U.D. 1. La Persona y El Desarrollo Social (Psicología Social)

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Dinámica de Grupos TSEAS I.E.S.

Sanchis Guarner (Silla) Concha Campoy Gabino

U.D.1. LA PERSONA Y EL DESARROLLO SOCIAL

1. EL SER HUMANO, UN SER SOCIAL

El ser humano es un ser social. Desde que nace, necesita a sus iguales para sobrevivir. Para
eso, necesita adaptarse a la sociedad, en un proceso que se ha denominado socialización.
La socialización es un proceso mediante el cual las personas adquieren e interiorizan
los comportamientos, creencias, valores, normas y costumbres de la cultura en la que
viven.
La socialización, no depende sólo del individuo, sino también de la capacidad de la
sociedad para estimularlo hacia el desempeño de un determinado rol en el sistema
establecido.

1.1. Agentes de la socialización

Son aquellas personas e instituciones, que están presentes en los diferentes contextos en
los que se desarrolla el individuo y que, a través de su actuación voluntaria o involuntaria,
contribuyen a su socialización. Los más importantes son:

 La familia. Es el agente socializador por excelencia. En ella, se inicia el proceso de


socialización, relacionándose afectivamente, y adquiriendo los primeros valores y
normas sociales.
 Los grupos de iguales (amigos, vecindario, compañeros de colegio/instituto…). Se
establecen relaciones íntimas, y ejercen una enorme influencia, principalmente
durante la infancia y la adolescencia
 La escuela. Desarrolla una socialización de forma intencionada. Las y los profesores,
como modelos de autoridad, además de contenidos escolares, transmiten también
determinados valores necesarios para el desarrollo social y personal del individuo
 Los medios de comunicación social, principalmente la televisión e internet. Son
agentes, en la medida que difunden información, modelos y tendencias.

1.2. La socialización a lo largo de la vida

 La socialización en la infancia.

Desde el nacimiento, las personas buscamos relacionarnos y necesitamos vínculos afectivos


que van a construir la base para que, a lo largo del desarrollo, podamos ir adquiriendo
todas aquellas habilidades que nos definirán como adultos. Para que esto se produzca, se
requiere el influjo de otras personas y situaciones sociales, considerándolo como un
proceso interactivo. Es básicamente, con la madre, el padre o con las personas que les
cuidan y que

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sus necesidades básicas. También los hermanos y hermanas tendrán un papel importante
en las relaciones sociales

A partir que los niños y las niñas tienen tres años de edad, comienzan a sentir la
necesidad de relacionarse con los demás. A ello, contribuye la escolarización. Gracias a los
educadores amplía sus conocimientos, adquiere responsabilidades, comienza a expresar
sus sentimientos (miedo, tristeza, curiosidad, envidia, amor…) y se relaciona con sus
compañeros aceptándolos tal y como son. Sin embargo, a estas edades todavía son
egocéntricos. A los seis años, las relaciones todavía son cambiantes y los vínculos todavía
no son estrechos ni permanentes.

El afianzamiento de tales relaciones se producirá con más intensidad hacia los 7-8
años, momento en el que la formación de grupos es más estable y se implican
emocionalmente. Adquieren la noción de pertenencia al grupo, y de forma consciente,
imponen, aceptan y respetan normas y reglas en sus juegos y, por extensión, en sus vidas.

 La socialización en la adolescencia

Supone la transición de la infancia a la edad adulta y se manifiesta como una etapa de


cambios profundos en la conducta emocional, intelectual, sexual y social de chicos y chicas.

Se busca la propia identidad con lo que, las relaciones con la familia entran en
conflicto, se debilitan y se ven sustituidas por la relación entre iguales. Ser aceptado por el
grupo, es fundamental para el desarrollo de la autoestima y la confianza del adolescente. El
grupo pasa a ser una entidad socializadora, donde se comparten sentimientos, dudas,
temores y proyectos.

Al final de esta etapa la persona adquiere mayor razonamiento moral y habilidades


intelectuales que irán debilitando la influencia que el grupo ha ejercido hasta entonces.

 La socialización en la edad adulta

Etapa muy larga subdividida en:

 La adultez joven. De los 20 a 40 años. La persona empieza a asumir roles laborales y


familiares, es decir, a hacerse responsable de su `propia vida, de su trabajo y de su
familia, diluyéndose la importancia de los grupos de iguales
Sin embargo, hay que decir, que hoy en día debido a factores tales como la crisis
económica en que nos hayamos sumidos desde hace tiempo, observamos un desfase
en esta etapa. Así, vemos que muchos adultos jóvenes no toman las riendas de su vida,
eternizando la duración de esta etapa.

 La adultez media. De los 40 hasta los 65 años aproximadamente. Los cambios se


atribuyen a la crisis de la mitad de la vida, una etapa en la que el adulto se plantea su
vida pasada.
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Hacia el final de esta etapa, la mayoría de los objetivos (en general) ya se han
conseguido: se ha formado una familia y criado a los hijos, y se ha liberado de muchas

responsabilidades diarias que ello ha comportado. En cuanto a las relaciones entre


iguales, se caracterizan por un fuerte vínculo afectivo con las amistades, estableciendo
relaciones sólidas y duraderas.

 La socialización en la vejez

Hoy en día, a diferencia de tiempos pasados, se entra en un estadio de plenitud de


condiciones, que suponen una oportunidad para desarrollar la vida social.
Es cierto que algunas relaciones tradicionales desaparecen, por ejemplo, las
relaciones derivadas de la actividad profesional, tras la jubilación. Otras se reducen, por
ejemplo, la de los hijos, que se alejan, al crear sus propias familias.
Como hemos dicho, la mayoría de las personas, consiguen llenar estos espacios
integrándose y participando activamente en nuevos grupos sociales y haciendo nuevas
amistades, lo que les permite, disfrutar de una calidad de vida superior a la de las personas
que se mantienen socialmente aisladas.
Pero no debemos olvidar que, es una etapa involutiva que, a nivel psicológico,
supone una adaptación a esos cambios biológicos, a las limitaciones físicas, a posibles
deterioros cognitivos (demencias, Alzheimer) y a la pérdida de autonomía.
De hecho, la persona cuando envejece sufre la pérdida de muchas cosas
fundamentales en su vida: rol profesional, funcionalidad o personas queridas,
especialmente la pareja.

1.3. Niveles de socialización

 La socialización primaria. Es la primera toma de contacto del individuo con su


entorno y con las personas que lo componen. En esta fase, el niño adquiere las
habilidades más básicas, principalmente mediante práctica e imitación de lo que ve
y lo que le enseñan y en el que el principal agente de socialización es la familia,
especialmente la nuclear. De ellos aprenderá valores y con ellos desarrollará sus
primeros lazos afectivos En esta etapa también pueden jugar un papel socializador
importante las escuelas infantiles.
 La socialización secundaria. Es un proceso de aprendizaje más formal, en el que la
persona adquiere destrezas más complejas, y se lleva a cabo principalmente por
grupos exteriores como la escuela, la pandilla, los y las compañeras y compañeros
de trabajo. Empezará a comprender el sistema de jerarquía y se consolida como un
ser social.
 La socialización terciaria o resocialización. Es un proceso de reintegración social
sólo aplicable a aquellos que han sufrido una desviación de la norma. También se
denomina resocialización y se aplica sobre aquellas personas que han mostrado
conductas delictivas e infracciones. Se trata de readaptar la conducta del desviado,
es decir, el que ha transgredido la norma.
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En algunos casos, ante tal transgresión, el individuo termina en la cárcel, con
lo que este proceso de socialización terciaria suele darse dentro de la prisión. Se
entiende entonces que los agentes inductores de la socialización terciaria sean las
autoridades competentes y los profesionales (educadores sociales, psiquiatras,
psicólogos y médicos).
Pero ya en nuestro ámbito, también se refiere a la situación en que una
persona se ve obligada a abandonar comportamientos que había aprendido y
grupos a los que había pertenecido, para adaptarse a una nueva situación, iniciando
de esta manera un nuevo aprendizaje social. Hay varios ejemplos que requieren una
resocialización:

 La vejez. El mundo social se restringe y se hace más monótono. La persona se


ve obligada a abandonar comportamientos que había aprendido y a dejar
grupos a los que había pertenecido (compañeros de trabajo, por ejemplo).
Probablemente, ya no ve las cosas con los mismos criterios que antes.
 Personas que han sufrido un episodio grave de salud (por ejemplo, una
tetraplejia), que tienen que resituar su mundo a partir de una nueva
situación.
 Personas que han tenido que desplazarse desde su cultura de origen a otra
totalmente diferente, como sucede con la inmigración, y tienen que iniciar un
proceso de resocialización en este nuevo entorno.

1.4. Adaptación e inadaptación social.

La integración social supone pertenecer a una sociedad en la cual se comparten


mayoritariamente las normas, valores, bienes y servicios de la misma. La
socialización facilita la convivencia social y el desarrollo de la comunidad, mediante la
aceptación por parte del individuo del lugar que ocupa en la sociedad. La escuela es, junto
con la familia, la instancia socializadora básica de la que dependerá tanto la madurez
intelectual como su ajuste en el contexto social.

Ante las exigencias sociales, podemos adoptar dos tipos esencialmente diferentes y
hasta opuestos de respuestas.

1. La adaptación social que supone el nivel, más o menos óptimo de acomodación


comportamental, de conformidad con el modo de vida aceptado por el grupo de
pertenencia, así como la disposición del individuo para participar activamente en el
grupo.
2. La inadaptación social, concepto relativo a conductas que se alejan de los patrones
imperantes en esa sociedad, y que se relaciona con la conducta desviada, que
supone la violación de lo que los demás esperan normalmente, de la conducta
normal. Ambos conceptos se relacionarían también con la marginación

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La inadaptación ha de ser considerada como un proceso importante y
duradero en la evolución. Los casos graves de inadaptación recorren un itinerario
escalonado de sucesivos fracasos en lo familiar, lo escolar y en el trabajo
Cabe plantearse si es siempre el individuo el que está “enfermo” o si hay una
patología social (de la sociedad). Así, hay que decir que, las situaciones de
inadaptación suponen un concepto arbitrario y relativo, pues, lo que hasta hace
poco fue una desviación, hoy puede formar parte de una reivindicación social o de un

derecho. Por ejemplo, las parejas de hecho o el matrimonio entre dos personas del
mismo sexo.

2. LA SOCIALIZACIÓN A TRAVÉS DEL DEPORTE

La actividad física y el deporte son manifestaciones culturales que influyen en los grupos
sociales y en las personas considerándose, por lo tanto, elementos de socialización
(deporte olímpico)
Pero el deporte presenta aspectos tanto positivos como negativos:
 Es un medio que favorece la adopción de valores positivos y la integración social
(cooperación, autosuperación, …)
 Sin embargo, transmite estereotipos y en ocasiones, desgraciadamente, es fuente
de conflictos entre personas, grupos y pueblos.
Como educadores, debemos ser conscientes de esta realidad, y centrarnos en lo válido
para rechazar todo lo negativo que pueda ofrecer.

2.1. Deporte y valores

Como veremos a continuación, son varias las modalidades y contextos en que se da la


práctica deportiva. En todas ellas, debemos llevar a cabo una educación en valores, a la vez

que evitar y combatir conductas antisociales, posturas sexistas o actitudes homófobas,


xenófobas u otras formas de intolerancia que, desafortunadamente, están presentes en
ellas. Con este objetivo, deben participar todos los agentes relacionados con su práctica,
especialmente los y las profesionales y las familias, así como todas las demás instancias
implicadas.
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2.2. Deporte e integración social

El entorno de la actividad física y deportiva es ideal para promover la integración de


personas diversas desde el punto de vista socioeconómico, cultural, étnico, etc.,
involucrándolas en la consecución de un mismo objetivo. Al compartir experiencias y
sentimientos, se consigue la comprensión y la toma de conciencia sobre la diversidad de
necesidades.
En este sentido, entendemos también a las personas con diversidad funcional. Así,
podemos considerar diferentes contextos deportivos.

a) El deporte inclusivo. Es definido como:

Actividad física y deporte que permite la práctica conjunta de personas con y


sin discapacidad ajustándose a las posibilidades de los practicantes y manteniendo
el objetivo de la especialidad deportiva que se trate. Supone un ajuste o adaptación
en las reglas y el material utilizado con el fin de fomentar la participación activa y
efectiva de todos los participantes.
Más allá, el deporte inclusivo es una actitud hacia la práctica deportiva a
todos los niveles y gracias a la investigación aplicada, sabemos de sus beneficios a
nivel de sensibilización, conocimiento y respeto a la diferencia, así como de
fomento de hábitos de vida saludables a través de estilos de vida activos (Pérez,
2014).

b) El deporte adaptado. Algunos deportes convencionales adaptan alguna de sus


características para ajustarse a las necesidades de un determinado colectivo de personas
con discapacidad que lo va a practicar, por ejemplo, baloncesto en silla de ruedas
Mientras que, en otros casos, se ha creado una modalidad deportiva nueva a partir
de las características específicas de un determinado colectivo de personas con
discapacidad, como puede ser la Boccia o el goalball (PC y discapacidad visual,
respectivamente).

c) El deporte de competición, ya sea por afición o en el ámbito de la competición


federada. Es aquí, donde se sitúan los Deportes Paralímpicos, éstos son aquellas
modalidades deportivas, que compiten en los Juegos Paralímpicos y en los que participan
deportistas con discapacidades físicas (lesión medular, amputaciones, parálisis cerebral, y
les autres), discapacidad visual y discapacidad intelectual (con su reincorporación en los
Juegos de Londres 2012). También existen los Special Olympics para las personas con
discapacidad intelectual.

Sea cual sea la modalidad, lo que está claro, es que, a través de la práctica de
cualquiera de estas modalidades, las personas con necesidades funcionales diversas
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aumentan su autoconfianza, lo cual supone un estímulo para superar cualquier otra
limitación

3. LA COGNICIÓN SOCIAL

La cognición es la habilidad que tenemos para asimilar y procesar los datos que nos llegan
de diferentes vías (percepción, experiencia, creencias…) para convertirlos en conocimiento.
Cuando trasladamos esto al ámbito de la socialización, surge la cognición social.
Ésta, hace referencia a cómo pensamos acerca de nosotros mismos, de los demás, de su
comportamiento y de las relaciones sociales, y cómo damos sentido a toda esa información
y emitimos comportamientos en base a ella.
Es necesario, desde el punto de vista del animador socio- deportivo, entender su
funcionamiento, si queremos trabajar con las personas y conducir un grupo.
A la hora de reconocer la complejidad de la información social, integrar el
conocimiento, crear una interpretación del mundo que nos rodea y tomar decisiones,
vamos a intentar comprender cuáles son los dos factores que intervienen en dicha
cognición

La percepción social, es el proceso cognitivo por el cual se forman las impresiones sobre
los demás, al recibir, filtrar y almacenar la información social. Dentro de ella, utilizamos dos
estrategias
• La adquisición de información, a través de las funciones de atención y la percepción,
que recogen los estímulos y los filtran, dejando pasar solo los más significativos para
la persona.

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• El almacenamiento de la información filtrada. Se lleva a cabo en la memoria, que
almacena la información para que pueda ser recuperada cuando se quiera.

3.1 Estrategia de almacenamiento: La percepción


En todo este proceso perceptivo, van a intervenir:
a) La primera impresión.
La formación de impresiones es el proceso mediante el cual se infieren características
psicológicas a partir de la conducta, así como de otros atributos de la persona observada, y
se organizan en una impresión coherente.
Ello, va a incrementar nuestra capacidad de predicción de la conducta de los demás
y nuestro sentimiento de control sobre el medio social que nos rodea, influyendo en las
futuras interacciones y relaciones con las diferentes personas
b) El propio proceso perceptivo
La percepción, selecciona sólo aquella información que es significativa para el sujeto; por lo
tanto, la percepción también es subjetiva, condicionando la calidad de ésta. Este proceso se
efectúa a través de dos fenómenos.
 El efecto halo, esto es, si una persona es vista de forma positiva en alguno de
sus rasgos, tenderá a verse erróneamente, de forma positiva en otros rasgos.
Por ejemplo, el hecho de que nos guste algún rasgo de una persona hace que
acabemos con una opinión positiva sobre la totalidad de dicha persona,
 La acentuación perceptiva. Cuando el valor de un estímulo es grande, éste se
percibe mayor de lo que es, así los padres siempre creen que sus hijos lo
hacen mejor que el resto.
c) La persona que percibe.
Cada persona dispone de unos mecanismos perceptivos que, de manera involuntaria, se
activan al entrar en contacto con otros. Pasa con las primeras impresiones, pero también a
largo plazo.
 El estereotipo. Consiste en una imagen estructurada y aceptada por la mayoría
de las personas como representativa de un determinado colectivo. Esta imagen
se forma a partir de una concepción estática sobre las características
generalizadas de los miembros de esa comunidad. Los estereotipos pueden ser
sociales (según la clase social de la que procedan. Ej: los pobres son vagos, los
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ricos son pijos), culturales (según las costumbres que tengan. Ej: los españoles
somos pasionales, nos gusta la fiesta…) étnicos (los catalanes, los judíos son
tacaños) o religiosos (la religión musulmana margina a las mujeres)
 El prejuicio social Es la acción y efecto de prejuzgar (juzgar las cosas sin tener un
conocimiento real o antes del tiempo oportuno). Un prejuicio, por lo tanto, es

una opinión previa acerca de una persona que se conoce poco o mal. Por
ejemplo: “Creer que un árabe es fundamentalista sin siquiera haber viajado a
Asia es un prejuicio”. Pueden ser de clase, de pertenencia al grupo, etc.
La diferencia entre los dos conceptos anteriores es que los estereotipos son
generalizaciones que hacemos sobre un grupo, mientras que los prejuicios son
creencias que tenemos sobre una persona, basándonos solamente en el hecho
de que pertenece a un grupo determinado
 Aspectos relacionados con la afectividad, la familiaridad o la emotividad que
hace que mejoren la imagen de la persona, pues suele llevar a pensar que se
comparten ideas y valores semejantes.
 Las motivaciones y expectativas positivas, que tengamos con respecto a otra
persona, crearán una mayor disponibilidad hacia esa relación, y viceversa.
 La experiencia. La percepción es un proceso acumulativo, por lo tanto, una
persona que tenga experiencia en las relaciones sociales tendrá percepciones,
que seguramente, se ajustarán más a la realidad que otra que no las tenga.
d) La persona percibida
La persona percibida, mantiene una actitud y realiza un esfuerzo para influir en la
percepción de la que percibe, es decir, para hacerle llegar la información que quiere que
reciba.
Estas actuaciones se conocen como manejo de la situación, y están destinadas a
conseguir una impresión favorable.
Con esta misma intención, la apariencia física y el cuidado personal son aspectos
también relevantes.
e) El contexto.
La percepción depende del contexto en el que ocurra, es decir, una persona puede ser
percibida de tantas formas como contextos haya. Podemos decir, que la percepción es
relativa.

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3.2. Estrategia de almacenamiento: la memoria y los esquemas sociales
Los esquemas sociales son como marcos o representaciones mentales que nos ayudan a
poner en orden nuestros conocimientos, con respecto a la información relevante en las que
otras personas pueden estar implicadas.

Estos esquemas conjugan la información social obtenida del exterior, con los
conocimientos y las creencias almacenadas en la estructura cognitiva. Así, al recibir la
información, se activan espontáneamente los esquemas sociales relacionados con ella,
para ofrecer la respuesta adecuada.
Dentro de los esquemas sociales, utilizamos dos estrategias
• La recuperación. A través de la memoria, extraemos la información cuando se
requiere.
• La interpretación de la información se realizará mediante el pensamiento, que
permite integrar toda la información recibida y establecer relaciones entre los datos
que la componen. Para ello se vale del razonamiento, la síntesis y la resolución de
problemas, es decir, de las funciones ejecutivas. Su aplicación a diferentes
situaciones sociales se materializa con la conducta o comportamiento.
De esta forma, dichos esquemas, dictan cómo comportarse en las situaciones que ya
tenemos “esquematizadas”. Por ejemplo, al dirigirnos a un profesor, ya sabemos cómo
actuar, sin necesidad de aprenderlo cada vez.

a. Tipos de esquemas sociales

 De personas. Los esquemas de personas agrupan la información organizada


sobre los distintos rasgos, objetivos, motivaciones y conductas asociadas a
diferentes tipos de personas. Tener esquemas de personas determina lo que
espero de cada persona dependiendo de la etiqueta que hayamos
establecido sobre esta. Estos esquemas determinan el tipo de relación que
mantenemos con los demás.
 De roles. Nos informan de qué personas con determinados roles sociales se
comportan de una determinada manera, por ejemplo, un entrenador de
baloncesto, una directora de instituto. A menudo, grupos que adoptan
determinados roles, acaban adoptando una tipología concreta, dando lugar a
los estereotipos.
 De eventos o situaciones son conocimientos organizados sobre una
secuencia de acontecimientos que aparecen en determinadas
situaciones sociales cotidianas, llevándonos a pensar lo que esperamos en
dichas situaciones. Son compartidos por personas que pertenecen a los
mismos grupos culturales. Por ejemplo, cuando nos hablan de “salir de fiesta”
tenemos una idea clara de lo que se trata, sin necesidad de dar más
explicaciones.

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 Los auto esquemas son la representación estructurada del conocimiento
sobre uno mismo. Se pueden entender como teorías que la persona tiene
sobre sí misma en distintos ámbitos.

b. Funciones de los esquemas sociales

 Comunicativa. Ayudan a simplificar los mensajes comunicativos. Si decimos


que en el campo de fútbol está un grupo ultra, nuestro interlocutor interpreta
su forma de vestir, de comportarse...
 Deductiva. Ayudan a deducir características. Por ejemplo, acabamos de
conocer a una persona marroquí y le asignamos una particularidad de su
lugar de origen.
 Interpretativa. Se atribuyen significados a diferentes situaciones. Así,
interpretamos que una persona llora en una celebración porque está
contenta, en cambio en un funeral lo atribuimos a que está triste.

4. LA MOTIVACIÓN SOCIAL

Los procesos grupales y, sobre todo, los relacionados con la práctica deportiva, están muy
influidos por la motivación social.
Entendemos por motivación social los procesos psicológicos que nos impulsan a
actuar ante la presencia de otras personas o en situaciones que implican a otras
En la práctica deportiva es evidente, que un equipo bien cohesionado, que tiene
confianza en el grupo y actúa movido por una finalidad grupal, tendrá un rendimiento más
eficiente que un grupo sin cohesionar, pero con grandes individualidades.

En la motivación social intervienen muchos elementos. Nosotros nos centraremos


en la propia motivación personal, la actitud y el aspecto emocional.

4.1. La motivación personal

Motivar, motivación, son conceptos muy de moda. El “hay que motivarse”, “estar
motivado”, “saber motivar”, lo utiliza prácticamente ya casi todo el mundo.
La motivación (del motivus latino, que mueve) se puede definir como la causa o la
razón que mueve a una persona a actuar de determinada manera. Todo comportamiento
se da por una mayor o menor grado de motivación, de manera que cuanto más motivada
estás una persona, más esfuerzo realizará por alcanzar una meta

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Pueden ser de origen fisiológico, intelectual, afectivo, sexual, social, o todos en
íntima interacción. En cualquier caso, las motivaciones son, muy a menudo, inconscientes y
siempre complejas
Una buena motivación estimula la cohesión grupal, la creatividad, la valoración de
los otros, la fidelidad al grupo y el logro de sus objetivos.
Existen dos niveles de motivación:

a) Motivaciones fundamentales externas o extrínsecas

Se refiere a la motivación que proviene del exterior, ya sea a través de:

– Elementos tangibles: dinero, premios, diplomas... o


– Intangibles: reconocimiento por parte de los demás, prestigio social, laboral, etc.

La mayoría de los autores convienen en la clasificación de los cuatro deseos básicos


del ser humano. Son cuatro motivaciones que constituyen los dinamismos profundos que
mueven la conducta humana. En ellos radica fundamentalmente, la posibilidad de progreso
y funcionamiento de los grupos.

 Seguridad

Este deseo puede ser satisfecho, al menos en parte, a través de las cosas materiales
(nivel de necesidad). El consumismo nos ha metido a todos en esta sociedad de
seguridades-inseguridades. Se vive la impresión de que conforme tenemos más cosas,
echamos de menos muchas más.
También puede ser satisfecho por valores, creencias, situaciones, experiencias,
pautas claras, normas de conducta definidas, personas o grupos de reconocido prestigio
social, religioso, político. Todo esto hace que vivamos en paz, alegres y tranquilos.

 Nuevas experiencias

Este deseo se satisface con la búsqueda de nuevas relaciones, nuevas situaciones,


nuevos lugares, nuevos roles, nuevas responsabilidades…
En una sociedad tan teledirigida, la necesidad de sensaciones fuertes, la posibilidad
de desplazamiento, la mentalidad más planetaria, el gusto por lo nuevo, venga de donde
venga, la permisividad, relativización y la valoración de lo otro, de los otros… lleva a
saborearlas nuevas experiencias, en grados que van desde el natural impulso por conocer
hasta el gusto por lo extravagante.

 Reconocimiento

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Este deseo se satisface cuando la persona, o el grupo, es alguien para otros, para los
otros. Cuando se llega al punto de ser valorado y reconocido, la seguridad y el grado de
satisfacción aumentan, y con ello el grado de integración social, que va paralelo a veces con
grado de influencia social.

 Respuesta afectiva

Es el deseo de ser estimado y querido. Requiere ser aceptado como persona, por lo
que es, en su totalidad. No por su cargo, la situación, el dinero, la influencia social, el sexo,
las circunstancias. Toda persona quiere estar presente en la vida de los otros, pero en el
plano del afecto.

b) Motivaciones fundamentales internas o intrínsecas

La definición de motivación intrínseca plantea que gran parte de la actividad humana se


realiza por el placer que supone o por el interés que su ejecución conlleva. Se puede definir
como aquella que procede del propio sujeto, que está bajo su control. Se asume que
cuando se disfruta ejecutando una tarea se induce una motivación intrínseca positiva.
Cuánta más motivación interna mejor, ya que la persona va adquiriendo mayor
confianza y seguridad en sí misma, lo cual favorece la automotivación en logros y
aprendizajes posteriores y duraderos.
Las emociones negativas pueden repercutir básicamente en la motivación intrínseca,
así, la ansiedad, la ira, la tristeza, etc., pueden reducir el disfrute en la tarea. Una de las
emociones negativas que conlleva a la no ejecución o evitación es el “aburrimiento” por lo
que se presume que produce motivación (negativa) para evitar la realización de la tarea y a
comprometerse, en su lugar, con otras tareas.

La motivación se mantiene por medio del refuerzo de ver logros y resultados. Según
el psicólogo conductista B. F. Skinner, para que haya refuerzo, los resultados de las
conductas han de ser positivas, para que sean repetidas. Por lo tanto, la conducta no puede
ser muy difícil si no el individuo desistirá; ni demasiado fácil, pues perderá interés, no
supondrá ningún incentivo. Por lo tanto, la motivación ha de situarse en un punto
intermedio y realista que se ajuste a las necesidades alcanzables de la persona, y a que su
consecución produzca satisfacción.

c) La conducta motivada

Es aquella conducta orientada a un objetivo que una persona quiere alcanzar. Para
conseguir ese objetivo, la conducta requiere:

 La intensidad. Se refiere a la cantidad de esfuerzo o energía que se necesita para


realizar la acción. Según la intensidad, la motivación será más o menos fuerte.
 La persistencia. Se demuestra cuando el comportamiento es constante y continuo,
haciendo que se superen todos los problemas.
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 La dirección. Es la definición de la meta o el objetivo que se quiere alcanzar, es decir
la dirección a la que conduce la motivación.

4. 2. Las actitudes sociales

Para activar la motivación social es necesaria la existencia de una actitud social favorable.

La actitud social es una predisposición adquirida y sistemática de la conducta hacia


determinados aspectos del mundo social. Dos son los polos opuestos:

- Actitudes positivas. Son las que favorecen la participación y por tanto contribuyen a
la motivación. Son el entusiasmo, la tolerancia, la curiosidad, la crítica constructiva,
etc.
- Actitudes negativas. Son las que entorpecen la participación y, por tanto,
obstaculizan la cohesión grupal. Son las actitudes autoritarias, egoístas, indiferentes,
interesadas, etc.

Así, una persona con una actitud negativa dentro del grupo debería modificar su
actitud. Esto va a ser difícil, ya que las actitudes suelen ser difíciles de cambiar, pero nada
es
imposible. El individuo, tiene que educarse en valores y creencias y en modelos de
conducta positivos.

4.3. Las emociones en la motivación social

Las emociones son como impulsos o reacciones afectivas, que aparecen como respuesta
automática ante ciertos estímulos

Hay seis categorías básicas de emociones: ira, miedo, alegría, tristeza, aversión y
sorpresa, aunque el repertorio de emociones es mucho más amplio: vergüenza,
culpabilidad, envidia, excitación, satisfacción, etc.

No debemos confundir emociones con sentimientos. Estos son estados afectivos


complejos, estables, más duraderos, por ejemplo, la alegría es una emoción, la felicidad, un
sentimiento.

a. Características de las emociones

Las emociones pueden ser:


 positivas o negativas, según tengan consecuencias positivas o negativa
 temporales y cambiantes. Las reacciones son impulsivas, así en cada
momento del día, una misma persona, puede experimentar varias emociones
distintas, en función de los acontecimientos o experiencias,
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 subjetivas, ya que cada persona las experimenta de manera diferente, según
la experiencia del individuo, su manera de ser, sus conocimientos y la
situación en que se encuentra.

b. Las emociones están causadas por estímulos.

Los estímulos externos provienen del mundo exterior, reaccionando ante ellos, por
ejemplo, un hecho traumático, que genere ira. Los estímulos internos, se producen a nivel
cognitivo, cuando imaginamos una situación agradable o desagradable, por ejemplo,
podemos sentir vergüenza al pensar en salir delante de la clase

c. La manifestación de las emociones

Las emociones son reacciones que no se pueden controlar, ya que surgen sin más,
ante la presencia de estímulos. En cambio, lo que sí se puede controlar es la manifestación
externa de éstas, por ejemplo, ante una situación que nos parece injusta.
Sin embargo, las emociones también tienen manifestaciones de tipo fisiológico, no
siempre controlable; sudoración, aumento de la frecuencia cardíaca o respiratorio, lloro,
bloqueo, palidez, risa, etc.
La educación, el aprendizaje y la inteligencia emocional nos ayudarán a regular las
respuestas ante diferentes situaciones emocionales.

d. El estado emocional y la toma de decisiones en la práctica deportiva.

Un estado emocional positivo ayudará a tomar decisiones más rápidas (por ejemplo,
un futbolista que decide rápidamente lanzar a portería), mientras que el estado emocional
negativo, induce a decisiones más cuidadosas, y, por lo tanto, más lentas (seguimos con el
ejemplo anterior, si el futbolista piensa más su movimiento, lanzará más tarde, dando más
tiempo de reacción, al contrario)
Además, las decisiones que se toman en condiciones favorables (por ejemplo, si van
ganando) suelen ser más arriesgadas. Cuando no es así, se tiende a tomar decisiones más
conservadoras, que conllevan un menor riesgo.
Otro aspecto es cómo interpretar la realidad y su comportamiento; así, el deportista
con un estado emocional negativo será muy crítico con su imagen cuando pierda. De la
misma manera, tenderá a opinar que el arbitraje es injusto e imparcial.

e. La inteligencia emocional

Este concepto es imprescindible para entender el manejo de las emociones. Se trata


de la capacidad de reconocer y manejar adecuadamente las propias emociones y las
ajenas. Hay dos tipos, que engloban cinco aspectos citados por Maslow:

 La inteligencia emocional intrapersonal.

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Es la que permite a una persona conocer sus propias expresiones, regular su manifestación
y manejarlas hacia un objetivo. Responde a tres tipos de habilidades.
- Autoconocimiento emocional o conciencia de uno mismo. Se trata de conocer
cómo el estado de ánimo influye en la conducta. Incluye también, reconocer las propias
cualidades y los puntos débiles.
- Autocontrol emocional o autorregulación. Se trata de entender que la emoción es
pasajera y de que dejarse llevar por las emociones del momento, puede provocar errores y
malentendidos en las relaciones personales.
- Automotivación. Dirigir las emociones hacia un objetivo concreto, permite
mantener la motivación y fijar la atención en la parte positiva de las propias metas, en
lugar de centrarse en los obstáculos.

 La inteligencia emocional interpersonal.

Se relaciona con el reconocimiento de las emociones de las demás personas, lo cual facilita
el establecimiento de relaciones interpersonales de calidad. Implica dos tipos de
habilidades

- Habilidades de empatía. Consiste en el reconocimiento de las emociones ajenas y


su comprensión. Es la base para establecer relaciones interpersonales productivas.

- Habilidades sociales. Son importante, en cualquier tipo de grupo, ya que permite


interactuar tanto con personas afines como con personas con las que no se tiene
tanta afinidad o con personas desconocidas.

5. LA MOTIVACIÓN SOCIAL EN LA PRÁCTICA DEPORTIVA

Varios son los factores motivadores que, según cada persona, les influirá más o menos,
según sus necesidades

5.1. Motivación competitiva versus motivación cooperativa

Dos son las ópticas, desde las que plantear la motivación en el deporte

a. La motivación competitiva. Es un estado motivacional orientado a la obtención del


triunfo o la superación de los rivales. Las características son:
 Enfrentamiento entre dos contendientes
 El objetivo es la victoria, lo que conlleva algún tipo de refuerzo (trofeo,
reconocimiento, premio…)

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 Debe contemplar unas reglas y normas claras, conocidas por los
contendientes.
 Hay un fuerte componente emocional, ya que afloran los sentimientos de los
contendientes y de los espectadores.
Desde la vertiente educativa la competición es útil para desarrollar las
relaciones y capacidades, pero también presenta inconvenientes, cuando obtener
la victoria es el único objetivo. Para ello, los educadores, deberemos implicarnos en la
enseñanza y transmisión de unos valores y modelos de conducta que la regule y
favorezca el fair-play entre los participantes.

Ventajas Inconvenientes

Mejora el esfuerzo y la eficacia Puede reforzar el individualismo

Mejora y pone a prueba los recursos de cada


Puede provocar la disminución
rival

En equipo, produce cooperación entre sus


Puede reforzar la agresividad
miembros

Mejora la autoestima y la autorrealización


Puede generar frustración
personal

Favorece la evolución hacia la madurez Puede generar miedo al fracaso

Descubre el potencial de destrezas y


Aumenta la posibilidad de lesionarse
habilidades

La derrota es fuente de regulación de la


Puede generar envidias
autoestima

Ventajas e inconvenientes de la competitividad en la práctica deportiva

b) La motivación cooperativa. Está orientada a la consecución de los objetivos del


grupo y a la obtención de satisfacción, tanto personal como social. La cooperación exige la
participación de todo el grupo para alcanzar un objetivo común o superar desafíos
conjuntamente.
Las características son:
 Se practica el ejercicio y el deporte por la satisfacción que proporciona y no por la
obtención del triunfo.

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 Favorece la participación de todos y el reconocimiento de la diversidad y las
diferencias. También fomenta valores como la ayuda, el reconocimiento de la
diversidad o la solidaridad
 Se vive como una actividad conjunta, en la que la aportación de cada miembro es
importante.
 Dentro del grupo, la finalidad consiste en superarse a sí mismo, no a los demás,
reconociendo sus aptitudes y sus posibilidades.

La mayoría de las veces ambas modalidades se superponen, por ejemplo, en los


deportes de competición en equipo, existe una motivación cooperativa en el seno del
grupo,
junto con otra competitiva para superar al equipo contrario. En estos casos se deberá
definir cuál es la motivación prioritaria.

5.2. Motivación e inhibición en la práctica deportiva

La práctica deportiva requiere de una motivación social característica, ya que está


orientada a la consecución de unos logros (deportivos, de salud, estéticos…) que requieren
un esfuerzo. Por eso, cuando no se alcanzan estos logros, la motivación disminuye

1) Niveles de motivación en la práctica deportiva

a. Las motivaciones primarias


Se dan a nivel inconsciente y están relacionadas con lo lúdico (juego) y el agonismo

 El juego. El deporte a través del juego es una actividad placentera que


satisface diferentes necesidades: biológicas (necesidad de ejercicio),
cognitivas (creatividad, exploración…) y afectivas (emociones, colaboración,
solidaridad…)
 El agonismo. Implica desafío y superación. La motivación surge de medirse y
superarse a sí misma (mejorar las marcas), a sus oponentes (en partidos…), e
incluso a la naturaleza (barranquismo, escalada…)

b. Las motivaciones secundarias


Se encuentran a un nivel más consciente y están relacionados con los retos personales y el
estilo de vida y el bienestar, a través del ejercicio y la práctica deportiva. Son:

 La motivación por el éxito. Es la necesidad de reafirmarse social y


personalmente a través del éxito deportivo.
 La pertenencia a un grupo. Se relaciona con la necesidad de formar parte de
un grupo para conseguir unos objetivos y adquirir una identidad.
 La motivación estética. Para conseguir armonía y belleza en la imagen
corporal.

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 El disfrute de un buen estado de salud. Se trata de llevar un estilo de vida
saludable, estar en forma, fit. También incluye el deporte terapéutico o
rehabilitador
 El bienestar psicoemocional. A través del ejercicio se contribuye a la
relajación y al bienestar personal, favoreciendo la reducción del estrés y
mejorando la autoestima.

2) Factores que inhiben la motivación en el deporte

 El sentimiento de inferioridad, cuando la persona se siente infravalorada o


desaprobada, o cuando cree no estar al nivel que se espera de ella.
 La sobrecarga de frustraciones. Una frustración supone que esa persona no
aprecia que los resultados obtenidos, satisfagan los deseos que motivaron su
participación. Si ésta es recurrente, la persona probablemente desistirá y
abandonará.
 El ansia de rendimiento. Hay deportistas que sobrevaloran sus posibilidades,
lo cual los lleva, a que los objetivos que se fijen no sean alcanzables, es lo
que se llama ansia de rendimiento. Ello conduce definitivamente a su
desmotivación

5.3. Motivación y autoconfianza.

Relacionada con la motivación, está la autoconfianza. Esta es la convicción que desarrolla


la persona de que podrá llevar a cabo los objetivos que se proponga, superando cualquier
dificultad. Ello supone para esa persona tener una alta autoestima y la seguridad de
resolver cualquier problema. Todo ello importante en cualquier deporte en el que se
implique.

 Los niveles de autoconfianza

a) La autoconfianza óptima. La persona está convencida de su capacidad para


alcanzar los objetivos marcados, lo que supone aplicar todas sus capacidades y resolver los
problemas. Sus características son:

 Se plantean objetivos realistas y alcanzables


 Afrontan los errores de forma positiva y éstos les sirven para aprender y
mejorar.
 Soportan la presión, manteniendo altos niveles de atención y, por lo tanto,
de productividad.

b) La baja autoconfianza. Suponen un bajo nivel de rendimiento de sus


capacidades. Características:

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 Centran su atención en los puntos débiles más que en sus habilidades
 Temen el fracaso, lo que les lleva muchas veces, a no querer participar.
 Muestran baja autoestima, considerándose como perdedoras
 Muestran altos niveles de ansiedad, viéndose afectada su concentración

c) El exceso de autoconfianza. Supone una seguridad irreal sobre sí mismas. El


deportista que es así confunde su nivel con el que le gustaría tener. Ello le lleva a no
esforzarse para conseguir sus metas, a la vez que infravalora a sus adversarios.
Así pues, se relaja, baja la concentración, viéndose afectado su rendimiento, lo cual
le puede llevar a la derrota.

Nuestra obligación como profesionales, cuando detectemos algún caso de


frustración e inferioridad, es poner en marcha estrategias para revertir la situación, por
ejemplo, reconociendo sus progresos por pequeños que sean, reestructurar los objetivos
con metas más realistas, etc.

 Factores que pueden afectar a la autoconfianza.

 El fracaso repetido
 Las nuevas destrezas. Ante el reto de aprender nuevas técnicas o destrezas,
la persona puede creer que no está suficientemente capacitada,
aumentando más su autoestima
 La falta de apoyo externo o motivación extrínseca.
 La sensación de falta de preparación. Un deportista puede tener la
sensación de no estar suficientemente preparado y, por lo tanto, en
condiciones de afrontar la actividad.
 Los objetivos irreales. Es bastante habitual marcarse metas exigentes,
imposibles de asumir. Esto bajará su autoconfianza.

 El o la profesional como agente motivador

Algunas medidas motivadoras son las siguientes:


 Conocer a los deportistas y tener en cuenta tanto sus factores personales
como sus intereses, necesidades y las motivaciones de su implicación
 Asegurar el éxito de todos los deportistas, al menos alguna vez, para lo cual
se diseñarán actividades específicas con esta finalidad.
 Hacer que los deportistas mejoren sus mecanismos de decisión, dándoles
responsabilidades
 Utilizar el refuerzo positivo y expresar aprobación siempre que sea posible
 Establecer objetivos razonables pero que supongan un reto
 Asegurar la variedad en los programas de entrenamiento
 Facilitar la comunicación y fomentar el sentimiento de pertenencia al grupo

5.4. Motivación y rendimiento


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El rendimiento físico-deportivo se asocia a la eficiencia que una persona puede alcanzar en


la práctica deportiva de acuerdo con sus posibilidades.

Pero a veces se cometen errores en momentos decisivos porque experimentan un


estado de ansiedad y descontrol o porque parecen desmotivados. Ello es debido, a que
durante la práctica deportiva se dan una serie de variables psico-emocionales que pueden
afectar a su potencial y condicionar su activación.

5.4.1. Las emociones y la autoconfianza

Un deportista con un estado emocional positivo pensará que sus posibilidades de éxito
son más seguras (victoria) que una derrota. Ello contribuirá a que se esfuerce aún más en
su cometido.

A la inversa, el que tiene un estado emocional negativo tenderá a pensar más en la


derrota que en el éxito. Ello provocará que no se esfuerce.
Como podemos ver en el gráfico siguiente, hay mayor rendimiento a medida que
aumenta la autoconfianza, hasta un punto óptimo, a partir del cual el exceso de la
autoconfianza se corresponde con una disminución en el rendimiento.

5.4.2. El rendimiento y la activación

La activación o arousal es un estado general de la persona que implica estar en alerta, en


tensión y con vitalidad, necesario para llevar a cabo la actividad deportiva, ya sea de
entrenamiento o de competición.

Para mejorar el rendimiento, la activación debe ser:

a) Física, concretándose en el grado preciso de tensión muscular, frecuencia


cardiaca, volumen respiratorio y otras variables

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b) Psicoemocional, que tiene que ver con el estado anímico para afrontar la
actividad, la atención, la capacidad de análisis, la rapidez en la toma de decisiones,
etc.

En general, la motivación hacia la competición, la misma práctica deportiva y un


grado adecuado de estrés, contribuyen al incremento de la activación, mientras que la
desmotivación, un grado extremo de estrés o el exceso de confianza, favorecen un nivel de
activación más bajo.

Existen unas zonas de activación que están relacionadas con el rendimiento:

 La zona de activación óptima (A). Es la zona que se corresponde con un


mayor rendimiento, en el que la persona presenta altos niveles de
autoconfianza para superar los desafíos.
 La zona de activación excesivamente baja (B). El rendimiento es menor por la
desmotivación, la falta de atención y la apatía que reduce su eficacia.

 La zona de activación excesivamente alta (C). El rendimiento será menor


debido al exceso de energía que genera altos niveles de ansiedad difíciles de
controlar y que supondrá un bloqueo de la actividad.

Al llegar aquí, debemos hablar del término burnout que significa “estar quemado”.
Implica un agotamiento emocional, un distanciamiento de las personas que rodean al
deportista y una reducción de la realización personal en las actividades deportivas.
Este síndrome se desarrolla cuando existe una situación de sobre exigencia interna
o externa para afrontar la carrera deportiva. Los desencadenantes son una focalización de
la actividad deportiva hacia el éxito demasiado intensa y prolongada, la monotonía en los
entrenamientos, la falta de refuerzo por parte de los técnicos, el sentimiento de estar
atrapados por el ambiente, el abuso de la autoridad deportiva, etc.
La aparición del burnout comienza con la falta de ilusión, entusiasmo y energía del
deportista, seguido de bloqueos en la progresión del aprendizaje, y finalmente se
consolida con la pérdida de confianza y de autoestima, llevando al deportista al abandono.

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5.4.3. Técnicas para la regulación de la activación durante los entrenamientos y las


competiciones

Teniendo en cuenta la relación existente entre activación y rendimiento, resulta


imprescindible enseñar a los deportistas a regular su nivel de activación, lo cual implica un
trabajo a nivel físico y psíquico.

Ejercicios de relajación muscular

Para alcanzar un nivel óptimo de activación se deben utilizar técnicas


de energetización (si el deportista está demasiado relajado para afrontar la competición)
o técnicas de relajación (si está sobreexcitado).
Para incrementar la activación existen técnicas como la aceleración de la
respiración, la movilización del cuerpo, escuchar música estimulante, etc.
Si el deportista está excesivamente activado hay que llevar a cabo un entrenamiento
en relajación, y así el deportista puede llegar a aprender a controlar las respuestas de su
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propio cuerpo. Se utilizan técnicas como el entrenamiento autógeno de Schultz (1969), la
relajación progresiva de Jacobson (1938), la respiración pausada, escuchar música
relajante, visualización de imágenes de relax, etc.

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