TESINA El ARBITRAJE EN EL PERU USMP.
TESINA El ARBITRAJE EN EL PERU USMP.
TESINA El ARBITRAJE EN EL PERU USMP.
EL ARBITRAJE EN EL PERU
TESSINA CURSO INTERNACIONAL DE VERANO
INDICE
Introducción
XI.- Recursos
Conclusiones y Proposiciones
Fuentes consultadas
4
INTRODUCCION
Por ello cabe destacar las materias abordadas durante el mes de febrero, la calidad
de los profesores nacionales y extranjeros convocados así como sus intervenciones
y los materiales de enseñanza entregados a cada participante.
La Tesina que se presenta tiene como propósito hacer una revisión general del
arbitraje como institución a lo largo de la historia en general y en el Perú. Para el
caso peruano no se ha revisado el período pre-inca ni inca sino que se ha partido
de la Constitución Española de Cádiz de 1812 en que se reconocía y establecía el
arbitraje.
De forma tal que este estudio nos permite tener una visión muy clara del desarrollo
de esta institución moderna, que no aspira a sustituir a la justicia ordinaria, que tiene
5
Ese es el espíritu que nos anima como abogados y profesores, tener una visión
actual y fresca de una forma diferente de encarar el Derecho que contribuya de
manera directa en el equilibrio social; y desde esa perspectiva, para nosotros el
arbitraje es una camino a seguir.-
6
El ARBITRAJE EN EL PERU
Debemos señalar que, el Arbitro o los Árbitros, sea que se trate de un arbitraje con
Arbitro único o de un Tribunal Arbitral compuesto por tres Árbitros o más, reciben
sus facultades directamente de las partes y por ello en relación a éstas tienen el
carácter de jueces (aunque no gozan en su totalidades ni de las prerrogativas ni las
prohibiciones de éstos) estando obligados a pronunciarse en el Laudo Arbitral que
emitan acerca de las cuestiones litigiosas o dudosas propuestas por las partes.
Los Laudos Arbitrales tienen el carácter de sentencias y deben ser ejecutados por
los jueces ordinarios ya que los árbitros carecen del ius imperium que el Estado a
través de la ley les otorga a aquellos. El procedimiento para su ejecución en el Perú
está regulado en la Ley General de Arbitraje y se sujeta también a lo establecido en
el Código Procesal Civil.
Así, en Roma la figura del Arbitraje se conoce desde las XII Tablas; en España son
las Partidas donde se le legisla de manera orgánica; en Inglaterra existe la
Arbitration Act de 1889 cuerpo normativo más importante que regula esta materia;
en Estados Unidos la Ley del 12 de febrero de 1925 es de carácter federal y regula
el arbitraje comercial; en Francia se reguló con mayor precisión en el Código de
Procedimientos (arts. 1003 a 1028) hasta que se dictó la ley de 31 de diciembre de
1925 que estableció la validez de la cláusula compromisoria en materia comercial
El maestro Hugo Alsina1 al efectuar un resumen de las críticas que la institución del
arbitraje ha sido objeto explica que en algunos países pese a su aplicación cada vez
más frecuente, se la acepta con desconfianza. Y añade que se le considera un
procedimiento artificioso, lleno de sorpresas y peligros para los litigantes, en el que
los árbitros, en lugar de ser jueces se convierten en defensores de las partes que
los nombran, respetándose rara vez sus pronunciamientos.
1
Alsina Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, Tomo VII, pág. 21 y ss., 2da
Edición, EdIAR Sociedad Anónima Editora Comercial, Industrial y Financiera, Bs. As. 1965
8
En ese sentido el Arbitraje puede ser entendido como la situación en que los
particulares en conflicto sólo estaban de acuerdo en escoger o elegir a un tercero
imparcial investido de auctoritas, con el propósito que solucione la controversia o
disputa por lo que su decisión debía ser obedecida por los litigantes en conflicto.
Inicialmente este rol fue ejercido por el paterfamilias, que actuaba como tercero
imparcial. Luego su lugar fue ocupado por un tercero imparcial. Posteriormente
esta función fue atribuida a un árbitro al que las partes recurrían voluntariamente
para plantearles las disputas o conflictos mediante una ordalía; para finalmente
aceptar que las partes estén facultadas para elegir libremente al tercero imparcial –
árbitro- para que resolviera sus disputas o discrepancias.
No es propósito de estas líneas hacer un recorrido in extenso de las (5) etapas del
derecho romano, pero si señalar que al arbitraje se le denominaba compromissum y
al tercero elegido o designado por las partes para resolver la controversia se le
llamaba arbiter ex compromisso, quien gozaba de plena libertad para dictar
sentencia, siendo la única limitación el contenido del compromissum celebrado en
forma voluntaria por las partes, ya que éste era el presupuesto necesario para su
2
Feldstein, Sara y Leonardo,Hebe, El Arbitraje, Bs As. Abeledo Perrot, 1998, pág.37
9
actuación posterior, como sostenía Cicerón: “ nadie puede actuar como Juez, sobre
cuestiones que afectarán no ya a la reputación de una persona, sino incluso a sus
más pequeños intereses pecuaniarios, a menos que las partes convinieran en
aceptarlo” 3
Mario Castillo Freyre en su ensayo Orígenes del Arbitraje4 sostiene que el Papado
fue el iniciador y promotor del arbitraje.
3
Gaspar Lera, Silvia. El ámbito de aplicación del arbitraje. Navarra. Editorial Aranzandi, 1998, pág. 31
4
Castillo Freyre, Mario . Arbitraje y Debido Proceso, Palestra Editores, Volumen 2, Lima, 2007, pág. 29
10
En el caso de los señores feudales era el rey quien actuaba como árbitro cuando se
le sometía algún conflicto.
Por esta época aparece el Fuero Juzgo que regula el arbitraje. El Fuero Juzgo es la
versión en lengua romance de una compilación de leyes visigodas reunidas en
doce (12) libros y un exordio o apéndice de dieciocho (18) leyes más.
Una de las denominaciones que recibía también el Fuero Juzgo era el de Liber
Iudiciorum o Libro de los Jueces, el que establecía una equivalencia entre árbitros y
jueces en lo concerniente al ámbito de su responsabilidad. Es en ese contexto que
se empieza a utilizar terminología judicial y a otorgar a las sentencias arbitrales
fuerza ejecutiva y valor de cosa juzgada.
5
Citado por Castillo Freyre, op. Cit. Pág. 30
11
Este principio de igualdad ante la justicia conllevó que tanto nobles como villanos,
católicos como protestantes debían litigar ante los mismos tribunales de justicia,
dejándose de lado las antiguas situaciones de privilegios existentes para sustituirlas
por principios más justos como el de igualdad ante la justicia.
Como señala Castillo Freyre, resulta pertinente destacar que en la Francia post
revolucionaria se reaccionó contra la corriente de pensamiento que propugnaba
conceder poco o ningún valor a la institución del arbitraje dado que ésta se
encontraba inspirada en los regímenes despóticos y absolutistas reinantes antes de
la Revolución.
6
Tulard, Jean y otros. Historia y Diccionario de la Revolución Francesa. Madrid. Ediciones Cátedra SA., 1989,
pp 917 y 918, citados por Castillo Freyre, Mario en Orígenes del Arbitraje, pág. 36
12
Castillo Freyre asegura que esta tendencia fue seguida por la Constitución de 1791
en la que se reconoció como derecho natural el derecho de comprometerse, por lo
que no podía ser restringido o disminuido por el Poder Legislativo.
7
García Belaunde, Domingo. Las Constituciones del Perú, Tomo I, pág. 73, Fondo Editorial Universidad San
Martín de Porres, Lima - 2006
13
Lo mismo aconteció con la Ley del 10 de febrero de 1824 firmado por José María
Galdiano como Presidente del Congreso, Joaquín de Arrese y José Bartolomé
Zárate como diputados secretario, por el cual el propio Congreso Constituyente
acuerda su Receso, suspende el ejercicio del cargo del Presidente de la República
y otorga poderes al Libertador Simón Bolívar.
8
El autor al hacer la transcripción de la norma toma el lenguaje original del texto
14
9
García Belaunde, Domingo op.cit. pág. 334
15
Con el advenimiento del siglo XX, luego de superada en alguna forma el trauma de
la guerra del pacífico y con Augusto B. Leguía en el poder, el arbitraje tuvo un mejor
tratamiento legislativo a nivel constitucional (Constitución Política de 1919) acorde
con el propósito modernizador introducido por el Presidente de la República. Así,
en el art. 48.0 referidos a “Los conflictos entre el Capital y el Trabajo serán
sometidos a arbitraje obligatorio”
No está demás indicar que en este texto constitucional también se hace referencia a
la justicia militar (art. 156) con lo que se perfila un sistema de administración de
justicia como la contenida en la Constitución de 1979 y de 1993.
El compromiso arbitral tenía una regulación más completa pues además de ser
definido legalmente en el art. 1909 del CC .”Por el compromiso arbitral dos o más
partes convienen que una controversia determinada, materia o no de un juicio, sea
resuelta por tercero o terceros a quienes designan y a cuya jurisdicción y decisión
se someten expresamente.”
10
La versión oficial editada en 1984 por el Ministerio de Justicia en Editora Perú ha sido verificada por el
suscrito
11
Dichas normas fueron derogadas en su integridad por el Decreto Ley Nº 25935
12
La norma no es feliz en su redacción, lo técnico era señalar laudo arbitral.
17
El art. 1913 del CC establecía que materias no pueden ser objeto de compromiso
arbitral, entre ellas las referidas al estado y la capacidad civil de las personas; las
que interesan a la moral y las buenas costumbres. El inc.2) hacía una larga
referencia al estado o sus bienes, que no referiré en esta parte del trabajo por
tratarse de una norma derogada.
El nomen juris de este Decreto Ley es LEY GENERAL DE ARBITRAJE, tenía 109
artículos, cuatro disposiciones complementarias y transitorias y dos disposiciones
finales. Se trata de una ley que regula de manera especia e independiente la
materia arbitral
En cuanto al laudo arbitral, necesariamente debe constar por escrito como también
deben constar por escrito los votos particulares de los árbitros, si los hubiera.
Tratándose de arbitraje colegiado basta que sea firmado por la mayoría requerida
para que haya decisión, entendiéndose que el árbitro que no firma ni emite voto
particular, adhiere su voto al de mayoría, lo que nos parece una solución eficiente
por parte de la ley.
El art. 21 del referido Decreto Ley Nº 25935 establecía en 10 incisos quienes tenían
incompatibilidad para ser árbitros, estableciendo la sanción de nulidad del
nombramiento como del laudo; de igual forma el art. 22 señalaba los únicos casos
en que se el árbitro podía renunciar; luego se legislaba la posibilidad de recusar a
los árbitros y además la posibilidad de dispensar expresamente las causas de
recusación de los árbitros que ellos conocieran, señalando la ley que el laudo que
se emita no pueda ser impugnado por esta causa, lo que resulta lógico y coherente.
En cuanto al proceso arbitral en sí, el Decreto Ley 25935 fijaba la posibilidad que las
partes ejerciendo la autonomía de la voluntad puedan pactar las reglas a que se
sujeta el proceso correspondiente como también pueden disponer la aplicación del
reglamento que tenga establecido la institución encargada de su organización.
La citada norma estatuye la posibilidad que durante el desarrollo del proceso las
partes concilien, transijan o se desistan del mismo exigiendo que, en todo caso,
estos actos se desenvuelvan antes de la expedición del laudo arbitral
El Decreto Ley Nº 25935 fue derogado por la Ley Nº 26572 aprobada por el
Congreso el 20/DIC/95 y promulgada por el Presidente de la República Ing. Fujimori
el 03/ENE/96. Posteriormente se han dictado las leyes Nº 26698 del 03/DIC/96 que
modificó el art. 92; Nº 26742 del 06/ENE/97 y la Nº 28519 del 23/MAY/2005, que se
encuentran vigentes a la fecha.
De esta manera, las partes acuerdan un convenio arbitral que tiene existencia y vida
propia independiente del contrato que lo contiene. Este acuerdo da origen al
principio denominado de Separabilidad del Convenio Arbitral que establece que
el contrato de arbitraje es un contrato independiente a pesar de estar contenido
(inserto) dentro de otro contrato (principal, si fuere el caso)
La ley de arbitraje exige a las partes que expresen su voluntad de manera cierta e
indubitable. En este aspecto, la validez del convenio arbitral esta condicionada a la
existencia de un acuerdo escrito entre las partes ya que no cabe realizar
presunciones ni interpretaciones sobre una voluntad no manifestada de manera
cierta y expresa.
23
Como se trata de una renuncia expresa de derechos sustantivos y por ser una
institución de carácter excepcional, la ley entiende que para pactar el arbitraje las
personas naturales o jurídicas y sus representantes, deben contar con las
facultades especiales de manera expresa y específicamente otorgadas con tal
objeto.
En ese sentido, el convenio arbitral únicamente será válido para las personas
jurídicas en la medida que, quien se obligue por ella cuente con las facultades de
representación especiales, no siendo suficientes las facultades establecidas en el
art. 188 de la Ley General de Sociedades, por lo que, el acto jurídico mediante el
24
cual se haya celebrado el convenio arbitral será ineficaz para la sociedad en este
supuesto.
Esta tesis, que compartimos plenamente fue expuesta por el prof. Gonzalo García
Calderón Moreyra13 quien sostiene que siendo el arbitraje voluntario y requiriendo
celebrarse por escrito, el Gerente por su sola decisión –amparado por la Ley
General de Sociedades- al no contar con el acuerdo de socios, ni poderes
especiales, no puede obligar a la empresa a que el conflicto que emane de dicho
contrato sea resuelto por Arbitraje.
Al igual que el derogado Decreto Ley Nº 25935 la actual Ley General de Arbitraje
tiene 2 secciones: la primera que regula el arbitraje nacional ( o doméstico) y la
segunda que regula el arbitraje internacional, igualmente cuenta con Disposiciones
Complementarias y Transitorias; Disposiciones Modificatorias y Disposiciones
Finales.
13
García Calderón Moreya, Gonzalo, en Validez del Sometimiento de una Persona Jurídica a Arbitraje, Revista
Derecho y Sociedad Asociación Civil, págs 199 y ss.
25
los efectos de llevar estas materia al ámbito arbitral es que se extingue, respecto de
ellas el proceso judicial existente o evita el que podría promoverse.
De igual forma, y vía excepción, el art. 1 de la LGA señala de manera expresa que
materias NO SON ARBITRABLES:
1.- Las que versan sobre el estado o la capacidad civil de las personas, ni las
relativas a bienes o derechos de incapaces sin la previa autorización judicial.
2.- Aquellas sobre las que ha recaido resolución judicial firme, salvo las
consecuencias patrimoniales que surjan de su ejecución, en cuanto conciernan
exclusivamente a las partes
3.- Los que interesan al orden público o que versan sobre delitos o faltas. Sin
embargo, si podrá arbitrarse sobre la cuantía de la responsabilidad civil, en cuanto a
ella no hubiera sido fijada por resolución judicial firme
4.- las directamente concernientes a las atribuciones o funciones de imperio del
Estado o de personas o entidades de derecho público.
Por ello los numerales 1, 2y 4, recogen las mismas excepciones que la anterior
(incisos 2 , 3 y 5).
El artículo 4 de la LGA tiene una adecuada redacción pero una mala ublicación.
Consideramos que pudo haberse ubicado como art. 2 y el 2 como artículo 3; ya que
su redacción es buena cuando prescribe: “Salvo en contrario, las partes podrán
someterse de modo exclusivo y excluyente a la jurisdicción arbitral” (el énfasis
es nuestro)
En cuanto a los plazos en que debe desarrollarse el proceso arbitral la regla general
es que computan por días hábiles excluyéndose los sábados, domingos, feriados y
los declarados duelo nacional no laborables; salvo que las partes hayan pactado
algo distinto y/o en su caso, los árbitros habiliten día inhábil para la actuación de
determinadas pruebas o diligencias, previa notificación a las partes.
Ahora bien, la propia norma estatuye que en caso que no se pueda determinar
ninguno de los lugares antes citados – tras una indagación razonable-se
considerará recibida toda notificación toda notificación que haya sido enviada al
último domicilio real o residencia habitual conocido del destinatario por carta
certificada o cualquier otro medio que deje constancia fehaciente de la entrega. Y
en ese sentido, son válidas las notificaciones por cable, telex, facsímil o medios
(tecnológicos) similares) que inequívocamente dejen constancia del (envío) de la
comunicación, salvo que lo contrario estuviera previsto en el convenio arbitral o en
el reglamento de la institución arbitral.
28
Siguiente la pauta del Decreto Ley 25935 la actual LGA define en su art. 9 el
convenio arbitral.
que podrá versar inclusive sobre la inexistencia, ineficacia o invalidez del contrato o
acto jurídico que contenga el convenio arbitral.
En ese sentido, podemos mencionar algunas situaciones que pueden dar lugar a
posibles objeciones a la competencia del Tribunal Arbitral y que se presentan
cuando las partes en su cláusula arbitral no especifican claramente ni el lugar donde
se desenvolverá el proceso arbitral ni la forma de selección de los árbitros ni su
número.
Así por ejemplo, el art. 15 prevé el caso de la renuncia al arbitraje en dos hipótesis:
a) Convenio expreso; b) de manera tácita cuando interpuesta la demanda por la otra
parte el demandado no invoca la excepción arbitral dentro de los plazos previstos
para cada tipo de proceso.
En esa situación las partes deberán presentar un recurso con firmas legalizadas por
el auxiliar jurisdiccional con copia del convenio arbitral. El Juez no puede objetar el
acuerdo arbitral salvo que se trate de materia no arbitrable. Los medios probatorios
actuados en el proceso judicial surten eficacia en el arbitral con el valor que los
árbitros le asignen, salvo que exista pacto expreso en contrario contenido en el
convenio arbitral.
Cabe destacar que el art. 33 de la citada norma autoriza a las partes a pactar
libremente el lugar y las reglas a las que se sujeta el proceso arbitral
correspondiente dentro del esquema del ejercicio de la autonomía de la voluntad; de
igual forma pueden disponer la aplicación del reglamento arbitral de la institución
encargada de organizarlo y, finalmente, a falta de acuerdo, el o los árbitros dentro
de los 10 días siguientes a su designación establecen las reglas del proceso.
32
La LGA ha regulado los casos de conciliación o transacción entre las partes durante
el desarrollo del proceso arbitral antes que se dicte el laudo arbitral así como
también los casos de suspensión voluntaria y desistimiento en los arts. 41 a 43.
Para el caso de conciliación o transacción esto puede ser fuera del proceso, en
cuyo caso los árbitros dictan una orden de conclusión del proceso; pueden las
partes solicitar incorporan el acuerdo al laudo, lo que puede ser aceptado por los
árbitros en cuyo caso, no es necesario motivar el laudo. Si el acuerdo es parcial,
continúa el arbitraje respecto de aquellas materias no acordadas.
En caso de suspensión, las partes de común acuerdo fijan el plazo lo que deberá
ser comunicado a los árbitros; en el mismo sentido, las partes pueden acordar
desistir del arbitraje, debiendo cumplir con comunicar a los señores árbitros.
XI.- RECURSOS
En principio las partes fijan el plazo para laudar salvo ello, el laudo debe
pronunciarse dentro de los 20 días hábiles siguientes de vencida la etapa de
prueba, pudiendo extenderse por 15 días adicionales; hay supuestos en que si en
laudo no se emite dentro de ese plazo el convenio arbitral se extingue y en
consecuencia el laudo que se emita con posterioridad podrá ser declarado nulo
siempre y cuando sea impugnado en tiempo hábil.
34
En el caso del laudo de conciencia necesariamente debe contener los incisos 1,2,3
y 6 del art. 50 anteriormente referido
El Laudo debe contener además lo referido a los gastos del arbitraje que
comprenden las retribuciones de los árbitros y de los abogados de las partes; del
secretario que se hubiere nombrado si éste no fuese árbitro; los gastos de
protocolización del laudo y, en su caso de la retribución de la institución arbitral.
El plazo para notificar el laudo a las partes es de 05 días de emitido; dentro de los
05 días siguientes a solicitud de los árbitros éstos pueden corregir errores
materiales, numéricos, de cálculo, tipográfico y de similar naturaleza y dentro de
dicho plazo también podrá integrarse el laudo en caso que no se hubiera resuelto
algún punto materia de controversia. Dentro de ese mismo plazo cualquiera de las
partes puede solicitar a los árbitros la aclaración del laudo. Dicha aclaración forma
parte del laudo.
El Laudo se ejecutará como una sentencia, sin admitir otra oposición que la que se
fundamenta acreditando documentalmente la interposición y pendencia de la
apelación ante una segunda instancia arbitral o de la apelación o anulación ante el
Poder Judicial, en cuyo caso el Juez suspenderá la ejecución (art. 84 LGA). La ley
ordena al Juez que de plano y bajo responsabilidad rechace y declare improcedente
cualquier otra oposición basada en razones distintas al cumplimiento.
1.- La nulidad del convenio arbitral, siempre que quien lo pida lo hubiese reclamado
conforme al art. 39 de la LGA
36
1.- Si se anula el laudo arbitral por la causal de la nulidad del convenio arbitral, se
restablece la competencia del Poder Judicial, salvo acuerdo distinto de las partes.
37
2.- En caso se anule el laudo por la causal 2) del art. 73, el Poder Judicial remite la
causa a los árbitros para que reinicien el arbitraje en el estado en que se cometió la
violación.
4.- En caso que la anulación se haya debido a que se laudó sin contar con las
mayorías requeridas, el Poder Judicial remitirá la causa a los árbitros para que se
pronuncien con dichas mayorías.
En caso que el laudo arbitral haya sido anulado por las causales señaladas en los
incisos 5, 6 y 7 del art. 73 la competencia del Poder Judicial quedará reestablecida
De igual forma el art. 81 de la LGA fijaba que en cualquier estado del proceso (se
entiende que antes de la emisión de laudo) a petición de cualquiera de las partes y
por cuenta, costo y riesgo del solicitante, los árbitros podrán optar las medidas
cautelares que consideren necesarias para asegurar los bienes materia del proceso
o garantizar el resultado de éste. Los árbitros pueden exigir contracautela a quien
solicita la medida. Contra lo resuelto por los árbitros no cabe recurso alguno
El Laudo se ejecutará como una sentencia, sin admitir otra oposición que la que se
fundamenta acreditando documentalmente la interposición y pendencia de la
apelación ante una segunda instancia arbitral o de la apelación o anulación ante el
Poder Judicial, en cuyo caso el Juez suspenderá la ejecución (art. 84 LGA). La ley
ordena al Juez que de plano y bajo responsabilidad rechace y declare improcedente
cualquier otra oposición basada en razones distintas al cumplimiento.
-----------------------------------------------
39
CONCLUSIONES Y PROPOSICIONES
5.- Dado que el Estado Peruano está facultado para efectuar arbitrajes
nacionales e internacionales, sería recomendable centralizar y
especializar esta labor en una oficina que puede depender o del
Ministerio de Economía y Finanzas o de la Procuraduría General de la
República o del Ministerio de Justicia o del Primer Ministro.
40
FUENTES CONSULTADAS