Memorias-Análisis Crítico de La Sentencia

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Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde

el Caribe
On-line version ISSN 1794-8886

memorias no.28 Barranquilla Jan./Apr. 2016

https://doi.org/10.14482/memor.28.8099

DOI: http://dx.doi.org/10.14482/memor.28.8099

Análisis crítico de la sentencia TC/0168/13

Nassef Perdomo Cordero

Licenciado en Derecho, por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).


Diploma en Estudios Avanzados en Derecho Constitucional (DEA) en la Universidad
Complutense de Madrid. Ha sido Gerente del Área de Justicia y Estado de Derecho de
Finjus y Subdirector Académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Actualmente es Consultor externo de la Fundación Institucionalidad y Justicia. E-
mail: nassef.perdomo@gmail.com

Recibido el 6 de diciembre de 2015


Aceptado el 29 de febrero de 2016

Resumen

El 23 de septiembre de 2013, el Tribunal Constitucional de la República Dominicana


emitió la sentencia TC/0168/13 que establece el criterio de que carecen de la
nacionalidad dominicana los hijos de indocumentados haitianos nacidos en territorio
nacional desde 1929. Para ello aplicó criterios que solo fueron constitucionalizados en la
reforma constitucional de 2010.

La sentencia del Constitucional ha sido criticada tanto por sus efectos sobre los hijos de
indocumentados como por su vulneración de principios fundamentales del Estado de
Derecho. Entre estos podemos contar la aplicación retroactiva de las normas, y la
violación de la seguridad jurídica y del derecho a la nacionalidad. También se ignoró la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), cuya
sentencia Yean y Bosico v. República Dominicana ya había tocado el tema para los
nacidos antes de 2010. De hecho, el Constitucional declaró en la sentencia TC/0256/14
que las decisiones de la Corte IDH no obligan a la República Dominicana.

En el presente trabajo examinamos los fundamentos de la sentencia TC/0168/13 y las


críticas que les fueron hechas.

Abstract

On September the 23rd 2013, the Dominican Republic's Constitutional Tribunal issued
ruling TC/ 0168/13. On it, the Tribunal established a precedent under which the children
of undocumented immigrants born in the Dominican Republic are not considered
Dominican, retroactive to 1929. To get to this result, it applied criteria which were only
enshrined on the Constitution in 2010.
The Tribunal's ruling has been criticized both for its effect on the children of
undocumented migrants, and for its infringement of fundamental Rule of Law tenets.
Among these, the non retroactivity of the law, the infringement of the right to legal
certainty and the right to nationality.

Also ignored was the Inter-American Court of Human Rights ruling Yean y Bosico v.
Dominican Republic, which had already touched on the subject for those born before
2010. As a matter of fact, the Constitutional Tribunal also issued ruling TC/0256/14,
which pretends to strip the IaCHR of its jurisdiction over the Dominican Republic.

In this essay we examine the reasoning behind ruling TC/0168/13 and the criticism
leveled against it.

EL miércoles 25 de septiembre de 2013, el Tribunal Constitucional dominicano (en lo


adelante TC) hizo pública la sentencia TC/0168/13 1. Este fallo, con fecha del 23 de
septiembre, ha marcado un antes y un después en el debate público sobre la
nacionalidad de los hijos de indocumentados haitianos nacidos en la República
Dominicana.

La sentencia tuvo su origen en la lucha judicial de Juliana Deguis por lograr la


expedición de su cédula de identidad y electoral. Sin embargo, se enmarca en el
contexto del conflicto social y político que durante décadas ha marcado la vida nacional.

La importancia de la decisión TC/0168/13 del TC tiene varias dimensiones. La más obvia


es el problema concreto de los hijos de indocumentados haitianos nacidos en la
República Dominicana. Sin embargo, en nuestra opinión, el efecto de la sentencia -y de
las que le siguieron- va más allá de esa franja poblacional y afecta al fundamento
mismo del Estado de Derecho Constitucional en la República Dominicana.

Estructura del presente trabajo

La sentencia TC/0168/13 se da en un contexto jurídico, histórico y social muy complejo.


Estuvo precedida por dos decisiones, una nacional y otra internacional, que la
determinan. La primera es la sentencia Yean y Bosico contra República Dominicana de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en lo adelante Corte IDH), que exigió al
Estado dominicano el reconocimiento de la nacionalidad dominicana de los hijos de
extranjeros indocumentados nacidos en sus territorio. La segunda es la sentencia No. 9
del 14 de diciembre de 2005 de la Suprema Corte de Justicia dominicana 2, en la que,
como clara respuesta a Yean y Bosico, declara constitucional el artículo de la Ley de
Migración que niega la nacionalidad a los hijos de extranjeros indocumentados.

Luego de la TC/0168/133 se producen dos sentencias más que afectan el contexto del
conflicto, una de la Corte IDH y la otra del propio TC. La primera, Caso de personas
dominicanas y haitianas expulsadas V. República Dominicana4, en la que la Corte IDH
responde a la sentencia TC/0168/13 reafirmando Yean y Bosico y exhortando al Estado
a modificar su Constitución para adecuarla a esta sentencia. La segunda es la sentencia
TC/0256/14 del 3 de noviembre de 2014. Es también una clara respuesta del TC a la
Corte IDH publicada menos de dos semanas después de ésta última, mediante la cual
se anula con efectos retroactivos el instrumento de adhesión a la competencia de la
Corte IDH. Se procuró con ello despojar, por vía de consecuencia, a Yean y Bosico y
Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas V. República Dominicana de su
carácter vinculante frente al Estado dominicano.

A esto hay que sumar la expedición del decreto presidencial que establece el Plan
nacional de regularización de extranjeros en situación migratoria irregular5, la
promulgación de la Ley No. 169-146 y la expedición del reglamento de aplicación de
ésta7.

El análisis presentado aquí girará sobre todo alrededor de la TC/0168/13. Hará énfasis
en sus contradicciones internas y con la Constitución de la República, pero señalando su
contexto histórico y los hechos y decisiones que le siguieron.

Precisión metodológica

El debate académico sobre la sentencia TC/0168/13 está marcado por dificultades


propias del contexto en el que esta se produjo. La República Dominicana no cuenta con
una cultura de publicaciones académicas robusta. Más bien, el debate sobre sentencias
como la analizada aquí se produce en los medios de comunicación, sobre todo a través
de artículos de opinión, lo que limita la forma en que se pueden presentar los
argumentos jurídicos en torno a ella. Sin embargo, estos artículos sirven las veces de
medio a través del cual se concreta el debate político y académico.

Algo más que debe ser precisado es que, como consecuencia de la sentencia
TC/0256/14, en la República Dominicana está en duda la fuerza vinculante de las
decisiones de la Corte IDH. Esto complica el análisis porque entre 1999 y 2014 se
produjeron al menos dos sentencias de la Corte IDH contrarias a la TC/0168/13 y con
vocación de entrar a formar parte del "bloque de constitucionalidad" dominicano. Sin
embargo, como el análisis no puede hacerse ignorando el desconocimiento de la
competencia por parte del TC, las decisiones de la Corte IDH se usarán sobre todo como
referencia sobre el contenido de ciertos conceptos jurídicos.

I.- Contexto histórico

La historia de las relaciones entre Haití y la República Dominicana es particularmente


compleja. Mientras que Haití obtuvo su independencia de Francia en 1803, lo que es
hoy la República Dominicana se independizó originalmente de España en noviembre de
1821. Esta primera República, llamada "Haití Español", apenas pudo mantenerse tres
meses. En febrero de 1822 Haití ocupó la parte oriental de la isla 8.

Dos décadas más tarde, en febrero 1844, se produce la independencia dominicana,


cuya guerra termina en 1854. A partir de entonces no han vuelto a producirse
hostilidades ni estados de guerra entre ambos países, aunque sí varias crisis. La más
importante de estas fue resultado de la matanza de 1937 9, cuando el tirano Rafael
Leónidas Trujillo ordenó la masacre de los haitianos que habitaban en la zona fronteriza.
También hubo tensiones durante la dictadura de los Duvalier, particularmente entre
Francois Duvalier y Juan Bosch en 1963 10.

A pesar de la inestabilidad ocasional en las relaciones entre ambos países, Haití fue
durante casi todo el siglo XX una importante fuente de mano de obra para la
agroindustria dominicana, particularmente la azucarera 11.Con el tiempo, esta última
decayó, y el Estado dominicano permitió la estadía sin permiso de residencia a decenas
de miles de haitianos que se asentaron, formaron familia y tuvieron descendientes en el
país.

Los casos que discutiremos en este trabajo tienen todos su origen en las dificultades
que encuentran estos dominicanos para hacer valer sus derechos, sobre todo el derecho
a la nacionalidad.

Yean y Bosico

La actual coyuntura jurídica se origina en la lucha de dos de estas descendientes de


indocumentados por obtener sus actas de nacimiento 12.
En el año 1999, la República Dominicana, mediante el "Instrumento de Aceptación de la
Competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos" del 19 de abril de
1999, reconoció la competencia de la Corte IDH 13, de acuerdo con lo previsto por la
CADH. Esta había sido ratificada, a su vez por el Congreso Nacional en fecha 18 de
febrero de 197814. El primer caso en que República Dominicana fue parte se falló en
2005 y sirvió de contexto al conflicto actual. Se trata del caso Yean y Bosico v.
República Dominicana15. Las menores Dilcia Oliven Yean y Violeta Bosico Cofi, son hijas
ambas de madres dominicanas y padres haitianos indocumentados.

A pesar de que les corresponde la nacionalidad dominicana, les fue negada a ambas la
inscripción tardía y, por vía de consecuencia, sus actas de nacimiento dominicanas 16.
Por este motivo, y una vez agotados los recursos internos, las menores y sus
representantes acudieron al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (en lo
adelante SIDH). El resultado final fue la sentencia Yean y Bosico, que encontró
responsable al Estado dominicanode violentar los derechos de las menores.

Las violaciones específicas comprobadas fueron:

* Obligación de respetar los derechos (art. 1 CADH);

* Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica (art. 3 CADH);

*
Derecho al nombre (art. 18 CADH);

*
Derecho a la nacionalidad (art. 20 CADH); e

*
Igualdad ante la ley (art. 24 CADH).

La Corte IDH consideró hechos probados que las menores Yean y Bosico nacieron en la
República Dominicana, hijas de madres dominicanas 17. La Corte tomó en cuenta que la
Constitución dominicana vigente al momento del nacimiento de las menores -así como
al momento de emitir la sentencia- establecía el ius soli como uno de los criterios para
la adquisición de la nacionalidad.

Efectivamente, los criterios respecto de la adquisición de la nacionalidad dominicana


fueron los mismos desde la Constitución de 1966 hasta la del 2010, y no fueron
alterados ni en la reforma de 1994 ni en la de 2002. El ius soli estaba contenido en el
artículo 11.1, que establecía que eran dominicanos:

Todas las personas que nacieren en el territorio de la República, con excepción de los
hijos legítimos de los extranjeros residentes en el país en representación diplomática o
los que están de tránsito en él.

En el proceso ante la Corte IDH, el Estado dominicano argumentó que la condición de


los padres18de las menores nunca había sido el punto de controversia, y que la causa
carecía de objeto porque ya le había reconocido la nacionalidad a las demandantes 19.
Sin embargo, la Corte IDH acogió el argumento de que el Estado había retardado la
emisión de las actas de nacimiento de las menores porque no reconocía la nacionalidad
de los hijos de indocumentados, práctica que creaba un nuevo criterio de exclusión
del ius soli, ajeno a lo establecido en el régimen constitucional vigente entonces. Lo
hacía, además, confundiendo la condición de indocumentado, con la de transeúnte, algo
que la Corte rechazó al afirmar que

(P)ara considerar a una persona como transeúnte o en tránsito, independientemente de


la clasificación que se utilice, el Estado debe respetar un límite temporal razonable, y
ser coherente con el hecho de que un extranjero que desarrolla vínculos en un Estado
no puede ser equiparado a un transeúnte o a una persona en tránsito20.
También, la Corte IDH, asistiéndose de los criterios expresados en la Opinión Consultiva
18/0321, asumió el criterio de que no podía transmitirse a los hijos el estatus migratorio
de una tercera persona22, al margen del hecho comprobado, y ya señalado, de que las
menores eran hijas de madres dominicanas y que, por lo tanto, tenían acceso a la
nacionalidad dominicana tanto por la vía del ius soli como por la del ius sanguini23.

I.2.- La Ley No. 285-04 sobre Migración y la sentencia No. 9 del 14 de diciembre de
2005

Después de que se pusiera en marcha el proceso ante el SIDH, pero antes de que se
evacuara la sentencia Yean y Bosico, se aprobó y promulgó la Ley No. 285-04 sobre
Migración. Dicha ley, que sustituyó a la Ley No. 95 de 1939 sobre Migración. Esta nueva
ley de Migración, promulgada apenas dos días antes de terminar el período presidencial
que transcurría entonces, pretendió modificar el sentido del ius soli constitucionalmente
establecido.

Efectivamente, el artículo 36 de la ley estableció, en su numeral 10 lo siguiente:

Art. 36.10 de la Ley No. 285-04. "Los no residentes son considerados personas en
tránsito,para los fines de la aplicación del Artículo 11 de la constitución de la República".

Con esto se procuraba asegurar que el artículo 11 de la Constitución de 2002 excluyera


de la nacionalidad dominicana a los hijos de extranjeros indocumentados nacidos en
República Dominicana.

Este artículo de la Ley 285-04 fue objeto de una acción directa en


inconstitucionalidad24 por parte del Servicio Jesuita para Refugiados y Migrantes (SRJM)
entre otras organizaciones de la sociedad civil. El recurso fue fallado el día 14 de
diciembre de 200525.

La Suprema Corte rechazó la acción, reafirmando la validez del artículo 36.10 de la Ley
de Migración. Lo hizo con argumentos que claramente constituyeron una respuesta a la
sentencia Yean y Bosico:

Considerando, que, en efecto, cuando la Constitución en el párrafo 1 de su artículo 11


excluye a los hijos legítimos de los extranjeros residentes en el país en representación
diplomática o los que están de tránsito en él para adquirir la nacionalidad dominicana
por jussoli, esto supone que estas personas, las de tránsito, han sido de algún modo
autorizadas a entrar y permanecer por un determinado tiempo en el país; que si en esta
circunstancia, evidentemente legitimada, una extranjera alumbra en el territorio
nacional, su hijo (a), por mandato de la misma Constitución, no nace dominicano; que,
con mayor razón, no puede serlo el hijo (a) de la madre extranjera que al momento de
dar a luz se encuentra en una situación irregular y, por tanto, no puede justificar su
entrada y permanencia en la República Dominicana, de lo que resulta que la situación
de los hijos (a) de extranjeros nacidos en el país en las circunstancias apuntadas en la
primera parte del artículo 11 de la Constitución, no es producto de consideraciones de
raza, color, creencias u origen, sino del mandato expreso contenido en el señalado
texto fundamental que exceptúa, desde la revisión constitucional de 1929, del beneficio
de la nacionalidad dominicana, como se ha visto, no sólo a los hijos (a) de los que estén
de tránsito en el país, sino también a los de extranjeros residentes en representación
diplomática, lo que descarta que a la presente interpretación pueda atribuírsele sentido
discriminatorio; que consecuentemente, no tiene este carácter la ley cuestionada por
los impetrantes cuya acción, por tanto, carece de fundamento y debe ser descartada.

Son muchas las críticas que pueden hacerse a esta sentencia 26, pero nos limitaremos a
enunciar las más importantes:
a) Abusó de la definición de tránsito: La Suprema Corte asumió una definición
del "tránsito1" carente de cualquier límite temporal. Esto es claramente contrario al

b) arriba transcrito párrafo 157 de la sentencia Yean y Bosico27.

También contradice lo previsto en la Sección V del reglamento de Migración No. 279 del
12 de mayo de 1939, según el cual se consideraba transeúnte "A los extranjeros que
traten de entrar a la República con el propósito principal de proseguir al través del país
con destino al exterior'".

Establecía, además, que el tránsito es un permiso especial con una duración máxima de
diez días. Por lo tanto, para llegar a su conclusión, la Suprema Corte equiparó la
condición jurídica de quien tiene un permiso estatal, con la de quien no lo tiene.

c) Ignoró el principio de supremacía constitucional: La Constitución de 2002 preveía en


su artículo 46 la supremacía de la Constitución 28. Este establece que

d) toda norma contraria a la Constitución es nula de pleno derecho. La consecuencia


lógica es que las leyes que procuran cambiar el sentido de la Constitución son nulas. Sin
embargo, para la Suprema Corte el legislador sí tuvo capacidad de introducir, vía
legislativa, un criterio que limitaba y alteraba la configuración constitucional del ius soli.

Esta sentencia fue usada posteriormente por el TC como fundamento para la


TC/0168/1329.

I. 3.- La Circular 17 y la Resolución 12

En este contexto, la Junta Central Electoral (en lo adelante JCE) dio inicio a un proceso
de desnacionalización de ciudadanos dominicanos, utilizando como instrumento la
Circular 1730 y la Resolución 12-200731, por medio de las cuales ordenó a los oficiales
del Estado Civil no emitir actas de nacimiento consideradas dudosas, sin que antes
interviniera una decisión judicial anulándolas. De esta forma, se destruyó la presunción
de legalidad que estas actas tienen en virtud del artículo 45 del Código Civil y el 31 de
la Ley 659 sobre Actos del Estado Civil. Se impuso por vía administrativa lo que sólo
puede ordenar un tribunal. Esto conllevó la suspensión de la capacidad de miles de
dominicanos para llevar a cabo las transacciones y actos normales de la vida en
sociedad. Entre ellos estaba, Juliana Deguis.

II. - Análisis de la sentencia TC/0168/13

II.1.- Origen y dispositivo

Juliana Deguis nació en Yamasá en el año 1984. Sus padres son haitianos que carecían
de permiso deresidencia32. Con el fin de obtener su cédula de identidad y electoral,
depositó el original de su acta de nacimiento en el Centro de Cedulación del Municipio
de Yamasá; sin embargo, esta le fue negada33. Juliana nació en territorio dominicano
antes de que la reforma constitucional de 2010 modificara el régimen del ius sanguini34.

Luego de que le fuera rechazada la expedición de su propia acta de nacimiento, Juliana


acudió a la jurisdicción de amparo para lograr la protección de su derecho. Su acción
fue denegada por la sentencia núm. 473/2012 dictada por la Cámara Civil, Comercial y
de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de Monte Plata, en
atribuciones de amparo, en fecha 10 de julio de 2012, por lo que decidió recurrir ante el
TC. En fecha 23 de septiembre de 2013, el TC evacuó la sentencia TC/0168/13 35. Por
intermedio de esta, no sólo denegó el recurso de Juliana, sino que además amplió sus
efectos a los cientos de miles de personas que comparten su situación aun cuando éstos
no participaron del proceso.
Lo dispuesto por la sentencia es lo siguiente36:

PRIMERO: ADMITIR, en cuanto a la forma, el recurso de revisión de amparo interpuesto


por la señora Juliana Dequis (o Deguis) Pierre contra la Sentencia núm. 473/2012,
dictada por la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia
del Distrito Judicial de Monte Plata, en atribuciones de amparo, en fecha diez (10) de
julio de dos mil doce (2012).

SEGUNDO: RECHAZAR, en cuanto al fondo, el indicado recurso de revisión, y, en


consecuencia, REVOCAR la referida Sentencia núm. 473/2012, ya que la
recurrenteseñora Juliana Dequis (o Deguis) Pierre, si bien nació en el territorio nacional,
es hija de ciudadanos extranjeros en tránsito, lo cual la priva del derecho al
otorgamiento de la nacionalidad dominicana, de acuerdo con la norma prescrita por el
artículo 11.1 de la Constitución de la República promulgada el veintinueve (29) de
noviembre de mil novecientos sesenta y seis (1966), vigente a la fecha de su
nacimiento.

TERCERO: DISPONER que la Junta Central Electoral, en aplicación de la Circular núm.


32 emitida por la Dirección del Registro del Estado Civil el diecinueve (19) de octubre
de dos mil once (2011), adopte las siguientes medidas: (i) restituya en un plazo de diez
(10) días laborables, contados a partir de la notificación de esta sentencia, el original de
su certificado de declaración de nacimiento a la señora Juliana Dequis (o Deguis) Pierre;
(ii) proceda a someter dicho documento al tribunal competente, tan pronto como sea
posible, para que este determine su validez o nulidad; y (iii) proceda de la misma
manera respecto a todos los casos similares al de la especie, con el debido respeto a las
particularidades de cada uno de ellos, ampliando el aludido plazo de diez (10) días
cuando las circunstancias así lo requieran.

CUARTO: DISPONER, asimismo, que la Dirección General de Migración, dentro del


indicado plazo de diez (10) días, otorgue un permiso especial de estadía temporal en el
país a la señora Juliana Dequis (o Deguis) Pierre, hasta que el Plan nacional de
regularización de los extranjeros ilegales radicados en el país previsto en el artículo 151
de la Ley de Migración núm. 285-04 determine las condiciones de regularización de este
género de casos.

QUINTO: DISPONER, además, que la Junta Central Electoral ejecute las medidas que se
indican a continuación: (i) Efectuar una auditoría minuciosa de los libros registros de
nacimientos del Registro Civil de la República Dominicana desde el veintiuno (21) de
junio de mil novecientos veintinueve (1929) hasta la fecha, dentro del plazo de un año
contado a partir de la notificación de esta sentencia (y renovable hasta un año más al
criterio de la Junta Central Electoral) para identificar e integrar en una lista documental
y/o digital a todos los extranjeros inscritos en los libros-registros de nacimientos del
Registro Civil de la República Dominicana; (ii) Consignar en una segunda lista los
extranjeros que se encuentran irregularmente inscritos por carecer de las condiciones
requeridas por la Constitución de la República para la atribución de la nacionalidad
dominicana por iussoli, la cual sedenominará Lista de extranjeros irregularmente
inscritos en el Registro Civil de la República Dominicana. (iii) Crear libros-registro
especial anuales de nacimientos de extranjeros desde el veintiuno (21)de junio de mil
novecientos veintinueve (1929) hasta el dieciocho (18) de abril de dos mil siete (2007),
fecha en que la Junta Central Electoral puso en vigencia el Libro Registro del Nacimiento
de Niño (a) de Madre Extranjera No Residente en la República Dominicana mediante
Resolución . 02-2007; y, luego, ttransferir administrativamente los nacimientos que
figuran en la Lista de extranjeros irregularmente inscritos en el Registro Civil de la
República Dominicana a los nuevos libros-registros de nacimientos de extranjeros,
según el año que corresponda a cada uno de ellos. (iv) Notificar todos los nacimientos
transferidos de conformidad con el párrafo anterior al Ministerio de Relaciones
Exteriores, para que este, a su vez, realice las notificaciones que correspondan, tanto a
las personas que conciernan dichos nacimientos, como a los consulados y/o embajadas
o legaciones diplomáticas, según el caso, para los fines legales pertinentes.
SEXTO: DISPONER, asimismo, que la Junta Central Electoral remita la Lista de
extranjeros irregularmente inscritos en el Registro Civil de la República Dominicana al
Ministro de Estado de Interior y Policía, que preside el Consejo Nacional de Migración,
para que esta última entidad, de acuerdo con el mandato que le otorga el artículo 151
de la Ley de Migración núm. 285-04, efectúe lo siguiente: (i) Elabore, de acuerdo con el
primer párrafo del indicado artículo 151, dentro de los noventa (90) días posteriores a
la notificación de la presente sentencia, el Plan nacional de regularización de
extranjeros ilegales radicados en el país; (ii) Rinda al Poder Ejecutivo, conforme a lo
que dispone el segundo párrafo del referido artículo 151, un informe general sobre el
indicado Plan nacional de regularización de extranjeros ilegales radicados en el país, con
sus recomendaciones, dentro del mismo plazo enunciado en el precedente literal a).

SÉPTIMO: EXHORTAR al Poder Ejecutivo a proceder a implementar el Plan nacional de


regularización de extranjeros ilegales radicados en el país. OCTAVO: ORDENAR la
comunicación de esta sentencia por Secretaría, para su conocimiento y fines de lugar, a
la recurrente señora Juliana Dequis (o Deguis) Pierre, a la parte recurrida, Junta Central
Electoral, así como al Poder Ejecutivo, al Ministerio de Interior y Policía, al Ministerio de
Relaciones Exteriores, al Consejo Nacional de Migración y a la Dirección General de
Migración.

NOVENO: DECLARAR el presente recurso libre de costas, de acuerdo con lo establecido


en el artículo 72 de la Constitución y los artículos 7.6 y 66 de la Ley núm. 137-11,
Orgánica del Tribunal Constitucional y los Procedimientos Constitucionales, de fecha
trece (13) de junio de dos mil once (2011).

DÉCIMO: DISPONER la publicación de la presente sentencia en el Boletín del Tribunal


Constitucional.

Los dispositivos primero, octavo, noveno y décimo se limitan a aceptar el caso a trámite
y ordenar cuestiones procedimentales propias de toda sentencia, tales como la
notificación a las partes, la gratuidad del proceso y la publicidad de la sentencia.

El segundo dispositivo establece que Juliana no tiene derecho a la nacionalidad


dominicana porque sus padres eran extranjeros "en tránsito" 37. Esto puede prestarse a
confusión si no se conoce bien el istema procesal constitucional dominicano. A primera
vista parece haber una contradicción puesto que rechaza los alegatos de Juliana, pero al
mismo tiempo revoca la sentencia. Lo que ocurre es que el TC revoca la sentencia de la
Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del Distrito
Judicial de Monte Plata porque este había rechazado el recurso alegando que las
fotocopias depositadas no eran pruebas acreditables 38. Lo que puede parecer una
victoria para ella es, como veremos inmediatamente, el primer paso hacia el
desconocimiento de su nacionalidad.

Los considerandos tercero y cuarto conforman un galimatías jurídico. En primer lugar, el


tercer considerando ordena expresamente a la JCE la entrega del acta de nacimiento y
someterla a un tribunal competente que determine si es nula o no, pese a haber
señalado claramente en el dispositivo anterior el destino que correrá el proceso al
negarle la condición de nacional. Viene a confirmarlo el dispositivo cuarto, en el que
ordena a la Dirección General de Migración (en lo adelante DGM) otorgar a Juliana un
permiso especial de estadía en el país hasta tanto ella pudiera acogerse al Plan nacional
de regularización de los extranjeros ilegales radicados en el país ordenado por la Ley de
Migración.

Es decir, el TC manda la entrega del acta de Juliana a sabiendas de que la condena a


perder la nacionalidad dominicana.

El dispositivo quinto ordena a la Junta Central Electoral (JCE) "auditar minuciosamente"


los libros del estado civil para expurgarlos de "extranjeros", incluyendo entre tales a
todos los hijos de padres o "transeúntes", según el nuevo criterio, desde el 21 de junio
del año 1929. La JCE está en la obligación de remitir la Lista de extranjeros
irregularmente inscritos en el Registro Civil de la República Dominicana al Ministerio de
Interior y Policía para que este los incluya en el ya mencionado Plan nacional de
regularización de los extranjeros ilegales radicados en el país.

Es difícil determinar la cantidad de personas afectadas por estas disposiciones. Sin


embargo, es importante señalar que en la propia TC/0168/13 el TC hace un cálculo
basándose en la Primera Encuesta Nacional de Inmigrantes en la República
Dominicana (ENI-2012)39. El TC concluye que "(L)os extranjeros originarios de otros
países diferentes a Haití ascienden a cien mil seiscientas treinta y ocho (100,638)
personas, mientras que los de origen haitiano suman seiscientos sesenta y Junto a esto
debe tomarse en cuenta que en el párrafo 4 de la "Declaración" del 7 de noviembre de
2013, el TC afirma -usando la misma fuente- que de los extranjeros residentes en
República Dominicana, "458 mil 233 nació en Haití" 41. De ahí que se puede deducir de
las declaraciones del propio TC que en la República Dominicana existían a la fecha de la
sentencia 209,91242 personas nacidas en la República Dominicana de padres haitianos
"en tránsito".

Ver Figura 140

II.2.- La desnaturalización de los criterios del régimen del ius soli en la República
Dominicana

Como hemos visto, el artículo 11 constitucional establecía, antes de la reforma de 2010,


un régimen para la adquisición de la nacionalidad en el que estaban excluidos del ius
soli únicamente los hijos de diplomáticos acreditados y los de extranjeros en tránsito.
En la TC/0168/13, el TC, como ya hiciera la Suprema Corte en 2005, desnaturalizó el
concepto de tránsito para excluir a los hijos de extranjeros indocumentados del régimen
del ius soli43.

Para obtener este resultado, el TC hace una distinción entre "extranjero en tránsito" y
"extranjero transeúnte"44, que no resiste un análisis lingüístico45, pero mucho menos
jurídico.

En realidad, lo que el TC hace es retomar y transcribir el argumento de la Suprema


Corte en lo dispuesto por el arriba citado considerando de la sentencia no. 9 del 14 de
diciembre de 2005.. Vale decir, que como no adquiere nacionalidad quien nace hijo de
una extranjera con autorización para su tránsito en el país, menos puede hacerlo quien
nace de una madre sin dicho permiso.

De esto, el TC colige que "estas personas no podrían invocar que sus hijos nacidos en el
país tienen derecho a obtener la nacionalidad dominicana al amparo del precitado
artículo 11.1 de la Constitución de 1966, en vista de que resulta jurídicamente
inadmisible fundar el nacimiento de un derecho a partir de una situación ilícita de
hecho'"46.

Lo que el TC hace en este caso es aplicar el principio jurídico del Derecho Civil de
que "el fraude lo corrompe todo". Una aplicación errónea porque el hecho que crea la
consecuencia jurídica de la obtención de la nacionalidad es el nacimiento, y nacer no es
ilegal. El recién nacido no viola con el hecho de nacer ninguna norma jurídica, ni
tampoco ha cruzado jamás una frontera. Este es el sentido de lo decidido por la Corte
IDH en la sentencia Yean y Bosico al señalar que el estado migratorio de los padres no
se transmite a los hijos47.

Pero en los mismos argumentos del TC y la Suprema Corte se puede comprobar que el
tránsito y la situación migratoria irregular son dos categorías distintas. De hecho, es la
Suprema Corte la que ha dicho en la sentencia no. 9 que "esto supone que estas
personas, las de tránsito, han sido de algún modo autorizadas a entrar y permanecer
por un determinado tiempo en el país", algo que fue asumido como un criterio por el
propio TC48.

Al ser categorías jurídicas distintas, tienen consecuencias distintas siempre que las
normas así lo señalen. Es lo que ocurre con el régimen del ius soli previsto antes de la
reforma de 2010, que excluía de la nacionalidad a los hijos de extranjeras en tránsito,
excepción que no se estableció para los hijos de extranjeros en situación migratoria
irregular.

Para salvar esta dificultad, el TC intenta establecer que el artículo 11.1 de las
constituciones anteriores debía interpretarse a la luz de la Ley No. 95 de Migración -
vigente hasta 2004- y su reglamento no. 27949. Esto es contrario al precedente Yean y
Bosico, pero también a la letra del mismo reglamento que invoca, cuya Sección
V establece que el tránsito es la estadía por un máximo de diez días de una persona con
permiso expedido por las autoridades dominicanas 50.

La búsqueda de un sustento jurisprudencial a su posición llevó al TC a procurar casos


emblemáticos del Derecho Internacional. Para ello se apoyaron en casos como la
decisión de la Corte Permanente de Justicia Internacional en su Opinión Consultiva
sobre los Decretos de Nacionalidad en Túnez y Marruecos51, Liechtenstein v. Guatemala
de la Corte Internacional de Justicia (mejor conocida como el caso Nottebohm)52, así
como el Código de Derecho Internacional Privado (Código de Bustamante). Sin
embargo, estas sentencias y códigos internacionales son previos a la entrada en
vigencia la Convención Americana de Derechos Humanos (en lo adelante CADH) y de la
jurisprudencia de la Corte IDH, que tiene la facultad convencional de decidir su
interpretación.

Las cortes que dictaron las decisiones que sustentan los razonamientos del Tribunal
Constitucional no pudieron aplicar una de las normas más importantes de derecho
internacional que rigen hoy por hoy al Estado dominicano.

Cuando sí usa las decisiones de la Corte IDH para fundamentar su posición, el TC


confunde "nacionalidad" con "naturalización". Veamos: en el caso Castillo Petruzziy
otros v. Perú, que el TC cita en el párrafo 2.1.c de su sentencia, la Corte IDH dice que:

"La adquisición de este vínculo (el de la nacionalidad, NPC) por parte de un extranjero,
supone que éste cumpla las condiciones que el Estado ha establecido con el propósito
de asegurarse de que el aspirante esté efectivamente vinculado con el sistema de
valores e intereses de la sociedad a la que pretende pertenecer; lo dicho supone que las
condiciones y procedimientos para esa adquisición [son] predominantemente del
derecho interno"53.

La Corte IDH se refería en este punto al acceso a la nacionalidad por la vía de la


naturalización, que es distinto a la adquisición de la nacional al nacer. La diferencia
fundamental -y crucial- es que la naturalización es un acto voluntario llevado a cabo por
una persona con capacidad de discernir sus actos. No puede decirse lo mismo de quien
adquiere la nacionalidad por razón de su nacimiento.

El propio TC reconoce que Castillo Petruzzi tiene su fundamento en la Opinión


Consultiva 4/84 en la cual la Corte IDH afirma que:

(N)o obstante que tradicionalmente se ha aceptado que la determinación y regulación


de la nacionalidad son competencia de cada Estado, la evolución cumplida en esta
materia nos demuestra que el derecho internacional impone ciertos límites a la
discrecionalidad de los Estados y que, en su estado actual, en la reglamentación de la
nacionalidad no sólo concurren competencias de los Estados sino también las exigencias
de la protección integral de los derechos humanos54.
De lo anterior puede concluirse que la definición de "tránsito" utilizada por el TC no
tiene sustento constitucional ni convencional. Confunde el reconocimiento que hace el
Derecho Internacional de la facultad del Estado para definir su régimen de nacionalidad,
con la capacidad -inexistente- de despojar a sus ciudadanos de ella en forma general y
arbitraria.

Lamentablemente, cuando define la nacionalidad en la TC/0168/13, el TC usa conceptos


que dejan claro que hace tiene una concepción de la misma difícil de armonizar con los
estándares internacionales sobre derechos humanos. Entre los elementos sociológicos
de la nacionalidad incluye, entre otros, los rasgos raciales 55. Entendemos que el Derecho
Internacional -y el interno-han cambiado mucho desde la época en la que consideró
válidos estos criterios.

II.3.- Violación del "pacta sunt servanda"; el problema de la apatridia

El Derecho Internacional sólo puede subsistir en la medida en la que los Estados partes
cumplan con los compromisos a los que se han atado. A este principio de sujeción a lo
pactado se le llama "pacta sunt servanda" que, en su configuración actual, se encuentra
previsto en la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados del 23 de mayo de
1969 (en lo adelante CVDT). El artículo 26 de la CVDT afirma lo siguiente:

"Pacta sunt servanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido
por ellas de buena fe.

Para evitar que los Estados reformen sus normas de derecho internas para escapar de
sus responsabilidades internacionales, el artículo 27 de la CVDT establece que el
derecho interno no es un argumento válido para liberarse de las obligaciones
internacionales:

El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado.
Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46 56.

En el sistema constitucional dominicano, el pacta sunt servanda se encuentra


constitucionalmente establecido, con mayor fuerza cuando se trata de la protección de
los tratados internacionales sobre derechos fundamentales. Antes de que se votara la
reforma constitucional de 2010, el pacta sunt servanda había sido reconocido por la
Suprema Corte de Justicia mediante su resolución 1920-2003 del 13 de noviembre de
2003.

El artículo 26 constitucional establece lo que la doctrina y la jurisprudencia llaman


el bloque de constitucionalidad. Es importante la transcripción de la parte del artículo 26
constitucional que se refiere a ello puesto que no se trata de una sola disposición, sino
de un conjunto que conforman un sistema que fortalece la vinculatoriedad de los
tratados internacionales sobre derechos humanos:

Artículo 26.- Relaciones internacionales y derecho internacional. La República


Dominicana es un Estado miembro de la comunidad internacional, abierto a la
cooperación y apegado a las normas del derecho internacional, en consecuencia:

1) Reconoce y aplica las normas del derecho internacional, general y americano, en la


medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado;

2) Las normas vigentes de convenios internacionales ratificados regirán en el ámbito


interno, una vez publicados de manera oficial;
3) Las relaciones internacionales de la República Dominicana se fundamentan y rigen
por la afirmación y promoción de sus valores e intereses nacionales, el respeto a los
derechos humanos y al derecho internacional;

4) En igualdad de condiciones con otros Estados, la República Dominicana acepta un


ordenamiento jurídico internacional que garantice el respeto de los derechos
fundamentales, la paz, la justicia, y el desarrollo político, social, económico y cultural de
las naciones. Se compromete a actuar en el plano internacional, regional y nacional de
modo compatible con los intereses nacionales, la convivencia pacífica entre los pueblos
y los deberes de solidaridad con todas las naciones; (...)

Como bien afirma Sousa Duvergé, el artículo 26 constitucional evidencia que la


República Dominicana "ha decidido constitucionalizar los instrumentos internacionales
que hayan sido debidamente ratificados, los cuales tendrán aplicación interna, y
especialmente los instrumentos internacionales relativos a Derechos Humanos los que,
según la misma Constitución, poseen rango constitucional" 57.

Pero no queda ahí la protección de la vinculatoriedad de los tratados internacionales.


Ayuso señala, con razón, que el artículo 14.3 constitucional completa la protección de
las normas internacionales sobre derechos humanos y así como el círculo del bloque de
constitucionalidad58.

Estas posiciones han sido avaladas por el propio TC a partir del precedente sentado en
las sentencias TC/0031/12 del 1 de septiembre de 2012yTC/0096/12 del 21 de
diciembre de 2012. En estas se explican claramente las obligaciones producto del pacta
sunt servanda y la vinculación entre los artículos 26 y 14.3 constitucionales y el
ordenamiento jurídico internacional sobre derechos humanos. 59

De hecho, en la sentencia TC/0084/13 del 4 de junio de 2013, el TC llegó a afirmar que


la jurisprudencia dela Corte IDH era vinculante para el Estado dominicano. 60

¿Cómo puede conjugarse entonces el bloque de constitucionalidad que rige en la


República Dominicana con el desconocimiento que hizo el TC del precedente sentado
en Yean y Bosico? No es posible y el propio TC no hace mucho esfuerzo para lograrlo.

En las páginas 68 y ss. de la TC/0168/13, el Tribunal explica el contenido de Yean y


Bosico. Declara -sin explicar por qué- que la Corte IDH ha cometido un "flagrante error
interpretativo"61 y a seguidas pasa a explicar cómo el "margen de apreciación" le
permite disentir de la misma y fallar en sentido contrario. Esto lo hace aplicando un
criterio extremadamente amplio del margen de apreciación, lo que discutiremos en el
próximo punto.

Antes, tocaremos el tema de la apatridia. El TC entiende que ésta no se produce porque


las personas despojadas de la nacionalidad dominicana podrían aspirar a otra
nacionalidad. El TC entiende, por tanto, que no se configura la apatridia como está
prevista en el artículo 24 del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, el
artículo 1 de la Convención para Reducir los Casos de Apatridia62, el artículo 7 de
la Convención de los Derechos del Niño63 y el 20.2 de la CADH64.

Es fácilmente apreciable el error que afecta los fundamentos de este argumento. El TC


hace una lectura restrictiva del artículo 20.2 de la CADH 65. Es obvio que este artículo
procura evitar que se produzca un conflicto negativo de competencias en la asignación
de la nacionalidad. En otras palabras, quiere evitar que quede apátrida una persona a la
que no le corresponde la nacionalidad de los padres por ius sanguini, pero que nazca en
un país que no la concede por ius soli.

Mas el TC lo usa para "solucionar" un problema de competencias positivas. Bajo el


régimen constitucional previo a la reforma de 2010, los hijos nacidos en la República
Dominicana de haitianos indocumentados estaban sujetos a un conflicto positivo en el
otorgamiento de la nacionalidad. Es decir, les correspondía por el ius sanguinis y
también por el ius solis. Es indiscutible que la interpretación hecha por el TC es
restrictiva de derechos y, por lo tanto, viola las normas de interpretación de la CADH
previstas en el artículo 29 de esta.

El que a una persona le sea posible obtener la nacionalidad de un país distinto a aquel
en el que nació no puede ser nunca motivo para despojarle arbitrariamente de la
nacionalidad obtenida por ius soloi66.

II.4.- Uso indebido del margen de apreciación

El TC justifica en la figura del "margen de apreciación" su interpretación del concepto de


"tránsito" y el eventual efecto de la sentencia sobre la configuración de la nacionalidad
dominicana. A partir del párrafo 2.1 de la sentencia TC/0161/13 67 desarrolla los
argumentos que entiende que justifican su particular interpretación del Derecho.

En primer lugar, el TC afirma lo siguiente sobre el margen de apreciación:

La lógica que se desprende de la tesis desarrollada en la sentencia objeto de análisis es


que un país de la comunidad puede tener razones particulares para establecer
restricciones a determinados derechos y no necesariamente incurre en violaciones a las
normas comunitarias, aunque los demás países no contemplen dichas restricciones. De
lo que se trata es de reconocer la existencia de situaciones y realidades particulares y
especiales que requieren de una atemperación de la interpretación y aplicación de la
norma comunitaria68.

Luego, defiende la hipótesis de que esas circunstancias especiales aplican al caso


dominicano:

El Tribunal Constitucional considera que en el caso que nos ocupa es viable aplicar la
tesis del "margen de apreciación", en lo que respecta a la determinación del significado
y alcance de la noción de extranjeros en tránsito, ya que la cuestión de la nacionalidad
resulta un tema particularmente sensible para todos los sectores de la sociedad
dominicana69.

Es cierto que el margen de apreciación ha sido desarrollado por la jurisprudencia del


Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en lo adelante TEDH). Concomitantemente con
algunas decisiones de la Comisión Europea de Derechos Humanos 70, el TEDH fue
introduciendo paulatinamente el concepto del margen de apreciación en su
jurisprudencia. En el caso Lawless v. Irlanda el TEDH reconoció por primera vez que, en
casos de necesidad extrema, existe cierto margen de acción para los Estados en la
aplicación de sus obligaciones internacionales sobre derechos humanos 71. Algo similar
hizo en De Wilde, Ooms y Versyp v. Bélgica del 18 de junio de 197172. Pero fue en el
caso Handyside v. Reino Unido del 1 de diciembre de 1916 cuando el TEDH estableció
definitivamente el criterio73. Handyside establece que cuando la Convención Europea
sobre Derechos Humanos hace referencia al desarrollo legislativo de los derechos,
otorga un margen de apreciación a los Estados para desarrollar y adaptar dichos
derechos de acuerdo a su realidad nacional 74.

En cuanto a la Corte IDH, Núñez Poblete señala que a partir de la ya mencionada OC


4/84: "la * Corte reconoció la variabilidad de las circunstancias que explican las
diferencias de trato por parte de la autoridad"75. La Corte ha invocado también el
concepto en Herrera Ulloa v. Costa Rica76, Castañeda Gutman v. México77y otros.

Lo que no observa el TC es que tanto el TEDH, como la Corte IDH han puesto límites al
margen de apreciación para evitar que se convierta en un mecanismo de
desconocimiento de derechos, como en el caso de marras. En el caso Hirst v. Reino
Unido (2do)78, el TEDH estableció que el margen de apreciación está limitado por el fin
legítimo (§14, 15) y la proporcionalidad (§18, 19) de la medida tomada. Rechazó
también el argumento del Reino Unido de que la medida cuestionada (la eliminación del
derecho al voto de los condenados en materia criminal) pudiera ser considerada como
parte de un consenso válido entre los Estados signatarios de la Convención Europea
sobre Derechos Humanos (§81, 82). Este precedente ha sido confirmado en el
caso Anchugov y Gladkov v. Rusia evacuado el 4 de julio de 2013, semanas antes de la
TC/0168/1379.

Lo mismo puede decirse de las decisiones de la Corte IDH, que desde la propia OC 4/84
estableció como límites al trato diferenciado, propio del margen de apreciación, lo
siguiente:

(Q)ue esa distinción parta de supuestos de hecho sustancialmente diferentes y que


expresen de modo proporcionado una fundamentada conexión entre esas diferencias y
los objetivos de la norma, los cuales no pueden apartarse de la justicia o de la razón,
vale decir, no pueden perseguir fines arbitrarios, caprichosos, despóticos o que de
alguna manera repugnen a la esencial unidad y dignidad de la naturaleza humana80.

Igual hace en Castañeda Guttman, cuando instituye como límite a la regulación de los
derechos previstos en la CADH que los límites impuestos

(...) no sean desproporcionados o irrazonables, se trata de límites que legítimamente


los Estados pueden establecer para regular el ejercicio y goce de los derechos políticos
y que se refieren a ciertos requisitos que las personas titulares de los derechos políticos
deben cumplir para poder ejercerlos81.

También en Herrera Ulloa, la Corte IDH hace la salvedad de que la regulación permitida
a un Estado no puede tener como consecuencia la desnaturalización o anulación del
derecho regulado:

Si bien los Estados tienen un margen de apreciación para regular el ejercicio de ese
recurso, no pueden establecer restricciones o requisitos que infrinjan la esencia misma
del derecho de recurrir del fallo82.

Los límites que el TEDH y la Corte IDH han establecido al margen de apreciación están
ligados a su propósito: ser una herramienta que haga posible la realización de los
derechos tomando en cuenta las "posibilidades fácticas" 83. Barbosa Delgado, también lo
vincula con esta función del Estado, afirmando que:

(E)l artículo 2o. de la CADH que indica que los Estados deben tomar las medidas
necesarias para adaptar el ordenamiento interno con lo prescrito en la Convención. Esta
razón permite entender que es el Estado el encargado de la interpretación y aplicación
de los derechos humanos dentro del país conforme a una legislación internacional
incorporada dentro del ordenamiento interno84.

Se trata, en realidad, de un margen para la elección de medios 85 frente al cual los


tribunales deben ejercer autocontrol86, pero que no faculta al Estado a desconocer o
desnaturalizar el derecho regulado.

La finalidad del margen de apreciación es permitir al Estado actuar dentro de sus


circunstancias para realizar los derechos fundamentales; por eso tiene como límite el fin
legítimo y la proporcionalidad de la "apreciación", sin llegar nunca a desnaturalizar el
derecho. Sobre todo cuando en las normas o políticas creadas pueda detectarse la
presencia de categorías sospechosas, tal y como las desarrolló la Corte IDH en Atala
Riffo y niñas v. Chile87.
Es de notar que estos criterios para la validez de las normas jurídicas han sido
adoptados por el TC en su desarrollo jurisprudencial del principio de razonabilidad (art.
40.15 CRD). Para ello ha instituido un examen de la razonabilidad que contiene tres
criterios esenciales: 1. el análisis del fin buscado por la medida, 2. el análisis del medio
empleado y 3. el análisis de la relación entre el medio y el fin88. Es importante destacar
que el TC ha establecido también que la aplicación de este examen debe hacerse en
todos los casos en que estén en juego derechos fundamentales 89.

Si quería hacer un uso adecuado del margen de apreciación, el TC debió ponderar el fin
buscado y el bien colectivo que procuraba proteger, con la necesidad de salvaguardar
los derechos individuales de los potenciales afectados por la sentencia. Esto es lo que
manda el artículo 14.4 constitucional que rige la interpretación de la Constitución
cuando existen conflictos que afecten derechos fundamentales90. Sin embargo, este
artículo ni siquiera es mencionado en la opinión de la mayoría.

Por lo anterior, entendemos que lo dispuesto por el TC en la sentencia TC/0168/13 no


está dentro del margen de apreciación. Como afirma Rivera Guevara, el TC recurrió al
margen de apreciación sin dar una justificación suficiente sobre porqué la medida
tomada era a la vez necesaria y al mismo tiempo la menos dañina a los derechos
fundamentales de los afectados91. De hecho, las justificaciones que brinda apuntan
necesariamente a una falta del propio Estado dominicano 92.A esto debe agregarse al
argumento presentado por la magistrada disidente Katia Miguelina Jiménez, quien
cuestionó al TC que pretendiera hacer uso del margen de apreciación frente a un punto
que ya había sido claramente decidido por la Corte IDH 93.

La lectura de la sentencia permite también comprobar que el TC elude reconocer que el


punto de controversia no es si el Estado dominicano puede redefinir los criterios de
asignación de la nacionalidad, sino si se encuentra en capacidad de despojar de la
nacionalidad a cientos de miles de personas mediante la aplicación retroactiva de un
criterio novedoso.

II.5.- Retroactividad de la sentencia y efecto general

La sentencia TC/0168/13 adolece de otros dos problemas estructurales que están


íntimamente ligados el uno con el otro. Para que la decisión tuviera un alcance general
(o erga omnes), el TC debió convertir en general un conflicto particular y, además,
darle a la sentencia un efecto retroactivo.

La configuración constitucional del amparo en la República Dominicana 94 hace de este


una acción que procura defender derechos individuales. Vale decir, el amparo es un
medio a través del cual un individuo procura la garantía de sus derechos frente a una
persona o personas determinadas95. El amparo interpuesto por una persona no puede
tener efectos generalizados. La única excepción a esta regla se produce cuando el
derecho cuyo amparo se procura es un derecho colectivo de los previstos en el artículo
66 constitucional96. Los derechos a la nacionalidad y al nombre no se encuentran entre
ellos.Ha sido la jurisprudencia del propio TC la que ha señalado que los derechos que no
son colectivos sólo pueden ser reclamados por sus titulares 97.

Sin embargo, el TC decidió extender los efectos de la sentencia a los cientos de miles de
personas que se encuentran en la misma situación que Juliana. Lo hace, además, bajo
el argumento de que los está beneficiando:

(L)os elementos que configuran la especie obligan al Tribunal Constitucional a adoptar


medidas que trascienden la situación particular de la señora Juliana Dequis (o Deguis)
Pierre, otorgando a esta sentencia efectos inter comunia, puesto que tiende a proteger
los derechos fundamentales de un amplísimo grupo de personas inmersas en
situaciones que desde el punto de vista fáctico y jurídico coinciden o resultan similares
a la de la recurrente98.
No debe olvidarse que lo que "beneficia" a los afectados es, por decisión del propio TC,
la orden de que se les entregue el acta de nacimiento para que luego se cuestione ante
los tribunales su legalidad y despojar a quien la porta de la nacionalidad dominicana. De
ahí que decenas de miles de personas podrían verse despojadas de la nacionalidad
dominicana como resultado de una sentencia dictada en un proceso en el que no
tuvieron oportunidad nunca de defender sus derechos 99.

La otra decisión que el TC tomó para permitir que su sentencia tuviera un efecto
generalizado fue, como ya vimos, retrotraer los efectos de su especial noción de
"tránsito" a la Constitución de 1929. Este tipo de aplicaciones retroactivas son
contrarias al artículo 110 constitucional y el 9 de la CADH, y su defensa se ha
fundamentado básicamente en que lo que hace es anular actos que tienen como
fundamento una ilegalidad y que, por ello, y debido a que nadie puede aprovecharse de
su mala fe, los efectos se retrotraen al momento del "fraude".

Es un caso claro de aplicación retroactiva de un criterio relativamente novedoso.


Recordemos que, como dijimos antes, no fue sino hasta diciembre de 2005 cuando se
dictó por primera vez una decisión jurisdiccional con efectos erga omnes que equiparara
la indocumentación con el tránsito. Es inútil recurrir a las sentencias de la Suprema
Corte sobre el tangencial tema de la fianza judicatum solvi100, toda vez que esas
decisiones fueron en casación y no eran vinculantes erga omnes.

En el caso que nos ocupa esa aplicación retroactiva es aún menos aceptable ya que el
artículo 18.2 de la Constitución establece que son dominicanos "quienes gocen de la
nacionalidad antes de la entrada en vigencia de esta Constitución". Eludir este mandato
mediante la aplicación retroactiva hasta 1929 un criterio que en realidad es novedoso
debe ser considerado un fraude a la Constitución.

Para responder a esta crítica, el TC recurrió, en sentencias posteriores, a la figura de la


"sentencia declarativa". En la sentencia TC/0028/14 del 10 de febrero de 2014 afirma
que se trata de una cuestión de ultractividad de la ley y que:

"El principio de ultractividad se recoge en sentencias declarativas, en la medida en que


a través de estas se precisa la interpretación que debe hacerse de algunas normas ya
existentes en nuestro ordenamiento jurídico. En efecto, tal y como ha precisado la
doctrina, las sentencias declarativas se erigen como aquellas cuyo objeto es poner en
evidencia lo que en el mundo del derecho existía ya. En este sentido, la novedad que
aporta este tipo de sentencias consiste en eliminar oficialmente la falta de certeza que
hasta ese momento pudiera haber dejado en la sombra la verdadera voluntad de la ley;
y así la observancia del derecho se restablece(.. .)"101. _

Lo que este argumento ignora es que el Constituyente de 2010 previó esta situación y
le brindó una solución constitucional. Tal y como señala Rojas León, "la interpretación
extensiva y retroactiva de las excepciones al ius soli pretenden eludir la norma
constitucional establecida en el artículo 18.2 de la Constitución de 2010 que establece,
en forma clara, que son dominicanos y dominicanas 'quienes gocen de la nacionalidad
dominicana antes de la entrada en vigencia de la presente Constitución" 102.

Es decir, que para lograr el resultado de la sentencia el TC ignoró el mandato expreso


del propio .

III.- Consecuencias de la TC/0168/13 y perspectivas

Las consecuencias jurídicas y de políticas públicas de la sentencia TC/0168/13 son tan


complejas como el conflicto que le dio origen. Como algunas de las medidas y
programas todavía se encuentran en fase de ejecución, no es posible conocer su
resultado final. Sin embargo, haremos una breve relación de los sucesos de mayor
interés jurídico que han ocurrido luego de la referida sentencia.
El cumplimiento de la sentencia TC/0168/13 Para cumplir la sentencia TC/0168/13 el
Estado dominicano puso en marcha tres programas:

a) Un plan de regularización de extranjeros indocumentados. Está previsto en el decreto


No. 327-13 del 29 de noviembre de 2013. El plan tuvo una duración de año y medio a
partir del 19 de diciembre de 2013 y venció el 18 de junio de 2015 con la inscripción de
al menos

102
Rojas León, Ricardo. "Análisis de la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional
dominicano a la luz de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos" en Gaceta Judicial, Año 17, No. 323, octubre de 2013.

75,000 personas, según declaraciones del Ministro de Interior 103. Estaba dirigido a los
nacionales haitianos que se encontraban en el país en situación irregular. Hubo
problemas de implementación y poca colaboración del Estado haitiano, lo que llevó a
que los propios inmigrantes exigieran exitosamente la sustitución del embajador en la
República Dominicana104. El final del proceso estuvo marcado por acusaciones de
corrupción105 y desorden106.

El Estado afirma que ha sido exitoso107, mientras que los defensores de los derechos de
los inmigrantes reconocen sus virtudes, pero son más cautelosos 108. b) La Ley 169-14
que Establece un Régimen Especial para Personas Nacidas en el Territorio Nacional
Inscritas Irregularmente en el Registro Civil Dominicano y Sobre Naturalización. Esta ley
creó dos categorías: la "A" que incluye a los hijos de extranjeros indocumentados que
nacieron en la República Dominicana y obtuvieron sus actas de nacimiento con
anterioridad a 2007109; y la "B" que incluye a los hijos de extranjeros indocumentados
que nacieron en la República Dominicana que nunca pudieron obtener el acta. A los
primeros se les homologó el acta por considerarse que no podían ser responsables de
un "error" del Estado (art. 5)110. A los segundos se les entregaba un permiso de
residencia con la garantía legal de una vía expedita para la naturalización. El plazo para
la inscripción en el grupo B era de 90 días, finalizando el 28 de octubre. Fue extendido
por 90 días más por la ley 520-14111 finalizando el 1 de febrero de 2015. Todavía no
existen informes finales sobre el proceso, pero el grupo Reconoci.do, que aboga por los
derechos de los afectados por la sentencia TC/0168/13, afirma que la implementación
no cumplió con las expectativas112.

El Estado ha señalado que, como veremos en el párrafo siguiente, se han beneficiado


55,000 afectados por la sentencia TC/0168/13 y sus descendientes. Luego de esta
declaración, y de la publicación de la lista de beneficiados por el proceso de aplicación
de la Ley 169-14, Reconoci.do saludó el resultado, pero expresó desconfianza en la JCE.
Por ello, pidió al Ejecutivo que vele porque ésta respete el proceso 113. c) Finalmente, la
JCE está llevando a cabo la Auditoría al Registro Civil en los años 1929 -2007114. El 26
de junio de 2015, la JCE publicó en dos medios de comunicación la lista de las 55,000
personas beneficiadas de la auditoría y cuya nacionalidad será reconocida por el Estado
dominicano115.

III.2.- Intervención de la Corte IDH y respuesta del TC

En octubre de 2014 se hizo pública la decisión Caso de personas dominicanas y


haitianas expulsadas V. República Dominicana. Aunque el caso sobre el que trata había
iniciado su trámite en el SIDH años antes del fallo TC/0168/13, esta sentencia fue vista
como la respuesta de la Corte IDH a la misma. Y con razón, puesto que en su decisión
la Corte se refiere repetidamente a la sentencia del TC. Pero también el dispositivo
de Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas ordena al Estado dominicano
dejar sin efecto la sentencia, y la ley 169-14:

18. El Estado debe adoptar, en un plazo razonable, las medidas necesarias para evitar
que la sentencia TC/0168/13 y lo dispuesto por los artículos 6, 8 y 11 de la Ley No.
169-14 continúen produciendo efectos jurídicos, en los términos del párrafo 468 de la
presente Sentencia.

19. El Estado debe adoptar, en un plazo razonable, las medidas necesarias para dejar
sin efecto toda norma de cualquier naturaleza, sea ésta constitucional, legal,
reglamentaria o administrativa, así como toda práctica, o decisión, o interpretación, que
establezca o tenga por efecto que la estancia irregular de los padres extranjeros motive
la negación de la nacionalidad dominicana a las personas nacidas en el territorio de
República Dominicana, en los términos del párrafo 469 de la presente Sentencia.

20. El Estado debe adoptar, en un plazo razonable, las medidas legislativas, inclusive, si
fuera necesario, constitucionales, administrativas y de cualquier otra índole que sean
necesarias para regular un procedimiento de inscripción de nacimiento que debe ser
accesible y sencillo, de modo de asegurar que todas las personas nacidas en su
territorio puedan ser inscritas inmediatamente después de su nacimiento
independientemente de su ascendencia u origen y de la situación migratoria de sus
padres, en los términos del párrafo 470 de la presente Sentencia116.

Como respuesta, el TC emitió la sentencia TC/0256/14 el 4 de noviembre de 2014 117. En


una decisión que alteró el esquema del pacta sunt servanda y el bloque de
constitucional en el ordenamiento dominicano, anuló la competencia de la Corte IDH
sobre el país118.

Para justificar su decisión, el TC afirma que el instrumento de adhesión a la


competencia de la Corte IDH no cumplió con los requisitos previstos en la Constitución
(CRD) de 1994, vigente al momento de depositarse aquel ante la Organización de
Estados Americanos (OEA).

Esta sentencia, al igual que la TC/0168/13 adolece de importantes fallas. Por ejemplo,
no toma en cuenta que, según el artículo 62.1 de la CADH, el reconocimiento de la
competencia de la Corte IDH puede hacerse sin necesidad de una convención
especial119. Vale decir, sin necesidad de un nuevo tratado, que es lo que exige de la
ratificación congresual. La CADH es el único tratado internacional que se refiere a la
Corte IDH y sus competencias, por lo que no había que ratificar un tratado distinto.
Tampoco había que hacerlo nuevamente con la CADH. La decisión del TC produce una
vulneración clara del pacta sunt servanda.

El TC basó su decisión en el artículo 46.1 de la Convención de Viena, sobre el Derecho


de los tratados entre Estados y organizaciones internacionales o entre organizaciones
internacionales. Este artículo establece que:

El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya sido


manifiesto en violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la
competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio
de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una norma
de importancia fundamental de su derecho interno.

Para el TC esto implica que:

9.6. En la especie, a la luz del aludido artículo 46.1, cabe inferir que la regla Pacta sunt
servanda no se erige como obstáculo para el conocimiento de la presente acción directa
de inconstitucionalidad, en vista de que en dicha acción se alega, precisamente, que el
acto mediante el cual se ha pretendido manifestar el consentimiento de la República
Dominicana para aceptar la competencia de la CIDH ha sido otorgado en violación de
nuestra Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del
Estado dominicano. Cabe recordar al efecto que, en definitiva, la excepción contenida
en el artículo 46.1 del Convenio de Viena prescribe la ineficacia de la regla Pacta sunt
servanda cuando el consentimiento de un Estado para participar en un tratado no se ha
producido o se encuentra afectado de nulidad. Y cabe la posibilidad de que esto último
podría haber ocurrido en la especie, lo cual examinaremos más adelante en el cuerpo
de esta decisión, ya que el consentimiento dominicano a la jurisdicción contenciosa de
la CIDH pudo haber sido otorgado en violación manifiesta de una norma fundamental
del Derecho interno del Estado dominicano120 .

Es decir, el TC entiende que el artículo 46 de la Convención de Viena es aplicable en el


presente caso y le permite superar el obstáculo del pacta sunt servanda dada la
supuesta irregularidad en la que habría incurrido el Poder Ejecutivo al reconocer la
competencia de la Corte IDH.121

También debe señalarse que, de acuerdo al principio de compétence de la


compétence, la Corte IDH es el tribunal llamado a decidir si la República Dominicana
todavía se encuentra sujeta a su jurisdicción. Como ha señalado constantemente desde
la decisión sobre su competencia en el caso Tribunal Constitucional V. Perú: "es la
Corte, como todo órgano internacional con funciones jurisdiccionales, quien tiene el
poder inherente de determinar el alcance de su propia competencia"122. A esto debe
sumarse, como hace atinadamente Roberto Álvarez 123, el argumento del TC ya ha sido
conocido -y rechazado- en otro caso por la Corte Internacional de Justicia 124

Todavía no se conocen las consecuencias internacionales de la sentencia TC/0256/14 125.

IV.- Conclusiones

La inmigración de indocumentados haitianos a República Dominicana es producto de


una confluencia compleja de causas económicas, sociales e históricas. Sus
consecuencias también. El nacimiento de decenas de miles de dominicanos
descendientes de estos inmigrantes ha causado un debate sobre las consecuencias
jurídicas del ius soli.

La discusión dio un giro decisivo luego de la sentencia TC/0168/13 del TC dominicano,


que aplicó una interpretación restrictiva del ius soli, excluyendo de la nacionalidad
dominicana a los hijos de haitianos que no tenían residencia legal en el país.

El fallo ha sido el punto de partida para la aplicación de un plan de regularización de


extranjeros indocumentados y, además, para la protección incompleta de los derechos
de los afectados por la sentencia, pero no puede afirmarse que la discusión jurídica
haya terminado.Entre otras razones, porque las consecuencias de la TC/0168/13
desbordan ya el ámbito interno y -dada la forma en que se produjo el desconocimiento
de la competencia de la Corte IDH en la sentencia TC/0256/14-- han creado un
potencial conflicto con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Esta última
decisión amplía el margen de acción del Estado dominicano en el ámbito interno, pero
puede complicarle las cosas en el ámbito internacional.

Finalmente, el caso de la sentencia TC/0168/13 es un claro ejemplo de las


consecuencias negativas que pueden traer las soluciones pretendidamente simples a
problemas complejos. El TC intentó resolver por medio de un fíat judicial una situación
que requiere de otros abordajes. Fue necesario el esfuerzo de los demás poderes
públicos, incluyendo una ley que reconoce la nacionalidad de los afectados por la
sentencia que ya habían obtenido su acta de nacimiento, para evitar las peores
consecuencias de la decisión del TC.

En lugar de aclarar la situación jurídica, resultó una herramienta inadecuada; para


aplicarla se desconocieron derechos adquiridos y para defenderla se cercenó uno de los
más importantes lazos que tiene la República Dominicana con la protección
internacional de los derechos humanos. Es de esperar que, con el tiempo y con otras
decisiones jurídicas y políticas, los efectos negativos de la sentencia queden todos en el
pasado.
1
Dicha decisión no fue unánime. Las magistradas Ana Isabel Bonilla y Katia Miguelina
Jiménez aportaron dos magníficos votos disidentes. Aunque el TC publica anualmente su
boletín, el mejor lugar para encontrar las sentencias es el portal de Red del propio
Tribunal: http://www.tribunalconstitucional.gob.do/Sentencias.

2
Que en ese momento ostentaba la facultad para conocer las acciones directas en
inconstitucionalidad en virtud de lo establecido en el artículo 67 de la Constitución de
2002.

3
Esta decisión ha sido confirmada con distribución de votos casi idéntica por, entre
otras, las sentencias TC/0275/13, TC/0290/13, TC/0028/14, TC/0042/14, TC/0043/14,
TC/0057/14, TC/0078/14, TC/0086/14 y TC/0108/14.

4
Corte IDH. Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas V. República
Dominicana. Sentencia del 28 de agosto de 2014. Serie C,no. 282.

5
Decreto No. 327-13 del 29 de noviembre de 2013, que establece el "Plan nacional de
regularización de extranjeros en situación migratoria irregular".

6
Ley No. 169-14 que Establece un Régimen Especial para Personas Nacidas en el
Territorio Nacional Inscritas Irregularmente en el Registro Civil Dominicano y Sobre
Naturalización del 21 de mayo de 2014.

7
Decreto No. 250-14 sobre el Reglamento de Aplicación de la Ley No. 169-14 del 23 de
julio de 2014.

8
Existe una amplia bibliografía sobre estos temas. El Manual de historia dominicana de
Moya Pons es un excelente punto de partida para su estudio. Moya Pons, Frank Manual
de historia dominicana, 155 ed. Santo Domingo: Ediciones Librería Trinitaria, 2013.

9
A pesar de las críticas que merece la sentencia TC/0168/13, no puede ser comparada
con este suceso histórico. La sentencia es un acto jurídico que lesiona gravemente los
derechos de parte de la población dominicana, pero no es un crimen de lesa humanidad.

10
Para ver dos perspectivas distintas de este conflicto recomendamos Bosch, Juan Crisis
de la democracia de América en la República Dominicana 1era edición dominicana, Santo
Domingo: Talleres Alfa & Omega, 1991, pp. 175 y ss.; además Martin, John
Bartlow Overtakenbyevents: The Dominican crisis from the fall of Trujillo to the Civil
War, New York: Doubleday & Company, 1966, pp. 416 y ss.

11
Por razones de espacio, no es posible entrar en detalles de este proceso. Dos fuentes
de información son: 1) Cuello H. José Israel Contratación de mano de obra haitiana
destinada a la industria azucarera dominicana (1952-1986), Santo Domingo: Taller,
1997; y 2) Vásquez Frías, Pastor ¡Éxodo! Un siglo de migración haitiana hacia la
República Dominicana Santo Domingo: Editorial Santuario, 2013. Ambas obras
demuestran cómo los Estado dominicano y haitiano contrataron durante décadas el
paso de mano de obra haitiana para sostener la industria dominicana de la caña. Otra
fuente importante es la bitácora del abogado Olivo Rodríguez Huertas. Ha publicado en
ella datos históricos olvidados sobre este proceso.
Ver http://olivorodriguez.blogspot.com/. Visitado por última vez el 20 de junio de 2015.

12
La cédula de identidad y electoral es el documento que sirve para la identificación de
todos los mayores de edad en la República Dominicana para los fines civiles y los de
participación electoral. Se rige, sobre todo, por la Ley No. 8-92 sobre Cédula de
Identidad y Electoral. El acta de nacimiento es el documento que se expide al nacer en
la República Dominicana y que sirve para registrar a la persona. Se rige, sobre todo, por
la Ley No. 659 sobre Actos del Estado Civil del 17 de julio de 1944.

13
Disponible en línea en el portal de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, http://cidh.oas.org/basicos/basicos3.htm. Última visita el 13 de junio de
2015.

14
Resolución No. 739, que aprueba la Convención Interamericana sobre Derechos
Humanos (sic). Gaceta Oficial No. 9461, del 18 de febrero de 1978.

15
Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Sentencia del 8 de
septiembre de 2005. Serie C No. 130.

16
Ver Yean y Bosico,§145 y §146. Como pude comprobarse en §147, el Estado
dominicano finalmente entregó las actas de nacimiento, pero sólo cuando se inició el
proceso ante el SIDH.

17
Ver Yean y Bosico, §109.6, §109.7 y §109.8.

18
En este caso nos referimos a los padres de las menores Yean y Bosico, con exclusión
de sus madres. Como veremos a seguidas, la distinción es importante.

19
Ver Yean y Bosico, §120.

20OC-18/03 del 17 de septiembre de 2003 sobre la Condición Jurídica y Derechos de los


Migrantes Indocumentados, solicitada por los Estados Unidos Mexicanos. Ver, sobre
todo, §118 y §134. En estos puntos de la OC-18/03, la Corte IDH afirma que los
inmigrantes indocumentados no pueden ser objeto de discriminación ni desconocimiento
de sus derechos. Aunque estos párrafos no se refieren de manera específica a la
adquisición de la nacionalidad, la Corte IDH los usó para cuestionar que la nacionalidad
de las menores estuviera en entredicho por causa de la situación migratoria de sus
padres.

21
Yean y Bosico, §155 y §156.

22
Yean y Bosico, §158.

23
La acción directa es la vía procesal mediante la cual se ejerce el control concentrado
de la constitucionalidad. Permite la anulación con efectos generales de una norma que
sea contraria a la Constitución. La Constitución de 2002, vigente en 2005, preveía en su
artículo 67.1 que esta facultad estaba en manos del pleno de la Suprema Corte de
Justicia. Según el artículo 185 de la Constitución de 2010, vigente en la actualidad, el
control concentrado de la constitucionalidad es facultad del Tribunal Constitucional.

24
Sentencia No. 9, 14 de septiembre de 2005. Boletín Judicial 1141.

25
Sentencia No. 9, 14 de septiembre de 2005. Boletín Judicial 1141.

26
Como referencia, puede leerse Núñez, Ramón y Perdomo, Nassef "Los fallos del fallo:
Análisis de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia sobre la constitucionalidad de la
ley de migración" en http://www.cielonaranja.com/fallosuprema.pdf. Última visita en 8
de junio de 2015.

27
Es importante señalar que, a diferencia de lo que ocurre en el caso de las menores
Yean y Bosico, ninguno de los padres de Juliana Deguis es dominicano. Por ello, la
vinculación entre ambos casos no se encuentra tanto en la aplicación directa de las
normas de reconocimiento de la nacionalidad, como en la discriminación sufrida por los
hijos de indocumentados haitianos. Aunque el efecto práctico es casi el mismo, la
diferencia jurídica es lo suficientemente importante como para ser tomada en cuenta.

28
En la actualidad este principio se encuentra consagrado en el artículo 6 constitucional.

29
fr. Notas al pie de página 15 y 87, junto con el §1.1.12 de la sentencia TC/0168/13.

30
Junta Central Electoral, Circular No. 17 del 29 de marzo de 2007.

31
Junta Central Electoral, Resolución No. 12-2007 del 10 de diciembre de 2007.

32
TC/0168/13, p. 35 y ss.

33
TC/0168/13, §8.1.

34
La norma que regía la obtención de la nacionalidad dominicana al momento de nacer
Juliana Deguis era el artículo 11 de la Constitución de 1966, que se mantuvo inalterado
hasta la reforma de 2010. Decía así: Artículo 11 - Son dominicanos:
1. Todas las personas que nacieren en el territorio de la República, con excepción de los
hijos legítimos de los extranjeros residentes en el país en representación diplomática o
los que están de tránsito en él.
2. Las personas que al presente estén investidas de esta calidad en virtud de
constituciones y leyes anteriores.
3. Todas las personas nacidas en el extranjero, de padre o madre dominicanos, siempre
que, de acuerdo con las leyes del país de su nacimiento, no hubieren adquirido una
nacionalidad extraña; o que, en caso de haberla adquirido, manifestaren, por acto ante
un oficial público remitido al Poder Ejecutivo, después de alcanzar la edad de diez y
ocho (18) años, su voluntad de optar por la nacionalidad dominicana.
4. Los naturalizados. La ley dispondrá las condiciones y formalidades requeridas para la
naturalización.

35
La fecha en la que la sentencia se hizo pública es el 25 de septiembre de 2013, pero
fue firmada por los miembros del TC el 23 de septiembre.

36
Transcribimos íntegramente el dispositivo de la sentencia con la intención de que
pueda apreciarse cómo el alcance de la misma va más allá de lo propio de una
sentencia en un caso de amparo. Además, nos permite resumir en un solo lugar lo
ordenado por la sentencia. Por cuestiones de espacio, no todos los dispositivos serán
analizados en detalle.

37
Aunque no se comparta la sentencia del TC, en el análisis es importante usar el mismo
lenguaje que ella. Esto evita confusiones, inconsistencias y contradicciones. Por eso, a
partir de este punto, cuando se use la definición amplia de "tránsito" prevista en la
sentencia TC/0168/13 se entrecomillará la expresión.

38
En los §2.1.4 y 2.1.5 puede verse que el tribunal que conoció originalmente el caso
había rechazado el amparo porque entendió que la fotocopia del acta de nacimiento
presentada por Juliana como prueba no era suficiente para acreditar su condición de
dominicana. Fundamentándose en la libertad de prueba prevista en el artículo 80 de
la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y los Procedimientos
Constitucionales (LOTCPC), el TC determinó que en materia de amparo las fotocopias sí
tienen valor probatorio en este caso.

39
Primera Encuesta Nacional de Inmigrantes en la República Dominicana (ENI-2012)
elaborada por la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Disponible
en http://countryoffice.unfpa.org/dominicanrepublic/drive/InformeENI-2012-
General.pdf.
40
TC/0168/13 §1.1.2 y 1.1.3. Nótese el uso de la palabra "inmigrante" para referirse a
una persona que, hasta el momento de dictarse la sentencia, nunca había estado en
otro país.

41
Tribunal Constitucional de la República Dominicana, Declaración del 7 de noviembre
de 2013, §4. Disponible en www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1815. Visitado por
última vez el 9 de junio de 2015.

42
Los datos usados por el TC están presentes en la ENI-2012. La cifra de los nacidos en
Haití puede encontrarse en las pp. 29 y 62, así como en múltiples cuadros de la misma
publicación. La cifra de las personas de origen haitiano puede encontrarse en las
páginas 30 y 73.. La cifra que se establece en estas páginas, así como en uno de los
cuadros que se refiere a ella, es la de 668,144. En los últimos dos cuadros en los que
está presente el renglón, la cifra dada es 668,145. El TC usa esta última cifra.

43
Aunque el ordenamiento jurídico de otros países otorgan al legislador un amplio
margen de acción para definir los criterios de acceso a la nacionalidad, en el caso
dominicano esto está casi completamente configurado por la Constitución.

44
Ver TC/0168/13 §1.1.10 y ss.

45
En el mencionado §1.1.10 de la TC/0168/13 el TC fundamenta esta distinción en las
definiciones que hace la Real Academia Española de los vocablos "transitorio" y
"transeúnte". Según la misma lógica del TC, el diccionario de la RAE pudo haber puesto
fin al problema, toda vez que todas las acepciones de "transeúnte" presentes en este
diccionario hacen énfasis en que el transeúnte se encuentra de paso en un lugar. Una
persona indocumentada que se ha asentado en un país que no es el suyo, no está de
tránsito, sino que carece de los documentos de autorización para residir en un país que
no es el suyo. Su estatus no es el de "transeúnte", sino el de indocumentado/a.

46
TC/0168/13 §1.1.14.3.

47
Ver Yean y Bosico, §156.

48
Ver TC/0168/13, §1.1.13. También la nota al pie de página no. 87 de la misma
sentencia.

49
Ver Yean y Bosico, §1.1.13 y ss. y §1.1.14 y ss.

50
Ver Reglamento de Migración No. 279 del 12 de mayo de 1939:

Seccion V. - Transeúntes:(Modificada por el Decreto No. 4197, del 24-2-47. Gaceta


Oficial No. 6593) %±

a) A los extranjeros que traten de entrar a la República con el propósito principal de


proseguir al través del país con destino al exterior, se les concederán privilegios de
transeúntes. Estos privilegios serán concedidos aunque el extranjero sea inadmisible
como inmigrante, si su entrada no fuere contraria a la salud y al orden públicos. Al
extranjero se le requerirá declarar su destino, los medios que haya escogido para su
transporte y la fecha y el lugar de salida de la República. Un período de 10 días se
considerará ordinariamente suficiente para poder pasar al través de la República.

b) A un extranjero admitido con el propósito de proseguir al través del país, se le


concederá un Permiso de Desembarco, válido por 10 días. No se cobrarán derechos por
este Permiso. El Permiso deberá ser conservado, por la persona para quien fue
expedido, todo el tiempo que dure su tránsito al través de la República y devuelto al
Inspector de Migración en el momento de la salida.
51
Ver TC/0168/13, §2.1.a.

52
Ver TC/0168/13, §2.1.b.

53
Castillo Petruzzi y otros c. Perú, Serie. C, No. 52, 1999, §99.

54
Corte IDH, Opinión Consultiva sobre Propuesta de modificación a la Constitución
Política de Costa Rica, OC-4/84, Ser. A, No. 4, párrafo 32.

55
Las disposiciones del artículo 46 de la CVDT son importantes porque formaron parte
de los argumentos del TC para desconocer, mediante la sentencia TC/0256/14, la
competencia de la Corte IDH. Este desconocimiento se hizo con efectos retroactivos,
afectando así la capacidad de las personas para usar en su favor los precedentes de la
Corte IDH, incluyendo Yean y Bosico.

56
Sousa Duvergé, Luis Antonio. Control de convencionalidad en República
Dominicana, Santo Domingo: lusNovum, 2011, p. 80.

57
Sousa Duvergé, Luis Antonio. Control de convencionalidad en República
Dominicana, Santo Domingo: lusNovum, 2011, p. 80.

58
Ayuso, José Alejandro. La Constitución, Derecho Internacional e integración
supranacional, Santo Domingo: Fundación Equidad, 2011, p. 50.

59
Sentencia TC/0037/12 del 7 de septiembre de 2012. 2.3.4 Al reconocer y aplicar las
normas del derecho internacional, general y americano, en la medida en que sus
poderes públicos las hayan adoptado, tiene otra implicación que trasciende el ámbito
interno. Es que en virtud de los principios del derecho internacional, el cumplimiento de
las obligaciones nacidas de los tratados internacionales debe llevarse a cabo de buena
fe (Pacta Sunt Servanda), es decir, sin que se pueda invocar normas del derecho
interno para incumplir con la responsabilidad internacional asumida en la convención.

Sentencia TC/0096/12 del 21 de diciembre de 2012: "d) Además, es evidente que la


actuación de la antes indicada Cámara entraña una singular vulneración al derecho
fundamental a ser protegido por el amparo, ya que se trata de un caso en que el
ciudadano ha cumplido con todas las exigencias establecidas por la ley para acceder a
la justicia constitucional, vía el amparo; no obstante, este no consigue la posibilidad de
ejercer esa fundamental garantía de que es acreedor, situación que deviene en una
inexcusable denegación de justicia. e) Esta denegación de justicia, no sólo violenta
nuestro ordenamiento jurídico, y no únicamente en lo concerniente al ámbito nacional,
sino que también contraviene convenios y pactos internacionales suscritos por el país y
que forman parte integral de nuestro sistema de justicia constitucional por aplicación
del artículo 74, numeral 3, de la Constitución, que establece: "Los tratados, pactos y
convenciones relativos a los derechos, suscritos y ratificados por el Estado dominicano,
tienen jerarquía constitucional y son de aplicación directa e inmediata por los tribunales
y demás órganos del Estado;". En tal sentido la República Dominicana, como estado
que forma parte de la comunidad internacional adopta sus disposiciones, es por ello que
el artículo 26, numeral 1, del texto sustantivo expresa: "Reconoce y aplica las normas
del derecho internacional, general y americano, en la medida en que sus poderes
públicos las hayan adoptado".

60
TC/0084/13 del 4 de junio de 2013, p. 11. Es necesario señalar que, después de
evacuada la sentencia TC/0256/14, el magistrado presidente del TC, Dr. Milton Ray
Guevara explicó que esa referencia a la competencia de la Corte IDH se trató de un
simple orbiter dicta y no un precedente. Discurso de Rendición de Cuentas en el Tercer
Aniversario del Tribunal Constitucional, 27 de enero de 2015, pp. 14-15. Disponible
en http://www.tribunalconstitucional.gob.do/sites/default/files/Discurso%20Magistrado
%20Presidente%20Milton%20Ray%20Guevara%20Rendicion%20Cuentas
%202014_01.pdf. Última visita el 13 de junio de 2015. Vale destacar que, en este caso,
como en el de la "Declaración" referida a la TC/0168/13 citada en §II.1 de este ensayo,
se produce un hecho que deja en entredicho la suficiencia de los argumentos del TC en
ambas decisiones. Ante los cuestionamientos públicos a sus sentencias, el TC las
defendió por vías de declaraciones públicas, agregando argumentos que no están
presentes en estas.

61
TC/0167/13, p. 70, §2.3.

62
Es importante, aunque el TC hace la salvedad de que, a pesar de que fue firmada,
nunca ha sido ratificada por el Congreso Nacional.

63
Ver TC/0168/13, §3 y ss., pp. 75 y ss.

64
Ver TC/0168/13, §3 y ss., pp. 78 y ss.

65
CADH, Art. 20.2.- Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo
territorio nació si no tiene derecho a otra.

66
Como puede verse en §ll.2 y §ll.5 de este mismo trabajo, los afectados por la
sentencia ya gozaban del derecho a la nacionalidad dominicana.

67
Ver TC/0168/13, § 2.7 y ss., p. 72 y ss.

68
TC/0168/13, § 2.9.

69
TC/0168/13, § 2.12.

70
Barbosa Delgado menciona entre ellos al Caso relativo a ciertos aspectos de la
legislación lingüística de la enseñanza en Bélgica,sentencia del 23 de julio de 1968. Ver
Barbosa Delgado, Francisco R. "El margen nacional de apreciación en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos: Entre el Estado de Derecho y la sociedad
democrática" en AAVV El margen de apreciación en el Sistema Interamericano de
Derechos Humanos: proyecciones regionales y nacionales, Acosta Alvarado, Paola
Andrea y Núñez Poblete, Manuel ed., México: Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), 2012, pp. 51-82.

71
Ver TEDH Lawless v. Ireland, del 1 de julio de 1961, §37. Disponible en la Red
en http://hudoc.echr.coe.int/sites/eng/pages/search.aspx?i=001-57518. Última visita el
15 de junio de 2015. Barbosa Delgado lo llama "Lawness v. Irlanda" y atribuye la
decisión a la Comisión Europea de Derechos Humanos. En realidad el caso lleva por
nombre "Lawless v. Irlanda" y fue fallado por el TEDH.

72
TEDH De Wilde, Ooms y Versyp v. Bélgica, 18 de junio de 1971, §93. Disponible en la
Red en http://hudoc.echr.coe.int/sites/eng/pages/search.aspx?i=001-57606. Última
visita el 15 de junio de 2015.

73
TEDH, Handyside v. Reino Unido, 7 de diciembre de 1976, §47 y ss. Disponible en la
Red en http://hudoc.echr.coe.int/sites/eng/pages/search.aspx?i=001-57499. Última
visita el 15 de junio de 2015.

74
Handyside v. Reino Unido, §48.

75
Núñez Poblete, Manuel. "Sobre la doctrina del margen de apreciación nacional. La
experiencia latinoamericana confrontada y el thelos constitucional de una técnica de
adjudicación del Derecho lnternacional de los Derechos Humanos" en AAVV El margen
de apreciación en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos: proyecciones
regionales y nacionales, Acosta Alvarado, Paola Andrea y Núñez Poblete, Manuel ed.,
México: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 2012, pp. 3-49.

76Corte lDH,Caso Herrera Ulloa v. Costa Rica, de 2 de julio de 2004. Serie C,no. 107,
§161.

77
Corte lDH. Caso Castañeda Gutmanv. México, 6 de agosto de 2008. Serie C,no. 184,
§155.

78
TEDH, Hirst v. Reino Unido (2do), 6 de octubre de 2005. Disponible en la Red
en http://hudoc.echr.coe.int/sites/eng/pages/search.aspx?i=001-70442. Última visita el
15 de junio de 2015.

79
TEDH, Anchugov y Gladkov v. Rusia, 4 de julio de 2014. Disponible en la Red
en http://hudoc.echr.coe.int/sites/eng/pages/search.aspx?i=001-122260. Última visita
el 15 de junio de 2015.

80
OC 4-84, §57.

81
Castañeda Gutman, §155.

82
Herrera Ulloa v. Costa Rica, §161.

83
Alexy, Robert Teoría de los Derechos Fundamentales, Madrid: Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, 2da edición, 2007, p. 524. Alexy no se refiere
específicamente al margen de apreciación en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos. Sin embargo, es válido para el caso que tratamos lo que expone sobre el
margen del que goza el legislador para regular los derechos constitucionales.

84
Barbosa Delgado, Francisco R., op. cit., p. 53.

85
Alexy, Robert, op. cit.pp 522-523.

86
Núñez Poblete, Manuel op. cit. p. 6.

87
Corte IDH AtalaRiffo y niñas v. Chile, 24 de febrero de 2012. Serie C, no. 239, §72 y
ss.

88
La aplicación de un examen de razonabilidad con estas características ha sido
jurisprudencia constante del TC a partir de la sentencia TC/0044/12 del 21 de
septiembre de 2012. En el mismo sentido ver, entre otras, la TC/0049/13 y la
TC/0161/13. Ver sobre todo TC/0044/12 §9.2.2.

89
TC/0127/13 del 2 de agosto de 2013, §8.10.

90
Artículo 74.4 constitucional: "Los poderes públicos interpretan y aplican las normas
relativas a los derechos fundamentales y sus garantías, en el sentido más favorable a la
persona titular de los mismos y, en caso de conflicto entre derechos fundamentales,
procurarán armonizar los bienes e intereses protegidos por esta Constitución".

91
Rivera Guevara, Noelia "Margin of appreciation and the right to nationality: A
commentary on the decisión by the Constitutional Court of the
Dominican Republic"ensayopresentadoen el Taller No. 6 en el lX Congreso de Derecho
Constitucional, 2014. "Retos constitucionales: Globales y locales", Oslo, 16 al 20 de
junio de 2014. Organizado por la Asociación lnternacional de Derecho Constitucional y el
Departamento de Derecho Público e lnternacional de la Universidad de Oslo, p.
8.Disponible
en www.jus.uio.no/english/research/news-and-events/events/conferences/2014/wccl-
cmdc/wccl/papers/ws6/w6-rivera.pdf. Visitado por última vez el 17 de junio de 2015.

92
Idem, p. 12. Ver también TC/0168/13, §11.1.4 y ss.

93
Ver TC/0168/13, pp. 136-137.

94
Artículo 72 CRD.-Acción de amparo. Toda persona tiene derecho a una acción de
amparo para reclamar ante los tribunales, por sí o por quien actúe en su nombre, la
protección inmediata de sus derechos fundamentales, no protegidos por el hábeas
corpus, cuando resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de toda
autoridad pública o de particulares, para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o
acto administrativo, para garantizar los derechos e intereses colectivos y difusos. De
conformidad con la ley, el procedimiento es preferente, sumario, oral, público, gratuito
y no sujeto a formalidades.Párrafo.-Los actos adoptados durante los Estados de
Excepción que vulneren derechos protegidos que afecten irrazonablemente derechos
suspendidos están sujetos a la acción de amparo

95
Jorge Prats, Eduardo. Comentarios a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de
los Procedimientos Constitucionales, Santo Domingo: lusNovum, 2011, p. 145.

96
Artículo 66 CRD.- Derechos colectivos y difusos. El Estado reconoce los derechos e
intereses colectivos y difusos, los cuales se ejercen en las condiciones y limitaciones
establecidas en la ley. En consecuencia protege:

1) La conservación del equilibrio ecológico, de la fauna y la flora;

2) La protección del medio ambiente;

3) La preservación del patrimonio cultural, histórico, urbanístico, artístico,


arquitectónico y arqueológico.

97
Tribunal Constitucional, sentencia TC/0123/13 del 4 de julio de 2013: "10.8. El
derecho fundamental que se violaría, en la eventualidad de que el Ministerio de
Educación implementare la referida circular, es el de la educación, un derecho que es,
al mismo tiempo, individual y de segunda generación. Dada la naturaleza del indicado
derecho fundamental, su protección, en caso de violación, solo puede ser reclamada por
su titular. En este orden, las entidades originalmente accionantes y ahora recurrentes,
carecen de legitimidad para invocar las violaciones a las cuales se refiere la acción de
amparo".

98
TC/0168/13, §2.9, p. 97.

99
También consideramos inconstitucional, por violar el derecho al debido proceso, la
orden del TC a la JCE para que traspase a los libros de extranjería a decenas de miles
de dominicanos que no participaron en el caso que motivó la sentencia. A esta obvia
violación al derecho a la defensa debe sumarse que el Tribunal ha ordenado medidas
que contravienen la presunción de legalidad de las actas del Estado Civil, prevista en los
artículos 45 del Código Civil y 31 de la Ley 659 sobre Actos del Estado Civil.

100
Fianza que debía pagar un demandante civil extranjero para poder recurrir en
justicia. Fue eliminada por el artículo 9 de la Ley No. 544-14 sobre Derecho
lnternacional Privado de República Dominicana del 15 de octubre de 2014.

101
TC, sentencia TC/0028/14 del 10 de febrero de 2014, pp. 29-30.
102
Rojas León, Ricardo. "Análisis de la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional
dominicano a la luz de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos" en Gaceta Judicial, Año 17, No. 323, octubre de 2013.

103
"Fadul: Haitianos inscritos en Plan de Regularización suman 275,000" periódico
Diario Libre, versión digital, 17 de junio de
2015. http://www.diariolibre.com/noticias/2015/06/17/i1199491_fadul-haitianos-
inscritos-plan-regularizacin-suman-275-000.html.

104
"Haitianos piden destitución del embajador Fritz Cineas", periódico El Caribe, edición
digital, 24 de febrero de 2015. http:// www.elcaribe.com.do/2015/02/24/haitianos-
piden-destitucion-del-embajador-haitiano-fritz-cineas. "Haití nombra embajador en RD
en sustitución de Fritz Cineas", periódico El Caribe, edición digital, 25 de febrero de
2015. http://www.elcaribe.com.do/2015/02/25/sesignan-daniel-supplice-como-
embajador-haiti.

105
"Haitianos insisten les "cobran peaje" para entrar a Interior y Policía", periódico El
Caribe, edición digital, 9 de junio de
2015.http://www.elcaribe.com.do/2015/06/09/haitianos-insisten-ldquocobran-
peajerdquo-para-entrar-interior-policia.

106
"Desorden en centros del Plan de Regularización" periódico Diario Libre, versión
digital, 16 de junio de
2015. www.diariolibre.com/noticias/2015/06/16/i1197391_desorden-centros-del-plan-
regularizacin.html

107
"fl Plan de Regularización ha sido un éxito y seguirá registrando a los
haitianos" periódico digital
Acento.com.do. http://acento.com.do/2015/actualidad/8256056-el-plan-de-
regularizacion-ha-sido-un-exito-y-seguira-registrando-a-los-haitianos/. Última visita el
13 de junio de 2015.

108
"OIM y Centro Bonó ponderan el Plan de Regularización", periódico Diario Libre,
versión digital, 19 de junio de
2015. http://www.diariolibre.com/noticias/2015/06/19/i1201991_oim-centro-bon-
ponderan-plan-regularizacin.html.

109
Aunque esto aparenta ser contradictorio a la TC/0168/13, el TC parece considerar que
esta solución es constitucional. En la sentencia TC/0309/14 del 22 de diciembre de 2014
afirmó lo siguiente: "i. No obstante, con posterioridad a la emisión de la referida
sentencia, el veintitrés (23) de mayo de dos mil catorce (2014), fue promulgada la Ley
núm. 169-14, que establece un régimen especial para personas nacidas en el territorio
nacional e inscritas irregularmente en el Registro Civil dominicano, y sobre
naturalización. j. Dicha ley responde, precisamente, a las críticas hechas por este
tribunal constitucional, mediante la referida sentencia TC/ 0168/13, a las imprevisiones
legales de la política migratoria del país y a las deficiencias institucionales y
burocráticas del Registro Civil, que predominaban desde junio de mil novecientos
veintinueve (1929) y que provocaron que un determinado número de personas nacidas
en este país, aun siendo extranjeros, recibieran documentación como si fueran
auténticos nacionales dominicanos, al inscribirlos irregularmente en los libros del
Registro Civil.k. En tal virtud, a los fines de regular la situación, y en cumplimiento del
mandato de este tribunal, se emite la referida ley núm. 169-14, como respuesta a parte
de la problemática que fuera generada por el propio Estado dominicano". Debe tomarse
en cuenta, sin embargo, que se trata de una parte de la sentencia que pudiera ser
considerada orbiter dicta.

110
Esto ha sido objeto de críticas, toda vez que implica el reconocimiento de que -en
principio- no les correspondía la nacionalidad.
111
Ley No. 520-14 que prorroga por noventa (90) días el plazo dispuesto en la Ley No.
169-14, que establece un régimen especial para personas nacidasen el territorio
nacional inscritas irregularmente en el registro civil dominicano del 3 de noviembre de
2014. Disponible en el Portal de la Red de la Consultoría Jurídica del Poder
Ejecutivo http://www.consultoria.gov.do/consulta/Default.aspx.

112
"Organizaciones de sociedad civil dicen ley 169-14 fracasó como respuesta a crisis de
desnacionalización" Portal de la Red de Reconocido.do, 26 de mayo de
2015. http://reconoci.do/?p=241.

113
Ver "Reconoci.do tomará la palabra a la Junta Central Electoral y vigilará las entregas
de los documentos" en el portal de la Red de Desconocido.do, http://reconoci.do/?
p=248. Última visita el 29 de junio de 2015.

114
JCE, Auditoría al Registro Civil en los años 1929 - 2007, noticia disponible
en http://beta.jce.gob.do/Noticias/informe-auditoria-registro-civil-1929-2007-tc0168-
13-ley169-14. Última visita el 21 de junio de 2015.

115
Los documentos están disponibles en el portal de la Red de la
JCE, http://beta.jce.gob.do/Registro-Civil/Auditoria-Consulta-Registros-Ley-169-14-
TC0168-13. Visitado por última vez el 26 de junio de 2015. Otra fuente de información
es la presentación de la Presidencia de la República, puesta a disposición de la
ciudadanía el 25 de junio de 2015: https://www.scribd.com/doc/269690693/Politicas-
publicas-y-de-gestion-migratoria-de-la-Republica-Dominicana. Visitado por última vez el
26 de junio de 2015.

116
La razón por la cual la decisión Caso de personas dominicanas y haitianas
expulsadasde la Corte IDH se refirió a la sentencia TC/ 0168/13 es porque los
representantes del Estado dominicano la introdujeron como parte de su argumento. Ver
§13 y, especialmente, la nota al pie no. 353 de la sentencia Caso de personas
dominicanas y haitianas expulsadas.

117
Al igual que en el caso de la TC/0168/13, las magistradas Ana Isabel Bonilla y Katia
Miguelina Jiménez tuvieron una posición disidente. En esta ocasión se les sumaron los
magistrados Leyda Margarita Piña y Hermógenes Acosta.

118
El dispositivo Primero de la sentencia TC/0256/14 lee de la siguiente
forma: DECLARAR la inconstitucionalidad del Instrumento de Aceptación de la
Competencia de la CIDH suscrito por el presidente de la República Dominicana el
diecinueve (19) de febrero de mil novecientos noventa y nueve (1999), por los motivos
que figuran en el cuerpo de esta sentencia.

119
CADH, art. 62.1 Todo Estado parte puede, en el momento del depósito de su
instrumento de ratificación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento
posterior, declarar que reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención
especial, la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o
aplicación de esta Convención.

120
TC, sentencia TC/0156/14 del 4 de noviembre de 2014, §9.6.

121
Es importante señalar que el propio TC reconoce en la sentencia TC/0256/14 que la
aceptación de la competencia se produjo mediante un acto y no un tratado. Ver §9.11 y
9.12.

122
Corte IDH, Tribunal Constitucional V. Perú. Sentencia de 24 de septiembre de 1999.
Serie C No. 55, §17.
123
Álvarez, Roberto "El cordón umbilical con la CorteIDH no se ha cortado (3)" en el
periódico digital Acento.com.do, 19 de noviembre de 2015. Disponible
en http://acento.com.do/2014/opinion/8196390-el-cordon-umbilical-con-la-corteidh-no-
se-ha-cortado-3/. Última visita el 21 de junio de 2015.

124
Frontera Terrestre y Marítima entre el Camerún y Nigeria (El Camerún contra Nigeria:
Intervención de Guinea Ecuatorial) (Cuestiones de Fondo). Fallo de 10 de octubre de
2002. Resúmenes de los fallos, opiniones consultivas y providencias de la Corte
Internacional de Justicia, páginas 239-273, pp. 257-
258. http://www.icj-cij.org/homepage/sp/files/sum_1997-2002.pdf

125
La TC/0156/14 merece un análisis más profundo, pero eso excede el alcance de este
trabajo.

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