La Muerte en Diferentes Tradiciones Texto

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CAPITULO 2: LA MUERTE EN DIFERENTES TRADICIONES

En el momento en que el hombre observa la finitud de la vida en otros, se pregunta el


por qué de la muerte y piensa no sólo en su propia muerte sino también en la nueva
relación que desea tener con los antepasados, tratando de evitar la total finitud
mediante pactos para alargar su existencia. La muerte es importante para la
experiencia vital y alrededor de ella se van articulando un sinfín de interpretaciones,
imaginarios, rituales, representaciones etc. que mantenidas en el tiempo dan paso a
las tradiciones alrededor del morir.

Hay que tener en cuenta que el concepto de “tradición” que desde sus orígenes,
aunque nunca fue así, marcaba la idea de “permanencia” de costumbres de una
comunidad entorno a una práctica y bajo un significado, ha dejado de ser sinónimo de
conservadurismo casi inalterable en esta etapa mundial de globalización, en donde se
vive desde un sincretismo acelerado de ideologías, costumbres, creencias, cambios.

En las sociedades marcadas por la racionalidad productiva basada en el capitalismo e


individualismo, la palabra “tradición” se suele asociar a lo arcaico, anacrónico, al
retraso y al conservadurismo, provocando en algunos sectores sociales cierto rechazo
a estas prácticas de su propia cultura.

Si estas tradiciones están basadas en el placer y el disfrute muy afín a una sociedad
hedonista como es la llamada sociedad del bienestar, aún se pueden vislumbrar
algunas tradiciones sociales, como las fiestas patronales, las celebraciones navideñas,
verbenas etc. Si por el contrario las tradiciones están enmarcadas en un ámbito de
dolor o displacer, como puede ser las representadas en el entorno de la muerte de un
ser querido, la tradición se centrará en el presente más inmediato de la vivencia, como
ir al tanatorio o al funeral inmediato a la muerte, pero sin embargo la tradición de
realizar un acto público de celebración compartida de recuerdo a los antepasado en
los siguientes aniversarios, se está perdiendo en este tipo de sociedades. La negación
u ocultamiento de la muerte en las grandes urbes de occidente se demuestra una vez
más en unas tradiciones cada vez más veladas, como veíamos en el capitulo anterior
con “la muerte invertida o velada” que nos presentaba Ariés.

Por el contrario, en los lugares más vinculados al mundo rural o a sociedades más
apartadas de las zonas industrializadas y digitalizadas, la experiencia de tradición de
recuerdo a los muertos, sigue más activa dentro de la vida social y se la considera
como un componente esencial de la vida, ocupando espacios sociales mucho más
visibles y dinámicos. La Muerte está más viva o por lo menos, es más vivida en las
sociedades denominadas indígenas, aborígenes etc.

La tradición, debe poseer siempre un significado y reconocimiento colectivo y sirve


para reproducir conocimiento, prácticas, creencias y valores originados en el pasado
pero que son esenciales en el presente para la cohesión social, la vivencia de
pertenencia y sobre todo para reproducir y delimitar el universo cultural comunitario.
Son un testimonio de memoria y de comunicación, en este caso para los vivos y
también para con los muertos, esencial para el orden social.

La tradición entorno a la vivencia de la Muerte enseña a las personas a conocer su


realidad de una manera particular, da contenido de significado a su existencia y les
muestra como son dentro de esa realidad, reforzando el sentido de identidad del
individuo y del grupo frente al olvido ocasionado por el tiempo.

Las cosmovisiones y prácticas funerarias entorno a la muerte son tremendamente


diversas alrededor del mundo y por lo tanto para el tratamiento de los duelos por la
pérdida de un ser querido, se debe tener muy en cuenta estas tradiciones que
subyacen tanto en el sentido de la propia vida, como en el sentido de lo que es la
muerte para cada individuo en el contexto de su realidad cultural de origen y/o
construida a lo largo de su existencia.

En el acompañamiento a personas en duelo es de vital importancia reconocer los


significados que para el “doliente” tiene la muerte y la relación futura con sus seres
queridos para la elaboración del duelo. Hay que trabajar con los significados,
simbolismo, creencias, ritos y tradiciones que en su cultura de origen y vivencia
personal le provoquen un sano re-encuentro consigo mismo y con sus antepasados.
Hay que indagar no sólo en su psicología sino también en su cosmovisión
antropológica de la muerte.

Las aproximaciones hacia la muerte han variado mucho, como ya hemos visto, a lo
largo de la historia y dependen, además, de las condiciones sociales, religiosas,
políticas, geográficas y culturales. La muerte se comercializa, se administra, se
normativiza, se manipula y se ritualiza desde un conjunto de imaginarios que juntos,
construyen la argamasa de las tradiciones basadas en las concepciones de cada
sociedad.
Algunos de los conceptos más relevantes con los que las culturas de la muerte
construye el “más allá” después de la muerte biológica son:

1) La percepción y vivencia del tiempo.


2) La percepción y vivencia del espacio.
3) La percepción del cuerpo.
4) La creencia de un “Alma” o espíritu.
5) El vínculo social de pertenencia.

Tylor y Frazer nos hablan de cuatro descripciones de la muerte, del tratamiento del
cadáver y del destino post- terrenal de los difuntos: La trasmutación de los muertos,
la muerte sedente, el culto a los muertos y la muerte itineral. A continuación y
siguiendo su clasificación, expondremos ejemplos de un pasado no muy lejano o de
tradiciones y ritos contemporáneos acordes a estas maneras de clasificar las
vivencias culturales entorno a la muerte y al morir.

1) La transmutación de los muertos:

Son aquellas tradiciones culturales que creen o creían que los muertos no viajan a
ninguna parte, se quedan aquí pero vuelven en un nuevo ser a través de procesos de
totemificación o reencarnación.

1.1 Totemificación del muerto:

El totemismo se ha practicado a lo largo de la historia de la humanidad, desde la


prehistoria hasta nuestros días. En pueblos indígenas de Canadá, Estados Unidos y
algunos pueblos del Norte de México, Australia, Malasia, Guinea entre otros, cuya vida
estaba o está totalmente vinculada a la naturaleza y el ser humano se comprende a sí
mismo como un ser vivo más, cuando se producía la muerte de algún miembro de la
comunidad, se creía que esa persona retornaría a su aspecto de su tótem del que
procedía antes de nacer. Este tótem podía tener forma de: serpiente, oso, corzo,
tabaco, agua, arena etc. El tótem puede ejercer un efecto psicológico en el
comportamiento del individuo, en su socialización y la formación de su personalidad
acorde a las características específicas de cada tótem.

Generalmente ese tótem se revelaba al individuo a lo largo de su existencia a través


de un sueño, una visión o una ceremonia ritual y al morir puedes “convertirte” en él y
seguir en contacto con la comunidad desde otro plano. El tótem es un guardián
personal que pertenece a una sola persona y no es hereditario. En la actualidad, en
México, en algunas comunidades se escuchan creencias similares entorno a los
nahuales.

1.1.1 Muerte expiatoria

Los tótems no sólo son concebidos como protectores sino también se les concibe
como un poder expiatorio, donde la divinidad totémica puede ser sacrificada y resulta
una ofrenda para la vida de su protegido.

“Los nateres del Paraguay llevan en su procesión los casuarios (avestruz) muertos, el día de la
celebración del aniversario del fallecimiento de algún pariente. Es posible que el casuario sea
un símbolo del muerto, puesto que es el tótem de los natares”

Esta divinidad tiene el poder para morir así como para volver de la muerte y resucitar
tantas veces quiera. ( …) Los muertos permanecen cerca de los vivos, aun existiendo
un abismo espacial y temporal entre “el país de los vivos” y el “país de los otros”

1.2 Reencarnación de los Muertos:

En este caso, cuando alguien muere no quiere ir a otro espacio que no sea el mismo
que los vivos y la idea es regresar reencarnándose y renaciendo en un nuevo ser, sea
humano o animal. El deseo es estar con los tuyos de nuevo. Se creía que las almas de
los antepasados muertos renacían en los niños y así se explicaba el parecido de estos
con la familia del padre o de la madre.

Los yorubas de Nigeria creen en la reencarnación y a veces a sus hijos les llaman
“Babatunde” (“el Padre vuelve”) o a las hijas Yutude (la Madre vuelve).

Concepción Yorura sobre la Reencarnación Parcial:1


https://www.youtube.com/watch?v=2dSLPH2QAGU

2. La muerte sedente:
En la muerte sedente no se aprecia el destino de los muertos fuera de la tierra o el
espacio de vida comunitario. Los muertos se quedan a vivir con su gente. La muerte
es simplemente una vida sin el cuerpo y sin representación castigadora.

1
En esta concepción yoruba sobre la reencarnación, debemos aclarar que a pesar de que una criatura es llamada
Babátúndé, el espíritu de antepasado continúa viviendo en el mundo espiritual, donde se lo invoca de tiempo en
tiempo. Esto hablaría de una reencarnación parcial. Los vivos están satisfechos, sabiendo que parte de sus ancestros,
están en sus recien nacidos y al mismo tiempo están felices de saber que también se encuentran en el mundo
espiritual. Donde a su vez tienen mas potencia, a la hora de ayudar a sus familiares en la tierra. En la tradición del culto
a shangô, hay un hecho sugestivo referente a esto. Bayànnì está vista como la hermana más vieja de changô. Esta
gobernó Oyó después de la ineficacia de Dada Àjaká, hermano mas viejo de changô. La palabra Bayànnì, viene de
"Babá yàn mi" "Papá me eligió", https://www.youtube.com/watch?v=2dSLPH2QAGU
La muerte es una vida que continúa sin el cuerpo al que consideran un mero recipiente
del alma o espíritu. Los muertos no se van a ningún lugar abstracto sino que se
quedan y son alimento para la naturaleza para continuar el ciclo de la Vida. Esta
concepción del “quedarse” se traducía en dos tradiciones rituales: una, en el
abandono del cadáver (Pueblos Bárbaros o algunos Persas) y otra, en la ingestión
del cuerpo inerte (indígenas del alto Orinoco o en la antigüedad algunos pueblos
nómadas).

2.1 El abandono del cadáver:

La muerte continúa sin el cuerpo al que se le considera una vez muerto, como mero
recipiente vacío que no merece la pena preservar ni honrar como tal. No se le entierra
ni se le crema. Se le abandona para que sirva de alimento a los animales y así sea
nutriente para la naturaleza completando el círculo de la vida. En el ejemplo de uno de
los rituales tibetanos se entiende también desde la reencarnación:

https://www.youtube.com/watch?v=esKMIAYk5Rk (Tíbet)

2.2 La ingestión del cadáver:

Los indígenas del Orinoco, practican la cremación del muerto y a continuación toda la
comunidad come las cenizas junto con hojas de plátano, tortillas de maíz etc. A partir
de entonces queda prohibido nombrar al muerto. El fallecido ya está en todos los
miembros de su comunidad. Comparado con el cristianismo podría ser interpretado
como una comunión en la que el muerto permanece en cada miembro de la
comunidad a través de su ingestión.

https://www.youtube.com/watch?v=PJw53UzI77s&list=PLj3TAmEDFplO_6bN4QTUEXitLsvVISdRi&index=2

https://www.youtube.com/watch?v=dwYzrF09u-w

3. El Culto a los muertos:

Según Tylor y Frazer el enterramiento, siempre traerá a su vez cierto temor a los
muertos. Miedo a que vuelvan y no quieran o no puedan ir a los espacios mortuorios
socializados. Casirrer (2003:130) dice que el culto a los muertos tiene como fin
congraciarse, para que no regresen a vengarse y en segundo lugar, mediante la
ofrenda también pueden sobrevivir en el otro mundo.

En ese espacio que ocupan ahora los muertos parece que mantienen todos sus
sentidos y facultades corpóreas, pero sin cuerpo. La única función que no tienen es el
habla, aunque sí lo hacen en los sueños del vivo. Sí oyen y escuchan las
conversaciones y son receptivos a todas las expresiones de los familiares vivos.

Como los muertos siguen manteniendo las mismas facultades que los vivos, pero con
la capacidad de ser incorpóreos, pueden ayudar en las dificultades que pasan sus
familiares. Aquellos mantienen sus habilidades parentales y maternales para ayudar.

Los antepasados siguen ejerciendo su influencia sobre la vida cotidiana de los vivos y
en mayor grado los que tuvieron un rango importante en el gobierno de la comunidad.
Se les considera todopoderosos, capaces de enviar desgracias si no les satisface el
comportamiento de sus descendientes, por lo que es preciso hacerles ofrendas,
oraciones y demás ritos.

En muchos pueblos y comunidades indígenas de México se pueden contemplar


diversas manifestaciones de culto a los muertos en donde se entrelazan otra vez estas
relaciones en el tiempo y en el espacio que se conjugan en un momento y en un lugar
determinado. Son los casos por ejemplo de Zinacantán (Chiapas), Huaquechula
(Puebla) y Pomuch ( Campeche) y de otras regiones geográficas como Madagascar
e Indonesia entre otras.

Zinacantán – Chiapas (México):

https://www.youtube.com/watch?v=CcT1wMKeqTA
https://www.youtube.com/watch?v=oxf5vDC5zBw

Huaquechula - Puebla (México):


https://www.youtube.com/watch?v=menoSm4St4I

Pomuch – Campeche (México): https://www.youtube.com/watch?v=KZvfmHpd8oo

Madagascar: https://www.youtube.com/watch?v=a3Pb1lVFn_M

Tana Toraja. Sulawesi (Indonesia) : https://www.youtube.com/watch?v=194aPxyVJ38

4. La Muerte Itineral:

La muerte no es ni castigo ni premio, sólo un pasaje a otra vida. Implicaba una


supervivencia física del individuo, donde seguía haciendo las mismas labores que
ejerció en esta vida pero en un plano en paralelo y/o entrelazado.
El destino a otro paraje implicaba atravesar lugares arduos. La muerte como viaje
implicaba sepultarlo con los enseres indicados: vestimentas, calzado, dinero etc para
lograr llegar a la tierra destinada.

Frente a estos viajes de dificultad, a veces los muertos preferían quedarse con la
comunidad de los vivos o bien los propios familiares también lo deseaban de este
modo y hacían un sinfín de ritos para mantener al muerto en el espacio conocido para
que no necesitase ir a la “otra tierra”. Estas tradiciones se intuyen en algunas
excavaciones prehistóricas.

Una persona en proceso de Duelo está llena de significaciones culturales presentes y


pasadas. Tomar en cuenta a la persona en su dimensión espiritual, considerando a la
muerte en relación con la vida del paciente, requiere conocer este simbolismo y
constructo de significaciones para acompañarle a un “buen morir” en el caso de
cuidados paliativos o un buen trabajo de reelaboración del vinculo del ser querido
teniendo en cuenta la cosmovisión de cada individuo con respecto a donde están sus
muertos y el sentido que para él o ella tiene la muerte.

En el Libro Tibetano de la vida y de la muerte, escrito por el lama Sogyal Rinpoche, un


renombrado maestro tibetano solía llorar el día de Año Nuevo y cuando se le
preguntaba por qué lo hacía respondía que lloraba porque otro año más había pasado
y tanta gente estaba cerca de la muerte sin tener preparación para enfrentarla.
BIBLIOGRAFIA

1) Cassirer, Ernest . 2003. Antropología filosófica. Fondo de cultura económica de


México.
2) Frazer, James (1946) El Totemismo. Estudio de etnografía comparada. Editorial
Kier. Buenos Aires

3) Louis-Vincent Thomas, La muerte, Paidós, Barcelona, 1991.

4) Laura Yoffe El duelo por la muerte de un ser querido: creencias culturales y


espirituales

5) Madrazo Miranda, María, Algunas consideraciones en torno al significado de la


tradición. red de revistas científicas de América Latina, El Caribe, España y Portugal.
núm. 9, julio-diciembre, 2005, pp. 115-132 Universidad Autónoma del Estado de
México

6) Sogyal Rimpoché El libro tibetano de la vida y de la muerte. Editado por Patrick


Gaffney y Andrew Harvey. Círculo de lectores. Barcelona 1992

7) Tylor, e 1912 antropología. Introducción al estudio del hombre y de la civilización.


Manuel jorro, editor. Madrid

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