Desarrollo Ontogenico Del SH
Desarrollo Ontogenico Del SH
Desarrollo Ontogenico Del SH
PNF FISIOTERAPIA.
Desarrollo Ontogénico
Del Ser Humano.
Profesora: Bachilleres:
Desarrollo Evolutivo.
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El desarrollo define como un proceso que incluirá una maduración física, psíquica y social
así como los cambios de las propiedades congénitas. El desarrollo evolutivo del niño se
divide en diferentes fases cada uno de ellas caracterizada por logros y cambios específicos
importantes en su desarrollo. Jean Piaget fue un psicólogo y biólogo suizo quién realizó
numerosos estudios sobre la infancia y los niños, dividiéndola en etapas, que él llamó:
Estadios; la Teoría de Piaget supone la división de estas etapas durante el desarrollo
cognitivo de un niño, en diferentes edades. Dicha teoría mantiene que los niños pasan a
través de etapas específicas conforme su intelecto y capacidad para percibir las relaciones
maduras. Estas etapas del desarrollo infantil se producen en un orden fijo en todos los
niños, y en todos los países. No obstante, la edad puede variar ligeramente de un niño a
otro.
Etapas del desarrollo cognitivo del niño según la Teoría de Piaget
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Primer contacto del bebé con el lenguaje: la primera vez que tiene el bebé contacto
con el lenguaje es en el vientre materno, durante los meses de gestación ya se va
familiarizando con la voz de los progenitores. Las investigaciones muestran que en
los primeros días de vida prefieren el sonido de la voz humana, a cualquier otro
sonido. Sorprende lo acostumbrados que están al lenguaje, ya que desde el momento
que nace el bebé tiene la excepcional capacidad de distinguir el sonido del habla.
Investigaciones de Casper y Spence demostraron además como los niños se sienten
especialmente atraídos por el habla de sus madres, la cual reconocen antes que la de
desconocidos.
¿Cómo se comunican los niños de 0 a 2 años? Al nacer, la mejor forma que tiene
de comunicarse el bebé, es llorar ya que no puede emitir otros sonidos (físicamente
no está preparado). Durante los primeros meses, todo serán gestos pre-lingüísticos
mediante sonrisas y llantos que utilizarán de una forma involuntaria, y que más
adelante, se volverá intencional cuando aprendan a utilizarlo a modo comunicativo.
De todas formas, al llorar o al sonreír los padres interpretan lo que el bebé hace, y
por ello ya hay una primera comunicación no intencional por parte del bebé.
Después llegarán los primeros balbuceos en torno a los 6 meses con consonante-
vocal, por ejemplo, “bababa”. Las primeras emisiones de palabras sueltas serán
en torno a los 12 meses.
Desarrollo del niño: Etapa Pre-Operacional (Niños de 2-7 años)
Esta es la segunda etapa de la Teoría de Piaget. A partir de los 3 años se produce un
hecho importante en la vida de un niño, la escolarización (Educación Infantil). Esto
supone un componente social muy importante.
El niño empieza a relacionarse con los demás, en especial con sus iguales, ya que
antes de este período, las relaciones eran únicamente con la familia.
¿Cómo se comunican los niños de 2 a 7 años? Aunque entre los 3 y los 7 años se
produce un enorme aumento de vocabulario, los niños durante la primera infancia,
se rigen por un “pensamiento egocéntrico”, esto quiere decir, que el niño piensa de
acuerdo a sus experiencias individuales, lo que hace que su pensamiento aún sea
estático, intuitivo y carente de lógica. Por ello, es frecuente que hasta los 6 años,
puedan cometer errores tanto para interpretar un suceso, como para expresarlo.
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Hablar en tercera persona refiriéndose a uno mismo es muy normal en este
periodo porque aún no tiene bien definido el concepto del “yo” que lo separa con el
resto del mundo.
Los niños a esta edad, entre 2 y 7 años, tendrán mucha curiosidad y ganas de
conocimiento, por lo que preguntarán a sus padres el “por qué” a muchas cosas.
En esta etapa los niños atribuyen sentimientos o pensamientos humanos a objetos.
Este fenómeno se conoce como animismo.
El pensamiento “egocéntrico” según la teoría de Piaget: ¿Por qué los niños en esta
etapa del desarrollo no son capaces de ponerse en el lugar de los demás? Este hecho
puede relacionarse con “La Teoría de la Mente” que se refiere a la capacidad de
ponerse en la mente de otra persona, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar de
otro. Los niños no desarrollan esta habilidad cognitiva hasta los 4 o 5 años. Es por
eso, que el niño hasta esa edad, cree que “los demás ven y piensan como lo hace él”.
Esta teoría nos ayuda a explicar por qué los niños hasta los 5 años no saben mentir
ni hacer uso de la ironía.
Cada una de estas limitaciones del estadio pre-lógico serán superadas después de los
6 años o 7 años en el próximo periodo de desarrollo cognitivo y se irá consolidando
hasta los 14 o 15 años.
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¿Qué podemos hacer para favorecer el desarrollo cognitivo en el periodo concreto (de 7 a
11 años)?
Ayuda a potenciar su pensamiento reversible: practicar estos ejercicios pueden ayudar
a desarrollar su capacidad lógica y de razonamiento. Importante para el manejo de
números y matemáticas, pero también para el desarrollo de su vida adulta. Por ejemplo
preguntar cuál es el resultado de sumar dos números. Si el resultado es 8, podemos
plantear la cuestión de forma inversa y pedir que nos ayuden a encontrar dos números
que sumen 8
Pedirle ayuda para resolver situaciones y resolver problemas: por ejemplo, puedes
preguntarle ¿Cómo ayudarías a que un animal perdido encuentre a su dueño? ¿Cómo
logramos que la comida no se quede fría? ¿Cómo vamos a casa de la abuela si el coche
está en el taller?
Ayúdale a comprender las relaciones entre los fenómenos que suceden en la
naturaleza o vida social: ¿Por qué crees que tu abuelo puede ponerse triste si no vamos
a visitarle?, ¿Qué crees que pasará si este invierno no llueve nada?
Potencia su capacidad de razonamiento: Ayudarle a que se cuestione hechos
concretos.
Desarrollo del niño: Operaciones Formales (Niños y adolescentes de 11 años en
adelante)
Este último periodo ya se caracteriza por la adquisición del razonamiento lógico en
todas las circunstancias, incluido el razonamiento abstracto.
La novedad en este último periodo en relación con la inteligencia del niño, es,
como señala Piaget, la posibilidad de que ya pueden realizar hipótesis sobre algo
que no tienen aprendido de forma concreta.
Aquí empezará a establecerse el aprendizaje como “un todo”, y no de forma
concreta como en el anterior estadio.
¿Qué podemos hacer para favorecer el desarrollo cognitivo del pequeño de los niños y
adolescentes de 11 años en adelante?
Trata de motivar que se plantee preguntas: Utiliza hechos cotidianos y trata de
que razone los factores que han provocado un determinado desenlace. Ayúdale a
que se plantee deducciones o hipótesis.
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Debate con el niño o adolescente: Intenta ayudarle a que se exprese y explique su
forma de pensar ante diferentes cuestiones. Expioniendo tu forma de ver las cosas y
juntos encuentren los puntos positivos y negativos de cada punto de vista.
La Teoría de Piaget, además de explicar las diferentes etapas de desarrollo en los niños de
una forma muy completa, también describe la magia de los niños, con su pensamiento
egocéntrico, su curiosidad por el mundo que les rodea y su inocencia, y esto nos podría
hacer reflexionar en que, somos los adultos los que debemos aprender a comprender a los
niños, a apoyarlos, a estimularlos y a disfrutar de ellos en cada etapa.
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buen desarrollo de la coordinación ojo-mano. Adquiere la capacidad de agarrar algo
que está en la línea media de su cuerpo, pero como este agarrar es un movimiento
reflejo aún no consigue abrir la mano voluntariamente para soltar el objeto, pero si
es capaz de conservar el objeto dentro de la mano cerrada.
De los 6 a los 9 meses: en esta etapa el desarrollo sensoriomotor se centra en el
desarrollo de la musculatura abdominal que es muy importante para luego poder
asumir los retos motores de las siguientes etapas, es por esto por lo que el bebé en
estos meses suele llevarse los pies a la boca cuando esta tumbado boca arriba. Para
poder realizarlo debe tener un buen tono muscular que es esencial para poder
desarrollar el equilibrio, movimiento y el control de la postura. En estos meses el
bebé es capaz ya de aguantar sin dificultad en la posición boca abajo y comienza a
sentarse con apoyos. Tendremos que comenzar por posicionarle nosotros y que
tenga que mantenerse sentado, para pasar después a que él sea capaz de sentarse de
manera autónoma. Durante estos meses también aprenden a gatear. A nivel
manipulativo el bebé es capaz de sujetar un juguete con cada mano y de pasarse un
juguete de una mano a otra.
De los 10 a los 12 meses: es momento de empezar a mantenerse erguidos sobre sus
pies. Al principio necesitará que le sujeten desde el tronco, después aprenderá a
mantenerse en bipedestación agarrado a cualquier objeto que a él le sirva de apoyo y
por último será capaz de dar pasos agarrado de las manos de un adulto. También se
consolida el gateo, aunque hay niños que se saltan esta fase y andan directamente.
Es recomendable favorecer el gateo por los múltiples beneficios que tiene para el
niño, entre otros destacan el desarrollo de las habilidades de motricidad fina y las
habilidades viso-espaciales. A nivel manipulativo en estos meses son capaces de
coger objetos pequeños sujetándolos ente el dedo pulgar y la punta del dedo índice y
realizando una pinza cómo la de los adultos, introducir objetos dentro de recipientes
o comenzar a apilar bloques.
En el segundo año de vida:
A los 2 años: el desarrollo sensoriomotor del sistema táctil permite al niño localizar
dónde ha sido tocado y comenzar a sentir con más claridad los objetos que tiene en
las manos. De esta manera se potencia el desarrollo de la motricidad fina.
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En cuanto al desarrollo motor nos encontramos con niños que al año ya son capaces
de caminar solos y otros que tienen 15 meses y necesitan apoyo para hacerlo.
Cuando un niño comienza a andar lo hace de forma insegura, apoyando toda la
planta del pie, posicionando los brazos en alto y flexionándolos y con las piernas
separadas, de esta manera amplían su base de sustentación y les da más seguridad
para caminar. Poco a poco las piernas se van haciendo más fuertes y adquiriendo
más musculatura, esto hace que el niño camine de forma más fluida, incluso que
empiece a coger juguetes del suelo y se vuelva a poner de pie.
Alrededor de los 15 meses aprende a subir escaleras gateando y a los 18 meses las
empieza a subir de pie con algún apoyo. También en estos meses comienza a correr.
A los 2 años la percepción corporal está más desarrollada y el niño es capaz de
coordinar mejor sus movimientos. Es habitual que a esta edad el niño trepe y
explore todo lo que hay en su entorno. Gracias a que la coordinación ojo-mano está
más desarrollada empieza a ser algo autónomo en la comida, ya que será capaz de
llevarse la cuchara y el vaso a la boca, aunque gran parte del contenido lo derrame.
A nivel manipulativo empieza a usar los dedos de manera independiente unos de
otros y a apuntar con el dedo índice. La preferencia manual comienza a esta edad,
pero no queda fijada hasta años después.
A los 2 años y medio: ya es capaz de saltar con los pies juntos y caminar de
puntillas. A nivel manipulativo podrá realizar líneas verticales y horizontales tras
observar a alguien haciéndolo y será capaz de abrir y cerrar unas tijeras con ambas
manos. A esta edad un niño puede ser ya continente y no tener la necesidad de usar
pañal durante el día. Sin embargo, el control de esfínteres durante la noche se
consigue alrededor de los 3 años, aunque se puede extender en algunos casos hasta
los 5 o 6 años. En primer lugar, se adquiere la continencia fecal; y posteriormente la
urinaria.
A los 3 años: hay notables avances en el desarrollo sensoriomotor, principalmente
en la coordinación motora. Es capaz de subir escaleras sin apoyar ambos pies en el
mismo escalón y además puede aguantar sobre un pie algunos segundos. A esta
edad aprenden a correr y a montarse en un triciclo y pedalear encima de él, suelen
gustarles las canciones con gestos y bailan al ritmo de la música. Comienza a ser
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autónomo en el vestido (poniéndose alguna prenda de ropa que sea sencilla) y en el
cepillado de dientes. Es muy importante fomentar la autonomía en pequeñas
actividades del día a día ya que tendrá una repercusión directa en el desarrollo de la
planificación motora.
A los 4 años: los niños son capaces de bajar las escaleras alternando los pies, de
saltar sobre un pie manteniendo el equilibrio y de botar y chutar una pelota en
movimiento. Adquiere mayor control al correr, parar y girar. Además, presenta
buena orientación espacial respecto a otros objetos. A nivel manipulativo aprenden
a desabrochar botones y a copiar figuras básicas cómo un círculo y una cruz. En esta
etapa existe una disminución del movimiento del hombro y del codo y un aumento
en la capacidad para hacer movimientos más refinados de la muñeca y los dedos.
A los 5 años: son capaces de andar en la posición talón-punta (tocando un pie con el
otro), de saltar de forma alterna sobre cada pie, de saltar obstáculos pequeños, de
lanzar una pelota, dar una palmada y volverla a coger y de aprender a montar en
bicicleta (con ruedines). Además, pueden vestirse completamente solos y también
columpiarse. Todas estas tareas anteriormente mencionadas requieren de una buena
planificación motora, fundamental para el aprendizaje académico y la autonomía
personal. A nivel manipulativo las dos manos trabajan en conjunto y deben estar
identificadas cómo dominante o la que lidera, y como no dominante o la que ayuda.
A esta edad ya están desarrolladas la mayoría de las prensiones para gran variedad
de objetos.
A los 6 años: si hablamos del desarrollo sensoriomotor, a nivel motor un niño con 6
años es capaz de andar hacia atrás en la posición talón-punta, subir y bajar escaleras
sin ninguna dificultad, saltar un obstáculo con los dos pies juntos y montar en
bicicleta sin ruedas de apoyo. A esta edad además se suelen interesar por el
aprendizaje de alguna actividad deportiva y es completamente autónomo para
comer, ir al baño, vestirse o atarse los cordones entre otras muchas actividades. Que
a estas edades los niños participen en actividades artísticas o deportes favorece su
desarrollo y unos hábitos de vida sanos. Además de estímulos sensoriales estas
actividades les permiten trabajar en equipo y relacionarse con los demás.
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Desarrollo del Control Postural y el Equilibrio.
El desarrollo del control postural (CP), conlleva la maduración e interacción de los sistemas
nerviosos, musculoesqueletico y sensorial, además de la interacción con el entorno y la
capacidad de organizar dicha información para poder desarrollar mecanismos de adaptación
y anticipación que permiten modificar y controlar la postura y el movimiento. El control de
la postura respecto a la gravedad es necesario para mantener el equilibrio postural, el cual
se define como el estado en que la suma de fuerzas ejercidas sobre el cuerpo y sus
momentos es cero, es decir, el reparto equitativo de los pesos parciales del cuerpo respecto
a la línea media y la base de sustentación. De esta forma el cuerpo puede mantener una
postura estática (equilibrio estático) o es capaz de producir un movimiento sin perder el
equilibrio (equilibrio dinámico). La capacidad de controlar la postura corporal es
fundamental para realizar cualquier tarea. Para ello, se entiende por control postural a la
adaptación automática e inconsciente del tono postural ante la variabilidad de la fuerza
de gravedad a través de un conjunto de patrones de movimientos automáticos innatos.
De este modo, el control postural proporciona prerrequisitos necesarios para la actividad
funcional voluntaria:
Tono postural normal, donde la actividad de la musculatura antigravitatoria para
mantener el cuerpo en posición vertical, según K. Bobath, “ha de ser lo
suficientemente alto para actuar contra la gravedad y lo suficientemente bajo para
permitir el movimiento”.
Inervación recíproca muscular normal, es decir, la coordinación entre la
contracción-relajación entre la musculatura agonista y antagonista, completado con
la contracción de la musculatura sinergista para sincronizar el movimiento en el
tiempo y en el espacio.
Patrones de movimiento automáticos (reflejos posturales) que forman la base sobre
la cual se constituye la actividad motora voluntaria. Dentro de estos reflejos
posturales se encuentran las reacciones de equilibrio, enderezamiento. y apoyo.
Se entiende por reacciones de equilibrio a las mínimas modificaciones en el tono
muscular, gracias a los exteroceptores, propioceptores musculares (Huso Muscular
y Órgano Tendinoso de Golgi), y procesos superiores del sistema nervioso central,
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para así poder mantener el equilibrio a pesar de los pequeños pero constantes
desplazamientos del centro de gravedad.
La finalidad del control postural será orientar los segmentos corporales, entre sí y con el
entorno, sin perder el equilibrio, mientras el cuerpo está estático o en movimiento. Para
ello será necesaria una sincronización compleja de componentes sensoriales,
componentes motores, y factores cognitivos (como la atención, la motivación o la
intención)
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desenvolverse. La coordinación entre los músculos y el sistema neurológico de la
motricidad gruesa están conectadas con el equilibrio, la capacidad de determinar dónde está
nuestro cuerpo en el espacio y cómo se mueve. Un ejemplo práctico sería cuando
atrapamos una pelota, bailamos o patinamos.
Motricidad fina:
La motricidad fina es la habilidad que nos permite realizar múltiples de actividades que
requieren mayor precisión, es decir, aquellas actividades en las que necesitamos un control
de nuestras manos o dedos. Es aquí donde aparecen los hábitos tan cotidianos como el de
cepillarnos los dientes, abrocharnos una camisa, usar cubiertos, atarse los cordones e
incluso, escribir. El movimiento y la complejidad de las acciones que realizan los músculos
del cuerpo humano, da lugar a ciertas diferencias entre la motricidad fina y gruesa:
En la motricidad fina desarrollamos movimientos más precisos que son ejecutados
por músculos un poco más pequeños, como, por ejemplo: tomar algún objeto entre
el dedo índice y el dedo pulgar realizando el agarre de pinza (siendo fundamental
para en casi todas las tareas diarias). Las acciones de la motricidad fina pueden ser
también realizadas por las manos, las muñecas, los dedos y los pies, e incluso
músculos de la cara.
Las respuestas globales del cuerpo en la motricidad gruesa son movimientos
amplios que se pueden desplazar en el espacio físico o simplemente manteniendo
una posición estable, por ejemplo, puede ser una postura de yoga. Por otra parte, las
respuestas específicas de la motricidad fina necesitan coordinación entre el ojo y la
mano para así poder realizar movimientos específicos, ya sea dibujar o atarse los
zapatos.
Otra de las diferencias más características entre la motricidad gruesa y fina, es que
fisiológicamente los músculos más grandes son los que se fortalecen primero, dando
paso a los movimientos amplios. Después empieza el desarrollo de los movimientos
finos. Es por eso que podemos observar que los niños controlan primero los
movimientos de sus brazos, que movimientos precisos de los dedos.
El desarrollo de la motricidad fina y gruesa están muy ligados con el aprendizaje de los
niños en el ámbito académico. Es por esto que se tornan fundamentales desde las primeras
etapas de educación.
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Sistema Sensorial: control postural y equilibrio, reacciones de enderezamiento,
equilibrio y defensa.
El desarrollo sensorial es un proceso muy importante dentro de la vida de cada persona,
aporta de manera positiva en el aprendizaje del ser humano. Dentro de este, se
encuentra la sensación, que es la encargada de recibir la información del exterior a
través de nuestros sentidos; también tenemos a la percepción, que cumple un papel muy
importante ya que procesa la información en el cerebro para poder ser transmitida. A
través del desarrollo sensorial el niño se desarrollará en todos sus aspectos, creando así
una base para posteriores desarrollos, cognitivos, físicos y de lenguaje. Este va a
constituir los canales por donde el niño recibe la información de su entorno (colores,
formas, olores, sabores, sonidos, etc.), y de su propio cuerpo (sensaciones de hambre,
de frío, de posiciones de cuerpo en el espacio, etc…). Las capacidades sensoriales son
las primeras funciones que se desarrollarán porque son importantes dentro del
desarrollo perceptivo y cognitivo. A partir de la cantidad de información que el niño
reciba, podrá dar respuestas adaptadas a las condiciones del medio o del entorno; es
decir realizará acciones inteligentes.
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los ojos, de los laberintos, de los propioceptores de la nuca y músculos espinales, y
a partir de los receptores del tacto y presión de la piel del cuerpo. Se han tratado
someramente en Aptitudes corporales. Se dividen en:
Enderezamiento de la cabeza, que consiste en la capacidad de enderezar la cabeza
hasta el plano horizontal cuando el niño es mantenido en decúbito ventral, en
decúbito dorsal e inclinado en diversos ángulos. También se observa en la
capacidad de mantener alineada la cabeza con el cuerpo cuando el niño es levantado
tirando de los brazos desde el decúbito dorsal. La reacción de enderezamiento de la
cabeza debe de estar completamente establecida hacia el tercer mes.
Enderezamiento sagital, que consiste en mantener el cuerpo y las extremidades en el
mismo plano horizontal cuando el niño es sostenido en el aire. Se haya presente en
la posición de decúbito ventral al finalizar el segundo mes y en la posición de
decúbito dorsal unas pocas semanas más tarde.
Enderezamiento por anulación de la rotación, que consiste en intentar un giro
aplicado a la columna vertebral, por ejemplo estirando un brazo o una pierna hacia
el lado opuesto cuando el niño se haya en posición de decúbito dorsal, no es
tolerado por éste que se opone a la rotación girando el resto del cuerpo hacia la
dirección original. Se obtiene hacia el cuarto mes.
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Frontalmente, con el niño en el regazo del examinador bruscamente se le empuja
hacia delante en dirección hacia la mesa y el niño extenderá sus brazos al frente
para protegerse. Está presente al 7º-8º mes.
Reacción hacia atrás, si el niño es sometido a un empujón hacia atrás hace un
movimiento de extensión hacia atrás de los hombros con brazos y muñecas
extendidas. Aparece hacia el décimo mes no recogiéndose tan regularmente como
las otras reacciones de paracaídas.
3. Reacciones de Equilibrio. Son las reacciones posturales más complejas por las que
alcanza su máxima perfección la capacidad de mantener el cuerpo siempre dentro de
nuestro centro de gravedad o equilibrio. Cuando esto se ha logrado totalmente, y solo
entonces, es posible la deambulación directa. Al igual que las otras reacciones el
equilibrio se aprende en diferentes fases iniciándose el proceso hacia los cinco meses.
Se puede explorar en varias posiciones.
Equilibrio en decúbito ventral: colocando al niño en esta posición sobre una
superficie plana que puede ser basculada lateralmente se observa un arqueamiento
compensador del organismo por el cual este se aleja de la dirección de la
basculación, es decir, aparece cóncavo hacia el lado estimulado y se puede
acompañar de una abducción del brazo y la pierna y una rotación hacia abajo de las
caderas. Se inicia hacia los seis meses de edad.
Equilibrio en decúbito dorsal, puede hallarse la misma respuesta que en la posición
ventral y al mismo estimulo un mes más tarde aproximadamente.
Equilibrio en posición sentado, el niño sentado sobre una plataforma responderá a
un suave desplazamiento lateral de ésta mediante una flexión lateral del tronco y la
cabeza en la dirección opuesta para mantenerlos en el plano vertical.
Equilibrio arrodillado, se desarrolla más lentamente, primero en la posición de
andar a gatas y mas tarde en la posición arrodillada con el tronco vertical; con
desplazamiento del tronco hacia el lado opuesto al estimulado; se logra entre los
ocho y los doce meses.
Equilibrio en la posición erecta, se logra poco antes de comenzar a andar, se
desarrolla lentamente después del duodécimo mes perfeccionándose gradualmente
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en el grado de basculación que puede ser compensada sin que se produzca la caída.
El balanceo del cuerpo no es la única compensación posible puede dar un paso
lateralmente, mantener el equilibrio con los brazos o una pierna.
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La valoración y diagnóstico en fisioterapia del lactante se centra en evaluar y tratar posibles
alteraciones en el desarrollo motor, postural y funcional durante los primeros meses de
vida. Al igual que en el recién nacido, es importante destacar que el abordaje terapéutico
debe respetar la integridad y bienestar del lactante. Algunas de las áreas que se evalúan en
la valoración fisioterapéutica del lactante incluyen:
1. Desarrollo motor: Se evalúa el desarrollo de habilidades motoras como el control
cefálico, la capacidad de voltearse, gatear, sentarse y pararse. Se observa la calidad
de los movimientos y la secuencia esperada según la edad del lactante.
2. Postura y alineación: Se evalúa la postura y alineación del lactante en diferentes
posiciones, como en supino, prono y sentado. Se buscan asimetrías, desequilibrios
musculares y alteraciones posturales que puedan afectar su desarrollo.
3. Control motor y equilibrio: Se evalúa la capacidad del lactante para mantener el
equilibrio en diferentes posiciones, así como su control motor en actividades como
gatear, levantarse, caminar con apoyo, entre otras.
4. Coordinación y habilidades motoras finas: Se evalúa la coordinación ojo-mano,
la capacidad de manipulación de objetos pequeños y la ejecución de actividades
motoras finas, como el agarre de objetos o el uso de utensilios.
Preescolar:
La valoración y diagnóstico en fisioterapia del preescolar se enfoca en evaluar y tratar
posibles alteraciones en el desarrollo motor, sensorial y funcional de los niños en edad
preescolar (generalmente de 3 a 6 años). El objetivo es identificar y abordar de manera
temprana cualquier dificultad o retraso en estas áreas para promover un desarrollo óptimo.
Las áreas evaluadas en la valoración fisioterapéutica del preescolar incluyen:
1. Desarrollo motor: Se evalúa la calidad y secuencia del desarrollo motor grueso,
incluyendo habilidades como caminar, correr, saltar, trepar, equilibrarse y manejar
la coordinación motora.
2. Coordinación motora fina: Se evalúa la capacidad del niño para realizar
movimientos finos y precisos, como el agarre de objetos pequeños, el uso de
utensilios, la escritura y el recorte.
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3. Equilibrio y postura: Se evalúa el equilibrio y la postura del niño en diferentes
posiciones y actividades, como pararse en un pie, mantener el equilibrio en
movimiento o sentarse con una buena postura.
4. Integración sensorial: Se evalúa cómo el niño procesa y responde a diferentes
estímulos sensoriales, como el tacto, la audición y la visión. Se observa si hay
alguna dificultad en la regulación sensorial y cómo puede afectar su desempeño
motor.
5. Funciones respiratorias: Se evalúa la función respiratoria del niño, incluyendo la
coordinación de la respiración y el habla, la eficiencia respiratoria y la capacidad
pulmonar.
Escolar:
El diagnóstico en fisioterapia del escolar (generalmente de 6 a 12 años) se establece a partir
de los hallazgos de la valoración y puede incluir diagnósticos como retraso en el desarrollo
motor, trastornos de la coordinación, alteraciones posturales, déficits de fuerza o
dificultades respiratorias, entre otros. Se busca identificar cualquier problema que pueda
afectar su desempeño físico y promover una adecuada salud musculoesquelética.
Algunas de las áreas que se evalúan en la valoración fisioterapéutica del escolar incluyen:
1. Desarrollo motor: Se evalúa la calidad de los movimientos motores gruesos, como
correr, saltar, lanzar, trepar, equilibrarse y coordinar diferentes actividades físicas.
Se observa si hay retrasos o dificultades en el desarrollo de las habilidades motoras
propias de esta etapa.
2. Coordinación motora fina: Se evalúa la precisión y habilidades de manipulación
fina, como la escritura, el uso de instrumentos o herramientas, el recorte y la
habilidad para atarse los cordones. Se observa si hay dificultades en estas
habilidades y la necesidad de intervención.
3. Postura y alineación: Se evalúa la postura y la alineación corporal del escolar en
diferentes actividades y posiciones, como caminar, estar sentado o realizar tareas
escolares. Se buscan asimetrías, desequilibrios musculares o alteraciones posturales
que puedan afectar su función y bienestar.
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4. Función respiratoria: Se evalúa la capacidad pulmonar, la eficiencia y
coordinación respiratoria del escolar. Se observa cómo el niño respira durante
diferentes actividades y si hay alteraciones que puedan afectar su rendimiento físico.
5. Evaluación del rendimiento físico: Se pueden realizar pruebas de rendimiento
físico para evaluar la capacidad aeróbica, fuerza, resistencia y flexibilidad del
escolar. Esto proporciona información sobre su nivel de condición física y posibles
áreas a mejorar.
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