Proverbios 16
Proverbios 16
Proverbios 16
Este proverbio les asegura a los que adoran al Dios verdadero que, si confían plenamente en
él y siguen su guía, sus planes saldrán bien.
La expresión “pon en manos del SEÑOR todas tus obras” literalmente significa “haz rodar tus
obras hacia el Señor”. Según una obra de consulta, esta expresión describe la acción de
“quitarse un peso de encima y hacerlo rodar hasta Dios para quien no hay nada demasiado
pesado”. Todos los que son humildes y confían en Dios pueden estar seguros de que él los
ayudará y los sostendrá (Salmo 37:5; 55:22).
La expresión “todo lo que hagas” no significa que Dios aprobará o bendecirá todos los planes
que las personas tengan. Para ganarse la bendición de Jehová, esos planes tienen que cumplir
dos condiciones: tienen que estar de acuerdo con su voluntad y también estar de acuerdo con
sus normas (Salmo 127:1; 1 Juan 5:14). Pero Dios no bendice la desobediencia. De hecho, él
“arruina los planes del malvado” (Salmo 146:9). Por otro lado, apoya a los que se someten a él
y respetan sus normas, que encontramos en la Biblia (Salmo 37:23).
“Y tus planes saldrán bien”. Algunas versiones dicen que los planes “serán consolidados” o
“establecidos”. En las Escrituras Hebreas, también conocidas como el Antiguo Testamento, la
palabra que se traduce en español “establecidos” da la idea de poner un fundamento y
muchas veces se refiere a la estabilidad de las obras creativas de Dios (Proverbios 3:19;
Jeremías 10:12). Del mismo modo, Dios establecerá firmemente los planes de los que hacen lo
que está bien a sus ojos y los ayudará a tener una vida más segura, estable y feliz (Salmo 20:4;
Proverbios 12:3).
En el capítulo 16, Salomón empieza alabando la sabiduría de Dios y muestra lo mucho que
Jehová odia a los que son orgullosos (Proverbios 16:1-5). Más adelante, el capítulo hace que el
lector llegue a una conclusión importante, que es un tema que se repite por todo el libro de
Proverbios: los seres humanos solo pueden ser verdaderamente sabios y tener éxito si son
humildes y dejan que Dios dirija sus pasos (Proverbios 16:3, 6-8, 18-23). Esta verdad
fundamental se repite muchas veces en la Biblia (Salmo 1:1-3; Isaías 26:3; Jeremías 17:7, 8;
1 Juan 3:22).