Simón Bolivar 1 Evaluación

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BIOGRAFIA DEL

LIBERTADOR SIMON
BOLIBAR

Profesora: Bachiller:
Thais Aguilar Elvis Espinoza C.I 14.827.436
Contaduría publica
Sección 3 turno nocturno
Trayecto II fase II

BARCELONA, MARZO 2024


INDICE

Contenido PAG
INTRODUCCION .................................................................................................. 3
El libertador simón bolívar........................................................................... 4
CONCLUSION .................................................................................................... 14
ANEXO................................................................................................................. 15
BIBLIOGRAFIA .................................................................................................. 16
INTRODUCCION

Simón bolívar la figura del principal catalizador de la emancipación de los


pueblos sudamericanos respecto del poder colonial español, el caraqueño
simón bolívar, se engrandece a medida que se profundiza en la colosal
empresa llevada a cabo con la ayuda de su empeño, la cual le llevó a recibir el
sobrenombre del libertador. Todo lo que hemos investigado sobre el libertador
simón bolívar nos sirve para aprender que todo debemos luchar por lo que
queremos. Todos los venezolanos esencialmente los gobernantes que llegan
a tomar el país deberían tomar como ejemplo a bolívar para luchar por la
democracia y un gobierno digno de un ser humano, portantes de su carrera
política, sus decretos y su trágica muerte. Además podemos conocer más de
ese hombre tan importante de la historia venezolana como lo es simón bolívar.
El libertador simón bolívar.

El Interés de Bolívar por la política comenzó el 10 de Mayo de 1828, y


todo esto no hubiese pasado si la mujer de bolívar no hubiese muerto porque
gracias a ello Bolívar tuvo que regresar a Europa e ir por los caminos de la
política y dejar la carrera en que estaba dedicado actualmente. Después de
despertar su interés por la política Bolívar participó en la sociedad patriótica
de Caracas de 1811. E hizo un juramento en el Monte Sacro en el cual juró
que nunca descansaría su brazo hasta que haya roto las cadenas que los
oprimían. Bolívar hizo un manifiesto en la ciudad de Cartagena en el cual
indicaba las causas de las pérdidas de la primera república y para establecer
orientaciones y medidas que debe tomar la nueva granada para evitar el
destino sufrido por Venezuela. Luego hizo una Carta conocida hoy como “La
Carta de Jamaica” en el cual expresaba la forma en que el gobierno privaba a
las personas de sus leyes y estableció que para ese tiempo el Gobierno era
independentista.

Bolívar también llegó a ser presidente de la república y en su gobierno se


dirigió en busca de la libertad de Nueva Granada con soldados llaneros y
oficiales de la Legión Británica, emprendió la „Campaña de los Andes‟, que
culminó con la derrota de Barreiro en Boyacá el 7 de agosto y dejó libre la
Nueva Granada. Bolívar también tenía sus ideas políticas para con la “Gran
Colombia”, una de ellas era la igualdad en la cual él pensaba que los
ciudadanos no fueran privados de sus leyes ni derechos y que no hubiera
privilegios para con ninguno y que no hubiera clase social. Un congreso que
debemos pasar por alto es el Congreso de angostura que se realizó en la
actual ciudad Bolívar, y que acabaría con constituir a la Gran Colombia y en el
cual en una de sus primeras sesiones se nombró a Bolívar Presidente de la
República este nombramiento gracias al un Discurso que dio llamado el
Discurso de Angostura el cual el se manifestó a favor de la Democracia y la
Libertad.

Descendiente de una familia de origen vasco que se hallaba establecida


en Venezuela desde fines del siglo XVI, y ocupaba en la Provincia una
destacada posición económica y social, Simón Bolívar nació en la ciudad de
Caracas el 24 de julio de 1783. Sus padres fuero n el Coronel don Juan
Vicente Bolívar y Ponte, y doña Concepción Palacios Blanco. Tenía tres
hermanos mayores que él -María Antonia, Juana y Juan Vicente - y hubo otra
niña, María del Carmen, que murió al nacer. Antes de cumplir tres años,
Simón perdió a su padre, fallecido en enero de 1786. La educación de los
niños corrió a cargo de la madre, mujer de fina sensibilidad, pero también
capaz de administrar los cuantiosos bienes que poseía la familia. Además de
la herencia paterna, Simón era titular de un rico mayorazgo, instituido para él
en 1785 por el Presbítero Juan Félix Jérez y Aristaguieta.

En su ciudad natal transcurrieron sus primeros años, con ocasionales


viajes a las haciendas que la familia poseía en los Valles de Aragua. En 1792
falleció doña Concepción. María Antonia y Juana contrajeron matrimonio bien
pronto, y los dos varones de la familia, Juan Vicente y Simón, siguieron
viviendo con el abuelo materno, don Feliciano Palacios, tutor de ambos. La
casona de la familia daba al frente a la plazuela de San Jacinto, en pleno
centro de la ciudad. Al morir el abuelo, Simón quedó al cuidado de su tío y
tutor Carlos Palacios. En julio de 1795, cuando cumplía 12 años, sufrió una
crisis muy propia de la primera adolescencia: huyó del lado de su tío, para
acogerse a la casa de su hermana María Antonia y de su marido, hacia
quienes sentía mayor afinidad afectiva. A consecuencia de estos hechos, que
pronto se arreglaron favorablemente, Simón Bolívar pasó algunos meses
como interno en la casa de don Simón Rodríguez (1771-1854), nacido
también en Caracas, quien regentaba entonces la Escuela de primeras letras
de la ciudad. Entre aquel genial pedagogo y reformador social, y el niño Simón
Bolívar, se estableció pronto una corriente de mutua comprensión y simpatía,
que duraría tanto como sus vidas. Rodríguez se marchó de Caracas en 1797.
Antes y después de ser alumno suyo, tuvo Bolívar otros maestros en Caracas,
entre los cuales se cita a Carrasco y a Vides, quienes le dieron lecciones de
escritura y de aritmética, a fray Jesús Nazareno Zidardia, al Presbítero José
Antonio Negrete, profesor de Historia y de Religión, y a Guillermo Pelgrón,
preceptor de latinidad. Recibió también lecciones particulares de Historia y de
Geografía que le dio don Andrés Bello (1781-1865), quien atesoraba ya en su
juventud el caudal de conocimientos que habría de conducirlo con el tiempo a
ser el primer humanista de América.

La vocación de Bolívar era el ejercicio de las armas. En enero de 1797,


ingresó como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de
Aragua, del cual había sido Coronel años atrás su propio padre. No tenía aún
14 años cumplidos. En julio del año siguiente, cuando fue ascendido a
Subteniente, se anotaba en su hoja de servicios: Valor: conocido; aplicación:
sobresaliente. El adiestramiento práctico en los deberes militares lo
combinaba Bolívar con el aprendizaje teórico de materias consideradas
entonces la base de la formación castrense: las matemáticas, el dibujo
topográfico, la física, etc., que aprendió en la Academia establecida en la
propia casa de Bolívar por el sabio Capuchino fray Francisco de Andújar
desde mediados de 1798, y a la cual asistían también varios amigos de
Simón.

A comienzos de 1799, viajó a España. En Madrid, bajo la dirección de sus


tíos Esteban y Pedro Palacios y la rectoría moral e intelectual del sabio
Marqués de Ustáriz, se entregó con pasión al estudio. Recibió allí la
educación propia de un gentilhombre que se destinaba al mundo y al ejercicio
de las armas: amplió sus conocimientos de historia, de literatura clásica y
moderna, y de matemáticas, inició el estudio del francés, y aprendió también
la esgrima y el baile, haciendo en todo rápidos progresos. La frecuentación de
tertulias y salones pulió su espíritu, enriqueció su idioma, y le dio mayor
aplomo. En Madrid conoció a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, de
quien se enamoró. A fines de 1800 pensaba en co nstituir un hogar,
asegurarse descendencia, y regresar a su país, para atender al fomento de
sus propiedades. Hubo un compás de espera: en la primavera de 1801 viajó a
Bilbao, donde permaneció casi todo el resto del año. Hizo luego un breve
recorrido por Francia que le condujo hasta París y Amiens. En mayo de 1802
estaba de nuevo en Madrid, donde contrajo matrimonio, el día 26, con María
Teresa. Los jóvenes esposos viajaron a Venezuela, pero poco duró la felicidad
de Simón. María Teresa murió en enero de 1803. El joven viudo regresó a
Europa a fines de ese mismo año, pasó por Cádiz y Madrid, y se estableció en
París desde la primavera de 1804.

En la capital del naciente Imperio Francés los placeres de una vida social,
mundana, y los estímulos de orden intelectual, comparten la atención de
Bolívar, no menos que el espectáculo fascinante de una Europa en plena
ebullición política. Frecuenta teatro, tertulias y salones, donde conoce a bellas
mujeres, pero trata igualmente a sabios como Alejandro de Humboldt y
Amado Bonpland, y asiste a las conferencias y a los cursos libres de estudios
donde se divulgan los conocimientos y las teorías más recientes. En esta
época de su vida se entrega con pasión a la lectura. Se ha encontrado de
nuevo con Simón Rodríguez, cuyo saber y cuya experiencia hacen de él un
extraordinario compañero de conversaciones, lecturas y viajes. Van juntos a
Italia, y cruzan a pie la Saboya. En Roma, un día de agosto de 1805, en el
Monte Sacro, Bolívar jura en presencia de su maestro no dar descanso a su
brazo ni reposo a su alma hasta que haya logrado libertar al mundo
Hispanoamericano de la tutela española. De nuevo se separan Bolívar y
Rodríguez. El primero, poco más tarde, asciende al Vesubio en compañía del
Barón de Humboldt y de otros científicos. Bolívar regresa a París, en donde se
afilia a una logia masónica. A fines de 1806, conocedor de los intentos
realizados por el Precursor Miranda en Venezuela, Bolívar considera que ha
llegado el momento de volver a su patria. Se embarca en un buque neutral
que toca en Charleston en enero de 1807; recorre una parte de los Estados
Unidos, y regresa a Venezuela a mediados del mismo año.

Vive ahora como un joven aristócrata, atento al fomento de sus


haciendas, y en 1808 sostiene un sonado pleito con Antonio Nicolás Briceño
por los linderos de una de ellas; pero piensa siempre en el porvenir del país.
En las reuniones que él y su hermano Juan Vicente celebran con sus amigos
en la quinta de recreo que poseen en Caracas a orillas del río Guaire, se
habla de literatura, pero también se hacen planes para la Independencia de
Venezuela.

Llega el 19 de abril de 1810. La Junta establecida ese día nombra a


Bolívar, en compañía de Luis López Méndez y de Andrés Bello, comisionado
ante el Gobierno Británico. Cumplida su misión, Bolívar regresa de Londres a
fines del mismo año. En Inglaterra ha visto el funcionamiento práctico de las
instituciones. En el seno de la Sociedad Patriótica de Caracas es uno de los
más ardientes abogados de la Independencia, que el Congreso proclama el 5
de julio de 1811. Bolívar se incorpora al Ejército, y con el grado de Coronel
contribuye en 1811, bajo las órdenes de Miranda, al sometimiento de
Valencia. En 1812, a pesar de grandes esfuerzos, no logra evitar que la plaza
de Puerto Cabello, de la cual era comandante, caiga en poder de las fuerzas
realistas por una traición. A mediados de 1812, el General Miranda capitula
ante el jefe español Domingo de Monteverde. En el puerto de La Guaira un
grupo de oficiales jóvenes, entre los cuales figura Bolívar, deseosos de
continuar la lucha, arrestan al infortunado Precursor. Pero todos los esfuerzos
son inútiles. Bolívar logra salvarse gracias a la hidalguía de un amigo suyo,
don Francisco Iturbe, quien obtiene un pasaporte para él. Se traslada a
Curazao, y luego a Cartagena de Indias, donde redacta y publica su «Memoria
dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño», uno de los
escritos fundamentales, en el cual expone ya su credo político, así como los
principios que habrán de guiar su acción en los años futuros.
Comienzan entonces sus fulgurantes campañas militares, en las cuales
alternarán victorias y reveses hasta 1818, y a partir del año siguiente
predominarán los triunfos. A la cabeza de un pequeño ejército, limpia de
enemigos las márgenes del río Magdalena, toma en febrero de 1813 la Villa
de Cúcuta, e inicia en mayo la liberación de Venezuela. La serie de combates
y de hábiles maniobras que en tres meses le condujeron vencedor desde la
frontera del Táchira hasta Caracas, a donde entró el 6 de agosto, merecen en
verdad el nombre de Campaña Admirable con que se les conoce. A su paso
por Trujillo, en junio, había dictado el Decreto de Guerra a Muerte, con el
objeto de afirmar el incipiente sentimiento nacional de los venezolanos. Poco
antes, a su paso por la ciudad de Mérida, los pueblos le habían aclamado
Libertador, título que le confieren solemnemente en octubre de 1813 la
Municipalidad y el pueblo de Caracas, y con el cual habrá de pasar a la
historia.

El período que va de agosto de 1813 a julio de 1814, la Segunda


República, es en verdad el Año Terrible de la Historia de Venezuela. La
Guerra a Muerte hace furor, y los combates y batallas indecisos, afortunados
o perdidos, se suceden unos a otros con gran rapidez. A pesar de victorias
como la de Araure, la de Bocachica, o la primera batalla de Carabobo, y de
resistencias tan heroicas como la del campo atrincherado de San Mateo y de
la ciudad de Valencia, tanto Bolívar como el General Santiago Mariño (quien
había libertado antes el Oriente del país) se ven obligados a ceder ante el
número de los adversarios, cuyo principal caudillo es el realista José Tomás
Boves. Éste triunfa en la Batalla de La Puerta (junio de 1814), y los patriotas
se ven en la necesidad de evacuar la ciudad de Caracas. Se produce una
gran emigración hacia el Oriente del país. Allí, Bolívar y Mariño ven su
autoridad desconocida por sus propios compañeros de armas. El Libertador
halla de nuevo fraterno asilo en la Nueva Granada, donde interviene con varia
suerte en las contiendas políticas internas y logra que la ciudad de Bogotá se
incorpore a las Provincias Unidas. En mayo de 1815, hallándose frente a
Cartagena, Bolívar abandona el mando para evitar el estallido de la guerra
civil.
Aislado en Jamaica desde mayo hasta diciembre de 1815, aguarda
impaciente el momento de intervenir de nuevo en la lucha. Mientras tanto,
medita acerca del destino de Hispanoamérica y redacta en septiembre la
célebre Carta de Jamaica, donde abraza con penetrante comprensión y con
visión profética el pasado, el presente y el porvenir del Continente.

Mientras que la derrota de Napoleón en Europa, y la llegada a Venezuela


de un poderoso ejército español que manda el General Pablo Morillo, infunden
nuevos ánimos a los partidarios de la causa realista, Bolívar se traslada a la
República de Haití, en busca de recursos para continuar la lucha. El
Presidente de aquel Estado, Alejandro Petión, se los proporciona con
magnanimidad. Pronto sale de Los Cayos una expedición al mando de
Bolívar, que llega en mayo de 1816 a la Isla de Margarita y pasa poco
después al Continente. Carúpano es tomado por asalto, y ahí da Bolívar, el 2
de junio, un decreto que concede la libertad a los esclavos, el cual ratificará
poco después. La expedición pasa luego al puerto de Ocumare de la Costa,
en donde Bolívar se ve separado accidentalmente del grueso de sus fuerzas,
y debe embarcarse de nuevo. Regresa a Haití, en donde organiza una
segunda expedición que llega a la Isla de Margarita a fines del año. A
comienzos de 1817 Bolívar se halla en Barcelona. Su objetivo es apoderarse
de la Provincia de Guayana, y hacer de ella la base para la liberación
definitiva de Venezuela. En julio, la capital de aquella Provincia, Angostura
(hoy Ciudad Bolívar), es tomada por los patriotas. Se organiza de nuevo el
Estado. Bolívar crea el Consejo de Estado, el Consejo de Gobierno, el
Consejo Superior de Guerra, la Alta Corte de Justicia, el Tribunal del
Consulado, y se preocupa por establecer un periódico (que aparecerá en junio
de 1818), el «Correo de Orinoco». Entre tanto, tiene que luchar no sólo contra
los españoles sino también contra la anarquía que se había insinuado en su
propio campo: en octubre de 1817, tras un juicio militar, el General Manuel
Piar, uno de los principales jefes republicanos, es fusilado en Angostura.
Hacia esos mismos días, el Libertador dicta la «Ley de Repartición de Bienes
Nacionales», que habrá de contribuir a fortalecer el sentimiento patriótico.

En 1818 la campaña del Centro se inicia bajo favorables auspicios, pues


el Libertador logra sorprender en la ciudad de Calabozo al general realista
Morillo, pero los republicanos son derrotados en el sitio de Semén. Días
después, en el Rincón de los Toros, Bolívar está a punto de morir a manos de
una patrulla realista, en plena noche. El 5 de junio está de nuevo en
Angostura. Llegan entonces un Agente Diplomático de los Estados Unidos y
un gran número de voluntarios europeos.

El Segundo Congreso de Venezuela, convocado por Bolívar, se reúne en


Angostura el 15 de febrero de 1819. Ante él pronuncia un Discurso que es uno
de los documentos fundamentales de su ideario político. Le presenta, también,
un proyecto de Constitución. Poco después emprende la campaña que habrá
de libertar a la Nueva Granada. El ejército tramonta los Andes por el inhóspito
páramo de Pisba, y tras los cruentos combates, en julio de 1819, de Gámeza
y del Pantano de Vargas, obtiene un triunfo decisivo en la batalla de Boyacá,
el 7 de agosto. Días después Bolívar entra en Bogotá. Dejando organizadas
las provincias de la Nueva Granada bajo el mando del General Santander, el
Libertador regresa a Angostura, donde el Congreso, a propuesta suya, expide
la Ley Fundamental de la República de Colombia en diciembre de 1819. Este
gran Estado, creación del Libertador, comprendía las actuales repúblicas
de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.

A estos acontecimientos que habían fortalecido la causa republicana, vino


a sumarse la Revolución Liberal que estalló en España en enero de 1820. La
situación ha cambiado. En todas partes los ejércitos de la República obtienen
ventajas. Cartagena es sitiada, Mérida y Trujillo libertadas. El nuevo Gobierno
español intenta llegar a un acuerdo pacífico con los patriotas. Los
comisionados de ambas partes firman en Trujillo, en noviembre de 1820, un
Tratado de Armisticio y otro de Regularización de la Guerra. El Libertador y el
General Morillo se entrevistan en el Pueblo de Santa Ana. Algunos meses
después, expirado el Armisticio, los ejércitos republicanos se ponen en
marcha hacia Caracas. El 24 de junio de 1821, en la Sabana de Carabobo,
Bolívar da una batalla que decide definitivamente la independencia de
Venezuela. Los restos del Ejército Realista se refugian en Puerto Cabello, que
caerá en 1823. El Libertador entra triunfador en su ciudad natal en medio de la
alegría de sus conciudadanos.

Vuelve ahora la mirada hacia el Ecuador, dominado todavía por los


españoles. Por Maracaibo se dirige a Cúcuta, en donde se halla reunido el
Congreso, y de allí a Bogotá. En 1822 dos ejércitos patriotas tratan de libertar
a Quito: Bolívar conduce el del Norte, y el General Antonio José de Sucre el
del Sur partiendo de Guayaquil. La acción de Bomboná, dada por Bolívar en
abril, quebranta la resistencia de los pastusos, mientras que la batalla de
Pichincha, ganada por Sucre el 24 de mayo, liberta definitivamente al
Ecuador, que queda integrado a la gran República de Colombia. En Quito
Bolívar conoce a Manuela Sáenz, el gran amor de los últimos años de su vida.
El 11 de julio Bolívar se halla en Guayaquil, en donde desembarca el día 25 el
General José de San Martín, procedente del Perú. Allí se abrazan y se
entrevistan los dos ilustres capitanes de la Independencia Suramericana. Lo
que conferenciaron en privado, consta en los documentos auténticos
emanados de Bolívar y de su Secretaría General. El objetivo principal del
General San Martín, que era negociar sobre el destino futuro de Guayaquil, no
pudo realizarse, puesto que la Provincia se había incorporado ya a la
República de la Gran Colombia. A mediados de 1823 la situación político-
militar del Perú se había deteriorado muchísimo. Llamado por el Congreso y
por el pueblo de aquella Nación, el Libertador se embarcó en Guayaquil el 7
de agosto y llegó a comienzos de septiembre al Callao. La anarquía reinaba
entre los patriotas. Bolívar, facultado únicamente para dirigir las operaciones
militares, se dedicó con tesón a reorganizar el ejército, dándole como núcleo
central los cuerpos que le habían acompañado desde Guayaquil. En enero de
1824 Bolívar se hallaba enfermo de cuidado en Pativilca, en la Costa del Perú,
donde recibió la noticia de que la guarnición del Callao se había pasado a los
realistas. Ante tantas dificultades, su indomable espíritu se manifestó en su
exclamación famosa: «¡Triunfar!».

Lima cae en manos de los realistas, pero el Congreso del Perú, antes de
disolverse, nombra a Bolívar Dictador -como en la antigua República Romana-
con facultades ilimitadas para salvar al país. Él acepta serenamente tan
tremenda responsabilidad. Retirado a Trujillo, trabaja infatigablemente; su
genio y su fe en el destino de América operan el milagro. Emprende la
ofensiva, y el 7 de agosto de 1824, en Junín, derrota al Ejército Real del Perú.
La campaña continúa, y mientras Bolívar entra en Lima y restablece el sitio del
Callao, el General Sucre, en Ayacucho, pone el sello definitivo a la libertad
americana el 9 de diciembre de 1824. Dos días antes, desde Lima, Bolívar
había dirigido a los gobiernos de Hispanoamérica una invitación para enviar
sus plenipotenciarios al Congreso que habría de reunirse en Panamá, el cual
efectivamente se celebró en junio de 1826.

Ha terminado la fase militar de la Independencia. El 10 de febrero de


1825, ante el Congreso Peruano reunido en Lima, Bolívar renuncia los
poderes ilimitados que le habían sido conferidos. Dos días más tarde aquel
cuerpo decreta honores y recompensas al Ejército y al Libertador, pero éste
no acepta el millón de pesos que se le ofrecían particularmente. Sale luego de
la capital para visitar a Arequipa, El Cuzco y las provincias que entonces se
llamaban del Alto Perú. Éstas se constituyen en Nación, y lo hacen bajo la
égida del héroe: «República Bolívar», se llamó la que hoy conocemos con el
nombre de Bolivia. Para el Nuevo Estado Bolívar redacta en 1826 un Proyecto
de Constitución en el cual están expresadas sus ideas para la consolidación
del orden y la independencia de los países recién emancipados.

Entretanto, una Revolución acaudillada por el General Páez -«La


Cosiata»- ha estallado en Venezuela contra el Gobierno de Bogotá, en abril de
1826. Bolívar regresa a Caracas y logra restablecer la paz a comienzos de
1827. Sin embargo, las fuerzas de disociación predominan sobre las
tendencias aglutinadoras. Bolívar se distancia más y más, política y
personalmente, del Vicepresidente Santander, hasta que sobreviene la ruptura
total. El 4 de julio de 1827 Bolívar sale por última vez de Caracas, se embarca
en La Guaira, y por la vía de Cartagena llega a Bogotá. Allí, el 10 de
septiembre, presta ante el Congreso juramento como Presidente de la
República.

La Convención Nacional reunida en Ocaña en 1828 se disuelve sin que


los diversos partidos hayan logrado ponerse de acuerdo. Bolívar, aclamado
Dictador, escapa en Bogotá, en septiembre de aquel año, a un atentado
contra su vida; poco después ha de ponerse en campaña para enfrentarse a
las fuerzas del Perú que han penetrado en el Ecuador, en donde permanece
durante casi todo el año de 1829. A pesar de estar enfermo y de sentirse
cansado, lucha por salvar su obra. A comienzos de 1830 vuelve a Bogotá para
instalar el Congreso Constituyente. Venezuela se agita de nuevo y se
proclama Estado Independiente. En la Nueva Granada la oposición crece y se
fortalece. El Libertador, cada vez más enfermo , renuncia a la Presidencia y
emprende viaje hacia la Costa. La noticia del asesinato de Sucre, que recibe
en Cartagena, le afecta profundamente. Piensa marchar a Europa, pero la
muerte le sorprende en San Pedro Alejandrino, una hacienda situada en las
cercanías de Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830. Días antes, el 10,
había dirigido a sus compatriotas su última proclama, que es su testamento
político.

Sobresalió entre sus contemporáneos por sus talentos, su inteligencia, su


voluntad y abnegación, cualidades que puso íntegramente al servicio de una
grande y noble empresa: la de libertar y organizar para la vida civil a muchas
naciones que hoy ven en él a un Padre. Sus restos mortales, traídos a
Venezuela con gran pompa en 1842, reposan hoy en el Panteón Nacional.
CONCLUSION

En el presente trabajo se logran percatar diversos acontecimientos


referentes al desarrollo de la vida y obra de Simón Bolívar,
acontecimientos que sin lugar a duda destacan hoy en día
por los criterios y la gran importancia que estos aportan para la historia y
la sociedad. Toda su obra legislativa se fundamentaba en la
igualdad de los hombres frente a las leyes. En esta búsqueda
interminable, Bolívar supo interpretar la justicia, no como la ma nera de
castigar a los hombres, sino como la fórmula de la felicidad. Se
pudo observar que Simón Bolívar fue el líder de muchas batallas, en
el cual salió victorioso en la mayoría de ellas y perdió en otras. Bolívar
concebía la educación como un instrumento de realización indispensable
en la obra del buen manejo del Estado, y el problema era educar a todo el
pueblo, por ello crea la educación pública obligatoria dirigida y orientada
por el Estado. Para finalizar Cada uno de estos hechos históricos nos
enseñan que Simón Bolívar fue un hombre de muchas virtudes y
defectos, aun así, expresaba una forma de pensar distinta al
conectar la ética con la educación y la política para la vida del
hombre, manera de pensar el cuál lo incentivó a crear sus principios e
ideales que lo llevaron a ser el libertador de 5 países y uno de los
más grandes próceres de la independencia reconocido a nivel
mundial.
ANEXO
BIBLIOGRAFIA

https://html.rincondelvago.com/simon-bolivar_7.html

https://www.monografias.com/trabajos5/simon/simon

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