Acerca de Este Autor: Lifeng Li

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Acerca de este autor

Lifeng Li
Lifeng Li es Director de la División de Tierras y Aguas de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO).

12 de octubre de 2023

La escasez de agua constituye uno de los retos más acuciantes para el desarrollo de nuestros tiempos.
Actualmente, 2.400 millones de personas viven en países afectados por el estrés hídrico. Muchas de ellas son
pequeños agricultores que ya tienen problemas para cubrir sus necesidades diarias de agua potable, alimentos
nutritivos y servicios básicos, como la higiene y el saneamiento. Las mujeres, las poblaciones indígenas, así
como las personas migrantes y refugiadas se ven especialmente afectadas.

La competencia por este valioso recurso va en aumento, y la escasez de agua constituye cada vez más un
motivo de conflicto. Los recursos de agua dulce por persona se han reducido un 20 por ciento en los últimos 20
años. A su vez, la disponibilidad y calidad empeoran rápidamente debido a décadas de uso inadecuado, falta de
una gestión coordinada, captación excesiva de agua subterránea, contaminación y cambio climático.

Por si fuera poco, el aumento y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, sequías e
inundaciones están tensionando nuestros ecosistemas, con consecuencias devastadoras para la seguridad
alimentaria mundial.

Las soluciones para esta crisis mundial están en la agricultura, que representa el 72 por ciento de las
extracciones mundiales de agua dulce, el mayor porcentaje de todos los sectores.

Un planteamiento integral para un mundo cambiante

Para afrontar estos retos multidimensionales es imprescindible garantizar unos recursos de agua suficientes
para la agricultura mediante un suministro eficiente. Este requisito resulta aún más crucial ante la necesidad de
producir más alimentos a medida que aumenta la población mundial y se acelera la urbanización, lo que
intensifica la competencia entre distintos sectores económicos, todos ellos dependientes del agua.

Por tanto, es fundamental contar con una gestión eficaz a fin de asignar recursos hídricos de manera sostenible
y equitativa. Esto exige la adopción de un planteamiento inclusivo e integrado que involucre a todas las partes
interesadas, desde los encargados de la formulación de políticas hasta las comunidades. Para catalizar un
cambio transformador y garantizar un acceso equitativo a los recursos de agua, la gestión, la tenencia y la
contabilidad del agua constituyen requisitos esenciales.

Es crucial contar con inversiones e incentivos focalizados en prácticas de gestión innovadora y eficiente del
agua. Esto incluye desarrollar nuevas tecnologías para el riego y el almacenamiento, potenciar el tratamiento y
la reutilización de aguas residuales, aplicar principios de economía circular y crear soluciones basadas en los
ecosistemas para combatir la escasez de agua.

La gestión integrada de los recursos naturales mediante el desarrollo y la gestión coordinada del agua, el suelo
y la tierra a todos los niveles permitirán alcanzar el máximo bienestar para las personas mientras se protege la
integridad y la sostenibilidad de ecosistemas vitales. Estas iniciativas exigen estrategias tanto nacionales como
regionales.

A medida que se agrava la escasez de agua y el cambio climático produce sequías e inundaciones más
frecuentes, la comunidad internacional debe dar un paso adelante y adoptar un planteamiento integral respecto
a la agenda climática que vaya más allá del agua y los alimentos. Es necesario agilizar y ampliar soluciones
climáticas concretas e inclusivas para poder cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el
Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Trabajar con los países para actuar en el terreno

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en colaboración con los
Estados Miembros y otros asociados, está trabajando para que estos cambios sean una realidad.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua 2023 sin duda fue un momento crucial al congregar a
líderes mundiales, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y particulares para una acción conjunta
y deliberada, así como para manifestar su compromiso con la consecución de los objetivos y metas
relacionados con el agua definidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Dado que casi tres cuartas partes de las extracciones de agua dulce tienen como destino la agricultura, la FAO
se encuentra en una posición inigualable para ofrecer soluciones con las que encarar los retos relacionados con
la escasez de agua. Lo mismo ocurre con los desastres vinculados al agua, como las sequías e inundaciones,
muchos de los cuales afectan de manera desproporcionada a explotaciones agrícolas familiares.

En sintonía con el "nuevo viaje del agua" de la FAO, que pone de relieve la gestión integrada de recursos
hídricos para la seguridad agrícola y alimentaria a fin de avanzar en numerosos ODS, la Organización se
adscribe a la Agenda de Acción para el Agua, que fue aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Agua 2023.

La FAO trabaja con los gobiernos y las comunidades para crear hojas de ruta nacionales sobre el agua
adoptadas e impulsadas por los países, que son una herramienta dirigida a reforzar la coordinación
intersectorial del agua a escala nacional. La FAO también desarrolla las bases de datos y la tecnología que
necesitan los países para tomar decisiones fundamentadas.

Trabaja asimismo con los países para aumentar el acceso y el derecho de los agricultores al agua en el marco de
sus iniciativas para mejorar el manejo de este recurso.

A escala mundial, los regadíos producen el 40 por ciento de los alimentos con el 20 por ciento de los terrenos
cultivables, pero sigue siendo un potencial sin explotar. Para poder aprovecharlo, la FAO está creando una
metodología para medir las necesidades de riego mundiales, y su posible cartografía, en colaboración con los
países que vayan a utilizarla.

La FAO también promueve inversiones específicas y la dotación de una financiación adecuada para las
infraestructuras hídricas y los sistemas de riego, y trabaja con los gobiernos para gestionar los riesgos de sequía
antes de que se conviertan en crisis.

Pese a que las inundaciones provocaron pérdidas mundiales de alrededor de USD 20.000 millones en 2021, las
soluciones basadas en los ecosistemas para la gestión de inundaciones, la gestión de terrenos agrícolas, el
preservación de humedales y otras prácticas de conservación de tierras y agua pueden atenuar esas
inundaciones y limitar sus consecuencias.
La gestión integrada de tierras y agua puede proporcionar numerosos beneficios. Por ejemplo, en Sri Lanka y
Zambia, la FAO está llevando a cabo proyectos piloto en arrozales multifuncionales para combinar la cría de
peces y camarones con la producción de arroz. Esta infraestructura de valor añadido aporta ventajas mediante
la recarga de aguas subterráneas, el control de inundaciones y la prestación de servicios ecosistémicos, a la vez
que mejora los medios de subsistencia.

Como institución organizadora de WASAG —el Marco Mundial sobre la Escasez de Agua en la
Agricultura— la FAO acerca a los gobiernos y otros importantes agentes de todo el mundo con
el objeto de que compartan conocimientos y diseñen nuevas políticas, estrategias y programas
para transformar la escasez de agua en una oportunidad en aras de la seguridad alimentaria y
nutricional.

Soluciones colaborativas para la sostenibilidad del agua: un llamamiento a la acción para


todas las partes interesadas

Podemos y debemos hacer más juntos, con todos los distintos agentes que realizan
contribuciones diferenciadas, pero interrelacionadas.

Una gestión más inteligente del agua comienza con el establecimiento de alianzas. Esto significa
que los gobiernos deben colaborar con las organizaciones internacionales, los centros de
investigación y el mundo académico, el sector privado y la sociedad civil para idear soluciones
sostenibles para un futuro que ofrezca seguridad hídrica y alimentaria.

Los gobiernos necesitan diseñar políticas basadas en la ciencia y basadas en pruebas que
aprovechen los datos y la innovación para mejorar la planificación y la gestión hídrica.
Conscientes del nexo entre el agua, los alimentos y la energía, las políticas deben dar prioridad a
la planificación intersectorial y gestionar intereses, a menudo contrapuestos pero
complementarios, sin comprometer la salud de nuestros ecosistemas.

Los agricultores deben convertirse en agentes de la gestión sostenible del agua y contar con las
herramientas adecuadas para realizar esa labor con eficacia. Cabe señalar que los agricultores,
las comunidades que dependen de los bosques, los pescadores, los ganaderos y las personas que
trabajan en la economía azul trabajan ya con el agua de manera cotidiana. Lo más lógico e
inteligente sería empoderarlos y permitirles que tomen la delantera para buscar y poner en
marcha soluciones hídricas que se ajusten a sus necesidades. Sin embargo, eso solo puede
lograrse si disponen de tecnologías adecuadas, de la formación necesaria y de información
oportuna y exacta. También es preciso que agricultores participen en todas las etapas de la
planificación y del proceso de adopción de decisiones.

El sector privado debe convertirse en un guardián del agua. Eso significa asumir compromisos
concretos para mejorar la eficiencia en el consumo de agua y reducir la contaminación a lo largo
de la cadena de suministro. Los agentes del sector podrían ejercer su responsabilidad social
corporativa de forma más práctica e innovadora. Dar prioridad a la gobernanza del agua puede
potenciar su reputación y sus beneficios, además de ayudarles a evitar los riesgos que podrían
plantear la escasez de agua, las inundaciones y la contaminación para sus operaciones en un
futuro.
Por último, todos y cada uno de nosotros tenemos que valorar el agua. Es algo que no
debemos dar por sentado. Adoptar decisiones fundamentadas sobre los productos que
compramos, malgastar menos agua y evitar la contaminación son actos sencillos que nos
permiten a todos contribuir a una acción positiva por el futuro de los alimentos, las personas y el
planeta.

La Crónica ONU no constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos
funcionarios de las Naciones Unidas, así como a distinguidos colaboradores de fuera del
sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones
Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones
utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una
aceptación por parte de las Naciones Unidas.

https://www.un.org/es/cr%C3%B3nica-onu/escasez-de-agua-crisis-clim%C3%A1tica-y-
seguridad-alimentaria-mundial-un-llamamiento-la

Los beneficios del ejercicio para la salud mental


Es bastante conocido el efecto protector del ejercicio para
nuestra salud física, específicamente para la salud cardio-
metabólica. Sin embargo, el ejercicio también es eficaz para
tratar la depresión, la ansiedad, y otros trastornos de salud
mental.

Muchas veces se piensa que el ejercicio se trata sólo de capacidad


aeróbica y tamaño de los músculos, lo cual es un error. Por supuesto
que puede mejorar nuestra condición física, ayudarnos a perder
centímetros de cintura, hacer más placentera nuestra vida sexual y
convertirnos en personas más longevas. Pero no es eso lo único que
motiva a las personas a mantenerse activas.

A quienes lo practican con regularidad, el ejercicio les proporciona


una gran sensación de bienestar. Nos hace sentir con más energía
durante el día, dormir mejor por la noche, tener recuerdos más
nítidos, y sentir más relajo y positividad frente a los desafíos de la
vida. Y eso no es todo: el ejercicio es también una poderosa ‘medicina’
para muchos problemas comunes de salud mental. El ejercicio regular
puede tener un impacto profundamente positivo en la depresión, la
ansiedad y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad
(TDAH). También alivia el estrés, mejora la memoria, aumenta la
calidad del sueño, y mejora nuestro estado de ánimo. La buena
noticia es que no necesitamos ser unos fanáticos del fitness para
obtener estos beneficios. La investigación científica muestra, cada vez
más, que cantidades e intensidades moderadas de ejercicio pueden
hacer una gran diferencia.

Depresión
Varios estudios muestran que el ejercicio puede tratar la depresión
leve a moderada con la misma eficacia que los fármacos
antidepresivos, evitando los efectos secundarios asociados a estos.
Un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica de Estados
Unidos, JAMA Psychiatry, en 2019, a cargo de Karmel Choi de la Escuela
de Salud Pública de la Universidad de Harvard, mostró que correr 15
minutos al día o caminar una hora diaria reduce el riesgo de
depresión mayor en un 26% [1]. Además, la investigación también
mostró que mantener un horario de ejercicio puede evitar recaídas.
Las razones por las que el ejercicio promueve estos efectos en
pacientes con depresión tienen que ver con cambios estructurales y
fisiológicos en el cerebro. El ejercicio promueve la creación de nuevas
neuronas, proceso que conocemos como neurogénesis, que permite
reemplazar aquellas que ya no son funcionales. Vale la pena señalar
que este proceso se ha observado incluso en personas mayores
físicamente activas, así que la edad no es una excusa para sustituir la
comodidad del sofá por algo de actividad física [2].

También se ha reportado que el ejercicio ayuda a reducir la


neuroinflamación. Diversos estudios sugieren que los pacientes con
trastorno depresivo mayor tienen aumentada la actividad de varias
moléculas pro-inflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa
(TNFα), y las interleuquinas IL-1β, IL-6, e IL-2R.

Finalmente, el ejercicio produce sentimientos de calma y bienestar,


asociados a la liberación de hormonas y neurotransmisores. Entre las
más conocidas están las endorfinas, unas proteínas pequeñas que
tienen una estructura química muy parecida a la morfina, y que son
producidas por nuestro organismo; por eso las llamamos ‘morfina
endógena’. Tener elevadas las endorfinas es muy positivo para la
‘felicidad’ de las personas, ya que al ser similares a los opiáceos tienen
un efecto analgésico y de sensación de bienestar, pero sin
contraindicaciones.

Ansiedad
El ejercicio también actúa como un tratamiento natural y eficaz contra
la ansiedad. Alivia la tensión y el estrés, aumenta la energía física y
mental, y mejora el bienestar, igualmente mediante la liberación de
endorfinas [3]. Cualquier actividad que propicie el ponerse en
movimiento puede ayudar; pero se obtendrá un beneficio mayor si se
es capaz de prestar atención a la actividad que se desarrolla, así como
a las sensaciones que produce el ejercicio. Por ejemplo, procurar
sentir los pies golpeando el suelo, el ritmo de la respiración, o la
sensación del viento en el rostro. Al agregar este elemento de
atención plena (mindfulness), enfocándose realmente en su cuerpo y
cómo se siente mientras hace ejercicio, mejorará su condición física
más rápido y podrá interrumpir el flujo de preocupaciones y angustia
que caracterizan el desorden por ansiedad.
Los ejercicios que involucran movimientos cruzados y que involucran
brazos y piernas, como caminar, correr, nadar, hacer pesas o bailar,
son algunas de las mejores opciones para quienes tienen o han
tenido trastorno por ansiedad. También se ha demostrado que las
actividades al aire libre como senderismo (trekking), vela, ciclismo,
escalada, rafting y esquí reducen los síntomas de esta condición de
salud mental.

Trastorno por déficit de atención con


hiperactividad
Hacer ejercicio con regularidad es una de las formas más fáciles y
efectivas de reducir los síntomas del TDAH y mejorar la
concentración, la motivación, la memoria y el estado de ánimo [4]. La
actividad física aumenta inmediatamente los niveles de dopamina,
norepinefrina y serotonina del cerebro, neurotransmisores que
portan información desde los lóbulos frontales a las demás zonas del
cerebro y viceversa, favoreciendo respuestas cognitivas adecuadas y
el control de impulsos. La dopamina tiene que ver con el placer, la
motivación, la recompensa y la cognición; la serotonina, con el control
del estado del ánimo y las emociones; y la norepinefrina, con los
procesos de atención, principalmente. El ejercicio, al favorecer la
síntesis de estos neurotransmisores en cantidades fisiológicamente
equilibradas, funciona de la misma manera que los medicamentos
para el TDAH, como Ritalin y Adderall, pero sin sus efectos colaterales.

Cuánto ejercicio hacer: derribando algunos mitos


A estas alturas surge la pregunta: ¿Cuánto ejercicio debemos realizar
para darle un impulso a nuestra salud mental? La respuesta,
ciertamente, dependerá de la edad, aunque en la realidad, no es
tanto como uno podría creer. No es necesario encerrarse horas en un
gimnasio o pasar toda la toda la tarde arriba de una trotadora. Se
pueden conseguir todos los beneficios para la salud física y mental ya
con 30 minutos de ejercicio moderado cinco veces a la semana.
Además, esto se puede distribuir en dos sesiones de ejercicio de 15
minutos o tres de 10 minutos.
La recomendación para niños y adolescentes es más exigente: 60
minutos diarios de ejercicio de intensidad moderada a vigorosa, que
también se puede distribuir en bloques. Lo que la evidencia ha
podido establecer es que se obtienen más y mejores beneficios
cuando se combina el ejercicio cardiorrespiratorio con el ejercicio
muscular.

Si eso todavía resulta intimidante, no hay que desesperar. Incluso


unos pocos minutos de actividad física son mejor que nada. Se puede
comenzar con sesiones de 5-10 minutos, y aumentar lentamente su
tiempo. Cuanto más ejercicio se haga, más energía se tendrá, por lo
que eventualmente nos sentiremos listos para un poco más. La clave
es comprometerse a realizar alguna actividad física moderada la
mayoría de los días.

A medida que el ejercicio se convierta en un hábito, podemos agregar


paulatinamente minutos adicionales, o añadir o probar nuevos
ejercicios. Por supuesto, debemos evitar fijarnos metas poco realistas.
Si lo que se desea es recuperar el hábito del ejercicio, lo mejor es
plantearlo como una carrera de fondo (de larga distancia) y no
pretender dar el sprint (a toda velocidad) en la primera sesión, porque
seguramente se pasará muy mal, además de ser peligroso.

Las investigaciones muestran que los niveles moderados de ejercicio


son los mejores para la mayoría de las personas. Moderado significa
respirar un poco más pesado de lo normal, pero sin quedar sin
aliento. Por ejemplo, uno podría charlar con un compañero de
caminata, pero no cantar fácilmente una canción, y segundo, sentir el
cuerpo más cálido al moverse, pero no sobrecalentado ni muy
sudoroso.

Deportistas de fin de semana: ¿amigo o enemigo?


El verdadero enemigo es el sedentarismo. Si una persona no tiene
tiempo de ejercitarse durante la semana, evidentemente es mejor
ejercitarse uno o ambos días del fin de semana. Un estudio reciente
en el Reino Unido mostró que las personas que desarrollan sus
rutinas de ejercicio en una o dos sesiones durante el fin de semana
experimentan casi tantos beneficios para la salud física y mental
como quienes hacen ejercicio con mayor frecuencia [5]. Lo importante
es la regularidad, y que el ejercicio sea de intensidad moderada. Por
supuesto, si se trata de una persona que está retomando la actividad
física después de mucho tiempo de inactividad, debe someterse a una
evaluación clínica previa.

Referencias
1. Choi KW, et al. Assessment of Bidirectional Relationships
between Physical Activity and Depression among Adults: A 2-
Sample Mendelian Randomization Study. JAMA Psychiatry.
2019; 76(4): 399-408. doi: 10.1001/jamapsychiatry.2018.4175.

2. Saraulli D, et al. The Long Run: Neuroprotective Effects of


Physical Exercise on Adult Neurogenesis from Youth to Old
Age. Curr Neuropharmacol. 2017;15(4):519-533.
doi:10.2174/1570159X14666160412150223

3. Schuch FB, et al. Physical activity protects from incident


anxiety: A meta-analysis of prospective cohort
studies. Depress Anxiety. 2019; 36(9):846-858. doi:
10.1002/da.22915.

4. Mehren A, et al. Physical exercise in attention deficit


hyperactivity disorder – evidence and implications for the
treatment of borderline personality disorder. Borderline
Personal Disord Emot Dysregul. 2020;7:1.
doi:10.1186/s40479-019-0115-2

5. O’Donovan G, et al. Association of “Weekend Warrior” and


Other Leisure Time Physical Activity Patterns With Risks for
All-Cause, Cardiovascular Disease, and Cancer Mortality. JAMA
Intern Med. 2017;177(3):335-342. doi:
10.1001/jamainternmed.2016.8014.
https://inta.uchile.cl/noticias/192777/los-beneficios-del-ejercicio-para-la-salud-mental

La importancia del ejercicio para la salud


física y mental

¿Qué es salud física y salud mental?

Salud física: es el conjunto de actividades, posturas y funciones que se debe


tener para mantener un estado óptimo a nivel fisiológico.

Salud mental: es el estado en el que el ser humano comprende la necesidad de


identificar factores que le permiten pensar, sentir y actuar frente a la vida, esto
incluye el bienestar emocional, psicológico y social.

La salud mental y física se relacionan debido a que cada una de ellas genera e
influye en el ser humano en una mayor o menor medida. Una mente saludable
hace que el cuerpo funcione mejor y a su vez un cuerpo sano genera bienestar
emocional para evitar enfermedades.

Enfermedades físicas y mentales

Se considera enfermedad a cualquier estado de alteración o deterioro de la salud,


por causas usualmente conocidas, que puedan estar relacionadas con procesos
fisiológicos o mentales.

Enfermedades físicas: son aquellas que afectan al cuerpo y pueden ser


producidas por agentes externos como virus o bacterias; genéticos o hereditarios;
estilos de vida estresantes o por consumos excesivos, las cuales pueden
presentar infinidad de síntomas que pueden ser de mayor o menor impacto en el
cuerpo humano.

Algunos de los síntomas que son causa de alerta para una enfermedad de este
tipo pueden ser:
 Dolor de cabeza, estómago, muscular o en cualquier parte del cuerpo
 Cansancio crónico, debilidad o náuseas
 Sangrado sin ninguna explicación
 Alteraciones en hábitos alimenticios, respiratorios, de evacuación entre
otros

Enfermedades mentales: son padecimientos que afectan de manera superficial o


profunda el comportamiento, pensamiento y actuar de la persona, pueden llegar al
punto de alterar la capacidad de relacionamiento con los demás o hasta la
funcionalidad.

Algunas señales de que existe un problema o enfermedad mental:

 Cambios en hábitos alimenticios o de sueño


 Distracciones cognitivas
 Pérdida de la motivación
 Estrés
 Aislamiento social
 Cambios de humor severos que causan problemas en sus relaciones
 Pensamientos rumiantes de preocupación o tristeza
 Dolores y molestias inexplicables
¿Cómo se puede prevenir enfermedades tanto físicas como mentales?

Realizando técnicas de autocuidado a nivel físico, cognitivo, emocional y social,


así como prevenir el uso de actividades que afecten la salud.

 Mantener buenos hábitos de higiene, alimentación y sueño.


 Practicar ejercicio físico.
 Revisiones médicas regularmente.
 Expresar emociones y establecer límites sanos.
 Reconocer emociones y pensamientos.
 Establecer estrategias de afrontamiento ante situaciones presentadas

Recomendaciones para mantener una excelente salud mental y física

 Son muchas las emociones presentes en nuestra vida cotidiana: estrés,


ansiedad, angustia, preocupaciones, insatisfacciones, nervios, entre otras.
Saber lidiar con todos estos sentimientos es fundamental para la salud
mental.
 Una persona mentalmente sana es capaz de afrontar los desafíos y los
cambios del día a día con equilibrio, reconoce cuáles son sus límites y
busca ayuda cuando es necesario.
 Para mantener una buena salud mental, es necesario cuidar bien de tu
cuerpo, es decir, dormir bien, alimentarse de forma adecuada y realizar
ejercicio de manera constante.
 La práctica de la actividad física, proporciona una sensación de bienestar y
relajación.
 Cuando nos ejercitamos, nuestro cuerpo libera endorfina, sustancia natural
producida por el cerebro durante y después de la realización de alguna
actividad física. La liberación de endorfina, también conocida como
“hormona de la alegría”, ayuda a relajarse, reduce el estrés, la ansiedad y
mejora el estado de ánimo.
 Mantente en contacto con la naturaleza, consérvate alejado de tu celular,
reserva tiempo para momentos de ocio y convivencia con amigos y
familiares, dedica tiempo a las personas que son importante para ti.
 La salud física, a su vez, involucra la condición general del cuerpo. Así, una
persona físicamente sana tiene un buen funcionamiento de su organismo y
de sus funciones vitales.

 Para fomentar la salud física, es necesario alcanzar y permanecer en un


peso adecuado, reducir el consumo de alcohol, dejar de fumar y, por
supuesto, practicar algún tipo de ejercicio.

Fuentes:

https://www.shaio.org/relacion-salud-fisica-y-mental?
fbclid=IwAR3nkUnQBa3cGli10Aa_gaRCPHiIE2nnCejti7Vf9FMVloa6c1Kgcd1sycw

https://news.gympass.com/es/la-importancia-del-ejercicio-para-la-salud-fisica-y-mental/?
fbclid=IwAR3FFQMJQrL7rdSebRmowRrgBL2g9KW8lm1Uo1O27YCKa9qhLr0sIlUrweo

https://www.gob.pe/institucion/insm/noticias/612899-la-importancia-de-la-salud-fisica-y-
mental?
fbclid=IwAR2Cufksdmt7HmusMOT36g5ljSBMhmDs_zxmhCgLIUqt0BUiyj32J5LImd8

¿Qué es salud física y salud mental?

Salud física: es el conjunto de actividades, posturas y funciones que se debe


tener para mantener un estado óptimo a nivel fisiológico.

Salud mental: es el estado en el que el ser humano comprende la necesidad de


identificar factores que le permiten pensar, sentir y actuar frente a la vida, esto
incluye el bienestar emocional, psicológico y social.

La salud mental y física se relacionan debido a que cada una de ellas genera e
influye en el ser humano en una mayor o menor medida. Una mente saludable
hace que el cuerpo funcione mejor y a su vez un cuerpo sano genera bienestar
emocional para evitar enfermedades.

Enfermedades físicas y mentales


Se considera enfermedad a cualquier estado de alteración o deterioro de la salud,
por causas usualmente conocidas, que puedan estar relacionadas con procesos
fisiológicos o mentales.

Enfermedades físicas: son aquellas que afectan al cuerpo y pueden ser


producidas por agentes externos como virus o bacterias; genéticos o hereditarios;
estilos de vida estresantes o por consumos excesivos, las cuales pueden
presentar infinidad de síntomas que pueden ser de mayor o menor impacto en el
cuerpo humano.

Algunos de los síntomas que son causa de alerta para una enfermedad de este
tipo pueden ser:

 Dolor de cabeza, estómago, muscular o en cualquier parte del cuerpo


 Cansancio crónico, debilidad o náuseas
 Sangrado sin ninguna explicación
 Alteraciones en hábitos alimenticios, respiratorios, de evacuación entre
otros

Enfermedades mentales: son padecimientos que afectan de manera superficial o


profunda el comportamiento, pensamiento y actuar de la persona, pueden llegar al
punto de alterar la capacidad de relacionamiento con los demás o hasta la
funcionalidad.

Algunas señales de que existe un problema o enfermedad mental:

 Cambios en hábitos alimenticios o de sueño


 Distracciones cognitivas
 Pérdida de la motivación
 Estrés
 Aislamiento social
 Cambios de humor severos que causan problemas en sus relaciones
 Pensamientos rumiantes de preocupación o tristeza
 Dolores y molestias inexplicables
¿Cómo se puede prevenir enfermedades tanto físicas como mentales?

Realizando técnicas de autocuidado a nivel físico, cognitivo, emocional y social,


así como prevenir el uso de actividades que afecten la salud.

 Mantener buenos hábitos de higiene, alimentación y sueño.


 Practicar ejercicio físico.
 Revisiones médicas regularmente.
 Expresar emociones y establecer límites sanos.
 Reconocer emociones y pensamientos.
 Establecer estrategias de afrontamiento ante situaciones presentadas

Recomendaciones para mantener una excelente salud mental y física

 Son muchas las emociones presentes en nuestra vida cotidiana: estrés,


ansiedad, angustia, preocupaciones, insatisfacciones, nervios, entre otras.
Saber lidiar con todos estos sentimientos es fundamental para la salud
mental.
 Una persona mentalmente sana es capaz de afrontar los desafíos y los
cambios del día a día con equilibrio, reconoce cuáles son sus límites y
busca ayuda cuando es necesario.
 Para mantener una buena salud mental, es necesario cuidar bien de tu
cuerpo, es decir, dormir bien, alimentarse de forma adecuada y realizar
ejercicio de manera constante.
 La práctica de la actividad física, proporciona una sensación de bienestar y
relajación.
 Cuando nos ejercitamos, nuestro cuerpo libera endorfina, sustancia natural
producida por el cerebro durante y después de la realización de alguna
actividad física. La liberación de endorfina, también conocida como
“hormona de la alegría”, ayuda a relajarse, reduce el estrés, la ansiedad y
mejora el estado de ánimo.
 Mantente en contacto con la naturaleza, consérvate alejado de tu celular,
reserva tiempo para momentos de ocio y convivencia con amigos y
familiares, dedica tiempo a las personas que son importante para ti.
 La salud física, a su vez, involucra la condición general del cuerpo. Así, una
persona físicamente sana tiene un buen funcionamiento de su organismo y
de sus funciones vitales.

 Para fomentar la salud física, es necesario alcanzar y permanecer en un


peso adecuado, reducir el consumo de alcohol, dejar de fumar y, por
supuesto, practicar algún tipo de ejercicio.

Fuentes:

https://www.shaio.org/relacion-salud-fisica-y-mental?
fbclid=IwAR3nkUnQBa3cGli10Aa_gaRCPHiIE2nnCejti7Vf9FMVloa6c1Kgcd1sycw

https://news.gympass.com/es/la-importancia-del-ejercicio-para-la-salud-fisica-y-mental/?
fbclid=IwAR3FFQMJQrL7rdSebRmowRrgBL2g9KW8lm1Uo1O27YCKa9qhLr0sIlUrweo

https://www.gob.pe/institucion/insm/noticias/612899-la-importancia-de-la-salud-fisica-y-
mental?
fbclid=IwAR2Cufksdmt7HmusMOT36g5ljSBMhmDs_zxmhCgLIUqt0BUiyj32J5LImd8

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