Muestra Temario1 Aux Admtvos Canarias
Muestra Temario1 Aux Admtvos Canarias
Muestra Temario1 Aux Admtvos Canarias
TEMARIO - Bloque I
Auxiliares Administrativos
Comunidad Autónoma de Canarias
Ed. 2023
TEMARIO ‐ Bloque I
Auxiliares Administrativos
Comunidad Autónoma de Canarias
Ed. 2023
‐ Bloque I ‐
Tema 1.‐ La Constitución Española de 1978. Los principios constitucionales y los valores
superiores del ordenamiento jurídico español. Derechos y deberes fundamentales. Su
garantía y suspensión.
Tema 2.‐ La organización territorial del Estado. Las Comunidades Autónomas: Formación.
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas. La
Administración Local: la Provincia, el Municipio y otras entidades locales.
Tema 6.‐ Las islas y la Comunidad Autónoma de Canarias. La Ley 8/2015, de Cabildos
Insulares de Canarias: Naturaleza de los Cabildos Insulares y competencias. La Ley 7/2015,
de Municipios de Canarias: Autonomía Municipal y competencias Municipales.
Tema 9.‐ La Ley Orgánica 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres:
principio de igualdad y tutela contra la discriminación. Ley 1/2010, Canaria de Igualdad
entre Mujeres y Hombres: Políticas Públicas para la promoción de la igualdad de género.
Tema 10.‐ La Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia
de Género: Derechos de las mujeres víctimas de violencia de género. El Texto Refundido
de la Ley General de Derechos de las personas con discapacidad, aprobado por Real Decreto
Legislativo 1/2013: objeto, definiciones y principios.
Tema 11.‐ De la actividad de las Administraciones Públicas: derechos de las personas en
sus relaciones con las Administraciones Públicas. Derecho y obligación de relacionarse
electrónicamente con las Administraciones Públicas. Lengua de los procedimientos.
Registros.
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TEMA 1.‐ LA CONSTITUCIÓN. LOS PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
Y LOS VALORES SUPERIORES DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL.
DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES. SU GARANTÍA Y SUSPENSIÓN.
INTRODUCCIÓN
Tras las Elecciones Generales del 15 de junio de 1977, el Congreso de los Diputados ejerció la iniciativa
constitucional que le otorgaba el art. 3º de la Ley para la Reforma Política y, en la sesión de 26 de julio de
1977, el Pleno aprobó una moción redactada por todos los Grupos Parlamentarios y la Mesa por la que se
creaba una Comisión Constitucional con el encargo de redactar un proyecto de Constitución.
Una vez cerrado el texto de la Constitución por las Cortes Generales el 31 de octubre de 1978, mediante Real
Decreto 2550/1978 se convocó el Referéndum para la aprobación del Proyecto de Constitución, que tuvo
lugar el 6 de diciembre siguiente. Se llevó a cabo de acuerdo con lo prevenido en el Real Decreto 2120/1978.
El Proyecto fue aprobado por el 87,78% de votantes que representaban el 58,97% del censo electoral.
Su Majestad el Rey sancionó la Constitución durante la solemne sesión conjunta del Congreso de los Diputa-
dos y del Senado, celebrada en el Palacio de las Cortes el miércoles 27 de diciembre de 1978. El BOE publicó
la Constitución el 29 de diciembre de 1978, que entró en vigor con la misma fecha. Ese mismo día se publica-
ron, también, las versiones en las restantes lenguas de España.
-En 1992, que consistió en añadir el inciso "y pasivo" en el artículo 13.2, referido al derecho de sufragio
en las elecciones municipales.
-En 2011, que consistió en sustituir íntegramente el artículo 135 para establecer constitucionalmente
el principio de estabilidad presupuestaria, como consecuencia de la crisis económica y financiera.
1.1.- ANTECEDENTES
Las múltiples influencias de una Constitución derivada como la española de 1978 -además de aquellas
recibidas del constitucionalismo histórico español- hay que buscarlas preferentemente dentro de las nuevas
corrientes europeas que aparecen después de la Segunda Guerra Mundial, y en tal sentido ha recibido claras
influencias de otros textos constitucionales europeos, así como de diferentes Tratados de Derecho Interna-
cional:
• De la Constitución italiana de 1947 habría que destacar la configuración del poder judicial y sus
órganos de gobierno, o los antecedentes del Estado Regional Italiano.
1.1.- INTRODUCCIÓN
Cada Comunidad Autónoma tiene su Estatuto de Autonomía, aprobado por ley orgánica, que es la norma
institucional básica de la Comunidad, reguladora de aspectos esenciales como la organización y el funciona-
miento de su Parlamento y de su Gobierno, las competencias que la Comunidad asume, su Administración,
las señas de identidad y los hechos diferenciales tales como la lengua o el derecho civil y las relaciones con
el Estado y con otras Comunidades Autónomas.
El reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas está basado en la distinción entre
las competencias exclusivas del Estado o de las Comunidades Autónomas, las competencias compartidas
entre el Estado y las Comunidades Autónomas y las competencias concurrentes, en las cuales tanto el Estado
como las CC.AA. pueden intervenir. Las competencias exclusivas comprenden la potestad legislativa y la
capacidad de ejecución, mientras que las competencias compartidas pueden implicar una diferente distribu-
ción de la potestad legislativa y reglamentaria entre Estado y Comunidades Autónomas, las cuales suelen
disponer de la capacidad ejecutiva en estos casos. En caso de que se produzca un conflicto de competencias,
corresponde resolverlo al Tribunal Constitucional, como en otros Estados políticamente descentralizados.
El sistema de gobierno de las Comunidades Autónomas es de naturaleza parlamentaria, siendo sus institucio-
nes básicas el Parlamento, el presidente de la Comunidad y el Gobierno autonómico.
Desde el punto de vista económico y financiero, las Comunidades Autónomas disponen de una gran autono-
mía de gestión, con capacidad para aprobar sus propios presupuestos anuales y para determinar sus recur-
sos propios mediante tributos, tasas y recargos. El sistema general de financiación de las Comunidades
Autónomas, que comprende además los tributos cedidos por el Estado y la participación en los tributos
estatales, se fija de forma multilateral por el Estado y las Comunidades Autónomas, garantizando a través
de diversos mecanismos financieros la solidaridad interterritorial y un nivel mínimo igual en la prestación
de los servicios públicos fundamentales en todo el territorio español. Además, la Comunidad Autónoma del
País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra, disponen, en virtud de su régimen foral, de dos regímenes
1.1.- INTRODUCCIÓN
Con el régimen económico y fiscal, amparado por la Constitución española, y con la aprobación del Estatuto
de Autonomía, las Islas Canarias recuperan un «status» político y económico en el seno de la España demo-
crática, que es reconocido por las instituciones de la Comunidad Europea y reafirmado en sus Tratados, al
definirse su condición de región ultraperiférica, por las mismas razones que justificaron aquel «status» a lo
largo de la historia.
Pero la sociedad del siglo XXI reclama nuevas acciones. Una sociedad democrática y madura, como es la
canaria, exige nuevos marcos de actuación con pleno respeto de la realidad constitucional y de nuestro
acervo, y que ha de estar preparada para afrontar nuevos retos. Todo ello implica el reconocimiento, en el
Estatuto de Autonomía, de los siguientes principios:
2. La definición del ámbito espacial de Canarias, con la reafirmación de las islas, de los cabildos y de sus
municipios como entidades básicas dotadas de autonomía.
3. El objetivo de modular en relación a las islas determinadas políticas públicas para su adaptación a las
especiales condiciones del Archipiélago.
4. La relevancia política del régimen económico y fiscal, avalado por la Constitución, reforzando su
garantía institucional y el establecimiento de mecanismos de coordinación en la modificación.
Naturaleza.- El Parlamento de Canarias, órgano representativo del pueblo canario, es elegido mediante
sufragio universal, directo, igual, libre y secreto.
La duración del mandato será de cuatro años, sin perjuicio de los supuestos de disolución anticipada.
Régimen electoral.- Serán electores y elegibles las personas mayores de edad inscritas en el censo que gocen
de la condición política de canarios, según el presente Estatuto, y se encuentren en pleno disfrute de sus
derechos civiles y políticos, sin perjuicio de las causas de inelegibilidad establecidas por la ley.
Una ley del Parlamento de Canarias aprobada por una mayoría de tres quintos, a iniciativa de sus miem-
bros, regulará el régimen electoral con arreglo a las siguientes bases:
c) Las circunscripciones electorales podrán ser de ámbito autonómico, insular o de ambas. Cada una
de las islas de El Hierro, Fuerteventura, Gran Canaria, La Gomera, Lanzarote, La Palma y Tenerife,
constituyen una circunscripción electoral. Se establecerá el número de diputados y diputadas asigna-
dos a cada circunscripción.
d) Se establecerá el porcentaje mínimo de votos que deben obtener las listas electorales para acceder
al reparto de escaños.
Los miembros del Parlamento serán inviolables por los votos y opiniones que emitan en el ejercicio de
su cargo. Durante su mandato, no podrán ser detenidos ni retenidos, sino en caso de flagrante delito.
Los miembros del Parlamento de Canarias percibirán las asignaciones económicas que se establezcan
en los Presupuestos de la Cámara, para su posterior integración en los Presupuestos Generales de la
Comunidad Autónoma de Canarias.
Naturaleza y representación.‐ El Presidente del Gobierno de Canarias ostenta la más alta representación de
la Comunidad Autónoma y la ordinaria del Estado en Canarias, y dirige, impulsa y coordina la acción del
Gobierno Canario sin perjuicio de la competencia y responsabilidad directa de los demás miembros del
mismo en su gestión. Y todo ello dentro del marco del Estatuto de Autonomía y la Ley 1/1983.
Elección.‐ El Presidente del Gobierno es elegido por el Parlamento de Canarias en la forma prevista en el
artículo 16 del Estatuto de Autonomía. A tal efecto el Presidente del Parlamento deberá formular su
propuesta, en el plazo de diez días desde su elección en la sesión constitutiva de la Cámara o a partir de
la fecha en que se den los supuestos para ello.
Otorgada la confianza al candidato, el Presidente del Parlamento lo comunicará al Rey en las 24 horas
siguientes, para que proceda a su nombramiento mediante Real Decreto, que será publicado en el Boletín
Oficial del Estado y en el de la Comunidad, surtiendo efectos desde su publicación en aquél.
Una vez nombrado por el Rey, el Presidente procederá a designar al Vicepresidente y a los restantes
miembros del Gobierno.
Las competencias que, en el marco del Estatuto, les atribuyan las leyes del Parlamento de Canarias serán
ejercidas a través de los Cabildos, que son -simultáneamente- órganos de gobierno, administración y
representación de cada Isla e instituciones de la Comunidad Autónoma.
Canarias es un archipiélago del Océano Atlántico que conforma una comunidad autónoma española, estando
su punto más oriental situado a 115 km. de la costa africana, y su punto más septentrional a 1.050 km. del
punto más próximo de la península Ibérica.
Las Islas están agrupadas administrativamente en dos provincias: Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas, con
87 municipios.
Su extensión (7.273 km2 ) representa el 1,4% de la española y el 0,2% de la Unión Europea. El archipiélago
consta de siete islas principales que conforman la provincia de Santa Cruz de Tenerife: El Hierro, La Gomera,
La Palma y Tenerife, y la provincia de Las Palmas: Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote.
También forman parte de Canarias los territorios insulares del archipiélago Chinijo (La Graciosa, Montaña
Clara y Alegranza), y el islote de Lobos, todos ellos pertenecientes a la provincia de Las Palmas.
1.1.‐ INTRODUCCIÓN
El presupuesto de la Comunidad Autónoma de Canarias está regulado por la Ley 11/2006, de 11 de diciem‐
bre, de la Hacienda Pública Canaria. En concreto su Título II se dedica a la programación presupuestaria y
a los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma. En el Capítulo II se establece respecto al presu‐
puesto: su contenido, el procedimiento de elaboración, el trámite de su remisión al Parlamento y el supuesto
de prórroga si no se formalizase su aprobación dentro de los plazos previstos, regulando también la estructu‐
ra que adoptan los presupuestos, tanto en lo relativo a los estados de gastos como a los de ingresos.
Por otra parte, en el Capítulo II del Título III (sobre la gestión presupuestaria) se regulan las distintas fases
del procedimiento de gestión de los Presupuestos Generales, estableciendo como fases del procedimiento
de gestión de los gastos: la aprobación del gasto, el compromiso del mismo, el reconocimiento de la obliga‐
ción, la ordenación del pago y el pago material. Cabe destacar que se introduce como novedad la regulación
de la gestión de presupuesto de ingresos, distinguiendo dos fases sucesivas o simultáneas: el reconocimiento
del derecho y la extinción del mismo.
Alcance subjetivo.‐ Los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma de Canarias están integrados
por:
a) Los presupuestos de los sujetos del sector público con presupuesto limitativo.
c) Los presupuestos de los fondos a que se refiere el artículo 2.2 de esta ley.
e) El anexo de inversiones de todos los entes que conforman el sector público canario en los que haya
participación mayoritaria, directa o indirecta, de la Administración de la Comunidad Autónoma de
Canarias.
Las principales instituciones responsables de la toma de decisiones en el seno de la Unión Europea son:
• El Parlamento Europeo, que representa a los ciudadanos de la UE y es elegido directamente por ellos;
• El Consejo de la Unión Europea, que representa a los Estados miembros individuales;
• La Comisión Europea, que defiende los intereses de la Unión en su conjunto.
Este «triángulo institucional» elabora las políticas y leyes que se aplican en la UE. En principio, la Comisión
propone las nuevas normas, pero son el Parlamento y el Consejo quienes las adoptan.
El Tribunal de Justicia vela por el cumplimiento de la legislación europea, y el Tribunal de Cuentas controla
la financiación de las actividades de la Unión.
• El Comité Económico y Social Europeo representa a la sociedad civil, los patronos y los empleados;
• El Defensor del Pueblo Europeo investiga las denuncias de los ciudadanos sobre la mala gestión de las
instituciones y organismos de la UE;
• El Supervisor Europeo de Protección de Datos protege la intimidad de los datos personales de los
ciudadanos.
Además, se han creado agencias especializadas para hacer frente a determinadas tareas técnicas, científicas
o de gestión.
Los poderes y las responsabilidades de las instituciones de la UE, así como las normas y los procedimientos
que deben seguir, se establecen en los Tratados constitutivos de la UE. Los Tratados son acordados por los
Presidentes o los Primeros Ministros de todos los países de la UE, y son ratificados por sus Parlamentos.
Preámbulo
1.‐ LA LEY ORG. 1/2004, DE MEDIDAS DE PROTECCIÓN INTEGRAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
La Ley 1/2004 pretende atender a las recomendaciones de los organismos internacionales en el sentido de
proporcionar una respuesta global a la violencia que se ejerce sobre las mujeres.
El ámbito de la Ley abarca tanto los aspectos preventivos, educativos, sociales, asistenciales y de atención
posterior a las víctimas, como la normativa civil que incide en el ámbito familiar o de convivencia donde
principalmente se producen las agresiones, así como el principio de subsidiariedad en las Administraciones
Públicas. Igualmente se aborda con decisión la respuesta punitiva que deben recibir todas las manifestacio‐
nes de violencia que esta Ley regula.
La Ley establece medidas de sensibilización e intervención en al ámbito educativo. Se refuerza, con referen‐
cia concreta al ámbito de la publicidad, una imagen que respete la igualdad y la dignidad de las mujeres. Se
apoya a las víctimas a través del reconocimiento de derechos como el de la información, la asistencia jurídica
gratuita y otros de protección social y apoyo económico. Proporciona por tanto, una respuesta legal integral
que abarca tanto las normas procesales, creando nuevas instancias, como normas sustantivas, penales y
civiles, incluyendo la debida formación de los operadores sanitarios, policiales y jurídicos responsables de
la obtención de pruebas y de la aplicación de la ley.
Las situaciones de violencia sobre la mujer afectan también a los menores que se encuentran dentro de su
entorno familiar, víctimas directas o indirectas de esta violencia. La Ley contempla también su protección
no sólo para la tutela de los derechos de los menores, sino para garantizar de forma efectiva las medidas de
protección adoptadas respecto de la mujer.
• Educación: Se especifican las obligaciones del sistema para la transmisión de valores de respeto a la
dignidad de las mujeres y a la igualdad entre hombres y mujeres. En la Educación Secundaria se incorpo‐
ra la educación sobre la igualdad entre hombres y mujeres y contra la violencia de género como conteni‐
do curricular, incorporando en todos los Consejos Escolares un nuevo miembro que impulse medidas
educativas a favor de la igualdad y contra la violencia sobre la mujer.
La Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas,
regula la materia de este tema en su Título II (De la actividad de las Administraciones Públicas), en los
términos siguientes.
1.‐ DERECHOS DE LAS PERSONAS EN SUS RELACIONES CON LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
Quienes tienen capacidad de obrar ante las Administraciones Públicas, son titulares, en sus relaciones con
ellas, de los siguientes derechos:
a) A comunicarse con las Administraciones Públicas a través de un Punto de Acceso General electrónico
de la Administración.
b) A ser asistidos en el uso de medios electrónicos en sus relaciones con las Administraciones Públicas.
c) A utilizar las lenguas oficiales en el territorio de su Comunidad Autónoma, de acuerdo con lo previsto
en esta Ley y en el resto del ordenamiento jurídico.
d) Al acceso a la información pública, archivos y registros, de acuerdo con lo previsto en la Ley 19/2013,
de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno y el resto del Ordenamiento Jurídico.
e) A ser tratados con respeto y deferencia por las autoridades y empleados públicos, que habrán de
facilitarles el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones.
f) A exigir las responsabilidades de las Administraciones Públicas y autoridades, cuando así corresponda
legalmente.
Estos derechos se entienden sin perjuicio de los reconocidos en el la Ley 39/2015 referidos a los interesados
en el procedimiento administrativo.
La comunicación cara a cara es la forma idónea de comunicación. En ella utilizamos no sólo la palabra sino
toda una gama de recursos expresivos como el gesto, la mirada, la postura, es decir, lo que se ha denominado
el lenguaje corporal, que contribuyen a una mejor comunicación.
Es una comunicación inmediata, no transcurre ningún lapso de tiempo entre la formulación de la pregunta
y la respuesta. Y hay una interrelación mutua, a través del mecanismo de retroalimentación que va depuran‐
do la comunicación de elementos accesorios y subjetivos hasta lograr una correcta interpretación de los
mensajes.
Es de sobras conocido el influjo que el medio físico, es decir, la configuración del espacio y los elementos a
él incorporados ejercen sobre la conducta.
La comunicación puede verse facilitada o dificultada por el ambiente en que se produce. Por ello, las oficinas
de información deberían cumplir ciertos requisitos en cuanto a emplazamiento, características y organiza‐
ción del local:
‐Deberán situarse en puntos estratégicos de las ciudades, con buenas comunicaciones. Su acceso deberá
ser directo desde la calle y contar con la señalización adecuada.
‐El local debe ser amplio, bien iluminado, de uso exclusivo, con mobiliario funcional y distribuido de
forma que permita preservar la intimidad de las comunicaciones, que garantice unas condiciones de
mínimo confort tanto para el informador como para su interlocutor, que ofrezca facilidades para la
lectura y la consulta de documentos.
‐Hay que evitar en la medida de lo posible la formación de colas y, cuando no puedan evitarse, deben
organizarse (números, turnomatic...) procurando que exista un lugar de espera con asientos.
‐También debe disponerse de un espacio con mesas y sillas para que el público pueda consultar docu‐
mentos, tomar notas, rellenar impresos, etc.
En cuanto al sistema de atención al público, hay que eliminar las barreras arquitectónicas, como ventani‐
llas o mostradores que producen la impresión de que la Administración es un coto cerrado diferenciado y
enfrentado a los ciudadanos. Es conveniente combinar el mostrador para consultas breves y entrega de
formularios, instancias, etc. con las mesas individuales donde se ofrece una información más detallada.
Tradicionalmente se ha utilizado el término “administrado” para referirse al sujeto destinatario del ejercicio
de potestades administrativas (es decir, la persona que se sitúa en una relación jurídico‐administrativa como
contraparte de la Administración). Sin embargo, desde hace algún tiempo el concepto de administrado ha
sido objeto de cierto rechazo debido a que sitúa al particular en una situación pasiva (administrado es
alguien sobre el cual se administra, el que soporta la acción de administrar).
La problemática que plantea el término “administrado" puede centrarse en torno a dos ideas: por una parte,
técnicamente la posición de los particulares frente a las Administraciones Públicas va mucho más allá de ser
un mero administrado, pues como se verá es además titular de una posición activa (se tienen derechos, por
ej.); y por otra, desde el punto de vista político, el término administrado contraría la idea de participación
ciudadana en los asuntos públicos. Por esta razón ‐entre otras‐ la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de las
AA.PP. y del Procedimiento Administrativo Común, sustituyó el término administrado por el de «ciudadano»,
que de suyo conlleva la idea de sujeto de derechos frente al Estado. Sin embargo, cuando se utiliza el término
ciudadano debe entenderse en sentido amplio, pues caso contrario se excluiría, por ej., a las personas
jurídicas, que en el ámbito económico son las que presentan un mayor porcentaje de actuaciones y litigios
frente a la Administración. No obstante, la Ley 39/2015, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas, ha recuperado la denominación anterior: Esta Ley constituye el primero de estos
dos ejes, al establecer una regulación completa y sistemática de las relaciones «ad extra» entre las Administra‐
ciones y los administrados.
Finalmente, para tener un panorama más amplio respecto a este planteamiento, no debe olvidarse que la
misma Constitución utiliza el término administrado en el art. 149.1.18, cuando señala que corresponde al
Estado establecer "las bases del régimen jurídico de las Administraciones públicas y del régimen estatutario
de sus funcionarios que, en todo caso, garantizarán a los administrados un tratamiento común ante ellas". Este
precepto habilitó al Gobierno para dictar la Ley 30/1992 primero, y 39/2015 después (complementada por
la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sector Público).
En definitiva, la adopción del término administrado, ciudadano o similares, no resulta de gran relevancia más
allá del ámbito de la discusión doctrinal, siendo en todo caso, una opción de política legislativa.
Para empezar, es importante tener claro que la distinción entre categorías de administrados es meramente
dogmática (es decir, deriva de la doctrina), y la diferencia entre una y otra en muchos ámbitos puede ser
problemática e imprecisa. Respecto a los administrados, se diferencian dos categorías, administrado simple
y administrado cualificado:
Además del resto de derechos previstos en la Ley 39/2015, del Procedimiento Administrativo Común de las
AA.PP., los interesados en un procedimiento administrativo tienen los siguientes derechos:
a) A conocer, en cualquier momento, el estado de la tramitación de los procedimientos en los que tengan
la condición de interesados; el sentido del silencio administrativo que corresponda, en caso de que la
Administración no dicte ni notifique resolución expresa en plazo; el órgano competente para su instruc‐
ción, en su caso, y resolución; y los actos de trámite dictados. Asimismo, también tendrán derecho a
acceder y a obtener copia de los documentos contenidos en los citados procedimientos.
Quienes se relacionen con las Administraciones Públicas a través de medios electrónicos, tendrán
derecho a consultar la información a la que se refiere el párrafo anterior, en el Punto de Acceso General
electrónico de la Administración que funcionará como un portal de acceso. Se entenderá cumplida la
obligación de la Administración de facilitar copias de los documentos contenidos en los procedimientos
mediante la puesta a disposición de las mismas en el Punto de Acceso General electrónico de la Adminis‐
tración competente o en las sedes electrónicas que correspondan.
b) A identificar a las autoridades y al personal al servicio de las Administraciones Públicas bajo cuya
responsabilidad se tramiten los procedimientos.
d) A no presentar datos y documentos no exigidos por las normas aplicables al procedimiento de que se
trate, que ya se encuentren en poder de las Administraciones Públicas o que hayan sido elaborados por
éstas.
e) A formular alegaciones, utilizar los medios de defensa admitidos por el Ordenamiento Jurídico, y a
aportar documentos en cualquier fase del procedimiento anterior al trámite de audiencia, que deberán
ser tenidos en cuenta por el órgano competente al redactar la propuesta de resolución.
f) A obtener información y orientación acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que las disposiciones
vigentes impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que se propongan realizar.
Por tanto podemos ver cómo la legislación española al respecto apenas si había evolucionado, pues tenemos
que esperarnos hasta mediados del siglo XX para poder observar de una forma más o menos clara, una
regulación que verdaderamente comience a ser eficaz para servir de garantía del ciudadano frente a los
daños recibidos por la Administración.
Esta regulación que se desarrolla a mediados del siglo ya pasado, se encuentra, en primer lugar, en una ley
especial, la Ley de Régimen Local de 16 de diciembre de 1950, que en su artículo 405 ya instaura una
responsabilidad directa o subsidiaria de los entes locales.
Sin embargo, se produce un cambio radical con la promulgación en el año 1954 de la Ley de Expropiación
forzosa. Esta Ley incorpora al sistema de garantías patrimoniales la indemnización de los daños derivados
de las actuaciones extracontractuales de los poderes públicos, o como dice el artículo 121 de esta misma ley,
los daños causados por el funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos.
Esta Ley de expropiación forzosa junto a dos normativas más, su Reglamento de desarrollo y la Ley de
Régimen Jurídico de la Administración del Estado de 26 de julio de 1957, cambiaron dentro de nuestro
Ordenamiento jurídico administrativo, todo lo referido a la responsabilidad patrimonial de una forma clara
y radical; lo que en un principio obtuvo como respuesta una resistencia en la doctrina y en los propios
tribunales contencioso-administrativos, ya que éstos veían insólito que la Administración estuviera obligada
a indemnizar todo tipo de daños patrimoniales.
Sin embargo con la Constitución se consagra el sistema vigente de la responsabilidad patrimonial, al estable-
cer el art. 106.2 que los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a ser indemni-
zados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor,
siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos. El artículo citado fue