AMLO. El Costo de Una Locura (Pablo Hiriart)
AMLO. El Costo de Una Locura (Pablo Hiriart)
AMLO. El Costo de Una Locura (Pablo Hiriart)
Lo veo junto a los manglares destruidos en Dos Bocas para poner una
refinería de 400 mil millones de pesos sobre un pantano.
Pasea cabizbajo sobre las ruinas de un aeropuerto que le daría al país miles
de millones de pesos cada año y en lugar de ello los mexicanos pagan esos
miles de millones con la única finalidad de destruirlo.
Hay desdén por la razón en el país de nuestros días. Como ironizó Jorge
Luis Borges en un ciclo de conferencias en la Universidad de Belgrano en
Buenos Aires, con la cita de Emerson que alerta de la inutilidad de los
argumentos para convencer a los que no quieren oír, tal parece que la
verdad surgida de la observación y la evidencia está condenada a la derrota
frente al poder hipnótico de la mentira.
Vamos a dar por buenos los pronósticos del Banco de México que suponen,
con escenario optimista, que la economía crecerá 3% en 2023 y 1.6% en
2024, y el resultado del crecimiento en el sexenio de López Obrador será de
0.9% del PIB.
¡Ah! Pero hubo una pandemia y eso paró la economía, lo que hace injusta la
comparación, se dirá. Pero es una verdad a medias. Lo cierto es que hubo
una pandemia, lo falso es que el covid-19 por sí solo tiró la economía.
Quien la hizo retroceder fue López Obrador.
Durante ese año, 2019, el mundo sí creció: en promedio, 2.9 por ciento. El
año duro de la pandemia, 2020, la economía mundial cayó 3.1 por ciento.
¿Y México? La economía de nuestro país se desplomó 8.7 por ciento.
¿Por qué nos fue tan mal, comparados con el resto del mundo?
A pesar de no haber cerrado el país con medidas más estrictas para detener
el covid-19 y alcanzar, por esa decisión, el triste lugar número cuatro en
número de defunciones en el mundo, la recuperación económica de México
ha sido más lenta que la del resto de los países.
Ese dinero, que no entró al país, equivale a casi el doble de la deuda externa
bruta de México, que es de 118 mil 667 millones de dólares (cifras de abril
de 2023). Y también duplica la deuda del propio Pemex, que es de 107 mil
387 millones de dólares, a mayo de 2023.
¿Se acabó el petróleo en México? Desde luego que no. Lo que sucede es
que está en aguas profundas del golfo de México, lo que demanda una
elevada inversión que ninguna petrolera puede afrontar por sí sola: se hacen
alianzas, distribuyen funciones y costos. Y ganan dinero. Muchísimo. Lo
que contrasta con las pérdidas gigantes de Pemex en años en que todas las
petroleras del mundo reportaron ganancias récord, por los elevados precios
del crudo en los mercados internacionales.
En los primeros cuatro años y medio del gobierno actual, las refinerías han
perdido 595 mil 754 millones de pesos de acuerdo con sus estados
financieros auditados. Es decir, 33 mil millones de dólares en pérdidas (a 18
pesos por dólar el tipo de cambio), y vamos por más.
Para expresarlo con toda precisión, estos son los datos del Sistema de
Información Energética de la Secretaría de Energía: de 2019 al final de
2022 se refinaron 989 millones de barriles de petróleo. Las pérdidas netas
acumuladas de Pemex Refinación en ese periodo fueron de 35 mil 245
millones de dólares. El resultado es un crimen: por cada barril refinado
perdemos 35 dólares con 60 centavos.
Con un agravante adicional: las refinerías en México se han vuelto cada año
más contaminantes, por la utilización de chapopote en lugar de emplear gas
para su funcionamiento.
Así, mientras en 2018 las refinerías de Pemex arrojaban 277 mil toneladas
anuales de emisiones de azufre a la atmósfera, en lugar de reducirlas como
establecen los compromisos internacionales adquiridos y firmados, estas se
han incrementado: en 2023 las emisiones de óxido de azufre alcanzan las
577 mil toneladas.
El gobierno anterior tenía todo listo para arrancar los trabajos de una línea
de transmisión nueva, de alta eficiencia, que conectaría Mexicali con
Hermosillo. El gobierno de López Obrador canceló el proyecto con el
argumento de la austeridad, aunque las iba a hacer el sector privado y se
pagaría con el servicio de transmisión. El Estado mexicano, y el de Sonora,
no iban a desembolsar un solo peso por esa línea.
Haber pagado mil 600 millones de dólares por la planta fotovoltaica, que
debió costar la mitad, se explica por la asignación directa. Faltan otras
explicaciones. Si es para exportar y ganar dinero con ella, ¿por qué se
instaló en Puerto Peñasco y no en Mexicali?
Si era para dar luz solar a las ciudades pequeñas o medianas de la región,
¿por qué hicieron una de mil megawatts y no 10 de 100 megawatts, junto a
los centros de consumo?
Sin gas y sin energía eléctrica, o sin capacidad para distribuirla, el país no
podrá crecer. Dejamos ir cientos de miles de millones de dólares de ingresos
en inversión, por el freno a la reforma eléctrica y la parálisis energética
derivada de la no inversión en gas.
Perdemos el valor del gas y perdemos el valor de los líquidos que vienen
asociados al gas: propano, etano, butano. Estos los tenemos que importar
para abastecer a la industria petroquímica. El nuestro, lo quemamos.
Quemamos el dinero.
De modo que el gobierno que iba a “rescatar a la CFE”, la llevó de ser una
empresa que ganaba dinero a una que lo pierde. Y nos hizo dependientes de
Estados Unidos, de una decisión visceral del gobernador texano o de una
helada severa en ese estado. La “soberanía energética” no se va a cumplir,
sino que está en franco retroceso.
¿Por qué deuda? ¿No que se pagaba solo? En efecto, así era, con el
impuesto de derechos de aeropuerto que eroga cada pasajero al comprar un
boleto. Pero el cálculo era basado en lo que pagarían 140 millones de
pasajeros al año, y nos quedamos con 40 millones de pasajeros al año que
no dejan lo suficiente para pagar los bonos.
Al hacer el recuento de las pérdidas del gobierno, que tira el dinero de los
contribuyentes, presté poca atención cuando un colega mencionó el
Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores
(Infonavit) como una pista a seguir. Me equivoqué porque no sabía que el
Instituto de Vivienda de los Trabajadores es la institución financiera más
grande de México. Muy por encima de Citibanamex o de BBVA, por
ejemplo.
El punto es que en junio de 2023, de los 5 millones 473 mil 228 créditos,
están en mora 838 mil 843 créditos. La cartera vencida es de 329 mil 576
millones de pesos. El 15.3% del total.
Una rápida mirada al tema salud para sustentar esa afirmación. La revista
científica The Lancet publicó en marzo de 2022 un estudio realizado en 191
países y territorios, en el que señala que el número de muertes en exceso en
el mundo triplicaba a los datos oficiales reportados, y se ubicaba en 18
millones 200 mil personas entre el 1 enero de 2020 y el 31 de diciembre de
2022. Los años de la pandemia.
Es decir, del total de muertos por covid-19 en México, 506 mil fueron por
cuenta del presidente López Obrador y del encargado de combatir la
pandemia Hugo López-Gatell.
Cuando se les pregunta a expertos cuánta gente debió morir en México por
covid-19, la respuesta es “menos que en el resto del mundo”.
¿Por qué? Porque México tiene una población muy joven. El promedio de
edad en el país es de 29 años, bastante menos que en otros centros de
población en que hubo alta mortalidad por covid-19. En Estados Unidos el
promedio de edad es de 38.9 años, y en Europa es de 42.5 años. Y la mayor
cantidad de víctimas fatales de la pandemia fueron personas adultas.
Sí, el cálculo de muertes por cada 100 mil habitantes —tres veces arriba de
la media mundial— es terrible, pero el resultado es aún más catastrófico por
el número de años de vida que se perdieron.
No existe una cifra exacta, pero México debe ser el país que más años de
vida perdió por la pandemia, debido a la muerte de gente joven. A
diferencia de la economía, el daño en este campo es irreversible. Quinientos
seis mil mexicanos muertos por los errores del presidente para proteger a la
población de la crisis de covid-19.
Los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que se
brindan alrededor de 500 mil consultas diarias en sus clínicas y hospitales
en todo el país. Los consultorios privados que nacieron con la retirada del
Estado de la atención a la salud de la población están dando cerca de 400
mil consultas diarias. Con un detalle que implica un conflicto de interés
flagrante: te atiendo por 30 pesos, pero te receto un antibiótico de 500 pesos
que te vendemos aquí en la farmacia.
Un niño que durante seis años de primaria tuvo un buen maestro va a salir
con niveles de conocimiento de secundaria, mientras que un niño que tuvo
un mal maestro va a salir con niveles de un niño de tercero de primaria. Esa
brecha que se empieza a hacer en la infancia es irrecuperable.
Carlos Salinas 4%, Ernesto Zedillo 3.6, Vicente Fox 1.8, Felipe Calderón
1.5 y Enrique Peña 2 por ciento.
Luego vino una pandemia terrible, pero que no fue solo en México, sino en
todo el planeta. La economía de nuestro país cayó, en 2020, 8.7%. El
crecimiento mundial también cayó, pero 3.1 por ciento.
Vino el año del rebote de las economías, 2021, y México creció 5.8%, casi
lo mismo que la media mundial (5.9%), no obstante haberse desplomado
más del doble que el promedio mundial.
Entonces, de esos 15.5 puntos que debió crecer México en este sexenio —
de haber continuado al ritmo de los gobiernos anteriores—, solo creció 5.3
puntos.
Dicho en plata: este sexenio les habrá costado a los mexicanos 140 mil
millones de dólares. Ahí está todo, las ocurrencias, Pemex, el aeropuerto,
todo.
Energía
Pemex tiene la mitad de las gasolineras por coche, por habitante, por
carretera, por donde se quiera medir, que Brasil. Y la cuarta parte que
Estados Unidos. Con la reforma energética se iba a duplicar el número de
gasolineras en el país.
Shell iba a poner 2 mil gasolineras, solo Shell. Pero le dieron permiso para
seis. Únicamente seis gasolineras en esta administración. El sexto mercado
más grande de gasolina del mundo.
La refinería de Dos Bocas. Los cálculos del gobierno, a estas alturas, es que
va a costar 18 mil millones de dólares. Con 18 mil millones de dólares
habríamos comprado tres refinerías funcionando en Texas, llave en mano,
con ganancias.
Entonces casi todas las cementeras del norte utilizan coque de petróleo para
producción de cemento, pero no están pegadas a Dos Bocas ni mucho
menos. Hay que llevarles el coque. Para eso se necesita capacidad de
almacenamiento, no la hay, es preciso construirlo porque en algún lado
tiene que estar guardado antes de usarlo, porque no se utiliza de manera
inmediata.
Si para sacar coque se requiere un camión cada tres minutos, para sacar
combustóleo tendría que usarse un nuevo camión cada dos minutos. No hay
sistema que lo permita.
Por algún milagro de “los otros datos”, vamos a suponer que se puede sacar
el combustóleo en carros tanque especiales cada dos minutos de Dos Bocas
y ya los tenemos en las carreteras de Tabasco. ¿A dónde se llevan?
Una de las razones por las que el presidente Felipe Calderón se atrevió a
liquidar Compañía de Luz y Fuerza del Centro (CLyF), una de las muchas,
fue que Walmart no podía abrir tiendas en la Ciudad de México porque no
le daban la conexión para poner la electricidad de las tiendas. No le daban
la electricidad para los refrigeradores. Así de burdo era el asunto. Y eso está
pasando a nivel país hoy.
¿Por qué? Porque estamos ubicados en una región del mundo en donde el
gas era relativamente escaso y por lo tanto relativamente caro. Vino la
revolución del gas de esquisto en Estados Unidos y cambiaron radicalmente
las cosas.
¿Qué hizo México? Primero empezó una estrategia para invertir más en
ductos. Así pasamos de que el gas llegara a dos o tres entidades, a que este
ahora llegue con abundancia a prácticamente todo el país: del centro hacia
arriba. Y por primera vez en la historia, por vía marítima, a la península de
Yucatán.
Si vemos el crecimiento del país, que ha sido a dos velocidades, crece más
en los estados donde tienen gas que en aquellos donde no se tiene en
suficiencia. Así, lo que está matando el crecimiento en el sur-sureste es la
falta de gas. (Ahora hay un auge pasajero en esa región del país, por las
inversiones en Dos Bocas y en el Tren Maya).
Por eso México fue el último país del mundo, en el año 2000, en votar en
favor de que China entrara a la Organización Mundial de Comercio (OMC),
porque lo que China y México exportaban era muy parecido.
Del año 2000 para acá, uno puede entender casi cada inversión que se ha
hecho en materia de infraestructura para apoyar las exportaciones como un
esfuerzo de ganar competitividad frente a China.
¿Por qué se han ido a dicha región en lugar de México? Porque nuestro país
no les puede garantizar electricidad a buen precio, limpia, ni certeza de que
la tendrán de manera ininterrumpida.
Si uno revisa los estados financieros de Pemex del último año, veremos que
estos reportan una utilidad. ¿Por qué? Por la apreciación cambiaria. Nada
más.
Señala que en 2022 encontró 13 mil 946 tomas ilegales, el número más alto
desde 2018, cuando las tomas clandestinas llegaron a un pico de 14 mil 910.
En lo que va del sexenio esta cifra anual no ha logrado estar por debajo de
las 11 mil tomas. Pemex incluye estos datos en sus estados financieros
enviados a la Bolsa de Valores de Estados Unidos. Por alguna razón, Pemex
es más transparente en estos documentos que en los enviados a la Bolsa
Mexicana de Valores.
El descaro con que se comete ese delito se expresa en que los vendedores
de combustible robado a Pemex ponen una luz blanca si tienen diésel o una
luz roja si lo que venden es gasolina. Eso no existía.
EL AEROPUERTO
La construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México (NAICM) ha sido uno de los ejercicios de planeación más completos
que ha hecho en su historia el gobierno federal.
Puede ser que haya 12 en todo el mundo. Ninguno de los de Nueva York
tiene seis pistas. Aquí tendríamos uno de seis pistas con tres operaciones
simultáneas de aterrizaje.
De tal manera que con Santa Lucía tendremos más o menos la misma
cantidad de vuelos si el aeropuerto viejo operara solo. O que si Santa Lucía
operara solo. O que los dos estén operando al mismo tiempo, porque lo que
nos limita es el espacio aéreo.
Eso fue lo que se había pagado cuando López Obrador tomó la decisión de
cancelarlo: 4 mil millones de dólares. Y quedaron otros 6 mil millones de
dólares por pagar.
Más aún: se dejó comprometido el impuesto que pagan los viajeros por uso
de aeropuerto, la tarifa de uso aeroportuario (TUA). Esa era la fuente de pago
de los bonos emitidos en el extranjero con el que se construiría el NAICM.
Pero la TUA estaba proyectada con el crecimiento del aeropuerto a seis
pistas.
Más allá de esa reducción de pasajeros que vendrían, está el hecho de que
seguimos y seguiremos pagando a los tenedores de bonos en el extranjero
con la TUA reducida a lo que dejan 40 millones de viajeros.
¿Qué pasa entonces? Lo que vemos ahora: el gobierno no tiene dinero para
pagar el aeropuerto actual, y por eso está como está.
El punto es que ese dinero para pagar estaba garantizado con la TUA del
aeropuerto, y esa TUA pasaba de 40 millones a 140 millones de pasajeros.
De tal modo que el crecimiento exponencial de la TUA generaba mucho
valor y alcanzaba para operar el NAICM.
Así es que el costo de la cancelación fue de 235 mil millones de pesos. Pero
ese es solo el costo financiero, el costo presupuestal.
La dimensión más costosa es lo que el país dejó de ganar por no tener ese
aeropuerto.
Ahora bien, ¿qué pasa con cada una de esas 140 millones de personas?
Salen del aeropuerto, toman un taxi, van a un hotel, consumen en un
restaurante, cierran un negocio, compran en una miscelánea o en una tienda.
El valor presente neto (traer todos los ingresos futuros de ese aeropuerto al
valor al día de hoy) del NAICM que se estimó para la fibra era de cerca de 20
mil millones de dólares.
Sí, leyó usted bien: un aeropuerto que se pagaba solo, dejaba al país 20 mil
millones de dólares en valor presente neto.
Vamos a suponer que de esos 3.2 puntos del PIB que no van a llegar, una
parte se capture en otros lugares de México.
Es decir, gente que no viene a la Ciudad de México, pero vuela por Tijuana,
o por Monterrey o vuela por Guadalajara.
Suponganos que algo de transporte capture Santa Lucía. Que por algún
efecto de logística no se pierdan los 3.2 sino que se pierda solo la mitad, eso
es 1.6.
Ese 0.8% del PIB son 240 mil millones de pesos al año de riqueza que no se
está generando.
CAPÍTULO IV
LA ORDEÑA POPULISTA
¿En qué se ha concentrado el gobierno, entonces? Se ha concentrado en tres
puntos: la refinería, el Tren Maya y pagar las pensiones a adultos mayores.
¿Cómo los ha financiado? Un billón cien mil millones de pesos han sido
con mayor deuda (agosto de 2023), y 450 mil millones han provenido de
retirar recursos de los fideicomisos.
¿Y a dónde sen ha ido? 750 mil millones de pesos se han ido a apoyar a
Pemex, 500 mil millones de pesos a las pensiones de adultos mayores y el
resto ha sido para el tren del sureste.
Se fondeó con los fideicomisos que se utilizaban para cuando había alguna
contingencia en los ingresos.
Así han hecho con los demás programas del gobierno. En el campo, todos
los proyectos de aseguramiento agropecuario y de precios de garantía los
eliminaron y los redujeron básicamente a cero para regalar fertilizantes.
Medida por activos, es la institución financiera más grande del país, mayor
que cualquier banco. De 7.5% de cartera vencida que tenía en 2018 pasó al
doble: 15%. En dinero significa 329 mil 576 millones de pesos.
Además, son plantas que ya tienen media vida, no son plantas nuevas ni son
plantas con tecnología moderna. Y operarlas adentro de la CFE va a ser más
caro que las opere el sector privado. Pero el punto más grave es el ya
mencionado: gastar 6 mil millones de dólares para generar cero megawatts
adicionales en el sistema energético en México.
CAPÍTULO V
LOS MUERTOS
DEL PRESIDENTE
La expresión más dramática de la irresponsabilidad con que se ha
gobernado el país en esta administración es el número de muertes en exceso
durante la pandemia.
A esa cifra hay que quitarle el exceso de mortalidad promedio por cada 100
mil habitantes en el mundo, y la diferencia que da es estrictamente de
factura cuatroté.
Pero en México la mortalidad en exceso fue de 325 personas por cada 100
mil habitantes. Casi el triple de la media mundial.
Se puede hacer un cálculo diferente, y quizá sea más correcto, aunque por
ahora se carece de datos suficientes para hacerlo con precisión.
Al consultar con expertos en salud pública cuánta gente debió haber muerto
en México respecto del resto mundo, la respuesta invariablemente fue:
“Menos que el promedio mundial de muertes en exceso”.
¿Por qué? Porque nuestro país tiene una población joven. Entonces el
cálculo tendría que ser el de número de años de vida que perdió México.
En Europa murió mucha gente con la pandemia y la gran mayoría tenía más
de 70 años de edad. Aquí murió gente de 40 años.
Hay un dato científico que nos da la dimensión del crimen cometido por el
gobierno en materia de salud. Ahí va la irresponsable gestión de la
pandemia, los recortes en gastos de salud, y haber dejado sin atención
médica a 30 millones de mexicanos:
Han usado el gasto de salud para cuadrar las cifras de ingreso del gobierno.
El procedimiento ha sido sacar recursos del fideicomiso, los cuentan como
ingresos del gobierno por 70 mil millones de pesos. Pero no los gastan en
salud, los regresan al fideicomiso. Así se computa como gasto en salud,
pero no han gastado absolutamente nada. Han maquillado las cifras de
salud.
En otras palabras: tienen el fideicomiso. Le sacaron 70 mil millones durante
el año. Los meten al gobierno y los computan como ingresos, entonces
dicen que subieron los ingresos del gobierno. Se los transfieren a la
Secretaría de Salud, se registran como gasto de la Secretaría de Salud, pero
ese dinero se lo vuelven a mandar al fideicomiso.
A ello hay que añadir el hecho, inédito en un siglo completo, de que con el
actual gobierno cayó la matrícula escolar en un millón 200 mil niños y
adolescentes.
Una persona que terminó preparatoria vive cinco años más, en promedio,
que una persona que no la terminó.
Y antes que reconstruir hay una tarea previa, colosal y heroica, porque es
por la patria que nos dio cobijo e identidad. Hay un caballo de Troya que
sacar de Palacio Nacional.
CAPÍTULO VI
EDUCACIÓN,
UN CRIMEN SOCIAL
Entrevista con Aurelio Nuño, exsecretario de Educación Pública.
De acuerdo con la prueba PISA que realiza la OCDE —es una prueba que se
les hace a jóvenes de 15 años en todo el mundo—, en México solamente el
1% de los estudiantes de 15 años es capaz de distinguir entre un hecho y
una opinión después de leer un texto corto.
Sí. Solo uno de cada 100 jóvenes de 15 años es capaz de distinguir entre un
hecho y una opinión. Es un texto corto en donde vienen unas gráficas, en
donde vienen hechos, y luego alguien da una opinión. Una de las preguntas
es poder diferenciar entre unos y otra. No es tan básico como te lo pongo, es
un poco más oculto el asunto, pero se trata de un examen muy elemental.
Es la mejor forma de demostrar que una de las mayores crisis que tiene el
país es la de la calidad educativa. Es un problema que viene de atrás, no es
un problema de esta administración. Ellos [los actuales gobernantes] lo han
empeorado, pero es un problema que se había creado a lo largo de muchas
décadas y que, precisamente, la reforma educativa que hicimos iba enfilada,
por primera vez, a atacar ese problema que se iba a resolver en el mediano y
en el largo plazo.
Lo que quiero decir con esto es que hay un problema brutal, nada menor,
sino un problema enorme en la calidad educativa de México. Es un
problema que no solo es de México, es de muchos otros países. Para dar un
ejemplo, en Estados Unidos, que es la primera potencia y es el país que más
gasta por estudiante en el mundo, solamente el 10% de sus estudiantes es
capaz de distinguir entre un hecho y una opinión en el mismo examen de la
prueba PISA. En efecto, 10 veces más que en México, pero no deja de
llamar la atención: en Estados Unidos solo 10% de sus estudiantes lo puede
hacer.
Se debe tener el mejor plan de estudios con los mejores libros, con la mejor
tecnología en las mejores escuelas en términos de infraestructura, pero si no
se tiene un maestro con los conocimientos necesarios y con la capacidad de
transmitir eso, el resultado va a ser bajísimo.
Hay una cosa que es muy importante entender y que está relacionada con el
daño que han hecho [en este gobierno]: la educación durante la primaria es
fundamental, porque es cuando, biológicamente, el cerebro tiene la mayor
capacidad de aprender.
Es decir, un niño que durante los seis años de primaria tuvo un buen
maestro va a salir con niveles de conocimientos de secundaria, mientras que
un niño que tuvo un mal maestro va a salir con niveles de un niño de tercero
de primaria. Entonces, la brecha que se empieza a hacer de ese tamaño
desde que son niños es irrecuperable.
De tal manera que si tus salarios son atractivos tanto para normalistas como
para el resto de los profesionistas, y luego pones un proceso de selección
muy sofisticado que te permita detectar a los mejores, vas a tener un pool de
maestros muy profesionales y muy buenos.
Y después, una vez que son maestros, es necesario estarlos evaluando y que
sus salarios puedan incrementarse también, sustancialmente. Pero que se
incrementen por el mérito, es decir, los maestros que son buenos que ganen
más y los que no están dando el ancho y que no les están enseñando a los
niños, que los puedas sacar del salón de clases.
No puede haber mayor crimen que dejarles a los niños un maestro que sabes
que no está haciendo su esfuerzo y que no es un buen maestro y que no
sirve.
Bueno, todo eso que suena a sentido común es algo que México nunca pudo
construir por la oposición que siempre tuvieron tanto el Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE) como la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) y en general los partidos políticos.
Dos razones están detrás de esto: un gobierno que tenía la visión y que se
metió de lleno en este asunto y tuvo el valor de hacerlo; no nos quitamos
méritos por eso y yo siempre le voy a estar agradecido al presidente Enrique
Peña porque en los momentos más duros del contraataque, tanto de la CNTE
como del SNTE, me sostuvo. Y sostuvo mi estrategia, y teniendo a todo
mundo en contra, incluyendo a mucha gente dentro de su propio gabinete,
me sostuvo y lo sacamos adelante, y para eso se requiere mucho valor y una
visión de país que es difícil de encontrar en un presidente porque, hay que
recordar que estaba sitiado Oaxaca; nos bloquearon la frontera con
Guatemala; era un verdadero desastre que muy poca gente aguanta. Y se
pudo construir por dos razones: la primera, por razones ajenas a la
educación el presidente Peña fue el primer mandatario que ganó una
elección sin tener un acuerdo político con el SNTE. Tuvimos pláticas durante
la elección, pero la alianza se rompió o no se llegó a hacer alianza y ellos
sacaron a Gabriel Quadri y no estaban con nosotros. Si el SNTE hubiera
seguido siendo parte del PRI, como lo había sido hasta los años noventa, o
hubiéramos hecho un acuerdo de coalición, quién sabe si hubiéramos
podido construir esa reforma educativa tan de avanzada, pero como no eran
parte de nuestra coalición gobernante lo pudimos hacer.
Eso va a ser difícil que se le repita a otro presidente. Quien vaya a ser el
candidato de Morena, que probablemente gane, va a ir con una alianza tanto
con la Coordinadora como con el SNTE. Y la segunda, el Pacto por México,
que permitió que trajéramos a todos los partidos en un solo acuerdo y
entonces, por más que para cualquier partido hubiera sido atractivo no
apoyar la reforma educativa para aliarse con los sindicatos, ya fuera con el
SNTE o con la CNTE, en la lógica del Pacto blindamos eso y por ello la
reforma educativa fue la primera, porque había muchas otras reformas antes
de que llegaran las elecciones, para dejarla lo más lejano posible de las
elecciones y porque había una serie de reformas que le interesaban tanto al
PAN como al PRD, y eso permitió cohesionar, porque todo mundo sabía lo
que implicaba ese pleito: los partidos políticos pierden votos, por eso es tan
difícil hacer reformas educativas, no solo en México, sino en cualquier
lugar del mundo, y por eso se revierten, porque llega alguien que se alía con
el sindicato y revierte las reformas educativas.
El problema aquí es que los empleos que se destruyen son aquellos que
requieren de habilidades básicas en términos cognitivos y
socioemocionales, y los empleos que se están generando requieren de un
nivel educativo mucho más profundo; el problema es que quienes logran
llegar a estos empleos son muy pocos y cada vez van a ser menos con un
sistema educativo como este. O sea, ¿qué es lo que demanda la inteligencia
artificial? Capacidades analíticas muy superiores a las que da el sistema
educativo tradicional en cualquier lugar del mundo y particularmente en
México, es decir, la memorización no sirve en la inteligencia artificial.
En los siguientes 30 años el nivel educativo del país va a estar muy por
debajo de las necesidades de un mundo globalizado y con inteligencia
artificial y eso va a ser un límite permanente para el desarrollo del país. Va
a ser un límite permanente en el ejercicio de la libertad individual de cada
mexicano.
Ese es el segundo tema. Yo quise empezar por este porque es el más nocivo,
también es el más árido.
Ahora, el segundo tema: las escuelas. Estaba también demostrado que las
escuelas de tiempo completo ayudaban a mejorar la calidad de la educación;
había muchos estudios sobre eso, ya aprobados: había un estudio del
Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) que
demostraba que esas escuelas funcionaban muy bien.
Por cierto, de las escuelas de tiempo completo que hicimos nosotros, 90%
estaban en las zonas más marginadas y particularmente eran escuelas
indígenas. O sea, fue un programa que, además, focalizamos para que
empezara, como debía de ser, en donde estaban las personas, las mexicanas
y los mexicanos más pobres y que son los que más necesitaban una escuela
de tiempo completo.
¿Desayuno y comida?
Estos planes de estudio [los del gobierno de López Obrador] son para la
dominación, para el control. Ese es el contraste y esa es la violencia, y esa
es otra pérdida muy grande. Relativamente menor que las otras por una
simple cosa: porque es más fácil reconstruir planes de estudio que
reconstruir las instituciones que te permiten tener la profesionalización del
magisterio o reencauzar un programa como el de Escuelas de Tiempo
Completo.
Entonces haz la suma de los daños que llevamos. Por otro lado, se les cayó
la matrícula por primera vez en la historia del país. Ni siquiera las peores
crisis habían tirado la matrícula. Hoy hay menos niños en primaria, en
secundaria, en bachillerato, hay menos estudiantes en la universidad de los
que había en 2018. ¡Es increíble! ¡Eso nunca había pasado en el país! La
calidad de la educación era mala, pero la cobertura, de la Revolución hasta
ahora, no había dejado de crecer. Cada sexenio tenía más cobertura. Este es
el primer sexenio que tiene un retroceso en la cobertura de todos los niveles
educativos.
Al año. O sea, lo que nosotros dejamos era insuficiente, se tenía que invertir
más, pero dejamos mil 200 millones de pesos, fue el gobierno que más
invirtió en eso. En lugar de sumarlo, lo restaron a menos de 100 millones,
¡es una caída de 90% en el presupuesto para la formación de maestros!
¿Caída de salarios?
Más o menos, durante el tiempo que esto funcionó en nuestro gobierno, casi
80 mil maestros que contratamos eran universitarios que no eran
normalistas, ¡80 mil! ¡No hay ninguna empresa en México que tenga 80 mil
profesionistas! O sea, claramente los salarios eran competitivos, si no, no
hubieran participado en esos concursos. Bueno, hoy bajó, y claro, eso no es
necesariamente su culpa, es un problema de la inflación, pero se suma al
resto de los problemas de los que hemos hablado.
¿En infraestructura?
Teníamos el programa de Escuelas al 100, que ya no existe. Y la caída en la
inversión en infraestructura también ha sido importante. El sistema
educativo requiere de un instituto que construya escuelas y que después les
dé mantenimiento, y que vea que estén funcionando bien, y pues ahí
tuvimos otra caída. Esa la dejo al final, es relativamente la más fácil de
reconstruir: solo invertir más dinero y ya, pero se suma también.
O sea, cuando haces el balance final, resulta que la educación estuvo muy
lejos de ser prioridad de este gobierno y todos estos retrocesos dejan
desarmados a México y a los mexicanos para poder enfrentar los tiempos
que hoy nos tocan.
LA SINRAZÓN SE IMPUSO
EN ENERGÍA
Entrevista con Enrique Ochoa, exdirector de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE).
Empiezo por la parte más esencial: el mundo se está volviendo cada vez
más eléctrico. Es decir, actividades que antes hacíamos de manera
presencial, ahora las hacemos a distancia a través de los medios de
comunicación tangibles que utilizan, todos, energía eléctrica. Por otro lado
está el mayor flujo de información que el mundo moderno requiere para sus
actividades comerciales, culturales y de desarrollo, que están cada vez más
orientadas a utilizar energía eléctrica para sostenerse. Asimismo hay un
gran movimiento que tiene que ver con el cambio climático, con la nueva
generación de seres humanos preocupados por la naturaleza donde,
obviamente, hay un gran componente de cambiar de combustibles fósiles
hacia energía eléctrica y dentro del consumo de energía eléctrica, de
combustibles fósiles a energías renovables. Todas esas son tendencias
mundiales de comunicación, de transición y de cambio que apuntan hacia
una misma dirección: el mundo es cada vez más eléctrico.
Otro elemento indispensable es que una vez que se genera la energía, esta se
tiene que transportar o transmitir del lugar donde se genera al lugar donde
se va a consumir, es decir, de las grandes centrales de generación que tiene
un país a los centros de consumo, que son las ciudades y los principales
pueblos. Eso se hace a través de las líneas de transmisión que vemos
construidas en el territorio nacional, grandes torres de metal o de madera
que llevan alta tensión de un punto de generación a un punto de consumo.
Esa actividad elemental —que se llama la transmisión eléctrica— es la que
permite que se despache la energía que se ha generado en un lugar y que se
va a consumir en otro. Estas actividades normalmente están concentradas en
el monopolio natural porque no sería eficiente multiplicar las redes de
transmisión de todo el país; es una sola red de transmisión que lleva la
energía de un punto a otro; es una actividad monopólica natural.
Digo una obviedad: como las plantas se tardan entre cuatro años y medio y
cinco años y medio en construir y en poner en operación, cada sexenio le va
dejando al siguiente un banco de energía para el país. Este sexenio es el
primero que por esta ambivalencia en cambios regulatorios, si bien no han
podido cancelar constitucionalmente la reforma eléctrica, en la práctica han
cambiado la política eléctrica, lo que ha generado incertidumbre, que se ha
traducido en desinversión y se resume en que no tienes una nueva central de
generación lista para contribuir al desarrollo del país, entonces es muy
significativo.
Dices: “Oye, pero ¿por qué la CFE hace eso que no tiene ningún sentido
económico ni beneficio para ellos?”. Pero otra vez, si la CFE tiene que usar
el combustóleo de Pemex para quemarlo, no hay forma de que esa energía
con combustóleo despache porque otras tecnologías estarían usándose antes
y la única manera de poder utilizar ese combustóleo es si artificialmente el
Estado dice: “Primero despachan las centrales de la CFE,
independientemente de que sean más costosas, y al final despacharán las de
los privados”. O sea, eso no tiene ninguna lógica ni de mercado ni de
ecología, solo tiene una lógica de control, de que sea el Estado el que
controle el sector y no sea la competencia ni la tecnología quienes
determinen qué planta se despacha primero.
Entre lo que contamina una central que utiliza combustóleo versus una que
utiliza gas natural ¡la diferencia es tremenda! Uno de los elementos
esenciales es que cuando nosotros estábamos en la CFE, uno de los cambios
tecnológicos que se hicieron fue sustituir el uso de combustóleo por gas
natural, y eso establece la posibilidad de decidir qué válvula abres para
quemar qué combustible, o combustóleo o gas. Se hicieron seis
reconversiones en el país, de las principales centrales, para que pudieras
decidir cuál combustible vas a utilizar.
Esas seis se hicieron porque tener acceso a gas natural permitía sustituir un
combustible caro y contaminante por un combustible más amigable con el
medio ambiente. Sin embargo, en esta administración lo que hicieron fue
cerrar la válvula del gas y abrir la del combustóleo y quemar el
combustóleo que están produciendo las refinerías de Pemex al por mayor.
Por lo tanto, el costo de generación y la contaminación de esa central
inmediatamente se incrementan.
Sí, yo te diría que la palabra aproximado es muy buena. Una de las cosas
que creo que nosotros dejamos de hacer fue fomentar —si esto fuera
posible— centros de análisis energéticos en la academia o en el sector
privado que fueran independientes y que fueran profesionales en generar
respuestas a este tipo de preguntas.
El argumento del gobierno para usar combustóleo es que eso tenemos y del
gas somos dependientes.
Antes se quemaba en el mar esa basura y nadie decía nada. Hace cuatro
años cambió la normatividad global y ya no se permite quemar combustóleo
—por su alto contenido de azufre— en transporte marítimo.
Si ves los números de Pemex Refinación, pierde dinero año tras año por
esas decisiones equivocadas. En cambio, al tomar este recurso, el
combustóleo, y pasárselo a la CFE no solo continúas perdiendo dinero en
Pemex, además le ayudas a la CFE a perder dinero también, porque utiliza el
combustible más caro en lugar del más barato para generar energía
eléctrica.
México debe ganar dinero con sus industrias energéticas. Te puedo describir
por qué ganamos dinero en la CFE en los años que nos correspondieron.
Ahora, esto que han dicho de que “iban a rescatar la CFE”, pues la llevaron
de ser una empresa que ganaba dinero a ser una empresa que lo pierde.
¿Qué más?
En los tiempos del sexenio anterior Hacienda nos daba 30 mil millones de
pesos anuales, a partir de la Cuarta Transformación la CFE ha recibido 70
mil millones o más de insuficiencia tarifaria.
¿Qué quiere decir esto? Ve a 2022. En ese año la CFE perdió 39 mil 800
millones de pesos y además el gobierno le dio 82 mil millones de pesos
adicionales de subsidio. Así que en realidad perdió 39 mil más 82 mil. O
sea, los 82 mil fue, digamos, una manera de tapar el pozo, pero ¡ya se ahogó
el niño!, ¡perdiste 39 mil y además te dieron 82 mil! ¡Ve la dimensión de lo
que están perdiendo las empresas de energía!
Otra vez la respuesta es “sí y no”. Sí hace sentido tener una nueva refinería
si esta va a sustituir una refinería incompetente o una de las refinerías
superadas que tiene el país.
No tiene sentido hacer una refinería donde, hasta la fecha, no sabemos qué
tipo de petróleo va a consumir, cuál es su modelo financiero, qué mercado
va a atender y si tiene capacidad de evacuar su refinación o no.
Es decir, hay muchas dudas alrededor del proyecto que, como recordarás,
desde el origen se dijo cuánto va a costar y cuánto tiempo se va a tardar en
llevar a cabo. Los especialistas de entonces decían: “Pues una refinería
cuesta entre 12 mil y 14 mil millones de dólares y se tarda seis años en
construir”. El gobierno actual dijo en ese entonces: “Eso es con los
neoliberales, nosotros lo vamos a hacer a 6 mil millones de dólares y en tres
años”. Pues los últimos números públicos es que ya va en más de 12 mil
millones de dólares (18 mil millones de dólares), y que no va a estar lista
este sexenio.
La idea de hacer una refinería pudo haber sido correcta bajo la noción de
una inversión público-privada, o privada, en un centro de consumo
sustituyendo a un activo tecnológicamente superado por algo más eficiente,
más económico y amigable con el medio ambiente. La ejecución de esa idea
no arroja ninguno de esos elementos.
Nadie conoce a ciencia cierta el plan económico, el plan de evacuación, si
va a tener una coquizadora o no, qué mercado va a atender, qué tipo de
petróleo va a utilizar. Hay muchas dudas alrededor de esta refinería. ¡Quién
sabe si, efectivamente, vaya a funcionar o a no funcionar nunca!
Ahora, visto todo el panorama que has presentado, ¿cómo hacer para
revertir las pérdidas, retomar el camino y atraer inversión extranjera, no
solo para producir o aprovechar la energía, sino para crear centros de
desarrollo tecnológico e investigación que impacten en el desarrollo y
crecimiento?
A pesar de haber perdido esos niveles sigue estando dos o un nivel arriba
del grado de inversión, así que la CFE puede acudir al mercado de adeudo
internacional y todavía, a pesar de estos cambios, aunque ha perdido niveles
de inversión, sigue en grado de inversión, entonces puede acudir al mercado
de capital internacional y tener acceso a créditos aceptables.
Entonces tú me dices: “¿Esto qué significa?”. Pues que cada vez que Pemex
va a pedir dinero al extranjero, como ya perdió el grado de inversión porque
dos de las tres calificadoras se lo quitaron, el costo de su deuda es —cada
vez que pide dinero prestado— mucho más caro que si lo pide el gobierno
mexicano o si lo pide la CFE. Pemex tiene mal grado de inversión y por lo
tanto el costo de su deuda —no el nivel de deuda, sino el costo de la deuda
— es cada vez más incosteable.
Entonces Pemex nos cuesta mucho porque por su nivel de pérdidas las
calificadoras han dicho: “Esta empresa tiene tales problemas que nosotros
no la validamos como una empresa que merezca crédito internacional”, y
eso es durísimo.
Revertir esta tendencia de tres, cuatro y cinco grados por debajo del grado
de inversión, para Pemex, es una cuestión monumental.
Para la CFE lo que hay que hacer es que no continúe esta tendencia de perder
niveles de inversión. Debe de regresar a donde estaba en 2018, es decir, tres
o cuatro niveles arriba del grado de inversión, que es donde debe estar:
ganando dinero, siendo una empresa potente, de futuro, en un mundo que se
vuelve cada vez más eléctrico.
Pemex, por otro lado, tenía grado de inversión en 2018, pero lo ha perdido
aceleradamente; ha profundizado su caída.
Sacar a Pemex del hoyo va a ser muy difícil, va a llevar una década o dos.
Mantener a la CFE en grado de inversión y recuperar este tiempo perdido
debe de ser mucho más sencillo que Pemex y se empieza por separarlas, en
el diálogo, separar a cada una de acuerdo con sus problemas.
La CFE es más fuerte, tiene grado de inversión y ha tenido cuatro años
malos, pero su pasado reciente fue muy bueno, entonces para la CFE es
volver al futuro, para Pemex es cirugía mayor. Pemex sí requiere un
replanteamiento porque no puede seguir perdiendo las atroces cantidades de
dinero en refinación y en petroquímica, que vencen a las utilidades que sí
tiene en extracción de petróleo y de gas.
La buena noticia para México es que estamos pegados a Texas, que tiene el
gas natural más barato del mundo. Entonces, mientras Europa, durante el
año pasado, vivió los peores momentos de su industria porque el gas que
venía de Rusia se encareció de una manera dramática, México tuvo acceso
al gas natural más barato del mundo todo ese tiempo.
Estamos pegados a una industria potente de gas natural que nos da gas
abundante y que nos lo da a precios muy competitivos, por esa razón
promovimos que hubiera gasoductos a Texas, para poder tener el abasto de
gas que Pemex no nos podía dar durante 10 años, desde 2010 a la fecha. Y
desde 1998 a nuestros días Pemex ha sido insuficiente para dotar a México
de más gas.
“Quiere decir que no hay gas en el subsuelo?”. No, hay mucho gas en el
subsuelo. “¿Quiere decir que no hay tecnología de punta nueva para extraer
más gas?”. No, ¡claro que la hay!, por eso está la revolución de gas de
Texas y todos sabemos que los campos texanos —llamémoslos de esa
manera— de gas natural están también en México, en Nuevo León,
Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua.
Ahí está el gas esperando a ser extraído: gas mexicano, y los ductos pueden
transportar ese gas mexicano. Los ductos no distinguen nacionalidad de gas
para moverlo, pero lamentablemente la ronda de licitación de gas natural
fue detenida por esta administración.
Pero esta administración detuvo esa ronda y luego detuvo todas las rondas.
Digamos, cambió la política de extracción de gas y petróleo y la volvió a
concentrar en Petróleos Mexicanos. Eso describe por qué somos
dependientes de traer gas natural de Texas en lugar de extraerlo en Coahuila
o en Tamaulipas, pues Pemex no tiene ni la experiencia ni la tecnología para
entrar a los nuevos campos de Shell Gas en Coahuila y Tamaulipas, como lo
han desarrollado los texanos.
“¿Lo podría aprender Pemex?”. Sin lugar a duda. “¿Lo va a poder aprender
solo?”. No, Pemex no es autodidacta. Tiene que ir a la “escuela gasera” para
poder aprovechar estos campos de Shell Gas, y esa escuela es a través de
Joint Ventures o de alianzas estratégicas con empresas especializadas en esa
tecnología no convencional, lo que se conoce como fracking.
Gran parte del gas que consumimos los mexicanos viene del fracking. Se
extrae en Texas. Se podría extraer en Coahuila, en Tamaulipas, en Nuevo
León o en Chihuahua. No se hace porque la actual administración detuvo el
avance de la implementación de la reforma energética para poder abrir este
sector a la competencia. Pemex sigue siendo el extractor de gas del país y
hay desabasto de gas.
Es decir, Texas en un momento dado podría cerrarnos la llave del gas si los
problemas políticos escalan tanto con el gobernador, el tema migratorio, si
una tensión mayor… ¿Podría cerrarnos la llave del gas?
Dentro de Texas…
Así es. Un tema distinto, ¿no? Fue una helada, pero lo que demostró la
helada es que Pemex es insuficiente para garantizar el abasto de gas en el
país, o sea, si se interrumpe el flujo de gas de Texas a México por una
helada, Pemex no tiene gas para abastecer el consumo nacional. Lo que esto
señala es qué estratégico es que México produzca más gas, y para ello
Pemex tiene que incrementar su producción, y para ello puede aliarse con el
sector privado bajo lo que dice la Constitución hoy vigente, pero la política
del gobierno actual va en contra de eso, su política es no a las alianzas en la
extracción de hidrocarburos, y por lo tanto hay una grave asignatura
pendiente ahí. Y es también una grandísima oportunidad, es decir, el gas
natural sigue en el subsuelo mexicano y en algún momento hay que
extraerlo.
Son las malas decisiones de política pública las que se ven reflejadas en
todos los números que hemos visto hasta ahora. La realidad reflejada en los
números.
Un punto es volver al pago justo y oportuno. Esto es, frenar el robo de luz.
Este era uno de mis principales objetivos como director: uno era cambiar el
combustóleo por gas, otro promover las energías limpias, el otro era
precisamente esto, lo de las pérdidas técnicas y no técnicas, y el otro era el
cambio del contrato colectivo en el tema de jubilaciones y pensiones que
estaba ahorcando financieramente a la CFE.
Como puedes ver, ese 11% no se ha reducido, es decir, en los cuatro años de
la actual administración el número empezó a crecer, de hecho, empezó un
rebote que pasó de 11 a 11.7% y siguió creciendo.
Así, la autoridad municipal se volvió un actor de “no pago”, y por otro lado
comunidades beneficiadas por la laxitud de los primeros años han decidido
no pagar, entonces todo esto ha aumentado de manera muy dramática las
pérdidas de energía. Es una situación muy irónica porque estás generando
energía cara y contaminarte con combustóleo, no tienes suficiente tarifa
para recuperar los costos y además 11.7% —si le creo al dato— de tu
producto no lo estás cobrando, se está perdiendo.
Yo pienso que ese número ya debe de andar —en el número real— por ahí
de 15%. Regresaron a donde estábamos hace 15 años.
CAPÍTULO VIII
LA LIBERTAD ESTÁ
EN RIESGO
Entrevista con José Carreño Carlón, periodista, maestro universitario,
vocero de la Presidencia de la República 1992-1994.
Las propias reformas de los años noventa en adelante, con más énfasis en la
economía de mercado que en la economía dirigida por el Estado, tuvieron
su expresión en la relación de los medios de comunicación con el Estado y
en la relación con el mercado; los medios empezaron a depender menos del
Estado y más de los lectores, de las audiencias, de los anunciantes.
¿Qué pasaba? Bueno, era otra forma de subsidiar a los medios: los medios
pagaban muy bajos salarios, casi simbólicos, en el entendido de que se
completaba el salario en las oficinas públicas. Estaban subsidiando la fuerza
laboral a los medios; más que poner yo el énfasis en “ah, reporteros
chayoteros”. ¡No!, el reportero simplemente completaba el salario en un
arreglo con las empresas informativas en que el Estado les estaba
subsidiando el salario de los trabajadores —de los reporteros entre ellos—,
y en ese sentido, pues se crea esta forma de controlar la conversación
pública a través de estas formas de control de los medios en que,
obviamente, había normas no escritas, en que los medios sabían muy bien
hasta dónde se podía publicar, qué publicar y cómo publicar las cosas;
sabían que el presidente de la República era prácticamente intocable, igual
que el ejército, “igual que la Virgen de Guadalupe”, se decía entonces.
Pero la verdad es que se dio este método que tuvieron los gobiernos
posrevolucionarios y que empezó a aflojarse en cada época. Quizás el
momento de mayor intervención fue en el gobierno del presidente
Echeverría para cambiar al director de Excélsior, de Julio Scherer.
No solo con ese recurso, sino con el otro que es el de ahogarlos también con
la inhibición de los anunciantes privados para anunciarse en los medios de
comunicación más criticados, más satanizados por el presidente de la
República, porque, también hay que decirlo, tenemos un sector empresarial
rentista muy dócil con las directivas del gobierno, que no lo enfrenta a pesar
de estar viendo cómo sus intereses legítimos están siendo cada vez más
condicionados, pero en fin, son experiencias también internacionales.
Son formas también de extinguir, de eliminar del debate público a las voces
que no estén alineadas con el gobierno y eso, por supuesto, también tiene
efectos graves en la forma en que se han condicionado las libertades
informativas y los derechos de los informadores.
¿Qué ha pasado realmente con esta política del gobierno? Dos cosas: una,
desde luego, medios que hacia el final del sexenio, al ver cómo el gobierno
del presidente López Obrador termina con una fuerza importante que va a
imponer una sucesión, que tal como se ve hasta ahora —sobre esa sucesión
— tendrá una influencia determinante sobre muchas cosas, pues vemos a
algunos medios alineándose con el proyecto por sobrevivencia o por lo que
sea, pero sin duda ha ocurrido eso. Pero por otro lado…
Es decir, el decidir qué le doy, qué quiero que se informe y qué quiero
ocultar, por parte de un gobierno, es un signo de un autoritarismo al que
estamos llegando a extremos cada vez más graves; hay mucha información
que debería estar en el público y que te dicen los propios funcionarios,
servidores públicos del Instituto, que hay una instrucción general, al sector
público, de que no atiendan las peticiones que por la vía jurídica se
enderezan a las dependencias públicas para que den la información… El
derecho de la gente a saber, que es lo que se está perdiendo de una manera
grave.
¿Penalizándolos?
¿Hacia dónde apunta esto? Decías que hacia un mayor control. ¿Seguimos
teniendo libertad de expresión en México o estamos en proceso de la
extinción, de una batalla por extinguir la libertad de expresión o por
defenderla?
Yo creo que estamos en esa batalla, yo creo que sigue habiendo una libertad
de expresión, que estamos todavía disfrutándola en los espacios que quedan
de medios que han mantenido su independencia, pero que por eso insisto yo
en las señales de que hay propósitos de ahogarla, por lo menos marginarla,
por lo menos desacreditar cualquier voz que disienta de la información
oficial o de las versiones oficiales o de, incluso, las percepciones oficiales
sobre las personas y sobre la realidad política y la realidad, en general, del
país, la realidad económica.
Porque esa es otra, todos estos elogios —por eso empezaba yo con los
elogios al talento de Goebbels— a la genialidad, a la maestría comunicativa
del presidente López Obrador, pues obviamente sí hay algún ingenio,
tampoco es tan original.
Todas las dictaduras, desde las clásicas hasta las populistas, han contado
con un protagonismo excesivo de los líderes carismáticos en los sistemas de
comunicación: en los medios y los sistemas de comunicación propios, como
el que creó el presidente López Obrador en sus famosas conferencias —no
de prensa, es un error llamarlas “conferencias de prensa”—. Es su foro de
prédica de las mañanas. Obviamente sí fue un hallazgo del presidente, pero
muy parecido al otro presidente, el presidente Chávez en Venezuela y a
otras experiencias internacionales de los líderes carismáticos altamente
autoritarios, es decir, lo mismo.
Es una salida de la voz oficial simplemente. No solo con ese aparato, sino
que tiene todos los recursos del Estado invertidos en ese aparato. Es mucho
más que un medio, es una plataforma mediática que lo mismo tiene una red
importantísima de salidas en el mundo digital, no solo los famosos bots,
sino también salidas que, por cierto, han entrado —por épocas— en
conflicto con las grandes plataformas como YouTube.
Tienen salidas y canales en todo este mundo digital y además de ser, otra
vez, la fuente que nutre a los medios tradicionales que no dejan de cubrir
con entusiasmo al presidente de la República no solo por un interés o por
subordinación, sino porque, obviamente, un presidente que tiene un
discurso controversial, de conflicto, de agresión, pues tiene un valor
informativo. Todo lo controvertido, todo lo conflictivo tiene un valor
noticioso. Entre los valores noticiosos en todos los estudios de periodismo
está el conflicto; es más atractivo el conflicto que la concordia.
En el caso de México estamos muy ajenos a eso. El país, con todos sus
problemas, crecía económicamente. No crece ahora y sin embargo este
liderazgo sigue manteniendo esos niveles de aprobación simplemente
porque ha logrado convencer a un número importante o manipular a un
número importante de la población que compró la idea de que el país estaba
en bancarrota; no lo estaba ni en la economía, en la política avanzaba la
democracia, avanzaban las libertades, los servicios públicos.
Con la corrupción que dice que había en el sector salud y que no ha habido
un solo consignado; los servicios de salud funcionaban, la educación había
dado un salto importante con esa reforma que había empezado a liberar al
sector educativo del viejo corporativismo sindical; desde los tiempos del
presidente Zedillo se había neutralizado bastante esta dependencia
corporativa de un aparato sindical y desde luego, ya en el último tramo,
antes del actual gobierno, con el presidente Peña, con esa reforma también
se había liberado al sector educativo de esos controles al mismo tiempo que
se avanzaba muchísimo en un proyecto de educación de excelencia, de
educación que creara, en el país, salidas al crecimiento de la gente, darle
más elementos de competencia al país y a la propia gente. En fin, el país
avanzaba, pero tenía otros problemas.
Es decir, si avanza esta masa crítica —la constancia de los medios y de las
voces independientes del gobierno—, yo creo que por esa vía, con todo el
gradualismo que pueda venir en ese sentido, hay un crecimiento que puede,
en cualquier momento, dispararse como se disparan los cambios en estas
sociedades tan volátiles.
Entonces, ¿qué hay que hacer? Yo creo que mantener esa vehemencia
también y esa constancia en los derechos informativos, en las libertades.
Estarán muy asediadas, sin duda. Hay un riesgo muy grande de que si en
esta continuidad el poder hegemónico actual —o de pretensiones
hegemónicas actual— lograra volver a controlar el Congreso, en términos
de mayorías constitucionales o de mayorías calificadas, pues obviamente la
regresión podría ser mucho más grave en términos de duración.
¿Cuál es el proyecto?
—De la Introducción
PABLO HIRIART es periodista egresado de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM. Comenzó su carrera en Proceso. Reportero
fundador de La Jornada, dirigió posteriormente Notimex. Fue director
fundador de La Crónica de Hoy y La Razón, además de coconductor por 10
años, con Jaime Sánchez Susarrey, del programa En Contexto en TV
Azteca, y por seis, con Ana Paula Ordorica, del programa radial Frente al
país en Grupo Imagen. En 2023 publicó El destructor.
AMLO. El costo de una locura
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ÍNDICE
CAPÍTULO I
La cuenta es de 140 mil millones de dólares
CAPÍTULO II
El costo del error
CAPÍTULO III
El aeropuerto
CAPÍTULO IV
La ordeña populista
CAPÍTULO V
Los muertos del presidente
CAPÍTULO VI
Educación, un crimen social
CAPÍTULO VII
La sinrazón se impuso en energía
CAPÍTULO VIII
La libertad está en riesgo
Sobre el autor
Créditos