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En Honduras en Tránsito

Este documento analiza la transición política en Honduras desde el gobierno de Xiomara Castro en 2009 hasta 2025, señalando los retos que enfrenta como un gobierno de transición y la necesidad de cambios en el sistema político desde los antiguos regímenes dominados por partidos hacia una democracia más participativa.

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En Honduras en Tránsito

Este documento analiza la transición política en Honduras desde el gobierno de Xiomara Castro en 2009 hasta 2025, señalando los retos que enfrenta como un gobierno de transición y la necesidad de cambios en el sistema político desde los antiguos regímenes dominados por partidos hacia una democracia más participativa.

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Rodolfo Pastor F

Que transición, cuales sus retos y metas… en perspectiva teórica, 2009-2025


sin presunción, y solo para amigos, compañeros y gente pensante
En Honduras,1 no se acostumbra a escribir mucho análisis político que trascienda de la
última anécdota y refriega palaciega, o traspié de oposición. El análisis un poco más
abstracto tiene pocos lectores y auditorio. Pero es necesario pensar un poco. En un par
de ensayos anteriores, intenté ubicar las coyunturas políticas en términos de sus
contextos mayores y procesos más profundos. Recién he buscado explicar que varias de
las pretendidas candidaturas de outsiders, más que como productos de una demanda
novel, se entienden en la lógica necesidad de sectores –ya desplazados de la arena
política- de buscar nuevas opciones de poder, afuera y aun adentro de LIBRE.

Pudo ser… y aún puede ser cosas muy distintas. Para entender lo que sucede es bueno
partir de lo que no es lo que está sucediendo. Seguro han profundizado varios; yo he
leído en los ensayos de L. Salomón y de R. Rivera, el concepto de que el gobierno de
Xiomara es un gobierno de transición. Resulta fácil deducir la pregunta de cuál y qué
tipo de transición. ¿Del capitalismo al socialismo? Pero hay quien con razón argumenta
que nunca hemos tenido un capitalismo. Por supuesto que estamos muy lejos de
cualquier socialismo. Pongamos, transición desde un antiguo régimen político de tipo
presuntamente representativo, dominado por partidos que intermediaban la
representación a los que, por décadas se les ha reclamado justo la falta de
representatividad, mayormente de eso que se solía llamar las fuerzas vivas (otro
concepto que necesita análisis) y que defienden un mercantilismo de amigotes. Hacia un
régimen político nuevo en que el arraigo de un partido de masas con obligada
sensibilidad a los reclamos de mayorías empobrecidas obliga a todos a enmendar sus
varias trampas de poder. Desde una estrategia para refinar la democracia capitalista
controlada hacia otra, para impulsar la participación y desarrollo de una democracia real
y una economía social de mercado. No quepa a nadie duda, el régimen va a cambiar.

Está costando mucho, claro que sí. Primero porque, aunque lloran cuando se los
recordamos, después de 13 (número aciago) años de multicrisis, golpe y sucedáneos,
fraudes electorales (en 2009, 2013, 2017 y aún), desprestigio en el extranjero por la
narcopolítica (culminando con la condena ya irreversible de JOH) y desgaste de la
política-en-sí por quienes no creen tener opciones. LIBRE recibió un país en ruinas y no
podía estar preparado para gobernarlo. Nadie había ni hubiera hecho un mejor trabajo
en una coyuntura también de inflación y cierre de mercados externos. LIBRE ha tenido
que enfrentar, además de una tremenda presión internacional, no solo, pero
particularmente de los EUA, para mantener la hegemonía. No tenía la visión de estado y
los recursos necesarios para asumir, y estuvo obligado (no solo por razones legales sino
también prácticas) a gobernar sin el recurso material y con el recurso humano del viejo
régimen, aunque más bien con un estrato profesional que necesitaba su trabajo, y de
repente hasta lo defendió con orgullo y desempeño, y que paga su aporte, aunque aún no
se afilia. Sustituir a todos los servidores públicos con activistas de LIBRE en 2022
hubiera sido imposible, catastrófico e irresponsable. Hemos trabajado a la par con gente
buena. La empleomanía no puede ser nuestra única preocupación y el nepotismo que es

1
Ahí estaba antier uno de esos escribidores, que casi hacen escritura automática, acusándome de defender
a la Presidenta que me ha nombrado embajador, y de ser -según él- antidemocrático por recordarle a su
paladín oscuro, la condena, que tiene pendiente de sentencia ante el juez competente que, en un Partido
democrático, siempre es su asamblea.
el empleo de la persona equivocada para su misión por la razón equivocada de su
filiación… no es buen recurso ni tiene nada de revolucionario u honesto.

Pero no se repara lo suficiente en el sentido histórico de lo que viene de suceder. Es que


LIBRE como partido popular y nuevo (solo diez años), derrotó contundentemente a sus
rivales centenarios con una mayoría total sobre sus varios contendientes a la
Presidencia. Los partidos tradicionales siguieron ganando en las alcaldías, siempre más
inmediatas al pueblo llano que las diputaciones, por un fenómeno de inercia clientelar, y
por eso, conjuntamente, controlan el legislativo, lo que difícilmente se repetirá;
mordieron el polvo, quedaron desbaratados en sus autoridades centrales. Tanto que los
liberales les dan la espalda a sus cúpulas, no logran reencontrarse consigo mismas y los
nacionalistas se desacoplan de ellas. Es un proceso que arrancó desde la toma de
conciencia del sector popular, sobre lo que -antes de su traición en 2009- el obispo
llamaba la estafa, no solo del abasto de petróleo, sino de todo el sistema político que
nos vendían con publicidad engañosa como democracia. Los partidos tradicionales, no
supieron, por inexperiencia, asimilar esa derrota para rearticular una estrategia, y se
consagraron a la más escandalosa confrontación infantil. Como cuando un contrincante
en un boxeo queda decimos, noqueado, pierde su capacidad de concentración y es
incapaz de volver a encontrar su balance, su autoconfianza y una estrategia eficaz…
para ser opositor leal, para ser otra vez alternativa. Repite tramposo, nos reprimen, “no
son profesionales y eficientes”, como presuntamente, para cualquier olvidadizo ¿lo eran
los ministros nacionalistas y liberales? Que “todos son iguales” y ¿no hay diferencia
entre lo que hacía Oliva y lo que hace Redondo, por ejemplo? No pudieron articular una
alternativa como oposición congruente y eso se convirtió en un problema de país,
propiciando las injerencias externas y presiones y ahora se internaliza y convierte en un
tema del Partido, infiltrado por desleales.

Una ruptura tan grave de la tradición, que supuestamente era imposible, les ha quitado,
no solo la fuente ilícita de financiamiento casi infinita (la tasa de seguridad, el estado),
sino también el apoyo material de sus bases financieras provenientes de los sectores a
los que antes podían hacerle favores. Y que ya no confían en ellos al caer en cuenta de
su impotencia, mientras por otro lado, empiezan a intuir, aun si no terminan de entender
el imperativo de acordar con el nuevo gobierno, y el nuevo régimen. Por eso también,
ha sido un error continuar con algunas malas prácticas de clientelismo en el Congreso.

A este respecto, es importante el nuevo diálogo discreto que ha instalado la Presidenta


entre altos funcionarios y representantes de un sector empresarial dispuesto, que sabe
que Honduras es una oportunidad de inversión, y que a mediano y largo plazo pueden
tener mucho que ganar si se adaptan al cambio. Importaría ver, porque el gobierno tiene
un alcance más corto, que participara en ese proceso el Partido. Ni debe temer el
Partido al capital, ni los empresarios genuinamente democráticos, deben temer al
Partido. Igual debería activarse el equivalente Consejo Económico y Social. Pero solo se
puede caminar con quienes están dispuestos, a la conciencia y disciplina del momento y
el proceso.

Por otro lado, este es un proceso cambio que apenas se inicia. El bipartidismo está
catatónico, lo que no quiere decir que va a morir el interés que representaba, sino que
buscara otro recurso y forma. Pero no se trata únicamente de estar del lado bueno de la
historia y del cambio venidero inevitable, ni tampoco de reinventar el mundo, tampoco
nosotros. Hay mil cosas en la Honduras histórica, valores, sentimientos, que deben
preservarse para la salud de nuestra sociedad y para la identidad, en que radica la
fortaleza de una nación, para mantener las condiciones de una economía sostenible y
para alcanzar una prosperidad moderada de todos. Necesitamos también a los
propietarios, a los empresarios en Honduras, necesitamos de su capital y su talento,
necesitamos a la pequeña burguesía y a los pequeños productores de alimentos y
exportadores. ¿O no?

Antes de alcanzar la prosperidad compartida, hay que sacar cuatro millones de


hondureños de la pobreza y la marginalidad, asegurarles a todos, servicios básicos
indispensables: salud integral, educación de calidad en todos los niveles, seguridad
ciudadana respetuosa del derecho, y energía sostenible para la producción y el bienestar.
Son pocas palabras pero por supuesto, palabras mayores. Metas que exigen
mayúsculos recursos y ayuda y cooperación de afuera, y que pasan antes por formar los
recursos humanos, que son la primera necesidad, la carencia fundamental del estado y
del país.

Hay que ser autocríticos siempre, esa es la condición del revolucionario. En el gobierno
actual se han cometido errores, de todo tipo y algunos serios. Se han incumplido no solo
promesas explícitas, sino las obligaciones de responderle al pueblo en muchas de sus
urgencias básicas. Se ha incumplido el deber de la gestión eficaz del estado. No existe
alternativa. LIBRE es para genuinos demócratas, que creen en el pueblo -en vez de los
diz que representantes en nominas partidarias y urnas cooptadas- el único camino al
desarrollo democrático. El punto de partida y la senda del proceso nuevo. Dentro del
Partido, debe primar la democracia y la apertura a la crítica racional, fundamentada y
discreta. Pero, a menos que se presenten ya a formar filas y a recibir órdenes, los
díscolos, los escandalosos, estridentes e irrelevantes que han estado generando anarquía,
podría llegar a ser necesaria una purga para resolver la contradicción final. Somos o no
somos LIBRE, y quienes no lo sean, son parte del problema, y no de la solución del
Partido. Honduras tiene que reconciliarse para alcanzar las metas de todos. Los únicos
enemigos son los corruptos y los extremistas. Y ese también es, a mi ver, el reto mayor
inmediato de nuestro sistema político en transición: reunir a los que se puede. El Partido
gobernante tiene que desbasurarse sin miedo, pero luego también unirse y ampliar sus
bases, integrar en simpatías, a todos los dispuestos, sin demandar pedigrí, pureza de
sangre o dogma.

El liderazgo debe controlar las disputas palaciegas entre quienes se quieren posicionar, a
como de lugar, para sobrevivir al nuevo tránsito (cada cambio de gobierno lo es), los
falsos líderes y las falsas bases de oportunistas resentidos, contra los rectos conductores
del proceso, la disciplina, la fidelidad al estatuto y la necesaria ampliación de la base.

Allanar un camino a los grandes consensos lúcidos y necesarios, a los sectores de la


sociedad que pueden coaligarse en forma honrada con el Partido del pueblo, para
participar comprometidos con nuestras metas trascendentes. Y entonces, para ser
sucinto, el éxito del gobierno de Xiomara radicará en llevar al país a elecciones
exitosas, irrefutables. El éxito del Partido consistirá en mantener el diálogo abierto con
los hombres y mujeres de buena voluntad, que quieran hacer causa común con nuestro
proyecto, para elegir un próximo gobierno con un legislativo de calidad que represente
proporcionalmente a todos los sectores y un ejecutivo coordinado y productivo. Un
nuevo gobierno eficiente que, con aplomo, reclame el éxito, y que le cumpla al pueblo
sus muchas demandas pendientes, que alce el vuelo del desarrollo, para lo cual tiene que
soltar todos los lastres. Hoy por hoy, la oposición puede sobrevivir redefiniéndose en
los próximos meses, rescatando a sus muchos hombres y mujeres sinceros, y de
espaldas a sus profundas estructuras perversas, para llegar a un entendimiento con
LIBRE, convivencia leal para la prosperidad moderada de todos.
Seúl, 19 de Mayo de 2024

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