Taller Expectativas de Crecimiento Espiritual
Taller Expectativas de Crecimiento Espiritual
Taller Expectativas de Crecimiento Espiritual
Octubre 2023
(2 Pedro 3:18)
DINAMICA PREVIA: Pedir a los jóvenes que se ordenen por edad. Después pedir que se ordenen
por altura. Después que se orden por tiempo en la iglesia. Después pedir que se ordene por
madurez espiritual.
Como consecuencia de ser estas nuevas criaturas, estamos llamados a experimentar crecimiento
espiritual, y existe tanto de parte de nuestro Señor, como de nuestros hermanos y nuestra iglesia,
una expectativa de que a lo largo de nuestra vida y experiencias vayamos creciendo
espiritualmente. En este taller, vamos a hablar de eso, cual es el crecimiento esperable, para
nuestra vida espiritual.
Antes de entrar de lleno a lo que tengo preparado para este taller, quiero decirles a los miembros
de mi clase, que estoy profundamente orgullosa de ver como ya dan muestras de ir creciendo, y
de ponerse a disposición de la iglesia, dirigiendo cultos y a cargo de distintos aspectos de la
trasmisión de nuestro culto. Eso es lo que quiere el Señor, que nos ocupemos de sus obras. Han
sido fieles con el Señor, y su presencia cada domingo en el templo, su esfuerzo en llegar a la
escuela bíblica y a colaborar con el culto, es una muestra de su compromiso con el Señor y con su
iglesia.
Además, quería compartirles de este tema, el que, a su vez, me fue impartido a mí, durante mi
primer año de ingreso a la Universidad, y el año de mi conversión, y que fue fundamental en ese
tiempo para enfrentarme a mis expectativas como nueva creyente.
Y eso es lo que quiero que abordemos hoy, la expectativa de Dios respecto de nuestro crecimiento
espiritual como hijos suyos, y consecuentemente el crecimiento de la iglesia.
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Desde que estamos en el colegio nos enseñan que los seres vivos estamos sujetos a un
proceso de crecimiento: nacen, crecen, se reproducen y mueren, una especie de línea temporal de
desarrollo y cambios de los seres vivientes, en el mundo material. Una amiga mía me dice que en
el caso de las mujeres las etapas son nace, crece, se reproduce, engorda, se corta el pelo y
mueren.
Por lo tanto, es esperable, que el cristiano tenga durante su vida, un crecimiento espiritual que
refleje una madurez espiritual, que refleje precisamente su condición y desarrollo de su condición
como cristian.
Siempre es importante para entender un concepto, descartar lo que no es, o conocer las
diferencias que existen, entre aquello que estamos analizando o entendiendo, y lo falso, para
comprenderlo con profundidad. Recuerdo que el Pastor nos comentaba en una predicación, que,
en los supermercados, por ejemplo, a los cajeros para aprender a distinguir los billetes verdaderos,
les entregan muchos billetes falsos para que los analicen en relación a los verdaderos. Así que les
voy a indicar que no es crecimiento espiritual o que no necesariamente implican que hay
crecimiento espiritual.
No son manifestaciones de crecimiento espiritual:
• Las actividades materiales vanas que desarrolle un hermano dentro de la iglesia (aunque
es un indicio del servicio y disposición del cristiano) o la misma iglesia.
• El éxito del cristiano en el mundo: vemos en la palabra del Señor, y Jesús es el primer
ejemplo, que el éxito en el mundo no es un medidor de la profundidad espiritual de un cristiano.
Hemos visto en la palabra como muchos de los profetas del Señor sufrieron privaciones y muchas
dificultades. Lo mismo los apóstoles.
Uno de los mejores ejemplos para entender este crecimiento en nuestra primera etapa de vida, es
ver como lo hacía Jesús, conforme nos relata Lucas 2: 52.
Lucas 2: 52: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.”
La misma palabra, expone claramente el crecimiento del preadolescente Jesús, en las distintas
esferas de su vida. Su crecimiento era, físico, mental y espiritual. Este pasaje, a la edad que
ustedes tienen, es relevante para comprender cuales son los aspectos sobre los cuales se espera
que tengan crecimiento.
Este crecimiento del Señor Jesús, ya había sido recogido en el mismo capitulo en el cap. 2: 40: “Y
el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Si analizamos en particular los aspectos de crecimiento de Jesús, nos damos cuenta que Él estaba
sujeto a los mismos procesos de crecimiento a los que debería sujetarse cualquier cristiano: en
sabiduría, en estatura y en gracia. Analicemos estos tres ámbitos:
Jesús tenía por lo tanto un crecimiento físico con todas las consecuencias que eso
significa, ganar altura, peso, desarrollo de la fuerza, cambios hormonales, etc. Los mismos
que hemos pasado cauda uno de nosotros.
Crecía en sabiduría: En la mente. Y como se nos ha enseñado por el pastor, la mente no
es sólo la cabeza o el intelecto, sino también el corazón. Las emociones. Como nos refleja
el texto, Jesús a sus 12 años era capaz de discutir de teología con los doctores de la ley.
Nos dice la palabra que “todos los que le oían se maravillaban de su inteligencia y de sus
respuestas”.
En este punto quiero llamarles la atención, sobre la sabiduría del Señor. La palabra, nos
señala que este niño, que era “prodigioso”, y que, sorprendida a todos con su inteligencia,
y que probablemente prontamente se transformó en un adolescente que podía tener
mucho más entendimiento y sabiduría que sus padres terrenales, se sometía, obedecía a
sus padres terrenales. V. 51: “Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a
ellos”; “Entonces Jesús volvió con sus padres a Nazaret, y los obedecía en todo” (versión
TLA).
Esta obediencia a sus padres, fue probablemente sus primeras experiencias y aprendizaje
en lo que es la obediencia, que posteriormente le llevaría a experimentarla en forma
suprema con la obediencia a Dios, pero además era una profunda muestra de amor y
respeto por sus padres. Fíjense lo que dice Juan: 14:15: “Si me amáis, guardad mis
mandamientos.”
Por lo tanto, si el Señor Jesús, mostraba obediencia con sus padres terrenales, cuanto más
ustedes, que pueden llegar a actuar como unos bolsiflay y muchas veces no tienen idea
donde están parados, no van a obedecer a los suyos.
Si ustedes creen que es muy difícil igualar el crecimiento del Señor Jesús, en sabiduría y en
obediencia, nosotros hemos tenido la oportunidad de estudiar otro ejemplo, que es el
profeta Daniel en el A.T. El Libro de Daniel en sus primeros capítulos, nos presenta a un
Joven adolescente, de entre 12-15 años, que es arrebatado de Jerusalén y llevado a
Babilonia, para servir en la corte del rey. Los primeros capítulos nos presentan su
obediencia y fidelidad a toda prueba contra el Señor y como el Señor lo coronó con mucha
obedecía y sabiduría, más que cualquier otro sabio en el reino y era muy amado de
Jehová.
Nos muestra también como Daniel, tenía plena conciencia que sus logros y atributos
(sabiduría y revelaciones) provenían de Dios mismo y eran el resultado del compromiso
en Dios.
Daniel: 1: 17: “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas
las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”.
1: 20: “En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló
diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.”
Daniel 2: 20-23: “Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos,
porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y
pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo
y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. A ti, oh Dios de mis
padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has
revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey”.
Crecía en gracia con Dios y los hombres: En lo espiritual. El concepto de Gracia, es esta
parte de la biblia y en el nuevo testamento en general, proviene de la palabra griega
“charis”, que significa “favor”, “bendición”. Por lo tanto, en relación al texto, se indica
que el Señor Jesús crecía en el favor, y en la buena opinión, de Dios y los hombres. Tanto
Dios como los hombres lo veían con buenos ojos.
Esto quiere decir, por lo tanto, que el carácter, los atributos y virtudes humanas que presentaba
el Señor Jesús, crecían en Él como manifestación de su obediencia a su padre Espiritual, a Dios.
El hecho que tanto Dios mismo como los hombres, tuvieran esta buena opinión del niño y del
joven Jesús, indicaba cuál era su comportamiento y forma de conducirse, que hacía que todos se
agradaran de él.
El mismo concepto está en el bautismo del Señor Jesús, cuando dice Mateo 3:17: “Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia”.
El texto, nos presenta que el señor Jesús desde su niñez y hasta el comienzo de su ministerio,
muestra un carácter constante que no mutó en el tiempo. Siempre mantuvo las mismas
características que agradaban a Dios entonces, cuando era pequeño, y que le siguieron
agradando hasta el inicio de su ministerio, y hasta el cumplimiento del mismo.
¿Pero cómo logramos crecer en Gracia? ¿No resulta irreal pretender llegar a ser como el Señor
Jesucristo?
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores
y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no
seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de
hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la
verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
* Koinonía: Término propio de la doctrina cristiana para designar la participación de una misma fe
y la comunión a que están sujetos todos los miembros de la cristiandad, entendida como
comunidad afiliada a la doctrina de Jesucristo. *
Pero este crecimiento difícilmente se puede dar para nosotros en forma perfecta sino es dentro de
la iglesia y por la iglesia. Si bien nuestro crecimiento espiritual personal importa y afecta, impacta
positiva o negativamente a la iglesia, el Señor creo la iglesia para el perfeccionamiento de los
santos.
Lo mismo pasa en la vida del cristiano y de la iglesia, la iglesia es nuestro centro de educación
continua, nuestro colegio, universidad y centro de formación de postítulos para nuestro
crecimiento espiritual. Así lo señala el Señor en Efesios Cap. 4: 11-16.
Por lo tanto, si tu crees que no es posible llegar a obtener la gracia de Jesús, te digo que estas
equivocado, porque, si podemos hacerlo, pero jamás solos, sino sólo como el cuerpo de cristo que
somos, y cada uno en su respectiva tarea.
Entonces, es un trabajo en equipo. Por eso es tan importante la iglesia, y que ustedes ocupen
dentro de la iglesia, conforme a sus dones y talentos, el lugar que les corresponde. Porque sólo de
esa forma podemos llegar a la plenitud del conocimiento de Cristo y alcanzar la estatura de la
plenitud de Cristo. De forma tal que, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se
ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor.