El Poder de La Bendición Paternal

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El Poder de la Bendición Paternal

Génesis 12:1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que
te mostraré. v2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
v3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las
familias de la tierra.

Dios tiene un plan para bendecir a cada familia del planeta, es interesante ver que Él no dijo que bendeciría a todos los
individuos de la tierra, sino que a todas las familias. En este pasaje del Génesis vemos que la unidad básica por medio de la
cual Dios se comprometió a trabajar es la familia. También podemos estar seguros de que si el plan de Dios es de bendecir
entonces el de Satanás es el opuesto, y es maldecir a todas las familias de la tierra.

¿Qué es entonces la bendición y la maldición?

Por lo general, esos términos nos traen distintos pensamientos a la mente. La Bendición suele conectarse con recibir dinero
algún otro tipo de regalo. La maldición, a menudo, se asocia con la brujería o alguien que pone un “hechizo” sobre otra
persona.
En otras ocasiones pensamos en la maldición como alguien que insulta o dice cosas obscenas.

La definición correcta es la siguiente:

Bendecir: Dios usando a un humano para impartir su mensaje e imagen de identidad y destino al corazón de otra
persona.

Maldecir: Satanás usando a un humano para impartir su mensaje de identidad y destino a corazón de otra persona.

Dios y Satanás, ambos, tienen un mensaje que desean impartir en el corazón de cada persona en la tierra. Sin embargo, estos
dos mensajes son completamente opuestos el uno del otro. Mientras que el mensaje de Dios es amor, valor, respeto y
propósito,
el mensaje de Satanás es vergüenza, falta de amor y falta de propósito. En cualquier momento determinado, los padres
pueden
convertirse en agentes de Dios para bendecir a sus hijos, o en agentes de Satanás para maldecir a sus hijos. Los padres pueden
impartir el mensaje de Dios: “Te amo, eres precioso, valioso y digno de mi tiempo y energía”; o del mensaje de Satanás: “Eres
incapaz de ser amado, eres indeseado, y no eres digno de mi tiempo ni energía”. En el hebreo, la palabra “bendecir” es la
palabra “barak”. La traducción literal de esta palabra es “arrodillarse ante alguien”.

H1288 barak raíz primaria; arrodillarse; por implicación bendecir a Dios (como acto de adoración), y (viceversa) al hombre
(como beneficio); también (por euf.) maldecir (a Dios, o al rey, como traición):- arrodillarse, bendecir con
abundancia, dar bendición, bienaventurado, blasfemar, loar, maldecir, dichoso, proferir, saludar.

Por lo tanto, la bendición viene de una actitud y postura de humildad. Cuando la mayoría de las personas piensa en la
bendición,
piensa en el alguien por encima de la persona, bendiciendo desde una posición superior. Sin embargo, Jesús nos bendijo al
humillarse y al tomar la forma humana. Desde la postura de un criminal rechazado, Él dio su vida para pagar por nuestro
pecado.
Esta es la máxima expresión de una imagen de bendición desde una postura de arrodillamiento.
Mientras que el significado literal de “barak” es “arrodillarse ante”, la principal connotación espiritual es “fortalecer a alguien
a prosperar”. Así que cuando bendice a alguien, usted se arrodilla ante él en humildad y, literalmente, fortalece a esa persona
para que prospere.
Por supuesto que la palabra “prosperar” no está limitada a prosperidad financiera. Si usted bendice a su hija, usted le
fortalece
para que prospere en cada aspecto de su vida: su vida espiritual con Dios, su salud física, su bienestar emocional, su
matrimonio,
sus hijos, sus finanzas, su carrera y su ministerio.

Maldecir es hacer exactamente lo opuesto. Si usted maldice a su hija, usted básicamente daña, rompe, debilita su capacidad
de prosperar en todos esos mismos aspectos de la vida. En el griego, el verbo “bendecir” es la palabra “eulogeo”. El significado
literal de esta palabra es “hablar bien de”. Esta palabra también significa hacer prosperar.

Tal vez usted ya haya captado la palabra “elogio”, que proviene de esa misma raíz. Un elogio también es hablar bien de
alguien,
y es por lo general lo que se hace en los funerales. Obviamente las palabras que se hablan en un funeral no harán que el
difunto
prospere. Para poder fortalecer a alguien para que prospere, las palabras deben ser dadas a esa persona en vida y mientras
pueda recibir la bendición. Entonces, maldecir es hablar mal de alguien, o infundirle la visión de Satanás o su imagen
a alguien, mientras que bendecir a alguien es hablar bien de esa persona, o impartirle la visión de Dios o su imagen a su vida.

AGUA RICA EN NUTRIENTES O ÁCIDO SULFURICO O CLORHIDRICO

Una de las mejores ilustraciones de la bendición y la maldición se me ocurrió un día mientras observa a mi esposa, Jan, regar
las plantas en casa. Jan es una experta en temas de plantas de hogar. Las plantas florecen mientras ella las cuida, crecen
grandes
y sanas. Cuando la gente nos visita, por lo general comentan acerca del gran toque de Jan para las plantas. Cuando es hora de
regar las plantas, Jan mezcla un polvo azul con nutrientes para plantas con agua; luego pone la medida exacta para cada
planta.
Noté que después de cada aplicación de esta “agua azul”, las plantas parecen erguirse y llenarse de vida. Supongamos, por
otro
lado, que un día Jan decidiera verter ácido clorhídrico, en lugar del agua con nutrientes. ¿Cómo responderían? En vez de estar
bien, de abrir sus poros y desear más, las plantas cerrarían todos sus poros para tratar de repeler la mayor cantidad posible
del
ácido.

Este ejemplo es una buena ilustración de una bendición y una maldición. Los padres, por medio de sus palabras, malas
actitudes
y acciones tienen la habilidad de bendecir o maldecir las identidades de sus hijos. La bendición es como derramar agua azul
llena de nutrientes en el propio ser de su hijo, mientras que la maldición es como derramar ácido clorhídrico sobre el hijo. Uno
fortalece al hijo para que prospere; el otro lastima y desactiva. La bendición imparte el mensaje de la identidad de Dios y su
destino mientras que la maldición imparte el mensaje de Satanás.

INCLUSO JESÚS NECESITÓ LA BENDICIÓN DE SU PADRE


Es interesante notar que la bendición de un padre es tan importante que hasta Jesucristo mismo no hizo ningún milagro ni
predicó un mensaje hasta haber recibido, en público, la bendición de Dios su Padre.

Luc 3:22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú
eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. (Leer el v21 y explicar la trinidad en este versículo).

La frase que oímos a Dios decir sobre Jesús no es algo típico que oiríamos a los padres decirles a sus hijos hoy en dia.
Pero entiendo que los padres judíos de la época sí estaban acostumbrados a oír decir: “Este es mi hijo en el cual tengo
complacencia”.

Si alguien tenía algún tipo de dudas acerca de la identidad o destino de Jesús, todas esas dudas quedaron completamente
resueltas en el río Jordán cuando el Padre declaró públicamente: “Eres mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Creo
que esta bendición del padre le dio a Jesús la fortaleza para poder caminar en su verdadera identidad y cumplir con su
propósito
en la tierra. Si Jesús necesitaba la bendición de su Padre para poder cumplir con su destino, ¿cuánto más necesitan recibirla
nuestros propios hijos de parte de sus padres?

RESTAURAR UNA CULTURA DE BENDICIÓN

Lamentablemente en la cultura occidental actual, las bendiciones en ciertas etapas


críticas de la vida así como las bendiciones paternales semanales se han eliminado en la mayoría de las familias. Cuando
hablo
en conferencias y en distintas iglesias, a menudo le pregunto a los asistentes: “¿Cuántos de ustedes recibieron una
ceremonia
de bendición o una poderosa impartición de bendición de parte de su padre entregándoles a la identidad y destino de la
vida
adulta o en algún momento de la pubertad?”. Hice esta pregunta recientemente en una conferencia donde había unos
doscientos concurrentes. En ese grupo, solamente dos personas levantaron sus manos para decir que sus padres les habían
bendecido en la etapa de la pubertad. En muchos grupos, continúo con mi línea de cuestionamiento preguntando:
“¿Cuántos
aquí han recibido una bendición de parte de su madre, padre o ambos, semanalmente?” Otra vez, aquellos que responden
afirmativamente son aun menos que los que recibieron una bendición como la de un rito de paso en el tiempo de la
pubertad.
Por lo general, aquellos que responden de manera afirmativa no son de una cultura occidental tradicional. La comprensión
del poder de la bendición de un padre ha sido robado, sistemáticamente, de nuestra cultura. Sin embargo, con este libro usted
aprenderá cómo restaurar una cultura de bendición para su familia y cómo convertirse en un embajador de bendición en su
comunidad y para aquellos a su alrededor. A medida que estudiaba el tema de la bendición y la maldición en la Biblia,
identifiqué seis etapas críticas en la vida de un hijo donde debe recibir la bendición de Dios por medio de sus padres, y una
séptima instancia donde los hijos deben de ser de bendición para sus padres.
Estos siete tiempos críticos son:

(1) en la concepción
(2) en el vientre,
(3) en el nacimiento
(4) durante la infancia
(5) en la pubertad (en una ceremonia de rito de paso)
(6) en el matrimonio
(7) en la edad anciana. Hubiese sido casi imposible para cualquier persona que naciera en la
antigua cultura hebrea perderse la bendición en algunas de estas instancias. La cultura estaba organizada de tal modo que
tanto el día a día como el rito de paso ocurrían en la mayoría de las familias. Esto traía salud espiritual, emocional, física,
relacional y financiera para las familias que practicaban la bendición con regularidad. En los siguientes capítulos usted
aprenderá cómo restaurar una cultura general de bendición en su propia familia y cómo impartir una bendición significante
sobre sus hijos cada semana. Mientras lee este libro, usted oirá un mensaje de dos maneras: inicialmente, como hijo o hija
adultos, y en segundo lugar como padre para sus propios hijos. En cada capítulo describo la bendición que Dios planificó
para
cada uno de esos siete tiempos críticos; veremos el poder de la bendición así como las consecuencias de la falta de bendición
o maldición. Le animo a que primeramente reciba el mensaje para sí mismo, como hijo o hija. Luego usted podrá ser un
agente de Dios para impartirles la bendición a sus hijos en cada etapa crítica de

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