L Trinidad Modelo de La Creación

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Para el alumno que me pidió ayuda sobre la Trinidad a imagen de la que hemos sido creados

como varón y mujer

Extracto de mi libro:
Antropología del cuerpo, editorial Caligrama

2.2.1 "Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó varón y
hembra". Génesis 1, 27".1
La Escritura nos muestra cómo, en el misterio de la creación, ha sido plasmado el hombre:
"Dios creó al hombre a su imagen; los creó varón y hembra" (cf. Gén 2, 24).2

Dios, Uno y Trino, crea al hombre, a su imagen una y trina, y por eso los crea varón y
hembra, con un cuerpo sexuado.
“El Creador parece detenerse antes de llamarlo a la existencia, como si volviese a entrar en sí
mismo para tomar una decisión: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra
semejanza" (Gén 1, 26).3 "Dios creó al hombre (ha-adam - sustantivo colectivo: ¿la
"humanidad"?) / a su imagen; / a imagen de Dios los creó; / macho (zakar - masculino) y
hembra (unequebah - femenino) los creó" (Gén 1, 27).4
“El primer relato de la creación del hombre, que, como hemos constatado, es de índole
teológica, esconde en sí una potente carga metafísica”.5 “El hombre está definido allí, ante
todo, en las dimensiones del ser y del existir ("esse"). Está definido de modo más metafísico
que físico. De este modo, nos encontramos casi en el meollo mismo de la realidad
antropológica que se llama "cuerpo". Las palabras del Génesis 2, 23 hablan de él
directamente y por vez primera en los términos siguientes: "carne de mi carne y hueso de mis
huesos", …el cuerpo revela al hombre. En esta expresión primera del hombre-varón "carne de
mi carne" se encierra también una referencia a aquello por lo que el cuerpo es auténticamente
humano, y por lo tanto a lo que determina al hombre como persona, es decir, como ser que
incluso en toda su corporeidad es "semejante" a Dios. El meollo mismo de la realidad
antropológica, cuyo nombre es "cuerpo", cuerpo humano. Sin embargo, como es fácil
observar, este meollo no es solo antropológico, sino también esencialmente teológico.”6

La escritura pone el acento en la naturaleza trinitaria de Dios


Dice la escritura: “Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y
hembra los creó” (Gn 1,27). Por lo tanto, la clave para la comprensión de toda la realidad del
hombre está en la “comprensión” (en la medida de la limitación de la razón humana) de la
naturaleza del Dios Uno y Trino, a imagen del cual somos. “No se puede conocer la esencia del
hombre si antes no se ha investigado cuidadosamente la esencia de la divinidad.” Del Dios Uno
y Trino.

1
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 5/9/79.
2
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 5/9/79.
3
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 12/9/79.
4
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 12/9/79.
5
Diálogo entre Fe-bíblica y Razón-fenomenológica.
6
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 14/10/79.
“De este modo, el segundo relato podría también preparar a comprender el concepto trinitario
de la "imagen de Dios", aún cuando ésta aparece solo en el primer relato. Obviamente esto no
carece de significado incluso para la teología del cuerpo, más aún, quizá constituye incluso el
aspecto teológico más profundo de todo lo que se puede decir acerca del hombre. En el
misterio de la creación —en base a la originaria y constitutiva "soledad" de su ser— el hombre
ha sido dotado de una profunda unidad entre lo que en él es masculino humanamente y
mediante el cuerpo, y lo que de la misma manera es en él femenino humanamente y
mediante el cuerpo. (cf. Gén 1, 28)”.7

¿Qué sabemos de Dios Uno y Trino?


Recurrimos a la Teología para que nos hable de la esencia de Dios Uno y Trino.
Dios es comunidad, intercambio de vida de tres personas. La unidad de Dios es una unidad
originaria de relación amorosa de las tres personas, es una comunidad de tres personas. Por
supuesto que esto desborda toda comprensión. Pero de esta realidad, que es Dios, nos queda
un contenido: Dios, del que somos imagen, es unidad originaria de relación amorosa, es un
acontecimiento de mediación de tres personas que realizan su vida divina común en amor
perfecto. Dios es “ser en relación”, “Dios es amor”, relación yo-tú-él, relación trialógica.
La esencia más profunda de la realidad resulta ser la relación, el ser-en-relación.

¿Dónde se manifiesta en el hombre la semejanza que somos del Dios Uno y Trino?
Wojtyła recurre a la Escritura para conocer la respuesta: “macho y hembra los creó” (Gn 1,27).
El hombre ha sido dotado de una profunda unidad en lo que él es, mediante el cuerpo,
masculino y femenino. “La creación del hombre a imagen de Dios, se convierte, en cierto
modo, también en teología del sexo, o mejor, teología de la masculinidad y de la femineidad,
que aquí, en el libro del Génesis, tiene su punto de partida”.8 Por lo que es el cuerpo lo que
determina al hombre como persona, es decir, como ser que incluso en toda su corporeidad es
"semejante" a Dios, es relación en el amor.
Si Dios, del que somos imagen, es unidad de relación amorosa de personas, la persona
(humana) en sentido pleno es y se hace, en el “ser con los demás” y en el “ser para los demás”,
creados a imagen de Dios, en cuanto forman una auténtica comunión de personas. Y las
personas humanas entran en comunión plena cuando forman "una sola carne". Es pues en el
cuerpo, a través de la propia masculinidad o femineidad, el que posibilita a los dos a
encontrarse en comunión de personas, el cuerpo se convierte pues, de modo especial, en el
elemento constitutivo de su unión personal.
“El hombre como persona es en la tierra, ‘la única criatura que Dios quiso por sí misma’ y, al
mismo tiempo, aquel que no puede ‘encontrarse plenamente sino a través de una donación
sincera de sí mismo’"9

Resumo algunos capítulos de este libro de teología que hace algunos años nos recomendó leer
Mario Pezzi: Gisbert Greshake10, 2002, Creer en el Dios Uno y Trino, Sal Terrae.

7
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 14/10/79.
8
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 14/10/79.
9
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 23/7/80.
10
Gisbert Greshake, nacido en 1933. En 1974 acepta la propuesta de ser profesor de Teología e Historia del Dogma en la
Universidad de Viena. Desde 1985 es profesor emérito de la cátedra de Dogmática y Teología ecuménica en la Universidad de
Friburgo de Brisgovia. De 1998 a 2006 tuvo una residencia como profesor visitante en la Universidad Gregoriana de Roma. Sobre el
tema del presente libro publicó en 1997 un extenso manual, El Dios Uno y Trino. Una teología de la Trinidad (Barcelona 2001).
El misterio de la Santísima Trinidad, dice el autor, ha sido considerado, en muchos círculos
católicos, como una teoría contradictoria e incomprensible, o alejada de la vida, y que no tiene
consecuencia alguna para la vida. “Un crucigrama teológico sin significado alguno para la vida”
Ante estas posiciones, el autor se pregunta “¿Es, por tanto, la trinitaria una “fórmula
teológica”, una “ideología abstracta” que nada tiene que ver con la vida concreta?”
Pero “si Dios es aquel “en quien vivimos, nos movemos y existimos”, como se dice en los
Hechos de los Apóstoles (17,28), y ese Dios es comunidad, intercambio de vida de tres
personas, todo lo que hay en el mundo, yo mismo, se ve afectado por ello ”. Es decir “afecta a la
comprensión que tenemos de nosotros mismos y del mundo”. La clave para la comprensión de
toda la realidad, especialmente la del hombre, está en el Dios Uno y Trino.
El que Dios sea una comunidad de vida y amor tiene consecuencias sobre todo para el hombre.
Y una antropología adecuada debe tenerlo muy en cuenta.
Fundamentos de la fe trinitaria
“El único Dios es una unidad de relación, un Dios que es vida y que, como tal, encierra en sí
diversidad y unidad personales.
- el Dios que se sustrae a nosotros, infinitamente excelso “sobre nosotros”: el Padre que, no
obstante, se nos quiere comunicar totalmente;
- el Dios “ante nosotros” y “junto a nosotros”: Jesús-Cristo, la palabra de Dios que se dirige a
nosotros, el Señor que nos precede, nuestro hermano que nos acompaña;
- el Dios “en nosotros”: El Espíritu Santo, que desde dentro, enseña a entender la palabra de
Dios, el que nos abre a la vida divina y nos capacita para dar una respuesta”.
“El ser verdadero y real (de la Filosofía griega) es un “ser en sí” y “ser para sí” (substancia
única e inmutable), lo que menos realidad posee es todo lo que tiene que ver con la relación.
Pues, en efecto, la relación tiene que ver con la pluralidad, al menos dos en mutua relación. .. a
la relación pertenece necesariamente la pluralidad… la relación se descubre desde la fe
cristiana como la verdadera esencia de todo ser, ser en relación, ser con, ser en reciprocidad,
“ser-en-redado”. Así resulta comprensible que el Ser supremo divino sea una comunidad de
tres personas”
Joseph Ratzinger entra en esta misma línea cuando afirma que: “la relación no es algo que se
añade a la persona, como entre los hombre, sino que la persona consiste en la referibilidad. La
persona se identifica con el acto del don; es persona en cuanto ese acto. No es, pues, el que
da, sino el acto de dar.
El omnímodo dominio del pensar substancia queda destruido; la relación se concibe como
una forma primigenia de la real, del mismo rango que la substancia; con esto se nos revela
un nuevo plano del ser. El pensar moderno depende en gran parte de las posibilidades aquí
mencionadas, sin ellas no podría siquiera concebirse.”11

Queda clara la invitación a investigar y escribir una nueva Filosofía en la que la esencia de
todos los seres, y en especial la del hombre sea la de ser en relación, no la de substancia única
e inmutable. Invitación que va a aceptar Karol Wojtyła.

Dios es comunidad

11
Ratzinger, Joseph, Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca, 1969. I,7,Aspecto positivo, b.
“Para nosotros… una comunidad surge cuando personas hasta entonces independientes
establecen una relación mutua y siguen siendo personas igualmente independientes de la
relación de su comunidad. Las cosas no pueden ser así en Dios. En Dios no son tres que luego
entran en relación mutua desde su ser personal. Más bien la unidad de Dios es una unidad
originaria de relación amorosa que desborda toda comprensión, en la cual las tres personas se
comunican mutuamente la única vida divina y en este intercambio se muestran distintas y
también como sumamente uno. .. ¡Esta es la nueva noción cristiana de la unidad que
resplandece en la revelación del Dios trino! … Es unidad originaria de relación amorosa; dicho
más exactamente: es un acontecimiento de mediación de tres personas que realizan su vida
divina común en amor perfecto.”
“El Hijo está totalmente en el Padre y con el Padre; el Padre, totalmente en el Hijo y con el Hijo;
y ambos encuentran su unidad mediante el vínculo del Espíritu. Solo debido a que Padre, Hijo y
Espíritu están uno en el otro, no son otra cosa que mutua relación y “ser en el otro”, está en
ellos la única, la misma e indivisible esencia divina, y ellos están en ella.”
Dios es “ser en relación”, “ser con los demás”, “Dios es amor”, relación yo-tú-él, lo trialógico.
La relación debe ser considerada ontológicamente, no como un accidente de la Substancia.
Significado del ser hombre a imagen del Dios trinitario: comunión de personas
Si “no se puede conocer la esencia del hombre si antes no se ha investigado cuidadosamente la
esencia de la divinidad” Dios Uno y Trino; una vez investigada la esencia de Dios Uno y Trino,
debemos concluir que “la persona (humana) en sentido pleno es y se hace, mediante un
reconocimiento libre y recíproco, en el “ser con los demás” y el “ser para los demás”. El otro,
por tanto, forma parte esencial de la propia condición personal. En el otro y por el otro me
alcanzo a mí mismo. … Solo la relación con el otro permite acceder a la propia condición
personal.”

Diálogo entre Fe-bíblica y razón fenomenológica

Por lo tanto “ser persona no significa ser un ego aislado. A la condición de persona pertenece
más bien la relación con el otro y, por tanto, el otro como tal y la comunión con él.
“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los
creó” (Gn 1,27), significa que el hombre es imagen de Dios precisamente por el hecho de que
no ha sido creado como individuo aislado, sino referido al otro. En cuanto macho y hembra,
que en unidad diferenciada y al mismo tiempo en ordenación recíproca – dicho formalmente:
en diferencia e identidad, en distinción y unidad- constituyen la comunidad originaria de la
humanidad, el hombre refleja al Dios trinitario”. 12
Esta visión de Gisbert Greshake nos introduce plenamente a la antropología del cuerpo, de
Karol Wojtyła.

“Creados a imagen de Dios, también en cuanto forman una auténtica comunión de personas,
el primer hombre y la primera mujer deben constituir el comienzo y el modelo de esa comunión
para todos los hombres y mujeres que en cualquier tiempo se unirán tan íntimamente entre sí,
que formarán "una sola carne". El cuerpo que, a través de la propia masculinidad o
femineidad ayuda a los dos desde el principio ("una ayuda semejante a él") a encontrarse en
comunión de personas, se convierte, de modo especial, en el elemento constitutivo de su
unión, cuando se hacen marido y mujer. Pero esto se realiza a través de una elección recíproca.
Es la elección que establece el pacto conyugal entre las personas, que solo a base de ella se
convierten en "una sola carne".13 Sobre todo con el significado esponsalicio de su cuerpo.
No solo el hombre sino también toda la creación porta la huella de la Trinidad: relación de
amor. La esencia de toda la creación es dinámica, es la relación, en la que cada elemento se
niega por el otro y el nuevo ser, es la relación dinámica con la que ha nacido. Todo, el cosmos,
la vida vegetal y animal y el hombre primordialmente, sigue esta ley.
“El hombre, en el misterio de la creación, es la "imagen de Dios", tanto en su "yo" personal,
como en la relación interpersonal, a través de la primordial comunión de las personas,
constituida a la vez por el hombre y por la mujer.” 14
El hombre fue formándose, haciéndose persona, poco a poco, a través de un largo proceso de
construcción en el que sus actos lo hicieron llegar a ser. Y también, progresivamente, fue
tomando conciencia de quién era.
Wojtyła recorre este largo camino de la construcción de la persona humana, camino jalonado
por las tomas de conciencia de lo que se realiza en su cuerpo, cuando actúa:15 antropología
del cuerpo.

12
Fin de la referencia a Gisbert Greshake, Creer en el Dios uno y trino, 2002, Sal Terrae.
13
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 21/11/79.
14
Wojtyła, K., Catequesis de los miércoles, 28/5/80.
15
Método de investigación fenomenológico. Mejor sería llamarlo transfenomenológico ya que, a partir del análisis de los datos
que nos proporciona la experiencia llegamos a descubrir realidades que superan el mero dato experiencial completándolo. Es
decir, la vía que tiene el hombre para conocerse a sí mismo es el análisis de sus actos, de su quehacer, de sus obras. “Nos
introduce en la existencia concretísima del hombre, es decir, en la realidad del sujeto consciente” K. Wojtyła, El hombre y su
destino, Palabra Madrid 1998 pp. 26-27(Para su ampliación ver las pp. 306-314 del libro de R. Buttiglione, Il pensiero de Karol
Wojtyła, Jaca Book, Milano, 1982. Buttiglione, Rocco.: El pensamiento de Karol Wojtyła, Encuentro, Madrid 1992.) La acción es el
momento especial de la revelación de la persona, es la revelación de la persona, “pone a la persona a la vista” K. Wojtyła,
Persona y acción p.24.

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