Trabajo Laboral
Trabajo Laboral
SECCIÓN: A
CICLO: VII
HUÁNUCO-2024
INTRODUCCION
Además, examinaremos cómo la evolución del derecho laboral ha sido impulsada por
la lucha de los trabajadores por mejores condiciones laborales, la creciente conciencia
de los derechos humanos y la necesidad de adaptarse a los cambios en la economía y
el mercado laboral.
En su evolución, el derecho laboral ha pasado por diversas etapas, desde sus orígenes
en las primeras regulaciones que surgieron durante la Revolución Industrial hasta las
complejas legislaciones y estándares internacionales que existen en la actualidad. Este
proceso ha estado impulsado por la lucha de los trabajadores por condiciones
laborales justas, la aparición de nuevas formas de empleo, el avance de la globalización
y la necesidad de proteger los derechos fundamentales de los trabajadores.
Siglo XX: Durante el siglo XX, el derecho laboral experimentó avances significativos en
muchos países. Se establecieron estándares mínimos de trabajo, como salarios
mínimos, vacaciones remuneradas y protecciones contra la discriminación laboral.
Surgieron leyes para regular la negociación colectiva entre empleadores y sindicatos,
así como para garantizar la seguridad y salud en el trabajo. Además, se crearon
instituciones como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para promover
normas laborales a nivel internacional.
La evolución del derecho laboral en el Perú ha sido influenciada por una serie de
factores históricos, sociales y económicos. Aunque sería difícil cubrir todos los aspectos
en detalle, puedo darte un resumen general de cómo ha evolucionado este campo en
el país:
Época colonial y pre Republicana: Durante la colonia, las leyes laborales estaban
principalmente orientadas a regular el trabajo de los indígenas y a proteger los
intereses de los colonizadores. No había un sistema laboral formal como lo conocemos
hoy en día. Con la independencia del Perú en 1821, se inicia una etapa de construcción
de las bases institucionales del Estado y del trabajo, aunque la legislación laboral
propiamente dicha aún no estaba desarrollada.
Siglo XIX: Durante este periodo, el Perú comenzó a adoptar algunas leyes laborales que
reflejaban las tendencias internacionales, especialmente en Europa. Sin embargo,
estas leyes eran limitadas y se centraban principalmente en la protección de ciertos
grupos de trabajadores, como los niños y las mujeres.
Primera mitad del siglo XX: Durante este periodo, se produjeron importantes avances
en la legislación laboral peruana. En 1919, se promulgó la Ley N° 8436, conocida como
la "Ley de Descanso Dominical", que establecía el derecho al descanso semanal
remunerado. Posteriormente, en 1924, se promulgó el Código del Trabajo, que
estableció normas básicas para regular las relaciones laborales. Sin embargo, estas
leyes aún no garantizaban plenamente los derechos de los trabajadores y estaban
sujetas a limitaciones y abusos.
Segunda mitad del siglo XX: Durante este periodo, se produjeron importantes cambios
en la legislación laboral peruana. En 1979, se promulgó la Constitución Política del
Perú, que reconoció formalmente los derechos laborales como un componente
fundamental de los derechos humanos. Además, se establecieron mecanismos para
proteger los derechos de los trabajadores, como la creación del Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo.
Con la independización y la creación de la República del Perú, se dio lugar a uno de los
Estados más maravillosos, cuya historia es rica e inmensa, y esto básicamente se debe
a que ello se asienta sobre la base de las distintas perspectivas que se le pueden dar,
siendo una de ellas la jurídica, y dentro de ella la referente al Derecho del trabajo, los
albores en nuestro país no solo se han caracterizado por la promulgación continúa y
constante de diversas Constituciones con las que los gobernantes de turno
pretendieron imponer una serie de disposiciones convenientes para ellos, sino
también por la indigente regulación sobre derechos fundamentales.
Teniendo como punto de partida a la Constitución Política del Perú de 1823, esta
incipiente República se caracterizó por su casi inexistente regulación sobre el
particular, y su orientación hacia temas coyunturalmente más susceptibles. Sin
embargo, hay que recalcar que en dicha norma fundamenta se aborda un tema de
suma relevancia directamente relacionada con el Derecho del trabajo: la abolición de
la esclavitud.
Dos años después se promulgó la Constitución Política de 1826, norma que se
encontraba exenta de regulación laboral y, en lo más mínimo, no contenía disposición
alguna sobre derechos laborales.
Posteriormente, aparece la Constitución Política de la República peruana de 1828,
norma suprema que mediante su artículo 158º dispuso que “todos los ciudadanos
pueden ser admitidos a los empleos públicos, sin otra diferencia que la de sus talentos
y virtudes”. Esta disposición puede ser considerada como uno de los bastiones de los
actuales derechos-principios fundamentales de igualdad de oportunidades sin
discriminación, de acceso al empleo en función del mérito y de progresividad.
Seguidamente, la Constitución Política de la República Peruana de 1834 reguló de
manera genérica algunas disposiciones de índole laboral. Así, en primer lugar, a través
de su artículo 159º contuvo una regulación idéntica a la de la Constitución precedente,
de manera que se indicaba en dicha norma que “todos los ciudadanos pueden ser
admitidos a los empleos públicos, sin otra diferencia que la de sus talentos y virtudes.
Y, en segundo lugar, estableció dos nuevas disposiciones de connotación laboral. Así,
en su artículo 162º se establecía que “es libre todo género de trabajo, industria o
comercio, a no ser que se oponga a las buenas costumbres o a la seguridad y
salubridad de los ciudadanos, o que lo exija el interés nacional, previa disposición de
una ley”, y en su artículo 170º se indicó que “no se reconocen empleo ni privilegios
hereditarios, ni vinculaciones laicales”.
Estas dos últimas normas son de especial relevancia, en tanto comienza a delimitarse
de alguna manera lo que actualmente conocemos como la libertad de trabajo y la
desaparición del privilegio laboral o igualdad de oportunidades, aunque
evidentemente todo ello con las limitaciones y restricciones sociales, económicas y
culturales enmarcadas en ese entonces.
Es precisamente esta misma visión la que caracteriza a la Constitución Política de la
República Peruana de 1839, y ello es claro a partir de la lectura de sus artículos 161º,
163º y 169º, en los que se reitera casi idénticamente lo regulado por la norma
fundamental que le precedió.
2. Desde la Constitución para la República del Perú de 1920 hasta la Constitución
Política del Perú de 1979
Los inicios del siglo XX traen consigo la aparición de las primeras organizaciones
sindicales, básicamente provenientes del ramo textil. De esta manera, empezaron a
suscitarse diversas manifestaciones, sin embargo, en abril de 1911 se realizó la primera
huelga general, la cual tenía como consigna el establecimiento de una legislación que
observe una jornada de ocho horas de trabajo para todos los establecimientos
industriales y comerciales, una ampliación de las compensaciones a los trabajadores,
vivienda para la clase trabajadora, luchar contra el desempleo y ampliar la educación
pública y medidas de protección para los campesinos indígenas de la sierra.
En este contexto, con fecha 29 de enero de 1913, el Gobierno dictó un decreto
supremo que si bien es cierto reconocía el derecho de huelga, hacía difícil su
realización en tanto su reglamentación resultaba muy compleja. Con esta medida se
instituyó también un procedimiento de solución de conflictos laborales y el arbitraje.
Posteriormente, y en el contexto de la pos primera guerra mundial, se dictaron cuatro
leyes de suma relevancia: la Ley Nº 2760 del 26 de junio de 1918 que se refería a la
inembargabilidad de los sueldos y las pensiones de los empleados públicos y los
salarios de los obreros salvo por obligaciones alimentarias; la Ley Nº 2851 del 23 de
noviembre de 1918 que establecía reglas de protección laboral a favor de las mujeres y
los menores; la Ley Nº 3010 del 28 de diciembre de 1918 que reguló el descanso
dominical y en los días feriados; y, finalmente, la Ley Nº 3019 del 27 de diciembre de
1918 que impuso a los empresarios la obligación de dotar de habitaciones a sus
obreros y familiares si el establecimiento industrial estaba más de un kilómetro de los
centros poblados.
Posteriormente se dictó el Decreto Supremo del 27 de abril de 1928, por el cual se
creó la Sección Trabajo y Previsión Social en el Ministerio de Fomento con el objeto de
resolver las reclamaciones de los obreros.
El 24 de enero de 1929 se dictó un decreto supremo a través del cual se reguló el caso
de los trabajadores peruanos contratados para laborar en el extranjero.
Finalmente, mediante la Ley Nº 6871 del 2 de mayo de 1930 se creó un juzgado de
trabajo con el objeto de atender las reclamaciones de los empleados en el marco de la
Ley Nº 4916.
Posteriormente, el 8 de diciembre de 1935 se dictó la Ley Nº 8139, con la que se
dispone la inembargabilidad de las indemnizaciones por tiempo de servicios y otros
derechos, salvo por alimentos y hasta en un tercio.
Mediante la Ley Nº 8305 del 2 de junio de 1936 se incluyó en el Código Civil una
definición de lo que constituye el contrato de trabajo, reconociéndose a partir de ese
momento la intervención del Estado en las relaciones laborales, en cuanto a la
seguridad social, el 12 de agosto de 1936 se dictó la Ley Nº 8433, que creó la Caja
Nacional del Seguro Social o Seguro Social Obrero, a través de la Ley Nº 8563 se
amplían las vacaciones anuales pagadas a los empleados públicos y privados a 30 días,
más adelante, se dictaron sendas normas importantes. Así, mediante la Resolución
Legislativa Nº 13281 del 15 de diciembre de 1959 se aprobó el Convenio de la
Organización Internacional del Trabajo Nº 87 sobre libertad sindical. Asimismo, a
través del Decreto Supremo del 3 de mayo de 1961 se reglamentó el indicado
convenio.
Posteriormente se dictó la Ley Nº 13683 del 25 de agosto de 1961, la cual aumentó a
30 días las vacaciones pagadas de los trabajadores obreros, igualando este derecho
con el que ostentaban los empleados, a través de la Ley Nº 15485 del 2 de abril de
1965 se establece la prioridad de las obligaciones laborales sobre otras deudas del
empleador igualmente, mediante la Ley Nº 15737 del 28 de octubre de 1965 se
establece la prohibición a las autoridades sobre la imposición del trabajo obligatorio.
El 27 de octubre de 1970 se promulgó el Decreto Ley Nº 18445, que dispuso que en
caso el trabajador no goce de su descanso vacacional de manera oportuna, tendrá
derecho al pago de la “triple vacacional”.
A través del Decreto Ley Nº 18471 del 10 de noviembre de 1970 se instituyó el
régimen de estabilidad en el empleo de los trabajadores de la actividad privada
cualquiera fuese su empleador, por lo que los trabajadores solo podían ser despedidos
por una causa legítima contemplada en la ley, y de no ser así estos debían ser
restituidos a sus puestos de trabajo con el pago de las remuneraciones devengadas,
siendo la excepción que el trabajador opte por finalizar la relación laboral, caso en el
cual le correspondía el pago de una indemnización.
A continuación, se dictaron el Decreto Ley Nº 18668 del 1 de diciembre de 1970 y el
Decreto Supremo Nº 003-71-TR, mediante los cuales se facultó a las autoridades
administrativas a la imposición de multas a los empleadores de la verificación de
incumplimientos laborales; asimismo, se establecieron las nuevas facultades de los
inspectores laborales y el procedimiento de inspección laboral.
Seguidamente se dictó el Decreto Ley Nº 21106 del 25 de febrero de 1975, que les
otorgó a los obreros el goce de salario por los feriados no laborables, después, con el
Decreto Ley Nº 21116 del 11 de marzo de 1975 se eliminó la sanción al trabajador que
consistía en la pérdida de la indemnización por tiempo de servicios conferida por
virtud de la Ley Nº 4916 en los casos en que el trabajador era despedido por falta
grave, de manera que se eliminaba una situación injusta que en la práctica generaba
que los empleadores imputen la comisión de falta grave a sus trabajadores con el
objeto de no abonar la indicada indemnización.
El 21 de noviembre de 1978 se dictó una de las normas más cuestionadas hasta la
actualidad, el Decreto Ley Nº 22342, denominada Ley de Promoción de Exportaciones
No Tradicionales, que faculta a las empresas industriales de exportación no tradicional
a contratar personal mediantes contratos a plazo fijo por el tiempo y en el número que
consideren necesario, desaterrando en este caso la estabilidad concedida mediante el
Decreto Ley Nº 18138.
Se ha efectuado un breve recuento de las principales normas de índole laboral dadas
durante el periodo de 1920 hasta 1979, fecha en que se promulgó una nueva
Constitución. En efecto, el 12 de julio de 1979 se instituyó una nueva Constitución, la
que, a diferencia de las anteriores, se caracterizó por la prolija regulación que le dio al
trabajo, pero esencialmente por otorgarles la calidad de derechos fundamentales a
una serie de derechos que emanan de la relación laboral.
Así, entre las principales normas sobre el particular se establece la protección
constitucional de la remuneración, la equidad remunerativa y por primera vez a nivel
constitucional se consagra el derecho a la remuneración mínima vital y su forma de
reajuste. Así mismo, se establece que el pago de las remuneraciones y beneficios
sociales de los trabajadores tiene preferencia frente a cualquier otra obligación del
empleador, precisándose que la acción de cobro prescribe a los quince años.
3. Actualidad del Derecho del trabajo en el Perú
3.1. El marco constitucional
Con fecha 5 de abril de 1992 se produce un golpe de Estado en nuestro país, siendo lo
particular de todo ello que fue el mismo Presidente de la República, quien atentó
contra la independencia de los poderes e instituciones del Estado, tomando como
medidas inmediatas la persecución política contra sus opositores, la disolución de las
dos Cámaras del Congreso, la destitución de muchos magistrados del Poder Judicial,
del Ministerio Público, del Tribunal de Garantías Constitucionales, entre otras
instituciones del Estado, so pretexto de una reorganización.
El colofón de todo ello fue el dejar de lado e ignorar a la Constitución Política del Perú
promulgada en 1979, y empezar a gobernar en virtud a decretos leyes. Sin embargo, la
pérdida de legitimidad y la presión internacional que percibía el atropello de los
poderes públicos del Estado peruano, conllevó a que en junio de 1992 se convoque a
elecciones para un nuevo Congreso al que se le denominaría Congreso Constituyente
Democrático con el objeto de connotar “democracia” donde no la había, el que tenía
como tarea principal elaborar una nueva Constitución.
Es así que este nuevo Congreso, cumpliendo con las labores encomendadas, produce
la Constitución Política de 1993, norma magna que limitó ciertos derechos concedidos
por la Constitución anterior, incluso les restó nivel constitucional a muchos de ellos.
3.2. El marco legal actual
Para nadie es un secreto que el Derecho de trabajo es una de las ciencias sociales que
más desarrollo ha tenido en las últimas décadas, por eso nos parece idónea la frase
utilizada Rafael Alburquerque, pero acuñada por Galileo Galilei para iniciar su ponencia
referida a la evolución del Derecho del trabajo: eppur si muove, clara muestra por
parte del profesor dominicano de lo que sucede actualmente con el Derecho del
trabajo en Latinoamérica, salvo excepciones.
Y ello es correcto, pues dados los constantes cambios sociales, económicos y
culturales, entre otros, el Derecho del trabajo no puede encontrarse ajeno ello; por el
contrario, debe ir de la mano con estas variaciones, ya que desde nuestro punto de
vista ello constituye la base sobre la cual debe asentarse; sería inadmisible que
actualmente el Derecho del trabajo contenga una regulación tal y como fueron cosas
hace veinte o treinta años, pues el actual contexto social, económico, cultural y político
es diametralmente distinto a lo que acaecía en aquella época.
3.2.1. Época de cambios, la presunta flexibilidad laboral de inicios de la década de los
noventa
Como anotamos anteriormente, fueron la Constituciones de 1920 y 1933 las primeras
en hacer expresan alusión y regulan de forma abierta al trabajo, estableciendo una
serie de disposiciones que buscaban proteger a los trabajadores. Estas cartas magnas
reconocen expresamente la libertad de trabajo y muchos otros derechos que en forma
mínima ya había sido desarrollados en las constituciones anteriores; sin embargo, el
aporte más significativo de estas es el hecho de que reprimieron toda estipulación que
restrinja los derechos civiles, políticos y sociales; asimismo, esta Constitución dispuso
que el Estado deberá regular sobre las relaciones colectivas de trabajo.
3.2.2. Los cambios legales acaecidos en los últimos años
El Derecho del trabajo se ha caracterizado por ser mutable y ello en gran medida a los
cambios económicos.
En los últimos años se han expedido en el Perú normas laborales de significativa
importancia pero que en algunos casos son totalmente discordantes con nuestra
realidad. Para ejemplificar, tenemos a ley de promoción de la micro y pequeñas
empresas, la de intermediación laboral, la ley sobre modalidades formativas laborales,
la de tercerización de servicios, la que regula el contrato administrativo de servicios,
entre otras.
En virtud de la primera de las leyes mencionadas se buscó promover la creación y
formalización de pequeñas unidades productivas denominadas, por un lado,
microempresas y, por otro lado, pequeñas empresas, ambas con particulares
características en lo que respecta al número de trabajadores y a su ingreso anual. Si
bien toda promoción que busque el mejoramiento empresarial es saludable, es
indudable que el peso de ello no puede recaer sobre el trabajador, es decir, que para
que esto funcione el trabajador debe verse perjudicado. Nos explicamos.
De acuerdo con el régimen general de la actividad laboral privada en el Perú, todo
trabajador tiene como derechos o beneficios laborales los siguientes: 30 días de
descanso por cada año completo de servicios, días que le son remunerados
(vacaciones), el pago de dos gratificaciones anuales pagadas a mediados de los meses
de julio y diciembre equivalentes a una remuneración mensual, una con ocasión de las
Fiestas Patrias y la otra por Navidad (gratificaciones legales); el pago mediante entidad
bancaria de una suma mensual equivalente al 8.33% de la remuneración –
independiente de la remuneración y cualquier otro beneficio laboral– que tiene por
destino cubrir las contingencias ocasionadas por el cese del trabajador (compensación
por tiempo de servicios o CTS); el derecho a participar de las utilidades generadas por
la empresa empleadora; y, finalmente, luego de cuatro años continuos de prestación,
el derecho a que el empleador le contrate un seguro de vida. Además de todo ello,
frente a un despido injustificado, tendrá derecho al pago de una indemnización
equivalente a una remuneración mensual y media por cada año de servicios.
4. Reflexiones finales
Definitivamente el Derecho del trabajo debe ir de la mano con los cambios sociales,
económicos y culturales acaecidos en un país, y no es posible que se quiebre este
vínculo, pues al suceder ello seguramente va a tener como consecuencia que la
regulación o desregulación no proteja adecuadamente los derechos laborales con las
garantías mínimas y necesarias, lo que a su vez va a suponer un desbalance notorio
entre la parte compuesta por trabajadores y la compuesta por los empleadores.
Nos hemos referido a la evolución del Derecho del trabajo individual en el Perú, y no
solo hemos visto el desarrollo que se ha tenido de sus instituciones, también hemos
advertido la existencia de normas que sí son acordes con el avance y con los tiempos
actuales, mientras existen otras que se encuentran totalmente fuera de contexto. Y es
labor del Derecho del trabajo y de todos los que convivimos con él, luchar por la
coherencia entre la realidad y las necesidades provenientes de ella y la normativa que
seguida y desordenadamente va surgiendo como consecuencia de las necesidades
sociales.
En este sentido, nos queda como reflexión el hecho de que el Derecho del trabajo
debe ir construyéndose sobre la base de verdaderas necesidades, pues es solo de esa
forma que se pueden atenuar o menguar las diferencias sociales existentes y poner fin
a las injusticias creadas no solo por los vacíos o deficiencias legales, sino sobre todo
por los propios actores de las relaciones laborales en nuestro país.
CONCLUCIONES
Colectivo del Trabajo: (derecho sindical). Primera edición. León, Eolas ediciones, 2012.
ISBN: 978-84-15603-03-0.
• ANES, G. El antiguo régimen. Primera edición. Madrid, Alianza, 1975. ISBN: 84-206-
2044-0.
http://www.ccoo.com/csccoo/Conoce_CCOO:Breve_historia.
León. 2001.