El Búho Sabio y La Estrella Perdida

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El Búho Sabio y la Estrella Perdida

Hace mucho tiempo, en un espeso bosque donde la luna era la única guía
de luz, vivía un búho de nombre Olaf. No era un búho común; sus plumas
eran plateadas y sus ojos, dos luceros brillantes que parecían dos
pequeñas lunas. Se decía que Olaf había vivido más de cien años y, por
eso, era el más sabio del bosque. (SONIDO DE BOSQUE)

Una noche, mientras Olaf se posaba en su rama favorita, notó que algo no
estaba bien en el cielo. Una de las estrellas más brillantes había
desaparecido. Inmediatamente, supo que algo grave debía haber
sucedido.

(SONIDO DEL BUHO)

Desde las sombras, una pequeña estrella descendió llorando. Era


Benjamín, la estrella más joven del cielo. (Sollozos de niña)

 ¿Qué ocurre, pequeña estrella? – preguntó Olaf con voz


suave.

 Mi mamá, la estrella más pequeña, tan pequeña, como yo,


pero muy brillante, ha sido secuestrada por la reina de las
luciérnagas. – sollozó Benjamín.

Olaf reflexionó un momento.

-Yo buscare a la reina de las luciérnagas, que viven allá en lo más alto de
la montaña en plena oscuridad. (sonidos de misterio)

El búho emprendió el viaje hacia la Montaña Oscura. Durante su


travesía, enfrento vientos helados (sonido del viento) y serpientes
voladoras, (silbidos de serpientes) pero con su inteligencia logro superar
todos los obstáculos.

Al llegar a la cima, encontró a la reina de las luciérnagas, intentando


desbaratar la estrella que brillaba intensamente para repartirla en su
familia. La reina de las luciérnagas al verlo, gritó:
¡Esta estrella es mía! Su luz me pertenece. Necesito luz para mi familia.
Olaf, con su voz calmada y sabia, respondió:

-No puedes robar la luz de otros para iluminar tu oscuridad. Debes


encontrar tu propia luz.
La reina, confundida, miró a Olaf.

Todos tenemos una luz interna, solo debes encontrar la tuya. -

Agrego Olaf.

La voz del búho era tan suave y amorosa que convenció a la luciérnaga.

- ¿Qué debo hacer? -, pregunto la reina de las luciérnagas.


- Cierra tus ojos y búscala internamente.

La luciérnaga cerro los ojos y la encontró muy escondida en su corazón,


así que al abrir los ojos estaba iluminada con luz propia.

- ¡Qué maravilloso! -, ¡No puedo creerlo! Gracias mi querido Olaf.


Dijo la reina.
- Lo mismo debe hacer tu familia, - dijo Olaf. Y regreso al bosque.
- (sonido de bosque)

Desde esa noche, en el bosque y en la montaña se ven miles de miles de


luciérnagas brillando con su propia luz. Y Olaf, desde su rama las
observa con satisfacción, recordando que todos, con ayuda y amor,
podemos encontrar nuestra propia luz.

La reina de las luciérnagas devolvió la estrella al cielo y todos fueron


felices brillando con su luz propia.
Y colorín colorado, y colorin colorete, este cuento se ha acabete.

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