HISTORIA

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Hasta 1498 el territorio que más tarde sería conocido como América se encontraba ocupado por numerosos

pueblos y naciones que, desde tiempos remotos, habían desarrollado sus propias culturas y civilizaciones
absolutamente al margen de lo que ocurría en el resto de los continentes.
Examinaremos a grandes rasgos el origen, el proceso de poblamiento, los modos de vida, la cultura y la
organización social del conjunto de esos pueblos que ocupaban el territorio que posteriormente se convirtió en
la nación venezolana.

La historia prehispánica de Venezuela ha sido dividida en cuatro grandes períodos: Paleoindio (15.000 a 500
años antes de Cristo), Mesoindio (500 / 100 a.C.), Neoindio (1000 a.C. / 1500
después de Cristo) e Indohispano (1500 d.C. hasta el presente).
Esta periodización no es precisa ni rígida; es decir, el inicio de un nuevo período
no significa necesariamente la finalización de lo anterior, ya que los grupos
étnicos que poblaban nuestras tierras antes de la llegada del hombre europeo
experimentaron líneas muy diversas de evolución y desarrollo. Sin embargo, se
puede hablar de la existencia de dos grandes modos de vida que se
diferenciaban entre sí: el de los arawacos y el de los caribes.
Los cuatro períodos permiten explicar la diversidad de grados de desarrollo de
las sociedades indígenas de Venezuela para el momento del contacto con el
europeo, cuando se reportan grupos recolectores y grupos agricultores, unos
con grandes expresiones de alfarería, otros con ingenioso desarrollo de sus
viviendas y algunos, como los timoto-cuica, con un reconocido talento para la agricultura. Son dos situaciones
representativas de las diversas líneas de desarrollo del tiempo histórico prehispánico.

—— Período Paleoindio 15000 / 5000 a.C. ——

De la piedra al arco y la flecha


Los primeros pobladores de Venezuela proceden del norte del
continente y son descendientes de las oleadas provenientes del
continente asiático, constituidas por cazadores de grandes mamíferos
que ingresaron a nuestro territorio trayendo consigo instrumentos de
piedra y una incipiente tecnología lítica que consistía en golpear una
piedra contra otra –el núcleo– para obtener un filo tosco y lascas. Las
lascas o trozos pequeños y delgados desprendidos de la piedra, son
modificadas progresivamente hasta convertirlas en cuchillos y
raspadores. Trabajan, además, madera, fibra, hueso, cuero y conchas
marinas.
Durante mucho tiempo estos primeros pobladores conviven con una
fauna compuesta principalmente por mastodontes, caballos, megaterios
y cliptodontes, animales todos de grandes volúmenes. Una de las técnicas desarrolladas por los paleoindios
para cazar estos voluminosos animales consiste en acosar la presa hasta aislarla y darle muerte con palos
afilados y artefactos de piedra enmangados. Con el paso del tiempo, la disminución progresiva de los grandes
animales y el aumento poblacional, obligan a la invención de métodos e instrumentos más eficaces para la
caza de presas más pequeñas.
Se emplearon armas menos pesadas que podían ser arrojadas y permitían herirlas de manera más fácil.
La unidad social básica de los primeros habitantes de nuestro territorio estaría constituida por la microbanda,
de 12 a 35 miembros, cuya unión formarían bandas de entre 100 y 500 miembros. Su existencia transcurre
dentro del nomadismo, modo de vida que limita la producción de utensilios difíciles de transportar y el
crecimiento demográfico, pues no le permite a la mujer parir más hijos que los que puede cargar consigo.
Suponen los investigadores que en esos momentos de la antigua Venezuela estaba en marcha el inicio de la
vida social en nuestro territorio, la gestación de las primeras tradiciones transmitidas oralmente durante los
descansos o en los rituales, y la expresión de las primeras inquietudes artísticas pintadas o talladas en huesos
y piedras.
—— Período Mesoindio 5000 / 1000 a.C ——

La extinción de los grandes animales característicos del Paleoindio, debida principalmente a fuertes cambios
climáticos, propicia la adopción de nuevas formas de subsistencia.
No significa esto que dejaran de existir las antiguas prácticas –como parece
demostrarlo una industria rudimentaria de piedra tallada que hacia los 5000/4000
años a.C. existió en la península de Paria– sino que habría una situación de
convivencia en la que comienzan a predominar las nuevas formas de vida,
sustentadas en una aparente abundancia y estabilidad de recursos provenientes del
mar. Las evidencias arqueológicas señalan el norte de Venezuela como un área de
mayor concentración de comunidades recolectoras. En las costas de Sucre y
Anzoátegui y en la isla de Cubagua hay evidencias del abandono de la industria
lítica (piedra) y de la adopción de una economía fundamentada en la recolección de
productos marinos.
Se tienen noticias de ciertas manifestaciones de la agricultura y de la confección de
cerámica, elementos que caracterizarán el período siguiente.
De otras evidencias se infiere que los mesoindios basaron su subsistencia en las siguientes alternativas:
explotación de productos marinos en las zonas costeras, recolección de recursos vegetales en el interior del
territorio y caza de pequeños mamíferos. En las dos primeras existiría una especie de sedentarismo
semipermanente que daría origen a las primeras manifestaciones de la agricultura.

—— Período Neoindio 1000 a.C. / 1500 d.C. ——

Culturas de la yuca y del maíz


El período Neoindio está determinado esencialmente por la agricultura y la estabilización de los cultivos de
asentamiento. Las últimas investigaciones consideran la existencia de un tercer centro de desarrollo cultural
tipificado por el Patrón Andino, con relaciones culturales con el altiplano
colombiano y los Andes centrales, que se caracterizaría por la existencia
de una cerámica simple, arquitectura incipiente y un sistema de
subsistencia basado en el cultivo de tubérculos como papa, ruba, cuiba,
oca y ulluco. La arquitectura consiste en construcciones como terrazas
agrícolas y bóvedas alineadas por piedras (mintoyes) utilizadas como
tumbas y silos para el almacenamiento de productos agrícolas.
En los llanos occidentales hay evidencias de construcciones artificiales
asociadas a la agricultura, que consisten en terraplenes, campos
elevados, camellones o calzadas que funcionaban como muros de
contención de las aguas en zonas anegadizas y permitían, entre otras cosas, atravesarlas a pie. Hay también
indicios de canales de riego en las riberas de los ríos Turbio, Tocuyo, Yaracuy, Güeque, y de agricultura de
regadío entre los caquetíos, de quienes se conoce su práctica prehispánica de la represa, o buco, de la que
sacaban acequias principalmente para el riego con aguas de la sierra de San Luis (Falcón). También hay
indicios de canales en las márgenes del río Mamo y en la zona del Orinoco.
El intercambio como práctica comercial
La actividad comercial, desarrollada mediante el intercambio generalizado de productos, incluyó tanto formas
primarias como una especialización en los artículos que se intercambiaban. Se han reportado productos
naturales y artesanales en varios lugares, cuya presencia sólo se explicaría por el trueque, viajes,
movilizaciones humanas y búsqueda de nuevos parajes, lo que seguramente fue base de actividades bélicas
organizadas.
Existen testimonios también de que los timoto-cuica (Andes) canjeaban productos agrícolas, sal de urao y
tejidos de algodón por el pescado de los grupos caribes del sur del lago de Maracaibo. Desde las costas
falconianas, al parecer, hubo un intercambio de sal hacia el interior del territorio.
La arqueología y la etnohistoria han comprobado estrechas e intensas relaciones entre las distintas
sociedades de la Venezuela prehispánica y la existencia de una especie de red de comercio en la que los
llanos de Barinas, Portuguesa, Cojedes y Apure serían un área significativa de vínculos con la zona andina, la
costa caribe y la cuenca del Orinoco.
Asimismo, se tienen noticias de la utilización de caracoles de agua dulce como moneda y de la existencia de
algunos puntos de intercambio comercial, como el mercado de pescado del Orinoco Medio, el de curare del
Alto Orinoco o las playas de tortugas del río Guaviare.

— Período Indohispano 1500 d.C. hasta el presente —

El período indohispano, como su nombre lo indica, corresponde a lo acontecido en los pueblos prehispánicos
desde el momento en que irrumpen los primeros conquistadores hasta el presente. Durante este largo
período, las características y el número de su población fueron modificados notablemente, tanto por la política
de exterminio puesta en práctica por los conquistadores, como por el
proceso de asimilación por parte de la cultura criolla que se fue
gestando lentamente con la mezcla de los aportes étnicos europeos,
africanos y los específicamente aborígenes.
Para el momento del contacto el territorio venezolano estaba ocupado
por centenares de grupos, familias y pueblos indígenas que se
encontraban dispersos a lo largo y ancho del territorio nacional. Esos
grupos, sin embargo, llevaban sus vidas de manera relativamente
autónoma y no formaban parte, ni cultural ni políticamente, de una
unidad administrativa mayor. Hoy en día, en cambio, los pueblos
indígenas sobrevivientes forman parte de la nación venezolana y se
encuentran agrupados en 36 familias ubicadas en las zonas
fronterizas –como los guajiros que pueblan por igual territorios colombianos y venezolanos o los yanomami en
territorios venezolanos y brasileños–, en las selvas y sabanas del sur del Orinoco, en las tierras lejanas de los
llanos occidentales, o en zonas excepcionales como las que ocupan los cariña en la Mesa de Guanipa. A
pesar de la política de exterminio y del desdén criollo, la Venezuela actual muestra importantes huellas de
quienes fueron sus habitantes originarios. La nueva Constitución de la República, aprobada en 1999,
establece una sección completamente dedicada a reconocer los derechos de los pueblos indígenas, entre los
que se incluyen el respeto a sus territorios ancestrales, sus lenguas y culturas, y su participación política.
Las fiestas religiosas de nuestro calendario popular contienen en su música, letras, instrumentos, coreografía,
vestuario y sentido elementos indígenas. Las Turas y el Maremare ofrecen rasgos de claro origen
prehispánico. Algunas músicas autóctonas merideñas, y de otras zonas criollas del país, como la de la Bajada
de los Reyes en San Miguel de Boconó, son de origen indígena, así como algunos elementos de nuestras
danzas y bailes populares.
Algunas deidades y héroes culturales prehispánicos sobreviven, transfigurados, en casi todas las expresiones
dancísticas y creencias del pueblo venezolano. Tal es el caso de la fiesta del Espuntón o Parranda de los
Caribes, en Caigua (Anzoátegui); el Baile del Mono, en Caicara de Maturín, (Monagas), y el Espuntón de
Pueblo Nuevo (Mérida). La fiesta de San Isidro Labrador, en nuestros Andes, es celebrada en vinculación
directa con las labores agrícolas, así como la Bajada de Ches.
La Candelaria, fin del ciclo de Navidad, es celebrada en varios lugares del país y algunos de sus elementos
tienen evidente connotación indígena, sobre todo en lo que se refiere a la reproducción coreográfica de
labores agrícolas. Igual ocurre con la fiesta de San Benito, particularmente en las regiones andinas, y algunas
de Locos y Locainas, en cuyo vestuario y adornos corporales se recuerdan posibles influencias indígenas, lo
que parece reafirmarse con el porte de arcos y flechas. Principalmente en el oriente del país se montan
diversiones en cuyos nombres y coreografía y en algunos de sus aditamentos, es indudable el aporte
indígena. Han sido consagradas como diversiones orientales El Sebucán o Baile de Cintas, El Carite, El
Chiriguare, El Pájaro Guarandol, El Baile de la Culebra. En La Victoria (Aragua) el baile de La Llora, que
recuerda costumbres funerarias prehispánicas.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
FUNDACIÓN “MISIÓN SUCRE”
COORDINACIÓN MISIÓN SUCRE
ALDEA UNIVERSITARIA “MIREYA VANEGAS”

PERÍODO PREHISPÁNICO

PROFESORA: ESTUDIANTES:
Lucila Pérez
Millán Fanny C.I.: 18675325

Abril, 2024

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