Resúmenes TEMA 3 - NUEVOS
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La guerra de Granada
El matrimonio entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (1469) conducirá a la unión de ambas coronas (Monarquía
Hispánica).
Tras la muerte de Enrique IV en 1474 se inicia la guerra de sucesión castellana entre Isabel y Juana “la Beltraneja”. El
Tratado de Alcaçovas (1479) reconoce a Isabel como reina. La unión dinástica supone que cada reino mantienes sus leyes,
instituciones y Cortes propias. Castilla tuvo la hegemonía, por disponer de un sistema político más centralizado y autoritario.
Los Reyes Católicos construyeron un Estado Moderno bajo una monarquía autoritaria. Para ello, fortalecen el Consejo Real de
Castilla, quedando las Cortes limitadas a la aprobación de impuestos. Chancillerías y Audiencias imparten justicia. La
administración territorial se deja en manos de los virreyes, mientras los corregidores representan a la monarquía en las
ciudades. Para garantizar el orden se crea la Santa Hermandad (1476). Además, organizan un ejército profesional y un cuerpo
diplomático, claves en su política exterior. Para lograr la uniformidad religiosa, crearon el Tribunal de la Inquisición (1478) y
decretaron la expulsión de los judíos (1492).
La Guerra de Granada (1482-1492) unificó territorialmente la península. Se inicia aprovechando la crisis interna del reino nazarí,
pero se alarga por la dificultad de tomar sus plazas fortificadas. El 1 de enero de 1492 tiene lugar la rendición de Granada por
Boabdil. El reino se incorpora a Castilla y se fuerza a la conversión de sus habitantes (moriscos).
Avanzado el siglo XVI Hernán Cortés conquista México (1519-1521), tras derrotar al Imperio azteca y Francisco Pizarro
somete al Imperio inca y conquista Perú (1527-1533). Posteriormente se alcanzarán tierras más alejadas (Norteamérica, Chile,
Amazonía o el Río de la Plata).
Tras ello se inicia la colonización y evangelización. La administración se centralizó en España mediante la Casa de
Contratación de Sevilla (1503), que supervisaba el tránsito de mercancías y pasajeros, y el Consejo de Indias (1524),
encargado del gobierno. En América se crearon virreinatos (Nueva España -1535- y Perú -1542-), gobernaciones, capitanías
generales, audiencias y cabildos.
La colonización conllevó sistemas de explotación indígena (repartimientos, encomienda y mita), aunque la Corona promulgó
leyes para proteger a los nativos. Esto no evitó la catástrofe demográfica provocada por las epidemias. Tras la conquista, España
se convierte en primera potencia mundial (afluencia de metales preciosos y nuevos productos como el cacao, maíz o el tabaco).
La cultura y la lengua española se impusieron sobre las amerindias.
Llegó como un rey extranjero y autoritario, lo que provocó conflictos internos como la Guerra de las Comunidades de Castilla
(1520-1522), que termina con la derrota comunera en la Batalla de Villalar (1521), y la Rebelión de las Germanías (1519-1523)
de Valencia, también sofocada. Su política exterior, orientada a construir una “monarquía universal cristiana”, desató guerras
contra: Francia, por el dominio de Milán, que termina con la victoria de Carlos en Pavía (1525); los turcos, lográndose la
conquista de Túnez (1535); los protestantes alemanes, a quienes derrota en la Batalla de Mülhberg (1547) antes de acordar
la Paz de Augsburgo (1555).
Carlos I abdica en su hijo Felipe II (1556-1598), quien basa su gobierno en un sistema de consejos con capital en Madrid. Tuvo
que afrontar problemas internos, como la Rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568-71) o las Alteraciones de Aragón
(1591), producto de su autoritarismo. En el exterior, tratará de mantener la hegemonía y defender el catolicismo, lo que le enfrenta
con: Francia, a la que vence en San Quintín (1557), alcanzando la paz de Cateau-Cambresis (1559); los turcos, vencidos en
Lepanto (1571); los rebeldes calvinistas de los Países Bajos (1568-1648); Inglaterra, que derrota a la Armada Invencible
(1588). En 1580, Felipe II es proclamado rey de Portugal en las Cortes de Tomar.
3.4. Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.
Los “Austrias menores” van a delegar el gobierno en validos, que deciden por medio de juntas, lo que genera corrupción. Se
inicia la decadencia española.
Felipe III (1598-1621) confió el poder al Duque de Lerma, cuya principal decisión interior fue la expulsión de los moriscos
(1609). Su política exterior “pacifista” lleva a firmar el Tratado de Londres (1604) con Inglaterra y la Tregua de los Doce Años
(1609) con los holandeses. Lerma es apartado en 1618 por corrupción.
Felipe IV (1621-1665) gobernó junto al Conde-duque de Olivares, quien realizó una política interior reformista para erradicar la
corrupción, sanear la hacienda y centralizar la monarquía (Unión de Armas -1626-). El malestar de su política generó la crisis de
1640, con focos en Cataluña (Corpus de Sangre y adhesión a Francia hasta 1652) y Portugal, que inicia su independencia. Su
política exterior está marcada por el apoyo en la Guerra de los Treinta Años al emperador Habsburgo. La entrada de Francia
provoca importantes derrotas (Rocroi -1643-). En la Paz de Westfalia (1648) se reconoce la independencia de las Provincias
Unidas mientras en la de los Pirineos (1659) se entrega a Francia el Rosellón y la Cerdaña, poniendo fin a la hegemonía
española.
Carlos II (1665-1700) es el último Habsburgo español. Tras la regencia de su madre Mariana de Austria, asume el trono en 1675.
Sus limitaciones obligan a delegar en validos como Juan José de Austria. A nivel interior, iniciará reformas económicas. La
política exterior está marcada por nuevas pérdidas territoriales. Al no tener descendencia, se iniciará el conflicto sucesorio.
La economía creció en los inicios del siglo XVI gracias a la colonización de América y la llegada de metales preciosos, que
aumentó los ingresos de la hacienda, pero también los precios (inflación), empobreciendo al pueblo llano. El siglo XVII fue de
crisis profunda, por las malas cosechas y la caída de los ingresos americanos. El aumento de impuestos y las devaluaciones
monetarias hundieron a la artesanía.
La cultura española del siglo XVI está bajo la influencia del Humanismo y el Renacimiento. En literatura destacó la novela
picaresca (El Lazarillo) y la poesía (Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz). En pintura sobresale El
Greco, en escultura Berruguete y en arquitectura Juan de Herrera (El Escorial). El XVII fue el de mayor esplendor ( Siglo de Oro).
En literatura destacan Cervantes, Quevedo, Góngora, Lope de Vega y Calderón de la Barca. El arte barroco deja a pintores como
Velázquez, Ribera, Zurbarán y Murillo, arquitectos como Gómez de Mora y escultores como Gregorio Fernández.
Al morir Carlos II sin descendencia y dejar como heredero a Felipe de Borbón, se inicia el pleito sucesorio con el Archiduque
Carlos de Habsburgo.
La Guerra de Sucesión Española (1700-1713) fue un conflicto europeo, al enfrentarse el bando borbónico a una coalición
(Austria, Holanda, Gran Bretaña, etc.). También fue una guerra civil, con Castilla apoyando al candidato francés y los territorios
aragoneses (recelosos del centralismo borbónico) al Habsburgo. La contienda estuvo igualada y en 1711, los ingleses presionan
para alcanzar la paz, al ser el archiduque elegido emperador de Alemania. En la Paz de Utrecht (1713-1715), Felipe es
reconocido como rey a cambio de importantes cesiones territoriales (Países Bajos y dominios italianos para Austria y Saboya;
Menorca y Gibraltar para los británicos) y comerciales (Gran Bretaña obtiene el “Asiento de negros” y el “Navío de permiso”).
Felipe V (1700-1746) trata de recuperar los territorios perdidos aliándose con Francia (“Pactos de Familia”). Con el Primer Pacto
de Familia (1733) recuperar Nápoles y Sicilia, dejando como rey a su hijo Carlos. Con el Segundo (1743) se conquista el
ducado de Parma. Tras la época de neutralidad y rearme naval de Fernando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788) firma el
Tercer Pacto de Familia (1761), involucrando a España en la Guerra de los Siete Años (se pierde Florida) y en la de
Independencia Americana. Esta termina con el Tratado de París (1783), en el que se recuperan Menorca y Florida.
3.7 La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de
las reformas
Los Borbones reorganizaron el Estado, para crear una monarquía absolutista y centralizada, siguiendo el modelo francés. El
primer paso fueron los Decretos de Nueva Planta (1707-1716), que suprimen los fueros de Aragón, Valencia, Mallorca y
Cataluña, manteniéndose los vascos y navarros.
Para fortalecer el poder real y modernizar la administración, se desarrollan importantes reformas, iniciadas durante los reinados de
Felipe V (1700-1746) y Fernando VI (1746-1759). En la administración central los Consejos son sustituidos por las Secretarías
de Estado y del Despacho. La estructura territorial se modifica, creándose el sistema provincial, con tres funciones: judicial
(Audiencias provinciales); militar (Capitanías Generales); civil y económica (Intendentes). En la hacienda se crea una única
contribución (Catastro de Ensenada -1749-), aunque fracasa en su aplicación. En el ejército se sustituyen los tercios por
regimientos y se refuerza la Armada mediante un programa de construcción naval dirigido por el marqués de la Ensenada. En
materia religiosa, se firmó el Concordato con la Santa Sede (1753).
Carlos III (1759-1788) practicó el “despotismo ilustrado”. Inicialmente encontró una fuerte oposición, estallando el Motín de
Esquilache (1766) debido a la liberalización del precio del trigo y una serie de disposiciones en la vestimenta . Posteriormente se
rodeó de ilustrados españoles (Jovellanos, Aranda o Floridablanca), y se tomaron importantes medidas como la expulsión de los
jesuitas (1767), siguiendo la doctrina regalista, así como la mejora y embellecimiento de Madrid (alcantarillado y alumbrado
público, Puerta de Alcalá, Cibeles o Neptuno).
Se reorganizaron los territorios americanos, con la creación de dos nuevos Virreinatos (Nueva Granada y Río de la Plata), que
se añaden a los ya existentes de la Nueva España y Perú. Se crearon también cuatro Capitanías Generales (Cuba, Guatemala,
Venezuela y Chile) y se implantaron Intendencias, al igual que en España, para mejorar la recaudación y gestión económica.
Las reformas económicas permitieron un aumento de los beneficios coloniales. Carlos III promovió la liberalización del sistema
comercial al promulgar los Decretos de Libre Comercio (1765), que abrían el tránsito a numerosos puertos españoles y suprimir
el sistema de flotas y la Casa de Contratación, situada entonces en Cádiz. Para favorecer los intercambios con América se
promovió la creación de compañías comerciales (como la Compañía Guipuzcoana de Caracas), que obtienen el monopolio del
comercio de ciertos productos o en determinados territorios.
Las reformas militares permitieron aumentar el número de efectivos a través del servicio militar obligatorio. También se reforzó la
Marina de guerra, se crearon astilleros (como el Real Astillero de La Habana) y fortificaciones costeras.
Estas reformas provocaron un periodo de prosperidad en América, que conoció un aumento de población (de 11 a 16 millones),
así como una mejora de la recaudación y de la defensa del territorio frente al expansionismo británico.
La economía mejoró gracias a las reformas. La agricultura aumentó la productividad, con la introducción de cultivos americanos
(maíz y patata), la construcción de canales (Canal de Castilla), la colonización de zonas despobladas como Sierra Morena, la
liberalización del precio del trigo y la limitación de los privilegios de la Mesta. Las reformas no resolvieron el problema de la
propiedad de la tierra. Las manufacturas aumentaron su producción con la creación de las Reales Fábricas, las medidas
proteccionistas y las leyes de Carlos III para dignificar los trabajos manuales. El comercio y las finanzas se beneficiaron de la
creación del Banco de San Carlos (1782).
La cultura está dominada por la Ilustración, que llega desde Europa y se basa en el predominio de la razón. Tuvo menos peso
en España por su escasa burguesía y el inmovilismo de clero y nobleza. Su difusión se produce a través de las Sociedades
Económicas de Amigos del País, las gacetas y las tertulias. Sus figuras principales fueron Jovellanos, Mutis y Moratín.
Carlos III fue un déspota ilustrado que impulsó una reforma cultural basada en la creación de Reales Academias (Lengua,
Historia o Bellas Artes) e instituciones científicas (Gabinete de Historia Natural).