LyE Nº29
LyE Nº29
LyE Nº29
ESTUDIOS TRADICIONALES
DIRECTOR
Germán Francisco Pérez
CONSEJO DE REDACCIÓN
Alberto Gallardo
Manuel Rull
EDICIÓN
ASOCIACIÓN CULTURAL MERU
Apartado de Correos 29.257
08080 Barcelona
LyEmeru@gmail.com
Teléfono: 93 117 34 64 - 647 537 262
ISBN: 978-84-614-5277-4
3
Letra y Espíritu
nº29
Diciembre 2010
SUMARIO
Editorial..............................................................................................................5
SHEIJ TÂDILÎ
La vida tradicional, es la sinceridad................................................................12
IBN ARABÍ
Las categorías de la Iniciación........................................................................46
JEAN-MICHEL MATHONIÈRE
Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Pasantes
Talladores de Piedra........................................................................................62
Reseñas de libros..............................................................................................88
4
EDITORIAL
5
Sheij Tâdilî, fotografiado poco antes de su fallecimiento
Nacido entre el año 1867 y el 1869, Sidi Muhammad ben Ali et-
Tâdilî estudió el Corán en Rabat, su ciudad natal, hasta la edad de 15
años. Después partió a Fez, donde prosiguió a fondo sus estudios en la
célebre Universidad Qarawiyin, aprendiendo todo lo que allí era posible
aprender: exégesis y ciencia coránica, ciencia del hadîth o de las tradi-
ciones que remontan al Profeta Muhammad, ciencias tradicionales... Tras
sus estudios se le encuentra en la ciudad de Settat, donde ejerce la fun-
ción de Imám en una mezquita, y es en esta ciudad donde también cono-
cerá a un notable de la ciudad que le dará en matrimonio a su hija. En
este periodo de su juventud siente ya la necesidad de buscar un Sheij
1 Algunas informaciones de esta biografía se encuentran en el capítulo dedicado al
Sheij Tâdilî en la obra Al Maasul escrita por el estudioso Sidi Muhtar Susi, hijo del
Sheij Ali Susi, quien dice haberlas recibido directamente del Sheij Tâdilî o de los foqarâ
que le conocieron. Otras informaciones provienen de los manuscritos del Sheij, de
fuentes orales, o de cartas privadas. Finalmente debemos agradecer a Sidi Abdel Jalil
Tadili, que se ocupa de la zâwiyah de su padre, el Sheij Muhammad Tadili, por la ayuda
que nos ha ofrecido en la preparación de esta biografía y por habernos otorgado la
autorización para publicarla.
7
Algunos elementos biográficos sobre el Sheij Muhammad ad Tâdilî
8
A propósito de este episodio el Sheij declaró más tarde: “com-
prendí entonces cuánto se preocupaba mi sheij de mi persona”. Cuando
finalmente regresó a Settat, a duras penas podía reconocer a su hijo, al
que había dejado recién nacido siete años atrás. Más tarde aparece
desempeñando una función de responsabilidad en Casablanca hasta la
entrada de los franceses en Marruecos, momento en el que se dirige a El
Jadida, donde emprendió actividades comerciales. No obstante, su traba-
jo no le impidió participar en las reuniones de foqarâs, donde impartía
lecciones, ya en Casablanca ya en otras ciudades de Marruecos, invitado
por los responsables de las zâwiyahs para que enseñase la Vía espiritual.
Los sabios y los notables de Fez quisieron abrirle una zâwiyah para que
ejerciese su función de enseñanza, pero lo rechazó.
9
escribirá en uno de sus poemas, fue el más pesado.
nombres.
10
Hégira (1953 de la era cristiana). Fue enterrado en una habitación de su
vivienda y su tumba es visitada por aquellos que conocen el valor de este
gran Sheij que supo realizar en sí la Doctrina de la Unidad. Para finalizar,
a mado de síntesis, reproducimos la descripción que de ella nos dejó:
11
Representación del Profeta Muhammad orando frente a la Kaaba
La vida tradicional, es
la sinceridad
SHEIJ TÂDILÎ
12
BREVE NOTA INTRODUCTORIA
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La vida tradicional, es la sinceridad
Entre las cualidades de los Çufîs -que vosotros sois - figura pues
la nobleza de carácter que ha enseñado por amor a su pueblo el Verídico,
el Digno de Fe -¡sobre él las bendiciones de Allâh!- en estos términos:
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Sheij Tâdilî
“Aquellos de entre vosotros que me son más queridos y que serán los que
estén más cerca de mí al lado de Allâh, el Día de la Resurrección, son los
mejores por el carácter, aquellos que son constantes en la solicitud por
sus amigos, aquellos que frecuentan (a sus hermanos) y que son frecuen-
tados (por ellos)”. Según otra tradición, ha dicho -¡sobre él las bendicio-
nes de Allâh y la paz!-: “El creyente es un amigo íntimo (alûf) que se ve
con frecuencia (mâluf). No hay bien para aquél que no frecuenta (a sus
hermanos) y no es frecuentado (por ellos)!”.
Las cualidades de carácter del çûfî hacen que, cuando tú estás irri-
tado con él, él te responderá con ecuanimidad; y si tú actúas mal hacia él,
él te hará el bien, siguiendo el hadîth: “haz el bien a aquel que te ha
hecho el mal”.
Las cualidades del carácter del çûfî hacen también que siempre
vea (a la gente) con alegría en los ojos.
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La vida tradicional, es la sinceridad
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La vida tradicional, es la sinceridad
más tarde lo que ha perecido para ti entonces, el momento que hayas ele-
gido para saldar su deuda te imprecará y te dirá: “Yo, no he sido creado
para nada. Busca otro momento libre. Si lo encuentras, ¡cumple lo que
debes hacer! Pero no lo encontrarás”. Por ello se dice: “El tiempo, es lo
que vives en el presente. No es ni pasado, ni futuro”.
El empleo del tiempo del faqîr será bien el dhikr, bien la acción
de gracias (shukr), bien la meditación (tafakkur); y lo que permitirá al
faqîr preservar sus instantes es el rechazo de la frecuentación de los pro-
fanos (ahdâth), puesto que su frecuentación es un veneno mortal.
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Sheij Tâdilî
y el majdhûb dirá acerca de esta cuestión: “Las criaturas son todas lumi-
nosas, y yo, veo en ellas. Ellas son los grandes velos y el acceso (a las
cercanías de Allâh) está en ellas”.
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En una palabra, la Vía de los Çufîs es Vía de Unión (jam); sus res-
piraciones y sus costumbres son la amistad en la Unión (al-ulfah-fil-jam).
Puesto que la Unión es el principio de la existencia y el principio de
aquello que se diferencia en todos los mundos (ma tafarraqa fil-awâlim
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La vida tradicional, es la sinceridad
kullihâ). Los Çufîs la buscan, pues provoca el total de los grados (maqâ-
mât) de la Vía, sus manifestaciones (mazâhir) y sus estados transitorios.
El Altísimo ha dicho:
24
Sheij Tâdilî
El faqîr que posee la voluntad, está rodeado por las sorpresas del
amor (bawâdihul-mahabbah); puesto que la naturaleza profunda del
amor es (ser) un fuego que devora a todo lo demás (que no sea el Amado)
y que hace desaparecer los límites (âl-athâr). El compañero del amor
llora de deseo ardiente por volver a encontrarse con los hermanos; y el
temor de abandonarlos le hace llorar también: en cualquiera de los dos
casos no encuentra reposo alguno. Es este el amor (mahabbah) al que
hace alusión el gran Sheij al-Hâtimî cuando decía en dos de sus versos:
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La vida tradicional, es la sinceridad
camente en tanto que duren de una parte y de la otra los regalos y las ala-
banzas; pero si uno de ellos cesa los dones, las relaciones amistosas
(muwâçalah) y las alabanzas, el otro responderá con (un cambio) aún
más radical.
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Sheij Tâdilî
Sabed -¡que Allâh nos sea útil, a vos y a mí!- que aquel cuyo amor
sobrelleva el esfuerzo en su marcha (sayr) y su viaje (iniciático) (sulûk),
es escogido, (muj-tabâ) y que aquel cuyo esfuerzo domina (por el con-
trario) es llevado (munâb); el Altísimo ha dicho “Allâh escogió para Él
aquellos que Él quiso y a aquellos que Él lleva”. La Elección y el Retorno
son dos grados eminentes en la Vía de los iniciados (al-qawn) ; en cual-
quier caso, el compañero de Elección vuela en sus ahwâl y en su traba-
jo, mientras que el compañero del Retorno camina. Y con toda seguridad,
¡hay una cierta diferencia entre caminar y volar!
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La vida tradicional, es la sinceridad
Allâh ha dicho sobre este caso: “El hombre no tendrá otra cosa que lo que
haya ganado, su esfuerzo será apreciado, será recompensado por la
Recompensa muy escrupulosa”, es decir, por el Paraíso, llamado “la
Residencia de la Recompensa”.
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Sheij Tâdilî
Los Sheijs Perfectos (Kummâl) de los Çufîs están entre los awlî-
yâ. Ellos dirigen, en su conformidad (a la norma), lo creado por la
Verdad, por debajo del Profeta, puesto que son los Khalîfas quienes se
modelan, en sus palabras, sus actos y sus estados (ahwâl), a los Khalîfas
que fueron Compañeros del Profeta -¡sobre él las bendiciones y la paz!
como aç-Ciddîk, al-Fârûq, Uthmân ibn Affân y Seyidnâ Alî -¡Allâh esté
satisfecho de todos ellos!
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Sheij Tâdilî
Tal como indica su nombre, los estados transitorios, cada vez que
se producen, cambian y no duran. Por ello se ha dicho:
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La vida tradicional, es la sinceridad
Aquel que dice: “Guárdate de decir: ¡yo soy Él!” está en su per-
dición y en un maqâm de división. Aquél que dice: “¡Evita ser otro que
Él!” está en un maqâm de Unión, de Gusto (dhawq) y de Desvelamiento
(kashf). Aquél que se encuentra en él no cesa de trabajar en él, y su ser
(dhâtuhu) se establece siempre más firmemente en la Esencia (tazîdu
tamakkunan fî-dh-dhât), también que obtiene el Poder (al-quwwah);
cuando ha sido vencido en la Totalidad pura (al-kulliyâh al-mahdah), su
maqâm se llama “extinción” (fanâ) y desaparición (ghaybah). Y cuando
desaparece de la desaparición, se le llama “Realización” (wujûd) después
del wajdân. He aquí lo que dice Junayd acerca del wujûd:
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Sheij Tâdilî
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La vida tradicional, es la sinceridad
propia individualidad por Allâh y que lo utilizan para ayudar a todos los
hermanos sin distinción y para facilitarles el acercamiento a Allâh, que
invocan al alba en la humildad y la sumisión, a aquellos, los hará alcan-
zar el objetivo, y les dará la fuerza para el esfuerzo y la firmeza en el
dhikr de Allâh.
Es del mismo modo que dicen que la visita (ziyârah) está com-
pletamente prohibida y en todos los casos. ¡A Dios no plazca! Algunos,
en el transcurso de su marcha y de su viaje, solamente han visto a los
Sheijs poner en guardia a los debutantes frente a los actos manchados por
la pasión. Estos debutantes venían a la presencia de los Sheijs sin un
corazón suficientemente armado y sin discernimiento frente a los pode-
res (karamât) de los iniciados (rijâl), a los ahwâl mezclados de atracción
(jadhb), o a las opiniones contrarias a las costumbres de las que se oye
hablar (en las reuniones sufíes). Tal es así que Zarrûq -¡Allâh se agrade
con él!-, viendo el gran número de aquellos que en su tiempo pretendían
34
Sheij Tâdilî
(ejercer la dirección espiritual), exclamó: “¡No hay Sheij tras una barba
como ésa!”, y prohibió la visita de los principiantes a causa de su falta de
madurez y de firmeza en la Vía. Algunos generalizaron esta prohibición
y dijeron que era necesario abandonar radicalmente la visita, tal como lo
querían sus pasiones. Por el contrario, la visita es el espíritu mismo de la
Vía, desde la génesis de nuestra formación, la creación de nuestros espí-
ritus y sus mutaciones (tadâwul). En el mundo de la virtualidad pura
(âlam al-khayâl al-mutlaq), igual que Allâh nos dio esta existencia, e
hizo de nuestro desarrollo una visita, renovando el pasado y confirmán-
dolo en Su palabra: “¡Oh vosotros que creéis, sed fieles a las promesas!”
y: “¡Sed fieles al Pacto!”. Él nos ha prohibido la discordia y la riña. As-
Sushtûri, an-Nâbulsî y otros Sheijs enviaban lejos a sus Compañeros, los
Bien-Dirigidos, Guías y Guiados, según el modelo de las embajadas del
Profeta, para amonestar a las gentes, enseñarles su Tradición (diyânah) y
explicarles la Doctrina de la Unidad (tawhîd) común (âmm), profunda
(khâçç) y última (akhaçç). Ellos les decían: “Id dónde queráis, y haced-
nos conocer a los demás”. Allâh ha dicho también: “¡Sed fieles al Pacto,
puesto que del Pacto se pedirá cuenta!”, etc.… Aquel que rechaza total-
mente la visita, desprecia a Allâh y a la Vía, puesto que los Sheijs (que
no se quiere visitar) son los Khalîfas que suceden al Profeta, ¡Allâh le
salude y le de la paz! Lo que él le hizo, lo hacen ellos; lo que él no ha
hecho, ellos se abstienen. Puesto que todo el bien está en la conformidad
a la Tradición (al-ibtidâ).
35
La vida tradicional, es la sinceridad
mino qadam, sobre el cual hay confusión, tiene en efecto dos sentidos;
teniendo el significado de “pie”, también es empleado corrientemente en
el sentido de “dominio en el que destaco”, de “rango elevado en algo a
los ojos de Allâh”, como en el versículo: “Ellos tienen un rango (qadam)
de amistad al lado de su Señor”. Los “dos dominios en los que destaco”
de la frase en cuestión son la sharîyâh y la haqîqah que reposan respec-
tivamente, como dos estandartes, sobre el hombro derecho y sobre el
hombro izquierdo de los awlîyâ, tal como el Profeta hizo alusión cuando
dijo: “Los justos de cada generación tienen la carga de esta Tradición”.
El término de qadam evoca claramente aquí la idea de estos dos estan-
dartes que deben llevar todos los awlîyâ de Allâh, desde el instante en el
que los reciben, hasta el último suspiro con el cual ellos salen de este
mundo. Entonces los toman aquellos que les reemplazan, y así sucesiva-
mente hasta la consumación de este mundo. Pero aquel para quien se
disipa la ambigüedad de las palabras de los awlîyâ, ha recibido la
Sabiduría; “y aquél que ha recibido la Sabiduría, ha recibido un bien
abundante”.
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Sheij Tâdilî
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La vida tradicional, es la sinceridad
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Abdul Hadi: Breve
nota biográfica
40
Sin lugar a dudas, la figura de Abdul Hadi (John Gustaf Agelii,
1864-1917) constituye un referente ineludible en la historia del esoteris-
mo occidental. Nacido el 24 de Mayo de 1864 en Sala, pequeño pueblo
minero sueco, rápidamente manifestó un talento excepcional en el campo
de las artes y las letras, así como un marcado interés por todo lo relacio-
nado con la mística religiosa. Con el tiempo, estas inclinaciones le lleva-
ron a visitar París, Colombo (Sri Lanka) y El Cairo, donde conoció a uno
de los santos musulmanes más relevantes de la época, el Sheij 'Abd al-
Rahman Ilaysh al-Kabir (1840-1921), amigo íntimo del Emir Abd al-
Qadir, y objeto de la dedicación del libro de René Guénon “El
Simbolismo de la Cruz”. Fue el Sheij Ilaysh al-Kabir quien en 1902 ini-
ció a Abdul Hadi en la orden sufí al-'Arabiyya Shadhiliyya, nombrándo-
le además Moqqadem para Europa. De vuelta en París, Abdul Hadi fundó
la Al-Akbariyya, sociedad sufí de carácter secreto para la difusión de la
obra y la doctrina de Ibn Arabi y, aproximadamente en el año 1912, con-
firió la iniciación islámica a René Guénon. Finalmente, de regreso a
Egipto, su oposición a la política británica le hizo sospechoso de ser
espía turco, siendo expulsado a España en el año 1916. Algunos meses
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Abdul-Hadi: Breve nota biográfica
Fotografías de Abdul-Hadi
42
De pie, de izquierda a derecha: Ivan Aguéli; Enrico Insabato; Abdal-
lah, criado del jerife Sharaf. Sentados: Mohammed Ali Elwi bei, intér-
prete en la legación italiana en El Cairo; jerife Sharaf de Meca, del cual
habla Lawrence en sus memorias. Extracto del catálogo de la exposición
Ivan Aguéli, Centro cultural sueco, 11 de marzo – 24 de abril de 1983.
43
Abdul-Hadi: Breve nota biográfica
esta orden es una de las más elevadas del Islam y que basa su método de
realización en buscar la “censura” (malâmah) del prójimo mostrando los
propios defectos y ocultando las virtudes, si bien esta actitud no se ha
entendido con frecuencia de un modo correcto, pues lo que se persigue
ante todo es un culto sincero y radical de Allâh, y no exageraciones gra-
tuitas en el comportamiento o actos heterodoxos.
44
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El Profeta Muhammad coloca la Piedra Negra de la Kaaba
en un manto sostenido por los notables de la Meca
Las categorías de la
Iniciación*
IBN ARABI
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Ibn Arabí
Gloria a Allah, que hace llover las aguas de las verdades supre-
mas1 desde las nubes de Su misericordia sobre los corazones de Sus san-
como “las palabras de sabiduría”, como “sentencias”, aforismos o máximas. Es, lingüís-
ticamente, ההכמהen hebreo. La forma musulmana del esoterismo no da a El-Hikmatu
el mismo valor metafísico que los Qabalistas y los Swendorgianos dan a Hokmah y a la
“Divina Sabiduría”. Er-rahmatu, que traduzco por misericordia, a falta de término
mejor, no debe tampoco identificarse con el “Divino Amor” de Swedenborg y otros
Cristianos. Admito que todas estas expresiones ofrecen grandes analogías entre ellas,
pero están lejos de ser idénticas. Ya el nombre que indica la indecible esencia del Ser
Supremo (Ed-Dhâtu o la naturaleza íntima), es decir el término Allah, implica un
binario que, sin embargo, desafía el análisis. Según algunos teólogos, Allah sería Al +
ilah, donde Al es el artículo determinante, e ilah un derivado de la raíz ALH = desear,
amar. El-ilahu significaría entonces “la precisión del deseo”, o “la voluntad
determinada”, etc. Otros teólogos afirman que Allah es un nombre artificial, un simple
tetragrama, no teniendo ninguna genealogía árabe, semítica u otra. Sin embargo, estoy
bastante dispuesto a ver en el augusto nombre un origen, si no hidjaziano, sí al menos
sud-arábico. En los dialectos que son más o menos de los hijos o los nietos del
himyarita, encontramos numerosos términos basados en ALH, que significan ser o
47
Las categorías de la Iniciación
tos; Quien fija en la tierra de sus inteligencias las gradaciones del Ser, así
como el significado de la Eternidad; de manera que distinguen, a la luz
de la vista espiritual, entre los cuerpos y los soplos de vida2, entre lo que
es accidental, sobrevenido por el tiempo, y lo que es antiguo. Gloria a Él
sea rendida, a causa de estos amplios favores. Es la magnificencia y la
generosidad. Que las oraciones de Allah3 sean para aquel a quien fueron
dadas todas las palabras (del Cielo), sobre Mohammad, sobre su familia
y sus compañeros.
existir. Incluso el abisinio Alla podría relacionarse con la subconsciente raíz sud-arábica
en el sentido de ser. Se trata de una explicación como otra, y tiene la ventaja de poner
al tetragrama Allah (ALLH en árabe) como semejante al hebraico יהוה, de = היהser.
Nos guardamos bien, por otra parte, de afirmar sea lo que sea al respecto.
Los teólogos clasifican los nombres divinos árabes en tres categorías: Dhâtuyah,
Sifâtiyah y Afâliyah. A la primera categoría no pertenece más que el nombre de Allah.
A la segunda pertenecen aquellos que indican los atributos de Allah, o sea Djalâliyah
(majestuoso) o Djamâliyah (bello). A la tercera categoría pertenecen los nombres
Kamâliyah, de Kamâl, perfección o plenitud; son todos Afâliyah, es decir relativos a la
acción de Allah (de El-filu, plural El-afâlu). Los nombres Sifâtiyah o rigurosamente
atributos se polarizan en Djalâliyah (majestuoso) o Djamâliyah (venusto) según su
relación con El-Djalâlu (majestuosidad) o El-Djamâlu (belleza), los dos aspectos del
Señor. Tenemos pues, ya, dos ternarios en el Islam: Dhât, Cifât, Afâl, y después Djalâl,
Djamâl y Kamâl, antes de que podamos hablar de correspondencias con el Amor, la
Sabiduría y la Providencia. Sin embargo, Allah se denomina a menudo Ismul-Djalâlati,
o El-Djalâlatu.
2 En-nasamu, plural de En-nasamatu, soplo de vida; en hebreo נשמה.
3 Las oraciones y los saludos de Allah sobre el Profeta o el Hombre Universal reve-
rrecciones, sino también algunas palabras ilegibles. Confieso no saber nada respecto a si hay una
o varias personas que reclaman del autor la composición de nuestro tratado.
48
Ibn Arabí
todos los órdenes del Sufismo (es decir, todos los tipos de iniciación o
todas las categorías de los grandes iniciados5), todas las vías para cono-
cer la verdad (o la distinción de élite, los favores especiales del Cielo)6.
Allah dice (en este versículo, a propósito del pacto entre El y los hom-
bres, El-baja, la Alianza, הבית, del Antiguo Testamento): “Aquellos que
regresan a Allah por arrepentimiento; aquellos que adoran; aquellos que
glorifican; aquellos que viajan; aquellos que se inclinan7; aquellos que se
postran8; aquellos que ordenan el bien; aquellos que prohíben el mal;
aquellos que velan por las limitaciones (o discreciones) que Allah ha
establecido. Anuncia a los Creyentes una dicha nueva9”.
misa.
8 Ibidem.
9 Veamos la explicación del mismo pasaje según el comentario del Corán atribuido
a Seyidi Mohyiddin, es decir su pequeño comentario que podemos encontrar en las
librerías y en todas las bibliotecas islámicas:
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Las categorías de la Iniciación
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Ibn Arabí
10 Traduzco así Es-siyâsatu, que significa: llevar las cosas a un buen fin. El primer
sentido es: conducir caballos. En los pietistas, tiene apenas el sentido de “psicoterapia”.
En el árabe moderno, esta palabra no significa más que “la política”, y más especial-
mente “el arte de ser oportunista”.
11 El-Djihadu, literalmente: el esfuerzo sagrado, es decir la guerra santa, donde los
pietistas distinguen dos especies: la pequeña y la grande. La primera es aquella que se
dirige contra los no musulmanes que atacan al Islam o al carácter religioso del mundo
musulmán. Sus leyes dependen del exoterismo y de la Shariyah. No debe ser confundi-
da con la guerra puramente política, en la cual no hay en juego ningún interés religio-
so, estando sus intereses claramente definidos por la magistratura. La guerra religiosa y
la guerra exclusivamente política siguen códigos completamente diferentes. La guerra
contra las revueltas está regulada por un tercer código, que es un modelo de humani-
dad.
La gran guerra santa es el combate espiritual que el hombre libra contra sus propios
defectos, cuando quiere conformarse a la Ley, la Vía o la Realidad Suprema, en árabe:
Es-Shariyah, Et-Tariqah y El-Haqîqah.
12 Naqîb, plural nuqabâ, de la raíz NQB que significa: (a) penetrar; (b) escrutar,
examinar; (c) reinar, es decir vigilar.
He oído a algún Israelita decir que = נקבהmujer, contiene una alusión al sexo. Es
un error. נקבהes naqîbatun, es decir el femenino árabe de nuestra palabra naqîbun, y
significa, en buen árabe: el alma, la perspicacia, el carácter. Se obtiene a menudo una
concepción más elevada de las Escrituras hebraicas tomando los términos, no en el
sentido hebreo, sino en el sentido árabe. Puesto que el árabe en general, y el Islam en
particular, son de un semitismo mucho más primordial y más puro que el de los Judios
y los Sirios.
13 Tuvo lugar en el segundo año de la Hégira. Se menciona en el Corán en nume-
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Las categorías de la Iniciación
II
rosos lugares: en el capítulo III, sura 11, suras 118-120; en el capítulo VIII, sura 5,
suras 42-43. Realza la historia hierática, y a los compañeros del Profeta en este día
memorable, Ahlu Badr, ocupando un rango muy elevado entre los primeros
Musulmanes.
52
Ibn Arabí
III
53
Las categorías de la Iniciación
decir que cada uno de ellos tiene una fórmula especial de iniciación). No
caen (en consecuencia) bajo las miradas o la vigilancia del “Apogeo
espiritual” de la época14, sino que permanecen ocultos en el maqâm
denominada “la Celda”. “El Apogeo espiritual” no los conoce y no puede
ver o juzgar su situación. Kidr (que la divina paz esté con él) es su
maestro. Es por lo que este profeta dice a Moisés (que la divina paz esté
con él): “Yo poseo una ciencia que procede de la de Allah y que tu no
puedes tener”. Ahora bien, Moisés era “el Apogeo” de la época15. (La
tradición que acabamos de citar muestra, pues, que) los “Apogeos” no
tienen absolutamente ningún conocimiento de las condiciones,
circunstancias y estados extáticos u otros de los “Solitarios”16.
mán. Desempeña a menudo con los más grandes santos el mismo papel que Gabriel con
el Profeta de Allah. Es el Océano de la ciencia esotérica. Se le representa como el dis-
tribuidor de las aguas de la vida y de la inmortalidad, y su nombre está ligado al uni-
versal e importante símbolo del pez. Su leyenda se encuentra en el Corán, capítulo
XVIII, suras 64 a 82.
16 Nota del Traductor: ver el capítulo “Apreciaciones sobre la iniciación mariana”,
unir juntos. “Inteligencia” viene de inter + legere. Sin embargo, “la Razón” sería un tér-
mino menos inexacto. Como facultad psíquica, El-Aqlu es un poco la consciencia del
hombre, y un poco la facultad de síntesis. En el orden cosmológico, El-Aqlu es la pri-
mera cosa que Allah crea. En consecuencia, todo lo que está creado después es lo
“cognoscible”. Todo aquello que está antes que ella es eterno. Consideramos ordinaria-
mente dos facultades psíquicas antes que ella: “lo oculto” y “lo oculto de lo oculto”.
18 Es-Sirr: ver La Gnose, segundo año, nº 2, página 65 [= Páginas dedicadas al Sol,
54
Ibn Arabí
Los hay también “que son la substancia misma de Aquel que ellos
invocan”. Dicen:
de atención.
55
Las categorías de la Iniciación
IV
56
Ibn Arabí
lenguas europeas han adoptado la palabra árabe con el matiz que conocemos.
24 Propium es una palabra latina que significa “lo propio”, es decir, el “yo” (Nota
del Traductor).
57
Las categorías de la Iniciación
58
Ibn Arabí
25 Ver La Gnose, segundo año, nº 3, páginas 100 y siguientes [aquí páginas 65-79]
(Nota del Traductor: esta última puntualización se refiere a la ubicación del artículo “El-
Malâmatiyah”, de su libro recopilatorio Écrits pour La Gnose, obra ya citada).
26 Es-Sakînah: lingüísticamente, es el hebreo שכינה.
27 El nombre de la segunda “estación” ha sido omitido por el copista de mi manus-
crito.
59
Las categorías de la Iniciación
28 Sobre estos tres términos, ver precedentemente, segundo año, nº 12, página 324
(nota de la página precedente) [nota 1 en la presente traducción].
60
***
61
Grabado de 1840 aparecido en una obra alemana consagrada
a los trazados geométricos arquitectónicos de la Bauhütte
62
Jean-Michel Mathonière
Renaissance Traditionnelle (Abril 2000), pp. 74-79. Aquí ha sido enriquecido con algu-
nas ilustraciones y notas suplementarias.
** N. del T.: Para evitar restar significado al término y dar pie a malinterpretacio-
nes, el traductor ha preferido mantener el original de “Compagnon” en el texto para
designar a los miembros de la organización iniciática denominada “Compagnonnage”.
Igualmente se mantendrán los adjetivos derivados del término.
63
Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
Aviñón en el siglo XVIII- después intentar captar las raíces a fin de ver
si éstas son susceptibles de conducirnos a nuevos descubrimientos docu-
mentales o, al menos, a una mejor comprensión del tema. Recordemos en
efecto que el estudio histórico de los compagnonnages sufre considera-
blemente del estado lagunal de la documentación –en lo que se refiere a
los talladores de piedra, no antecede al siglo XVII y no es verdaderamen-
te significativa más que a partir de principios del siglo XVIII.
64
Jean-Michel Mathonière
Honneur: les Compagnons Passants tailleurs de Pierre en Avignon aux XVIIIe et XIXe
siècles, ed. La Nef de Salomon, Dieulefit, 1996, 396 p. Salvo caso particular, a fin de
no multiplicar continuamente las llamadas, se ruega al lector referirse a esta obra (abre-
viación T&H) para obtener mayores precisiones en lo que concierne a las informacio-
nes relativas a los Compagnons Pasantes talladores de piedra, de Aviñón y de otros
lugares, que son evocadas a lo largo de todo el texto de “Le Serpent Compatissant”. En
efecto, no hay ninguna otra publicación, monográfica o general, a este respecto.
Precisemos también que esta obra comporta una abundante iconografía.
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
año 19962. Éstas dos familias poseen puntos comunes y quizás resulten
de una escisión en el seno de un Deber primitivo, tal como lo pretenden
algunas leyendas tardías, pero nada es menos seguro3. En cualquier caso,
tanto a causa de las lagunas documentales como para permanecer en pro-
porciones razonables, el presente estudio se funda casi exclusivamente
sobre la documentación4 que concierne a los compañeros Pasantes talla-
dores de piedra (abreviación: C. P. T. D. P., según su propio uso) y no me
remitiré más que excepcionalmente a las fuentes que conciernen a los
Compagnons Extranjeros y a otras sociedades del compagnonnage. Esta
limitación tiene también la ventaja de responder al deseo que Laurent
Bastard y yo mismo no cesamos de emitir en nuestros trabajos desde
hace algunos años, a saber, que es indispensable evadirse de las genera-
lizaciones con frecuencia abusivas que induce el empleo de la palabra
“compagnonnage” en singular – siendo las sociedades compagnonicas
múltiples y presentando de hecho sensibles diferencias, el plural se impo-
ne. Esta nueva orientación de la investigación en este dominio abando-
nado implica librarse, antes de a cualquier otra cosa, a trabajos monográ-
ficos, oficio por oficio, sociedad compagnonnica por sociedad compag-
nonnica, incluso región por región5, etc.
T. D. P. Ninguno de los documentos del siglo XVIII que comportan los archivos de
Aviñón emplea el término y aún más, si la itinerancia ocupa un lugar importante en las
preocupaciones de los Compagnons de esta época, no era para nada obligatoria ni sis-
temática. En lo que concierne a los C. P. T. D. P. del siglo XVIII, es la Recepción del
tallador de piedra en el Deber lo que abría a éste la posibilidad de viajar beneficiándo-
se del “rol”, es decir, de la asistencia fraternal de los otros C. P. T. D. P. si se los encon-
traba en el camino.
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Jean-Michel Mathonière
I. ICONOGRAFÍA
I.1 Representaciones del blasón sobre los “Rols”.
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
mático, no lleva fecha pero, por el blasón del papa reinante (Clemente XI), puede ser
datado no obstante entre 1700 y 1721. El segundo Rol, también reducido a su solo fron-
tispicio, está fechado en 1735. El tercero, completo, data de 1773. Finalmente, el cuar-
to está datado en 1782 y ha permanecido en uso, mediante la adición de hojas de per-
gamino, hasta la extinción de la Cámara aviñonesa de los C.P.T.D.P., a finales de 1869
o durante 1870.
9 Los dos Rols de París son dibujos a pluma, en tinta negra resaltada por aguas. La
mayoría del resto de Rols actualmente en donde son conocidos más que por fotografí-
as en blanco y negro, que sin embargo dejan suponer que algunos blasones son en color.
Considerando además la dificultad que hay en querer tratar de la simbólica de los colo-
res en el blasón, es en consecuencia prematuro buscar interpretar el color azur del
campo del escudo. Esta precisión no es inútil sin duda con respecto a las amalgamas
operadas entre francmasonería y compagnonnages – en efecto, los tres primeros grados
masónicos componen un conjunto que se designa bajo el nombre de “masonería azul”.
Observemos por otro lado que ello no posee a día de hoy ninguna explicación en rela-
ción a la simbólica de estos grados.
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Jean-Michel Mathonière
10 Cf. T&H, cap. “El Rol atípico de 1782”, pp. 100-119. Hemos calificado este Rol
de atípico puesto que, además de la influencia masónica que en él se manifiesta, su fron-
tispicio se adorna de una vasta composición alegórica y simbólica de la cual ningún otro
Rol conocido ofrece equivalente.
11 No habíamos conseguido identificar la naturaleza de este detalle en el momento
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
Figuran también en esta lista, de una manera más o menos distinta según los
casos (con frecuencia en viñetas aparte), los nombres de los Compagnons que
eran sedentarios en la ciudad en el momento de la renovación del Rol.
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Jean-Michel Mathonière
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
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14 Así, para dar un solo ejemplo, el faro que aparece en la emblemática de los
C.P.T.D.P. de los siglos XVIII y XIX, símbolo de la luz del Deber que guía al
Compagnon en el océano agitado y tenebroso de la vida, se ha convertido hacia 1940
en una torre de Babel. Esta substitución procede bastante probablemente de la volun-
tad, en plena Ocupación, de un retorno a las fuentes católicas del Deber por eliminación
de los símbolos tomados prestados a la francmasonería o supuestos como tales. Se
observará por otra parte que el tema de la destrucción de la torre de Babel está frecuen-
temente en la iconografía medieval y que proporciona así bastantes informaciones acer-
ca de la organización de los canteros en la Edad Media.
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Jean-Michel Mathonière
* Nota del traductor: La palabra francesa “maçon” (que aquí hemos traducido por
“masón”), designa tanto al albañil como al francmasón actuales. Quizás sea convenien-
te señalar que el uso de estos dos términos únicamente tiene sentido a partir del siglo
XVIII ya que, anteriormente a la aparición de la masonería especulativa, el oficio de
constructor se desarrollaba siempre bajo marco ritual.
15 Figura igualmente un cordón sobre la emblemata de la Prudencia que evocaré
más tarde. Se observará también, en el caso del cordón de la caña compagnonnica, que
su entrelazamiento, codificado, simboliza claramente las dos serpientes del caduceo de
Hermes, símbolo que trataré más tarde. Desde este punto de vista, el cordón del blasón
del Rol de Chalon-sur-Saône podría ser un símbolo que sustituyera al de la serpiente.
16 Los “putti” (N. del T.: motivos ornamentales con forma de niño, por lo general
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
ter arquitectónico de los libros impresos en los siglos XVI y XVII. Esto nos lleva a una
problemática estudiada más tarde, la de las relaciones entre los talladores de piedra y
los grabadores/impresores. Observemos también que el hecho de que los Compagnons
se designen entre ellos mismos cómo siendo los “hijos” de tal o cual fundador, hace el
empleo de los putti, en resumidas cuentas, muy lógico.
17 Ver a este respecto lo que más tarde se dice al tratar la emblemática “masónica”
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Jean-Michel Mathonière
cometido con respecto a este Rol en T&H (p. 89 particularmente). Laurent Bastard y yo
habíamos trabajado según antiguas fotografías en blanco y negro sobre las que no era
posible discernir la cola del 9 que viene a confundirse con el follaje que marca el títu-
lo del Rol. Desde entonces he tenido el honor de ver este Rol; su título está caligrafia-
do en tinta roja y la fecha indicada aquí no ofrece en absoluto ninguna duda.
19 Las palmas son, por así decir, reemplazadas por dos ramos de olivo en el enmar-
Rol a otro, hay aquí pues, con un intervalo de una cuarentena de años, una transforma-
ción importante. Es posible que ésta traduzca a su manera la voluntad de los C.P.T.D.P.
de París de efectuar una selección entre los Compagnons que habían sido “regularmen-
te” recibidos y los demás. en efecto, el reglamento presente sobre este Rol contiene,
concerniendo a las modalidades de la Recepción, un nuevo artículo cuyo contenido
indica que a lo largo de años anteriores tuvieron lugar Recepciones no conformes a los
usos: “Art. 11º. Para contravenir los abusos que se han [palabras ilegibles: introduci-
do desde hace un] cierto tiempo las recepciones no podrán hacerse en las ciudades que
no estén a una distancia mayor de siete leguas de un Rol y que no hubiera pasado
menos de un mes desde que los Compagnons que sirven trabajaran en ella.” Respecto
a la posible función discriminatoria de las variantes del blasón, ver más tarde lo que se
dice con respecto a las “observaciones” compangonnicas.
21 Una palma aparece no obstante, con un ramo de olivo, en el enmarcado del bla-
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hoja del registro, antes de la página del título. Se encuentra situado sobre
un dosel sostenido en el aire por tres rosas y por un “putti” y comporta el
enmarcado de palmas.
un interesante dibujo a pluma realizado más tarde (siglo XIX) sobre la página inicial-
mente dejada al lado en blanco; este dibujo, vagamente copiado del primero en lo que
se refiere al pórtico, es muy tosco y no figura el enmarcado de ramas de olivo.
26 Como en el caso del Rol de Aviñón de 1782, esta corona testimonia quizás una
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
Dibujo, 1798
dores de tierra, así como en sus sobrenombres. Si se toman conjuntamente las formas
“Corazón Bonito” con la de “Francorazón”, este símbolo toma la cabeza en el palma-
rés de los sobrenombres, por encima de “La Prudencia”; cf. T&H, p. 150.
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
sentir aquí una influencia masónica (asesinato y “resurrección” de Hiram). Por otra
parte es esto lo que parece creer François Icher, que reproduce este membrete en una de
sus obras denunciando los préstamos tomados por los Compagnons a la temática masó-
nica a principios del siglo XIX; cf. F. Icher, Les Compagnons ou l’amour de la belle
ouvrage, coll. Découvertes, Gallimard, París, 1995. Pero, a falta de conocer el blasón
del Rol de Tours anterior y la falta también de saber más en cuanto al legendario de los
C.P.T.D.P. en esta época y más adelante, sería presuntuoso pronunciarse de manera defi-
nitiva en cuanto a esta posible influencia. La Recepción de los C.P.T.D.P. se funda, al
igual que su emblemática, sobre la tradición vetero-testamentaria. No olvidemos que su
fiesta, en cuyo momento se llevan a cabo tradicionalmente las Recepciones, es la
Ascensión. Ahora bien, ¿no ha pasado Jesucristo tres días en la tumba antes de resuci-
tar y de ascender al cielo en una gran luz, dejando grabadas en la roca la huella de sus
pies? Toda iniciación es una muerte seguida de una resurrección; el asesinato de Hiram
es una formulación, pero no es la única posible.
30 En el momento de la publicación de Travail et Honneur, no habíamos consegui-
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Jean-Michel Mathonière
Général”, expresión administrativa que manifiesta el hecho de que las cartas revestidas
de este sello emanan de la asamblea de todos los Compagnons. Conforme a los usos
Compangonnicos del siglo XIX, estas cuatro letras igualmente podrían poseer una sig-
nificación más “mística”.
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
31Sobre las marcas de paso y su iconografía, cf. Jean-Louis Van Belle, Les mar-
ques compagnonniques de passage, éd. Illustra, Izegem (Bélgica), 1994.
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Iconografía y simbólica del blasón de los Compagnons Talladores de Piedra
tales como los colores florales y la serpiente. Como, por una parte, la
región de Arles ha albergado muy pronto logias masónicas, y que, por
otra parte, era entonces moda en la arquitectura la presencia de estas
panoplias representando las artes y las ciencias, etc. es extremadamente
difícil pronunciarse en cuanto al hecho de que pueda tratarse de emble-
mas compangonnicos33.
33 Este problema es tanto más complejo en cuanto que no hay que excluir que se
tratase también, en algunos casos, de emblemas masónico-compagnonnicos que serían
obra de Compagnons Extranjeros talladores de piedra -pareciendo haber cultivado muy
pronto estos últimos la doble afiliación. Así, los emblemas que adornan las claves de
los arcos de las ventanas de un palacete particular (finales del siglo XVIII o justo prin-
cipios del XIX) de Beçanson, en el 120 de la Calle Mayor (Grand Rue), plantean
muchas cuestiones. A primera vista, estas composiciones simbólicas, donde figura la
esfera entre las herramientas más o menos clásicas del tallador de
piedra/arquitecto/geómetra, evocan al compagnonnage. Tanto más en cuanto que entre
ellos figura una cabeza barracuda y coronada en la cual es ciertamente muy tentador ver
un retrato del rey Salomón –y con mayor razón dado que, precisamente, Besançon se
encuentra en una región donde sus “hijos”, los Compagnons Extranjeros, reinaban sin
competencia. El conjunto de la composición está dominado por una cabeza de mujer
coronada de flores, en la cual sería posible ver a Minerva –que frecuentemente figura
en la emblemática compangonnica. Pero se da el caso de que la historia de esta residen-
cia se encuentra algo documentada: fue la de Jacques-François-Charles Monnot, naci-
do en Besançon en 1743, que fue Inspector de finanzas antes de tomar parte activa en
la Revolución de 1789, desarrollando entonces una brillante carrera política. Y que fue
franc-masón… De hecho, si se reexaminan los emblemas en cuestión, se experimenta
un cierto malestar: no son claramente compangonnicos, pero finalmente tampoco cla-
ramente masónicos. Y esta cabeza coronada (¿Salomón?), para un revolucionario de
primera hora que conoce el exilio cuando se produce la Restauración, se mire como se
mire es extraña, tanto más en cuanto que el tema parece estar ausente de la iconografía
masónica. Quedan dos posibilidades que deberían aclararse mediante investigaciones
en archivos: ¿y si Monnot, antes de ser Inspector de finanzas, hubiera sido tallador de
piedra? No sería éste el único Compagnon en haberse desdoblado de este modo y haber
conocido otro destino. ¿Y si este palacete particular hubiera sido construido por o para
otro huésped? En todo caso, me encuentro bastante dispuesto no obstante a ver en estos
emblemas una huella de los Compagnons Extranjeros. Cf. las reproducciones y las noti-
cias publicadas en Compagnons et Maîtres d’Oeuvre, nº 280 (3er trimestre 2001) (dia-
rio de la F.C.M.B.).
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Jean-Michel Mathonière
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Reseñas de Libros
LA HORA UNDÉCIMA
Martin Lings
José J. de Olañeta, editor
Palma de Mallorca 2009. 171 págs.
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David Beda
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La hora undécima
y los Signos de los Tiempos, Editorial Paidós, Colección Orientalia, Barcelona 1997.
90
David Beda
91
La hora undécima
92
David Beda
David Beda
93
EXPERIENCIA Y TEOLOGÍA DEL
MISTERIO
San Buenaventura
Biblioteca de Autores Cristianos
Madrid, 2009. 272 págs.
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David Beda
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Experiencia y teología del Misterio
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David Beda
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Experiencia y teología del Misterio
Este primer tratado finaliza con tres capítulos en los que se realza
la unidad del Ser (Dios), el aspecto trino de su manifestación (Padre, Hijo
y Espíritu Santo) como expresión del Sumo Bien, y la unión con Dios por
Amor. En el ámbito del ser humano, para el tránsito de la perfecta unión
con Dios el hombre “necesita dejar toda operación del entendimiento, y
que el vértice del afecto sea enteramente transportado y transformado en
Dios. Pero todo esto es místico y secretísimo, algo que no lo conoce sino
quien lo recibe, y no lo recibe más que quien lo desea”, con ferviente
amor de quien espera ardientemente a conocer a su Amado. Hay una
breve referencia al no-ser, pero a pesar de la siguiente aseveración: “todo
posible3 participa en alguna manera del no-ser”, posteriormente el autor
entiende el no-ser como privación del ser, por lo que parece (al menos,
en apariencia) que el concepto metafísico del Absoluto o el Infinito,
como por ejemplo sí que podemos encontrar en Eckhart4, no lo hallamos
(o al menos no de la misma manera) en el santo franciscano.
Guénon: Los Estados múltiples del Ser, Editorial Olañeta, Mallorca 2006.
4 En el número 26 de Letra y Espíritu aparece una reseña del libro Tratados
Espirituales del Maestro Eckhart, Ignitus Ediciones & Sanz y Torres, Madrid 2008.
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David Beda
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Experiencia y teología del Misterio
terio del origen (que abarca desde el nacimiento de Jesús hasta la Última
Cena), el misterio de la pasión de Cristo, y el misterio de su glorificación
tras su muerte y resurrección. Destaca sobremanera la rigurosidad teoló-
gica empleada, así como las numerosas citas (sobre todo del Apocalipsis
y de San Anselmo) que lo acompañan. El último de los tratados, De la
vida perfecta, dirigido a monjas clarisas (según los autores especifican en
la introducción, parece que, en concreto, se dirige a Isabel, la abadesa de
Longchamp y hermana del rey San Luis de Francia), es todo un manual
de temas necesarios e imprescindibles en todo camino espiritual propio
de la vida consagrada: el verdadero conocimiento de sí mismo (a través
de la pureza interior), la humildad (o más bien diríamos la sencillez), la
pobreza espiritual, el silencio, la práctica de la oración, la perseverancia,
el recuerdo de la Pasión de Cristo y el perfecto amor a Dios como motor
de todo el camino de perfección: “Y no sólo con todo el corazón y con
toda el alma, sino ama al Señor, tu Esposo, con toda tu mente”.
David Beda
5Ver el capítulo VII (“Necesidad del exoterismo tradicional”) del libro de René
Guénon: Iniciación y Realización Espiritual, Ignitus Ediciones & Sanz y Torres,
Madrid 2007.
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TRATADO DE LA FLOR DE ORO
DEL UNO SUPREMO
Estudio introductorio de Pierre Grison
José J. de Olañeta
Palma de Mallorca, 2008. 197 págs.
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Tratado de la Flor de Oro del Uno Supremo
ción con el devenir de la historia, siempre tutelada por Maestros que han
alcanzado el conocimiento necesario para captar la unidad esencial de
todas ellas, y sincretismo, que se limita a confeccionar un puzzle con
diferentes elementos tradicionales tomados de forma fraccionaria y abor-
dados desde la superficie, desde la apariencia externa. Nunca agradece-
remos bastante a René Guènon el trabajo de disección y restauración del
verdadero sentido de numerosos términos.
102
Josefa Dorado
En definitiva nos encontramos una vez más con el paso del cono-
cimiento distintivo al conocimiento unitivo, “trabajo” que Liu-Tsu defi-
ne como la alquimia consistente en “hacer girar alrededor del corazón
celestial situado entre las cejas, la luz sobrenatural contenida en los dos
ojos”.
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Tratado de la Flor de Oro del Uno Supremo
Josefa Dorado
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Librería Pardés
www.libreriapardes.com
Tel.: 93 117 34 64
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