Tejiendo Mis Alas - Perla Garcia
Tejiendo Mis Alas - Perla Garcia
Tejiendo Mis Alas - Perla Garcia
2021
DEDICATORIA
Este libro está dedicado con mucho amor primeramente a Dios, que
es la fuente de toda mi existencia, y a mis ángeles terrenales: mi
esposo, Octavio Landeros, quien ha sido mi amigo y mi compañero
de vida, cómplice de todas mis locuras; mis padres, José Luis
García y Sara Lugo, y mis hijos, Eric, Gabriella, Josué, Gael y
Emanuelle. Pero especialmente lo dedico a mis futuros nietos,
porque sé que vendrán a ser parte de mi ejército de ángeles
terrenales.
Asimismo, te dedico este libro a ti, que lo tienes en tus manos y
estás interesado en mi tejer de alas y te encuentras empezando tu
propio tejido. Deseo que tengas un bello despertar al mundo
espiritual.
Gracias, este libro es para ustedes.
Por último, dedico mis días y mis noches a mi hermano, señor y
maestro Jesús .
ÍNDICE
PRÓLOGO
CÓDIGOS DE CONTACTO
EXPERIENCIAS
CODIFICACIÓN UNIVERSAL
INVOCACIONES
CANALIZACIÓN
ASOCIACIONES RELACIONADAS CON LOS CUATRO CUERPOS
MEDITACIÓN DE ESPADA PODEROSA ARCÁNGEL MIGUEL
ARCÁNGEL GABRIEL
EXPERIENCIAS
En la dulce espera de amor
Tatuaje de amor
ASOCIACIONES RELACIONADAS CON LOS CUATRO CUERPOS
CANALIZACIÓN
MEDITACIÓN
ARCÁNGEL CHAMUEL
ARCÁNGEL RAFAEL
INTUITIVA MÉDICA
EMANUELLE
La doctora corazón
ASOCIACIONES CON LOS 4 CUERPOS
MÉTODOS DE SANACIÓN ARCANGELICAL
VISUALIZACIÓN Y MEDITACIÓN
MEDITACIÓN
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
AGRADECIMIENTOS
BIOGRAFÍA
PRÓLOGO
Angélica Bovino
TEJIENDO MIS ALAS
«Si quieres llegar rápido, camina solo, pero, si quieres llegar lejos,
anda acompañado».
Proverbio africano
Rayo: Azul.
Día: Domingo.
Color: Azul zafiro.
Cuarzo: Zafiro, aguamarina, rubí, cuarzo cristal, amatista, ágata de
encaje azul, sodalita, lapislázuli.
Esencia: Sándalo.
Potencialidad: Cortar lazos de miedo. Trabaja ayudándote a eliminar
tus egos. Es voluntad, poder, fuerza, valentía e invisibilidad.
Elemento: Fuego.
EXPERIENCIAS
CODIFICACIÓN UNIVERSAL
INVOCACIONES
CANALIZACIÓN
Amados míos:
Sé que teméis por las situaciones y pensamientos de miedo que
acechan su paz. Vuestra fuente de sabiduría me ha enviado para
depositar, en sus cuerpos lumínicos, la esencia pura que da valor
para enfrentar sus miedos. No temáis, pues solos nunca irán por el
sendero de sus destinos. Estoy aquí acompañándolos en sus
decisiones y transmitiendo las vibraciones de amor y sabiduría. Mi
luz los acompaña.
ARCÁNGEL MIGUEL
Canalizado por Perla García
Dada toda esta definición acerca de las virtudes que este rayo de la
divinidad potencia en ti, quiero agregar lo siguiente: este arcángel
representa el poder y la voluntad de Dios y, como tal, ayuda a dar
protección; por lo tanto, potencia en nosotros ese poder de tomar
fuerza y valor para combatir nuestros miedos . Asimismo, sube
nuestra autoestima para liberarnos del ego que oprime nuestra
voluntad, lo que nos permite reconocer nuestro poder interno y
aceptar nuestra divinidad. Cuando sientas que quieres potenciar tu
capacidad de comunicación, de ser directo para eliminar el miedo de
decir la verdad; cuando sientas que tu mente está sobrecargada de
pensamientos negativos y necesitas eliminarlos para tener claridad,
puedes pedirle auxilio al arcángel Miguel, ya que ayuda a romper
nuestras cadenas de dolor sometidas por el ego para rendirnos ante
Dios, asumiendo su voluntad. Nos lleva del miedo al amor, nos
permite obtener paz y nos libera de las preocupaciones.
Hace algunos años, desarrollé una habilidad denominada intuitiva
médica , que me permite leer la energía sutil del organismo de la
persona , es decir, utilizo mi capacidad intuitiva para ayudar a las
personas a descubrir el porqué de sus enfermedades. Les digo en
qué cuerpo sutil se encuentran el bloqueo inicial (ya sea emocional,
psíquico o espiritual) y el origen de la enfermedad, ocasionada por
algún evento en el pasado o incluso en vidas pasadas. En
ocasiones, se puede detectar la enfermedad antes de que la
persona sepa que la tiene .
De esta manera, quiero enfatizar acerca de las asociaciones físicas
que nos afectan por no liberarnos del miedo y por no romper con los
lazos de dolor, que impactan negativamente en el cuerpo humano.
Es decir, según cuáles sean las emociones atrapadas en el cuerpo,
cuando se contrae el campo áurico y no se libera el miedo, partes
de tus órganos se ven afectadas, lo que detona alguna
enfermedad contenida . Pudiera ser que esa energía se encuentre
en alguno de los cuerpos (mental, emocional, energético, espiritual o
físico). Pero también, desde la intuitiva médica, puedes beneficiarte
de este rayo de la divinidad para mejorar las condiciones de salud.
ASOCIACIONES RELACIONADAS CON LOS CUATRO
CUERPOS
Enfermedad en tiroides,
paratiroides y amígdalas.
• Artistas
• Escritores
• Pintores
• Cantantes
• Poetas
• Comunicadores
• Embarazadas
• Parteros
• Obstetras
EXPERIENCIAS
Tatuaje de amor
Dolor de
Penas por Nos aleja
garganta. Nos ayuda
duelos. de
Infecciones a
Nos da paz personas
Garganta. de oído, de enfocarnos
y seguridad que nos
garganta; en el aquí
en nuestros incitan a la
úlceras de y ahora.
dones. mentira.
lengua.
Romper
Problemas con Nos
Nivel
hormona- Creatividad. patrones potencia la
glandular.
les. de intuición.
conducta.
Nos ayuda
a aceptar y
Programa- a
Sistema Estreñi- Actividad ciones por entregarnos
digestivo. miento. sexual. herencia o a nuestro
culturas. plan divino
con
confianza.
Bronquitis Ilusión o
Pulmones.
y asma. motivación.
CANALIZACIÓN
CUERPO FÍSICO
ENFERMEDADES RELACIONADAS
Gobierna
Corazón y Vasos Problemas
Várices. la respira-
pulmones. sanguíneos. cardiacos.
ción.
Vértebra
dorsal a la Glándula Colesterole- Taquicar-
Adicciones.
altura del del timo. mia. dias.
corazón.
CANALIZACIÓN
Hermano mío:
En cada acontecimiento de tu vida se te ofrece una nueva
oportunidad para experimentar el poder del amor. Permite que el
amor emerja en tu corazón. Eres luz perfecta y estoy aquí para
recordarte que el amor lo es todo, y el resto es solamente ilusión.
Ama intensamente y perdónate. Eres libre, siéntelo.
ARCÁNGEL CHAMUEL
Canalizado por Perla García
[…]
[…]
San Rafael es el patrón de los enfermos y los hospitales por ser el
ángel que trae a los seres humanos la energía sanadora de Dios.
Hace al ser humano recordar que el cuerpo es un importante
instrumento para el espíritu, y por eso debe cuidarse con gran
amor y atención.
[…]
El arcángel de la curación
El arcángel Rafael representa la sanación y purificación del alma y
el cuerpo. Guía al ser humano a dejar atrás todo lo negativo que
ha acumulado a través de su vida y a aceptar «la curación de
Dios», como indica su nombre. Intercede y aboga por que los
seres humanos puedan liberarse de su pasado y retomar el
camino de la vida con una nueva visión del futuro llena de
esperanza y regeneración.
INTUITIVA MÉDICA
EMANUELLE
La doctora corazón
Primero, para poder dar lo que otros venían a buscar en mí, tenía
que ser muy honesta conmigo misma. Si bien nunca dejaba de dar
consejos a todo aquel que me los pidiera, yo sentía cada día que
«mi tanque de fe» estaba más vacío. Necesitaba, imperiosamente,
rescatarme a mí misma. De niña, mi padre me llamaba «la doctora
corazón» . Me entristecía mirar a la cara a esa «doctora» a la que le
estaba fallando su botiquín de píldoras maravillosas.
Muchas mujeres hoy en día se convierten en «atletas». Es un correr
y correr, esclavas del tiempo y de las obligaciones de la familia, la
casa, los hijos, la escuela. Corren y corren queriendo realizar la
mayor cantidad de actividades posible. Dividen la jornada en
parcelas deseando que, por favor, no tenga las veinticuatro horas
que tiene sino más, de modo de poder llevar a cabo el sinnúmero de
todos los compromisos pendientes.
Yo me convertí en una de esas «atletas»: corría todas las
mañanas, iniciaba el día calentando motores . Llevaba al más
pequeño de mis hijos con su niñera, a los otros tres a la escuela y,
finalmente, yo me iba al trabajo. Acostumbraba a tomar café́ frío
porque caliente era imposible; inevitablemente, se enfriaba, casi no
quedaba tiempo ni para dar el primer sorbo.
Pero, bien, así era mi rutina, yo era esclava del tiempo. Un buen día,
de camino a mi trabajo y dando ese primer sorbo a mi café́ frío, me
sentí atraída por un hermoso amanecer. El astro Sol se mostraba
con tal presencia detrás de las montañas de mi ciudad que sentí un
gran deseo de observarlo. Con un nudo en mi garganta, miré el
reloj. Una vez más no tenía tiempo, pero no podía dejar de
sentirme atraída por el paisaje . Detuve el auto, y me entregué a
ese renacer del día en mi interior. Deseaba eso también para mí:
renacer ahí, ante el majestuoso paisaje.
Hablé con Dios, le transmití mi sentir y le confesé́ que llevaba fe en
mi corazón, pero también le conté que era una fe débil. Le pedí, por
favor, agrandarla, fortalecerla, convertirla en una fe inquebrantable
pues había buscado en diferentes partes y no había tenido éxito.
Le dije, entre vacilaciones: «Dios Padre, ¿acaso lo que practico es
malo? No lo sé, pero lo disfruto. Sin embargo, no puedo seguir
adelante porque no sería honesto, debo tener fe para poder guiar
a otros ».
Con mi voz quebrada y con un gran dolor en el corazón y lágrimas
en los ojos, continué: «Estoy aquí, frente a lo creado por ti, el sol, un
cielo hermoso y, en mis manos, un corazón con déficit de fe, y tengo
sed de sentirme amada y aceptada por ti...».
Después de un sollozar, llegó a mi pecho una sensación de paz y, a
la vez, un gran silencio. Callé mi voz interior y di paso a ese silencio.
El Todopoderoso me hablaría pues, su momento era en mí, y con
una voz tan suave me respondió: «¿Fe? Eso yo pedí. Esperaba este
momento en que tú llegaras a rendirte ante mí, como un corderito de
los campos y de las praderas que busca agua para saciar su sed.
Yo esperaba que vinieras a mí a calmar tu sed. Serás fuerte, pero
la llave de tu fortaleza que te abrirá la puerta de la fe será el
dolor ».
En ese momento, un calor invadió́ mi cuerpo, y de nuevo su voz me
habló: «Tu gracia ha llegado».
Ante aquella voz, que era como un eco en mí, un tono en mis oídos,
un silencio que estremecía mi ser, perdí la noción del tiempo y solo
atiné a responder: «Acepto, Padre Eterno, acepto con amor».
Fue entonces, aquella mañana de agosto, poco después de mi
cumpleaños número 40, que quedé convencida de dejar de lado mis
prácticas terapéuticas. Pasados los días, descubrí en mis manos un
libro, que no llegó a mí por casualidad. Dentro, había una nota en la
que se leía: «Estás en tiempo de tocar la misión de vida. Cada cosa
que tocas forma parte de esa misión . Tú decides si la tomas o si,
en cambio, la postergas».
Cerré el libro y me di cuenta de que era, justamente, un libro de
experiencias únicas con ángeles. El camino me encontraba o yo
encontraba el camino , pero me rehusaba a caminar de la mano de
ellos, mis ángeles. Otra vez estaban ahí, a la espera de mi gran
pedido: acrecentar la fe, creer con los ojos cerrados, sin buscar
explicaciones ni comprobaciones.
Al poco tiempo, de manera inesperada, supe que estaba
embarazada. Digo «de manera inesperada» porque no era un plan,
dado que ya era madre de cuatro niños. Pero Dios me enviaba una
bendición más, y con amor la acepté desde el primer día. Cuando fui
consciente, abracé mi vientre y con mucho amor le dije al bebé:
«Gracias por escogerme a mí como tu madre. Prometo amarte y
entregarte todo lo posible para hacerte feliz. Te acepto dentro de mí.
Gracias por estar aquí».
En ese momento, surgió́ en mí el deseo de llamarlo Emanuelle, sin
saber aún si sería una niña o un niño, sin saber lo que se vendría
meses después. Estaba dicho ya, se llamaría Emanuelle. Yo
ignoraba el significado tan grande de su nombre: ‘Dios con
nosotros’.
Tiempo después, despertando como siempre, sometida a la rutina
de todas las mañanas (correr, correr y correr), algo andaba mal . Mi
cuerpo me avisaba de que algo no estaba en sus carriles. Un tanto
confundida, al llegar a mi trabajo le dije a mi supervisor: «Quiero
irme a casa, no me siento bien».
Efectivamente, ya en mi hogar sobrevendría una hemorragia. Todo
se tornó gris y doloroso. Sabía lo que ese síntoma entrañaba. Acudí
de inmediato al médico y solo me dijo: «Vaya a casa, por favor.
Nada podemos hacer ahora. Tenga reposo».
Salí con una esperanza en mi corazón. Lo que representaba el fin
era, en realidad, el comienzo de un renacer. Recordé aquel día de
mi conversación con Dios y me aferré más aún a mi bebé, y él
también a mí .
Fue entonces cuando empezó otro lindo tejer, ya no solo el de mis
propias alas, sino también el de las alas de mi pequeño guerrero,
que se formaba dentro de mí con una lista de limitaciones y
afecciones médicas. Entonces, puse mi fe y mi esperanza en Dios y
en aquellos seres que él creó para ayudarnos. Sin duda alguna, el
llamado fue para el arcángel Rafael .
Día y noche meditaba en su gran amor y en el poder que Dios
manifestaba a través de ellos, para encontrar curación y respaldo en
ese amor infinito. A pesar de las contradicciones de los doctores
terrenales, yo confiaba en los médicos del cielo .
Aquel día, cuando salí del consultorio de mi doctora especialista en
casos de alto riesgo, llegó a mi mente un bello recuerdo, que me
hizo confiar más aún, a pesar de todos los noes recibidos por la
ciencia. Desde ese día, comprendí aquello que Dios me había
manifestado: «La llave que abrirá la puerta a tu fe será el dolor».
Entendí, pues, que lo que venía sería una experiencia que me
pondría en la línea del dolor y del miedo, pero sería mi pedido ya
entregado. Me correspondía a mí, en medio del suplicio, avanzar
a contracorriente, enfrentarme cada instante a mis temores . No
quería perder a ese ser que ya era en mí un gran maestro de fe.
Cada día me levantaba, de la nada, bañada en charcos de sangre,
literalmente. Ante cualquier movimiento, sentía como ríos
desbordados de sangre correr por mis piernas. Aun así, agradecía.
Solo tenía la gran misión de convertir el dolor en fortaleza y
transmutarla, con mucho amor, en fe. Con esa certeza inclaudicable
de que saldría de esa experiencia más fuerte que nunca.
Fueron meses atesorados, durante los cuales valoré la vida, los
instantes y el silencio. Sin percatarme yo, mis alas se entretejían, a
cada suspiro, más fuertes , para ser desplegadas y llegar más allá́
de mis sueños. Me encontré en el silencio, me amé en el dolor, me
purifiqué en esos ríos de sangre. Solo cerraba los ojos y pensaba en
la sangre de aquel que se ofreció por amor al madero, mi señor y
maestro de amor Jesús. Yo besaba mi Cristo interior y daba
honra a cada momento abrazada a su manto de luz .
Cada vez que debía acudir al baño, me levantaba del dolor y, con
miedo, observaba el inodoro para asegurarme de que mi bebé no se
hubiera desprendido de mi vientre. Fueron tiempos en los que se
multiplicaron las manifestaciones angelicales, con sus señales de
amor, a través de una serie de acontecimientos y, sin duda, también
por medio de amistades y familiares. Por supuesto, por igual,
también las hubo provenientes del mundo espiritual: las visitas de
seres de luz. La presencia tanto de ángeles como de médicos del
cielo se hacía constante, no solo en sueños, sino también ante mis
ojos físicos.
Sentir, oler, mirar y escuchar a mis hermanos espirituales era
ya muy común para mí . Igual que cuando era una niña.
Dios todo lo crea y todo lo da.
Avanzaban las semanas y, con ellas, los riesgos crecían. Era un
embarazo muy delicado. En cada visita al médico, escuchaba sus
mismas sugerencias: «Señora, debe interrumpir. Por favor, no
avance más. Su vida está en peligro».
Era común ese tipo de recomendaciones. Solía el sangrado
enviarme al hospital, hasta que un doctor pidió́ hablar conmigo muy
seriamente. Primero, me mostró las imágenes del ultrasonido.
Después, me describió́ en detalle aquello que no se estaba
formando con normalidad en el bebé, en cuanto a sus órganos
vitales.
Realmente, eran declaraciones aceptables viniendo de un médico.
Pero yo, fuerte como jamás me había sentido, prefería seguir
confiando en mi fe . Mi mente viajaba en el tiempo. Dejaba de
escuchar la voz de mi médico, mientras resonaban las palabras de
aquel día de gracia, cuando el silencio dejó entrar la más sublime de
las voces del ser. En medio de aquella explicación médica, de
pronto tomé conciencia e interrumpí al doctor en seco para aclararle:
«Perdóneme, señor, pero yo creo en un Dios todopoderoso, que
todo lo crea y que todo lo da. Lo siento, pero no accederé de ningún
modo a su petición. Sé que mi bebé se terminará de formar y, con
certeza le digo, que sea Dios quien disponga de mí y mi futuro
bebé ».
Sin más y todavía con el alma estrujada por el dolor de las últimas
novedades, salí de ese consultorio y continué confiando en Dios.
El 25 de diciembre se presentaría un reto agregado: el líquido
amniótico derramado en gran cantidad representaba otro obstáculo.
Ya era un embarazo con placenta previa y poco líquido amniótico.
Abrazada a mi compañero, esposo y amigo fiel, los dos llenos de
dolor, afirmé: «No iré al hospital esta vez».
Me sequé las lágrimas y, una vez más, transformé el dolor en
fortaleza.
Pasé la Navidad con mi familia. Debía sonreír, darles momentos
memorables de niñez feliz. Pasaron cuatro semanas, acudí a mi
nueva cita. Le conté́ al médico lo que había sucedido. Efectuó́ una
revisión por ultrasonido. Sorprendido, me dijo que aún latía el
corazón del bebé . «Sí, sí, ya no diré́ nada. Usted sabe lo que va a
ser», me dijo, en un código implícito.
Callada, con el cuerpo muy debilitado y falta de aliento, pedí
asistencia a los ángeles: «No puedo más, no puedo más, no puedo
más. Tengo fe, pero mi cuerpo físico ya no me responde. Asístanme,
por favor, asístanme».
Con el transcurrir de las horas, empecé a experimentar un dulce olor
a bombones quemados. No sabía de dónde venía ese delicioso
aroma dulce. De pronto, el olor se intensificó.
Esa misma noche de invierno (pleno enero del 2020), yo dormía en
un sofá reclinable, donde pasaba el día entero sentada, sumergida
en la oración y en la meditación y, en otros momentos, me
entretenía leyendo o mirando algún tutorial de recetas de cocina.
Esa madrugada, se intensificó el olor a bombones quemados, y
escuché a la distancia el sonido de unas campanas. Pensé que el
viento, que arreciaba en esa fría noche, traía el sonido, no lo tomé
muy en cuenta. Mas, cansada de estar sentada, me quedé
dormitando, y fue entonces cuando percibí una presencia muy
fuerte. La sentía en el cuerpo. Mi piel vibraba y notaba que
alguien me acompañaba . Pregunté quién era, pero nadie me
respondía, solo el olor llegaba con mayor delicia a mi paladar. Las
luces estaban apagadas, solo el reflejo de la luz del baño alumbraba
un poco. Entonces, con mis ojos físicos pude ver un círculo de luz
verde esmeralda muy brillante suspendido sobre mi ombligo. Me
quedé asombrada, no sabía qué reacción tener. En ese momento,
pregunté: «¿Quién eres?», y llegó al centro de mi corazón la
respuesta: «Soy el arcángel Rafael». Sentí paz, que me daba
refugio y descanso . Con mi pensamiento, le respondí: «Te acepto
la ayuda que vienes a darme; gracias por estar aquí. Que se haga la
voluntad de Dios». Luego, el círculo de luz, que parecía como una
dona supergrande, empezó a girar con lentitud, y yo quedé
profundamente dormida.
Al día siguiente, al despertar, pensé que todo había sido un sueño,
pero empecé a recordar, lo que me permitió avanzar hacia la
semana 22 de gestación. Al iniciar la semana 23, tuve otra visita,
pero, en esta ocasión, sí pude ver el rostro del arcángel Rafael, él
me permitió verlo. Dos días antes del nacimiento, volví a
disfrutar de su aroma dulce a bombones quemados . Sabía que
era él quien se aproximaba y, ya emocionada como una novia
esperando a su prometido, estaba yo ahí, lista. Sentía su presencia.
Le hablé con voz natural: «Ayúdame, por favor, necesito ayuda del
cielo». Y una voz llegó y dijo: «Nada está separado de Dios, la
separación solo existe en la mente humana; en el corazón se
encuentra la unidad perfecta . Pedir a los ángeles es pedir a Dios;
somos uno con el que nos creó, somos parte de su inmenso amor
hacia ti». Al escucharlo, lloré y lloré hasta el cansancio y, cuando me
llegó la paz, me sentí con mucho sueño, pero sostenida por el
arcángel Rafael.
Luego, él se manifestó en mi sueño. Recuerdo a la perfección todo,
nunca olvidaré tan bello rostro. Le pregunté: «¿Quién eres?», y él
me sonrió y me dijo: «Descansa, estoy aquí». Le repetí: «¿Quién
eres?». Me respondió: «Soy el médico del cielo y vengo a operar a
tu bebé». Recuerdo bien que pregunté: «Pero ¿cómo lo vas a
operar si él está en mi vientre, aún no nace?», y me miró, sonrió y
me dijo de nuevo: «Duerme». Le insistí: «¿Qué vas a hacer?
Explícame», y él, muy considerado, me explicó con detalle el
procedimiento que realizaría : «Haré una cirugía que permitirá el
acceso del tubo que posibilitará la entrada del aire artificial hasta sus
pulmones. Será de vital ayuda para los médicos el que su tráquea
sea lo suficientemente fuerte y ancha, para que no se pierda tiempo
en el procedimiento. Tranquila, todo va a salir bien. Duerme». Todo
me lo mostraba, a la vez, con lenguaje mímico. Así fue que logré
dormir profundamente hasta el día siguiente, cuando desperté 11 a.
m.
A las 48 horas, mi gran maestro se asomaría en un parto natural. No
había nada, absolutamente nada que hacer con un bebé de cinco
meses y tres semanas. Estaba rodeada de enfermeras y de
doctores. Corrían por un pasillo llevándome en camilla y pidiendo
que nos abrieran paso para entrar al quirófano. El miedo quiso copar
la escena. Una gran luz azul me envolvió . La miré entregada.
Escuché la voz: «Confía, confía. Confía, confía». Y yo, navegando
en un trance profundo, dije: «Hágase, Señor, tu voluntad, y no la
mía».
En minutos, rompió́ en llanto Emanuelle, y emergió́ la euforia de los
doctores: «¡¡Está vivo, está vivo!!».
Nosotros dos estábamos ya en manos de quien nos había
sostenido en ese proceso: Dios .
No sabía si lo peor ya había pasado o si apenas era el inicio, pero
yo descansaba en el equipo de asistencia. Esa noche me
permitieron verlo en la unidad de cuidados intensivos neonatales.
Conocí a mi gran guerrero.
Estaba ahí, ¡tan pequeñito!: 12 pulgadas, 700 gramos. Sin piel, con
un sangrado de cerebro nivel 2, medio corazón funcionando, presión
inestable, un pulmón formado (el otro, solo un punto de una célula
en desarrollo), riñones afectados. Aplastante cuadro clínico. Mi
corazón resplandecía. Era una mujer nueva con las alas bien
tejidas para abrazar con amor a mi guerrero . Peleaba por su vida
con fe, y así yo también.
Fue el mejor de los encuentros. Sin lágrimas, sin miedo, sin dolor.
Seguro saldríamos de ahí algún día los dos. Emanuelle se convirtió
en mi gran maestro durante todo ese difícil proceso de
transformarme en madre de un bebé prematuro. Me emocionaba
verlo luchar. Los minutos eran eternos. Tenía solo dos caminos:
perderme en el dolor o convertirlo en fortaleza. Ocupaba mi mente
con pensamientos sanos.
Aprendí mucho de enfermería, oficio tan digno, tan bello. Las
enfermeras se tornaron amigas, seres confiables, casi hermanas.
Llenas de luz. Desplegaban un trabajo perfecto, mágico. Aprendí
hasta de anatomía, y sobre los complejos procedimientos y
tratamientos a los que era sometido mi bebé. Ya me sentía yo una
de ellas. Mis ángeles terrenales lo cuidaron ciento veintitrés
días .
Emanuelle por fin saldría del hospital. Ahora es un bebé que goza
de magnífica salud, como cualquier otro bebé que hubiese nacido
en el término normal de cuarenta semanas.
Sigo aprendiendo a través de mi gran maestro, Dios. Él decide cómo
te envía «el paquete de tu pedido». En cuanto al mío, aunque fue
entregado de manera exprés, trajo consigo variadas enseñanzas.
Cuando la mayoría decía «no», Dios repetía y repetía «sí». No
me canso de agradecer a Dios, a su ejército de ángeles y al médico
del cielo, San Rafael arcángel, por su ayuda.
La cirugía fue muy importante y, días más tarde, la pediatra
especialista que lo recibió en su nacimiento me comentó que había
sido muy extraño su procedimiento y casi mágico y milagroso el que
hubiera podido rápidamente introducir el tubo en la tráquea por su
boca. Normalmente, eso era muy difícil en niños tan prematuros y,
en ese procedimiento, muchos no lograban responder y morían en
el intento. Comprendí en su totalidad aquella cirugía que el
médico del cielo realizó para apoyar a su colega terrenal . No
queda más que mencionar.
Gracias, Dios, por escucharme.
Gracias, Emanuelle, por no rendirte.
Gracias a aquellos grupos de oración alrededor del mundo que
enviaron luz para empoderarme y para fortalecer a mi guerrero
invencible. Gracias al equipo médico espiritual y terrenal por todos
los cuidados que hicieron posible que Emanuelle sobreviviera. Hoy
en día es un niño sonriente y muy feliz. Gracias a mis médicos, que
insistieron en que interrumpiera mi embarazo, porque me hicieron
recordar minuto a minuto mi fe inquebrantable en Dios y en sus
ángeles . Esta fue mi historia del despertar más contundente que he
tenido con el arcángel Rafael.
ASOCIACIONES CON LOS CUATRO CUERPOS
Calma la
Curación total
mente,
Intuición, en todos los
aporta paz
equilibrio; órganos y
y claridad Armonía.
desarrolla la asiste en
en los
clarividencia. todas las
pensa-
enfermedades.
mientos.
Concentra-
Consagración.
ción.
VISUALIZACIÓN Y MEDITACIÓN
Este ha sido mi lindo tejer hasta este momento, aunque te digo que
próximamente vendrá algún otro libro, quizás con más historias. O
quizás algún día me toque leer la tuya, que, seguramente, será
maravillosa y tendrá una singular energía arcangelical.
Quiero decirte que nunca dejes de soñar, de buscar más allá de lo
que el mundo real te ofrece. Confía en tus ángeles y arcángeles,
date el tiempo de ser feliz, porque eso es lo que Dios quiere
para ti . Pide siempre ayuda del mundo espiritual, que nos ofrece
día a día una inmensidad de amor para llenar nuestro corazón,
aprovéchalo.
Los ángeles esperan que los invites a tu vida, hazlo ya, no dudes en
su guía. Recuerda que no hay enemigo más peligroso que el
ego y enfermedad más terrible que el miedo. La sanación
perfecta viene de Dios a través de sus arcángeles, que nos proveen
amor puro, directo de la fuente divina. Y nunca te sueltes de la
energía que todo te da: Dios. Él otorga la fuerza para seguir en el
camino.
Te agradezco que me hayas acompañado hasta estas últimas letras.
Tu luz me ilumina a través de tu interés por leer este libro. Sigue
siendo un instrumento de paz.
BIBLIOGRAFÍA
The Summit Lighthouse. Grupo de Buenos Aires Argentina (s.
f.). «La Llama Trina que arde dentro de vuestro corazón».
Disponible en http://tslargentina.org/?page_id=1104
Torres, T. (1 de noviembre de 2019). El arcángel Miguel . About
Español. https://www.aboutespanol.com/el-arcangel-miguel-122633
Torres, T. (1 de noviembre de 2019). El arcángel Rafael. ¿Quién es
el arcángel Rafael y qué significa? About Español. Disponible en
https://www.aboutespanol.com/el-arcangel-rafael-
122634#:~:text=%C2%BFQu%C3%A9%20significa%20el%20nombr
e%20del,arc%C3%A1ngel%20el%20papel%20de%20sanador
AGRADECIMIENTOS