La Fuerza
La Fuerza
La Fuerza
La fuerza como capacidad física básica se define como la capacidad de generar tensión
intramuscular frente a una resistencia, independientemente de que se genere o no movimiento.
Tanto hombre como mujeres, en su desarrollo evolutivo, parecen tener la capacidad para
aumentar su fuerza durante la pubertad y la adolescencia. Alcanza un nivel máximo entre los 20
y los 25 años, a partir de aquí disminuyen de manera considerable. De este modo, a los 25 años,
una persona pierde en torno al 1% de su fuerza máxima cada año, por lo que, a los 65 años, una
persona sólo tendrá el 60% de la fuerza que tenía a los 25 años, de manera aproximada. Esto
supone que, si no trabajamos nuestra fuerza de forma adecuada, cuando tengamos 75 años de
edad, nuestras piernas y brazos serán tan débiles que nos costará, incluso, levantarnos del sillón
o de la cama, lo que supone que no podremos valernos por nosotros mismos. La pérdida de
fuerza muscular está relacionada con los niveles individuales de capacidad física y los hábitos
personales. Las personas más activas o aquéllas que siguen realizando un entrenamiento de
fuerza, tienen una tendencia menor a perder fuerza muscular.
Desde que nacemos estamos obligados a vencer una fuerza, la de la gravedad, para poder
movernos. la fuerza es absolutamente imprescindible para el ser humano, pues además de
ayudarnos a mantener la postura corporal nos permite realizar multitud de acciones cotidianas:
levantar objetos, apretar, estirar, empujar, retorcer…
Existe otras razones, aparte de las expresadas en el párrafo anterior, para desarrollar la fuerza:
nos facilita la práctica de actividad física, nos permite desarrollar más fácilmente trabajos
pesados, nos aporta belleza estética gracias al desarrollo muscular que se produce…
Durante el crecimiento, la fuerza se va incrementando al mismo tiempo que crecen los huesos y
los músculos.
Para mejorar la fuerza muscular hay que someter a los músculos a un trabajo que movilice
cargas mayores de las que soporta habitualmente. Se denomina cargas al peso de una masa. La
fuerza se puede trabajar con dos clases de cargas diferentes:
Concepto de fuerza.
El concepto de fuerza, entendida como una cualidad funcional del ser humano, se refiere a la
“capacidad que nos permite vencer una resistencia u oponerse a ella mediante
contracciones musculares “.
Nuestros músculos tienen la capacidad de contraerse generando una tensión. Cuando esa
tensión muscular se aplica contra una resistencia (una masa), se ejerce una fuerza, y caben dos
posibilidades: que la supere (fuerza>resistencia) o que no puede vencerla (fuerza resistencia).
Al hablar de fuerza se emplea realmente una terminología que proviene de la Física, que la
define como el producto de una masa por una aceleración.
F=m·a
Esto es importante para entender que, si se quiere conseguir un aumento de la fuerza muscular,
sólo caben dos formas de trabajar:
Dos son los tipos de factores que determinan la fuerza de los músculos y el grado de tensión
muscular que es capaz de realizar una persona:
Factores intrínsecos. Son los factores de origen interno. Dentro de ellos se pueden diferenciar
tres tipos:
o Factores neurofisiológicos. Son muchos los factores de este tipo que influyen en la
capacidad de contracción del músculo y, en consecuencia, en el desarrollo de la fuerza. La
sección transversal del músculo, la disposición de las fibras musculares, la clase de fibra
predominante, la longitud del músculo, la cantidad de fibras utilizadas, la intensidad y la
frecuencia del estímulo… son algunos de ellos.
o Factores biomecánicos. Condicionan la fuerza efectiva del músculo y están relacionados
básicamente con el sistema óseo de la persona. Los principales son la longitud de las
palancas musculares, el ángulo de tracción de la articulación y el momento de inercia de la
carga.
o Factores emocionales. La fuerza muscular máxima que se desarrolla de forma voluntaria es
del 60-70% de la capacidad máxima real. Los factores emocionales pueden elevar ese nivel
de fuerza empleada al conseguir movilizar fibras musculares que, normalmente no son
estimuladas. Entre ellos se encuentran la motivación, la atención, el miedo, la capacidad de
sacrificio, la concentración…
Factores extrínsecos. La fuerza también depende de diversos factores de tipo externo, entre
lo más importantes se encuentran la temperatura, la alimentación, el entrenamiento, el clima, la
edad y el sexo.
o Evolución de la fuerza con la edad.
La fuerza se dobla entre los 11 y los 16 años.
A los 16 años la fuerza llega a un 80-85% de su máximo.
La fuerza máxima se alcanza entre los 20 y los 25 años, una vez que se ha completado el
desarrollo muscular.
A partir de los 30 años, si no se trabaja específicamente esta cualidad, se produce un declive
lento pero progresivo.
Entre los 50 y los 60 años se empieza a producir una paulatina atrofia de la masa muscular.
o Diferencias de la fuerza en función del sexo.
Las diferencias entre hombres y mujeres empiezan a apreciarse a partir de la adolescencia,
hacia los 14-14 años, momento en que los chicos desarrollan la fuerza más rápidamente.
El hombre tiene más fuerza que la mujer porque tiene mayor cantidad de tejido muscular: 36-
44% en el hombre frente al 25-29% en la mujer.
La capacidad del hombre para el desarrollo de la musculatura es doble que para la mujer.
Después de los 30 años la fuerza disminuye por igual en hombres y mujeres.
Clases de fuerza.
Para diferenciar las distintas clases de fuerza hay que tener en cuenta las formas de
manifestarse de la misma. Desde el punto de vista del entrenamiento, se pueden distinguir tres
tipos:
Fuerza máxima. Es la capacidad del músculo de desarrollar la máxima tensión posible, para
ello, se movilizan grandes cargas sin importar la aceleración, como, por ejemplo, en la
halterofilia. La velocidad del movimiento es mínima y las repeticiones que se realizan son
pocas.
Fuerza velocidad. También llamada fuerza explosiva, es la capacidad que tienen los músculos
de dar a una carga la máxima aceleración posible. La velocidad del movimiento tiende a ser
máxima. Este tipo de fuerza determina el rendimiento en actividades que requieren una
velocidad explosiva en sus movimientos: voleibol al saltar y rematar, balonmano al lanzar a
portería, atletismo al esprintar, fútbol al golpear un balón…
Fuerza-resistencia. Es la capacidad muscular para soportar la fatiga provocada por un
esfuerzo prolongado en el que se realizan muchas contracciones musculares repetidas. En este
caso, como ni la carga ni la aceleración son máximas, la velocidad de ejecución no es muy
grande y se puede hacer un alto número de repeticiones. Es el tipo de fuerza necesaria para
actividades que requieran un largo y continuado esfuerzo: carreras largas, remo, natación,
esquí de fondo…
Hay muchos métodos para desarrollar la fuerza muscular. Cuál se debe utilizar depende ante
todo de la clase de fuerza que se quiere trabajar y los objetivos que desarrollar. Entre los
sistemas de trabajo más utilizados para el desarrollo de la fuerza se encuentran los siguientes: