Bio 1
Bio 1
Bio 1
2023
Niveles deDE organizacion
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NIVELES ORGANIZACIÓN
La célula es la unidad estructural y funcional fundamental de los seres vivos, así como el átomo es la unidad
fundamental de las estructuras químicas. Si por algún medio se destruye la organización celular, la función
de la célula también se altera.
La materia viviente está compuesta por los mismos elementos que constituyen el mundo inorgánico,
aunque con diferencias en su organización.
Los seres vivos son sistemas altamente organizados y complejos. Uno de los principios fundamentales de la
biología establece que los seres vivos obedecen a las leyes de la física y la química. Pero el análisis de estos
niveles no es suficiente para comprenderlos ya que, aunque los organismos están constituidos por los
mismos componentes químicos (átomos y moléculas) que los objetos inanimados, son sistemas integrados
cuyas propiedades distintivas exceden a las que resultan de considerar la suma de esos átomos y moléculas
individuales. Las manifestaciones vitales del organismo resultan de una serie de niveles de organización
integrados. El concepto de niveles de organización implica que en el universo entero, tanto en el mundo
inerte como en el viviente, hay diversos niveles de complejidad, de manera que las leyes o reglas que se
cumplen en un nivel pueden no manifestarse en otros. (La complejidad no es sólo la cantidad de elementos
componentes, sino también su calidad y forma en que estos elementos se encuentran organizados e
interaccionan entre sí.)
Cada nivel de organización incluye los niveles inferiores y constituye, a su vez, la base de los niveles
superiores. Y lo que es más importante, cada nivel se caracteriza por poseer propiedades específicas y
características que emergen en ese nivel y no existen en el anterior: las propiedades emergentes.
Así, una molécula de agua tiene propiedades diferentes de la suma de las propiedades de sus átomos
constitutivos –hidrógeno y oxígeno–. De la misma manera, una célula cualquiera tiene propiedades
diferentes de las de sus moléculas constitutivas, y un organismo multicelular dado tiene propiedades
nuevas y diferentes de las de sus células constitutivas. De todas las propiedades emergentes, sin duda, la
más sorprendente es la que surge en el nivel de una célula individual y es nada menos que la vida.
Las interacciones entre los componentes de un nivel dan lugar a propiedades nuevas y diferentes de las que
caracterizan el nivel anterior. Por ejemplo, a temperatura ambiente (18-30 ◦C), el oxígeno y el hidrógeno
son gases. El agua (molécula compuesta por hidrógeno y oxígeno) es líquida a esas temperaturas y tiene
propiedades muy distintas de las de cada uno de estos gases.
En un nuevo nivel de organización surge la propiedad más notable de todas, la vida, en la forma de
organismos unicelulares o multicelulares. Como establece la teoría celular, todos los organismos vivos
están compuestos de una o más células. Este concepto es de gran importancia biológica, porque coloca el
énfasis en la uniformidad básica de todos los seres vivos y así provee un fundamento a las similitudes
encontradas en una amplia diversidad de organismos.
Las células vivas se organizan en tejidos como el epitelial, conectivo y nervioso, los que a su vez pueden
constituir órganos como el hígado, el tracto intestinal o el cerebro humano, que presenta un grado
extraordinario de complejidad. Sin embargo, el cerebro es, a su vez, parte de una entidad mayor, el sistema
nervioso, con nuevas propiedades que a su vez dependen de las del cerebro.
El organismo individual no es el nivel último de organización biológica, los organismos interactúan y, así,
constituyen parte de un sistema más vasto de organización, las poblaciones. Estas, a su vez, constituyen las
comunidades que forman un ecosistema. El último nivel de organización, la biosfera, comprende no sólo la
gran diversidad de plantas, animales y microorganismos y sus interacciones mutuas, sino también las
características físicas del ambiente y del propio planeta Tierra.
Un fundamental que caracteriza a la vida es que los seres vivos intercambian sustancias y energía con el
medio externo funcionando como un sistema abierto. Las sustancias que ingresan en un organismo se
incormporan a una red de reacciones químicas en las que se degradan o se utilizan como unidades para la
construcción de compuestos más complejos.
(Sistema biológico: conjunto de objetos/elementos que guardan relación entre sí)
(Sistema: –en bioenergética- porción restringida de universo, que es objeto de estudio en un momento
dado, cuando se investigan los principios que gobiernan la distribución de la energía)
Una de las primeras etapas en el estudio de un sistema físico o biológico consiste en caracterizar las
interacciones de ese sistema con el medio. Estas interacciones dependen en gran medida de las
propiedades de la superficie que lo envuelve, lo delimita y lo comunica con el entorno. En el mundo
biológico, el sistema en estudio puede ser una célula, una parte de la célula, un conjunto de células definido
en forma arbitraria, un órgano, un individuo o una población. En el caso de la célula, su ambiente son los
fluídos que la bañan y, en ocasiones, otras células. Este tipo de sistemas tiene superficies físicas reales que
lo separan de su medio ambiente, mientras que otros carecen de un límite nítidamente demarcado (por
ejemplo, un sistema formado por un conjunto de animales y plantas en cierta región del planeta). Pese a
estas diferencias, todos los sistemas biológicos interaccionan con su entorno esencialmente de la misma
manera, a través de intercambios de materia y energía. Por esta razón decimos que los sistemas biológicos
son sistemas abiertos.
BIOMOLÉCULAS
Compuesto orgánico presente normalmente como componente esencial de los seres vivos (glosario
Lehninger)
Los componentes químicos de la célula se clasifican en inorgánicos (agua y minerales) y orgánicos (ácidos
nucleicos, hidratos de carbono, lípidos y proteínas). Del total de los componentes de la célula, un 75-85%
corresponde a agua, entre el 2 y 3% son sales inorgánicas y el resto son compuestos orgánicos, los cuales
representan las moléculas de la vida.
La mayoría de estas moléculas biológicas son grandes polímeros o macromoléculas (Polisacáridos,
proteínas, ácidos nucleicos) constituidos por el enlace covalente de moléculas más pequeñas llamadas
monómeros. (monosacáridos, aminoácidos, nucleótidos). Los monómeros que constituyen cada tipo de
molécula biológica tienen estructuras químicas semejantes. Así, las cadenas de monómeros de azúcares,
similares químicamente (monosacáridos), forman los diferentes polisacáridos; las miles de proteínas
distintas están formadas a partir de las combinaciones de sólo 20 aminoácidos, y los ácidos nucleicos se
forman a partir de la combinación de 5 nucleótidos (adenina, guanina, citosina, timina, uracilo).
Los monosacáridos se caracterizan por la presencia de grupos hidroxilo y un grupo aldehído o cetona. Estos
grupos funcionales constituyen azúcares altamente solubles en agua –y en soluciones acuosas–, y en
moléculas que contienen más de cinco átomos de carbono, llevan a una reacción interna que cambia
dramáticamente la conformación de la molécula. Cuando estos monosacáridos están en solución, el grupo
aldehído o cetona tiene una tendencia a reaccionar con uno de los grupos hidroxilo, produciendo una
estructura en anillo. Cuando se forma el anillo, puede cerrarse de dos maneras diferentes, estando ahora el
grupo hidroxilo en el primer carbono, pero situado o bien por encima, o bien por debajo del plano del
anillo. Cuando el grupo hidroxilo se encuentra debajo del plano se conoce como glucosa alfa, y cuando está
por encima del plano se conoce como glucosa beta. Esta pequeña diferencia entre las formas alfa y beta de
la glucosa puede llevar a diferencias muy significativas en las propiedades de las moléculas más grandes
formadas por los sistemas vivos a partir de la glucosa.
Algunos monosacáridos y la
forma de clasificarlos.
Disacáridos
En la síntesis de una molécula de disacárido a partir de dos moléculas de monosacárido, se elimina una
molécula de agua en el proceso de formación del nuevo enlace entre los dos monosacáridos. Este tipo de
reacción química, que ocurre durante la síntesis de la mayoría de los polímeros orgánicos a partir de sus
subunidades, se conoce como condensación. Así, solamente los monómeros libres de los carbohidratos
tienen en realidad la relación CH2O, porque dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno son
eliminados cada vez que se forma un enlace durante la síntesis. Cuando un disacárido se escinde en sus
unidades de monosacárido, lo cual ocurre cuando se lo usa como fuente de energía, la molécula de agua
vuelve a añadirse. Esta escisión se conoce como hidrólisis, de hidro que significa “agua” y lisis que significa
“separar”. La hidrólisis es una reacción que libera energía.
Polisacáridos
Los polisacáridos están constituidos por monosacáridos unidos en cadenas largas. Algunos de ellos son
formas de almacenamiento del azúcar.
El almidón, por ejemplo, es la principal reserva alimenticia de la mayoría de las plantas. El almidón tiene
dos formas: la amilosa (lineal) y la amilopectina (ramificada), ambas formadas por unidades de glucosa
acopladas.
El glucógeno es la principal forma de almacenamiento del azúcar en la mayoría de los animales. El
glucógeno tiene una estructura muy semejante a la de la amilopectina, salvo que es mucho más ramificado;
las ramificaciones aparecen cada 8 a 10 unidades de glucosa. En los vertebrados, el glucógeno se almacena
principalmente en el hígado y el tejido muscular. Si hay un exceso de glucosa en el torrente sanguíneo, el
hígado forma glucógeno. Cuando la concentración de glucosa en la sangre cae, la hormona glucagón,
producida por el páncreas, se descarga en el torrente sanguíneo; el glucagón estimula al hígado para
hidrolizar el glucógeno a glucosa, la cual entra en la sangre. Se asemeja a la amilopectina en su estructura
general.
La formación de polisacáridos a partir de monosacáridos requiere energía. Sin embargo, cuando la célula
necesita energía, estos polisacáridos pueden ser hidrolizados, liberando monosacáridos que a su vez
pueden oxidarse, suministrando energía para el trabajo celular.
Una función principal de las moléculas en los sistemas vivos es formar los componentes estructurales de las
células y de los tejidos. La principal molécula estructural de las plantas es la celulosa. De hecho, la mitad de
todo el carbono orgánico de la biosfera está contenido en la celulosa. La madera es aproximadamente 50%
de celulosa y el algodón es celulosa casi pura. Las moléculas de celulosa forman la parte fibrosa de la pared
de las células vegetales. Las fibras de celulosa, incluidas en una matriz de polisacáridos de otros tipos,
forman una envoltura externa alrededor de la célula vegetal. La celulosa es un polímero compuesto de
monómeros de glucosa, así como lo son el almidón y el glucógeno. Éstos pueden ser utilizados fácilmente
como combustible por casi todos los tipos de sistemas vivos, pero sólo unos pocos microorganismos
(ciertas bacterias, protozoarios y hongos) pueden hidrolizar celulosa. Las vacas y otros rumiantes, las
termitas y las cucarachas pueden utilizar a la celulosa como fuente de energía sólo gracias a los
microorganismos que habitan en sus aparatos digestivos. Para comprender las diferencias entre los
polisacáridos estructurales –como la celulosa– y los polisacáridos de almacenamiento de energía –como el
almidón o el glucógeno– debemos considerar nuevamente la molécula de glucosa. Se recordará que esta
molécula es básicamente una cadena de seis átomos de carbono y que cuando está en solución, tal como
ocurre en la célula, adopta una forma en anillo. El anillo puede estar cerrado de dos maneras distintas,
adoptando la forma alfa o la forma beta. Ambas formas están en equilibrio; un cierto número de moléculas
cambian de una forma a la otra constantemente, usando como paso intermedio la estructura de cadena
abierta. El almidón y el glucógeno están constituidos completamente por unidades alfa. La celulosa, sin
embargo, consiste íntegramente en unidades beta. Esta ligera diferencia ejerce un profundo efecto sobre la
estructura tridimensional de las moléculas, que se alinean en paralelo, formando microfibrillas cristalinas
de celulosa. Como resultado, la celulosa es impermeable a las enzimas que degradan tan exitosamente a
los polisacáridos de almacenamiento
La quitina, que es un componente principal de los exoesqueletos de los artrópodos, como los insectos y
crustáceos, y también de las paredes celulares de muchos hongos, es un polisacárido modificado, resistente
y duro. Es un polímero formado por monosacáridos modificados repetidos. Como se puede ver, el
monómero es un azúcar de seis carbonos –como la glucosa– en el que un grupo que contiene nitrógeno ha
reemplazado al grupo –OH del carbono 2.
Lípidos
Los lípidos son un grupo general de sustancia orgánicas insolubles en solventes polares como el agua, pero
que se disuelven fácilmente en solventes orgánicos no polares, como el cloroformo, el éter y el benceno.
Típicamente, los lípidos son moléculas de almacenamiento de energía, por lo común en forma de grasa o
aceite, y cumplen funciones estructurales, como en el caso de los fosfolípidos, los glucolípidos y las ceras.
Algunos lípidos, sin embargo, desempeñan papeles principales como “mensajeros” químicos, tanto dentro
de las células como entre ellas.
A diferencia de muchas plantas, como la de la papa, los animales sólo tienen una capacidad limitada para
almacenar carbohidratos. En los vertebrados, cuando los azúcares que se ingieren sobrepasan las
posibilidades de utilización o de transformación en glucógeno, se convierten en grasas. Algunas plantas
también almacenan energía en forma de aceites, especialmente en las semillas y en los frutos. Las grasas y
los aceites contienen una mayor proporción de enlaces carbonohidrógeno, ricos en energía, que los
carbohidratos y, en consecuencia, contienen más energía química. En promedio, las grasas producen
aproximadamente 9,3 kilocalorías por gramo,* en comparación con las 3,79 kilocalorías por gramo de
carbohidrato, o las 3,12 kilocalorías por gramo de proteína. También, dado que las grasas son no polares,
no atraen moléculas de agua y, así, no están “embebidas” en éstas, como ocurre en el caso del glucógeno.
Teniendo en cuenta el factor hídrico, las grasas almacenan seis veces más energía por gramo que el
glucógeno, y éste es indudablemente el motivo por el cual, en el curso de la evolución, llegaron a
desempeñar un papel fundamental en el almacenamiento de energía.
Una molécula de grasa consta de tres moléculas de ácido graso unidas a una molécula de glicerol. El
glicerol, es un alcohol de tres carbonos que contiene tres grupos hidroxilo. Un ácido graso es una cadena de
hidrocarburo larga que termina en un grupo carboxilo (–COOH); la cadena no polar es hidrofóbica, mientras
que el grupo carboxilo da a una porción de la molécula las propiedades de un ácido. Como ocurre con los
disacáridos y los polisacáridos, cada enlace entre el glicerol y el ácido graso se forma por la eliminación de
una molécula de agua (condensación). Las moléculas de grasa, que también se conocen como triglicéridos,
se dice que son neutras porque contienen grupos no polares. Como se esperaría, son extremadamente
hidrofóbicas.
Los ácidos grasos, que raras veces se hallan en las células en estado libre (en general son parte de otra
molécula), están formados por cadenas que contienen un número par de átomos de carbono, típicamente
entre 14 y 22. Se conocen alrededor de setenta ácidos grasos diferentes. Difieren en la longitud de sus
cadenas, en si la cadena contiene algún enlace doble (como en el ácido oleico), o no (como en el ácido
esteárico), y en la posición que tenga en la cadena cualquier enlace doble. Un ácido graso, como el ácido
esteárico, en el cual no hay enlaces dobles, se dice que es saturado, porque las posibilidades de enlace
están completas para todos los átomos de carbono de la cadena (o sea cada átomo de carbono ha formado
enlaces con otros cuatro átomos). Un ácido graso, como el oleico, que contiene átomos de carbono unidos
por enlaces dobles, se dice que es no saturado, porque sus átomos de carbono tienen el potencial para
formar enlaces adicionales con otros átomos. Las grasas no saturadas, que tienden a ser líquidos oleosos,
son más comunes en las plantas que en los animales. Ejemplos son el aceite de oliva, el aceite de maní y el
aceite de maíz. Las grasas animales, como la manteca o el tocino, contienen ácidos grasos saturados y
habitualmente sus temperaturas de fusión son más elevadas por lo que, a temperatura ambiente, se
presentan como sólidos.
Una molécula de grasa está formada por tres ácidos grasos unidos a una molécula de glicerol (de aquí el
término “triglicérido”). Las largas cadenas hidrocarbonadas que componen los ácidos grasos terminan en
grupos carboxilo (–COOH), que se unen covalentemente a la molécula de glicerol. Cada enlace se forma
cuando una molécula de agua, señalada en lila, se elimina (condensación). Las propiedades físicas de una
grasa, como por ejemplo su punto de fusión, están determinadas por las longitudes de sus cadenas de
ácidos grasos y dependen también de si las cadenas son saturadas o no saturadas. Aquí se muestran tres
tipos diferentes de ácidos grasos. El ácido esteárico está saturado, mientras que el ácido linoleico está
insaturado como puede verse por los dobles enlaces en su cadena. El ácido oleico, con un doble enlace, es
un ácido monoinsaturado; el ácido linoleico, con tres dobles enlaces, es poliinsaturado. Las cadenas rectas
de los ácidos grasos saturados permiten el empaquetamiento de las moléculas, produciendo un sólido como
la manteca o el cebo. En los ácidos grasos insaturados, los dobles enlaces provocan que las cadenas se
doblen; esto tiende a separar las moléculas, produciendo un líquido como el aceite de oliva o de girasol.
Fosfolípidos y glucolípidos
Los lípidos, especialmente los fosfolípidos y los glucolípidos, también desempeñan papeles estructurales
extremadamente importantes. Al igual que las grasas, tanto los fosfolípidos como los glucolípidos están
compuestos de cadenas de ácidos grasos unidas a un esqueleto de glicerol. En los fosfolípidos, no obstante,
el tercer carbono de la molécula de glicerol no está ocupado por un ácido graso, sino por un grupo fosfato,
al que está unido habitualmente otro grupo polar. Los grupos fosfato están cargados negativamente. Como
resultado, el extremo fosfato de la molécula es hidrofílico, mientras que las porciones de ácido graso son
hidrofóbicas. Esta disposición de las moléculas de fosfolípido, con sus cabezas hidrofílicas expuestas y sus
colas hidrofóbicas agrupadas, forma la base estructural de las membranas celulares. En los glucolípidos
(“lípidos con azúcar”), el tercer carbono de la molécula de glicerol no está ocupado por un grupo fosfato,
sino por una cadena de carbohidrato corta. Dependiendo del glucolípido particular, esta cadena puede
contener, en cualquier lugar, entre uno y quince monómeros de monosacárido. Al igual que la cabeza de
fosfato de un fosfolípido, la cabeza de carbohidrato de un glucolípido es hidrofílica, y las colas de ácidos
grasos son, por supuesto, hidrofóbicas. En solución acuosa, los glucolípidos se comportan del mismo modo
que los fosfolípidos. También son componentes importantes de las membranas celulares en las que
cumplen funciones de reconocimiento celular.
La molécula de
fosfolípido está
formada por dos
ácidos grasos unidos a
una molécula de
glicerol, como en las
grasas, y por un grupo
fosfato (indicado en
lila) unido al tercer P
carbono del glicerol.
También contiene
habitualmente un
grupo químico
adicional, indicado con
la letra R. Las “colas”
de ácido graso son no
polares y, por lo tanto, insolubles en agua (hidrofóbicas); la “cabeza” polar que contiene a los grupos
fosfato y R es soluble (hidrofílica).
Dado que los fosfolípidos tienen cabezas solubles en agua y colas insolubles en ella, tienden a formar una
película delgada en una superficie acuosa, con sus colas extendidas por encima del agua. b) Rodeados de
agua, se distribuyen espontáneamente en dos
capas, con sus cabezas hidrofílicas (amantes del
agua) extendidas hacia afuera y sus colas
hidrofóbicas (con aversión al agua) hacia adentro.
Esta disposición, la bicapa lipídica, constituye la
base estructural de las membranas celulares. c) Al
formar una bicapa, los componentes hidrofóbicos
de los fosfolípidos quedan “protegidos” del agua,
excepto en los bordes, en donde quedan
expuestos. Esta ordenación da una cierta
inestabilidad a esa membrana, haciendo que ésta
se pliegue sobre sí misma y forme vesículas.
Ceras
Las ceras también son una forma de lípido. Son producidas, por ejemplo, por las abejas para construir sus
panales. También forman cubiertas protectoras, lubricantes e impermeabilizantes sobre la piel, el pelaje y
las plumas y sobre los exoesqueletos de algunos animales. En las plantas terrestres se encuentran sobre las
hojas y los frutos. Las ceras protegen las superficies donde se depositan de la pérdida de agua y aíslan del
frío a los tejidos internos.
El colesterol pertenece a un grupo importante de compuestos conocidos como esteroides. Aunque los
esteroides no se asemejan estructuralmente a los otros lípidos, se los agrupa con ellos porque son
insolubles en agua. Al igual que el colesterol, todos los esteroides tienen cuatro anillos de carbono unidos y
varios de ellos tienen una cola. Además, muchos poseen el grupo funcional –OH, que los identifica como
alcoholes. El colesterol se encuentra en las membranas celulares (excepto en las células bacterianas);
aproximadamente el 25% (en peso seco) de la membrana de un glóbulo rojo es colesterol. Su presencia da
rigidez a las membranas y evita su congelamiento a muy bajas temperaturas. También es un componente
principal de la vaina de mielina, la membrana lipídica que envuelve a las fibras nerviosas de conducción
rápida, acelerando el impulso nervioso. El colesterol es sintetizado en el hígado a partir de ácidos grasos
saturados y también se obtiene de la dieta, principalmente de la carne, el queso y las yemas de huevo. Las
altas concentraciones de colesterol en la sangre
están asociadas con la aterosclerosis, enfermedad
en la cual el colesterol se encuentra en depósitos
grasos en el interior de los vasos sanguíneos
afectados.
Las hormonas sexuales y las hormonas de la corteza
adrenal (la porción más externa de las glándulas
suprarrenales, que se encuentran por encima de los
riñones) también son esteroides. Estas hormonas se
forman a partir del colesterol en los ovarios, los
testículos, la corteza suprarrenal y otras glándulas
que las producen. Las prostaglandinas representan
un grupo de lípidos derivados de los ácidos grasos y
tienen acciones hormonales.
Proteínas
Las proteínas figuran entre las moléculas orgánicas más abundantes; en la mayoría de los sistemas vivos
constituyen hasta el 50% o más del peso seco. Hay muchas moléculas de proteína diferentes: enzimas,
hormonas, proteínas de almacenamiento, como las que se encuentran en los huevos de las aves y de los
reptiles y en las semillas; proteínas de transporte como la hemoglobina; proteínas contráctiles, del tipo de
las que se encuentran en el músculo; inmunoglobulinas (anticuerpos); proteínas de membrana y muchos
tipos diferentes de proteínas estructurales. Su diversidad funcional es abrumadora. En estructura, sin
embargo, todas siguen el mismo esquema simple: todas son polímeros de aminoácidos, dispuestos en una
secuencia lineal. Las moléculas de proteínas contienen frecuentemente varias centenas de aminoácidos.
Así, el número de diferentes secuencias de aminoácidos y, por lo tanto, la posible variedad de moléculas de
proteínas es enorme, casi tan enorme como el número de diferentes oraciones que pueden escribirse con
nuestro alfabeto de 28 letras.
Cada aminoácido tiene la misma estructura fundamental: un átomo de carbono central unido a un grupo
amino (–NH2 ), a un grupo carboxilo (–COOH) y a un átomo de hidrógeno. En cada aminoácido también hay
otro átomo o grupo de átomos (designado como “R”) unido al carbono central. El grupo amino es una base
débil y el grupo carboxilo es un ácido débil. Dependiendo del pH de la solución circundante, un aminoácido
libre puede ser neutro, estar cargado negativamente (si el grupo –COOH se ioniza a –COO– y H+ ) o
positivamente (si el grupo –NH2 ha adquirido un ion hidrógeno, transformándose en –NH3 + ). En teoría es
posible la existencia de una gran variedad de aminoácidos distintos, pero solamente veinte tipos diferentes
se utilizan para construir las proteínas, y siempre los mismos veinte, ya se trate de una célula bacteriana, de
una célula vegetal o de una célula de nuestro propio organismo.
Cada aminoácido contiene un grupo amino (–NH2 ) y un grupo carboxilo (–COOH) unidos
a un átomo de carbono central. Un átomo de hidrógeno y un grupo lateral están también
unidos al mismo átomo de carbono. Esta estructura básica es idéntica en todos los
aminoácidos. La “R” indica el grupo lateral, que es diferente en cada tipo de aminoácido.
Los veinte aminoácidos que pueden constituir las proteínas. Como puede verse, la estructura esencial es la
misma en las veinte moléculas, pero los grupos laterales difieren. Estos grupos pueden ser no polares (sin
diferencia de carga entre distintas zonas del grupo), polares pero con cargas balanceadas de modo tal que
el grupo lateral en conjunto es neutro, o cargados negativa o positivamente. Los grupos laterales no polares
no son solubles en agua, mientras que los grupos laterales polares y cargados son solubles en agua.
En otro ejemplo de una reacción de condensación, la “cabeza” amino de un aminoácido se puede unir a la
“cola” carboxilo de otro, por la eliminación de una molécula de agua. La unión covalente que se forma se
conoce como enlace peptídico y la molécula que surge de la unión de muchos aminoácidos se llama
polipéptido. La secuencia de aminoácidos en la cadena polipeptídica determina el carácter biológico de la
molécula proteica; aun una pequeña variación en la secuencia puede alterar o destruir la manera de
funcionar de la proteína.
a) Un enlace peptídico es un enlace covalente formado por una reacción de condensación. b) Los
polipéptidos son polímeros de aminoácidos unidos por enlaces peptídicos, en los que el grupo amino de un
aminoácido se une al grupo carboxilo de su vecino. La cadena polipeptídica que se muestra contiene
solamente seis aminoácidos, pero algunas cadenas pueden contener hasta 1.000 monómeros de
aminoácidos.
En un sistema vivo, una proteína se ensambla de a un aminoácido por vez formándose una larga cadena
polipeptídica. En este proceso, el grupo amino de un aminoácido está unido al grupo carbonilo* de otro a la
manera de una hilera de vagones. La secuencia lineal de aminoácidos, dictada por la información
hereditaria contenida en la célula para esa proteína en particular, se conoce como estructura primaria de la
proteína. Cada proteína diferente tiene una estructura primaria diferente. A medida que la cadena se
ensambla, comienzan a ocurrir interacciones entre los distintos aminoácidos de la proteína. Linus Pauling y
su colaborador Robert Corey descubrieron que podían formarse puentes de hidrógeno entre el hidrógeno
ligeramente positivo del grupo amino de un aminoácido y el oxígeno ligeramente negativo del carbonilo de
otro aminoácido. Ellos dilucidaron dos estructuras que podrían ser resultado de estos puentes de
hidrógeno. Una de éstas fue llamada hélice alfa, porque fue la primera en ser descubierta, y la segunda,
hoja o lámina plegada beta. Los bioquímicos denominan estructura secundaria de una proteína a las
configuraciones regulares repetidas que generan los puentes de hidrógeno entre los átomos del esqueleto
polipeptídico. Las proteínas que en la mayor parte de su longitud asumen una forma de hélice alfa o de
hoja plegada se conocen como proteínas fibrosas y desempeñan importantes papeles estructurales en los
organismos. Una misma proteína puede adoptar en una región la forma hélice y en otra, la forma de hoja
plegada. El plegamiento correcto de las proteínas es fundamental para su buen funcionamiento. Los
cambios en la manera de plegarse de algunas de ellas pueden conducir al desarrollo de enfermedades.
Otras fuerzas, relacionadas con la naturaleza de los grupos R de los aminoácidos individuales, también
actúan sobre la cadena polipeptídica y contrarrestan la formación de los puentes de hidrógeno recién
descritos. Por ejemplo, un grupo R como el de la isoleucina es tan voluminoso que interrumpe el giro de la
hélice, haciendo imposible la formación de puentes de hidrógeno. Cuando la porción –SH del grupo R de
una cisteína se encuentra con la misma porción de otra cisteína, pueden escindirse dos átomos de
hidrógeno, formándose como resultado un enlace covalente entre los átomos de azufre de los dos
aminoácidos. Este enlace, conocido como puente disulfuro, inmoviliza a la molécula en dicha posición. Los
grupos R con cargas diferentes se atraen y aquellos con carga semejan te se rechazan. A medida que la
molécula se tuerce y entra en solución, los grupos R hidrofóbicos tienden a agruparse en el interior de la
molécula y los grupos R hidrofílicos tienden a extenderse hacia afuera en la solución acuosa. Se forman
puentes de hidrógeno que enlazan segmentos del esqueleto de aminoácidos. La estructura tridimensional
intrincada que resulta de estas interacciones entre los grupos R es denominada estructura terciaria de una
proteína.
En muchas proteínas, la estructura terciaria hace que toda la molécula adquiera una configuración globular,
que se pliega de manera complicada; estas proteínas se llaman globulares. Las enzimas (proteínas que
regulan las reacciones químicas en los sistemas vivos) son proteínas globulares, al igual que lo son los
receptores de membrana para una enorme variedad de moléculas. Los anticuerpos, componentes
importantes del sistema inmune, también son proteínas globulares. Como veremos en capítulos ulteriores,
las estructuras tridimensionales de las proteínas son de importancia crítica en la determinación de sus
funciones biológicas. Muchas proteínas están compuestas de más de una cadena polipeptídica. Estas
cadenas pueden permanecer asociadas por puentes de hidrógeno, puentes disulfuro, fuerzas hidrofóbicas,
atracciones entre cargas positivas y negativas o, más frecuentemente, por una combinación de estos tipos
de interacción. Estas proteínas a menudo se llaman multiméricas: una proteína que contiene dos cadenas
polipeptídicas se llama dímero; una que contiene tres cadenas, trímero; y la que contiene cuatro,
tetrámero. La hormona insulina, por ejemplo, es un dímero; está compuesta de dos cadenas polipeptídicas.
Este nivel de organización de las proteínas, que implica la interacción de dos o más polipéptidos, se llama
estructura cuaternaria.
Lámina β
α-hélice
Proteínas fibrosas
En general, las proteínas fibrosas tienen una secuencia repetida de aminoácidos y, por lo tanto, una
estructura redundante, regular.
Proteínas globulares
Algunas proteínas estructurales son globulares. Por ejemplo, los microtúbulos, que funcionan de diversas
maneras dentro de la célula, están constituidos por proteínas globulares.
La subunidad azúcar de un
nucleótido puede ser ribosa o desoxirribosa, que contiene un
átomo de oxígeno menos que la ribosa. La ribosa es el azúcar en los
nucleótidos que forman ácido ribonucleico (RNA) y la desoxirribosa
es el azúcar en los nucleótidos que forman ácido
desoxirribonucleico (DNA). Hay cinco bases nitrogenadas
diferentes en los nucleótidos, que son los sillares de construcción de los ácidos nucleicos.
Con la llegada del microscopio electrónico, los biólogos fueron capaces de reconocer dos tipos de
organización celular: la más simple, característica de las bacterias y la más compleja, propia de los demás
tipos de células. En base a esto, los organismos se clasificaron inicialmente en dos amplios grupos, los
procariotas (bacterias) y los eucariotas (el resto de las formas de vida).
La principal diferencia entre los dos grupos está en que las células eucariontes tienen núcleo verdadero (eu
quiere decir en griego <verdadero> o <genuino>; karyon significa <núcleo>), rodeado por una membrana,
mientras que las células procariontes carecen de él (pro- significa <antes>, sugiriendo una forma de vida
evolutivamente anterior).
Se conocen muchas diferencias estructurales, bioquímicas y genéticas entre las eubacterias y las arqueas,
por una parte, y las células eucariontes, por otra.
●Presencia o ausencia de un núcleo rodeado de membrana: Los organismos eucariotas tienen un núcleo
auténtico, rodeado de membrana, mientras que los procariotas, no. En lugar de estar encerrada por una
membrana, la información genética de las células procariotas está localizada en una región del citoplasma
denominada nucleoide. En las células eucariontes, la mayoría de la información genética se localiza en el
núcleo, que está rodeado, no por una simple membrana, sino por una consistente en dos membranas.
Otras características estructurales del núcleo son el nucléolo, el lugar de la síntesis de ribosomas y los
cromosomas, que portan el ADN y que se dispersan en forma de cromatina por todo el nucleoplasma que
ocupa el interior del núcleo.
● Uso de membranas internas para segregar funciones: las células procariontes tiene muy pocas
membranas internas; la mayoría de las funciones celulares ocurren en el citoplasma o en la membrana
plasmática. Por el contrario, las células eucariontes hacen un uso generalizado de las membranas internas
para limitar funciones específicas. Como ejemplos de sistemas internos de membranas en células
eucariontes están el retículo endoplasmático, el complejo de Golgi y las membranas que rodean y delimitan
a orgánulos como las mitocondrias, los cloroplastos (en células vegetales), los lisosomas y los peroxisomas,
así como varios tipos de vacuolas y vesículas. Cada uno de estos orgánulos tiene su propia membrana (o par
de membranas en el caso de las mitocondrias y cloroplastos), similar a otras membranas en su estructura
básica, pero a menudo con una composición química y proteica específicas. Dentro de cada orgánulo se
encuentra la maquinaria molecular necesaria para llevar a cabo las funciones específicas para las que se ha
especializado la estructura.
● Túbulos y filamentos: en el citoplasma de las células eucariotas hay también varias estructuras no
membranosas, que están implicadas en la movilidad y la contracción celular y en el establecimiento y
soporte de la arquitectura celular.
● Exocitosis y endocitosis: otra de las características de las células eucariontes es su habilidad para
intercambiar materiales entre los compartimientos intracelulares rodeados de membrana y el exterior
celular.
● Organización del ADN: Los procariontes contienen cantidades de ADN que podríamos definir como
“razonables”, es decir, conocemos la mayor parte de su ADN, en términos que hacen referencia al mapedo
de áreas que codifican proteínas. El ADN procarionte está, habitualmente, presente en la célula, como una
o más moléculas circulares, asociadas con relativamente pocas proteínas.
● Expresión del ADN: Las células eucariontes Senden a transcribir la información genética en forma de
grandes moléculas de ARN nuclear, que luego se procesa y trasporta para alcanzar el citoplasma en su
tamaño apropiado, donde dirigirá la síntesis de proteínas.
Por el contrario, las células procariontes transcriben segmentos específicos de información genética en
ARNm, cuyo procesamiento es nulo o mínimo. De hecho, la ausencia de una membrana nuclear, permite
que las moléculas nuevas de ARN puedan iniciar la traducción de proteínas incluso antes de que se
complete su propia síntesis (traducción cotranscripcional). También difieren en el tamaño y la composición
de los ribosomas empleados para sintetizar proteínas.
BACTERIAS
- Núcleo definido
- Contiene organelas
- Tiene centriolos, lisosomas y flagelo (opcional)
- NO tiene cloroplastos
- NO tiene pared celular
La MITOSIS mantiene la continuidad y el número diploide de los cromosomas. En ella se generaran núcleos
hijos con el mismo número de cromosomas; por consiguiente, en cuanto a su constitución cromosómica las
células hijas son idénticas entre sí e idénticas a la madre.
La mitosis comprende una serie consecutiva de fases conocidas como profase, prometafase, metafase,
anafase y telofase.
En la mitosis el núcleo experimenta una serie de cambios complejos. Entre los más llamativos se
encuentran la desaparición de la envoltura nuclear y una mayor condensación de las fibras de cromatina,
que se convierten en cromosomas detectables.
Los cromosomas se duplican durante la fase S de la interfase. En la profase temprana cada cromosomas
(compuesto por dos fibras de cromatina) aparece como un filamento muy delgado. Al final de la profase se
convierte en un bastón corto y compacto, dado que se enrollan sus dos fibras de cromatina, que pasan a
llamarse cromátidas. Pasada la metafase, en el transcurso de la anafase, ambas cromátidas se separan y
cada cromátida hija, es decir, cada cromosoma hijo, se dirige a uno de los polos de la célula. Finalmente, en
la telofase se forman sendos núcleos a partir de dos conjuntos de cromosomas separados. La división
celular concluye con la aparición del citopalsma, conocida como citocinesis.
De esta manera las mitosis mantienen el número diploide de cromosomas (2n) en las células somáticas a lo
largo de la vida del individuo.
La división meiótica se cumple en los animales y los vegetales que se reproducen sexuelmente y tiene lugar
en el curso de la gametogénesis. La meiosis reduce el número de cromosomas mediante dos divisiones
nucleares sucesivas (la primera y segunda división meiótica), dado que son acompañadas por una sola
duplicación cromosómica.
En esencia el proceso es el siguiente. En la profase de la primera división los cromosomas homólogos se
aparean. Puesto que cada cromosoma se compone de dos cromátidas, forma un bivalente compuesto por
cuatro crimátidas (por ello se lo llama también tétrada). Además, partes de las cromátidas apareadas
suelen intercambiarse de un homólogo a otro. Este fenómeno recibe el nombre de recombinación genética
o crossing-over.
En la metafase de la misma división, las tétradas se disponen en el plano ecuatorial de la célula.
En la anafase cada cromosoma homólogo -con sus dos cromátidas- se dirige hacia uno de los polos
opuestos.
Después de un corto período de interfase, ya en la anafase de la segunda división meiótica, las dos
cromátidas de cada homólogo se separan, de modo que cada crométida queda localizada en uno de los
cuatro gametos resultantes. Como consecuencia, en los gametos el núcleo contiene un número simple
(haploide) de cromosomas.
MITOSIS MEIOSIS
2n Interfase
Interfase
Profase
Profase 4n (larga y
(corta) compleja)
Metafase
Metafase I
Anafase
Anafase I
Telofase 2n Telofase I
Telofase II
1n 1n 1n 1n
MITOSIS MEIOSIS
CÉLULAS IMPLICADAS Se produce en las células Sólo se produce en las células
somáticas germinales productoras de gametos
NÚMERO DE DIVISIONES UNA sola división celular DOS divisiones celulares
EN LA ANAFASE … se separan las cromátides … en la primera división se separan
hermanas los cromosomas homólogos. En la
segunda división se separan las
cromátides hermanas
CROSSING OVER NO Se produce entre cromosomas
homólogos
DURACIÓN corta larga
RESULTADO 2 células hijas idénticas entre 4 células hijas diferentes entre sí y
sí e idénticas a la madre diferentes a la madre
FINALIDAD Crecimiento y renovación de Continuidad de la especie y aumento
células y tejidos de la variabilidad genética.
Producción de gametoas para la
reproducción sexual
PLOIDÍA DE LAS CÉLULAS HIJAS diploides haploides
La membrana plasmática sólo puede verse con el microscopio electrónico, que revela sus numerosas
diferenciaciones y los distintos tipos de estructuras que unen a las células entre sí o que las conectan con
ciertos componentes de la matriz extracelular.
La membrana plasmática controla de manera selectiva el pasaje de solutos. Además promueve el ingreso y
la salida de macromoléculas mediante procesos llamados endocitosis y exocitosis, respectivamente. En las
células animales la membrana plasmática suele poseer abundantes hidratos de carbono, mientras que en
las células vegetales su superficie está cubierta por una segunda envoltura de grosor relativamente estable,
denominada pared celular.
El CITOESQUELETO está compuesto por tres tipos de filamentos principales, los de actina, los intermedios y
los microtúbulos, y varias clases de proteínas accesorias. Este se encuentra distribuído por todo el citosol,
su función es dar forma y sostén a la célula.
Los filamentos de actina miden 5-9 nm de diámetro. Entre sus funciones más salientes se halla la de
conferir motilidad a las células.
Los filamentos intermedios son estructuras de 10 nm de diámetro, están formados por proteínas fibrosas y
tienen principalmente papel mecánico.
Los microtúbulos son estructuras tubulares rígidas de unos 25 nm de diámetro. Nacen de una estructura
llamada centrosoma, en la que se hallan los centriolos. Junto con los filamentos de actina tienen a su cargo
el desplazamiento de los organoides por el citoplasma. Además, los microtúbulos componen las fibras del
huso mitótico durante la división celular.
Los centriolos son estructuras cilíndricas que miden aproximadamente 0,2 μm por 0,4 μm y sus paredes
Celular: 221 6822889
Micaela Apoyo Biología 2022
2023
están formadas por microtúbulos. En general son dobles y sus dos unidades están dispuestas
perpendicularmente. Si bien se encuentran en los centrosomas, no intervienen en la formación de los
microtúbulos (las células vegetales carecen de centriolos y los microtúbulos igualmente se forman).
Durante la mitosis los centriolos migran hacia los polos de la célula.
El RETÍCULO ENDOPLASMÁTICO constituye la parte más extensa del sistema de endomembranas. Está
compuesto por sacos aplanados y túbulos. La superficie externa del retículo endoplasmático rugoso se halla
cubierta por ribosomas, los cuales sintetizan las proteínas destinadas al sistema de endomembranas y a la
membrana plasmática. El retículo endoplasmático liso se continúa con el rugoso e interviene en la síntesis
de diversas moléculas. Del retículo endoplasmático deriva la envoltura nuclear, compuesta por dos
membranas concéntricas. Estas se unen entre sí a nivel de los poros nucleares, que son orificios que
permiten el paso de moléculas entre el núcleo y el citosol. La membrana nuclear interna se halla en
contacto con los cromosomas, mientras que la externa suele estar cubierta por ribosomas.
El COMPLEJO DE GOLGI está formado por pilas de sacos aplanados, túbulos y vesículas. En él se procesan
moléculas provenientes del retículo endoplasmático (ej: proteínas), las cuales son luego incorporadas a
endosomas o son liberadas (secretadas) fuera de la célula por exocitosis.
Los ENDOSOMAS son organoides destinados a recibir enzimas hidrolíticas provenientes del complejo de
Golgi así como el material ingresado a la célula por endocitosis. Cuando se suman ambos contenidos se
convierten en lisosomas.
Los LISOSOMAS son organoides polimorfos. Contienen las enzimas hidrolíticas responsables de la digestión
de las sustancias incorporadas por a la célula por endocitosis. También degradan los organoides obsoletos
(autofagia).
Las MITOCONDRIAS se encuentran prácticamente en todas las células eucariotas. Son estructuras cilíndricas
de alrededor de 3 μm de largo por 0,5 μm de diámetro que poseen dos membranas. La membrana
mitocondrial externa se halla separada de la membrana mitocondrial interna por el espacio
intermembrana. La membrana interna rodea a la matriz mitocondrial y se halla plegada. Tales pliegues dan
lugar a las crestas mitocondriales, que invaden la matriz. La membrana interna y la matriz mitocondrial
contienen numerosas enzimas que intervienen en la extracción de la energía de los alimentos y su
transferencia al ATP. Las mitocondrias contienen cromosomas circulares pequeños, cuyos genes forman
ARNt, ribosomas y unos pocos ARNm necesarios para elaborar algunas proteínas petenecientes a la propia
organela.
Los PEROXISOMAS tienen funciones detoxificanetes, están rodeados por una sola membrana. Contienen
enzimas vinculadas con la degradación del peróxido de hidrógeno (H2O2) y una de sus funciones es proteger
la célula.
La presencia de NÚCLEO caracteriza a la célula eucariota. Salvo excepciones, todas las células eucariotas
poseen núcleo. En general, la forma del núcleo y de la célula se hallan relacionadas. Por ejemplo, en las
células esféricas, cúbicas y polihédricas el núcleo suele ser esférico, mientras que en las cilíndricas y
fusiformes suele ser elipsoidal.
En las distintas células somáticas los núcleos tienen tamaños específicos que dependen de las proteínas
contenidas en ellos. Dichos tamaños varían levemente con la actividad nuclear. En general existe una
proporción óptima entre el volumen del núcleo y el volumen del citoplasma; esta proporción se conoce
como relación nucleocitoplasmática.
Casi todas las células son mononucleadas, pero existen algunas binucleadas (ej: las células hepáticas y las
cartilaginosas) y otras polinucleadas. En los plasmodios y sincicios –que constituyen grandes masas
La mayoría de las células eucariotas tienen tres tipos de filamentos del citoesqueleto que son responsables de su
organización espacial y de sus propiedades mecánicas. Los filamentos intermedios proporcionan fuerza y
resistencia al estrés mecánico. Los microtúbulos determinan las posiciones de los orgánulos rodeados de
membrana y dirigen el transporte intracelular. Los filamemos de actina (o microfilamentos) determinan la forma de
la superficie celular y son necesarios para la locomoción. Pero estos filamentos del citoesqueleto no serían eficientes
sin proteínas accesorias que unen los filamentos al resto de componentes celulares y entre sí. Este gran conjunto
de proteínas accesorias es esencial para el ensamblaje controlado de los filamentos en localizaciones específicas e
incluye a las proteínas motoras, maquinaria molecular que convierte la energía de la hidrólisis del ATP en fuerza
mecánica que puede desplazar los orgánulos a lo largo de los filamentos o a los filamentos entre sí.
Filamentos intermedios (10 nm): están formados por una familia numerosa y
heterogénea de proteínas (no hay una única proteina que forme estos filamentos sino
que va a depender de la célula), todas son proteínas fibrosas.
Forman: la lámina nuclear, se extienden por todo el citoplasma proporcionando
resistencia mecánica y participan en la unión de una célula con otra en los epitelios.
Ya Toma
."'•^
FILAMENTOS DE ACTINA ii iii
100 nm
iv
25 nm
Los filamentos de actina (también conocidos como microfilamentos) son dos
polímeros helicoidales de la proteína actina. Aparecen como estructuras
flexibles, con un diámetro entre 5-9 nm, organizados en una gran variedad de
haces lineales, de redes bidimensionales y geles tridimensionales. Aunque los
m•iar'BEÍ-a e.zgos←IBo¡ras
filamentos de actina están dispersos en el citoplasma de la célula, se encuentran
muy concentrados en el córtex, justo por debajo de la membrana plasmática.
Proteína globular actina.
Electromicrografías por cortesía de Roger Craig (i y iv); P. T. Matsudaira y D.R. Burgess (ii); Keith Burridge (iii).
Función: Participan en la citocinesis (etapas finales de la división celular), la locomoción (lamelipodios, filopodios, pseudopodos), constituyen el eje de las
microvellosidades, participan en la contracción muscular.
MICROTÚBULOS ii
!'
100 nm
iii iv
25 nm
Los microtúbulos son cilindros largos y huecos formados por la proteína
tubulina. Con un diámetro externo de 25 nm son mucho más rígidos que
los filamentos de actina. Los microtúbulos son largos y rectos y normalmente
tienen un extremo unido a un centro organizador de microtúbulos (MTOC)
llamado centrosoma., y a partir de allí se dirigen a todo el citoplasma.
Electromicrografías
Proteína globular por cortesía de Richard Wade (i); D.T. Woodrow y R.W. Link (ii); David Shima (iii); A. Desai (iv).
tubulina.
Función: dirigen el transporte vesicular, forman el huso mitótico, forman el eje de cilios y flagelos.
;
FILAMENTOS INTERMEDIOS ii iii
100 nm
iv
25 nm
Los filamentos intermedios son estructuras parecidas a cuerdas, de un diámetro
de unos 10 nm; están formados por las proteínas de los filamentos intermedios,
,
que constituyen una familia numerosa y heterogénea de proteínas. Uno de los
tipos de filamentos intermedios forma una malla llamada lámina nuclear que se
localiza debajo de la membrana nuclear interna. Otros filamentos intermedios
se extienden a lo largo del citoplasma proporcionando a las células resistencia
mecánica. En un tejido epitelial, se extienden por el citoplasma desde una
unión celular hasta otra y proporcionan resistencia al epitelio entero.
No hay una única por
Electromicrografías proteína que
cortesía de forme estos(i);
Roy Quinlan filamentos sino que(ii);
Nancy L. Kedersha vaMary
a depender del Ueli
Osborn (iii); tipoAebi
celular.
(iv) Familia de los filamentos intermedios: son proteínas fibrosas.
Forman: la lámina nuclear, se extienden por todo el citoplasma proporcionando resistencia mecánica y participan en la unión de una célula con otra en los
epitelios.
Uniones celulares
La adhesion entre células y entre célula y matriz extracelular son responsables de la formación, composición,
arquitectura y función de los tejidos animales.
Las uniones entre las células generan vías de comunicación, permitiéndoles intercambiar señales que coordinan su
comportamiento y regulan sus patrones de expresión génica. La adhesión con otras células y con matriz
extracelular controla la orientación de la estructura interna de cada célula.
La matriz extracelular ayuda a organizar las células en tejidos y coordina las funciones celulares al activar las vías
de señalización intracelular que controlan el crecimiento, la proliferación y la expresión génica celular.
Las uniones célula célula y célula matriz permiten resistir tensiones. En los animales existen dos estrategias básicas
de construcción mediame las cuales las tensiones pueden ser transmitidas a través de las estructuras pluricelulares.
– Una de las estrategias depende de la resistencia que ofrece la matriz extracelular, una red compleja de
proteínas y cadenas de polisacáridos secretados por las células.
– La otra estrategia depende de la resistencia del citoesqueleto interno y de las uniones intercelulares que
conectan los citoesqueletos de las células vecinas.
Claudinas y ocludinas
Cadherinas
Cadherinas
(desmogleina y
desmocolina)
Conexinas
Integrinas
Adhesiones focales
Integrinas
Los virus son parásitos subcelulares incapaces de sobrevivir por sí solos. En lugar de ello, tienen que invadir
e infectar células, cuya maquinaria sintética reconducen hacia la producción de más virus. Los virus no
pueden llevar a cabo todas las funciones necesarias para una vida independiente y, por tanto, dependen,
para la mayoría de sus necesidades, de las células a las que invaden. Son responsables de muchas
enfermedades en el hombre, animales y plantas y son, por tanto, importantes por derecho propio. Son
además herramientas de investigación muy útiles para biólogos celulares y moleculares, ya que son mucho
menos complicados que las células.
Los virus son algunas veces denominados por las enfermedades que causan. El virus de la polio, el virus de
la gripe, el herpes símplex y el TMV son buenos ejemplos. Otros virus han recibido nombres de laboratorio
más crípticos (como T4, Qβ, λ o el virus de Epstein-Barr). Aquellos que infectan a las bacterias, se
denominan bacteriófagos o, abreviando, simplemente fagos.
El tamaño de los virus varía en el rango de 25 a 300 nm. Los más pequeños tienen, por tanto, las
dimensiones de un ribosoma, mientras que los mayores son casi un cuarto del diámetro de una bacteria.
Cada virus tiene su forma característica. Pese a su diversidad morfológica, los virus son bastante simples,
desde el punto de vista químico. La mayoría no tienen más que una cubierta (o cápsida) proteica que rodea
a un núcleo formado por una o más moléculas de, bien RNA, bien DNA, dependiendo del tipo de virus. Los
virus más simples, como el TMV, tienen una sola molécula de ácido nucleico rodeada por una cápsida de
una única proteína. Los más complejos presentan núcleos con varias moléculas de ácidos nucleicos y
cápsidas formadas por unas cuantas (o incluso muchas) proteínas diferentes. Algunos virus se rodean
incluso de una membrana, que deriva de la membrana plasmática de la célula huésped en la cual las
partículas virales se formaron y ensamblaron. Estos virus se denominan virus cubiertos; el virus de la
inmunodeficiencia humana, que causa el SIDA, es un ejemplo de ellos.
Una pregunta difícil de contestar es si los virus viven o no. La respuesta depende de lo que se considere por
vida» y, probablemente sea más útil tomarla sólo como algo que nos ayuda a entender qué son y qué no
son los virus. Las propiedades esenciales de los seres vivos son el metabolismo (reacciones celulares
organizadas en rutas coherentes), la irritabilidad (la percepción de y respuesta a estímulos ambientales) y la
capacidad de reproducción. Los virus no satisfacen, claramente, los dos primeros criterios. Fuera de las
células que los hospedan, los virus son inertes e inactivos.
De hecho, se pueden aislar y cristalizar casi como un constituyente químico. Los virus son funcionales
solamente en las células huésped apropiadas, en las que desarrollan un ciclo de síntesis y ensamblaje que
produce más virus. Incluso la capacidad de los virus para reproducirse debe ser considerada con cautela.
Un pilar básico de la teoría celular es que las células se forman sólo a partir de células preexistentes, lo cual
no es cierto en los virus. Ningún virus puede dar lugar a otro virus por un proceso de autoduplicación. En
realidad, el virus debe subvertir las maquinarias metabólica y genética de la célula huésped,
reprogramándolas para sintetizar las proteínas necesarias que empaquetan a las moléculas de DNA o RNA;
estas últimas, a su vez, se han formado previamente, copiando la información genética del virus inicial.
Por tanto, solamente podemos pensar en términos genéticos, que un virus es algo vivo. Otra propiedad
fundamental de los seres vivos es la capacidad para especificar la composición genética de la progenie, algo
que los virus poseen claramente. Así pues, probablemente es más útil pensar en los virus como entes
«cuasi-vivos», coincidiendo en cierta medida, pero no del todo, con la definición básica de la vida.