Desafios de La Construccion Con Adobe en America Latina
Desafios de La Construccion Con Adobe en America Latina
Desafios de La Construccion Con Adobe en America Latina
Resumen
El adobe es considerado uno de los sistemas más antiguos y de mayor difusión en el mundo, el
mismo que tras el fracaso de los paradigmas de progreso de inicios del siglo XX, vinculados a la
tecnificación y estandarización de la construcción, ha sido motivo de importantes estudios que revelan
su potencial para construir alternativas habitacionales innovadoras y garantizar la conservación del
patrimonio mundial edificado en tierra. Reconociendo el vínculo que se establece en la conservación
del patrimonio intangible –know how- con la conservación e innovación de la arquitectura en tierra, el
presente artículo pretende acercarse a la realidad que enfrenta la producción de adobe en América
Latina, sus fortalezas y limitaciones, e identificar estrategias que podrían reforzar la vigencia de esta
práctica constructiva. Tras la revisión de fuentes secundarias se utilizó la tecnica aplicada de la
entrevista semi estructurada a expertos reconocidos a nivel internacional de la red PROTERRA. Esta
información fue complementada con entrevistas semiestructuradas a productores y constructores del
contexto local: Cuenca y Susudel, así como la aplicación del enfoque de cadenas productivas para el
entendimiento y articulación de estrategias de creación de cadenas de valor alrededor del adobe
como elemento constructivo. La investigacion revela parte de los desafios multidimensionales
(económico, ambiental, social y cultural) que enfrentan los procesos de produccion y construcción en
adobe, además de los principales factores que han incidido en el desplazamiento progresivo de esta
práctica.Finalmente se identifican algunas de las estrategias comunes para promover y potenciar esta
practica constructiva.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, América Latina se ha convertido en un espacio multifacético en el que la
tradición y la modernidad se encuentran en juego constante, generando tensiones y dando
soluciones creativas en torno a la ocupación humana de los diversos nichos ecológicos que
la constituyen. En este contexto, las formas, materialidades y técnicas constructivas son
múltiples como los espacios que ocupan. Es de interés de este articulo el estudio de uno de
los tipos de materialidad asociado con la construcción (la tierra), y dentro de esta,
fundamentalmente una de las practicas constructivas (el adobe), cuyo origen se encuentra
enraizado sin duda en el mundo tradicional y en prácticas que hoy pueden estar perdiendo
vigencia en su contexto original asociado con la ruralidad. Sin embargo, desde otras lógicas
y desde otros intereses, el mundo urbano está optando por esta materialidad; en la que, son
los sectores de élites económicas e intelectuales los que están dando un nuevo giro a las
posibilidades de abordar estas prácticas de antigua tradición y nuevas formas, evidenciando
una contradicción altamente compleja, consistente en que, al tiempo que estas elites se
identifican con esta materialidad cubierta de “ancestralidad”, los sectores populares escapan
de esta materialidad por considerarla irreversiblemente marcada por el subdesarrollo y la
pobreza. Es precisamente entre estos dos escenarios antagónicos y a la vez que
complementarios, donde se desarrollan los aportes técnicos que ven en las diversas formas
de emplear la tierra como material constructivo una posibilidad única de conciliar la tradición
evidenciada en los elementos constructivos populares, con los aportes técnicos y científicos
posibilitados por la modernidad con la finalidad de proponer usos equilibrados y sostenibles.
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En este sentido, el adobe en el mundo contemporáneo no posee una realidad única, y esta
varia de acuerdo a las particularidades fundamentalmente socioculturales de cada uno de
los países de la región; de esta forma, Correia 1 es muy clara cuando plantea que “…los
resultados en cada país son diferentes porque los contextos y las dinámicas también lo
son…” Con estos antecedentes, este artículo busca realizar un análisis de discurso centrado
en los desafíos que enfrenta este tipo de construcción en la actualidad. Para mayor
comprensión, las opiniones de especialistas 2 en la arquitectura en tierra de diferentes países
de Latino América se han estructurado considerando las tres dimensiones fundamentales
del desarrollo sostenible: sociocultural, económico y ambiental.
1
Correia, Mariana. 2015. Seminario de conservación y arquitectura en tierra. Disertación en Facultad de
Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca. Ecuador. Presentación no publicada.
2
Especialistas reunidos en el año 2015 en el 15º SIACOT realizado en Cuenca – Ecuador. Los expertos cuyas
opiniones han sido analizadas en este ensayo son: A. Maldonado (Chile), L. Garzón (Colombia), I. González /
F. Orellana (Ecuador), D. Nuñez (El Salvador), I. Hasting / L. Guerrero (México), D. Guillen (Nicaragua), M.
Correia (Portugal).
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Por otro lado, la producción y construcción en adobe ha sido calificada por el Instituto
Nacional de Patrimonio Cultural –INPC-, como un patrimonio cultural inmaterial, cuyos
conocimientos son transmitidos de generación en generación en varias zonas del país, y en
algunos casos ha sido reconocido como una actividad económica vigente, desarrollada
muchas veces por familias enteras y sobre la cual subyace otro elemento sociocultural como
es la minga 3 (INPC, 2009). Este patrimonio cultural inmaterial, ha dado origen a un conjunto
de bienes tangibles patrimoniales, donde de acuerdo al primer inventario nacional realizado
por el Ministerio Coordinador de Patrimonio del Ecuador (INPC, 2009), casi un tercio de los
bienes inmuebles del país, son de adobe.
Según Cevallos (1992) es alrededor de la década de los ochenta, cuando las instituciones
públicas, privadas y el estado ecuatoriano impulsan el estudio y la construcción de la
arquitectura en tierra. Universidades tales como la Universidad Politécnica Nacional y la
Universidad Católica emprendieron estudios de análisis de daños y refuerzos en las
edificaciones afectadas por los sismos, así como también análisis económicos demostrando
el bajo costo de este tipo de construcción. En la actualidad y desde el ámbito privado,
existen innovadoras iniciativas de diseño contemporáneo, algunas de la cuales han sido
reconocidas inclusive internacionalmente, como la casa Cueva (Quito, 1994), la casa de la
Loma (Cuenca, 2012), entre otras. Es necesario indicar, también que el discurso promovido
por el Plan Nacional de Buen Vivir 2013-2017 y el Ministerio de Desarrollo Urbano y de
Vivienda del Ecuador –MIDUVI- explicitan la pertinencia que podría tener el sistema
constructivo en tierra como medio que garantice el acceso a una vivienda adecuada, segura,
digna y sustentable capaz de optimizar el uso de recursos naturales locales, sin embargo la
carencia de una política pública que este en consonancia con este marco estratégico
nacional, ha incidido directamente en su casi nula aplicabilidad.
3
Forma tradicional de trabajo colectivo basado en la reciprocidad, elemento central de la organización social de
las comunidades andinas tradicionales. La institución de la minga, cumple una función social y de estatus
importante, en la que el poder y los medios económicos pueden ser canalizados.
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construcción, lo convierte en un recurso económico para un amplio grupo humano, más allá
de su condición social.
Además de lo mencionado, la tierra como insumo tiene la flexibilidad de poder modificar sus
condiciones naturales –en el caso de ser desfavorables- a través de procesos de
estabilización en donde se regula la presencia de arcillas, pero sobre todo las proporciones
relativas de todos los componentes del adobe. Al respecto F. Guerrero (2011, p.79) afirma
que, “No existen buenos o malos materiales, sino adecuadas e incorrectas formas de
utilizarlos“. Es importante también mencionar que en el proceso de preparar, transportar y
trabajar el barro en el sitio, tan solo se necesita el 1% de la energía necesaria para fabricar
hormigón armado (Minke, 2001).
Estas ventajas económicas del adobe, sobre los demás sistemas constructivos diseñados
hasta el momento, se ven potenciadas por sus ventajas ambientales. El impacto ambiental
de la construcción en tierra in-situ se considera bajo, pues necesita menor energía para
producirlo y es 100% reciclable y reutilizable (Neves, Faria, 2011). Además, la fabricación
del adobe y los procesos de construcción in situ con este material tienen el potencial de
reducir las emisiones de CO2 hasta 100 toneladas por año (Pacheco, Jalali, 2012). Durante
su funcionamiento y vida útil, la inercia térmica del adobe permite el almacenamiento del
calor, y su transmisión del exterior hacia el interior, teniendo en cuenta el espesor de muros
y la orientación, reduciendo con ello el uso de sistemas mecánicos de ventilación o de
calefacción.
Respecto a las limitaciones técnicas, varios tipos de revestimientos han sido ensayados
para solventar problemas relacionados con la vulnerabilidad respecto la humedad (Neves.
Faria, 2011; Jara, Rodas, Caldas, 2015). Similar situación frente al mejoramiento de
resistencia sísmica del adobe. Estos estudios son de los más extensos y abundantes, donde
se destacan los aportes del Instituto de Conservación Getty y la Pontificia Universidad
Católica de Perú. Respecto a la presencia de plagas, autores como Eires, Camões y Jalali
(2007) recomiendan el uso de mezclas de bactericidas para evitar este problema, así como
pinturas vinílicas que actúan como fungicida en aquellas paredes de adobe carentes de
revoque. Finalmente, en relación, a las afirmaciones sobre las limitantes constructivas, de
diseño, en la altura, longitud, apertura de vanos entre otras, han sido rebatidas por autores
como Bardou y Arzoumanian (1981), y Minke (2001) y otros, quienes afirman que el adobe
ofrece gran variedad de posibilidades constructivas por su gran plasticidad, es muy fácil
cortar y darle contornos, es óptimo para realizar bóvedas, cúpulas y viviendas irregulares o
circulares. Como todo sistema constructivo tiene normas de diseño y construcción que
deben ser consideradas para garantizar la estabilidad de las estructuras.
Como se ha observado, grandes avances se han dado a lo largo más de sesenta años de
estudios de la arquitectura en adobe, donde la mayoría de las limitaciones identificadas han
sido rebatidas. Sin embargo, llama la atención que en la actualidad, son grupos minoritarios
los que sostienen esta práctica constructiva. También, resulta de interés del presente
artículo el estudio de la relación producción-construcción en adobe, y los impactos que su
disociación podría generar.
METODOLOGIA
Tras la revisión de fuentes secundarias –revisión de bibliografía- a diferentes niveles
territoriales, contexto internacional, nacional y local, se puso en evidencia la relevancia del
estudio de la arquitectura en tierra, sus limitaciones y los aportes teóricos y prácticos para
solventarlas. A partir de estos hallazgos preliminares se desarrolló un análisis más profundo
respecto a la realidad de América Latina, basada en el conocimiento derivado de expertos
reconocidos a nivel internacional de la red PROTERRA. Para el proceso de recolección de
información se utilizó la técnica aplicada de la entrevista semiestructurada y análisis de
discurso. Sabiendo que los desafíos son multimensionales, se plantearon preguntas que
abordaron temas económicos, socio-culturales y ambientales de la construcción en adobe.
Esta información fue complementada con entrevistas también semi-estructuradas aplicadas
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RESULTADOS Y DISCUSIONES
Dimensión socio-cultural
Respecto a la dimensión sociocultural, se ha identificado como una preocupación común a
países como Ecuador, El Salvador, México, Colombia, y Chile, aquella que hace referencia
una visión polarizada respecto al uso de la arquitectura en adobe. Por un lado, se trata de
vínculo establecido, desde mediados del siglo XX, entre adobe con condiciones de pobreza,
de retraso, de ruralidad, de desarraigo que han llevado a un progresivo desuso de este tipo
de arquitectura. Por otro lado, el mundo contemporáneo y de manera antagónica, resulta
preocupante la persistencia de este tipo de arquitectura, sostenida solamente por las élites
económicas de estos países.
Uno de los técnicos ecuatorianos entrevistados, manifiesta que en la mente de la gente de
“…sectores medios y bajos, el adobe es pobreza, la tierra es pobreza…”. Según este mismo
experto, este proceso de estigmatización del material constructivo creció con la agudización
de la migración de ecuatorianos al exterior. Plantea que cuando los arquitectos trabajan con
clientes migrantes, se nota que estos han retornado con una óptica diferente y ante la
propuesta de construir con adobe existe siempre una respuesta negativa. Ellos “…tienen el
conocimiento, tienen la tierra, pero no quieren construir con adobe…desde el punto de vista
del status, tener una casa de adobe no apoya el ascenso en términos sociales”. No así en
estratos económicos altos de la sociedad ecuatoriana contemporánea, manifestando que
por ejemplo en Quito, “…la construcción con tierra…esta infestada de gente que tiene
dinero.” En ese pequeño grupo se encuentran quienes “…hacen fincas vacacionales”, así
como indica de la existencia de extranjeros que “aprecian esta materialidad…tal vez más
que nosotros”.
Para el caso salvadoreño, la experta Núñez, se refiere a este tema como una “cuestión de
extremos”, haciendo referencia a que es una materialidad empleada por las personas con
menores recursos por la facilidad de acceder a ella, al tiempo que recientemente se ha
convertido también y en otro contexto territorial, en una materialidad de las élites: “…las
personas que he conocido que construyen con este material [Manifiesta la experta
salvadoreña] quieren tener un poco de cultura en su vivienda…” a lo que se suma “…el
grado de confort que logran en una vivienda construida con tierra… así, …la gente que tiene
dinero quiere que se vea el adobe…para ellos eso tiene un valor cultural”.
En el caso mexicano según Guerrero, ocurre algo similar, por una parte “…la gente pobre no
quiere saber nada del adobe y entre la gente de dinero ahora está de moda…construyen
hasta de bloque de cemento al que le ponen recubrimiento de adobe”, manifiesta el experto
mexicano.
A observar a la realidad colombiana, la experta Garzón señala que en el país se observa “un
despertar” en relación con la arquitectura en tierra, asociado a estratos poblacionales
específicos, que no son “la masa”, es decir no es el pueblo, sino gente vinculada con “la
ecología, la cultura, la academia y por la posesión de un gusto por la bioconstrucción”.
Enfatiza que “…ya paso el romanticismo de lo bonito, del pasado, del patrimonio”, hoy se
debe pensar en los “recursos disponibles y del sitio en que nos encontramos”. También
indica que en Colombia, el movimiento de la arquitectura en tierra no siempre está pensando
en la autoconstrucción ni en lo popular, sino en un uso de los espacios rurales por parte de
sectores con alto poder adquisitivo.
No deja de resultar llamativo el hecho de que si esta arquitectura esta estigmatizada en los
sectores populares con los que se asocia como una parte constitutiva de su identidad ¿a
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qué se debe que los sectores de elites económicas e intelectuales retomen esta arquitectura
para sí?. Al parecer mucho tiene que ver en esta nueva apropiación, elementos de
valoración de lo ancestral y de una conciencia medioambiental, conciencia que como
remarca el experto ecuatoriano, “…no llega a los sectores pobres por más que se diga que
es ancestral, que es tradicional…en sectores populares la gente quiere que se construya de
bloque… mostrando así su cambio cultural”, es decir romper con las “raíces” puede ser una
señal de progreso desde los sectores populares, mientras que una adscripción de las elites
con lo popular en el sentido de “ancestral” es indicativo de conciencia superior y equilibrada
con el entorno, marcando nuevamente la distinción entre sectores.
¿Qué hacer para cambiar la imagen estigmatizada de la tierra y el adobe? resulta un tema
recurrente. La experta portuguesa manifiesta que cada país tiene una realidad diferente y al
entender estas múltiples realidades se podrá entender “…cuál es el mejor camino para
cambiar la mentalidad. Así en Chile menciona la experta, “…cuando todo estaba ligado al
patrimonio no había mucho interés sobre la arquitectura en tierra, más cuando empezaron a
hacer arquitectura contemporánea con sismo resistencia, la imagen cambió”. El experto
chileno, Maldonado coincide con esta preocupación y manifiesta que lo primero que hay que
hacer es borrar el perjuicio en la gente respecto a “que el adobe, que la tierra es un material
de pobres…” Maldonado, muestra un discurso suigeneris a nivel latinoamericano, en el que
si bien se reconoce la existencia de un mundo rural chileno que “…ha construido toda la vida
en arquitectura de tierra…”, este tipo de arquitectura no ha recibido fomento, no así la
arquitectura urbana de tierra que aparentaría tener otra matriz, por lo que “…hay que
eliminar ese paradigma de que la tierra es rural, idea que conlleva a la pobreza… las
ciudades de Chile están construidas de tierra”, aunque es una tierra distinta, lejana a la
ruralidad y lejana a lo indígena, realidad que en otros espacios de Latinoamérica, la mayoría
de ellos, está marcada por un intrincado mestizaje cultural y material desde la más temprana
colonia hasta hoy.
Otra de las propuestas más o menos intencionadas sobre este tema, van asociadas a como
las élites han reconocido esta materialidad y sus bondades como un elemento de distinción.
Al respecto, Hasan Fathy (2003), arquitecto egipcio, referente mundial en torno a estudios y
construcción de arquitectura en tierra, también realizó ejemplos de arquitectura en tierra
para algunos grupos sociales económicamente o políticamente poderosos, reconociendo su
incidencia directa en las formas y materiales de construcción que ‘se imponen’ sobre la
población pobre, “esperando que en 20 años, los pobres los imiten”.
Otro desafío identificado desde la dimensión socio-cultural y relacionado con el anterior, se
refiere a la dicotomía entre tradición y modernidad atribuida a esta práctica constructiva. De
acuerdo al experto mexicano, en este país, la construcción en adobe constituye un elemento
asociado a la tradición, hecho que generalmente se articula con la ruralidad y en ocasiones
con lo indígena y/o campesino, en donde algunas comunidades indígenas “cerradas”, ven
en la construcción con tierra su pasado, siendo un elemento que genera orgullo identitario.
En el caso chileno, el discurso sobre esta materialidad toma un giro total, la percepción de
esta materialidad está vinculada con discursos de modernidad en donde la tradición juega
un rol reducido, e incluso esta podría ser leída como síntoma de retraso, así frente a los
procesos de remodelación de bienes edificados en este tipo de materialidad se plantea que
“…la gente que busca una remodelación no busca exactamente que le quede igual… eso no
le sirve en términos comerciales y en términos de bienestar psicológico, ellos necesitan un
salto hacia la modernidad que cambie el concepto de donde viven…esas reformas se debe
hacer en códigos contemporáneos”. Esta posición plantea una separación de la línea
discursiva de la arquitectura en tierra patrimonial latinoamericana, las comunidades
indígenas mexicanas que han visto un elemento identitario en esta materialidad, lo que han
hecho como en el caso chileno pero no desde lo urbano sino desde lo rural ha sido
“…modificar detallitos de la construcción con tierra para sentirse modernos”.
Un tercer desafío dentro de esta dimensión, para el caso de América Latina, tiene que ver
con la perdida de conocimientos asociados con la arquitectura en tierra. En el caso
mexicano se menciona que esta pérdida ha generado también una pérdida de
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Dimensión Económica
De acuerdo con Minke (2001) y Haesebrouk y Michiels (2011), la producción del adobe en el
mundo contemporáneo, no está atravesada únicamente por consideraciones de orden
técnico y por construcciones culturales, en su opinión, uno de los elementos que mayor peso
tiene al momento de elegir una materialidad constructiva determinada, es aquella
relacionada con la economía, es decir los costos que alcanza este tipo de obra. En este
sentido, tampoco se puede generalizar una respuesta, ya que dependerá del país y
fundamentalmente de la lógica constructiva, de si está asociada a una práctica tradicional
fuerte, de si se aplicará in situ, si se realizará en espacios urbanos o rurales, de si se cuenta
con mano de obra preparada para el manejo de tierra como material constructivo, de si aún
funcionan lógicas cooperativas tradicionales, etc., es decir, de consideraciones múltiples,
que tienen mucho que ver con el conocimiento de la cadena productiva del adobe y como el
funcionamiento de la misma, evidencia sus potencialidades y disfunciones productivas
(Porter, 2000; Kaplinsky, Morris, 2002).
Dependiendo de estas consideraciones, los costos subirán o bajarán frente a otros
materiales prefabricados o no tradicionales, así, en el caso nicaragüense la experta
entrevistada considera que dependiendo de la región del país la realidad puede cambiar,
emplear el adobe para la restauración puede ser altamente costoso como un efecto de
rebote fruto de la revalorización de edificaciones patrimoniales, lo cual ha encarecido la
mano de obra experta y los materiales a niveles inalcanzables, de allí que, la percepción de
este material y de las edificaciones construidas de adobe para los sectores populares en los
casos de las ciudades de Granada y León es la de que, “…casas señoriales… para ellos no
es una alternativa”, sin embargo esta realidad de los mencionados centros patrimoniales
nicaragüenses, no es la misma del norte del país en donde el 60% de las viviendas rurales y
urbanas se construyen de adobe, material denominado por la experta consultada como
“…adobe contemporáneo vernáculo”, en donde esta materialidad no es sinónimo de riqueza
y su costo ronda por “…la mitad del costo de una casa de concreto”.
En el caso salvadoreño, Núñez plantea lo contrario, se estima que los costos de la
producción de adobes son costos “iguales o mayores” que aquellos de un material
convencional con precios unitarios de $USD 0,30 frente a un ladrillo cocido que ronda los
$USD 0,12 ; sin embargo, plantean que los análisis en este campo se deben hacer de
manera global, es decir si se compara el costo de una edificación de otro material como el
ladrillo cocido, que requiere de “mampostería confinada”, su costo será mucho más alto que
una edificación de adobe que no requiere de un “marco de concreto reforzado”.
Otro tema que no se puede obviar al analizar el adobe es el sitio en donde se va a construir,
asociado esto con la disposición de la materia prima, según los criterios emitidos por
expertos de varios países, el hecho de que la producción sea in situ, es decir en el punto
donde se edificará, reduce los costos, por el contrario si lo que se da es el acarreo del
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material desde lugares distantes, los costos de la edificación en términos generales subirán,
de allí que Núñez plantea que “…el adobe es económicamente factible solamente si se hace
con material in situ y sobre todo nos puede generar esos costos de oportunidad si la gente
autoproduce el material”, caso contrario, “…puede resultar un costo más elevado que una
vivienda con materiales convencionales…” Así desde estas premisas, el adobe es una
material mucho más asequible a nivel de costos por que “…se puede autoproducir, porque
se puede usar el recurso local, porque la gente puede participar en el proceso…”. Algo
similar expresa Orellana para el caso ecuatoriano, “…si voy a construir en un sitio donde la
calidad del suelo no me da para eso, estoy encareciendo increíblemente el costo, ya que
tendré que traer adobe fabricado de otra parte, tengo que traer la tierra que me va a servir
de mortero… tengo que traer la tierra para el revoque. Si no tengo eso, mejor no construyo”.
En México, los costos de un adobe varían de $USD 0,20 a un $USD 1,00, variación
impulsada por el consumo de este material en “zonas turísticas donde se está volviendo un
material de lujo, que por una parte genera recursos para los sectores productores
tradicionales de adobe, pero que evidencia una vez más la contradicción cuando los
sectores artesanales de producción fabrican con estos excedentes “…sus casas de
cemento”.
El caso colombiano, resulta de especial interés para el análisis de la producción y uso del
adobe contemporáneo, por una parte, según manifiesta Garzón, “…en Colombia se está
formando una industria en torno a la producción con tierra” lo que muestra una nueva lógica
productiva, sin embargo, plantea la existencia de un problema fundamental, no existe
claridad en lo referente al control de calidad a lo largo de la cadena productiva, este
problema según manifiesta está encadenado con la falta de conocimiento de los clientes
incluidos los profesionales para quienes la tierra continua siendo un material desconocido
“…no sabemos porque no tenemos formación en la universidad, porque nunca lo hemos
hecho, porque nadie nos lo dijo, porque no lo investigamos…”, este problema genera que se
venda adobe de muy baja calidad con todos los riesgos que esto implica.
Además se plantea como fundamental el conocimiento de las cadenas productivas y
cadenas de valor, la experta colombiana manifiesta que como ya sucedió en el caso de la
guadua, el conocimiento de la cadena de valor “…genera una nueva forma de entender los
materiales naturales y esto ha generado un mercado que está empezando a ser un boom,
que genera modas que son interesantes, ya que uno aprovecha esa situación para hacer
propuestas innovadoras que las trascienden”.
Al respecto del caso ecuatoriano, la presente investigación observó que la cadena
productiva del adobe es aún difusa en cada uno de sus eslabones, sin embargo, a través de
entrevistas a constructores y productores locales ha sido posible esbozar una primera
aproximación, sintetizada en la figura1.
En términos de los eslabones de esta cadena, los “intermediarios”, son quienes según su
apreciación, sacan mayor provecho de esta actividad, ya que compran al productor
artesanal barato y venden a las “obras” a precios elevados, sin que se sepa con exactitud la
procedencia y la calidad del producto. Sin embargo, contrario a la idea de tratar de eliminar
este eslabón de la cadena, se debería profundizar su estudio para identificar mecanismos de
control. Ello sobre la base de estudios de otros productos artesanales, en los que los
intermediarios cumplen un papel fundamental en la cadena productiva y en el momento que
estos no están presentes la producción se detiene o se ve seriamente afectada.
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Figura 1. Esquema de los eslabones de la cadena productiva del adobe identificada para el caso
ecuatoriano Fuente: VlirCPM 2016.
Dimensión ambiental
El análisis de la dimensión ambiental pone de manifiesto los desafíos presentes desde el
ámbito construido y natural. Respecto al ámbito construido, se resalta la importancia de
mejorar la práctica constructiva en tierra, considerando criterios técnicos y de diseño sismo
resistente. Criterios técnicos, que en términos de la experta colombiana, implican entender
el material “…dialogar con él…”. Señala como una de las malas prácticas comunes a la
construcción en tierra, el uso excesivo de elementos acrílicos, polivinilicos, PDA “…que son
muy buenos porque impermeabilizarán…pero le quita toda la capacidad de respirar a la
tierra…”. Al respecto, señala que los empañetes de cal y arena son los que más favorecen
la capacidad de respirar e impermeabilizar.
Si lugar a dudas, las múltiples catástrofes acontecidas han dejado huella en la confianza de
la gente frente a la tierra como material constructivo. Al respecto, se observó que tras los
terremotos que afectaron El Salvador en décadas pasadas, la gente con mayores
limitaciones económicas, rescataba los adobes de las edificaciones colapsadas para
reconstruir sus viviendas. Por otro lado, los nuevos ejemplos de arquitectura en adobe,
desarrollada por el estrato poblacional con mayor poder adquisitivo, ha introducido nuevas
formas en sus edificaciones, las cuales de no ir de la mano de profesionales capacitados
podrían constituir un riesgo inminente.
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Dada esta vigencia del uso del adobe, la estrategia debería considerar “…reconstruir con el
mismo material que es el recurso existente, pero con criterios técnicos que le dieran
seguridad, para evitar así reconstruir la misma vulnerabilidad…”. La experta salvadoreña
enfatiza que no se puede dejar de recordar, que la tierra es un material altamente
impredecible, a diferencia de materiales convencionales como el concreto en los que se
conoce el comportamiento y para el que existen normativas internacionales claras. Para tal
efecto, FUNDASAL 4 ha implementado un sistema de adobe reforzado “…tratando que la
gente adquiera una cultura de prevención ante los sismos…”.
La realidad es diferente para el caso colombiano, en donde se deja claro que si se sabe que
la vulnerabilidad del adobe frente a los sismos es muy alta, “… ¿Por qué seguimos
insistiendo en el siglo XXI en seguir haciendo las cosas como en el XVI?… hemos recorrido
450 años…”. En su opinión, plantea que se debe conservar lo que hay construido en adobe,
pero frente a la obra nueva manifiesta que se debe hacer “…fusiones…hay que ver las
potencialidades de cada cosa…”. Propone un cambio de visión, que vaya más allá de la
mirada romántica que busca continuar haciendo las cosas porque en el pasado se hicieron
así, para incluir otras expresiones materiales de la tierra como el bahareque, valido
especialmente es zonas sísmicas. Se debe “…reconocer cuales son las potencialidades y
limitaciones de cada técnica…”.
De la mano de un personal calificado que entienda la práctica constructiva en adobe y la
ejecute de manera responsable, resulta fundamental la existencia de un marco normativo
que regule la construcción en tierra y dentro de ella, en adobe. Al respecto se señala que en
décadas anteriores, algunas normativas nacionales incluso prohibían la construcción en este
material, tal es el caso chileno en la que recientemente se ha incluido una “…recomendación
a cerca de la conservación de los elementos de adobe…”. Sin embargo, realidades como la
México DF, aún está “…expresamente prohibida la construcción en adobe”. El experto
mexicano, señala que esta prohibición últimamente se ha flexibilizado, sin embargo se
sustenta en una normativa en la que el adobe posee una resistencia 0, es decir “…no pasa
los limites estructurales…”
En el caso colombiano existe la norma NTC5324 (2004) que “…permite construir con bloque
de tierra comprimida (BTC), siempre y cuando se confine entre los muros…igualmente
existe una norma para el empleo del bahareque encementado y se está haciendo una
norma para patrimonio a nivel de centros de recuperación de monumentos históricos”, sin
embargo para el adobe aún no existe una Norma, y si bien esta va a existir para patrimonio
“…no existirá para vivienda nueva ni contemporánea…” no se puede construir en adobe a
no ser que sea confinándolo en madera o concreto, hecho que se convierte en un limitante.
Otra de las discusiones contemporáneas sobre el adobe se refiere a su subsistencia en
espacios urbanos. Expertos de Ecuador, México y Colombia, coinciden en que el potencial
de las edificaciones de adobe va de la mano con la construcción in situ, hecho que requiere
de la disponibilidad del material y la mano de obra en el mismo sitio donde se levantará la
edificación. Sin embargo, esto en espacios urbanos cada vez es más complejo. A ello se
suman las presiones por optimizar el recurso suelo en las ciudades como uno de los
grandes limitantes técnicos para el uso del adobe en áreas urbanas. Al respecto, en el caso
mexicano se menciona “…que en lugares de desarrollo urbano, los espesores del muro que
se requieren para construir con tierra la convierten en insostenible”. “el adobe reduce el área
útil de una edificación y esta es una consideración fundamental cuando se construye en
espacios cada vez más limitados en su superficie”. Para el caso de Ecuador, se enfatiza la
pérdida del conocimiento técnico del trabajo en tierra en áreas urbanas, así como la escasez
del material.
De esta situación se desprende que, en áreas urbanas el uso de esta materialidad en la
actualidad, este asociada principalmente con actividades de restauración y conservación de
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Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima, sin fines de lucro, no gubernamental, que opera y
trabaja por la población excluida de El Salvador desde 1968.
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edificaciones históricas, en donde los materiales pueden ser reciclados e incluso adquiridos
desde fuera o pensar en “…urbanizar la arquitectura en tierra” pero racionalizar todos los
recursos a través del uso de otros sistemas constructivos, como el bahareque.
Respecto al ámbito natural, la escala de producción es un tema de central importancia. La
experta colombiana, utilizando como analogía la realidad del uso del ladrillo en la ciudad de
Bogotá -donde más del 80% de las edificaciones poseen esta materialidad- expresa que se
“…ha tumbado montañas para suplir la demanda de ladrillo…eso mismo puede pasar con el
adobe… la tierra no tiene regeneración, no es renovable”, por lo tanto los impactos
negativos a nivel medioambiental, contrario a lo que se aspira, podrían ser intensificados.
En este sentido la experta colombiana manifiesta que el proceso industrial de adobe es en
cierta forma contradictorio con la lógica tradicional, así, “La fábrica más grande de adobes
del mundo ubicada en Nuevo México, EEUU; produce 30.000 adobes diarios…” hecho que
engendra la contradicción en temas tales como la “…generación de mano de obra, la
estimulación del sector económico de la gente que participa en el proceso…” debido a la
mecanización del sistema. Según el experto mexicano, se debe promover una producción
no industrializada pero si masiva regulada donde además se incorporen mejoras en el
producto y garantizando su duración.
Por otro lado, según la experta colombiana, se insiste en observar otras técnicas
constructivas en tierra como el bahareque “…que no usa tanta tierra, no hace falta tanto
esfuerzo para traerla y solo con sacar el material de cimentación y pude ser suficiente para
levantar las paredes”.
CONCLUSIONES
No cabe duda de la importancia pasada y presente del adobe en el contexto
latinoamericano, hecho que se pone de manifiesto en los discursos de los expertos de la
región. Sin embargo es necesario tener un conocimiento profundo de cada uno de los
componentes culturales, económicos y ambientales que subyacen en cada realidad
territorial, y posteriormente materializar estrategias y normativas que garanticen la
sostenibilidad de la producción y construcción en adobe.
El análisis discursivo de las opiniones de los expertos ha mostrado ciertos ejes relevantes a
nivel latinoamericano en los que se debe poner especial atención; así, desde una
perspectiva sociocultural, el adobe contemporáneo subyace en medio de un proceso de
tensión entre lo tradicional, que alimenta la identidad con tintes ancestrales, asociados con
lo popular y a su abandono frente a la estigmatización. Por otro lado la modernidad se
encuentra vinculada a la innovación de esta materialidad pero desde sectores de élite, para
los que la ancestralidad y el respeto al medio ambiente tienen un nuevo matiz. Respecto al
fenómeno de elitización de la arquitectura en tierra, preocupa la permanencia en el tiempo
que pueda llegar a tener una de las prácticas constructivas que según el discurso, constituye
una de las alternativas potentes para construir comunidades más sostenibles.
Queda claro que la sostenibilidad de la arquitectura en adobe, tiene como sustrato histórico
la existencia de su práctica in situ, que a su vez entraña la figura de lo comunitario (minga
para el caso andino), la cual garantiza su viabilidad productiva y cultural a partir de la
práctica y transmisión de estos conocimientos de una generación a otra. La materialidad
(tierra / adobe), elitizada o promovida de manera impositiva, incide directamente en su
continuidad en términos culturales. Las nuevas formas de producción separadas
espacialmente de la construcción en adobe y, a escalas industriales, podrían ser altamente
nocivas y desvirtuar las potencialidades de este sistema constructivo, desde todos los
puntos de vista estudiados (medioambiental, socio cultural y económico).
La investigación pone a la luz la necesidad de profundizar estudios en relación al recurso
suelo, como materia prima. Por un lado, se señala que la materialidad no es el problema
sino la técnica constructiva, sin embargo, por otro lado, se reconoce los altos costos
ambientales y económicos implicados en los procesos de mejoramiento de la calidad del
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AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen al equipo de investigación del proyecto VlirCPM, especialmente al Director
Fausto Cardoso y los asistentes David Jara, Tatiana Rodas, Victor Caldas y Diego Fajardo por su
colaboración en el proceso. Además expresan su gratitud a los expertos internacionales
entrevistados, por sus importantes aportes para la concreción del presente artículo.
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AUTORES
Gabriela García, candidata a doctor por parte de la KU Leuven, Bélgica y Universidad de Cuenca,
Ecuador. Su investigación se relaciona con los procesos de activación del patrimonio cultural
edificado como recurso para el desarrollo. Especialista en Gestión del Patrimonio Cultural por parte
de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; Máster en Educación; Arquitecta; Docente de la
Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca e Investigador del Proyecto
VlirCPM, con experiencia en la intervención de bienes arquitectónicos.
Jorge Amaya, candidato a doctor por parte de la Universidad de Valencia, España, su investigación
versa sobre metodologías de gobernanza territorial aplicadas a la gestión del patrimonio desde un
enfoque del capital social. Máster en Gestión y Promoción del Desarrollo Territorial por la Universidad
de Valencia, Licenciado en Economía por la Universidad de El Salvador, actualmente se desempeña
como investigador principal en el proyecto VlirCPM de la Universidad de Cuenca, Ecuador.
Santiago Ordóñez Carpio, Master en Antropología e Historia Andina, Docente de Antropología en la
Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca e investigador del Proyecto VLIR-CPM en la Facultad
de Arquitectura y Urbanismo de este centro de estudios superiores. Exdirector de la Regional 6 del
Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador.
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