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Nucleo Escencial

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ampliamente en la SU479 de 2019 para resaltar que para esos efectos debe

considerarse
(l)a naturaleza de los cargos, el grado de culpabilidad y el daño causado o la
amenaza de los derechos constitucionales fundamentales, los intereses
jurídicos protegidos, la ocurrencia de circunstancias agravantes o atenuantes,
las personales del imputado o acusado y su historial delictual, los derechos e
intereses de las víctimas, el grado de afectación y la relación que tuviera con
el imputado y acusado. (…) la actitud demostrada por el imputado o acusado
de asumir responsabilidad por su conducta, el arrepentimiento el esfuerzo en
compensar a la víctima, o cooperar en la investigación o en la persecución de
otros delitos. En su tercera directriz sobre el objeto del preacuerdo, explicó
que los preacuerdos deberán recaer sobre a) los términos de la imputación y b)
la pena a imponer. En la directriz cuarta, fijó los límites de los preacuerdos y
negociaciones entre los cuales contempló que, por ejemplo, cuando se trate de
un concurso de conductas punibles el fiscal no podrá preacordar la
eliminación del cargo por el delito de mayor trascendencia atendiendo el bien
jurídico y la pena establecida para el mismo. En este orden de ideas, a la
pregunta de si los fiscales, en el ámbito de los preacuerdos, están habilitados
para conceder beneficios sin límite a los procesados a través de la modalidad
de cambio de calificación jurídica sin base fáctica, la respuesta es negativa. Lo
contrario implicaría aceptar que todas las formas de concesión de beneficios,
menos esa, están sometidas a Casación No. 52227 Alfonso Aníbal Vásquez
Ciro 58 controles compatibles con el concepto de discrecionalidad reglada.
Igualmente, aceptar una discrecionalidad ilimitada en ese ámbito implicaría
entender, por ejemplo, que los beneficios para quien colabora eficazmente
para desarticular una banda de delincuencia organizada están sujetos a la
estricta reglamentación atrás enunciada, mientras que los otorgados a una
persona para la “solución” de su caso operan sin ningún límite ni control, lo
que trasgrede la más elemental idea de proporcionalidad, sin perjuicio de la
afectación de la igualdad, la seguridad jurídica y, en general, la sujeción a la
Constitución Política y la ley. En suma, aunque es claro que los fiscales deben
tener un margen de maniobrabilidad para la concesión de beneficios en el
contexto de los acuerdos, también lo es que el ordenamiento jurídico establece
una serie de parámetros para la definición de los mismos, orientados a que
estas formas de terminación de la acción penal no afecten el prestigio de la
administración de justicia y, en general, se ajusten al marco constitucional y
legal. Entre ellos cabe destacar: (i) el momento de la actuación en el que se
realiza el acuerdo; (ii) el daño infligido a las víctimas y la reparación del
mismo, (iii) el arrepentimiento del procesado, lo que incluye su actitud frente
a los beneficios económicos y de todo orden derivados del delito; (iv) su
colaboración para el esclarecimiento de los hechos, y (iv) el suministro de
información para lograr el procesamiento de otros autores o partícipes
Casación No. 52227 Alfonso Aníbal Vásquez Ciro 59 6.2.2.3. El sentido y
alcance del requisito previsto en el último inciso del artículo 327 de la Ley
906 de 2004 La norma dispone: La aplicación del principio de oportunidad y
los preacuerdos de los posibles imputados y la Fiscalía, no podrán
comprometer la presunción de inocencia y solo procederán si hay un mínimo
de prueba que permita inferir la autoría o participación en la conducta y su
tipicidad. Como se desprende de su tenor literal, este artículo está orientado a
proteger los derechos del procesado, concretamente su presunción de
inocencia, en el sentido de que no podrá emitirse una condena fundamentada
exclusivamente en su decisión de someterse a una de esas formas de
terminación anticipada de la actuación penal. Esto, valga aclararlo, no
constituye un requisito novedoso en nuestra tradición jurídica, porque en
vigencia de otros sistemas procesales, frente a la confesión en sentido estricto,
ya se había precisado lo siguiente: Que la confesión sea el fundamento de la
sentencia no significa, como a veces se entiende, que constituya su soporte
probatorio determinante. Si así fuese, la norma de la reducción punitiva sería
virtualmente inaplicable pues si la ley impone verificar el contenido de la
confesión es normal que al hacerlo se logren otros medios de prueba con la
aptitud suficiente para fundamentar el fallo. El significado de la exigencia
legal, está vinculado es a la utilidad de Casación No. 52227 Alfonso Aníbal
Vásquez Ciro 60 la confesión. Y si se considera que su efecto reductor de la
pena se condiciona a que tenga ocurrencia en la primera versión y en casos de
no flagrancia, la lógica indica que fundamenta la sentencia si facilita la
investigación y es la causa inmediata o mediata de las demás evidencias sobre
las cuales finalmente se construye la sentencia condenatoria (CSJ SP, 16 de
oct. de 2003, rad.15656, ratificada en CSJSP, 27 ene 2016, Rad. 38151). Lo
anterior guarda coherencia con el hecho de que el allanamiento a cargos y los
acuerdos (y, por regla general, el principio de oportunidad) solo procedan a
partir de la formulación de imputación, bajo el entendido de que esta solo es
viable si “de los elementos materiales probatorios, evidencia física o de la
imputación legalmente obtenida, se pueda inferir razonablemente que el
imputado es autor o partícipe del delito que se investiga”. Por tanto, si el fiscal
realiza el juicio de imputación con plena observancia de este límite material,
no debe tener mayor dificultad para cumplir el requisito previsto en el artículo
327. Con mayor razón, cuando los acuerdos se celebran después de la
acusación, toda vez que esta solo procede si “de los elementos materiales
probatorios, evidencia física o información legalmente obtenida, se puede
afirmar, con probabilidad de verdad3, que la conducta delictiva existió y que
el imputado es su autor o partícipe” (Art. 336) 3 Negrillas añadidas. Casación
No. 52227 Alfonso Aníbal Vásquez Ciro 61 De otro lado, la norma también
está orientada a garantizar, en la medida de lo posible, los derechos de las
víctimas, especialmente en lo que concierne a conocer la verdad. Sin embargo,
ello no puede lograrse en el mismo nivel que lo permitiría el juicio oral,
precisamente porque estas formas de terminación anticipada de la actuación
penal implican la supresión de esa fase del proceso. En el mismo sentido, y en
el contexto del principio de oportunidad, la Corte Constitucional se refirió al
sentido y alcance del estándar previsto en el artículo 327, aplicable tanto a esa
figura como a los preacuerdos: En efecto, la aplicación de cualquiera de las
causales del artículo 324, exige un principio de verdad respecto de la autoría y
la tipicidad de la conducta, como quiera que deben existir elementos de juicio
fácticos que conduzcan a inferencias razonables sobre la realización de la
conducta, su adecuación típica y la participación del investigado en la misma,
para que el fiscal sopese la pertinencia de aplicar el principio de oportunidad.
Al respecto, es imposible exigir la convicción que sólo puede resultar después
de concluido el juicio. El propio artículo 327 establece que para la aplicación
del principio de oportunidad es necesario que haya “un mínimo de pruebas
que permita inferir la autoría o la participación en la conducta y su tipicidad.”
De lo contrario, no se respetaría la presunción de inocencia que el mismo
artículo prohíbe “comprometer”. De otro lado, exigir certeza sobre la autoría y
la tipicidad plantearía el dilema de adelantar la investigación y el proceso
penal hasta un momento tal que el principio de oportunidad perdería su razón
de ser (C-209 de 2007). Casación No. 52227 Alfonso Aníbal Vásquez Ciro 62
6.2.2.4. Las obligaciones de la Fiscalía frente a delitos graves cometidos en
contra de personas vulnerables En la sentencia SU479 de 2019 la Corte
Constitucional hizo énfasis en las obligaciones del Estado frente a las personas
especialmente vulnerables. Allí, se analizó la situación de una mujer víctima
de abuso sexual, en la que, además, concurría una especial condición mental
(a pesar de su mayoría de edad, su desarrollo correspondía al de una niña). La
Corte hizo énfasis en el especial cuidado con el que la Fiscalía debe abordar
este tipo de casos, en los que personas especialmente vulnerables comparecen
a la actuación penal en calidad de víctima de delitos graves. En el caso
sometido a conocimiento de la Sala se advierte una situación semejante, tanto
por la gravedad del delito (homicidio), como por las circunstancias en las que
se encontraba la víctima, que la hacían especialmente vulnerable. En efecto, la
víctima no solo estaba privada de la libertad, lo que, de por sí, hace que el
Estado asuma la posición de garante frente a su vida (en condiciones dignas),
sino que, además, lo estaba ilegalmente, pues nada justificaba su retención
luego de ser devuelto de la UPJ y trasladado a las afueras de la ciudad de
Bogotá. Casación No. 52227 Alfonso Aníbal Vásquez Ciro 63 A propósito de
la especial vulnerabilidad de la persona detenida ilegalmente, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha hecho énfasis en que, bajo esas
condiciones, “surge un riesgo cierto de que se vulneren otros derechos, como
el derecho a la integridad física y a ser tratada dignamente” (Caso de los
“Niños de la calle” –Villagrán Morales y otros vs Guatemala, sentencia del 19
de noviembre de 1999). El fallo en mención es trascendente, además, porque
trata la problemática del ejercicio de la violencia extrema (homicidios) en
contra de grupos poblacionales que pueden resultar “molestos” a los ojos de
quien hace caso omiso de la marginalidad y especial vulnerabilidad de sus
integrantes. Igualmente, porque permite comprender que, en casos como el
que ocupa la atención de la Sala, existe una conexión entre la especial
vulnerabilidad inherente a la condición de “habitante de la calle”4 y la
exposición a esta clase de graves afectaciones de los derechos humanos, no
solo por las carencias económicas de estas personas, sino además porque la
desconexión que suelen tener con sus grupos familiares facilita que este tipo
de acciones puedan pasar desapercibidas. 4 Esta tema ha sido desarrollado con
amplitud por la Corte Constitucional, entre otras en las sentencia T-057 de
2011, T-211 de 2004, C-385 de 2014 y T-398 de 2019. Casación No. 52227
Alfonso Aníbal Vásquez Ciro 64 Así, bajo el entendido de que la Fiscalía no
está obligada a celebrar acuerdos con el procesado, en casos como estos
(delitos graves cometidos en contra de personas vulnerables), la Fiscalía tiene
obligaciones como las siguientes: (i) actuar con la diligencia debida al
estructurar y ejecutar el programa metodológico, en orden a esclarecer lo
sucedido; (ii) materializar en la mayor proporción posible los derechos de las
víctimas a la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición; (iii)
tomar las medidas necesarias para la protección de la víctima en atención a su
especial estado de vulnerabilidad; (iv) garantizar en cuanto sea posible la
participación de las víctimas en la actuación penal, en los términos
establecidos en el ordenamiento jurídico; y (v) analizar con especial cuidado si
un eventual acuerdo con el procesado verdaderamente aprestigia la justicia y,
en general, desarrolla los fines de estas formas de terminación anticipada de la
actuación penal, dentro del respectivo marco constitucional y legal. 6.2.2.5.
Resumen de las reglas aplicables al caso En síntesis, para la solución del
presente caso debe quedar claro lo siguiente: Primero. En virtud de un acuerdo
no es posible asignarle a los hechos una calificación jurídica que no
corresponda, como, por ejemplo, cuando se pretende darle el carácter de
cómplice a quien claramente es autor, o Casación No. 52227 Alfonso Aníbal
Vásquez Ciro 65 reconocer una circunstancia de menor punibilidad sin
ninguna base fáctica. En este tipo de eventos (i) la pretensión de las partes
consiste en que en la condena se opte por una calificación jurídica que no
corresponde a los hechos, como sucede en los ejemplos que se acaban de
referir; (ii) en tales casos se incurre en una trasgresión inaceptable del
principio de legalidad; (iii) esos cambios de calificación jurídica sin base
factual pueden afectar los derechos de las víctimas, como cuando se asume
que el procesado actuó bajo un estado de ira que no tiene soporte fáctico y
probatorio; y (iv) además, este tipo de acuerdos pueden desprestigiar la
administración de justicia, principalmente cuando se utilizan para solapar
beneficios desproporcionados. Segundo. Existe otra modalidad de acuerdo
utilizada con frecuencia en la práctica judicial, consistente en tomar como
referencia una calificación jurídica con el único fin de establecer el monto de
la pena. En esos casos: (i) las partes no pretenden que el juez le imprima a los
hechos una calificación jurídica que no corresponde, tal y como sucede en la
modalidad de acuerdo referida en el párrafo precedente; (ii) así, a la luz de los
ejemplos anteriores, el autor es condenado como tal, y no como cómplice, y
no se declara probado que el procesado actuó bajo la circunstancia de menor
punibilidad –sin base fáctica-; (iii) la alusión a una calificación jurídica que no
corresponde solo se orienta a establecer el monto de la pena, esto es, se le
condena en calidad de autor, pero se le asigna la pena del cómplice –para
continuar con el mismo ejemplo-; (iv) el principal límite de esta modalidad de
acuerdo está representado en la Casación No. 52227 Alfonso Aníbal Vásquez
Ciro 66 proporcionalidad de la rebaja, según las reglas analizadas a lo largo de
este proveído y que serán resumidas en el siguiente párrafo; y (v) las partes
deben expresar con total claridad los alcances del beneficio concedido en
virtud del acuerdo, especialmente lo que atañe a los subrogados penales.
Tercero. En el ámbito de los acuerdos tiene plena vigencia el principio de
discrecionalidad reglada. Así, además de la obligación de realizar con rigor los
juicios de imputación y de acusación y de explicar cuándo una modificación
de los cargos corresponde a un beneficio o al ajuste del caso a la estricta
legalidad, para establecer el monto de la concesión otorgada los fiscales deben
tener en cuenta, entre otras cosas: (i) el momento de la actuación en el que se
realiza el acuerdo, según las pautas establecidas por el legislador; (ii) el daño
infligido a las víctimas y la reparación del mismo, (iii) el arrepentimiento del
procesado, lo que incluye su actitud frente a los beneficios económicos y de
todo orden derivados del delito; (iv) su colaboración para el esclarecimiento
de los hechos, y (iv) el suministro de información para lograr el procesamiento
de otros autores o partícipes, para lo que debe abordarse sistemáticamente el
ordenamiento jurídico, en orden a establecer en qué eventos se justifican las
mayores rebajas o beneficios. Cuarto. Cuando se trata de graves atentados
contra los derechos humanos, y, con mayor razón, cuando los mismos recaen
sobre personas especialmente vulnerables, para la Casación No. 52227
Alfonso Aníbal Vásquez Ciro 67 celebración de acuerdos con el procesado los
fiscales deben considerar, entre otras cosas: (i) las prohibiciones y límites
establecidos por el legislador; (ii) los derechos de las víctimas y las
necesidades de protección derivadas de su estado de vulnerabilidad; (iii) el
deber de actuar con la diligencia debida durante la investigación y, en general,
a lo largo de la actuación penal; (iv) la necesidad acentuada de esclarecer este
tipo de hechos; y (v) el imperativo de que la negociación no afecte el prestigio
de la administración de justicia, lo que claramente sucede cuando se otorgan
beneficios desproporcionados y/o se pretende que en la sentencia se den por
sentadas situaciones contrarias a la verdad. Quinto. El estándar establecido por
el legislador en el último inciso del artículo 327 de la Ley 906 de 2004: (i) está
orientado a proteger los derechos del procesado, especialmente la presunción
de inocencia; (ii) se aviene a la tradición jurídica colombiana, ya que a lo
largo del tiempo se ha considerado que la confesión del procesado –en sentido
estricto- no puede ser soporte exclusivo de la condena; (iii) aunque es un
estándar menor del previsto para la condena en el trámite ordinario, el mismo
está orientado a salvaguardar, en la mayor proporción posible, los derechos de
las víctimas; y (iv) si el fiscal realiza los juicios de imputación y de acusación
conforme a los lineamientos legales y jurisprudenciales, no debe tener ninguna
dificultad para cumplir este requisito. Casación No. 52227 Alfonso Aníbal
Vásquez Ciro 68 Y, sexto. El rol del juez frente a los acuerdos : (i) es diferente
al que desempeña frente a la imputación y la acusación en el trámite ordinario,
donde está proscrito el control material; (ii) lo anterior, sin perjuicio de que en
dicho trámite –ordinario-, al emitir la sentencia el juez puede referirse
ampliamente a los cargos de la acusación, bien en lo que atañe a su
demostración y a la respectiva calificación jurídica; (iii) en el ámbito de los
acuerdos, las partes le solicitan al juez una condena anticipada, sometida a
reglas distintas, tal y como se ha explicado a lo largo de este proveído; (iv)
pero, en todo caso, se trata de una sentencia, que constituye la principal
expresión del ejercicio jurisdiccional; y (v) así, el juez debe verificar los
presupuestos legales para la emisión de la condena, que abarcan desde el
estándar previsto en el inciso último del artículo 327, hasta los límites
consagrados en el ordenamiento jurídico para esta forma de solución del
conflicto derivado del delito. Finalmente, debe recordarse que la modalidad de
acuerdo referida por la defensa, orientada a la modificación de la premisa
fáctica de la imputación o la acusación, no se desarrolla en este proveído, por
resultar impertinente para la solución del caso.

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