Berthe Morisot - La Cuna
Berthe Morisot - La Cuna
Berthe Morisot - La Cuna
El Estilo:
Claramente Impresionista. Su técnica se caracteriza fundamentalmente por grandes
pinceladas diseminadas en todas direcciones, lo que otorga a su pintura aspectos
transparentes y tornasolados. Es la pintora del blanco. Utiliza una pincelada suelta, libre,
amplia. Tiene obras en óleo y acuarela.
Berthe Morisot representa escenas intimistas, pinta un mundo femenino sereno,
atemporal, en el que presta a las escenas infantiles una mirada tierna.Sin embargo,
compartió también el gusto de sus amigos por los paisajes, las escenas de playas y las
vistas urbanas.
Destaca la representación impresionista de jardines, escenas rurales e interiores domésticos
con una pintura introspectiva, incluso melancólica, de trazos rápidos, que a veces adquieren
la ligereza de la acuarela, Morisot nos introduce de lleno en su propia intimidad, en la
delicada exploración de la femineidad. Tanto es así, que el escritor Paul Valéry afirmaba que
su pintura podría considerarse «el diario de una mujer expresado a través del color y el
dibujo».
El Impresionismo:
El Impresionismo es un movimiento pictórico que surge en Francia a finales del S. XIX en contra de
las fórmulas artísticas impuestas por la Academia Francesa de Bellas Artes, que fijaba los modelos a
seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales en el Salón parisino.
El objetivo de los impresionistas era conseguir una representación del mundo espontánea y directa.El
Impresionismo parten del análisis de la realidad. Hasta ahora la pintura reproducía un escenario en el que
ocurría un acontecimiento que conformaba el mensaje para el espectador. Ahora, se quiere que la obra
reproduzca la percepción visual del autor en un momento determinado, la luz y el color real que
emana de la naturaleza en el instante en el que el artista lo contempla. Se centrarán en los efectos
que produce la luz natural sobre los objetos y no en la representación exacta de sus formas ya que la
luz tiende a difuminar los contornos. Ven colores que conforman cosas, y esto es lo que plasman, formas
compuestas por colores que varían en función de las condiciones atmosféricas y de la intensidad de la luz.
Todo esto hace que elaboren una serie de un mismo objeto en diferentes circunstancias atmosféricas y
temporales, no les importa el objeto, sino las variaciones cromáticas que sufre éste a lo largo del día.
Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando
para ello los colores primarios (azul, rojo y amarillo) y los complementarios (naranja, verde y vio-
leta). Consiguieron ofrecer una ilusión de la realidad aplicando directamente sobre el lienzo pincela-
das de color cortas y yuxtapuestas.
Aunque los hallazgos del impresionismo francés resultaron decisivos para la pintura del S. XX, conceptos
como los de luz y color se encontraban ya en la pintura veneciana de mediados del S. XVI. Efectos que
también están presentes en obras realizadas por Hals, Velázquez y Goya. Los antecedentes inmediatos los
encontramos en los pintores como John Constable, Turner, Corot y en la escuela de Barbizón, con su apor-
tación de la pintura al aire libre.
El término impresionistas les fue impuesto de modo peyorativo por el crítico Louis Leroy al ver la obra de
Monet Impresión atardecer o Impresión sol naciente en la exposición de 1874. Lo habitual era exponer
en el Salón Oficial, pero los nuevos artistas, conocidos como "Los Rechazados", tenían que buscar lugares
alternativos donde les permitieran exhibir sus obras.
Así, la primera exposición impresionista tuvo lugar el 15 de Abril de 1874 en el Salón del fotógrafo
Nadar. Las figuras principales del movimiento fueron Eduard Manet, Degas, Claude Monet, Berthe Morisot,
Mary Cassat, Auguste Renoir, Morisot, Pisarro y Sisley.
The old track to Auvers, 1863 View of Tivoli (después de Corot), 1863
A su vez a Oudinot les presentó a Camille Corot, que junto a los pintores de la Escuela de Barbizon
influyeron en ellas de forma determinante el resto de su carrera.
Berthe pintaba tomando apuntes al aire libre de obras que finalizaba en su estudio
En 1868 hizo amistad con Edouard Manet y a través de él, conoció a su hermano Eugéne, con el que
se casó en 1874.
Desde entonces Manet y Morisot mantuvieron una estrecha relación artística durante el resto de sus vi-
das, que aumentó tras el matrimonio de Berthe con Eugène.
Berthe, junto a Camille Pisarro, fueron los dos pintores que expusieron en todas las exhibiciones
impresionistas. Sólo una dolencia de su única hija provocó su ausencia en la exposición de 1879.
Al igual que le pasó a otras muchas grandes del impresionismo, como Mary Cassatt o Marie Bracque-
mond, por su condición de ser mujeres, se las relegó a la categoría de «mujeres artistas», debido
a que en la temática de sus cuadros, primaban las escenas de la vida doméstica, deportes en el
campo y niños.
El mundo masculino, les estaba vetado socialmente, sin embargo, sus pinturas tenían muchas cosas en
común con los pintores masculinos, Degas, burgués como ella, pintaba bailarinas, carreras de caballos…
, Monet, jardines y a sus hijos.
Por todo esto, aunque actualmente sus cuadros se cotizan de forma elevada, en el mundo del arte, cual-
quiera de sus cuadros en la actualidad están valorados en más de cuatro millones de dólares, Morisot
tuvo que sufrir la discriminación por ser mujer, que era una realidad en la sociedad machista que
aún era muy fuerte a finales del siglo XIX y que infravaloraba su obra.
Su relación con los pintores impresionistas fue estrecha y frecuentes las reuniones que organizaba en su
casa con artistas e intelectuales de la época.
Su vida fue muy dolorosa en su madurez, en 1883 muere Edouard Manet, en 1892 su esposo Eugéne
y su hermana. Se encontró muy sola para criar a su hija Julie.
Tras la muerte de Édouard en 1883, organizó una exposición en su honor con la ayuda de Claude
Monet, Émile Zola y otros artistas
Cabeza de Jeannie, 1888 Retrato de Julie, 1889 Julie tocando el violín, 1893
Murió en París, con sólo cincuenta y cuatro años, el 2 de marzo de 1895 , está enterrada en el cemente-
rio de Passy de París.
En España podemos ver dos de sus obras en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid.
Contexto histórico-social
Socialmente:
El Impresionismo surge en la Francia del siglo XIX ya que esta reunía todos los aspectos necesarios
para que pudiera darse este tipo de arte tan característico. En relación al ámbito económico, Francia era
favorable al comercio y al consumo. Además, vivía una época de paz que se vio reforzada por una
serie de avances en relación a la producción industrial y esto desembocó en una creciente burguesía.
Surgieron a su vez una serie de servicios para satisfacer la demanda creciente de ciertos sectores:
como las redes de ferrocarriles, los grandes almacenes, las casas de moda, la prensa ilustrada, el
teatro, etc.
Otro aspectos significativo que favoreció a este creciente consumismo fue el mundo del arte; tanto el colec-
cionismo como aquellos trabajos que tenían una relación directa o indirecta con él. En estos momentos el
arte se convirtió en la forma más segura de inversión y ello favoreció que los grupos sociales que
más ligados estuviesen a él, fueran los que más riquezas poseían. Así mismo, las exposiciones de arte
estaban en alza; sobre todo la exposición del Salon celebrado anualmente en los campos Elíseos donde
los artistas podían darse a conocer.
Históricamente:
Tras el Imperio de Napoleón Bonaparte, durante el Segundo Imperio (1851-1870), Napoleón III, a pesar
de que quiso establecer algunas ideas y proyectos que tuvo su tío, nada pudo hacer debido al ansia de poder
que tenía y a la corrupción de su corte.
Dadas las ambiciones de poder de Napoleón, este no vio la inminente derrota que se cernía sobre su ejército
al intentar parar al ejército prusiano de Bismarck por el territorio de Alemania. Tras su derrota, no le quedo
otra salida que abdicar e irse humillado al exilio. Finalmente, se instauró la III República que fue una de
las bases para el surgimiento de los grupos impresionistas. No obstante, la III República no se consolido
en los mejores momentos de Francia ya que el ambiente reinante era el de la humillación nacional frente a
una derrota militar y el de un derramamiento de sangre innecesario.
Un aspecto a destacar es que, a pesar de que los impresionistas daban a sus obras un cierto sentido
de optimismo y positivismo, no debemos dejarnos engañar y pensar que ese era el retrato de la so-
ciedad del momento, pues no lo era ni de cerca.
3º Análisis formal:
Las formas, se diluyen por la pincelada y son descritas gracias al color. La línea apenas existe
como elemento gráfico en la obra.
Morisot utiliza en esta pintura un número reducido de colores, muy apastelados y luminosos y una
pincelada fluida. El blanco adquiere gran protagonismo, inundando la obra en contraste con el negro
(quizá influenciado por Manet) del vestido de la mujer. El azul matiza el blanco para crear sombra, respe-
tando así la teoría impresionista. El cuadro refleja una atmósfera de gran intimidad, dulzura y amor protec-
tor.
La luz parece ser natural, penetra por una ventana e ilumina de manera diáfana la escena.
La composición del cuadro, dinámica y cerrada, se basa en la diagonal formada por la mirada de la ma-
dre hacia su hija dormida y la tela de la cuna en que esta duerme. ]La diagonal queda reforzada por el
brazo izquierdo, doblado, de la madre, al cual responde el pequeño brazo, también doblado, del bebé.
Existe un sentido de lectura inducido por la mirada de la madre hacia su hijo, ambos colocados en pun-
tos de fuerza del rectángulo de tercios compositivo.
4º. Análisis técnico y de materiales:
• Materiales: de carácter permanente y eterno.
• Técnica: óleo. . Es la pintora del blanco. Utiliza una pincelada suelta, libre, amplia.
• Herramientas: aplicación con pincel.
5º Análisis iconográfico:
El tema es la Maternidad. Morisot representó en esta pintura a su hermana Edna Portillon velando el
sueño de su hija Blanche. El cuadro fue expuesto por primera vez en la primera exposición impresionista,
inaugurada el 15 de abril de 1874 en el antiguo taller del fotógrafo Nadar, en el parisino Boulevard des
Capucines. Si bien algunos críticos elogiaron el cuadro, no despertó un gran interés y Morisot no
consiguió, a pesar de sus esfuerzos, venderlo.
En 1930 fue adquirido por el Museo del Louvre. Entre 1947 y 1986 estuvo expuesto en la Galería del Jeu
de Paume, situada en el Jardín de las Tullerías y propiedad del Louvre, donde se reunieron las
principales obras del Impresionismo. Tras la creación del Museo de Orsay fue trasladado allí.
6º Análisis iconológico:
La cuna constituye la primera aparición en la obra de Morisot del tema de la maternidad, que
posteriormente sería cultivado asiduamente por la artista.[2] El lienzo revela la influencia de Édouard
Manet, pintor al que Morisot había conocido en el Louvre en 1868 y con cuyo hermano Eugène se
casaría en 1874.
Con respecto al título, La cuna, al compararlo con el de otros cuadros que representaban también a
niños durmiendo que fueron presentados en el Salón oficial, afirma Dominique Lobstein que «antes de
contribuir quizás a una revolución estética, este cuadro participa de una evolución retórica: Morisot
abandona todo pintoresquismo anecdótico y los títulos cobran una simplicidad de buen gusto, destinada
a informar inmediatamente al espectador del contenido de la obra y permitirle proyectarse como en su
propia cotidianeidad»
7º Conclusiones:
La cuna constituye la primera aparición en la obra de Morisot del tema de la maternidad, que
posteriormente sería cultivado asiduamente por la artista.2 El lienzo revela la influencia de Édouard Manet,
pintor al que Morisot había conocido en el Louvre en 1868 y con cuyo hermano Eugène se casaría en
1874.
Sin embargo, y al mismo tiempo, fue Morisot quien acercó a Edouard Manet al grupo de los
impresionistas, la joven siempre tuvo una poderosa influencia en el que sería su cuñado y para quien
actuó como musa en numerosas ocasiones.
La obra de Berthe Morisot fue a menudo criticada por tratar temas intimistas, la mayoría de ellos
relacionados con la maternidad –éste será el primero de muchos lienzos que la artista dedique a este
tema- sin embargo debemos recordar que los artistas impresionistas pintaban aquellas escenas que le
resultaban cotidianas y en las que ellos participaban o presenciaban normalmente, en este sentido Degas
plasmó un buen número de bailarinas de ballet en sus lienzos, Renoir era asiduo a las fiestas de la alta
sociedad y Monet representaba en sus lienzos la atmósfera de una estación de tren o la tranquilidad de su
propio jardín en los nenúfares.