Misa Crismal

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Misa

Crismal
2023
“Queridos hermanos, Jesús es el único camino para no
equivocarnos en saber qué sentimos, a qué nos
conduce nuestro corazón. Él es el único camino para
discernir bien, confrontándonos con Él, cada día, como
si también hoy se hubiera sentado en nuestra iglesia
parroquial y nos dijera que hoy se ha cumplido todo lo
que acabamos de escuchar. Jesucristo, siendo signo de
contradicción —que no siempre es algo cruento ni
duro, ya que la misericordia es signo de contradicción
y mucho más lo es la ternura—, Jesucristo, digo, hace
que se revelen estos ídolos, que se vea su presencia,
sus raíces y su funcionamiento, y así el Señor los pueda
destruir, y ésta es la propuesta: dar espacio para que el
Señor pueda destruir nuestros ídolos escondidos. Y
debemos recordarlos, estar atentos, para que no
renazca la cizaña de esos ídolos que supimos esconder
entre los pliegues de nuestro corazón”.

PAPA FRANCISCO
Santa Misa Crismal 2022
Pueblo de Reyes

Pueblo de reyes, asamblea santa,


Pueblo sacerdotal, pueblo de Dios
Bendice a tu Señor (coro)

Te cantamos, oh, Hijo amado del Padre.


Te alabamos, eterna palabra salida de Dios.
Te cantamos, oh, Hijo de la Virgen María.
Te alabamos, oh, Cristo nuestro hermano
Nuestro Salvador. (Coro)

Te cantamos a Ti, esplendor de la gloria.


Te alabamos, estrella radiante
que anuncias el día. Te cantamos, oh,
luz que ilumina nuestras sombras.

Te alabamos, antorcha
de la nueva Jerusalén. (Coro)

Te cantamos, Mesías, que anunciaron los profetas.


Te alabamos, oh, hijo de Abraham e hijo de David.
Te cantamos, Mesías, esperado por los pobres.
Te alabamos, oh, Cristo, nuestro rey
de humilde corazón. (Coro)

Te cantamos, mediador entre Dios y los hombres.


Te alabamos, oh, ruta viviente, camino del cielo.
Te cantamos, sacerdote de la nueva alianza.
Te alabamos, Tú eres nuestra paz
por la sangre de la cruz. (Coro)
ACTO PENITENCIAL

Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes,


hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra
y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a
Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro
Señor.

CP: Dios Todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone


nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Todos: Amén.

Señor Ten Piedad

V/. Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.

V/. Cristo, ten piedad. R/. Cristo, ten piedad.

V/. Señor, ten piedad. R/. Señor, ten piedad.


Gloria Frisina

Gloria in excelsis deo Et in terra pax hominibus Bonæ


voluntatis, bonæ voluntatis (Coro)

Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,


te adoramos, te glorificamos, te damos gracias. Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor,
Hijo unigénito, Jesucristo.

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, Tú que quitas el


pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el
pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado
a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.

Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,


Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre, la
gloria de Dios Padre. Amén.

Oración Colecta

Oh, Dios, que por la unción del Espíritu Santo constituiste a tu


Hijo Mesías y Señor, concede, propicio, a quienes hiciste
partícipes de su consagración, ser testigos de la redención en el
mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura Isaías 61, 1-3a.6a.8b-9

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha


ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los que
sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la
liberación a los cautivos, y a los prisioneros la libertad; para
proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de
nuestro Dios; para consolar a los afligidos, los afligidos de Sión;
para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume
de fiesta, su abatimiento en cánticos.

Y ustedes serán llamados «Sacerdotes del Señor», se les llamará:


«Ministros de nuestro Dios». Les daré su salario fielmente y haré
con ellos una alianza eterna. Su descendencia será célebre entre
las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Todos los que los
vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor.

V./ Palabra de Dios.

R./ Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial Salmo 88

Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Encontré a David, mi siervo,


y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.
R/.

Mi fidelidad y misericordia
lo acompañarán
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»
R/.

Segunda Lectura Apocalipsis 1, 5-8

Jesucristo es el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos,


el Príncipe de los reyes de la tierra. A Aquel que nos amó, nos
ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido
en un reino, y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A Él la gloria
y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Miren: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que
lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por
su causa.
Sí. Amén. Dice el Señor Dios: Yo soy el Alfa y la Omega, el que
es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.

V/. Palabra de Dios.

R/. Te alabamos, Señor.

Evangelio Salmo 88

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 16-21

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado;


entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se
puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del
profeta Isaías y, desenrollando, encontró el pasaje donde estaba
escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha
ungido. Me ha enviado para anunciar el evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia
del Señor».

Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó.


Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:
«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír».

V/. Palabra del Señor.

R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.


Homilía

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS


SACERDOTALES

Acabada la homilía, el obispo dialoga con los presbíteros con


estas o semejantes palabras:

Obispo: Amados hijos: En esta conmemoración anual del día en


que Cristo confirió su sacerdocio a los apóstoles y a nosotros,
¿quieren renovar las promesas que hicieron un día ante su
obispo y ante el pueblo santo de Dios?

Presbíteros: Sí, quiero.

Obispo: ¿Quieren unirse más fuertemente a Cristo y configurarse


con él, renunciando a ustedes mismos y reafirmando la promesa
de cumplir los sagrados deberes que, por amor a Cristo,
aceptaron gozosos el día de su ordenación para el servicio de la
Iglesia?

Presbíteros: Sí, quiero.

Obispo: ¿Desean permanecer como fieles dispensadores de los


misterios de Dios en la celebración eucarística y en las demás
acciones litúrgicas, y desempeñar fielmente el ministerio de la
predicación como seguidores de Cristo, cabeza y pastor, sin
pretender los bienes temporales, sino movidos únicamente por
el celo de las almas?
Presbíteros: Sí, quiero.

Seguidamente, dirigiéndose al pueblo, el obispo prosigue:

Obispo: Y ahora ustedes, queridos hijos, oren por sus


presbíteros, para que el Señor derrame abundantemente sobre
ellos sus bendiciones; que sean ministros fieles de Cristo Sumo
Sacerdote, y los conduzcan a él, única fuente de salvación.

Presbíteros: Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Obispo: Y recen también por mí, para que sea fiel al ministerio
apostólico confiado a mi humilde persona, y sea imagen, cada
vez más viva y perfecta, de Cristo sacerdote, buen pastor,
maestro y siervo de todos.

Pueblo: Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Obispo: El Señor nos guarde en su caridad y nos conduzca


a todos, pastores y grey, a la vida eterna.

Todos: Amén.

TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE


TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE, MEDIADOR ENTRE
DIOS Y LOS HOMBRES. (BIS)

Dice el Señor a mi señor: “Siéntate a mi derecha,


pondré tus enemigos a tus pies”
El Señor te entrega, desde Sión, el cetro del poder,
diciéndote: “Impera sobre todos tus enemigos”
PRESENTACIÓN DE LOS ÓLEOS

Los ministros designados elevan a la sede y presentan al Obispo


las vasijas con el santo Crisma y los óleos, diciendo cada uno en
voz alta y en su debido momento:

ÓLEO PARA EL SANTO CRISMA


ÓLEO DE LOS ENFERMOS
ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS

Tras haber sido presentadas, se colocan en sus respectivos


lugares, previamente preparados.

No se dice Credo ni oración de los fieles.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Entre tus manos

Entre tus manos está mi vida, Señor.


Entre tus manos pongo mi existir.
Hay que morir, para vivir.

Entre tus manos yo confío mi ser


Si el grano de trigo no muere,
si no muere solo quedará,
pero si muere en abundancia
dará un fruto eterno que no morirá.
Es mi anhelo mi anhelo creciente,
en el surco contigo morir,
y fecunda será la simiente, Señor,
revestida de eterno vivir.

Oración sobre las ofrendas

Te pedimos, Señor, que la eficacia de este sacrificio nos


purifique de la vieja condición de pecado y acreciente en
nosotros la vida nueva y la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO - Prefacio I de las ordenaciones

V/. El Señor esté con ustedes.


R/. Y con tú Espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V/. Demos gracias al
Señor, nuestro Dios. R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación


darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.

Que constituiste a tu Unigénito pontífice de la alianza nueva y


eterna por la unción del Espíritu Santo, y determinaste, en tu
designio salvífico, perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.
Él no solo confiere el honor del sacerdocio real a todo su pueblo
santo, sino también con amor de hermano, elige a hombres de
este pueblo, para que, por la imposición de las manos,
participen de su sagrada misión.

Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención,


preparan a tus hijos el banquete pascual, preceden a tu pueblo
santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con
los sacramentos.

Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti y por la


salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y han
de darte testimonio constante de fidelidad y amor.

Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los


ángeles y con todos los santos, diciendo:

Sanctus Frisina

Sanctus, Sanctus, Sanctus


Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra gloria tua.

Hosanna in excelsis. Hosanna in excelsis


Benedictus qui venit in nomine Domini.
Hosanna in excelsis. Hosanna in excelsis.
PLEGARIA EUCARÍSTICA I - CANON ROMANO

CP: Padre misericordioso, te pedimos humildemente, por


Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas + estos
dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos, ante todo,
por tu Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la
protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo
entero, con tu servidor el papa N., conmigo, indigno siervo tuyo,
y todos los demás obispos que, fieles a la verdad, promueven la
fe católica y apostólica.

C1: Acuérdate, Señor, de tus hijos [N. y N.] y de todos los aquí
reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los
suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este sacrificio de
alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

C2: Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la


memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre
de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, san José; la
de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés,
[Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián] y la de
todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en
todo tu protección.

CP: Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de


toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de
la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos. Todos los
concelebrantes, con las manos extendidas sobre las ofrendas,
dicen a una, pero en voz baja:
CC: Bendice y santifica esta ofrenda, Padre, haciéndola perfecta,
espiritual y digna de ti: que se convierta para nosotros en el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor.

El cual, en la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y


venerables manos, y elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios,
Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo partió y
lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso en


sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo y lo dio
a sus discípulos, diciendo:

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES
Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

CP: Este es el Misterio de la fe

Todos: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección.

¡Ven, Señor Jesús!


CC: Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo,
al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucristo, tu
Hijo, nuestro Señor, de su santa resurrección del lugar de los
muertos y de su admirable ascensión a los cielos, te ofrecemos,
Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has
dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna
y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como


aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán,
nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote
Melquisedec.

Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda


sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por manos de
tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu
Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colmados de gracia
y bendición.

C3: Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.] que nos han
precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el


lugar del consuelo, de la luz y de la paz.

C4: Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu


infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos
apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé,
[Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua,
Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,] y la de todos los santos;
y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino
conforme a tu bondad.
BENDICIÓN DEL ÓLEO DE LOS ENFERMOS

En estos momentos se lleva la vasija del óleo de los enfermos


cerca del altar y la sostienen delante del obispo, quien, mientras
bendice el óleo de los enfermos, dice la siguiente oración:

CP: Señor Dios, Padre de todo consuelo, que has querido sanar
las dolencias de los enfermos por medio de tu Hijo, escucha con
amor la oración de nuestra fe y derrama desde el cielo tu
Espíritu Santo Paráclito sobre este óleo.

Tú que has hecho que el leño verde del olivo produzca aceite
abundante para vigor de nuestro cuerpo, enriquece con tu
bendición + este óleo, para que cuantos sean ungidos con él
sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten
alivio en sus enfermedades y dolores. Que por tu acción, Señor,
este aceite sea para nosotros óleo santo, en nombre de Jesucristo
nuestro Señor.

CP: Por Cristo, Señor nuestro. Por quien sigues creando todos los
bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los
repartes entre nosotros.

CC: Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre omnipotente, en la


unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.

Todos: Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN

Cordero de Dios

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,


Ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros,
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros, ten piedad de nosotros,
Cordero de Dios que quitas, el pecado del mundo,
Danos la paz, danos la paz,

Danos, danos, danos la paz. (Bis)

Oh Dios Eucaristía

Oh Dios, Eucaristía,
Oh Cristo Rey de amor,
a Ti la fe nos guía,
a Ti gloria y honor (Bis)

Cual ciervo a la corriente que sus ardores calma,


así va ansiosa el alma de su ventura en pos,
y encuentra el agua viva que apaga sus anhelos,
en Ti, Pan de los cielos, en Ti, que eres su Dios. (Coro)

De paz y de ventura, Jesús, Hostia Divina,


es fuente cristalina: id almas al altar.
Gustad en Él piadosas, su santo Sacramento.
Él da dicha y contento; Él es nuestro manjar. (Coro)
Triunfal sobre los Andes rendidos a tus plantas,
oh, Cristo en la Hostia Santa por siempre reines Tú
y sean de tu nombre por honda fe alentados,
intrépidos cruzados los hijos del Perú. (Coro)

El Profeta

Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre,


antes que tú nacieras te conocía y te consagré.
Para ser mi profeta de las naciones yo te escogí
"irás donde te envíe y lo que te mande proclamarás".

Tengo que gritar, tengo que arriesgar


¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti, cómo no hablar
si tu voz me quema dentro?

Tengo que andar, tengo que luchar.


¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de ti, cómo no hablar
si tu voz me quema dentro?

No temas arriesgarte porque contigo yo estaré.


No temas anunciarme porque en tu boca yo hablaré.
Te encargo hoy mi pueblo para arrancar y derribar.
Para edificar, destruirás y plantarás.

Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre,


abandona tu casa porque la tierra gritando está.
Nada traigas contigo porque a tu lado yo estaré. Es hora de
luchar porque mi pueblo sufriendo está. (Coro)
Divino Manjar

Son tu cuerpo y tu Sangre, Señor, maravilla y prodigio de amor.


alimento del alma, riqueza sin par, divino manjar (2v).

Eucaristía, divino alimento, celestial sustento para caminar.


Eucaristía, divino alimento, don del Cielo
para el mundo entero. Sacramento, Divino Manjar.

Anunciamos tu muerte, Señor, proclamamos tu resurrección. de


tu altar recibimos la fuerza, el valor para la Misión. (2v).

Sacerdotes, ministros de luz, consagrados por cristo Jesús. asus


manos desciendes al oír su voz, Cordero de Dios. (2v).

En tu seno Jesús se encarnó, Oh, María, Sagrario de Dios. Pura,


Llena de Gracia, Madre Virginal, Reina Celestial. (2v).

Himno del VIII Congreso Eucarístico

Camino y desierto andamos a la tierra Prometida;


vuelva al Señor, tus torrentes a saciarnos de agua viva.

Mi cuerpo es, tomad y comed; mi sangre es, tomad y bebed;


este es el pan de vida este es el pan de fe. (Bis)

Nos pesa nuestros pecados dolores, hambres y guerras;


venga tu paz como llama a morar en nuestras tiendas.

Que todos son mis hermanos, así reza el testamento:


amor a Dios y a los hombres, es el culto verdadero.
Oración después de la Comunión

Concédenos, Dios todopoderoso, que quienes han participado


en tus sacramentos, sean en el mundo buen olor de Cristo. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN DEL ÓLEO


DE LOS CATECÚMENOS

Dicha la oración después de la comunión, el Obispo, de pie y


cara al pueblo, con las manos extendidas, pronuncia la siguiente
bendición sobre el óleo de los Catecúmenos:

CP: SEÑOR Dios, fuerza y defensa de tu pueblo, que has hecho


del aceite un símbolo de vigor, dígnate bendecir + este óleo y
concede tu fortaleza a los catecúmenos que han de ser ungidos
con él, para que, al aumentar en ellos el conocimiento de las
realidades divinas y la valentía en el combate de la fe, vivan más
hondamente el evangelio de Cristo, emprendan animosos la
tarea cristiana, y, admitidos entre tus hijos de adopción, gocen
de la alegría de sentirse renacidos y de formar parte de la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/. Amén.
CONSAGRACIÓN DEL CRISMA

Seguidamente, el Obispo, sopla sobre la boca de la vasija del


Santo Crisma y con las manos extendidas pronuncia la siguiente
oración de Consagración:

CP: SEÑOR Dios, autor de todo crecimiento y de todo progreso


espiritual: recibe complacido la acción de gracias que
gozosamente, por nuestro medio, te dirige la Iglesia.

Al principio del mundo, tú mandaste que de la tierra brotasen


árboles que dieran fruto, y entre ellos, el olivo que ahora nos
suministra el aceite con el que hemos preparado el santo crisma.

Ya David, en los tiempos antiguos, previendo con espíritu


profético los sacramentos que tu amor instituiría en favor de los
hombres, nos invitaba a ungir nuestros rostros con óleo en señal
de alegría.

También, cuando en los días del diluvio las aguas purificaron de


pecado la tierra, una paloma, signo de la gracia futura, anunció
con un ramo de olivo la restauración de la paz entre los
hombres.

Y en los últimos tiempos, el símbolo de la unción alcanzó su


plenitud: después de que el agua bautismal lava los pecados, el
óleo santo consagra nuestros cuerpos y da paz y alegría a
nuestros rostros. Por eso, Señor, tú mandaste a tu siervo Moisés
que, tras purificar en el agua a su hermano Aarón, lo consagrase
sacerdote con la unción de este óleo.

Todavía alcanzó la unción mayor grandeza cuando tu Hijo,


nuestro Señor Jesucristo, después de ser bautizado por Juan en el
Jordán, recibió el Espíritu Santo en forma de paloma y se oyó tu
voz declarando que él era tu Hijo, el Amado, en quien te
complacías plenamente.

De este modo se hizo manifiesto que David ya hablaba de Cristo


cuando dijo: “El Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de
júbilo entre todos tus compañeros”.

Todos los concelebrantes, en silencio, extienden la mano


derecha hacia el crisma, y la mantienen así hasta el final de la
oración.

A la vista de tantas maravillas, te pedimos, Señor, que te dignes


santificar con tu bendición + este óleo y que, con la
cooperación de Cristo, tu Hijo, de cuyo nombre le viene a este
óleo el nombre de crisma, infundas en él la fuerza del Espíritu
Santo con la que ungiste a sacerdotes, reyes, profetas y mártires,
y hagas que este crisma sea sacramento de la plenitud de la vida
cristiana para todos los que van a ser renovados por el baño
espiritual del bautismo; haz que los consagrados por esta
unción, vivan según su condición de reyes, sacerdotes y
profetas, y que este óleo sea para cuantos renazcan del agua y
del Espíritu Santo, crisma de salvación, les haga partícipes de la
vida eterna y herederos de la gloria celestial. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

R/. Amén.
BENDICIÓN FINAL

Obispo: El Señor esté con ustedes.


R/. Y con tu Espíritu.

Obispo: Bendito sea el nombre del Señor.


R/. Ahora y por siempre.

Obispo: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.


R/. Que hizo el cielo y la tierra.

Obispo: Y la bendición de Dios Todopoderoso + Padre, Hijo y


Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
R/. Amén.

Tú Reinarás

Tú reinarás, este es el grito que ardiente exhala nuestra fe.


Tú reinarás, Oh Rey bendito, pues Tú dijiste: “Reinaré”
Reine Jesús por siempre, Reine su corazón,
en nuestra Patria, en nuestro suelo,
que es de María la Nación. (bis)

Tú reinarás, dulce esperanza que el alma llena de placer


habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier.

Tú reinarás, dichosa era, dichoso pueblo con tal Rey


será tu Cruz nuestra bandera tu amor será la única ley.

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