Consenso de Síndrome Coronario Crónico 2023
Consenso de Síndrome Coronario Crónico 2023
Consenso de Síndrome Coronario Crónico 2023
INTRODUCCIÓN
Este Consenso del Comité de Cardiopatía Isquémica de la Federación Argentina de Cardiología sobre el manejo del
Síndrome Coronario Crónico (SCC), tiene como objetivo principal presentar las evidencias relevantes sobre temas de
interés en particular, para ayudar al cardiólogo en el abordaje del manejo del riesgo residual: lipídico, inflamatorio y
trombótico; los métodos invasivos con los que se cuentan, los que ya han sido volcados en las guías de 2009 (angina
crónica estable) y 2015 (enfermedad coronaria crónica), seleccionando la mejor estrategia de manejo para cada
paciente individual, conociendo el peso de la evidencia a favor o en contra de un determinado procedimiento o
tratamiento, del manejo invasivo con angioplastia o cirugía, así como una actualización de la angina con arterias
coronarias normales o con lesiones coronarias mínimas.
El SCC es un síndrome clínico frecuente e incapacitante. El diagnóstico se basa sobre el síntoma anginoso, las pruebas
complementarias de diagnóstico no invasivas indicativas de isquemia e invasivas. El síntoma anginoso predecible y
reproducible después de una actividad física y/o estrés emocional, progresa con bajas temperaturas o después de
una ingesta, y cede con el reposo o con nitroglicerina sublingual. Habitualmente, la utilización del término SCC se
limita a los casos en los que el síndrome es atribuible a isquemia miocárdica, aunque, en ocasiones, sujetos
portadores de estenosis aórtica severa, miocardiopatía hipertrófica o dilatada, y aun de alteraciones extra cardíacas,
pueden presentar un dolor de tipo anginoso en ausencia de enfermedad coronaria manifiesta. Este consenso hace
referencia a las siguientes categorías de pacientes en el ámbito ambulatorio: 1) pacientes dados de alta tras el
ingreso por un SCA (síndrome coronario agudo), o después del procedimiento de revascularización coronaria y
estabilización de todos los problemas cardiovasculares agudos; 2) individuos con disfunción sistólica del ventrículo
izquierdo (VI) y enfermedad arterial coronaria conocida o sospechada (EAC), o aquellos con miocardiopatía
establecida que se considere ser de origen isquémico; 3) pacientes con síntomas de angina estable (o equivalentes
como disnea o dolor en el brazo con el esfuerzo) manejado médicamente con o sin resultados positivos de una
prueba de imagen; 4) sujetos con síntomas de angina y evidencia de vasoespasmo coronario o angina microvascular;
5) aquellos diagnosticados con SCC basándose únicamente en los resultados de un estudio de detección (prueba de
esfuerzo, angiografía por tomografía computarizada coronaria, y el médico tratante concluye que el paciente tiene
enfermedad coronaria).
El pronóstico individual puede variar considerablemente, dependiendo de factores clínicos, funcionales y anatómicos
basales, lo cual destaca aún más la importancia de una cuidadosa estratificación de riesgo para seleccionar la mejor
opción de tratamiento, controlar los síntomas y mejorar sustancialmente el pronóstico.
La presencia de una o más obstrucciones coronarias epicárdicas cuya severidad de estenosis es habitualmente mayor
del 70% representa, probablemente, la principal causa responsable de la angina.
Generalmente se indica angiografía coronaria cuando el síntoma anginoso persiste pese a la instrumentación de
tratamiento anti anginoso óptimo, o si las pruebas funcionales de diagnóstico son indicativas de alto riesgo
isquémico.
Datos recientes, recogidos de ensayos clínicos sobre terapia antianginosa y/o revascularización, indican que la tasa
anual de mortalidad varía entre el 0,9% y 1,4% por año, con una incidencia anual de infarto de miocardio no fatal que
oscila entre el 0,5% y 2,5%.
El manejo rutinario del SCC incluye cambios en el estilo de vida, control agresivo de los factores de riesgo
cardiovascular, prescripción de drogas antianginosas, aspirina y fármacos como estatinas, que retardan la progresión
de la aterosclerosis, y actualmente nuevos fármacos para el tratamiento de los lípidos. Además del tratamiento
médico, la evaluación del riesgo residual de cada paciente, utilizando métodos no invasivos e invasivos y en
numerosas circunstancias es necesaria la revascularización miocárdica con técnicas percutánea y quirúrgica bien
establecidas.
Como sucede con el tratamiento farmacológico, los objetivos potenciales de la revascularización miocárdica son, por
una parte, mejorar la supervivencia o la sobrevida libre de infarto, y por otra, reducir o eliminar los síntomas. La
revascularización miocárdica se debe considerar en sujetos anginosos de alto riesgo, o en los casos en que la angina
no sea controlada a pesar del tratamiento médico.
1- ABORDAJE DEL RIESGO RESIDUAL
A pesar de los importantes avances en el manejo de las enfermedades cardiovasculares, el riesgo de eventos agudos,
incluido Infarto de miocardio (IAM) y accidente cerebrovascular (ACV), sigue siendo elevado. Este riesgo
cardiovascular residual, que persiste a pesar de un tratamiento óptimo para lípidos y otros factores de riesgo
cardiovasculares, refleja en parte las contribuciones de vías y procesos biológicos no identificados que no están
dirigidos por las terapias actuales.
Categorías de RR (Riesgo Residual)
RR de lipoproteínas de baja densidad. Valor crítico: LDL +100 mg/dL
RR Inflamatorio. Valor crítico PCR: +2mg/L
RR Metabólico: glucémico HbA1C y Lipídico y en triglicéridos +150 mg/dL
RR trombótico: no tiene marcador biológico
Cada categoría de riesgo residual se acompaña de un riesgo clínico. El REACH (The Reduction of Atherothrombosis for
Continued Health) recopiló datos sobre factores de riesgo y tratamiento de aterosclerosis en 67888 pacientes de 45
años o más, y mostró una fuerte asociación entre múltiples factores de riesgo, enfermedad polivascular y eventos
cardiovasculares al año, por lo que la aterosclerosis debe ser abordada como patología panvascular. El antecedente
de un evento coronario agudo marca mayor riesgo de nuevos eventos. En un estudio de 76687 pacientes, 20%
tuvieron un nuevo evento a 3 años. El riesgo cardiovascular posterior (ACV, IAM o muerte cardiovascular) luego de un
IAM se asoció en forma independiente con la edad, antecedentes médicos (diabetes, IAM previo, ACV, angina
inestable o insuficiencia cardíaca) y uso de revascularización para el evento índice, en todos los pacientes.
En un estudio de cohorte, casi 56000 pacientes con IAM, con período de seguimiento de 9 años, se analizó el riesgo
de eventos cardiovasculares recurrentes (IM no fatal, accidente cerebrovascular no fatal, o muerte cardiovascular) en
2 poblaciones de estudio distintas. Se observó, que uno de cada cinco pacientes experimentó un evento
cardiovascular recurrente a 365 días, en los que sobrevivieron ese lapso sin un evento cardiovascular recurrente, el
riesgo permaneció igualmente elevado, uno de cada cinco pacientes experimento un nuevo evento, la gravedad de la
EAC se mantuvo como el factor más crítico para eventos cardiovasculares recurrentes tanto antes como después de
los primeros 365 días. A mayor número de vasos comprometidos mayor riesgo de eventos.
1.1 LIPÍDICO
Uno de los pilares fundamentales del control de riesgo residual, es el lipídico. Los factores de riesgo cardiovasculares
(FRCV) no tradicionales de mayor interés clínico, relacionados con el perfil lipídico y metabólico, incluyen:
apolipoproteína A (ApoA), apolipoproteína B (ApoB), lipoproteína a (Lpa), partículas de lipoproteína de baja densidad
(LDL), el número de partículas de LDL, triglicéridos, HDL, colesterol no HDL, factor de necrosis tisular/tumoral alfa
(TNF-α) y ácido úrico. Pacientes con valores de LDL controlados y triglicéridos mayores a 150 mg/dl presentaban
mayor incidencia de aterosclerosis no coronaria. También se demostró que los remanentes de colesterol, asociado a
sobrepeso y edad, aumentan el riesgo. El tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ha experimentado un
progreso sin precedentes en las últimas décadas. Hubo avances críticos en el reconocimiento y tratamiento de los
principales factores de riesgo tradicionales para enfermedad aterosclerótica, entre ellos niveles elevados de
lipoproteína de baja densidad (LDL)-colesterol, uno de los principales impulsores de aterosclerosis. Un enfoque
centrado en LDL para la reducción del riesgo, con estatinas, demostró beneficios en prevención primaria y secundaria
durante décadas, lo cual disminuyó categóricamente ECV. Mayor disminución de valores de LDL-C en ensayos con
ezetimibe (EZT) (Reducción mejorada de resultados: Vytorin Efficacy International Trial (IMPROVEIT), se añadió EZT a
simvastatina (40 mg) en pacientes luego de un SCA, un total de 18144 pacientes fueron aleatorizados a estatina o
estatina más EZT, a 7 años se registraron menos eventos en el grupo que tomó simvastatina más ezetimibe (32,7
frente a 34,7%) (p=0,016). El LDL-C promedio durante el estudio fue 70 mg/dL en el grupo de simvastatina y 55
mg/dL en grupo EZT más simvastatina. El ACV isquémico se redujo en un 21% (P= 0,008).
Recientemente, una nueva clase de fármacos, los inhibidores de PCSK9, que se dirigen a una proteína (PCSK9)
implicada en el control del receptor de LDLR han encontrado su espacio en las estrategias de prevención. Los
inhibidores PCSK9 evolocumab y alirocumab reducen los niveles de LDL-C en un 60% y, cuando se agrega a la terapia
con estatinas, disminuyen el riesgo de eventos vasculares mayores. Se completaron dos estudios principales: the
Further Cardiovascular Outcomes Research with PCSK9 Inhibition in Subjects with Elevated Risk (FOURIER) and the
Evaluation of Cardiovascular Outcomes After an Acute Coronary Syndrome During Treatment with Alirocumab. En el
ensayo FOURIER, 27564 pacientes con aterosclerosis CV y niveles de LDL-C de 70 mg/dL o más que estaban
recibiendo tratamiento con estatinas, fueron asignados al azar para recibir evolocumab o placebo. La asignación a
evolocumab redujo la mediana C-LDL de 92 mg/dL al inicio a una media de 30 mg/dL a las 48 semanas. Después de
una mediana de seguimiento de 2,2 años, el tratamiento con evolocumab redujo significativamente el punto final
primario compuesto de muerte CV, IAM, ACV, hospitalización por angina inestable o revascularización coronaria) en
15% [riesgo (HR) 0,85, IC 95% 0,790]. En el ensayo FOURIER, la asignación a evolocumab no redujo el riesgo de
mortalidad CV (HR 1,05, 95% IC 0.88 - 1.25) o mortalidad por todas las causas. El ensayo ODYSSEY Outcomes
aleatorizó a 18924 pacientes después de una hospitalización por IAM o angina inestable, tratados con estatinas, y con
LDL-C ≥70 mg/dL), colesterol no HDL ≥100 mg/dL), o ApoB ≥80 mg/dL, para recibir inyecciones de alirocumab o
placebo equivalente. El alirocumab redujo el C-LDL basal medio de 292 mg/d a 48 mg/dL a 12 meses. Con una
reducción relativa del 15% en el resultado primario de muerte por cardiopatía coronaria, IAM no fatal, ACV isquémico
o angina inestable que requiere hospitalización) (HR 0,85, IC del 95 % 0,780), después de una mediana de
seguimiento de 2,8 años. Aunque hubo una reducción significativa en la mortalidad por todas las causas en el ensayo
ODYSSEY, no se observó un efecto significativo sobre la muerte CV. Otro estudio que evaluó Alirocumab fue el
PACMAN-AMI, con 300 pacientes con IAMCEST, sometidos a angioplastia coronaria, con lesiones del 20-50% en vaso
no responsables; se observó en el grupo alirocumab disminución de volumen de placa, tanto en porcentaje de
volumen de ateroma, y grosor mínimo de capa fibrosa, ambos evaluados mediante OCT (tomografía de Coherencia
óptica) e IVUS (ultrasonido intravascular). La combinación de estatina y evolocumab después de un SCAST produce
cambios favorables en la aterosclerosis coronaria compatibles con estabilización y regresión de la placa. Esto
demuestra un mecanismo potencial para los mejores resultados clínicos observados al lograr niveles muy bajos de
LDL-C después de un SCA (Imágenes de placas coronarias en participantes tratados con evolocumab)12. En otro
ensayo en pacientes con IAM, la adición de alirocumab subcutáneo cada dos semanas, en comparación con placebo,
a la terapia con estatinas de alta intensidad resultó en una regresión de placa coronaria significativamente mayor en
las arterias no relacionadas con el infarto después de 52 semanas. Con niveles más bajos de LDL, se pueden
estabilizar y producir regresión de placas vulnerables. En cuanto al manejo de valores de triglicéridos, existe
evidencia del estudio REDUCE IT con Icosapento de Etilo (ester purificado de Omega 3), vs placebo, el cual redujo la
incidencia de episodios isquémicos en pacientes con valores de triglicéridos elevados. La misma droga, demostró
disminución del tamaño de placa aterosclerótica inestable (placas de baja atenuación por tomografía coronaria),
según estudio EVAPORATE.
El ácido bempedoico demostró reducción de LDL colesterol, con baja incidencia de síntomas a nivel muscular en
pacientes intolerantes a estatinas. El ensayo CLEAR Outcomes con 14000 pacientes mostro reducciones significativas
con 180 mg diarios, disminuyendo los niveles de LDL hasta en un 25%. Esto si bien es menor que los resultados en
pacientes tratados con estatinas o inhibidores de PCSK9, podrían ser una opción en intolerantes a estatinas.
Inclisiran es la primera terapia basada en un ARN de interferencia pequeño (ARNip), que actúa inhibiendo la síntesis
de la proteína PCSK9 específicamente en el hígado y disminuye los niveles de colesterol LDL. Por su mecanismo de
acción, es considerado dentro del grupo de terapias inhibidoras de PCSK9. Los estudios pivotales que dieron origen a
la aprobación de inclisiran en el mundo y Argentina fueron los estudios de fase III: ORION-9, ORION-10 y ORION-11;
éstos evaluaron la eficacia y seguridad de inclisiran en pacientes con Hipercolesterolemia Familiar, ECVA y ECVA o
riesgo equivalente, respectivamente, con una administración subcutánea de inclisiran al momento basal, a los 3
meses y luego cada 6 meses. Los resultados de los estudios pivotales demostraron reducciones de colesterol LDL del
52% aproximadamente y un perfil de seguridad bien tolerado, similar a placebo. Los estudios recientemente
publicados de extensión abierta a largo plazo, ORION-3 y ORION-8, han demostrado la eficacia sostenida de 4 y 6,8
años, con un perfil de seguridad bien tolerado20. En tanto se aguardan los resultados de los estudios ORION 4 y
Victorion 2 Prevent, que evalúan la reducción de eventos cardiovasculares en 30.000 pacientes; se publicó
recientemente un subanálisis que presenta evidencia preliminar de los beneficios potenciales para la reducción de
MACE de inclisiran. Actualmente está aprobado en Argentina, como complemento a la máxima dosis tolerada de
estatinas o para pacientes intolerantes, que no llegan a las metas de colesterol LDL3. Está disponible en la República
Argentina, y hay suficiente evidencia para su uso en pacientes con enfermedad cardiovascular demostrada,
enfermedad vascular periférica y antecedente de ACV isquémico de causa no embólica. Es muy bien tolerado. Su uso
conlleva un importante descenso del colesterol, de eventos cardiovasculares, con comodidad de aplicación cada 6
meses y almacenamiento a temperatura ambiente.
Los ensayos han demostrado consistentemente que niveles de colesterol (LDL-C) más bajos después de un SCA están
asociados con tasas más bajas de eventos CV. El objetivo de tratamiento para prevención secundaria consiste en
reducir el C-LDL a <55 mg/dl y lograr una reducción ≥50% del LDL-C desde el inicio. Para pacientes que experimentan
un segundo evento CV dentro de 2 años (no necesariamente del mismo tipo como primer evento), aparece un
objetivo de LDL-C de <40 mg/dl para conferir un beneficio adicional. Despues de un SCA, se debe iniciar un
tratamiento hipolipemiante lo antes posible, para obtener beneficios pronósticos y aumentar la adherencia despues
del alta. Se recomienda una estatina de alta intensidad con un inhibidor de PCSK9, iniciado durante la hospitalización
por SCA en pacientes que no alcanzaron su objetivo de LDL-C a pesar de estar tomando estatinas y ezetimibe antes
del ingreso.
Por otra parte, es importante mencionar la importancia de apoB como marcador de riesgo aterogénico, ya que en el
subendotelio participa en la iniciación de la aterogénesis dando, a través de una cascada metabólica, remanentes de
LDL y VLDL. Para su cuantificación se podría usar el criterio SCORE, que permite categorizar el riesgo según valores de
LDL, colesterol no HDL y apoB para mejorar la estratificación de riesgo, aunque los valores de corte aún no están
avalados por estudios de corta aleatorizados.
1.2 TROMBÓTICO
La terapia antiplaquetaria dual (TAPD), con aspirina e inhibidor de P2Y12, es un pilar fundamental del tratamiento
hasta 1 año después de la intervención coronaria percutánea (ICP). Sin embargo, el beneficio de extender la TAPD
más allá de los 12 meses se ve contrarrestados por un mayor riesgo de sangrado mayor (pero no fatal), como lo
demuestra el estudio PEGASUS-TIMI 54.
El estudio THEMIS13 (The Effect of Ticagrelor on Health Outcomes in Patients with Diabetes Mellitus Intervention
Study), y su sub-estudio en pacientes con intervención coronaria percutánea previa (ICP) o derivación coronaria,
THEMIS-PCI, buscó identificar poblaciones que obtendrían un mayor beneficio de la TAPD. En pacientes con
enfermedad coronaria estable y diabetes, la adición de ticagrelor a aspirina condujo a una reducción en el IAM. No
hubo diferencia en la muerte cardiovascular, pero la incidencia de sangrado mayor según los criterios TIMI fue mayor
en el grupo de ticagrelor más aspirina. Es interesante destacar que ticagrelor mejoró el beneficio clínico neto en
pacientes con antecedentes de ICP (por ejemplo, aquellos que probablemente hayan recibido TAPD anteriormente).
A pesar del uso apropiado de antiplaquetarios, generalmente con aspirina, el riesgo de aterotrombosis y eventos
cardiovasculares subsiguientes permanece. Por ejemplo, en la Colaboración Antitrombótica de Ensayos
(Antithrombotic Trialists' Collaboration), que incluyó 16 ensayos aleatorizados de prevención secundaria con 17,000
pacientes, la aspirina redujo el riesgo de eventos vasculares graves, este punto final ocurrió en 6.7% de pacientes, en
comparación con 8.2% en el grupo placebo. Como resultado, existe interés en identificar pacientes que se
beneficiarían de una intensificación de la terapia antitrombótica o anticoagulante. Dos ensayos han demostrado la
utilidad de añadir anticoagulación a baja dosis a la terapia antiplaquetaria: el ensayo ATLAS ACS 2-TIMI 51 (Terapia
Anti-Xa para Reducir Eventos Cardiovasculares en Adición a la Terapia Estándar en Sujetos con Síndrome Coronario
Agudo - Ensayo TIMI de Infarto de Miocardio 51), con rivaroxabán a baja dosis (2.5 o 5 mg dos veces al día) después
de un evento cardiovascular, demostró una reducción del 16% en el riesgo relativo de eventos cardiovasculares
adversos mayores. Sin embargo, este beneficio se vio compensado por un aumento en el sangrado mayor (2.1% vs.
0.6%, p<0.001) y en el sangrado intracraneal. COMPASS (Resultados Cardiovasculares para Personas que Utilizan
Estrategias de Anticoagulación) rivaroxabán a baja dosis junto con aspirina, en comparación con aspirina sola,
condujo a una reducción del 24% en el resultado primario y del 22% en el resultado de beneficio clínico neto
(compuesto por el resultado primario, sangrado fatal y sangrado sintomático en un órgano o área crítica), sobre todo
en poblaciones con cardiopatía isquémica crónica y enfermedad vascular periférica.
1.3 INFLAMATORIO
En aterosclerosis, la inflamación es un componente importante y un mecanismo fisiopatológico critico en su
desarrollo. El componente inflamatorio puede ser evaluado con marcadores como: Proteína C Reactiva de alta
sensibilidad (PCR as), homocisteína e interleuquina I (IL-1). Los agentes antiinflamatorios pueden tener un rol
importante en disminuir los eventos cardiovasculares (CV) independiente de los FRCV tradicionales. Sin embargo, los
estudios que evaluaron, hasta el momento, estas drogas, han obtenido resultados disímiles.
Uno de los primeros estudios que presentó la hipótesis de la inflamación como patogénesis de la aterosclerosis fue el
ensayo CANTOS, que demostró la reducción directa de ésta con Canakinumab, un anticuerpo monoclonal que
neutraliza la IL-1 y también podía reducir la tasa de eventos CV, marcando los primeros resultados de fase 3 que
validaron la inflamación como objetivo viable para prevenir la enfermedad CV. Con esta publicación, los médicos
obtuvieron evidencia definitiva que atacar la inflamación es favorable para la prevención secundaria de la
enfermedad CV, y que este beneficio es independiente del perfil lipídico del paciente. A partir de sus resultados
surgieron estudios con otras drogas antiinflamatorias, incluido el metrotexato a bajas dosis, por ejemplo, en el
Cardiovascular Inflammation Reduction Trial la colchicina en los ensayos LoDoCo 2 y COLCOT.
La colchicina tiene propiedades antiinflamatorias al alterar la quimiotaxis y fagocitosis mediadas por células
inflamatorias, e inhibir la polimerización de microtúbulos. Además, también disminuye la expresión de moléculas de
adhesión con reducción de citoquinas. Es metabolizada por el citocromo P450 3A4 y glicoproteína “p” a nivel
hepático. Las dificultades de esta droga son varias, es propensa a interacciones farmacológicas porque en su
metabolización interviene el citocromo P450 3A4; también se considera que es una droga con índice terapéutico
estrecho, dado que puede provocar efectos adversos graves.
El primer ensayo para evaluar la eficacia de colchicina en prevención secundaria en pacientes con SCA fue el estudio
COLCOT, el criterio principal de valoración de muerte por causas CV (IAM, paro cardíaco reanimado, ACV u
hospitalización urgente por angina que condujo a revascularización coronaria) se produjo en 5,5% de pacientes, en
comparación con 7,1% en el grupo placebo (p=0,02). Estos resultados se debieron principalmente a reducciones en la
incidencia de ACV y, fundamentalmente, hospitalización de urgencia por angina que requirió revascularización
coronaria.
Los estudios que evaluaron la colchicina en prevención secundaria excluyeron pacientes con aclaramiento de
creatinina <50 mL/min, también se limitó la duración a poco más de 2 años. Dada su larga vida media y estrecha
ventana terapéutica y grado de dependencia de la función renal para la depuración, se debe evitar el uso en
pacientes con enfermedad renal avanzada (eGFR, <30 mL/min/m2); además, es metabolizada por el P450 3A4 y es
sustrato de la glicoproteína “P”, que requiere una cuidadosa evaluación de las interacciones farmacológicas.
El LoDoCo2 trial (Colchicine Reduces Risk of Major Cardiovascular Events in CCD) tuvo como objetivo validar
colchicina en dosis bajas para prevención secundaria, en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica
(ASCVD) clínicamente estables, que habían mostrado riesgo reducido de eventos CV recurrentes en el grupo que
tomaban colchicina 0,5 mg/d en comparación con placebo. El criterio principal de valoración fue una combinación de
enfermedades CV, muerte, IAM espontáneo, ACV isquémico o revascularización por isquemia, que ocurrió en el 6,8%
de pacientes en el grupo de colchicina en comparación con el 9,6% en el grupo placebo (p<0,001). A pesar de los
resultados positivos, el estudio mostró una tendencia hacia un mayor riesgo de muerte por causas no CV en el grupo
de colchicina.
La hiperhomocisteinemia es uno de los factores de riesgo no convencionales relacionados con inflamación. Liu et al
demostraron que la prehipertensión y la hiperhomocisteinemia presentes en forma conjunta, fueron factores de
riesgo independiente de aterosclerosis subclínica en asintomáticos, su tratamiento puede contribuir a disminuir la
incidencia de enfermedad CV.
Piazzolla et al observaron que sus resultados destacan un vínculo entre equivalentes metabólicos (MET) e
hiperhomocisteinemia y un efecto directo de hiperhomocisteinemia en el proceso aterogénico durante el síndrome
metabólico (SM). La corrección temprana de los niveles de ácido fólico puede contribuir a prevenir complicaciones
CV en pacientes con SM.
Respecto a los marcadores de inflamación, un estudio multicéntrico prospectivo de Denegri et al mostró que
pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) y SCA presentaban signos aumentados de inflamación humoral,
no inflamación celular, y persistía a largo plazo, asociado con una mayor tasa de eventos adversos CV mayores
(MACE), muerte CV e isquemia de las extremidades, en comparación con aquellos sin inflamación, mientras que el
sangrado mayor no difirió. La PCRus fue persistentemente más elevado en el seguimiento a 1 año, lo que refleja el
riesgo residual inflamatorio, al igual que niveles más altos de tirosinquinasa 1 soluble (receptor 1 del factor de
crecimiento vascular, Flt-1), nuevo marcador de angiogénesis, cuya inhibición en modelos animales suprime la
inflamación e inhibe el crecimiento de la placa aterosclerótica. Por el contrario, los neutrófilos, linfocitos y su relación
(N/L) no difieren entre grupos. Los resultados sugieren que en esta población la inflamación humoral, juega un papel
importante en la progresión de la aterosclerosis, la desestabilización de placa y los MACE.
Los procesos infecciosos como influenza, neumonía pneumocócica y COVID-19 son factores que contribuyen a MACE
y muerte por todas las causas, especialmente en pacientes con SC. Los mecanismos por los cuales las infecciones
aumentan los eventos CV están relacionados con mediadores proinflamatorios, estimulación del sistema simpático y
activación de la cascada de coagulación que pueden causar ruptura de las placas ateroscleróticas vulnerables.
Lewaski et al en su editorial sobre empaglifozina (SGLT2), inhibidores del cotransportador de sodio y glucosa tipo 2,
resaltó su impacto potencial en SCA sobre la respuesta inflamatoria, preservando la función endotelial, reduciendo el
infiltrado de células proinflamatorias en el tejido miocárdico y atenuando efectos adversos durante el remodelado
post-infarto; en base a estos hallazgos la pregunta es ¿tendrá, también, impacto en el SCC?
En conclusión, el riesgo residual inflamatorio aún está en investigación. A pesar de que numerosos trabajos con
marcadores de inflamación y drogas antiinflamatorias demostraron su rol pronóstico, y mostraron su eficacia en la
prevención secundaria de estos pacientes, estos resultados no se ven reflejados en las guías, ya que colchicina ha
sido la única recomendada en este escenario.