Módulo 2 Teoría de La Información
Módulo 2 Teoría de La Información
Módulo 2 Teoría de La Información
TEORÍA DE LA INFORMACION
La teoría de la información es conocida también como la teoría de la comunicación.
Hoy, cuando parece que la comunicación es un tema trivial, muchos ignoran que los grupos humanos
"sólo absorbemos la información que sentimos como necesaria"
La sintaxis dentro del marco de la comunicación, estudia los problemas relativos a la transmisión de
información y constituye el campo del teórico de la información, cuyo interés es la codificación, la
capacidad de los canales, el ruido, la redundancia y otras propiedades estadísticas de la lengua,
haciendo abstracción del significado de los mensajes.
Podríamos sentirnos inclinados a pensar que los problemas técnicos solo implican los detalles
técnicos del buen diseño de un sistema de comunicación, mientras que los semánticos y
pragmáticos serían el contenido filosófico del problema general de la comunicación. Sin embargo
esto no es tan así, el significado y la efectividad se ven inevitablemente restringidos por los límites
de la exactitud en la transmisión de las señales.
Un análisis de los problemas técnicos revela que ellos se superponen a los semánticos y
pragmáticos mucho más de lo que se podría sospechar.
Teniendo presente el esquema del modelo de comunicación vemos que la fuente de información
elige el mensaje deseado entre un conjunto de mensajes posibles. El transmisor cambia este
mensaje por una señal que envía al receptor por medio de un canal de comunicación.
El receptor es una especie de emisor invertido que transforma la señal trasmitida en el mensaje y lo
lleva a destino.
Cuando hablo con usted, mi cerebro es la fuente de información y el suyo el destino; mi sistema
vocal es el transmisor y su oído - con el nervio auditivo - el receptor.
Como ya dijimos, es característico del proceso de transmisión de señales que a ella se agreguen
ciertas cosas que la fuente no se proponía. Estos agregados indeseables introducen distorsiones en
la comunicación.
A todos estos cambios en la señal los denominamos ruido.
Lo que pasa, como dice Norbert Wiener, no es la cantidad de información emitida lo que importa, sino la
cantidad de información capaz de penetrar en nuestro almacenamiento
Mientras tanto, la saturación de información verbal, gráfica o televisiva genera una saturación y
degradación que no alcanza a ser percibida.
La teoría de la información comprende también la comunicación, ya que no hay información fuera de ese
sistema de señales o de un vehículo para transmitir esas señales.
De allí que Norbert Wiener, fundador de la cibernética plantea: "la organización es el mensaje"
Lo que dice Wiener es que el organismo se opone al caos, a la desintegración, como el mensaje se
opone al ruido.
Lo que Wiener paralelamente trata de demostrar es que los medios son una extensión del hombre (como
decimos
Que la rueda es una extensión de las piernas y la computadora es una extensión de la mente).
Mientras tanto, Marshall Mac Luhan en su libro " comprendiendo los medios" pronuncia su famosa frase
"el medio
es el mensaje" (medio como vehículo), generando a partir de allí un gran revuelo que aún se mantiene
entre comunicadores y estudiosos. Según Mac Luhan, asistimos al fin de la era iniciada con la creación
del código fonético,
(sonido y articulaciones del lenguaje ), al fin de la era Gutemberg.
Con el circuito eléctrico, que posibilita la simultaneidad de la información termina la etapa de la explosión
(expansión)
de la información y comienza la etapa de la implosión ( la información compleja, antiverbal, de la que la
televisión es
su profeta, alterando los comportamientos, condicionando la percepción y la participación
Mientras tanto, así como la revolución industrial creó el mercado de consumo y la necesidad de
alfabetización, también creó la necesidad de información para la mayoría: el periodismo y el libro, el cine,
la radio y la TV.
En el siglo XX cada uno de estos medios, y todos ellos en fricción, determinan modificaciones de
comportamiento de
la comunidad, para los cuales es necesario encontrar un lenguaje adecuado.
De allí los pasos siguientes, que van por la planificación y el diseño. El diseño industrial y la arquitectura
pasan a ser estudiados y proyectados como mensajes y como lenguajes. Escritores, poetas, periodistas,
publicitarios, músicos, fotógrafos, cineastas, productores de radio y de TV, diseñadores, pintores y
escultores empiezan a formarse como diseñadores, o forjadores de nuevos lenguajes.
Diseñador del lenguaje es aquel capaz de percibir o crear nuevas relaciones o estructuras de signos.
Pensemos que las máquinas del siglo XIX y parte del siglo XX eran de tipo marcadamente mecánico,
como extensiones de la fuerza muscular del hombre.
Nuestros bisabuelos convivían con objetos. La industria producía objetos uno a uno, durables, cada uno
diferente del otro, más en variedad que en cantidad.
Hoy con la cibernética y la automación, toda producción es programada y la cuestión ya no se plantea en
términos musculares, sino más bien en términos de sistema nervioso.
Las máquinas pasan a ser complejos organismos informacionales y las relaciones entre las cosas van
sustituyendo la visión de la cosa en sí. Y cuando hablamos de relación, hablamos de lenguaje, dado que
toda relación sólo puede ser explicitada bajo alguna forma "sígnica"
Toda relación que se establece entre dos, establece un vínculo de algún orden que se expresa en
términos de lenguaje (y esto vale tanto para las relaciones del mundo físico como para las del mundo
social y cultural.
De allí deriva la necesidad de una visión totalizadora del mundo de los signos, del mundo del lenguaje,
vinculada a los medios de vehiculización, y la necesidad de precisión y economía en la organización y
transmisión de los mensajes.
Cuantificación de la información.
Quien habla de precisión y economía habla de cuantificar la información.
El proceso básico de la teoría de la información,
Se refiere siempre a la cantidad de información y no a su calidad o a su contenido y significado.
En estos términos, el problema del vehículo que transmite el mensaje no puede desligarse del problema
de la propia configuración y organización del mensaje, de la organización de las señales que forman ese
mensaje.
La comunicación es un fenómeno y una función social, bien se procese entre hombre / hombre, hombre /
máquina, incluso maquina / maquina.
Comunicarse significa asociarse, de algún modo, formando una organización u organismo.
El cliché, "el todo es más que la suma de sus partes" expresa una verdad.
El todo (organización u organismo) posee una estructura que puede ser descrita como un conjunto de
normas que pueden permanecer inmutables, aún cuando sean sustituídos o alterados algunos miembros
o elementos individuales.
Gracias a esta estructura, la organización puede adaptarse mejor a actividades dirigidas a un fin, a un
propósito.
En suma, comunicación significa distribución de elementos o modos de vida y comportamiento en virtud
de la existencia de un conjunto de normas.
Desde el punto de vista psicológico, la comunicación puede ser definida, como
"respuesta discriminada o seleccionada a un estímulo".
Por supuesto que la comunicación no es sólo respuesta, sino la relación establecida por la transmisión de
estímulos y
por la provocación de respuestas. El estudio de los signos, de las reglas que los rigen y de sus relaciones
con los usuarios o intérpretes, forma el núcleo central del problema de la comunicación.
¿Qué comunicamos? Información, simple o compleja, al nivel de las relaciones públicas o sociales, o
incluso a nivel biológico.
En la teoría de la información y de la comunicación, lo que importa es la medida del contenido de
información, o mejor, el tenor o tasa de información.
Pero el tenor de información de las señales no es algo destacado de las propias señales, no es algo de lo
que las propias señales sean meras portadoras, no como vehículos que se puedan cargar o descargar.
El tenor o tasa de información es una propiedad o potencial de las señales y está íntimamente
relacionado con la idea
de selección y discriminación.
La teoría de la información surge como una teoría estadística y matemática, originada en los campos de
la telegrafía
y de la telefonía, especialmente a partir de los trabajos de Shannon y Weaver.
En este caso sólo se ocupa de las señales en sí, de su realidad física, al margen de cualquier significado.
Tenemos entonces un receptor y un emisor, las señales en todos los casos, son órdenes de
selección dadas y la selección se obtiene por decisiones del tipo si - no.
Para comprender mejor el concepto diremos que la más sencilla decisión es la moneda arrojada con
dos alternativas posibles, cara o cruz. Esta alternativa entre dos posibilidades es la más simple
decisión concebible, el sistema de sorteo más sencillo que podamos imaginar.
Esta unidad de medida de la información, lleva el nombre de bit (binary digit). Si, no; 0 y 1, son
cifras binarias en tanto se adopte como convención que sólo ambas sean permitidas. De esta
manera hemos establecido una relación numérica: un bit, o sea la unidad correspondiente a dos
posibilidades, no a una sola. En esto va involucrado el sentido de decisión, que sólo en presencia de
dos posibilidades permite una decisión elemental.
Dos acontecimientos binarios, como el arrojar dos veces la moneda, conducen a una decisión entre
cuatro posibilidades a dos bit. Tres decisiones binarias sería una decisión entre ocho posibilidades:
tres bits.
Es el logaritmo de base 2.
Volviendo a la lengua podemos afirmar que cada letra es formalmente una decisión entre 26
posibilidades (26 signos alfabéticos)
De aquí se deduce que una letra aporta en su aparición 4: 7 bits de información, esto nos permite la
cantidad de información de un texto lingüístico.
Con este espíritu y por razones técnicas, se hicieron esfuerzos con el fin de manipular los mensajes
para lograr la mayor eficacia al menor costo.
Es decir adaptar las señales a la capacidad de transmisión de los canales en un tiempo
determinado. Podemos entonces, si conocemos la capacidad de un canal, llenarlo de señales para
trasmitir la mayor cantidad de información en el menor tiempo.
Esto parece lo más lógico, lo más indicado, así, si tenemos por ejemplo, una cartulina para realizar
un afiche; según lo afirmado anteriormente; deberíamos llenarlo de información, de datos nuevos,
sin repeticiones y sin dejar ningún espacio libre, ni siquiera la separación entre palabras; de esta
forma podríamos introducir en el canal la mayor cantidad de información posible.
La realidad es que un canal con esa cantidad de información no sería efectivo, porque el mensaje,
para que suscite una respuesta en el receptor debe ser comprendido suficientemente y dado que la
recepción de mensajes ocurre mediante un sistema receptor; que en el ser humano tiene una
capacidad limitada de bit; sólo seríamos efectivos si no sobrepasamos la medida de 16 bits por
segundo.
O sea que como seres humanos esa medida es el volumen máximo de información asimilable.
Esto nos lleva a la idea de densidad de información aceptable por unidad de tiempo o espacio en la
recepción de un mensaje, lectura de un texto, visión de un cartel o audición de mensajes. Cuando la
densidad es demasiado alta, el receptor tratará de aumentar el presupuesto de tiempo para
decodificar el mensaje, o sea que volverá a leer o escuchar si puede, si no es posible, el mensaje le
resultará incomprensible y renunciará a comprenderlo.
El no sobrepasar esta capacidad es entonces una regla fundamental de la comunicación efectiva.
A estos condicionamientos debemos agregarle la presencia indeseable pero ineludible del ruido, es
entonces cuando aparecen los estabilizadores de la comunicación, que sacrifican una parte de la
capacidad del canal, introduciendo la redundancia para garantizar una correcta decodificación de la
información.
En el ejemplo de la confección del afiche en la cartulina, sacrificaremos parte del canal, dejando
márgenes adecuados, usando una tipografía del tamaño correcto en función de la distancia a que
debe ser leído, introduciendo gráficos que redunden sobre el mensaje escrito, para aclarar
significados.
Es decir trataremos el mensaje tratando de equilibrar lo conocido con lo novedoso para asegurarnos
la eficacia de la comunicación.
La teoría general de la comunicación propone, en principio, un sistema terminológico que permite
clasificar la variedad de fenómenos que componen el proceso de comunicación o de información.
A la luz de ella podemos preguntarnos, por ejemplo, cuál es el valor que puede tener un mensaje
para un receptor concreto.
Debemos tener en cuenta que los hombres y los grupos humanos, como los animales, sólo receptan
la información que sienten como necesaria y les resulta inteligible.
O para decirlo en palabras de Norbert Wiener: "... no es la cantidad de información emitida lo
importante para la acción, sino más bien la cantidad de información capaz de penetrar la superficie
de un dispositivo de almacenamiento y comunicación, de modo que sirva como gatillo para la
acción".
En todo proceso de comunicación el receptor sólo puede cambiar su comportamiento ulterior en la
medida en que recibe del emisor una cosa o mensaje que no conoce, y no una pura y simple
repetición de elementos que ya posee.
En otras palabras, todo mensaje tiene que conducir a algo nuevo, y esta noción de novedad es la
que sirve para medir el valor cuantitativo de una información.
Vemos, por lo tanto que el concepto de información implica una noción de medida que permite
calcular la cantidad de información que aporta el mensaje.
El principio que sustenta esta teoría es el de menor coste (en términos psicológicos, de materiales,
de soportes y de tiempo): el mensaje debe ser lo más económico posible.
Lo que persigue es la percepción de los mensajes con el mínimo esfuerzo por parte tanto del
receptor y con el máximo de eficacia. Pero el mensaje para que provoque alguna respuesta, un
cambio de conducta, tiene que ser comprendido suficientemente.
Esto nos conduce a la noción densidad de originalidad, y el problema que se nos presenta es que si
la originalidad es muy alta, si todo es muy nuevo, poco o nada conocido, el receptor deberá ampliar
su presupuesto de tiempo dedicado a la comprensión del mensaje.
En realidad si la comunicación se produjera en condiciones ideales, con emisores y receptores
ideales y en el contexto apropiado para cada situación, no existirían problemas de comunicación.
Pero la experiencia nos dice que las cosas no funcionan así. Es difícil comunicarse y siempre
aparecen problemas.
Como no existen procesos de comunicación puros, ideales, y siempre aparecen interferencias,
equívocos y situaciones no queridas ni buscadas, se denomina ruido a todo fenómeno que aparece
en cualquier momento del proceso de comunicación y que no pertenece al mensaje propiamente
dicho.
Un ejemplo de ruido sería, en una conversación, la perturbación que produce el ruido ambiental en
una confitería llena de gente. Un axioma de la teoría de la información es que no existen canales de
comunicación ideales, sin ruido. Por lo tanto para que un mensaje se mantenga sin distorsiones a
pesar del ruido, se utilizan estabilizadores de la comunicación.
Esto significa repetir las señales para garantizar su recepción y se llama redundancia.
El conocimiento de estas teorías nos proporcionan ciertas reglas, o sea los distintos modos y
procedimientos de disponer de los elementos de tal forma que aporten al receptor cierta cantidad de
novedad u originalidad, con la condición de que la densidad no sea tal, que el resultado sea
ininteligible para el receptor.
Volviendo sobre nuestras definiciones, es decir redundando para asegurarnos que comprendemos
bien los conceptos , diremos, una vez más, que por comunicación entendemos la transmisión de
información de un lugar a otro ( aún cuando dialoguemos con nosotros mismos) .
Siempre que hay comunicación decimos que las partes implicadas configuran un sistema
comunicacional.
Los componentes deben cumplir funciones generales para que la comunicación se produzca.
Para trasmitir información, toda comunicación debe tener una fuente y un destino, los cuales deben
ser distintos en el espacio o en el tiempo.
Entre la fuente y el destino tiene que existir un nexo que cubra el espacio o el tiempo intermedio,
este es el canal de comunicación.
Para que la información pueda circular por el canal es necesario actuar sobre ella, y quién lo hace es
el transmisor.
En el punto de destino debe haber un receptor que revierta el proceso y vuelva la información a su
forma originaria.
Vamos a analizar algunos ejemplos:
1 - En la mayoría de los sistemas de comunicación, la fuente de información es un ser humano. Su
experiencia y las necesidades y percepciones suministran la información que este emisor quiere
comunicar a otras personas.
En este caso oralmente.
Sus dispositivos neurológicos y su sistema vocal (trasmisor) actúan sobre la información
codificándola y transformándola en una configuración de ondas sonoras que circulan por el aire.
El canal en este caso es el aire, por el cual viaja la señal y conecta el mecanismo del habla del
emisor con el mecanismo auditivo del receptor.
Luego interviene el oído, que es un receptor, que al actuar sobre las ondas acústica las convierten
en actividad nerviosa cuando llegan a destino, luego es el sistema nervioso del receptor el que
decodifica el mensaje recibido. El mensaje ha llegado a destino.
Este sistema particular se llama de comunicación oral.
2 - Cuando alguien escribe una nota en su propia agenda, es en determinado momento la fuente. El
proceso de escritura es el transmisor que encodifica. La propia agenda es el canal que cubre el
lapso de permanencia del mensaje sobre sus hojas.
Luego al releer sus anotaciones, los ojos actúan como receptor, y el sistema nervioso, que
decodifica el mensaje, es el destino.
Podríamos intentar, como práctica, analizar otros sistemas de comunicación en los cuales podamos
detectar los elementos y su funcionalidad dentro del proceso.
Hemos mencionado reiteradas veces los conceptos encodificar y decodificar, lo que nos remite
necesariamente al concepto de código.
Ahora bien es importante definir qué es un código, y en este sentido podemos decir que llamaremos
código a cualquier sistema de signos o símbolos que, por acuerdo previo, empleamos para designar
realidades susceptibles de ser comunicadas. Es decir nos ponemos de acuerdo para establecer
reglas que nos permitan actuar y entendernos sobre determinadas cuestiones.
Ejemplos de códigos son:
El sistema de luces del semáforo.
El código Morse.
El Código de señales gestuales que se utilizan para movilizar a los aviones en
pista en los aeropuertos.
El código de banderas de colores sobre las condiciones del mar en las playas.
El código de señalización de rutas.
El código lingüístico.
Debemos siempre prestar atención a un factor adicional, que se relaciona con la posibilidad de
error.
Los errores pueden producirse al encodificar o decodificar mensajes, o filtrarse al circular la señal
por el canal.
Si las personas que se comunican no se hallan familiarizadas con el código, o son incapaces de
distinguir las diferencias entre los símbolos utilizados es probable que se produzcan errores.
Por otra parte cuando en el canal hay una perturbación que cambia los símbolos individuales o
trastoca su orden, es probable que se produzcan errores.
Como dijimos anteriormente conviene agrupar todas las fuentes de error bajo un mismo concepto:
ruido.
Cuando afirmamos que un sistema de comunicación es ruidoso, damos a entender que están dadas
las condiciones para cometer errores, si son muchos los errores que se pueden producir, decimos
que el nivel de ruido es alto.
Si los errores son mínimos hablamos de nivel bajo de ruido.
La importancia de esto se deriva de aceptar que cuanto más alto es el nivel de ruido en un sistema
de comunicación, tanto más difícil es extraer de él información fidedigna.
En consecuencia, debemos tomar los recaudos necesarios para minimizar el ruido.
Antes de seguir adelante es importante distinguir distintas fuentes posibles de ruido.
Como ya hemos puntualizado, todo lo que distorsione la comunicación es ruido, tenemos entonces
innumerables ruidos posibles:
Ruido físico ( mucha gente conversando, máquinas funcionando, transito, tormentas, etc.)
Ruido semántico ( emisor y receptor no comparten significados, no se entienden)
Ruido ideológico ( sus afirmaciones parten de conceptualizaciones distintas a veces
incompatibles)
Ruido cultural ( no se comparten rituales sociales)
Ruido fisiológico ( el emisor o el receptor pueden no tener el dispositivo vocal o auditivo en
condiciones óptimas: sordera, tartamudez, etc.)
Como vemos las fuentes de ruido son tales, que no tener en cuenta este factor; siempre presente en
mayor o menor grado; puede llevarnos a distorsiones a la hora de evaluar el acierto o fracaso de
distintos procesos de comunicación.
Todo lo anterior nos lleva a aceptar que en toda comunicación, hay que considerar que el proceso
de comprensión tiene que contar con perturbaciones que hay que minimizar, por lo que en general
se hace necesario trasmitir más información de la estrictamente necesaria.
La información , la cantidad de novedad que es necesaria en toda comunicación se llama
innovación.
La información trasmitida adicionalmente para estabilizar la comunicación ( como ya dijimos) es la
redundancia.
¿Por qué golpeamos por lo menos dos veces una puerta, para ser atendidos? Justamente para
neutralizar el ruido ambiente, para evitar la ambigüedad y garantizar la efectiva transmisión y
recepción del mensaje.
La redundancia puede ser simplemente la repetición de la misma señal o pueden ser repeticiones
no idénticas, como por ejemplo, explicar varias veces un concepto con distintas palabras. En
realidad la redundancia aparece como un exceso, pero confiere a la comunicación un coeficiente
necesario de seguridad, o sea, comunica la misma información más de una sola y única vez y,
eventualmente, como dijimos, de forma diferente.
La redundancia introduce en el sistema una cierta capacidad de absorción de ruido y prevención de
error.
Hay sistemas no redundantes, sistemas integralmente informacionales, los sistemas numéricos, por
ejemplo. Si erramos un dígito en una cuenta o en un número telefónico, tendremos información
errónea. Esta es una de las razones por las que en la confección de un cheque debemos asentar la
cantidad de dinero en dos sistemas distintos: el números y en letras, si hay discrepancia, hay error y
el cheque no es válido.
En relación a los conceptos de innovación y redundancia podemos decir que hay dos casos de
escasa comunicación, y se refieren a la imprevisibilidad total, o total previsibilidad de las señales o
mensajes.
Por ejemplo:
Si puedo prever, saber de antemano, todo lo que una persona me va a decir, el mensaje es
totalmente redundante y no obra como estímulo, por lo tanto puedo abstraerme de escucharlo o ella
de decirlo.
Por el contrario, si no puedo prever nada de lo que me va a decir, como en el caso de que lo hiciera
en una lengua desconocida para mí, la comunicación también sería poco exitosa.
En ambos casos no están dadas las condiciones para una comunicación eficaz.
Sin llegar a esos extremos, al comunicarnos debemos tener presente cuánto de redundante y cuánto
de novedoso tiene nuestro mensaje para el receptor sobre el que queremos influir, y equilibrarlo
adecuadamente.
Otro estabilizador de la comunicación es el contexto.
Cuando una comunicación se produce en el contexto adecuado: el desarrollo de una clase en un
aula; la declaración de un acusado en un juicio; el monólogo de un actor en una obra teatral; un
juramento en la asunción de mando; etc. nos encontramos con que la situación que rodea al acto
comunicacional que le sirve de escenario (contexto), también emite señales que refuerzan
significados y permiten una decodificación correcta de los mensajes.
A modo de síntesis podemos decir que quién habla de precisión y economía, habla de cuantificación
de la información. El proceso básico de la Teoría de la Información se refiere siempre a la cantidad
de información y no a su calidad, o a su contenido y significado. En estos términos, el problema del
vehículo, el canal que trasmite el mensaje no puede desentenderse del problema de la organización
del mensaje, de la organización de las señales que forman el mensaje; de la codificación.
La comunicación es un fenómeno y una función social, ya sea que se produzca entre
hombre/hombre, hombre/máquina o incluso máquina/máquina.
Comunicarse significa asociarse de algún modo, formando una organización u organismo.
La frase "el todo es más que la suma de sus partes" expresa una verdad. El todo - organización u
organismo - posee una estructura que puede ser descripta como un conjunto de normas.
Gracias a esta estructura, la organización puede adaptarse mejor a actividades dirigidas a un fin, a
un propósito.
En suma, comunicación significa distribución de elementos o modos de vida y comportamientos que
se hace posible por la existencia de un conjunto de normas.
Desde el punto de vista psicológico, la comunicación puede ser definida como "respuesta
condicionada a un estímulo". Sin embargo, la comunicación no sólo es respuesta, sino la relación
que se establece por la transmisión de estímulos y por la provocación de respuestas.
El estudio de los signos, de las reglas que nos rigen y de sus relaciones con los usuarios o
intérpretes forma el núcleo central del problema de la comunicación.
¿Qué comunicamos? Puede ser información simple o compleja, a nivel de las relaciones humanas o
sociales o, incluso a nivel biológico.
En la teoría de la información, lo que importa esencialmente es la medida del contenido de
información o tasa de información.
Pero esta tasa de información no es una propiedad de las señales, no debemos entender a las
señales como vehículos que se puedan cargar o descargar de su contenido.
En realidad la tasa de información es una propiedad potencial de las señales y está íntimamente
relacionada con la idea de selección. Depende de la selección que haga del repertorio posible de
signos, la tasa de información que se obtenga.
Recordemos que en sus orígenes la teoría de la información surge como una teoría estadística y
matemática, originada en los campos de la telegrafía y de la telefonía, especialmente con los
trabajos de Shannon y Weaver para la Bell Telephone Company.
En este nivel, sólo se ocupa de las señales en sí, sin importar su significado, es decir se ocupa de
las señales como realidad física y a nivel puramente sintáctico, dejando de lado los niveles
semánticos y pragmáticos.
Canal de comunicación
Numerosos son los sistemas de comunicación, pero todos ellos pueden reducirse a un esquema
básico y abstracto de canal de comunicación.
La información que ha de ser comunicada debe tener una fuente y un destino distintos en el tiempo y
en el espacio, donde se origina la cadena que los une y constituye el canal de comunicación.
Para que la información o mensaje transite por ese canal, se hace necesario reducirla a señales
aptas para esa transmisión: esta operación, como ya dijimos, se llama codificación y quien la realiza
es el transmisor o emisor.
En el punto de destino, un receptor reconvierte la información en su forma original, decodificándola
con vista a su destinatario. Tomemos como ejemplo el telégrafo. La fuente proporciona una sucesión
de letras que el transmisor transforma en puntos, rayas y espacios; el receptor decodifica el
mensaje, retransformando las señales en letras y encamina el mensaje a su destino.
Pero ningún sistema de comunicación está exento de posibilidad de error.
Ya sabemos que todas las fuentes de error son agrupadas bajo la misma denominación de ruido o
disturbio.
Si la tasa de ruidos es baja, tenemos la posibilidad de obtener buena información, pero si es grande
la posibilidad de error, también es elevada la tasa de disturbio, lo que reduce la posibilidad de buena
información. Cuando hablamos por teléfono, por ejemplo, utilizamos un vocabulario restringido, de
palabras más breves, y las repetimos continuamente, como ocurre en también en la conversación
cara a cara, con la finalidad de superar el ruido del canal o del ambiente y garantizar así la efectiva
transmisión del mensaje.
Al escribir una carta, ampliamos el vocabulario y evitamos la repetición, dada la menor tasa de ruido
del vehículo o canal. Lo mismo se observa en cualquier material impreso.
Pero, a pesar de todo, en la mayoría de los casos donde tenemos un aclopamiento de canales los
ruidos se hacen presentes. Así, en un diario o revista tenemos como canales: página impresa, todo
el proceso de impresión y la lectura, y el ruido puede ocurrir en cualquier momento del proceso.
Aparecen las llamadas erratas de imprenta, las letras o palabras mal impresas, los lapsos de
pronunciación en la lectura, una visión defectuosa, en fin los procesos de comunicación y el ruido
son realidades inseparables.
Veamos que pasa cuando queremos establecer una comunicación entre nosotros, ¿que requerimos?
1º) una embarcación para el transporte
2º) un desembarcadero; un muelle para que se conecte la embarcación
3º) en la otra orilla algún medio para poder sacar el paquete del bote
4º) el muelle para conectarlo
5º) agua, que será el medio de transporte del bote
si en ambas puntas hay muelles en buenas condiciones,
si el bote es utilizable para el transporte,
si el agua es suficiente para sostener el bote, para hacer llegar el paquete hasta
el receptor.
Si no contamos con estas 3 cosas no podremos ponernos en contacto.
En la teoría de la comunicación a estos 3 puntos los llamamos canales, o sea:
tenemos que tener un codificador y decodificador
necesitare estar capacitado para hablar y el receptor estar capacitado para
escuchar
(el mecanismo verbal y el auditivo son los muelles)
el mensaje oral tiene que llegar por algún vehículo: en la comunicación humana
es el aire
O sea que los 3 principales significados de la palabra "canal" son:
codificar y decodificar mensajes (muelles)
vehículos para el mensaje (embarcaciones)
medio de transporte (agua)
Las "embarcaciones" como vehículos de mensaje pueden ser:
Ondas luminosas, ondas sonoras, radio, tv, teléfono,
Periódicos, filmes, revistas, el escenario, el fax, e-mail,
La tribuna pública, la teleconferencia.
Cada uno de estos medios puede ser examinado como un medio de comunicación integral:
La estación de radio, la agencia de publicidad, emplean fuentes, codificadores y decodificadores, etc.
Lo que esta claro que éstos son vehículos que podemos alquilar para transportar nuestros mensajes y lo
que tenemos
que hacer antes de emitir el mensaje es elegir el canal, o sea donde transportar el mensaje.
Supongamos que tenemos que tenemos un anunciante nacional. ¿Por donde transmitir el mensaje? ¿TV,
radio,
diarios, revistas, correo? Una vez elegido el medio debemos definir en cual: Telefé, Canal 13, Clarín,
Diario Popular?
En este proceso debemos tener en cuenta:
lo que se pueda conseguir
la cantidad de dinero a invertir
las preferencias del emisor
los de menor precio
los que ve la mayoría
los de mayor efecto
los mas adecuados al tipo de producto
los mas adecuados al contenido del mensaje
Para ello debemos consultar:
las mediciones de audiencia,
los datos de circulación,
el efecto de los mensajes,
el nivel de lectura,
la probabilidad de recordación
la cantidad de respuesta a la correspondencia
En el caso de un gerente de oficina que quiere comunicar algo al personal,
deberá comunicar el mensaje de manera que puedan verlo y oírlo?
convocará a una reunión y les hablara?
escribirá un memo?
Incluso en la educación deberíamos plantearnos:
¿ que tipo de mensajes deberían ser orales?
¿cuales deberían ser visuales, por medio de libros?
¿qué mensajes deben ser visuales en imágenes?
¿cuáles deben transmitirse físicamente, examinando y manipulando objetos?
O sea que: el contenido, el código, el tratamiento del mensaje, están relacionados con la elección de
canales.
Mientras tanto los conocimientos del receptor deben estar relacionados con nuestra elección de canales
O sea: el receptor decodifica mejor: ¿por la vista? ¿por el oído? ¿por el tacto?
Además el emisor, es mejor: ¿cuando habla, cuando escribe o cuando demuestra algo?
Otra cosa a tener en cuenta es que dos canales son mejor que uno y que es más posible que se
decodifique mejor
un mensaje si puede verse y oírse.
En resumen: tengamos en claro que debemos considerar a los canales de tres formas:
como mecanismos de unión,
como vehículos o como medio de transporte para el vehículo
Aquí corresponde remarcar que las cuestiones que deben tenerse en cuenta en un sistema de
comunicación tienen que ver con la cantidad de información, la capacidad del canal y el proceso de
codificación que puede usarse para convertir el mensaje en señal, considerando además los efectos
del ruido.