Investigacion Teoria Sistemica

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Universidad Central del Ecuador

Facultad de Ciencias Psicológicas

Catedra de Corrientes Psicológicas

Nombre: Andrés Yumiseba

Fecha: 18/02/2024

Teoría sistémica:

Base teórica:

En un sentido amplio, la Teoría General de Sistemas (TGS) se presenta como una forma
sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad y, al mismo tiempo,
como una orientación hacia una práctica estimulante para formas de trabajo
transdisciplinarias. En tanto paradigma científico, la TGS se caracteriza por su perspectiva
holística e integradora, donde lo importante son las relaciones y los conjuntos que a partir de
ellas emergen. En tanto práctica, la TGS ofrece un ambiente adecuado para la interrelación y
comunicación fecunda entre especialistas y especialidades.

Bajo las consideraciones anteriores, la TGS es un ejemplo de perspectiva científica


(Arnold & Rodríguez, 1990a). En sus distinciones conceptuales no hay explicaciones o
relaciones con contenidos preestablecidos, pero sí con arreglo a ellas podemos dirigir nuestra
observación, haciéndola operar en contextos reconocibles.

Los objetivos originales de la Teoría General de Sistemas son los siguientes:

a. Impulsar el desarrollo de una terminología general que permita describir las


características, funciones y comportamientos sistémicos.

b. Desarrollar un conjunto de leyes aplicables a todos estos comportamientos y, por


último,

c. Promover una formalización (matemática) de estas leyes.

La primera formulación en tal sentido es atribuible al biólogo Ludwig von Bertalanffy


(1901-1972), quien acuñó la denominación "Teoría General de Sistemas". Para él, la TGS
debería constituirse en un mecanismo de integración entre las ciencias naturales y sociales y
ser al mismo tiempo un instrumento básico para la formación y preparación de científicos.
Sobre estas bases se constituyó en 1954 la Society for General Systems Research, cuyos
objetivos fueron los siguientes:

a. Investigar el isomorfismo de conceptos, leyes y modelos en varios campos y facilitar


las transferencias entre aquellos.

b. Promoción y desarrollo de modelos teóricos en campos que carecen de ellos.

c. Reducir la duplicación de los esfuerzos teóricos

d. Promover la unidad de la ciencia a través de principios conceptuales y


metodológicos unificadores.

Como ha sido señalado en otros trabajos, la perspectiva de la TGS surge en respuesta al


agotamiento e inaplicabilidad de los enfoques analítico-reduccionistas y sus principios
mecánico causales (Arnold & Rodríguez, 1990b). Se desprende que el principio clave en que se
basa la TGS es la noción de totalidad orgánica, mientras que el paradigma anterior estaba
fundado en una imagen inorgánica del mundo.

A poco andar, la TGS concitó un gran interés y pronto se desarrollaron bajo su alero
diversas tendencias, entre las que destacan la cibernética (N. Wiener), la teoría de la
información (C.Shannon y W.Weaver) y la dinámica de sistemas (J.Forrester).

Si bien el campo de aplicaciones de la TGS no reconoce limitaciones, al usarla en


fenómenos humanos, sociales y culturales se advierte que sus raíces están en el área de los
sistemas naturales (organismos) y en el de los sistemas artificiales (máquinas). Mientras más
equivalencias reconozcamos entre organismos, máquinas, hombres y formas de organización
social, mayores serán las posibilidades para aplicar correctamente el enfoque de la TGS, pero
mientras más experimentemos los atributos que caracterizan lo humano, lo social y lo cultural
y sus correspondientes sistemas, quedarán en evidencia sus inadecuaciones y deficiencias
(sistemas triviales).

No obstante sus limitaciones, y si bien reconocemos que la TGS aporta en la actualidad


sólo aspectos parciales para una moderna Teoría General de Sistemas Sociales (TGSS), resulta
interesante examinarla con detalle. Entendemos que es en ella donde se fijan las distinciones
conceptuales fundantes que han facilitado el camino para la introducción de su perspectiva,
especialmente en los estudios ecológico culturales (e.g. M.Sahlins, R.Rappaport), politológicos
(e.g. K.Deutsch, D.Easton), organizaciones y empresas (e.g. D.Katz y R.Kahn) y otras
especialidades antropológicas y sociológicas.
Finalmente, el autor quiere agradecer a Juan Enrique Opazo, Andrea García, Alejandra
Sánchez, Carolina Oliva y Francisco Osorio, quienes dieron origen a este documento en una
versión de 1991, bajo el proyecto de investigación SPITZE.

Definiciones Nominales para Sistemas Generales

Siempre que se habla de sistemas se tiene en vista una totalidad cuyas propiedades no
son atribuibles a la simple adición de las propiedades de sus partes o componentes.

En las definiciones más corrientes se identifican los sistemas como conjuntos de


elementos que guardan estrechas relaciones entre sí, que mantienen al sistema directo o
indirectamente unido de modo más o menos estable y cuyo comportamiento global persigue,
normalmente, algún tipo de objetivo (teleología). Esas definiciones que nos concentran
fuertemente en procesos sistémicos internos deben, necesariamente, ser complementadas con
una concepción de sistemas abiertos, en donde queda establecida como condición para la
continuidad sistémica el establecimiento de un flujo de relaciones con el ambiente.

A partir de ambas consideraciones la TGS puede ser desagregada, dando lugar a dos
grandes grupos de estrategias para la investigación en sistemas generales:

a. Las perspectivas de sistemas en donde las distinciones conceptuales se concentran


en una relación entre el todo (sistema) y sus partes (elementos).
b. Las perspectivas de sistemas en donde las distinciones conceptuales se
concentran en los procesos de frontera (sistema/ambiente).

En el primer caso, la cualidad esencial de un sistema está dada por la interdependencia de las
partes que lo integran y el orden que subyace a tal interdependencia. En el segundo, lo central
son las corrientes de entradas y de salidas mediante las cuales se establece una relación entre
el sistema y su ambiente. Ambos enfoques son ciertamente complementarios.

Clasificaciones Básicas de Sistemas Generales

Es conveniente advertir que no obstante su papel renovador para la ciencia clásica, la TGS no se
despega –en lo fundamental– del modo cartesiano (separación sujeto/objeto). Así forman
parte de sus problemas tanto la definición del status de realidad de sus objetos, como el
desarrollo de un instrumental analítico adecuado para el tratamiento lineal de los
comportamientos sistémicos (esquema de causalidad). Bajo ese marco de referencia los
sistemas pueden clasificarse de las siguientes maneras:
a. Según su entitividad los sistemas pueden ser agrupados en reales, ideales y modelos.
Mientras los primeros presumen una existencia independiente del observador (quien los puede
descubrir), los segundos son construcciones simbólicas, como el caso de la lógica y las
matemáticas, mientras que el tercer tipo corresponde a abstracciones de la realidad, en donde
se combina lo conceptual con las características de los objetos.

b. Con relación a su origen los sistemas pueden ser naturales o artificiales, distinción que
apunta a destacar la dependencia o no en su estructuración por parte de otros sistemas.

c. Con relación al ambiente o grado de aislamiento los sistemas pueden ser cerrados o abiertos,
según el tipo de intercambio que establecen con sus ambientes. Como se sabe, en este punto
se han producido importantes innovaciones en la TGS (observación de segundo orden), tales
como las nociones que se refieren a procesos que aluden a estructuras disipativas,
autorreferencialidad, autoobservación, autodescripción, autoorganización, reflexión y
autopoiesis (Arnold,M. & D.Rodríguez. 1991).

Bases Epistemológicas de la Teoría General de Sistemas

Según Bertalanffy (1976) se puede hablar de una filosofía de sistemas, ya que toda teoría
científica de gran alcance tiene aspectos metafísicos. El autor señala que "teoría" no debe
entenderse en su sentido restringido, esto es, matemático, sino que la palabra teoría está más
cercana, en su definición, a la idea de paradigma de Kuhn. El distingue en la filosofía de
sistemas una ontología de sistemas, una epistemología de sistemas y una filosofía de valores
de sistemas.

La ontología se aboca a la definición de un sistema y al entendimiento de cómo están


plasmados los sistemas en los distintos niveles del mundo de la observación, es decir, la
ontología se preocupa de problemas tales como el distinguir un sistema real de un sistema
conceptual. Los sistemas reales son, por ejemplo, galaxias, perros, células y átomos. Los
sistemas conceptuales son la lógica, las matemáticas, la música y, en general, toda construcción
simbólica. Bertalanffy entiende la ciencia como un subsistema del sistema conceptual,
definiéndola como un sistema abstraído, es decir, un sistema conceptual correspondiente a la
realidad. El señala que la distinción entre sistema real y conceptual está sujeta a debate, por lo
que no debe considerarse en forma rígida.

La epistemología de sistemas se refiere a la distancia de la TGS con respecto al positivismo o


empirismo lógico. Bertalanffy, refiriéndose a sí mismo, dice: "En filosofía, la formación del
autor siguió la tradición del neopositivismo del grupo de Moritz Schlick, posteriormente
llamado Círculo de Viena. Pero, como tenía que ser, su interés en el misticismo alemán, el
relativismo histórico de Spengler y la historia del arte, aunado a otras actitudes no ortodoxas,
le impidió llegar a ser un buen positivista. Eran más fuertes sus lazos con el grupo berlinés de la
Sociedad de Filosofía Empírica en los años veintitantos; allí descollaban el filósofo-físico Hans
Reichenbach, el psicólogo A. Herzberg y el ingeniero Parseval (inventor del dirigible)".
Bertalanffy señala que la epistemología del positivismo lógico es fisicalista y atomista.
Fisicalista en el sentido que considera el lenguaje de la ciencia de la física como el único
lenguaje de la ciencia y, por lo tanto, la física como el único modelo de ciencia. Atomista en el
sentido que busca fundamentos últimos sobre los cuales asentar el conocimiento, que tendrían
el carácter de indubitable. Por otro lado, la TGS no comparte la causalidad lineal o
unidireccional, la tesis que la percepción es una reflexión de cosas reales o el conocimiento una
aproximación a la verdad o la realidad. Bertalanffy señala "[La realidad] es una interacción
entre conocedor y conocido, dependiente de múltiples factores de naturaleza biológica,
psicológica, cultural, lingüística, etc. La propia física nos enseña que no hay entidades últimas
tales como corpúsculos u ondas, que existan independientemente del observador. Esto
conduce a una filosofía ‘perspectivista’ para la cual la física, sin dejar de reconocerle logros en
su campo y en otros, no representa el monopolio del conocimiento. Frente al reduccionismo y
las teorías que declaran que la realidad no es ‘nada sino’ (un montón de partículas físicas,
genes, reflejos, pulsiones o lo que sea), vemos la ciencia como una de las ‘perspectivas’ que el
hombre, con su dotación y servidumbre biológica, cultural y lingüística, ha creado para vérselas
con el universo al cual está ‘arrojado’ o, más bien, al que está adaptado merced a la evolución y
la historia".

La filosofía de valores de sistemas se preocupa de la relación entre los seres humanos y el


mundo, pues Bertalanffy señala que la imagen de ser humano diferirá si se entiende el mundo
como partículas físicas gobernadas por el azar o como un orden jerárquico simbólico. La TGS no
acepta ninguna de esas visiones de mundo, sino que opta por una visión heurística.

Finalmente, Bertalanffy reconoce que la teoría de sistemas comprende un conjunto de


enfoques que difieren en estilo y propósito, entre las cuales se encuentra la teoría de conjuntos
(Mesarovic), teoría de las redes (Rapoport), cibernética (Wiener), teoría de la información
(Shannon y Weaver), teoría de los autómatas (Turing), teoría de los juegos (von Neumann),
entre otras. Por eso, la práctica del análisis aplicado de sistemas tiene que aplicar diversos
modelos, de acuerdo con la naturaleza del caso y con criterios operacionales, aun cuando
algunos conceptos, modelos y principios de la TGS –como el orden jerárquico, la diferenciación
progresiva, la retroalimentación, etc.– son aplicables a grandes rasgos a sistemas materiales,
psicológicos y socioculturales.

Conceptos Básicos de la Teoría General de Sistemas

AMBIENTE

Se refiere al área de sucesos y condiciones que influyen sobre el comportamiento de un


sistema. En lo que a complejidad se refiere, nunca un sistema puede igualarse con el ambiente
y seguir conservando su identidad como sistema. La única posibilidad de relación entre un
sistema y su ambiente implica que el primero debe absorber selectivamente aspectos de éste.
Sin embargo, esta estrategia tiene la desventaja de especializar la selectividad del sistema
respecto a su ambiente, lo que disminuye su capacidad de reacción frente a los cambios
externos. Esto último incide directamente en la aparición o desaparición de sistemas abiertos.

ATRIBUTO

Se entiende por atributo las características y propiedades estructurales o funcionales que


caracterizan las partes o componentes de un sistema.

CIBERNÉTICA

Se trata de un campo interdisciplinario que intenta abarcar el ámbito de los procesos de


control y de comunicación (retroalimentación) tanto en máquinas como en seres vivos. El
concepto es tomado del griego kibernetes que nos refiere a la acción de timonear una goleta
(N.Wiener.1979).

CIRCULARIDAD

Concepto cibernético que nos refiere a los procesos de autocausación. Cuando A causa B y B
causa C, pero C causa A, luego A en lo esencial es autocausado (retroalimentación, morfostásis,
morfogénesis).

COMPLEJIDAD

Por un lado, indica la cantidad de elementos de un sistema (complejidad cuantitativa) y, por el


otro, sus potenciales interacciones (conectividad) y el número de estados posibles que se
producen a través de éstos (variedad, variabilidad). La complejidad sistémica está en directa
proporción con su variedad y variabilidad, por lo tanto, es siempre una medida comparativa.
Una versión más sofisticada de la TGS se funda en las nociones de diferencia de complejidad y
variedad. Estos fenómenos han sido trabajados por la cibernética y están asociados a los
postulados de R.Ashby (1984), en donde se sugiere que el número de estados posibles que
puede alcanzar el ambiente es prácticamente infinito. Según esto, no habría sistema capaz de
igualar tal variedad, puesto que si así fuera la identidad de ese sistema se diluiría en el
ambiente.

CONGLOMERADO

Cuando la suma de las partes, componentes y atributos en un conjunto es igual al todo,


estamos en presencia de una totalidad desprovista de sinergia, es decir, de un conglomerado
(Johannsen. 1975:31-33).

ELEMENTO

Se entiende por elemento de un sistema las partes o componentes que lo constituyen. Estas
pueden referirse a objetos o procesos. Una vez identificados los elementos pueden ser
organizados en un modelo.

ENERGÍA

La energía que se incorpora a los sistemas se comporta según la ley de la conservación de la


energía, lo que quiere decir que la cantidad de energía que permanece en un sistema es igual a
la suma de la energía importada menos la suma de la energía exportada (entropía,
negentropía).

ENTROPÍA

El segundo principio de la termodinámica establece el crecimiento de la entropía, es decir, la


máxima probabilidad de los sistemas es su progresiva desorganización y, finalmente,

HOMOGENEIZACIÓN CON EL AMBIENTE

Los sistemas cerrados están irremediablemente condenados a la desorganización. No obstante


hay sistemas que, al menos temporalmente, revierten esta tendencia al aumentar sus estados
de organización (negentropía, información).

EQUIFINALIDAD

Se refiere al hecho que un sistema vivo a partir de distintas condiciones iniciales y por distintos
caminos llega a un mismo estado final. El fin se refiere a la mantención de un estado de
equilibrio fluyente. "Puede alcanzarse el mismo estado final, la misma meta, partiendo de
diferentes condiciones iniciales y siguiendo distintos itinerarios en los procesos organísmicos"
(von Bertalanffy. 1976:137). El proceso inverso se denomina multifinalidad, es decir,
"condiciones iniciales similares pueden llevar a estados finales diferentes" (Buckley. 1970:98).

EQUILIBRIO

Los estados de equilibrios sistémicos pueden ser alcanzados en los sistemas abiertos por
diversos caminos, esto se denomina equifinalidad y multifinalidad. La mantención del
equilibrio en sistemas abiertos implica necesariamente la importación de recursos
provenientes del ambiente. Estos recursos pueden consistir en flujos energéticos, materiales o
informativos.

EMERGENCIA

Este concepto se refiere a que la descomposición de sistemas en unidades menores avanza


hasta el límite en el que surge un nuevo nivel de emergencia correspondiente a otro sistema
cualitativamente diferente. E. Morin (Arnold. 1989) señaló que la emergencia de un sistema
indica la posesión de cualidades y atributos que no se sustentan en las partes aisladas y que,
por otro lado, los elementos o partes de un sistema actualizan propiedades y cualidades que
sólo son posibles en el contexto de un sistema dado. Esto significa que las propiedades
inmanentes de los componentes sistémicos no pueden aclarar su emergencia.

ESTRUCTURA

Las interrelaciones más o menos estables entre las partes o componentes de un sistema, que
pueden ser verificadas (identificadas) en un momento dado, constituyen la estructura del
sistema. Según Buckley (1970) las clases particulares de interrelaciones más o menos estables
de los componentes que se verifican en un momento dado constituyen la estructura particular
del sistema en ese momento, alcanzando de tal modo una suerte de "totalidad" dotada de
cierto grado de continuidad y de limitación. En algunos casos es preferible distinguir entre una
estructura primaria (referida a las relaciones internas) y una hiperestructura (referida a las
relaciones externas).

FRONTERA

Los sistemas consisten en totalidades y, por lo tanto, son indivisibles como sistemas (sinergia).
Poseen partes y componentes (subsistema), pero estos son otras totalidades (emergencia). En
algunos sistemas sus fronteras o límites coinciden con discontinuidades estructurales entre
estos y sus ambientes, pero corrientemente la demarcación de los límites sistémicos queda en
manos de un observador (modelo). En términos operacionales puede decirse que la frontera
del sistema es aquella línea que separa al sistema de su entorno y que define lo que le
pertenece y lo que queda fuera de él (Johannsen. 1975:66).

Modelo Terapéutico Estructural

Salvador Minuchin

El objetivo de las interacciones en el presente es el sistema familiar. El terapeuta se asocia a


este sistema y utiliza a su persona para transformarlo. Al cambiar las posiciones de los
miembros de la familia, cambian sus experiencias subjetivas. Minuchin (1974) considera de
gran importancia durante el proceso lo que llamó propiedades del sistema, en las cuales
destacan: Primero, que una transformación de su estructura permitirá al menos alguna
posibilidad de cambio. En segundo lugar, el sistema familiar está organizado sobre la base del
apoyo, regulación, alimentación y socialización de sus miembros, por lo que el papel del
terapeuta es unirse a la familia para reparar o modificar su funcionamiento para que desarrolle
sus tareas con eficiencia. En tercer lugar, el sistema de la familia tiene propiedades de auto-
perpetuación, por lo tanto, el proceso terapéutico será mantenido en ausencia del terapeuta
por los mecanismos de autorregulación de este, preservando el cambio.

Minuchin postula que la familia no es una entidad estática, sino que está en continuo
movimiento, por lo que la evaluación debe centrarse en base a la interacción familiar, es decir,
tanto en las pautas transaccionales como en las construcciones de la realidad que se conectan
con las experiencias familiares (Desatnik, 2004). Por lo tanto, es necesario tomar como guía
una serie de hipótesis diagnósticas sobre la interacción sistémica entre el contexto familiar
total y las conductas sintomáticas de los miembros individuales (Ochoa, 2004).

La familia constituye un factor sumamente significativo; es un grupo social natural que


determina las respuestas de sus miembros a través de estímulos desde el interior, lo que se
refleja en la protección psico-social de sus miembros, y desde el exterior, donde se permite la
acomodación a una cultura y la transformación de esa cultura (Minuchin, 1974).

La familia como matriz de identidad destaca el sentido de pertenencia y el sentido de


identidad. En el primero, la pertenencia se acompaña con una acomodación por parte del niño
a los grupos familiares y con sustitución de pautas transaccionales en la estructura familiar que
se mantienen a través de los diferentes acontecimientos de la vida. El sentido de identidad se
centra en cada miembro influido por su sentido de pertenencia a una familia específica. Sin
embargo, también en este proceso se encuentra inherente el sentido de separación y de
individuación, los cuales se logran a través de la participación en diferentes subsistemas
familiares en diferentes contextos familiares, al igual que a través de la participación en
diferentes contextos familiares.

Sin embargo, este modelo no se limita exclusivamente a la familia, sino que también se han
considerado el contexto institucional y el ámbito psicosocial en los que también se encuentran
interacciones (Desatnik, 2004).

El desarrollo de la familia normal incluye fluctuaciones, periodos de crisis y su resolución es un


nivel más elevado de complejidad (Umbarguer, 1983).

La figura central de este modelo es la estructura, la cual ha sido definida por Minuchin como
“el conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que interactúan los
miembros de la familia", es decir, que el sistema familiar se expresará a través de pautas
transaccionales cuyo funcionamiento se da con base en reglas acerca de quiénes son los que
actúan, con quién y de qué forma. Cuando se da una desviación respecto al nivel de tolerancia
del sistema, es decir, cuando se sobrepasan los índices de equilibrio familiar, es cuando puede
presentarse el síntoma. Es aquí cuando el terapeuta necesita preguntarse: ¿Cuáles son las
interacciones que se dan dentro de una estructura específica que llevaron a una desviación tal
en la que el síntoma es “necesario” como un mecanismo regulatorio para que se mantenga la
estabilidad familiar?

Una familia es un sistema que opera a través de pautas transaccionales. Las pautas repetidas
establecen pautas acerca de la manera, cuándo y con quién relacionarse, y estas pautas son
marcadas por la familia. Las operaciones repetidas constituyen una pauta transaccional. Las
pautas transaccionales regulan la conducta de los miembros de la familia y son mantenidas por
dos sistemas de coacción. El primero es genérico o implica reglas universales que gobiernan la
organización familiar. El segundo es idiosincrático e implica las experiencias mutuas de los
diversos miembros de la familia, cuyas expectativas se encuentran sepultadas por años de
negociaciones explícitas e implícitas entre los miembros de la familia, y están relacionadas con
los pequeños acontecimientos diarios (Minuchin, 1974).

Los elementos que se deben considerar para hacer el diagnóstico de la estructura familiar son:
los límites, los subsistemas, el ciclo evolutivo de la familia, las alianzas y coaliciones familiares,
problemas de distribución jerárquica del poder, el tipo de límites intra y extra familiares, la
flexibilidad al cambio, fuentes de apoyo y estrés, y la forma en que el síntoma es aprovechado
para mantener sus interacciones. A diferencia de otros modelos, esta perspectiva sistémica
incluyó el contexto y la atribución de responsabilidad compartida entre los miembros de la
familia; hay un interés por encontrar cómo todos los miembros del sistema participan en el
mantenimiento del síntoma.

“Hacer un enunciado diagnóstico estructural es decir algo acerca de la manera en que las
personas se sitúan frente a eventuales contactos entre ellas y con otros subsistemas. No
necesariamente hay que refrenarse de hacer conjeturas acerca de los sucesos que uno no
puede observar, como son deseos o sentimientos íntimos. Lo que sucede es que ese enunciado
vuelve ociosas estas conjeturas en el diseño de planes sobre lo que se habrá de hacer”
(Umbarguer, 1983, p. 107).

Dentro de la estructura familiar, un elemento importante a considerar es la observación de los


límites. Los límites de un subsistema están constituidos por las reglas que definen quiénes
participan y de qué manera. La función de los límites reside en proteger la diferencia del
sistema. Todo el subsistema familiar posee funciones específicas y plantea demandas
específicas a sus miembros, y el desarrollo de las habilidades interpersonales que se logra en
ese subsistema es afirmado en la libertad de los subsistemas de la interferencia por parte de
otros subsistemas. Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los
subsistemas deben ser claros. Deben definirse con suficiente precisión como para permitir a los
miembros de los subsistemas el desarrollo de sus funciones sin interferencias indebidas, pero
también deben permitir el contacto entre los miembros del subsistema y los otros. Minuchin
(1974) enmarca que es posible considerar a todas las familias entre un continuo cuyos polos
son los dos extremos de límites difusos y límites rígidos.

Virginia Satir: la detective infantil para investigar a los padres

Satir debió de ser ante todo una gran persona, con una presencia que embrujaba a quien la
veía. Salvador Minuchin dice de ella:

"Satir era rubia y alta, una diosa que llenaba la habitación con su sola presencia. Cuando entró
en el habitáculo, estrechó la mano de cada uno, se sentó cómodamente y le pidió al muchacho
que fuera a la pizarra y dibujara un organigrama de la familia. Ella charlaba con fluidez,
preguntando y haciendo comentarios personales (…) Desde hacía minutos, había creado una
atmósfera de apertura en las que ambas partes se sentía libres para hablar. Con una postura
claramente a favor de todos, Satir procedió a abordar a cada miembro de la familia,
investigando el contenido de cada interacción y puntualizándolo todo con comentarios
amistosos (…) No existe relato alguno que pueda dar cuenta de la calidez extrema de aquella
sesión o proceso mediante el cual Satir transformó lo que parecía una implicación fortuita con
cada miembro en una reconciliación entre madre e hija. Estaba claro que su fin era la unión.
Ella eligió como blanco las áreas de contacto, utilizándose a sí misma con tal cercanía
emocional que hubiera sido bastante complicado para la familia resistirse a su dirección (…) De
cualquier modo, en el lapso de una hora, fue capaz de ayudar a la familia a apartarse de un año
de interacciones destructivas y a que iniciaran un proceso de relaciones más cooperativas"
(Minuchin, 2003, p.25-26).

Por su parte, Jules Riskin habla de ella como de una persona con una tremenda creatividad,
carisma y genio. Riskin reconoce que fue con Satir con quién tuvo su primera experiencia como
coterapeuta, experiencia que califica de mágica.

Pero comencemos por una breve semblanza biográfica, ya que en el caso de Satir los hilos de
su vida se entretejen con los de su semblanza profesional.

Satir nace en Neillsville, Wisconsin, el 26 de junio de 1916, siendo la mayor de cuatro


hermanos. Nace en el seno de una familia germano-americana (sus abuelas eran ambas
alemanas), de bajo nivel socioeconómico. Su padre era alcohólico, algo que influyó menos
negativamente en la familia que las ideas religiosas de su madre.

Satir era una niña curiosa que aprendió a leer a los tres años de manera autodidacta. Cuando
tenía 5 años, enfermó de apendicitis, pero su madre, devota de la ciencia cristiana, rehusó
llevarla al médico. Para cuando el padre se impuso en contra de los deseos maternos, su
apéndice se había roto. Los doctores lograron salvarle la vida, pero Satir se vio forzada a
quedarse varios meses ingresada en el hospital. En relación a este incidente ella misma cuenta
en su libro "Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar" que durante su ingreso
hospitalario decidió convertirse en una detective infantil: "para investigar a los padres" (Satir,
2002, p.15).

En 1948 termina sus estudios de Trabajo Social e inicia su práctica de trabajo privado con
familias, que se desarrolla de 1951 a 1955. Ese año se traslada a Illinois para dedicarse al
Trabajo social clínico en el Instituto Psiquiátrico de esa ciudad; pero motiva a otros/as
terapeutas a enfocar su trabajo hacia las familias en vez de hacerlo a los pacientes individuales.

En 1955 inicia un programa de formación para el alumnado del Illinois State Psychiatric
Institute. Su primer contacto directo con la terapia familiar se produce en 1956 con la lectura
del artículo "Toward a theory of schizophrenia" (Hacia uma teoria de la esquizofrenia), esto la
induce a establecer contacto con el grupo de Bateson. En 1959 Bateson, Donald Jackson y
Ruskin la invitan para poner en marcha lo que acabaría siendo el Mental Research Institute (a
partir de aquí, MRI) en Palo Alto, California. Pronto descubre que la investigación no le
interesa, y es entonces cuando se ocupa de poner en marcha el programa de formación del
instituto (el que, a la sazón, será el primer programa formal de formación en terapia familiar)
del que se ocupará hasta 1966.

Pero las diferencias con Jackson van en aumento, alcanzando un grado de desacuerdo que la
conducen a abandonar el MRI. El camino que escoge a partir de ese momento es

la investigación sobre la optimización de los canales de comunicación en el seno de las


familias.

En 1964 publica "Conjoint Family Therapy" (Terapia familiar conjunta), que se puede considerar
el primer manual de terapia familiar sistémica, e inicia la realización de talleres e impartición
de seminarios que durará hasta el momento de su muerte.

Las teorías de Satir más celebradas, y que tendrían una relación directa con el objeto de este
trabajo, son su teoría de la autoestima y su teoría de la comunicación. Para alcanzar esa
autoestima, que parece ser siempre el fin de las intervenciones de Satir, existe un camino claro:
la comunicación. Ésta es el factor que determina el tipo de relaciones que generamos con los
demás para poder sobrevivir. Satir define la comunicación como el proceso de dar y recibir
información. Así pues, la comunicación incluye tanto los aspectos verbales como los no
verbales, las técnicas usadas para interactuar y los modos para obtener, procesar y emitir
información.

Es básico aprender a comunicarnos bien, pero ¿qué significa esto? Para Satir (2002) significaría
que sepamos con claridad lo que pensamos y sentimos (así como los que nos rodean), sobre
todo en lo relativo a:

- Lo que hemos aprendido o lo que creemos saber.

- Lo que esperamos de otros.

- Cómo interpretamos lo que otros hacen.

- Cuál es la conducta que nos agrada y cuál es la que nos desagrada.

- Cuáles son nuestras intenciones.

- Cuál es la imagen que los otros nos dan de ellos mismos.


Pero esto puede ser más complicado de lo que puede parecer en un principio. De los
problemas más comunes por el significado y uso de las palabras destacan:

- La generalización: creer que todos los casos son iguales.

- Intolerancia: lo que a mí me gusta (disgusta), ha de gustarle (disgustarle) a los demás.

- Las propias evaluaciones son completas: por tanto no pueden ponerse en tela de juicio.

- Naturalización: se dan por naturales las cosas: “las cosas son como son y no van a cambiar”.

- Dicotomización: ver todo en dos lados opuestos e irreconciliables, sin posibilidad de


intermedios (todo es blanco o negro, bueno o malo…).

- Enjuiciamiento: adjudicar las evaluaciones al ser de las personas (ella es fea, él es egoísta…).

Para evitar este tipo de errores Satir (2002) propone el uso de tres habilidades básicas de
comunicación: saber escuchar, retroalimentar y confrontar. La comunicación no sólo depende
del otro, en todo proceso comunicativo el tener una actitud y capacidad de escucha activa
reducirá la posibilidad de malinterpretaciones e interferencias en la información, que al fin y al
cabo acaba por definir la realidad. Como defiende Satir, la forma de comunicarnos afecta a lo
que sentimos respecto a nosotros mismos (autoestima), hacia los demás y de las situaciones en
general.

Dentro de la teoría de la comunicación de Satir uno de los aspectos más citados es el de los
patrones de comunicación en la vida familiar. Esta trabajadora social define unos Patrones
(patterns) o formas recurrentes de comportarnos. Utilizando para su definición los niveles:
verbales, no verbales, cognitivos…

Satir define cuatro patrones:

- Acusador o culpabilizador.

- Aplacador.

- Super razonable.

- Irrelevante.

En julio de 1988 se le diagnostica un cáncer de páncreas. La enfermedad está en estado


avanzado y la quimioterapia y la radioterapia sólo son tratamientos paliativos dado el estadio
de la enfermedad.
Después de este diagnóstico Satir prefiere ser cuidada en su domicilio. Finalmente, muere el 10
de septiembre de 1988 a los 72 años de edad.

Bibliografía:

Arnold Cathalifaud, M., & Osorio González, F. (1998). Introducción a los conceptos básicos de la
teoría general de sistemas. DOI: https://www.redalyc.org/pdf/101/10100306.pdf

Minuchin, S. (1974). Modelo terapéutico estructural. Recuperado de:


http://maestriaterapiafamiliarunam. weebly. com/uploads/6/1/1/9/6119077/model
o_estructural_monografia. pdf.

González, J. J. L. (2017). Juventud y Comunicación: un nuevo mundo. Simbiótica. Revista


Eletrônica, 4(2), 52-74. DOI: https://www.redalyc.org/pdf/5759/575967288002.pdf

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