundaria, se sugiere la utilización de dosis moderadas de estatinas frente a dosis altas.
En pacientes con síndrome coronario agudo, se sugiere la utilización de dosis intensivas de estatinas.
Una revisión sistemática18 muestra que no hay diferencias en mortalidad cuando se usan dosis altas de estatinas frente a
estatinas combinadas con ezetimiba o fibratos en pacientes con RCV alto (pacientes en prevención secundaria o con un
riesgo a 10 años > 20%). Tampoco cuando se usan distintas dosis de estatinas frente a la asociación de estatinas con eze-
timiba. La asociación de estatinas a distintas dosis con ácidos grasos omega-3 tampoco ha mostrado reducciones en la
mortalidad, independientemente del RCV basal.
No se han encontrado estudios que comparen dosis altas de estatinas frente a tratamiento combinado con resultados como
IAM, ACV, AIT o revascularización. En estudios de corta duración (12 a 52 semanas) con combinaciones de dosis estándar
de estatinas con ezetimiba, fibratos, niacina o secuestradores de los ácidos biliares, se producen pocos eventos como para
sacar conclusiones.
En pacientes en prevención secundaria o con RCV alto no se recomienda la utilización de tratamiento combinado de
estatinas con otro hipolipemiante para disminuir eventos cardiovasculares.
En prevención secundaria en pacientes mayores de 74 años se recomienda el tratamiento con estatinas. En pacientes de
entre 65 y 82 años con enfermedad coronaria de base, se han demostrado reducciones de mortalidad total, mortalidad por
enfermedad coronaria, IAM no fatal y revascularización19. Previamente al inicio del tratamiento deben considerarse otros
factores, como la expectativa de vida y, de manera explícita, la opinión del paciente.
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En lo que respecta a la prevención primaria, las personas de más de 74 años, no están incluidas en la tabla del cálculo de
riesgo coronario de REGICOR. Existen datos20 que ponen de manifiesto que el uso de estatinas en pacientes mayores de
65 años con diferentes niveles de RCV disminuye tanto el riesgo de IAM como de ACV sin reducir la mortalidad total.
En esta población es necesario, antes de iniciar el tratamiento farmacológico, tener en consideración otros factores como las
expectativas de vida y sus intereses. De hecho, en prevención primaria los pacientes ancianos parecen dar más importancia
a la ausencia de efectos secundarios, frente a los posibles beneficios21. Por otra parte, algunas publicaciones sugieren que
los efectos secundarios pueden ser más frecuentes en los pacientes de mayor edad22.
Sobre la posible retirada de estatinas, no se ha encontrado literatura en pacientes mayores de 74 años. Parece razonable
considerar periódicamente la opción de suspender el tratamiento con estatinas, valorando la situación clínica del paciente y
su pronóstico de vida, para evaluar los posibles beneficios y riesgos. Suspender el tratamiento es una buena opción cuando
los beneficios potenciales ya no son clínicamente relevantes, en pacientes con discapacidades físicas o cognitivas severas,
o en aquellos en la fase final de la vida o en cuidados paliativos, así como en el caso de efectos adversos o necesidad de
utilizar medicamentos que interaccionan con las estatinas22.
En prevención secundaria en pacientes mayores de 74 años, se recomienda el tratamiento con estatinas. Previamente
al inicio del tratamiento deben considerarse otros factores, como la expectativa de vida de los pacientes y de manera
explícita su opinión sobre el tema.
En prevención primaria, en pacientes con factores de riesgo cardiovascular mayores de 74 años, se sugiere considerar
la opción de iniciar tratamiento con estatinas. Previamente al inicio del tratamiento deben considerarse otros factores,
como la expectativa de vida de los pacientes y de manera explícita su opinión sobre el tema.
Se sugiere considerar periódicamente la opción de suspender el tratamiento con estatinas, valorando la situación clínica
del paciente y su pronóstico de vida, para evaluar beneficios y riesgos.
AGRADECIMIENTOS: Agradecemos a los miembros del Grupo Elaborador de la Guía de Práctica Clínica sobre el manejo
de los lípidos como factor de riesgo cardiovascular por proporcionarnos todo el contenido de la guía, antes de su publica-
ción: Ricardo San Vicente, Idoia Alcorta, Javier Urraca, Nora Ibargoien, Itxasne Lekue y Carmela Mozo. A Rafael Rotaeche,
por la coordinación del proyecto de actualización de guías del área cardiovascular.
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En el boletín INFAC anterior (nº 6 2014), os informamos del riesgo de que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) pasara
a la Dirección de Industria y Mercado Interno de la Unión Europea y de las posibles consecuencias negativas que este paso
conllevaba para la salud de la población. Ahora tenemos buenas noticias. A causa de la movilización general de organizaciones
de profesionales sanitarios y consumidores así como de parlamentarios europeos y ministros de sanidad de algunos estados
miembros en contra de dicho cambio, el Presidente de la Comisión Europea, Sr. Juncker, ha decidido que la EMA continúe en
la Dirección de Salud y Consumidores.
Es de gran importancia que se notifiquen a la Unidad de Farmacovigilancia del País Vasco las sospechas de reacción adversa
a los nuevos medicamentos. La notificación se puede realizar a través de OSABIDE, del formulario de notificación on line de
la intranet de Osakidetza, rellenando la tarjeta amarilla o a través de la nueva web de la AEMPS: https://www.notificaRAM.es
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