Habilidades Sociales

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Habilidades Sociales

Las habilidades sociales nos sirven para desempeñarnos adecuadamente ante los
demás. Son formas de comunicarnos tanto verbal como no verbalmente con las otras
personas. Son aquellos comportamientos eficaces en situaciones de interacción social.
Las habilidades sociales son el arte de relacionarse con las demás personas y el
mundo que nos rodea.

Además las habilidades sociales son conductas destinadas a conseguir un objetivo,


defender nuestros derechos, ser asertivos en la expresión de nuestras emociones y
deseos. Son formas de comunicarnos tanto verbal como no verbalmente con el otro. Se
pueden definir como un conjunto de capacidades y destrezas interpersonales que nos
permiten relacionarnos con otras personas de forma adecuada, siendo capaces de
expresar nuestros sentimientos, opiniones, deseos o necesidades en diferentes
contextos o situaciones, sin experimentar tensión, ansiedad u otras emociones
negativas.

1. Unas personas tienen dificultades para decir No.


2. Otras para iniciar, mantener o cerrar conversaciones.
3. Otras para enfrentarse eficazmente a las críticas.
4. Otras para relacionarse con personas del otro sexo.
5. Otras para hacer valer sus derechos personales.
6. Otras para hacer peticiones o pedir favores.
7. Otras para hablar en público, etc.
8. Otras para manejar adecuadamente situaciones interpersonales conflictivas

Otras pueden poseer buenas habilidades sociales pero tienen alguna dificultad
específica. Por ejemplo, una persona puede ser capaz de presentarse ante un grupo de
personas, acudir solo a una fiesta, hacer amigos con facilidad, hacer cumplidos o pedir
favores, pero no ser capaz de decirle a alguien algo que le molesta o permitir que no se
respeten sus propios derechos o sentimientos.

Las habilidades sociales tienen una gran importancia en el ser humano puesto que
comprende a una serie de conductas, pensamientos y emociones que permiten un
mantenimiento óptimo de nuestras relaciones interpersonales; cuando una persona es
socialmente hábil no solamente busca satisfacer sus requerimientos e intereses sino
también los de los demás, buscando siempre encontrar soluciones a los conflictos que
pudieran presentarse. Pero también debemos de absolver el cuestionamiento del
porqué de la importancia de las habilidades sociales; demostrando su prioridad por
cuanto: son la principal fuente de bienestar. Cuando existe una menor cantidad de
interacción existe un mayor riesgo de padecer alteraciones psicológicas (ansiedad,
depresión, psicosomáticas). Incrementa la calidad de vida. La falta de habilidades
sociales conlleva a la frustración, inhibición, ira obteniendo una sensación de rechazo.
Y finalmente, permite el desarrollo de la autoestima.

Permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo


adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra mientras respeta las
conductas de los otros. Por esta razón, nos hacen mejorar nuestras relaciones
interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no
nos impidan lograr nuestros objetivos. Además, estos comportamientos son necesarios
para interactuar y relacionarse con los demás de forma efectiva y mutuamente
satisfactoria.

Estas habilidades son imprescindibles en cualquier ambiente que nos podamos


encontrar (en familia, en el trabajo, en la calle, etc.). Una adecuada puesta en práctica
de estas habilidades es beneficiosa para aprender a expresarse y comprender a los
demás, tener en cuenta las necesidades e intereses de todo el mundo, intentar
encontrar la solución más satisfactoria para todos ante un problema o ser solidario,
cosas fundamentales si queremos vivir en sociedad.

Es muy importante e interesante tener en cuenta las habilidades sociales se van


adquiriendo a lo largo de la vida. Ya desde la infancia se van aprendiendo distintas
habilidades que nos ayudan a desenvolvernos en el día a día, ya sea en casa, con los
padres como modelos, o como agentes educadores que nos van enseñando qué es
correcto y qué no, en cada situación, en la escuela, a través de las interacciones
familiares, etc. También nuestra propia experiencia nos va enseñando qué
comportamientos resultan más efectivos y satisfactorios y cuáles no. Por lo tanto, estas
habilidades se pueden aprender a lo largo de toda nuestra vida.

Dada la gran importancia que tienen las relaciones en nuestras vidas, es fundamental
desarrollar las habilidades sociales necesarias para que nos sea más fácil mantener
relaciones sanas y positivas, resolver problemas y conseguir nuestros objetivos. Y,
afortunadamente, en cualquier momento de nuestra vida podemos entrenarnos para
aprender, potenciar o mejorar estas habilidades, o alguna de ellas en particular, según
nuestras necesidades, desarrollándolas día a día con la práctica.

¿Cuáles son las habilidades sociales?

Las habilidades sociales incluyen una serie de comportamientos dirigidos al manejo


adecuado de la comunicación tanto verbal como no verbal dentro de una conversación.
Saber cómo moverse con seguridad dentro de una conversación, saber iniciarla y
finalizarla, expresar y recibir refuerzo, concertar citas de forma exitosa, habilidad para
introducirse en un grupo de forma correcta, poder presentar a otras personas con
facilidad.

Pero las habilidades sociales también incluyen una manera de desenvolverse dentro del
grupo con asertividad a través de determinadas habilidades que nos permitan afianzar
nuestra respuesta, decir «no», poder expresar emociones tanto positivas como
negativas y defender nuestros derechos.

Por último, las habilidades sociales incluyen tomar en cuenta el componente no verbal.
Existen numerosas habilidades sociales, pero en general las podemos dividir en
BÁSICAS y COMPLEJAS:

Habilidades sociales BÁSICAS:

1. Saber escuchar. No es lo mismo oír que escuchar. Escuchar implica atender al


otro de forma activa, cercana y empática. Es uno de los primeros pasos
necesarios para establecer una buena interacción social. Aunque parece obvio
que escuchamos a los otros cuando se comunican con nosotros, en numerosas
ocasiones estamos más pendientes de nuestros propios pensamientos, ideas
preconcebidas, fantasías acerca del otro o de la relación, impidiendo que nos
llegue lo que el otro realmente nos está comunicando. Ser competentes en este
sentido es básico e imprescindible para una sana interacción.

2. Iniciar conversaciones. La forma como empezamos una conversación dice


mucho de nosotros. Como dicen los refranes populares: “empezar con mal pie” o
“la primera impresión es la que cuenta”, el primer contacto puede marcar una
relación, por lo tanto hay que cuidar este aspecto. Un buen inicio requiere
soltura, positividad, cortesía, cercanía, y sobretodo ser conscientes del otro, del
tipo de interlocutor/es que tenemos delante y del contexto en el que estamos,
para poder adecuar nuestra conversación, mostrando nuestras dotes
comunicativas según las circunstancias.

3. Formular preguntas. Saber preguntar es saber reclamar, saber buscar


información, o realizar peticiones, haciendo uso de una correcta asertividad, es
decir teniendo en cuenta mis necesidades y a la vez respetando al otro. Es una
de las primeras competencias sociales que aprendemos en la infancia, tanto en
el contexto familiar como en las aulas. Saber preguntar respetando nuestro
turno, buscando el momento adecuado, y haciendo preguntas de forma
adecuada.

4. Dar las gracias. Es una forma de reconocer al otro, a la vez que es una muestra
de respeto y de civismo. Esta habilidad tan básica y que muchos de nosotros
ponemos en práctica en nuestro día a día, de una forma casi mecánica con
muchas personas prácticamente desconocidas, a veces, se nos puede olvidar en
nuestras relaciones más cercanas, ya que podemos pensar que es un
formalismo que no innecesario cuando tenemos ya mucha confianza con alguien,
pero eso es un error, y saber dar las gracias es fundamental en cualquier tipo de
relación.
5. Presentarse y presentar a otras personas. Es una habilidad básica muy
importante que tendremos que desarrollar en distintos contextos: familia, amigos,
ámbito académico o laboral. Consiste en saber introducirnos o introducir a otros
de forma adecuada.
6. Realizar cumplidos. Al igual que dar las gracias, saber realizar cumplidos es
una forma no sólo de reconocer al otro, sino que también implica valorarlo y
saber hacérselo saber. Es necesario hacerlo de forma asertiva, ya que no
cualquier cumplido vale o no siempre es el momento adecuado. Del mismo modo
que no todo el mundo sabe realizar cumplidos de forma adecuada, a veces, por
extraño que parezca nos cuesta recibir cumplidos. Por ejemplo cuando existe
algún problema de autoestima, recibir un cumplido puede resultar difícil o
podemos no saber cómo reaccionar de forma sana, y por ello es una habilidad
social que podemos entrenar para mejorar nuestro autoconcepto.

Habilidades sociales COMPLEJAS:

Es importante tener en cuenta que es necesario aprender y tener cierto dominio de las
habilidades básicas para poder desarrollar habilidades sociales complejas.

1. Empatía. Es la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. Es esencial


para cualquier dinámica y contexto y es básica para poder desarrollarnos de
forma sana a nivel social.

2. Inteligencia emocional. Es la habilidad social de una persona para manejar los


sentimientos y emociones, saberlos distinguir y utilizarlos para dirigir los propios
pensamientos y acciones.

3. Asertividad. Es la capacidad de expresar las opiniones, los sentimientos, las


actitudes y los deseos, y reclamar los propios derechos, en el momento
adecuado, de forma que no afecte a los derechos de los demás.

4. Capacidad de resolver problemas. Es la habilidad para analizar una situación,


teniendo en cuenta mis necesidades y capacidades, las de los otros, las
prioridades, los elementos objetivos, las distintas posibilidades y alternativas,
para encontrar soluciones a los problemas surgidos. Requiere una buena
capacidad para actuar de forma proactiva, controlando el tiempo, encontrando o
sabiendo negociar las soluciones más apropiadas para cada caso, teniendo en
cuenta las consecuencias a corto y largo plazo.

5. Capacidad de comunicar sentimientos/ emociones y modulación de la


expresión emocional. Poder manifestar ante las demás personas nuestros
sentimientos de una forma correcta, asertiva, teniendo en cuenta al otro. Tanto
los sentimientos y emociones positivos como los negativos.

6. Negociación. Capacidad de comunicación dirigida a la búsqueda de una


solución que resulte satisfactoria para todas las partes.

7. Pedir. Requiere de la capacidad para ser conscientes que no lo sabemos todo,


que no podemos resolverlo todo y que necesitamos de los demás, para pedir
consejo, apoyo, etc. Saber pedir no es lo mismo que exigir. Pedir ayuda de forma
efectiva, desde nuestra necesidad y respetando al otro es un ejemplo de un buen
dominio de las habilidades sociales.

También podemos encontrar otro tipo de habilidades sociales relacionadas con


aspectos concretos, como por ejemplo:

 Habilidades afectivas: conocer los propios sentimientos, expresar los


sentimientos, comprender los sentimientos de los demás, enfrentarse con el
enfado de otros, expresar el afecto, gestionar el miedo, respetar los sentimientos.

 Habilidades para hacer frente al estrés: formular una queja, responder a una
queja, resolver la vergüenza, saber defenderse y defender a los otros, responder
al fracaso, responder a la persuasión, enfrentarse a los mensajes
contradictorios, responder a las acusaciones, hacer frente a la presión grupal,
preparase para conversaciones difíciles.
 Habilidades de planificación: toma de decisiones, buscar las causas del
problema, establecer objetivos, conocimientos de las propias capacidades,
recogida de información, jerarquizar los problemas, concentración en la tarea.

 Habilidades alternativas a la agresión: compartir, autoestima, saber pedir,


ayudar, negociar, autocontrol, defender los propios derechos, responder a las
bromas, evitar peleas

Y por último, destacar el AUTOCONOCIMIENTO, que según la Organización Mundial


de la Salud, es la base de las Habilidades para la Vida, y consiste en captar mejor
nuestro ser, personalidad, fortalezas, debilidades, actitudes, valores, aficiones, etc.
Construir sentidos acerca de nosotros mismos, de las demás personas y del mundo que
compartimos. Saber qué se quiere en la vida e identificar los recursos personales con
que se cuenta para lograrlo. El autoconocimiento es el soporte y el motor de la
identidad y la autonomía, y un paso fundamental y previo para poder conocer cuáles
son nuestros puntos fuertes y débiles en lo que a habilidades sociales se refiere.

Dimensiones conductuales de las habilidades sociales

Las dimensiones conductuales básicamente hacen referencia al tipo de comportamiento


que se requiere en diferentes situaciones. Las dimensiones conductuales o tipos de
respuesta más comúnmente aceptadas en la literatura son las siguientes:

1. Iniciar, mantener y cerrar conversaciones


2. Expresar sentimientos positivos
3. Recibir sentimientos positivos
4. Defender los propios derechos
5. Hacer peticiones o pedir favores
6. Rechazar peticiones. Decir NO
7. Afrontar las críticas
8. Petición de cambio de una conducta.
El desarrollo de las habilidades sociales

Las habilidades sociales de una persona están influenciadas por su entorno y


experiencias en la infancia. Durante esta etapa, las interacciones con la familia y las
figuras significativas de apego desempeñan un papel fundamental en la formación de
las habilidades sociales.

A lo largo de la infancia y adolescencia, las personas aprenden cómo interactuar con


los demás, cómo expresar sus emociones de manera adecuada, cómo resolver
conflictos y cómo establecer relaciones empáticas y respetuosas.

De esta forma, si desde pequeños aprendimos a sentir vergüenza, en lugar de una


seguridad; enojo, en vez de comprensión o a ser egoísta, en vez de empático; es muy
probable que en la adultez no contemos con las destrezas sociales necesarias para
relacionarnos de forma asertiva.

Por lo tanto, la crianza y el ambiente familiar son claves en el desarrollo de estas


habilidades. De acuerdo con un trabajo divulgado en Psicoespacios, las características
de la afectividad, la comunicación familiar y estilos de educación parental inciden en la
formación de distintas habilidades psicosociales en los niños. Como todo
comportamiento, este puede aprenderse y potenciarse.

Causas

Causas de la falta de habilidades sociales en adultos

Autores como Gresham han tratado de indagar en las causas que se esconden tras la
falta de habilidades sociales en adultos. En su estudio de 1998, habla sobre posibles
orígenes de índole muy diversa. Uno de ellos sería el consumo de sustancias, como el
alcohol, que podría tener un efecto a nivel físico y también psicológico en la persona.

Incluso dicha adicción al alcohol podría afectar, no solo a la propia persona, sino a sus
hijos, en el caso de las mujeres embarazadas, pudiendo alumbrar a niños con algún
trastorno del espectro alcohólico fetal. En cualquier caso, el abuso de esta sustancia
representa una de las posibles causas de una falta de habilidades sociales en adultos.
Pero este problema también podría estar generado por alguna psicopatología, como es
el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Las personas que lo
padecen, especialmente durante la adolescencia, pueden verse rechazadas por sus
iguales. Igualmente, las personas que padecen trastorno del espectro autista, también
pueden ver alterada su forma de comunicarse e interactuar con otros individuos.

Otras psicopatologías que también pueden representar un origen para la falta de


habilidades sociales en adultos son la depresión y la ansiedad generalizada,
precisamente porque a causa de estas dolencias, dichos individuos pueden ver
reducidas las ocasiones en las que pueden comunicarse con otros sujetos, y cuando
dichas ocasiones se dan, puede que ellos no se encuentren en las condiciones
adecuadas para interactuar correctamente.

Las habilidades sociales nos ayudan a relacionarnos con los demás y tener
interacciones positivas. Tener dificultad con estas habilidades puede causar problemas
en muchos ámbitos de la vida, en la escuela, el trabajo, el hogar y la comunidad.

Tener dificultad con las habilidades sociales no es lo mismo que no ser “social”. Las
personas quieran interactuar, pero no les va bien cuando lo hacen. Pueden tener
dificultad para entablar una conversación, parecer desfasados o comportarse de una
manera que aleja a los demás.

Las personas pueden tener dificultad para captar las señales sociales y seguir las
reglas de socialización. Esto puede dificultar que se integren, que hagan amigos y
colaboren con otros. Es posible que eviten interactuar y se sientan aislados y solos con
sus problemas.

Las causas por las cuales una persona tiene dificultad para socializar son diversas. A
veces, la causa es pasajera. Sin embargo, los problemas con estas habilidades suelen
ser parte de desafíos más grandes que duran toda la vida.

Esto no significa que las habilidades sociales sean inmodificables. Hay maneras de
desarrollarlas para que sea más fácil relacionarse con los demás y tener mejores
interacciones.
Consecuencias

¿Cuáles son las consecuencias de un déficit en habilidades sociales?

El aprendizaje de habilidades sociales es imprescindible para mantener relaciones


sociales saludables durante los periodos de la infancia, la adolescencia y la edad
adulta.

Los adultos deben implicarse en la educación y el aprendizaje de sus hijos. Somos


seres sociales, por lo que enseñar a los niños, desde los primeros años de vida, a ser
competentes socialmente les va a permitir desenvolverse eficazmente en muchas
situaciones de su vida e interactuar con otras personas de manera adecuada.

Las habilidades sociales, al igual que cualquier otra habilidad, se aprenden. No son
heredadas. Para aprender a conducir un coche es necesario que una persona, que ya
posee la habilidad y la destreza de conducir, actúe como modelo y nos enseñe qué
tenemos que hacer para empezar a conducir. Al igual que para aprender a montar en
bicicleta implica que una persona que ya ha adquirido la habilidad y la destreza de
montar en bicicleta enseñe a la persona novata cómo se hace.

Para adquirir cualquier habilidad es necesario práctica continuada, de la cual va a


depender que seamos más o menos habilidosos. Con las habilidades sociales sucede
exactamente lo mismo, es imprescindible que los adultos actúen como modelos y
enseñen a los niños desde pequeños habilidades sociales, animándoles a su vez a
ponerlas en práctica. Si no se practican, se adquiere la información pero no la habilidad.

Muchos niños y adolescentes no poseen las habilidades sociales necesarias para


desenvolverse eficazmente en los distintos hábitos de su vida. Esto repercute en su día
a día y las consecuencias de tener un déficit en habilidades sociales se extienden hasta
la edad adulta, los cuales son:

 Ansiedad ante situaciones que implican interacción social.


 Baja autoestima.
 Rechazo del grupo de iguales.
 Sentimientos de ineficacia personal.
 Dificultades para resolver conflictos.
 Temor a la evaluación negativa.
 Sentimientos de tristeza.
 Estrés.

Las habilidades sociales nos ayudan a relacionarnos con los demás y tener
interacciones positivas. Tener dificultad con estas habilidades puede causar problemas
en muchos ámbitos de la vida, en la escuela, el trabajo, el hogar y la comunidad.

- Problemas de autoestima

Es evidente que si una persona se ve privada de su capacidad para socializar, va a


tener efectos negativos en ella que van a repercutir, entre otras cosas, en su propia
autoestima. El no poder comunicarse adecuadamente con los demás, incluso a niveles
muy básicos, puede generar que el sujeto se evalúe a sí mismo negativamente, lo cual
además puede crear un círculo vicioso, al dificultar aún más las posibilidades de
interacción.

Esto ocurriría porque el individuo no quiere enfrentarse de nuevo a situaciones que le


han generado malestar y una pobre autopercepción. Por lo tanto, una de las secuelas
más importantes que pueden darse por una falta de habilidades sociales en adultos,
son los problemas relacionados con una baja autoestima.

- Ansiedad y depresión

Ya veíamos que patologías como la ansiedad y la depresión pueden propiciar


dificultades en las habilidades sociales. Pero además de causa, también pueden ser
consecuencia de estas. Y es que los conflictos y las situaciones incómodas generadas
a raíz de interacciones inadecuadas pueden ir forjando un sentimiento de tristeza
continuado en el individuo, además de síntomas ansiógenos al pensar en las
interacciones pasadas y en las futuras.

Por lo tanto, la falta de habilidades sociales en adultos puede derivar en cuadros que
podrían encajar con depresión y/o ansiedad, lo cual es otro motivo más para darle a
esta cuestión la importancia que se merece.
- Incapacidad de resolver conflictos

Yendo a situaciones más concretas que también pueden ser consecuencia de esta
problemática, podríamos encontrar el ejemplo de la incapacidad para la resolución de
conflictos. Los conflictos, en mayor o menor medida, son una parte rutinaria de las
interacciones humanas. Por lo tanto, la falta de habilidades sociales en adultos puede
suponer que una persona no sea capaz de enfrentarse a estas situaciones tan
habituales.

En ese sentido, un conflicto, por pequeño que fuera, podría suponer un escenario que
desbordaría al individuo, sintiéndose incapaz de enfrentarse al mismo y mucho menos
de resolverlo. A su vez, esto podría acarrear un estrés a la persona e incluso llegar a
los síntomas ansioso depresivos que veíamos en el punto anterior.

- Rechazo de los demás

No todas las consecuencias se generan en la propia persona que tiene este déficit de
habilidades sociales. Esta situación también puede tener repercusiones en los
individuos que le rodean, que pueden preferir evitar las interacciones con ellos al saber
que tiene problemas para comportarse de una manera socialmente aceptada.

Esa percepción podría ser nociva para la autoestima del sujeto, como ya hemos visto, y
acarrear una sintomatología compatible con esa ansiedad o esa depresión de las que
hablábamos.

Modelos de las Habilidades Sociales

 Modelo Aprendizaje Social: Se aprenden a través de experiencias


interpersonales y son mantenidas por las consecuencias sociales del
comportamiento.
 Modelo Cognitivo: La habilidad para organizar cogniciones y conductas hacia
las metas sociales comúnmente aceptadas.
 Modelo Percepción Social: Destaca los procesos de selección de la
información en la interacción social y su posterior interpretación.
 Modelo de Psicología Clínica: Hace referencia a la capacidad social de
expresar lo que piensa, siente y cree en forma adecuada al medio, en ausencia
de ansiedad. Se ha denominado asertividad, libertad emocional, autoafirmación.
 Modelo Conductista: La capacidad de ejecutar una conducta que refuerce
positivamente a otros o evite que seamos castigados.
 Modelo de Teorías de Roles: La habilidades sociales hacen referencia al papel
que juegan las expectativas dirigidas al propio rol y al de los otros.

¿Por qué es importante el manejo de las habilidades sociales?

Aprender a manejar las habilidades sociales es esencial para tener la seguridad de


saber establecer una comunicación, saber qué hemos de decir, cómo hemos de
hacerlo. Aprender a escuchar, ser más empático con las otras personas en lugar de
estar preocupado por nuestros pensamientos y emociones de inadecuación es una
manera de conseguir emociones relacionales de satisfacción.

Aprender a defendernos en las relaciones, a expresar nuestro punto de vista con


seguridad, nos llevará a una emoción de satisfacción y seguridad que repercutirá en
nuestra autoestima de forma muy positiva. Aprender a pedir en lugar de esperar
pasivamente nos dará una sensación de control en las relaciones y de poder conseguir
aquello que necesitamos. La consecuencia de aprender a desenvolvernos ante el otro,
nos aportará emociones relacionadas con el poder, el control y el éxito. Quizás
emociones nunca sentidas en su vida social.

¿Por qué no tenemos habilidades sociales?

Las Habilidades sociales, como comportamientos que son, están íntimamente


relacionadas con la forma en la que una persona piensa y siente. La forma que una
persona tiene de comportarse socialmente es el resultado de una personalidad forjada
en la infancia en la relación con su entorno familiar y social.

A lo largo de la infancia vamos aprendiendo a pensar, sentir y por consiguiente a actuar


ante las diversas situaciones de la vida. Son nuestros padres quienes en primera
instancia nos enseñan a “ser” y a “comportarnos”, nos enseñan a sentir seguridad, a
sentirnos seguros con nosotros mismo y a saber desenvolvernos en las relaciones con
los demás.

Si hemos aprendido a sentir vergüenza en lugar de una seguridad sentida relacional, no


desarrollaremos las habilidades sociales necesarias. Si, además, no observamos unas
habilidades sociales adecuadas en nuestro entorno, es muy difícil llegar a la
adolescencia armado con habilidades relacionales que nos ayuden a sentirnos bien.

Actividades para trabajar las habilidades sociales

Existen algunas técnicas efectivas que nos pueden ayudar a trabajar las habilidades
sociales. A continuación, te presentamos tres:

 Reconocimiento emocional: este ejercicio consiste en reunir una serie de


imágenes en donde aparezcan una o varias personas, y luego tratar de
reconocer las emociones que estas están mostrando. La persona puede tratar de
definir en qué consiste esa emoción y nombrar sus manifestaciones más
comunes.

 Reacción emocional ante situaciones: consiste en identificar cuál es la reacción


correcta ante determinadas situaciones. Para ello, podemos hacer una lista de
circunstancias cotidianas para luego identificar cuál es la respuesta emocional
más idónea. Otra herramienta que se puede emplear es la técnica del banco de
niebla.

 ¿Qué expresión tiene?: consiste en reunir una serie de imágenes en donde


aparezcan una o varias personas y se refleje una situación más o menos obvia.
Por ejemplo, un grupo en una reunión de trabajo, estudiando o en una fiesta.
Luego, se procede a ocultar la cara de una de ellas y proponer tres opciones de
expresiones donde solo una será la correcta. En este caso, la persona deberá
elegir la expresión que oculta la foto.

9 sugerencias para mejorar las habilidades sociales


1. Aprender a escuchar:

Esta recomendación viene con una primera comprensión: quizás esta es la


habilidad más importante en la comunicación y, por lo tanto, en el desarrollo
de habilidades sociales.

Existen cuatro razones por las que se necesita escuchar al interlocutor:

 Se obtiene información.
 Se comprende el punto de vista.
 Se disfruta la conversación.
 Se aprende algo.

La habilidad a dominar se llama escucha activa. Se hace un esfuerzo


consciente no solo para escuchar las palabras de una persona, sino más
importante, para comprender la esencia de su mensaje.

Si al principio resulta difícil concentrarse en lo que dice una persona, repetirse


las palabras a sí mismo ayudará a concentrarse. Otros aspectos que pueden
ayudar:

 Prestar atención

Mostrando al interlocutor que se le está escuchando:

 Haciendo contacto visual.


 Poniendo a un lado cualquier cosa que pueda distraer: el teléfono,
los pensamientos.
 Ignorando las distracciones ambientales.
 Leyendo el lenguaje corporal con el que se expresa.

 Mostrar que se está escuchando

Empleando el propio lenguaje corporal para transmitir atención:

 Asintiendo periódicamente.
 Sonriendo y respondiendo a las palabras con gestos y expresiones
faciales.
 Prestando atención a la propia postura y asegurarse de que
muestre apertura.
 Animando al orador a continuar.
 Hacer comentarios

Los filtros personales, suposiciones, juicios y creencias pueden distorsionar lo


que se escucha. El papel de oyente es comprender lo que está en juego.

 Reformulando lo que dice el interlocutor: "¿Entiendo correctamente


esto...?".
 Haciendo preguntas para aclarar algunos puntos: "¿Qué quiere
decir cuando dice...?".
 Resumir brevemente lo que se escuchó: "Entonces, según tengo
entendido...".

 No interrumpir

Por supuesto, hay excepciones, pero aun así procede el hecho de no interrumpir

2. Mejorar la comunicación verbal

Este es un tema complejo y, sin embargo, se pueden estudiar varios principios


básicos para aplicarlos.

 Modular el volumen y tono de voz

El tono puede llevar a una situación aparentemente perfecta. Al compartir


experiencias difíciles, pueden sonar como queja de una vida dura. Ensayar frente
a un espejo, favorecerá el aprendizaje para expresar emociones específicas
unidas al tono de voz.

Es importante ajustar el volumen de voz, para evitar hablar demasiado bajo o


alto, procurando no poner al interlocutor en una situación incómoda.
 Aprender a iniciar una conversación

Comenzar con algo universal, no personal, de lo contrario podría parecer


ofensivo para algunas personas.

 Mantenerse alejado de temas polémicos

Lo principal es hacer que la otra persona se sienta bien.

 Aprender a terminar cortésmente una conversación


En lugar de levantarse abruptamente diciendo adiós, tratar de ser cortés.
Un modo de hacerlo es informar que se tienen asuntos, disculparse y
luego retirarse.

3. Mejorar la comunicación no verbal

A veces se transmite más en la comunicación no verbal que a través de las


palabras.

 Prestar atención al lenguaje corporal

El lenguaje corporal puede decir mucho. Cada segundo, el cerebro humano


analiza inconscientemente cada uno de los gestos y expresiones faciales para
descubrir si se es un amigo o no, si se quiere ofender y hacer daño.

Durante el diálogo, es importante emplear una postura cómoda y atenta, tener


contacto visual y ser consciente de las expresiones faciales.

 Observar cómo se comportan las personas en situaciones sociales

Observar las posturas, gestos y expresiones faciales de otros e intentar


comprender lo que transmiten. Pensar en cómo se podría mejorar el lenguaje
corporal para hacer sentir a las personas en un ambiente agradable.

 Interesarse en el interlocutor
Esta es una tarea muy difícil en nuestra era egoísta. Cualquiera que aprenda a
estar genuinamente interesado en un interlocutor aumentará instantáneamente
sus habilidades sociales.

4. Entrenar las emociones

Buscar una lista de emociones y probar nuevos estados por sí mismo. Las
emociones negativas también necesitan ser entrenadas. Esto es útil cuando el
estado de ánimo se deteriora: en tal caso el enojo no será inmediato, sino que
estará moderado.

5. Empatizar

Lo mejor que puede suceder en cualquier situación social es poner al centro al


interlocutor e intentar comprender su realidad ¿cómo la vive? ¿cómo le ha
afectado?, etc. Este hábito elimina la timidez y el estrés.

6. Practicar

Probablemente se sabe que para desarrollar cualquier habilidad depende en


gran medida de la práctica. Por eso es necesario pasar tiempo con otras
personas, para ir desarrollando la intuición y gradualmente comenzar a construir
relaciones efectivas con ellas.

7. Confiar

Las habilidades sociales y la confianza van de la mano. Tener muy presente que
no tiene nada de malo tener un punto de vista diferente o estar en desacuerdo
con el interlocutor. Es fundamental tener confianza y no arrogancia.

8. Tener la iniciativa

Sorprendentemente, vale la pena mostrar al menos un poco de coraje, ya que


inmediatamente habrá fuerza y confianza. Esto no significa dominar a otros, sino
solo ir primero a contactar. Presentándose, haciendo preguntas, sugerencias e
interesándose en las opiniones, esto demostrará seguridad en sí mismo. Los
mayores temores sociales son superados por la acción.

9. Establecer una meta

Si una actividad no tiene un objetivo, queda sin sentido. Establecer una meta,
puede conducir a la construcción de una mejor comunicación; donde se
intercambien puntos de vista, enriqueciendo la interacción. Es de aquí mismo,
donde se pueden dar los pasos que lleven a la edificar el propósito.

Probablemente se tengan varias de las habilidades sociales mencionadas, pero


mejorarlas puede contribuir a tener relaciones más sólidas que impulsen a las
personas de nuestros entornos a desarrollar o también optimizar en ellos algunas
habilidades, que propicien mejores ambientes.

Técnicas del Entrenamiento en Habilidades Sociales

La psicóloga Isabel Rovira Salvador aconseja algunas técnicas que podemos llevar a
cabo para mejorar la capacidad a la hora de interactuar con las personas. Estas
técnicas no deben seguirse en un orden concreto, son elementos independientes que
se pueden alargar, ampliar y repetir.

Hay cinco técnicas distintas:

 Modelado: Formada por un aprendiz y una persona con habilidades que el


principiante quiere aprender. La persona realiza algunas conductas de
forma adecuada para que así el aprendiz las repita.
Esto se puede hacer en persona o de forma grabada. Lo esencial es que
la persona que enseña tenga los mismos rasgos que el aprendiz, es decir,
misma edad, género…

El maestro debe de hacer estas conductas de forma fácil y cercana, no


puede hacerlas de forma muy experta, ya que de esta forma desmotivará
al aprendiz. Además, cuanto más claro sea, más efectividad tendrá.
 Ensayo conductual: Cuando el maestro ya ha hecho su labor, el aprendiz
debe de llevar a cabo las actuaciones que ha aprendido. Pueden ser:
reales, lleva a cabo la conducta en contextos simulados; encubiertos, se
lleva a cabo mediante la imaginación en el lugar de entrenamiento.
No son excluyentes, es decir, puede hacer primero una y más tarde otra.

Los participantes no tienen porque estar solos, el maestro puede


mantener una conversación con él siempre que sea necesario con el
objetivo de manejar la situación. Los demás alumnos pueden hacer
representaciones auxiliares.

 Retroalimentación: Después de la segunda fase, tiene que haber un


periodo de retroalimentación. Esta se da al aprendiz de forma de
información sobre cómo ha llevado a cabo las pruebas, de forma concreta
y específica.
Se debe de decir lo que ha hecho bien, para reforzar a la persona, como
lo que ha hecho mal, para que lo pueda mejorar.

Este intercambio de información debe de hacerse de forma inmediata o


cuando la persona esté realizando la prueba.

 Reforzamiento: Para que la persona sepa que lo está haciendo bien y


tenga fuerzas para seguir haciéndolo de la misma forma en un futuro hay
que reforzarla. En este caso, hay dos tipos de refuerzos: el material, que
se refiere a recompensas tangibles, y el social, que hace referencia a los
elogios (suele ser el más valorado).
Después de haber administrado estos refuerzos, toca el refuerzo
intermitente que es aquel que tiene como objetivo fortalecer las conductas
y mantenerlas en el tiempo.
 Generalización: El objetivo es que la persona lleve a cabo estos
comportamientos fuera, en la vida real. De nada sirve hacerlo bien en
estos entrenamientos si luego no es capaz de hacerlo igual en la realidad.

¿CÓMO FORTALECER LAS HABILIDADES SOCIALES?

Dentro de los puntos claves hay que trabajar en:

 Fortalecer las habilidades de escucha, lo cual favorece la comprensión de


sentimientos y emociones, entender a la otra persona e intercambiar ideas.
 Prestar atención al lenguaje corporal de la otra persona, recuerde que la
comunicación no es solamente de tipo verbal.
 Aprender a manejar los conflictos de manera saludable, sin juzgar.

TENGA EN CUENTA

La salud mental es fundamental para su bienestar, piensa positivamente, evite


situaciones negativas y agresivas. Entre más se crece como persona, más huella se
deja en los demás.

“SALUD Y AUTOCUIDADO…CLAVES DE TU BIENESTAR”

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