Qué Día Se Debe Poner La Ofrenda Del Día de Muertos
Qué Día Se Debe Poner La Ofrenda Del Día de Muertos
Qué Día Se Debe Poner La Ofrenda Del Día de Muertos
Ya se acerca la fecha en la que se pone la ofrenda para los que ya no están con nosotros,
pero, ¿conoces con exactitud qué día debería ser?
Aunque es común que las ofrendas se coloquen por la mañana, lo importante es que
estén listas antes de la noche del 1° de noviembre, en la cual las ánimas cruzan hacia
nuestro mundo para estar con sus seres queridos, antes de partir su viaje de regreso a
Mictlán el 2 de noviembre.
LA LEYENDA DE POPOCATÉPETL E IZTACCÍHUATL
La vista que engalana a la ciudad más grande del mundo: la Ciudad de México, está realzada por la
majestuosidad de dos de los volcanes más altos del hemisferio, se trata del Popocatépetl y del
Iztaccíhuatl. La presencia milenaria de estos enormes volcanes ha sido de gran importancia en las
diferentes sociedades que los han admirado y venerado, siendo fuente de inspiración de múltiples
leyendas sobre su origen y creación. Entre ellas las más conocidas son dos que a continuación
relataremos.
Hace ya miles de años, cuando el Imperio Azteca estaba en su esplendor y dominaba el Valle de
México, como práctica común sometían a los pueblos vecinos, requiriéndoles un tributo
obligatorio. Fue entonces cuando el cacique de los Tlaxcaltecas, acérrimos enemigos de los
Aztecas, cansado de esta terrible opresión, decidió luchar por la libertad de su pueblo. El cacique
tenía una hija, llamada Iztaccíhuatl, era la princesa más bella y depositó su amor en el joven
Popocatépetl, uno de los más apuestos guerreros de su pueblo.
Ambos se profesaban un inmenso amor, por lo que antes de partir a la guerra, Popocatépetl pidió
al cacique la mano de la princesa Iztaccíhuatl. El padre accedió gustoso y prometió recibirlo con
una gran celebración para darle la mano de su hija si regresaba victorioso de la batalla. El valiente
guerrero aceptó, se preparó para partir y guardó en su corazón la promesa de que la princesa lo
esperaría para consumar su amor. Al poco tiempo, un rival de amores de Popocatépetl, celoso del
amor de ambos se profesaban, le dijo a la princesa Iztaccíhuatl que su amado había muerto
durante el combate.
Abatida por la tristeza y sin saber que todo era mentira, la princesa murió. Tiempo después,
Popocatépetl regresó victorioso a su pueblo, con la esperanza de ver a su amada. A su llegada,
recibió la terrible noticia sobre el fallecimiento de la princesa Iztaccíhuatl. Entristecido con la
noticia, vagó por las calles durante varios días y noches, hasta que decidió hacer algo para honrar
su amor y que el recuerdo de la princesa permaneciera en la memoria de los pueblos. Mandó
construir una gran tumba ante el Sol, amontonando 10 cerros para formar una enorme montaña.
Tomó entre sus brazos el cuerpo de su princesa, lo llevó a la cima y lo recostó inerte sobre la gran
montaña.
El mito de Rómulo y Remo narra el origen y la fundación del Imperio Romano, el cual
según los historiadores tuvo lugar en el año 753 antes de nuestra era. Esta historia tiene
mucho de leyenda, pero está registrada en los anales de la época. Sin embargo, sus bases
son confusas y contradictorias, por lo que no se les da credibilidad plena.
Hay grandes historiadores que han hecho referencia al mito de Rómulo y Remo.
Dentro de ellos están Plutarco, Dionisio, Tito Livio y Lucio Aneo, entre otros. Todavía no
hay consenso entre los expertos sobre si la leyenda tiene base real.
Hay que anotar que el mito de Rómulo y Remo es romano, como resulta obvio,
pero también existe una versión griega del mismo. Según esta última, Roma habría sido
fundada por los griegos. Sin embargo, tal versión está llena de inconsistencias y no
sobrevivió ni siquiera como leyenda.