SL586 2022

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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala le Canalla Laboral
Sala de Descsegestilm N. 3

JORGE PRADA SÁNCHEZ


Magistrado ponente

SL586-2022
Radicación n.° 86782
Acta 7

Bogotá, D. C., dos (2) de marzo de dos mil veintidós


(2022).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


MARÍA ANUNCIACIÓN MEDINA SUÁREZ, contra la
sentencia proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá D. C., el 28 de febrero de 2019,
en el proceso que instauró contra la ESCUELA
COLOMBIANA DE INGENIERÍA JULIO GARAVITO.

Se reconoce al abogado Gustavo José Gnecco Mendoza


como mandatario judicial de la demandada, de acuerdo con
el memorial que obra dentro del expediente digital del
proceso (Carpeta de actuaciones ante la Corte).

Se admite el impedimento presentado por la magistrada


Jimena Isabel Godoy Fajardo, con fundamento en el artículo
141, numeral 1, del Código General del Proceso.

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I. ANTECEDENTES

La recurrente persiguió la declaratoria de existencia de


un contrato de trabajo con el ente accionado, ejecutado entre
el 18 de febrero de 199'7y el 9 de noviembre de 2015, cuando
fue despedida sin justa causa, obviando que gozaba de
estabilidad laboral reforzada por pre pensionable. Además,
solicitó reconocer que, desde el 8 de mayo de 2013, reunió
requisitos para ser profesora titular, por manera que tiene
derecho a la remuneración salarial asignada a ese cargo (fls.
2 a 18 y corregida de folio 138 a 141).

Solicitó el reintegro, junto con las diferencias salariales


entre lo que devengó y lo que realmente debió percibir, según
los estatutos de la entidad, y mientras se desempeñó como
profesora asociada y profesora titular. También, la
reliquidación de las prestaciones sociales, legales y
extralegales, así como la indemnización por consignación
incompleta del auxilio de cesantías. En subsidio del
reintegro, pidió las indemnizaciones por despido sin justa
causa y moratoria. En ambos casos, con costas del proceso.

Relató que se vinculó a la accionada desde el 18 de


febrero de 1997 como catedrática y, desde el 28 de julio de
ese ario como profesora asistente, con contrato a término
indefinido y dedicación de tiempo completo. Describió las
categorías del profesorado, salario y fórmula de incremento
anual. Destacó que el 8 de mayo de 2007 fue promovida a
profesora asociada, pero nunca se realizó el ajuste a la
remuneración propia de esa categoría, pese a sus solicitudes.

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Añadió que el 8 de mayo de 2013, cumplió requisitos


para ser promovida a profesora titular; empero, la entidad
negó el ascenso por las implicaciones presupuestales. Se
quejó de que «ha recibido menor salario que otros profesores
con iguales y menores requisitos»; también, de que la
universidad la desvinculó sin justa causa, mediante
comunicación de 9 de noviembre de 2015, cuando contaba
más de 54 arios. Adicionalmente, señaló que la institución no
reconoció el carácter salarial de las bonificaciones que
devengó a lo largo de la relación.

La institución educativa accionada se opuso a las


pretensiones y propuso las excepciones de «terminación del
contrato de trabajo a término indefinido en forma unilateral y
sin justa causa», cumplimiento de los estatutos de la Escuela
y de los profesores, imposibilidad de categorizar a la
demandante como profesor titular por falta de cumplimiento
de requisitos, inexistencia de despido injustificado y de la
obligación de reliquidación de salarios y prestaciones
sociales, improcedencia del reintegro, «obligación a lo
imposible», cobro de lo no debido, buena fe de la demandada
y mala fe de la demandante (fls. 1 a 27 cdno. 8).

Admitió haber vinculado a la accionante desde el 18 de


febrero de 1997, como catedrática y desde el 28 de julio de
ese ario, como profesora asistente. También, que el 8 de mayo
de 2007 la promovió a profesora asociada. Explicó que la
remuneración de los profesores está dada en función de
«bandas salariales»; es decir, de «valores dentro de los cuales
pueden moverse los salarios de los profesores dentro de los

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límites establecidos para cada categoría». Bajo esos


supuestos, adujo que pagó a la demandante un salario que
se encontraba dentro de los límites establecidos en la banda
salarial para los profesores asociados. Recalcó que «no es
obligatorio que un profesor tenga que devengar el límite
superior (de la banda salarial) por el solo hecho de ser
nombrado en una categoría».

Explicó que la promoción a profesor titular no depende


únicamente del cumplimiento de requisitos, sino de los
órganos de decisión de la institución, previa evaluación de
los aportes académicos del candidato. Relató que la
demandante no obtuvo los votos requeridos para ascender a
dicha categoría, por lo que no puede pretender
reconocimiento alguno.

Acotó que desvinculó a la actora, previo pago de la


condigna indemnización legal. Recalcó que «no existe norma
que reglamente la estabilidad reforzada por ser
prepensionable y que impida la terminación unilateral de los
contratos de trabajo de los trabajadores privados» y enfatizó
que las bonificaciones que pagó a su contraparte no tienen
naturaleza legal, por existir pacto expreso.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El 26 de abril de 2018, el Juzgado Séptimo Laboral del


Circuito de Bogotá D. C. absolvió a la demandada y gravó a
la actora con las costas del proceso (11. 227 Cdno. 1 / Cd).

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)2.

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III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

En respuesta a la apelación de la demandante, el


Tribunal confirmó la sentencia del a quo, sin imposición de
costas (fi. 239 Cdno 1 / Cd).

En lo que interesa al recurso extraordinario, centró su


labor en discernir si al momento del despido, la demandante
se hallaba cobijada por la garantía de estabilidad reforzada
por la condición de pre pensionable; también, si había lugar
a la nivelación salarial reclamada.

No halló controversial la existencia y duración del


contrato de trabajo, los cargos desempeñados y la
remuneración devengada. Tampoco, la terminación del
contrato por despido sin justa causa, previo pago de la
indemnización legal.

Advirtió que a la demandante le correspondía demostrar


si para la fecha del despido tenía la condición de
prepensionable, «ya que si bien, no desconoce la Sala que le
hacían falta menos de 3 años para el cumplimiento de la edad
mínima requerida para pensionarse, (...), ya había acumulado
el capital necesario para la obtención de una pensión mínima»,
según certificación emitida por Porvenir S.A. obrante a folio
225. Recordó que según sentencia CC SU-003-2018, no
procede esa garantía de estabilidad cuando el único requisito
faltante es la edad, como en este caso.

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Añadió que también confirmaría la negativa a ordenar


el pago de diferencias salariales y prestacionales, porque la
accionada sufragó a la demandante «el valor de los salarios
correspondientes como profesor asociado, a partir del 8 de
mayo de 2007 (...) de acuerdo con la escala salarial
determinada para tal efecto». Anotó que las sumas pagadas
«se encuentran dentro de los límites mínimos y máximos, 10.70
a 19.26 salarios mínimos (...) establecidos en el acta 249» del
órgano directivo de la entidad «vista a folio 61 del plenario»,
para remunerar a los profesores asociados; y destacó que el
salario percibido por la actora «representa en promedio, del
año 2007 a 2015, más de 12 salarios mínimos legales
mensuales vigentes».

Precisó que la promotora del proceso no demostró haber


sido promovida a profesora titular. Aunque no desconoció
que cumplía los requisitos señalados en los estatutos del
profesorado (fls. 88 a 132), «su promoción quedaría ajuicio del
claustro, tal como se infiere del texto del artículo 14 del
estatuto de profesores, decisión que no puede ser cuestionada
ni revocada por esta instancia, ya que la misma obedece al
ejercicio de la autonomía e independencia de la entidad
accionada».

Agregó que la actora tampoco acreditó que la diferencia


salarial alegada fuera el resultado de actos discriminatorios,
«por razón de edad, sexo, nacionalidad, raza, religión, opinión
política o actividades sindicales». Consideró que la
remuneración percibida por otros docentes, de acuerdo con
los documentos aportados al expediente, no traduce que la

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demandada hubiera desconocido el principio de «a trabajo


igual, salario igual», toda vez que «no está demostrado dentro
del proceso, que dichos señores hubieran sido contratados (...)
en idénticas circunstancias de tiempo, modo y lugar a las de
la demandante».

Sostuvo que no era «suficiente demostrar la


denominación idéntica de los cargos, sino demostrar
objetivamente que las condiciones laborales en que fueron
contratados, uno y otro, son idénticas, circunstancias estas
que no fueron acreditadas en el caso de marras». Concluyó
entonces que, al reconocer dichos salarios de manera
diferenciada para cada profesor que fue objeto del cotejo
efectuado en el proceso, el empleador no incurrió en actos
discriminatorios.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandante, fue concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte. Se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Corte case la sentencia recurrida, para


que, en sede de instancia, revoque la del a quo y, en su lugar,
acceda a las pretensiones de la demanda.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, que mereció réplica.

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VI. CARGO ÚNICO

Acusa violación indirecta de «la Ley 790 de 2002», «la


sentencia T-357 de 2016» y «la sentencia SU-003 de 2018».
También, de los artículos 102, numerales 1 y 2, 127, 143
numerales 1, 2 y 3, 186, 249 y 306 del Código Sustantivo del
Trabajo; 25 y 31 del de Procedimiento Laboral; y 164 y 281
del General del Proceso.

Acusa la comisión de los siguientes «errores evidentes,


manifiestos y ostensibles de derecho»:

1. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandante no


demostró que para el 9 de noviembre de 2015 (fecha de
despido), le asistiera el derecho a la estabilidad laboral
reforzada por su condición de pre pensionable.
2. No tener por demostrado estándolo, que para el 9 de
noviembre de 2015 (fecha de despido), a la actora le asistía el
derecho a la estabilidad laboral reforzada en su condición de
pre pensionable.
3. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandante estuvo
afiliada al régimen de ahorro individual en el fondo privado
Porvenir.
4. No tener por demostrado estándolo, que la demandante nunca
estuvo afiliada al Régimen de ahorro individual, en el fondo
privado Porvenir.
5. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandante durante
todo el tiempo de la relación laboral con la demandada, estuvo
únicamente afiliada al régimen de prima media con prestación
definida en Colpensiones.
6. No tener por demostrado estándolo, que la demandante
durante todo el tiempo de la relación laboral con la
demandada, estuvo únicamente afiliada al régimen de prima
media con prestación definida en Colpensiones.
7. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandante ya había
acumulado el capital necesario para la pensión, en el régimen
de ahorro individual del fondo privado Porvenir.
8. No tener por demostrado estándolo, que la demandante no
acumuló el capital necesario para la pensión, en el régimen de
ahorro individual del fondo privado Porvenir.

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9. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandante no tiene


derecho al pago de las diferencias salariales y prestacionales,
solicitadas en la demanda.
10. No tener por demostrado estándolo, que la demandante,
tiene derecho al pago de las diferencias salariales y
prestacionales, solicitadas en la demanda.
11. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandante no
tiene derecho a la remuneración como profesor titular de la
demandada.
12. No tener por demostrado estándolo, que la demandante
tiene derecho a la remuneración como profesor titular de la
demandada.
13. Tener por demostrado sin estarlo, que los salarios
cancelados a la actora están dentro del rango de la escala
salarial del Acta 249 de 2011 del Consejo Directivo de la
demandada.
14. No tener por demostrado estándolo, que los salarios
cancelados a la actora no están dentro del rango de la escala
salarial del Acta 249 de 2011 del Consejo Directivo de la
demandada.
15. Tener por demostrado sin estarlo, que el trato dado a la
demandante por la demandada, no fue discriminatorio, ni
desigual, frente a sus demás compañeros de trabajo.
16. No tener por demostrado estándolo, que el trato dado a la
demandante por la demandada, fue discriminatorio y
desigual, frente a sus demás compañeros de trabajo.
17. Tener por demostrado sin estarlo, que la demandada no
desconoció el principio de a trabajo igual, salario igual.
18. No tener por demostrado estándolo, que la demandada
desconoció el principio de a trabajo igual, salario igual.
19. Tener por demostrado sin estarlo, que el trato diferencial
en materia salarial, dado por la demandada a la actora fue
justificado y que tenía factores objetivos de diferenciación
respecto de sus compañeros de trabajo.
20. No tener por demostrado estándolo, que el trato diferencial
en materia salarial, dado por la demandada a la actora fue
injustificado y que no tenía factores objetivos para la
diferenciación respecto de sus compañeros de trabajo.

Sostiene que dichos dislates fueron producto de la


valoración equivocada de la demanda y su subsanación; la
contestación del demandado; la hoja de vida de la
demandante; el estatuto de profesores de la enjuiciada; el

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extracto de acta del Consejo Directivo en reunión ordinaria


249 de 2005; la copia de los desprendibles de pago de
diciembre de 2009 a enero de 2011; las comunicaciones de
20 de mayo de 2010, 7 de mayo de 2014, 31 de octubre de
2014 y 3 de noviembre de 2015, dirigidas por la entidad a la
actora para negarle sus solicitudes de nivelación; copia de las
hojas de vida de los profesores Luis Eduardo Rodríguez
Cheu, Sandra Ximena Campagnoli Martínez, Héctor Alfonso
Rodríguez Díaz, Sandra Isabel Gutiérrez Otálora y Jorge
Alfonso Meléndez Acuña; la solicitud de categorización y
ajuste salarial de 22 de octubre de 2015; la carta de despido
de 9 de noviembre de 2015 y la certificación emitida por
Porvenir de folio 225.

Divide su argumentación en dos secciones que


denomina «de la condición de prepensionable» y «de la
nivelación salarial».

En el primer acápite, califica de ostensibles los «errores


de derecho» del Tribunal, «cuando de forma ambigua y
genérica afirma que para la fecha de terminación del contrato
de trabajo, 9 de noviembre de 2015, la parte actora no
demostró que le asistía el derecho a la estabilidad laboral
reforzada, por su condición de prepensionable». Sostiene que
esa inferencia contradice lo que el juez colegiado expuso a
renglón seguido, en el sentido de que «a la demandante le
faltaban menos de tres años para cumplir los 57 arios de
edad, a la que arribaría el 19 de febrero de 2018». Entiende
entonces configurado el requisito de edad, en tanto le

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faltaban menos de 3 arios para acceder a la pensión de vejez,


por manera que ostentaba la calidad de prepensionable.

Considera un desacierto que el colegiado de instancia


acudiera a la certificación de Porvenir S.A. (fi. 225), para
corroborar la materialización de la expectativa pensional por
completar el capital mínimo requerido. Sostiene que en lugar
de darle «pleno valor probatorio a la certificación», debió
efectuar el «control de legalidad de la prueba». Anota que este
documento arribó al proceso en forma irregular, cuando
estaban evacuadas la totalidad de las decretadas y se había
cerrado el debate probatorio, que el a quo «de manera
sorpresiva e ilegal ordenó: "...librar oficio a Porvenir SA., a fin
de que realice cálculo actuarial de la demandante e informe,
teniendo en cuenta las condiciones de la demandante si la
misma tenía la posibilidad de acceder a la pensión de vejez
para el 9 de noviembre de 2015" (fl.210 Cl )».

Insiste en la irregularidad de esa actuación, porque no


se trataba de una prueba solicitada por las partes en la
demanda, ni en su contestación; no fue decretada «en su
oportunidad por el juzgado» y se encontraba cerrado el debate
probatorio; además, porque «no fue objeto de la litis y que en
audiencia de decreto de pruebas esa circunstancia fue negada
por el juez de instancia y confirmada por el superior». En ese
orden, concluye que el medio de convicción en comento «no
tiene valor probatorio alguno, es más ni siquiera se recaudó en
ejercicio de la facultad oficiosa de decretar pruebas por parte
del director del proceso, actuación que resulta violatoria del

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debido proceso», de suerte que «se evidencia el error de


derecho por parte del fallador de segundo grado».

Asegura que en contra de lo inferido por el juez


colegiado, jamás estuvo afiliada a la administradora de
fondos Porvenir S.A. Prueba de ello, afirma, son los
desprendibles de pago de aportes a Colpensiones por los arios
2009 a 2011 y la sentencia emitida por el Juzgado 29 Laboral
del Circuito de Bogotá el 25 de mayo de 2018, que: «declaró
la nulidad absoluta de la afiliación del régimen de ahorro
individual con solidaridad de la demandante señora IVIARIA
ANUNCIACIÓN MEDINA SUAREZ, realizada en primer lugar a
Colfondos S.A., y el 10 de marzo de 2001 a (...) Porvenir S.A.»;
precisa que esa providencia es prueba sobreviniente en el
proceso, fue confirmada en segunda instancia y se encuentra
ejecutoriada. Concluye que, en ese contexto, queda sin piso
la conclusión de que no ostentaba la condición de pre
pensionable.

En relación con la segunda temática, insiste en la


comisión de «errores de derecho» por parte del Tribunal, en
tanto «ignora las pruebas aportadas con la demanda, con la
contestación de la demanda y las decretadas y recaudadas
legalmente». Reprocha que el fallador de la alzada efectuara
«afirmaciones genéricas sin establecer circunstancias de
tiempo, modo y lugar que sirvan de fundamento a lo
concluido», así como que «de forma intencional ignora[ra] todo
el material probatorio recaudado en el proceso
constituyéndose esto en un evidente error de derecho». En ese
orden, echa de menos «un estudio objetivo minucioso bajo el

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criterio de la sana critica de cada una de las pruebas


documentales y de los interrogatorios de parte recaudados en
el proceso».

Cuestiona al ad quem por deducir que fue remunerada


adecuadamente como profesora asociada desde el 8 de mayo
de 2007, cuando fue promovida a esa posición. Explica que,
por el contrario, continuó devengando compensación similar
a la que obtenía antes de ser ascendida; que así lo admitió el
demandado al contestar el hecho 12 de la demanda y está
corroborado con los comprobantes de pago adosados al
expediente. Pide volver la vista sobre el Acta 249 de 2005 del
Consejo Directivo de la demandada, que definió las bandas
salariales dentro de las que debía oscilar su remuneración, y
sobre el cotejo salarial efectuado entre diferentes docentes,
remitido por la convocada a juicio a solicitud del juez de
primer grado; concluye que estos medios de prueba ponen
sobre la mesa el trato discriminatorio que recibió.

Añade que el Tribunal desconoció su derecho a la


remuneración como profesora titular, al menos desde el 8 de
mayo de 2013. Al respecto, plantea lo siguiente:

Reconoce el fallador de segundo grado que efectivamente la


demandante cumplió con los requisitos para ascender al cargo
de profesor titular a partir del 8 de mayo de 2013, el evidente
error del Tribunal fue concluir sin fundamento alguno que la
parte demandante no probó que hubiese sido promovida al cargo
de profesor titular, circunstancia que es objeto de la litis (sic),
razón por la cual no tenía por qué haber demostrado dicha
promoción; lo que estaba obligado a probar y que así sucedió, es
que la demandante tenía derecho a la promoción como profesor
titular, desde cuando cumplió los requisitos para el cargo y al
pago de las respectivas diferencias salariales y prestacionales, así

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lo reconoce el fallo de segunda instancia, su deber consecuencial


era haberle reconocido a la actora sus derechos.

Asevera que, según «la documental obrante en el proceso,


oportunamente solicitada, decretada y recaudada
legalmente», sufrió un trato diferencial e injustificado.
Relaciona un comparativo con «profesores que fueron
promovidos a profesores titulares y que devengaban salarios
muy superiores al devengado por la actora».

VII. RÉPLICA

Hace notar que la recurrente plantea la existencia de


errores de derecho, pero no demuestra su ocurrencia dentro
de la sentencia impugnada. También, que cuestiona asuntos
de tipo jurídico, extraños a la senda seleccionada para el
ataque, como es el caso del ejercicio de las facultades
oficiosas en materia probatoria; explica que, en cualquier
caso, el Tribunal no se equivocó al valorar una prueba
decretada de oficio.

Añade que el juez colegiado no erró al deducir que la


demandante se hallaba afiliada a Porvenir S.A. al momento
de la terminación del contrato. Que no era posible que
desacertara en esa materia pues, antes de esa decisión, la
actora no aportó el fallo que declaró ineficaz su traslado del
RPM al RAIS; explica que este documento no puede ser tenido
como hecho sobreviniente en sede de casación.

De cara a la nivelación salarial, añade que la censura


no cuestiona las verdaderas premisas de la decisión, ni

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explica en qué consistieron los errores en la valoración


probatoria.

VIII. CONSIDERACIONES

En lo fundamental, el Tribunal concluyó que la


demandante no era titular de la garantía de estabilidad por
condición de pre pensionable. Afirmó que si bien, tenía 54
arios cumplidos al momento de la desvinculación, reunía en
esa fecha el capital mínimo para acceder a una prestación
por vejez bajo el régimen de ahorro individual al cual se
hallaba afiliada, según certificación emitida por Porvenir S.A.
obrante a folio 225.

Desestimó el derecho a la nivelación salarial a partir del


8 de mayo de 2013, porque la promotora del proceso no
demostró que desde esa fecha o desde cualquier otro
momento de la relación, el órgano directivo de la institución
la hubiera promovido a profesora titular; resaltó que esa
designación se hallaba prevista en los estatutos de la
Escuela, por manera que no era suficiente reunir los méritos
académicos para ocupar la posición reclamada.

Otro tanto, dijo de la remuneración percibida como


profesora asociada entre el 8 de mayo de 2007 y la
finalización del vínculo, el 9 de noviembre de 2015. Consideró
que la demandada había pagado lo correspondiente a ese
nivel, de acuerdo con las bandas salariales o límites de «10.70
a 19.26 salarios mínimos (...) establecidos en el acta 249» del
órgano directivo de la entidad, en la medida en que el salario

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promedio de la actora durante ese lapso estuvo por el orden


de los «12 salarios mínimos legales mensuales vigentes».

En ese contexto, coligió que las diferencias existentes


con otros profesores asociados no eran resultado de actos
discriminatorios, ni conllevaban transgresión del principio de
«a trabajo igual, salario igual»; con mayor razón, porque «no
está demostrado dentro del proceso, que dichos señores
hubieran sido contratados (...) en idénticas circunstancias de
tiempo, modo y lugar a las de la demandante».

La censura se opone a esas inferencias, sobre la base


de que a raíz de varios «errores de derecho», el Tribunal ignoró
que ostentaba la condición de pre pensionable. Arguye que el
fallador de la alzada no tuvo en cuenta que la certificación de
Porvenir S.A (fi. 225) no podía tener mérito probatorio,
porque fue allegada al proceso en forma irregular y
sorpresiva, mediante el ejercicio arbitrario de las facultades
oficiosas del a quo. Explica que jamás estuvo afiliada a dicha
entidad, según se infiere de los desprendibles de nómina por
los arios 2009 a 2011, y de la sentencia emitida por el
Juzgado 29 Laboral del Circuito de Bogotá el 25 de mayo de
2018, aportada en sede extraordinaria para demostrar la
ineficacia de su afiliación al RAIS, como hecho sobreviniente.

Así mismo, arguye que el juez colegiado de instancia


también incurrió en «errores de derecho» para negar su
petición de nivelación salarial. Estima que no le correspondía
demostrar que hubiera sido promovida al cargo de profesora
titular desde el 8 de mayo de 2013, sino que tenía derecho a

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ello por sus méritos académicos, que están ampliamente


acreditados dentro del proceso.

Desde la perspectiva del trato salarial desigual como


profesora asociada, critica que el Tribunal ignorara el
material probatorio adosado al expediente, «constituyéndose
esto en un evidente error de derecho». Asegura que la
demandada admitió que le reconoció y pagó una cifra cercana
a los 12 salarios mínimos legales mensuales vigentes, igual
a la que devengaba antes de su promoción y muy inferior a
la que recibían otros profesores asociados, de acuerdo con
los cuadros comparativos obrantes en el proceso y el Acta
249 de 2005 del Consejo Directivo de la demandada, que
definió las bandas salariales dentro de las que debía oscilar
su remuneración; todo lo anterior, en su criterio, pone sobre
la mesa el trato discriminatorio que recibió.

Así las cosas, queda al margen de discusión en sede


extraordinaria la existencia y duración del contrato de
trabajo, entre el 18 de febrero de 1997 y el 9 de noviembre de
2015. También, la terminación del vínculo por despido sin
justa causa, previo pago de la indemnización legal.

La controversia gira en torno a los ejes temáticos sobre


los que también gravitaron las reflexiones del Tribunal, esto
es, la garantía de estabilidad por condición de pre
pensionable y el derecho a la nivelación salarial, bajo la
calidad de profesora titular y profesora asociada. De manera
concreta y puntual, a la Sala le corresponde verificar en el
primer eje, si el Tribunal incurrió en los errores endilgados

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por la recurrente, al i) dar mérito probatorio a la certificación


emitida por Porvenir S.A. obrante a folio 225; y iQ dar por
demostrado, contra la evidencia, que estuvo afiliada a dicho
Fondo. En el segundo, si desacertó al iii) no tener por
acreditado que tenía derecho a la nivelación salarial como
profesora titular; y iv) desapercibir que recibió un trato
salarial discriminatorio, como profesora asociada.

Previo a abordar los cuestionamientos de la recurrente,


cumple acotar que la referencia a errores de derecho no tiene
cabida dentro del planteamiento de la acusación; es decir, lo
argumentado nada tiene que ver con la valoración
equivocada o preterición de pruebas solemnes. Todo apunta
a que al calificar los errores endilgados al Tribunal como de
derecho, la impugnante incurre en una imprecisión de orden
conceptual o en el mejor de los casos, de terminología, pero
la Sala no percibe que aquella pretenda demostrar realmente
que el juez colegiado desacertó al considerar acreditado un
hecho con un medio de convicción no autorizado por la ley,
en los casos en que exige una solemnidad para la validez del
acto, o por omitir la valoración de una prueba de esa
naturaleza, a pesar de que sí tenía esa connotación (CSJ SL,
25 oct. 2005, rad. 25360).

Precisado lo anterior, sería del caso ocuparse de proveer


sobre el mérito probatorio del documento de folio 225,
abordado por la censura en el desarrollo del eje problemático,
si no fuera porque ello desborda la ruta escogida para el
ataque. Evidentemente, los reproches sobre el valor

probatorio de los documentos adosados al expediente,

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comportan el desarrollo de argumentos y razonamientos de


tipo jurídico, ajenos al sendero de los hechos.

Ahora bien, si lo pretendido es que la Corte se ocupe de


asuntos de índole procedimental propios de las instancias,
como los concernientes al decreto y práctica de pruebas para
la solución de la controversia, se impone recordar que el
recurso extraordinario de casación no tiene esa finalidad.
Para corregir posibles irregularidades en esa materia, las
normas instrumentales prevén mecanismos diferentes e
idóneos, que los interesados pueden impulsar dentro de la
oportunidad debida (CSJ SL, 10 jun. 2009, rad. 33304,
reiterada en las decisiones CSJ SL370-2013, CSJ SL11477-
2017 y CSJ SL441-2021).

En cualquier caso, la Sala no advierte un error, de


aquellos que pueden dar lugar al quiebre de la sentencia de
segundo grado, por el hecho de que el Tribunal hubiera
valorado una prueba decretada de oficio por el a quo,
tramitada e incorporada al proceso con anterioridad a la
decisión de primer grado. Con mayor razón, si de los autos
no se advierte controversia al respecto, suscitada por los
interesados; por el contrario, la demandante no solo guardó
silencio ante lo dispuesto por el juez singular (fi. 210), sino
que se allanó a adelantar las gestiones necesarias para
obtener el concepto solicitado a Porvenir S.A. (fls. 214 y 218).

Al continuar con el estudio de los reproches ubicados


dentro del primer núcleo temático, la Sala advierte que por
la vía de los hechos no hay lugar a discutir que según el

SCLAJPT-10 V.00
19
Radicación n.° 86782

criterio decantado por la Corte Constitucional, que iluminó


las reflexiones del juez colegiado, la garantía de estabilidad
por la condición de pre pensionable no procede cuando a la
fecha de despido, la trabajadora se encuentra a menos de 3
arios de cumplir la edad mínima para acceder al derecho
pensional, pero reúne el monto mínimo para financiar una
prestación en el régimen de ahorro individual, en el caso de
los afiliados a este último.

De esta suerte, lo que la Sala debe verificar es si la


recurrente acierta al sostener que nunca estuvo afiliada a
Porvenir S.A., porque las pruebas recaudadas en el proceso
dan cuenta de cotizaciones al extinto ISS y la sentencia
emitida en otro proceso y allegada en sede extraordinaria,
refiere la ineficacia de su traslado al RAIS; de ahí que, ajuicio
de la impugnante, no pudo haber reunido el capital necesario
para acceder a una prestación dentro de este último régimen,
ni el Fondo mencionado podía emitir certificación en sentido
opuesto.

Pues bien, debe recordarse que con apego a la


certificación de folio 225, el Tribunal coligió que la
demandante estaba afiliada a Porvenir S.A. y a noviembre de
2015, cuando fue despedida, acumulaba el saldo necesario
para procurarse una prestación de $1.007.600, superior al
salario mínimo de entonces ($644.350).

Los comprobantes de nómina de folios 67 a 69, dan


cuenta de que la demandante habría cotizado en pensiones
al entonces Instituto de Seguros Sociales; empero,

SCIAJPT-10 V.00 20
70

Radicación n.° 86782

corresponden a periodos aislados de la relación laboral


(diciembre de 2009; febrero, julio y octubre de 2010; y enero
de 2011), en contraste con los demás comprobantes
denunciados como mal apreciados (folios 64 a 83); estos, por
el contrario, corroboran el pago regular de aportes con
destino a Porvenir S.A., entre 2007 y 2015, lo cual es
coherente con la certificación que el juez colegiado valoró.

Por otro lado, mal puede afirmarse que el Tribunal


incurrió en un error de hecho al ignorar la declaratoria de
ineficacia del acto de traslado al RAIS. Desde luego, ello luce
imposible si, como aquí ocurrió, la sentencia proferida en ese
sentido fue aportada por la demandante con posterioridad a
la decisión objeto del recurso extraordinario.

Ahora bien, lo que observa la Sala es que la censura


vuelve a distanciarse de la senda seleccionada, en tanto
argumenta que, como resultado de la declaratoria de
ineficacia proferida en otro proceso, quedó sin piso jurídico
la certificación emitida por Porvenir S.A. que dio cuenta de la
expectativa pensional existente a noviembre de 2015.
Evidentemente, desde lo estrictamente fáctico, tal
planteamiento no altera el contenido de la prueba
mencionada, ni la valoración que de ella hizo el Tribunal.

Como sea, la tesis de la recurrente no encuentra


respaldo en la doctrina decantada por esta Corporación, de
cara a los efectos de la declaratoria de ineficacia del traslado
de régimen pensional. Así se afirma, porque al acudir al
artículo 1746 del Código Civil, la Corte ha materializado tal

SCLAPT-10 V.00
21
Radicación n.° 86782

declaratoria por vía de las «restituciones mutuas» previstas en


dicha norma (CSJ SL2877-2020, reiterada en la CSJ
SL5174-2021). De esta suerte, aunque Porvenir S.A. deba
trasladar a Colpensiones el saldo depositado en la cuenta
individual de la afiliada, incluidos sus rendimientos, bonos
pensionales, comisiones y gastos de administración, entre
otros rubros, «como si el acto de traslado nunca hubiera
existido» (ibídem), ello no significa que la información
suministrada en noviembre de 2015, acerca de la expectativa
pensional de la demandante, fuera inconsistente con los
aportes y saldos existentes para ese momento histórico de la
afiliación.

De cara a la nivelación salarial como profesora titular,


la Sala advierte que los cuestionamientos de la censura no
tienen de donde asirse. Como se memoró líneas atrás, el
Tribunal no ignoró los méritos académicos de la demandante,
ni su equivalencia con aquellos requisitos exigidos para ser
promocionada o ascendida. Empero, no halló demostrado
que hubiera sido designada en la categoría de titular por el
órgano competente al interior de la Escuela; en estricto
sentido, la censura no controvierte esta premisa, que es la
que sostiene la conclusión del juez colegiado.

Ahora bien, la Sala no ignora que en perspectiva del


derecho a la igualdad salarial consagrado en el artículo 143
del estatuto laboral, antes y después de la reforma
introducida mediante la Ley 1496 de 2011, lo relevante es
verificar si quien lo reclama desempeñó funciones propias o
equivalentes a las de un puesto mejor remunerado; es decir,

SCLAJPT-10 V.00 22
71

Radicación n.° 86782

lo importante no es el nombramiento, designación o ascenso,


sino la ejecución del trabajo en el plano de la realidad.
Empero, lo que se vislumbra en este caso es que la recurrente
no atina a demostrar que hubiera fungido realmente como
profesora titular. Solo insiste en que debió ser ascendida a
ese nivel, pero no se remite a medios de convicción de los que
la Sala pueda extraer las labores que desarrolló y contrastar
su equivalencia con las de los profesores titulares; tampoco,
de los que pueda desprenderse derecho a la promoción
automática o a una figura similar que conllevara, también
automáticamente, la ejecución de las funciones asignadas a
la categoría docente a la cual aspira.

Siendo así, no existen elementos para concluir que el


juez plural se hubiera equivocado al plegarse al artículo 143
del estatuto laboral, para asentar que la nivelación salarial
reclamada suponía el ejercicio o desempeño del mismo
trabajo «en puesto, jornada y condiciones de eficiencia
también iguales».

Ahora bien, la nivelación del salario por el desempeño


como profesora asociada merece una mirada diferente, como
quiera que no está en discusión, ni lo estuvo en las
instancias, que ese fue el cargo desempeñado por la actora
desde el 8 de mayo de 2007 hasta su retiro, el 9 de noviembre
de 2015. Así las cosas, sin perder de vista la naturaleza
fáctica de la acusación, la Sala debe dilucidar si el Tribunal
se equivocó al concluir que la remuneración de la trabajadora
se ciñó al modelo salarial previsto al interior de la Escuela y

SCLAJPT-10 V.00
23
Radicación n.° 86782

estuvo en armonía con lo devengado por sus pares; todo bajo


el prisma del artículo 143 del Código Sustantivo del Trabajo.

Como se memoró líneas atrás, el juez colegiado de


instancia consideró que la remuneración de la actora entre
2007 y 2015, que rondó los 12 salarios mínimos legales
mensuales vigentes, se ubicó dentro de las bandas salariales
o límites de «10.70 a 19.26 salarios mínimos (...) establecidos
en el acta 249» del órgano directivo de la entidad. En ese
orden, no le pareció irregular, discriminatorio, ni arbitrario,
que otros profesores asociados devengaran un salario
superior dentro de esas mismas bandas, porque no se
demostró que estos estuvieran vinculados «en idénticas
circunstancias de tiempo, modo y lugar a las de la
demandante».

De entrada, la Sala advierte que el acta mencionada por


el Tribunal, que la censura estima mal apreciada, no obra en
el expediente. Lo que se anexó junto con la demanda es un
extracto del libro de actas del Consejo Directivo de la Escuela
(fi. 61); si bien, aquel documento contiene la información
referida en la sentencia gravada y coincide con el folio
avistado por el Tribunal, no está suscrita por algún directivo
o administrador del ente universitario. Por ello, es necesario
constatar si procede su valoración en esta sede.

Para resolver esa cuestión preliminar, es indispensable


memorar que en los hechos 8 y 9 de la demanda, la actora se
remitió puntualmente a la información contenida en el
extracto de marras. La demandada repudió tal documento

SCLAJPT-10 V.00 24
2a-

Radicación n.° 86782

por carencia de firmas y sellos. Añadió que «no se entiende


cómo un documento en estas condiciones es obtenido por la
demandante y está en su poder pretendiendo que sea
considerado prueba documental cuando no reúne los
requisitos de autenticidad y veracidad que lo deben
caracterizar». Sin embargo, allí mismo reconoció que esa
sesión 249 de 2005 sí se realizó y en esa oportunidad, el
Consejo Directivo previó las «bandas salariales para cada
categoría del estatuto de profesores». También, explicó que
«una banda salarial equivale, tal y como se expresa en la tabla
aportada por el demandante, a los valores dentro de los cuales
pueden moverse los salarios de los profesores».

Aunado a ello, al responder el hecho 11 de la demanda,


el ente accionado adujo que el salario de la demandante
estaba «dentro de los límites establecidos en la banda salarial
para profesor asociado, esto es entre 10.70 y 19.26 SMMLV».
Estos referentes coinciden precisamente con los descritos a
folio 61. Adicionalmente, el documento en cuestión hizo parte
de aquellos decretados como prueba por el a quo (fi. 181 Cd),
sin objeción de los intervinientes en el proceso.

En ese contexto, la Sala da por descontado el mérito del


documento mencionado para acreditar la banda salarial
aplicable a los profesores asociados, situación que explica,
por demás, que el Tribunal hubiera edificado sus
conclusiones a partir de su valoración. La Corte ha enseriado
que la firma no es la única forma de verificación de
autenticidad de un documento. Por ejemplo, la misma
conducta procesal asumida por la demandada puede ser útil

SCLAPT-W V.00
25
Radicación n.° 86782

para atribuirle la autoría de un documento, cuando «es ella


quien lo allega, (...) reconoce su contenido en forma expresa o
implícita o construye su alegato defensivo, teniendo en cuenta
ese documento carente de suscripción, de modo que pudiera
predicarse una comunidad de prueba (sentencia CSJ SL6557-
2016).

Así las cosas, queda claro que la remuneración de la


actora entre 2007 y 2015, que promedió los 12 salarios
mínimos legales vigentes, estuvo dentro de la banda salarial
prevista por la institución para los profesores asociados, que
osciló entre «10.70 y 19.26 SMMLV». Como quiera que ello
coincide con las inferencias del juez colegiado, hasta aquí no
se percibe un error manifiesto en el ejercicio de valoración
probatoria.

Resta, entonces, analizar la otra prueba a la que la


censura se refirió de manera concreta; esto es, el cuadro
comparativo de docentes realizado por la demandada a
solicitud del juez de primer grado (fis. 213 a 215).

En lo que concierne al periodo en discusión (2007 a


2015), allí consta que la demandante se desempeñó como
profesora asociada, al igual que Sandra Ximena Campagnoli,
con quien coincidió entre 2007 y 2011; Luis Eduardo
Rodríguez, entre 2008 y 2014; Sandra Gutiérrez, entre 2008
y 2015; y Alfonso Meléndez, también entre 2008 y 2015. La
Sala encuentra diferencias elementales de cara a la
remuneración percibida por cada profesor, que se

SCIAPT-10 V.00 26
7,3

Radicación n.° 86782

transcriben y esquematizan en el siguiente cuadro, para


mejor ilustración:

Demandante SandraXimena Campagnoli Luis Eduardo Rodríguez Sandra Gutiérrez Alfonso Meléndez
SALARIO , SALARIO , SALARIO , SALARIO , SALARIO
CATEGORIA CATEGORIA CATEGORIA CAMINA
AÑO CATEGORÍA MENSUAL MENSUAL MENSUAL MENSUAL MENSUAL

2007 P.ASISTENTE $ 5.200.000 P.ASOCIADO $7.790.000 NIA N/A NIA NiA P.ASOCIADO $5.643.000

2008 P.ASOCIADO $5.584.000 P.ASOCIADO $8.354.000 P.ASOCIADO $6.657.000 P.ASOCIADO $4.938.800 P.ASOCIADO $6.056.000

2009 P.ASOCIADO $6.067.000 P.ASOCIADO $9.065.000 P.ASOCIADO $7.168.000 P.ASOCIADO $5.800.000 P.ASOCIADO $6.575.000

2010 P.ASOCIADO $6.345.000 P.ASOCIADO $9.467.000 P.ASOCIADO $7.347.000 P.ASOCIADO $6.053.000 P.ASOCIADO $6.871.000

2011 P.ASOCIADO $6.658.000 P.ASOCIADO $9.921.000 P.ASOCIADO $7.587.000 P.ASOCIADO $6.338.000 P.ASOCIADO $7.205.000

2012 P.ASOCIADO $7.106.000 P.T111JLAR NIA P.ASOCIADO $7.980.000 P.ASOCIADO $6.751.000 P.ASOCIADO $7.685.000

2013 P.ASOCIADO $7.457.000 P. TITULAR N/A P.ASOCIADO $8.225.900 P.ASOCIADO $7.070.000 P.ASOCIADO $8.059.000

2014 P. ASOCIADO $ 7.860.000 P. TITULAR N/A P. ASOCIADO $ 8.456.000 P. ASOCIADO $ 7.437.000 P. ASOCIADO $ 8.489.000

2015 P.ASOCIADO $8.293.000 P.TITULAR N/A P. TITULAR NIA P. ASOCIADO $ 7.831.000 P. ASOCIADO $ 8.951.000

La información bajo estudio deja ver con facilidad que,


en efecto, el salario de los profesores asociados registraba
diferencias cuantitativas, en algunos casos cercanas a
$3.000.000. Así se presentó, por ejemplo, en el ario 2011,
cuando la demandante devengaba $6.658.000, mientras que
Sandra Ximena Campagnoli recibía $9.921.000. Algo similar,
aunque no tan distante en el monto, se presentó entre 2008
y 2015, en relación con cada uno de los docentes objeto de
comparación.

La información suministrada por la universidad no


reporta diferencias notorias ni sustanciales, en relación con
el rol ejercido por cada uno de los profesores asociados. En
algunos periodos de la relación, el cuadro precisa si se trata
de media jornada o «3/4 tiempo», pero esa distinción no
aparece en los periodos analizados para ninguno de los
docentes mencionados; de esta suerte, lo razonable es

SCLAJPT-10 V.00
27
Radicación n.° 86782

entender que, en materia de jornada, tampoco había


diferencia relevante entre los sujetos del cuadro comparativo.

Siendo ello así, el estudio de tales datos debió llevar al


Tribunal a la conclusión de que se trataba de información
asociada a pares académicos sin ningún rasgo distintivo
desde la perspectiva funcional y de carga académica, y pese
a ello, devengaron salarios distintos. De esta suerte, emerge
evidente que todos los docentes objeto de comparación
fueron clasificados, categorizados y promovidos por la
institución como profesores asociados, sin que de la
información analizada, que corresponde a la que tuvo a la
vista el Tribunal, pueda inferirse alguna nota característica
que diferenciara su actividad y que, por tanto, justificara un
trato salarial diferente.

Al desapercibir ese escenario fáctico, el Tribunal


incurrió en los errores endilgados por la recurrente;
especialmente, porque ello lo llevó a ignorar el tratamiento
salarial injustificado. Conviene no olvidar que desde la
entrada en vigor del artículo 7 de la Ley 1496 de 2011, que
modificó el artículo 143 del Código Sustantivo de Trabajo,
«todo trato diferenciado en materia salarial o de remuneración,
se presumirá injustificado hasta tanto el empleador demuestre
factores objetivos de diferenciación». Así lo ha entendido la
Corte, por ejemplo, en la sentencia CSJ SL677-2020.

Ahora bien, la Sala no ignora que el periodo objeto de la


petición de nivelación transcurrió, en parte, en vigencia del
texto original del artículo 143 del Código Sustantivo del

SCUUPT-10 V.00 28
Radicación n.° 86782

Trabajo, por lo menos en lo que concierne a mayo de 2007


hasta diciembre de 2011. Sin embargo, ello no opaca la
contundencia de la acusación, como quiera que la Corte ha
precisado que tratándose de relaciones de trabajo ejecutadas
antes de la modificación introducida por el artículo 7 de la
Ley 1496 de 2011, también deberá invertirse la carga
probatoria, en atención al principio de la carga dinámica de
la prueba. En consecuencia, si el trabajador aporta indicios
generales que comporten un fundamento razonable sobre la
existencia de un trato discriminatorio en materia retributiva,
como aquí ocurrió, «le corresponde al empleador -dado que
está en mejores condiciones para producir la prueba- justificar
la razonabilidad de dicho trato» (CSJ SL17462-2014).

Así las cosas, el desacierto del juez colegiado es


relevante, porque a la luz del panorama fáctico despejado
líneas atrás, la única deducción posible era considerar que,
si el empleador decidió diseñar y aplicar un modelo de
bandas salariales para remunerar a quienes se
desempeñaran como profesores asociados, como la actora, a
él le correspondía justificar, por vía de la acreditación de
factores objetivos, la ubicación de aquellos docentes en
diferentes puntos de la banda.

Con mayor razón si en el acta 249 de 2005, cuyo


extracto tuvo a la vista el Tribunal, se asentó que «el sueldo
de un profesor seguirá dependiendo de la productividad
determinada por la evaluación integral del profesor dentro del
rango de sueldos determinado para su categoría».

SCLAJPT-10 V.00 29
Radicación n.° 86782

De las mismas pruebas recién analizadas y de las


demás denunciadas por la censura, aflora paladino que el
demandado no agotó ese esfuerzo probatorio; es decir, lejos
estuvo de demostrar que el trato dispensado a sus profesores
asociados se fundó en criterios objetivos, en contraposición
al simple querer directivo o administrativo. Nótese que, en la
contestación a la demanda, el ente universitario admitió lo
devengado por la demandante, así como la concurrencia de
profesores asociados con mejor remuneración; sin embargo,
se limitó a acotar que estos podían moverse dentro de los
límites salariales dispuestos por la entidad, pero «no es
obligatorio que un profesor tenga que devengar el límite
superior (de la banda salarial) por el solo hecho de ser
nombrado en una categoría».

En cambio, el cruce de comunicaciones entre las partes,


que también hace parte de las pruebas denunciadas como
mal apreciadas, torna evidente la total ausencia de criterios
objetivos y técnicos para resolver sobre el rango salarial de la
demandante.

Es así como en comunicación de 8 de enero de 2010, la


actora manifestó a la universidad que «mi salario no está
acorde con mi formación académica y desempeño profesional
en la Escuela, pues cuando me promovieron a la categoría
"profesor asociado" no tuve incremento» (fls. 84 y 85). En
respuesta de 20 de mayo de ese ario, los vicerrectores
administrativo y académico respondieron lacónicamente que
«se ha revisado su solicitud de incremento salarial, no
obstante, la actual coyuntura por la que atraviesa la Escuela

SCUUPT-10 V.00 30
Radicación n.° 86782

exige tener prudencia, por lo que no es posible atenderla», y le


aseguraron que «una vez superada esta etapa, esperamos, en
reconocimiento a su compromiso y desempeño, poder evaluar
nuevamente su caso» (fi. 89). Y luego, el 7 de mayo de 2014,
el vicerrector académico de turno le manifestó que «de
acuerdo con su solicitud de ubicación en rango de escala
salarial, comedidamente me permito manifestarle que
analizado su caso, resulta complejo por cuanto involucra
repercusiones presupuestales importantes para la Escuela,
por lo cual no será posible atender su solicitud» (fi. 90).

Los criterios de «prudencia» y de «repercusiones


presupuestales» poco o nada tienen que ver con la
productividad y la evaluación integral del docente como
factores determinantes de la remuneración, a los cuales se
aludió en el acta que fijó la comentada banda salarial. Desde
luego, tampoco guardan relación con los factores objetivos de
discriminación salarial, a los que se ha referido la ley y la
jurisprudencia. En sentencia CSJ SL17462-2014, Corte tuvo
oportunidad de explicar que:

[...] la aplicación del denominado "sistema de bandas" puede


reputarse legítimo para establecer diferencias remuneratorias
entre dos trabajadores que tienen el mismo puesto de trabajo,
con la misma jornada, siempre y cuando se cumplan dos
condiciones: i) que los criterios de calificación sean objetivos -vale
decir, que no impliquen segregación indebida, lo que significa que
no sean contrarios a los principios y valores constitucionales y a
las reglas legales; y que el empleador compruebe que dichos
criterios han sido aplicados a los trabajadores objeto de
comparación, de forma sistemática y periódica. No basta, pues,
con acreditar la existencia de una política de remuneración, sin
que se demuestre que ella ha sido aplicada regularmente a los
trabajadores que se comparan.

SCLAJPT-10 V.00
31
Radicación n.° 86782

La tergiversación del escenario fáctico acreditado en el


proceso impidió al Tribunal observar que esa segunda
condición, tampoco se hallaba satisfecha en el caso bajo
estudio. Por esto y por todo lo anterior, se impone le casación
de la sentencia de segundo grado, en cuanto confirmó la
negativa a reconocer el derecho a la nivelación salarial de la
demandante, como profesora asociada, entre el 8 de mayo de
2007 y el 9 de noviembre de 2015.

Como quiera que la petición de nivelación se extendió a


salarios, prestaciones sociales y demás conceptos
devengados por los profesores asociados, la Sala advierte que
el expediente no contiene información necesaria para realizar
los cálculos pertinentes. El cuadro comparativo de folios 213
a 215 tan solo refiere el salario, al paso que los comprobantes
de nómina de folios 64 a 83, no abarcan todo el periodo objeto
del litigio, esto es, 8 de mayo de 2007 al 9 de noviembre de
2015. Por tanto, se ordenará oficiar a la demandada para
que, dentro de los 15 días siguientes al requerimiento,
suministre un reporte o descripción detallada de las
prestaciones sociales y demás conceptos extralegales
reconocidos a los profesores asociados, durante el periodo
indicado.

Sin costas.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre

SCLAJPT-10 V.00 32
Radicación n.° 86782

de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia


dictada el 28 de febrero de 2019, por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá D. C.,
dentro del proceso ordinario laboral seguido por MARÍA
ANUNCIACIÓN MEDINA SUÁREZ contra la ESCUELA
COLOMBIANA DE INGENIERÍA JULIO GARAVITO, en
cuanto confirmó la negativa a la nivelación salarial por el
desempeño de la actora como profesora asociada.

Previo a proferir decisión de instancia, se ordena que a


través de la Secretaría de la Sala, se requiera a la accionada
para que, dentro de los 15 días siguientes al requerimiento,
suministre un reporte o descripción detallada de las
prestaciones sociales y demás conceptos extralegales
reconocidos a los profesores asociados, entre el 8 de mayo de
2007 y el 9 de noviembre de 2015.

Sin costas.

Cópiese, notifiquese, publíquese y cúmplase.

DONALD JOSÉ DIX PO NEFZ

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO


(Impedida)

te
SANCHEZ

SCLAPT-10 V.00
33

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